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Los testamentos se otorgan para crear relaciones jurídicas, las mismas que deben
comenzar a producirlas a la muerte del causante. Este es el fin último del
testamento; sin embargo, puede acontecer que por diversas circunstancias tales
efectos no lleguen a materializarse, con lo cual el testamento que nació para tener
vida propia no llega a tenerla Sobre el particular, Clemente de Diego nos dice que la
ineficacia de los testamentos es la carencia de efectos del mismo, la condición de
aquellos que, por distintas causas, no llegan a producir los efectos a que estaban
ordenados.
La carencia de efectos puede darse por propia voluntad del testador, cuando revoca
el
testamento que otorgó; o puede darse por incumplimiento de los requisitos
necesarios para la existencia del testamento, como podrían ser los casos de nulidad
del testamento, al faltar un requisito indispensable para su existencia; o por la
caducidad, al no cumplirse con determinados supuestos para la eficacia de los
mismos, como pueden ser los casos de falta de protocolización de un testamento
De lo que llevamos señalado, el testamento puede resultar ineficaz por nulidad del
mismo, ejemplo de ello puede ser el caso de un testamento otorgado por un incapaz
absoluto sujeto a interdicción; asimismo, puede ser ineficaz porque el mismo
testador
lo deja sin efecto al revocar el testamento, revocación que se da en tanto que es un
derecho de testador como acto unilateral de manifestación de voluntad, pero en
general la revocación se da generalmente cuando han variado las circunstancias en
las que lo otorgó, y sobre todo por no representar su última voluntad; sin embargo,
es bueno reiterar el concepto de que la revocación no requiere fundamentación
También puede ser ineficaz por haberse producido un supuesto de caducidad, como
podría ser el caso de la falta de cumplimiento del testamento dentro de
determinados plazos, o cuando no se dan ciertos supuestos para la eficacia del
mismo, como acontece cuando se instituye un heredero voluntario, y al abrirse la
sucesión al testador le sobrevive heredero forzoso que no tenía cuando testó, puesto
en ese escenario se dice que la institución del heredero voluntario ha caducado.
La ineficacia del testamento puede ser total o parcial; en el caso de la nulidad, esta
puede comprender todo el testamento o limitarse a alguna cláusula del mismo. Igual
puede acontecer con la revocación del testamento, que por propia disposición del
testador puede abarcar todo el testamento, o solo una parte de este; y en cuanto a la
caducidad, aunque generalmente lo es de todo el testamento, nuestra legislación
consigna una suerte de caducidad parcial, a propósito de la caducidad de la
institución de heredero regulada en el artículo 805 del Código Civil.
A continuación, comenzaremos a analizar cada una de estas formas de ineficacia del
testamento, que en nuestro Código están dadas por la revocación, la caducidad y la
nulidad o anulabilidad del testamento, debiendo precisarse que en algunos casos esta
ineficacia responde a la voluntad del testador (revocación) y en otros, la voluntad del
causante está ausente (caducidad, por ejemplo).
SECCIÓN CUARTA
SUCESIÓN TESTAMENTARIA
TÍTULO IX
INEFICACIA DE LOS TESTAMENTOS
CAPÍTULO PRIMERO
CAPÍTULO PRIMERO
Cuando analizamos las características del testamento, señalamos que este debe
responder a la última voluntad del testador; en consecuencia si por diversos motivos
o circunstancias, la voluntad expresada en un testamento ya no revela que sea su
última voluntad, pues ha cambiado de parecer, entonces es legítimo que el Derecho
faculte a ese testador a dejar sin efecto todo o parte del testamento, lo contrario sería
atarlo a una voluntad que ya no es suya, con 1o cual se estaría atentando contra su
libertad y el derecho de testar, por ello el legislador prevé la figura de la revocación
como un derecho propio del testador, quien al revocar no necesita explicar los
motivos por los cuales lo hace, aun cuando de ordinario los tenga tal como ya lo
hemos anotado.
