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1.

LA NARRATIVA ESPAÑOLA EN LAS PRIMERAS DÉCADAS DEL SIGLO XX:


UNAMUNO, AZORÍN, BAROJA
A finales del siglo XIX en la literatura española se perfilan varios grupos literarios por sus
diferentes
actitudes ideológicas y estéticas:
-Los regeneracionistas buscan favorecer cambios que produzcan progreso en el país.
Joaquín Costa, como precursor del 98 proclama que “hay que echar doble llave al sepulcro
del Cid”.
-Los modernistas defienden la importancia del arte en sí mismo, adoptando una postura
inconformista, bohemia y, a la vez, estéticamente renovadora.
-La Generación del 98 manifiesta fundamentalmente una actitud crítica, reflexiva y austera,
cuya preocupación central es la situación de España, la crisis histórica que vive el país y las
posibles salidas para la misma

Son los novelistas de la Generación del 98 quienes marcan la narrativa de principios del siglo
XX. El término Generación del 98, acuñado por Azorín, incluía a Ganivet, Unamuno,
Benavente, Baroja, Maeztu, a él mismo y a otros escritores que adoptaron los principios del
Modernismo, como el autor teatral Valle-Inclán y el poeta Antonio Machado.
El concepto de generación define a este grupo por ser próximo en edad, de formación
intelectual similar y con actividades culturales comunes. Comparten, además, un hecho
generacional clave como fue el Desastre del 98. Poseen influencias filosóficas comunes como
la del filósofo alemán Nietzsche y las corrientes irracionalistas. Exaltan a los primitivos
españoles (el Cid, Berceo) y declaran a Larra como precursor.

Los une la preocupación por la crisis histórica que vive España en esta época, el deseo de
superar la misma y la reivindicación de la identidad española, identificada especialmente con
el sobrio paisaje castellano.

Esta generación encuentra en la narración su mejor forma de expresión. Una narración que
reacciona contra las corrientes anteriores del Realismo y del Naturalismo de la segunda mitad
del XIX.

Los temas centrales de sus novelas son: la reflexión sobre España y la preocupación
existencial sobre el sentido de la vida y la existencia de Dios.

En cuanto a las innovaciones en la narrativa:


En 1902 se publicaron cuatro obras significativas: La voluntad, de Azorín; Camino de
perfección, de Pío Baroja; Amor y pedagogía, de Unamuno y Sonata de otoño de Valle-Inclán.
Estas novelas son los testimonios más tempranos de un camino innovador, que
introdujo rasgos en la narrativa como los siguientes:
- La novela se centra en el mundo interior del protagonista
- Fragmentación en estampas
- El narrador tiende también a diluirse, aunque cuando aparece es un narrador subjetivo
- Cobra mucha importancia el diálogo

Se rechaza el estilo de la generación literaria anterior (la retórica y la


grandilocuencia), a favor de la sobriedad y la claridad. Al mismo tiempo, es
una generación que contribuye a enriquecer el castellano buscando en las raíces
populares.
AUTORES

Miguel de Unamuno escribió ensayo, novelas (que, a partir de su obra Niebla


denomina “nivelas” para diferenciarlas de la novela tradicional), dramas y poesía. Destacan
Del sentimiento trágico de la vida de temática religiosa, su “nivela”, San Manuel Bueno, mártir.
En el ensayo Vida de Don Quijote y Sancho

Pío Baroja. Destaca su novela El árbol de la ciencia. Su obra es abundante y se compone de


trilogías, entre las que destaca La lucha por la vida o Tierra vasca, de la que destaca Zalacaín,
el aventurero.

Azorín escribió novelas, cuentos y ensayos a partir de viajes por ciudades y pueblos españoles.
Destacan entre sus obras: La voluntad, o Antonio Azorín en las que predominan los elementos
autobiográficos y de impresiones originadas por el paisaje, y La ruta de Don Quijote.

2. LA POESÍA DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX:


RUBÉN DARÍO, ANTONIO MACHADO, JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

La poesía de principios de siglo en España está inserta fundamentalmente en el movimiento


modernista. El Modernismo es el término que se aplicó a las tendencias europeas y
americanas de fin del siglo XIX. Los rasgos comunes de estas tendencias eran el inconformismo
y la necesidad de renovación.

Los rasgos que definen a la poesía de principios de siglo son:


-Reacción contra el espíritu utilitario de la época y crisis de la conciencia burguesa.
-Esto lleva a dos posturas: la comprometida y, mayoritariamente, la de aislamiento
aristocrático y refinamiento estético, con una actitud bohemia.

Las influencias que recibe la poesía de principios de siglo y especialmente el Modernismo son:
-Fuerte influencia francesa que se manifiesta en dos corrientes:
· Parnasianismo
· Simbolismo
-De la tradición encontramos la influencia esencial de Bécquer.

Los temas son:


-Rechazo de lo vulgar. Se exalta lo irracional (el sueño y el misterio).
-Escapismo: tratan de vivir en el ensueño, escapan a la Edad Media, a la corte del XVIII francés,
a la mitología clásica y al exotismo oriental.
-Cosmopolitismo: centrado en la devoción por París (la bohemia).
-Amor y erotismo
-Regionalismo y americanismo: búsqueda de la tradición en las costumbres y el lenguaje
(autores andaluces, extremeños como Luis Chamizo...).

El lenguaje modernista se caracteriza por el enriquecimiento estilístico:


-Importancia del color y de los efectos sonoros
-Léxico, enriquecido con voces exóticas y cultismos.
-Lo sensorial se manifiesta a través de la sinestesia (blanco horror, sol sonoro).
-La métrica ofrece un inmenso enriquecimiento de ritmos: el verso preferido es el alejandrino
como influencia francesa
En España el movimiento poético más importante de principios de siglo es el Modernismo.
Se caracteriza por dos etapas:
-Hasta 1896 se caracteriza por el preciosismo formal que responde a un deseo de elevación y
Refinamiento.
-La segunda etapa se caracteriza por un mayor intimismo y menor brillantez, en la que
destacan Manuel Machado, Villaespesa y Marquina; pero es fundamental la presencia del
Modernismo en autores que crean nuevas corrientes como J. R. Jiménez, Antonio Machado y
posteriormente García Lorca.
-Ciertos autores de principios de siglo se centran en el regionalismo (es el caso del extremeño
Luis Chamizo y del salmantino Gabriel y Galán (que hizo de Extremadura su patria). Ambos
impulsaron el dialecto extremeño en sus poesías y mostraron la realidad extremeña, cantan las
costumbres y formas de vida de nuestra región.

El Modernismo proporcionó la renovación del lenguaje y de los temas a la poesía española de


principios de siglo. Es la base de nuestros autores del momento, así como de la Generación del
27.

RUBÉN DARÍO: su obra, Azul (1888), es la primera manifestación del modernismo. Prosas
profanas, 1896, supone la consolidación de esta línea refinada. Los poemas crean un mundo
de belleza galante. A partir de 1905 se inicia un cambio en el que el esteticismo se acompaña
de la preocupación por el hombre, la sociedad, la religión y la defensa de lo hispano: Cantos de
vida y esperanza.

