Psicología de la motivación:
La gente realiza una acción para conseguir los resultados, no
por la acción misma.
Ir al gimnasio -> Hacer ejercicio -> Salud o buen cuerpo
Hay una discrepancia al intentar conseguir una meta, se
perciben las acciones como algo físico, en curso continuo,
mientras los resultados quedan como prospectos, una
expectativa del futuro.
La ansiedad es lo que más va a movernos a realizar una
acción o el evitar realizarla. Cada vez que iniciamos una
actividad normalmente es porque vamos a abandonar otra
que estemos realizando por el momento.
Es importante mantener esto en mente.
Sin embargo, podemos distinguir un patrón aquí: Son los
eventos futuros concretos, con consecuencias concretas las
que más efectivamente motivan a una persona a actuar en
oposición a sus deseos presentes.
Energía de activación para iniciar una actividad
En cualquier caso, cada actividad tiene una barrera de
entrada, una especie de energía de activación. Es muy
común que esta “Barrera de entrada” sea la que previene a
una persona a tomar la acción que necesita para empezar
una actividad, inclusive si esa actividad es deseable y
benéfica a largo plazo.
Sería mejor la ejecución de una actividad como 2 partes
separadas: Imagen 1
Las acciones requeridas para empezar la actividad y la
El placer inconsciente.
Buscamos el placer o el alivio al desagrado o ansiedad que nos
genere una actividad. Por ejemplo, cuando nos aburrimos
empezamos a imaginar cosas, alguna canción, ensoñaciones,
alguna frase repitiéndola, o en hacer alguna actividad como jugar
videojuegos, ver TV o pornografía. Se busca el placer
inconsciente.
La mente no solo quiere obtener placer, quiere incrementarlo.
Una persona que acaba de despertarse en un estado neutro,
estará contento de realizar una actividad medianamente
placentera como leer un libro (Quizás uno no tan interesante) o
trabajar en una tarea creativa.
Sin embargo, encontrara difícil realizar la misma actividad
después de hacer algo que es más placentero (por ejemplo, jugar
videojuegos, ver TV) por lo que la actividad constituiría una
disminución de “placer”.
Sera la misma resistencia y temor a hacerlo como seria el hacer
un deber del hogar cuando se está en un estado mental neutro.
Es una compulsión fundamental del humano el incrementar el
placer y disminuir el desagrado/disgusto/malestar.
Lo único que nos hará dejar de realizar la actividad que nos causa
placer será otra actividad que nos cause aun más placer. O
también un disgusto inmediato como la necesidad de orinar,
comer o el sonido molesto de una alarma.
De manera evolutiva podemos ver que los instintos y emociones
surgieron a partir del principio de placer para que los organismos
se adaptaran a sus ambientes.
El procrastinador, no importa cuanto intente, nunca será capaz de
convencerse que ha realizado su tarea o que ninguna tarea existió en
primer lugar. De la misma manera que una persona intenta ponerse
fechas limite, sabiendo que no habrá consecuencias, es
completamente inútil, convencerse que las abra y más cuando solo
tenemos que responder ante nosotros mismos.
Sabemos que nuestra capacidad de atención es limitada y finita. La
cantidad que tenemos a nuestra disposición fluctúa durante el curso de
cada día y algunas actividades requieren una mayor cantidad de
atención que otras.
De la misma forma que no podemos resolver un problema difícil de
matemáticas si estamos escuchando música. No podemos pensar
mucho cuando estamos completamente absortos tomando
información del mundo exterior y viceversa.
En nosotros siempre existirá la fuerte necesidad de utilizar toda
nuestra atención. Y esto es evidente en la gran cantidad de desagrado
que sentimos en cualquier momento que no usamos por completo
nuestra capacidad de atención.
Cuando este sea el caso, buscaremos saldas para nuestra atención no
usada. Y si esa acción sirve para incrementar el placer o liberar
desagrado mucho mejor.
Atención y fuerza de voluntad
Entre más intensa una sensación, más atención se le concederá.
El matiz curioso está en el hecho innegable que los humanos son
capaces de ejercer algo de control consciente sobre donde se dirige la
atención.
