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UNMDP

Facultad de Humanidades

Departamento de Historia

Área Americana

Historia Americana General Pre-independiente

Docente:

Canedo, Mariana

Primer parcial domiciliario:

Las sociedades en América y los procesos de


conquista y ocupación.

Retamar, Oriana

Matrícula: 20820

Segundo año

2016
Una de las falacias interpretativas más generalizadas sobre la "conquista
de América" se sintetiza en el interrogante: «¿Por qué tan pocos hombres
dominaron a tantos?»

a) Señala los supuestos de esa interpretación y fundamenta por qué


resulta actualmente un error.

Se ha planteado el objetivo de encontrar por qué los españoles consiguieron la


victoria en la «conquista de América». Diversos autores han dispuesto sus
teorías.

Assadourian parte del supuesto de que un estado de guerra permanente afectó


a la sociedad en diversos niveles. Las consecuencias implican desde las
pérdidas producidas por grandes combates hasta las producidas por ataques
punitivos, las luchas entre los mismos grupos étnicos, la destrucción de
cosechas, el deterioro de los sistemas hidráulicos, la hambruna, el aumento de
mortalidad por endemias y la proyección de los conflictos hacia otras áreas1.

El autor considera que la teoría antigua resulta más aceptable que la teoría
moderna para explicar el derrumbe de la población andina. La primera teoría
mencionada consta de tres pilares fundamentales: las epidemias causantes de
la mayor mortalidad, la guerra de conquista y las incesantes hambrunas. Sin
embargo, Assadourian le encuentra ciertas falencias a esta explicación por lo
que subraya que la participación indígena en los combates acontecidos tras el
triunfo de Pizarro ocupa un lugar primordial en la escena, así como el conflicto
en relación a la sucesión del Imperio entre Huáscar y Atahualpa que dio
comienzo a este estado de guerra.

El autor sostiene que la destrucción demográfica tuvo su origen en la codicia de


los europeos. Se obligó a los indígenas a satisfacer esta necesidad de metales
preciosos lo que provocó una alteración en la estructura de la sociedad nativa.
Entonces, Assadourian pone el foco en el estado permanente de conflicto que
se desencadenó.

Clendinnen establece su explicación alrededor de la mentalidad de los hombres


del siglo decimosexto.

1
Assadourian, Carlos Sempat, "La gran vejación y destrucción de la tierra”: las guerras de sucesión y de
conquista en el derrumbe de la población indígena del Perú", en Transformaciones hacia el Sistema
Colonial Andino, Lima, IEP/Colegio de México, 1994, pp.19-62.
Cortés en sus cartas reconoce que Moctezuma lo había recibido como
embajador, y que, en señal de sumisión o soborno, el gobernante mexica le
había obsequiado «regalos». Lo cierto, sostiene la autora, es que Cortés no
consiguió interpretar el mensaje no verbal que la entrega de estos regalos
conllevaba ni captar la dinámica comunicativa de los líderes amerindios. Es por
ello, que los regalos de Moctezuma nunca significaron para los españoles un
signo de «dominio, soberbios gestos de riqueza y liberalidad vueltos más
gloriosos por la arrogante humildad de su cesión»2 como era la única
pretensión.

Esta ininteligibilidad también afectó al otro lado. Para este tipo de sociedades
guerreras, la guerra era considerada como un enfrentamiento sagrado entre
dos partes en situación de igualdad y cuyo resultado estaba preestablecido. Si
las desinhibidas tácticas de los españoles a la hora de la lucha, como, por
ejemplo, las emboscadas para menguar las pérdidas, hubiesen sido
comprendidas por los indígenas, hipotetiza Clendinnen, «el pequeño grupo
español, con recursos inseguros y escasos, se habría reducido rápidamente»3

Con base en estos y otros ejemplos, la autora asegura que «la no-traducibilidad
final del vocabulario de la batalla y los modos de concluirla dividieron a los
españoles de los indios en nuevas y diversas maneras» 4. Es de decir, que al
encontrarse lógicas diferentes, la conquista es producto de que ni los
españoles ni los indígenas lograron salir de sus marcos culturales.

Huamanga es el objeto del estudio regional de Stern quien busca analizar la


creación de una nueva sociedad colonial en el siglo posterior a la Conquista del
Imperio Inca, por parte de los españoles.

