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¿Qué historia vamos a estudiar?

La historia de Argentina antes de ser Argentina…


Este año abordaremos la historia argentina de la primera mitad del S.XIX. Esta historia posee, desde el
comienzo, un problema de nominación. El hábito de llamar “historia argentina” al período que se abre con la
Revolución de Mayo de 1810 responde a una convención aceptada por la mayoría y a la naturalización de que en
el punto de partida de esa historia estaba inscripto su punto de llegada. La República Argentina, tal como se
conformó durante la segunda mitad del siglo XIX, fue durante mucho tiempo el molde, tanto geográfico como
político, sobre el cual se construyeron los relatos acerca del pasado de esa república, antes incluso de que se
conformase como tal.
Sin embargo, lo que el historiador encuentra hoy al explorar ese pasado es un conjunto heterogéneo de
hombres y de territorios con fronteras muy cambiantes. Antes de 1810, éstos formaban parte del imperio
hispánico y sus habitantes eran súbditos del monarca español. En el último cuarto del siglo XVIII la ciudad de
Buenos Aires se convirtió en capital de un nuevo virreinato, el del Río de la Plata, que reunió bajo su dependencia
a un extensísimo territorio, que incluía no sólo a las actuales provincias argentinas, sino también la las repúblicas
de Uruguay, Paraguay y Bolivia. Con la Revolución de Mayo esa unidad virreinal comenzó a fragmentarse, al
tiempo que el imperio español del que ese virreinato era sólo una parte empezaba a desmoronarse. En el marco
de ese proceso, nacieron múltiples e inestables alternativas para la organización política.
En este año escolar analizaremos algunas de tales alternativas y nos propondremos mostrar el camino
recorrido por una historia que sólo será identificada como “argentina” varias décadas más tarde. Para ello es
necesario, en primer lugar, ampliar el horizonte tanto hacia geografías más extensas como hacia escalas más
pequeñas que las representadas en los actuales mapas políticos. En segundo lugar, es preciso seleccionar una
perspectiva desde donde abordar el complejo proceso abierto por la revolución. Hemos elegido centrarnos
principalmente en la dimensión política de la historia desplegada durante la
primera mitad del siglo XIX, tomando como eje algunos de los conflictos que
se desarrollaron en la construcción de un nuevo orden social.

Repasamos…………….

Mayo de 1810: múltiples caminos conducen a la


Revolución
La crisis de la monarquía hispánica
España emprendió grandes reformas en la segunda mitad del siglo XVIII. Varios eran sus
objetivos. En primer lugar, poder aumentar los recursos para afrontar los problemas financieros
que tenía la Corona española. Para eso, decidió fomentar las economías coloniales y aumentar
la presión fiscal. En segundo lugar, como las colonias americanas se hallaban amenazadas por
Inglaterra y, por otro lado, España y Portugal peleaban por el territorio que se extiende al norte
y al oriente del Río de la Plata, la Corona española debía reforzar la defensa militar de sus
colonias. En tercer lugar, las reformas impulsaron la creación del Virreinato del Río de la Plata
en 1776 y su división en intendencias con el fin de mejorar la administración.
Estas reformas provocaron una gran disconformidad en casi todas las capas sociales
americanas, en especial entre los criollos. Con la nueva división administrativa, los criollos
fueron desplazados de los cargos de responsabilidad del gobierno colonial mientras los
españoles seguían ocupando los más altos cargos de gobierno y se beneficiaban del comercio
de monopolio. Todos estos hechos hicieron que a principios del siglo XVIII, los sectores más
calificados por su educación, posición económica o política comenzaran a tomar conciencia de
la debilidad del imperio colonial español en América. Además, muchos de ellos, nacidos en
América, como Belgrano, Castelli y Moreno, habían estudiado en Europa en la época de la
Revolución Francesa. Convencidos de las ideas de libertad e igualdad que proclamaba esta
revolución, creían que sólo con la independencia de España lograrían imponer estos principios
en el Río de la Plata.
En 1806 y en 1807, los ingleses invadieron Buenos Aires. Para hacer frente a la ocupación
inglesa, se organizaron por primera vez cuerpos de milicias voluntarios integrados por los
habitantes de Buenos Aires y de otras regiones del territorio. La organización de la defensa de
Buenos Aires por parte de los criollos les demostró, al mismo tiempo, la capacidad que tenían
para dirigir su propio destino.
En mayo de 1808, Napoleón invadió España y encarceló al rey Fernando VII con el fin de
coronar a su hermano José Bonaparte. En respuesta a esto, el pueblo español se levantó en
armas contra el ejército invasor francés y formó Juntas de gobierno autónomas en las ciudades
no ocupadas. El 25 de septiembre de 1808, las Juntas enviaron diputados a Sevilla y allí se
constituyó la Suprema Junta Central Gubernativa del Reino, que gobernó a partir de entonces
en lugar y nombre de Fernando VII. Estas noticias llegaron al Río de la Plata con dos o tres
meses de atraso y contribuyeron a crear un clima de gran intranquilidad.
La crisis de la monarquía española también generó tensiones en el ámbito económico. La
administración colonial se encontraba debilitada por la falta de comunicación con España y por
la bancarrota financiera. Las autoridades se vieron obligadas a tolerar el comercio con navíos
neutrales y aliados, especialmente ingleses. En 1809, se legalizó este comercio de contrabando
a través del Reglamento de Comercio Libre. Estas medidas enfrentaron a comerciantes
monopolistas peninsulares con hacendados criollos. Estos últimos defendían el libre-comercio y
tuvieron en Mariano Moreno un defensor de sus intereses.
En enero de 1810, la ofensiva militar lanzada por Napoleón hizo que cayera Cádiz, último
bastión de la resistencia española. La crisis imperial española parecía definitiva. Las novedades
llegaron al Río de la Plata en mayo.

Al principio, y para no alarmar a la población, el virrey Cisneros intentó interceptar y ocultar la


noticia. Pero como los rumores ya habían corrido, se vio obligado a comunicar la novedad el día
18 de mayo. Cuando lo hizo, el virrey pidió al pueblo de Buenos Aires que se mantuviera fiel a la
madre patria España.
Sin embargo, los criollos estaban seguros de que había llegado el momento de tomar decisiones
y apresuraron, en Buenos Aires, la convocatoria de un Cabildo Abierto. Éste se reunió el 22 de
mayo. Debía decidir –nada menos– sobre quién recaería la soberanía, es decir, el poder de
gobernar estas tierras. Ese día la mayoría de los vecinos votó la posición de Saavedra: el
Cabildo debía reemplazar el poder del virrey. El día 24 se formó una Junta de Gobierno dirigida
por Cisneros, acompañado por dos españoles y dos criollos. Pero los criollos no estaban
conformes con la designación de Cisneros. Por eso, con el apoyo de las milicias, el nuevo poder
militar que había surgido de la resistencia a las invasiones inglesas, presionó para que
renunciara. El día 25 los criollos formaron una nueva Junta, la Primera Junta de Gobierno de
las Provincias del Río de la Plata.

Texto elaborado a partir de: Noemí Goldman, “Crisis imperial, revolución y guerra (1806-1820)”, en
Revolución, República, Confederación (1806-1852), Buenos Aires, Sudamericana, 1999 y Susana Simian
de Molinas, “La Revolución de Mayo”, en HistoriaTestimonial Argentina, Buenos Aires, CEAL, 1984. (Prof.
María Laura Sabas)

Balance de la Revolución (1810-1820)

La llamada Revolución de Mayo de 1810 en el Río de la Plata, en gran medida pude


entenderse como la decisión de grupos criollos de poner fin a la dominación colonial.
Esta Elite criolla estaba integrada por miembros destacados de la sociedad porteña
(intelectuales, comerciantes, propietarios de tierras, profesionales). Debemos tener en
cuenta que en la concepción política de la época la palabra “pueblo” no significaba lo
mismo que en el presente. En aquel entonces no hacía referencia a “toda la sociedad”,
sino que se refería a quienes tenían derechos políticos. Los llamados “vecinos”,
hombres mayores de 25 años, con propiedad en la ciudad eran quienes participaban de
las decisiones políticas y representaban a la mayoría. Estos sectores fueron quienes
participaron del golpe de mando a la autoridad española y tomaron en sus manos los
destinos de los antiguos territorios del Virreinato, en nombre del Rey de España
cautivo de Napoleón Bonaparte.
La nula participación de los sectores populares subalternos (criollos pobres, indígenas,
mestizos, negros africanos) en este proceso revolucionario ha llevado a los
historiadores a proponer el concepto de “Revolución pasiva” como una clave para
comprenderlo, por ser una transformación política impuesta “desde arriba” por
sectores privilegiados quienes consideraban injusto el anterior orden colonial que los
excluía del ejercido efectivo del poder político. Estos acontecimientos dieron paso a
una etapa que estuvo marcada por el desafío que significaba construir un nuevo orden
político. Para que eso fuera posible se debía lograr la aceptación de los distintos
sectores que  formaban parte de la sociedad. Pero esa no fue una tarea sencilla. Por el
contrario, ni bien se cortaron los lazos con España, se convirtió en un problema.
La revolución y las guerras por la independencia abrieron un panorama complicado. No
bastaba simplemente con cortar los vínculos de dependencia con España, sino que
además era necesario acordar las nuevas bases sobre las que iba a desarrollarse la vida
de esta sociedad. El orden político colonial había reflejado una estructura de poder que
estuvo basada en la desigualdad entre la metrópoli y el Virreinato. Una vez producido
el corte, se  tornaba urgente acordar un nuevo pacto entre los grupos que componían
a las Provincias Unidas (nombre que tomó el territorio que antes fue el Virreinato del
Río de la Plata) ¿Cómo afianzar y defender la revolución? ¿Qué forma de gobierno era
la más adecuada? ¿Qué tipo de economía era necesario impulsar? ¿Cómo afectaban
esas decisiones a los distintos grupos? ¿Cómo establecer los acuerdos entre ellos?
Todas esas cuestiones debían resolverse en medio de un proceso revolucionario que
estaba transformando a la sociedad.
Como consecuencia de las dificultades para construir el orden político y administrativo
nuevo, la década 1810-1820 estuvo atravesada por los conflictos entre los grupos
revolucionarios y aquellos que se resistían a abandonar el esquema de dominación
colonial. Y también dentro de los revolucionarios existían diferentes concepciones: los
moderados y los que sostenían propuestas de cambios más profundas; quienes
proponían un sistema republicano, o quienes consideraban a la monarquía como una
mejor opción. También surgieron posiciones centralistas que pugnaban por el ejercicio
de un poder único desde de Buenos Aires como los llamados Unitarios y otras
posiciones que impulsaban las autonomías provinciales como los Federales. El
problema central de la década fue lograr y consolidar la independencia. Este objetivo
se alcanzó y el viejo Virreinato no volvió a ser colonia. Pero el problema de la
organización política no pudo ser resuelto en este período. Más allá de importantes
intentos, los proyectos de construcción de un gobierno centralizado para las Provincias
Unidas terminaron en fracasos.
La década se cerró con la batalla de Cepeda (1820) donde el débil poder central del
Directorio cayó ante el avance de las autonomías regionales. Se había logrado la
independencia, pero aún faltaba mucho para la creación de una organización nacional
que fuese aceptada y que tuviese legitimidad para el conjunto.