Esta habilidad la reconocemos como “fuerza de voluntad”. La fuerza de
voluntad está en competencia con, y comúnmente superada por “el
placer inconsciente”.
Para una persona seria difícil poner su atención a pensamientos o
sucesos externos que no le brinden placer y no reduzcan su desagrado;
y si lo hace se dará cuenta que es incapaz de mantener la atención.
Una persona puede enfocarse conscientemente en las cosas que siente
y por lo tanto moderar (hasta cierto grado) la magnitud de su placer y
desagrado.
Esto permite a una persona que está experimentando múltiples
ataques de desagrado a conscientemente seleccionar cuales o con
cuales lidiara primero, en vez de ser arrastrado a las más intensas, ya
que, en efecto, puede controlar su intensidad.
Como funciona el placer inconsciente:
Encontramos que tiene que ver con un conflicto psicológico entre el
comportamiento actual y el resultado de ese comportamiento y las
acciones necesarias para empezarlo o dejarlo.
Sabemos cuales fuerzas son las que nos controlan en un nivel muy
fundamental: El placer y desagrado.
Entonces para manejar la voluntad propia consisten en no apelar a la
lógica de la persona o en cultivar la fuerza de voluntad, pero si en
apelar a las funciones profundamente asentadas de su “placer
inconsciente”.
Motivación por desagrado vs motivación por placer.
Hay una diferencia fundamental entre las acciones motivadas por la
reducción de desagrado y esas motivadas por el incremento del placer.
El desagrado motiva un curso de acción muy especifico: uno del que
necesita deshacerse o por lo menos en parte calmar el desagrado.
El placer por otro lado se puede obtener de muchísimas fuentes.
Una persona aburrida tendrá afinidad por todas las actividades si son
un poco placenteras. Lo que termina eligiendo dependerá de otros
factores de placer, por ejemplo que tanto esfuerzo (desagrado) toma
empezar la actividad y que consecuencias puede esperar de el.
Aquí es donde la fuerza de voluntad y raciocinio pueden tener una
gran influencia sobre estas acciones.
Lo que debemos tomar de esto es que debemos volvernos conscientes
si el comportamiento que intentamos controlar está motivado para
aliviar el desagrado u obtener placer.
Es importante porque lidiar con cada uno requiere de diferentes
métodos.
¿Qué tanto control tenemos sobre nosotros? Sentimos que tenemos
control, pero esto es una ilusión. Para hacer evidente la existencia del
placer inconsciente es horrendamente difícil, esta tan escondida de
nuestra conciencia que damos por hechos sus efectos sobre nosotros
su completa dominación sobre nuestra mente.
Sin embargo, este sistema, aunque inconsciente siempre busca
satisfacerse, siempre está presente, una fuerza que esta siempre en
nuestra vida.
Sera difícil concentrarse en algo que no nos brinda placer o reduce el
desagrado. Inclusive en esos momentos que nos sentimos en control,
estamos simultáneamente consintiendo los esfuerzos del placer
inconsciente.
El placer inconsciente, si no hay desagrado siendo experimentado,
simplemente quiere un incremento de placer, esto puede ser
satisfecho con solo una porción de nuestra atención. No es difícil de
saciar. Aunque la mente humana buscara placer cuando no lo hay, se
satisface con una poca cantidad o un pequeño incremento de el.
Hay una gran variedad de formas de obtener placer: oliendo un aroma
agradable, mirando un escenario o arte bonitos, escuchando música,
sintiendo placer con una brisa fría o un baño caliente, comiendo una
comida sabrosa, tomando drogas, haciendo una tarea absorbente,
jugando un juego, ejercitándose, leyendo un libro interesante,
experimentando una emoción agradable, fantaseando, comedia, salir
con amigos, entre otras cosas.
Algunos requieren mas atención que otras, y algunas naturalmente
proveen más placer que otras.
Es cuando somos capaces de ganar placer con solo una parte de
nuestra atención, que somo libres para utilizar lo que queda en un
proceso de pensamiento o alguna tarea que elijamos.
