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¿CÓMO HACER PARA “SABOREAR” LA VIDA?

En comparación con la historia de la humanidad, nuestra vida es una aventura


bastante corta: algunas decenas de años o un centenar como mucho. Para la mayoría de las
personas la vida es un enigma. Conforme avanzamos en nuestro camino, las preguntas nos
apremian: “¿por qué estoy aquí?, ¿tiene la vida algún sentido? ¿Cuándo voy a dejar este
mundo y hacía donde voy a ir?”.

A modo de introducción vamos a hacernos una pregunta diferente:” ¿Cuándo va a


comenzar verdaderamente tu vida? ¿Cómo hacer para “saborearla” y no esperar a ver el fin
para comenzar a valorarla y a disfrutarla, y ello, a pesar de las circunstancias exteriores sobre
las que no siempre ejercemos el control?”.

La atención plena es una herramienta que, en este aspecto, puede cambiarte


verdaderamente la vida. No se trata de hacer desaparecer las cosas desagradables que nos
rodean. El reto es justamente aprender a deshacernos de la costumbre de analizar los
acontecimientos y catalogarlos como “buenos” y “malos”. La finalidad es valorar más la vida,
con independencia de lo que nos suceda, al vivir el momento presente.

¿QUÉ ES LA ATENCIÓN PLENA?

La “atención plena”, es un estado de conciencia que resulta de la total atención en el


momento presente. Es una manera de abrirse a nuestras experiencias tal y como se nos
presentan, segundo a segundo. La atención plena, también llamada “plena conciencia” o
“mindfulness” en inglés, es una antigua práctica budista que tiene que ver con el hecho de
despertar y vivir en armonía con nosotros mismos y con el mundo. Está relacionada con
cultivar la capacidad de apreciar la plenitud de cada momento que estamos vivos, se trata de
aprender a “saborear la vida viviendo con atención”.

¿Qué queremos decir realmente con la expresión “atención plena”?. Atención plena
significa prestar atención de forma deliberada, en el momento presente y con aceptación.
Solemos pensar que estamos atentos y conscientes aunque nada más lejos de la realidad. Los
humanos pasamos la mayor parte del tiempo sumidos en recuerdos del pasado o en fantasías
sobre el futuro. Estamos inconscientes, “dormidos” y la atención plena nos ayuda a despertar
de este sueño caracterizado por el funcionamiento automático y la inconsciencia.

Ser conscientes implica observar donde esta puesta nuestra atención, minuto a
minuto. Incluye darnos cuenta de las muchas maneras en que nuestras mentes se distraen o se
preocupan. Casi todos nosotros estamos tan acostumbrados a no prestar atención que no
reparamos en que nuestra mente está abandonando el momento presente sencillamente
porque es algo que hace todo el tiempo.

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A pesar del hecho de que la mayor parte de las experiencias comportan el estar
presente, nuestras mentes suelen intentar huir del momento –generalmente deseando llegar a
“lo que es bueno”-. He aquí algunas formas de inconsciencia particularmente corrientes:

¿Nos ha ocurrido alguna vez comer a toda pastilla pensando en nuestra taza de café,
nuestro libro o nuestro programa de televisión? ¿Nos ha ocurrido alguna vez en el trabajo
mirar sin parar el reloj, deseando que el tiempo pasase más deprisa?

Es el resultado del principio del placer que guía nuestra vida. El incesante impulso a
buscar el placer y evitar cualquier incomodidad nos hace volcarnos hacia lo que imaginamos
que va a ser un momento mejor: el siguiente. Por extraño que parezca, esto nos convierte en
unos individuos precipitados hacia la muerte, al perdernos los momentos -presentes – en los
que estamos vivos y nos impide “saborear” la vida y disfrutarla.

Hay otra forma de inconsciencia, también dictada por el principio del placer, que nos
hace perdernos la vida al empeñarnos en que todo salga según nuestros planes.

Según Jon Kabat-Zinn, vivir en un estado de atención plena es abrazar la vida con toda su
riqueza, encontrando en ella el espacio para crecer tanto en fuerza como en sabiduría.
Nuestros condicionantes, nuestra educación, ciertos automatismos…nos empujan a rebelarnos
y a luchar cuando la vida es difícil y a no disfrutarla (siempre) cuando es agradable. Además
nuestro poderoso cerebro, como ya hemos visto, nos lleva muchas veces a momentos distintos
del que estamos viviendo (o al pasado y o al futuro), y el resultado es que en numerosas
ocasiones no estamos conscientes de lo que nos está pasando y no los vivimos.

