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Jurisprudencia Principios Generales del Derecho del Trabajo

Sala Segunda de la Corte


Resolución Nº 00565 - 2013
Fecha de la Resolución: 31 de Mayo del 2013 a las 9:35 a. m.
Expediente: 05-002402-0166-LA
Redactado por: María del Rocío Carro Hernández
Analizado por: SALA SEGUNDA
Sentencias Relacionadas

Contenido de Interés:
Tipo de contenido: Voto de mayoría
Rama del Derecho: Laboral
Tema: Daño moral
Subtemas:
Tema: Daño moral y sistema tarifado
Subtemas:
NO PROCEDE EL DAÑO MORAL. El accionante en su recurso habla de hechos que
técnicamente no corresponden a daño moral, sino que se relacionan directamente a un
menoscabo en su patrimonio producto de la pérdida de su empleo, las cuales de por sí, ya son
contempladas por los resarcimientos tarifados que se asignaron en instancias precedentes.
De ahí que no sea atendible la gestión. Caso de despido. Sobre actos que limitan el poder
sancionador se cita el voto 481-04. [565-13]

Contenido de Interés:
Tipo de contenido: Voto de mayoría
Rama del Derecho: Laboral
Tema: Daños y perjuicios. artículo 82 del Código de Trabajo
Subtemas:
NO PROCEDEN DAÑOS Y PERJUICIOS DEL ARTÍCULO 82 DEL CÓDIGO DE TRABAJO.
La jurisprudencia de la Sala considera que lo contemplado por el ordinal 82 es para faltas
inexistentes y no para aquellas que resultan insuficientes para el fenecimiento del contrato de
trabajo (se cita al respecto la sentencia n° 104-99). En el caso concreto, se desprende de la
prueba testimonial que existió un hecho objetivo que motivó la actuación de la demandada, el
cual fue que se detectara un movimiento financiero que erróneamente la llevó a considerar
que había existido falta grave de parte del servidor. Así, aunque este evento, que forma parte
medular de lo imputado al actor, no dio lugar al cese justificado, sí hace improcedente el pago
de la indemnización que se analiza en este considerando. [565-13]
... Ver menos

Contenido de Interés:
Tipo de contenido: Voto de mayoría
Rama del Derecho: Laboral
Tema: Despido
Subtemas:
FECHA DE DESPIDO. La Sala arriba a la conclusión de que la voluntad de la empleadora, al
momento de citar al actor a una reunión el día mencionado por el actor, siempre fue dar por
roto el vínculo jurídico que existía, situación que fue bien entendida por el demandante, quien
producto de esa circunstancia dejó de presentarse a su recinto laboral. Una vez materializado
el cese, no se entiende cómo se pretendió sancionar al gestionante por ausentismo, cuando
era diáfano que este no poseía la obligación de presentarse a sus órdenes. El hecho de que la
empresa después dictara una carta de despido, en nada beneficia su posición, pues ya le
había externado su voluntad al demandante, la cual había tenido plenos efectos jurídicos
previamente. [565-13]
... Ver menos

Contenido de Interés:
Tipo de contenido: Voto de mayoría
Rama del Derecho: Laboral
Tema: Recurso de casación por razones de forma (razones procesales)
Subtemas:
RECURSO NO PROCEDE POR LA FORMA. En todo caso, analizados los autos no se
observan los vicios que señala la parte demandada. Durante la tramitación del proceso nunca
existió conculcación alguna del derecho de defensa de la empresa. [565-13]

Contenido de Interés:
Tipo de contenido: Voto de mayoría
Rama del Derecho: Laboral
Tema: Vehículo
Subtemas:
SALARIO EN ESPECIE. USO DISCRECIONAL DE VEHÍCULO. FIJACIÓN ECONÓMICA. En
instancias anteriores se fijó en el 15% del salario el vehículo que la empresa le brindaba al
accionante para su uso discrecional. El salario mensual en metálico del petente se fijó en
¢4.658.193,54, de tal modo que se comparte el criterio del ad quem de establecer el valor de
la remuneración en especie en el 15% de esa suma, ya que el beneficio económico que
razonablemente pudo obtener el servidor por gozar de ese suntuoso bien es equiparable a
ese monto (¢698.728,04). [565-13]

Texto de la resolución
*050024020166LA*
Corte Suprema de Justicia
SALA SEGUNDA

Exp: 05-002402-0166-LA

Res: 2013-000565
SALA SEGUNDA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las

nueve horas treinta y cinco minutos del treinta y uno de mayo de dos mil

trece.

Proceso ordinario establecido ante el Juzgado de Trabajo del Segundo

Circuito Judicial de San José, por JFBR, administrador, contra MERCK

SHARP Y DOHME I A CORPORACIÓN representado por su apoderado

generalísimo el señor Gerald Robert Arthur Kirk, psicólogo. Figuran como

apoderados especiales judiciales; de la parte actora el licenciado Mario


Antonio Gutiérrez Quintero, divorciado; y de la parte demandada los

licenciados Manuel Francisco Umaña Soto, Edgar Villalobos Jiménez y

Carlos Manuel Umaña Elizondo. Todos mayores, casados y vecinos de San

José, con la excepción indicada.

RESULTANDO:

1.- El actor, en escrito fechado veintitrés de agosto de dos mil cinco,

promovió la presente acción para que en sentencia se condenara a la

demandada a cancelarle lo correspondiente a salario en especie, preaviso,

auxilio de cesantía, vacaciones, aguinaldo, daños y perjuicios, daño moral,

intereses y ambas costas de la acción.


2.- El apoderado especial judicial de la corporación demandada contestó

en los términos que indicó en el memorial de fecha ocho de diciembre de

dos mil cinco y opuso las excepciones de falta de derecho, pago y la

genérica sine actine agit.

