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TEMA 10:SUBLEVACIÓN MILITAR Y GUERRA CIVIL (1936-1939).

DIMENSIÓN POLÍTICA E INTERNACIONAL DEL CONFLICTO.


EVOLUCIÓN DE LAS DOS ZONAS. CONSECUENCIAS DE LA GUERRA.

1- EL GOLPE DE ESTADO DE JULIO DEL 36.


Los planes para derribar a la República se iniciaron en el
momento de conocerse los resultados de las elecciones de
febrero del 36 que dieron el triunfo al Frente Popular. La
preparación del golpe de Estado de julio de 1936 estaba
siendo organizado y dirigido por el general Emilio Mola, que
estaba en Pamplona. El general Sanjurjo, en el exilio, era la
persona designada por los conspiradores para presidir el
Directorio militar que se crearía tras el pronunciamiento; sin embargo, falleció al principio de la
sublevación en un accidente aéreo. También colaboraban el general Manuel Goded, el general
Gonzalo Queipo de Llano y el general Cabanellas. La participación del general Franco en la
sublevación no estuvo clara hasta el final. No se pensó en la posibilidad de una guerra civil ya que se
preveía una actuación rápida para conseguir el triunfo en Madrid y posteriormente establecer un
régimen dictatorial similar al de Primo de Rivera.

La trama golpista estaba acompañada de una serie de atentados llevados a cabo por pistoleros
falangistas con la intención de desestabilizar el régimen y de crear un clima de alarma social. Como
consecuencia, José Antonio Primo de Rivera fue encarcelado y su partido prohibido. Muchos
militantes de izquierda se tomaron la justicia por su mano y respondieron a los atentados con
represalias. En este contexto se produjo, en julio, el asesinato de José Castillo, socialista y teniente de
la Guardia de Asalto. Al día siguiente, sus compañeros acudieron al domicilio de Calvo Sotelo
(diputado y líder del partido Bloque Nacional) y lo asesinaron.

Es imposible que el gobierno ignorase que se estaba preparando un golpe de Estado, cuando
incluso la prensa hablaba de ello. La realidad es que tomó algunas medidas para evitarlo pero no
las suficientes. Entre ellas:
- Los mandos militares superiores se confiaron a personas que se pensaba fieles a la República. En
África, cuyo ejército fue uno de los elementos más importantes de los sublevados, los altos
mandos eran fieles al régimen. Las fuerzas de orden público, en las grandes ciudades, fueron
puestas, también, bajo el mando de autoridades adictas a la República.
- Diversos militares sospechosos habían sido trasladados a puestos donde su actuación sería menos
peligrosa: Goded a Baleares, Franco a Canarias, Mola a Pamplona.

La sublevación se inició en Marruecos, el 17 de julio, donde se encontraba la mayor y


mejor preparada guarnición del ejército español dirigida por el general Yagüe. Los generales fieles
a la República y el alto comisario en Marruecos fueron fusilados. Dos días más tarde asumió el
mando el general Franco, que se había sublevado en Canarias y se había trasladado a Marruecos
en un avión inglés (Dragón Rapide) alquilado por conspiradores monárquicos. A partir del 18 de
julio el alzamiento se extendió a la Península.

Los conspiradores se proponían derribar el régimen republicano, tomando con rapidez las principales
ciudades, pero el fracaso inicial de los mismos y la incapacidad del Gobierno para derrotarlos, pues durante
las primeras horas no supo prever la magnitud de la sublevación, ya que esperaba un estallido similar al de

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agosto de 1932 (Sanjurjada) que se hundiría por su propia debilidad, convirtieron el golpe militar en una
larga y sangrienta guerra civil que finalizaría el 1 de abril de 1939.

2- DIVISIÓN GEOGRÁFICA DE ESPAÑA


Los sublevados consiguieron la victoria en
Navarra, Castilla la Vieja, en las tres capitales de
provincia de Aragón, Oviedo (el resto de Asturias
quedaba en manos de los republicanos), Galicia, en la
Andalucía occidental (Cádiz, Huelva, Sevilla y las
capitales de Granada y Córdoba), en las Baleares,
excepto en Menorca y en las Canarias. Es decir las
principales zonas rurales.

La zona leal al Gobierno de la República quedó


dividida en dos: por un lado, la mayoría de las ciudades
y núcleos industriales del norte (cornisa cantábrica y
País Vasco, excepto Álava) y por otro, Cataluña,
Valencia, Castilla- La Mancha con Madrid, Murcia,
parte oriental de Andalucía y parte de Extremadura.

En Madrid la conspiración estuvo muy mal organizada y los Entrega de armas a la población civil de Madrid por el
sublevados quedaron encerrados en sus cuarteles sin decidirse a gobierno de la República el 18 de julio de 1936
salir, con lo que acabaron bloqueados por las fuerzas fieles al Gobierno y
las milicias populares. Dentro del cuartel de la Montaña, el general Fanjul
fue incapaz de decidirse ya que esperaba refuerzos que nunca llegaron. La
multitud asaltó el cuartel asesinando a algunos oficiales, mientras otros se
suicidaban y Fanjul era detenido. En Barcelona, el general Fernández
Burriel se mostró a favor del alzamiento y mandó a sus hombres que
salieran a la calle, pero las fuerzas de orden público les cerraron el paso. El
general Goded, que había triunfado en Palma de Mallorca, se dirigió hacia
la capital catalana, pero fue apresado y fracasó.

