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LA REVOCATORIA DE

TESTAMENTOS

MARZO DE 2020 1
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LA REVOCATORIA DE TESTAMENTOS

Antecedentes Históricos

En el primitivo Derecho Romano, la voluntad del testador era soberana y


no tenía restricción alguna, en consecuencia, el causante podía disponer de
sus bienes Mortis causa con la misma libertad que disfrutaba en vida, ya que
así lo establecía una disposición de la Ley de las XX Tablas: “Uti legassit
pater familias super pecunia tutelare rei sue, ita jus esto”, por tanto, los
testamentos que no favorecían en nada o en parte a los parientes más
próximos del testador eran considerados como actos impíos, resultando por
tanto actos susceptibles de impugnación.
Se puede decir entonces, que la única forma en que se podía transmitir la
herencia era por medio del testamento el cual contiene la última voluntad,
siendo esencialmente revocable en caso de que el testador descubriera que
el contenido de su testamento ya no correspondía a una ulterior voluntad
suya. En este sentido, la revocación de un testamento se podía hacer de los
siguientes modos:
1) Por la confección de un nuevo testamento, aun en el caso de que éste
fuera parcialmente compatible con el testamento anterior, el
testamento hecho primeramente quedaba totalmente revocado a fin de
eliminar una fuente de posibles dudas.

2) Por la destrucción material del documento en cuestión, siempre que


ésta fuera intencionada.

3) Por revocación formal, en un acto solemne, el cual será con dos


testigos los cuales estarán delante de la autoridad, este modo de
revocación era el más indicado cuando se quería pasar de la vía
testamentaría a la legítima.
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Era el Pater, quien tenia derecho sobre los bienes, solamente un


administrador, por lo que, cuando moría, los bienes volvían a los
sobrevivientes del grupo familiar. La Ley de las Tablas, admitió el testamento
y éste llegó a ser una costumbre nacional al grado de que morir intestado era
una falta, en este sentido, la sucesión testamentaria llegó a prevalecer sobre
la legítima, pero posteriormente se reaccionó contra el abuso de excluir de la
herencia a parientes cercanos ya que se consideraba que el no dejar parte
conveniente de los bienes a los parientes más próximos era una falta a los
deberes de familia o sea a la Pietas ergo suos y que el testamento que así
los descuidaba era Contra officium pietatis y, por tanto, Inoffociosum.
En el caso de aquellos sucesores a quienes correspondía la herencia Ab
intestato y que habían sido postergados en el testamento podían intentar
contra esté la querella inoficiosa testamentaria. Es así como se desenvolvió
la sucesión legítima formal que consistía en la obligación impuesta al
testador de no preferir a los sucesores Ab intestato de la primera clase o sea,
a los herederos civiles o Sui generis, siguiendo con esto el espíritu del
ordenamiento familiar romano.
Por otra parte, la institución o la desheredación debía de hacerse en la
forma debida, por lo que el Filius debía ser desheredado nominalmente y las
hijas y los nietos acumulativamente, sobre este particular Justiniano
prescribió que los ascendientes y los descendientes debían ser
necesariamente herederos y sólo podían ser desheredados por los motivos
graves y determinados.

Punto Previo

El testamento, es un acto revocable por el cual una persona dispone para


después de su muerte de la totalidad o de parte de su patrimonio, o hace
alguna otra ordenación según las reglas establecidas por la Ley; por lo tanto,
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el testamento es un acto jurídico unilateral, personalísimo, revocable, libre,


solemne, por el cual una persona capaz transmite sus bienes, derechos y
obligaciones que no se extinguen por la muerte a sus herederos o legatarios,
o declara y cumple deberes para después de la misma. De lo anterior se
desprenden las siguientes notas caracteristicas:
1) Es un acto jurídico unilateral.

2) Es personalísimo (ya que una sola persona dispone para después de


su muerte), revocable (porque puede ser modificado tantas veces
como quiera el testador), libre (el testador puede disponer de la
totalidad o de parte de su patrimonio, cuando se refiere a la totalidad,
se habla de la sucesión de tipo universal, y cuando establece una
parte de los bienes se refiere a la sucesión de tipo particular) y
solemne (pues se realize con formalidad y de acuerdo con requisitos
legales).

