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La Importancia de

Controlar Sal y
Azúcar desde el
Principio

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¿Por qué no añadir sal a las comidas de los
bebés?
La alimentación de nuestros hijos es una de las responsabilidades
más importantes que enfrentamos como padres. Desde el
momento en que introducimos alimentos sólidos en la dieta de
nuestros bebés, debemos ser conscientes de los peligros asociados
con el consumo excesivo de sal y azúcar.
Los expertos en nutrición han advertido sobre los riesgos que
representan la sal y el azúcar en la dieta diaria, y es esencial
considerar esta información al alimentar a nuestros hijos.
Es fundamental entender cuándo es apropiado introducir estos
elementos en la dieta de un bebé y cómo hacerlo de manera
segura.

Expertos en salud advierten sobre los riesgos asociados con el


consumo excesivo de sal y azúcar en bebés, cuyos sistemas
inmaduros pueden resultar especialmente vulnerables a los
efectos negativos de estos aditivos.

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Lo que debes saber sobre la
sal para los bebés:
Sus riñones son inmaduros y no están
1. preparados para procesarla.

Un consumo elevado de sal asocia


2. con hipertensión, deshidratación y
aumento del colesterol.

El bebé no conoce el sabor salado,


3. por eso no lo necesita. Por lo tanto, la
creencia de que la comida le resulta
insípida, resulta sesgada.

Al nacer, los bebés cuentan con un sistema renal muy inmaduro, lo que
les impide procesar cantidades elevadas de sodio. Por eso, al iniciar la
alimentación complementaria en torno a los seis meses, no debemos
añadir nada de sal en las comidas.
Es cierto que el sodio en la cantidad justa es un mineral necesario para
el organismo. Sin embargo, la leche materna y de fórmula, además de
los alimentos que ofrecemos a los bebés, contienen la cantidad diaria
recomendada en este momento. Así, la leche materna contiene 15 mg
de sodio por cada 100 ml que, combinados con la alimentación
complementaria, son suficientes para el funcionamiento del organismo
del bebé en este momento

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Evitar Sal y Azúcar en las Primeras
Comidas del Bebé
Cuando nuestro bebé comienza a
explorar el mundo de los alimentos
sólidos, es tentador querer añadir sal o
azúcar para realzar el sabor de sus
comidas. Sin embargo, es importante
resistir esta tentación. Los bebés no
necesitan sal ni azúcar añadidos en sus
comidas, ya que los alimentos naturales
que consumen ya contienen pequeñas
cantidades de estos elementos.

Las papilas gustativas de los bebés están en desarrollo durante los


primeros meses y años de vida, por lo que es crucial exponerlos a una
amplia variedad de sabores naturales y saludables. Agregar sal o
azúcar a sus comidas puede distorsionar su percepción del sabor y
llevarlos a desarrollar preferencias poco saludables en el futuro.Se
sugiere espaciar un par de días la introducción de un alimento nuevo
para observar la preferencia o la aversión de los niños y para controlar
las posibles reacciones adversas (alergias o intolerancias).

Riesgos Asociados con el Consumo de Sal y Azúcar en


los Bebés
El consumo excesivo de sal en la infancia puede contribuir al desarrollo
de problemas de salud como la hipertensión y enfermedades
cardiovasculares en la edad adulta.

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Por otro lado, el exceso de azúcar
puede aumentar el riesgo de caries
dental, obesidad infantil y otros
problemas de salud relacionados
con la dieta.
Es esencial que los padres y
cuidadores sean conscientes de
estos riesgos y tomen medidas
para limitar la exposición de sus
hijos a la sal y el azúcar en su dieta
diaria. Optar por alimentos frescos
y naturales y evitar alimentos
procesados ​y azucarados es una
forma efectiva de promover una
alimentación saludable desde una
edad temprana.

Cuándo Introducir Sal y Azúcar en la Dieta del Bebé

Si bien es cierto que algunos platos pueden requerir una


pequeña cantidad de sal o azúcar para realzar su sabor, es
importante hacerlo con moderación y solo cuando sea
apropiado para la etapa de desarrollo del niño. Se recomienda
evitar agregar sal y azúcar a las comidas del bebé hasta al
menos los 2 años de edad, y siempre consultar con un pediatra
antes de hacer cualquier cambio significativo en la dieta de su
hijo.

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Conclusiones
La salud y el bienestar de nuestros hijos dependen en gran
medida de los hábitos alimenticios que establecemos
desde una edad temprana. Controlar la ingesta de sal y
azúcar en la dieta del bebé es fundamental para prevenir
problemas de salud a largo plazo y promover un estilo de
vida saludable y equilibrado.

Al seguir estas pautas y tomar decisiones informadas sobre


la alimentación de nuestros hijos, podemos ayudarlos a
desarrollar hábitos alimenticios saludables que los
acompañarán durante toda la vida. Recuerda que cada
elección que hacemos en cuanto a la alimentación de
nuestros hijos tiene un impacto significativo en su salud y
bienestar a largo plazo.

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