3.- El juez, licenciado Luis Porfirio Sánchez Rodríguez, por sentencia de

las diez horas diez minutos del veintiséis de mayo del dos mil

diez, dispuso: “Con fundamento en lo expuesto, citas de ley mencionadas

y artículos 490 siguientes y concordantes del Código de Trabajo, se declara

parcialmente con lugar la presente demanda de JFBR, en contra de


MERCK SHARP Y DOHME (I.A.) CORP. Se condena a la demandada al

pago de un mes, por concepto de preaviso, el cual se fija en la suma

de CINCO MILLONES TRESCIENTOS CINCUENTA Y SEIS MIL

NOVECIENTOS VEINTIDÓS COLONES CON CINCUENTA Y OCHO

CÉNTIMOS. Por concepto de auxilio de cesantía, se condena a la

demandada al pago de doscientos punto sesenta y siete días, que se fijan

en la suma de TREINTA Y CINCO MILLONES OCHOCIENTOS TREINTA

Y UN MIL OCHOCIENTOS CINCUENTA Y NUEVE COLONES CON


NOVENTA Y DOS CÉNTIMOS. Por concepto de diferencia de aguinaldo

proporcional se condena a la demandada al pago de CIENTO CUATRO

MIL TRESCIENTOS UN COLONES CON OCHENTA Y UN CÉNTIMOS y

por reajuste de vacaciones DOS MILLONES CUATROCIENTOS SETENTA

Y DOS MIL CIENTO CUARENTA Y SIETE COLONES CON SIETE

CÉNTIMOS. Se condena a la empresa demandada al

reconocimiento del pago retroactivo de las vacaciones y el aguinaldo

tomando en consideración el salario en especie fijado en el quince por

ciento para toda la relación correspondiente a seis períodos de vacaciones

y seis de aguinaldo. Para efecto de su cuantificación, no se tomaran los


cuatro punto cinco doceavo de aguinaldo correspondiente de diciembre de

dos mil cuatro a abril del dos mil cinco, así como la parte correspondiente

a veintidós días de vacaciones, cuya diferencia ya fue otorgada en el

presente. Sobre las sumas que se otorgan en el presente fallo, así como las

diferencias que correspondan por concepto de vacaciones y aguinaldos

durante la relación laboral, se condena a la demandada al pago de

intereses, al tipo legal establecido para los certificados a seis meses plazo

en colones, del Banco Nacional de Costa Rica, con un rige a partir de la

fecha del despido el catorce de abril del dos mil cinco y hasta su efectivo
pago. Por improcedente, no ha lugar de condenar a la demandada al pago

de daños y perjuicios establecidos en el numeral 82 del Código de Trabajo,

ni al pago de daño moral reclamado, así como al pago de intereses sobre

ambos rubros solicitado. Igualmente, se rechaza por improcedente la

gestión que formula la demandada, a fin de que se imponga al actor la

multa establecida por el numeral 82 del Código de Trabajo. La excepción

de pago, se acoge parcialmente respecto a los extremos cancelados

oportunamente. La excepción de falta de derecho y la genérica de sine


actione agit, se acoge respecto a los extremos denegados y se rechaza en

cuanto a lo concedido. Se condena a la demandada al pago de ambas

costas del proceso, fijándose las personales por concepto de honorarios de

abogado en el veinte por ciento del monto total de la condenatoria

parcial..". (Sic)

4.- Ambas partes apelaron y el Tribunal de Trabajo, Sección

Primera, del Segundo Circuito Judicial de San José, integrado por los

licenciados Óscar Ugalde Miranda, Eugenie Salas Chavarría y Ana Ruth

Fallas Gómez, por sentencia de las nueve horas cuarenta y cinco

minutos del diez de agosto de dos mil doce, resolvió: "Se declara, que en
la tramitación de este asunto, no se notan vicios u omisiones que puedan

causar nulidad o indefensión. Se confirma el fallo".

5.- La parte demandada formuló recurso para ante esta Sala en

memorial de data dos de noviembre de dos mil doce, el cual se fundamenta

en los motivos que se dirán en la parte considerativa.

6.- En los procedimientos se han observado las prescripciones de ley.

Redacta la Magistrada Carro Hernández; y,

CONSIDERANDO:
I.- ANTECEDENTES: El actor estableció demanda ordinaria contra Merck

Sharp & Dohme I.A. Corp reclamando el pago de salario en especie,

preaviso, auxilio de cesantía, vacaciones, aguinaldo, daños y perjuicios,

daño moral, intereses legales y costas del proceso (folios 1 a 13). La

demandada contestó de forma negativa y opuso las excepciones de falta

de derecho, pago y la genérica sine actine agit (folios 59 a 98). La sentencia

de primera instancia n.° 1146 de las 10:10 horas del 26 de mayo de 2010

estimó parcialmente la demanda y ordenó el pago preaviso, auxilio de


cesantía, diferencias de aguinaldo, reajuste de vacaciones, intereses

legales y costas del proceso, fijando las personales en el 20% de la

condena (folios 235 a 249). Ambas partes apelaron (folios 256 a 264 y 314

a 330) y el tribunal confirmó el veredicto (folios 365 a 370).

II.- AGRAVIOS DEL RECURSO: El actor y la demandada recurren ante

esta Sala y expresan los siguientes agravios. RECURSO DE LA

ACCIONADA: Razona que la sentencia de segunda instancia es

absolutamente nula, porque no llena los requisitos esenciales del debido

proceso. Destaca que hubo una interpretación errónea de la prueba.

Considera que en instancias anteriores de manera injustificada e ilegal, no


se recibieron los testimonios de los señores Ortiz-Monasterio Ramos y

Piedra Cordero. Asegura que en el resultando de la sentencia, se omitió

referirse a los motivos legales del despido justificado del actor. Agrega que

se debió hacer referencia a la carta de fecha 26 de abril de 2005.