3) Debe ser ejecutado por persona capaz.

4) Tiene por objeto la transmisión de los bienes, derechos y obligaciones


que no se extingan por la muerte o la declaración y cumplimiento de
deberes. El testamento transmite bienes, derechos, obligaciones,
pero también tiene por objeto la declaración y cumplimiento de los
deberes (Por Ejemplo: Reconocimiento de hijos, nombramiento de
tutores, entre otros).

Cuando el testamento se hace ineficaz por una causa sobrevenida; es


decir, cuando después de otorgado el instrumento surge un obstáculo que de
haber existido para ese momento habría determinado su nulidad, la
disposición testamentaria caduca. La caducidad tiene su origen en Roma en
material de herencia y aún se observa una cierta equivalencia en este
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contexto, ya que en el Derecho Romano, los bienes caducos eran aquellos


de los que se disponía válidamente, pero que no llegaron a adquirirse por
causas posteriores o de muerte del testado. Hoy en día se habla de
caducidad, producen otros hechos de carácter diverso, entre los cuales ha
establecido el legislador:
1) Premoriencia o incapacidad del favorecido: De conformidad con lo
establecido en el Artículo 953 Primer Aparte del Código Civil, queda
sin efecto toda disposición testamentaria si el favorecido por ella no ha
sobrevivido al testador o es incapaz. En efecto, para adquirir es
necesario existir; por lo que si no existe el favorecido o si es incapaz
de adquirir, la disposición testamentaria desaparece Ipso iure.

Esta regla tiene una excepción en la sucesión testamentaria,


contemplada en el Artículo 540 del Código Civil, que permite recibir
por testamento a los descendientes inmediatos de una persona
determinada que viva en el momento de la muerte del testador,
aunque no estén todavía concebidos, es decir, que se puede
válidamente instituir herederos o legatarios a los hijos de determinada
persona, aunque éstos no fueren siquiera concebidos, siempre que
dicha persona sobreviva al testador.

2) Renuncia del favorecido: La disposición testamentaria caduca para


el heredero o el legatario que renuncia a ella de conformidad con lo
establecido en el Artículo 954 del Código Civil; sin embargo, la
renuncia del heredero no afecta su derecho a recibir los legados
instituidos en su favor.

3) Incumplimiento de la carga o condición impuesta: Cuando el


beneficiario de la liberalidad testamentaria no cumpla las cargas que le
haya impuesto el testador, la disposición perece, debiendo,
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distinguirse si este incumplimiento deriva de la voluntad del


beneficiario o de la imposibilidad de cumplir la condición; pues en el
primer caso deberá entenderse que hay una renuncia voluntaria de
parte del legatario; y en el segundo, la revocatoria tácita del testador al
imponer esa condición imposible.

4) Indignidad del favorecido: Cuando el beneficiario de la disposición


testamentaria se ha hecho indigno, caduca su derecho al beneficio y
por ende cesa para él todo derecho a reclamar participación alguna en
la herencia.

5) Enajenación total o parcial de la cosa legada y transformación de


ésta en otra distinta: Estas dos situaciones hacen presumir la
voluntad del testador en el sentido de hacer ineficaz la disposición
testamentaria y, por tanto, configuran igualmente una forma de
caducidad.

6) Pérdida de la cosa legada: El legado no tendrá efecto si la cosa


legada ha perecido completamente durante la vida del testador,
tampoco lo tendrá si ha perecido después de la muerte de éste, sin
intervenir hecho o culpa del heredero, aunque éste haya incurrido en
mora respecto de la entrega cuando la cosa hubiere perecido
igualmente en manos del legatario (Artículo 957 del Código Civil).

El perecimiento debe tener lugar antes del fallecimiento del testador o


después, si de todas maneras hubiere perecido, aunque el heredero
encargado de entregarla estuviere en mora de hacerlo, porque si así
no fuere y la cosa perece después de la apertura de la sucesión, no
tiene lugar la caducidad del legado ya que el legatario se había
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convertido en propietario y por tanto soporta los riesgos (Res perit


domine: La cosa perece para su dueño).

