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FUNCIONARIOS Y EMPLEADOS DE

LOS CONCURSOS.
EL SINDICO CONTADOR

Autor

Jorge Santos Stacco

ANUARIO 2002 – F.C.E. – U.N.P.S.J.B. 199


ANUARIO 2002 – F.C.E. – U.N.P.S.J.B. 200
INDICE

I – Introducción
a) enunciación
b) características comunes

II – El síndico contador
a) antecedentes
b) naturaleza jurídica
c) diferente integración del órgano sindical, la sindicatura. Designación.
d) Irrenunciabilidad, remoción, licencia.
e) funciones del Síndico
e,1) función de vigilancia y control en el concurso preventivo;
e,2) función en relación con el andamiento del proceso y facultades del Juez;
e,3) función en el proceso de verificación de créditos;
e,4) función en relación con la información en el proceso;
e,5) función en la continuación de la explotación de la empresa;
e,6) funciones en relación a la conservación e integración del patrimonio del deudor;
e,7) función en la liquidación de los bienes;
e,8) función en la distribución del líquido remanente;
e,9) función en relación con responsabilidades fiscales;
f) Responsabilidad y aspectos disciplinarios

III – Los acreedores y el Comité de Acreedores.


a) Antecedentes;
b) El espíritu de la legislación concursal y los acreedores;
c) Distintos Comité de Acreedores;
d) Participación en los Comité de Acreedores;
e) Naturaleza Jurídica. Derechos y obligaciones.

IV – Funcionarios y empleados de los concursos: consideración particular


Controladores
Coadministradores
Enajenadores
Estimadores
Empleados
Ministerio Público
Tasador
Incautador e inventariador

V – Bibliografía

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I – Introducción

La solución jurídica falencial para la crisis de la empresa, por la grave afectación de


derechos que incluye y como una garantía para evitar abusos, debe ser formalizada a través de
un proceso judicial para producir sus efectos.
Como este proceso judicial es complejo y típico, para poder abordar los aspectos
relacionados con los órganos, funcionarios y empleados de los concursos vamos primero a
caracterizarlo.
Necesitamos plantear dogmática y sintéticamente un marco de referencia, para poder
describir dentro del mismo los que van a constituir el objeto de este estudio.
La estructura típica de un proceso judicial está integrada por elementos subjetivos,
objetivos y actividad. Los elementos subjetivos están dados por el tribunal y las partes, el
objetivo por lo pretendido por las partes y la acción o actividad, por la sucesión de actos
procesales relacionados que permiten arribar, como conclusión típica, a una sentencia.
En el proceso concursal cabe señalar, como particularidades, que las partes
estrictamente –deudor y acreedores- ven limitada su participación a lo que la ley autoriza, junto
a ellos y a veces desplazándolos intervienen órganos que tienen asignadas funciones judiciales y
administrativas, son personas físicas nombradas al efecto mediante los cuales el proceso opera y
se desenvuelve, incluso se produce la gestión de un patrimonio mientras se tramita el pleito y
como parte de los objetivos perseguidos.
Aquí no se trata del aseguramiento o liquidación de un bien o varios, como ocurre en
muchos juicios contradictorios individuales, sino por tratarse de un juicio universal, alcanza la
totalidad de los bienes y derechos del deudor, persiguiendo la integración, conservación y
eventual liquidación de la totalidad de su patrimonio, las relaciones con empleados,
proveedores, clientes, fisco, determinar el pasivo, investigar los antecedentes de la situación
falencial, distribuir el líquido resultante de la venta de los bienes, todas actividades impregnadas
por una iniciativa atribuida por la ley al propio tribunal que obra como director del proceso.
Para lograr dicho complejo cometido el tribunal va a contar con distintos auxiliares,
es la propia ley concursal la que va a otorgar al síndico atribuciones, legitimación y
responsabilidades, motivo por el cual lo vamos a considerar órgano del concurso. Volvemos
sobre este aspecto más abajo.
Con igual grado de permanencia encontramos a los Comités de Acreedores, aunque
en la práctica, luego lo señalamos, no han adquirido una participación relevante y está pendiente
de elucidación el verdadero perfil de este órgano.
Completan el conjunto de funcionarios y empleados, otros que tienen funciones
acotadas, específicas, conforme el desarrollo del proceso.

a) enunciación
De acuerdo con el esbozo efectuado, debemos comenzar señalando que, como no
puede ser de otra forma, en el proceso concursal intervienen el Juez, el concursado y los
acreedores, como sujetos principales, y el comité de acreedores, síndico, enajenadores,
estimadores, coadministradores, incautador e inventariador, como auxiliares y funcionarios u
órganos del concurso.
Si bien el art 251 de la Ley 24.522 (desde ahora LCQ) enumera como funcionarios:
“el síndico, el coadministrador y los controladores del cumplimiento del acuerdo preventivo, y
de la liquidación en la quiebra”; completan la lista de los funcionarios incluidos por la ley,
además de los indicados: el comité de acreedores, enajenador y estimador. Cabe agregar a esta
lista no taxativa, la prevista intervención del fiscal, ejerciendo la facultad requirente y cuando
son designados, el tasador y el inventariador1.

b) características comunes

1
Ver Martorell, Ernesto Eduardo, “Tratado de Concursos y Quiebras”, tomo II-A, ed. Depalma, Buenos
Aires, 1999, pág. 219.

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La intervención de los funcionarios concursales es indelegable (art. 252 LCQ) y
personal (art. 258 LCQ) es decir que como regla general no admite la sustitución o autorización
a terceras personas, aún profesionales, para que cumplan con los actos propios de su
designación.
La participación personal e indelegable tiende a excluir por un lado, la intervención
de aquellos profesionales que se inscriben y luego previo acuerdo de compartir honorarios
“ceden” las designaciones que les corresponden, es decir, si bien participan formalmente en los
actos de su función, la actuación la cumplen efectivamente otros.
Esta práctica se sigue observando y encontramos una zona gris constituida por la
posibilidad cierta que debe tener el funcionario designado, de requerir asesoramiento
especializado, tener la posibilidad de hacer consultas ante situaciones muy complejas o
particulares, o de atender su función con el pleno apoyo de su estudio organizado para ofrecer
justamente estos servicios (circunstancia amparable en el art. 263 LCQ). El Tribunal debiera ser
informado, en estos casos justificados, de las mencionadas intervenciones a fin de que no sean
tomadas como las indeseadas sustituciones.
Corresponderá al Juez como director del proceso, lograr que sea efectiva esta
directiva de la ley, observando aquellas situaciones donde se desvirtúa el carácter personal e
indelegable, cuando se observa un real desplazamiento en la mayoría de los aspectos, que se
presenta incluso con consultas personales ante el tribunal, efectuada por otros profesionales.
Permitir el desplazamiento de funciones afecta el alcance de las responsabilidades que
pueden atribuirse, tanto profesional, reglamentaria, como civil e incluso penal, ya que, sin
profundizar aquí el análisis, las mismas no alcanzarían a los que “efectivamente” se
desempeñan. Esta circunstancia quita inhibiciones a tal actuación.
Para el que “delega” la intervención, en la medida que la corruptela es de
conocimiento y tolerada por el tribunal, también provoca una alteración respecto a su atribución
de responsabilidades.
La actuación personal del funcionario es preocupación en la normativa legal, tanto
que se aclara expresamente que la misma debe serlo aún fuera del Juzgado, que si se designa un
estudio debe identificarse el profesional que intervendrá. El Juez puede autorizar la comisión o
encargo al agente fiscal de otra jurisdicción, mediante exhorto al Juez de la jurisdicción, o la
designación de apoderado (art. 258 LCQ), cuando lo solicite el funcionario y encuentre razones
que lo justifiquen.
Tampoco está excluida la posibilidad de contratar empleados, pero con el alcance y
condiciones del art. 263 LCQ.
La atribución de facultades-deberes a los órganos concursales excluye, salvo
autorización expresa de la ley, la intervención del deudor y acreedores (art. 252 2do. párrafo
LCQ).
Finalmente, otra característica común a todos los funcionarios concursales es la forma
de ser retribuidos por su desempeño, que es conforme a honorarios que dependen de estimación
judicial, salvo que el Juez hubiera autorizado remuneración por un período menor y pago
mensual (ver art. 264 LCQ; conc. 265 a 272 íd.).

II – El síndico contador

a) antecedentes parlamentarios
Limitamos la mirada en este aspecto a los antecedentes parlamentarios de la última
reforma general. Para el estudio de los antecedentes de la sindicatura, tanto en nuestro derecho
como en el comparado, nos remitimos a las obras de importantes autores que lo tratan2.

2
Por citar algunas: Maffia, Osvaldo J., “El síndico, órgano del concurso”, en “R.D.C.O.” 1978-997; “La
actuación del contador público en materia concursal: un enfoque jurídico-contable de la actual realidad
uruguaya”, Teresita Rodríguez Mascardi y Federico Heuer Notaroberto (Uruguay), en “Sociedades y
Concursos en el Mercosur”, directores Nissen y Favier Dubois (h), ed. Ad-Hoc, Buenos Aires, 1996; Saúl
A. Argeri, “El síndico en el concurso de quiebra”, Ediciones Jurídicas, Buenos Aires, 1991, pág. 217 y
sgtes.

