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Los 7 pecados de la memoria, según Daniel

Schacter
La memoria es esencial en nuestra vida vida cotidiana. Sin embargo, a pesar de
su importancia, no proporciona un registro exacto de nuestras experiencias.

La investigación de Daniel Schacter, investigador de la memoria, psicólogo cognitivo y


profesor de psicología de la Universidad de Harvard, defiende que nuestra memoria es
proclive a caer en siete faltas que por su forma de funcionar son comunes a todos nosotros. A
estos siete errores los llama los siete pecados de la memoria.

Explica Schacter que la investigación muestra que el proceso de recordar y recuperar memorias
es una actividad constructiva. Schacter señala que el sistema de memoria humana no es
perfecto. El sistema tiene sus deficiencias y todos estamos afectados por las deficiencias de
la memoria en nuestra vida cotidiana.
En su libro Los siete pecados de la memoria, Schacter clasifica sistemáticamente varias
distorsiones de la memoria en siete categorías básicas.Según Schacter, estas siete categorías
de distorsión de la memoria son: fugacidad, atribución errónea, bloqueo, mala atribución,
sugestibilidad, sesgo y persistencia.
Sin embargo, dice Schacter, “estas distorsiones de memoria no deben ser vistas como fallos en el
diseño del sistema, sino que estas distorsiones pueden ser conceptualizadas como subproductos de
características deseables de la memoria humana”.
En este sentido, Schacter resalta que existe evidencia de que la memoria satisface las
necesidades del presente y que el pasado se remodela con el conocimiento, las creencias y las
emociones actuales. Los errores de la memoria son tan fascinantes como importantes, dice
Schacter. Estos pecados ocurren con frecuencia en la vida cotidiana y en sí no son un signo
de patología. El problema es que las consecuencias que suelen derivarse de este pecar
mnésico no suelen ser deseables.
Los 7 pecados de la memoria
Daniel Schacter afirma que el mal funcionamiento de la memoria se puede dividir en siete
transgresiones fundamentales o pecados. Por una parte están los pecados de omisión, que son el
resultado es un fracaso para recordar una idea, un hecho o un evento (recuperación del recuerdo).
Son la fugacidad o transitoriedad (pérdida de retención con el tiempo), la falta de atención o
distensión mental (fallos de atención que dan lugar a la pérdida de memoria) y el bloqueo
(incapacidad para recuperar información que está disponible en la memoria).
Por otra parte están los pecados de comisión, que implican diferentes tipos de distorsión, es decir,
casos donde el recuerdo se recupera pero hay un fallo en este recuerdo.Bien por haber sido
mal codificado, bien por haberlo modificado después sin darnos cuenta.

Son la atribución errónea (atribuir memoria a un curso incorrecto), la sugestionabilidad


(memorias implantadas resultantes de sugerencias o información engañosa) y el sesgo
(efectos distorsionadores del conocimiento actual) , creencias y sentimientos en la memoria).

Schacter propone un pecado final, la persistencia, que tiene que ver con los recuerdos intrusivos
e indeseables que no podemos olvidar.

Fugacidad o transitoriedad
La fugacidad o transitoriedad se refiere a un debilitamiento, deterioro o pérdida de memoria con
el tiempo. Es decir, el deterioro de los recuerdos con el tiempo. De hecho, se pueden recordar
mucho más los eventos recientes que aquellos que se encuentran más adelante en el pasado.
Esta es una característica básica de la memoria, y también la culpable de muchos problemas
de memoria.
La transitoriedad es causada por la interferencia. Hay dos tipos de interferencia: la interferencia
proactiva, en la que la información antigua inhibe la capacidad de recordar información nueva;
y la interferencia retroactiva, en la que la información nueva inhibe la capacidad de recordar
información antigua.

Falta de atención o distensión mental


La distensión mental o falta de atención implica una ruptura en la interfaz entre la atención y la
memoria. Implica problemas en el punto en que la atención y la memoria interactúan.
Los errores de memoria por estar distraídos (perder las llaves u olvidar una cita para comer,
por ejemplo) suelen ocurrir porque estamos preocupados por cuestiones o preocupaciones
que nos distraen, y no enfocamos la atención en lo que necesitamos recordar. Es decir, en el
momento de la codificación no se prestó suficiente atención a lo que más adelante habría que
recordar.