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ: Se caracteriza por el sentimiento de soledad, por el exceso de dolor;
pero sobre todo por su exigente persecución de la belleza y de la palabra esencial. Su poesía es
hermética y selectiva. La trayectoria de su poesía viene definida por sus propias palabras:
-La poesía sensitiva. La poesía de esta época se halla vestida
por los “ropajes del Modernismo”,
-La poesía desnuda: Se trata de una poesía que prescinde de lo ornamental para concentrarse
en lo intelectual y emotivo.
La poesía verdadera: en el camino de depuración llega a lo que se conoce como “poesía pura”

ANTONIO MACHADO: su poesía se caracteriza por una honda reflexión sobre España y Castilla,
así como sobre el hombre.

3. EL TEATRO EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX:


BENAVENTE, VALLE-INCLÁN Y LORCA

CARACTERÍSTICAS GENERALES:

Se puede hablar durante el primer tercio del XX, por un lado, de un teatro triunfante:
caracterizado por la comedia burguesa, cuyo mayor representante es Benavente, y por el
éxito del teatro costumbrista. Durante la época modernista de principios de siglo hubo
también un teatro en verso

Por otro, hablamos de un teatro innovador: este busca nuevas técnicas y temas, se encuentra
en algunos autores de la Generación del 98 (Unamuno y especialmente Valle-Inclán). A partir
de estos nuevos impulsos y con la influencia de las vanguardias podemos llegar al teatro
vanguardista y renovador de la generación del 27 y especialmente a Lorca.
TEATRO TRIUNFANTE O BURGUÉS

-La comedia benaventina: consigue renovar la comedia de principios de siglo, sobre todo
a través de su lenguaje. Lucha contra el teatro ya desgastado de Echegaray, pero no puede
renunciar a un público burgués Su mérito consistió en la eliminación del teatro posromántico y
la creación de comedias en las que destaca el ambiente cotidiano, la fluidez del diálogo y la
movilidad en la escena.

-El teatro en verso: en el que se une lo posromántico a lo modernista, destacan Fco.


Villaespesa, Marquina y los hermanos Machado

-Teatro cómico: fue el más valorado por el público; tiene dos vertientes, la comedia
costumbrista y el sainete. Destacan los Álvarez Quintero, que muestran una Andalucía tópica,
y Carlos Arniches, que escribe sainetes de ambiente madrileño
-A partir de 1916 Arniches introduce una nueva corriente que se define como
“comedia grotesca” donde se une lo burlesco con lo conmovedor
-Pedro Muñoz Seca participó del teatro cómico con la creación del “astracán”, burla o parodia
del teatro romántico y del teatro en verso, basado en un continuo juego de palabras.

TEATRO INNOVADOR

- La Generación del 98 realizó algunos intentos renovadores, como es el caso de Unamuno,


con un teatro que trata de reflejar sus conflictos. También destacan los intentos de Azorín o de
Jacinto Grau. Pero el verdadero renovador de la Generación del 98 fue Ramón María de
Valle-Inclán.

- La Vanguardia a través de la figura de Gómez de la Serna intentó renovar el teatro. Él habla


de un teatro para los que no quieren ir al teatro. Otro pionero de la renovación escénica es
Max Aub, que realiza entre 1923 y 1935 un teatro vanguardista y a partir del 35 un teatro
político sobre el nazismo y el mundo en guerra

-El teatro en la Generación del 27: su figura principal es Federico García Lorca, aunque
encontramos algunos intentos en otros autores como es el caso de Alberti

VALLE- INCLÁN: Con el subtítulo de esperpento define a las obras en las que se
mezcla lo trágico y lo cómico en un producto que quiere ser la superación del dolor y de la
risa (Luces de bohemia).

FEDERICO GARCÍA LORCA: En 1936 muere, asesinado por la Guardia Civil, a comienzos de la
Guerra Civil.
a) Tanteos en los años 20: con obras iniciales de títeres o guiñol, así como obras de tono
Modernista
b) Experiencia vanguardista: tras su viaje a Nueva York, el contacto con las nuevas formas
le lleva a un teatro vanguardista y surrealista
c) Plenitud: En las obras de esta época, la mujer es el personaje central, refleja su
problemática desde un plano trágico y mítico (Bodas de sangre, Yerma, La casa de Bernarda
Alba)
4. LAS VANGUARDIAS (Futurismo, Creacionismo, Surrealismo...)
RAMÓN GOMEZ DE LA SERNA
Las vanguardias en España
El nombre, “Vanguardias”, fue acuñado durante la I Guerra Mundial (1914-1919) para designar
las inquietudes artísticas de la “avanzadilla: avant-garde” cultural europea. Estaba formado por
un gran número de movimientos, que compartían el deseo de crear un arte radicalmente
distinto que rompiese definitivamente con el realismo.

Cuando los poetas del 27 comienzan su labor poética, en nuestro entorno se han desarrollado o
están a punto de desarrollarse esta serie de movimientos de vanguardia, también llamados
“ismos”, que se sucedieron a un ritmo vertiginoso: Futurismo, Cubismo, Dadaísmo,
Surrealismo, Ultraísmo y Creacionismo. Todos ellos entendían que el arte burgués, el de
siempre, era algo caduco. Por ello, persiguen un arte nuevo que se aleje de la imitación de la
realidad, que huya de lo muy literario y que deje rienda suelta a la creatividad, y a lo irracional.
De todos ellos, tres serán los que más influyan en los poetas de la generación del 27:

-El Futurismo dirigido por Marinetti. Su exaltación de la civilización mecánica y técnica aparecerá
en un autor del 27, Pedro, quien dedicará un poema a una máquina de escribir (“Underwood
girls”) y otro a la luz eléctrica (“35 bujías”), y en Rafael Alberti, quien escribirá un poema cuyo
sujeto central es un portero de fútbol, llamado Platko.

-El Creacionismo, se inició en París con el poeta chileno, Vicente Huidobro, en 1918. Busca una
representación tan novedosa de la realidad que el lector tenga la impresión de estar
contemplándola por primera vez. El poeta español del 27, Gerardo Diego, escribirá su libro
Imagen bajo su influencia. El extremeño Eugenio Frutos se inició en este ismo.

-El Ultraísmo aparece en España en la década de los veinte y es un reflejo en nuestro país del
Futurismo y del Dadaísmo, pero también de la labor vanguardista de Ramón Gómez de la Serna.
Realizan poemas ultraístas personajes del 27 como Gerardo Diego o Pedro Salinas.

Sin embargo, será el Surrealismo la vanguardia que más influya en la generación del 27 y en la
poesía española en general. Este movimiento supuso un cambio radical en la concepción del
arte y del artista. Sus principios los expuso el poeta francés André Bretón en su Manifiesto
surrealista de 1924. Fue un movimiento muy influido por las ideas del psicoanálisis de Freud
(liberación individual) y por el pensamiento de Marx (liberación social). Buscaban liberar el
poder creador del hombre. Con el fin de registrar los estados de ánimo y los impulsos ocultos
del artista recurrieron a técnicas como la escritura automática, textos que no se someten a una
redacción lógica al ser fruto del fluir de la mente. El Surrealismo español nunca se abandonó
totalmente a lo ilógico e irracional, pues detrás de las composiciones surrealista de Cernuda,
Aleixandre, Rafael Alberti (Sobre los ángeles) o Lorca (Poeta en Nueva York) se inicia una poesía
más reflexiva hacia la que se dirigen estos autores.