Considera que no se cumplieron los requisitos del debido proceso y que el

accionante no desvirtuó la falta achacada. Apunta que el juzgado para

fundamentar su fallo, recurrió a transcripciones parciales de declaraciones

de algunos testigos y acomodó el criterio del tratadista Cabanellas de

Torres. Opina que el fallo se basó en testigos de referencia, ya que ninguno


acudió a la reunión del 14 de abril de 2005 en el que se dio el presunto

despido. Asevera que las únicas personas que estuvieron en esa reunión

fueron los personeros de la empresa Robert Kirk y Jaime Angüeira,

quienes expusieron categóricamente que el litigante no fue despedido en

esa ocasión. Señala que el gestionante hizo abandono voluntario y

malicioso de su trabajo. Objeta que incluso se le hiciera un apercibimiento

de que regresara a la empresa, sin embargo, rehusó cumplir con esa

obligación. Destaca que los proyectos de finalización del contrato


de trabajo, eran simples borradores, por lo cual no era factible asignarles

valor probatorio. Adiciona que tampoco de las declaraciones

confesionales del señor Kirk y la señora Víquez puede opinarse que el día

14 de abril se hubiese despedido al demandante. Desde su perspectiva, la

carta del 26 de abril de 2005 demuestra que esa fue la data del cese.

Subraya que el despido fue con causa, fundamentado en el

ausentismo del actor. Recalca que el salario del actor se canceló completo

hasta el 30 de abril de 2006. Objeta que no comprende como se le condena

a su representada a cancelar la suma de ¢52.506.000, si se tuvo por

acreditado que el despido había sido comunicado el 26 de abril de 2005.


Arguye que existe una contradicción en cuanto se demostró que se le

informó del despido al petente el día 26 de abril de 2005 y, al mismo

tiempo se tuvo como hecho no probado que el cese se diera en esa fecha.

Se muestra disconforme al considerar que se dieron una serie de faltas al

debido proceso. En concreto señala los siguientes aspectos: 1) no se

recibió la declaración de dos testigos propuestos por su parte, 2) no

hubo derecho de audiencia, 3) se desatendió su derecho de defensa y

los principios de inocencia e in dubio pro reo. Sostiene que la prueba se

recibió de manera irregular y antojadiza. Critica que se generaran una


serie de grabaciones inaudibles e incomprensibles, lo que entorpeció

su derecho de defensa. Menciona que en el caso de las declaraciones de

los testigos Perdomo y Angüeira, se violentaron los esquemas de

declaración de testigos que residen en el extranjero. Enuncia que no se

cumplió el principio pro sentencia al no recibirse la prueba testimonial y

por la forma deficiente en que se consignó el material que si fue recibido.

Ruega a este despacho que se transcriba la prueba y, que se retrotraigan

los efectos procesales de la causa, para que pueda impugnar con mayor
propiedad y certeza los alcances de las sentencias de instancias

precedentes. Dice que se quebrantaron los derechos de doble instancia y

de recurrir el fallo ante un juez o tribunal superior. Solicita que se reciban

los testimonios que ilegalmente fueron omitidos. Opina que el litigante no

tiene ningún derecho a que se le paguen los rubros y montos concedidos.

Insiste que no es acertado que se le hubiese condenado a cancelar costas a

su representada. Con base en lo anterior, requiere la revocatoria del fallo

(folios 374 a 402). RECURSO DEL ACTOR: Pretende que se le condene a

la demandada por el rubro de salarios caídos a título de daños y

perjuicios. Discute que no existe ningún documento en el proceso que


demuestre las supuestas faltas graves cometidas. Explica que la prueba

testimonial no es clara tampoco en determinar esa situación. De ahí deba

concluirse que el demandante nunca incurrió en ninguna alteración a los

registros contables ni en modificación de documento alguno, razón por la

cual, debe cancelársele el extremo que discute. Indica que al momento de

tomarse la decisión de finalizar la relación laboral por parte de la empresa,

adolecían de causa justa para ese proceder. Expone “Quedó amplia y

categóricamente acreditado que el vínculo de trabajo finalizó el 14 de

abril del 2005, cuando la empresa le presentó a (…) de manera


intimidante dos alternativas, tal y como era una práctica interna en la

trasnacional farmacéutica demandada: o bien que renunciara

al trabajo (acto que se intentaba disfrazar bajo la figura de “cese laboral

por mutuo acuerdo”) con la condición de que se le cancelarían una

liquidación por la suma total de ¢15.148.575,47, o en su defecto, así se

formuló la amenaza implícita, que se le despediría recibiendo un único pago

de ¢4.648.575,45, sin incluir los extremos de preaviso ni auxilio de

cesantía, sino únicamente salarios pendientes, unos días de vacaciones y


aguinaldo proporcional” (folio 418). Colige que nunca se demostró la

supuesta causa del despido que de forma verbal y de manera escrita le fue

imputado al gestionante. A su juicio, la interpretación restrictiva que hace

el juzgado y el tribunal, traería como resultado que las empresas adopten

políticas en las cuales a la hora de despedir a sus empleados sin

responsabilidad, no imputen causa alguna, para así ahorrarse el extremo

que se discute. Reclama que se condene a la accionada a resarcir el daño

moral ocasionado. Acentúa que la empresa no tenía elementos de prueba

para despedir al trabajador y por ello, actuó de manera desleal y

arrogante, buscando que firmase una documentación que le perjudicaría.


Asegura que la declaración del señor Perdomo fue clara en que al

momento de la finalización del vínculo no había prueba en

contra del servidor, por eso le presionaron e intimidaron para

economizarse el pago de una liquidación completa. Argumenta que ante la

imputación de una falta tan dañina y con tantos efectos negativos sobre la

carrera profesional del demandante, debería la empresa responder.