La atención plena nos ofrece la posibilidad de dominar nuestra capacidad de atención, y


reconectarnos con nuestros sentidos y aprender así a “SABOREAR LA VIDA” momento a
momento. El primer paso es aprender a detenerse. Estamos muy poco acostumbrados a ello,
pues de manera continua nos hayamos rebosantes de actividad e invadidos por los
pensamientos automáticos.

TOMAR CONCIENCIA DE NUESTRA FALTA DE ATENCIÓN

La mayor parte del tiempo funcionamos de manera mecánica, automática, sin ser
realmente conscientes de la experiencia que estamos viviendo. Este piloto automático tiene
consecuencias importantes sobre nuestra calidad de vida, tanto en los momentos difíciles
como en los gratos.

A causa de esta inconsciencia crónica, corremos el riesgo de ir por la vida como si la


nos la pasáramos de largo, desconectados de lo esencial. ¿Cuántas veces al día nos dejamos
llevar por pensamientos que en realidad no controlamos?

La alternativa a la inconsciencia es experimentar lo que está sucediendo en cada


preciso momento al estar atentos a lo que estamos haciendo en vez de actuar como
autómatas, apreciar el momento presente en vez de añorar otras cosas. Significa saborear la
comida mientras la comemos y prestar atención a nuestros amigos y seres queridos cuando

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estamos con ellos. Justo ahora significa darnos cuenta de nuestro cuerpo y de cómo reacciona
nuestra mente a lo que sucede, la plena conciencia es hacer una sola cosa y estar
incondicionalmente presentes en nuestras vidas.

LA ATENCIÓN PLENA ES UNA PRÁCTICA

La atención plena es una forma de relación hacía sí y hacia el mundo, que se cultiva y
que requiere un entrenamiento, es un “entrenamiento de la mente y del espíritu”. Es lo que
con otras palabras, el monje budista Matthieu Ricard denomina “entrenamiento del espíritu”.

Entendemos fácilmente que, para hablar otro idioma, tocar un instrumento, o


practicar un deporte, el entrenamiento es esencial. Sucede lo mismo con la atención plena. Su
práctica cotidiana nos permitirá conectarnos a esa cualidad de presencia, incluso (¡y sobre
todo!) en los momentos difíciles.

Ironías de la historia, raramente estamos motivados a entrenarnos cuando nos


sentimos bien: meditar, ¡que pérdida de tiempo cuando hay tantas cosas que “hacer” ¡ Pero en
medio de la tempestad, las más de las veces ya no tenemos ni la energía ni los recursos.

Practicar la atención plena es prepararse, día a día, para cuando llegue el momento en
que tengamos que afrontar los retos de la vida. La atención plena puede cultivarse. Consiste
en una forma de meditación apenas conocida en Occidente hasta hace poco tiempo y es tan
sencilla que podemos utilizarla todos para desvelar nuestra alegría de vivir innata.

Una meditación típica consiste en centrar toda la atención en la respiración lo que te


permite apreciar como surgen los pensamientos en tu mente y, poco a poco, a, dejar de luchar
contra ellos. Acabas dándote cuenta de que los pensamientos vienen y van a su propio ritmo,
que tú no eres tus pensamientos. Llegas a la comprensión de que los pensamientos y los
sentimientos son pasajeros. Vienen y van, y en última instancia tú puedes elegir si te vas con
ellos o no.

Mindfulness trata sobre la observación sin crítica, de ser compasivos con uno mismo.
Cuando la infelicidad o el estrés nos acompañan, en lugar de tomarlo como algo personal,
aprendemos a tratarlos como si fuesen nubes negras en el cielo y a observarlos con curiosidad
sana a medida que pasan y se alejan. Esto te permite darte cuenta y atrapar los patrones de
pensamiento negativo antes de que te arrastren en una espiral descendente. Es el comienzo
del proceso que te devuelve el control de tu vida. Con el tiempo aporta cambios a largo plazo
en el estado de ánimo y en los niveles de felicidad y bienestar.

¿Cómo suceden estos cambios? Nuestro estado de ánimo sube y baja de manera
natural. Somos así. No obstante, determinados patrones de pensamiento pueden convertir un
pequeño bajón de la vitalidad o el bienestar emocional en periodos más prolongados de
estrés, ansiedad, infelicidad y agotamiento. Un momento pasajero de tristeza, ira o ansiedad
puede acabar sumergiéndote en un estado de “mal humor” prolongado según los estudios
científicos recientes.

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Estos estudios también demuestran que:

- Cuando empiezas a sentirte un poco triste, ansioso o irritable, no es el estado de


ánimo el que te hace daño, sino tu reacción al mismo.
- Cuando intentas liberarte de él y, empiezas a preguntarte porque te sientes así y que
puedes hacer al respecto, casi siempre las cosas empeoran. Es como quedar atrapado
en arenas movedizas: “cuanto más luchas más te hundes”.

