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“El deber, el amor y el sentido son las fuentes más importantes de motivación
humana y siempre producirán unos resultados mayores y más duraderos” (Stephen R.
Covey)
Para que sea considerado como tal, deben tener un comportamiento que los
identifique o transforme en equipo.
Ente sentido, podemos distinguir entre un grupo formal, que vendría siendo un
equipo, y por otro lado, un grupo informal.
La diferencia entre uno y otro es que los grupos informales generalmente están
constituidos por relaciones de tipo personales, en tanto, los equipos formales o
institucionales tienen una estructura, un propósito, un fin determinado.
De manera genérica la formación de los equipos acostumbra a pasar por tres etapas
o periodos, antes de alcanzar una madurez. En este caso son el periodo de formación,
el periodo conflictual y el periodo de cohesión. Veamos las características de cada
uno.
Periodo de formación
• Es una primera fase donde los individuos se encuentran, intentan conocer las
actitudes de los otros, qué rol juegan, qué actividad o trabajo desarrolla, lo
métodos y normas utilizados. Los demás miembros esperan ver alguna
conducta no oficial en el individuo.
Periodo Conflictual
Periodo de cohesión
Sin embargo, estas tres etapas son cíclicas. Eso quiere decir que éstas están
continuamente presentes.
Liderazgo
Roles, funciones
Los roles y las funciones en los equipos de trabajo cumplen un rol fundamental ya que
ayudan a alinear de manera adecuada los aspectos esperados en los trabajos y el
desempeño de éstos. Además, nos permite saber qué está haciendo o debe hacer
nuestro compañero (a) de trabajo.
Debemos procurar siempre conocer en detalle nuestro rol y funciones dentro del
equipo, transparentarlos con nuestros compañeros y evitar que se confundan los
objetivos de nuestro trabajo, que generalmente están descritos en los perfiles de
cargo de cada organización.
Comunicación
Conflictos
Los conflictos son inherentes a los equipos de trabajo y a todo grupo de personas que
tengan alguna interacción. Debemos comprender que cuando no cumplimos una
expectativa en un proceso de comunicación ya estamos generando un conflicto.
Como regla general, vamos a entender más adelante que un conflicto no es algo
negativo para los equipos de trabajo. Al contrario de ello, un conflicto es una
oportunidad de crecimiento para las personas, dado que deja ver nuestras diferencias
y a la vez presenta modos de solución que ayudan al desarrollo de los colaboradores.
Cuando veamos este tema en mayor profundidad entenderemos que los conflictos
como tal no son ni positivos ni tampoco negativos. El resultado de como lo
gestionemos es lo positivo o negativo.
Motivación
En el caso de las intrínsecas, las motivaciones son propias. La compra de una casa, un
auto, el pago de la operación de un familiar o unas vacaciones muy esperadas son
agentes motivadores propios que nos ayudan a continuar con nuestro esfuerzo.
En los equipos de trabajo, los motivadores pueden ser tanto monetarios (dinero,
bonos), así como sociales (reconocimientos, premios, felicitaciones).
Decisiones
Clima de trabajo
El clima de trabajo se entiende como la percepción que tenemos todos los miembros
del equipo respecto a nuestro entorno laboral.
¡Debemos considerar que muchas veces, nuestro entorno laboral es nuestra segunda
casa y para algunas, hasta la primera ¡
Cultura (identidad)
Cuando un equipo de trabajo cuenta con una misión, una visión y unos valores
definidos y estos se viven de verdad, podríamos encontrar en éste un buen reflejo de
su identidad.
¿Cómo nos ven los otros departamentos de la organización?, ¿Tenemos algún apodo
como unidad, departamento o equipo?
Sin duda, esta respuesta nos puede mostrar nuestra identidad, dado que “como nos
ven los demás es como nosotros nos presentamos”.
Un equipo de trabajo que sea efectivo y eficiente debe poseer una serie de
características que lo definan como tal.