Conviene recordar la importancia que tuvo Ramón Gómez de la Serna y lo que este autor supuso
para la Generación del 27. Fue la figura central de los ismos en España por su intensa actividad
artística y cultural. Su actitud era el exponente máximo de la vanguardia llegando a pronunciar
una conferencia sobre un elefante o dando un banquete en un quirófano. Creó un ismo propio,
el Ramonismo. El pensamiento artístico parte de la idea de que el mundo es un circo ridículo
que sólo puede describirse en términos de humor, en muchas ocasiones con un toque de
amargura. Fue el creador de la greguería, una original fórmula literaria que él definió como
“humor + metáfora” y que adelanta el gusto de las vanguardias por las imágenes atrevidas.
5. EL GRUPO POÉTICO DEL 27
(Alberti, Aleixandre, Dámaso Alonso, Altolaguirre, Cernuda, Gerardo
Diego, Jorge Guillén, García Lorca, Emilio Prados, Pedro Salinas y Miguel
Hernández).
1.1. Concepto
En los años 20 se abre paso la promoción de poetas más notable de la poesía española del siglo
XX. El nacimiento de estos poetas en fechas cercanas, su amistad, la influencia y el intercambio
cultural hicieron que Dámaso Alonso acuñara la expresión
Generación del 27.
La fecha (1927) hace referencia a acontecimiento, como la celebración del tercer centenario de
la muerte de Góngora y un acto celebrado en el Ateneo de Sevilla que congregó a la mayoría de
los miembros del grupo y la publicación en ese año de libros significativos de algunos de ellos,
tales como Perfil del aire, de Cernuda; Romancero gitano de Lorca o Cántico de Jorge Guillén.
Entre los poetas más destacados del grupo figuran Pedro Salinas. Jorge Guillén, Luis Cernuda,
Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Emilio Prados y
Manuel Altolaguirre. Se incluye al poeta Miguel Hernández, considerado último eslabón de la
Generación, por su vinculación a la estética del grupo y su contacto con ellos.
Hay que citar a Juan Ramón Jiménez y al filósofo Ortega y Gasset como las dos figuras que
ejercieron un magisterio sobre estos poetas. El primero en el plano poético y el segundo como
influencia ideológica y teórica.

1.2. Etapas de la generación


―Primera etapa: hasta 1927. Se deja sentir el influjo de las primeras vanguardias. Juan Ramón
Jiménez los orienta hacia la “poesía pura”. También la lírica popular ejerció influencia sobre
ellos, lo mismo que los clásicos como Góngora.
―Segunda etapa: de 1927 hasta la Guerra Civil (1936). Se inicia un proceso de rehumanización
(relajación de las innovaciones), que coincide con la irrupción del surrealismo.
―Tercera etapa: Después de la guerra (1939). Lorca ha muerto en 1936. Los demás, salvo
Aleixandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego, parten a un largo exilio. Miguel Hernández
permanece en la cárcel hasta su muerte en 1942. El grupo se ha dispersado.

1.3. Influencias: tradición y vanguardia


Lo más reseñable poetas fue su capacidad para unir tradición y vanguardia, lo culto y lo popular.
Mostraron una honda admiración por las formas populares: el Romancero Viejo y Nuevo o el
Cancionero tradicional. Su amor por los clásicos fue inmenso, especialmente por Góngora. Del
XIX llega la influencia de Bécquer, perceptible en el comienzo de todos ellos. También la huella
de sus contemporáneos como Juan Ramón Jiménez, Ramón Gómez de la Serna, Antonio
Machado y Rubén Darío. Sin embargo, todo lo anterior no les impidió acercarse a lo mejor de
los movimientos de vanguardia más interesantes: Futurismo, Dadaísmo, Surrealismo,
Ultraísmo y Creacionismo. Muchos de ellos participan en estos movimientos y escriben poemas
bajo sus manifiestos.

1.4. Características del grupo


―En lo temático, los grandes asuntos del ser humano: el destino, la muerte, la naturaleza, el
amor, el universo… pueblan las obras de los poetas del 27. Por otro lado, los poetas del 27
amaron la modernidad, la ciudad, el cine...; pero también mostraron el aspecto negativo del
desarrollo urbano.
―En lo estético, se puede apreciar una tendencia al equilibrio, buscando una original mezcla
entre: lo intelectual y lo sentimental; una concepción mística de la poesía y un rigor técnico en
la elaboración del poema
1.5. AUTORES

Rafael Alberti: ganó el Premio Nacional de Literatura por su libro Marinero en tierra en 1925.
Le siguen Cal y canto, homenaje a Góngora, Sobre los ángeles de estética surrealista. A partir
de la Guerra y el exilio el tono se torna más social Entre el clavel y la espada.

Vicente Aleixandre: malagueño, afincado en Madrid. Entre sus obras destaca La destrucción o
el amor y su obra más importante Sombra del paraíso

Dámaso Alonso: su obra poética más influyente fue Hijos de la ira (1944), guía de la poesía
“desarraigada” que se cultivó en la posguerra.

Luis Cernuda: fue profesor, se exilió a Inglaterra y a Méjico, donde muere. Reúne su obra bajo
el título La realidad o el deseo. Su poemario más conocido es Donde habite el olvido.

Gerardo Diego: Sus primeros poemas son El romancero de la novia y Manual de espumas. En
el poema Imagen aparece ya la poesía visual. Versos humanos es un libro de estrofa tradicional
donde aparece su famoso soneto “Al ciprés de Silos “

Jorge Guillén: Su obra se compone de tres períodos que aparecen recogidos bajo tres títulos:
Cántico, Clamor y Homenaje.

Federico García Lorca: uno de los poetas de mayor resonancia. Su poesía se basa en la cultura
tradicional y popular española, con especial atención al mundo gitano. Destacan Romancero
gitano y Poema del cante jondo.
A raíz de su viaje a EEUU, escribe Poeta en Nueva York. Sus últimas obras son Llanto por
Ignacio Sánchez Mejía y Sonetos del amor oscuro

Pedro Salinas: presenta una influencia futurista (Fábula y signo) a la que siguen sus mejores
libros de amor desde la sencillez (La voz a ti debida o Razón de amor).
Durante este período, Eugenio Frutos fue el poeta extremeño que mantuvo amistad y
siguió una trayectoria parecida a la de los componentes de la Generación del 27. Destacamos
“Romance de los dos molinos”.

Miguel Hernández: el poeta entre generaciones.


Se inicia en la poesía vanguardista con Perito en luna. Le sigue El rayo que no cesa y Viento del
pueblo. De su etapa en la cárcel destaca Romancero de ausencias.

6. NARRATIVA: Desde la Guerra Civil hasta los 50


(Cela, Delibes, Sánchez Ferlosio, Ana Mª Matute, Martín Gaite,
Torrente Ballester, ...)