Cuando entendemos cómo funciona la mente vemos que es normal, cuando empiezas
a sentirte infeliz, intentar pensar cómo salir del problema. Tratas de determinar que te hace
sentirte infeliz y buscas una solución. Es muy fácil que en este proceso desentierres lamentos
del pasado por asociación y se desencadenen preocupaciones futuras. Eso hace que tu ánimo
decaiga todavía más. Empiezas a sentirte mal por no poder recuperar la alegría. El “critico
interior” que vive dentro de todos nosotros empieza a susurrarte que es culpa tuya, que
deberías esforzarte más cueste lo que cueste. Y entonces te sientes separado de tu yo más
profundo y más sabio. Te pierdes en un ciclo de recriminaciones y de juicios, te culpas por no
ser la persona que desearías ser y no satisfacer tus ideales.

Esto se debe a que nuestro estado mental está íntimamente conectado con la
memoria y busca constantemente entre los recuerdos para encontrar aquellos similares a
nuestro estado emocional actual. Busca encontrar similitudes para encontrar una solución al
problema actual. Sucede de forma automática antes de ser consciente. Es una habilidad de
supervivencia básica, muy poderosa y casi imposible de detener. No puedes detener lo que
desencadena los recuerdos infelices, los pensamientos de autocritica y los juicios, pero si
puedes parar lo que ocurre después. Puedes evitar que la espiral se alimente a sí misma y
desencadene el siguiente ciclo de pensamientos negativos y parar la cascada de emociones
destructivas que pueden desembocar en estados de infelicidad, ansiedad, estrés, irritabilidad o
agotamiento.

La meditación de la atención plena te enseña a identificar los recuerdos y los


pensamientos dañinos cuando surgen. No son reales, no son tú. Puedes aprender a observar
los pensamientos negativos cuando aparecen, permitir que se queden un momento y después
observar cómo se evaporan ante tus ojos. Y entonces puede suceder algo extraordinario: una
profunda sensación de felicidad y paz llena ese hueco. Observar tu vida desde un lugar distinto
puede transformar tus sentimientos.

El modo en que nos encontramos más a menudo es un modo de acción: el modo


“hacer”: Es un modo que funciona con objetivos, buscando resultados. En este modo nuestra
mente esta las mas más de las veces en el futuro o en el pasado, evaluando, comparando,
categorizando.

Nuestra mente también cuenta con un modo distinto de relacionarse con el mundo:
es el modo “ser”. El modo “ser” funciona de modo diferente: No tiene otra finalidad que
apreciar plenamente la experiencia del momento. Es un modo que se vive en el presente. En el
modo ser nuestra experiencia puede desplegarse con toda su riqueza. Se parece a un cambio
de perspectiva pero es mucho más. Se trata de una manera distinta de conocimiento que te
permite ver como tu mente tiende a distorsionar la “realidad”. Y puedes cambiar tu paisaje

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interior con independencia de lo que ocurra a tu alrededor. Tu felicidad ya no depende de las
circunstancia externas. Has recuperado el control de tu vida. Si el modo “hacer” es una
trampa, el modo “ser” es la libertad. La atención plena surge espontáneamente del modo “ser”
cuando aprendemos a prestar atención a las cosas como realmente son, a propósito, en el
momento presente y sin juzgar. Con la atención plena empezamos a ver el mundo tal como es,
no como esperamos que sea, ni cómo queremos que sea, ni como tememos que pueda llegar a
ser.

LAS SIETE CARACTERÍSTICAS DE LOS MODOS MENTALES “HACER” Y “SER”

1. Piloto automático versus elección consciente


El modo “hacer” es realmente brillante automatizando nuestra vida mediante los
hábitos y es lo que nos permite aprender mediante la repetición y no tener que intentar
recordar cómo se atan los zapatos, por ejemplo. El problema surge cuando concedemos
demasiado control al piloto automático y podemos acabar, pensando, caminando, trabajando,
comiendo o conduciendo sin una conciencia clara de lo que hacemos y de este modo te
pierdes gran parte de la vida. El modo consciente, el modo “ser”, te permite tomar plena
conciencia de tu vida de nuevo para realizar acciones deliberadas en lugar de dejar que el
piloto automático te aparte a un lado y malgastes tu vida incurriendo en los mismos hábitos de
pensamiento y de acciones que han dejado de servirte hace mucho tiempo.
2. Analizar versus sentir

El modo “hacer” necesita pensar. Analiza, recuerda, planifica y compara. Ese es su


papel. Pasamos mucho tiempo “en nuestra cabeza” sin darnos cuenta de lo que sucede a
nuestro alrededor y podemos llegar a vivir dentro de nuestros pensamientos en lugar de
experimentar el mundo directamente. Esos pensamientos pueden tomar fácilmente una
dirección toxica. Con la práctica de la atención plena se trata no solo de pensar de una manera
distinta, significa recuperar el contacto con nuestros sentidos, ver, escuchar, tocar, oler y
saborear las cosas como si fuese la primera vez. Recuperar la auténtica curiosidad por el
mundo. Es un “despertar” a lo que está ocurriendo en tu interior y en el mundo a cada
momento.