Hacer limpieza mientras escuchas música o bebes alcohol, pensar en
algo neutral cuando se hace bicicleta o nadas, o escribir un ensayo
mientras se bebe una taza de café.
Y es durante esos momentos que desperdiciamos poca o nada de
atención mientras experimentamos placer, en los que se realizan las
más grandes hazañas.
El placer es relativo
Es importante recordar que el placer inconsciente no solo busca placer,
pero el incremento de este. Y tiene efectos interesantes en las acciones
de una persona.
Placeres altos y bajos. Para la persona cuya vida esta llena de grandes
logros y victorias que causan éxtasis, los recursos bajos de diversión
como jugar videojuegos, emborracharse o masturbarse son
inherentemente nada atractivos como maneras de diversión / placer.
Un factor que hace que muchas actividades sean placenteras es que
consumen mucha o a veces toda la atención de la persona. Y esto,
como mencionamos, es un esfuerzo muy significativo de la mente
humana.
El factor social
La influencia que tienen otras personas sobre nuestras experiencias y
motivaciones juegan un rol muy grande en el jala y empuja de nuestra
conciencia con el placer inconsciente. Esto es porque las relaciones
interpersonales están plagadas de emociones, placeres y otras cosas
desagradables, las influenzas de los cuales la mayoría de nosotros
generalmente lo dan por hecho.
Eso es porque la motivación de nuestras situaciones sociales son
abundantes y poderosas (los humanos son, después de todo, animales
sociales), dejando gente con poco espacio para considerar la mayoría
de los fundamentos psicológicos que subyace su comportamiento.
Es cuando una persona se encuentra libre de la mayoría o todas las
influencias sociales que descubre en sí mismo una falta de motivación
para hacer cosas que antes había considerado importantes.
Sin ansiedad sobre dar lo que otros esperan de el o la emoción de
recibir el reconocimiento de alguien o la otra gran variedad de placeres
y satisfacción que solo las relaciones interpersonales pueden proveer,
una persona probablemente se encontrara completamente dominada
por la necesidad de buscar placer y rápido, por defecto serán los
placeres más bajos y rápidos, que estén disponibles para el.
Una persona en este estado, sin oposición a su placer inconsciente será
consumido por el hasta que algún otro factor lo saque de ahí.
Actividades prospectivas.
Dividimos las actividades prospectivas en tres distintas partes: las
acciones necesarias para empezarla, el proceso de la tarea misma y sus
consecuencias.
Las tareas prospectivas contribuyen a sus propios aspectos de placer o
desagrado cuando una persona lo trae a la mente. Esto ocurre porque
el futuro anticipado, o simplemente imaginar acciones y escenarios se
vuelven de alguna manera reales para la persona cuando piensa en
ellos, lo que los hace capaces de evocar placer y desagrado en el
presente.
Claro esta que todas las sencaciones de placer pueden ser
experimentados en el presente, y es precisamente por eso que los
pensamientos sobre el futuro (como las tareas prospectivas) afectan a
la persona a la par con las sensaciones físicas que actualmente deriva
de fuentes externas.
De esta forma, el placer o desagrado que una persona siente cuando
piensa en una tarea, lo obliga a realizarla o evitarla, todo por la misma
via fundamental del proceso inconsciente en el que el busca moverse
del frio hacia la luz caliente del sol, pero no cuando esto requiera pisar
basura o exponerse al peligro.
La razón de que esto nos sirva, por lo menos para satisfacer el placer
inconsciente es que el placer o el malestar que anticipamos de una
tarea (en cada de estos aspectos) fuertemente corresponde al placer o
desagrado actual que podemos experimentar cuando nos
involucramos en ella.
Esto es nuestra anticipación se vuelve inconsciente y firmemente atada
a nuestras experiencias pasadas de naturaleza similar.
En otras palabras, nuestras anticipaciones o expectativas están
fuertemente atadas a la realidad o por lo menos a nuestro
conocimiento experimental de él.
No podemos evitar representar el futuro realísticamente, por lo menos
lo mejor que nuestro conocimiento lo permita. No hay duda que ese
tipo de representación inconsciente puede ser susceptible a errores e
inexactitudes.