1. Introducción
Con el fin de la guerra vino el exilio para un conjunto de escritores, sobre todo hacia América,
pero mantuvieron el contacto con los escritores que permanecieron en España y sus libros
circularon, pese a la censura. Los autores desterrados tratan sobre todo la España perdida,
aunque la temática es muy variada. Proliferan los libros de memorias y las autobiografías,
como La arboleda perdida de Rafael Alberti.
Destacan autores que se habían iniciado antes de la guerra, con obras desde el exilio, como:
Max Aub con Campo francés; Ramón J. Sender con Réquiem por un campesino español; y
Arturo Barea (extremeño) con La forja de un rebelde . Durante la Guerra en España siguió
escribiéndose novela. La crítica señala los siguientes ciclos o etapas para la narrativa posterior
al 36:

La novela de los años 40


Excepto algunos autores afines al régimen franquista, que escriben novelas de exaltación
patriótica y propaganda de los valores de la dictadura en la década de
los cuarenta, el desarraigo producido por la penosa situación de la posguerra española, se
manifestó en obras que presentan la realidad cotidiana de la época a través de un personaje
protagonista. Asuntos como la lucha por la supervivencia, el aislamiento exterior y el clima de
represión generan una novela pesimista, que muestra la violencia y el sinsentido de la
existencia. Se inaugura una narrativa en la que toman protagonismo los conflictos y tragedias
individuales: sus personajes encarnan la frustración y el fracaso, son marginales, inadaptados
y desarraigados. Se muestra descontento del hombre, el desasosiego y el malestar ante la
situación.
En 1942 se publica La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela, clasificada como
“tremendista” por representar los aspectos más duros de la vida. Tras ello, un conjunto de
novelas marca lo que se denomina “novela existencial de los años 40”:
Nada, de Carmen Laforet publicada en 1945 y ganadora del Premio Nadal.
La sombra del ciprés es alargada, Premio Nadal en 1947, de Miguel Delibes.
Los Abel, de Ana M.ª Matute, finalista en el mismo año.
Los temas de todas estas novelas y sus personajes, desarraigados, revelan el malestar social; a
pesar de la censura, se deja traslucir una pintura social de la guerra y posguerra. La novela de
los 40 deja ver el malestar social en la esfera de lo personal. Se considera novela existencial.

La novela social de los años 50 (1951-1962)


El inicio lo marca la publicación de La Colmena de Camilo José Cela (1951), retrato fiel de una
realidad presidida por el sexo, el hambre y el miedo, en la que comparece el Madrid de los
cuarenta a través de un nutrido número de personajes (160), sin que ninguno sea
protagonista. La novela está en el límite entre lo existencial y lo social, pero aporta tres notas
estructurales propias de la novela social: la concentración del tiempo (unos días), la reducción
del espacio (lugares concretos de Madrid) y el protagonista colectivo (habitantes de la
ciudad). También mencionar tres novelas de Delibes, El camino, Las Ratas o Mi idolatrado hijo
Sisí, obras del realismo social. Caracterizan a Delibes la capacidad de reflejar tipos y ambientes
y el dominio del idioma.
A lo largo de la década se dan a conocer en Madrid: Carmen Martín Gaite y Rafael Sánchez
Ferlosio; en Barcelona, Ana María Matute y Juan Goytisolo que es considerado el
representante del realismo crítico. Entre sus obras destacan: Duelo en el Paraíso (sobre unos
niños que, influidos por las circunstancias bélicas, juegan a la guerra) y La resaca.

Todas las obras de esta época presentan rasgos comunes, como la solidaridad con los
humildes y oprimidos, la disconformidad ante la sociedad española y el anhelo de cambio.
Domina el narrador objetivo, los personajes son colectivos, representantes de determinada
realidad social. Por ello se puede hablar de dos tipos de realismo; el realismo crítico en el que
destaca Goytisolo y el realismo objetivo, representado por El Jarama de Rafael Sánchez
Ferlosio.
En este periodo comienza a tomar fuerza el cuento, que participa también del realismo social
de la novela de los 50. Pero los temas son más variados, así como las características de los
autores. Destaca Carmen Martín Gaite con Las ataduras.
7. POESÍA: Desde la guerra civil hasta los 50
(poesía arraigada y desarraigada, poesía social)
Panero, Rosales, Celaya, Blas de Otero…

Introducción
Con el final de la guerra vino el exilio para los mejores poetas, pero mantuvieron el contacto
con los escritores que permanecieron en España y sus libros circularon pese a la censura.
Para el estudio de la literatura posterior a la guerra se establecen las siguientes etapas:
-Poesía años 40 (hasta 1950, aproximadamente): dividida en poesía arraigada y
desarraigada, según el compromiso del escritor con su entorno y según sus creencias.
-Años 50: poesía con enfoque realista y de denuncia social. Se inicia un proceso de
“rehumanización”, que se manifiesta en los poetas que escriben tras la guerra

Poesía de posguerra (1940-1955)


En esta etapa nos encontramos con poetas más o menos contemporáneos a Miguel
Hernández. Este poeta inició el camino hasta una poesía de denuncia y comprometida con el
hombre, que servirá de camino para los poetas de la inmediata posguerra. Una fecha clave es
1944. En este año se publican dos obras de autores del 27 que tuvieron capital importancia y
ejercieron el papel de guía para los poetas posteriores: Hijos de la ira, de Dámaso Alonso y
Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre.
A los poetas nacidos en torno a 1910 se les agrupa con el nombre de “generación del 36”.
Parte de ellos siguió escribiendo en el exilio. Los que siguieron en España se orientan por los
caminos que Dámaso Alonso redujo a dos: una poesía arraigada y una poesía desarraigada.

La poesía arraigada será la de aquellos autores que vuelven sus ojos hacia el siglo XVI y el
poeta clásico Garcilaso. Se agrupan en torno a la revista Garcilaso. A partir de formas clásicas
como el soneto. Uno de los temas dominantes es un firme sentimiento religioso.
A estas características responde la poesía de Luis Rosales y Leopoldo Panero
Un continuador de esta línea puede ser, en Extremadura, el cacereño José Mª Valverde, poeta
religioso, que se inició en la poesía arraigada.

La poesía desarraigada es opuesta a la anterior y se agrupan en torno a la revista Espadaña.


Hijos de la ira, preside toda una veta de la poesía de aquel momento. Es una poesía de tono
trágico, que se enfrenta con un mundo deshecho y caótico, invadido por el sufrimiento y la
angustia. La religiosidad, presente también en estos poetas, adopta el tono de la
desesperanza, de la duda. Poetas que inician su obra dentro de la poesía desarraigada son,
además del citado Dámaso Alonso, Gabriel Celaya y Blas de Otero, quienes evolucionarán
hacia la poesía social de los años 50.

Blas de Otero es el poeta más importante de la poesía desarraigada, y después lo será en


sucesivos movimientos. Publica Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia, fundidos
en 1958 en Ancia. Con frecuencia se enfrenta a Dios pidiéndole respuestas. Pero Dios calla. El
poeta clama a Dios y sólo escucha el silencio. El soneto "Hombre" refleja sus temas.

