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XVIII
La fecundidad, el valor indiscutible y la calidad literaria de las creaciones de los Siglos de Oro
suelen ensombrecer las creaciones del s.XVIII. El siglo de las luces, un período de crisis, marca
el paso a la Edad Contemporánea a través de la agitación cultural que, tras el agotamiento del
Antiguo Régimen, hallará su culminación en la Revolución Francesa y en el Romanticismo.
Momento de transición donde el neoclasicismo permite cerrar el Barroco y abrir las puertas a
la literatura romántica.
La producción literaria está presidida por las ideas de verosimilitud, utilidad (ideal pedagógico)
y el espíritu crítico. Se divide en tres periodos: rococó (permanencia de las formas del Barroco),
neoclasicismo y prerromanticismo. Este último es un movimiento de transición en el que,
frente al nacionalismo neoclásico, sobresale la presencia del yo, el sensualismo y la exaltación
de la naturaleza.
El ensayo tuvo un gran desarrollo en el s.XVIII porque era uno de los cauces más adecuados
para expresar las ideas ilustradas, exponer los saberes del enciclopedismo y dar lugar a la
polémica. Eran textos divulgativos, en los que predominaba la exposición y la argumentación y
en los que el autor mostraba una cierta voluntad de estilo, pero en muchos casos adquirían
formas ajenas a la ensayística (obras misceláneas o epistolares).
La prosa refleja en sus contenidos las preocupaciones del momento: el predominio de la razón,
los avances científicos, la reforma de la sociedad y las costumbres. El discurso ensayístico se
impone a las formas narrativas. En las escasas obras narrativas la historia es apenas un
vehículo para la sátira o para la intención ejemplificadora.
2) Segunda etapa: (Fray Gerundio de Campazas-1833/1880) esta etapa supone una gran
renovación en cantidad y calidad, aparecen muchas más novelas y con mayor variedad debido
a las influencias extranjeras y el incremento del público lector.
- Eusebio de Montengón (1786): novela de aventuras en la tradición de la novela
bizantina, es una novela exótica. Presenta un sistema educativo cuyos pilares son el
trabajo manual y las disciplinas humanísticas. Prohibido por la Inquisición por
presentar la idea de que se pueden enseñar las normas de la moral prescindiendo de
la religión católica para persuadir también a los no creyentes.
En esta última etapa de la novela se da la novela sentimental con obras como La Serafina (Mor
de Fuentes) y La Leandra (Valladares de Sotomayor). Las novelas de terror donde destaca
Pérez Zaragoza con Galería fúnebre de historias trágicas, espectros y sombras ensangrentadas.
Novelas de aventuras como El emprendedor de aventuras de un español en Asia (Martín de
Bernardo). La novela anticlerical que tiene su auge con la casi desaparición de la Inquisición
Cornelia Bororquia. Y por último los textos utópicos que siguen la tradición desde el
Renacimiento: Sinopia. Península de la tierra autral; Tratado sobre la monarquía columbina y
Viaje de un filósofo a Senelópolis.
III. EL TEATRO
Lo más notable del teatro del s.XVIII es la preferencia del público por el teatro del Barroco
decadente frente al afán de los intelectuales ilustrados por crear e imponer un teatro nuevo
basado en las normas de la poética neoclásica que trataba de plasmar los ideales de la
Felipe V autoriza a los teatros a abrir sus puertas. Las compañías que dominan son las
ambulantes, que recorren los pueblos presentando comedias del Barroco decadente,
comedias de magia o de santos.
Luzán, con su Poética (1737), inicia la verdadera polémica. Con sus ideas atacaba al teatro
barroco, al que, además, acusaba de ser contrario a la razón y corruptor de las costumbres.
Frente al teatro que se está haciendo, propone un teatro que cumpla algunos preceptos:
Respeto a las tres unidades: tiempo, lugar y acción.
Utilidad: que la obra tenga un propósito docente o moral.