Entendemos por revocación al acto libre y voluntario del testador, por el cual deja
sin
efecto todo o parte del testamento. Por ejemplo, si el testador instituye a un
legatario, a quien le asigna en concepto de legado la suma de 20 mil, y lo hace por
la consideración y estima que le guarda en atención a las supuestas calidades
morales del legatario; sin embargo, desde que testa hasta que ocurre el deceso del
causante, este comprueba que el legatario es una persona inmoral, sin principios y
que por cierto no merece nada del testador, entonces manifiesta su voluntad, a
través de otro testamento, dejando sin efecto el legado; todo ello es permitido pues
se está respetando al máximo la auténtica voluntad del testador, no hacerlo es ir
contra el testador.
El hecho de que el testador revoque un testamento anterior, no perjudica ni lesiona a
nadie, pues cuando él testa, con nadie se compromete, con nadie se obliga, y en esa
medida el legatario, en vida del causante no tiene derecho alguno sobre el bien
legado,
bien que sigue perteneciendo al testador, y de allí su libertad y facultad de disponer
de un bien de su propiedad como mejor le parezca.
2. DISPOSICIONES LEGALES SOBRE LA REVOCACIÓN
El artículo 798 del Código Civil dice textualmente: «El testador tiene el derecho de
revocar, en cualquier tiempo, sus disposiciones testamentarias. Toda declaración que
haga en contrario carece de valor». Obsérvese el derecho sagrado y sustantivo de la
revocación, sobre la cual se ha señalado que es una forma de actualizar su libertad
testamentaria, derecho que no puede ser enervado ni siquiera por el mismo testador,
pues aun cuando exprese en su testamento, que será el único y que cualquier
testamento posterior no valga, esta disposición, para nuestros legisladores, no tendrá
ningún valor, e incluso se considerará como no puesta.
Encontramos revocación total del testamento, así como una revocación parcial del
mismo, referido a una o algunas cláusulas del testamento dejando subsistente otras.
Por otro lado la revocación puede ser expresa como una suerte de orden directa del
testador, pero también puede aparecer una revocación tácita, referida a hechos o
comportamientos del testador que no dejan lugar a dudas de que su voluntad es
revocar el testamento anterior.
5. REVOCACIÓN TOTAL Y EXPRESA
El artículo 799 del Código Civil, refiere que la revocación expresa del testador, total
o parcial, o de algunas de sus disposiciones solo puede ser hecha por otro
testamento, cualquiera que sea su forma. Obsérvese la exigencia formal y de
obligatorio
cumplimiento de que la revocación solo puede darse por otro testamento; por lo
tanto,
si la voluntad del testador es revocar, pero no usa la vía testamentaria no vale la
La revocación expresa significará que el testador ha manifestado su voluntad sin
dejar
ninguna duda de sus intenciones, esto es dejar sin efecto el testamento anterior, y
para ello no requerirá fundar o explicar el porqué de la revocación, solo será
necesaria la claridad en su deseo de revocación.
La norma bajo comentario debe concordarse necesariamente con lo dispuesto en el
artículo 801 del código civil que dice «el testamento que no es revocado total y
expresamente por otro posterior, subsiste en las disposiciones compatibles con las de
este último», por lo tanto debe tenerse mucho cuidado al momento de revocar un
testamento, pues si el propósito del testador es revocar en su totalidad uno anterior,
debe decirlo expresamente, esto es: «revoco en su totalidad el testamento otorgado
anteriormente …», o una fórmula similar; de caso contrario, y en estricta aplicación
de lo dispuesto en el artículo 801, lo que tendremos será dos testamentos, pues
subsistirán las disposiciones compatibles del testamento que se está revocando con
las del nuevo testamento.
La voluntad del testador no es dejar sin efecto todo el testamento, sino sólo una
parte.
