El concepto Teoría General de la Administración (TGA) está formado por dos
corrientes de estudio. La primera permite conocer todo lo relacionado al análisis de las organizaciones, es decir, las entidades lucrativas y no lucrativas que conforman la estructura social en donde vivimos.
La segunda se enfoca a la práctica profesional del administrador, examina los
procesos, instrumentos y herramientas que le ayudan a ser más eficiente en su trabajo.
Desde el comienzo del estudio de la administración científica hasta nuestros días,
todas las teorías se consideran vigentes, no han desaparecido porque también las organizaciones de nuestra sociedad son multifacéticas. El administrador debe conocerlas y manejarlas, de modo que tenga alternativas para cada situación. Por ejemplo, pensemos en las empresas actuales: sus talleres de montaje se administran con los mismos principios de la Administración Científica, pero en su estructura organizacional predominan los principios de la Administración Clásica y Neoclásica; de la misma manera, su organización, como un todo, puede ser explicada a través de la Teoría Burocrática. 2.5 Enfoques Cuantitativos.
La Escuela Matemática (cuántica, cuantitativa o de investigación de operaciones)
es una corriente del pensamiento administrativo que no se considera bien estructurada o definida como las anteriores, pero se aborda por su tendencia amplia y cada vez va ganando más adeptos, sobre todo por el avance tecnológico de nuestros días.
La toma de decisiones es realmente el punto central del decisión cuantitativo, es
decir, de la Teoría Matemática, y se puede abordar desde el proceso o desde el problema. En el primer caso, se analiza primordialmente el proceso de decisión (en cierta forma no alude a los procedimientos en uso; su análisis se fundamenta en las etapas o forma de decisión).
Las decisiones pueden clasificarse en programadas y no programadas. Las
primeras, que abundan en el proceso de planeación de cada entidad, tienen como características condiciones más o menos estáticas con escenarios de un alto grado de previsión y certeza en su elaboración, así como amplios datos que permiten la convicción de quien va a decidir. Al contrario, las no programadas cuentan con escenarios dinámicos, imprevisibles e información inadecuada o nula.