Credibilidad: que el espectador piense que lo que ve es auténtico.
En las décadas siguientes se incrementa la polémica al ser apoyado el teatro neoclásico por el
poder político y chocar con el gusto del público, que se inclinaba por el teatro popular de
Ramón de le Cruz. El impulso al teatro nuevo vino de los escritores neoclásicos:
Antonio de Zamora: presenta, con respecto a Calderón, una tendencia hacia una
estructura más regular, con un marcado gusto por las intrigas y los efectos especiales.
Cultivó los siguientes géneros:
- Tragicomedia histórica: de asunto nacional y extranjero, con una finalidad sobre todo
de diversión y en la que predominan los lances heroicos y los enredos de las comedias
de capa y espada. Mazariegos y Monsalves y El Blasón de los Guzmanes.
- Comedias de santos: El Custodio de Ungría; Por oír Misa y dar cebada nunca se perdió
media jornada.
- Comedias de figurón: procede de la capa y espada de tendencia cómica, con una
inclinación a la exageración y a la multiplicación de los lances, en ellas se aprecia un
agudo sentido para los aspectos grotescos de la realidad cotidiana. El hechizado por
fuerza.
- No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, plantea el mito de Don Juan
acentuando las manifestaciones externas del carácter del protagonista: pendenciero y
burlador.
B. EL TEATRO NEOCLÁSICO
a. La tragedia
La tragedia neoclásica fue un fracaso por diversos factores:
La excesiva imitación por parte de los autores españoles, que se someten totalmente a los
modelos franceses y clásicos.
La primacía de los aspectos formales de la tragedia.
La ausencia de sentido teatral en la construcción de la pieza dramática.
La inexistencia de una tradición y de un público.
El fracaso se debe sobre todo a la carencia por parte de los autores españoles de la habilidad y
el talento necesarios para crear este género, pues el público sí que aceptó obras traducidas del
francés y el italiano y que estaban sometidas a las reglas. Aunque la tragedia neoclásica
española se inspira en la francesa en cuanto a la estructura dramática, los temas pertenecen
casi siempre a la historia donde aparecen una serie de héroes nacionales, que son exaltados
por el ejemplo que ofrecen de energía y patriotismo. En el fondo esto se debía al deseo por
parte de los autores de popularizar la tragedia.
Traducciones y refundiciones:
La imitación de una acción heroica completa, que concurren muchas personas en un mismo
paraje, y en un mismo día; y que consiste su principal fin en formar, rectificar las costumbres,
excitando el terror y la lástima.
Los primeros intentos vienen de la mano de Montiano y Luyando entre 1751 y 1753 con la
publicación de Discursos sobre las tragedias españolas; Virginia; Athaulpho. Ninguna de ellas
llegó a representarse debido a la presencia de elementos incompatibles con la autoridad del
gobierno: muerte al monarca y motín de los súbditos.
Manuel José Quintana: El duque de Viseo y Pelayo, dos tragedias cuyo tema es
esencialmente la lucha contra la tiranía.
Los primeros intentos se dan durante el primer tercio del reinado de Carlos III. El primer
intento viene de Nicolás Fernández de Moratín con su obra La Petimetra, en tres actos y en
romance octosílabo y que, por lo que se refiere a la forma poética y a la estructura, está
bastante inmersa en la tradición (aparte de que observa las tres unidades). El tema ridiculiza el
tipo de la presumida que trata de disimular su pertenencia a la clase media a base de un
lenguaje y unos modales que son considerados como una categoría superior.
Tomás de Iriarte:
- Hacer que hacemos: se trata de ridiculizar a un tipo bastante habitual en la Corte, el
personaje abrumado por una serie de ocupaciones tan numerosas como inútiles. La
técnica sigue manteniendo los tópicos de la comedia del s.XVII.