Otros dos grupos aparecen en esta época: el grupo en torno a la revista Postismo, que
reivindica la imaginación y lo lúdico; y finalmente, el Grupo Cántico, creado en torno a la
revista Cántico (1947) inclinado por una poesía de carácter cultural y barroca, de tendencia
intimista.
Ya durante los años de auge del realismo social se observaban otras corrientes poéticas. Entre
otros, el poeta José Hierro (1922-2002), con una poesía que fue más allá de la poesía social y la
superó. Una de las máximas figuras de la poesía contemporánea, que aborda una variada
temática. Sus poemas se dividen en dos tipos: reportajes (visiones, testimonios directos) y
alucinaciones (en los que "se habla vagamente de emociones"). En su obra se enfrentan el
profundo amor a la vida y la conciencia del dolor y las limitaciones. Destaca en su obra Alegría,
su poema "Fe de vida". Sus dos últimas obras, Agenda (1990) y Cuadernos de Nueva York
(1998) lo reafirmaron como uno de los poetas más importantes del siglo XX

La poesía social (1955-1960)


En 1955 se publican dos libros que marcarán un hito: Pido la paz y la palabra de Blas de Otero
y Cantos iberos de Gabriel Celaya. En ambas obras estos poetas superan su etapa de angustia
existencial, para situar los problemas humanos en un marco social. Partiendo de la “poesía
desarraigada” se ha pasado a la “poesía social”.
La poesía debe, según estos poetas, tomar partido ante los problemas del mundo que le rodea.
El poeta se hace solidario. Según Celaya, es un instrumento para transformar el mundo, se ve
reflejado en su obra La poesía es un arma cargada de futuro.
En cuanto a la temática, hay que destacar la gran proporción que alcanza el “tema de España”,
más obsesivo que en los noventayochistas. Los poetas se dirigen “a la mayoría”, con un
lenguaje claro y un empleo sistemático del tono coloquial. Esta poesía llegará a las masas a
través de la música.

8. TEATRO: Desde la guerra civil hasta los 50


(Mihura, Buero Vallejo, Jardiel Poncela)
1. Introducción
Con el fin de la guerra vino el exilio para los mejores escritores, sobre todo hacia América
Latina, como el autor teatral Alejandro Casona, que no vuelve hasta 1962.
Para el estudio del teatro inmediatamente posterior a la guerra se establecen las siguientes
etapas:
Años 40: teatro burgués en consonancia con la literatura arraigada o afín al régimen.
Predomina el teatro cómico y la comedia burguesa, algunas veces con tintes críticos.
Años50: literatura social. Enfoque realista y de denuncia social.

La censura marcará especialmente al teatro, ya que no sólo afecta al texto, sino a la


representación. En el Teatro posterior a la guerra se observan las mismas etapas que las que se
producen en novela y poesía.

El teatro de posguerra (1940-1955)


En los años 40 se da un tipo de alta comedia siguiendo la línea del teatro de Benavente. En
este sector, se sitúan José Mª Pemán, Luca de Tena, o el propio Benavente. Se caracteriza por
el predominio de las comedias de salón o de los dramas de tesis, donde se hace una amable
crítica de costumbres unida a la defensa de los valores tradicionales. Se observa la
preocupación por la obra "bien hecha", con un diálogo cuidado y estructuras escénicas
clásicas.
Por otro lado, se desarrolla un teatro cómico. Destacan Jardiel Poncela (Eloísa está bajo un
almendro) y Miguel Mihura (Maribel y la extraña familia), ambos con influencia del Teatro del
Absurdo. Será el segundo el que tenga más éxito, sobre todo, con su obra Tres sombreros de
copa. Todas sus obras muestran su concepción de la vida: el choque entre individuo y
sociedad, motivo del descontento ante un mundo de convenciones que impiden ser feliz al
hombre. Lo ilógico, la hipérbole y la destrucción de tópicos logran proporcionar un teatro de
calidad, cercano al teatro del absurdo europeo.

Teatro social de los años 50


En estos años se inicia una nueva etapa orientada hacia el teatro social. A finales de los años
cuarenta, algunos dramaturgos con enfoque realista trataron de llevar a escena obras de
contenido más profundo. La censura impidió a estas obras llegar a escenarios. Por ello se ha
calificado de teatro soterrado (oculto) a este tipo de obras de contenido existencial, y más
tarde, social. El dramaturgo más representativo de esta tendencia es Buero Vallejo.

El teatro social tiene como iniciadores a Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre. El primero de
ellos fue condenado a muerte después de la Guerra Civil, pero fue cambiada por cadena
perpetua. En 1946 sale de la cárcel y decide dedicarse al teatro. Elige como forma dramática la
tragedia: plantea problemas cuya solución, a su vez, plantea otros problemas.
Su lenguaje está dotado de hondura y precisión y se describe con minuciosidad el espacio
escénico. Destacan entre sus obras Historia de una escalera con la que inicia su producción
dramática. Esta pieza inauguró en España la corriente del teatro existencial, que reflexionaba
sobre el sentido de la vida y la frustración de las ilusiones.

Tras ellos, aparecen autores de teatro social y comprometido con obras claves como son: El
Tintero, de Carlos Muñiz (1961) o la Camisa, de Lauro Olmo (1962)
La temática de todas ellas será la injusticia social y la alienación del hombre, destacar la
burocracia deshumanizada, la esclavitud del trabajador, la angustia de jóvenes opositores y la
situación de los obreros que se ven obligados a emigrar o a soñar con las quinielas. La actitud
del autor será de testimonio (realismo objetivo) o de protesta (realismo crítico).
Estas obras se inscriben en el realismo, aunque con diversos matices. Es un teatro
comprometido con la España que vivían.

Encontramos también un teatro que triunfó y cuyo ejemplo más característico son las
comedias de Alfonso Paso. Se plegó a los gustos de la clase media de los años 50 y 60,
escribiendo un teatro de evasión, más dedicado a entretener. Su éxito fue enorme, llegando a
ser el dramaturgo más abundante del teatro de posguerra.
9. LA NARRATIVA DESDE LOS 60 HASTA LA ACTUALIDAD
(Martín Santos, Juan Marsé, Juan Goytisolo, Eduardo Mendoza, Javier
Marías, Pérez Reverte, Cercas, Landero…)
La novela de los años 60. La renovación de las técnicas narrativas
Los novelistas europeos y americanos, como Kafka (La metamorfosis), inician una profunda
renovación de la novela. En España, el punto de arranque de esta corriente es Luis Martín
Santos con su obra Tiempo de silencio (1962), que recoge, las nuevas técnicas narrativas:
 Autor y narrador. Se busca la desaparición del autor, el punto de vista es múltiple, el autor
esta es la técnica llamada "perspectivismo".
 Estructura. En la estructura externa, desaparece el capítulo y queda solo la secuencia
separada por espacios en blanco. En cuanto a la estructura interna se da la técnica de
contrapunto, varias historias se combinan y alternan. La novela presenta desorden
cronológico, con la intención de reproducir los mecanismos de la memoria
 Personajes. Reaparecen los personajes individuales, en conflicto con su propio entorno,
deseosos de encontrar su identidad.
 Diálogos y monólogos. Disminuye el diálogo en favor del monólogo interior, presenta los
pensamientos tal como aparecen.

En esta corriente destacamos a autores como Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa),
Cela con San Camilo 1936, Delibes con Cinco horas con Mario y Juan Goytisolo con
Señas de identidad. La estructura de esta novela es muy compleja; en ella se dan todas las
innovaciones posibles. Esta línea continúa con: Reivindicación del conde don Julián y Juan sin
Tierra, formando la trilogía de "La destrucción de la España sagrada".