7) No uso del derecho de retracto: Señala el Artículo 956 del Código


Civil que cuando el testador haya vendido con pacto de retracto la
cosa y se haya rescatado en vida, el legado subsistirá, pero si no se
ha rescatado, el legado valdrá solo respecto del derecho de rescate.

A la par de lo anterior, el testamento puede ser total o parcialmente


ineficaz, sea por caducidad de las disposiciones en él contenidas o por
nulidad (en todo o en parte). En este sentido, puede desarrollarse la nulidad
del testamento, en el entendido que hay nulidad cuando todo el testamento o
una de sus cláusulas carecen de validez por faltarle un requisito esencial o
por inobservancia de una norma inderogable.
Es nulo el testamento que no se hace por escrito o que siendo escrito
carece de las solemnidades prescritas por Ley (Artículo 882 del Código Civil)
o bien si el testador es incapaz (Artículo 837 del Código Civil); en este caso
se refiere a una Nulidad Absoluta, ya que se trata de supuestos en los que el
testamento carece de entidad suficiente para devenir eficaz por prescripción
o por el asentimiento de los legitimados.
Además de la nulidad, puede haber anulabilidad o rescindibilidad de la
disposición testamentaria, porque esté afectada de algún vicio o defecto, o
por inobservancia de algún precepto que sin generar la nulidad del acto,
confiera al interesado una acción para impugnarla (debiendo a estas causas
agregar aquellas que permiten la solicitud de reducción de la disposición).
En estos casos se hace referencia a la Nulidad Relativa, en razon de
supuestos en los que no pueda dudarse de la existencia del testamento, ya
que estas situaciones pueden subsanarse mediante la confirmación, la
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ratificación o el cumplimiento voluntario de la prestación que deba cumplirse


por parte del heredero después de la muerte del testador.

Revocación Testamentaria

La materia aparece regulada en el Código Civil en dos Títulos diferentes:


Uno que comprende los Artículos 990 a 992 y se denomina “De la revocación
de los testamentos” y el otro, comprendido en los Artículos 951 al 958, bajo el
título: “De la revocación y de la ineficacia de las disposiciones
testamentarias”, ya que al ser el testamento una manifestación voluntaria del
individuo, es lógico que pueda ser revocado o cambiado a su voluntad.
Es así que el Artículo 990 del Código Civil, señala que todo testamento
puede ser revocado por el testador, de la misma manera y con las mismas
formalidades que se requieren para testar, y tan esencial es este carácter,
que el mismo Artículo en su aparte final expresa la irrenunciabilidad de este
derecho, y tampoco en forma alguna podrá restringirse. En consecuencia, la
revocación testamentaria es una manifestación voluntaria del testador, que
contraría una anterior y cuya eficacia dependerá de que al expresarla se
cumplan las mismas formalidades exigidas para la validez de la primera.

Naturaleza Jurídica de la Revocación Testamentaria

Motivo de discrepancia entre los autores ha sido el establecer si la


revocación del testamento es un acto Ínter vivos o Mortis causa,
pronunciándose por la primera tesis algunos autores para los cuales la
revocación es un acto no sometido a suspensión hasta la muerte del testador,
sino de eficacia inmediata; puesto que elimina lo que antes había dispuesto el
testador, destruyendo la expectativa de derecho que había creado hacia los
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presuntos favorecidos, y creando nuevas expectativas para quienes resulten


beneficiados con la revocatoria del instrumento anterior.
En sentido contrario, se pronuncian otros autores quienes sostienen que
para definir la revocación como un acto Ínter vivos, sería necesario atribuirle
eficacia inmediata y reconocer relevancia a la voluntad testamentaria antes de
la muerte del testador; y puesto que ello no es así, sino que sólo surte efecto
después de abierta la sucesión In die mortis, no puede entenderse sino como
un acto Mortis causa la revocatoria. En el sistema legal venezolano se
considera que la revocación del testamento sólo puede hacerse mediante otro
testamento, de donde se evidencia la naturaleza de acto entre vivos.