Texto elaborado por la Prof. María Laura Sabas atendiendo a los aportes de: Ansaldi, Waldo:
Soñar con Rousseau y despertar con Hobbes: una introducción al estudio de la formación del
Estado nacional argentino.  En Ansaldi W. Y Moreno J.L.: Estado y sociedad en el pensamiento
nacional, Ed. Cántaro, Buenos Aires, 1989. Y Ansaldi, Waldo: “¿Conviene o no conviene
invocar al genio de la lámpara?. El uso de las categorías analíticas gramscianas en el análisis
de la historia de las sociedades latinoamericanas”, en Udishal, Bunos.Aires, 1991.
Luchar para ser libres:

Una vez integrada la Primera Junta, los patriotas se enfrentaron a numerosos problemas, entre los cuales
estaban: incorporar las provincias al proceso revolucionario, enfrentar a los ejércitos españoles que pretendían
sofocar la Revolución y organizar un nuevo gobierno, es decir, crear nuevas instituciones políticas para reemplazar
las que España había impuesto en las colonias, mediante la sanción de una Constitución.

1. La expansión de la Revolución hacia el Interior:

Como la Revolución se había realizado en Buenos Aires, uno de los objetivos principales de los
revolucionarios fue que todos los territorios del antiguo Virreinato se incorporasen a las “Provincias Unidas del Río
de la Plata”, nombre que le dieron al nuevo país. Para ello, el 27 de mayo de 1810, la Junta resolvió enviar
representantes a las provincias para invitarlos a sumarse a la Revolución. Cada enviado de la Junta llevaba la
propuesta de que las provincias eligieran diputados para
que se incorporaran al gobierno revolucionario. Así la
Primera Junta se convertiría en Junta Grande.
Pero, al igual que en Buenos Aires, en las provincias,
algunos apoyaron fervientemente la propuesta
revolucionaria, en tanto que otros preferían seguir
dependiendo de España. Esto generó fuertes
enfrentamientos entre ambas posiciones. Entonces, la
Junta decidió enviar expediciones militares para apoyar
por la fuerza a los patriotas y derrotar a los Realistas
(partidarios del Rey, de la Corona Española).
En la ciudad de Córdoba, se produjo la reacción del
gobernador intendente Santiago de Liniers. Esta fue
reprimida por un ejército que había sido enviado desde
Buenos Aires hacia el Alto Perú. Sus líderes fueron apresados y luego fusilados.
Luego de los acontecimientos de Córdoba, los gobernantes de San Juan Mendoza, San Luis, Salta,
Catamarca, Jujuy y Santiago del Estero proclamaron su obediencia a la junta de Gobierno. En cambio, el gobierno
revolucionario de 1810 no fue aceptado en tres regiones del antiguo Virreinato del Río de la Plata: la Banda
Oriental, el Paraguay y el Alto Perú, iniciándose las guerras de Independencia.

Actividades:
1. ¿De qué manera los revolucionarios porteños intentaron incorporar todos los territorios del Antiguo
Virreinato al proceso revolucionario?
2. ¿Por qué se iniciaron las guerras de Independencia?

Las guerras de Independencia:


La guerra por la independencia que siguió a los movimientos revolucionarios se extendió durante 15
años, entre 1810 y 1825. En este período es posible distinguir dos etapas:
● Entre 1810 y 1815 las condiciones fueron más favorables a los movimientos emancipadores,
pues España estaba ocupada en su propia guerra de liberación contra Francia. Las luchas tenían el carácter de
guerras civiles. En América se enfrentaron los fieles al régimen español y los patriotas, partidarios de un sistema
independiente.
● Las condiciones para la emancipación se hicieron más duras a partir de 1815, con la caída de
Napoleón y la restauración de las monarquías europeas. El soberano español Fernando VII, repuesto en su trono,
se propuso firmemente recuperar sus posesiones coloniales, para lo cual envió fuerzas militares. La
contrarrevolución comenzaba a triunfar en muchos países americanos.

La Banda Oriental, el Paraguay y el Alto Perú es separan del Río de la Plata:


El gobierno revolucionario de 1810 no fue aceptado en tres regiones del antiguo Virreinato del Río de la
Plata: la Banda Oriental, el Paraguay y el Alto Perú. Los grupos dirigentes de estas regiones aspiraban a asumir el
poder por si mismos y no aceptaban la autoridad del gobierno porteño. Durante el virreinato, los pobladores de
estas regiones dependían del paso por el Río de la Plata para sus relaciones comerciales, y la ciudad capital
cobraba impuestos altos por el control del tráfico. Por tanto, consideraban nociva la dependencia de España, pero
también la de Buenos Aires. No tolerarían cambiar una situación de dominación por otra similar. Esas diferencias
llevaron a un largo proceso bélico, cuyo resultado final fue la emancipación de esas regiones respecto de España y
también de Buenos Aires.
Al considerar las causas del éxito de la independencia de estas regiones respecto del nuevo poder que
representaba Buenos Sires, se deben tener en cuenta varios factores. En primer lugar, los de carácter geográfico:
ríos, montañas, selvas, desiertos, largas distancias que facilitaron la protección de las zonas rebeldes. También fue
decisiva la escasa capacidad de Buenos Aires para enviar ejércitos suficientes.

Los Logros de San Martín y Bolívar:


En Venezuela y las Provincias Unidas, donde los
movimientos de independencia habían sido más sólidos,
surgieron las nuevas energías que lograron finalmente
impulsar la lucha exitosa pro la independencia. D e
destacaron en esta gestión Simón Bolívar y José de San
Martín.
San Martín comprendió con claridad que era importante
derrotar a los realistas de Lima, la capital del Virreinato del
Perú, centro de la contrarrevolución española. A Lima se
podía llegar desde el Alto Perú, pero las campañas que allí
se realizaron habían terminado en fracasos.
San Martín propuso otra vía: cruzar la
Cordillera de los Andes, derrotar en Chile a
los realistas y luego llegar a Lima por mar.
Su plan se puso en marcha hacia 1816 y
resultó exitoso. En 1818, Chile se liberó del dominio español y
en 1821, San Martín proclamó la independencia del
Perú.
Simón Bolívar logró liberar Venezuela, Ecuador y
Nueva Granada, que fueron integradas posteriormente en
la República de la Gran Colombia. Hacia 1824 los resultados
eran ya definitivamente favorables para los
americanos. Paulatinamente, la diplomacia extranjera
fue reconociendo la independencia de los nuevos Estados.
¿Cómo se consiguieron los recursos materiales y humanos para la guerra?

La guerra contra los realistas, iniciada luego de la Revolución, duró muchos años y generó serios
problemas económicos en las provincias. Las regiones más afectadas por la guerra fueron el Noroeste argentino y
la Banda Oriental, antiguo nombre del Uruguay.
El gobierno revolucionario debió resolver dos problemas esenciales para afrontar la guerra: conseguir
recursos económicos y reclutar soldados. Para resolver el primer problema, decidió tomar las siguientes medidas:
• confiscó los salarios de los funcionarios españoles que vivían en las Provincias Unidas.
• solicitó donaciones de dinero a los patriotas;
• autorizó a unos sesenta buques extranjeros a atacar barcos españoles en nombre del gobierno de las
Provincias Unidas;
• promovió el comercio con Gran Bretaña;
En cuanto al reclutamiento de soldados para el ejército:
• primero incorporó voluntarios, es decir, hombres que se ofrecían voluntariamente para ir a la guerra;
• luego, como los voluntarios eran insuficientes, reclutó por la fuerza a “vagos y hombres sin
ocupación conocida”;
• finalmente, también incorporó peones y esclavos; esto provocó serios inconvenientes, ya que estos
eran la principal fuente de mano de obra de la economía. Los esclavos llegaron a representar casi una cuarta parte
de los ejércitos, porque les prometían la libertad si demostraban valentía en la lucha.

Actividades:
1.a. ¿Por qué no fue aceptada la Primera Junta porteña en la Banda Oriental, el Paraguay y el Alto Perú?
b. ¿Por qué esos territorios lograron la autonomía respecto del poder de Buenos Aires?
2.a. Expliquen la idea central del plan del general José de San Martín para lograr la liberación americana.
Busquen más información si es necesario. Reflexionen: ¿por qué el mismo se desarrolló hacia 1816? ¿Qué cambios
en el contexto internacional y americano se produjeron para entonces?
b. ¿Qué países lograron la libertad a partir del accionar de Simón Bolivar, el otro gran libertador de
América? Busquen más información si es necesario.
3.Observá los siguientes mapas:¿Cómo había quedado el mapa del antiguo Virreinato del Río de la Plata
hacia 1825, cuando ya habían pasado más de diez años de la Revolución?
a.
Los

intentos de organizar un nuevo gobierno:

Como vimos, una de las cuestiones a resolver desde 1810 fue la


necesidad de dictar una constitución en la que estuvieran definidas, entre
otras cosas, qué forma de gobierno iban a adoptar las Provincias Unidas
como nuevo país. Para ello, primero debían cortar formalmente los vínculos
con la Corona española. Pero esta decisión fue muy difícil y, en los primeros
años de la Revolución, se sucedieron juntas de gobierno, triunviratos y
directorios, todos gobiernos inestables cuya suerte dependía, en muchos
casos, de los resultados de la guerra revolucionaria.
La sanción definitiva de una constitución nacional se demoró
debido a los desacuerdos políticos entre distintos sectores y entre las
provincias. Existieron variados intentos, pero se frustraron reiteradamente.
Recién se logró la sanción de una Constitución Nacional en el año 1853.
En 1813, se realizó una Asamblea General Constituyente y, en 1816,
la Asamblea de un Congreso Constituyente que funcionó en San Miguel de
Tucumán. Ambos acontecimientos parecían ser la oportunidad de instalar las
instituciones encargadas de establecer las normas de funcionamiento para el
joven país, mientras se demoraba la redacción de una constitución.