Novela de los años 70: los novelistas del 68


Coincidiendo con el auge de la novela experimental, aparece una nueva generación de
narradores, nacidos y educados en la posguerra, que vivieron la rebelión contra el franquismo
en las protestas universitarias del 68 (inspiradas en el Mayo francés). A estos novelistas
también se les ha designado como Generación del 66 (ley de prensa) o del 75 (fin de la
dictadura, publicación de muchas de sus obras).
Empiezan a publicar entre 1968 y 1975. Las primeras obras están bajo el influjo de la novela
experimental de los 60. Posteriormente, se recuperan elementos tradicionales del relato,
aunque sin olvidar los logros conseguidos por la novela estructural. Aquí destacamos: autores
como Eduardo Mendoza y Manuel Vázquez Montalbán, y novelas como: La saga/fuga de J.B.
de Torrente Ballester y La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza, con la que
pasamos desde la experimentación a la recuperación de la intriga y el relato lineal en una sola
novela.
En esta época se inicia también Francisco Umbral con Memorias de un niño de derechas

3. La novela española actual


La variedad enorme de temas y la mezcla de cuatro generaciones narrativas dificultan la
clasificación. Intentamos agrupar los autores y obras en las principales tendencias:
La metanovela. El narrador reflexiona sobre la propia creación narrativa. Como en
Juegos de la edad tardía de Luis Landero.
Novelas líricas. El texto se acerca al poema lírico. Lo vemos en: Mazurca para dos muertos de
Cela, Los santos inocentes de Delibes o Madera de Boj de Cela.
Novela histórica. Como El capitán Alatriste de Arturo Pérez-Reverte, La verdad sobre el caso
Savolta de Eduardo Mendoza o Soldados de Salamina de Javier Cercas.
Novela de intriga. Se potencia la intriga por medio de procedimientos de la novela negra. Lo
vemos reflejado en novelas como: El nombre de la rosa de Umberto Eco y la serie Carvalho de
Vázquez Montalbán. Destacan escritores como: Antonio Muñoz Molina con El invierno en
Lisboa.
Destacamos a: Arturo Pérez Reverte con obras como El maestro de esgrima, Territorio
comanche o El Capitán Alatriste, también a Javier Marías, que recurre habitualmente a un
narrador en primera persona, y a la mezcla de narración y reflexión, con obras como Todas las
almas, Corazón tan blanco o Mañana en la batalla piensa en mí, mencionar el importante
papel del extremeño Luis Landero con obras como Juegos de la edad tardía, Caballeros de
Fortuna, o El guitarrista, a Juan Manuel de Prada que salta a la fama con la publicación de
Coños y también es el autor de La Tempestad y también podemos citar a Felipe Benítez Reyes
con Humo y con Mercado de espejismos.

10. POESÍA DESDE LOS 60 HASTA LA ACTUALIDAD


(Ángel González, J.A. Valente, Los Novísimos, Claudio Rodríguez, Pere
Gimferrer, Antonio Colinas, Gloria Fuertes, García Montero, Luis Alberto
de Cuenca, Luis A. de Villena…)
A partir de 1960 se abre en España un periodo de apertura del franquismo que culminará con
la llegada de la democracia en 1975.
 Años sesenta: aparece la poesía experimental y la preocupación por nuevas técnicas y
renovación del lenguaje.
 Desde 1975 se retorna a los temas y formas tradicionales, pero coexiste esta tendencia
con la innovadora.
 Años 80: se inician rutas que conducen a una poesía personal e intimista.

1. De la poesía social a una nueva poética (años 60)


Hacia el final de la década de los 50 comienzan a aparecer poetas nuevos que
representan la superación de la poesía social: Ángel González, Jaime Gil de Biedma, José
Ángel Valente o Claudio Rodríguez. Se caracterizan por la preocupación por el hombre y por el
inconformismo frente al mundo, pero su escepticismo los aleja de la poesía social. Crearán la
llamada poesía de la experiencia personal.
En la temática se caracterizan por un retorno a lo íntimo, este retorno a lo cotidiano
marcará un estilo antirretórico.
Su actitud es de crítica y de extrañamiento a la vez, a través del humor o la ironía. Se habla
de poesía "meditativa", como rasgo que más acerca a todos estos autores entre sí.

Claudio Rodríguez, obra fue Don de la ebriedad que destacó por su originalidad y su
aparente inconexión con cualquier otro autor de nuestra literatura. En libro Desde mi palabra
recopila toda su obra. Uno de los rasgos más destacados de su poesía es el empleo metafórico
de los utensilios y objetos que nos rodean en la vida cotidiana.
Ángel González es otro de los grandes del grupo de poetas que empezaron a publicar en
los años 50; su primer libro fue Áspero mundo. Su producción poética íntimamente ligada a los
problemas sociales contemporáneos, nos ofrecerá, unas veces, la ironía; otras, el dolor.
2. Los novísimos y la poesía experimental (años 70)
En 1970 se publica la colección Nueve novísimos poetas españoles, en la que se reúne a
algunos poetas como Félix de Azúa, Pere Gimferrer, Ana Mª Moix o Leopoldo María Panero.
Son poetas que comienzan a escribir en la sociedad de consumo. Cercano a este grupo
encontramos al poeta nacido en Mérida, Félix Grande.
Estos poetas encuentran su inspiración en los poetas de la generación anterior, en los
surrealistas ingleses o franceses y en la nueva poesía hispanoamericana: Neruda, Vallejo u
Octavio Paz; pero no será menor la inspiración que encuentran en la música, el cine, la publicidad
o el arte contemporáneo.
En la temática encontramos motivos “personales”, junto a cuestiones “públicas”. Lo que
importa, ante todo, es el estilo. Emprenden una búsqueda de un nuevo lenguaje. Por ese
camino, encuentran de nuevo el surrealismo en el que ven una lección de ruptura con la lógica
de un mundo absurdo. En este sentido se habla de una nueva vanguardia, una poesía
experimental que se preocupa por renovar la forma del mensaje y no se detiene ante el riesgo
del hermetismo.

3. Los últimos años


Desde 1975 se frenan los excesos formales y se inician rutas que conducen a una poesía
personal e intimista. Es difícil establecer las tendencias de la poesía de los años 80, porque se
encuentran representantes de las poesías más variadas y dispares. Hay diversas tendencias:
-Experimentalismo: poemas vanguardistas, collages, poemas visuales... en ella son
interesantes los resultados del poeta afincado en Mérida Antonio Gómez.
-Culturalismo: influencia del mundo clásico grecolatino. El poeta manifiesta un vasto dominio
cultural, destaca Antonio Colinas
-Clasicismo:vuelta a moldes estróficos clásicos (sonetos, endecasílabos). Influencia de
autores renacentistas. Destacan Luis Alberto de Cuenca y Luis Antonio de Villena):
-Metapoesía:poesía sobre la poesía. Destaca Jenaro Talens
-Poética del silencio: Una poesía minimalista, que reivindica las vanguardias, compuesta de
poemas breves en los que se elimina la anécdota. Destaca José Ángel Valente

Y en la actualidad...
-Persiste la poesía cultista. Luis Martínez de Merlo se incorpora en esta línea.
-Poesía crítica: Jon Juaristi.
-En una línea surrealista se encuentra Blanca Andreu.
-Poesía de la experiencia: una poesía realista, que habla de la vida y de la realidad cotidiana, de
carácter urbano, con una expresión coloquial, y que revaloriza la experiencia, el humor y la
emoción. La realiza Luis García Montero del que recordamos su obra Diario cómplice.