Describe que el actor después del despido, nunca ocupó un puesto de

director financiero en ninguna otra trasnacional y enfrentó serios

problemas emocionales. Respecto al salario en especie, enuncia que es


muy baja e insuficiente su fijación en el 15%. Por último, pide que se le

aumente el importe por costas a un 25% de la condenatoria. Con base en

lo anterior, pretende la revocatoria del fallo.

III.- SOBRE LOS AGRAVIOS REFERIDOS A LA FORMA: La parte

accionada establece una serie de agravios referidos a la forma, a

saber: a) que no fueran recibidas las manifestaciones de dos

testigos, b) que no se cumpliera con el debido proceso, c) que la forma en

que se recibió la prueba le generó indefensión y d) la existencia de


grabaciones inaudibles que entorpecieron su derecho de defensa. Pide que

se ordene transcribir la prueba testimonial y confesional, al igual de que se

retrotraigan las etapas del proceso, para poder así, preparar mejor su

defensa. Sobre este aspecto debe indicarse que en materia laboral, el

recurso de tercera instancia rogada no es admisible por razones de forma,

sino, solo por el fondo, quedando excluida la posibilidad de analizar los

reclamos por meros vicios procesales, salvo que se trate de alguno

sumamente grave. Esto por cuanto el artículo 559 del Código

de Trabajo expresamente establece: “Recibidos los autos, la

Sala rechazará de plano el recurso si se ha interpuesto contra lo que


disponen los artículos 556 y 557. Lo mismo hará cuando en el recurso se

pida únicamente la corrección, reposición o práctica de trámites

procesales”. En todo caso, analizados los autos no se observan los vicios

que señala. Durante la tramitación del proceso nunca existió conculcación

alguna del derecho de defensa de la empresa accionada. Nótese, que esta a

través de sus representantes, pudo hacer ejercicio de todos los

mecanismos que el ordenamiento jurídico disponía para tutelar sus

intereses. El artículo 502 del Código de Trabajo dispone que será

competencia de los Tribunales Superiores la constatación de que se


hubiera cumplido con las formas procesales, pudiendo incluso, en caso de

comprobarse que haya existido indefensión, decretar la nulidad de lo

actuado y devolver el expediente al juzgado de origen para que el proceso

sea sustanciado conforme a derecho y, en efecto, el órgano de segunda

instancia en su fallo razonó que no existían vicios causantes de nulidad o

indefensión. Los alegatos que realiza sobre la utilización de medios

electrónicos para documentar la audiencia deben descartarse. Al respecto,

esta Sala ha sido prolija en destacar, que esta clase de sistema, en


realidad beneficia a las partes de la controversia, pues les permite una

interacción directa con el material probatorio que se hubiese recabado.

Así, en el voto n.° 2012-0745 de las 11:38 horas del 24 de agosto de 2012

se dijo: “La oralidad en el proceso lejos de contradecir los derechos

constitucionales de los ciudadanos, brinda un sistema más garantista para

quien accede a la justicia. En efecto, con la aplicación de esta modalidad

procesal, además de promoverse valores y principios como el de

inmediación, concertación y celeridad. Al mismo tiempo, se permite una

valoración integral de la prueba, ya que los juzgadores de instancias

posteriores, contarán con un registro puntual del contenido de la


audiencia, brindándoseles un margen mayor de estudio al momento de

decidir un aspecto controvertido”. Por otro lado, luego de hacer un examen

minucioso de las grabaciones, se percibe que los registros audibles se

encuentran en perfecto estado, de tal suerte, que no hay razón para

decretar la nulidad de las actuaciones y, regresar el juicio a etapas

procesales anteriores (artículo 197 del Código Procesal Civil aplicable a la

materia laboral por remisión del ordinal 452 del Código de Trabajo). Debe

descartase por completo, la posibilidad que la no transcripción de la

prueba testimonial y confesional, haya causado indefensión a la empresa


demandada. Es claro, que su representación no sólo participó de su

producción, sino que en todo momento tuvo acceso irrestricto a ese

material. Por otro lado, debe recordarse que en nuestra materia rige el

principio de informalidad, de ahí que no es correcta la aseveración

respecto a que la forma en que se recibió la declaración de los testigos

Perdomo y Angüeira, trajera consigo algún irrespeto a

los principios constitucionales que rigen la administración de justicia. En

lo concerniente a la no admisión de los dos testimonios que señala, no se


visualiza el vicio apuntado. A folio 172 se observa la resolución del a-quo

de las 13:55 horas del 4 de noviembre de 2008 en la cual se fundamentó

acerca a las deposiciones del señor Ortiz-Monasterio Ramos: “Respecto al

argumento de que precede recibir al señor Luis Eduardo Ortiz Monasterio

Ramos como testigo, debemos señalar que esta posibilidad está vedada, por

cuanto nadie puede ser testigo de su propia causa, con lo cual se evita que

la misma parte se constituya como medio de prueba. Claro que no puede

decirse que el representante de una persona jurídica, sea parte

procesalmente, pero definitivamente, mientras ostente ese carácter, va a

actuar a su nombre, de ahí que los representantes de una sociedad


anónima, no son aptos, para que declaren como testigos en un proceso”

(folio 173). En lo tocante al testigo Piedra Cordero se resolvió en la

sentencia de primera instancia: “se prescinde del testimonio del Oscar

Piedra Cordero, el cual fue ofrecido por la parte demandada para declarar

en relación con los hechos generales de la demanda y su contestación,

aspecto sobre los cuales ya se refirieron abundantemente los deponentes

Jaime Angüiera y José Luis Perdomo en la audiencia de las trece horas con

treinta minutos del veinticuatro de junio del año dos mil nueve” (folio

236). A la luz de estos elementos, la no evacuación de los testimonios


contó con una amplia y válida argumentación parte del órgano de primera

instancia, la cual, como se dijo fue revisada por el tribunal determinando

que no hubo quebranto de las formas procesales.