3. Luchar versus aceptar

El modo “hacer” implica juzgar y comparar el mundo real con el mundo que nos
gustaría en nuestros pensamientos y en nuestros sueños. Limita la atención al hueco entre
esos dos mundos. El modo “ser” te invita a observar como transcurre la vida dejando que sea
tal como es durante ese momento de observación. La aceptación plena no significa que tengas
que resignarte a tu destino, pero en lugar de juzgarla, o atacarla te permite observarla de
manera simple y compasiva y detener las espirales negativas desde el principio, te brinda la
posibilidad de elegir, y en ese proceso te libera de la infelicidad, del temor, de la ansiedad y del
agotamiento para enfrentarte a los problemas del modo más eficaz posible y en el momento
más adecuado.

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4. Ver los pensamientos como algo solido y real versus tratarlos como hechos mentales

La atención plena nos enseña que los pensamientos son solo pensamientos, que son
hechos que existen en la mente. En muchos casos resultan valiosos pero no son “yo” o la
realidad. Son tus comentarios interiores continuos sobre ti mismo y el mundo. Y reconocerlo te
libera de la realidad dislocada que nos construimos mediante preocupaciones interminables,
dando vueltas a las cosas, pensando sin parar. Recuperas la capacidad de ver un camino claro
en la vida.

5. Evitación versus acercamiento

En el modo “hacer” resuelve los problemas teniendo en mente los objetivos, pero
también los “antiobjetivos” y los lugares a los que no quieres ir. Esto se convierte en un
problema si utilizas la estrategia de evitar determinados estados mentales como el cansancio y
el estrés porque al intentar evitarlos empiezas a crear nuevos temores, lo que incrementa tu
ansiedad y tu estrés y con ello tu agotamiento.

El modo “ser” te anima a acercarte a las cosas que te apetece evitar. No te dice “no te
preocupes “o “no estés triste”. Reconoce tu miedo o tu tristeza, tu fatiga y tu desgaste y te
anima a “dirigirte” a estos sentimientos y a las emociones que amenazan con anularte. Este
enfoque compasivo reduce gradualmente el poder de tus sentimientos negativos.

6. Viaje mental en el tiempo versus permanecer en el momento presente

Cuando te sientes estresado, tiendes a recordar únicamente las cosas negativas y te


cuesta rememorar las positivas. Algo similar ocurre cuando piensas en el futuro: el estrés te
lleva a pensar que un desastre te espera a la vuelta de la esquina, y cuando te sientes infeliz te
resulta casi imposible mira r el futuro con optimismo. Revivimos hechos pasados y volvemos a
sentir su dolor; previvimos desastres futuros y presentimos su impacto.

La meditación entrena a la mente para “ver” conscientemente los pensamientos a


medida que surgen. Esto te permite vivir tu vida a medida que se va desarrollando en el
momento presente. Ves los recuerdos como recuerdos y los planes como planes. Evitas el
dolor añadido que provoca revivir el pasado y previvir el futuro.

7. Actividades agotadoras versus actividades energetizantes.

Cuando estás en cerrado en el modo “hacer” puedes quedarte atrapado en objetivos


importantes que te obligan a centrarte en ellos y excluir todo lo demás, incluyendo tu propia
saluda y tu bienestar. Al final acabaras exhausto, apático y desgastado.

El modo “ser” restaura el equilibrio ayudándote a sentir con más claridad las cosas que
te aportan energía y las que te despojan de tus recursos internos. Te ayuda a sentir la
necesidad de tiempo para alimentar tu alma y te brinda el valor y el espacio necesarios para
hacerlo y te ayuda a enfrentarte mejor a esos aspectos inevitables de la vida que pueden
llevarse tu energía y tu felicidad innata.

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8. Cambiar el ritmo conscientemente

La meditación mindfulness te enseña progresivamente a identificar el modo en que


está funcionando tu mente. Si cambias de ritmo en cualquiera de estas dimensiones, las otras
cambiaran también. Por ejemplo, puedes dejar de evitar y descubrirte siendo menos crítico;
puedes estar más presente y también te encontraras tomándote tus pensamientos menos
literalmente; o ser más generosos contigo mismo y sentir más empatía hacia los demás…Y
cuando haces todas estas cosas, un entusiasmo energía y una ecuanimidad natural surgen
dentro de ti.

