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UNO

INGRESADO
12:37:21
15-03-2018
EN LO PRINCIPAL: Requerimiento de inaplicabilidad por inconstitucionalidad;
PRIMER OTROSÍ: Acompaña documentos; SEGUNDO OTROSÍ: Suspensión del
procedimiento; TERCER OTROSÍ: Acredita personería; CUARTO OTROSÍ:
Patrocinio y poder; QUINTO OTROSÍ: Solicita forma de notificación que indica.

Excelentísimo Tribunal Constitucional

Juan Carlos Ferrada Bórquez, abogado, domiciliado para estos efectos en


Andrés de Fuenzalida N°17, oficina 11, comuna de Providencia, en representación
convencional de "EMPRESA NACIONAL DE ENERGIA ENEX S.A.", en adelante
"ENEX", persona jurídica del giro de su denominación, a S.S.E. respetuosamente digo:

Que, en conformidad a lo dispuesto en el artículo 93 N°6 de la Constitución


Política de la República (en adelante, CPR) y los artículos 79 y siguientes de la Ley
N°17.997 Orgánica Constitucional del Tribunal Constitucional, cuyo texto refundido
fue fijado por Decreto con Fuerza de Ley N°5 de 2010 (en adelante, LOCTC), vengo
en interponer requerimiento de inaplicabilidad por inconstitucionalidad, a fin de que
declare inaplicable el inciso 1° del artículo 4° de la ley N°19.886 de Bases sobre
Contratos Administrativos de Suministro y Prestación de Servicios (en adelante,
LBCAS), respecto de la gestión pendiente llevada ante la Excma. Corte Suprema, Rol
N°2434-2018, caratulada “REBOLLEDO con EMPRESA NACIONAL DE
ENERGIA ENEX S.A.”.

Dicha gestión pendiente se refiere a un Recurso de Unificación de


Jurisprudencia en materia laboral interpuesto por “ENEX” en contra de la sentencia
dictada por la Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago, Rol N°1993-2017, que
acogió la denuncia de tutela laboral interpuesta por el demandante en contra de esta
empresa, imponiendo como consecuencia la sanción establecida en la parte final del
inciso 1° del artículo 4° de la LBCAS, el que señala lo siguiente:

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DOS

“Artículo 4º.- Podrán contratar con la Administración las personas


naturales o jurídicas, chilenas o extranjeras, que acrediten su situación
financiera e idoneidad técnica conforme lo disponga el reglamento,
cumpliendo con los demás requisitos que éste señale y con los que exige
el derecho común. Quedarán excluidos quienes, dentro de los dos años anteriores
al momento de la presentación de la oferta, de la formulación de la propuesta o de la
suscripción de la convención, según se trate de licitaciones públicas, privadas o
contratación directa, hayan sido condenados por prácticas antisindicales o infracción a
los derechos fundamentales del trabajador, o por delitos concursales establecidos en el
Código Penal” (la cursiva es nuestra).

La aplicación del precepto legal antes transcrito configura, a nuestro juicio,


una vulneración concreta y específica, en este caso, de lo dispuesto en los artículos 6, 7,
19 N°2 y N°3 de la Constitución Política de la República, por los antecedentes de
hecho y de derecho que paso a exponer:

I. Antecedentes de la gestión pendiente

1. Controversia judicial planteada

Con fecha 13 de abril de 2017 don Enrique Alejandro Rebolledo Maureira


interpuso denuncia por vulneración de derechos fundamentales, particularmente a su
derecho a la honra, con ocasión de su despido y, en subsidio, demanda por despido
indebido y cobro de prestaciones, dando con ello inicio a la causa “REBOLLEDO con
EMPRESA NACIONAL DE ENERGIA ENEX S.A.”, RIT T-432-2017, seguida el
2° Juzgado del Trabajo de Santiago.

Su acción la fundó, en primer lugar, en supuestos hechos que habrían


ocurrido con ocasión del despido, los que configurarían, a su juicio, un trato vejatorio,
al ser desalojado de su lugar de trabajo el día del despido y a la información que fue
dada a sus ex compañeros de trabajo en reunión citada a tal efecto. En esta reunión, su
jefe directo habría informado que su desvinculación se debía a la pérdida de confianza

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TRES

por parte de la empresa, ya que se habrían detectado anomalías en las rendiciones de


gastos efectuadas por el denunciante, lo que unido al tenor de la carta de aviso de
despido imputándoles estos hechos y la falta de concordancia entre éstos y la causal
legal de despido invocada por la empleadora, “necesidades de la empresa”,
configuraban una vulneración de su derecho fundamental a la honra.

Mediante su escrito de contestación, de 25 de mayo de 2017, ENEX solicitó


el total y completo rechazo de las acciones impetradas, señalando, en primer lugar,
respecto de los motivos del despido del actor, que el demandante, en atención a su
cargo, tenía a su disposición tarjetas de débito y de crédito de la empresa para gastos
relacionados con su actividad laboral, las que no obstante utilizó para gastos que no se
enmarcaban dentro de lo permitido. Así, por ejemplo, se detectaron gastos en días
feriados en los cuales no se encontraba trabajando, almuerzos en horarios distintos a
los habituales y cargas de combustible en su vehículo particular y no en el asignado por
la empresa, todas irregularidades reconocidas posteriormente por el denunciante.

En relación con la pretendida vulneración de derechos fundamentales, ENEX


señaló que se había limitado a hacer uso de las facultades que le franquea el
ordenamiento jurídico, despidiendo al trabajador por necesidades de la empresa y
expresando las razones de ello, lo que no puede constituir por sí misma una
vulneración de sus derechos fundamentales. En todo caso, en el evento que se estimara
que la empresa ejerció esta facultad injustificada o erróneamente, el ordenamiento
contempla sanciones (indemnizaciones) y recargos que se devengan en favor del
trabajador, los que constituyen la contrapartida legal a la facultad concedida.

Pues bien, como se puede observar, la controversia jurídica está definida por
las dos acciones hechas valer por el señor Rebolledo en esta causa -una por vulneración
de derechos fundamentales y otra por despido injustificado-, y las excepciones y
defensas planteadas por ENEX, las que se centraban en determinar si había o no en los
hechos denunciados una vulneración del derecho a la honra y, en subsidio, si así no se
estimara por el tribunal, si existía un despido injustificado, atendidos estos mismos
hechos en relación a la causal legal invocada.
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CUATRO

2. Sentencia del juez laboral de instancia

El 28 de agosto de 2017, la Magistrado Titular del 2° Juzgado de Letras del


Trabajo de Santiago, doña María Teresa Quiroz Alvarado, resolvió el litigio
promovido, rechazando la denuncia de vulneración de derechos fundamentales y
acogiendo la demanda subsidiaria por despido injustificado, condenando a ENEX al
pago de indemnizaciones por término de contrato de trabajo, con un recargo legal de
un 30%, y dando lugar también al pago del feriado legal.

Así, el tribunal señaló, en relación a la denuncia por vulneración a los


derechos fundamentales, que los “hechos alegados como vulneratorios por el denunciante no
fueron probados ni siquiera indiciariamente”. En efecto, agrega el fallo, “todo el fundamento de la
acción de tutela estuvo relacionado con la forma en la cual se habría despedido el actor, respecto de lo
cual la prueba incorporada por el actor solo dio cuenta del hecho de haberse producido el despido en los
términos que planteó, esto es, que fue llamado a una reunión en una oficina privada donde le comunicó
el término de la relación laboral, tal como lo reconoció la demandada. También fue reconocido por la
demandada y ratificado por sus testigos que en ese acto se rompió frente al demandante la tarjeta de
crédito que le entregó la empresa para gastos de la misma sin que se aportara prueba sobre la
humillación que dice haber sufrido con ese acto. Por el contrario, esta sentenciadora estima que ese acto
fue una medida de seguridad para ambas partes ya que con ello quedaba claro tanto para el trabajador
como para empleador que la tarjeta no podría ser usada y por lo tanto no se podrían imputar al actor
gastos posteriores a ese momento”. Además que, “en cuanto a la forma de salir de la empresa, ni
siquiera los testigos del actor dieron cuenta de alguna actitud o comportamiento vejatorio por parte del
empleador en ese momento”.

Finalmente, a juicio del tribunal, “el único hecho que quedó demostrado es que en la
reunión a la que llamaron a los testigos del actor y a otros trabajadores, se les comunicó que el
demandante había sido despedido y que se habría informado que fue por unos problemas de
rendiciones. Si bien esa no fue una acción del todo acertada por parte de la demandada, tampoco puede
considerarse como una vulneración a la garantía constitucional alegada. A mayor abundamiento y de
acuerdo a las impresiones de mensajería wsp entre el demandante y sus testigos, se desprende que algo

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CINCO

ellos sabían del tema de las rendiciones ya que se limitan a decir solo esas palabras referente al despido,
sin ahondar en detalles”(considerando 5º).

Adicionalmente, el tribunal rechazó la alegación respecto de supuestos


alcances vulneratorios de la carta aviso despido, pues con dicho criterio, a juicio del
tribunal, sería atentatorio el contenido de todas aquellas cartas que invocasen, por
ejemplo, falta de probidad, lo que no resulta “razonable ni lógico”. En efecto,
consideró “Ahora bien, en relación al texto de la carta de despido y sus posibles alcances
vulneratorios, será rechazada aquella alegación, ya que de acogerse esa tesis sería atentatorio el
contenido de todas aquellas cartas que invocasen falta de probidad, lo que no resulta razonable ni
lógico”.

3. Sentencia de nulidad de la Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago

En contra de la sentencia dictada el Juzgado de Letras del Trabajo, el


denunciante y demandante dedujo Recurso de Nulidad (Rol ICA Nº1993-2017)
invocando, en primer lugar, la causal del artículo 478 letra b) del Código del Trabajo1,
en relación con lo dispuesto en el artículo 4562 del cuerpo legal citado. En subsidio,
interpuso la causal del artículo 478 letra c) del mismo Código 3, y también en subsidio,
la causal del artículo 4774 del Código del Trabajo.

Con fecha 29 de diciembre de 2017, la Décima Sala de la Iltma. Corte de


Apelaciones de Santiago, resolvió acoger el Recurso de Nulidad Laboral interpuesto
1 Artículo 478.- El recurso de nulidad procederá, además:
b) Cuando haya sido pronunciada con infracción manifiesta de las normas sobre la apreciación de la prueba
conforme a las reglas de la sana crítica;
2 Art. 456. El tribunal apreciará la prueba conforme a las reglas de la sana crítica.

Al hacerlo, el tribunal deberá expresar las razones jurídicas y las simplemente lógicas, científicas, técnicas o de
experiencia, en cuya virtud les asigne valor o las desestime. En general, tomará en especial consideración la
multiplicidad, gravedad, precisión, concordancia y conexión de las pruebas o antecedentes del proceso que utilice,
de manera que el examen conduzca lógicamente a la conclusión que convence al sentenciador.
3 Artículo 478.- El recurso de nulidad procederá, además:

c) Cuando sea necesaria la alteración de la calificación jurídica de los hechos, sin modificar las conclusiones
fácticas del tribunal inferior;
4 Artículo 477.- Tratándose de las sentencias definitivas, sólo será procedente el recurso de nulidad, cuando en la

tramitación del procedimiento o en la dictación de la sentencia definitiva se hubieren infringido sustancialmente


derechos o garantías constitucionales, o aquélla se hubiere dictado con infracción de ley que hubiere influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo. En contra de las sentencias definitivas no procederán más recursos.
El recurso de nulidad tendrá por finalidad invalidar el procedimiento total o parcialmente junto con la
sentencia definitiva, o sólo esta última, según corresponda.

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SEIS

por la demandante, por la primera de las causales antes citadas, esto es, por infracción
manifiesta de las normas sobre la apreciación de la prueba conforme a las reglas de la
sana crítica, señalando que:

“La causal de terminación del contrato de trabajo, esto es, las necesidades de la empresa
que establece el inciso primero del artículo 161 del Código del Trabajo, se refiere a una
causal de despido objetiva, ajena a la conducta contractual o personal del dependiente y
que excede, la mera voluntad del empleador ya que requiere la concurrencia de hechos o
circunstancias que la hagan procedente.
Que como el propio sentenciador lo expresa en el motivo sexto del fallo, el hecho relatado
en la carta de despido no está contemplado en la norma legal citada, por lo que no es
admisible prueba al respecto. La exigencia de detallar los hechos en la carta de despido
dice directa relación con el derecho a defensa que tiene el afectado con la grave decisión de
terminación de su contrato, ya que le permitir articular de buen modo la defensa de sus
derechos, y aparece incluso más necesaria cuando se invoca una causal como esta, en la que
normalmente deben aportarse antecedentes técnicos como, por ejemplo, datos detallados que
expliquen las razones del proceso de racionalización o reestructura, junto con todos los
antecedentes fácticos que motivan el despido. No resulta, entonces, lógico, que se invoque la
causal de necesidades de la empresa y se justifique en hechos que la extralimitan, como la
pérdida de confianza y los demás que se detallan en la misma.
Expresa, además, el sentenciador, que en relación con el texto de la carta de despido y sus
posibles alcances vulneratorios, debe ser rechazada, puesto que, de acogerse tal tesis, sería
atentatorio el contenido de todas aquellas cartas que invocasen falta de probidad, lo que no
resulta razonable ni lógico. Lo anterior constituye claramente un error, toda vez que lo
indicado puede ser efectivo cuando se invoque la causal referida, lo que no ocurre en este
caso, en que se aducen necesidades de la empresa y se imputan hechos propios de la falta de
probidad (considerando 3°).