3- LOS APOYOS A LA SUBLEVACIÓN Y LA MOVILIZACIÓN POPULAR EN


DEFENSA DE LA REPÚBLICA

LOS SUBLEVADOS CONTARON CON LOS SIGUIENTES APOYOS :


Entre las Fuerzas Políticas: Falangistas, carlistas, monárquicos alfonsinos, la mayoría de la CEDA
y parte de la Lliga Catalana. Socialmente pertenecen a los grupos tradicionalmente dominantes
(grandes latifundistas y alta burguesía) que impulsaron y financiaron el golpe, pues temían perder el
control económico y político a causa de las reformas frente-populistas. Otros sectores sociales que
apoyaron a los militares sublevados fueron los pequeños propietarios agrarios castellanos y casi
todos los católicos. La Iglesia: El clero católico español prestó decidido apoyo ideológico y
propagandístico a los militares sublevados. Bendijo al bando antirrepublicano y realizó una auténtica
apología doctrinal de los sublevados, denominados “hijos de Dios”, exaltando a Franco como
Caudillo providencial e “instrumento de los planes de Dios”. (Los obispos legitimaron el golpe
militar convirtiéndolo en una necesaria rebelión “contra la tiranía de los sin Dios” y justificaron el
conflicto calificándolo de Santa Cruzada para “salvar la civilización cristiana” y la religión
amenazadas por los enemigos “comunistas y anarquistas que querían acabar con Dios y gozaban con
el asesinato y destrucción”). Se presentó al bando republicano satanizado y condenado como la

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encarnación de las fuerzas del Mal, bárbaros, antipatriotas e “hijos de Caín”. Dentro de las fuerzas
armadas, la mayor parte de los oficiales y la totalidad de las fuerzas acuarteladas en Marruecos se
unieron al alzamiento, mientras que algo más de la mitad de los efectivos del ejército en la Península
permaneció leal al gobierno republicano.

EN DEFENSA DE LA REPÚBLICA: El proletariado urbano, los jornaleros y la pequeña


burguesía progresista integraron la resistencia popular a la sublevación. El gobierno, tras unos días
de indecisión, entregó armas a las organizaciones sindicales y a los partidos proletarios, que
formaron unidades de combate compuestas por voluntarios civiles denominadas “Milicias”. Con
estas fuerzas se frenó la insurrección militar durante las primeras semanas de guerra. También
permanecieron fieles la mitad de los efectivos del ejército de la Península (principalmente el cuerpo
de marina) y la mitad de los efectivos de la Guardia Civil y el 70% del cuerpo de Guardias de Asalto.
Las fuerzas políticas y sindicales de izquierdas (CNT, PCE, PSOE-UGT, POUM), partidos
progresistas democráticos, partidos nacionalistas y partidos republicanos .

4- INTERVENCIÓN INTERNACIONAL EN LAS DOS ZONAS.


Al principio de la guerra, ambos bandos buscaron ayuda en el exterior. Sin embargo, en
septiembre de 1936, se alcanzó un compromiso internacional para evitar la participación de otros
países en la Guerra Civil y prohibir la venta de material bélico a los bandos en lucha. Para ello, se
creó el Comité de No Intervención en el que estaban casi todos los países europeos. Este acuerdo
perjudicó claramente a la República y no fue respetado por Alemania, Italia y la URSS.

Los sublevados recibieron la ayuda de Italia, Alemania y Portugal y la amistosa


neutralidad de los intereses británicos y estadounidenses en la
Península. Hitler envió inmediatamente material bélico y aviones,
indispensables para el transporte del ejército desde África hasta la
Península. A lo largo de los tres años de guerra, los alemanes
mandaron tropas de combate y aviones (Legión Cóndor). Los
motivos de Hitler para prestar ayuda a los sublevados fueron:
Obtener minerales y materias primas de España y debilitar a Francia,
ya que el Gobierno republicano era profrancés, además de utilizar
España como campo de entrenamiento para su nuevo armamento.
Mussolini también colaboró con los sublevados enviando tanques,
cañones, aviones, municiones, combustible y tropas. Mussolini
prefería tener otro aliado de corte fascista en el Mediterráneo. Todo
esto se pagó al final de la guerra con materias primas, minerales
como hierro y wolframio y divisas. La Texaco suministró gasolina a crédito, hasta el término de la
guerra, a los sublevados.