La Asamblea del Año XIII:

En el año 1813, el gobierno convocó a todas las


provincias a incorporarse a la Asamblea General Constituyente,
conocida como la Asamblea del año XIII. Esta tenía dos metas esenciales: sancionar una constitución que
estableciese la organización política del país, y declarar la independencia.
Los representantes de la Banda Oriental fueron rechazados de la Asamblea. Durante los
primeros años revolucionarios Artigas unió sus fuerzas a las de Buenos Aires contra el foco realista de
Montevideo. Pero en la Asamblea de 1813 quedaron a la vista las diferencias entre el centralismo
porteño y las ideas confederales del artiguismo. Esto condujo al rechazo de los diputados orientales por
parte de la Asamblea, con la excusa de que no habían sido electos de acuerdo con las normas que habían
sido establecidas en la convocatoria a la asamblea por el segundo Triunvirato. En realidad, el conflicto se
debió a las precisas instrucciones de los representantes de la Banda Oriental: declaración de
independencia absoluta, sanción de una constitución confederal y establecimiento de la capital del
Estado fuera de Buenos Aires. Estos dos últimos aspectos eran los ejes de la disputa en el seno de la
Asamblea pues el grupo porteño defendía un sistema político centralista, en el cual la soberanía era
única e indivisible. Esto significaba la instalación en Buenos Aires de un gobierno central con amplios
poderes al que debían estar sujetas todas las provincias. El predominio de Buenos Aires se justificaba por
su calidad de antigua capital virreinal y cuna de la revolución.
Tras las derrotas de las tropas francesas en Europa, parecía inminente que Fernando VII
regresara al trono y enviara expediciones para recuperar sus dominios en América. Por otra parte, luego
de las derrotas de Manuel Belgrano en el Alto Perú, se esperaba que los realistas invadieran el norte del
actual territorio de nuestro país.
Estas circunstancias atemorizaron a los diputados de la Asamblea, que prefirieron no proclamar
formalmente la independencia hasta que no se confirmaran los rumores acerca de la situación europea.
La Asamblea del Año XIII no cumplió sus objetivos, ya que no logró proclamar la independencia
ni sancionó una constitución que organizara políticamente al nuevo país. Sin embargo, tomó una serie de
medidas de gran importancia porque marcaron la ruptura con el orden heredado del as instituciones
españolas.
En el plano social y económico, la Asamblea decretó la
supresión de los títulos de nobleza, a abolición de la
servidumbre de los indígenas, la libertad de vientres (por la
cual todos los hijos de esclavos nacerían libres), la prohibición
del tráfico de esclavos y la destrucción de los instrumentos de
tortura. El objetivo de estas medidas fue establecer la igualdad
ante la ley de los habitantes de las Provincias Unidas. Esa
igualdad no fue universal, ya que siguió habiendo esclavos: la
abolición de la esclavitud sería establecida recién en 1853.
En el plano político, se aprobaron el Himno Nacional y
el Escudo como símbolos patrios, la imagen de Fernando VII fue reemplazada por el Escudo en las
monedas y se decretó el 25 de mayo como fiesta patria. Estas medidas, expresaban la voluntad de las
Provincias Unidas de constituir una nueva nación.
A partir de enero de 1814, los gobiernos locales dejaron de ser colegiados (es decir, integrados
por varios miembros) para quedar a cargo de una sola persona: el director supremo. Para ocupar ese
cargo, la Asamblea designó a Gervasio Posadas, y el Directorio reemplazó así, como sistema de gobierno,
al Segundo Triunvirato.

El Congreso de Tucumán
Los sucesos de 1814 pusieron a prueba a los
partidarios de la revolución. En efecto, la
derrota de Napoleón, el regreso de Fernando
VII y la restauración de las monarquías
absolutas en Europa no dejaban muchas alternativas para la revolución rioplantense: se aceptaba la
sumisión al absolutismo de Fernando VII o se declaraba formalmente la independencia.
Convencido el grupo porteño de que no quedaba otra alternativa que romper formalmente con
España, el directorio decidió convocar un nuevo congreso constituyente en la ciudad de San Miguel de
Tucumán. La elección de esta ciudad, alejada de Buenos Aires, se debió al clima de oposición hacia el
Directorio generado por la Liga de los Pueblos Libres –encabezada por Artigas e integrada por la Banda
Oriental, las Misiones, Entre Ríos, Santa Fe y Corrientes-, que no envió diputados al congreso.
Las sesiones del Congreso de Tucumán se iniciaron el 24 de marzo de 1816 y el 9 de julio se
declaró la Independencia de las Provincias Unidas de la dominación española y de toda otra dominación
extranjera.
Los congresales reunidos en San Miguel de Tucumán estaban convencidos de la necesidad de
sancionar una constitución para las Provincias Unidas del Río de la Plata porque en ella se definiría la
forma de gobierno que regiría al país. No obstante, esos hombres tenían diferentes ideas acerca de cuál
era el mejor sistema para gobernar.
Así, unos sostenían la posibilidad de establecer una monarquía parlamentaria, es decir, un
gobierno encabezado por un rey y acompañado por una cámara de legisladores que sancionara las leyes.
Otros, en cambio, defendían la creación de un régimen republicano, cuya máxima autoridad política
fuera elegida por el voto de los ciudadanos. Pero las diferencias no acababan ahí, ya que algunos creían
que debía sancionarse una constitución unitaria que estableciera un gobierno nacional con amplios
poderes, y otros entendían que debía constituirse un régimen federal que preservara el poder de las
provincias (su autonomía) para gobernar sus asuntos locales.
Los meses pasaron y como no se llegó a un acuerdo, se dispuso interrumpir el debate hasta el
año siguiente, cuando los representantes provinciales retornaran a San Miguel de Tucumán. Pero en
1817, los realistas que ocupaban el Alto Perú lanzaron un ataque sobre el actual norte argentino. Y como
era peligroso reunirse en Tucumán, los diputados decidieron seguir sesionando en la ciudad de Buenos
Aires.
Actividades:
1.¿Por qué no se permitió la participación de los representantes de la Banda Oriental en la Asamblea del
Año XIII? ¿Qué diferencias existían entre las ideas de Artigas y la de los porteños?
2.¿Por qué no se lograron cumplir los objetivos por los cuales se convocó a la Asamblea?
3.La Asamblea tomó una serie de decisiones importantes que hicieron avanzar a las Provincias Unidas
del Río de la Plata hacia su ruptura con el pasado virreinal. ¿Cuáles fueron esas decisiones?.
3. El Congreso de Tucumán inició sus sesiones el 24 de marzo de 1816. Sus objetivos eran, nuevamente,
elegir nuevas autoridades, redactar una constitución que organizara el país y resolver la cuestión de la
independencia respecto de España. A este congreso participaron representantes de todas las provincias, excepto
Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y la Banda Oriental.
• ¿Por qué creen que no participaron del Congreso las Provincias antes mencionadas?
• ¿Qué medidas tomó el Congreso?
• ¿Pudo cumplir sus objetivos? ¿Por qué?

3. b. El nuevo curso de la Revolución de Mayo. La desunión de las provincias:


El Congreso de Tucumán declaró la independencia tan
reclamada por San Martín, pero resultaba difícil llegar a un acuerdo
sobre la forma de gobierno. En enero de 1817, los congresales se
trasladaron a Buenos Aires, donde siguió sesionando para asesorar y
auxiliar al gobierno y continuar con su labor.
Luego de dos años de funcionar en la ciudad porteña, el Congreso sancionó una Constitución. Esta tenía
un carácter centralista, ya que el Poder Ejecutivo, a cargo de un director nombrado por el Congreso, tenía amplios
poderes. Entre ellos, el de designar a los gobernadores provinciales, lo que afectaba la autonomía de las
provincias.
Aunque la constitución fue votada por una amplia mayoría, Santa Fe y Entre Ríos se opusieron. Poco
tiempo después, los gobernadores de ambas provincias lanzaron un ultimátum: la constitución quedaba sin efecto
o su destino se dirimiría por las armas. Y como sus reclamos no obtuvieron respuesta, en febrero de 1820, las
tropas entrerrianas y santafesinas se lanzaron al ataque y vencieron a las del Directorio en la batalla de Cepeda.
Así quedó sellada la desaparición del gobierno central, la disolución del Congreso y la derogación de la
Constitución de 1819.

Los vencedores López y Ramírez firmaron con el nuevo gobernador de Buenos Aires, Sarratea, el Tratado
del Pilar, que marcó el fin de un período.

Tratado del Pilar


En el tratado del Pilar se admitía la necesidad de organizar un gobierno central, pero caducaba el que
hasta ese momento existía en Buenos Aires; la federación debía ser el principio político del nuevo régimen, pero el
principio económico fundamental debía ser la libre navegación de los ríos Paraná y Uruguay.
Así se definía el pleito tradicional entre la Aduana de Buenos Aires –en la que descansaba la hegemonía
de los grupos porteños– y las provincias litorales, cuyos ganaderos aspiraban a compartir las posibilidades
económicas que ofrecía la exportación de cueros, sebos y tasajos. Con el Tratado del Pilar terminaba una época: la
de las Provincias Unidas.

Adaptado de J. L. Romero, Breve Historia de la Argentina, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica,
1997.

Actividades:
1. Anotá qué decisiones tomó el Congreso una vez trasladado a Buenos Aires.
2. Respondé: ¿Cómo reaccionó el Interior ante estas decisiones?
3. Según la opinión del historiador, ¿qué consecuencias trajo la derrota de Buenos Aires por las
provincias del Litoral?
-Enumerá los acuerdos a los que llegaron las partes que firmaron el Tratado del Pilar.