El autor destaca una primera etapa en la cual los encomenderos entendieron


que debían establecer relaciones favorables de trabajo los kurakas, pactando
alianzas con favores y regalos. El manejo de las encomiendas se favorece por
medio de alianzas con las elites y las sociedades locales y aunque los objetivos
de los indígenas y españoles no coincidían en lo absoluto, nunca se discutió la

2
Clendinnen, I. “Crueldad feroz y antinatural: Cortés y la conquista de México”. (Traducción). Texto
original en Clendinnen, Inga, The Cost of Courage in Aztec Society. Essays on Mesoamerican Society and
Culture, Nueva York, Cambridge University Press, 2010. p. 6.
3
Ibíd. p. 16.
4
Ibíd. p. 30.
participación andina en la economía comercial. Entonces, entre 1532 y 1560 se
establecieron relaciones de alianzas que le permitían a los españoles hacerse
de fuerza de trabajo y a los indígenas protección ante la dominación neoinca y,
así, ellos mantendrían su identidad. Sin embargo, cuando la mano de obra para
las minas dejó de ser suficiente y debió reclutarse más, las alianzas con las
élites autóctonas debieron reverse pues de ellas dependían los españoles, más
aun, teniendo en cuenta la debilidad de los encomenderos a causa de las
Leyes Nuevas (1942) y que una «resistencia [de los indígenas] podía
emponzoñar la actividad empresarial»5. A estos factores se suman otros como
el descenso demográfico; la humillación y la dependencia; el descubrimiento de
minas de oro, plata y mercurio; el temor andino al relacionar la enfermedad y la
muerte prematura se debían a relaciones sociales mal construidas.

Stern plantea a los nativos como personajes activos en el proceso de


dominación española. De una forma u otra, los indígenas condicionaron el
actuar español. La crisis que supuso esta alianza asimétrica se manifiesta en
un conflicto abierto llamado Taki Onqoy. Este movimiento propone la unión de
las «huacas» en rechazo al cristianismo, surge en Huamanga y se expande
con velocidad. En este discurso que apela a los kurakas, yanaconas, indígenas
que viven en las ciudades, en los ayllus, no se encuentran diferencias sociales.
Aunque finalmente este movimiento fracasa (Stern halla la razón principal en la
incipiente dinámica de clases), consigue que los españoles reestructuren su
sistema. Pero otra consecuencia, aún más importante y que implica un proceso
de abarca tanto la esfera social, política, económica como cultural, es que los
indígenas se alinearon en conjunto identificándose como uno frente a los
españoles.

b) ¿Qué aplicación tiene la falacia señalada en los primeros procesos de


conquista que se generaron en Brasil y en lo que será franco y
angloamérica?

Las experiencias colonizadoras en el territorio brasileño, franco y


angloamericano poco tuvieron que ver con la «conquista» española en
Andinoamérica. Los contextos no fueron siquiera similares. Principalmente el
5
Stern, S. (1983). 2. Ascensión y caída de las alianzas postincaicas en Los pueblos indígenas del Perú y el
desafío de la conquista española. Madrid: Editorial Alianza. pp. 91-92.
marco temporal, las incursiones de los ingleses, franceses y portugueses
comenzaron, aproximadamente, un siglo después de la llegada de Colón al
continente. Otra gran diferencia, es que en estos territorios no se toparon con
sociedades de «Altas Cultura» como la azteca, maya o inca. Los colonizadores
tuvieron que enfrentar la poca rentabilidad inicial al arribar al continente puesto
que no hallaron los recursos esperados, metales preciosos, y pasar de una
expansión espacial a una demográfica, dado lo poco poblado de los territorios.
La similitud que si se encuentra es que tanto los españoles como el resto de los
colonizadores tuvieron inconvenientes para comprender las lógicas culturales
de los autóctonos que al ser sorteadas condujo al éxito.

En la Historia del Canadá Francés encontramos dos aspectos fundamentales


para comprender el proceso que comenzó en el siglo XVII: el tráfico de pieles
que permitió la consolidación de la colonización francesa pues fue el puntapié
para iniciar una red de relaciones políticas y económicas con los nativos; y
también destacar el papel central que jugó la Iglesia católica.

Trigger se atañe a la hipótesis que afirma que «el contacto con los europeos
alteró la vida de los indios y, sobre todo, las relaciones entre las diferentes
tribus»6 y añade que, aun así, las viejas relaciones influenciaron sobre los
hechos más allá de la desestructuración de las culturas nativas.