El bando republicano solicitó ayuda a Francia y Gran Bretaña, pero el Gobierno


conservador británico se negó para evitar tensiones con la Alemania de Hitler y se apresuró a
organizar el Comité de no Intervención. Las compañías petroleras de Gibraltar, de capital
estadounidense, se negaron a vender combustible a la República. Uno de los primeros actos de
José Giral fue telegrafiar a León Blum, jefe de Gobierno francés, para solicitar ayuda. Pero éste se
dio cuenta que el Gobierno británico simpatizaba con los sublevados y decidió no enviar la ayuda
requerida. Así, el Gobierno francés estaba virtualmente paralizado por la amenaza alemana en su
frontera y por las presiones británicas.
Al no encontrar ayuda ante las potencias democráticas, el gobierno republicano entró en
contacto con la URSS, país con el que no tenía relaciones diplomáticas. Stalin envió aviones y

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carros de combate para compensar la ayuda de Alemania e Italia a los sublevados y desviar la
atención de las potencias fascistas del área centro-oriental de Europa. Esta ayuda fue pagada con el
oro del Banco de España. Tan sólo un país reaccionó sin temor y con gran generosidad en su
ayuda a la República: México. Desde el principio envió armas y
víveres y aceptó las pesetas como pago, negándose a aceptar las
presiones británicas. Al mismo tiempo, su embajada en Madrid,
dio refugio a sacerdotes y conservadores que corrían peligro.

La ayuda humana a la
República le llegó a través
de las Brigadas
Internacionales: Unos
60.000 hombres de treinta
países, sin experiencia
militar en la mayoría de
los casos, pero disciplinados, que llegaron a España para
luchar contra el fascismo que se iba extendiendo por
Europa. Estos jóvenes eran comunistas, socialistas y
liberales que veían la guerra española como una grave
cuestión de política internacional. Su intervención ayudó a
detener al ejército sublevado a las puertas de Madrid, en el
otoño de 1936. Fueron retirados de España a finales de 1938 y murieron unos 18000.

5- ORGANIZACIÓN POLÍTICA EN LAS DOS ZONAS

- EN LA ZONA REPUBLICANA:
El levantamiento militar provocó en la zona republicana un profundo proceso revolucionario.
Casares Quiroga dimitió y fue sucedido por José Giral (de Izquierda Republicana), que fue
incapaz de imponer su autoridad ante el surgimiento espontáneo de nuevos centros de poder
revolucionario de carácter local, los comités revolucionarios populares, dirigidos en algunos
casos por anarquistas, socialistas o comunistas, que tomaron las decisiones políticas, económicas y
militares por su cuenta. Por lo que, desde el principio, el bando republicano careció de unidad
política y, con el tiempo, las divisiones internas entre los distintos partidos políticos y fuerzas
sindicales se acentuaron. (Anarquistas y comunistas se enfrentaron con las armas, en Barcelona, en
mayo de 1937).

Los anarquistas pensaban que debían ir unidos la victoria en


la guerra y el proceso revolucionario. Por este motivo, impulsaron la
colectivización de la tierra, por medio de la cual la comunidad local
explotara la tierra repartiendo los beneficios y excedentes agrarios de
acuerdo con el trabajo realizado por cada individuo y según sus
necesidades familiares. Muchas fábricas pasaron a ser controladas
por comités sindicales, paralizándose su producción. Esto perjudicó
el abastecimiento de la zona republicana en su conjunto.

Por le contrario, los comunistas y socialistas consideraban


que el desarrollo de la revolución impedía una lucha eficaz y preferían aplazar el proceso
revolucionario hasta la derrota de los sublevados.

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A principios de septiembre de 1936 los ejércitos rebeldes se encontraban a las puertas de
Madrid. El gobierno fue ocupado por el socialista Francisco Largo Caballero en el que estaban
representados también los comunistas. Los anarquistas fueron también invitados a participar en
dicho gobierno pero fieles a sus principios se negaron a formar parte de él. Sin embargo, antes de
fin de mes sus representantes en Cataluña accedieron a formar parte del gobierno de la Generalitat.

A finales de octubre los ejércitos del general Franco se acercaban a Madrid. El gobierno de
Largo Caballero fue reformado. Los anarquistas accedieron ahora a entrar también en el gobierno
central. Cuatro anarquistas fueron nombrados ministros en ese gabinete. De entre ellos destaca
Federica Montseny (Sanidad), primera ministra de la historia de la política española.

El PCE, gracias al respaldo de la URSS, fue incrementando su influencia,


situando a sus hombres en puestos claves e imponiendo así sus decisiones
militares, ideológicas y políticas en la zona republicana e iniciando unas purgas
contra otros grupos comunistas que no seguían las directrices de Moscú y
enfrentándose directamente con los anarquistas, a los que van sustituyendo en
influencia. Esta influencia aumentó con la llegada a la Presidencia de Gobierno,
en mayo de 1937, del socialista Juan Negrín que compartía las tesis comunistas y
destituyó a los ministros anarquistas. Una de las
figuras más destacadas del PCE sería Dolores
Ibárruri “Pasionaria” que se dedicó a animar a los combatientes a
resistir a toda costa. (Suya es la frase “NO PASARÁN”).

La falta de unidad de mando impidió una dirección ordenada y


eficiente tanto en las operaciones militares, como del esfuerzo
económico para la victoria. Esta sería una de las causas de la derrota
republicana junto con la menor ayuda exterior recibida.

EN LA ZONA SUBLEVADA: Al principio, los sublevados no tenían un proyecto político


definido en cuanto al régimen que iban a establecer. La dirección quedó en manos de un mando
colegiado de generales que recibió el nombre de Junta de Defensa Nacional creada en Burgos el
24 de julio y presidida por el general Miguel Cabanellas. Sin embargo, a partir de septiembre se
hizo estrictamente necesario el nombrar a un jefe supremo que coordinara la sublevación. Es
entonces cuando aparece la figura del general Francisco Franco.