Clases de Revocación Testamentaria

Señala el Artículo 991del Código Civil lo siguiente:

La revocación del testamento puede ser parcial. En este caso, o


cuando el testamento posterior no contiene revocatoria expresa,
los anteriores testamentos subsisten en todas aquellas
disposiciones que no resulten incompatibles o contrarias a las
nuevas.

La revocación total o parcial puede también ser revocada, en


cuyo caso renace la disposición anterior.

Según abarque la totalidad del testamento anterior, o sólo una parte de él,
se habla de revocación total o parcial; igualmente, se distinguen las
revocaciónes: Expresa, tácita, presunta y por mandato legal, a saber:
1) Revocación Total: Según abarque la totalidad de las disposiciones
contenidas en el testamento anterior.

2) Revocación Parcial: Ocurre en aquellos casos en que el testamento


nuevo o más moderno prevé expresamente la subsistencia de una
parte del testamento anterior.
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3) Revocación Expresa: En este caso, precisamente se señala la


voluntad de revocar la totalidad de las disposiciones testamentarias o
una o más de las cláusulas contenidas en el testamento, de este modo:
A) La revocación puede alcanzar a todo el testamento anterior, o bien
solo parte del mismo, dejando subsistente el anterior en el resto.

B) Puede tratarse de un testamento que establezca nuevas normas


sucesorias, o bien de un testamento con un fin solo revocador del
anterior.

C) El testamento revocador no ha de adoptar la misma forma que el


revocado; basta con que sea un testamento de cualquier tipo de los
admitidos por la ley.

La revocación expresa opera cuando el testador hace un testamento


posterior a otro ya existente, por el que se deroga expresamente lo
dicho en el primero, en este sentido, se tienen como efectos de la
revocación expresa:
A) Si se revoca totalmente el testamento anterior, se sustituye por el
nuevo y a falta de disposiciones testamentarias, se abrirá la
sucesión intestada.

B) Si se revoca al testamento anterior sólo en parte, es eficaz en lo no


revocado, abriéndose si es necesario la sucesión intestada parcial,
si no se establecen normas sucesorias al respecto; si se establecen,
se aplicarán las de ambos testamentos, complementándose entre sí.

4) Revocación Tacita: En este caso, el documento es destruido


voluntariamente por el testador, creándose uno nuevo en cuyas
disposiciones se contrarían todas o algunas de las anteriores, aunque
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no se indique expresamente la voluntad de revocarlas. Este tipo de


revocación opera cuando se otorga un testamento posterior, pero no se
deroga expresamente el anterior, por lo que este ultimo queda
revocado por el posterior perfecto (sin defectos), si el testador no
expresa en éste su voluntad de que aquél subsista en todo o en parte.

No obstante, el testamento anterior recobra su fuerza si el testador


revoca después el posterior, y declara expresamente ser su voluntad
que valga el primero, produciendo la revocación su efecto aunque el
segundo testamento caduque por incapacidad del heredero o de los
legatarios en él nombrados, o por renuncia de aquél o de éstos.
Modernamente, muchos autores consideran que cabe una ejecución
conjunta de los dos testamentos sin que el segundo revoque al primero
en los siguientes supuestos:
A) Cuando el testamento posterior sea simplemente aclaratorio o
interpretativo o se limita a hacer la partición.

B) Cuando carezca de contenido patrimonial.

C) Cuando del testamento posterior se pueda evidenciar la existencia


de una voluntad favorable para la subsistencia del anterior, sin que
valga la simple presunción en este sentido.

5) Revocación Presunta: Este tipo de revocación opera cuando sin


otorgarse nuevo testamento, se deduce de la conducta del testador su
voluntad de que el testamento otorgado quede sin efecto. De este
modo, se presume revocado el testamento cerrado que aparezca en el
domicilio del testador con las cubiertas rotas o los sellos quebrantados,
o borradas, raspadas o enmendadas las firmas que lo autoricen.
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Este testamento será, sin embargo válido cuando se probare haber


ocurrido el desperfecto sin voluntad ni conocimiento del testador, o
hallándose éste en estado de demencia; pero si aparecieren rota la
cubierta o quebrantados los sellos, será necesario probar además la
autenticidad del testamento para su validez, ya que si el testamento se
encontrare en poder de otra persona, se entenderá que el vicio procede
de ella y no será aquél válido como no se pruebe su autenticidad, si
estuvieren rota la cubierta o quebrantados los sellos; y si una y otros se
hallaren íntegros, pero con las firmas borradas, raspadas o
enmendadas, será válido el testamento, como no se justifique haber
sido entregado el pliego de esta forma por el mismo testador.