En primer lugar, deben contar con una confianza mutua entre sus integrantes que
les permita saber realmente que pueden poner sus expectativas en los demás y que
éstas serán cumplidas.
Sin embargo, para que se cumpla esta condición es necesario, como ya dijimos con
anterioridad, que estén claros los roles y funciones de cada miembro, para de esta
manera evitar errores y perdida de la confianza.
Además, deben existir los espacios de comunicación para enfrentar los posibles
conflictos que surjan en los equipos, con la finalidad de mantener un equilibrio
positivo, un clima laboral adecuado y la tendencia continua a resolver los problemas
como una oportunidad de crecimiento para el equipo.
Así mismo, abordar las diferencias de una manera adecuada es fundamental, dado
que nos permite avanzar en conjunto, proponer nuevas ideas, establecer puntos de
vista distintos y agregar savia nueva a las formas de hacer las cosas en el equipo.
¿Cuáles son los desafíos y las complejidades que debe enfrentar una persona que
lidera un equipo de trabajo?
La primera respuesta es que un líder de equipo debe tener una mirada integral
respecto a la forma de hacer las cosas. Nos referimos con esto a que debe tener
conocimiento del manejo de organizaciones, de las personas y a la vez, saber de
autoliderazgo.
Definiciones de Liderazgo
El verdadero líder es aquél que tiene un poder interno, generado por su propio
desarrollo (…) usa éste para liderar con sabiduría y servir a los demás. (David
Fischman, 2005)
El liderazgo en los equipos ha pasado por diversas etapas que vale la pena entender
mediante una comparación entre estilos.
Como podemos observar en el cuadro, hasta hace unos años los estilos de liderazgo
se caracterizaban por ser validados por el cargo, donde se ejercía el control de las
personas, con baja flexibilidad, utilizando la confrontación, y dejando muy marcadas
las posiciones de poder, así como las jerarquías.
También podemos ver que los líderes orientan sus comportamientos en dos
dimensiones:
Por un lado, existen los líderes de equipos que tiene como prioridad el cumplimiento
de las tareas antes que, a las personas, independiente del cuidado de éstas, del
relacionamiento u otro. Estos líderes muchas veces son vistos como maquiavélicos,
autoritarios y poco empáticos.
En el otro extremo tenemos a aquellos líderes que se orientan más a las personas por
sobre las tareas o metas. Generan la impresión de ser permisivos y poco eficaces. Sin
embargo, les importa mucho el relacionamiento entre miembros del equipo,
poniendo este punto en primer lugar como parte de su forma de gestionar.
Estilos de Liderazgo
En quinto lugar, tenemos al líder imitativo. Este líder Transmite a sus colaboradores
el mensaje de “hazlo como yo”, es decir, pasa a ser un ejemplo en la forma de hacer
las cosas.
En primer lugar, debe ser un buen comunicador, que sepa transmitir ideas,
pensamientos, solicitudes de trabajo, estándares, cumplimiento de metas, entre otras.
Lo ideal es que tenga conocimiento de lenguaje corporal, verbal y manejo de
cualidades de la voz, así como estrategias de persuasión.
Debe ser resolutivo para de esta forma, generar en su equipo el sentido de pronta
resolución de problemas y no caer en la “procrastinación”, que es la postergación o
posposición es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben
atenderse.
Ser representante del equipo es otra cualidad que un líder debe poseer dado que
ante situaciones complejas es su deber afrontar en nombre del equipo lo sucedido.
Es parte de la responsabilidad de una persona que asume este cargo.
Por último, un líder debe ser visionario dado que la visión de la empresa también
debe plasmarse en él, así como plasmarla en su equipo. Así mismo, debe tener una
mirada a futuro de su equipo, buscando la forma de potenciarlo de manera continua.