Francisco Franco inició su participación en el golpe con mucha


cautela pero en los meses que siguieron se convirtió en uno de los
principales aspirantes a ocupar el poder supremo del bando nacional
debido a sus espectaculares éxitos militares al frente del ejército de África
durante las primeras semanas de la guerra; su astucia para entablar
contactos y obtener ayuda de italianos y alemanes; la falta de rivales, pues
otros generales de prestigio como Sanjurjo, Goded y Fanjul, murieron al
principio de la guerra. Por tanto, el 21 de septiembre de 1936 se propuso
que Franco asumiera el poder absoluto. Miguel Cabanellas se abstuvo
probablemente porque sabía que si se le daba el poder a Franco ya no lo
soltaría hasta su muerte. La decisión quedó postergada al día 28 del mismo
mes y finalmente Franco fue elegido Jefe del Estado "mientras durase la guerra”.

Los objetivos inmediatos de los sublevados eran desmontar el sistema parlamentario de-

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mocrático, defender los intereses socioeconómicos de los grupos que apoyaban el alzamiento y
construir un nuevo Estado autoritario que seguiría el modelo del régimen fascista italiano. Así, las
primeras iniciativas de los sublevados fueron:
a) Anulación de la Ley Agraria, mediante la devolución de todas las fincas expropiadas a sus
antiguos propietarios y la expulsión de todos los campesinos.
b) Prohibición de todos los partidos políticos y agrupaciones sindicales.
c) Formación, en abril de 1937, de un partido único, sometido al Estado, Falange Española
Tradicionalista y de las JONS, al frente de la cual se situó Franco, que así reforzó aún más su
autoridad. Los pocos dirigentes carlistas como Fal Conde o falangistas como Manuel Hedilla, que
se resistieron, fueron apartados o encarcelados.
d) Supresión del derecho de huelga, en marzo de 1938.
e) Anulación de la libertad de expresión y establecimiento de la censura sobre todo tipo de
publicaciones escritas, en abril de 1938.
f) Abolición de los estatutos de autonomía, en abril de 1938.

6- ETAPAS DE LA GUERRA
En la guerra se sucedieron varias etapas cuya evolución estuvo ligada a la iniciativa de los
sublevados:

1-Desde julio de 1936 hasta marzo de 1937: La toma de Madrid se convirtió en el objetivo
principal de los sublevados, por lo que las tropas sublevadas
avanzaron hacia Madrid desde el norte –a las órdenes del general
Mola_ y desde el sur- a las órdenes de Franco.

En el frente sur el general Franco, que se había trasladado


desde Canarias a Marruecos, se puso al frente del ejército de África
(el mejor preparado y entrenado), cuyos efectivos eran unos 50.000
hombres, entre legionarios y regulares. Cruzaron el Estrecho en
aviones alemanes y tras unirse a los sublevados en Andalucía,
dirigidos por Queipo de Llano, avanzaron a través de Extremadura
sin que el Gobierno republicano pudiera detenerlos. Así, tomaron
Badajoz, Talavera y Toledo, uniendo las dos zonas de la península que dominaban los sublevados.

En el frente norte las fuerzas sublevadas avanzaron hacia


Madrid dirigidas por el general Mola, tomando Irún y poco
después San Sebastián (septiembre 1936) sin lucha alguna.

Cerca de Madrid, el avance de Mola fue detenido en Guadarra-


ma, lo que supuso un grave revés para los insurrectos, que con-
sideraban esencial su conquista. Los republicanos jugaban con
ventaja en estos encuentros porque la cercanía de Madrid les
daba una superioridad logística clave para el mantenimiento de
la defensa. Los combates aéreos fueron poco importantes porque aunque la República tenía supe-
rioridad aérea, sus aparatos, la mayoría anticuados o inservibles no inclinaban la balanza de modo
decisivo a su causa. Las columnas que defendían Madrid habían sido organizadas como las de Bar-
celona, cada milicia obedecía las órdenes del partido o sindicato que las había creado.

El Gobierno republicano se trasladó a Valencia, convencido de que Madrid no podría resis-


tir. La resistencia de la capital fue dirigida por una Junta de Defensa, presidida por el general

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Miaja que contaba con la colaboración del comandante Rojo como estratega. Pronto, contó con la
ayuda de las Brigadas Internacionales y de armamento soviético.

El ejército republicano rechazó un ataque contra la ciudad por el oeste, en la Ciudad Uni-
versitaria, donde murió Durruti (líder anarquista). Al no lograr tomar la ciudad, Franco decidió po-
ner en marcha una operación para rodearla, en la que se sucedieron tres batallas, dentro de lo que
se conoce como la Batalla de Madrid:
- La batalla de la carretera de La Coruña (enero de 1937), para cortar la comunicación de Ma-
drid con la sierra.
- La batalla del Jarama (febrero de 1937), en la que las tropas franquistas atacaron la carretera de
Valencia por el sur.
- La batalla de Guadalajara (marzo de 1937), las tropas italianas atacaron por el nordeste y ter-
minó con su derrota y un gran número de muertos en sus filas.

