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Freddy Yance
Incienso de jazmín
Incienso de jazmín
Freddy Yance
Colección Poesía para descargar
LP5 Editora
NORIKO fotografía exquisitamente las ventanas que dan a la montaña como un rostro
caído y tímido entre los antiguos maderos del marco, y junto a la luz las pequeñas palomas
son salmos tangibles y tiernos de mañanas que añora como una amistad perdida.
Solo sé pensar en NORIKO semidesnuda, echada junto a mí sobre un colchón de mantas y
Su calor en mis manos es dulce estrella que protejo como el tesoro más valioso de mi vida.
Esta noche, pienso, sentiré su sexo en mi boca como una naranja de fuego que mastico.
NORIKO toma fotografías, y su alma
de niña y azucena
esta escena
para que algún día más allá de los días NORIKO, en otra lengua, reviva el candor de estas
naturalidad y encanto.
Y grabar la lección de la luz y la tiniebla en nuestros cuerpos como una nueva constelación
en el cielo de abril.
No queremos ser tristes.
Noches frenéticas como anotaciones de S. Reich sobre las espaldas de una sinfonía dulce
como tu ausencia
cielo abierto, donde jóvenes en autos de los 70’s lleguen a acariciarse como tigres que
NORIKO y YO estamos solos en esta playa baldía, corriendo en la orilla como dos
corceles.
Pensar en la noche es calamidad, ahora que hemos llegado a este mar de rostros que
florecer en nosotros.
Hace un sol Nro. 72, y no hay un árbol que nos permita echarnos a
morir con menos vergüenza que andar por este erial de sal y silencio.
NORIKO es una poeta noruega que hallé vendiendo pulseras de amatista y cuarzo rosado.
Ignora la pena.
Hablamos en inglés como punto medio entre un océano y otro, como una isla.
–óvalos de mirra encendida– son azules como las mariposas que nacen del sueño de
los ríos.
Inventamos la noche frente a una fogata.
dulces en mis labios de su sudor sedientos, y del sabor del mar en su piel desnuda, en su
cuello y lamo lentamente el sendero entre sus rosas de nieve, y su rosa madre.
Pasan estrellas fugaces, miles de aves tranquilas que desaparecen convertidas en tiempo.
–como acuarelas tangibles– de mi vida, sino las memorias que el mundo nos
negó rotundamente.
NORIKO, digo, la escritura
Y posar ese instante en mis manos negras y preciosas como un ave que acaricio con
ternura.
Pero me pierdo en el regreso a los barcos.
desesperadamente hacia mi corazón. Palpo manos impalpables como dedos que pierdo al
espíritu, y estamos juntos bajo este cielo que nos mira con asombro como si nuestros ojos
devolvieran la memoria a sus estrellas en esta orilla blanca e inmensa como una nube
por la crueldad, donde cantas y bailas como sacerdotisa de Orión, alrededor de las llamas
que encendiste con tus manos, mientras fosforecemos en paz frente a un oleaje que respira.
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EXT. TARDE. ISLA DE ZAPARA
El viento nos golpea desde todas las direcciones, y el fuego que encendimos salvajemente
tiemblan.
Caminamos sobre árboles secos, y nuestras huellas son vestigios de jóvenes que se aman.
Hemos abandonado el mundo, tranquilos.
en nosotros ningún afecto. Los militares que nos detuvieron por nuestro color, tampoco.
Mi cara, por ejemplo, se vuelve agua en sus dedos que no saben de paz.
NORIKO ha trabajado desde niña.
un jean, un tatuaje verde horrible, y un castellano a medias como una cayena que no abre.
NORIKO me pasa el tabaco y se queda callada mirando mis ojos.
morada.
Sentados en la cima de
una duna, fumando, vemos pasar el sol. Y olvidamos el tema de los militares, y olvidamos
el mundo, y comenzamos a recordar nuestros cuerpos bellos y puros, mientras acaricio sus
piernas gruesas y lampiñas y áridas como esta isla donde toco sus muslos que se erizan.
NORIKO se ha quedado dormida en mis manos.
Afuera la niebla.
Me preparo un chocolate caliente, Ella está en la tina, y su cuerpo se desprende del fuego
de mi carne.
NORIKO trabaja en un banco, donde padece el agobio de atender a personas que detesta.
Y pertenece a ese tipo de familias que ya no deben preocuparse nunca más por el dinero.
Una blanca para un negro es ilegal, y lo es todo en el mundo,
le digo, desde la cocina, mientras leo las líneas que ha resaltado en el libro de las semejanzas
de E. Jabès.
NORIKO sale del baño, envuelta en una toalla blanca. Camina hacia mí. Acerca su pocillo
rosado, y le sirvo. Está muy dulce, dice, sonriendo, como tus palabras.
Se cuela por las ventanas cerradas, colma la cabaña, hace del tiempo un ensueño de
Y está sentada en mí, con su espalda recostada en mi pecho. El agua le llega al borde
superior de los senos, y sus ojos se cierran, y sus manos aprietan –sin fuerza– mis muslos.
Su cabeza reposa en mi hombro como una luna, y su cabello huele a silencio y pasión.