V.- CONSIDERACIÓN PREVIA REFERIDA A LOS AGRAVIOS DE FONDO

EXTERNADO EN EL RECURSO DE LA PARTE ACCIONADA: Estudiado

con sumo detenimiento el recurso planteado por el representante de Merck

Sharp & Dohme I.A. Corp se denota que fundamenta su disconformidad

únicamente en la fecha asignada al despido del accionante, con el


propósito de demostrar que incurrió en ausentismo injustificado. Así las

cosas, no se ingresará al estudio de la otra falta imputada en la carta de

despido que se describe de la siguiente manera: “usted ha admitido que

alteró los registros contables y/o documentación correspondiente a dichos

registros de esta Compañía (…)” (folio 101).

V.- RESPECTO A LA FECHA DEL DESPIDO: Protesta la demandada

porque se fijó como fecha del despido el 14 de abril de 2005; su tesis es

que este ostentó su calidad de funcionario de la empresa hasta el 26 de

abril de 2005. Reprueba el valor probatorio que se le diera a las

declaraciones de los testigos Arias Sánchez y Soto Solano, aduce que en la


reunión en que presuntamente se le despidió al actor no se encontraban

presentes. La argumentación del órgano de primera instancia (avalada por

el tribunal), consistió en que estos deponentes expusieron una serie de

situaciones, las cuales ponderadas junto a la declaración

confesional del señor Kirk, permitieron arribar a la conclusión de que la

voluntad de la empleadora al momento de citar al actor a una reunión el

14 de abril del año antes mencionado, siempre fue dar por roto el vínculo

jurídico que existía. Sobre el tema, el apoderado de Merck Sharp & Dohme

(I.A.) Corp sirvió contestar que el trabajador fue citado en su oficina en la


fecha señalada y, que nunca le informó que iba a ser sometido a una

investigación interna para confirmar la existencia de la presunta falta que

se le achacaba. Asimismo, admitió que el día en que se realizó la junta, se

le comunicó que la empresa quería terminar la relación que hasta ese

momento mantenían. Además agregó: “yo dije a él en esa reunión, que por

razón que el había violado las políticas de la compañía y también las

normas prácticas de contabilidad de Estados Unidos e internacional, la

compañía había decido que es necesario terminar su trabajo con causa.


Aunque por dos razones, yo había obtenido un acuerdo con la compañía con

la casa matriz, por dos razones, para ofrecer a él una terminación de mutuo

acuerdo, si recuerdo bien, pagándole tres meses de salario y beneficios,

creo. Las dos razones, una para ayudarle en el tiempo durante él estar

buscando nuevo puesto y, la segunda para no dañar la posibilidad de

encontrar un nuevo puesto. (…). Como dije antes, la compañía había decido

por estas acciones, que la compañía consideró muy grave terminar la

relación laboral con causa, sin embargo, en lugar de esto la compañía había

acordado ofrecerle una terminación de mutuo acuerdo con estos pagos, no

fue presentado como aquí hay dos opciones. (…)”. (Declaración audible
contenida en el disco compacto adjunto al expediente). Estas afirmaciones

contradicen la posición de la parte demandada respecto a que el actor no

fue despedido en esa fecha, sino que iba a ser objeto de una investigación.

Es claro que para ese instante la empleadora había tomado ya la decisión

de finalizar la relación de trabajo, situación que fue bien entendida por el

accionante, quien producto de esa circunstancia dejó de presentarse a su

recinto laboral. Lo anterior, se refuerza si contemplamos lo dicho por el

señor Angüeira quien explicó: “Yo estaba ahí como representante de

recursos humanos de la compañía. (…). Se discutió que don (…) había


violentado unos procedimientos en el área financiera y que debido a eso, ya

no tenía la confianza de la compañía. Se le dijo que se quería llegar a un

acuerdo mutuo con él, debido a que anterior a esos eventos él había sido un

muy buen empleado de la compañía y que la compañía no quería

perjudicarlo en el sentido que pudiese conseguir empleo en otra empresa.

(…). El señor Kirk le hizo el comentario de que había violado las políticas de

la compañía interna y posiblemente algunas leyes de los Estados Unidos

que es donde la compañía está registrada y que debido a eso no podíamos


tenerlo más con nosotros, debido otra vez a la confianza que ya no

podíamos tener en él”. (Declaración contenida en el disco compacto adjunto

al expediente). A esta evidencia deben adjuntársele el hecho apuntado por

el a-quo, respecto a que para ese día la demandada se había cerciorado de

tener los fondos suficientes para cancelar la liquidación del actor; premisa

que desacredita por completo el material de folio 99 que la demandada

aportó a los autos, pues no se estima lógico que realizara esa serie de

actos, si su intención era apenas iniciar la averiguación de los hechos.

Veamos lo depuesto por la atestiguante Arias Sánchez: “tuvimos una

reunión fuera de la oficina, era en el Hotel Marriot de Escazú, el Courtyard,


íbamos a estar ahí del lunes al jueves. Fue la semana del 14 de abril de

2005, para esa semana se había planeado hacer una despedida a (…)