Lógicamente sólo es aplicable esta forma de revocación al testamento


cerrado, ya la destrucción de la copia de un testamento abierto no tiene
ningún valor revocatorio. Se basa entonces esta forma revocatoria en
la existencia de una situación de hecho de la que se deriva una voluntad
revocatoria; esta situación de hecho requiere los siguientes
presupuestos:
A) Conciencia y voluntad de quebrantar el testamento por parte del
testador.

B) Decisión exclusivamente imputable al testador, ya que en los casos


de rotura del testamento que esté en poder de una tercera persona
se considerará que la rotura procede de ella.

C) Capacidad para testar, ya que si el testador la ha perdido, no valdrá


la revocación, como se deduce del propio precepto, que aunque
habla sólo de estado de demencia, debe extenderse a otros
supuestos de incapacidad para testar.
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6) Revocación por mandato legal: Se interpreta lo que se presume es la


voluntad del testador, tal como lo señala el Artículo 951 del Código Civil
cuando expresa:

Las disposiciones a título universal o particular hechas por


quien al tiempo de su testamento no tenía o ignoraba tener
hilos o descendientes, aun solamente concebidos, son
revocables por la existencia o supervivencia de un hijo,
descubierta aquélla o verificada éste después de la muerte
del testador, salvo que el testador haya previsto en el
mismo testamento o en otro posterior o anterior, no
revocado ni siquiera tácitamente, el caso de existencia o
supervivencia de hijos o descendientes de éstos.

Como puede apreciarse de la norma, son dos las hipótesis en ella


contempladas:
A) Que el testador ignoraba tener hijos, o descendientes, aunque
fueren solamente concebidos.

B) Que luego de la muerte del testador, se verifique la existencia de


hijos ignorados o la superveniencia, o nacimiento posterior a la
fecha del testamento, de algún hijo o de un descendiente de éste.

Debe asimilarse a estos casos la aparición de un hijo o de un


descendiente que hubiere sido declarado ausente o presunto muerto,
pues la Ley presume que si el testador hubiese sabido de la existencia
de algún hijo o hubiera previsto que los tendría, no habría dispuesto de
sus bienes a favor de terceros o sólo de los hijos que sabía que tenía o
que iba a tener; sino que habría tomado en cuenta también al hijo
ignorado o sobrevenido, pero, como no es posible establecer por
presunciones la medida en que los habría favorecido y presumiendo por
otra parte que no se habría limitado a reducir sus derechos a la legítima,
la Ley prefiere revocar toda la disposición para establecer la igualdad.
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La acción para obtener la revocatoria a que se contrae el Artículo In


comento, corresponde a los hijos o a sus descendientes y prescribe a
los cinco años de haber ellos tenido conocimiento del testamento; pero
no podrá ser intentada en ningún caso después de veinte años de la
muerte del testador, salvo la suspensión de la prescripción en el caso
de menores tal como expresamente lo señala el Artículo 952. Ejusdem.

Cuando la revocación se verifique por testamento posterior, sólo el último


será eficaz dejando de serlo el o los anteriores, pero el testamento nulo no
puede revocar uno anterior válido. Nada impide la coexistencia de varios
testamentos, mientras sus disposiciones no sean incompatibles; y cuando
hubiere incompatibilidad, prevalecerá la última, sin que ello perjudique las
contenidas en el testamento anterior con las cuales no exista esta
incompatibilidad; pues la existencia de un testamento posterior no revoca la
validez del o de los anteriores, salvo que así se exprese en el último; y sólo
anula las disposiciones de aquellos que resulten contrarias o incompatibles con
las de éste (Artículo 991 del Código Civil).