Agrega que:

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SIETE

“En efecto, resulta contrario a la lógica y a las máximas de experiencia, que el


sentenciador estime que no concurren indicios de vulneración cuando se comunica al actor
la terminación de su contrato de trabajo, aduciendo como causal la de necesidades de la
empresa, pero invocándose hechos diversos que importan atribuir al trabajador conductas
carentes de honradez u honestidad, de los cuales es dable presumir que hubo una
afectación innecesaria y desproporcionada a la dignidad del trabajador, con actos que
lesionan la honra porque implican imputación de hechos deshonestos y, todavía más, de un
modo tal que no puede refutarse ni desvirtuarse, porque no tiene ninguna correspondencia
con la causa legal de terminación del contrato de trabajo.
Que por lo razonado la causal en estudio deber ser acogida” (considerando 4°).

Acto seguido, y sin previa vista, la Corte dicta sentencia de reemplazo, acogiendo
la denuncia de tutela, estableciendo:

“Que la carta de despido del actor señala que se le pone término a su contrato de trabajo
por la causal del artículo 161 inciso primero del Código del Trabajo, sin embargo, en la
relación de los hechos se indican circunstancias ajenas a la causal. En efecto en la referida
comunicación se expresa “Esta necesidad se basa en la pérdida de confianza que se genera
a partir de algunas situaciones tales como rendiciones de gastos ocasionados fuera del
ámbito laboral”.
Que si bien es cierto la jurisprudencia de nuestros tribunales ha señalado, en general, que
la imputación de hechos en la carta de despido, por si solos, no es suficiente para dar por
afectada la honra de la persona, pero en el caso de autos se invoca una causal como es las
necesidades de la empresa y se indican hechos que la exorbitan claramente, y que merodean
la falta de probidad, dejando además al trabajador en la indefensión frente a las
imputaciones.
Pero, aún en el caso de la falta de probidad, la publicidad de la misma sí puede, como en
este caso, afectar la honra, puesto que el destinatario natural de la carta es el trabajador, y
la difusión, entre sus pares, causa una lesión al derecho constitucional indicado.

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OCHO

En relación con lo anterior, en este caso es un hecho acreditado en la sentencia que la


demandada realiza una reunión con el personal en la cual comunican la terminación del
contrato de trabajo del actor por las razones indicadas en la carta de despido. Por último,
también es un hecho acreditado, que en el acto del despido se rompe frente al actor la
tarjeta de crédito que le había proporcionado la empresa”.

Como consecuencia de lo anterior, la Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago


ordenó, una vez ejecutoriada la sentencia, se remita copia de ella a la Dirección del
Trabajo para su registro, en cumplimiento de lo dispuesto en el inciso final del artículo
295 del Código del Trabajo, para que ENEX sea incluida en el registro de empresas
condenadas por vulneración a los derechos fundamentales de los trabajadores. Esto
implica, que una vez producido lo anterior, la Dirección de Compras y Contratación
Pública (“Chilecompra”) procederá a catalogar como “No Hábil” para contratar con el
Estado a la ENEX, de acuerdo a lo dispuesto en la parte final del artículo 4° de la Ley
N°19.886, precepto que precisamente se denuncia como contrario a la Constitución, tal
como se aplica en este caso.

4. Recurso de unificación pendiente ante la Corte Suprema

Con fecha 17 de enero de 2018, mi representada, ENEX, interpuso Recurso


de Unificación de Jurisprudencia en contra de la sentencia dictada por la Iltma. Corte
de Apelaciones de Santiago. El fundamento de éste es la interpretación diversa que han
sostenido los Tribunales Superiores de Justicia en esta materia, particularmente en
relación a la existencia o no de una vulneración de derechos fundamentales en una
carta aviso de despido, atendidos los hechos expuestos en ésta. En este sentido, mi
representada sostiene que más allá de los hechos invocados en la carta aviso, ellos no
constituyen por si mismos una vulneración a algún derecho fundamental del
trabajador, ya que más allá de la veracidad o falsedad de los mismos, no constituyen
más que una exteriorización de la calificación que el empleador mantiene sobre sus
trabajadores.

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NUEVE

Así, en el caso objeto de este juicio laboral, no procedería determinar que un


despido es necesariamente lesivo de derechos fundamentales por la circunstancia de
contener la carta aviso de despido hechos que no se condicen con la causal de derecho
invocada, aun cuando en opinión de los sentenciadores los hechos invocados serían
propios de una causal distinta de la invocada. En efecto, si bien las expresiones vertidas
en la carta aviso pueden considerarse para algunos como inapropiadas o innecesarias, a
la luz de la causal invocada (“necesidades de la empresa”), las mismas no pueden
constituir una vulneración de los derechos fundamentales del trabajador. De este
modo, más allá de la veracidad o no de los hechos invocados, o de que la empresa
logre justificar o no la causal de despido, las afirmaciones o calificaciones en la carta
aviso no pasan de ser una calificación jurídica de una parte, la que, por cierto, está
sometida a la revisión de un tribunal de justicia.

Así las cosas, a juicio de mi representada, la Corte no debió resolver que el


despido del actor fue con vulneración de su derecho fundamental a la honra, a
consecuencia de señalarse en la carta aviso de despido por necesidades de la empresa,
hechos propios de una causal distinta a la invocada (falta de probidad según los
sentenciadores), ya que ello excede el marco de esta tutela laboral y sólo pueden
constituir, eventualmente, un despido injustificado, operando los recargos y sanciones
correspondientes.

Actualmente, el referido recurso se encuentra en la Excma. Corte Suprema en


etapa de examen de admisibilidad, de acuerdo con lo previsto en el artículo 483 A del
Código del Trabajo.

II. La norma legal cuestionada y su aplicación

1. El contrato de suministro como marco jurídico de la sanción de


inhabilidad cuestionada

La doctrina administrativista ha dado variadas definiciones de que debe


entenderse por contrato administrativo. En el ámbito comparado se le conceptualiza
como “un acuerdo de voluntades generador de obligaciones, celebrado entre un
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órgano del Estado en el ejercicio de las funciones administrativas que le competen, con
otro órgano administrativo o con un particular o administrado, para satisfacer
necesidades públicas”5, o bien, en términos más amplios, como “cualquier contrato que
celebra la Administración para el cumplimiento de sus tareas y cometidos,
independiente de su naturaleza jurídica”6.

En nuestro medio una de las definiciones más citadas es aquella que señal que
el contrato administrativo es aquel “acto jurídico bilateral celebrado entre la
Administración y un particular u otro órgano de aquella, que persigue un fin público, y
se somete a las reglas del Derecho Público”7. Esta última definición destaca los cuatro
elementos centrales que lo identifican, a saber, que se trata de un acto jurídico bilateral,
que una de las partes necesariamente es un órgano del Estado, que su objeto no es otro
que el de satisfacer las necesidades públicas y, por último, que su regulación está
sometida total o parcialmente a las normas de Derecho Público que dispone el
ordenamiento jurídico.

Ahora bien, atendida la gran dispersión normativa que existe en nuestro


derecho en la regulación de estos contratos administrativos, la doctrina nacional8
distingue seis tipos de contratos administrativos, tipología que está construida sobre la
base del objeto mismo del contrato. Así se distingue entre el contrato de construcción
de obra pública, el contrato de concesión de obra pública, el contrato de concesión de
servicio público, el contrato de concesión de un bien público, el contrato de empréstito
y el contrato de suministro y prestación de servicios.

Este último tipo de contratos, el contrato de suministro y prestación de


servicios, es el que ha tenido un mayor desarrollo en nuestro medio en el último
tiempo, ya que, como se sabe, se ha dictado toda una regulación en la materia (Ley

5 Marienhoff, Miguel. Tratado de Derecho Administrativo. Buenos Aires.1988. Editorial Abeledo-Perrot.


6 Spannowsky, W. GrenzenVerwaltingshandelnsdurchVertrageundAbsprachen. Berlín. 1994. Editorial
Duncker&Humplot.
7 Silva Cimma, Enrique. Derecho Administrativo Chileno y Comparado. Hechos Actos, Contratos y Bienes. Editorial Jurídica

de Chile. Santiago 1995, página 174.


8 Jara Tobar, Ángel. Revisión crítica del trato o contratación directa como modalidad de contratación administrativa.

Departamento de Derecho Público. Facultad de Derecho, Universidad de Chile. 2008, página 42.

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ONCE

N°19.886 y Decreto Supremo 250/2004, del Ministerio de Hacienda), lo que ha


generado a su vez una jurisprudencia administrativa y judicial muy abundante.

Ahora bien, de acuerdo a esta Ley N°19.886 o LBCAS, se entenderá por


contrato de suministro el que tiene por objeto la compra o el arrendamiento, incluso
con opción de compra, de productos o bienes muebles. Así, se comprenden dentro de
éste, la adquisición y arrendamiento de equipos y sistemas para el tratamiento de la
información, sus dispositivos y programas y la cesión de derecho de uso de estos
últimos; los de mantenimiento de equipos y sistemas para el tratamiento de la
información, sus dispositivos y programas cuando se contrate conjuntamente con la
adquisición o arrendamiento; y los de fabricación, por lo que las cosas que hayan de ser
entregadas por el contratista deben ser elaboradas con arreglo a las características
fijadas previamente por la Administración, aun cuando ésta se obligue a aportar total o
parcialmente los materiales.

Esta regulación establece además las normas conforme a las cuales deberá
seleccionarse el contratante con la Administración del Estado, poniendo a la licitación
pública como la regla general en esta materia, y definiendo con precisión los casos o
supuestos en los que podría operar la licitación privada y el trato directo como
mecanismos excepcionales de selección del contratante privado. La forma como se
ejecutan y cautelan estas reglas y el tribunal y el procedimiento judicial especial
dispuesto para ello también aparece regulada en la ley y en el reglamento que lo
complementa, siendo esta normativa de especial trascendencia para cautelar los
principios que inspiran este nuevo sistema de contratación pública.

2. Las inhabilidades y prohibiciones para contratar con el Estado en el


contrato de suministro

En materia de contratos de suministro, en principio, podrán contratar con el


Estado todas las personas naturales o jurídicas, chilenas o extranjeras, que acrediten su
situación financiera e idoneidad técnica conforme lo disponga el reglamento,
cumpliendo con los demás requisitos que éste señale y con los que exige el derecho

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DOCE

común (artículo 4° de la LBCAS). En este sentido, el artículo 29 del Decreto Supremo


N°250/2004 señala que la idoneidad técnica y financiera de los oferentes será
acreditada en cada caso, de acuerdo a los antecedentes disponibles en el Registro de
Proveedores.

En el contexto anterior, y como manifestación del principio de probidad


administrativo consagrado en los artículos 8° inciso 2° de la Constitución Política de la
República y 52 de la Ley Orgánica Constitucional de Bases Generales de la
Administración del Estado (en adelante LOCBGAE), el artículo 4° de la LBCAS
establece causales de inhabilidad o impedimentos para contratar con el Estado y
también prohibiciones para contratar con determinadas personas.

En cuanto a las inhabilidades para contratar con la Administración el artículo


4° ya mencionado dispone que quedarán excluidas para contratar con el Estado las
personas naturales o jurídicas nacionales o extranjeras que dentro de los dos años
anteriores al momento de la presentación de la oferta, de la formulación de la
propuesta o de la suscripción de la convención, según se trate de licitaciones públicas,
privadas o contratación directa, hayan sido condenados por prácticas antisindicales o
infracción a los derechos fundamentales del trabajador, o por delitos concursales
establecidos en el Código Penal.