UNITARIOS, FEDERALES Y AUTONOMISTAS

Después de 1810, los pueblos de las provincias interiores mostraron un


fuerte localismo en defensa de sus intereses, que entraban en colisión con
los intereses de Buenos Aires.
Más tarde, muchos gobiernos provinciales comenzaron a declararse
federales cuando advirtieron que la centralización política fortalecía los
históricos privilegios de la ciudad puerto de Buenos Aires. La forma unitaria
de gobierno fue sostenida no sólo por grupos porteños sino también por los
grupos sociales del interior cuyos ingresos dependían de actividades
económicas relacionadas con el puerto de Buenos Aires.
Se trató además de una reacción de las más antiguas y poderosas familias
que controlaban los gobiernos provinciales frente al creciente poder de los
nuevos jefes rurales.
Todos los gobiernos provinciales que se declararon federales también
expresaron, unos en forma más explícita que otros, su voluntad de
constituir e país. Para ellos, la constitución era un instrumento adecuado
para terminar con los privilegios de Buenos Aires. Una constitución federal
podía respetar la autonomía provincial de Buenos Aires y, al mismo tiempo,
garantizar los derechos de todas las provincias a participar en la
distribución de los ingresos del puerto de Buenos Aires, a través de un
Estado central.
De acuerdo con los principios doctrinarios, los federales se oponían a un
régimen de gobierno unitario en defensa de las autonomías provinciales.
Pero en la provincia de Buenos Aires, la defensa de la autonomía provincial
se transformó en una justificación para no ceder la ciudad y el puerto de
Buenos Aires a un Estado central.
Por esta razón, entre los federales se distinguieron dos grupos: los
federales doctrinarios y los autonomistas bonaerenses. Estos últimos se
enfrentaron tanto a los unitarios como a los federales doctrinarios.
Desde 1828, el autonomismo de Buenos Aires se fue identificando cada vez
más con Juan Manuel de Rosas —representante de los intereses de los
hacendados y terratenientes de la provincia—. Desde su gobierno sostuvo
que antes de organizar la federación las provincias debían mejorar sus
respectivas administraciones, y evitó nuevos intentos de constitución de un
Estado central.
En la práctica, la ciudad y el puerto de Buenos Aires continuaron siendo el
centro organizador de la economía y de la sociedad del nuevo país. Y los
gobiernos federales de las provincias del Litoral y del interior siguieron
reclamando al gobierno federal de Buenos Aires la libre navegación de los
ríos y aranceles de aduana que protegieran sus industrias locales.

Fuente: Historia Alonso-Elizalde-Vázquez

Aclarando Conceptos ….
Vemos el video: Unitarios y Federales - De 1819 a la Batalla de Cepeda:
descargarlo de https://www.youtube.com/watch?t=68&v=T0VfngNDgDQ

La situación de las provincias en 1820


Declarada la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, comenzó en
1816, en el Congreso reunido en Tucumán, la discusión sobre la forma de gobierno a
adoptar. Frente a las propuestas republicanas, que habían impulsado en gran medida las
luchas de independencia, algunos plantearon la posibilidad de establecer una nueva
monarquía, convencidos de que ésta era la mejor forma de gobierno para organizar los
nuevos países. Varios revolucionarios, entre ellos Manuel Belgrano y José de San
Martín, pensaron en nombrar Rey a un Inca. La propuesta de un gobierno monárquico
fue chazada por la mayoría, dado que se asociaba con la opresión y la injusticia
soportada sobre todo durante el último período del gobierno español. Tres años después
(1819), se sancionó una Constitución que, por establecer una forma de gobierno
centralista, fue rechazada por los representantes de las provincias, quienes defendían la
forma federal de gobierno. El conflicto terminó en un enfrentamiento armado (batalla de
Cepeda, 1820), y la disolución de la autoridad central: el Directorio.
¿Quiénes fueron los caudillos?
Los caudillos eran líderes que se habían destacado en el campo de batalla durante las
guerras de independencia, y que sumaron a su prestigio en las regiones en las cuales
habitaban, enormes extensiones de tierras y una creciente autoridad política.
En la mayoría de los casos, los caudillos identificaban sus intereses materiales con los
de su localidad o región, e intentaban influir en la forma de organizar las Provincias
Unidas del Río de la Plata. Tales fueron los casos de  Juan Bustos en Córdoba,
Estanislao López en Santa Fe, Facundo Quiroga en La Rioja, o Juan Manuel de Rosas
en Buenos Aires.
Generalmente, los caudillos provenían de familias que habían sido poderosas durante la
época colonial, propietarios de tierras o con cargos militares, como Juan Manuel de
Rosas o Estanislao López. Peones de estancia y gauchos integraban las milicias de los
caudillos y eran movilizados detrás de los conflictos de sus patrones, quienes los
protegían a cambio de lealtad y servicio y eran vistos como protectores y proveedores de
trabajo, alimento y vivienda. La condición indispensable para llegar al gobierno o influir
en una provincia o región era, junto con la posesión de riqueza, el hecho de tener el
control de las milicias del lugar. Tal es el caso de Facundo Quiroga en La Rioja, quien
llegó a ser gobernador de su provincia, luego de ser nombrado capitán de las milicias de
San Antonio, en 1816, y comandante general de la provincia en 1827.

Luego de la lectura y de ver el video responde:


¿Por qué se produjo la ruptura entre Buenos Aires y las provincias en 1820?

Autonomías provinciales
La mayoría de los gobiernos provinciales reasumió las atribuciones que
habían cedido al gobierno central del Directorio, y dictaron sus propias
Constituciones o Estatutos, establecieron gobiernos de tipo republicano y
representativo. Al mismo tiempo, comenzaron a recaudar aranceles
provenientes de las aduanas ubicadas en las fronteras entre las provincias
(aduanas interiores) y que gravaban a las mercancías que transitaban de una
provincia a otra. 
También acuñaron sus propias monedas y comenzaron a manejar en forma
independiente, sus relaciones con países extranjeros, 
Se inició, así, un período de fuertes conflictos y luchas entre grupos que
controlaban la producción y el gobierno en cada provincia. Pero también,
fueron numerosos los pactos o acuerdos entre ellos, en la búsqueda de lograr
la unidad política de la mayor parte del territorio del ex - virreinato del Río
de la Plata

¿Entonces qué atributos tenían estos estados autónomos???

De ciudades a provincias
Los estados autónomos surgidos a partir de 1820 no fueron el producto de la
disgregación de una nación preexistente, sino el punto de partida para una
organización político-estatal sobre la única unidad sociopolítica existente: la
ciudad-provincia. El conjunto de normas fiscales, legislativas y políticas que
las provincias se otorgaron, ante el fracaso en la construcción de un Estado
rioplatense, testimonia los esfuerzos de las élites provinciales para consolidar
espacios soberanos sin perder la denominación de provincias. Las provincias
no surgieron como partes integrantes de un Estado superior a ellas, sino como
Estados independientes que llegaron, incluso, a asumirse como sujetos de
derecho internacional. De modo que la tendencia a confluir en el futuro
Estado nacional argentino convivió, durante la primera mitad del siglo XIX,
con la tendencia a la autonomía de la provincia.

Proteccionismo versus
librecambio
Entre 1810 y 1860, tuvo lugar un período
de transición en el que debía organizarse
un nuevo Estado que reemplazase al
Estado colonial. Esta organización se vio
demorada por las guerras de la independencia, primero, y por las guerras entre unitarios y federales,
después. Durante ese largo período, Buenos Aires gozó de una situación de privilegio. Debido a su
excepcional acceso a los circuitos comerciales externos gracias al puerto, al desarrollo de la ganadería
para exportación y al control de la aduana, Buenos Aires aspiraba al predominio sobre el resto de las
provincias. En este contexto, la formación de un Estado Nacional significaba, para esa provincia, perder
el privilegio del manejo de los recursos de la aduana.
En medio de esta tensión entre Buenos Aires y las provincias del interior, en agosto de 1830 los federales
se reunieron con el fin de lograr una alianza contra los unitarios. Entre los mismos federales había dos
posiciones económicas diferentes: la librecambista, defendida por el representante porteño José Roxas y
Patrón, y la proteccionista, liderada por el representante correntino Pedro Ferré.
A continuación, les presentamos dos fragmentos de la discusión entre las posiciones federales
enfrentadas.

Textos tomados de Buenos Aires y la Aduana 1809-1862,


Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1984

Actividades:
1. ¿Cuál es el conflicto o problema que se presenta en esta discusión?
2. Tanto Roxas y Patrón como Pedro Ferré son federales. Sin embargo, ¿los federales de Buenos
Aires defienden los mismos intereses que los federales del Litoral? ¿Por qué?
3. Señalen los intereses que defiende cada uno y los argumentos que utilizan para defender
cada posición.
Juan Manuel de Rosas ¿Orden y Estabilidad?
formal e institucionalizada de la
Confederación -que existía de hecho en
La inestabilidad política y los la realidad - , ya que el orden político
permanentes enfrentamientos entre establecido aseguraba el predominio de
unitarios y federales llevaron a algunos Buenos Aires y el control de las rentas
hacendados, militares y comerciantes aduaneras por parte del gobierno
integrantes de la élite porteña a porteño. A lo largo de este período los
considerar la necesidad de organizar terratenientes bonaerenses y los
un gobierno dotado de amplios comerciantes exportadores se
poderes. Con este objetivo, este grupo afianzaron como grupo social con
apoyó la designación del estanciero y mayor poder económico y social. Luego
saladerista bonaerense Juan Manuel de la campaña contra los indígenas
de Rosas como gobernador de Buenos organizada por Rosas en 1833, la
Aires extensión de la línea de fronteras al sur
de la provincia permitió a los
Rosas ejerció este cargo entre 1829 y hacendados más poderosos aumentar
1832 y luego entre 18358 y en forma considerable el tamaño de
1852. Durante su primer sus explotaciones agropecuarias.
gobierno, la Sala de También contaron con el apoyo oficial
Representantes de Buenos para lograr el disciplinamiento de la
Aires le otorgó las llamadas mano de obra rural. El volumen de las
facultades extraordinarias exportaciones agropecuarias aumentó
que permitían al gobernador considerablemente durante las décadas
tomar las decisiones que de 1840 y 1850
considerara más adecuadas,
sin dar cuenta a la
Legislatura. En 1835 fue
reelegido gobernador con
facultades extraordinarias y
con la “suma del poder
público.”. A partir de
entonces concentró más
poder que el resto de los
gobernadores.
Después de 1835, el orden
rosista se impuso en todo el
país. La desaparición de los
caudillos más poderosos del
interior -como Estanislao
López de Santa Fe y
Facundo Quiroga de LA
Rioja - debilitó la posición
de las provincias frente al
gobernador bonaerense. Rosas se
transformó en el árbitro de los
conflictos interprovinciales; los
gobernadores aceptaron sus decisiones
y le otorgaron la representación de sus
provincias en el exterior. 
Durante su gobierno no impulsó la
sanción de una Constitución Nacional
que estableciera la organización política
Pacto Federal de 1831 y los intentos de organizar el país
Durante el gobierno de Rosas no existieron instituciones de carácter central y las provincias se
mantuvieron unidas solo por el Pacto Federal de 1831. Firmado por las provincias de Buenos
Aires, Entre Ríos y Santa Fe, fue luego suscrito por por las demás, convirtiéndolo en el
fundamento legal de la llamada Confederación Argentina hasta la sanción de una Constitución.
En él las autoridades de las provincias firmantes delegaron, expresamente, en el gobernador
de Buenos Aires la facultad de manejar las relaciones con otros países, manteniendo todas las
demás atribuciones de gobierno bajo su propio control.