En las tres batallas el triunfo fue para los republicanos. Franco no consigue su objetivo.

En el sur de España, los sublevados tomaron Málaga en febrero de 1937, operación en la que
también participaron las fuerzas italianas. La caída de esta ciudad hizo evidente el fracaso del mo-
delo de guerra llevado a acabo por los republicanos y basado en milicias desorganizadas, defendi-
do por los anarquistas. Se vio la necesidad de crear un ejército disciplinado, idea defendida por
los comunistas y los militares profesionales. Dicho ejército sería organizado por Largo Caballero.

2-Desde marzo de 1937 hasta marzo de 1938: En esta etapa Franco cambió su estrategia y
decidió atacar el territorio republicano del norte, rico en industrias y minerías. Esta zona estaba
aislada y la coordinación entre el gobierno vasco y el Ministerio
de la Guerra republicano era inexistente.

Las tropas de Franco conquistaron Bilbao en junio de 1937 por


lo que las industrias pasaron a su poder. Posteriormente, cayeron
Santander (agosto 1937) y, por último, Asturias (octubre 1937).

Al mismo tiempo, comenzaron los ataques y bombardeos


aéreos contra la población civil en Valencia, Madrid y

Barcelona. También resultó


completamente destruida por la aviación
alemana (Legión Cóndor) la ciudad
vizcaína de Guernica, un objetivo carente
de interés militar, pero muy simbólico para
los vascos (murieron unos 2000 civiles), y
Almería sería bombardeada por la flota
alemana.
El Guernica de Picasso, pintado en 1937

El ejército republicano llevó a cabo


varias ofensivas para detener el avance
franquista desde el norte. Así ocurrió en la batalla de Brunete (Madrid, julio de 1937) y en la
batalla de Belchite (Zaragoza, agosto de 1937), que no logró la ocupación de la capital aragonesa
por los republicanos. En la batalla de Teruel (invierno 1937-1938) los republicanos tomaron la
ciudad, pero solo por un mes ya que en febrero de 1938 los sublevados la reconquistaron.

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3- Desde marzo de 1938 hasta febrero de 1939: Ante la débil posición sostenida ahora por la
República en Aragón, Franco decidió iniciar una ofensiva general que decidió la suerte de la
guerra. Sabía que ante él se encontraba un ejército republicano desmoralizado e insuficientemente
armado. En vez de avanzar sobre Madrid llevó a cabo un ataque
en el frente de Aragón con la intención de alcanzar el
Mediterráneo y dividir la zona republicana. En abril de 1938 logró
este objetivo en Vinaroz (Castellón). Habían dividido en dos la
zona republicana y aislado completamente a Cataluña. A
continuación, marchó sobre Valencia, ocupando Castellón y la
desbandada republicana era general. Desde el aire, los aviones de
la Legión Cóndor alemana, ametrallaban a cualquier columna de
republicanos en retirada, fueran soldados o civiles. La guerra
parecía ya decidida a favor de los sublevados.

Sin embargo, desde julio de 1938 el ejército republicano lanzó una ofensiva y logró cruzar el
Ebro desde Mequinenza (Zaragoza) hasta Amposta (Tarragona). Esta operación fue diseñada por
el general Vicente Rojo. La ofensiva, conocida como la bata-
lla del Ebro, se desarrolló hasta noviembre de 1938 y proba-
blemente fue la más dura de toda la Guerra Civil. Parecía in-
creíble que la República, dividida y con un evidente cansan-
cio tras dos años de dura guerra pudiera estar aún en disposición
de tomar la ofensiva. A decir verdad era una gran temeridad
pues la frontera francesa se encontraba cerrada aquellos días
y la República, se veía privada de las reservas en armamento
que hubieran ampliado el supuesto éxito de la batalla del Ebro.

En sólo dos días la República había conquistado todo el terreno, pero fallos técnicos había
impedido aprovechar la sorpresa total. Los soldados, una vez cruzado el río habían tenido que
avanzar a pie. Además, el dominio aéreo se esfumó con la
misma rapidez con la que Franco y su Estado Mayor envia-
ron a la batalla la Legión Cóndor alemana.

El fracaso de la audaz ofensiva planeada por el general


Vicente Rojo en el frente del Ebro, dejó a la República
prácticamente derrotada, acentuando los enfrentamientos
internos entre sus dirigentes ya que unos eran partidarios de
la resistencia hasta el último momento, como Juan Negrín, o
los que se mostraban favorables a intentar una negociación de
paz como Julián Besteiro y el general Miaja, aunque Franco
rechazó esta posibilidad.

La ofensiva del Ebro había terminado en desastre para los republicanos, su moral había
caído por los suelos y Franco se preparaba para lanzarse a la conquista de Cataluña. Las mejores
divisiones franquistas fueron desplegadas en la línea del frente que rodeaba completamente la
región.