Efectos de la Revocación

La revocación de un testamento es la declaración de voluntad del testador


(expresa o tácita) por la que un testamento existente queda sin efectos en todo
o en parte. Siendo el fallecimiento un factor variable en el tiempo, es lógico que
el testador pueda manifestar su última voluntad en diversas ocasiones mediante
testamento, de ahí la conveniencia de una norma que conceda la categoría de
eficaz al último testamento válidamente otorgado.
En el Derecho Venezolano, el testamento es un acto esencialmente
revocable, ya que recoge la voluntad del testador en el momento de su muerte
y por ello puede cambiar hasta ese mismo momento, por esta razón, no
tendrán efecto las cláusulas que expresen la voluntad de no revocarlo en el
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futuro. En consecuencia, un testamento revocado se vuelve ineficaz, no


adquiere valor dispositivo a la fecha de la muerte del causante, esto en cuanto a
las disposiciones hereditarias propiamente dichas.
Si el testamento revocado contiene declaraciones de otro orden ellas serán
revocables o no, según su naturaleza jurídica; se puede colegir entonces, que el
efecto fundamental es que la revocación deja sin efecto el testamento
revocado, total o parcialmente; por ello, regirá la sucesión el nuevo
testamento, si contiene cláusulas testamentarias al respecto; el nuevo y el
antiguo en lo que sean compatibles, si la revocación es parcial; o se abrirá la
sucesión intestada, en su caso, total o parcialmente. La esencial
revocabilidad testamentaria encuentra una excepción en las llamadas
“Cláusulas Irrevocables”, que son aquellas contenidas en un testamento que no
pueden revocarse con otro posterior.

Analisis jurisprudencial sobre la firma a ruego en los testamentos y


revocatorias y sus requisitos (el cumplimiento de la imposibilidad)

Es menester traer a colación Sentencia Número 794 de la Sala de


Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia del 07 de Diciembre de 2017
(Caso: Eloina Villa de Fernández vs Emilia Cristina Soto y Maura Alicia Soto
de Montes de Oca), referida a un Recurso de Casación interpuesto contra
decisión del Tribunal Superior Noveno en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de
la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas de fecha 9 de
Mayo de 2017. Dicho Recurso se fundamentó en lo establecido en el
Artículo 313 del Código de Procedimiento Civil (1991), el cual señala:

Se declarará con lugar el recurso de casación:


1°) Cuando en el proceso se hayan quebrantado u omitido
formas sustanciales de los actos que menoscaben el derecho
de defensa; o cuando en la sentencia no se hubieren
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cumplido los requisitos del artículo 243, o cuando adoleciere


de los vicios enumerados en el artículo 244; siempre, que
contra dichos quebrantamientos u omisiones se hayan
agotado todos los recursos, o que la omisión o
quebrantamiento lesionen el orden público.
2°) Cuando se haya incurrido en un error de interpretación
acerca del contenido y alcance de una disposición expresa
de la ley, o aplicado falsamente una norma jurídica; cuando
se aplique una norma que no esté vigente, o se le niegue
aplicación y vigencia a una que lo esté; o cuando se haya
violado una máxima de experiencia.

En los casos de este ordinal la infracción tiene que haber sido


determinante de lo dispositivo en la sentencia.

Mediante la precitada decisión, se declaró SIN LUGAR la apelación en


contra de la sentencia dictada en fecha 14 de Abril de 2014, por el Tribunal
Noveno de Municipio Ejecutor de Medidas e Itinerante de Primera Instancia
en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la mencionada Circunscripción Judicial,
SIN LUGAR la demanda por nulidad por revocatoria de testamento, confirmó
la decisión apelada y condenó en costas procesales a la parte actora de
conformidad con lo establecido en el Artículo 281 del Código de
Procedimiento Civil.
En el caso concreto la Sala observa que la formalizante delata la
infracción por errónea interpretación del Artículo 856 del Código Civil, porque
el precepto legal exige se puntualice la causa del por qué el revocante estaba
imposibilitado físicamente. En tal sentido, considera que el Ad quem debió
ser exhaustivo y verificar la causa en particular que originó la imposibilidad;
ahora bien, la institución de la firma a ruego habitualmente se ve presente en
el caso de otorgamiento de actos jurídicos, ante la autoridad que tiene la
potestad de dar fe pública de los mismos, con la finalidad de solventar la
imposibilidad de firmar del otorgante, bien sea porque el mismo no sabe
firmar, o bien porque el mismo tiene una imposibilidad para ello.
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De tal imposibilidad nace la petición de la firma a ruego, y de ello, como


