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Al momento de ingresar las partes, el mediador los recibió de manera muy

cordial, demostrando confianza a las mismas. Prosiguió indicando que tomaran


asiento- Luego se presentó y les consulto si tenían conocimientos acerca del
proceso de mediación, explicando de qué trataba y señalando las reglas que lo rigen
(confidencialidad, imparcialidad, respeto, etc.), es decir, realizando el respectivo
encuadre.

Pese a que las instrucciones del mediador fueron claras, las partes no se
respetaban entre sí, por lo que no podían hablar sin interrupciones del otro, a lo que
el mediador optó por recalcar las reglas y de esta forma logró que finalmente
entendieran las mismas y dejaran hablar al otro.

Para una adecuada comprensión de las partes, el mediador empleo diversas


técnicas y herramientas, entre ellas la principal fue el parafraseo con el objetivo de ir
consensuando significados e ir resaltando los aspectos relevantes. También, utilizó
herramientas afirmativas, tales como: la reformulación, la connotación positiva, la
legitimación y el reconocimiento, que se ve evidenciado cuando Ramiro reconoce
que Laura es una excelente madre y persona, y cuando Laura reconoce que
admiraba mucho a Ramiro, resaltando ciertas características positivas de cuando lo
conoció y que por eso desearía que él vuelva a ser de esa manera, especialmente
con la hija.

Conjuntamente, utilizó herramientas interrogativas, tales como: preguntas


circulares, reflexivas, abiertas, etc.

En la reunión privada con Ramiro utilizó una metáfora, requiriendo a Ramiro


que sujete un lápiz que él también quiere y comienzan a forcejear por él, y de esta
forma haciendo entender a Ramiro que de tanto tirar y aflojar a lo único que se va a
arribar es a su ruptura. En esta metáfora el lápiz representa a la menor, Sabrina,
quien sería la única dañada a causa de los constantes conflictos entre Ramiro y
Laura.

De la charla con Ramiro, se logra obtener que lo principal para él es ser titular
de la tenencia de la menor, y que en caso de no ser posible desea tener el derecho
a mantener una relación directa y frecuente con la niña. Como tercera propuesta se
plantea disolución de la sociedad conyugal, beneficiando en todo momento a la niña.
En cuanto a Laura, ella manifestaba su intención de siendo la responsable de
la menor, remarcando que el cuidado personal de Sabrina no era un tema
negociable, pero que se podía llegar a conversar. También, expresó que era
importante la repartición de los bienes productos la sociedad conyugal y sostuvó que
no era menos relevante el tema de la cuota alimentaria. Por último, mostro
intensiones de querer llegar a acuerdo en cuanto a la relación Ramiro - Sabrina pero
que ello no implique que Ramiro se crea con el derecho de reclamarle o exigirle un
cierto comportamiento ya que se encuentran separados.

En esta mediación se observó el uso por parte del mediador de las


herramientas más importantes con que cuenta la mediación, como son la
imparcialidad, la neutralidad, la igualdad, la confidencialidad, etc., viéndose
plasmado el tema de la confidencialidad cuando Ramiro le confesó al mediador que
era estéril por lo que no podía procrear.

El reencuadre se produjo durante la segunda reunión conjunta de las partes,


antes de que el mediador conversara con la menor acerca de su posición respecto al
tema. El mediador manifiesta las opciones de hablar con la menor y los resultados
que ello puede traer, luego de ello reencuadra el asunto y señala los puntos sobre
los cuales existe concordancia entre ambos (la correspondencia de algunos de los
bienes, el fondo común de la cuenta de ahorros de la menor, los autos, etc.),
delimitando así los temas que faltan abordar. El reencuadre fue realizado en el
momento apropiado, ya que propicio un avance en la comunicación y disposición de
las partes, cosa que con anterioridad a el no existía porque el conflicto se
encontraba a flor de piel provocando una discusión permanente y por ende la
ausencia de la escucha mutua.

Al momento de generar opciones, el mediador uso criterios objetivos con


ambas partes para poder abordar el tema de la tenencia sobre la niña y de la
repartición de bienes de la sociedad conyugal. Esto se ve plasmado cuando se le
consulta a Ramiro si ha recibido asesoramiento legal respecto a sus derechos y
posibilidades de conseguir lo que él pretendía respecto de la tenencia de su hija, ya
que, de ser así debiera saber hasta dónde puede llegar su pretensión, obteniendo
una respuesta positiva del mismo, lo que posibilito que baje sus expectativas y
surjan otras posibilidades. En cuanto a Laura, también se le pregunta si tuvo
asesoramiento respecto de la división de bienes, a lo que responde que si, por lo
que reafirma su convicción de hasta dónde puede negociar en ese aspecto.

Posteriormente, el mediador hace recordar que hay temas jurídicos que son
del conocimiento de Ramiro que aplicados en rigurosamente podría obtener menos
de lo que él espera, por lo que usa una técnica de cambiarlo de escenario,
diciéndole que si no existieran esos temas jurídicos cómo le gustaría a él compartir a
su hija, de esta forma Ramiro plantea posibles soluciones que hasta antes las había
negado.

Con ambos, al final de cada entrevista privada, utiliza el parafraseo de lo que


ellos habían manifestado respecto de los temas más importantes, de modo que les
quede claro lo que ellos mismos habían establecido como pautas básicas para un
posible acuerdo.

Luego, en la segunda reunión conjunta, les hace notar cómo coinciden en


gran parte de sus propios requerimientos, quedando únicamente pendiente el tema
de un fondo común de dinero ahorrado.

Algo que resaltar es que ambos concuerdan en que es necesario que la niña
se entreviste con el mediador para que ella misma exprese que es lo que está
sintiendo y qué es lo que a ella le gustaría proponer como solución al problema que
tienen sus padres, ya que ellos creen que su hija no es capaz de conversar el tema
con ellos o solo abordaría algunos temas, pero que podría realizarlo con el
mediador. Esto evidencia claramente la confianza que tienen Ramiro y Laura al
mediador, la cual se fue fortaleciendo a lo largo del proceso gracias a la notable
labor del mismo.

En la tercera reunión conjunta, ya con la visión de la Sabrina, el mediador


hace saber a los padres las razones de ella, y que es lo que esperaba de todo el
proceso. Posteriormente, a través de un resumen, remarca los dichos más
importantes de cada uno.

En cuanto a la tutela de la niña, luego de la mediación tanto Laura como


Ramiro toman conciencia que la postura de cada uno al ser extremas no iban a
beneficiar en absoluto a su hija, por lo que proponen que la misma sea compartida.
Respecto a la división de los bienes, la mayoría de los temas englobados allí
ya se encontraban resueltos salvo el del dinero ahorrado. Como a esta altura del
proceso las partes habían mejorado notablemente la comunicación entre sí, el
mediador optó por dejarlos solos un determinado tiempo para que ellos mismos
llegarán a un acuerdo.

Finalmente, concluye la mediación con un acuerdo satisfactorio para ambos.

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