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En el Mensaje de Elevación del proyecto de ley concursal del Poder Ejecutivo al
Honorable Congreso de la Nación, el 12 de mayo de 1994, el Poder Ejecutivo Nacional, expresa
que se ha efectuado una revisión integral de la normativa legal vigente en materia concursal,
tomando en consideración los antecedentes doctrinarios y jurisprudenciales derivados de la
aplicación concreta de la ley 19.551, la 22.917 y modificatorias, en vigencia, así como el
derecho comparado.
En la remisión del proyecto de ley se enunciaba como objetivo principal adaptar el
sistema falencial a la nueva situación económica y social que vivía el país.
En relación con dicho objetivo general, en la remisión del proyecto se identifican otros
objetivos que contribuían al indicado. Entre ellos se señaló los vinculados al tema de este
trabajo:
1) Los acreedores se incorporan con un nuevo rol que se espera sea protagónico, más
activo que en la ley anterior: los Comité de Acreedores.
2) Se prevé amplitud en la formulación de propuestas de acuerdo preventivo. El
deudor después de haber categorizado a sus acreedores podrá ofrecerles diferentes formas de
cancelación de deudas.
3) En circunstancias en que el deudor haya fracasado en su intento de acuerdo
preventivo, se propone- intentando salvar a la empresa-, que terceros puedan acceder a la
compra de la misma: el salvataje del art. 48 LCQ.
4) Se acotan los poderes decisorios del juez para evaluar los acuerdos entre fallido y
acreedores. Con la LCQ fue así aunque con la modificación por Ley 25.589 se ampliaron
nuevamente.
5) Con vistas a la economía en los costos concursales: tanto en el proceso concursal
como en la quiebra se reducen los honorarios para el síndico y otros profesionales
intervinientes, a la mitad de lo que fijaba la ley 19.551.
6) Se reformula el rol del síndico y se establece un nuevo régimen de postulación y
de ejercicio de la sindicatura.
Originariamente se pensó en constituir una sindicatura oficial, pero luego se desistió.
También originariamente el proyecto propiciaba la inscripción como síndicos, además de
contadores públicos, otros profesionales en ciencias económicas, abogados y estudios de
abogados, contadores y auditores. Esto fue modificado por el Honorable Senado de la Nación.
7) Mayor profesionalización y especialización de los auxiliares, estimadores,
liquidadores, etc.
Del Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores de la Nación surge el trámite del
debate.
El día 22 de febrero de 1995, el senador por Buenos Aires Contador Antonio Cafiero
defiende el artículo 253 del proyecto de ley concursal que en ese momento se estaba tratando,
asumiendo la postura de que la tarea de síndico concursal debe ser cumplida por contadores, por
varias razones. Primera, porque históricamente desde 1902 fue asignada a dichos profesionales;
segunda, porque no podrían los abogados desempeñarse con solvencia en esta actividad pues los
mismos carecen de conocimientos y de estudios específicos acerca de registraciones contables,
valuacion de activos y pasivos, auditoría, compulsa de libros, etc.
En el debate parlamentario se continúa argumentando que ahora el síndico tiene
muchas más funciones pues se trata de salvar a las empresas y no de concursarlas y disolverlas.
La profesión más idónea para la administración de las empresas ha sido la de contador público,
quien está formado especialmente en esta disciplina, no el abogado, el cual tiene una formación
más universalista, ligada al derecho.
La votación final resultó afirmativa a la redacción actual del artículo 253: “ ... Podrán
inscribirse para aspirar a actuar como síndicos concursales los contadores públicos ...”.
De esta manera la Ley 24.522 reservó la sindicatura concursal para los contadores
públicos y estudios de contadores públicos (art. 253).
El art. 257 la LCQ dispone que el síndico puede requerir asesoramiento profesional
cuando la materia exceda de su competencia, incluye el patrocinio letrado, pero en todos los
casos los honorarios de los profesionales que contrate son a su exclusivo cargo. Elimina de esta
manera los honorarios del letrado del síndico que estaban comprendidos en la ley 19551.

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b) naturaleza jurídica
La especificidad y características del proceso concursal, procedimiento de concurso
preventivo o de quiebra, ocasionan la necesidad de tener identificada la representación y gestión
del patrimonio del deudor concursado, en la quiebra, o el estricto contralor del mismo cuando se
trata del concurso preventivo, sumado al asesoramiento técnico al juez, en relación a la
administración de la empresa, la continuación de la explotación, así como la investigación de la
actividad económica desarrollada, han motivado la necesidad de crear un órgano que asuma esas
funciones.
Corresponde al legislador asignar funciones y definir la actuación de quienes deben
intervenir, y es la doctrina la que a partir de las mismas, elabora los conceptos generales que
permiten definir la filosofía del instituto y los principios generales que orientan la solución de
situaciones particulares. En el caso de la sindicatura esto no ha sido sencillo y no está acabado.
Así podemos mencionar dos grandes teorías3 o corrientes doctrinarias sobre la
naturaleza de la función sindical.
1) Una, que llamaremos de la representación, parte de considerar que el síndico tiene
sus funciones, sus actividades, en nombre de otro u otros.
No hay coincidencia dentro de esta teoría cuando se trata de precisar qué es lo que
representa y a quién, de ahí que encontremos variedad de posiciones: 1) representante del
deudor; 2) representante de los acreedores insinuados en el concurso; 3) simultáneamente, del
deudor y de los acreedores; 4) de la “masa” de acreedores, que pasaría en virtud de la ley a
diferenciarse de los acreedores que la integran, como una comunidad transitoria de intereses; 5)
como delegado del Juez.
Si bien cada una de estas posiciones merece una crítica particular, en general se ha
señalado que no hay una representación voluntaria ni impuesta por la ley, que la actuación del
síndico lo es a título personal, surge de la propia ley que le asigna facultades-deberes, donde le
indica una actuación en interés del bien común o del interés público, con un margen de
discrecionalidad en el cumplimiento de sus facultades-deberes, con razón de ser en su
preparación técnica, que irroga a su vez responsabilidades profesionales y civiles.
2) Otra, con fundamento en la doctrina italiana y alemana, que entiende que es un
oficial público actuando como órgano propio del proceso concursal. Es un órgano del Estado
cumpliendo una función pública. No representa ni al deudor, ni a los acreedores, ni a la masa, se
caracteriza por ser un órgano creado por el Estado para desarrollar dentro del proceso una
función de carácter público, cuyo objetivo es actuar tutelando un interés general. Es un órgano
específico y exclusivo del proceso concursal.
En el proceso el concepto de órgano se contrapone al de parte, ya que éstas son los
sujetos del proceso, deudor y acreedores, mientras que los órganos constituyen los instrumentos
mediante los cuales el proceso concursal opera y se desenvuelve4.
En circunstancias que la ley le atribuye tal competencia, deberá actuar como sujeto
procesal necesario, es decir parte en sentido formal, mientras que el deudor y los acreedores son
parte en sentido formal y material.
Bonfanti y Garrone distinguen órganos de dirección y jurisdicción (Cámara y juez),
de los de dirección y administración (juez, síndico, coadministrador, comité de acreedores) y de
otros que llevan a cabo funciones específicas (enajenadores, estimadores)5, mientras que para
otros “... el estimador es un auxiliar más no un funcionario del concurso ni un órgano”6, criterio
extendible a los enajenadores y auxiliares con una actuación particular, no permanente.

3
Argeri, Saúl A., “El síndico en el concurso de quiebra”, Ediciones Jurídicas, Buenos Aires, 1991, pág.
220.
4
Bonfanti, Mario Alberto y Garrone, José Alberto, “Concursos y quiebras”, quinta edición actualizada,
Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1997, pág. 609
5
Autores y lugar citado
6
J.Proceso Concursales y Registro Nº 3, Mendoza, mayo 22-997, Martín S.A.,Pedro y José, LA LEY,
1997-F, 183, citado en “Digesto Práctico la Ley. Concursos III-2003”, sumario 14.528 en pág. 291

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c) Diferente integración del órgano sindical, la sindicatura. Designación.
En la legislación comparada, el órgano sindical tiene carácter público u oficial, o
privado. En el primer caso es un funcionario permanente de la organización del Estado, mientras
que en el segundo caso, la participación es por sorteo o designación de listas de postulantes,
para cada caso en particular.
En nuestra legislación la sindicatura es privada, de modo que veremos primero la
forma de integrar o conformar las listas y luego el procedimiento para la designación en un
proceso concursal.
A) la conformación de listas.
Establece nuestra LCQ (art. 253) que cada cuatro años la Cámara de Apelaciones
conformará una lista de síndicos de 15 titulares y 10 suplentes por cada Juzgado (inc. 2). La
Cámara está autorizada a aumentar o reducir el número de síndicos titulares (art. cit. inciso 3).
El número indicado de 15 síndicos titulares estará conformado por dos categorías7, la
A integrada por estudios y la categoría B, integrada exclusivamente por profesionales
individuales (inc. 2). La Cámara puede prescindir de la categoría A estudios cuando el juzgado
tenga competencia sobre un territorio cuya población fuere inferior a doscientos mil habitantes
de acuerdo al último censo nacional de población y vivienda (art. cit. inciso 3).
Para actuar como síndico concursal se requiere ser contador público, con una
antigüedad mínima en la matrícula de cinco años; para los estudios se requiere que estén
integrados por mayoría de contadores con igual requisito y que sus integrantes no se inscriban
como profesionales individuales (art. 253 inc. 1, LCQ). Tienen preferencia quienes posean
títulos universitarios de especialización en sindicatura concursal, teniéndose también en cuenta
los antecedentes profesionales y académicos, experiencia en el ejercicio de la sindicatura (art.
cit. inc. 1).
B) la designación en cada concurso.
Las designaciones en cada concurso se efectúan por el juez, por sorteo de la lista de
síndicos titulares, computándose por separado para concursos preventivos y para quiebras (art.
cit. inc. 4). El designado sale de la lista hasta tanto hayan actuado todos los candidatos titulares
(art. cit. inc. 6).
El sorteo es público y se hace entre los integrantes de la lista de síndicos estudios
categoría A o individuales categoría B, según decisión adoptada por el Juez en el auto de
apertura del concurso preventivo o declaración de quiebra, clasificando los procesos (art. cit.
inc. 5).
Los síndicos suplentes intervienen en dos circunstancias: cuando un titular cese en
forma definitiva, incorporándose a la lista de titulares, o cuando un síndico titular tome licencia,
cesando el suplente cuando ésta concluye (art. cit. incs. 8 y 9).
El síndico designado en un concurso preventivo entiende en la quiebra que se decrete
como consecuencia de la frustración del concurso, pero si la quiebra indirecta es por
incumplimiento del acuerdo preventivo se designa un nuevo síndico de la lista de sorteo para las
quiebras (art. cit. inc. 7).

C) Inhabilidades, recusación y excusación


El art. 256 LCQ regula los supuestos que inhabilitan al síndico en relación al fallido o
a un acreedor, con aplicación analógica de las reglas de recusación con causa de los
magistrados, que surgen del Código de Procedimientos aplicable en el lugar del juicio 8.

D) Sindicatura plural.
El juez puede designar más de un síndico, “estudio” o “individual” o combinado,
cuando lo requiera el volumen y complejidad del proceso, mediante resolución fundada que
también contenga el régimen de coordinación de la sindicatura. Igualmente podrá integrar

7
Guillermo G. Mosso, “Estudios y profesionales en el desempeño de la sindicatura concursal”, Revista El
Derecho, Año XXXIV, diario 8.958 del 12 de marzo de 1996.
8
Ver “Digesto Práctico La Ley. Concursos III-2003”, parágrafos 14.439 y 14.443, pág. 281.

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pluralmente una sindicatura originariamente individual, incorporando síndicos de la misma u
otra categoría, cuando por el conocimiento posterior relativo a la complejidad o magnitud del
proceso, advirtiera que el mismo debía ser calificado en otra categoría de mayor complejidad.
“La sindicatura plural tiene por objeto evitar una estéril actuación conjunta en todas
las materias y propender a una racional distribución de áreas de responsabilidad y/o funciones
específicas (J.N.Com. Nº 9, setiembre 28 –990 – Editorial Kapelusz S.A. – E.D. 147-371)”9.

d) Irrenunciabilidad, remoción, licencia.