Sin embargo, la correlación entre las experiencias reales del futuro y
nuestra representación mental anticipada de ellas es muy alto, entre
más experiencias tengamos en una actividad en particular, más
realísticamente podremos representarlas inconscientemente como
prospectos.
Es una historia completamente diferente cuando tenemos poca o nada
de experiencia en la actividad (quizás solo conocimiento de libros).
Entonces somos propensos a representarlo de manera completamente
ficticia, con poca correlación con la realidad, y además comúnmente
con mucha ansiedad.
Imagen 2
Estos tres aspectos de una tarea están involucrados en un proceso real
de pensamiento, más que nada inconsciente, que ocurre en la mente
de una persona cuando considera el tomar o no tomar acción. Y 3. Cuando la persona esta experimentando desagrado de
durante este proceso de pensamiento de la persona, todos estos múltiples fuentes: Sera posible que decida cual resolver
aspectos de una tarea no vienen a su cabeza al mismo tiempo. primero.
Aparecen en sucesión.
Imagen 3
Decidir si vale la pena exprimir el jugo.
Motivación para continuar una actividad vs empezar una nueva.
La ansiedad cumple el role de supervisor: administra un ataque
doloroso (como golpeando la mano de alguien) cuando una persona
considera rendirse o cambiar de actividad. Por lo tanto la ansiedad no
solo hace que la persona inicie su tarea, también lo previene de
rendirse a mitad de empezarla.
El rol de la fuerza de voluntad
Mientras los humanos tienen la habilidad de conscientemente dirigir
su atención independientemente del placer inconsciente (fuerza de
voluntad), cada pieza de evidencia sugiere que esta habilidad de
algunas personas para superar el placer inconsciente por pura fuerza
es mera ilusión.
Ansiedad religiosa, es en quien más vemos esta limitación de placer.
El miedo a Dios. Miedo a las consecuencias que piensa que pueden ser
reales, mientras que no se sentirá forzado por consecuencias que sabe
no pasaran o no son reales.
Entonces como afecta la fuerza de voluntad a la toma de decisiones de
una persona:
1. Cuando hay múltiples actividades disponibles, todas las cuales
constituyen un incremento de placer. La persona puede
relativamente elegir libremente entre ellas.
2. Cuando la compulsión de incrementar el placer ya ha sido
satisfecha, con solo una pequeña porción de la atención de la
persona. Puede invertir su atención restante como desee.

Estrategias de nuestra caja de herramientas
La desagradable culpa de la conciencia.
La primera arma psicológica que una persona tiene contra los
comportamientos perjudiciales estimulados por su placer inconsciente
es el poderoso sentido de remordimiento y autocritica que
experimenta cuando comete una acción que no aprueba o cuando va
contra su conciencia.
Esto es distintivamente desagradable provocado por una emoción de
vergüenza o/y culpa. En la mayoría de casos, una persona
instintivamente experimenta culpa or remordimiento por vergüenza
durante o tiempo después de cometer una acción diferente de lo que
cree que es correcto.
El mismo sentimiento negativo puede ser también experimentado en
la anticipación, cuando una persona solo entretiene la idea de cometer
una acción que moralmente no aprueba.
Esto indudablemente pertenece al dominio psicológico de las
consecuencias de una acción. Se puede sentir mientras una persona
está en medio de una acción de la que se arrepentirá (como jugar
videojuegos o masturbarse, o no yendo al gimnasio).
Esto servirá de motivador para abandonar esa actividad y hacer algo
mejor. Esto también se puede sentir en relación con una actividad
prospectiva. Justo como una persona puede sentir una emoción
anticipatorio o alivio cuando se imagina completando una tarea que le
beneficiara, también puede sentir la vergüenza o culpa anticipatoria
cuando se imagina realizando una tarea que considera baja o ignoble.
Este efecto negativo anticipado actúa como disuasor contra empezar
esa tarea. De hecho, la emoción de vergüenza y/o culpa es
esencialmente un mensaje enviado de nuestra mente inconsciente.