Avanzando por la costa, el Cuerpo de Ejército Marroquí de Juan Yagüe conquistó Tarra-
gona en enero de 1939. Barcelona era una ciudad en pánico. Estaba abarrotada de refugiados y

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cundía la desesperación. Soldados, burgueses y anarquistas sólo pensaban en el medio más ade-
cuado para huir a Francia. Las incursiones aéreas eran constantes.

A finales de enero, las fuerzas franquistas alcanzaron Barcelona. El éxodo de población


desde la capital catalana hacia la frontera francesa fue el más terrible de la guerra. Todas las carre-
teras que llevaban a la frontera estaban completamente abarrotadas de gentes en coches, camiones
y fundamentalmente de personas a pie. También, el Gobierno y el presidente de la República que
se habían trasladado a Barcelona meses antes, cruzaron la frontera francesa, acompañados por el
gobierno de la Generalitat.

4-Entre febrero y abril de 1939: Mientras tanto la ofensiva fran-


quista continuaba a buen ritmo. Tras la caída de Barcelona el
avance se hizo más rápido. Sólo 10 días después las tropas fran-
quistas alcanzaron Gerona y por el oeste, se llegaba hasta Seo de
Urgell. La ocupación de Cataluña había sido completada.

Tras la caída de Cataluña la opinión mundial sacó la con-


clusión de que la guerra civil española había terminado. Juan Ne-
grín, presidente del Gobierno, y el PCE propusieron una resisten-
cia a ultranza. Sin embargo, algunos militares y políticos republicanos buscaron una salida nego-
ciada. Entre estos se encontraban el coronel Casado, el general Miaja y el socialista Julián Bestei-
ro. Estos organizaron un golpe de Estado en marzo de 1939, que provocó un fuerte enfrentamiento
dentro del bando republicano, del que salieron victoriosos el coronel Casado y sus partidarios. Es-
tos decidieron entregar a Franco toda la zona que aún estaba en manos de los republicanos. Que-
rían que se dieran facilidades para la evacuación y que no hubiera represalias indiscriminadas.
Pero, Franco exigió la rendición sin condiciones.

El 28 de marzo caía Madrid y el 1 de abril Franco anunció la completa victoria de sus tro-
pas. 1 de abril: Ultimo parte oficial de guerra: "En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanza-
do las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado."

7- CONSECUENCIAS DE LA GUERRA

1- Consecuencias Demográficas: Es difícil evaluar el


número de víctimas. Los vencedores ocultaron muchas
ejecuciones y, por el contrario, publicaron un documento
sobre los excesos cometidos por los republicanos. Murieron
unas 150.000 personas en batalla y hubo unos 400.000
heridos. También, fueron ejecutados unos 3.000 oficiales
por apoyar o no el levantamiento. Fueron numerosas las
muertes por represión en la retaguardia de ambos bandos:
Líderes políticos y sindicales, obreros y campesinos,
patronos y terratenientes, unos 7.000 sacerdotes, en la zona
republicana, y 15, en la sublevada. Estas muertes se
produjeron sin juicio, eran los llamados “paseos” realizados
por milicianos o falangistas. La mayoría de estas muertes se produjeron en los primeros cuatro
meses de la guerra.

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Más de medio millón de personas se exiliaron, huyendo de la represión de los vencedores.
En marzo de 1939, había ya en Francia unos
450.000 refugiados acogidos en campos de
concentración, en pésimas condiciones.
Después de la rendición de Francia ante las
tropas del Tercer Reich, bastantes refugiados
españoles fueron entregados por los
alemanes al régimen franquista y algunos
serían ejecutados como Luis Companys;
otros fueron encarcelados y unos 13.000
serían enviados a campos de concentración
como el de Mathausen, de los cuales sólo
sobrevivieron unos 2.000; otros ayudaron a
los franceses a luchar contra los alemanes y colaboraron en la toma de París por los aliados, y
otros se marcharon a Argelia.

Los acogidos por la URSS fueron unos 8.000: unos 5.000 niños evacuados durante la guerra
y el resto eran dirigentes del PCE, que también sufrirían la Segunda Guerra Mundial. México
acogió a los principales dirigentes de la República y a más de 20000 exiliados. De ellos, la mitad
poseía una buena cualificación profesional por lo que contribuyeron a su modernización, tanto en
la investigación como en la enseñanza. En dicho país permaneció el Gobierno de la República
Española hasta su disolución, en 1977.

También fueron importantes los fallecidos por enfermedad o malnutrición o incluso los no
nacidos como consecuencia de la guerra. Se estima que las pérdidas demográficas por las razones
antes dichas oscilan entre 750.000 y 1.000.000 de personas.

2- Consecuencias Económicas: la producción de la economía descendió en todos los sectores de


forma dramática: la agricultura se redujo en un 20%; la ganadería entre un tercio y la mitad; la
producción industrial en un 30%; las comunicaciones quedaron muy mal trechas. Fueron
destruidas en más del 60% 200 localidades, 500.000 viviendas. Los gastos de guerra fueron
enormes. Todo ello dificultó la reconstrucción del país, no recuperando el nivel de renta anterior a
la guerra hasta 1959.