El profesional o el estudio incluido en la lista a que se refiere el art. 253 no puede
renunciar a las designaciones que le correspondan, salvo causa grave que impida su desempeño.
La renuncia comprende la totalidad de las sindicaturas en que el funcionario actúe y debe ser
juzgada por la cámara de apelaciones con criterio restrictivo. El renunciante debe seguir en sus
funciones hasta la aceptación del cargo por el reemplazante (art. 255 LCQ).
“Para que resulte procedente la aceptación de la renuncia del síndico, debe existir una
“causa grave”, y tal causa debe tener como efecto impeditivo el ejercicio de la función legal. El
renunciante debe aportar al tribunal los elementos que permitan concluir asertivamente al
respecto, en caso contrario se impone su rechazo. C. Concep. del Uruguay , sala civ. y com.,
abril 7-987. Giuffrey de Benitez, Olga T. y otro s/conc. civil – Z,45- J114”10.
Son causas de remoción del síndico la negligencia, falta grave o mal desempeño de
sus funciones. La remoción compete al juez, con apelación ante la cámara. Consentido o
ejecutoriado el auto, el síndico cesa en sus funciones en todos los concursos en que intervenga.
La remoción compete al juez, con apelación ante la cámara. Consentido o ejecutoriado el auto,
el síndico cesa en sus funciones en todos los concursos en que intervenga. La remoción causa la
inhabilitación para desempeñar el cargo de síndico durante un término no inferior a cuatro años
ni superior a diez, que es fijado en la resolución respectiva. La remoción puede importar la
reducción para el síndico de entre un treinta y un cincuenta por ciento de los honorarios a
regularse por su desempeño, salvo en caso de dolo en cuyo caso la reducción podrá superar
dicho límite. Puede aplicarse también, según las circunstancias, apercibimiento o multa hasta el
equivalente a la remuneración mensual del juez de primera instancia. Lo retomamos más abajo.
Las licencias se conceden sólo por motivos que impidan temporariamente el ejercicio
del cargo y no pueden ser superiores a dos meses por año corrido. Las otorga el juez con
apelación en caso de denegación.

e) Funciones del Síndico


La LCQ art. 254 en cuanto a las funciones del síndico se remite a las indicadas por
esa ley, con lo cual se reafirma la importancia de este órgano concursal, ya que su actuación está
prevista en todo el desarrollo del proceso.
Alberto Víctor VERÓN11 encuentra que la naturaleza de la actuación de la sindicatura
durante el proceso concursal es compleja, considerando que la misma puede ser dividida en dos
clases: a) de naturaleza administrativa (conservación, administración y liquidación de bienes
del deudor); y b) de naturaleza técnica, como colaborador del órgano jurisdiccional, que
requieren especial competencia profesional.
Saúl A.. ARGERI12 le atribuye a la actuación de la sindicatura otras clases diversas de
funciones, al ser necesaria su actuación por imperio legislativo para integrar determinados actos,
los cuales se asimilan a los actos denominados complejos.
Conforme BONFANTI-GARRONE13 los órganos del proceso (personas físicas
nombradas al efecto) constituyen los instrumentos mediante los cuales el proceso opera y se
contrapone al concepto de parte (estrictamente, en el proceso concursal el deudor y los
acreedores).

9
cit. “Digesto Práctico La Ley Concursos III-2003”, parágrafo 14.260, pág. 261.
10
“Digesto Práctico La Ley. Concursos III-2003”, parágrafo 14.335, pág. 269.
11
"La idoneidad profesional del síndico en los concursos y quiebras", La Ley, 1986 - A, p. 973
12
"El síndico en el concurso de quiebra", Ediciones Jurídicas, Buenos Aires 1991, p. 263.
13
"Concursos y Quiebras", 5ta. Ed., Abeledo-Perrot, Buenos Aires 1997, p.609.

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Tratándose el síndico de un órgano de dirección y administración, el conjunto de sus
funciones define el rol que cumple este órgano en el andamiento del proceso concursal y su
importancia para el éxito de la actuación de la ley en pos del objetivo buscado por el legislador.
Seguimos en términos generales a ARGERI14, que para la clasificación de las
funciones del síndico propone las siguientes: 1) de vigilancia y control en la administración del
patrimonio del deudor concursado; 2) de colaboración en el andamiento y fines del proceso; 3)
en el mantenimiento e integración del patrimonio del deudor; 4) de administración de los bienes
del fallido; 5) en la continuación de la explotación de la empresa, por la sindicatura; 6)
informativa en el concurso; 7) liquidatoria de los bienes; 8) de distribución de lo recaudado; 9)
en la conclusión de la quiebra; 10) en la clausura del procedimiento; 11) en la rehabilitación del
fallido; 12) en la retribución (honorarios) al síndico y demás profesionales intervinientes en el
concurso.

e,1) función de vigilancia y control en el concurso preventivo;


Es una función que se ejerce durante el desarrollo del procedimiento de concurso
preventivo, hasta que el acuerdo es homologado y la jurisdicción dispone la finalización del
proceso y la tarea de la sindicatura.
Conforme el art. 15 de la LCQ, el concursado conserva la administración de su
patrimonio bajo la vigilancia del síndico.
El deudor padece un "desapoderamiento parcial", pues si bien conserva la
administración, con Adolfo A. N. ROUILLON15 podemos distinguir tres tipos de actos del
deudor concursado en el procedimiento de concurso preventivo: a) prohibidos (art. 16 LCQ); b)
sujetos a autorización judicial previa (art. 16 LCQ); c) actos ordinarios de administración, bajo
la vigilancia del síndico (art. 15 LCQ).
Si bien el deudor no debe consultar ni al Síndico ni al Juez para la realización de la
última categoría de actos, corresponde a la sindicatura la vigilancia de la administración y, a su
criterio, informar al tribunal la realización de actos en perjuicio evidente para los acreedores, a
fin de que el Juez del Concurso tome las medidas que correspondan (art. 17 LCQ).
Como novedad en la Ley 24.522, aparecen los Comités de Acreedores. Un primer
"Comité Provisorio de Acreedores" con el auto de apertura (art. 14 inc. 11) y luego, al aprobarse
la categorización, un segundo "Comité Provisorio" (art. 42 2do. párrafo). Ambos comités actúan
juntamente con el Síndico, aunque sin delimitación de facultades ni responsabilidades,
circunstancia que no modifica la responsabilidad expresa para el síndico (LCQ art. 15).
El "Comité de Acreedores Controlador del Acuerdo" (art. 45 4to. párrafo) va a actuar
cuando la sindicatura ha finalizado su intervención en el concurso preventivo (art. 59 1er.
párrafo LCQ), aunque a esta última todavía le corresponde intervenir en verificaciones tardías -
art. 56 LCQ-, juicios proseguidos y no finalizados -art. 21 inc. 1º- e incidentes de revisión
todavía en trámite -arts.36/7 LCQ-.
Las medidas que puede y debe adoptar la sindicatura en cumplimiento de esta
función, comprenden aspectos tales como los siguientes: requerimiento de informes periódicos -
diario, semanal, mensual, etc.-, a sumistrar por el deudor, del flujo de fondos, de la recaudación
y pagos -desagregado por bocas de expendio, acreedores, etc., según corresponda-, su
proyección, evolución de las operaciones comerciales y razones de las fluctuaciones, ubicación
y custodia de hecho y jurídica de determinados bienes del deudor, ejercicio de derechos en
inversiones -p.ej., provenientes de participaciones en otras sociedades- juicios y acciones
administrativas contra el deudor, seguros contratados -montos y vigencia-. Paralelamente,
realizar los controles que considere pertinentes para asegurarse la veracidad de lo informado.

e,2) función en relación con el andamiento del proceso y facultades del Juez;
Cabe en primer lugar, precisando la terminología, señalar que más que funciones "de
colaboración", estamos frente a verdaderos deberes de la sindicatura, cuya omisión evaluada en
el conjunto del comportamiento del síndico, puede ocasionar hasta su remoción (art. 255 LCQ).

14
Argeri-Argeri Graziani, "El síndico en el concurso preventivo" ed. 1976; cit. en p. 272 de Argeri, ob.cit.
15
"Régimen de Concursos y Quiebras. Ley 24.522", Astrea, 5ta. Ed., Bs. As. 1996, p. 42.

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Una primer categoría genérica de actos corresponden al control del procedimiento a
fin de evitar dilaciones (art. 275 LCQ). Para ello, deberá alertar a la jurisdicción cuando observe
actos jurisdiccionales faltantes o defectuosos, fuente de eventuales retrasos o nulidades
procesales.
Dentro del repertorio específico de funciones relacionadas con el andamiento y fines
del proceso, que debe cumplir la sindicatura, podemos referir las siguientes.
En relación al auto o sentencia de apertura del proceso concursal, ya se trate de un
procedimiento de concurso preventivo (art. 14 LCQ) o de quiebra (art. 88 LCQ), deberá
preparar los escritos dirigidos a cumplir libramientos necesarios para ejecutar todas las medidas
ordenadas por el juez (art. 275 LCQ) de aseguramiento de la inscripción del proceso, tanto
respecto a la persona del deudor como de sus bienes registrables, así como de los socios con
responsabilidad ilimitada (art. 18 LCQ), respecto a quienes también se adoptan similares
medidas, para todo lo cual debe presentar los "proyectos" (de mandamientos, oficios, exhortos),
luego retirarlos firmados y diligenciarlos.
Debe la sindicatura vigilar el cumplimiento normal de la publicación de edictos (arts.
27 y 28 LCQ), y, en el concurso preventivo, preparar la notificación mediante carta certificada
dirigida a los acreedores denunciados (art. 29 LCQ), dentro de los primeros cinco días de la
publicación de edictos. Tratándose de quiebra, tiene importancia la participación de la
sindicatura en la publicación de edictos en otras jurisdicciones o publicaciones en medios de
gran circulación (art. 89 2do. y 4to. Párrafos LCQ).
Sin perjuicio de lo anterior, la sindicatura debe cumplir con la notificación fehaciente,
bajo su responsabilidad personal, comunicando la apertura del Concurso a la AFIP DGI, DGR
provinciales y/o municipales, oficinas encargadas de la recaudación de impuestos. Resolución
General 745/99 AFIP, B.O. 22/12/1999, formulario de declaración jurada Nº 735. Más abajo
volvemos sobre el aspecto impositivo.
Corresponde que la sindicatura, a fin de poder cumplir con las obligaciones impuestas
en la Ley y el auto de apertura, procurar los datos de filiación (nombre, fecha de nacimiento,
profesión, estado civil, documento de identidad, nacionalidad, nombre de los padres) tanto del
concursado como de los responsables ilimitados (arts. 14 inc. 1º y 88 incs. 1º, 4º), además de
información sobre administradores o gestores responsables.
La interdicción de salida del país dispuesta por el art. 103 LCQ se diligencia
mediante comunicación -Oficio- al Ministerio de Interior para que éste lo comunique a la
Policía Federal Argentina, Prefectura Naval Argentina, Gendarmería Nacional, Dirección de
Migraciones, Aduana, o, como alternativa, mediante oficio directo a cada uno de los
organismos, por el síndico y conforme lo disponga la jurisdicción (art. 88 inc. 8º LCQ).
Las medidas dispuestas por la jurisdicción (arts. 14 inc. 7º y 88 inc. 2º LCQ)
tendientes a anotar la apertura del proceso concursal respecto a los bienes del deudor y socios
ilimitadamente responsables (art. 14 inc. 1º LCQ).
La sindicatura tiene especial interés en el resultado de las diligencias referidas a
libros y documentación del deudor concursado (arts. 14 inc. 5º y, particularmente, 88 incs. 4º y
6º), por estar estrechamente vinculadas a sus responsabilidades específicas. Las diligencias
también están a su cargo, correspondiendo librar cédula para comunicar la intimación o
mandamiento para efectivizar la incautación.
En relación a la colaboración con el andamiento del proceso, la sindicatura debe
efectuar la comunicación de la apertura del mismo a los autos en trámite contra el concursado
(arts. 21 y 132 LCQ), a fin de efectivizar el fuero de atracción en los casos que corresponde. Los
juicios continúan con la intervención del síndico hasta que quede firme la sentencia de quiebra,
o a opción del acreedor, continúan en sustitución del procedimiento de verificación -sólo en el
concurso preventivo-, con excepción de los juicios laborales (ver art. 21 inc. 5º LCQ), los que
no pueden continuar y sí recurrir al procedimiento de pronto pago (arts. 16 LCQ y 183 2do.
párrafo).
La sindicatura, además de emitir opinión sobre los contratos en curso de ejecución y
la continuación de la empresa (arts. 144 inc. 2º y 190 LCQ), debe promover la formación del
Comité de Acreedores (art. 206 LCQ) que actuará durante la quiebra.

