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pesadilla continúa
25 de octubre de 2022
Esta medida ya contenía reparos y no es claro que se pudiera adoptar como una
forma de asegurar el cumplimiento de la sentencia. Sin embargo, lo que resultó
verdaderamente desconcertante fue la forma en la que se concedió, pues evidencia
un desconocimiento de este instrumento del derecho societario, ya que, a pesar de
haber dado una orden, no se dio claridad sobre los detalles para concretarla y se
limitó a oficiar a un tercero de quien tampoco se tiene claro lo que se espera que
haga.
El uso de la figura
Por supuesto, la culpa del uso indebido de este poderoso instrumento la tiene el
instrumento mismo. Ha sido tan misterioso su funcionamiento que, para describir su
aplicación, se utilizan frases cuasipoéticas. “Levantar el velo” para ver quienes se
esconden detrás de una compañía resulta demasiado gráfico y se ignora, entonces,
que, en realidad, se trata de una figura que busca comunicar dos patrimonios
independientes, echar para atrás ciertos actos y, eventualmente, hacer responsable a
alguien si con su conducta causó perjuicios.
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De cualquier forma, en la última década su uso ha permitido corregir situaciones en
las que se utilizaron sociedades para concretar fraudes a la ley o causar perjuicios a
terceros[1]. Su aplicación en casos concretos ha significado la recuperación de
recursos del sector agrario indebidamente utilizados, evitar cooptaciones de juntas
directivas de cámaras de comercio y hasta ha permitido frustrar intentos de evadir el
cumplimiento de decisiones judiciales, para solo mencionar algunas de sus
aplicaciones por el juez societario colombiano.
Medida cautelar
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Supersociedades para ejecutar la orden que él dictó?, ¿qué puede hacer la
Supersociedades que no puede hacer el juez?
Aclaración
La incertidumbre continúa
A la fecha, nada de esto ha sido definido por el juez más allá de ese genérico
llamado a actuar dentro de sus competencias. La destinataria de esa orden en algún
momento se limitó a enviar información sobre la identidad de los socios y a informar
las actuaciones administrativas que se han realizado respecto de las sociedades que
son sujetos de su supervisión.
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autoridad de supervisión haya informado lo que podía hacer en espera de que eso
fuera suficiente. No fue así. Hace unos días, el tribunal le impuso una multa al
Superintendente de Sociedades por desacato. Así, a pesar de ser claro de que se trata
de una orden imposible de cumplir, el juez se mantiene en su error, con lo que,
además, se contribuye al desprestigio de la figura y, lo que es más grave, en nada
ayuda a la recuperación del patrimonio público afectado en ese caso.
Como si fuera poco, las sociedades que forman parte de la unión temporal son, en la
actualidad, sociedades de papel y han sido abandonadas por sus constituyentes y
administradores. Algunas ya se encuentran en un proceso de liquidación judicial, en
donde solo podrá aspirarse a hacer efectiva la responsabilidad de los controlantes
por el pasivo social que debería incluir la afectación al patrimonio público. Si eso es
lo máximo que se puede esperar en estos casos, la medida cautelar comentada ha
sido un despropósito y un distractor innecesario frente al restablecimiento del erario.
Estamos en el peor de los mundos. Como lo muestra este caso, hay jueces que
parecen confundir el alcance y la utilidad de la desestimación. Adicionalmente,
nuestro legislador tampoco parece entender la figura, de ahí que recientemente la
haya calificado como un medio de prueba (L. 2195/22, art. 65). Solo falta que la
Supersociedades se vea forzada a abandonar su posición y a exceder sus
competencias legales. Amanecerá y veremos.
[1] Incluso, desde mucho antes de la Ley 1258 del 2008, su uso ha servido para
temas tan particulares como la pérdida de investidura de un congresista.
[2] Es claro que bajo el artículo 44 de la Ley 190 de 1995 podría hacerlo.
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