Vemos el vídeo: Juan Manuel de Rosas soberanía y federalismo, en el ciclo


Biografías del Bicentenario Parte I y II, descargarlos de
https://www.youtube.com/watch?v=vniigOjW6cQ
https://www.youtube.com/watch?v=0AM_Tst4mqA

Reflexionamos y debatimos entre todos


✔ ¿Qué diferencias podemos establecer entre la forma de ejercer la política de Rosas y
las ideas de la Ilustración que vimos a principio de año?
✔ Como responderíamos a la pregunta inicial del tema sobre Rosas, ¿Orden y
estabilidad o Autoritarismo?
✔ ¿Por qué consideran que este actor de la Historia Argentina resulta controversial?

Trabajo Práctico integrador: Rosas en el poder: (1829-1852)


El objetivo principal de Rosas en el poder fue la construcción de un orden socio-político
legítimo y estable. Tras dos décadas de inestabilidades provocadas por las guerras de
independencia y civiles, este orden debía garantizar:

● El predominio del sector mercantil-ganadero porteño.


● La inserción plena en el mercado mundial.
● El control de los recursos obtenidos por este comercio a través del puerto y la aduana de
Buenos Aires.
● El desarrollo de políticas que permitieran la expansión de la producción pecuaria
demandada por aquel mercado

Cuando Rosas llega al poder, su acción política tiene un objetivo claro: la paz. Se asigna el
doble papel de apaciguador y de representante político del sector popular, de las masas
urbanas y principalmente rurales que cada vez están más movilizadas producto de los
acontecimientos del último año. Para Rosas el Río de la Plata, solo puede gobernarse
popularmente, esta fue su carta de triunfo, a saber, la utilización del marco político imperante a
fines de la década del 20, teniendo como clientela a los sectores populares.
Juan Manuel de Rosas inauguró su gobierno provincial con un sólido apoyo de los sectores
propietarios agobiados por el permanente estado de guerra, como entre los sectores populares
rurales y urbanos. Sin embargo una vez en el poder, las oposiciones a su gobierno y
especialmente a su política se hicieron evidentes. A lo largo de 1832 se plantea en el mismo
seno del partido federal la necesidad de retornar a la normalidad institucional, es decir, la no
renovación de las facultades extraordinarias ejercidas por Rosas.
Algunas características del régimen rosista:
⮚ El orden instaurado en 1835 pretendía sostener el orden federal por encima
de todo, "... y por medio de él la independencia de la Confederación, el gobierno
republicano y la igualdad ante la ley", era republicano porque la legitimidad del
gobierno estaba basada en la voluntad popular y había sido elegido dentro del
marco institucional de la República. La opinión pública en este sentido, constituía
la base de la legitimidad y poder del régimen.
⮚ La oposición y las críticas al gobierno de los llamados por Rosas "unitarios",
"herejes", "impíos" etc., si bien no desaparecieron, la exclusión y la intolerancia
política que formaba parte del "federalismo rosista", así como el terror infundido
por la mazorca, tan característico de este régimen provocaron un importante
debilitamiento de los mismos.
⮚ El terror que aparece y se afirma en la segunda parte de la década del 30 es un
instrumento de disciplina nada desdeñable, un arma de lucha política utilizada a
conciencia para amedrentar a los opositores y hacer gobernable a la provincia.
⮚ En el plano económico, Rosas llevo a cabo una de las políticas más seguras y
eficaces dadas las características de la estructura económica, insertando al país en
el mercado internacional, aumentando las exportaciones pecuarias, equilibrando
la balanza comercial a tal punto que era capaz de importar. Esto está íntimamente
ligado a los avances en la pacificación rural y en el orden impuesto en el sistema
de producción y transporte. Es importante subrayar que Rosas a pesar de los
conflictos que tuvo que enfrentar, siempre tuvo presente la preocupación por
proteger a la economía de los conflictos políticos.

La Confederación Argentina (1835-1852)


En 1835 un asesinato político conmovió al país. El caudillo riojano Facundo Quiroga
fue asesinado en la localidad cordobesa de Barranca Yaco. Esta noticia instaló el miedo
en la sociedad y justificó la opinión de que la situación de las provincias era inestable e
insegura. La legislatura de Buenos Aires, respondiendo a la demanda de un gobierno
fuerte, nombró nuevamente gobernador a Rosas. Una vez más se le concedieron
facultades extraordinarias y un  mayor poder mediante la suma del poder público. 
Una vez consolidado su predominio en Buenos Aires, y ante la falta de caudillos
opositores poderosos, fue extendiendo su influencia en las provincias. Rosas impuso
una organización nacional de hecho, que llamó Confederación Argentina basada en el
Pacto Federal de 1831 y en la delegación que hacían las provincias del "encargo de las
relaciones exteriores" en el gobernador de Buenos Aires. 
A lo largo de su gobierno mantuvo su posición sobre la inconveniencia de reunir un
congreso y sancionar una constitución. Bajo el nombre de federación, realizó una
política de intensa intervención en los asuntos internos de las provincias, exigiendo el
reconocimiento de su autoridad. Para ello utilizó diversos métodos: el apoyo político y
financiero, la persuasión, la amenaza o la acción armada.
Estanislao López, el Patriarca de la federación, carente de fuerzas para oponerse al
poder de Buenos Aires, aceptó su política.
Felipe Ibarra en Santiago del Estero, Alejandro Heredia en Tucumán, Pedro Molina en
Mendoza, Tomás Brizuela en La Rioja y Nazario Benavídez en San Juan, fueron
acatando las directivas de Rosas y extendieron el orden del federalismo rosista en el
Interior. Por otro lado como  encargado de las relaciones exteriores y de los asuntos de
paz y guerra de la Confederación, Rosas reunió las siguientes atribuciones:

o la conducción de las relaciones exteriores, 


o la interpretación  y aplicación del Pacto Federal de 1831.
o la intervención en las provincias en las que peligrase la causa de la federación,
o el mando supremo de los ejércitos federales, 
o el juzgamiento de delitos considerados federales, 
o el control sobre tráfico fluvial en los ríos Paraná y Uruguay,
o los permisos para ingresar en el país.

Sin que se hubiera sancionado una constitución por delegación de las atribuciones de las
provincias y por acción propia, Rosas ejerció de hecho el poder nacional apoyado en la
fuerza de Buenos Aires.
Hacia 1850 la Confederación Argentina estaba en paz. Las provincias designaron  a
Rosas jefe supremo de la Confederación Argentina. Durante un largo período esta
organización otorgó unidad al país pero por estar basada en el personalismo no podía
sobrevivir. 

La gran alianza y la derrota de Rosas:


Fue en el Litoral donde se gestó la alianza que llevó a la caída de Rosas. El 1 de mayo
de 1851, el general Justo José de Urquiza, gobernador de Entre Ríos, publicó un
pronunciamiento en el que expresaba la decisión de su provincia de reasumir el ejercicio
de las relaciones exteriores e invitaba a los demás gobiernos provinciales a organizar
constitucionalmente la Nación. Sólo la provincia de Corrientes adhirió a su propuesta.
Sin embargo, Entre Ríos y Corrientes carecían de recursos para formar un ejército que
enfrentara  con éxito al de Buenos Aires. Por esa razón Urquiza buscó el apoyo del
Brasil y de Uruguay. Al mando del Ejército Grande, y con el apoyo de la escuadra
brasileña en el río Paraná, Urquiza inició la campaña contra Buenos Aires. Finalmente
las tropas de ambos ejércitos se enfrentaron en la batalla de Caseros (03/02/1852),
Rosas fue derrotado. Urquiza convocó a los gobernadores de las demás provincias a
firmar el Acuerdo de San Nicolás donde se estableció la reunión de un congreso
general constituyente en Santa Fe. Urquiza inició así la construcción de orden nacional.

¿Cuál fue el legado político de la etapa rosista?

Desde la perspectiva del historiador Tulio Halperin Donghy, los avances en la unidad
nacional, aunque ésta se hubiese logrado sobre la base del predominio porteño; las
provincias se acostumbraron a acatar  una autoridad central. Por su parte la oposición
ilustrada comprendió la imposibilidad de establecer un sistema centralizado. Sus
ideólogos trabajaron buscando un pensamiento conciliador y formas mixtas de
organización. La Confederación Argentina, a pesar de los enfrentamientos internos y
externos, se consolidó, ocupó su lugar en el mundo y se hizo respetar por las grandes
potencias. Sin embargo, el sistema personalista en que se basaba y la falta de un marco
legal impedían su continuidad. La Nación requería una organización constitucional que
resolviera los problemas subsistentes y asegurase la institucionalización del país. 
EMAPATE INESTABLE (1852-1962) La Confederación Argentina y el Estado de
Buenos Aires

Repasamos ….

