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En la acalorada sala de jurados del juzgado del condado de Nueva York, un jurado se
prepara para deliberar el caso de un joven empobrecido de 18 años acusado de matar a su
padre a puñaladas. El juez les indica que, si hay alguna duda razonable, los miembros del
jurado deben emitir un veredicto de no culpabilidad; si son declarados culpables, el acusado
será condenado a muerte. El veredicto debe ser unánime.
Al principio, las pruebas parecen convincentes: una vecina declaró haber visto al acusado
apuñalar a su padre desde su ventana. Otro vecino testificó que escuchó al acusado
amenazar con matar a su padre y el cuerpo de éste golpear el suelo, y luego, a través de su
mirilla, vio al acusado pasar corriendo por delante de su puerta. El chico tiene un pasado
violento y había comprado recientemente una navaja del mismo tipo que se encontró en la
escena del crimen, pero afirmó que la había perdido. La navaja encontrada en el lugar del
crimen había sido limpiada de huellas dactilares.
Al principio, los miembros del jurado parecen tomarse la decisión a la ligera. El jurado 7,
en particular, está ansioso por coger sus entradas para el partido de béisbol. En una
votación preliminar llevada a cabo por el Jurado 1, todos los miembros del jurado votan por
la culpabilidad excepto el Jurado 8, que cree que debería haber alguna discusión antes de
emitir el veredicto. Cuestiona la fiabilidad de los testimonios de los testigos y también pone
en duda la supuesta singularidad del arma homicida al sacar una navaja idéntica de su
bolsillo. Dice que no puede votar como culpable porque existe una duda razonable. Como
sus argumentos no parecen convencer a ninguno de los demás miembros del jurado, el
miembro 8 sugiere una votación secreta, en la que él se abstendrá; si todos los demás
miembros del jurado siguen votando culpable, él aceptará. La votación revela un voto de
inocencia. El Jurado 3 acusa inmediatamente al Jurado 5 (que previamente dijo haber
crecido en los barrios bajos como el acusado). Mientras los dos discuten, el Jurado 9 revela
que ha cambiado su voto, respetando los motivos del Jurado 8 y estando de acuerdo en que
debería haber más discusión.
El jurado 8 argumenta que el ruido del paso del tren habría ocultado la amenaza que el
segundo testigo dijo haber escuchado. El Jurado 5 cambia su voto, al igual que el Jurado
11, que cree que el acusado, de haber matado realmente a su padre, no habría regresado a la
escena del crimen varias horas después para recuperar el arma homicida, ya que ésta ya
había sido limpiada de huellas dactilares. El jurado 8 señala que la gente suele decir "te voy
a matar" sin quererlo literalmente.
El jurado 7 cambia su voto a medias, lo que lleva a una inquisición por parte del jurado 11.
Bajo coacción, el Jurado 7 dice descuidadamente que cree que el chico es inocente.
Después de otra votación, los jurados 12 y 1 también cambian sus votos, dejando sólo tres
votos de culpabilidad. El jurado 10 estalla en vitriolo con respecto a la etnia del acusado. El
resto de los miembros del jurado, excepto el jurado 4, se levantan para darle la espalda.
Cuando se lamenta de que nadie le escucha, el Jurado 4 afirma que sí, y le dice que se
siente y se calle. El Jurado 10 se dirige entonces a un escritorio en la esquina, ahora aislado.
El Jurado 8 hace una declaración sobre la duda razonable antes de que el resto de los
jurados vuelvan al caso. El jurado 4 declara que la mujer que vio el asesinato desde el otro
lado de la calle es una prueba sólida. El Jurado 12 vuelve a votar como culpable.
Después de ver al Jurado 4 frotarse la nariz, irritado por las impresiones de sus gafas, el
Jurado 9 se da cuenta de que la primera testigo también tenía las mismas impresiones en la
nariz, lo que indica que también llevaba gafas pero no las llevaba al tribunal. Los demás
jurados comienzan a opinar sobre este nuevo avance. El jurado 8 razona que la testigo, que
estaba tratando de dormir cuando vio el asesinato, no llevaba sus gafas cuando ocurrió y no
habría tenido tiempo de ponérselas para tener una visión clara de la persona que hizo el
apuñalamiento, lo que hace que su historia sea dudosa. El jurado 8 recorre la sala para
interrogar a los jurados 12, 10 y 4 (en ese orden) sobre el cambio de su voto. El resto de los
jurados, excepto el 3, cambian su voto a inocente.
El Jurado 3 da una serie de argumentos cada vez más torturados, basándose en comentarios
anteriores sobre su tensa relación con su propio hijo. En un momento de rabia, el Jurado 3
rompe una fotografía de él y su hijo antes de romper a llorar. Murmura que no es culpable,
lo que hace que el voto sea unánime. Mientras los demás se marchan, el Jurado 8 ayuda al
angustiado Jurado 3 con su abrigo. El acusado es declarado inocente
Conclusión: La película de los 12 hombres sin piedad arroja los resultados de la inocencia
del muchacho que solo tenía 18 años que tendría la pena de muerte en la cámara de gas en
caso de que lo hubiesen encontrado culpable con todas las pruebas presentadas y con las
hipótesis fundamentadas se le declara inocente. Para la carrera de abogacía es indispensable