- El señorito mimado: comedia eminentemente neoclásica. La obra plantea un tema
fundamental para los moralistas neoclásicos: la educación de la juventud. Aquí se
critica la irresponsabilidad y tolerante educación recibida por un joven, huérfano de
padre, criado por su madre. Se observan el rigor de las tres unidades y desde el
principio queda bien patente la finalidad didáctica. El lenguaje es coloquial y las
situaciones realistas. La crítica oficial alabó sobre todo el estilo natural de la obra y la
elección de un argumento moral.
- La señorita malcriada: tema relacionado con la educación de la juventud, en esta un
padre demasiado despreocupado ha abandonado la educación de su hija en manos de
una viuda alegre y mundana.
- El don de gentes: exalta la virtud y la educación frente a la posición social y ensalza la
necesidad de la razón y el control frente a la exageración.
Fue el autor que realmente supo dar con la fórmula dramática más adecuada a los temas de
actualidad que plantea la comedia neoclásica (educación, verdad, razón, justicia social y
pasiones): la armonización de la comedia sentimental (con todos sus excesos) y de la comedia
urbana (sátira de costumbres). En ella convergen dos actitudes:
De la comedia urbana una actitud crítica, de raíz intelectual, que estructura la exposición y
el nudo de la comedia, poniendo de relieve, mediante procedimientos estilísticos y de
enfoque propios de la sátira “vicios y errores comunes de la sociedad”.
La fórmula neoclásica perduró como modelo estructural de comedia a lo largo del s.XIX e
influyó en los autores de alta comedia.
- El viejo y la niña: plantea la crítica del casamiento entre un viejo y una muchacha,
concertado por los padres de esta sin pedir su parecer. El conflicto se plantea en la joven
esposa, que se debate entre el deber social y moral de esposa y su verdadero amor por un
joven. Por supuesto, no puede llegarse al adulterio y vence el deber sobre el sentimiento,
pero la situación inauténtica de su matrimonio también se rompe, pues la joven entra en
un convento por propia voluntad.
- La Mojigata: la obstinación, el egoísmo y el rigor que pone en práctica un hombre al
educar a su hija Clara, llevarán a esta a enmascarar su propia naturaleza y a convertirse en
una beata hipócrita. Esto contrasta con la educación razonable y libre que ha recibido la
prima de Clara y que la hace ser razonable y auténtica.
- El Barón: plantea la ambición de una mujer aldeana que pretende emparentar con la
nobleza casando a su hija con un barón, pero este resulta ser un falso barón, con lo que la
hija puede casarse con su verdadero enamorado.
- La comedia Nueva o El Café: es una sátira contra la excesiva magnificiencia y solemnidad
de la puesta en escena de las comedias heroicas contemporáneas. La trama es muy
sencilla: un hombre honrado, don Eleuterio, ha compuesto una de estas extravagantes
piezas, de cuyo éxito depende la solución de sus problemas económicos y un ventajoso
matrimonio para su hermana. Pero su obra es un fracaso y al final el frustrado dramaturgo
acepta un empleo que le ofrece Don Pedro, personaje que representa la voz del buen
sentido.
- El sí de las niñas:
a) Tema: plantea un problema de libertad individual: el derecho de las jóvenes a elegir
marido en el marco de una educación dirigida a la sumisión a los padres y dentro de
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Definición de Moratín.
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una práctica habitual de matrimonios convenidos a espaldas de los interesados y
realizados fundamentalmente por motivos económicos. Quiere mostrar:
- Lo absurdo del matrimonio entre el viejo y la niña.
- Lo absurdo de una educación que convierte a los jóvenes en unos hipócritas.
- Cómo estos dos absurdos, que llevan al dolor y a la desgracia, pueden ser
suprimidos si el hombre se deja guiar por la razón, la cual conduce a la felicidad,
que no está en contradicción con la naturaleza humana.
b) Estructura: presenta dos aspectos que la vinculan con la poética neoclásica:
- Tres unidades, hay una sola acción que se refuerza con el reducido número de
personajes, los monólogos, la insistencia en el mismo asunto, etc. todas las
escenas se desarrollan en un mismo lugar: una posada de Alcalá de Henares. El
tiempo es escaso: comienza a las 19h y termina a las 5am, una fuerte
concentración de tiempo.
