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Revocación

En derecho sucesoral, la revocación es entendida como la perdida de la eficiencia jurídica


de un testamento o de una disposición testamentaria, por voluntad del propio testador. Como ha
de entenderse, el derecho del testador de revocar en todo momento su acto de última voluntad, es
materia de orden público; y por consiguiente este derecho no puede renunciarse ni en forma
alguna restringirse como lo dispone el articulo 990 del código civil en su segundo aparte.
En el mismo orden de ideas, se alude así al principio de la revocabilidad como nota esencial
propia del testamento, porque al no producirse sus efectos hasta la muerte del testador, este no puede, en
tales circunstancias, quedar vinculado consigo mismo. Ha de ser esencialmente revocable para que
prevalezca realmente la última voluntad del testador. Por cuanto el testamento expresa la última voluntad
y esta es cambiante.
La revocación es la causa típica en materia testamentaria, y la de mayor frecuencia que produce la
pérdida de efectos de un testamento que fue válidamente otorgado con anterioridad. La revocación es una
consecuencia de la libertad de testar. Por otra parte, antes de la apertura de la sucesión no constituye
relación jurídica ni derecho alguno para los herederos o legatarios.
Ahora bien, en el código civil venezolano se contienen dos títulos que se ocupan de regular la
revocación testamentaria: Uno se titula ‘‘De la revocación del testamento’’ (artículos 990 a 992 del
Código Civil) que dispone la revocación del testamento por voluntad del deudor. Y el otro se titula ‘‘De
la revocación y de la ineficiencia de las disposiciones testamentarias’’ (artículos 951 al 958 del Código
Civil) que regula los casos de revocación de las disposiciones testamentarias por imperio de la Ley y
también los de ineficiencia de esta.

Tenemos entonces:
 Revocación del testamento: La revocación del testamento constituye una manifestación de
voluntad opuesta a una precedente voluntad testamentaria y hace que esta última quede sin efecto,
significa, por lo tanto, un segundo y distinto testamento contrario al precedente que funciona
como causa externa de eliminación y, por ende, la eliminación del primero.

 Revocación e ineficiencia de las disposiciones testamentarias: Son aquellas que tienen lugar
por disposición de la Ley, interpretando una presunta voluntad del testador, y de la ineficiencia de
las mismas por causas sobrevenidas después de hecho el testamento y no obstante la existencia y
validez de éste.
Dentro de estas causas tenemos:
1. Por ignorar la existencia o supervivencia de hijos o descendientes de estos (ART.951 C.C)

2. Por premoriencia o incapacidad sobrevenida del favorecido (ART. 953 C.C)

3.Por renuncia del favorecido (ART. 954 y 1.013 C.C)


4.Por enajenación de la totalidad o parte de la cosa legada (ART.955 C.C)

5.Por transformación de la cosa legada por una distinta (ART. 955C.C)

6.Por no hacer uso del derecho de retracto (ART. 956 C.C)

7.Por perecimiento de la cosa legada (ART. 957 C.C)

8.Por conmoriencia del favorecido y el testador (ART. 9994 C.C)

Además, se discute si la revocatoria testamentaria constituye un acto mortis causa o inter


vivos291. Al efecto Sansó se plantea especialmente la pregunta y luego de pasearse por la doctrina al
respecto concluye acertadamente: «Si se admite que la revocación elimina la existencia jurídica del acto
mismo, entonces habría que calificar a la revocación como un acto inter vivos por cuanto su efecto deberá
necesariamente ser inmediato», pues «la revocación de las disposiciones testamentarias es siempre
necesariamente un acto con efecto inmediato, por lo tanto, un acto inter vivos, no un acto mortis causa».