La inhabilidad referida en los términos actuales fue incorporada al texto del


artículo 4° de la LBCAS en virtud de dos modificaciones legales. La primera, tuvo lugar
con la incorporación de los dos primeros casos que se refieren a infracciones en el
ámbito laboral, mediante el numeral 1° del artículo único de la Ley N°20.238, que
modifica la Ley N°19.886, asegurando la protección de los trabajadores y la libre
competencia en la provisión de bienes y servicios a la Administración del Estado, De lo
que se trataba era “modificar la normativa general vigente en materia de adquisición de
bienes y servicios por parte del Estado, con el objeto de exigir a quienes contraten con
el Fisco, el pleno cumplimiento de la legislación impositiva, social y laboral.”9 La

9Mensaje proyecto de ley Boletín N°3620-13. Primer Informe de la Comisión de Trabajo y Seguridad Social de la
Cámara de Diputados, en primer trámite constitucional, de 7 de mayo de 2005.

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TRECE

segunda modificación legal incorporó la inhabilidad para contratar con personas


condenadas por delitos concursales, reforma que fue introducida por el artículo 401 de
la Ley N°20.720, que sustituye el régimen concursal vigente por una ley de
reorganización y liquidación de empresas y personas, y perfecciona el rol de la
Superintendencia del ramo.

Por su parte, las prohibiciones para contratar están consagradas en los incisos
6° y 7° del mismo artículo 4° de la LBCAS, disponiendo que ningún órgano de la
Administración del Estado y de las empresas y corporaciones del Estado o en que éste
tenga participación, podrá suscribir contratos administrativos de provisión de bienes o
prestación de servicios con los funcionarios directivos del mismo órgano o empresa, ni
con personas unidas a ellos por los vínculos de parentesco descritos en la letra b) del
artículo 54 de la LOCBGAE, ni con sociedades de personas de las que aquéllos o éstas
formen parte, ni con sociedades comanditas por acciones o anónimas cerradas en que
aquéllos o éstas sean accionistas, ni con sociedades anónimas abiertas en que aquéllos o
éstas sean dueños de acciones que representen el 10% o más del capital, ni con los
gerentes, administradores, representantes o directores de cualquiera de las sociedades
antedichas. Las mismas prohibiciones anteriores, se aplicarán a ambas Cámaras del
Congreso Nacional, a la Corporación Administrativa del Poder Judicial y a las
Municipalidades y sus Corporaciones, respecto de los Parlamentarios, los integrantes
del Escalafón Primario del Poder Judicial y los Alcaldes y Concejales, según el caso.
Estas prohibiciones fueron incorporadas al texto de la LBCAS por el artículo 13 de la
Ley N°20.088 de 2006.

3. La inhabilidad específica para contratar con el Estado por condena por


prácticas antisindicales o infracción a los derechos fundamentales del
trabajador

Como se señaló, la inhabilidad establecida en la parte final del inciso primero


del artículo 4° de la LBCAS tiene lugar respecto de aquellas personas naturales o
jurídicas nacionales o extranjeras que hayan sido condenadas por prácticas

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CATORCE

antisindicales o infracción a los derechos fundamentales del trabajador, lo que implica


una inhabilidad por dos años para contratar con el Estado. Así, para que opere esta
inhabilidad se requiere una sentencia condenatoria firme o ejecutoriada, dictada en el
marco de un procedimiento de tutela laboral, en el que se impone como sanción
accesoria al recargo indemnizatorio la inhabilidad referida.

Loa antecedentes de esta norma pueden encontrarse en la legislación


española, en el título XV del Código Penal (artículos 311 al 318), en que se contienen
una serie de delitos en contra de los derechos de los trabajadores, los que traen
aparejada como pena accesoria la prohibición temporal de contratar con el Estado.
Entre estos delitos se encuentran la imposición o mantenimiento de condiciones
ilegales laborales o de seguridad social, el tráfico ilegal de mano de obra, el
reclutamiento engañoso de mano de obra y empleo ilegal de extranjeros, la emigración
fraudulenta, la discriminación en el empleo público o privado, el impedimento o
limitación del ejercicio de la libertad sindical o del derecho de huelga y la infracción
dolosa o culposa de las normas de seguridad e higiene en el trabajo10.

Ahora bien, estas conductas delictivas están referidas, en principio, a las


personas físicas. No obstante, se encuentra asentada la posibilidad de que también las
personas jurídicas puedan delinquir, con independencia de la culpabilidad de las
personas físicas que la administran. Sin embargo, para que se pueda imputar a la
persona jurídica una responsabilidad penal es imprescindible que tal condena haya sido
impuesta como consecuencia de la realización de actuaciones delictivas en nombre o a
beneficio de aquella.

Por otro lado, el incuestionable carácter punitivo adicional que implica la


prohibición de contratar con el Estado, una vez establecida la culpabilidad penal del
autor, exige, en opinión de la misma doctrina hispana11, limitar los efectos de ésta. Así,
como ocurre con el propio delito que sirve de soporte a la prohibición, el tiempo de
operatividad de ésta ha de limitarse en función de la importancia y gravedad de la causa
10 Bermejo Vera, José (2008): “Las prohibiciones de contratar en la Ley de contratos del Sector Público”, en:
Revista Aragonesa de Administración Pública, N° Extra 10, páginas 109–140.
11 Idem.

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determinante, pues no existe en Derecho la “perpetuidad” de la sanción. En este


sentido, la normativa establece métodos y procedimientos diferenciados para, no
solamente constatar y declarar las prohibiciones, sino también establecer plazos de
operatividad de las mismas.

De ahí que la prohibición referida, en la legislación española, no opera


siempre de forma directa y automática por la dictación de la sentencia condenatoria,
sino que corresponden su determinación específica a los órganos de contratación
respectivos, a través del procedimiento administrativo, el cual estará a cargo del
Ministerio de Economía y Hacienda, previa propuesta de la Junta Consultiva de
Contratación Administrativa.

Ahora bien, en el caso chileno, esta inhabilidad para contratar con el Estado
está construida, como se sabe, como una sanción accesoria a la condena en un juicio
laboral por infracción a derechos fundamentales o prácticas antisindicales, no la
comisión de ilícitos penales. En su origen, de acuerdo a lo expuesto en la moción
parlamentaria presentada al efecto (Boletín Nº3620-13), su objetivo era propender a
una competencia leal entre los proveedores del Estado, no permitiendo que empresas y
personas naturales que infringen las normativas laborales y tributarias que se han fijado
para cautelar los derechos de los trabajadores y asegurar el financiamiento de los
programas gubernamentales, sean favorecidos con contratos públicos. Así, se busca
evitar que empresas que abusan reiteradamente de sus trabajadores, infringiendo la ley,
no reciben sanción alguna y, peor aún, mantengan una fluida relación y exitosa con el
Fisco.

En virtud de lo anterior, los parlamentarios autores de la moción propusieron


agregar una segunda parte al inciso 1º del artículo 4º de la LBCAS en los siguientes
términos:

“Quedarán excluidos quienes, al momento de la presentación de la oferta,


de la formulación de la propuesta o de la suscripción de la convención,
según se trate de licitaciones públicas, privadas o contratación directa,
registren deudas tributarias, previsionales o sociales pendientes, cualquiera

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0000016
DIEZ Y SEIS

sea su cuantía, como también, quienes hayan sido sancionados por


infracciones a la legislación laboral en los cinco años anteriores”.

Como se puede ver, la norma original propuesta utilizaba términos en plural,


no generando la operatividad automática de la inhabilidad a una sola condena, pero
ampliando su espectro de aplicación a toda sanción por infracción a la legislación
laboral en los cinco años anteriores. Sin embargo, esta norma fue modificada en la
Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados, en primer trámite constitucional 12,
disminuyendo de cinco a dos el período de inhabilidad y restringiendo las conductas
infractoras que traerían aparejada la inhabilidad. En estos términos, el proyecto
aprobado en general por la Sala de la Cámara de Diputados, en su segundo trámite
reglamentario y ante la misma Comisión de Trabajo, fue el siguiente:
“Quedarán excluidos quienes, al momento de la presentación de la oferta,
de la formulación de la propuesta o de la suscripción de la convención,
según se trate de licitaciones públicas, privadas o contratación directa,
registren saldos insolutos de remuneraciones o cotizaciones de seguridad
social, así como aquellas empresas condenadas por prácticas
antisindicales o infracción a los derechos fundamentales del
trabajador, dentro los anteriores dos años”.

Dicho texto pasó al Senado, para su segundo trámite constitucional, en el que


se planteó la discusión sobre el carácter reiterado no de la infracción señalada, para los
efectos de que opere la inhabilidad para contratar con el Estado. En este sentido, uno
de los señores Senadores planteó en la Comisión de Trabajo y Seguridad Social, la
necesidad de que la norma propuesta se entendiera aplicable sólo cuando existiera
pluralidad de infracciones o una conducta reiterada de incumplimiento de la legislación
laboral, ya que de lo contrario se excluiría en forma innecesaria y excesiva a las
empresas de los procedimientos de contratación pública. Así se señaló que “en los
términos en que la norma está propuesta, bastaría con una sola infracción a
tales derechos para quedar al margen de un proceso de licitación, lo que podría

12 Primer Informe de la Comisión de Trabajo y Seguridad Social de la Cámara de Diputados, recaído en el


proyecto de ley, en primer trámite constitucional, que modifica la Ley 19.886, asegurando la protección de los
trabajadores y la libre competencia en la provisión de bienes y servicios a la Administración del Estado, de 22 de
julio de 2004. Boletín N°3620-13.

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DIEZ Y SIETE

resultar excesivo. En consecuencia, se manifestó partidario de precisar la disposición


en tal sentido. En su opinión, la norma debería estar dirigida a quien tenga una
permanente conducta abusiva para con sus trabajadores, es decir, incurrir en
tales infracciones reiteradamente en el tiempo. Añadió que no parece tan claro que
la inhabilitación proceda si se trata de un caso aislado, a menos que, ese único caso sea
de tal entidad o gravedad que, por sí solo, sin necesidad de reiteración, amerite la
imposibilidad de participar en estos procesos públicos de selección de contratistas.
Señaló que, así como en el caso de las prácticas antisindicales se establece como
parámetro la existencia de una sentencia judicial condenatoria que haya recaído sobre la
empresa, del mismo modo, tratándose de los derechos fundamentales del trabajador,
debería contemplarse alguna pauta objetiva que refleje una conducta sostenida de
vulneración a tales derechos. Insistió, entonces, en la necesidad de definir ciertos
criterios que permitan precisar cuándo estamos en presencia de una infracción a los
derechos fundamentales del trabajador que, además, signifique la exclusión de una
empresa de un proceso de licitación. Lo anterior, propuso, podría ser según la
frecuencia con que acontezcan los hechos, la gravedad de la infracción o el número de
trabajadores a quienes afecta. Agregó que, de lo contrario, la norma resulta demasiado
excluyente y ello, a la postre, sólo deviene en una mayor concentración de los
prestadores de servicios.”13

Lo anterior es recogido de algún modo por el H. Senador Letelier, informante


del proyecto de ley ante la Sala del Senado, al afirmar que “el primer concepto que
subyace en la moción presentada por varios Diputados -entre ellos se incluye el actual
Senador señor Muñoz Aburto, quien integraba la Cámara en esa época, la cual
suscribimos varios parlamentarios, tiene como propósito excluir de la participación en
contratos con el Estado y evitar que ganen licitaciones publicadas en ChileCompra
aquellas empresas que no respetan las leyes del trabajo, que no cumplen con
13Primer Informe de la Comisión de Trabajo y Seguridad Social del Senado, recaído en el proyecto de ley, en
segundo trámite constitucional, que modifica la Ley 19.886, asegurando la protección de los trabajadores y la libre
competencia en la provisión de bienes y servicios a la Administración del Estado, de 22 de julio de 2004. Boletín
N°3620-13.

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DIEZ Y OCHO

sus obligaciones laborales y que mantienen prácticas antisindicales


contumaces. Así lo indica la letra a) del número 1 del artículo único del proyecto, que
modifica el inciso primero del artículo 4º de la Ley de Bases sobre Contratos
Administrativos, donde se establece el criterio de excluir a "quienes, al momento de la
presentación de la oferta, de la formulación de la propuesta o de la suscripción de la
convención, según se trate de licitaciones públicas, privadas o contratación directa,
hayan sido condenados por prácticas antisindicales o infracción a los derechos
fundamentales del trabajador, dentro de los anteriores dos años.".