Hasta ahora hemos visto que los equipos de trabajo deben contar con una serie de
elementos y características que los hacen ser más eficientes y efectivos. Sin embargo,
podemos preguntarnos si con esos elementos los equipos pueden funcionar de una
manera adecuada.
La verdad es que si el equipo sigue cada uno de los pasos vistos es posible que
funcione alineado, de igual manera es necesario revisar un componente que es más
bien cultural que nos puede ayudar a mejorar aún más el desempeño del equipo.
Toda persona puede estar “arriba o debajo de la línea”. Cuando estamos sobre ésta
podemos darnos cuenta de nuestras oportunidades de mejora, viendo el problema,
haciéndonos dueños o responsables de estos, resolverlos y ejecutar todas las mejoras
posibles. Esa cultura la puede crear un equipo y motivarse a través de esa forma de
ver el trabajo.
Sin embargo, en distintas ocasiones y de manera natural, podemos caer bajo la línea,
lo que también se conoce como el juego de la culpa. En esta situación dejamos de
ser proactivos, esperamos a que nos digan qué hacer, cuando nos solicitan algo
sentimos que no es nuestro trabajo, ignoramos y negamos responsabilidades,
señalamos a otros como culpables (lo que genera una gran desconfianza en el equipo
y caemos en el error de cubrirnos las espaldas en sentido negativo).
Esta forma de ver a los miembros del equipo nos permite alinear, motivar y
supervisar conductas efectivas.
Cada integrante de un equipo asume un rol dentro del mismo. Lo usual es que cada
persona asuma un rol según su personalidad y se conduzca de una cierta forma. La
persona puede ser moderador, colaborador, creativo, relacionista o evaluador.
Veamos cada uno de estos roles en función de sus características.
El moderador
El colaborador
El creativo.
La persona creativa es aquella que sugiere, innova, crea y propone nuevas cosas y
formas de hacerlas. Además, es quien impulsa con su creatividad. Debemos ser
orientadores con ellos ya que muchas veces son un tanto dispersos.
El relacionista.
El relacionista dentro del equipo es aquel que cuida todo lo que tiene que ver con la
armonía tanto entre los integrantes del equipo, como con las personas ajenas a él.
Podemos verlo muchas veces haciéndose cargo de los eventos conmemorativos,
como cumpleaños, fiestas de fin de año, premios en la oficina, entre otros. Es muy
positivo para mantener un clima laboral saludable dentro de la oficina o lugar de
trabajo. Muchas veces también hace de consejero de los compañeros de trabajo.
El evaluador.
Por último, el rol de evaluador o crítico es muy positivo ya que es aquél que vuelve
a centrar al equipo cuando éste se dispersa y es el que puede aportar mucho para
evaluar tanto los resultados como los procedimientos. Es un papel fundamental ya
que ayuda al equipo a “poner los pies sobre la tierra”. Además, en un trabajo de
seguimiento y monitoreo es muy efectivo. Sin duda un tremendo elemento.
Veamos ahora qué beneficios nos puede generar el trabajar de manera efectiva en
equipo.
Beneficios del buen trabajo en equipo.
Promueve la reducción del estrés negativo dado que se apoyan entre todos los
compañeros.
En todos los ámbitos de la vida podemos presentar las llamadas “malas prácticas” que
en estricto rigor, son todas aquellas acciones que tienen resultados negativas tanto
para otras personas como para mi persona.
Otro elemento son los objetivos poco claros. Este aspecto, como ya lo vimos con
anterioridad, es muy perjudicial dado que genera desconciertos a la hora de realizar
las labores. La falta de un rumbo claro o la incertidumbre, en ningún aspecto de la
vida puede ser beneficioso.
Las reuniones ineficaces son otro componente de las malas prácticas que permean
de manera negativa los resultados de los equipos. Sin embargo, en la actualidad
existe material que nos ayuda a conocer Tips de reuniones efectivas. Algunos de ellos
son; dejar en claro el objetivo de la reunión, encuadrar las intervenciones, manejar el
tiempo en estas, tomar decisiones, asumir responsabilidades, entre otras.