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e,3) función en el proceso de verificación de créditos;
Esta es otra de las funciones esenciales de la sindicatura, por cuanto junto con las ya
indicadas relacionadas con los componentes del activo, la determinación del pasivo permite
resolver otro componente del objetivo buscado por el procedimiento liquidativo de quiebra.
A partir del art. 32 de la LCQ se dan los pasos procesales a seguir para el
procedimiento de insinuación tempestivo. Corresponde a la sindicatura una intervención
protagónica en este procedimiento, con presentación de un informe individual (art. 35 LCQ) que
permitirá al Juez resolver esta cuestión central (art. 36 LCQ): la situación de los acreedores
insinuados. En caso de quiebra el síndico tiene igual responsabilidad, si es directa con igual
procedimiento (art. 200 LCQ) o si es indirecta, mediante un procedimiento de actualización de
acreedores verificados e incidente para los posteriores (art. 202 LCQ).
La LCQ contempla otros modos de insinuación tempestiva, sucedáneos del auto de
verificación: la continuación de procesos contra el concursado (art. 21 inc. 1º y 5º LCQ), la
petición de pronto pago de crédito laboral (art. 16 2do. Párrafo LCQ).
También le corresponderá a la sindicatura intervenir en los incidentes de revisión (art.
37 LCQ) o por presentación tardía (art. 56 LCQ), que promuevan los acreedores.
La sindicatura es parte en todos los incidentes y en los demás juicios de carácter
patrimonial en los que es parte el concursado (art. 275 último párrafo LCQ).

e,4) función en relación con la información en el proceso;


Los deberes centrales de información que cumple la sindicatura se refieren a los
siguientes aspectos: 1) sobre el pasivo, respecto de los pretensos acreedores (art. 35 y 200
LCQ); 2) de carácter general sobre el concursado y su activo (art. 39 LCQ); 3) sobre la
posibilidad de continuación de la empresa (art. 189 LCQ); 4) sobre la distribución final.
Le corresponde a la sindicatura un deber de información amplio sobre el activo y el
desarrollo de las actividades del deudor, para lo cual tiene amplias facultades de averiguación
sobre la situación patrimonial del concursado (arts. 33, 275 y conc. LCQ).

e,5) función en la continuación de la explotación de la empresa;


Directamente vinculado con la conservación del activo del quebrado, el art. 189 de la
LCQ contempla la posibilidad de continuar la explotación de la empresa quebrada pero
únicamente a fin de posibilitar su venta como empresa en marcha, en ningún caso con fines de
reorganización u otros que el indicado.
El trámite en todas las quiebras incluye el deber para el síndico de informar dentro de
los 20 días corridos de la aceptación del cargo, respecto a la posibilidad excepcional de
continuar con la explotación de la empresa del fallido o de alguno de sus establecimientos y la
conveniencia de enajenarlos en marcha (art. 190 LCQ).
Hay una situación especial contemplada en el art. 189 LCQ referida a la necesidad de
la continuación inmediata o de empresas que prestan servicios públicos.
Es el momento procesal oportuno para informar sobre la existencia de contratos con
prestaciones recíprocas pendientes y su posible continuación (art. 144 inc. 2º LCQ), así como
los casos contemplados en los arts. 153 -contrato a término- y 154 -seguros-.
Es pormenorizada la LCQ en cuanto a la necesidad de justificar por la sindicatura la
posibilidad de mantener la explotación sin incrementar los pasivos, la ventaja resultante para
acreedores y terceros de la continuación, formular un plan de explotación y presupuesto de
recursos.
De proponer la continuación, debe indicar los colaboradores que necesita para la
administración y explotación. De existir hipoteca o prenda sobre bienes sujetos a la
continuación de la explotación y los créditos no se encuentren vencidos, conviene informar
sobre la intención de cumplir con las obligaciones posteriores a la Sentencia de quiebra (art. 195
LCQ), circunstancia que suspende la posibilidad de formar la ejecución especial (arts. 126 y 209
LCQ) .
A su vez, la jurisdicción debe expedirse fundada y extensamente, pudiendo incluso
designar un coadministrador (art. 191 LCQ). La decisión denegatoria del pedido del síndico de

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continuación de la explotación es apelable por éste, al solo efecto devolutivo (art. 141 in fine
LCQ).
En todo momento el Juez puede poner fin a la continuación de la explotación antes
del plazo fijado (art. 192 LCQ).

e,6) funciones en relación a la conservación e integración del patrimonio del


deudor;
Las funciones que la Ley le asigna a la sindicatura en relación a los bienes, son de
custodia indirecta en el procedimiento de concurso preventivo, al tener que controlar al deudor
concursado en su administración -ya lo consideramos antes-, mientras que en el procedimiento
de quiebra las podemos clasificar genéricamente en cuanto al desapoderamiento que afecta al
quebrado y en relación al reintegro de bienes al patrimonio del quebrado ilegítimamente
sustraídos del mismo.
A) Mantener y conservar los bienes que integran el patrimonio del quebrado. El
desapoderamiento se produce de pleno derecho desde la Sentencia de quiebra, con ejecutoriedad
inmediata (art. 106 LCQ); es la imposibilidad para el fallido de administrar y disponer de sus
bienes, convirtiendo en ineficaces los actos celebrados por el mismo a posteriori, medie o no la
incautación efectiva.
Bien entendido que el "desapoderamiento" no priva de la propiedad al quebrado, sino
solamente de su posesión y disponibilidad.
Este efecto de la Sentencia de quiebra se ejecuta a través de la incautación o
desposesión de los bienes y papeles del fallido (art. 177 y sgtes. LCQ).
Como la responsabilidad para la sindicatura, respecto a la custodia y administración
de los bienes desapoderados, es inmediata a la aceptación del cargo, debe adoptar todas las
medidas que ordene el Juez y autoriza la LCQ para lograr tal cometido.
La clausura del establecimiento y demás locales, entrega al síndico previo inventario,
incautación de bienes en poder de terceros, adopción de todas las medidas de custodia
indispensables, proponer la venta inmediata de aquellos bienes perecederos o expuestos a una
grave disminución de valor, previa autorización judicial, igual que para obtener frutos de los
bienes bajo su custodia, son algunas de las medidas que la sindicatura puede y debe impulsar
(ver arts. 179 y sgtes. LCQ).
Constituyen situaciones particulares: bienes del fallido no sujetos a
desapoderamiento, bienes del fallido que se encuentran en poder de un tercero quien ejerce el
derecho de retención, bienes de terceros en poder del fallido, situación del fallido como
heredero o legatario en un juicio sucesorio.
B) El reintegro de bienes a la masa cuando han salido de la titularidad del deudor
quebrado fuera del marco de lo permitido por la LCQ. La sindicatura tiene acciones ordinarias,
de derecho común, como la nulidad, anulación, simulación, revocatoria pauliana y las que
surgen de la LCQ, los actos reputados ineficaces de pleno derecho (art. 118 LCQ) y actos
ineficaces por conocimiento de la cesación de pagos (art. 119 LCQ).
Las acciones concursales, a ejercer únicamente en el procedimiento de quiebra, están
vinculadas al período de sospecha y éste, a la determinación de la fecha de cesación de pagos
(art. 39 inc. 5º y 115/6 LCQ).

e,7) función en la liquidación de los bienes;


En realidad, esta función junto con la de distribución del líquido resultante, son dos
funciones enderezadas a cumplir con el objetivo del procedimiento de quiebra: liquidar el activo
del fallido y distribuir el producido del mismo entre los acreedores, hasta cancelar sus créditos.
La sindicatura debe tener presente la forma de organizar el trabajo para cumplir con
esta función -liquidación y distribución- desde el procedimiento de incautación de bienes.
Para tomar posesión de los bienes se realiza un inventario de los mismos (arts. 88 inc.
10º, 179 2do. Párrafo LCQ), y al formular la propuesta de realización de los bienes (art. 203
LCQ) por alguna de las formas previstas en la ley (art. 204 id.), se trabaja con los lotes
formados al inventariar y necesita tener en cuenta los grupos de bienes asiento directo de
privilegios (especialmente, arts. 241 y 246 LCQ).

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e,8) función en la distribución del líquido remanente;
Cumplido con el proceso de realización de los bienes, corresponde al síndico
presentar el informe final y la propuesta de distribución (art. 218 LCQ).
Con posterioridad, además de proponer los pagos que correspondan, deberá presentar
las propuestas de distribuciones complementarias necesarias (art. 222 LCQ).
Este tema, estrechamente vinculado al del apartado anterior, se relaciona directamente
con los privilegios concursales y la forma de actuar del síndico en la preparación de la
distribución16.

e,9) función en relación con responsabilidades fiscales;


La ley 11.683, t.o., que no guarda armonía con la LCQ vigente, “considera
responsables del cumplimiento de la deuda ajena a los síndicos de los concursos y de las
quiebras; los hace pasibles de sanciones, multas por infracciones formales, multas por omisión
de impuesto o multas por defraudación, en forma personal y solidaria con el deudor”17.
Conforme la normativa de procedimiento tributario, capítulo III “sujetos de derecho
impositivo”, el síndico del concurso o de la quiebra no es responsable fiscal por título propio,
sino que es responsable personal y solidario con el deudor principal (contribuyente) del pago de
una deuda ajena, responsable por deuda ajena y obligado al pago del impuesto (art. 16 ley.
11683).
Conforme lo indicado, los auxiliares de la justicia pasan a ser sujetos infractores en
caso de incumplimiento. Los responsables del pago de los tributos (síndicos, en el caso) deben
presentar las declaraciones juradas a fin de la liquidación, determinación y percepción de los
impuestos.
Por lo pronto, el síndico en el concurso preventivo, al no tener la administración de
los bienes, mal puede ser encuadrado como “responsable de deuda ajena”, sin perjuicio de las
responsabilidades formales por falta de información de la apertura del concurso y la deuda
impositiva del deudor, aspectos también discutibles.
En el caso de quiebra si es correcto el encuadramiento de responsable por deuda
ajena, al administrar los bienes desapoderados del fallido, percibiendo los frutos que pudieran
resultar, incluso de continuar la explotación de la empresa o parte de ella, de modo que es
responsable de la deuda tributaria posterior a la sentencia declarativa de quiebra, para el caso de
existir fondos suficientes o continuación de la explotación.
Si se trata de deuda anterior a la sentencia de quiebra, la Administración Federal de
Ingresos Públicos (AFIP) es un acreedor más para la ley 24.522 y como tal debe solicitar su
verificación, justificando todos los extremos requeridos por la ley concursal.
La exigencia de una comunicación especial por parte del síndico a la AFIP, según
anticipamos en el apartado “e,2)”, altera el tratamiento igualitario de los acreedores y el síndico
no está obligado a la misma, alcanza con el cumplimiento de las comunicaciones exigidas por el
art. 24.522, entre ellas la carta certificada a los acreedores.

f) - Responsabilidad y aspectos disciplinarios


Podemos considerar las responsabilidades profesionales genéricas del contador
público, que se ven reflejadas en particular, en las responsabilidades que le corresponden como
órgano del concurso.
El plexo de responsabilidades del Contador Público se compone de las siguientes: a)
civil, afecta su patrimonio individual por los daños y perjuicios que provoque su actuación,
reglada por los principios comunes del derecho civil, en el marco de una responsabilidad

16
Ver Stacco, Jorge Santos, “Privilegios concursales: su orden y preparación de la distribución”,
“Anuario 1999”, publicación de trabajos docentes de la Facultad de Ciencias Económicas de la U.N.
P.S.J.B., Trelew, 2000, pág. 245.
17
Ver Piossek, Antoni y Rodríguez, Robinson, “Responsabilidad civil del acreedor peticionante y
tributaria del sindico en la quiebra. Leyes 24.522 y 11.683 y reformas”, Marcos Lerner Editora Córdoba,
Córdoba 1999, pág. 191.