Es decir, de los antecedentes legislativo de la tramitación de la Ley Nº20.380,


se parece extraer que la inhabilidad para contratar con el Estado que se quería
incorporar en el artículo 4° de la LBCAS se aplicaría a aquellos privados que no
cumplieran con la legislación laboral y que mantuvieran prácticas antisindicales de cierta
intensidad, a saber, graves o “contumaces”, parafraseando al parlamentario informante,
y no a cualquier infracción individual a los derechos de los trabajadores. Así, se buscaba
condenar a los “malos empresarios”, es decir, a aquellos que reiteradamente infringen la
normativa laboral y que, en virtud de aquello, disminuyen sus costos de producción -
aumentando utilidades-, perfilándose como un mejor oferente para el Estado desde el
punto de vista de su situación económico-financiera, frente a un empresario que sí
cumple con la legislación y obligaciones laborales.

En este contexto, la actual interpretación que están realizando algunos


tribunales de justicia de la norma incorporada por el numeral 1º de la Ley Nº20.380 al
inciso 1º del artículo 4º de la LBCAS no sólo se aleja de su idea matriz, en el sentido de
que estaba dirigida a quienes reiteradamente incumplen la normativa laboral, sino que
también rigidiza el sistema debido a que tiene aplicación tan sólo por una condena por
practica antisindical o vulneración a los derechos sin discusión o gradación de acuerdo,
por ejemplo, con la intensidad y/o tipo de incumplimiento. Esto exige, a nuestro juicio,
una reinterpretación de la norma legal sobre la base de los parámetros constitucionales,
evitando así sanciones excesivas o desproporcionadas que hagan absurda su aplicación
e ilusorios los derechos de los afectados.

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DIEZ Y NUEVE

4. La entidad y gravedad de la sanción legal en este caso

Como se dijo anteriormente, la interpretación actual de la segunda parte del


inciso primero del artículo 4º de la LBCAS, sostiene que la inhabilidad para contratar
con el Estado tiene lugar respecto de toda persona natural o jurídica, nacional o
extranjera condenada por practicas antisindicales o vulneración de los derechos
fundamentales de los trabajadores y se prolonga por dos años.

Así, en el caso del presente requerimiento, la Ilma. Corte de Apelaciones de


Santiago, mediante fallo Rol ICA Nº1993-2017, de 29 de diciembre de 2017, que
acogió la denuncia de tutela deducida por don Enrique Alejandro Rebolledo Maureira,
en contra de mi representada, y declarando que con ocasión del despido del
denunciante se ha vulnerado la garantía consagrada en el Nº4 del artículo 19 de la
Constitución Política de la República, se condenó a ENEXal pago de las siguientes
prestaciones:

a) 90 UF por concepto de indemnización sustitutiva del aviso previo;


b) 90 UF por concepto de indemnización por años de servicios;
c) 27 UF por concepto del incremento establecido en la letra a) del art culo 168 del
Código del Trabajo;
d) $ 16.354.878 correspondiente a seis remuneraciones por concepto de la
indemnización del inciso tercero del artículo 489 del Código del Trabajo, regulada
prudencialmente por dicha Corte; y
e) $ 2.180.650 por feriado legal.

De este modo, el monto total a pagar por mi representada asciende a


$24.082.71414, de los aproximadamente $17.078.424 tiene su fuente en la indemnización
establecida por el tribuna por la supuesta vulneración del derecho fundamental a la
honra del denunciante. Así, en caso que la Excma. Corte Suprema rechace el Recurso
de Unificación de Jurisprudencia presentado por mi representada, y que actualmente se

14Unidad de Fomento calculada a diciembre de 2017: $26.798.

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VEINTE

encuentra pendiente, deberá pagar dicha alta suma de dinero y además operaría la
inhabilidad para contratar con el Estado del artículo 4º de la LBCAS, siendo excluido
para ello del Registro Oficial de Proveedores del Estado.

Esto último es muy relevante, ya que si se considera que de las tres empresas que
proveen productos derivados del petróleo, combustibles, lubricantes y asfaltos 15 al
Estado actualmente, ENEX representa un 3%, lo que representa 968 órdenes de
compra equivalentes a más de 3.249 millones. Esta participación ha ido en aumento
sostenido en los últimos 3 años, triplicando los montos de sus contratos originalmente,
lo que da cuenta del perjuicio que se le causaría a ENEX con la aplicación de la sanción
accesoria antedicha. Además, ello limitaría aún más los oferentes que proveen de este
bien indispensable para el funcionamiento del Estado, quedando concentrado el
mercado en solo dos empresas proveedoras (COPEC y Petrobras16), perjudicando con
esto las posibilidades de la Administración del Estado de obtener mejores condiciones
en los procesos licitatorios que inicie, situación que atentaría evidentemente contra la
libre competencia.

Lo anterior implica, como se verá a continuación, una sanción excesiva y


desproporcionada para mí representada, ya que una discutida y controvertida
vulneración de un derecho fundamental de un trabajador, cuestión que fue rechazado
por cierto en primera instancia como se señaló y sólo acogida por la Iltma. Corte de
Apelaciones de Santiago, genera un perjuicio patrimonial para la empresa de más de
1000 millones de pesos al año, a lo que se adiciona la condena laboral específica de
indemnizar al trabajador por más de 24 millones de pesos más. Esto supone una
evidente transgresión a principios constitucionales básicos vigentes en nuestro derecho,
como el principio de proporcionalidad, la igualdad ante la ley y el derecho a un proceso
racional y justo, como ya se analizará.

15http://webportal.mercadopublico.cl/proveedor/92011000-2?_ga=2.37031715.2024925084.1520024583-

867897661.1464138079 Visitado: 2 de marzo de 2018.


16
Actualmente esta empresa tiene como nombre comercial “ESMAX”.

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VEINTE Y UNO

III. El principio de proporcionalidad como elemento clave para resolver la


controversia constitucional planteada

1. El concepto y contenido principio de proporcionalidad

Como se sabe, el principio de proporcionalidad, por regla general, no está


reconocido en los textos constitucionales. De hecho, en Alemania, que es donde surge
este principio, no existe una norma constitucional específica que consagre su existencia.
De ahí que la doctrina germana, realice un esfuerzo interpretativo para encontrar el
anclaje de este principio en su Carta Fundamental, derivándolo, en general, de los
derechos fundamentales. Así, se señala que “la dogmática general de los derechos
fundamentales contempla la prohibición de exceso como un límite de límites”, lo que
lleva a sostener que “los derechos fundamentales relativos a la libertad sólo pueden ser
limitados en que tal limitación es necesaria para la consecución de un interés público
legítimo, que motiva la intervención estatal”17.

Sin perjuicio de lo anterior, la doctrina más citada sostiene que es en el propio


Estado de Derecho donde el principio de proporcionalidad encuentra su fundamento
último y más integral18, ya que de él se infiere la obligación de los poderes públicos de
actuar conforme a criterios de racionalidad y justicia, respetando la regla general de
prohibición de exceso19. Es en este mismo sentido que se pronunció el Tribunal
Constitucional alemán en una famosa sentencia de 1968, reconociendo la prohibición
de exceso y el principio de proporcionalidad como manifestaciones del principio
constitucional más amplio configurador del Estado de Derecho20.

En el caso de España, que recogió en lo medular la doctrina constitucional


alemana en esta materia, fue su Tribunal Constitucional quien dio carta de nacimiento a
este principio de proporcionalidad, señalando que el ordenamiento jurídico español lo
reconoce implícitamente en tres preceptos constitucionales: el primero en el que afirma

17 Kluth, Winfried. “Prohibición de exceso y principio de proporcionalidad en Derecho alemán”, en Cuadernos de


Derecho Público, Nº 5, septiembre-diciembre 1998, 1998, página 223.
18 Maurer, Hartmut. Derecho Administrativo. Parte General, Marcial Pons, Madrid, 2011, página 274.
19 Kluth, 1998, página 225.
20 Kluth, 1998, páginas 219-220.

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VEINTE Y DOS

que España se constituye en un Estado Social y Democrático de Derecho y propugna


valores superiores de su ordenamiento de justicia y libertad (artículo 1.1); el segundo en
el que contempla el principio de prohibición de arbitrariedad de los poderes públicos
(artículo 9.3); y, finalmente, el tercero en que proclama la dignidad de la persona
(artículo 10.1)21. De esta forma, el principio de proporcionalidad se construye como un
principio general vinculado con el ejercicio no abusivo del poder público, que no sólo
afecta a la Administración del Estado, sino a que todas las autoridades y órganos del
Estado que desarrollan una potestad pública.

En el caso chileno, la doctrina nacional, siguiendo muy de cerca a la doctrina y


jurisprudencia hispana y germana, parece estar conteste en que el principio de
proporcionalidad se encuentra subsumido o integrado en nuestro ordenamiento
jurídico constitucional en la regla que declara la prohibición general de la arbitrariedad
(artículo 19 Nº2 de la Constitución Política de la República), así como las normas que
establece la garantía genérica de los derechos establecida en las bases de la
institucionalidad y que dan forma al Estado de Derecho (artículos 6° y 7° de la misma
Carta) y la garantía del contenido esencial de los derechos (artículo 19 N°26 de la
Constitución)22. No obstante para otros23, lo medular del principio de proporcionalidad
es la exigencia de razonabilidad en la actuación del órgano estatal, lo que implica
rechazar los actos arbitrarios o discriminatorios. En este contexto, las normas
constitucionales que establecen principios o reglas que proclaman la igualdad y
rechazan la arbitrariedad, como sería el caso de los artículos 19 numerales 2, 3, 16, 20 y
22, serían el fundamento directo del principio de proporcionalidad en nuestro
ordenamiento jurídico, habilitando a la jurisdicción constitucional u ordinaria, según el
caso, para controlar la conformidad de la actuación estatal con este principio.

21 Muñoz Machado, Santiago. Tratado de Derecho Administrativo y Derecho Público General, Iustel, Madrid, 2006, página
590.
22 Fuentes Cubillos, Hernán. “El principio de proporcionalidad en Derecho Penal. Algunas consideraciones acerca

de su concretización en el ámbito de la individualización de la pena”, en Revista Ius et Praxis, 2008, año 14, N°2,
páginas 21-29.
23 Cárcamo Riguetti, Alejandro. “La obligatoria observancia del Principio de Proporcionalidad de la sanción en el

Derecho Administrativo Sancionador: Fundamentos, alcances y aplicaciones”, en Sanciones Administrativas, X


Jornadas de Derecho Administrativo, Thomson Reuters, Santiago, 2014, páginas 154-155.

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VEINTE Y TRES

Por su parte, este Excmo. Tribunal, en los términos amplios en que ha


reconocido al principio de proporcionalidad, lo ha fundamentado en dos disposiciones
constitucionales especialmente: por un lado, en el artículo 19 Nº2 de la Constitución, en
la medida que establece el derecho a la igualdad ante la ley y la proscripción de la
arbitrariedad como un elemento central del ordenamiento jurídico; por otro, en el
artículo 19 Nº3 de la misma carta, en particular en el ámbito del Derecho
Administrativo sancionatorio, en cuanto exige un procedimiento racional y justo para el
ejercicio de las potestades sancionatorias24.
De lo antes expuesto queda en evidencia que los fundamentos jurídicos del
principio de proporcionalidad varían en cada ordenamiento, dependiendo de los
alcances que se le otorga al principio en cada Derecho. No obstante existe un mínimo
común en todos estos casos: la implícita prohibición de exceso a los poderes públicos,
lo que impone un ejercicio ponderado y razonable de sus potestades. De este modo la
proporcionalidad se vincula jurídicamente con el ejercicio racional del poder, lo que
exigirá siempre la existencia de un fundamento o motivación intersubjetiva aceptable
que justifique la decisión adoptada.

2. El principio de proporcionalidad como test de validez de las normas legales

Ahora bien, para determinar en cada caso si la intervención estatal se ajusta al


principio de proporcionalidad, la doctrina y la jurisprudencia comparada y nacional,
como es bien conocido, han formulado una tríada de elementos o subprincipios que es
preciso satisfacer, los que se identifican, en general, con la idoneidad o adecuación, la
necesidad y la ponderación o proporcionalidad en sentido estricto 25. Así, una actuación
estatal será conforme con el principio de proporcionalidad en la medida que cumpla
con estas tres condiciones, las que se relacionan con la persecución de una finalidad
legítima, de la inexistencia de un medio menos gravoso para satisfacer ésta y de un
balance adecuado entre medios y fines, respectivamente.

24 Entre otras, Sentencia del Tribunal Constitucional Rol Nº2658-14, de 9 de octubre de 2014.
25 Aldunate Lizana, Eduardo. Derechos Fundamentales, Legal Publishing, Santiago, 2008, páginas 264-265.