Después de todo, es precisamente con las consecuencias de nuestras
acciones concientes y metas lo que hace que nos importe.
Un problema con esto es que a pesar de que las emociones de culpa y
vergüenza sirven como desmotivadores contra cometer acciones que la
persona no quiere, comúnmente no son suficientemente potentes para
prevenir que los cometa. Todos hemos escuchado de los “gustos
culposos”.
Sin embargo, sigue siento un recurso muy útil de motivación (o
desmotivación) hacia elegir las actividades que sabemos son buenas
para nosotros y evitar esas que sabemos que no lo son.
Esto es un paso hacia la dirección correcta, se puede complementar
con otros recursos de motivación que apoya el mismo fin.
Mantener el fin en mente.
Es importante mencionar que lo que conscientemente deseamos
siempre coincide con las consecuencias de nuestras acciones, es de
gran ayuda recordar cuales son esas consecuencias y mantenerlas en
mente cuando se considere una acción prospectiva.
Ya sabemos que esto no siempre ocurre y no es enteramente
automático. Entonces es una muy buena idea hacerlo un habito y
recordar las consecuencias de las acciones que estamos obligados a
tomar.
No sopeses los pros y los contras.
Quizás uno de las mas grandes anomalías de nuestra mente racional is
como tiende a completamente consentir los imperativos del placer
inconsciente.
Si tratamos de resolver un problema armados solo con la facultad de la
razón, sin hacer uso de creencias preconcebidas o asociaciones
negativas, nuestro razonamiento llevara, normalmente de manera
irracional, a la conclusión que nos brinde más placer o reduzca más
malestar.
Esto es el bien conocido proceso de racionalización, y quizás no haya
otra ocasión en el que sus efectos sean más descaradamente evidentes
que cuando intentamos razonar un procedimiento de acción correcto.
Hacemos esto naturalmente sopesando los pros y contras de una
acción contra otra, y formando nuestra conclusión basada en ese
balance. (Esto por supuesto pertenece exclusivamente a las
consecuencias de esa acción.)
Sin embargo, lo que pasa la mayoría de las veces, es que nuestra
deliberación inquietantemente se alinea a la compulsión del principio
del placer; llevándonos a concluir que actividades que son placenteras
son también buenas, y las actividades que son desagradables no lo
son. Normalmente esto es objetivamente falso.
De nuevo somos traídos a apreciar el hecho para nada obvio que
nuestra mente mantiene el placer y el desagrado como la principal
moneda de nuestras transacciones psicológicas.
Si lo hacemos, sopesamos los pros y contras, invariablemente siempre
nos encontraremos sobrescribiendo y sobreponiendo nuestras
convicciones previas, y tomando la acción que no queríamos como
resultado.
En este tipo de situaciones es mejor formar nuestras conclusiones de
antemano, y quedarse con ellas (recordando que son más validas que
cualquier razonamiento que se pueda generar en el calor del
momento.)
El poder del habito y la asociación.
Para no pasar por el proceso de sopesar los pros y contras mientras se
hace uso de la influencia de saber las consecuencias de nuestras
acciones, es mejor hacer una fuerte conexión asociativa entre el
pensamiento de una acción y el pensamiento de sus consecuencias.
Asociaciones fuertes como estas usualmente toman un tiempo en
formarse y requieren una cantidad substancial de repeticiones para
hacerlas. (Aquí entrara el cuaderno de protocolos de Cesar Hernandez,
asociación a una actividad y los adjetivos malos, solo faltaba el razonar
las consecuencias y la cuestión de repetirlas constantemente, hacerlas
presentes en el dia a dia).
El proceso es básicamente formar un habito de pensamiento: para
deliberadamente traer a la mente un pensamiento en relación a otro
(en este caso, pensamientos de consecuencias en relación a
pensamientos de acción).
Después de hacerlo muchas veces, el proceso se volverá ampliamente
automático.
El resultado es una rápida asociación de pensamientos desagradables
(usualmente una imagen o visión desalentadora llena de una emoción
negativa) a un pensamiento placentero de una acción perjudicial o de
una actividad que simplemente queremos dejar.