Bloqueo
El bloqueo conlleva una búsqueda frustrada de información que podemos estar intentando
recuperar desesperadamente. Ocurre cuando el cerebro intenta recuperar o codificar
información, pero otra memoria interfiere con él.
Esta experiencia frustrante ocurre aunque estamos prestando atención a la tarea en cuestión, y
aunque el recuerdo que se desea evocar no se haya desvanecido. De hecho, nos damos cuenta de
ello cuando recuperamos inesperadamente el recuerdo bloqueado horas o días después.

Atribución errónea
El pecado de la atribución errónea implica asignar un recuerdo a la fuente equivocada. Es decir,
implica la recolección correcta de información con el recuerdo incorrecto de la fuente de esa
información.

La atribución errónea o reconocimiento falso se produce cuando las personas reconocen


incorrectamente como un elemento novedoso que es perceptual o conceptualmente similar a
un elemento que encontraron anteriormente.

Es importante tener en cuenta que la atribución errónea es mucho más común de lo que la
mayoría de las personas se da cuenta, y tiene implicaciones potencialmente profundas en los
entornos legales.

Sugestibilidad
La sugestionabilidad es algo similar a la atribución errónea, pero con la inclusión de una
sugerencia abierta. El pecado de sugestibilidad se refiere a los recuerdos que se implantan
como resultado de preguntas, comentarios o sugerencias importantes cuando una persona
está tratando de recordar una experiencia pasada.
Es decir, la susgestionabilidad es la incorporación de información errónea en la memoria debido
a preguntas importantes, engaño y otras causas.

Sesgos
Los sesgos son distorsiones retrospectivas producidas por el conocimiento y las creencias
actuales. Este pecado es similar al de sugestibilidad en cuanto que los sentimientos y la
cosmovisión actuales de uno distorsionan el recuerdo de eventos pasados.
Así, el pecado de sesgo refleja nuestra capacidad para modificar de manera significativa nuestros
recuerdos sin darnos cuenta. A menudo editamos o reescribimos por completo nuestras
experiencias anteriores, sin tener consciencia de que lo estamos haciendo, en función de lo
que sabemos o creemos ahora.
El resultado puede ser una representación sesgada de un incidente específico o incluso de un
período prolongado en nuestras vidas que dice más sobre cómo nos sentimos ahora que sobre
lo que sucedió en ese momento.

Persistencia
La persistencia es un fallo del sistema de memoria que implica la recuperación recurrente de
información perturbadora que queríamos ignorar. El recuerdo persistente puede llevar a la
formación de fobias, trastornos por estrés postraumático e incluso al suicidio en casos
particularmente perturbadores o intrusivos.
Dicho de otra manera, la persistencia se refiere a recuerdos no deseados que las personas no
pueden olvidar, como los que pueden ir asociados a un estrés postraumático. Es decir, el
pecado de persistencia implica el recuerdo repetido de información perturbadora que nos
gustaría olvidar.

Comentarios finales
Aunque con frecuencia los pecados de la memoria parezcan nuestros enemigos, en realidad
son una consecuencia lógica de cómo funciona nuestra mente, ya que están conectados a las
características de la memoria que hacen que esta funcione bien.
Por lo tanto, tal y como sostiene Schacter, los pecados no son meras molestias para minimizar o
evitar, sino que deben considerarse, desde un punto de vista positivo.
Las dos grandes leyes de la memoria
La memoria sigue siendo un proceso psicológico misterioso y fascinante, que no deja de
sorprendernos. Esa capacidad de tener a disposición de la conciencia los objetos, hechos y
situaciones que ya ocurrieron es un talento maravilloso. Se ha avanzado mucho en su estudio
y por eso algunos postulan que existen dos grandes leyes de la memoria.
Gracias a la memoria el ser humano logra mantener una visión integral de su existencia. La
capacidad de evocar hechos ya ocurridos es lo que permite establecer una línea de
continuidad en la vida. El pasado es lo que nos fija al presente y engendra las semillas del
futuro. Por eso, cuando una persona pierde su memoria, también termina desintegrándose su
personalidad.
“La memoria es el centinela del cerebro”.