porque él había cambiado de puesto, había dejado de ser director financiero

y había pasado a ser el jefe de información, chief information officer era el

nombre del puesto. Eso iba a ser el miércoles y estando en la reunión con

los demás gerentes (…), se nos anunció que la despedida se había

cancelado. Yo como mi función era tesorera, yo era la que manejaba los

fondos, en esa semana (…) me preguntó que si teníamos fondos en la cuenta

en colones, me precisó un monto que yo ahora no recuerdo, yo le dije que


tenía que verificar, yo llamé a la oficina y verifiqué los fondos de la cuenta

con uno de mis muchachos y entonces le dije que sí, que el monto que me

había dicho sí estaba disponible, me dijo que iban a hacer una liquidación y

ocupaban unos cheque en blanco. Era una práctica normal cuando la

persona que se iba a despedir era una persona de cierta

importancia”. (Declaración audible contenida en el disco compacto adjunto

al expediente). Por su parte, el señor Soto Solano confirmó esa versión de

los hechos: “(…) que era la Directora de Recursos Humanos en ese


momento, llamó una o dos veces buscando a (…), fueron bastante repetidas

las llamadas, para el día martes (…) le pidió a (…) que era la tesorera que

hiciese una liquidación de fondos o que se asegurase que tuviese una

determinada cantidad de fondos en la cuenta. (…). Yo tenía una leve

sospecha de que por la actitud de (…), tal vez él iba a tomar una decisión

sobre (…) o sobre uno por lo que había pasado, pero tenía esperanzas a que

se iba a dar el debido proceso con la auditoría que se había prometido. La

sorpresa es que en el tiempo en que yo estuve, en el tiempo que fui tesorero

me tocaba firmar cheques (…), yo sabía del nivel de liquidaciones que se

hacían eran amplias, jugosas, que iban más allá de lo que estipula la ley.
(…). Me generó sorpresa es que para el día miércoles se le iba a dar una

recepción o una comida de despedida del departamento de finanzas,

puesto que (…) había sido promovido a otra área y era una recepción para

él, el comentario de (…) es que la actividad del día de mañana se cancela

de manera indefinida”. (Declaración audible contenida en el disco

compacto adjunto al expediente). Con base en estos elementos, no cabe

duda que la fecha de finalización del contrato fue la alegada por el

accionante. No es creíble que la demandada no tuviera el día 14 de abril la

idea de despedirlo, si se analiza que para esa data, había traído a su


Director de Recursos Humanos para América Latina al país, con el objeto

de que estuviera presente en la tantas veces citada junta con el

accionante. Además, elaboró y presentó documentación tendiente a

finalizar dicho vínculo (folios 16 y 17) y, por último, confeccionó varios

cheques en ese sentido. Conforme a esto, las restantes gestiones que hizo

la empleadora carecieron de cualquier justificación, pues una vez

materializado el cese, no se entiende cómo se pretendió sancionar al

gestionante por ausentismo, cuando era diáfano que este no poseía la


obligación de presentarse a sus órdenes. El hecho de que la empresa el día

26 de abril de 2005 (folios 101) dictara una carta de despido, en nada

beneficia su posición, pues ya le había externado su voluntad al

demandante, la cual había tenido plenos efectos jurídicos previamente.

VI.- DAÑO MORAL: En el presente asunto el accionante requiere el

resarcimiento del daño moral que la demandada le causó al despedirlo.

Basa su criterio en que se le imputó una falta dañina para su carrera

profesional y que nunca más pudo optar por un puesto en las mismas

condiciones en alguna otra empresa. Esta Sala ha estimado la procedencia

de un extremo de ese tipo siempre y cuando en el caso concreto se aprecie


que el despido por sus características y por la forma en que fue ejecutado,

haya infringido un sufrimiento más allá del que un cese común podría

ocasionar; para ello deberá ubicarse una necesaria relación de causalidad

entre la conducta del patrono y el menoscabo experimentado en la esfera

de la persona trabajadora e igualmente, que ese daño sea real y evaluable.

Sobre este tema debe recordarse lo dicho por este órgano en la

sentencia 2004-0481 de las 10:40 horas del 11 de junio de 2004 en

cuanto en ella se afirmó lo siguiente: “La terminación de la relación laboral

por decisión unilateral del patrono, es incompatible con


el derecho fundamental a la estabilidad en el empleo y su permanencia en

él. Cuando el patrono, sin causa justificada, decide poner término a la

relación obrero – patronal, la indemnización tarifada compensa los

menoscabos que representa la pérdida del empleo y consecuente

transgresión de aquel derecho. Pero la indemnización por daño moral,

se funda en la violación de derechos o bienes de naturaleza extra

patrimonial, a causa de los motivos que determinaron el despido o

por la forma en que éste se produjo. La nota característica de la


indemnización, más que en la responsabilidad

económica del patrono, está en la reparación del daño causado por

actos que extralimitan el poder sancionador. Todo daño debe ser

reparado. La atención se desplaza desde la óptica del patrono hacia

la del ex trabajador, a quienes las normas, valores

y principios del Derecho Laboral tienden a proteger desde siempre. Y si

ese es el espíritu y finalidad de las normas que sancionan el daño, con

mayor razón debe ser la fuerza motriz que oriente la labor del intérprete

(artículo 10 del Código Civil, y Plá Rodríguez.

“LOS PRINCIPIOS DEL DERECHO DEL TRABAJO”, 2º edición, Depalma,


1978, páginas 25 y 26). De manera que si el despido origina lesiones

morales, estas también deben ser reparadas en la jurisdicción laboral. (…).

Tratándose del daño moral subjetivo o puro, los Tribunales están

facultados para decretar y determinar el monto de la indemnización, en

atención a su naturaleza jurídica, correspondiente a la esfera interna de la

persona. Se deduce de pretensiones de hombre. La prueba pericial es

inconducente para fijar la cuantía o monto de la indemnización. Hay que

ponderar la intensidad del dolor sufrido, gravedad de la falta,

circunstancias personales, aflicción, angustia, desesperanza, ansiedad,


tiempo de duración, todos esos aspectos valorados con amplitud y libertad

de parte del juzgador (Cfr. Sala I de la Corte Suprema de Justicia, Nº

105 de 14-30 horas de 21 de noviembre de 1997). Si es objetivo, hay que

determinar su repercusión social, profesional, laboral y trascendencia, como

ocurre con el daño patrimonial” (la negrita y el subrayado no

son del original). El accionante en su recurso habla de hechos que

técnicamente no corresponden a daño moral, sino que se relacionan

directamente a un menoscabo en su patrimonio producto de la pérdida de


su empleo, las cuales de por sí, ya son contempladas por los

resarcimientos tarifados que se asignaron en instancias precedentes. De

ahí que no sea atendible la gestión.