Justo José de Urquiza era gobernador de Entre Ríos, una provincia productora de
ganado como Buenos Aires que se veía seriamente perjudicada por la política de
Rosas, que no permitía la libre navegación de los ríos y frenaba el comercio y el
desarrollo provinciales. En 1851, Urquiza se pronunció contra Rosas y formó, con
ayuda brasileña, el Ejercito Grande con el que derrotó definitivamente a Rosas en
Caseros el 3 de febrero de 1852. Urquiza convocó a un Congreso Constituyente en
Santa Fe que en mayo de 1853 sancionó la Constitución Nacional. Pero aunque ya no
estaba Rosas, los intereses de la clase alta porteña seguían siendo los mismos y
Bartolomé Mitre y Adolfo Alsina dieron un golpe de estado, conocido como la
"Revolución del 11 de Septiembre de 1852". A partir de entonces, el país quedó por
casi diez años dividido en dos: el Estado de Buenos Aires y la Confederación (el resto
de las provincias con capital en Paraná). La separación duró casi diez años, hasta que
en septiembre de 1861, el líder porteño Bartolomé Mitre derrotó a Urquiza en Pavón y
unificó al país bajo la tutela porteña.
Luego de la batalla de Pavón se sucedieron los gobiernos de Bartolomé Mitre
(1862-68), Domingo F. Sarmiento (1868-1874) y Nicolás Avellaneda (1874-1880),
quienes concretaron la derrota de las oposiciones del interior, la ocupación del todo el
territorio nacional y la organización institucional del país fomentando la educación, la
agricultura, las comunicaciones, los transportes, la inmigración y la incorporación de
la Argentina al mercado mundial como proveedora de materias primas y compradora
de manufacturas.

Vemos el video de canal encuentro: Vencedores y vencidos: Las luchas por la


conformación Nacional, lo descargamos de:
http://www.conectate.gob.ar/sitios/conectate/busqueda/encuentro?rec_id=122691

Actividades:
Luego de ver el video responde:
1)- ¿Cual es la situación a partir de 1853?
2)- ¿Que dificultades debe enfrentar la Confederación Argentina?
3)- ¿Que significación se le puede otorgar a la Batalla de Pavón?

ENTRE EL CONSENSO Y LA
COERCIÓN
(1852- 1880)

FORMACIÓN Y CONSOLIDACIÓN DEL


ESTADO NACIONAL: LAS ESTRATEGIAS
DEL ESTADO PARA LA UNIFICACIÓN Y
LAS LAS VÍAS DE PENETRACIÓN

Durante el largo proceso de


formación de un orden
unificado, a partir de la caída
de Juan Manuel de Rosas
–Gobernador de la Provincia
de Buenos Aires y actor
político de peso, derrotado
por el Presidente de la
Confederación Argentina,
Justo José de Urquiza en la
batalla de Caseros– se inició
el período llamado de la
construcción de un orden
estatal y nacional unificado.

Organizar legalmente el
Estado-nación en formación
significaba, entre otras
cuestiones, darle al país una
Constitución. Que sería el
elemento fundamental para
crear un Estado nacional
fuerte, cuya autoridad fuese
reconocida sobre todo el
territorio.

Pese a que, desde 1810, se


había comenzado el proceso
de la independencia respecto
de España, la unificación
Nacional resultó imposible
durante más de cuatro
décadas.

En un territorio extenso, con


regiones de diversidad
geográfica y económica, los
conflictos fueron inevitables
porque los intereses de cada
región y de los distintos
grupos que formaban la
sociedad eran bien diferentes
y, en muchos casos, opuestos.
Así fue que se enfrentaron
hacendados bonaerenses
contra hacendados del litoral
y productores del interior,
porteños contra provincianos,
unitarios contra federales,
quienes estaban a favor de
Rosas y quienes estaban en
su contra.

Cada uno de estos grupos


enfrentados pensaba de
manera distinta la forma de
organizar la Nación.

Estas diferencias condujeron en varias oportunidades a sangrientos enfrentamientos


políticos e ideológicos y hasta produjeron la separación de la provincia de Buenos Aires
del resto de las provincias argentinas, entre 1852 y 1862.

Buenos Aires era una provincia con ventajas derivadas de su privilegiada situación, ya que
en su territorio se encontraba el único puerto habilitado para el comercio con el exterior.
De esta forma se convirtió en la monopolizadora de los recursos provenientes de los
impuestos de la única Aduana.

Esta situación perjudicó al resto


de las provincias. A las del Litoral,
porque los ríos Paraná y Uruguay
no podían ser navegados por
buques extranjeros, ya que estaba
prohibida la libre navegación de
los ríos interiores, dependiendo
así su comercio del puerto de
Buenos Aires; a las del interior,
porque sus producciones
artesanales no podían competir
–ni en precio ni en calidad– con
los artículos in- dustrializados
extranjeros que entraban por
Bue- nos Aires. Todo esto
contribuyó a la depresión de las
economías regionales en
beneficio de los intereses
porteños.
El modelo de desarrollo
económico denominado
agroexportador constituye una
etapa del ciclo económico
argentino que se inició a
mediados del siglo XIX, tuvo su
período de mayor desarrollo
entre 1880 y 1914 (año del
comienzo de la Primera Guerra
Mundial) y perduró hasta la crisis
económica internacional de 1930.

Las condiciones naturales de la


pampa húmeda eran las ideales
para poner en marcha una eco-
nomía basada en la producción
de alimentos y materias primas
destinadas a la exportación.

Pero para la integración al mercado mundial (área de intercambio internacional) era


necesario eliminar lo que para los que obtenían beneficios de la misma, es decir los
grupos dirigentes, fueron considerados como obstáculos: los caudillos que, en algunas
provincias del interior, seguían resistiendo el predominio del Gobierno Central; la
presencia de poblaciones indígenas que ocupaban gran extensión de tierras; la escacez
de elementos institucionales propios de un gobierno nacional; la escasez de mano obra y
la falta de medios de transporte y comunicación a lo largo del extenso territorio.

LA ORGANIZACIÓN DE UN ORDEN UNIFICADO:


APLICACIÓN DE LOS MARCOS JURÍDICOS CONSTITUCIONALES Y ORGANIZACIÓN INSTITUCIONAL

Ahora bien, retomando el proceso desde la mirada político-institucional y de acuerdo


con el planteo

de Gustavo Paz (2011), con la


sanción de la Constitución de 1853
se declaró a la ciudad de Buenos
Aires capital de la Argentina.
Pero la poderosa provincia no
estuvo de acuerdo con la pérdida
de su posición de líder nacional, ni
de sus privilegios, y decidió
separarse durante casi diez años
del resto del país.

Recién con su triunfo en la batalla


de Pavón de 1861 logró ponerse a
la cabeza de la organización de
una República unificada. Lo que no
sucedió sin tensiones, ya que en el
interior del país hubo alzamientos
en contra de este nuevo intento de
Buenos Aires de ampliar su poder
por sobre el del resto de las
provincias. Por lo que entre 1863 y
1870 Buenos Aires y los poderes
nacionales tuvieron que enfrentar
rebeliones internas que se
oponían a esta creciente
intromisión. Los caudillos del
interior y sus montoneras fueron
protagonistas durante este
período: Ángel V. Peñaloza en La
Rioja, Felipe Varela en Catamarca y
Ricardo López Jordán en Entre
Ríos.

En este tenso proceso de


unificación de un orden estatal
nacional también es decisivo
destacar que desde 1862 hasta
1880 tres presidentes se abocaron
a la tarea de contener, dominar y
resolver los obstáculos antes
mencionados y comenzaron a
sentar las bases de la economía
agroexportadora. Durante las
presidencias de Bartolomé Mitre
(1862-1868), Domingo F.
Sarmiento (1868-1874) y Nicolás
Avellaneda (1874-1880) se
llevaron a cabo las siguientes
medidas: la creación de un Ejército
Nacional, de un Banco Nacional, la
sanción de códigos con normas
que rigiesen sobre todo el
territorio, la organización de un
Poder Judicial, la implementación
de un sistema de comunicaciones
(Correo, telégrafo, ferrocarriles), y
la federalización de la Ciudad de
Buenos Aires, que incluía la
Aduana porteña y los impuestos
correspondientes.

A partir de 1870, una vez vencidas


aquellas resistencias provinciales
del federalismo del interior,
comenzó un período gradual de
consolidación del Estado nacional
que centralizaba

la toma de las decisiones políticas


en Buenos Aires.

Junto a ello, se extendió el poder del


gobierno nacional a todo el
territorio, eliminando la presencia de
la población indígena en gran parte
del mismo mediante la campaña
militar, conocida como "Conquista
del Desierto", lo que permitió
incorporar tierras.
Asimismo, se sancionó la Ley de Colonización e Inmigración (1876) a fin de atraer
inmigrantes que solucionaran la escasez de mano de obra. Y durante este período se
llevaron acabo los primeros experimentos de colonización europea, en las provincias
de Entre Ríos y Santa Fe, en un proceso llamando de colonización agrícola.

A su vez, se tendieron las primeras vías férreas y se impulsó la exportación de lana,


vinculada a la industria textil europea, agregando así un nuevo producto, más
atractivo para el mercado internacional, a los tradicionales cueros y carnes saladas.

GUERRA CONTRA PARAGUAY

Entre los años 1865 y 1870 tuvo


lugar una guerra entre los países
de la llamada "Triple Alianza" (in-
tegrada por Argentina, Uruguay y
Brasil) y la Repú- blica del
Paraguay.

Los orígenes del conflicto se


remontan a la intervención, tanto
del Brasil como del Paraguay en
disputas políticas internas del
Uruguay. Antiguos conflictos
limítrofes se sumaron al clima
bélico. Así comenzó la guerra
entre estas tres naciones
sudamericanas, a las que
posteriormente se incorporó la
Argentina.

El Paraguay de aquel entonces era


muy distinto al de hoy. Contaba,
para la época, con un
sorprendente proceso de
industrialización. Ferrocarriles,
telégrafo, ausencia de deuda
pública y un ejército moderno.

El Gral. Mitre, Comandante en jefe


de los ejércitos aliados, subestimó
al enemigo al decir: "en 24 horas
en los cuarteles, en 15 días en
campaña, en 3 meses en
Asunción". Sin embargo el
conflicto duró 5 años y se libró,
casi por entero, en territorio
paraguayo.