En Extremadura encontramos un grupo de poetas universitarios como Ada Salas, María José
Flores, Diego Doncel, Luciano Feria y José Antonio Zambrano.

De los poetas actuales, destacamos a Felipe Benítez Reyes. Entre sus obras, La mala compañía,
Sombras particulares y Equipaje abierto
11. EL TEATRO DESDE LOS 60 HASTA LA ACTUALIDAD
(Alfonso Sastre, Antonio Gala...)
1. Los años 60 y 70
El teatro social siguió durante los años. Pero a la vez, hacia los años 70, se supera el
realismo y se asimilan corrientes experimentales del teatro extranjero: surge así una nueva
vanguardia teatral. Debemos pensar que es la época en la que Buero Vallejo empieza a
realizar las obras “de inmersión” como El sueño de la razón.

Podemos hacer dos grupos de autores, divididos por su edad:


 Contemporáneos a los dramaturgos del realismo social: José Mª Bellido y Francisco Nieva,
sus creaciones se han denominado “teatro furioso”, como su Carroza de plomo candente.
FRANCISCO NIEVA es probablemente el más importante de los dramaturgos experimentales
de la segunda mitad de siglo. Ligado al grupo poético de los “postistas‟, su teatro se va a
caminar por lo surrealista, lo fantástico y lo imaginativo. El propio dramaturgo ha subdividido
su obra en “teatro de crónica y estampa”, “teatro de farsa y calamidad” y “teatro furioso”. Al
primer grupo pertenecen obras de estética más realista. En las obras del segundo grupo se da
más importancia a lo irracional e imaginativo. Finalmente, el “teatro furioso” exagerará los
rasgos de libertad imaginativa y ruptura de todo corsé teatral preestablecido. Se trata de que
se produzca de forma plena la liberación del subconsciente.
Al “teatro furioso” pertenecen obras como Nosferatu o Te quiero zorra.

 Autores más jóvenes (nacidos en torno a 1940): Se encuentran el extremeño Martínez


Mediero y Fernando Arrabal con su obra Pic-nic.
Su obra se define como “teatro pánico”: caracterizado por el empleo de lo grotesco, constante
fusión de elementos opuestos y búsqueda del impacto y del escándalo en el espectador.
provocador, rebelde y absurdo. Debido a que su teatro era también crítico, tuvieron
enfrentamientos con la censura; pero las innovaciones formales de su teatro hicieron que esta
crítica pasara desapercibida
Entre los que siguieron en España, el único caso de éxito rotundo ha sido el de Antonio
Gala, quien alterna el simbolismo con dramas realistas y recreaciones históricas (Anillos para
una dama)
Además, aparecen grupos de teatro independiente, que están entre lo experimental y
cómico, combinan espectáculo circense, ruptura del escenario y nace el teatro de
calle. Destacan La Fura dels Baus o La Cuadra de Sevilla.

2. El teatro desde finales de los 70


Con la llegada de la democracia se crea el Centro Dramático Nacional, proliferan los
festivales de Teatro, se subvencionan espectáculos y grupos independientes. Estos, se alejan
del teatro tan experimental y tratan temas de la vida cotidiana, buscan el acercamiento al
espectador.
Los nuevos autores dramáticos se han inclinado por la comedia neorrealista, bien
construida y que desarrolla temas de actualidad y aparece un nuevo costumbrismo de tono
irónico.
AUTORES de esta época: Sanchís Sinisterra del que destacamos su obra ¡Ay, Carmela!,
José Luis Alonso de Santos con La estanquera de Vallecas o Bajarse al moro; autores que
reciben las tendencias europeas e influirán en las generaciones posteriores por su
acercamiento al lenguaje, a los temas y a la vida actual, Fernando Fernán Gómez: Las bicicletas
son para el verano, contemporáneo de los textos más representativos del teatro
contemporáneo; en esta línea neorrealista estará también el extremeño Juan Copete con su
Soliloquio de los grillos.
12. LA NARRATIVA HISPANOAMERICANA DEL SIGLO XX
(BORGES, ASTURIAS, CARPENTIER, RULFO, CORTÁZAR, GARCÍA MÁRQUEZ, VARGAS LLOSA,
ALLENDE, ...)

A partir del primer tercio del siglo XX y abandonada la novela realista e indigenista
conviene distinguir en la narrativa hispanoamericana dos generaciones de escritores: la
generación innovadora, cuya época de madurez creativa se sitúa entre los años 1950 y 1965, y
el grupo de escritores que se enmarcan en el denominado “Realismo mágico”, que se
desarrollará a partir de los años 60. No constituyen dos corrientes aisladas, sino que entre
ambas corrientes se puede apreciar una continuidad.

Los renovadores de la novela hispanoamericana del siglo XX a partir de los 40:


Los autores en los que se halla el origen del “Realismo mágico” y a los que se hace
referencia en la introducción del tema son:
 Miguel Ángel Asturias, con su obra, El señor Presidente.
 Jorge Luis Borges. Destaca en sus obras la mezcla de fantasía y realidad, las sugerencias al
lector para que siga investigando a partir de hechos que se insinúan o la mezcla de datos
cultos con otros inventados por el propio autor. Entre sus obras destacan Ficciones y El
Aleph. Sus cuentos han ejercido una gran influencia en la literatura universal. Tiene como
base el antirrealismo.
 Alejo Carpentier, con su obra El siglo de las luces
 Juan Rulfo que en Pedro Páramo rompe la frontera entre la realidad y la imaginación, la
vida y la muerte, el presente y el pasado.
 Augusto Roa Bastos que en Yo, El Supremo traza la figura siniestra y fascinante de un
dictador de principios del siglo XIX.

2. La nueva novela hispanoamericana: años 50.


A partir del camino marcado por los escritores anteriores, destacará una generación
innovadora de escritores entre los que se encuentran Cortázar, Bioy Casares, Sábato y Onetti.
Con novelas como El Pozo de Onetti o El Túnel de Sábato, se establecen importantes
innovaciones que perfilan los rasgos de la “nueva novela”: representación de mundos
ambiguos. Es, a la vez, un tipo de neorrealismo social.
Estos años significan una renovación del americanismo y del nacionalismo literario y, en
particular, del indigenismo.
En cuanto a la forma, utilizan las modernas técnicas narrativas: agrupación de relatos o
varias voces narradoras. Su lenguaje es muy elaborado y con cierto barroquismo que busca la
brillantez y la originalidad.
En los años 1950 a 1965 se desarrolla la vigencia de esta generación. Aparecen obras
innovadoras como Rayuela de Cortázar o Sobre héroes y tumbas de Sábato.
De entre todos los autores destacamos a Julio Cortázar. Entre sus colecciones de cuentos
destaca Historias de Cronopios y Famas. De entre sus novelas, citar Rayuela. Entre sus ensayos
de carácter literario y artístico se encuentra La vuelta al día en ochenta mundos.