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extracontractual o aquiliana, subjetiva -con dolo o culpa- (arts. 1109, 1112 y conc. Cód. Civil);
b) penal, en cuanto cometieren algún delito en ejercicio o con motivo de su actuación
profesional, incurriendo en algún tipo contemplado en la legislación penal (por ejemplo, art.
173, 176, 300 del Código Penal, ley penal tributaria, etc.); c) profesional, expresión concreta del
poder de policía del ejercicio de la matrícula, que pueda aplicar el Consejo profesional
encargado del control de la actuación de los matriculados, por incumplimiento de normas
específicas profesionales; particularmente, como síndico concursal: d) disciplinaria, está
dirigida a mantener el obrar del órgano concursal sindicatura dentro de lo establecido por la ley
y, en casos extremos, separarlo de la función para evitar que la continuidad de su actuación
altere la marcha regular del procedimiento. La ejerce el propio juez concursal o la Cámara de
Apelaciones de quien depende, pudiendo alcanzar incluso a la remoción e inhabilitación para
integrar las listas por un período de tiempo, pasando por llamados de atención, suspensión, etc.
En particular, los Contadores Públicos están alcanzados por normas específicas como
la Ley penal Tributaria, Código de Etica y por el desempeño como síndico societario, que
merecen una atención especial18.
El sistema disciplinario y el debido proceso aplicable al síndico concursal19 podemos
sistematizarlo diciendo: 1) el juez debe obrar con imparcialidad; 2) la acusación debe cumplir
con: aclarar cuál es el ilícito que se persigue y la norma legal implicada; basarse en hechos y
pruebas que acrediten dolo o culpa del imputado; debe probarse la lesión a los intereses
jurídicamente amparados en la especie; 3) se debe dar oportunidad al ejercicio del derecho de
defensa en juicio; 4) cuando se aplique, la sanción debe ser proporcional a la falta cometida. Ver
el desarrollo de los temas en el autor citado.
El art. 255 LCQ, establece que "son causas de remoción del síndico la negligencia,
falta grave o mal desempeño de sus funciones. La remoción compete al juez, con apelación ante
la Cámara. Consentido o ejecutoriado el auto, el síndico cesa en sus funciones en todos los
concursos en que intervenga".
Continúa dicendo dicho artículo que "la remoción causa la inhabilitación para
desempeñar el cargo de síndico durante un término no inferior a cuatro años ni superior a diez,
que es fijado por la resolución respectiva". Asimismo, "la remoción puede importar la reducción
para el síndico de entre un treinta por ciento y cincuenta por ciento de los honorarios a regularse
por su desempeño salvo en caso de dolo, en cuyo caso la reducción podrá superar dicho límite".
Antes que esta sanción tan grave, "puede aplicarse también, según las circunstancias,
apercibimiento o multa hasta el equivalente a la remuneración mensual del juez de primera
instancia" (art. 255 LCQ).
No incide en la valoración de la conducta, el tamaño del concurso de que se trate o
que se derive un perjuicio concreto, sino el cumplimiento de las conductas debidas por el
desempeño voluntario de la sindicatura concursal, para la cual se reputa idóneo por haberse
inscripto para integrar las listas.
"La gravedad del mal desempeño, conectado íntimamente al requisito de idoneidad,
no depende del perjuicio que ocasione, sino del apartamiento de una conducta debida"20.
La remoción del síndico no puede ser inmotivada, sino, por el contrario, dado la
gravedad que importa debe ser debidamente fundada, tendrá en cuenta una conducta puntual
pero también formará parte del análisis el desempeño general del síndico. Se trata de el no hacer
o el hacer impropio del síndico. Se sanciona como consecuencia de una denuncia o de oficio
por el Juez.
Se aplica la regla procesal concursal de inapelabilidad. Dentro de los poderes de
dirección y facultades ordenatorias que corresponden al Juez (art. 274 LCQ), puede llamar la

18
Ver: Carlos Alberto GHERSI, director, "Responsabilidad Profesional", 2, editorial Astrea, Buenos
Aires, 1995; José A. IGLESIAS, "La responsabilidad civil del síndico concursal", Doctrina Societaria y
Concursal, I- Errepar, 206.
19
Ver un detallado análisis por Miguel Eduardo Rubín, “Régimen disciplinario de los síndicos
concursales”, Revista El Derecho, Año XXXVIII, diario Nº 9988 del 18 de abril de 2000.
20
Rubén SEGAL, "Sanciones aplicables y responsabilidad del síndico en la ley concursal", La Ley, 150-
851.

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atención, apercibir y multar al síndico, sin apelación ninguna, mientras que si la sanción llega a
la remoción, será "con apelación ante la Cámara".
Si para aplicar la sanción de llamado de atención, apercibimiento o multa, el Juez
imprime al trámite un procedimiento incidental, esto no altera la regla de la inapelabilidad, pues
prima el carácter restrictivo de la apelación en el proceso concursal (art. 273 inc. 3º LCQ),
previsión incluida en el art. 255 LCQ al permitir solamente la apelación ante la Cámara en caso
de remoción y que la jurisdicción no puede alterar. Queda fuera de la regla indicada, la sanción
de remoción.
Podemos clasificar las conductas de la sindicatura reprochables posibles en el ámbito
concursal, como: a) meramente antifuncionales, que corresponden a la esfera meramente
administrativa: violaciones o lesiones a principios que determinan la actuación del síndico y de
modo específico a los arts. 252 -indelegabilidad de funciones-, 254 -funciones-, 258 -actuación
personal- y 275 -deberes y facultades del síndico-, LCQ; b) conducta ilícita realizada con dolo,
correspondiente a la esfera penal, en cuanto se configura con la misma un tipo penal.
La negligencia se ha conceptuado como un dejar de hacer aquello a lo que está
obligado, por la ley en general o por el Juez, en el modo, tiempo y lugar en que se debe hacer.
Respecto a las sanciones, la jurisprudencia ha elaborado las siguientes pautas
orientadoras de su aplicación: "a) debe existir proporcionalidad entre la sanción y la conducta
reprochable, siempre dentro del marco de los antecedentes del síndico y de su actuación general;
b) el error en el dictamen no es causal para determinar sanciones, excepto cuando la magnitud
del error o la frecuencia de los mismos, denoten la falta de idoneidad o pericia necesarias para el
buen ejercicio del cargo". Debe contemplarse el derecho de defensa del síndico21.
Algunos casos de conductas merituadas como merecedoras de una sanción,
publicadas por Errepar, son las siguientes.
Remoción por no activar trámites, sin que esté supeditado a las conminaciones que el
juez como director del proceso concursal, le dirija.
Sanción por no intentar incautar libros y documentos, siendo competencia del síndico
realizar los trámites necesarios para que dichos documentos sean presentados.
Remoción por haber efectuado una locación no autorizada, luego percibida y no
depositada.
Impone una multa por no cumplir intimaciones, no inscribir inhibición, no contratar
una ocupación y pedir la clausura por falta de activo con ligereza.
La sola circunstancia de percibir sumas de dinero elevadas fuera de la regulación de
honorarios, sin conocimiento ni autorización del juez, pagadas por aquél (el concursado) cuya
vigilancia constituía el deber fundamental del síndico en la etapa posterior a la homologación
dela cuerdo, constituye un comportamiento descalificante para pretender actuar como órgano
auxiliar del juez del concurso.
El síndico no debe ser sancionado si asesora indebida o erróneamente en cuestiones
de derecho en tanto no sea una actitud dolosa tendiente a provocar deliberadamente la
equivocación del Tribunal ni se reitere de modo constante, revelando incapacidad para el cargo.
La omisión de reinscribir la inhibición general decretada contra el fallido revela desatención del
síndico.
Aún cuando la omisión de reinscribir la inhibición general de bienes del fallido no
causó perjuicio aparente, la gravedad de tal desatención, que podrían haberla originado, justifica
acabadamente el apercibimiento a la sindicatura.
La violación del síndico, de la orden impartida por el juez: depositar, a los efectos de
resguardar su correcta utilización, ciertos fondos del concurso en una "cuenta especial",
constituye falta de suma gravedad sancionable con remoción.
La remoción puede disponerse de oficio, pues ello está en las facultades del juez
concursal como director del proceso.

21
Ver: Ernesto Eduardo Martorell, “Tratado de concursos y quiebras”, Tomo II-A, ed. Depalma, Buenos
Aires, 1999, pág. 216; Julio César Rivera, “Instituciones de Derecho Concursal”, Rubinzal Culzoni
Editores, Buenos Aires, 1996, tomo I pág. 158; “Digesto Práctico La Ley Concursos III-2003”, parágrafo
14.343 y sgtes., pág. 270.

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Ausentarse con anterioridad a la concesión de la licencia, revélase a más de inelegante
con el Tribunal, desaprensivo respecto de la suerte del proceso. Lo obrado significó abandono
de las funciones.
Si el informe no cumple las exigencias formales y sustanciales previstas por el
artículo 35 y resolución técnica Nº 7 de la Federación Argentina de Consejos Profesionales de
Ciencias económicas -aplicable según lo dispuesto por el art. 21 inc. f) de la Ley20.488 y el art.
8 inc. f), Ley 20.476-, habida cuenta de que en la mayoría de los casos el síndicos se limita a
formular una escueta reseña de petición del acreedor -que no resulta suficiente para dar cuenta
de los elementos que tuvo a la vista para emitir su opinión- y no fundamenta su dictamen,
corresponde la imposición de una multa.
Si medió desatención por parte de los letrados del síndico, a quienes se había
encomendado el diligenciamiento de una medida, en definitiva la responsabilidad es del propio
funcionario, a título de culpa "in vigilando". La función sindical, en principio, es indelegable.