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VEINTE Y CUATRO

En este sentido, el principio de proporcionalidad, de acuerdo con estos


criterios, permitiría evaluar la licitud de todo tipo de límites normativos de las libertades, así
como la de cualesquiera interpretaciones o aplicaciones de la legalidad que restrinjan su
ejercicio, desde un concreto perfil o punto de mira: el de la inutilidad, innecesariedad y
desequilibrio del sacrificio. De este modo, si aquellos resultan, a priori, inútiles para
satisfacer el fin que dice perseguir, innecesario, por existir claramente otras alternativas
más moderadas que permitan alcanzar el mismo fin con igual eficacia o desproporcionado
en sentido estricto, por provocar evidentemente más perjuicios que beneficios, la medida
será inconstitucional por vulnerar dicho principio esencial del ordenamiento jurídico.

Como se puede observar, el principio de proporcionalidad tiene una amplia


operatividad en el derecho contemporáneo, ya que, por un lado, actúa como un criterio
de validez para las medidas administrativas limitativas de la libertad de los ciudadanos,
por otro, como parámetro de racionalidad de la sanción o pena y, en fin, en un tercer
ámbito, como regla de ponderación de las decisiones legislativas en relación a los
derechos fundamentales. Todas ellas comportan una exigencia de racionalidad en la
interpretación y aplicación del derecho, en que la autoridad o el operador jurídico
deben analizar, en el caso concreto, si la medida adoptada es consistente con el estatus
de libertad y titular de derechos que poseen las personas en un Estado de Derecho,
exigiendo así de aquella una justificación suficiente que fundamente la restricción o
limitación impuesta a éstas. En este contexto, el principio de proporcionalidad
impondrá a los autores de estas medidas cargas de argumentación que justifiquen
razonablemente la medida adoptada y la afectación necesaria de los derechos y
libertades involucrados, sin que aquellas pueden ser tachadas de arbitrarias o excesivas.

Ahora bien, este Excmo. Tribunal Constitucional ha reconocido al principio


de proporcionalidad como parámetro de validez de las actuaciones estatales en esta
triple dimensión, operando tanto como un límite material a las medidas restrictivas de
libertades o derechos que imponga la autoridad26, como en la evaluación de la debida

26 Entre otras, STC Rol Nº 2437-13, de 14 de enero de 2014.

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VEINTE Y CINCO

correspondencia entre conductas infractoras y sanciones o penas27 y, en fin, como


criterio de balanceo o ponderación entre una norma legal y un derecho fundamental 28.
En este sentido, de acuerdo con lo sostenido por el Tribunal Constitucional, el
principio de proporcionalidad tiene una amplia operatividad en nuestro derecho,
utilizándose por esta jurisdicción como un test de racionalidad de la actuación estatal,
especialmente en el ámbito de la afectación de derechos fundamentales29.

Así, en la Sentencia Rol Nº2744-14, esta Magistratura señaló que “el principio de
proporcionalidad, también conocido como “máxima de razonabilidad” o “principio de
prohibición de exceso”, es uno de los estándares normativos empleados por la
jurisdicción constitucional para determinar la validez de una interferencia en el ejercicio
legítimo de un derecho fundamental, en virtud del cual se examina la idoneidad,
necesidad y proporcionalidad estricta de la medida que interfiere con el derecho.
Tradicionalmente, se ha entendido que el principio de proporcionalidad contiene tres
subprincipios o subjuicios diferentes: el de idoneidad (o adecuación), el de necesidad
(indispensabilidad o intervención mínima) y el de proporcionalidad en sentido estricto
(o mandato de ponderación)…Y agrega la doctrina que el principio de
proporcionalidad exige que una medida limitativa de derecho se ajuste a un fin
previamente determinado. La medida debe ser idónea para la consecución del fin
pretendido (juicio de idoneidad). El segundo aspecto del principio de proporcionalidad
exige la adopción de la medida menos gravosa para los derechos que se encuentran en
juego. En otros términos, que la medida restrictiva sea indispensable para lograr el fin
deseado y sea la menos gravosa para el derecho o libertad comprometidos, frente a
otras alternativas existentes (juicio de necesidad). Por último, a la proporcionalidad en
sentido estricto se la percibe como un mandato de ponderación. Es el caso cuando
existen principios en pugna, en el evento de que la ley de colisión exija que se ponderen
los intereses en juego. En conclusión, debe asumirse que determinadas valoraciones

27 Entre otras, STC Rol Nº 2658-14, de 9 de octubre de 2014


28 Entre otras, STC Rol Nº 2071-11, de 19 de junio de 2012.
29 García Pino, Gonzalo y Contreras Vásquez, Pablo. “Diccionario constitucional chileno”, en Cuadernos del

Tribunal Constitucional, Nº 55, 2014, página 752.

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VEINTE Y SEIS

deben hacerse para establecer una relación de prevalencia entre los principios en
juego”30.
Precisamente, este Excmo. Tribunal Constitucional, utilizando el principio de
proporcionalidad como test para evaluar la constitucionalidad de las normas legales que
afectan derechos fundamentales, ha declarado la inconstitucionalidad de una norma
legal “basándose en la desproporción de la indemnización resultante de la aplicación de
la regla legal del artículo 108, literal b, de la Ley de Propiedad Industrial. Debe excluirse
la aplicación de una norma que desmesuradamente acrece, a título de indemnización,
beneficios desligados de la relación causal que la debe justificar”……“En definitiva, la
aplicación del precepto legal, en el sentido que se ha explicado precedentemente, no
supera un examen de proporcionalidad estricta, por cuanto permite, a título
indemnizatorio, obtener beneficios desligados de la relación causal entre el uso
antijurídico de la propiedad industrial y el enriquecimiento del requirente directamente
obtenido por tal uso, provocando en este último resultados gravosos que exceden
desproporcionadamente la finalidad legítima de la norma. Por lo mismo, se acoge
parcialmente el requerimiento, por vulnerar el principio de proporcionalidad basado en
el artículo 19, numeral 2°, de la Constitución”31.

En el mismo sentido, la sentencia Rol N°2422-13, que acogió el requerimiento


de inaplicabilidad del artículo 2331 del Código Civil, enfatizó que la norma impugnada
no satisface el test mínimo de proporcionalidad, pues podría generar una situación
especialmente gravosa. Así señaló que “como se desprende del tenor literal de la norma
cuestionada, su aplicación en la gestión pendiente impediría -a priori- toda reparación
del daño moral que se hubiere podido causar cuando éste haya tenido su origen en
imputaciones injuriosas, como es justamente el supuesto de hecho invocado en autos
por el requirente”32.

Finalmente, en la Sentencia Rol Nº2744-14 ya citada, dispuso que “como ha


dicho Robert Alexy, la exigencia de proporcionalidad se deriva de la propia pretensión

30 Tribunal Constitucional, Rol N°2744-14, de 8 de octubre de 2015.


31 Tribunal Constitucional, Rol N°2437-13, de 14 de enero de 2014.
32 Tribunal Constitucional, Rol N°2422-13, de 24 de octubre de 2013.

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VEINTE Y SIETE

de vigencia de los derechos fundamentales, que pueden entrar en colisión y cuya


capacidad de limitación mutua no puede determinarse sino teniendo en cuenta el peso
de cada uno de tales derechos en cada concreta colisión. Es así que en el caso de autos
la colisión entre la determinación del tipo penal y una sanción como la que señala el
artículo 467 del Código Penal, a una mera conducta de incumplimiento de una
obligación mercantil o civil, configura, en estricto rigor, una afectación de la exigencia
de proporcionalidad, la cual requiere la necesidad de considerar todos los intereses en
conflicto.…De esta manera, en el caso que nos ocupa es pertinente concluir que habría
una desproporción o inequidad entre el presupuesto fáctico constituido por el
incumplimiento de una obligación civil y la aplicación de una pena punitiva por dicho
incumplimiento”33.

Todas estas sentencias dictadas por este Excmo. Tribunal dan cuenta de la
aplicación recurrente del principio de proporcionalidad como test de constitucionalidad
de las normas legales, imponiendo al legislador estándares de idoneidad o adecuación,
necesidad y ponderación o proporcionalidad en sentido estricto, atendidos los bienes
jurídicos puestos en juego con la regulación. Esto implica un deber de justificación
mayor de las normas legales dictadas, las que no solo deben ampararse en la legitimidad
de su origen y la finalidad pública perseguida, sino también en su racionalidad intrínseca
dentro del ordenamiento jurídico.

3. El principio de proporcionalidad como específica prohibición de exceso

El principio de proporcionalidad puede ser conceptualizado también,


siguiendo al Tribunal Constitucional Alemán, como la prohibición que pesa sobre los
poderes públicos de cometer excesos, estableciéndose la obligación de que sus
actuaciones estén contenidas dentro de los límites generales que señala el ordenamiento
jurídico34. Esta dimensión es muy relevante para las penas y las sanciones

33 Tribunal Constitucional, Rol N°2744-14, de 8 de octubre de 2015.


34 Zúñiga Urbina, Francisco; Martínez Estay, José Ignacio; y Rainer, Arnold. “El principio de proporcionalidad en
la jurisprudencia del Tribunal Constitucional”, en Estudios Constitucionales, año 10, N°1, 2012, página 68.

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VEINTE Y OCHO

administrativas, ya que suponen un límite al legislador para regular el ejercicio del poder
punitivo y sancionador administrativo del Estado.

El origen de este principio se puede encontrar en el Derecho prusiano de


policía, en donde la proporcionalidad cumplía una función orientativa respecto de las
intervenciones en la libertad individual35. Ello se formuló en un principio general del
Derecho Público que señalaba, en los términos de C.G. Suárez, en que el “Estado solo
está legitimado para limitar la libertad individual en la medida en que es necesario para
asegurar la libertad y seguridad de todos”36. En este sentido Otto Mayer señala, en su
clásico tratado de Derecho Administrativo alemán, que el “fundamento del poder de
policía en el derecho natural exige que la defensa esté en proporción con la perturbación;
de este modo se fija la medida de la potestad de la policía. No cabe presumir que la ley,
mediante las autorizaciones generales en virtud de las cuales procede la autoridad
policial, haya querido permitir una defensa que exceda a esta medida natural. Así, pues,
esta medida natural adquiere la importancia de un límite jurídico serio”37.

Esta perspectiva va a tener un especial desarrollo en el ámbito del derecho


penal, en que la propia Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789
establecerá una garantía de racionalidad de los ciudadanos frente al poder punitivo del
Estado, disponiendo una necesaria correlación entre la gravedad de las conductas y las
penas asignadas38. Así, el artículo 8º de esta Declaración francesa señalará, en lo
pertinente, que “la ley no debe establecer más penas que las estricta y evidentemente
necesarias…”, norma que viene a recoger criterios de humanidad y racionalidad
largamente construidas desde Beccaria en adelante 39. Desde esa formulación clásica, la
doctrina penal ha ido avanzando progresivamente, incorporando al criterio de gravedad
otros elementos que permitan entender de una manera más integral la racionalidad de la

35 Ibidem, página. 67.


36 Kluth, 1998, página 221.
37 Mayer, Otto. Derecho Administrativo alemán, tomo II, Depalma, Buenos Aires, 1982, página 31.
38 Santamaría Pastor, Juan Alfonso. Principios de Derecho Administrativo General, tomo II, Iustel, Madrid, 2005,

páginas 394-395.
39 Bordalí Salamanca, Andrés. Temas de Derecho Procesal Constitucional, Editorial Fallos del Mes, Santiago, 2003,

página 64.

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VEINTE Y NUEVE

respuesta punitiva en un Estado de derecho, incorporando para ello juicios fácticos o


empíricos sobre los costes y beneficios de la medida40.

Este enfoque, como se verá más adelante, será muy relevante para el Derecho
Administrativo sancionador ya que, al construirse en la doctrina clásica al hilo de los
principios del Derecho Penal, bajo la fórmula del ius puniendi único del Estado, las
formulaciones de este último impactarán muy fuertemente en el primero41. Así, las
reglas de moderación y funcionalidad, por un lado, y de discrecionalidad limitada y
controlada, por otro, como expresiones propias del principio de proporcionalidad en el
ámbito del Derecho Administrativo sancionador, se mirarán como manifestaciones más
actuales del postulado clásico de este principio en el ámbito penal, lo que unido a las
formulaciones provenientes del Derecho Administrativo relacionadas con la actividad
de policía, le darán una gran impronta y relevancia a este principio en este ámbito.

Esta Magistratura también ha adoptado el principio de proporcionalidad en la


dimensión antes referida, como prohibición de exceso, utilizándolo como parámetro de
constitucionalidad para analizar las normas legales que imponen penas o sanciones
administrativas.