Esto sirve como algún tipo de contrapeso inmediato para persuadirnos
de comportamientos que sabemos son perjudiciales. Se recomienda
este tipo de hábitos de asociación por ser rápido e inconsciente en su
mayoría.
Al ser inconsciente, no será tema de mucho escrutinio consiente y
reevaluación por medio de un proceso de pros y contras que sabemos
pueden ser dañinos. La gran ventaja es la rapidez como reacción
automática, ya que hay muchas situaciones donde el tiempo es un gran
factor en nuestras decisiones sobre comprometerse en una acción o
no.
Algunas veces, sin embargo, inclusive asociaciones habituales serán
muy lentas para prevenir el realizar acciones. Para eso tenemos la
siguiente estrategia.
Controlar nuestro ambiente.
La forma más poderosa y efectiva de cambiar nuestro comportamiento
cambiando nuestro ambiente (puede parecer obvio pero es una buena
solución que pocas veces se considera).
Sin embargo se debe admitir que esta es un método de cambiar de
manera indirecta o influenciar nuestras acciones: El estado de nuestros
alrededores / ambiente / entorno tiene una relación definitiva con
nuestros pensamientos, que solo contribuyen a nuestro
comportamiento.
Sin embargo, es mucho más efectivo que intentar controlar nuestros
pensamientos directamente y deliberadamente. Esto no es nada
nuevo. Ya habíamos, en efecto, llegado a esta esencial conclusión
admitiendo estas dos nociones:
1) La distribución de nuestra atención, y por lo tanto de los
contenidos de nuestra mente, son mucho más fuertemente
determinados por el placer inconsciente que cualquier esfuerzo
o intención que hagamos deliberadamente.
2) Los pensamientos de búsqueda de placer que ocupan
compulsivamente nuestra mente, no pueden evitar estar
fuertemente arraigados a la realidad.
De esto sacamos que al manipular nuestro entorno externo se tendrán
efectos profundos en las nuestras actividades. Esto lo probara cierto la
práctica.
Manipulando apropósito el ambiente en que uno vive, una persona
puede alterar la motivación que derive de cualquier aspecto de casi
cualquier actividad.
Se puede cambiar intencionalmente el entorno para hacer que se
necesite mayor esfuerzo para empezar una tarea. O introducir ciertos
factores que hagan el proceso de la actividad menos placentera.
Y se pueden auto-imponer consecuencias a alguna actividad para
hacer los resultados indeseables.
Claro está que, si quieres aumentar el compromiso con una actividad,
puede hacer exactamente lo contrario, y hacer más fácil para empezar
la actividad, más placentero para formar parte de la actividad o tener
consecuencias benéficas.
Físicamente cambiar nuestro entorno para hacer ese proceso más fácil
o difícil puede hacer toda una diferencia en nuestras acciones
manifiestas: puede inducir que realicemos acciones beneficiosas que
de otra manera no haríamos y el engatusarnos para abstenernos de
realizar acciones perjudiciales que de otra manera haríamos.
Si manipular el propio ambiente tiene el efecto adicional de no solo
hacer necesario mayor esfuerzo para empezar una actividad, si no
también más tiempo, la persona tendrá más oportunidad de pensar ( y
considerar las consecuencias) si enserio quiere pasar por eso o no, y
por lo tanto más oportunidades para detenerse y retirarse.
Y el mismo principio es para lo contrario, una persona puede
preventivamente reducir el tiempo y esfuerzo necesitado para
empezar una actividad, y por lo tanto ser atraído a realmente hacerla.
El principal truco para realizar esta especie de cambios profilácticos en
nuestro entorno es darse cuenta primero donde se necesitan dichos
cambios para hacerlos, y luego deliberadamente hacerlos en un
momento distante de la actividad que lo requiere.
Esta es la razón por la que la gente va sin realizar cambios realmente
útiles por un periodo largo y seguido fallan para hacerlos
completamente: Solo se confrontan con la idea de realizar esos
cambios cuando están derrotados por la situación que lo amerita, en
otras palabras, en el preciso momento cuando quieren exactamente lo
contrario.