Y mis manos acarician su vientre, y estamos callados, descubriendo –bajo el agua– nuestra
desnudez.
tacto, puro y encendido, de nuestras pieles que se unen como neblina y vapor en este baño
perfecto.
NORIKO ha olvidado
NORIKO ha olvidado
su apellido, y las responsabilidades otorgadas por ser hija de los emperadores de Maracaibo
como hablar conmigo de su infancia y la vez que llegó en camello hasta las pirámides.
NORIKO ha olvidado
visitar el bosque.
cantan.
NORIKO prepara espagueti.
juntos hablando.
NORIKO nada, y su cuerpo en la piscina es un dios que me bendice.
poema, y ese aire de libertad exquisita nos impide perder tiempo. El sueño es ejecutado con
placidez y encanto en la magnificencia del encuentro entre una mujer blanca de clase alta y
azules, y acaricio sus suaves castaños, y suena al fondo Magic Ways de T. Yamashita, y
piscina.
Respirar. Yo quiero el aire fresco, las cervezas, y estar tranquila junto a ti.
donde me observas nadar con delicadeza, y tu piel me anhela como una flor que ama.
conjuro de amar como nadie este sol que me condena a vivir con los ojos cerrados.
Anochece y volvemos al apartamento. Está cansada y mira las calles derrumbarse ante Ella.
premura, y su cuerpo
Su corazón es suave como sus manos que salvan mi rostro cuando lo acarician.
pájaros pequeños y blancos entrar y salir de los círculos de flores como relámpagos, o
niños.
Nos tranquiliza la ausencia del mundo en nuestras palabras como adoración al cuerpo que
el temor a la aurora de nuestros ojos no ha logrado erradicar, y son rosas desnudas que
Corre mi cuerpo, lejos de mí, natural, mientras yo, indefensa, gozo en tu pecho que me
cubre completa.
deshacernos de todo: centro, borde, y luz; con el sueño delicioso de abrazarnos sin fin en la
ha sido hacer el amor, y mis manos han inventado en tu espalda flores que arden hacia
dentro.
Estamos sentados en la colina, al pie de un roble, enorme y precioso. Tengo una campana
de oro atada a mi cintura. Las ovejas comen hierba en la distancia. Nubes como el mar han
cruzado nuestros ojos esta tarde, donde hemos decidido ser el comienzo.
NORIKO está acostada en la hierba y su cabeza descansa en mis muslos. La miro. Su
cabello amarillo y enredado corro con mis manos para descubrir su frente blanca, rosada,
Sus ojos son verdes y brillan llenos de amor y sueños de irse. Su vientre
pálido y desnudo
del día donde el sol ya se ha puesto, pero su espíritu aún ilumina el rostro de las cosas que
Los labios suaves, pequeños, y rojos de NORIKO que beso con lentitud y
dominio, su vientre
aún más que la vida, donde entramos a la noche, desnudos, para convertirnos en estrellas.
Nos hemos desvestido mutuamente.
azules cubiertos de paja y polvo como ruinas de un tiempo que no pudo nacer.
Todo lo que existe está en guerra, y nosotros hemos resuelto no esperar el fantástico galope
Cada uno de nosotros combate una guerra de amor, donde la victoria es recobrar en
nuestra hondura las esencias que los otros absorben de nosotros cuando nos quemamos,
nuestra fuerza conduce la sangre hacia el verano, y no hay forma de evitar que ganemos.
El mundo no existe.
–gorrión de violetas brillantes– como un gran día que nos devela el rostro.
Y echados en la hierba
–que entregamos–.
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EXT. MEDIODÍA. AVENIDAS DE LUXEMBURGO
Ha nevado.
NORIKO vestida de rojo me acompaña por esta avenida alejada del ruido.
Únicamente las fuertes mariposas azules del invierno se levantan, y baten sus alas
Nuestro horizonte es una civilización desplomada tras nosotros como un futuro al cual
un puente entre las criaturas que amamos y no conocemos y la cosa sagrada y amarilla por
insumisa y preciosa como los ojos de NORIKO ahora que hemos llegado a una cafetería, y
fragancia del presente nos envuelve como un poema leído en voz alta.
La cafetería se atiende sola.
Van Gogh.
No la sé nombrar, la siento.
La siento cuando NORIKO se quema la lengua con el café, y se la enfrío con la mía.
Su tierra permanece en Ella como un ángel que la mira.
edades.
cuerpos entrecruzados como la película de un sueño de amor del cual hemos despertado
juntos, y juntos hemos venido labrando todo este invierno que muere.
Sobrevivir no es importante.
nuestras palabras.
NORIKO y YO nos hemos casado en el fuego, y las llamas que hicieron de nuestras vidas
Hemos nacido.
Combatimos
para recibir el marullo mientras tarareamos en nuestro pésimo inglés Story of an Artist, y
fumamos.
Confío en tu amor
Bailemos.
NORIKO ha colocado a sonar El escape de Los Mirlos, y
nieve, y ahora bailamos frente al Lago, y aprendemos a vivir sin sernos infieles
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