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LA LITERATURA DEL SIGLO XVIII.

1. INTRODUCCIÓN.

En el siglo XVIII se produce un cambio en la literatura. Las nuevas


tendencias que entran desde Francia con la Ilustración hacen que lo que conocemos
como Barroco se simplifique. Los nuevos autores critican la literatura anterior y
buscan una literatura con otros objetivos. El barroco evolucionó hacia las formas
recargadas, las obras se volvieron incomprensibles, demasiado complicadas. La
Ilustración abogaba por una literatura sencilla que sirva para enseñar. El objetivo
de la literatura es la didáctica y por eso la literatura debe ser sencilla, que llegue al
mayor número de gente posible.

La Ilustración en España entra de la mano de los Borbones. El último rey de


la casa de Habsburgo fue Carlos II "El Hechizado" que muere sin descendencia, lo
que provoca la guerra de Sucesión entre el Emperador Austriaco y Francia. Al
final, con el tratado de Utrecht comienza la dinastía de los Borbones con Felipe
de Anjou, sobrino de Luis XIV, que pasaría a ser Felipe V. A pesar de las continuas
guerras en las que interviene con sus aspiraciones al trono francés, comienza una
profunda reforma en la política española. Centraliza toda la política siguiendo el
modelo absolutista francés, y elimina las autonomías de Aragón y Cataluña,
respetando los fueros de Navarra y Vascongadas. Pero el rey que de verdad va a
ser un modelo de monarca ilustrado va a ser Carlos III. Siendo rey de Nápoles
abdica y viene a España al quedar Fernando VI sin descendencia. Comienza una
profunda reforma que se ve interrumpida por el motín de Esquilache, apellido de
uno de los ministros del rey. La revuelta se motivó porque se intentó prohibir la
capa larga y el chambergo, prendas populares que servían entre otras cosas para
ocultar el rostro. El gobierno alegaba que esto favorecía a los delincuentes. El
ministro Esquilache tuvo que dimitir y el rey tuvo que cambiar sus reformas y
hacerlas de una manera más lenta.

La literatura se transforma en un vehículo de la Ilustración, da su apoyo a


los monarcas absolutos y de éstos recibe su apoyo. Prácticamente desaparece la
novela como género. En su lugar aparece el ensayo. Este género es el divulgador
de ideas por excelencia, además de que se encuadra muy bien en las características
generales de la época: utilidad y didactismo. Los máximos exponentes de este
género son Feijoo y Jovellanos.

Dentro de la prosa cabe destacar el estilo epistolar de numerosas obras. La


obra cumbre de este género en España son las Cartas Marruecas, de Cadalso.
Aparece el periódico en el que se divulgan los ensayos. El periodismo se convierte
en un importante medio de difusión debido a que es muy económico y cómodo de
leer, y por lo tanto llega a un gran espectro de la población. En cuanto a la poesía,

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se vuelve a los modelos clásicos, pero hay muchísimas innovaciones métricas. Los
temas nunca se salen del didactismo: crítica de las costumbres, importancia de la
educación, el papel de la mujer, y los placeres de la vida. Cobran importancia las
fábulas, tipos de poesía en las que se exponen enseñanzas morales, normalmente
ejemplificadas con animales.
Las características generales de la literatura del siglo XVIII son, pues, en
síntesis, las siguientes:

 Las ideas ilustradas y enciclopedistas dan lugar a una concepción utilitarista


de la literatura, que pasará a tener una clara finalidad didáctica.
 El cansancio que producían ya los “excesos” del Barroco lleva a los hombres
del XVIII a buscar de nuevo un ideal de armonía que recuerda al del
Renacimiento y la Antigüedad clásica, por lo que suele conocerse este periodo
como Neoclasicismo.
 El “siglo de las luces” es completamente academicista (te recuerdo que la
R.A.E. se fundó precisamente este siglo). Esto significa que el XVIII es el siglo
de las normas, en el que asistimos a una “oficialización” del buen gusto.
 La novela prácticamente desaparece como género, dando lugar al ensayo,
vehículo ideal para la transmisión de las ideas ilustradas.
 La poesía retoma los moldes clásicos, incorporando algunas innovaciones
métricas. Cobra una gran importancia la fábula (narración didáctica en verso
protagonizada por animales que actúan como alegorías de cualidades
humanas).
 El teatro, impregnado de didactismo como toda la literatura de la época,
retomará la regla de las tres unidades, abolida desde la creación por Lope de
Vega de la “Comedia Nacional”.

2. PRINCIPALES AUTORES Y OBRAS DEL SIGLO XVIII.

2.1. PROSA.

BENITO JERÓNIMO FEIJOO.