Una vez que la persona ya se ha abstenido de la compulsión de una
actividad que requiere mucho esfuerzo para empezarla, o sucumbido a
una actividad que por el contrario fue muy fácil de empezar, pierde de
inmediato la necesidad de cambiar esas condiciones y muy seguido
pone la noción de la actividad fuera de su mente hasta que se
confronta de nuevo con la actividad requiere el esfuerzo.
El resultado es que la gente se enfrenta perpetuamente a los mis
problemas motivacionales para comenzar una actividad y nunca hacen
nada para cambiarlos. La solución es darse cuenta que esos cambios
necesitan hacerse y serán benéficos; entonces, teniendo eso en mente,
deliberadamente hacer esos cambios en algún momento misceláneo
cuando nadie tenga suficiente motivación para hacerlo.
Así quitas la consola de videojuego cuando estés cansado de ella o
cuando te de hambre.
Un segundo método que es similar cambiando el entorno propio es
volver un objetivo el placer (o el desagrado) derivado de la actividad
misma. La actividad de hacer excursionismo puede ser inherentemente
Una persona que se esfuerza para conseguir una meta difícil o
disfrutable para una persona, pero lo será menos (si no
completar una tarea (perder peso por ejemplo), será sabio
completamente un dolor) cuando se hace con zapatos dañados que
complementar su motivación a hacerlo, si hace una apuesta con un
crean y continuamente agravan heridas doloras en los pies. Si solo
amigo.
tiene esos zapatos disponibles, se verá desalentado para hacer
excursionismo, ya que lo anticipará como algo incómodo y doloroso. Claramente apostará en favor de el mismo; y haciéndolo recibirá un
Consiguiendo zapatos más cómodos, arreglaría inmediatamente el incentivo positivo para completar la tarea (la recompensa si gana la
problema practico y de motivación. apuesta) y un incentivo negativo si se rinde con la tarea (su deseo de
evitar pagar si pierde). Claro esta que entre más dinero apueste, más
Muchas personas son reacias para hacer estos cambios físicos en sus
motivación recibirá, asumiendo que encuentre alguien que quiera
vidas, esos que harán las actividades deseadas o requeridas más fáciles
apostar contra él.
o más placenteras.
Por otro lado, las apuestas sin repercusión, “las apuestas amistosas”
Al hacer este tipo de cambios benéficos, pero en la dirección negativa,
no tendrán ningún impacto motivacional porque no imponen
es donde la mayoría de gente tienen momentos difíciles para aceptar
consecuencias.
la idea, por ejemplo, comprar comida sin buen sabor, si la meta es
comer menos; o si intencionalmente se hacen las condiciones del Las consecuencias y apuestas no están restringidas a lo monetario. Una
hogar incomodo si la meta es pasar más tiempo afuera. consecuencia interesante que se puede imponer una persona es una
exposición automática a avergonzarse. Si desea no tomar parte en
Esa noción de hacer la vida más difícil apropósito, se encuentra con
alguna actividad de la que se avergüence, y de la que se avergonzaría si
una resistencia sustancial por la mayoría de personas y generalmente
lo hiciera y sus amigos supieran, podría ponerse condiciones que
es contraintuintivo.
harían imposible para el esconder su comportamiento de sus amigos.
La persona común considerara esta idea muy absurda, y tratara de
resolver sus problemas a través de la fuerza de voluntad, si requerir de Aplicaciones en línea que sirven para cumplir esto: unas que
medidas tan ridículas. Sabemos que este tipo de esfuerzos con la automáticamente publican tu actividad en redes sociales o permiten a
fuerza de voluntad son volubles y casi invariablemente condenados a personas acceder a tu historial de internet.
fallar, especialmente cuando la persona se topa contra las mismas Estas tácticas enserio funcionan, ya que si una persona esta
condiciones motivacionales todo el tiempo. anticipando la vergüenza inevitable que resultara de sus acciones,
estará más motivado a abstenerse de realizarlas.
Es posible además manipular y crear consecuencias para sus acciones;
y esto inevitablemente tendrá efectos en su futura motivación y Parece que que todas las consecuencias autoimpuestas a las propias
comportamiento. acciones requieren la participación de otras personas para tener
fuerza.
