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Once miembros del jurado votan inmediatamente por la culpabilidad del acusado,
pero uno de ellos, el jurado número ocho llamado José María Rodero, arquitecto;
emite su voto en desacuerdo con los demás, y no porque crea en la inocencia del
acusado, sino para promover una discusión porque espera que el jurado afirme la
culpabilidad del acusado más allá de toda duda razonable. Liga una serie de
relaciones con la sociedad, justifica al chico por su pasado, dice que la realidad se
encuentra en la conciencia del sujeto, se basa en dudas reales y posibles,
argumenta muchas pruebas y dudas suficientes, es muy detallista, sus argumentos
emanan del pensamiento. Gracias a ello, hace que los demás miembros más vayan
cambiando su voto a inocente por las dudas que les van surgiendo con el paso de la
discusión.
3.jpegEl jurado número ocho, José María Rodero, arquitecto, hace que todos vayan
cambiando su voto, ya que liga una serie de relaciones con la sociedad, es decir,
justifica al chico por su pasado, ya que el imputado vivía en un suburbio después de
haber perdido a su madre, a los 9 años lo llevaron a un orfelinato, y todos los días
le pegaban; el arquitecto supone que la realidad se encuentra en la conciencia del
sujeto, se basa en cosas posibles y reales, argumenta muchas pruebas y dudas
suficientes, se basa también en que existen las cosas, por ejemplo que hay otra
navaja igual con la que supuestamente el chico mató a su padre, es sumamente
detallista, sus argumentos emanan del pensamiento, le surgen dudas metódicas
para llegar a un conocimiento certero, hace cálculos en relación al tren, al plano y
crea en los demás dudas razonables.
El jurado nueve, Carlos Lemos, que es jubilado, se muestra muy atento en los
argumentos del jurado número ocho, es observador y comienza a recordar a los
testigos y le surgen dudas, supone que pueden existir cosas reales independientes
de la conciencia, tiene la intención de llegar a una conclusión o emitir un juicio justo
mediante la evolución del diálogo, él es razonable.
El jurado número diez, es mecánico, su nombre es Ismael Merlo, es muy enojón y
le desespera que los demás miembros cambien de opinión, sin embargo, gracias al
argumento de la mujer que es testigo, cambia su voto, porque le surge esa duda.
Y finalmente el jurado número doce, Rafael Alonso, que trabaja en una Agencia de
Publicidad, cambia su voto varias veces porque le surgen dudas gracias a los
argumentos de los demás miembros, tiene dudas sobre la navaja, la forma en que
pudo haber sido asesinado el padre. Expone ideas para que el diálogo sea relajado,
y queda convencido de que es inocente al escuchar y razonas más a fondo sobre el
caso.
En conclusión, con esta película se pude ver como las personas dejamos de lado
cosas por cegarnos a lo que creemos que es la verdad y nos podemos dejar
persuadir por tesis que nos plantean otras personas, las cuales nos dan una mirada
más amplia a las cosas que tenemos en frente y no nos damos cuenta de ellas
hasta que reflexionamos y surgen dudas razonables. Además de que el jurado
número ocho hace que todos los demás piensen y den su argumento del porqué lo
declaraban culpable o inocente, para tomar una resolución donde todos lleguen al
mismo veredicto, en el que finalmente consideran que el chico es inocente.