Teatro crítico universal, para desengaño de errores comunes, una colección de 8 tomos
(1726-1739) y sus Cartas eruditas, de 5 tomos (1724-1760) son sus obras más
importantes.
Para Feijoo, teatro es "visión general, amplia, de conjunto". Sus obras no son
trabajos rigurosamente científicos, son ensayos. Es el primer ensayista español.

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GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS.

En el plano sociopolítico, se erige en figura importante en lo que a mejoras se


refiere (pero desde arriba: Todo para el pueblo pero sin el pueblo). Su prosa es clara,
pulida, típicamente dieciochesca. En el terreno más puramente literario destacan
sus Diarios, algo nuevo en la literatura.
Su faceta de economista e historiador se ve muy claramente en el Informe sobre las
leyes agrarias, que fue combatido por los conservadores españoles y fue muy
aclamado en Europa. Mientras estuvo encarcelado escribió lo mejor de su
producción (sátiras, cartas, paráfrasis...)

JOSÉ CADALSO.

Nace en 1741 (Cádiz); viajó por Europa, donde conoció diferentes literaturas
(dominó bien varios idiomas además del latín), cosa digna de mención sobre todo
para un militar como él. En 1782 muere en el bloqueo a Gibraltar.
En 1772 publica Los eruditos a la violeta, gran sátira contra los pseudointelectuales ;
está dividida en lecciones, una para cada día de la semana. Este libro le induce a
escribir en el mismo año un suplemento. En 1789 en el Correo de Madrid van
apareciendo las Cartas Marruecas (aparecerán como libro en 1793). Se solía decir
que las cartas marruecas eran una copia de las cartas persas de Montesquieu ; en lo
que a ideas y planteamientos se refiere no debe nada a Montesquieu aunque sí en
la forma.
Hace una crítica seria pero bien intencionada de su época. Por ello se le considera
precursor de Larra. Posteriormente aparecen Noches lúgubres, que hacen presagiar
el romanticismo. Quintana las consideraba una mala interpretación de las de
Young.
Es una de las figuras más atractivas del s XVIII. Mientras su obra se inscribe en los
moldes clásicos, sus ideas presagian algo nuevo; su vida misma es casi romántica.
"Era romántico en acción y en profecía".

2.2. POESÍA.

IGNACIO DE LUZÁN.

Hombre de vastísima formación europea, destaca por ser el creador de una célebre
Poética, un tratado científico sobre poesía muy representativo de las ideas
neoclásicas. Se inspira en modelos franceses (Boileau) e italianos (Muratori) y
defiende la utilidad didáctica de la poesía.

MANUEL JOSÉ QUINTANA.

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Su obra ofrece muestras de la sensibilidad rococó al lado de los gustos
prerrománticos y neoclásicos de finales del XVIII. Fue también un genuino
representante de la poesía política, entendida como servicio a la causa liberal.

JUAN MELÉNDEZ VALDÉS.

“Meléndez es, sin duda, la personalidad poética más relevante de todo el XVIII
español, tanto por la calidad e inspiración de sus versos como por la variedad de
sus registros temáticos y estilísticos” (Odas anacreónticas; El amor mariposa,A Jovino
el melancólico).

RECUERDA:
En la poesía (no lírica sino narrativa-didáctica) del XVIII cobran
importancia las fábulas. Los principales fabulistas españoles son TOMÁS DE
IRIARTE y FÉLIX MARÍA SAMANIEGO.

2.3. TEATRO.

LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN

Nace en 1760. Probó suerte en todos los géneros literarios, pero es en el teatro
donde más destaca. Su obra original está compuesta por: El viejo y la niña (1790), La
comedia nueva o el café (1792), El barón (1803, inspirada en el teatro clásico y escrita
en romance), La mojigata (1804, escrita en romance), El sí de las niñas (1806).
A todas ellas las une el carácter didáctico, así como ataque hacia los vicios y
costumbres de la época. La obra más conocida de Moratín es El sí de las niñas, con
un retrato muy bien definido de los personajes y un cierto aire melancólico. El
tema que trata esta obra es el de la denuncia hacia los padres que obligan a sus
hijas a casarse con hombres (generalmente viejos) a los que no aman. Esta es una
gran obra, no solo por la delicadeza con que está expresada la denuncia, sino en
cuanto a lo técnico, en cuanto a la habilidad dramática de Moratín, que respeta
todas las reglas neoclásicas sin forzar absolutamente nada.

RAMÓN DE LA CRUZ

Es el más conocido autor de sainetes (obras de teatro cortas, cómicas y


costumbristas, heredadas de los pasos de Lope de Rueda y los entremeses de
Cervantes y antecedentes de los sainetes de Arniches o los Quintero). La pradera de
San Isidro, El fandango del candil, Manolo...

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