Esto es obtenido comúnmente a través de imponer consecuencias
monetarias. Una apuesta es la quintaesencia de lo que sería un
ejemplo de esto.
Las apuestas necesitan alguien que reciba el dinero. Lo mismo es
verdad para todas las situaciones en que la persona cede cierto poder
sobre el mismo a otra persona para ser ejercido si entabla o inicia la
actividad que quiere dejar o falla en realizar cierta acción que necesita
realizar.
Empleando la motivación social.
1) Haciendo cosas con un amigo puede hacer que las actividades
aburridas se vuelvan emocionantes y divertidas. Esto puede ser
implementado para hacer más fácil empezar actividades o
menos desagradables.
2) Puede hacer las actividades más placenteras: Ejercitarse o hacer
una presentación juntos puede hacer mucho más disfrutable si
le agregamos un aspecto social.
3) Aspectos sociales pueden también contribuir a las
consecuencias de ciertas acciones: prometerle a un amigo que
harán algo juntos, hará que estes ansioso si fallas, esto hara que
continues y por lo tanto más posible que de verdad lo hagas.
El incentivo de parecer virtuoso enfrente de amigos puede
motivarte a actuar realmente de manera virtuosa.
Rivalidades y competencias son comúnmente una gran fuente
de motivación para mejorarse a un mismo, trabajar en algo y
hacer lo mejor que puedas para destacar en ello.
Dividiendo tu atención.
Ya hemos mencionado que podemos someter lo que el placer
inconsciente quiere usando tácticas de dividir y conquistar. La
compulsión de incrementar el placer puede ser satisfecho y puesto a
raya (put at bay) con solo una pequeña porción de nuestra atención
dejando el resto libre para nuestra disposición.
Podemos dedicar algo de esa atención a tareas productivas o tediosas,
sin la aversión normal de su desagradable naturaleza, ya que estamos
recibiendo placer de otro lado. Este método pertenece claro al proceso
de la actividad misma.
Dividir nuestra atención entre 1) lo mundano y no muy complicadas
tareas y 2) una actividad algo disfrutable pero similarmente poco
complicada, no solo hace esas previas actividades efectivamente
placenteras (o más placenteras), pero también nos permite movilizar
nuestra completa atención disponible.
Algunos recursos efectivos de placer que no consumen mucha atención
incluye escuchar música, jugar con algo mecanico (algún juguete, fidget
spinner), mascar chicle, comer o beber algo delicioso.
La gente comúnmente forma parte en estas conjunciones en las
actividades diarias desagradables y necesarias, para hacerlas más
soportables.
Esto es un gran método para actividades que no requieran mucha
atención al realizarlas; sin embargo, es inherentemente poco
apropiado para actividades mentales que necesiten la completa
atención para ser llevadas a cabo, por ejemplo, leer, escribir,
matemáticas, ya que será más fácil distraerse.
Aun asi es importante vigilar, incluso durante actividades parcialmente
apasionantes, que las actividades placenteras con las que
complementes no tomen mucho de tu total atención, y te hagan
incapaz de dedicar la cantidad requerida a la actividad realmente
importante.
Dirigir la atención
Sabemos que los humanos tienen habilidades conscientes para dirigir
su atención, pero la mayoría de las veces es superada por el placer
inconsciente, cediendo la atención a prospectos de placer y
manifestando ataques de desagrado. Sin embargo, el percibir placer y
desagrado requiere atención, podemos dirigir nuestra atención
conscientemente para manipular la magnitud de nuestros intereses y
por lo tanto del placer inconsciente. Podemos explotar esta habilidad
en situaciones cuando estemos simultáneamente experimentando
fuentes de placer y/o desagrado, y usarlo para impulsar acciones que
están cercanamente de acuerdo con nuestras metas conscientes.
Es posible enfocar deliberadamente nuestra atención en una fuente
particular de placer o desagrado y, por lo tanto, hacerla más intensa.
Y si esa atención es transferida de otra sensación de placer o
desagrado, servirá para hacer esas sensaciones menos intensas.