Ruido o rumores en las relaciones del grupo son prácticas muy negativas ya que
generan un clima de desconfianza que en nada ayudan al desarrollo del grupo, ni
tampoco al cumplimiento de las metas comunes.
Por último, la falta de entrenamiento o preparación para el trabajo en equipo es un
factor fundamental de mala práctica, dado que muchas veces las personas se quedan
en su zona de confort y no siguen desarrollando sus competencias. En un equipo,
todas las personas deben mantenerse en constante aprendizaje y los compañeros
deben motivarlos al continuo aprendizaje.
En primer lugar, debemos entender que para que exista una situación de conflicto
necesariamente deben presentarse dos expectativas contrapuestas. Cada una de
ellas es una visión de futuro, un resultado esperado. En este caso, cada actor pone
sus cartas sobre la mesa y trata de jugar su mejor juego.
En segundo lugar, los conflictos como tal no traen una carga valórica por sí solos, es
la gestión o desenlace de éstos lo que va a derivar en consecuencias positivas o
negativas, ya sean para uno u otro actor.
“En términos sencillos, los conflictos no son ni positivos ni negativos, todo depende
de la manera en que resolvemos éstos”.
El conflicto es una situación de desacuerdo entre dos o más personas, cuyo proceso
produce una tensión.
En resumen, una persona tiene un interés (expectativa) y otra persona tiene otro
interés (expectativa). Cuando hay desacuerdo de expectativas se genera esta tensión.
En tercer lugar, tener poca información de los intereses de la otra persona desconocer
sus razones tanto superficiales como profundas en sus intereses.
La solución de los conflictos grupales se puede abordar, considerando no tan solo las
estrategias comunicacionales vistas hasta ahora, sino también incorporando
estrategias de negociación.
Para esto, la gestión se puede abordar desde cuatro alternativas que vamos a
desarrollar a continuación.
Una segunda manera de abordaje es Ceder. En este punto, uno de los participantes
consiente el cumplimiento de las expectativas del otro. Posterga su propio interés,
conduciendo su actuar bajo una modalidad altruista. En algunas ocasiones, esta
opción es bastante favorable ya que genera compromiso del otro y dejar ver que
somos personas flexibles. Sin embargo, debemos ser cuidadosos para no aparecer
como manejables y manipulables.
Por último, debemos señalar que toda gestión de conflicto va a estar determinada por
dos elementos centrales. Por un lado, la importancia de lograr los resultados a toda
costa y por el otro, el sentido de orientación a las personas tratando de mantener las
buenas relaciones. Es en esta dualidad donde se va a llevar a cabo el juego del
acuerdo.
Una de las tareas más complejas a la hora de liderar un equipo, es lograr mantener
de manera contínua la motivación de los miembros. Afortunadamente, existen
acciones que pueden ayudarnos a lograr este objetivo.
En segundo lugar, poseer una política de cuidado del espacio físico, teniendo en
consideración que para algunos es de suma importancia el ornato de los espacios de
trabajo. La armonía entre miembros no tan solo se basa en la relación interpersonal,
sino también en los elementos decorativos que muchas veces nos hablan del clima.
En tercer lugar, establecer una adecuada asignación de los trabajos a desarrollar por
los colaboradores. Debemos recordar siempre la máxima de Jhon Withmore (2016),
uno de los creados de la Escuela de Coaching Europea, al señalar que “todas las
personas pueden dar su máximo potencial, sin embargo, ello depende del cargo y el
entorno adecuado”
En sexto lugar, procurar siempre observar al equipo como unidad, teniendo en cuenta
que todos los resultados son producto de acciones y decisiones conjuntas. De esta
manera, los errores cometidos, así como los éxitos serán asumidos como
responsabilidad de todos los miembros.