de la identidad del firmante se deja constancia en el mismo acto. En tal
sentido, se hace necesario puntualizar este supuesto establecido en el
Artículo 856 del Código Civil, el cual dispone:

El testamento en ambos casos deberá firmarse por el testador,


si supiere y pudiere hacerlo; en caso contrario, se expresará la
causas por qué no lo firma, y lo suscribirá a su ruego la persona
que él designe en el acto, la cual será distinta de los testigos
instrumentales.

La norma In comento establece que el testamento deberá firmarse por el


testador, y en los casos que no sepa firmar o este imposibilitado prevé la
posibilidad de la firma a ruego, siempre que se exprese la causa de por qué
no lo firma, y además establece que la firma a ruego debe ser distinta de la
de los testigos instrumentales. Por otra parte, el Artículo 81 de la Derogada
Ley de Registro Público y del Notariado (vigente para la época en que se
efectuó la revocatoria), establecia que el otorgante que estuviere impedido
para suscribir un documento notarial con su firma, lo hará a ruego o
estampará su huella digital al pie del documento y dejando el Notario
constancia en el acto.
Así las cosas, del contenido de las normas Ut supra transcritas se
desprende que las formalidades que se deben seguir respecto de que una
persona no sepa o no pueda firmar es que se deje constancia por el
funcionario autorizado por la Ley para ello de la imposibilidad de firmar del
otorgante, de la identidad del firmante a ruego y en el caso del documento
notarial que se estampe la huella digital al pie del documento.
La Sala constató de las actas que conforman al Expediente, copia simple
de la revocatoria del testamento, realizada por el ciudadano Alejandro
Antonio Soto, debidamente autenticada ante la Notaría Pública Décima Sexta
del Municipio Libertador del Distrito Capital en fecha 16 de Octubre de 2002,
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anotada bajo el Número 73, Tomo 60 de los Libros de Autenticaciones


correspondientes y posteriormente registrado ante la Oficina Subalterna de
Registro del Primer Circuito de Registro Público del Municipio Sucre del
Estado Miranda en fecha 08 de Enero de 2003, anotada bajo el Número 1,
Tomo 1, Protocolo Cuarto.
Dicha documental se adminicula con el original de dicha revocatoria, que
cursa en el Expediente, y en vista que no fueron cuestionados en modo
alguno en su oportunidad legal, el Tribunal los valoró conforme los Artículos
12, 429 y 509 del Código de Procedimiento Civil, en armonía con lo dispuesto
en los Artículos 1.357, 1.359, 1.363 y 1.384 del Código Civil y del mismo se
aprecia que el De cujus, revocó en todas y cada una de sus partes el
testamento abierto otorgado en fecha 25 de Mayo de 2001, a favor de la
ciudadana Eloina Villa de Fernández.
Es así como, la demanda intentada por la parte actora ciudadana Eloina
Villa de Fernández, ante el Tribunal Noveno de Municipio Ejecutor de
Medidas e Itinerante de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito
de la mencionada Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, persigue la nulidad de la revocatoria del testamento otorgado en
fecha 25 de Mayo de 2001 el cual beneficiaba a la actora, por lo que se hizo
necesario establecer los supuestos en que puede darse tal revocatoria de
testamento.
Al respecto observó la Sala, luego de la revisión doctrinaria que la
revocación en general se presenta como un acto jurídico unilateral, en virtud
del cual se hace cesar o se deja sin efecto un acto jurídico previo emanado
del mismo sujeto. Así como la Ley autoriza que una persona pueda elaborar
un testamento como manifestación de su última voluntad definido en el
Artículo 833 del Código Civil, así mismo autoriza que este testamento, en
cuanto a su contenido, puede ser revocado por el mismo testador, total o
parcialmente, por medio de un acto de revocatoria de testamento.
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Destaca la Sala que la Ley consagra el respeto que se merece la libre