- Tres actos, que corresponde al esquema clásico de planteamiento – nudo –
desenlace2.
c) Significación: es el resultado de la confluencia de una serie de factores que justifican su
contenido:
- Factor histórico: la Ilustración finalidad pedagógica: toda composición cómica
debe proponerse un objeto de enseñanza desempeñado con los atractivos del
placer.
- Factor social: los casamientos desiguales.
- Factor jurídico: la pragmática de 1776 de Carlos III obligaba a los hijos menores de
25 años a solicitar el consentimiento de sus padres para contraer matrimonio, en
esta norma legal se señalaba que “deban precisamente prestar su consentimiento
si no tuvieran causa justa y racional, causa para negarlo”. Moratín, a través de sus
obras, propone en estos casos lo que es más razonable.
- Factor relacionado con el teatro de su tiempo: fórmula del teatro nuevo.
- Factor personal: el autor tuvo dos episodios amorosos (Pepita Muñoz y Sabina
Conti) que pudieron tener alguna influencia en el argumento, aunque es dudoso.
- Factor literario: las fuentes. La fuente indirecta parece ser una obra breve de
Marivaux L’école des mères, con un parecido argumento. Sobre el tema de los
casamientos desiguales o la falta de libertad para elegir marido versaban: Entre
bobos anda el juego (Rojas Zorrilla) y La señorita malcriada (Iriarte).
Con respecto a los valores literarios hay que destacar que la tensión dramática se centra en un
sencillo triángulo amoroso que engloba toda la pericia
afectiva de la obra. No obstante, la aparente sencillez
del planteamiento esconde una contraposición
fundamental: Doña Francisquita se halla en el centro
de dos ejes que se entrecruzan: el eje de la
autenticidad, y el eje de los intereses.
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Acto 1: conocemos a los personajes a través del diálogo entre Don Diego y Simón. Sabemos que Don
Diego pretende a Paquita, mucho más joven que él, y que tiene un sobrino, Don Carlos.
Acto 2: complicación de la trama: mientras Don Diego y Doña Irene siguen con los planes de boda,
aumenta la zozobra de Paquita.
Acto 3: dentro de la peripecia, se produce la resolución del problema mediante la aceptación por parte
de Don Diego de la evidencia del amor entre su sobrino Don Carlos y Doña Paquita.
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Existe también una conseguida gradación de la intriga: informa sobre los sentimientos de los
personajes a través de monólogos, subyace en ella una clara intención de crítica social: critica
la educación de la época y la falta de libertad.
Es notable el respeto por parte de Moratín del decoro poético, la adecuación entre el carácter
del personaje y su modo de decir, Uso del lenguaje que representa una gran modernidad:
naturalidad en los diálogos, plasmación original de los sentimientos, uso de la suspensión para
poner de manifiesto la duda, la insatisfacción, la desconfianza.
c. La comedia sentimental:
Un tipo de comedia que va a tener bastante auge a finales del s.XVIII y que se relaciona con las
comedias lacrimógenas a la manera de Denis Diderot.
El delincuente honrado (Jovellanos 1773): consta de cinco actos en prosa y se respetan casi
totalmente las tres unidades. El propósito es descubrir la dureza de las leyes que sin
distinción de provocado y provocante, castigan a los duelistas con pena capital. Aparte de
este conflicto básico, la obra tiene muchas escenas melodramáticas en las que se advierte
cierto prerromanticismo.
C. EL TEATRO POPULAR
A pesar de la protección de que gozó por parte de las autoridades la dramaturgia neoclásica, el
teatro eminentemente popular siguió al cómico, especialmente los sainetes.