Por último, hay que considerar siempre que, a pesar de que toda organización o
equipo posee una estructura o diseño definido, debemos siempre tener un grado de
flexibilidad para no caer en la rigidización y perder así, la agilidad necesaria para
responder a las exigencias del ambiente.
En segundo lugar, jamás debe ser un monólogo ni un combate. Al contrario, debe ser
un proceso de diálogo, donde ambos actores pongan en la mesa sus ideas y
diferencias.
c) Cuando exista un problema que no puede ser ignorado. Muchas veces, dejar
bajo la alfombra un comportamiento que trae problemas es una bomba de
tiempo que finalmente terminará en una explosión de proporciones.
En tercer lugar, logre un compromiso mutuo. Es muy importante dado que ambos
pasan a ser jueces en el monitoreo de los avances comprometidos y genera una
sensación de motivación hacia el logro.
Por último, recuerde que el proceso de retroalimentación es una acción que requiere
continuo refuerzo positivo, así como expectativas realistas y una actitud orientada a la
mejora, tanto de quien entrega el feedback como de quien lo recibe.
Esta frase resume una convicción tradicional de lo que podría ser un equipo de
trabajo, sin embargo, desde un punto de vista organizacional debe incorporar una
serie de elementos extras para que efectivamente hablemos de un equipo.
En primer lugar, todo equipo de trabajo debe poseer una estructura definida. Al igual
que un edificio debe poseer fuertes pilares para mantenerse en pie, un equipo de
trabajo debe tener normas, roles, funciones y reglas bien definidas e interiorizadas
por sus miembros, para lograr mantenerse en el tiempo.
En segundo lugar, todo equipo que se defina como tal debe poseer un liderazgo
saludable. Me refiero a un estilo de liderazgo multiplicador, que propenda a que sus
miembros entreguen lo mejor de sí, sean responsables de sus actos y posean
autoconfianza. Este liderazgo se valida a través de la continua aprobación de sus
colaboradores.
Veamos, por último, la energía que puede producir nuestro “ego” en los equipos de
trabajo y como éste puede ayudar a alcanzar las metas laborales.
El ser humano está compuesto por una serie de elementos químicos que en diversas
proporciones forman lo tangible. Entre éstos podemos encontrar oxígeno, carbono,
hidrógeno, calcio, cloro, azufre, potasio, entre otros. Varios de estos elementos
pueden ser encontrados en tiendas del rubro químico a precios accesibles. Sin
embargo, existe uno que diferencia el valor de las personas y que pone un precio
distinto según el propietario. Este componente es el ego.
El ego, que en estricto rigor hace alusión al conjunto de factores que manifiestan
nuestra personalidad, debe ser entendido fuera de la creencia que asocia éste con el
amor propio, la vanidad y la vulgaridad. Se debe visualizar como el punto de partida
para logros individuales y debe ser continuamente reforzado con acciones
individuales. Veamos algunas.
Un objetivo definido de vida que considere aspectos emocionales, familiares,
profesionales y de salud, es un nutriente esencial del ego, dado que alinea las
acciones en pos de un propósito mayor.
“La moneda de cambio de una persona que tiene un ego bajo control son las acciones
y no las palabras”.
GLOSARIO DE CONCEPTOS
Lenguaje verbal: Las palabras, las frases, las afirmaciones, las preguntas, entre otras,
son emisiones de información que el receptor decodifica.
Empatía: Ponerse en el lugar del otro, así como “entender las emociones del otro”.
Parafraseo: interpretar el mensaje del emisor, explicando con palabras propias para
así recibir un feedback con el cual validar que el mensaje fue correctamente
entendido.
Inteligencia social: capacidad para llevarse bien con los demás y conseguir que
cooperen con nosotros.
Clima laboral: ambiente generado por las emociones de los miembros de un grupo
u organización, el cual está relacionado con la motivación de los empleados.