VII.- SALARIO EN ESPECIE: En instancias anteriores se fijó en el

15% del salario el vehículo marca BMW modelo 2005, que la empresa le

brindaba al accionante para su uso discrecional. Este reclama que ese

monto es muy bajo y que debe elevarse. Respecto a la fijación económica

de esta clase de remuneración, este órgano ha indicado: “Nuestro

ordenamiento jurídico, en el artículo 166 señala que “por salario en especie

se entiende únicamente lo que reciba el trabajador o su familia en


alimentos, habitación, vestidos y demás artículos destinados a su consumo

personal inmediato. En lo tocante a la parte del salario, que pueda

legítimamente ser pagado en especie, con base en la interpretación que se

hace de lo establecido en el tercer párrafo del indicado numeral, se ha

considerado que, ese porcentaje (cincuenta por ciento), es el máximo a

conceder en especie; mientras no se haga, en cada caso, una valoración

diferente. En cuanto a la estimación del mismo, por lo general, las partes

no le dan un valor determinado, a lo pagado en especie, y no es sino hasta

que concluye el contrato, cuando se pretende establecer su valor, a los


efectos de calcular, correctamente, los derechos derivados de tal conclusión.

El citado párrafo tercero, del artículo 166, del Código

de Trabajo establece que “...mientras no se determine en cada caso

concreto el valor de la remuneración en especie, se estimará equivalente al

cincuenta por ciento del salario que perciba en dinero el trabajador”; sin

embargo, ha sido criterio reiterado el de que, en esas circunstancias, la

fijación no debe hacerse de por sí y de una vez, siempre en el cincuenta por

ciento indicado, sino que deben establecerse parámetros objetivos de


valoración y fijarse, luego, en el porcentaje que se considere pertinente; tal y

como bien lo hizo el A-quo ”. (Voto n.° 2002-0036 de las 10:20

horas del 6 de febrero de 2002). También en la resolución 2001-0110 de

las 14:50 horas del 9 de febrero de 2001 se expresó: “Ya esta Sala, en

reiteradas ocasiones ha señalado que la determinación del valor

correspondiente al salario en especie que reciba un trabajador, deberá

realizarse en cada caso específico, y sólo cuando ello resulte imposible, se

acudirá a la fijación del porcentaje establecido por ley. El hecho de que, en

el contrato de trabajo, no exista estipulación al respecto, no significa que tal

fijación opere en forma automática, menos en esta materia, en la cual las


relaciones laborales se nutren, con mayor énfasis, de la propia realidad. Tal

estimación debe hacerla el juzgador, en forma prudencial, en relación con lo

efectivamente percibido por el trabajador, con el mencionado carácter

salarial y no en relación con todos los beneficios recibidos del patrono;

pues lo cierto es que existen muchas liberalidades patronales que carecen

de esa naturaleza”. El salario mensual en metálico del petente se fijó

en ¢4.658.193,54, de tal modo, que se comparte el criterio del ad quem

de establecer el valor de la remuneración en especie en el 15% de esa

suma, ya que el beneficio económico que razonablemente pudo obtener el


servidor por gozar de ese suntuoso bien es equiparable a ese monto

(¢698.728,04).

VIII.- SALARIOS CAÍDOS A TÍTULO DE DAÑOS Y PERJUICOS: Se

muestra disconforme el accionante con la denegatoria del extremo por

salarios caídos a título de daños y perjuicios. El criterio que empleó el

juzgado (confirmado por el tribunal) para denegar este punto de la litis fue

el siguiente: “Respecto a la pretensión de que se condene a la accionada al

pago de los daños y perjuicios establecidos en el numeral 82 del Código


de Trabajo, debemos señalar que para el otorgamiento por concepto de

salarios caídos debe darse el presupuesto legal que el patrono despida a un

trabajador por alguna de las causales enumeradas en el artículo

81 del mismo Código y no lo comprobare. En el presente caso, a pesar de

que la accionada alegó que existió justa causa en el despido, se refiere al

que supuestamente realizó el veintiséis de abril del dos mil cinco, cuando

lo cierto, tal y como quedó demostrado, fue que el actor fue despedido el

catorce de abril del mismo año. En esa oportunidad al actor en el preciso

acto de despido no se le imputó falta o incumplimiento laboral injustificado

alguno relacionado con una eventual y supuesta alteración de registros


contables y documentación correspondiente a dichos registro (…), por lo que

resulta improcedente la pretensión de condenar a la demandada al pago de

daños y perjuicios establecidos en el numeral 82 del Código de Trabajo”

(folio 248 vuelto). Este despacho no comparte esa argumentación. Desde el

momento en que se trabó el proceso, la parte demandada alegó como

causa de la finalización del vínculo, la adulteración de estados financieros

y ausentismo, situación que se lee igualmente en la carta que se le entregó

al actor y en la prueba confesional rendida por el apoderado de la

accionanda. La jurisprudencia de la Sala ha considerado que el pago de


los daños y perjuicios contemplados por el ordinal 82 del cuerpo

normativo de estudio no proceden de manera irrestricta, sino que para su

asignación debe recurrirse a una valoración adecuada de los hechos, pues

esa indemnización es para faltas inexistentes y no para aquellas que

resultan insuficientes para el fenecimiento del contrato de trabajo. Al

respecto en la sentencia n.° 1999-0104 de las 15:00 horas del 5 de mayo

de 1999 se opinó: “Sí le asiste razón al recurrente cuando afirma que la

reparación prevista en el artículo 82 del Código de Trabajo no procede de


modo automático en todos los procesos en los cuales no se logra acreditar la

existencia de una causa justa de despido. Efectivamente, la jurisprudencia

ha decretado, de manera reiterada, la exoneración reclamada en el recurso,

en aquellos casos en los que la situación fáctica atribuida a la parte

trabajadora, por su co-contratante, no es falsa, ni es producto de una

actuación de mala fe. En esas hipótesis se ha considerado que, durante la

sustanciación del proceso, se demostraron circunstancias de hecho

importantes que, dentro del contexto, hace excusable su errónea

valoración y calificación como fundamento de un cese sin responsabilidad

patronal (ver, entre otros, los votos Nos. 123, de las 14 horas del 16 de
julio de 1986; 234, de las 14:40 horas del 8; y 259, de las 9:40