Muchos neoclásicos criticaron los sainetes por presentar tipos de la más baja clase social y
todo género de vicios que, por otra parte, interrumpían la intriga de la obra principal y
atenuaban la finalidad moral que esta pretendía.
IV. LA POESÍA
A. POESÍA POSBARROCA
Se caracteriza por una decadencia de la originalidad, ya que las imágenes son gastadas y
carecen de la magnificencia de Góngora o del ingenio de Quevedo. Precisamente su influencia
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principal está en estos dos autores, pero con intentos de aproximación a las nuevas tendencias
neoclásicas. Se divide en:
- Línea religiosa ascética: paradoja entre la vida y la muerte y el desprecio del mundo.
Destaca La muerte es vida de Gabriel Álvarez de Toledo, sonetos de sobria emoción
filosófica y religiosa sobre el tema del desengaño.
- Línea culturista. Destaca Adonis de Antonio Porcel, églogas que abunda en imágenes de
estilo gongorino.
- Línea jocosa: con cierto carácter popular, divertido y sencillo. Se basa en las letrillas de
Quevedo y Góngora, los poemas sencillos y ligeros de los grandes poetas barrocos.
Encontramos poemas mitológicos serios y otros con tono jocoso.
B. LA POESÍA NEOCLÁSICA
2º ½ s.XVIII. Triunfa el arte neoclásico, con el fin de la libre inspiración y el comienzo de los
dictados de la razón. Imperan las normas del buen gusto para lograr una forma correcta y
equilibrada, para así evitar los excesos de la fantasía e imponer el frío cálculo y un seco afán
didáctico, aunque incorporando influencias de Garcilaso y Villegas o de Anacreonte y Horacio.
Con la imitación de los clásicos del XVI se eliminan los excesos del barroco culterano.
Destaca Nicolás Fdez de Moratín.
La poesía rococó, procedente de Francia, destaca por su tono galante y su atención al
detalle y a temas intrascendentes.
La poesía anacreóntica se pone de moda gracias a Cadalso, pero no alcanza su apogeo
hasta la escuela salmantina. Los temas tradicionales del género anacreóntico son el amor,
la amistad, el vino. Es una poesía de carácter dionisíaco pero de tono elegante.
La fábula, es una forma literaria para la educación, suprema finalidad de la poesía en esta
época. Combina sátira y pedagogía. Destacan Fábulas morales de Samaniego y Fábulas
literarias de Tomás de Iriarte.
La figura más importante de la lírica española del XVIII es Juan Meléndez Valdés, pues practicó
tanto el anacreontismo o la poesía rococó como el humanismo filosófico del momento.
- Odas anacreónticas, Idilios y Églogas: en ellas el amor aparece como un simple impulso
sensual; la naturaleza, finamente estilizada, sirve de marco a graciosas escenas pastoriles,
con olvido de las notas elegíacas que daban gravedad a la poesía bucólica. Todo es jubilosa
exaltación de los sentidos con ritmos ligeros y graciosos, con un léxico abundante en
diminutivos para dar a los versos un tono blando acorde con la expresión de lo lindo y lo
menudo.
- La Beneficiencia, La Calumnia y La Mendiguez: la poesía va adquiriendo un espíritu
impregnado de sentimentalismo que expresa con un estilo declamatorio y solemne. Una
poesía prerromántica al servicio de las ideas filantrópicas de la ilustración: en lugar de
zagales y pastores alegres surge el filósofo humanitario y sensible que va a tratar, entre
otros temas, el progreso de la agricultura, la protección a la ciencia y la necesidad de dar
trabajo para evitar la mendicidad.
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C. LA POESÍA DE LOS PRERROMÁNTICOS
A finales del XVIII, la escuela sevillana y la salmantina representan una poesía que sigue los
principios estéticos del Neoclasicismo pero con un estilo cada vez más retórico, vehemente y
con progresivo aumento de los elementos prerrománticos.
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