Los beneficios derivados de ello son de gran alcance. Puede ayudarnos a ver y a
aceptar las cosas como son. Lo que significa que podemos vivir en paz con la inevitabilidad del
cambio y la imposibilidad de ganar siempre. Las preocupaciones por las cosas que van mal, que
ocupan nuestra mente cada día empiezan a perder fuerza. Al dejar de empeñarnos en
controlarlo todo, ya somos menos vulnerables a los altibajos de la vida y menos susceptibles
de vernos arrastrados por problemas emocionales como la depresión, la ansiedad u otros
problemas físicos relacionados con el estrés, como el dolor crónico y el insomnio. Nos
preocupamos menos del “yo”. Además de reducir así el sufrimiento, la atención plena nos
permite experimentar la riqueza de los momentos de la vida. El aburrimiento desaparece al
despertar a la rica complejidad de cada momento. También nos deja libres para actuar de
manera más sabia y más hábil en las decisiones cotidianas al estar más conscientes y tener una
visión más general. La meditación mindfulness no niega el deseo natural del cerebro de
resolver los problemas. Simplemente nos brinda tiempo y espacio para elegir la mejor manera
de solucionarlos.

LO QUE DEMUESTRAN LOS ESTUDIOS CIENTIFICOS

Los programas de entrenamiento para la atención plena han sido validados por
numerosos estudios científicos. Contrariamente a lo que se venía creyendo durante mucho
tiempo, el cerebro es “plástico”, y ello incluso en la edad adulta. Es una noticia revolucionaria:
mediante la práctica podemos influenciar y modificar nuestra arquitectura cerebral para
aumentar nuestro bienestar y nuestra calidad de vida. Algunos estudios realizados, en
concreto sobre monjes budistas (a los que se les han realizados resonancias magnéticas
funcionales en plena meditación) han mostrado cambios mensurables en regiones del
cerebros asociadas a la memoria, a la autoconciencia, a la empatía y al estrés. Incluso en
personas que han seguido la práctica de la atención plena durante dos meses y medio, son
perceptibles ya los cambios.

¿Puede cambiar tan profundamente nuestras vidas el simple cultivo de una actitud
diferente hacia la experiencia cotidiana? Una de las características más sorprendentes de la
meditación mindfulness es que está demostrado que sus efectos profundamente positivos
producen cambios en el cerebros. Avances científicos recientes nos permiten ver que las
partes del cerebro relacionadas con emociones positivas como la felicidad, la empatía y la
compasión se fortalecen y son más activas en las personas que meditan.

Existen toda una serie de pruebas científicas que sustentan la respuesta afirmativa.
Ocho semanas de meditación pueden provocar cambios físicos en regiones cerebrales

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relacionadas con el estrés, la depresión, la memoria, el aprendizaje, la empatía y la compasión
como lo demuestran los estudios realizados llevados a cabo por psiquiatras del Hospital
General de Massachussets (EE.UU.)sobre los efectos de la meditación en el cerebro.

En la actualidad la meditación mindfulness o atención plena se incluye en numerosos


programas psicoterapéuticos ya que se ha demostrado científicamente su eficacia en y son los
siguientes:

- La ansiedad, la depresión y la irritabilidad se reducen.


- Mejora la memoria, los tiempos de respuesta se agilizan y la energía mental y física
aumenta.
- Disfrutan de unas relaciones de mayor calidad y más satisfactorias.
- Se reducen los indicadores clave del estrés crónico, incluyendo la hipertensión.
- Reduce el impacto de enfermedades como el dolor crónico, el cáncer incluso las
dependencias a las drogas y al alcohol.
- Refuerza el sistema inmunológico y con ello disminuyen las enfermedades.

Estos beneficios psicológicos y cognitivos de la meditación se mantienen en el tiempo


porque el cerebro de los meditadores cambia según se pudo comprobar, después de tan solo 8
semanas de esta práctica, mediante resonancia magnética funcional de los cerebros en los
que la materia gris –relacionada con el numero de neuronas y estas con la inteligencia- había
aumentado en diversas regiones cerebrales. Nuestra corteza cerebral y nuestra materia gris se
vuelven más delgadas con el paso de los años. Afortunadamente la meditación de la atención
plena puede ayudar. Así que la meditación permite muscular aéreas del cerebro que sustentan
funciones cerebrales como la memoria y el aprendizaje. En concreto hay tres áreas en las que
la corteza cerebral es más espesa en los meditadores: la ínsula anterior, la corteza sensorial y
la corteza frontal que están involucradas al prestar atención a la respiración y a otros
estímulos sensitivos durante la meditación. Y están relacionadas con el mantenimiento de
nuestras capacidades cognitivas.