3. El Realismo Mágico. El boom de la novela hispanoamericana


Pertenecen a esta generación Carlos Fuentes, Cabrera Infante, García Márquez e Isabel
Allende o Vargas Llosa.
Se caracterizan por un distanciamiento de la representación tradicional de la realidad en
favor de la apariencia, la ilusión y lo fantástico. Se les conoce como los escritores de lo real
maravilloso. Esta generación de escritores enlaza con los anteriores en las técnicas: diferentes
planos y mundos, ilusionismo, humor y juego. En cuanto al estilo, se aproximan a lo barroco.
Se habla del boom debido al éxito de sus obras en todo el mundo. De entre todos los
autores que forman parte de esta generación comentamos de forma más amplia aquellos que
han tenido mayor repercusión editorial en nuestro país: Gabriel García Márquez, Mario Vargas
Llosa e Isabel Allende.

1. Gabriel García Márquez (1928-2014)


Nació Colombia. Publica sus primeros cuentos en el diario El Espectador de Bogotá. Como
exiliado, viaja por Europa. Regresa a Latinoamérica y vive en México, Cuba y Colombia. En
1982 gana el Premio Nobel de Literatura. Todo ello lo cuenta en su obra autobiográfica Vivir
para contarlo.
Sus novelas iniciales son La hojarasca, El coronel no tiene quien le escriba y La mala hora.
A estas les sigue su novela más emblemática: Cien años de soledad. A esta novela la siguió
Crónica de una muerte anunciada y El amor en los tiempos del cólera entre muchas otras. A la
vez escribe cuentos como Doce cuentos peregrinos y relatos, como Relato de un náufrago.

2. Mario Vargas Llosa (1936)


Su novela La ciudad y los perros en 1962, será un éxito en España e Hispanoamérica. A partir
de esta obra Vargas Llosa escribe novelas y relatos como Los cachorros, con diferentes técnicas
y pretensiones se aprecia su intención de criticar los vicios de las clases pudientes peruanas.
Destacamos, sus novelas Pantaleón y las visitadoras, La casa verde o La tía Julia y el escribidor.

3. Isabel Allende (1942)


Chilena nacida en Lima, Perú. Se exilió y buscó refugio en Caracas. En el exilio escribió
La casa de los espíritus. Destacamos también De amor y de sombra y Eva Luna, y la colección
Cuentos de Eva Luna.

13. LA POESÍA HISPANOAMERICANA DEL SIGLO XX


(CÉSAR VALLEJO, OCTAVIO PAZ, PABLO NERUDA...)

1. Del Modernismo a su superación


Los años iniciales del siglo XX corresponden al modernismo. Destaca como poeta
modernista Rubén Darío
Sin embargo, poco a poco empieza a renovarse la temática del Modernismo. En 1911,
Ernesto González Martínez, critica los adornos de la corriente. En torno a 1920, la poesía irá ya
por otros caminos: uno que se orienta hacia una lírica más sencilla y humana; otra que se suma
a las corrientes vanguardistas.

1.1. Una poesía más sencilla y humana.


Se aprecia una preferencia por los temas autóctonos y un mayor cultivo de los problemas
íntimos. Disminuye el uso de adornos para lograr una expresión más sencilla, más
directamente humana. Destacan dos grandes poetas: Alfonsina Storni (El dulce daño) y
Gabriela Mistral (Ternura) (Tala) (Lagar).

1.2. La poesía de vanguardia.


Hacia 1920, comienzan a dejarse sentir en Hispanoamérica las corrientes vanguardistas
nacidas en Europa. En esta corriente destacan Vicente Huidobro, fundador del Creacionismo. El
Ultraísmo que fue descubierto en España por Borges y llevado a Argentina. El Surrealismo dejó
en América una huella más profunda, en esta vanguardia destacan Vallejo y Neruda.
2. La «poesía pura»
Hace referencia a una serie de poetas que se sitúan al margen de las vanguardias.
Presentan un paralelismo con nuestra «generación del 27» por: influencia de Juan Ramón
Jiménez, en lo literario y Ortega y Gasset en lo ideológico; admiración por Góngora y otros
clásicos españoles. Sin embargo, la deshumanización no llegó a ser total. El conjunto más
notable es el grupo de los Contemporáneos. De entre ellos destaca Carlos Pellicer (Material
poético)

3. La «poesía negra»
En torno a 1930, surge esta corriente poética que busca su inspiración en las
peculiaridades étnicas y culturales de aquella zona. Los poetas que aquí citaremos arrancan de
un rico conjunto de tradiciones "amerindias" en donde aparecen fundidos elementos africanos
y españoles. Destaca Nicolás Guillén, con sus libros Motivos del son y Sóngoro cosongo, en los
que estaban las características de su arte: prodigioso sentido del ritmo, la estilización de lo
popular a través de un lenguaje lleno de sorpresas y un decidido enfoque social, junto a
poemas de pura intención lírica.

4. La poesía hispanoamericana a partir de mitad de siglo XX


De 1945 a hoy, la proliferación de corrientes, movimientos y grupos es
extraordinaria. Señalamos las tendencias más sobresalientes:
 Pervive una poesía pura.
 Aparece una actitud y una temática existencialista.
 Es abundante la poesía comprometida, social y política
 Se mantiene la lección formal del surrealismo, trenzada con las más variadas
orientaciones del contenido (existencial, social).
 Destacamos a Nicanor Parra. Creador de la antipoesía
 Surgen manifestaciones de poesía experimental.

5. Tres poetas: César Vallejo, Pablo Neruda y Octavio Paz


César Vallejo. Su trayectoria poética está marcada por tres grandes libros. Los heraldos
negros que se fija en la superación del Modernismo. Arraiga en la realidad americana, sentida
desde su sangre indígena y destacan los poemas dedicados a lo más inmediato. Trilce, título
clave de la poesía de vanguardia. Rompe violentamente con las formas tradicionales, con la
lógica, con la sintaxis y hasta crea palabras nuevas. Se percibe una amarga y punzante
protesta. Poemas humanos. Es su obra cumbre, y uno de los libros más importantes que se
han escrito sobre el dolor humano.

Pablo Neruda. En 1924 publica Veinte poemas de amor y una canción desesperada, en los
que revela una voz personal. Su obra más importante, Residencia en la tierra se encuentra
dentro del Surrealismo. La obra incluye una parte titulada España en el corazón, la que canta
la lucha de la España republicana. Esta orientación política tendrá su momento más ambicioso
en el Canto general, en la que canta a los pueblos de América, y sus vicisitudes históricas.
La tendencia hacia un lenguaje más sencillo se confirma en los varios volúmenes de sus Odas
elementales dedicadas a cantar realidades inmediatas o sentimientos «elementales»

5.3. Octavio Paz. Su obra poética aparece recogida en tres volúmenes: Libertad bajo palabra,
Salamandra y Ladera Este. En Libertad bajo palabra se agrupan libros con una estética
neorromántica y fuertes preocupaciones sociales y pronto se añade una temática existencial.
Salamandra, con influencia vanguardista, presenta lo irracional y lo misterioso, intenta
“mostrarnos el otro lado de las cosas”. Ladera Este supone la liberación máxima del lenguaje,
el poeta experimenta nuevos recursos de presentación y de tipografía, como vemos en Blanco.

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