III – Los acreedores y el Comité de Acreedores.

a) Antecedentes;
Uno de los institutos incorporados a la ley de concursos y quiebras 24522 es el
“Comité de Acreedores”, el cual, bajo diferentes nombres y clases, aparece regulado a través
de todo el cuerpo legal.
Esta nueva figura genera algunas dificultades para su aplicación, teniendo en cuenta
los vacíos legales existentes.
Hay en nuestra legislación antecedentes22 acerca de la participación de los acreedores
en el procedimiento concursal ya en el Código de Comercio convertido en ley en 1862. Si bien
no consideraba la existencia de figura de comité alguno, requería la participación de los
acreedores del fallido en la elección y nombramiento de la persona denominada síndico
definitivo, que tendría a su cargo las funciones de control y liquidación. En ese entonces debía
ser necesariamente un comerciante inscripto en una lista elaborada anualmente a tal efecto.
Más adelante, la ley 4156 vigente entre los años 1902 a 1933, nos proporciona otros
antecedentes en materia de comité de acreedores.
Esta norma permitía a los acreedores del comerciante insolvente, designar uno o más
entre ellos para que vigilen el cumplimiento del concordato. Los acreedores de esta manera
gozaban del derecho de acceder directamente al conocimiento de los libros del deudor, aunque
no podían intervenir en sus negocios.
A partir de la ley 11.719, vigente entre 1933 a 1972, se introduce la figura de la
“Comisión de Vigilancia”, la cual se reconoce como funcionaria del concurso en representación
de la asamblea de acreedores que la designaba, con funciones de control del concordato y para
la realización de los bienes en la quiebra.
Con la ley 19.551 vigente entre 1972 y 1995, cambia la imagen de la comisión de
vigilancia reemplazándola por la del controlador del cumplimiento del acuerdo preventivo o
resolutorio (funcionario del concurso conforme art. 275 de dicha ley). Es éste el antecedente
más cercano a lo que hoy en día establece la ley 24.522.
Del estudio de estos antecedentes en nuestra legislación y del análisis de los distintos
casos, se ha podido observar un escaso interés, más aún, desidia, de parte de los acreedores,
tanto en la designación de los órganos de control como en el caso de integrar los mismos, para
ejercer las funciones que les correspondería, en defensa de sus propios intereses.

b) El espíritu de la legislación concursal y los acreedores;


Podemos distinguir dos tipos de sistemas.
§ 1.- Los que se sustentan en la posición del deudor, privilegiándola.
§ 2.- Aquellos en los que frente a la insolvencia, se tiende a proteger a los
acreedores. En este sistema el control del proceso pasa a manos de los acreedores.

22
Ver Ernesto Eduardo Martorell, “Tratado de Concursos y quiebras”, Tomo II-A, ed. Depalma, Buenos
Aires, 1999, pág. 144.

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Estos sistemas a su vez, presentan dos tipos de orientaciones:
§ Publicística: cuando el proceso es dirigido por el tribunal con amplia
participación investigativo y generalmente con legislaciones de corte procedimental, con
preeminencia de principio procesal inquisitivo.
§ Privatista: cuando la insolvencia del deudor ha de ser resuelta entre los propios
interesados, es decir el concursado y sus acreedores.
Nuestro sistema concursal se encuentra enrolado en la corriente privatista desde 1902
con la ley 4.156. Con la sanción de la ley 11.719 en 1933, cambia la corriente hacia una
legislación de neto corte procedimental y amplia intervención judicial, manteniéndose el mismo
criterio en las reformas sucesivas.
Entre los objetivos claramente identificables en el mensaje de elevación del PEN de
la última ley de concursos (mayo de 1994), se incluye la incorporación de los acreedores con un
rol más activo en la búsqueda de soluciones para la crisis falencial: “... Se ha considerado que
los acreedores son una pieza fundamental en el proceso de crisis empresaria, por lo que el
proyecto prevé la constitución de un comité de acreedores ...” (mensaje del PEN).
Con la sanción de la ley 24.522 podemos decir que se quiere volver a la corriente
privatista con una tendencia a favor de los acreedores que se manifiesta a través de la
asignación de nuevos roles, sean éstos a título individual o mediante su órgano representativo: el
comité de acreedores.
Una de las finalidades del proceso concursal -al que algunos reconocen como “de
ejecución colectiva”- es la protección del crédito, la defensa de los intereses de los acreedores, a
los efectos de percibir sus acreencias de la manera más rápida, completa y efectiva.
Al mismo tiempo, se acotan los poderes decisorios del juez en cuanto a la posibilidad
de evaluar el mérito a las soluciones concursales acordadas entre deudor y acreedor. Esta
facultad ahora ha sido restituida por ley 25.589.
Los antecedentes de este sistema en el cual el voto de los acreedores puede cambiar
las decisiones fundamentales del juicio, los encontramos en la ley 4156 de 1902, la cual se
fundamentaba en el sistema de la “Bankruptcy Act” inglesa de 1869.

c) Distintos Comité de Acreedores;


El nuevo régimen legal otorga a los acreedores un activo protagonismo en la
integración y funcionamiento de esta nueva figura: el “comité de acreedores”.
Muchas de las funciones que tradicionalmente eran desempeñadas por el síndico,
como las de información, contralor y consejo, ahora son compartidas por este comité de
composición plural, obligatoria en todos los concursos, excepto en los “pequeños concursos y
quiebras”, donde su formación es optativa.
Con la ley 11.719 (año 1933) se encargaba a los acreedores la importante tarea de
liquidadores en la quiebra. Contrariamente a lo que pensó el legislador, los acreedores fueron
remisos, dejando procesos inconclusos y renunciando a sus cargos. En la práctica la liquidación
la impulsaban los síndicos.
Bajo el régimen de la ley 19.551 (año 1972/95) se había previsto la presencia de un
“controlador”, para “vigilar” el cumplimiento del acuerdo preventivo o resolutorio.
En este caso, la sindicatura desempeñaba un rol preponderante, motivo por el cual en
escasas oportunidades se pudo conformar el órgano “controlador del cumplimiento del acuerdo
preventivo o resolutorio” como se llamó entonces.

1) Comité provisorio inicial, Art. 14.


La primer referencia a este instituto, el “comité de acreedores”, la encontramos en la
Ley 24.522, en la sentencia que dicta la apertura del concurso preventivo de acreedores. El
artículo 14 inc.11 prevé que el juez del concurso debe disponer la “constitución de un comité
provisorio de acreedores integrado por los tres acreedores quirografarios de mayor monto,
denunciados por el deudor”. Esta designación tendrá efecto a partir de la aceptación del cargo
por cada uno (todos) de ellos.
El deudor, al solicitar la apertura del concurso preventivo, acompaña una nómina de
acreedores indicando monto, causa, vencimientos, fiadores, etc. ( art.11 inc.5).

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La ley escoge a sus tres integrantes en función a la cuantía de los créditos
denunciados por el deudor en el momento de su presentación, no conociendo aún la legitimidad
de cada uno de ellos, o la existencia de otros acreedores de monto mayor no denunciados.
En este momento es un órgano de información y consejo. Es escuchado por el juez, a
la par del síndico, en los casos en que el deudor solicita autorización para realizar actos que
excedan de la administración ordinaria.

2) Comité provisorio (Art. 42).


La segunda referencia la encontramos en el artículo 42 que ordena al juez del
concurso dictar resolución fijando definitivamente las categorías y los acreedores comprendidos
en ellas. En ese momento debe designar los nuevos integrantes del comité “provisorio” de
acreedores. Con las nuevas designaciones cesan los integrantes del comité “provisorio”
anterior.
Este comité provisorio en el concurso, tiene una vida efímera, actúa hasta que el
deudor logre la conformidad con su propuesta de acuerdo y, una vez homologado el acuerdo, se
designa al comité definitivo. Sigue teniendo funciones de información y consejo.
Es importante destacar que los elementos que debe reunir un individuo
necesariamente para ejercer eficazmente el control son: independencia, idoneidad, capacidad,
formación y objetividad. Dichas características debieran tener todos, o al menos algunos de los
integrantes del comité de acreedores.
Sin embargo, el comité se constituye mínimamente por un acreedor por cada
categoría, y necesariamente debe estar incorporado el acreedor de mayor monto de cada una de
dichas categorías. Surge claramente que se apunta a la mayor representatividad del capital.
Aunque la expresión “como mínimo” abre la posibilidad de incorporación de
acreedores minoritarios cuya inclusión resulta discrecional y voluntaria, quedando en manos del
juez autorizar tal situación.

3) Comité definitivo (Art. 45).


La tercera y última mención de conformación de comité de acreedores se encuentra en
el antepenúltimo párrafo del artículo 45 de la ley, donde se establece la necesidad de un comité
definitivo de acreedores que actuará como único controlador del cumplimiento del acuerdo
preventivo aprobado por los acreedores.
La propuesta de acuerdo preventivo, además de acompañar un régimen de
administración, de limitación de actos de disposición, debe incluir la conformación y
constitución del comité definitivo de acreedores, que actuará como “vigilador del acuerdo”.
Estará conformado por la voluntad de acreedores que representen la mayoría del
capital, no habla la ley de número máximo de integrantes ni siquiera si éstos deben ser de mayor
monto.
La ley solamente dice que los representantes deben representar la mayoría del capital,
entendemos del capital afectado por el acuerdo, es decir, no corresponderá ser integrado por un
acreedor privilegiado al cual no se le hubiese efectuado propuesta de pago.
Este comité definitivo sustituye al comité provisorio anterior, y suplanta
directamente a la sindicatura.

4) El comité definitivo en la quiebra.


El mismo comité definitivo mantiene sus funciones en caso de declaración de quiebra
como consecuencia de incumplimiento del acuerdo.
En la quiebra directa, actuará un solo comité de acreedores, siendo el síndico el que
promueve su constitución(art. 260 LCQ).
En este caso el número de integrantes debe ser como mínimo tres, nada dice respecto
del máximo. De esta manera se garantiza la efectiva participación de los acreedores minoritarios
en el proceso.
Con la declaración de quiebra se inicia el camino inexorable de la liquidación. Las
funciones básicas del comité serán las de controlador de la liquidación, teniendo en cuenta que
la misma será llevada a cabo por el síndico.

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El rol del comité se limita a cooperar en la liquidación, para que ésta sea llevada a
cabo en el menor tiempo posible, principalmente controlando y opinando, para lo cual requerirá
información al síndico, quebrado o terceros y puede pedir audiencia a la jurisdicción.
El problema fundamental es que, por lo general, a nadie le interesa formar parte de
este comité, nadie quiere integrarlo, uno de los motivos es el tiempo que consume pues más allá
de vigilar su propio interés, el acreedor tiene la carga extra de obrar en defensa de los demás
acreedores. El recupero de sus acreencias (estadísticamente menos del 5% del crédito
quirografario) no los motiva ni entusiasma para actuar en el comité.
No se puede obligar a los acreedores a aceptar el cargo, en principio no tiene el
carácter de carga pública: no responde a un fin público y directo.
Por otro lado, en el caso de que hubiera interesados, es importante poner especial
atención en la actuación de estos acreedores para evitar la posibilidad de connivencia con el
fallido, desvirtuando el sentido de la ley.