horas del 29; ambos del mes de octubre de 1997)”. El criterio esbozado

es aplicable al caso de estudio. Como se desprende de la prueba

testimonial, existió un hecho objetivo que motivó la actuación de la

demandada, el cual fue que se detectara un movimiento financiero que

erróneamente la llevó a considerar que había existido falta grave de

parte del servidor. Así, aunque este evento, que forma parte medular de lo

imputado al actor, no dio lugar al cese justificado, sí hace improcedente el

pago de la indemnización que se analiza en este considerando, pues


aunque no ameritaba un despido sin responsabilidad patronal, si existió

un hecho objetivo que motivó la sanción.

IX.- COSTAS: Ambas partes reparan sobre las costas. La demandada

pide que se le exonere de su pago y el trabajador que la cantidad

establecida, se eleve al 25% del importe de la condenatoria. Conforme lo

prevé el artículo 494 del Código de Trabajo, en concordancia con el

221 del Procesal Civil, aplicable a la materia laboral al tenor de lo

estipulado por el 452 del primer código citado, la regla general es que a la
parte “vencida” en juicio se le deben imponer las costas del proceso.

Excepcionalmente, el numeral 222 permite la exoneración en ese rubro, en

los expresos y taxativos supuestos que esa norma menciona. Esos

supuestos son: a) cuando haya litigado con evidente buena fe; b) cuando la

demanda o contrademanda comprendan pretensiones exageradas; c)

cuando el fallo acoja solamente parte de las peticiones fundamentales de la

demanda o reconvención; d) cuando el fallo admita defensas de

importancia invocadas por el vencido, y e) cuando medie vencimiento

recíproco. En el presente asunto no existe motivo para liberar del pago de

esas sumas a la empresa accionada. Nótese también que en la


tramitación del proceso negó pretensiones evidentes de la demanda

(ordinal 223 del Código Procesal Civil). Por otra parte, el artículo

495 del Código de Trabajo en lo que interesa regula sobre el tema:

“Aunque haya estipulación en contrario, la sentencia regulará

prudencialmente los honorarios que corresponden a los abogados de las

partes. Al efecto, los tribunales tomarán en cuenta la labor realizada, la

cuantía de la cosa litigada y la posición económica del actor

y del demandado. Dichos honorarios no podrán ser menores del quince

por ciento ni mayores del veinticinco por ciento del importe líquido de la
condenatoria o de la absolución en su caso; (…)”. Una vez ponderados los

parámetros expuestos por la norma transcrita se estima que la fijación de

los honorarios de abogado hecha por el ad quem fue ajustada a derecho,

de modo que no existe razón para variar lo fallado.

X.- CONSIDERACIONES FINALES: En mérito de lo que viene debe

darse confirmatoria al fallo que se conoce.

POR TANTO

Se confirma la sentencia impugnada.


Orlando Aguirre Gómez

Julia Varela Araya Eva María Camacho Vargas

Diego Benavides Santos María del Rocío Carro Hernández

cgutic
2
EXP: 05-002402-0166-LA
Teléfonos: 2295-3671, 2295-3676, 2295-3675 y 2295-4406. Facsímile: 2257-55-94. Correos Electrónicos:
crojas@poder-judicial.go.cr. y mbrenesm @poder-judicial.go.cr

Según mis conocimientos podemos ver que hay incongruencias y que se violan
algunos derechos que tiene la colaboradora ya que se despide de forma verbal sin
que exista testigos para poder constatar la efectividad, la organización después de
días de ausentismo indica que la persona hizo abandona de labores por
consiguiente aducen la falta que provoca ella con su ausentismo, por eso es de
suma importancia que a la hora de prescindir de las labores de un colaborador se
le haga la carta con todas las observaciones tanto el porqué, a que articulo se le
atribuye tal despido y sobre todo testigos que puedan aseverar que talvez el
colaborador fue el que no quiso firmar, y con ese consignar los derechos que se le
tienen que cancelar, hay empresas que recurren a esas malas prácticas para no
pagar.
) El principio de primacía de la realidad Como consecuencia simultánea de la
buena fe, de la desigualdad entre las partes, del repudio al fraude y a la
simulación de ilícitos, y a la interpretación racional de la voluntad de las partes
en orden a cuál es el negocio jurídico laboral que concertaron, se configura el
principio de la primacía de la realidad. Este principio ‘‘significa que en caso de
discordancia entre lo que ocurre en la práctica y lo que surge de documentos o
acuerdos, debe darse preferencia a lo primero, es decir a lo que sucede en el
terreno de los hechos (Plá Rodríguez). La consecuencia práctica es que
comprobada la inadecuación documental o contractual a la realidad de la
relación laboral de que se trate, son de directa aplicación las normas imperativas
que la rigen, a despecho de la que se aparentó.

Si el empleador tenía pruebas de alguna malversación o dolo que hubiese hecho


la demandante porque no la despido sin responsabilidad patronal porque es
hasta después que se efectúa demanda indica que se despido por alguna falta y
por falta de confianza queda en duda quien indica la verdad porque si existe dolo
es fácil para el empleador demostrarlo, sustentar y avalar cualquier entre dicho
que exista.

En el momento de encontrarnos con situaciones que dejan un sin sabor tanto para el
empleador como para el subordinado lo mejor es usar las herramientas, argumentos para
proteger en su momento tanto el derecho del trabajador como el de la empresa donde hay
derechos y normas y responsabilidad por ambas partes.

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