Los franceses desarrollaron un fructífero trato con los nativos basándose,


principalmente, en la alianza con los hurones y estos, a su vez, con otras tribus
amigas. Trigger hipotetiza que es probable que «el comercio entre hurones y
los algonquianos de norte se haya desarrollado originariamente como resultado
del deseo de los hurones de obtener bienes de intercambio europeo» 7.
También cabe aclarar que en primer lugar la alianza franco-hurona se pudo
llevar a cabo ya que los indígenas pudieron ofrecerles a los franceses un bien
sumamente rentable en el mercado de Europa, las pieles.

Los indígenas ya poseían un sistema de redes y rutas estratégicas para


comercializarlas. Los franceses sólo debieron amoldarse a esta estructura ya

6
Trigger, B., “La presencia en Huronia: estructura de las relaciones franco-huronas en la primera mitad
del siglo XVI, en Mayo Carlos (comp), La sociedad canadiense bajo el régimen francés, Rosario, Biblioteca
Norte Sur, 1995, p. 32.
7
Ibíd. 36.
creada y brindar, a cambio, productos europeos. Otro punto fundamental para
comprender las alianzas forjadas supone recordar el centro de la colonización
francesa en Canadá instalado en el valle de San Lorenzo. Geográficamente,
este centro se encontraba en una zona de conflictos imperiales por lo que la
alianza con los nativos mutó de ser sólo comercial a ser militar.

El otro aspecto a puntualizar para comprender la supervivencia y éxito de las


colonias francesas en Canadá se atañen a la labor y recursos de la Iglesia. Los
misioneros recoletos y jesuitas no se toparon con una negativa de los hurones
pues su presencia era interpretada como parte del trato con los francos. Los
jesuitas modificaron la política con relación a Huronia, intentaron con mayor
ímpetu evangelizar al pueblo como conjunto hacia la religión cristiana, aunque
los courerurs de bois tuvieron más éxito en inmiscuirse en la sociedad hurona y
era preferidos por ellos, razón por la cual los jesuitas querían deshacerse de
ellos, pero se veían imposibilitados porque no tenían otra forma de entrar al
territorio y permanecer allí de forma segura.

Los hurones renovaron el trato con los francos aceptando la presencia de


sacerdotes jesuitas y obligados a protegerlos. Sin embargo, en entre 1635 y
1940 una epidemia de viruela atacó a la población. Los hurones asociaron el
bautismo cristiano con la enfermedad por lo que comenzaron a rechazarla de
inmediato. La epidemia finalizó hacia 1940 y los jesuitas seguían
permaneciendo en el territorio hurón. La conversión propuesta al cristianismo
sin destruir la cultura indígena provocaría una ruptura profunda en las
comunidades que decidían convertirse y los que resistían o no aceptaban el
cristianismo.

Al arribar a Brasil, los colonizadores se encontraron con un contexto diferente


en comparación, por ejemplo, a la española. Se toparon con sociedades
semisedentarias en un territorio que carecía de metales preciosos. Estas tribus
se sustentaban económicamente explotando productos como la madera
tintórea.

Durante los primeros treinta años, las colonias portuguesas en América no


recibieron demasiada atención por parte de la Corona. La vista estaba puesta
en la riqueza que prometía la India y las colonias africanas. De igual forma, la
Corona le concedió a un grupo de inversores un contrato monopolio de la tala
de árboles tintóreos a cambio de explorar la costa, de defender el territorio y de
enviar parte de las ganancias a Portugal.

Durante este período, los nativos eran obligados a talar y entregar los árboles
tintóreos a cambio de mercaderías europeas. Al principio las relaciones entre
Portugal y sus colonias en América se limitaban a factorías análogas de las de
las costas de África, pero con el transcurso del siglo XVI y bajo presiones tanto
internas como externas, los portugueses se vieron en el deber de iniciar la
colonización y el poblamiento8.

A medida que el azúcar fue cobrando progresivamente importancia y la


demanda comenzó a acrecentarse, los colonizadores recurrieron a la
esclavización del nativo para una mayor producción. El pretexto utilizado para
legitimar la esclavización fue la necesidad de castigar a aquel indígena que no
aceptase la conversión al cristianismo y continuase practicando sus antiguos
hábitos.

La Corona intervino para intentar regularizar la situación que escapaba al


control de los colonos. Finalmente se decidió incluir mano de obra africana que
además compensaba los costes de la inversión. En comparación con el esclavo
africano, la productividad del indígena era muy baja, «se pensaba que un negro
podía hacer el trabajo de tres indios»9.