5) Pequeños concursos y quiebras.


El artículo 289 LCQ dice que en dichos procesos no es necesaria la constitución de
ninguno de los comités de acreedores. Ello implica dejar a los acreedores la libre intervención
para participar controlando el cumplimiento del acuerdo, en caso contrario asumiría el síndico
dicha función.
Es procedente, la petición por un acreedor en cuanto a la constitución del “comité de
acreedores” con el fin de velar por los intereses comunes, aún cuando se sostenga la
innecesariedad de su formación. Ello será así, si existen extremos suficientes que justifiquen tal
modalidad de participación.
Si bien la ley indica en primer lugar que no es necesaria su constitución, la considera
“posible” de modo inequívoco, cuando dispone que estará a cargo del síndico el contralor del
cumplimiento del acuerdo en caso de no haberse constituido el “comité de acreedores” (art. 289
LCQ).

d) Participación en los Comité de Acreedores;


En la práctica pocas veces se constituyen estos órganos, en raras ocasiones, en
concursos de gran envergadura, se logró componerlos y aún así, no desempeñaron el rol que la
ley les asignó y que se esperaba en el proceso. Los acreedores evitan intervenir en los comités,
por los costos adicionales y la pérdida de tiempo que ello significa.

e) Naturaleza Jurídica. Derechos y obligaciones.


Nada dice la ley acerca de la naturaleza jurídica de este instituto, aunque en su
artículo 251 incluye entre los funcionarios del concurso a “los controladores del cumplimiento
del acuerdo preventivo y de la liquidación en la quiebra”.
Tanto el comité provisorio (ambos) como el definitivo, tienen amplias funciones de
información y consejo. El último además es el controlador en la etapa de cumplimiento del
acuerdo preventivo y de la liquidación en la quiebra (art. 260 LCQ).
Puede requerir información al síndico y al concursado, exigir la exhibición de libros,
registros legales y contables, proponer formas de custodia y conservación del patrimonio del
concursado, solicitar audiencias ante el juez interviniente y cuanta otra medida considere
conveniente en la etapa procesal de su actuación.
El “comité de acreedores” podrá contratar profesionales abogados, contadores,
auditores, evaluadores, estimadores, tasadores y cualquier otro que considere conveniente, para
que lo asista en su tarea, con cargo a los gastos del concurso, es decir los de conservación y
justicia previstos en el Art.240 LCQ.
La ley no aclara si es para algún tipo de comité, por lo que se infiere que es para el
provisorio y para el definitivo, indistintamente.
Debe concurrir a distintas audiencias para escuchar al concursado, dar al juez opinión
fundada sobre distintos aspectos de las actividades del mismo, y protección de los intereses de
los acreedores.

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Debe hacerse presente en la audiencia informativa (art. 45 in fine LCQ) en la que el
deudor dará explicaciones acerca de la negociación que lleva a cabo con sus acreedores y
también en la audiencia prevista para la circunstancia de que existan interesados en adquirir la
empresa (art. 48 LCQ).
En la etapa de cumplimiento las funciones del comité definitivo son idénticas a las del
comité provisorio, agregándose la obligación de emitir opinión para el caso del levantamiento
de inhibiciones del artículo 59 y de controlar al deudor respecto a lo convenido en cuanto a
limitación de administración y cumplimiento del acuerdo preventivo.
Si el deudor no cumple el acuerdo, total o parcialmente, el comité (los controladores
dice el artículo 63 LCQ) debe instar al juez a que declare la quiebra del concursado.
La intervención del comité llega a la etapa liquidatoria en la cual puede proponer
medidas, sugerir a quién debe designarse para efectuar la enajenación de los activos, o parte de
ellos, fundando su proposición en razones de conveniencia para la mejor realización de los
bienes; exigir información a los funcionarios del concurso; solicitar audiencias al juez
interviniente y cuanta otra medida considere conveniente en la etapa procesal de su actuación.
Debe informar de su gestión a los acreedores con la periodicidad que se indique en el
acuerdo, la que no deberá ser inferior a 4 meses. En la quiebra, el informe deberá ser
confeccionado mensualmente y colocado a disposición de los mismos en el domicilio que a tal
efecto constituyan en el expediente.
En los términos del artículo 60 LCQ, en los casos que fuere necesario, el comité
deberá emitir opinión para el levantamiento de la inhibición de quien estuviere en la etapa de
cumplimiento del acuerdo preventivo.
Las funciones que debe llevar a cabo el comité como cuerpo de vigilancia, pueden ser
delegadas en un representante, miembro del comité, que actuará individualmente de acuerdo con
las instrucciones recibidas y acordadas en el seno del comité.
Para otras funciones donde el comité actúa como cuerpo deliberativo y consultivo, es
decir para la elaboración de informes, para dar opinión o autorización para determinados actos,
para la denuncia de incumplimiento o declaración de cumplimiento del acuerdo, el comité debe
actuar como órgano y emitir una decisión colegiada. Esto es importante, por lo que sus
actuaciones pueden ser declaradas nulas si no revisten tal carácter.
En su art.251 la LCQ enuncia a los Funcionarios del concurso, considerando entre
otros “... a los controladores del cumplimiento del acuerdo peventivo, y de la liquidación en la
quiebra”. Es tan pobre la redacción del texto legal, que surgen numerosas dudas respecto de si
todos los comités resultan amparados en la definición brindada, resultando funcionarios del
concurso y por lo tanto con derecho a una compensación justa y adecuada a su actuación. Se
descarta por lo tanto al comité provisorio (ambos) por no ser controladores del cumplimiento del
acuerdo sino solamente un mero órgano de información y consejo.
No surge del texto de la ley remuneración alguna para el comité provisorio de
acreedores del art.14, ni del art.42. Si se previera remuneración, la misma debería estar
integrando la propuesta de acuerdo del deudor.
BONFANTI-GARRONE adhieren a esta propuesta de la siguiente manera: “... las
remuneraciones son establecidas en los siguientes supuestos, a saber: i) en los acuerdos
preventivos, deben ser estipulados convencionalmente, siendo su monto discrecional. Si no hay
fijación, no hay retribución para los integrantes de los comités (provisorios o definitivos) ...”23.
Tampoco prevé la ley reintegro de gastos de movilidad o traslado en que incurran los
integrantes del comité de acreedores en el desempeño de sus funciones. Nada impide que se
soliciten, y que previa comprobación de los mismos, el tribunal los reintegre, aliviando de
alguna manera la carga de participar.
Otros autores cuestionan no solamente la configuración de comités de acreedores de
corta duración sino también como funcionario del concurso o empleado del mismo, entendiendo
que se trata de representantes de los acreedores que hacen valer sus derechos y defienden sus
intereses, pero no pueden considerarse auxiliares de la justicia.

23
Autores citados, “Concursos y Quiebras”, quinta edición actualizada, ed. Abeledo-Perrot, Buenos
Aires, 1997, pág. 618 último párrafo.

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Siguiendo la ley, en caso de quiebra, la remuneración estará fijada por el juez, al
estimar la naturaleza y extensión de las funciones cumplidas.
¿Cómo evaluamos la responsabilidad de los miembros del comité?. ¿Cuál es el
alcance?, ¿hasta dónde deben responder estos miembros “ad honorem” que tienen una función
de extrema responsabilidad frente al resto de los acreedores ?. ¿Qué pasa con el
incumplimiento de la gestión asignada teniendo en cuenta que no existe norma legal que los
obligue a aceptar el cargo ?
Si no aceptan el cargo, ¿ comienza igualmente a funcionar ?.
En este caso el juez debe hacer uso de sus facultades y como alternativa, dar mayores
facultades al síndico, confiándole la tarea que en principio, la ley concibió a cargo del comité,
supuestamente inoperante.
En cuanto a la remoción de sus integrantes se rige por lo dispuesto en el artículo 255
LCQ, es decir, los miembros de este cuerpo colegiado son sancionados con remoción
solamente, dejando de lado el aprecibimiento y la multa. Las causales de remoción son la
negligencia, falta grave o mal desempeño.
La remoción es competencia del juez. Recordemos que se considera negligencia a la
omisión, abandono o dejadez en los deberes. Mal desempeño es realizar algo de modo
impropio o inadecuado. Falta grave es una conducta que puede producir perjuicio.
En cualquier caso la sanción máxima es la remoción o sustitución de sus miembros, lo
cual puede transformarse en un beneficio, teniendo en cuenta que es una tarea que impone la
ley, no es carga pública, responde ante sus pares y no es remunerada.
Pareciera evidente que se superponen en algunos casos las funciones del comité con
las de la sindicatura.
Corresponde hacer la salvedad que la sindicatura es un órgano independiente y
auxiliar del tribunal, lo cual coloca al síndico en una posición de equidad e imparcialidad. En
contraposición, el comité de acreedores actúa en defensa de los intereses de sus pares.
A manera de conclusión, podríamos decir que la inserción del comité de acreedores
en el proceso concursal, cumple con los objetivos propuestos en el mensaje de elevación:
permite a sus integrantes vigilar al concursado o al fallido, confiere a los acreedores principales
el conocimiento interno de la empresa, el control de su funcionamiento, la custodia de sus
intereses que también son los del resto de la masa concursal.

IV – Funcionarios y empleados de los concursos: consideración particular

Controladores
El artículo 251 de la ley 24.522 incluye “los controladores del cumplimiento del
acuerdo preventivo” entre los funcionarios concursales.
Al respecto cabe señalar que el art. 260 dice “... el comité definitivo es el controlador
necesario en la etapa del cumplimiento del acuerdo preventivo, y en la liquidación en la quiebra.
...”.
Vimos, al tratar los comité de acreedores, la forma de su designación.
Como antecedente del art. 251 podemos señalar el art. 275 de la ley 19.551: “... y el
controlador del cumplimiento del acuerdo preventivo o resolutorio”, que actuaban “... cuando
así lo dispongan los acreedores como condición del acuerdo” (art. 284 ley 19551). Los
controladores eran nombrados por mayoría de capital por los acreedores con derecho a voto
presentes en la junta de acreedores, eliminada en la reforma de 1995.
De modo que lo previsto en la normativa vigente es la designación del comité de
acreedores que debe cumplir la función de controlador, pero nada impide por aplicación del
principio de que lo que no está prohibido está permitido y la mención del art. 251 cit., que el
acuerdo prevea como condición del mismo, la designación de un “controlador” además del
comité de acreedores. En este caso tenemos una superposición de funciones.
De no incluirse una previsión como la indicada en el párrafo anterior, la función será
desempeñada exclusivamente por el comité de acreedores.