Otra de las aéreas que presentaron un aumento significativo de materia gris fue el
hipocampo que está implicado en la memoria. Pero también en la regulación de las
emociones. Las personas que meditan señalan que se sienten más relajados. El hecho de que
la materia gris aumente explicaría desde la neurociencia los beneficios psicológicos de la
meditación en la depresión o el estrés postraumático, patologías en las que se observa un
menor volumen del hipocampo.

Asimismo, la depresión se ha relacionado con niveles bajos de serotonina, un


neurotransmisor fundamental para regular nuestro estado de ánimo. La mayor parte de las
neuronas que producen serotonina se encuentran en los núcleos del rafe, localizados en el
bulbo raquídeo, cuya materia gris también se incrementa con la práctica regular de la
meditación. Y otro dato interesante: los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación
de serotonina como el Prozac y otros similares, también contribuyen a incrementar el volumen
del hipocampo. Parece que meditación y pastillas tiene efectos similares sobre la materia gris
del hipocampo.

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Richard Davidson, psiquiatra de la Universidad de Wisconsin, junto con uno de los
responsables de la introducción de la meditación en el campo de la psicología, Jon Kabat-Zinn,
médico y director del Centro para la Atención Plena de la Universidad de Massachussets, han
demostrado que las personas que están desasosegadas presentan mayor actividad en la
corteza prefrontal derecha del cerebro y esto se observa fundamentalmente cuando las
personas están ansiosas, deprimidas o hipervigilantes. Por otra parte, las personas que están
contentas y con menos estado anímicos negativos presentan una mayor actividad en la corteza
prefrontal izquierda. Después de un curso de 8 semanas los meditadores presentaban una
mayor activación del lado izquierdo y su estado anímico había mejorado en relación con el
grupo de control. Y además la práctica de la meditación también había mejorado su respuesta
inmunológica.

La doctora Sarah Lazar, del Hospital General de Massachussets, descubrió que cuando
se practica la meditación durante varios años, estos cambios positivos cambian la estructura
física del cerebro. Este cambio en los circuitos del cerebro resulta más pronunciado en una
zona de la superficie cerebral conocida como ínsula, que controla muchos de los rasgos
considerados fundamentales en la naturaleza humana como la empatía y los sentimientos de
bondad, generosidad que ejercen unos efectos muy beneficiosos en la salud y en el bienestar,
las emociones positivas y el gusto por la vida.

OTROS BENEFICIOS DEMOSTRADOS DE LA MEDITACIÓN

Centros de investigación de todo el mundo continúan descubriendo beneficios de la


meditación mindfulness para la salud mental y física.

 Mindfulness, bondad y estado de ánimo positivo.


Se ha demostrado que la meditación centrada en la bondad hacia uno mismo y los
demás fomenta emociones positivas que, a su vez despiertan la sensación de gusto por
la vida. Después de tan solo nueve semanas y se redujeron síntomas de dolencias tan
diversas como dolores de cabeza o de pecho, congestión y debilidad. Se ha
demostrado que el incremento de estados de ánimo positivos y de bienestar está
relacionado directamente con la toma de conciencia de las actividades cotidianas, con
el observar y prestar atención a las experiencias ordinarias de la vida y con actuar de
manera menos automática. En cambio, el descenso de los estados de ánimo negativos
está más vinculado a los pensamientos y a las emociones de aceptación, sin juicios,
aprendiendo a mostrarse abierto y curiosos hacia los sentimientos dolorosos.
 Mindfulness y autonomía
Se ha descubierto que las personas más conscientes participan en actividades más
autónomas. Es decir, no hacen las cosas porque los demás se lo pidan o les presionen
para ello sino que hacen aquellas cosas que valoran de verdad sin ser influidos por los
demás.
 Meditación y salud física
Se ha demostrado, en estudios realizados durante 19 años, que la mortalidad se redujo
en un 23%. Se observó una reducción del 30% en la tasa de mortalidad por
enfermedades cardiovasculares y un 49% menos por cáncer en el grupo de meditación
en comparación con los grupos de control.

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 Meditación y depresión
Se ha demostrado que mindfulness reduce las posibilidades de recaídas del 68% al
30% y que los efectos sobre las personas que dejaban la medicación y realizaban un
curso de 8 semanas obtenían los mismos o mejores resultados que las que seguían con
la medicación.
 Mindfulness y resilencia
Se ha demostrado que mindfulness fomenta la resilencia, es decir la capacidad de
soportar los golpes y las dificultades de la vida considerablemente.