-William Shakespeare-

La memoria tiene también un papel fundamental en el aprendizaje . Este implica, entre otros
procesos, una asociación de datos ya conocidos, con nueva información. Se aprende algo
cuando esto queja fijado en el recuerdo. Es entonces cuando cobran importancia las dos
grandes leyes de la memoria: vivacidad de la impresión y percepción de las primeras
sensaciones. Veamos esto más detenidamente.

Algunos aspectos sobre la memoria


Como ya lo anotábamos, la memoria es fundamental en los procesos de asociación. Esto, a su
vez, resulta crucial para la asimilación de experiencias. Vives algo y eso te deja una huella.
Cuando te encuentras en una situación similar, tu memoria se activa. Relacionas la
experiencia pasada y la actual. Si es algo negativo, la memoria te permitirá tomar las medidas
del caso.
La memoria tiene cuatro etapas. Son las siguientes:
 Memoria de fijación. Es el proceso por el cual se percibe algo y se logra que
quede en el recuerdo y que sea un dato disponible.
 Memoria de conservación. Es la que permite almacenar los recuerdos y
mantenerlos con el paso del tiempo. Aparentemente, todo queda fijado en la
memoria, pero no todo se recuerda conscientemente.
 Memoria de evocación. Es la que permite sacar a relucir en el presente esos
recuerdos almacenados en el pasado. Esto se produce de forma automática, a
veces, o de forma deliberada en otras ocasiones.
 Memoria de reconocimiento y localización. Es el proceso que permite
precisar los detalles de un recuerdo evocado y situarlos en un contexto.
Ahora bien, según ha podido establecerlo la ciencia, un recuerdo se fija, se conserva, se puede
evocar, reconocer y localizar de manera más eficiente si responde a las dos leyes de la memoria ya
mencionadas: vivacidad de la impresión y percepción de las primeras sensaciones.
Vivacidad de la impresión, una de las leyes de la memoria
Hay un debate respecto a si la vivacidad de la impresión pertenece a las leyes de la memoria, o a
las leyes de la asociación. Sea como fuere, lo cierto es que este factor es decisivo en el
recuerdo de una imagen, evento o experiencia.

La ley de la vivacidad señala que cuanta más impresión cause un dato, hecho o situación, al
momento de ser percibido, con mayor fortaleza se fijará en el recuerdo. Por impresión se
entiende esa afectación a la que es sometido un individuo cuando se expone a una
determinada realidad.
Por ejemplo, una sorpresa da lugar a una experiencia muy vívida. Lo sorpresivo involucra
percepción, razón y emoción en un nivel alto de intensidad. Por lo tanto, todo aquello que
aprendamos, acompañándolo de fuertes impresiones, quedará grabado con mayor nitidez.
La percepción de las primeras sensaciones
La segunda de las grandes leyes de la memoria es la percepción de las primeras sensaciones. Estas
son las que provienen, sobre todo, de la piel, es decir, del tacto. Después del olfato y del gusto.
Todas estas son sensaciones fundamentales para la supervivencia, por eso también son las
primeras en manifestarse al comienzo de la vida.
Pues bien, todo aquello que se relacione con esas primeras sensaciones tiene mayor potencialidad
para fijarse en la memoria. Lo que se toca, se saborea o se huele, penetra más
profundamente en la conciencia. De ahí que un aprendizaje que se base en la experiencia
directa es mucho más eficaz que uno teórico.

Estas dos grandes leyes de la memoria no son las únicas, pero sí dos de las más
importantes. Su relevancia se debe a que ambos procesos hacen que el recuerdo sea mucho más
profundo y la experiencia esté más disponible, aún después de mucho tiempo. Por lo tanto, si lo
que nos interesa es memorizar algo, nada mejor que acudir a esas dos leyes de la memoria
para conseguir el objetivo.
5 formas curiosas de potenciar tu memoria

La memoria puede resultar muy curiosa o, más bien, los mecanismos que podemos utilizar
para activar un recuerdo o para recordar o aprender algo. El olvido es algo molesto que nos
puede crear problemas, y lo que podamos hacer para no olvidar las cosas puede parecer
incluso extravagante.
¿Alguna vez te has cambiado el reloj de mano para acordarte de que tenías que recordar algo
o has pegado papeles con símbolos en alguna parte para no olvidar algo? Son muchos los
mecanismos que empleamos para recordar y memorizar que funcionan, aunque aparentemente
no tengan relación con el recuerdo que queremos guardar o evocar.
Aunque parezca mentira, pequeños gestos pueden ser muy útiles para estimular el recuerdo y
potenciar la memoria. Muchos estudios científicos se han centrado en estas formas curiosas
que las personas podemos usar como estrategias para recordar.

