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Introducción: Una Breve Historia del Veneno para Flechas a los Relajantes Musculares
La historia del uso de venenos para flechas en la parálisis muscular se remonta a los indígenas
amazónicos, quienes empleaban el curare, extraído de la planta Chondrodendron tomentosum,
para inducir parálisis sin interrumpir la conductividad nerviosa. El fisiólogo francés Claude Bernard
fue pionero al descubrir que el curare marcaba un hito en la comprensión de la unión
neuromuscular. Posteriormente, en 1935, Harold King identificó la estructura química del curare, y
en 1942, Harold Griffith y Enid Johnson lo utilizaron como agente paralizante en anestesia general.
A lo largo del tiempo, se han desarrollado diversos relajantes musculares, clasificados en
despolarizantes y no despolarizantes, con aplicaciones clínicas que incluyen anestesia y cuidados
intensivos.
Los relajantes musculares, desde la D-tubocurarina hasta el rocuronio, comparten una estructura
química que interactúa con el receptor nicotínico de acetilcolina. La relación estructura-actividad,
la afinidad al receptor y la actividad intrínseca son determinantes en su eficacia y perfil de efectos
secundarios.
Conclusiones
La evolución de los relajantes musculares desde el curare hasta los desarrollos farmacológicos
actuales ha transformado la práctica clínica. Comprender los fundamentos de la transmisión
neuromuscular y los mecanismos de acción de estos fármacos es esencial para su uso seguro y
efectivo en anestesia y cuidados intensivos.