Así, mediante sentencia Rol N°1.345-09, de 10 de marzo de 2009, conociendo


de oficio de la posible inconstitucionalidad del artículo 171 del Código Sanitario, que
consagraba la regla solve et repete para reclamar de multas cursadas por el Servicio
Nacional de Salud, esta Magistratura procedió a revisar si los fines perseguidos con esta
medida eran legítimos, si la medida era adecuada o idónea para cumplir tales objetivos,
y si la carga que imponía era proporcional a los fines perseguidos y, por tanto,
tolerables para quienes se les imponía en razón de objetivos superiores o equivalentes.
De este modo, consideró que desincentivar reclamos injustificados o litigación
puramente dilatoria era un objetivo constitucionalmente lícito, pero señaló que el medio
no era idóneo por tres razones: en primer lugar, porque la reclamación judicial no

40 Fernández Cruz, José Angel. “El juicio constitucional de proporcionalidad de las leyes penales: ¿La legitimación
democrática como medio para mitigar su inherente irracionalidad?, en Revista de Derecho, Universidad Católica del
Norte, año 17, Nº 1, 2010, página 52.
41 Santamaría Pastor, 2005, tomo II, página 395.

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0000030
TREINTA

suspendía lo resuelto por la autoridad; en segundo lugar, porque un sancionado con


capacidad de pago podría igualmente litigar; y, en tercer lugar, porque había otros
medios idóneos para conseguir el mismo objetivo, sí cuenta con una serie de
instrumentos destinados a desincentivar la litigación infundada o puramente dilatoria, y
que son idóneos para tales objetivos. Por último, al efectuar el test de proporcionalidad
en sentido estricto, recordó que “el legislador, dentro de su ámbito de autonomía para
legislar, debe elegir aquellas opciones que impliquen una limitación menor de los
derechos, estándole prohibido afectar su contenido más allá de lo razonable, con
relación a los objetivos que se quiere lograr”, y que para regular el ejercicio de un
derecho el legislador debe hacerlo en forma prudente y razonable.

Por su parte, mediante sentencia Rol N°2666-14, que acogió el recurso de


inaplicabilidad por inconstitucionalidad, esta Magistratura señaló que: “….la regulación
de la sanción administrativa exige cumplir, junto con los mandatos de reserva legal y
tipicidad, el requisito de proporcionalidad. En virtud de la proporcionalidad, la
regulación ha de establecer un conjunto diferenciado de obligaciones y de sanciones
dimensionadas en directa relación con la entidad o cuantía del incumplimiento. La
gravedad relativa de la infracción es determinante de la sanción que debe imponer la
autoridad de conformidad con la regulación aplicable”. Además, añadió que “…el
cumplimiento del mandato de proporcionalidad en el ejercicio de la potestad punitiva
del Estado exige la vigencia de normas que establezcan una relación fundada, estable y
predecible entre deberes de acción u omisión impuestos a sujetos de derecho y las
consecuencias o efectos negativos derivados de su incumplimiento. Las normas,
preexistentes al incumplimiento, han de establecer una relación fundada entre el deber y
la sanción en el sentido de configurar un vínculo racional entre ambos, de acuerdo con
los fines perseguidos por el ordenamiento jurídico. Las sanciones aplicables en ejercicio
de la potestad punitiva del Estado deben considerar la incidencia del incumplimiento en
la consecución de los fines perseguidos por el ordenamiento jurídico”. Así, “la
racionalidad así entendida, manifestada como proporcionalidad, constituye un medio de
control de la discrecionalidad legislativa o, en su caso, administrativa. Como ha

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TREINTA Y UNO

señalado esta Magistratura, a propósito de una sanción de multa, es menester “una


relación coherente entre los medios utilizados y los fines legítimos perseguidos” (STC
541/06, cc. 15º y 16º)”.

De este modo, es evidente que también el Tribunal Constitucional chileno


utiliza el principio de proporcionalidad, en su dimensión de “prohibición de exceso”,
para analizar la constitucionalidad de las normas legales que establecen penas o
sanciones administrativas, fijando también estándares objetivos de validez de éstas, los
cuales no pueden ser vulnerados por el legislador.

IV. La vulneración flagrante del principio de proporcionalidad en la


aplicación de la inhabilidad establecida en el artículo 4° de la Ley N°19.886

1. La utilización del test de proporcionalidad a la aplicación del artículo


4° de la Ley N°19.886

Como se dijo anteriormente, una actuación estatal, incluyendo una norma


legislativa, será conforme con el principio de proporcionalidad en la medida que
cumpla las condiciones o subprincipios de idoneidad o adecuación, de necesidad y de
ponderación o proporcionalidad en sentido estricto. De este modo, si la norma en
análisis resulta, a priori, inútil para satisfacer el fin que dice perseguir, innecesario, por
existir claramente otras alternativas más moderadas que permitan alcanzar el mismo fin
con igual eficacia, o desproporcionada en sentido estricto, por provocar evidentemente
más perjuicios que beneficios, la norma legal infringirá el referido principio y, por
cierto, su regulación será inconstitucional.

Pues bien, en lo que respecta a la norma que se solicita inaplicar por


inconstitucional, ésta dispone lo que sigue:

“……………Quedarán excluidos quienes, dentro de los dos años anteriores


al momento de la presentación de la oferta, de la formulación de la
propuesta o de la suscripción de la convención, según se trate de licitaciones
públicas, privadas o contratación directa, hayan sido condenados por
prácticas antisindicales o infracción a los derechos fundamentales del
trabajador, o por delitos concursales establecidos en el Código Penal”.

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TREINTA Y DOS

Así, el primer elemento o subprincpio a aplicar es el de la “idoneidad”. Por lo


tanto, para que la disposición contenida en la segunda parte del inciso primero del
artículo 4° de la LBCAS y que impone la inhabilidad absoluta y temporal para contratar
con el Estado sea proporcional, ésta deberá ajustarse a un fin previamente determinado
y ella deberá ser idónea para la consecución de ese fin.

Pues bien, como ya se expresó, el objetivo o finalidad de la Ley N°20.380, que


incorporó la inhabilidad para contratar con el Estado a las personas naturales o
jurídicas condenadas por practicas antisindicales o vulneración a los derechos
fundamentales del trabajador, era asegurar la protección de los derechos de los
trabajadores, evitando que obtengan licitaciones empresas que no respetan las normas
laborales, que no cumplen con sus obligaciones con sus trabajadores o que mantengan
prácticas antisindicales contumaces. Lo anterior con el objeto de cautelar la libre
competencia en la provisión de bienes al Estado, evitando que los malos empleadores,
vulnerando los derechos de sus trabajadores, reduzcan sus costos y con ello estén en
mejores condiciones para competir.

En el contexto anterior, y para el caso concreto de mí representada, es posible


observar que la norma legal en cuestión sólo cumple parcialmente este primer
subprincipio, ya que si bien se satisface el objetivo de excluir a las empresas que
incumplan las obligaciones laborales, su aplicación genera, por consecuencia, una
restricción a la libre competencia en el mercado de la provisión de los combustibles
líquidos, lubricantes, asfaltos y derivados del petróleo, atendido la concentración
existente en éste.

Así, por un lado, la aplicación estricta del artículo 4° de la LBCAS, generando


la inhabilidad para ENEX para contratar con el Estado por dos años, en virtud de la
sentencia laboral dictada por una supuesta vulneración de un derecho fundamental del
trabajador Sr. Enrique Alejandro Rebolledo Maureira, implica una disminución de
oferentes o proveedores para el Estado, lo que evidentemente afecta la libre
competencia en este sector. En consecuencia, de aplicarse la inhabilidad contenida en

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TREINTA Y TRES

el artículo 4º de la Ley Nº19.886 a mi representada, se generaría un efecto no buscado


por la Ley Nº20.380, esto es, limitar aún más los oferentes del Estado, lo que en la
práctica implicaría que sólo quedarían en condiciones de contratar con el Estado las
empresas COPEC y Petrobras (actual ESMAX), los que en conjunto representan
aproximadamente el 70% del mercado nacional de los combustibles líquidos, cuestión
que ya ha sido observado y advertido por la Fiscalía Nacional Económica en su
oportunidad.

Además, lo anterior perjudicaría seriamente las opciones de la propia


Administración del Estado de obtener mejores condiciones en los procesos licitatorios
futuros, en la medida que habría menos oferentes habilitados para participar en éstos, lo
que perjudicaría a importantes reparticiones públicas como Carabineros de Chile,
Ejército de Chile, hospitales públicos, cementerios municipales, municipalidades y
servicios públicos de distinta naturaleza. Esta situación, desde luego, también atentaría
gravemente contra la libre competencia que se quiere proteger y promover por esta
norma, según queda claro de su historia fidedigna.

En este contexto, parece evidente que la norma legal impugnada a través de este
libelo resulta inconstitucional en el caso concreto de mi representada, en la medida que
no se satisface completamente el elemento o subprincipio de idoneidad, ya que si bien
se cumple con el objetivo de proteger los derechos de los trabajadores, ello no lleva a
una competencia leal y honesta de los proveedores del Estado, sino al contrario a su
disminución, por las razones ya indicadas.

Sin perjuicio de lo anterior, la norma legal en análisis tampoco satisface el


segundo elemento del principio de proporcionalidad, esto es el juicio de necesidad, en
la medida que no parece ser aquella la medida menos gravosa para los derechos que se
encuentran en juego. En efecto, la cautela de los derechos fundamentales de los
trabajadores se pueden satisfacer de otra forma, sin recurrir a una medida tan extrema,
como serían por ejemplo, disponer el recargo indemnizatorio en favor del trabajador –
cuestión que, como se sabe, ya dispone la ley laboral- e incluso la aplicación de una

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TREINTA Y CUATRO

sanción administrativa adicional, sin que sea necesario establecer como medida
accesoria su exclusión del mercado público, con un año patrimonial de más de 2000
millones de pesos.

Por último, en cuanto a la proporcionalidad en sentido estricto, entendida ésta


como un mandato de ponderación, la regla que establece la sanción de inhabilidad para
contratar con el Estado contenida en el artículo 4° de la Le N°19.886, tampoco
satisface plenamente el test de optimización de la medida que impone el principio de
proporcionalidad, considerando los efectos nocivos que genera la norma en la actividad
de la empresa y en el mercado público. En efecto, la sentencia dictada por la Iltma.
Corte de Apelaciones de Santiago condenó a pagar a mi representada la suma de
aproximadamente $17.078.424.- de pesos como indemnización al trabajador como
indemnización por la vulneración de su derecho a la honra, añadiéndose a éste la
inhabilidad para contratar por dos años con el Estado, lo que implica que ENEX
pierde la posibilidad de obtener licitaciones por montos que superan los 1000 millones
de pesos anuales, sin que haya existido un incumplimiento reiterado de sus
obligaciones laborales ni tener prácticas antisindicales “contumaces”, como lo
perseguía originalmente la norma legal, según ya se expuso.

Ahora bien, este impacto en abstracto que tendría la inhabilidad establecida en


el artículo 4° de la LBCAS, y que en el caso concreto de ENEX parece evidente con su
afectación clara al principio de proporcionalidad que reconoce nuestra Constitución
Política de la República como lo reconoce la amplia doctrina y jurisprudencia ya citada,
ya había sido advertido por otros destacados juristas con anterioridad, los que
precisamente son o han sido Ministros de este Excmo. Tribunal.

Así, por ejemplo, en la causa Rol N°1968-11, los Ministros de este propio
Excmo. Tribunal Constitucional señores Aróstica, Bertelsen y Navarro, señalaron que
“la utilidad del precepto no contribuye a la eficacia de las sentencias judiciales, al no
condecir con la facultad que le asiste a los tribunales para hacer ejecutar los juzgado, en
los términos del artículo 76° de la Constitución Política de la República. Así,
independiente de que el Código del Trabajo ya otorga suficientes poderes de imperio a
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TREINTA Y CINCO

los jueces, la norma impugnada afecta a todos quienes cargan con el baldón de haber
sido condenados, incluido a los denunciados quienes se han allanado a cumplir con
prontitud los veredictos jurisdiccionales, infringiendo lo dispuesto en el artículo 19 N°3
relativos a la garantía de igualdad ante la Justicia, al producir un efecto inhibitorio de las
defensas de los demandados”. Además, expresaron que la inhabilidad consagrada en la
segunda parte del inciso primero del artículo 4° resulta un castigo desproporcionado
debido a que “desborda los límites que debe respetar el legislador a la hora de perseguir
y castigar a quienes cometen ilícitos, conforme a la Carta Fundamental, toda vez que,
cualquiera sea la naturaleza de la falta cometida, la sanción da a lugar a una sanción
única por el lapso de dos años, en circunstancia que un criterio de justicia ordena
“darle a cada uno lo suyo”. Lo anterior, significa distribuir penas y cargas con un
criterio de igualdad o proporcionalidad, entre lo que se da y lo que se recibe entre
atención a estado, situación o específica calidad, lo que se encontraría consagrado en el
artículo 19 N°3 inciso noveno de la Constitución”. Agregan que, “en el caso de la
norma impugnada ello no ocurre, y se presta para abusos por ser insuficiente a efectos
de asegurar que la medida de castigo no trascienda la gravedad de los hechos
cometidos, pudiendo ser aplicada indiscriminadamente, puesto que podrá llegar hasta
abarcar actuaciones ínfima significación o apenas reconducibles a su formulación
genérica, a las que se ha de aplicar un sanción única e inexorable, prevista con un rigor
que otras normas reservan para crímenes más graves”.