3-Consecuencias Sociales: la consecuencia más directa fue la carencia de alimentos, lo que obligó
al racionamiento de estos (el pueblo pasó hambre) lo que trajo consigo la aparición de un mercado
negro que enriqueció a unos cuantos.
Por otro lado también señalaremos la expulsión del empleo de aquellos funcionarios públi-
cos que hubiesen permanecido fieles a la república (depuración), y la ocupación de esos trabajos
por parte de adeptos al nuevo régimen. El cuerpo de maestros fue represaliado especialmente

4- Consecuencias Políticas: la principal consecuencia fue la caída de la República Democrática y


la instauración de una Dictadura militar que se mantendría en el poder hasta 1975, con la consi-
guiente pérdida de libertades para la población española.

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DOCUMENTO 1:

Bando del general Mola proclamando el estado de guerra


"Una vez más el Ejército unido a las demás fuerzas de la Nación se ve obligado a recoger el anhelo de la gran ma-
yoría de los españoles. Se trata de establecer el imperio del ORDEN, no solamente en sus apariencias externas,
sino también en su misma esencia; para ello precisa obrar con JUSTICIA, que no repara en clases ni categorías so -
ciales, a las que ni se halaga ni se persigue, cesando de estar dividido el país en dos bandos, el de los que disfrutan
del Poder y el de los que son atropellados en sus derechos. La conducta de cada uno guiará la de la AUTORIDAD,
otro elemento desaparecido en nuestra Nación, y que es indispensable en toda colectividad humana. El restableci -
miento del principio de AUTORIDAD exige inexcusablemente que los castigos sean ejemplares, por la seriedad con
que se impondrán y la rapidez con que se llevarán a cabo, sin titubeos ni vacilaciones [...]. Para llevar a cabo la la-
bor anunciada,

ORDENO Y MANDO:

Artículo 1o. Queda declarado el ESTADO DE GUERRA en todo el territorio de la provincia de Navarra y como pri -
mera providencia militarizadas todas sus fuerzas, sea cualquiera la AUTORIDAD de quien dependían anteriormen -
te, [...]".
Diario de Navarra, 19 de julio de 1936
DOCUMENTO 2:
Manifiesto del general Franco
“Españoles: a cuantos sentís el santo amor a España, a los que en las filas del Ejército y la Armada habéis
hecho profesión de fe en el servicio a la Patria, a cuantos jurasteis defenderla de sus enemigos hasta perder
la vida, la nación os llama en su defensa. La situación de España es cada día más crítica, la anarquía reina
en la mayoría de los campos y pueblos; autoridades de nombramiento gubernativo presiden, cuando no
fomentan las revueltas: a tiros de pistola y ametralladoras se dirimen las diferencias entre los ciudadanos que
alevosa y traidoramente asesinan sin que los poderes públicos impongan la paz y la justicia […]. ¿Es que se
puede consentir un día más el vergonzoso espectáculo que estamos dando al mundo? […]
Españoles: ¡Viva España! ¡Viva el honrado pueblo español!”
Tetuán, 17 de julio de 1936. ABC, jueves 23 de julio de 1936. Andalucía, pág. 1.

DOCUMENTO 3:
Discurso de Dolores Ibárruri, 19 de julio de 1936
[…] Pueblo de Cataluña, Vasconia, Galicia, españoles todos: a defender la República democrática; a
consolidar la victoria lograda por el pueblo el 16 de febrero. El partido comunista os llama a todos a la lucha.
Os llama a todos, trabajadores, a ocupar un puesto en el combate para aplastar definitivamente a los
enemigos de la República y de las libertades populares. ¡Viva el Frente Popular! ¡Viva la unión de todos los
antifascistas! ¡Viva la República del pueblo!

DOCUMENTO 4:
¿Para qué tantos humos, Cuando se enteró mi madre
tantos faroles, de que yo era de las JONS
si nuestros marineros me dio un abrazo y me dijo:
son españoles?. - Hijo mío de mi alma,
¿Qué será, ay, qué pasará, así te quería ver yo,
qué estará pasando? falangista valeroso
La marina española que está luchando. y con este patrimonio:
Tanto alemán que tienen, la justicia, el pan, la Patria
tanto italiano, y la España grande y libre
y a un español le basta que soñaba José Antonio. (…)
con una mano. de la sangre en que yo muera
ya lo habrán visto, se alzará como una espiga
qué hacen los milicianos roja y negra de la pólvora
con el fascismo. y la sangre, mi bandera.
Canción republicana Canción falangista.

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DOCUMENTO 5:
“Si la República perdiese, resultaría imposible para los que creían en ella vivir en España. ¿Estaba seguro de ello?
Si, lo sabía por las cosas que había visto que habían sucedido e los lugares en donde habían estado los fascistas
[…]. Si luchaba en aquella guerra era porque había comenzado en un país que él amaba y porque creía en la
república y porque si la República era destruida, la vida sería imposible para todos los que creían en ella. Se había
puesto bajo el mando comunista mientras durase la guerra. En España eran los comunistas quienes ofrecían la
mejor disciplina, la más razonable y la más sana para la prosecución de la guerra […].
Pero, ¿Cuáles eran sus opciones políticas? Por el momento no las tenía […]. El creía en la república como una
forma de gobierno; pero la República tendría que sacudirse a aquella banda de cuatreros que la había llevado al
callejón sin salida en que se encontraba cuando la rebelión había comenzado.”
Hemingway, Ernest: Por quién doblan las campanas.