En nuestro país la guerra fue


sumamente impopular,
especialmente en el Litoral, donde
muchos de sus habitantes
consideraban a los porteños más
enemigos que a los paraguayos. Y
en la región catamarqueña, a
causa de los reclutamientos
obligatorios de gauchos para las
tropas nacionales.
Simultáneamente, durante el
enfrentamiento, se produjeron
nuevos alzamientos montoneros y
federales, conducidos por el
catamarqueño Felipe Varela. El
mismo Juan Bautista Alberdi, uno
de los pensadores más
destacados del liberalismo
argentino, se opuso a la
intervención mitrista.
El conflicto, que finalizó con el
triunfo aplastante de la Triple
Alianza, ocasionó la muerte de
proporciones significativas de la
población masculina paraguaya,
incluso la de su presidente, el
mariscal Francisco Solano López. El
Paraguay quedó debilitado
demográfica y económicamente y
con su territorio reducido. Pese al
triunfo militar nuestro país no
obtuvo grandes ventajas
territoriales, Brasil, en cambio
obtuvo territorios.

Al regresar del frente, los soldados


argentinos posiblemente hayan
sido portadores de la fiebre
amarilla que luego desencadenó
una terrible epidemia que asoló
Buenos Aires.

LA FEDERALIZACIÓN DE BUENOS AIRES (1880)

En 1962 Mitre que hasta el momento provincias del interior, gobernadas en


había sido el encargado provisional su mayoría por federales,
del gobierno nacional, fue elegido desconfiaban de los planes políticos
presidente de una Argentina en vías de Buenos Aires considerando que se
de reunificación. Ante su programa trataba de un nuevo intento de esta
de federalización de la ciudad de provincia por recortar sus
Buenos Aires, para convertirla en la autonomías.
sede de
las autoridades nacionales, Esta situación llevó a violentos
resistencias desde dos frentes enfrentamientos entre ambos frentes
comenzaron a sucederse. como hemos visto, pero poco a poco
Por un lado, en el primer frente se las autoridades nacionales
alineaba la clase política de la extendieron su control efectivo al
provincia de Buenos Aires, que veía interior del país apoyadas en la
con malestar que su ciudad capital fuerza que les daba el manejo del
pasara al ámbito político federal. Por ejército nacional.
el otro, desde el segundo frente, las
Entre 1870 y 1871 se produjo la elocuente la voluntad de clausurar
última de las resistencias federales en definitivamente una larga época de
las provincias, en este caso en Entre enfrentamientos políticos” (Paz,
Ríos con López Jordán a la cabeza. Y 2011:80).
en paralelo a la supresión de estas
resistencias las autoridades Cabe entonces pensar que todo este
nacionales comenzaron un proceso proceso fue complejo, variado y
de ampliación de su esfera de múltiple.
influencia sobre las provincias,
incluida la de Buenos Aires que
luchaba por medio de las armas por
su autonomía y liderazgo. Así, la
renuencia de Buenos Aires a
someterse a las instituciones
nacionales se repitió fuertemente a
fines de las década del 1870 con la
sucesión del presidente Nicolás
Avellaneda. El candidato favorecido
por este presidente saliente para la
sucesión era el joven general Julio
Argentino Roca. En la contienda
electoral entre Roca y Carlos Tejedor
(gobernador de la provincia de
Buenos Aires), el resultado de las
elecciones favoreció a Roca. Tejedor
desconoció el resultado y movilizó las
milicias porteñas en contra del
gobierno nacional. Se declaraba así la
guera entre Buenos Aires y la nación,
en la que las tropas nacionales
saldrían victoriosas. Así, la derrota de
las milicias provinciales permitió al
gobierno nacional llevar a cabo la la
federalización de la ciudad de
Buenos Aires en 1880, convertida por
ley en capital de la nación. Mientras
que se elegía como capital provincial
a la ciudad de La Plata. De esta
manera terminaba un conflicto de
tres décadas.

“La frase «Paz y Administración»,


contenida en el mensaje inaugural
del nuevo presidente
Roca ante el Congreso Nacional en
1881, resumía de manera muy
Construyendo la Argentina: La Constitución Nacional
La tradición constitucionalista:
El constitucionalismo surgió a partir del siglo XVII, alcanzando en el siglo XVIII su
máximo esplendor. Se trata de una ideología que considera necesaria la existencia
de una Ley Suprema o Constitución, que establezca cuales son los poderes del
estado y delimite sus funciones, reconociendo a su vez, los derechos de los
ciudadanos, en cuyo conjunto, reside la soberanía.
El desarrollo de estas ideas liberales surgidas de los filósofos iluministas, como el
inglés John Locke y los franceses, Rousseau o Montesquieu, determinaron la
promulgación de la constitución de los Estados Unidos de América, sancionada en
1787 y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, durante la
Revolución Francesa de 1789.

La constitución de 1853: Alberdi “Bases y puntos de partida


El Congreso constituyente, fue para la organización política de la
inaugurado en la ciudad de Santa Fe, República Argentina” y los textos
sin representación porteña, el 20 de constitucionales que la precedieron
noviembre de 1852. Tomando como (constituciones de 1819 y 1826) tanto
antecedente el libro de Juan Bautista a nivel nacional como internacional
(Constitución de Estados Unidos) y el
Pacto Federal de 1831, se redactó el
Anteproyecto de Constitución con el
aporte decisivo de los diputados
Benjamín Gorostiaga y Juan María
Gutiérrez.
Teniendo como base directa el ideario
de Alberdi se logró un texto liberal,
tendiente al progreso de la nación,
pero sin dejar de lado sus
tradiciones.
Los proyectos presentados fueron
tres. El de Pedro De Angelis, el de
Alberdi, y el de Benjamín Gorostiaga,
que finalmente prevaleció.
La primera titulada “Declaraciones,
Previamente se suscitó un debate derechos y garantías” fija la forma de
para saber si había llegado el organización del país bajo el sistema
momento propicio para el dictado de representativo, republicano y federal,
la constitución, ante la pregunta del la religión católica como religión
diputado Zenteno que veía que la oficial del estado y la relación entre el
nación aún no estaba totalmente gobierno federal y las provincias.
pacificada. Gutiérrez opinó que Éstas tienen garantizadas la
justamente sería esta Ley Suprema subsistencia de sus instituciones y la
con la finalidad de afianzar la elección de sus gobernantes, con la
seguridad y la justicia, la que lograría única condición de que respeten el
ese fin. El diputado Seguí apoyó esta sistema republicano, asegurando el
idea, pero en contra se manifestó régimen municipal y la educación
Zavalía que no observaba en el primaria gratuita. Entre los derechos
pueblo costumbres republicanas. reconoce los civiles de los habitantes
Finalmente el proyecto de la comisión y los políticos de los ciudadanos. La
fue aprobado por 14 votos contra 4. libertad de trabajo, de reunión, de
La Constitución fue sancionada el 1 prensa, de propiedad, de reunión, de
de mayo de 1853, y promulgada por asociación, de igualdad ante la ley, la
Urquiza el 25 de mayo de ese mismo libre navegación de los ríos, etc. son
año. Está precedida de un recogidos en el texto de la Carta
Preámbulo, donde se establecen los Magna.
antecedentes y los fines de su En la segunda parte establece cuales
creación. El texto propiamente dicho, son las autoridades de la nación
se divide en dos partes. dando preeminencia al ejecutivo, por
sobre el legislativo y el judicial. El
Poder Ejecutivo está a cargo de un
Presidente y de un Vicepresidente,
que ocupará el lugar del primero, en
caso de ausencia o enfermedad. El
período de ejercicio del cargo era de
seis años, sin posibilidad de
reelección para el período inmediato
posterior. El sistema Legislativo es
bicameral, formado por una Cámara
de Diputados que representa a la
nación, en función del número de
habitantes y una Cámara de Estando separada la provincia de
Senadores que representa a las Buenos aires, la capital del país se
provincias. El Poder Judicial está estableció en forma provisoria en la
representado por una Corte Suprema ciudad de Paraná en la provincia de
de Justicia y demás tribunales Entre Ríos. El primer presidente que
inferiores. El dictado de los Códigos rigió los destinos de la confederación
Civil, Comercial, Penal y de Minería de acuerdo a esta nueva constitución,
quedaron reservados al gobierno fue Justo José de Urquiza.
nacional. El gobierno federal se
reservaba el derecho de intervenir a
las provincias, por su exclusiva
decisión, en casos de graves crisis.
Actividades:

Luego de la lectura del Texto respondé:

1)- ¿Cuáles fueron los antecedentes de la constitución Nacional de 1853?


2)- ¿Por qué se consideraba necesaria la sanción de una constitución en esa
época?
3)-a)-¿Qué forma de gobierno adoptó la Confederación Argentina?
b)-¿Qué tipo de derechos resguarda la constitución nacional para las
provincias?
4)- ¿Qué características tienen los poderes de gobierno?

ENTRE EL CONSENSO Y LA
COERCIÓN
(1852- 1880)

FORMACIÓN Y CONSOLIDACIÓN DEL


ESTADO NACIONAL: LAS ESTRATEGIAS
DEL ESTADO PARA LA UNIFICACIÓN Y
LAS LAS VÍAS DE PENETRACIÓN

Durante el largo proceso de


formación de un orden
unificado, a partir de la caída
de Juan Manuel de Rosas
–Gobernador de la Provincia
de Buenos Aires y actor
político de peso, derrotado
por el Presidente de la
Confederación Argentina,
Justo José de Urquiza en la
batalla de Caseros– se inició
el período llamado de la
construcción de un orden
estatal y nacional unificado.

Organizar legalmente el
Estado-nación en formación
significaba, entre otras
cuestiones, darle al país una
Constitución. Que sería el
elemento fundamental para
crear un Estado nacional
fuerte, cuya autoridad fuese
reconocida sobre todo el
territorio.

Pese a que, desde 1810, se


había comenzado el proceso
de la independencia respecto
de España, la unificación
Nacional resultó imposible
durante más de cuatro
décadas.

En un territorio extenso, con


regiones de diversidad
geográfica y económica, los
conflictos fueron inevitables
porque los intereses de cada
región y de los distintos
grupos que formaban la
sociedad eran bien diferentes
y, en muchos casos, opuestos.
Así fue que se enfrentaron
hacendados bonaerenses
contra hacendados del litoral
y productores del interior,
porteños contra provincianos,
unitarios contra federales,
quienes estaban a favor de
Rosas y quienes estaban en
su contra.

Cada uno de estos grupos


enfrentados pensaba de
manera distinta la forma de
organizar la Nación.
Estas diferencias condujeron en varias oportunidades a sangrientos enfrentamientos
políticos e ideológicos y hasta produjeron la separación de la provincia de Buenos Aires
del resto de las provincias argentinas, entre 1852 y 1862.