Estos hallazgos, logrados a través de investigaciones en laboratorios y en clínicas de


todo el mundo están cambiando el modo de pensar de los científicos sobre la mente. La
atención plena intensifica en gran medida las alegrías de la vida cotidiana. En la práctica,
incluso las cosas más pequeñas pueden volver a resultar cautivadoras de repente.

Suele contarse la experiencia de la rana en la marmita y consiste en que, si


sumergimos a una rana en una cacerola con agua fría y poco vamos aumentando la
temperatura del agua hasta llevarla al punto de ebullición, la rana que podría saltar y
escaparse en cualquier momento, se va adaptando, se entumece, se habitúa a la temperatura
y acaba hervida…Por el contrario, si la sumergimos de golpe en agua muy caliente, se escapa
de un salto, salva su piel y…¡su vida!

¿Cómo reaccionamos nosotros? Sumergidos en el baño de la vida ¿Hasta qué punto


somos conscientes de los cambios de la temperatura o del nivel del agua? Finalmente, esta
metáfora nos plantea una cuestión: ¿nos entumece el arrullo del bienestar material? ¿Estamos
condicionados por tantos hábitos que merodean junto a nosotros? ¿Soportamos situaciones
intolerables por miedo al cambio y nos vamos adaptando poco a poco aunque nos lleguen a
enfermar: pareja, trabajo…? Si la respuesta es afirmativa, ¿hasta qué punto y qué
consecuencias tiene sobre nuestra presencia en la vida? Ejercitar nuestra conciencia,
desarrollar nuestra capacidad de atención, es darse la oportunidad de vivir la vida con plenitud
en cada momento.

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE VIVIR CON ATENCIÓN PLENA?

Habitualmente es nuestra mente la que lleva el control de nuestra vida, le dimos ese
papel al descubrir el valor de recordar el pasado para prevenir el futuro. Eso nos daba
información válida para la supervivencia. Pero la mente es incapaz de capturar el presente, es
demasiado fugaz para ella. Así, los que marcan nuestra vivencia del presente son los
recuerdos (de algo que sucedió o creemos que sucedió) y las previsiones (de algo que no ha
sucedido y puede que nunca suceda como prevemos). Entre tanto, el presente real va
sucediendo sin que nosotros nos enteremos.

La Atención Plena nos trae a vivir la vida que realmente está sucediendo. Si
conseguimos estar realmente presentes el timón cambia de manos y pasa a la consciencia que
observa. Se forma parte de lo que está sucediendo. Incluso nuestros recuerdos serán más
acordes a la realidad, más objetivos, porque el presente ha sido observado de lleno.

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Nos permite enfocar nuestra energía y darnos cuenta del alcance de lo que hacemos.
Permite disfrutar de todos los momentos de la vida, de cada aliento, de lo que nos trae y lo
que nos sucede. Permite observar los acontecimientos y participar en ellos con plena
aceptación, abiertos a lo que suceda. Incluso ante un hecho catastrófico, permite vivirlo como
corresponda, con el dolor que corresponda, pero con plena consciencia, tolerancia y respeto,
dueño de uno mismo. Esa serenidad contribuye a optimizar nuestro estado de salud físico y
mental, evitando el estado de estrés y las somatizaciones habituales en nuestra forma de vida
alterada.

Sea cual sea el problema del paciente, posiblemente, al menos una parte se deberá al
recuerdo subjetivo de un pasado o a la preocupación de un hipotético porvenir. No se pueden
modificar los hechos sucedidos y tampoco podemos anticipar con certeza, ya que puede que
tomar un autobús en vez del siguiente o el anterior cambie más nuestro futuro que una
entrevista de trabajo o un examen, pero podemos elegir la actitud actual ante esos sucesos
pasados o previstos. Así evitamos el sufrimiento estéril. Y valorar el problema sin la carga de
las emociones alteradas permite afrontarlo con mucha más claridad y efectividad. Ahora
puede actuar la mente sin contaminar ni ser contaminada por los sentimientos, bajo la mirada
atenta de la consciencia observadora.

Nos pone en disposición de tomar plena responsabilidad de nuestras vidas, ya no nos


vale echar la culpa a otros sucesos o personas, costumbre que nunca resultó satisfactoria
porque, en el fondo de la conciencia, sabíamos que la responsabilidad era nuestra. Eso nos
lleva a vivir de una forma mucho más coherente.

Somos conscientes de nuestra humanidad y de la de los demás, aceptamos las


debilidades igual que las fuerzas y, por tanto, aceptamos y comprendemos las reacciones y
comportamientos como procesos de seres humanos que están aprendiendo en la escuela de la
Vida. Entonces no hay nada que juzgar y sólo queda aceptar.

La atención plena nos invita a que observemos lo que ocurre sin juzgarlo. Observar sin
juzgar es ponerse en la piel de un investigador que tuviese su laboratorio… entre las dos
orejas. Es observar con curiosidad y sin esperar nada.