DOCUMENTO 6:
Ahora seguramente, os habréis preguntado, amigos italianos, por qué Mussolini sostiene a Franco y por qué la
prensa fascista destila su veneno contra el pueblo español, contra los “rojos” a los que acusa de todos los crímenes,
(…) Por esto la prensa de Mussolini nos trata de bandidos (…) Por tal razón estamos aquí y se han formado las
Brigadas Internacionales. Por esto hay un heroico batallón Garibaldi, que vuelve a tomar por su cuenta las más
gloriosas tradiciones del siglo pasado… Estamos aquí porque queremos para los ciudadanos de nuestro país, los
obreros de nuestro país, lo que el Frente Popular de aquí quiere para los ciudadanos, obreros y campesinos
españoles (…).¡La victoria en España será para nosotros una etapa hacia la victoria en Italia, hacia la victoria en
Europa y en el mundo! Discurso de Pietro Nenni en Madrid, (6 de febrero de 1937)

DOCUMENTO 7:
La República había, pues, provocado la guerra civil que era la prueba de su fracaso y la razón de su caducidad. Si
ésta era convicción unánime en la España nacional, si era claro que no se podía volver al pasado, la verdad era
también -quiérase o no- que por nuestra parte sólo disponíamos entonces de una organización provisional de
guerra. Esta ausencia de una morfología política normal se explotaba habilidosamente por el enemigo en ambientes
propicios presentándonos como una mera facción de insurrectos. Tácticamente, pues, urgía la configuración del
Movimiento como un Estado. Aunque mucho más importante todavía que esta razón de orden táctico era la ocasión
excepcional ¡única! que se nos presentaba de crear un Estado sin antecedentes, sin compromisos, sin cargas. Un
Estado verdaderamente nuevo; el único que en mucho tiempo hubiese podido el mundo ver surgir de ese modo, con
novedad mucho más radical que la de cualquier revolución que fuera heredera inmediata del régimen derrocado.
Algo de esto dije al Generalísimo en aquella primera conversación Y recuerdo que incluso comparé aquella
situación de caos o de nada políticos, aquella ocasión magna de fundación, con la situación de nuestros Reyes
Católicos al comenzar su reinado. Me interesa mucho no atribuirme como original este parangón del que entonces
se había usado y abusado ya ciertamente; y del que seguiría abusándose hasta lo grotesco. Pero en aquellos días
era cierto desde el punto de vista de la situación. Franco estaba conforme con estas reflexiones y con el parangón.
Fuente: Ramón SERRANO SUÑER, Entre Hendaya y Gibraltar, EPESA, Madrid, 1947, pp. 28-29.

DOCUMENTO 8:
Decreto de unificación de FET y de las JONS

Una acción de gobierno eficiente exige supeditar al destino común la acción individual y colectiva de todos
los españoles (...) Llegada la guerra a punto muy avanzado y próxima la hora de la victoria, urge acometer la
gran tarea de la paz, cristalizando en el Estado nuevo el pensamiento y estilo de nuestra Revolución Nacional
(…)
Por todo lo expuesto, DISPONGO:
Artículo primero: Falange Española y Requetés, con sus actuales servicios y elementos, se integran, bajo Mi
Jefatura, en una sola entidad política de carácter nacional que, de momento, se denominará Falange
Española Tradicionalista y de las JONS.
Quedan disueltas las demás organizaciones y partidos políticos (…)

Dado en Salamanca a diecinueve de abril de 1937. Francisco Franco.

DOCUMENTO 9:

La guerra es, pues, como un plebiscito armado. La lucha blanca de los comicios de febrero de 1936, en que
la falta de conciencia política del gobierno nacional dio arbitrariamente a las fuerzas revolucionarias un triunfo

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que no habían logrado en las urnas, se transformó, por la conciencia cívico-militar, en la lucha cruenta de un
pueblo partido en dos tendencias: la espiritual, del lado de los sublevados, que salió a la defensa del orden,
la paz social, la civilización tradicional y la patria, y muy ostensiblemente, en un gran sector, para la defensa
de la religión; y de la otra parte, la materialista, llámese marxista, comunista o anarquista, que quiso sustituir
la vieja civilización de España, con iodos sus factores, por la novísima "civilización" de los soviets rusos...
La Iglesia no podía ser indiferente en la lucha. De una parte, se suprimía a Dios, cuya obra ha de realizar la
Iglesia en el mundo y se causaba a la misma un daño inmenso, en personas, cosas y derechos; de la otra
estaba el esfuerzo por la conservación del viejo espíritu, español y cristiano. Afirmamos que el levantamiento
cívico-militar ha tenido en el fondo de la conciencia popular un doble arraigo: el del sentido patriótico, que ha
visto en él la única manera de levantar a España y evitar su ruina definitiva; y el sentido religioso, que lo
consideró como la fuerza que debía reducir a la impotencia a los enemigos de Dios, y como la garantía de la
continuidad de su fe y de la práctica de la religión [...].

Carta colectiva del episcopado español sobre la guerra (1 de julio de 1937)

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