Estas consideraciones son reiteradas por los Ministros de este Excmo.


Tribunal Constitucional señores Aróstica, Brahm y Letelier en causa Rol N°2722-14,
en cuanto ponen en duda precisamente la utilidad (idoneidad) de la norma legal
impugnada (artículo 4° de la LBCAS), “desde que no contribuye a la eficacia de las
sentencias judiciales, al no condecir con la facultad que le asiste a los tribunales para
“hacer ejecutar lo juzgado” en los términos del artículo 76 de la Carta Fundamental.
Porque, independientemente de que el Código del Trabajo ya otorga suficientes
poderes de imperio a los competentes jueces del fuero, dicha norma afecta a todos
quienes cargan con el baldón de haber sido “condenados”, incluso a los que se han

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TREINTA Y SEIS

allanado a cumplir con prontitud los veredictos jurisdiccionales. A no ser que se crea
que el solo temor a verse condenados produce un efecto intimidatorio o disuasivo, que
contiene los litigios e inhibe las defensas de los demandados, lo que contraviene
severamente las garantías de igualdad ante la justicia que asegura el artículo 19, N° 3°,
de la Constitución chilena”

De lo expuesto queda claro que para al menos un sector relevante de este


Excmo. Tribunal Constitucional existe una evidente vulneración del principio de
proporcionalidad establecido en nuestro texto constitucional, en la medida que la
norma, en su aplicación práctica, no satisface los elementos o subprincipios de
idoneidad, necesidad y ponderación en sentido estricto, ya que produce efectos que
colisionan con los fines que se tuvieron en cuenta al momento de aprobarse la norma
legal en comento.

2. La desproporción de la sanción que impone el artículo 4° de la Ley


N°19.886 y la contravención constitucional

Sin perjuicio de lo anterior, la aplicación del precepto en análisis tampoco


satisface el principio de proporcionalidad en su dimensión de “prohibición de exceso”,
ya que la norma no establece un conjunto diferenciado de obligaciones y de sanciones
dimensionadas en directa relación con la entidad o cuantía del incumplimiento,
cuestión que obviamente viene exigida por el principio constitucional, como ya se
señaló.

En efecto, la gravedad relativa de la infracción es un elemento determinante


para que la autoridad pueda imponer la sanción adecuada conforme con la regulación
aplicable, generándose así una relación coherente entre los medios utilizados y los fines
legítimos perseguidos (Rol N°2666-14). Esto claramente queda recogido en la
legislación española en esta misma materia, como ya se expuso, en que, por regla
general, se habilita al órgano administrativo contratante para la aplicación de la sanción
de inhabilidad específica, atendido la gravedad y entidad de la infracción.

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TREINTA Y SIETE

En este sentido, resulta correcto lo señalado por los Ministros de este Excmo.
Tribunal Constitucional señores Aróstica, Brahm y Letelier, en su voto de minoría en la
sentencia Rol N°2722-14, en cuanto expresan que “la disposición cuestionada
desborda los límites que debe respetar el Legislador a la hora de perseguir y castigar a
quienes cometen ilícitos, conforme a la Carta Fundamental. Por cuanto, cualquiera sea
la naturaleza o entidad de la falta cometida, con prescindencia absoluta de su extensión
o gravedad, siempre e ineluctablemente la disposición legal objetada da lugar a esa
sanción única de obstrucción contractual durante el lapso inamovible e invariable de
dos años. En circunstancias que darle a cada uno lo suyo -reconocerlo en sus
particularidades- es la definición de justicia y sustento de nuestro régimen
constitucional”. De este modo, añaden, resulta que la sanción es la misma “cualquier
acto o conducta deviene susceptible de una única sanción, sin importar sus
características intrínsecas, entidad, trascendencia ni gravedad”, lo que no es consistente
con nuestro texto constitucional y otros preceptos legales existentes en nuestro
ordenamiento.

De lo anterior, los citados sentenciadores concluyen que “en estas


condiciones, la oración final del artículo 4°, inciso primero, de la Ley N° 19.886 se
presta para abusos por ser insuficiente a efectos de asegurar que la medida de castigo
no trascienda la gravedad de los hechos cometidos: como quiera que describe una
conducta amplísima, que no individualiza por sus características propias cuáles son en
sí mismos los hechos concretos que se valoran por sus repercusiones negativas
(“prácticas antisindicales o infracción a los derechos fundamentales del trabajador”),
ella deviene susceptible de aplicación indiscriminada, puesto que puede llegar hasta
abarcar actuaciones de ínfima significación o apenas reconducibles a su formulación
genérica, a las que se ha de aplicar una sanción única e inexorable, prevista con un rigor
que otras normas reservan para los crímenes más graves (la “exclusión” por dos años
del sistema de contratación administrativa señalado). A un paso que esto muestra bien
a las claras que la norma trata igual, con una misma y única pena, a quienes pueden
haber cometido infracciones muy desiguales”.

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TREINTA Y OCHO

Así, finalizan, “el precepto cuestionado es de suyo inconstitucional, puesto


que su texto riñe directamente con las reglas precitadas de la Carta Fundamental. A lo
que cabe agregar que su aplicación práctica confirma la misma antijuridicidad: dentro
de la magnitud natural de las cosas, no resulta equilibrado pensar que una entidad
bancaria de la envergadura de la requirente, podría reportarse algún provecho, por el
hecho de despedir indebidamente a dos de sus funcionarias. Si esta circunstancia puede
y debe repercutir en el plano estrictamente laboral, donde ha dado origen al pago de
unas congruas sumas de dinero, que el respectivo fallo acota, aparece desmesurado
atribuirle alguna incidencia económica global susceptible de perjudicar a los demás
trabajadores del mismo banco que se busca “proteger”. Cualquiera advierte que los
propósitos intimidatorios de esta ley se traducen en unas consecuencias excesivamente
dañosas, que ninguna regla ni principio constitucional pueden contribuir a validar”.

Pues bien, en este caso específico, la aplicación de la inhabilidad establecida


en el artículo 4° de la Ley N°19.886 supone una vulneración del principio de
proporcionalidad, en su dimensión de “prohibición de exceso”, ya que contempla una
sanción excesivamente gravosa para una empresa, la exclusión del registro de
proveedores del Estado por dos años, sin consideración a la gravedad de la infracción
laboral denunciada, la conducta seguida por la empresa en todo el tiempo intermedio,
las circunstancias agravantes y atenuantes concurrentes y los alcances específicos que
tiene la sanción en este caso. Ello da cuenta de una falta de adecuación de la sanción
aplicada a la contravención específica denunciada, llegándose a una aplicación de plano
de aquella que es evidentemente desproporcionada en relación a los hechos
establecidos en el caso concreto.

En este sentido, debe tenerse en cuenta que ENEX tiene actualmente más de
650 trabajadores y 3 sindicatos, y sus filiales directas más de 2600 trabajadores y 12
sindicatos. Por ninguno de ellos ENEX ha sido condenado judicialmente por práctica
antisindical o vulneración de derechos fundamentales, por lo que aparece
evidentemente como excesivo imponer una sanción tan grave como ésta por un caso

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TREINTA Y NUEVE

puntual cuya ocurrencia y configuración aparece muy discutida, incluso para la propia
judicatura.

En este contexto, y más allá del cuestionamiento en abstracto de la norma


legal que se impugna en este libelo (artículo 4° de la Ley N°19.886), en el caso concreto
es evidente la vulneración constitucional que se produce, ya que se impone una sanción
excesivamente gravosa para la empresa, sin consideración a las circunstancias fácticas
del caso. Así la aplicación sin más de la sanción legal establecida (inhabilidad para
contratar con el Estado por dos años), sin atender a la situación de hecho en que se
aplica y la compleja controversia jurídica generada, en que la actuación del supervisor
de la empresa que se objeta como vulneratorio de los derechos fundamentales del
trabajador no tuvo jamás ese propósito, constituye un exceso evidente en el
ordenamiento jurídico, lo que debe ser reparado por este Excmo. Tribunal acogiendo
este requerimiento de inaplicabilidad por inconstitucionalidad.

3. Los preceptos constitucionales vulnerados con la aplicación del artículo


4° de la LBCAS

De lo expuesto en las líneas precedentes, es posible concluir que con la


aplicación del artículo 4° de la Ley N°19.886, en los términos ya referidos, se vulnera el
principio de proporcionalidad en su doble dimensión ya expuesta, como test de validez
de la norma misma y de prohibición de exceso, infringiendo así los artículos 6° y 19
numerales 2, 3 y 26 de la Constitución Política de la República, en cuanto ellos
constituyen el fundamento constitucional del principio, como ya se expuso.

Así, como ya se señaló, la vulneración del principio de proporcionalidad


implica en nuestro derecho la contravención al Estado de Derecho, establecido en los
artículos 6° y 7° de la Constitución Política de la República, en la medida que la
actuación normativa que aquí se denuncia infringe la razonabilidad en la actuación del
órgano estatal, piedra angular de aquel. En este sentido, la razonabilidad del ejercicio de
las potestades públicas es la base del Estado de Derecho, como lo señaló clásicamente

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CUARENTA

la doctrina alemana del siglo XIX y lo recoge la doctrina y jurisprudencia actual, lo que
constituye un límite infranqueable para la validez de la actuación estatal.

Además, la aplicación estricta a este caso de la sanción de inhabilidad


establecida en el artículo 4° de la Ley N° 19.886 supone una contravención a la
prohibición general de la arbitrariedad establecida en el artículo 19 Nº2 de la
Constitución Política de la República, en la medida que impone a una persona, en este
caso la empresa ENEX, una sanción gravísima, sin que existan fundamento suficiente
para ello. En este sentido, la sanción de inhabilidad aparece como arbitraria, es decir,
carente de razón o motivo, lo que implica infringir la proscripción de arbitrariedad que
establece en términos estrictos nuestra Carta Fundamental.

Por otro lado, la aplicación de plano e ipso facto de la sanción de inhabilidad


establecida en el artículo 4° de la Ley N° 19.886, también implica una transgresión a la
garantía de un procedimiento racional y justo declarado en el artículo 19 N°3 de la
Constitución Política de la República, en cuanto éste se aplica como una garantía
adjetiva para toda decisión judicial o administrativa, particularmente en el caso del
ejercicio de las potestades sancionatorias. Así, en este caso, la ley impone la aplicación
directa de una sanción administrativa sin la existencia de un procedimiento previo que
de suficientes garantías de defensa del administrado, ya que aquella opera de plano, por
el solo ministerio de la ley, cualquiera la infracción cometida, su gravedad y la
participación que le cupo al infractor en ella.

Todas estas consideraciones dan cuenta de la contravención constitucional que


se produce con la aplicación de la sanción de inhabilidad establecida en el inciso 1° del
artículo 4° de la Ley N°19.886 en el caso de autos, lo que exige que este Excmo.
Tribunal Constitucional acoja el requerimiento de inaplicabilidad por
inconstitucionalidad formulado en este libelo.

V. El examen de admisibilidad de este requerimiento

1. Los requisitos de admisibilidad

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CUARENTA Y UNO

De acuerdo con lo establecido en el artículo 84 de la Ley N°17.997, Orgánica


Constitucional del Tribunal Constitucional, procederá declarar la inadmisibilidad de un
requerimiento formulado ante este Excmo. Tribunal en los siguientes casos:

1. Cuando el requerimiento no es formulado por una persona u órgano legitimado;

2. Cuando la cuestión se promueva respecto de un precepto legal que haya sido


declarado conforme a la Constitución por el Tribunal, sea ejerciendo el control
preventivo o conociendo de un requerimiento, y se invoque el mismo vicio que fue
materia de la sentencia respectiva;

3. Cuando no exista gestión judicial pendiente en tramitación, o se haya puesto término


a ella por sentencia ejecutoriada;

4. Cuando se promueva respecto de un precepto que no tenga rango legal;

5. Cuando de los antecedentes de la gestión pendiente en que se promueve la cuestión,


aparezca que el precepto legal impugnado no ha de tener aplicación o ella no resultará
decisiva en la resolución del asunto, y

6. Cuando carezca de fundamento plausible.

En el caso en autos, el requerimiento presentado por esta parte no adolece de


ninguno de los defectos que señala el artículo 84 ya referidos, cumpliendo con todos y
cada uno de los requisitos de admisibilidad establecidos por la ley. Por lo anterior,
estimamos que la presente acción de inaplicabilidad debe ser admitida a trámite, a fin
de que este Excmo. Tribunal Constitucional conozca del fondo del asunto y declare
finalmente entonces la inaplicabilidad del precepto legal impugnado al producir efectos
contrarios a la Constitución Política de la República, en virtud de los fundamentos ya
expuestos con anterioridad.