Caducidad
Cuando el testamento se hace ineficaz por una causa sobrevenida; es decir, cuando después de
otorgado el instrumento surge un obstáculo que de haber existido para ese momento habría determinado
su nulidad, la disposición testamentaria caduca.
La caducidad del testamento consiste en la «ineficacia o decadencia sobrevenida de un testamento por
causas posteriores al otorgamiento»
Así mismo, se alude en la terminología de la ley a «caducidad» del testamento con especial
referencia a los testamentos especiales o extraordinarios, respecto de los cuales el orden jurídico les
concede un breve tiempo de vigencia en razón de las circunstancias, como pudimos apreciar. Según se
aclara en tal sentido, el testamento ordinario no caduca, pues esta forma de ineficacia solo afecta al
testamento especial
La caducidad procede ope legis, de manera automática, por lo que no precisa de declaración
judicial. La doctrina distingue la caducidad del testamento de la caducidad de las disposiciones
testamentarias, y coloca como ejemplo de este último el caso del artículo 957 del Código Civil, relativo a
la pérdida o perecimiento de la cosa legada. Lo anterior propicia la distinción entre caducidad total –del
acto testamentario– de la caducidad parcial –que solo afecta alguna de sus disposiciones
Efectos de la revocación
La revocatoria deja sin efecto el testamento de que se trate o bien de alguna de sus
disposiciones. Se entiende con facilidad que el testamento sea un acto esencialmente revocable
porque se traduce en la expresión de la última voluntad de la persona humana, la cual se puede
manifestar –como es lógico y natural– hasta el momento de la muerte.
Un testamento revocado se vuelve ineficaz, no adquiere valor dispositivo a la fecha de la
muerte del causante. Esto en cuanto a las disposiciones hereditarias propiamente dichas. Si el
testamento revocado contiene declaraciones de otro orden ellas serán revocables o no, según su
naturaleza jurídica.

Formas de la revocación
 Revocación puede darse de forma total o parcial según el art 995 C.C:

En estricto rigor terminológico, le revocación total, es la revocación del


testamento; en cambio, cuando hablamos de parcial, es más apropiado hablar de
revocación de una o más disposiciones testamentarias.

 Revocación Expresa y Revocación Tácita:


Será expresa, cuando precisamente se señala la voluntad de revocar la totalidad de las
disposiciones testamentarias o una o más de las cláusulas contenidas en el testamento. Y será
tácita, cuando el documento es destruido voluntariamente dictado por él testador siendo uno
nuevo en cuyas disposiciones se contrarían todas o algunas de las anteriores, aunque no se
indique expresamente la voluntad de revocarlas. Cuando la revocación se verifique por
testamento posterior, sólo el último será eficaz dejando de serlo el o los anteriores; pero el
testamento nulo no puede revocar uno anterior válido.
Nada impide la coexistencia de varios testamentos, mientras sus disposiciones no sean
incompatibles; y cuando hubiere incompatibilidad, prevalecerá la última, sin que ello perjudique
las contenidas en el testamento anterior con las cuales no exista esta incompatibilidad; pues la
existencia de un testamento posterior no revoca la validez del o de los anteriores, salvo que. Así
se exprese en el último; y sólo anula las disposiciones de aquellos que resulten contrarias o
incompatibles con las de éste (Art. 991 C.C.).

Además de estas formas voluntarias de revocación expresa o tácita, puede tener lugar la
revocación testamentaria por mandato de la Ley, interpretando lo que se presume es la voluntad
del testador. Así lo señala el Artículo 951 del C.C. cuando expresa: "Los disposiciones a título
universal o particular hechas por quien al tiempo de su testamento no tenía o ignoraba tener hijos
o descendientes, aun solamente concebidos, son revocables por la existencia o superveniencia de
un hijo descubierta aquélla o verificada ésta después de la muerte del testador, salvo que el
testador haya previsto en el mismo testamento o en otro posterior o anterior, no revocado ni
siquiera tácitamente, el caso de existencia o superveniencia de hijos o descendientes de éstos".
Apreciando la norma, son dos las hipótesis en ella contempladas:
a) Que el testador ignoraba tener hijos, o descendientes, aunque fueren solamente concebidos.
b) Que luego de la muerte del testador, se verifique la existencia de hijos ignorados o la
superveniencia, o nacimiento posterior a la fecha del testamento, de algún hijo o de un
descendiente de éste.
Debe asimilarse a estos casos la aparición de un hijo o de un descendiente que hubiere
sido declarado ausente o presunto muerto. En los comentados casos, la ley presume que si el
testador hubiese sabido de la existencia de algún hijo o hubiera previsto que los tendría, no
habría dispuesto de sus bienes a favor de terceros o sólo de los hijos que sabía que tenía o que iba
a tener; sino que habría tomado en cuenta también al hijo ignorado o sobrevenido. Pero como no
es posible establecer por presunciones la medida en que los habría favorecido y presumiendo por
otra parte que no se habría limitado a reducir sus derechos a la legítima, la Ley prefiere revocar
toda la disposición para establecer la igualdad.

La acción para obtener la revocatoria a que se contrae el Artículo antes comentado,


corresponde a los hijos o a sus descendientes y prescribe a los cinco años de haber ellos tenido
conocimiento del testamento; pero no podrá ser intentada en ningún caso después de veinte años
de la muerte del testador, salvo la suspensión de la prescripción en el caso de menores (Art. 952
C.C.).

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