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Coadministradores
La ley 24.522 señala que “los coadministradores pueden actuar en los casos señalados
por los arts. 192 a 199. Su designación debe recaer en personas especializadas en el ramo
respectivo o graduados universitarios en administración de empresas” (art. 259 LCQ). Se trata
de los casos de continuación de la explotación de la empresa en la quiebra.
Al caso señalado debe agregarse la posibilidad de la designación del coadministrador
en el concurso preventivo, en cuyo caso su función será la de controlar y administrar la
actividad del deudor que no se ajuste a las disposiciones de los arts. 16 y 25 (art. 17 LCQ).
El o los coadministradores (el juez puede designar uno o varios, art. 191 inc. 5º LCQ)
conforme la decisión judicial pueden actuar en forma independiente del síndico, para intervenir
en la administración de la empresa o de alguno de sus establecimientos, duran en sus funciones
por el plazo indicado por el Juez y mientras continúe la actividad que motiva la designación,
consistiendo sus funciones en las que el Juez indique al momento de la designación o de la
decisión de continuar con la explotación de la empresa.
Puede ser removido del cargo por idénticos motivos que el síndico, lugar donde
analizamos el tema y al que nos remitimos.
La retribución está definida por el juez al designarlo, no puede exceder del 10 % del
resultado neto obtenido de la explotación, no pudiendo incluirse el precio de venta de los bienes
del inventario. El Juez puede establecer una remuneración fija y un adicional variable
relacionado al resultado. El período de retribución lo fija el Juez, pudiendo ser mensual o
combinado.

Enajenadores
En la ley de concursos anterior, 19.551, la enajenación de los bienes y derechos de la
quebrada estaba a cargo del síndico (arts. 177 y 197 ley cit.) en la forma decidida por el Juez
(art. 198 ley cit.), tomando como modalidades la venta como unidad productiva, el conjunto de
los bienes o los bienes individualmente. La experiencia del procedimiento indicado, con
intervención de martilleros para su concreción, es bastante negativa en cuanto al éxito de las
subastas y los montos alcanzados con las mismas.
En la ley 24.522 se mantiene el procedimiento de liquidación de bienes de la ley
anterior (art. 208 LCQ), a cargo del síndico bajo el control del comité de acreedores, pero el
efectivo cumplimiento está a cargo de otro auxiliar de la justicia, el martillero, quien debe “tener
casa abierta al público y seis años de antigüedad en la matrícula. Cobra comisión solamente del
comprador y puede realizar los gastos impuestos esta ley, los que sean de costumbre y los
demás expresamente autorizados por el juez antes de la enajenación” (art. 261 LCQ).
Los trámites para la tasación previa, fijar las condiciones de la subasta y modalidad de
la venta, son impulsadas y propuestas por el síndico.
Los enajenadores no le cobran comisión al concurso. Los gastos de la ejecución,
autorizados por el juez, son considerados gastos de conservación y de justicia (art. 240 LCQ).
La novedad de esta ley 24.522 (art. 261) es que autoriza al Juez a designar bancos
comerciales o de inversión, intermediarios profesionales o expertos o entidades especializadas
para poder concretarla.
Esto habilita a buscar especialistas conforme el tipo de bienes a liquidar, por ejemplo,
acciones en cartera, participaciones en sociedades, patentes, plantas industriales específicas, etc.
También incide en la elección de los enajenadores que pueden intervenir la modalidad adoptada
para realizar los bienes: licitación (art. 205), subasta (art. 205 y 208), venta directa (art. 213),
venta en mercado de valores (art. 215).
La designación del enajenador se debe efectuar al disponer la realización de los
bienes.

Estimadores
Sólo se designan estimadores en los concursos preventivos en que se abra la etapa de
salvataje del art. 48, a fin de que estimen el valor actual o presente del pasivo concursal, de los
créditos (art. 262 LCQ).

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La Cámara de Apelaciones debe llevar una lista renovable cada cuatro años de
aspirantes a estimadores que pueden ser instituciones financieras o expertos en materia
financiera. Si el registro no tuviera inscriptos, el magistrado deberá designar al Banco de la
Nación Argentina.
Les es aplicable a los estimadores el régimen disciplinario de los síndicos, art. 255
LCQ.
La retribución la regula el juez y debe fijarse entre el 3 % y el 5 % del valor presente
del pasivo determinado a los efectos del eventual salvataje, no pudiendo ser inferior a un sueldo
del secretario del juzgado concursal, ni superior a cinco sueldos. El pago en principio es a cargo
del tercero adquirente de las participaciones sociales de la concursada como gasto del concurso.
Nuestra jurisprudencia ha dicho que el estimador es un auxiliar, mas no un
funcionario del concurso ni un órgano. Los estimadores revisten el carácter de peritos, se trata
de sujetos que poseen conocimientos técnicos ajenos al saber específicamente jurídico del juez,
siendo auxiliares en las materias de su especialidad que formulan juicios de valor, no
requiriéndose que sea una persona física , pues el dictamen puede pedirse a una entidad
colectiva (J. Procesos Concursales y Registro Nº 3 Mendoza, mayo 22-1997, Martín S.A. Pedro
y José, La Ley 1997-F, 183)24.

Empleados
“El síndico puede pedir al Juez autorización para contratar empleados en el número y
por el tiempo que sean requeridos para la eficaz y económica realización de sus tareas. La
decisión debe determinar en su caso, el tiempo y emolumentos que se autorice” (art. 263 LCQ)-
Este artículo se complementa y armoniza con la exigencia del desempeño personal y
sin delegaciones que se le requiere al síndico (ver arts. 252 y 258 LCQ).
La autorización fundada debe indicar número, tiempo y remuneraciones, que en el
marco de lo autorizado son con cargo a gastos de conservación y justicia (art. 240 LCQ), es
decir, gastos del concurso.
Los empleados contratados en estas condiciones, no están vinculados con la quiebra
por un contrato de trabajo, ni con el deudor, y en algún fallo se ha dicho que son “auxiliares de
la justicia que desempeñan una función delegada de carácter público y vinculados por la
relación pública” (SC Mendoza, sala I, junio 15-984Zavi Asis, Ricardo, en: Establecimiento Vit.
y Frut. Sarigurren S.A. y otro, ED 20/12/84, 6)25.
Para Ernesto Enrique Martorell “la relación puede ser asimilada a un contrato de
trabajo eventual, porque el opus objeto de la contratación estará enderezado a satisfacer
resultados concretos, tenidos a la vista con relación a servicios extraordinarios determinados de
antemano, o exigencias extraordinarias y transitorias”, con cita en nota 209 de opinión
coincidente de Roberto García Martínez y Juan Carlos Fernández Madrid y contraria de Saúl
Argeri26.

Ministerio Público
La intervención del Ministerio Fiscal está directamente fundada por la naturaleza
especial del derecho concursal y los intereses que se afectan por esta solución para la
insolvencia, es decir que esta normativa afecta a bienes y derechos comunes que, en situaciones
normales, no son disponibles sin la voluntad de las partes.
La solución concursal afecta derechos que son considerados pilares de la organización
constitucional, como por ejemplo el derecho de propiedad y la libertad de contratar, motivo por
el cual merece un cuidado muy especial en su aplicación para que no se lesionen estos derechos
más allá de lo indispensable.
La Ley 24.522 art. 276 encomienda al Ministerio Fiscal la tutela de los intereses
públicos, particularmente cuando está impugnado el acuerdo alcanzado en el concurso
preventivo y en todos los recursos en que sea parte el síndico, sin que su intervención en este

24
“Digesto Práctico La Ley. Concursos, 2003-III”, 14.528 y 14.529, en pág. 291.
25
Digesto Práctico La Ley Concursos 2003-III, parágrafo 14.454, en pág. 283.
26
“Tratado de Concursos y Quiebras”, tomo II-A, ed. Depalma, Buenos Aires 1999, pág. 228 in fine.

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caso se vea acotada, limitada, por los términos o alcances de los recursos, ejerciendo lo que se
denomina facultad requirente.
El Fiscal de Cámara es parte en todos los recursos en que intervenga el síndico, con
prescindencia de la naturaleza de las cuestiones que en el mismo se discutan.
En la evolución del derecho concursal se ha limitado la intervención del agente fiscal
a las indicadas, optando por la celeridad en el trámite procesal dado que las vistas permanentes
al mismo estiraban en el tiempo los procesos, pero no por ello le ha quitado la relevancia que
tiene su intervención.
Aunque con otra motivación y finalidad, se menciona al agente fiscal en el artículo
258 de la Ley 24.522, al permitir que mediante rogatoria al Juez de la jurisdicción, se le puedan
encomendar gestiones que le corresponden al síndico.

Tasador
En la etapa liquidatoria de los bienes, a fin de establecer las bases para la venta de
bienes y derechos, es necesario tasarlos, aspecto que de acuerdo a la especialidad o complejidad
de los bienes de que se trate, requiere la intervención de expertos en los bienes de que se trata.
Basta pensar por ejemplo, que sea necesario tasar el valor de permisos de pesca, barcos,
patentes, marcas, acciones, derechos, canteras, fondos de comercio, explotación de servicios
públicos, etc.
“Si bien es cierto que el tasador no es funcionario de la quiebra en los términos del
art. 275 de la ley 19.551, no lo es menos que en el caso ha sido designado de oficio en una
quiebra –cumpliendo tareas de un auxiliar de justicia- por lo que resulta prudente y aconsejable
que sus honorarios sean regulados juntamente con los de los funcionarios de la quiebra en la
oportunidad prevista en el art. 288, debiendo destacarse por otra parte, que la ley citada no prevé
la posibilidad de una regulación fuera de los momentos establecidos en el mencionado artículo
(CNCom., sala C, octubre 18-982. Compañía Swift de La Plata S.A. y otros s/quiebra s/inc. De
venta del paquete accionario de Estancia El Ombú S.A. La Ley, 1983-C, 604; E.D. 102-826)”27.

Incautador e inventariador
Otro auxiliar de la Justicia que puede intervenir en el caso de quiebra es el
inventariador, función generalmente encomendada por el Juez a un dependiente del Tribunal,
para que proceda a incautar los bienes y documentación y, previo inventario de los mismos, los
entregue bajo su custodia al síndico.
Una primer aclaración al respecto es que cuando se trata de quiebras complejas, con
muchos activos, suele encomendarse dicha tarea a un auxiliar que puede ser un escribano, a
veces en forma conjunta con un Oficial de Justicia o un Secretario, con autorización para
requerir el auxilio de la fuerza pública, generalmente actuando en forma conjunta con el síndico,
ya que este último debe comenzar agrupando los bienes en lotes, a los efectos del inventario,
pensando en posibles privilegios comunes con asiento en los mismos y simultáneamente, en la
mejor forma de predisponer los mismos para su venta.
Ocurre que los lotes con elementos afines, son más fáciles de tasar para determinar su
base de venta y luego, se pueden vender en conjunto. Al mismo tiempo, previendo hipotecas,
prendas, privilegios especiales o generales, al evitar que se acumulen en un mismo lote bienes
que pueden ser asiento de distintas preferencias, se evita una complicación procesal posterior
cuando se quiera establecer la tasación y modalidad de venta, incluso al imputar los gastos
originados por la venta de cada uno de esos bienes.

27
“Digesto Práctico La Ley Concursos 2003-III”, número 14.526, en pág. 291.

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V - BIBLIOGRAFÍA

ARGERI, Saúl A. : “El Síndico en el Concurso de Quiebra” Ediciones Jurídicas,


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