Los nativos que para entonces ya era escasos y la mayoría no se adaptaba a


los objetivos europeos desencadenó que, tras las primeras décadas del siglo
XVII, la mano de obra africana haya suplantado completamente a la indígena
en las zonas de plantación de las costas del Brasil. Al completarse la transición
de una fuerza de trabajo a otra marcó el final de la etapa originaria del Brasil.

Se debe tener en cuenta, además, la influencia de los jesuitas en el proceso de


colonización. La actividad jesuita fue financiada por funcionarios reales. El

8
Lockhart, James y Schwartz, Stuart, América Latina en la Edad Moderna. Una historia de la América
española y el Brasil coloniales, Madrid, Ed. Akal, 1992 (1983), capítulo VI “Los comienzos del Brasil”,
p.174.
9
Lockhart, James y Schwartz, Stuart, América Latina en la Edad Moderna. Una historia de la América
española y el Brasil coloniales, Madrid, Ed. Akal, 1992 (1983), capítulo VI “Los comienzos del Brasil”, p.
189.
objetivo era instruir a los nativos en el cristianismo, sin la necesidad de
esclavizarlos, pero deberían estar dispuestos a cultivar alimentos y
proporcionar fuerza de trabajo para la colonia. Los jesuitas planteaban «crear
un campesinado indio como solución propuesta a la esclavización propuesta
por los colonos». 186.

Las primeras incursiones inglesas en territorio americano parecieron fracasar.


Al no encontrarse con sociedades sedentarias con gran cantidad de población,
no se pudieron hacer de mano de obra ni tampoco encontraron metales
preciosos.

A pesar de estas frustraciones, Inglaterra sostiene la expansión colonizadora.


Los colonizadores organizaron expediciones hacia el interior del territorio en
busca de tierras fértiles. Consigue la paz con los indígenas y, finalmente, logra
fortalecer la unidad internamente asegurando el auto abastecimiento y la
obtención de productos agrícolas valiosos para exportar a Inglaterra.

Esto no significa que no haya habido conflictos entre los nativos y los ingleses.
En 1622, en otro intento de expansión, los indígenas pusieron de manifiesto su
apego a la tierra negándose a abandonarla. Es por ello, que las colonias se
vieron en la obligación de utilizar otra fuerza de trabajo, los inderntured
servants, que al igual que en el caso brasileño, fue reemplazada por mano de
obra esclava africana.

La evangelización no fue un proceso tan fundamental como en los dos casos


anteriores. Esto se debe a que las colonias eran cada vez más diversas en su
procedencia multiplicando las creencias. Otro factor importante es que esta
variación en las creencias no sólo de limitó a las colonias en América, era un
debate que tenía su origen en la misma Europa. Los ministros británicos que
partían hacia las colonias estaban influidos, en su mayoría por el sistema
calvinista.

Bibliografía
 Assadourian, Carlos Sempat, "La gran vejación y destrucción de la tierra”:
las guerras de sucesión y de conquista en el derrumbe de la población
indígena del Perú", en Transformaciones hacia el Sistema Colonial Andino,
Lima, IEP/Colegio de México, 1994, pp.19-62.
 Clendinnen, Inga. "Crueldad feroz y antinatural: Cortés y la conquista de
México". (Traducción). Texto original en Clendinnen, Inga, The Cost of
Courage in Aztec Society. Essays on Mesoamerican Society and Culture,
Nueva York, Cambridge University Press, 2010.
 Lockhart, James y Schwartz, Stuart, América Latina en la Edad Moderna.
Una historia de la América española y el Brasil coloniales, Madrid, Ed. Akal,
1992 (1983), capítulo VI “Los comienzos del Brasil”, pp.173-190.
 Perez Cantó, Pilar y Teresa García Giráldez, De colonias a República. Los
orígenes de los Estados Unidos de América, Madrid, Ed. Síntesis, 1997,
capítulo 2, pp.29- 66.
 Stern, Steve, Los pueblos indígenas del Perú y el desafío de la conquista
española. Madrid, Editorial Alianza, 1983. Capítulo 1, 2 y 3.
 Trigger, B., “La presencia en Huronia: estructura de las relaciones franco-
huronas en la primera mitad del siglo XVI, en Mayo Carlos (comp), La
sociedad canadiense bajo el régimen francés, Rosario, Biblioteca Norte Sur,
1995, pp. 31-76.
 Wolf, E. Europa y la gente sin historia. México, FCE, 2005, 2ª ed. Revisada,
“El tráfico de pieles”, pp.196-239.

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