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PSICOEDUCACIÓN MINDFULNESS

La atención plena es una estrategia de intervención que permite abandonar la actitud de lucha a la
preocupación o tristeza para promover un estado psicológico más saludable (conectar y estar en
paz con la mente, emocional y conductual).

Las traducciones más comunes son Atención Plena, Plena Conciencia, Presencia Mental y
Presencia Plena/Conciencia Abierta entre otras. Emplearemos la traducción más utilizada en este
momento que es "Atención Plena" y, en la generalidad de los casos, directamente el vocablo inglés
Mindfulness.

Aunque creemos tener control consiente de nuestra atención, pero lo que normalmente sucede es
que estamos constantemente atendiendo a pensamientos acerca del pasado o del futuro o bien,
reconociendo solo una pequeña porción de lo que está sucediendo en el presente: si lo que estoy
experimentando me gusta, quiero que continúe o si lo que estoy experimentando me desagrada,
quiero que desaparezca.

Mindfulness permite reconocer lo que está sucediendo mientras está sucediendo, aceptando
activamente el fluir de la experiencia tal cual se está dando. Así es que, aunque experimentemos
algo desagradable (por cierto algo inevitable en la medida en que estemos vivos), podremos
ahorrarnos el sufrimiento añadido de tener que lograr que aquello desagradable desaparezca.

Quedarse solo con lo que experimentamos sin agregar nada más es lo que la práctica de
mindfulness permite.

Dado que existen demasiadas terapias que utilizan mindfulness, se puede entender que existen
demasiados autores que hablan de ella, por lo que nosotros nos vamos poner en práctica el
Programa Reducción del Estrés Basado en Mindfulnes de Jon Kabat-Zinn.

El define Mindfulness como “Una conciencia que se desarrolla prestando una atención concreta,
sostenida, deliberada y sin juzgar al momento presente”.

Este tipo de atención nos permite aprender a relacionarnos de forma directa con aquello que está
ocurriendo en nuestra vida, aquí y ahora, en el momento presente. Es una forma de tomar
conciencia de nuestra realidad, dándonos la oportunidad de trabajar conscientemente con
nuestro estrés, dolor, enfermedad, pérdida o con los desafíos de nuestra vida.

La atención plena nos ayuda a recuperar nuestro equilibrio interno (cuerpo, mente y espíritu).

Los fundamentos actitudinales de la práctica del mindfulness

Para conseguir una conciencia en el aquí y en el ahora es necesario conocer y practicar


determinadas actitudes que nos van a permitir prestar atención plena, esas actitudes son:

 No juzgar: Cuando prestas atención a cómo funciona nuestra mente, descubres que
tenemos juicios sobre todo lo que acontece en nuestro alrededor. Bueno-malo, me gusta-
no me gusta, en un ciclo infinito enjuiciador. Somos expertos en etiquetar, clasificar,
dividir, calificar. El No juicio, se refiere a la capacidad de cultivar el discernimiento para no
quedar atrapados en nuestros hábitos mentales. Desde el discernimiento percibimos la
realidad sin añadirle nuestros propios condicionamientos, admitiendo todas las
perspectivas y teniendo en cuenta todas las opiniones, pero de una manera ligera y sin
involucrarnos emocionalmente. Esto nos permite percibir una realidad más amplia y más
sabia de lo que nos rodea.
 Paciencia: La paciencia consiste en no querer acelerar el ritmo natural de los
acontecimientos. Todo tiene un ciclo vital que debemos respetar y del que podemos
aprender cuando sostenemos la actitud correcta. ¿Te imaginas plantar una semilla e
inmediatamente remover la tierra para ver si comenzó a germinar? ¿Cual crees que seria
el resultado? Paciencia no es la habilidad de esperar, sino la habilidad de mantener una
buena actitud mientras esperas, sobre todo cuando las cosas se ponen difíciles.
 Mente de principiante: Muchas veces dejamos que lo que “sabemos” nos impida ver la
realidad tal cual es. A esto puede ser debido a ideas preconcebidas, prejuicios, o
simplemente a vivir mentalmente en el pasado. Se trata de mirar al presente de una
manera fresca y abierta. Vivir con mente de principiante implica en muchos casos
“desaprender” para que nuestro “saber” no haga más suposiciones de la cuenta y nos guíe
por los caminos que ya conocemos, privándonos de la oportunidad de investigar y
descubrir nuevos aspectos de la experiencia vital del momento. Para practicar esta actitud
en la vida diaria, cada vez que te encuentres con una persona o situación, trata de verla
con una mirada fresca, tal cual es ahora, en lugar de percibir solo el reflejo de tus propias
ideas sobre esta persona o situación.
 Confianza: La confianza es el reconocimiento de que no podemos estar en control de cada
pequeño detalle de nuestra vida y como no podemos estar en control de todos estos
aspectos la actitud más inteligente y practica es precisamente el confiar en todo
funcionara satisfactoriamente. Confiando en nosotros mismos, en nuestra intuición, en las
sensaciones sutiles que nos ofrece el cuerpo. Confiando en que sabremos distinguir a un
amigo de alguien que no nos quiere bien. De que pase lo que pase podremos lograrlo, de
que pase lo que pase seguiremos valorándonos y apreciándonos, de que pase lo que pase
nuestro cuerpo y nuestra mente serán nuestros mejores aliados.
 No esfuerzo: Se trata de no forzar, de dejar que el río de la vida discurra sin querer
intervenir o modificar su curso en todo momento para que las cosas nos vengan siempre
de cara. Dejar de poner el foco en el “hacer” y simplemente “ser”. Desde ese “modo ser”
surgen las acciones sin esfuerzo desproporcionado. Podemos elegir lo que le damos a la
vida pero no lo que la vida nos da. Mantener una actitud distendida consiste en permitir
que suceda lo que está sucediendo. Estar con la experiencia tal como aparece, sin juicios
que nos lleven a actuar precipitadamente en un sentido u otro.
 Aceptación: Aceptación es un reconocimiento activo de que las cosas son como son, sin
una reacción emocional.
 Dejar ir: Nuestro afán de supervivencia nos lleva a aferrarnos a cosas, personas,
emociones y situaciones, que en cierto modo suponen para nosotros una tabla de
salvación. Una casa, un plato lleno, un hijo, una relación, un puesto de trabajo, etc.
Muchos de los conflictos que vivimos surgen del miedo a perder alguno de estos atributos
que nuestro ego lucha por preservar pasando por alto la ley universal de la
impermanencia. Dejar ir o Ceder significa permitir a cada situación seguir su propio curso.
Sin luchar ni resistirse al cambio, si no fluyendo con el. Cuando nos aferramos y no nos
permitimos fluir. En la vida diaria, cuantas veces nos aferramos a una situación o emoción
impedimos que se abran nuevas posibilidades o una oportunidad mejor. Las emociones a
las que mas nos apegamos son al dolor, a la ira, a la necesidad de reconocimiento, la
sensación de ser mejores que otros.

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