En este caso deberá expresar claramente qué cláusula o cláusulas está revocando;
ahora bien, el artículo 799 que consigna esta revocación indica que debe ser hecha a
través de otro testamento, en tanto que como ya lo hemos manifestado no cabe usar
otra vía para ello. En atención a ello, dijimos en su momento, a propósito de la
desheredación, y ahora lo reiteramos, que existe confusión en el legislador al
posibilitar, en el artículo 753 del Código Civil, la vía de la escritura pública para
llevar a cabo una revocación de desheredación, en tanto que la desheredación está
contenida en un testamento, y si se quiere dejar sin efecto esta (revocación),
estaremos ante una revocación parcial de un testamento, y sujeto a lo que señala el
artículo 799; esto es la única vía para revocar total o parcialmente un testamento, es
7. REVOCACIÓN TOTAL Y TÁCITA DEL TESTAMENTO
Los actos realizados por el testador, la conducta adoptada ante determinadas
circunstancias, no dejan duda de que el testador desea dejar sin efecto un testamento
anterior. En consecuencia, y sin decirlo expresamente, vuelve a testar, y en este
nuevo testamento aparecen disposiciones totalmente incompatibles con el anterior,
lo que nos lleva a señalar que estamos ante un caso de revocación tácita del
testamento anterior.
Veamos en nuestra legislación cuando estamos ante una revocación tácita del
testamento. Por ejemplo, un testador que luego de haber testado vuelve a hacerlo, y
en este nuevo testamento consigna cláusulas que resultan totalmente incompatibles
con las del testamento anterior. En esa circunstancia, y a estar a las fechas de los
testamentos, el último será el que tenga valor, y debido a que es opuesto al anterior,
este quedará sin efecto, es decir habrá sido revocado en su totalidad por el nuevo
testamento, pese a que el testador no lo ha dispuesto expresamente.
Refiere el artículo 802 del Código Civil, que el testamento cerrado queda revocado
si
el testador lo retira de la custodia del notario. Obsérvese que lo que queda revocado
es la forma de otorgar el testamento, en este caso la vía cerrada, pues si el testador
que
ha retirado de la notaría su testamento ha redactado su pliego testamentario de puño
y letra, y lo conserva, y luego de ocurrido su deceso, se encuentra dicho pliego,
entonces valdrá el testamento, en su forma ológrafa, mas, como ya quedó señalado,
no como testamento cerrado. Todo ello de conformidad con lo dispuesto en el
artículo
803 que en la parte pertinente dice: «… El testamento cerrado vale como ológrafo si
se conserva el pliego interior, y este reúne las formalidades señaladas en la primera
parte del artículo 707». Este numeral en su primera parte, está referido a la redacción
El artículo 803 del Código Civil, también señala que el testamento cerrado queda
revocado cuando el mismo testador procede a abrirlo. Pues bien, este último
supuesto
está referido a aquellos testamentos que, con la legislación del código civil de 1936,
quedaban en poder del mismo testador, lo cual con la nueva legislación ya no es
posible, pues ahora el notario se encarga de custodiar el testamento cerrado.
En forma escueta refiere el artículo 804 del Código Civil, que el testamento ológrafo
queda revocado si el testador lo rompe, destruye o inutiliza de cualquier otra forma.
Sobre el tema, tenemos el artículo 800 del Código Civil, que dice en forma clara que
si el testamento que revoca uno anterior es revocado a su vez por otro posterior,
reviven las disposiciones del primero, a menos que el testador exprese su voluntad
contraria. Siguen esta corriente legislativa los códigos de Alemania, Italia y
Argentina; sobre el particular, discrepamos de la forma cómo el legislador, ha
tratado este tema, conocido como la revocación de la revocación o retractación de la
revocación, y discrepamos en función a que el legislador para llegar a esta fórmula,
presume la voluntad del testador, de que si un tercer testamento revoca a un
segundo, el cual a su vez había revocado a un primer testamento, entonces al quedar
revocado el segundo, debemos presumir que el testador quiere que revivan las
disposiciones del primer testamento. Pues bien, si efectivamente esa fuera la
voluntad del testador debió decirlo, y no procede interprear el silencio como si fuera
expresión de voluntad de crear algo, creemos que la solución debió ser a la
inversa, esto es, que el primer testamento no renace, salvo que el testador exprese
que esa es su voluntad.