Buenos Aires era una provincia con ventajas derivadas de su privilegiada situación, ya que
en su territorio se encontraba el único puerto habilitado para el comercio con el exterior.
De esta forma se convirtió en la monopolizadora de los recursos provenientes de los
impuestos de la única Aduana.

Esta situación perjudicó al resto


de las provincias. A las del Litoral,
porque los ríos Paraná y Uruguay
no podían ser navegados por
buques extranjeros, ya que estaba
prohibida la libre navegación de
los ríos interiores, dependiendo
así su comercio del puerto de
Buenos Aires; a las del interior,
porque sus producciones
artesanales no podían competir
–ni en precio ni en calidad– con
los artículos in- dustrializados
extranjeros que entraban por
Bue- nos Aires. Todo esto
contribuyó a la depresión de las
economías regionales en
beneficio de los intereses
porteños.

El modelo de desarrollo
económico denominado
agroexportador constituye una
etapa del ciclo económico
argentino que se inició a
mediados del siglo XIX, tuvo su
período de mayor desarrollo
entre 1880 y 1914 (año del
comienzo de la Primera Guerra
Mundial) y perduró hasta la crisis
económica internacional de 1930.

Las condiciones naturales de la


pampa húmeda eran las ideales
para poner en marcha una eco-
nomía basada en la producción
de alimentos y materias primas
destinadas a la exportación.

Pero para la integración al mercado mundial (área de intercambio internacional) era


necesario eliminar lo que para los que obtenían beneficios de la misma, es decir los
grupos dirigentes, fueron considerados como obstáculos: los caudillos que, en algunas
provincias del interior, seguían resistiendo el predominio del Gobierno Central; la
presencia de poblaciones indígenas que ocupaban gran extensión de tierras; la escacez
de elementos institucionales propios de un gobierno nacional; la escasez de mano obra y
la falta de medios de transporte y comunicación a lo largo del extenso territorio.

LA ORGANIZACIÓN DE UN ORDEN UNIFICADO:


APLICACIÓN DE LOS MARCOS JURÍDICOS CONSTITUCIONALES Y ORGANIZACIÓN INSTITUCIONAL

Ahora bien, retomando el proceso desde la mirada político-institucional y de acuerdo


con el planteo
de Gustavo Paz (2011), con la
sanción de la Constitución de 1853
se declaró a la ciudad de Buenos
Aires capital de la Argentina.

Pero la poderosa provincia no


estuvo de acuerdo con la pérdida
de su posición de líder nacional, ni
de sus privilegios, y decidió
separarse durante casi diez años
del resto del país.

Recién con su triunfo en la batalla


de Pavón de 1861 logró ponerse a
la cabeza de la organización de
una República unificada. Lo que no
sucedió sin tensiones, ya que en el
interior del país hubo alzamientos
en contra de este nuevo intento de
Buenos Aires de ampliar su poder
por sobre el del resto de las
provincias. Por lo que entre 1863 y
1870 Buenos Aires y los poderes
nacionales tuvieron que enfrentar
rebeliones internas que se
oponían a esta creciente
intromisión. Los caudillos del
interior y sus montoneras fueron
protagonistas durante este
período: Ángel V. Peñaloza en La
Rioja, Felipe Varela en Catamarca y
Ricardo López Jordán en Entre
Ríos.
En este tenso proceso de
unificación de un orden estatal
nacional también es decisivo
destacar que desde 1862 hasta
1880 tres presidentes se abocaron
a la tarea de contener, dominar y
resolver los obstáculos antes
mencionados y comenzaron a
sentar las bases de la economía
agroexportadora. Durante las
presidencias de Bartolomé Mitre
(1862-1868), Domingo F.
Sarmiento (1868-1874) y Nicolás
Avellaneda (1874-1880) se
llevaron a cabo las siguientes
medidas: la creación de un Ejército
Nacional, de un Banco Nacional, la
sanción de códigos con normas
que rigiesen sobre todo el
territorio, la organización de un
Poder Judicial, la implementación
de un sistema de comunicaciones
(Correo, telégrafo, ferrocarriles), y
la federalización de la Ciudad de
Buenos Aires, que incluía la
Aduana porteña y los impuestos
correspondientes.
A partir de 1870, una vez vencidas
aquellas resistencias provinciales
del federalismo del interior,
comenzó un período gradual de
consolidación del Estado nacional
que centralizaba

la toma de las decisiones políticas


en Buenos Aires.

Junto a ello, se extendió el poder del


gobierno nacional a todo el
territorio, eliminando la presencia de
la población indígena en gran parte
del mismo mediante la campaña
militar, conocida como "Conquista
del Desierto", lo que permitió
incorporar tierras.

Asimismo, se sancionó la Ley de


Colonización e Inmigración
(1876) a fin de atraer
inmigrantes que solucionaran la
escasez de mano de obra. Y
durante este período se
llevaron acabo los primeros
experimentos de colonización
europea, en las provincias de
Entre Ríos y Santa Fe, en un
proceso llamando de
colonización agrícola.

A su vez, se tendieron las primeras vías férreas y se impulsó la exportación de lana,


vinculada a la industria textil europea, agregando así un nuevo producto, más
atractivo para el mercado internacional, a los tradicionales cueros y carnes saladas.

GUERRA CONTRA PARAGUAY

Entre los años 1865 y 1870 tuvo


lugar una guerra entre los países
de la llamada "Triple Alianza" (in-
tegrada por Argentina, Uruguay y
Brasil) y la Repú- blica del
Paraguay.
Los orígenes del conflicto se
remontan a la intervención, tanto
del Brasil como del Paraguay en
disputas políticas internas del
Uruguay. Antiguos conflictos
limítrofes se sumaron al clima
bélico. Así comenzó la guerra
entre estas tres naciones
sudamericanas, a las que
posteriormente se incorporó la
Argentina.

El Paraguay de aquel entonces era


muy distinto al de hoy. Contaba,
para la época, con un
sorprendente proceso de
industrialización. Ferrocarriles,
telégrafo, ausencia de deuda
pública y un ejército moderno.

El Gral. Mitre, Comandante en jefe


de los ejércitos aliados, subestimó
al enemigo al decir: "en 24 horas
en los cuarteles, en 15 días en
campaña, en 3 meses en
Asunción". Sin embargo el
conflicto duró 5 años y se libró,
casi por entero, en territorio
paraguayo.

En nuestro país la guerra fue


sumamente impopular,
especialmente en el Litoral, donde
muchos de sus habitantes
consideraban a los porteños más
enemigos que a los paraguayos. Y
en la región catamarqueña, a
causa de los reclutamientos
obligatorios de gauchos para las
tropas nacionales.
Simultáneamente, durante el
enfrentamiento, se produjeron
nuevos alzamientos montoneros y
federales, conducidos por el
catamarqueño Felipe Varela. El
mismo Juan Bautista Alberdi, uno
de los pensadores más
destacados del liberalismo
argentino, se opuso a la
intervención mitrista.

El conflicto, que finalizó con el


triunfo aplastante de la Triple
Alianza, ocasionó la muerte de
proporciones significativas de la
población masculina paraguaya,
incluso la de su presidente, el
mariscal Francisco Solano López. El
Paraguay quedó debilitado
demográfica y económicamente y
con su territorio reducido. Pese al
triunfo militar nuestro país no
obtuvo grandes ventajas
territoriales, Brasil, en cambio
obtuvo territorios.

Al regresar del frente, los soldados


argentinos posiblemente hayan
sido portadores de la fiebre
amarilla que luego desencadenó
una terrible epidemia que asoló
Buenos Aires.

LA FEDERALIZACIÓN DE BUENOS AIRES (1880)

En 1962 Mitre que hasta el momento había sido el encargado provisional del
gobierno nacional, fue elegido presidente de una Argentina en vías de reunificación.
Ante su programa de federalización de la ciudad de Buenos Aires, para convertirla en
la sede de
las autoridades nacionales, resistencias desde dos frentes comenzaron a sucederse.
Por un lado, en el primer frente se alineaba la clase política de la provincia de Buenos
Aires, que veía con malestar que su ciudad capital pasara al ámbito político federal.
Por el otro, desde el segundo frente, las provincias del interior, gobernadas en su
mayoría por federales, desconfiaban de los planes políticos de Buenos Aires
considerando que se trataba de un nuevo intento de esta provincia por recortar sus
autonomías.

Esta situación llevó a violentos enfrentamientos entre ambos frentes como hemos
visto, pero poco a poco las autoridades nacionales extendieron su control efectivo al
interior del país apoyadas en la fuerza que les daba el manejo del ejército nacional.

Entre 1870 y 1871 se produjo la última de las resistencias federales en las provincias,
en este caso en Entre Ríos con López Jordán a la cabeza. Y en paralelo a la supresión
de estas resistencias las autoridades nacionales comenzaron un proceso de
ampliación de su esfera de influencia sobre las provincias, incluida la de Buenos Aires
que luchaba por medio de las armas por su autonomía y liderazgo. Así, la renuencia
de Buenos Aires a someterse a las instituciones nacionales se

repitió fuertemente a fines de las década del 1870 con la sucesión del presidente
Nicolás Avellaneda. El candidato favorecido por este presidente saliente para la
sucesión era el joven general Julio Argentino Roca. En la contienda electoral entre
Roca y Carlos Tejedor (gobernador de la provincia de Buenos Aires), el resultado de
las elecciones favoreció a Roca. Tejedor desconoció el resultado y movilizó las
milicias porteñas en contra del gobierno nacional. Se declaraba así la guerra entre
Buenos Aires y la nación, en la que las tropas nacionales saldrían victoriosas. Así, la
derrota de las milicias provinciales permitió al gobierno nacional llevar a cabo la
federalización de la ciudad de Buenos Aires en 1880, convertida por ley en capital de
la nación. Mientras que se elegía como capital provincial a la ciudad de La Plata. De
esta manera terminaba un conflicto de tres décadas.

“La frase «Paz y Administración», contenida en el mensaje inaugural del nuevo


presidente
Roca ante el Congreso Nacional en 1881, resumía de manera muy elocuente la
voluntad de clausurar definitivamente una larga época de enfrentamientos políticos”
(Paz, 2011:80).

Cabe entonces pensar que todo este proceso fue complejo, variado y múltiple.

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