2. El análisis de los requisitos específicos en el caso concreto

En cuanto al análisis de cada uno de los requisitos establecidos por la ley para
la admisibilidad de un requerimiento ante este Excmo. Tribunal Constitucional,

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CUARENTA Y DOS

formulados en contrapartida a los defectos que impiden aquella, puede expresarse lo


siguiente:

a) Existencia de gestión pendiente

Tal como se señaló precedentemente, el presente requerimiento pretende que


no se aplique lo dispuesto en el inciso 1° del artículo 4° de la LBCAS en el recurso de
unificación de jurisprudencia que se tramita actualmente ante la Excma. Corte
Suprema, Rol N°2423-2018. Dicha situación se puede verificar con el certificado de
estado que se acompañan en estos autos, lo que da suficiente cuenta de la gestión
pendiente en esta materia.

b) Está siendo interpuesta por una persona u órgano legitimado

Conforme a la individualización del requirente y lo señalado en el certificado


que se acompaña a estos autos, el presente requerimiento está siendo presentado por la
EMPRESA NACIONAL DE ENERGIA ENEX S.A., parte demandada y denunciada
en la gestión pendiente en la que incidirían estos autos, representada
convencionalmente, según mandato judicial que se acompaña en autos.

c) Precepto tiene rango legal

El precepto impugnado alude al enunciado normativo contenido en el inciso


1° del artículo 4° de la LBCAS, norma con jerarquía de ley.

d) El precepto tiene aplicación decisiva en la resolución del caso

Conforme la jurisprudencia de este Excmo. Tribunal Constitucional, la


cualidad de una norma de ser decisoria litis o tener aplicación decisiva en la resolución
del asunto está determinada por la finalidad que anima a la institución de la
inaplicabilidad por inconstitucionalidad de la ley y que postula que por sobre el tenor
literal de una disposición legal debe predominar la finalidad del precepto que la
contiene, ya que ese elemento revela con mayor certeza jurídica su verdadero alcance.

Asimismo, la doctrina nacional ha señalado, en relación a esta exigencia, que


al resolver la cuestión sometida a su conocimiento el Tribunal sólo se pronuncia sobre

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CUARENTA Y TRES

la constitucionalidad de las disposiciones legales aplicadas al caso concreto y señaladas


con precisión por la parte o la autoridad judicial o administrativa que promueve el
incidente de inconstitucionalidad42. Esto implica que la norma en cuestión es siempre
analizada en el caso concreto y conforme a la finalidad misma, y que en este ejercicio
ello implique o pueda implicar una contravención a la Constitución, situación que
presupone que la disposición es decisiva siempre y cuando genere efectos.

En el caso concreto, la aplicación de la norma legal impugnada resulta decisiva


para la resolución del asunto pendiente ante la Excma. Corte Suprema, ya que el inciso
1° del artículo 4° de la Ley N°19886 establece la sanción de inhabilidad para contratar
con la Administración del Estado por dos años, lo que constituye el derecho aplicable
en la materia e incide en la decisión final del tribunal de fondo. De ahí que se solicite a
US. Excma., mediante el presente requerimiento destinado a asegurar la supremacía
constitucional, declare al precepto legal impugnado como inaplicable por
inconstitucionalidad, evitando con ello que en el razonamiento judicial se resuelva el
asunto acudiendo a un precepto legal que en el caso concreto produzcan efectos
contrarios a la Constitución Política de la República.

e) El requerimiento tiene fundamento plausible

A juicio de este Excmo. Tribunal Constitucional, el fundamento plausible de


un requerimiento presentado a estrados tiene relación con el trabajo de argumentación
realizado por la parte requirente al presentar el conflicto concreto de constitucionalidad
que necesita el remedio (Sentencia Rol N°1288).

En el caso de autos, el presente requerimiento cumple con el requisito de


encontrarse fundado razonablemente, dado que se realiza una relación clara y precisa
de los elementos de hecho y de derecho en los que se funda, exponiendo los vicios de
inconstitucionalidad que se producen en la aplicación del precepto legal al caso
concreto, configurando de forma inteligible la pretensión de inaplicabilidad por
inconstitucionalidad. Por otro lado, del líbelo se desprende claramente la forma en que

42Martínez, José Ignacio. “Recurso de Inaplicabilidad, Tribunal Constitucional y juez ordinario en la reforma
constitucional”. En: La Constitución Reformada de 2005, Editorial Librotecnia, Santiago, 2005, página 461.

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CUARENTA Y CUATRO

se produce la contradicción entre la Constitución Política de la República, la norma


legal impugnada y la aplicación al caso concreto, explicitándose cómo se manifiesta
dicha contradicción en este caso concreto.

Además, como le consta a S.S.E. la aplicación de este precepto legal ya se


encuentra impugnada por otros requerimientos presentados por otros afectados por la
misma norma legal que se impugna mediante este libelo, esto es, el inciso 1º del
artículo 4º de la Ley Nº19.886 y con similares fundamentos, requerimientos que fueron
admitidos a trámite oportunamente y que se encuentran actualmente en tramitación
ante este Tribunal bajo los roles Nºs 3570-17 y 3702-17

En virtud de lo anteriormente señalado, como podrá apreciar US. Excma., el


texto del presente requerimiento cumple con los requisitos para ser admitido a trámite,
y admisible en especial si se considera que el mismo tiene fundamento plausible en
razón de las consideraciones que se expresaron anteriormente, lo que también
permitirá vislumbrar que la norma que se impugna es decisoria litis para la gestión
pendiente, provocando su aplicación un efecto contrario al texto constitucional al
aplicar a ENEX la inhabilidad para contratar con la Administración del Estado por dos
años por infracción de derechos fundamentales, como consecuencia de la aplicación de
un procedimiento laboral en el Código del Trabajo.

POR TANTO, en mérito de lo expuesto y lo dispuesto en los artículos 3


N°6 de la Constitución Política de la República y 79 y siguientes de la Ley N°17.997
Orgánica Constitucional del Tribunal Constitucional

SOLICITO A S.S.E. tener por interpuesto requerimiento de inaplicabilidad


por inconstitucionalidad al tenor de lo expuesto, acogerlo a tramitación y declararlo
admisible, declarando finalmente inaplicable por inconstitucional el inciso 1° del
artículo 4° de la ley N°19.886 de Bases sobre Contratos Administrativos de Suministro
y Prestación de Servicios en la gestión pendiente llevada ante la Excma. Corte
Suprema, Rol N°2423-2018, caratulada “REBOLLEDO con EMPRESA
NACIONAL DE ENERGIA ENEX S.A.”, en la parte que señala que “quedarán

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CUARENTA Y CINCO

excluidos quienes, dentro de los dos años anteriores al momento de la presentación de la oferta, de la
formulación de la propuesta o de la suscripción de la convención, según se trate de licitaciones públicas,
privadas o contratación directa, hayan sido condenados por prácticas antisindicales o infracción a los
derechos fundamentales del trabajador, o por delitos concursales establecidos en el Código Penal” por
infringir lo dispuesto en los artículos 6, 7 y 19 N°2 y 3 de la Constitución Política de la
República.

PRIMER OTROSÍ: Solicito a S.S.E. tener por acompañados a este escrito los
siguientes documentos:
1. Copia simple de sentencia dictada el 28 de agosto de 2017 por el 2° Juzgado
del Trabajo de Santiago, causa RIT T-432-2017, caratulada
“REBOLLEDO con EMPRESA NACIONAL DE ENERGIA ENEX
S.A.”.
2. Copia simple de sentencia dictada el 29 de diciembre de 2017 por la Iltma.
Corte de Apelaciones de Santiago, Rol N° 1993-2017, caratulada
“REBOLLEDO con EMPRESA NACIONAL DE ENERGIA ENEX
S.A.”.
3. Copia simple de Recurso de Unificación de Jurisprudencia en materia laboral
presentado por ENEX S.A. el 17 de enero de 2018, ingresado ante la
Excma. Corte Suprema el 5 de febrero del año en curso, causa Rol
N°2423-2018, caratulada “REBOLLEDO con EMPRESA NACIONAL
DE ENERGIA ENEX S.A.”.
4. Certificado extendido por la Sr. Secretario de la Excma. Corte Suprema, don
Jorge Eduardo Sáez Martín, en relación al Recurso de Unificación de
Jurisprudencia tramitado ante dicho tribunal, el que señala que a esta fecha la
causa se encuentra pendiente de fallo, en etapa de examen de admisibilidad.

SEGUNDO OTROSÍ: En virtud de lo establecido en los artículos 93 N°6, inciso 11


de la Constitución Política de la República y 38 y 85 del texto refundido, coordinado y
sistematizado de la Ley Orgánica Constitucional del Tribunal Constitucional, Decreto

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CUARENTA Y SEIS

con Fuerza de Ley N°5/2010, del Ministerio Secretaria General de la Presidencia,


vengo en solicitar a S.S.E decrete la suspensión del procedimiento judicial incoado
actualmente ante la Excma. Corte Suprema, bajo el Rol N°2423-2018, caratulada
“REBOLLEDO con EMPRESA NACIONAL DE ENERGIA ENEX S.A.”.

La petición anterior se funda, en primer lugar, en que la gestión pendiente


ante la Excma. Corte Suprema en que debiera aplicarse la norma legal que se impugna
es un Recurso de Unificación de Jurisprudencia en materia laboral pendiente desde el 5
de febrero de este año ante dicha Corte. Este recurso procesal tiene una tramitación
rápida y expedita, lo que puede llevar a que se falle la causa sin esperar el
pronunciamiento de este Excmo. Tribunal Constitucional, haciendo con ello estéril e
inútil la resolución de S.S.E. en esta materia. Esto provocaría un grave perjuicio para
mi representada, ya que se haría efectiva la sanción de inhabilidad para contratar con el
Estado por los próximos dos años, lo que redundaría en una afectación grave a su
actividad económica regular de provisión de hidrocarburos.

En este contexto, y a fin de resguardar los derechos de mi representada y


hacer eficaz la resolución que S.S.E. adopte en esta causa, parece indispensable
disponer la suspensión del procedimiento judicial actualmente tramitado ante la
Excma. Corte Suprema, lo que solicito a S.S.E. disponga a la mayor brevedad posible.

TERCER OTROSÍ: Solicito a S.S.E. tener por acompañados en la forma legal copia
autorizada de escritura pública de mandato judicial otorgada ante Notario Público don
Iván Torrealba Acevedo, de 7 de marzo de 2018, por don Javier Nicolás Cavagnaro
Infante y don Juan Eduardo López Quintana, en representación legal de la
EMPRESA NACIONAL DE ENERGIA ENEX S.A., al abogado Juan Carlos
Ferrada Bórquez, lo que da cuenta de mi personería para actuar en este juicio.

CUARTO OTROSI: Solicito a S.S.E. tener presente que en mi calidad de abogado


habilitado para el ejercicio de la profesión, asumo personalmente la representación de
la EMPRESA NACIONAL DE ENERGIA ENEX S.A. para actuar en este juicio,
sin perjuicio de las delegaciones de poder que se realicen en el curso de éste, fijando

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CUARENTA Y SIETE

como domicilio, para estos efectos, calle Andrés de Fuenzalida N°17 oficina 11,
comuna de Providencia, Región Metropolitana.

QUINTO OTROSÍ: Solicito a S.S.E., de acuerdo a lo previsto en el artículo 42 inciso


8° del texto refundido, coordinado y sistematizado de la Ley Orgánica Constitucional
del Tribunal Constitucional, Decreto con Fuerza de Ley N°5/2010, del Ministerio
Secretaria General de la Presidencia, las resoluciones emitidas por este Tribunal me
sean notificadas a los correos electrónicos jc.ferrada@ferradayasociados.com y
jcferradab@gmail.com.

Juan Carlos Ferrada Bórquez


RUT: 11.250.397-8

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