Dormir una breve siesta


Las investigaciones sugieren que dormir una siesta rápida puede ser muy eficaz para estimular
la memoria. En un estudio, los participantes que durmieron una siesta de 45 a 60 minutos
antes de una tarea de memoria obtuvieron un mejora en su rendimiento que se multiplicó por
cinco.

Muchos son los estudios que aseguran que el sueño desempeña un papel importante en la
memoria. Una de las principales explicaciones de por qué necesitamos dormir por la noche es
que durante el sueño se consolida la memoria y se “limpia” el cerebro. Los investigadores
también han descubierto que dormir justo después de aprender algo influir en la memoria.
Mover los ojos de lado a lado
Mover los ojos de lado a lado cuando quieras recordar algo te ayudará a estimular el
recuerdo. Así lo sugieren diversos estudios. Aunque los motivos no están del todo claros, los
investigadores sugieren que los movimientos oculares horizontales ayudan a activar y vincular
los dos hemisferios del cerebro.

En un estudio, los investigadores encontraron que los participantes que movían sus ojos de
lado a lado durante 30 segundos cada mañana realizaron su tareas mejor en un promedio del
10%. También encontraron que esos movimientos oculares bilaterales redujeron falsos
recuerdos en tareas de memoria en un 15%.

Apretar los puños


Apretar los puños puede ayudar a conseguir un mayor control sobre tu memoria, según sugieren
las investigaciones. Un estudio encontró que la personas que apretaron el puño de su lado
dominante antes de aprender algo y luego apretaron el otro cuando evocaban el recuerdo
podían ser más eficaces a la hora memorizar y recordar.
Aunque las explicaciones no están muy claras, los investigadores sugieren que el hecho de
apretar los puños activa ciertas áreas del cerebro implicadas en la memorización y el recuerdo.

Masticar chicle

Masticar chicle es un pequeño truco que puede darle a tu memoria un impulso importante para
recordar. En un estudio, los investigadores descubrieron que los participantes que mascaron
chicle durante una prueba de memoria y atención obtuvieron casi una puntuación casi un 25%
más alta que los que no mascaron chicle.
Aunque el porqué de este fenómeno no está muy claro, algunos investigadores especulan
que el gesto de marcar chicle puede aumentar los niveles de oxígeno en el hipocampo, un área del
cerebro asociada con la memoria y la atención.

Por otra parte, otro estudio encontró que una marcar chicle durante los momentos previos a
una prueba justo antes de una prueba ayudó a los participantes a recordar de una 25 a 50%
más que los que no mascaron chicle.

Aunque los investigadores no pudieron explicar las razones exactas de por qué ocurría esto,
sugirieron el chicle aumenta el suministro de sangre al cerebro, lo cual ofrece breve impulso al
cerebro que mejora rendimiento intelectual durante los minutos siguientes..
Escuchar música

La investigación muestra que ciertos tipos de música son muy útiles para evocar recuerdos. La
información que se aprende mientras se escucha una canción, a menudo se puede recuperar
pensando en la canción o “jugando” mentalmente.
El profesor e investigador Antonio Matas Terrón, de la Universidad de Málaga, plantea
que escuchar música favorece el rendimiento escolar, aunque esto depende del ritmo, estilo o
volumen de la música. Según Matas Terrón, el ritmo musical sirve para modificar la sensación
de tiempo.
Además, es importante no utilizar música con letra , porque este tipo de sonidos implican la
participación de una capacidad cerebral que puede resultar contraproducente para la
atención. Además, debe ser utilizada únicamente en bloques de 20 minutos ya la
atención disminuye pasado este periodo de tiempo.

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