voluntad que tiene una persona para disponer de sus bienes como quiera, de
revocar su propio testamento, bien sea total o parcialmente, hasta antes de
morir, sin obstaculizaciones de ninguna naturaleza al respecto, en el
entendido de lo dispuesto en el Artículo 990 del Código Civil, haciendo
hincapié en que la misma ley establece que la revocatoria debe efectuarse
de la misma manera y con las mismas formalidades que se requieren para
testar, para lo cual, es también necesario que se cumplan las formalidades
de fondo (capacidad para testar y para recibir por el mismo acto).
Ahora bien, en el caso de marras se demandó la nulidad absoluta del
documento de revocatoria del referido testamento, toda vez que se realizó
con firmante a ruego, cuyo hecho le resulta extraño a la actora, en virtud, que
el testador se encontraba en la plenitud de sus facultades cuando firmó el
testamento primigenio ante el Registrador Subalterno, y cuatro meses
después no pudo firmar ante Notario Público, con lo cual se denuncia que fue
quebrantada la hoy derogada Ley de Registro Público y del Notariado, así
como la disposición del Artículo 856 del Código Civil, por cuanto no se dejó
constancia de cuál sería el impedimento físico que presumiblemente no le
permitió al difunto firmar la revocatoria del testamento.
De esta manera entendió la Sala, que la demanda de nulidad de la
revocatoria de testamento otorgada por el De cujus Alejandro Antonio Soto,
se intenta por motivos de forma y subsidiariamente de fondo. En tal sentido
la Sala observa que en la revocatoria del testamento se realizó y se dejó
constancia de lo siguiente: “… Finalmente, por encontrarme físicamente
impedido para firmar el presente documento, lo hace a mi ruego y en mi
presencia el ciudadano: ROY ÁNGEL SABINO DÍAZ, venezolano, mayor de
edad, de este domicilio y titular de la cédula de identidad N V-6.447.064…”.
Respecto al otro alegato que también se expone en la demanda, de
manera equivoca como defecto de fondo, y referido el mismo a que en la
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revocatoria de testamento no se cumplieron las debidas formalidades en


torno a la “firma a ruego”, aduciéndose que constituye requisito Sine qua non
que el funcionario público que presenció el otorgamiento de la revocatoria de
testamento deje constancia del porqué el ciudadano Alejandro Antonio Soto,
no pudo firmar en su presencia, recurriendo a una firma a ruego.
De lo expuesto, la Sala observó que se dejó constancia de la
imposibilidad del otorgante de firmar por “estar imposibilitado físicamente,
asimismo constató, que el revocante estampó las huellas dactilares de
ambos pulgares, e igualmente el firmante a ruego estampó su firma y sus
huellas dactilares, todo lo cual, se refleja en la nota de autenticación, lo que
pone de manifiesto el cumplimiento de las formalidades legales establecidas
tanto en la hoy derogada Ley de Registro Público y del Notariado, así como
en el Código Civil, destacando que si el formalizante no estuvo de acuerdo
con el documento público debió desvirtuarlo a través de la tacha de falsedad.
En mérito de las consideraciones expuestas, la Sala de Casación Civil del
Tribunal Supremo de Justicia confirmó el criterio esgrimido por el A quo en la
recurrida y por ende declaró SIN LUGAR el Recurso de Casación anunciado
y formalizado contra decisión del Tribunal Superior Noveno en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana
de Caracas de fecha 9 de Mayo de 2017, condenándose en costas a la parte
recurrente, de conformidad con lo dispuesto en la Ley.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Venezuela. Contexto Editores.

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2990 (Extraordinaria) de fecha 26 de Julio de 1982.

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Maffia, J (1983). Manual de Derecho Sucesorio. Buenos Aires, Argentina.


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Piña, Ovelio (2012). Derecho Sucesoral. Caracas, Venezuela. Vadell


Hermanos Editores, C.A (Tercera Reimpresión).

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