De manera (casi) automática, analizamos las situaciones, las experiencias y las personas
con las que nos encontramos, y las clasificamos, las comparamos, las juzgamos como buenas o
malas…Muchas veces nos son uno, sino diez los análisis que nuestro cerebro empieza al mismo
tiempo. Además de consumir energía, disminuye nuestra capacidad de estar presentes en el
aquí y ahora, y también con las consecuencias de restringir nuestras posibilidades de
responder de manera apropiada a la situación.

Observar una situación sin juzgarla, tal y como es, da un nuevo espacio de libertad. Esta
libertad se revela un muy buen instrumento para decidir, por ejemplo, si un comportamiento o
una acción es adecuada.

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¿CÓMO VAMOS A TRABAJAR PARA APRENDER A INTEGRAR LA ATENCIÓN PLENA EN
LA VIDA COTIDIANA?

En primer lugar, darme cuenta de ese aspecto de mí mismo que llevo siempre subido a
un hombro. Es el observador permanente, que lo ve todo tal como es, pero a quien se ignora
siempre, Para ello vamos a empezar con unas cuantas herramientas para acecharse y
descubrirse “enganchado” en pensamientos, fuera del momento presente. Vamos a
trabajar semanalmente, durante ocho semanas, con las siguientes prácticas:

UNA PRACTICA INFORMAL que consiste en que nos acordemos a lo largo del día de
prestar atención a todo lo que nos ocurra en cada momento. Practicar la atención
plena significa darnos cuenta de la sensación de andar cuando estamos andando,
reparar en el sabor de la comida cuando estamos comiendo y reparar en las nubes y
en los arboles cuando estamos caminando. Para ello vamos a proponer una serie de
“practicas informales” mediante las cuales se trata de desarrollar la atención plena.
Todas están destinadas a contrarrestar nuestra tendencia a la multitarea o a hacer las
cosas de manera mecánica mientras estamos sumidos en algún pensamiento.

UNA PRACTICA FORMAL DE MEDITACIÓN que supone reservar un tiempo cada día
para ir al “gimnasio mental” y sentarnos a meditar tranquilamente para cultivar la
atención plena. Se pueden utiliza muchos tipos de meditación. Este tipo de meditación
trata de ser conscientes de nuestra experiencia presente con aceptación. Podemos
practicarlo en cuatro posturas distintas: sentados, de pie, caminando y tumbados.
La meditación ya no necesita defensores pues la ciencia ha demostrado que solamente
trae beneficios pues brinda la posibilidad de encontrarse con nuestro interior
profundo. Por eso es tan importante aprender a meditar y así disfrutar plenamente de
la vida. Aprender a meditar permite equilibrar las emociones, poniéndote en contacto
con tu subconsciente, relajándote por medio de dejar tu campo mental libre de
pensamientos. Si practicas de manera constante la meditación, lograrás desarrollar la
concentración y el autocontrol, lo que traerá como resultado un mejor desempeño en
el trabajo y mejores relaciones personales pues sabrás cuándo hablar y cuándo callar.
La meditación puede convertirse en colaborador de tu desarrollo mental y espiritual,
dándole sentido de tu vida y permitiéndote entonces disfrutar de ella. “Llegar a una
perspectiva más amplia es como abrir una ventana en una habitación mal ventilada,
toda la atmósfera se renueva y la brisa fresca trae alternativas para nuestras maneras
habituales de reaccionar. Por medio de la práctica de la auto-observación en la
meditación y en la vida diaria, incluso nuestros cuestionamientos más profundos
pueden ser contestados. Sin darte cuenta de cómo sucede, verás tu vida desde nuevas
perspectivas, adquiriendo otras formas de resolver los problemas, y abriendo el canal
de la intuición y de la comunicación con energías sutiles y ocurre el milagro
transformador de la meditación, llevándote al autocontrol y el disfrute de la vida.

UNA PRÁCTICA LIBERADORA DE HABITOS. Son prácticas muy sencillas que rompen
con los hábitos que pueden atraparte en los patrones de pensamientos negativos. Te
sacan de tus viejas rutinas. Somos seres de hábitos, y es extraordinario hasta que

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punto nos sentimos seguros con estas repeticiones. Facilitan el no dar valor a las cosas
y dejar vía libre al piloto automático. Es posible que dejes de percibir lo que ves, los
sonidos, los olores de lo que te rodea y con ello no puedes “saborear la vida” que te
pasa de largo sin que te des cuenta.

UNA LECTURA INSPIRADORA cada semana que te ayude a comprender y aumentar tu


consciencia, tu motivación y tu compromiso con la práctica.

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