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Universidad de las Américas

Maestría en Psicología Clínica

Tarea: Ensayo argumentativo sobre trastornos del estado de ánimo y trastornos de


ansiedad

Daniela Naranjo

11 octubre de 2023
Los trastornos del estado de ánimo son perturbaciones en las emociones que causan un malestar
subjetivo, dificultan la capacidad para funcionar de las personas, o ambos. Los trastornos del
estado de ánimo (afectivos) se dividen en trastornos depresivos y bipolares.

En todo el mundo, el trastorno depresivo afecta cerca el 10% de la población, en tanto que el
trastorno bipolar tiene una prevalencia de por vida del 2.4%. Epidemiológicamente, el trastorno
depresivo afecta a las mujeres dos veces más a menudo que a los hombres, en tanto que el trastorno
bipolar afecta a varones y mujeres por igual. Si bien los trastornos del estado de ánimo pueden
presentarse a cualquier edad, la edad promedio de inicio del trastorno depresivo es alrededor de
los 40 años, y el trastorno bipolar es cerca de los 30 años. No hay diferencia racial en la prevalencia.
El trastorno bipolar se caracteriza por períodos de manía alternados con otros de depresión. Los
períodos depresivos tienen a durar más que los maníacos.

El trastorno depresivo a menudo pasa inadvertido por que la investigación de síntomas somáticos
casi siempre tiene prioridad durante la valoración del paciente. Los adolescentes y los ancianos,
pareen ser poblaciones con una vulnerabilidad particular para la depresión. Se observan tasas altas
de trastorno depresivo en muchas enfermedades crónicas, incluidos trastornos del sistema nervioso
central, padecimientos cardiovasculares y cáncer. (DeSelm, 2018)

En el trastorno depresivo, el estado de ánimo deprimido y la perdida de interés/placer se considera


el núcleo del trastorno. Ambos pueden presentarse al mismo tiempo, pero uno de ellos es suficiente
para definir el Trastorno de depresión mayor, si están presentes ciertos síntomas asociados.
En concreto, el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), 5º Edición,
define al TDM como un estado de ánimo depresivo (o estado de ánimo irritable en niños y
adolescentes), una pérdida del interés/placer o ambas, acompañados de al menos otros cuatro
síntomas depresivos (solo tres si hay estado de ánimo deprimido y pérdida de interés/placer) que
duran al menos 2 semanas.

Los síntomas acompañantes (recogidos en la regla mnemotécnica SIG: E CAPS, son


insomnio/hipersomnia (S), reducción del interés/placer (I), excesiva culpa o sentimiento de falta
de valor (G, guilt ), reducción de la energía o astenia (E), disminución de la capacidad para
concentrarse o tomar decisiones (C), pérdida o incremento del apetito/peso (A), agitación/retraso
psicomotor (P) e ideas de suicidio/muerte o un intento/plan real de suicidio (S).

El grado de deterioro funcional es esencial para distinguir el TDM y los demás trastornos
depresivos de la normal variabilidad del estado de ánimo. Dicho así, se ha hecho hincapié repetidas
veces en el espectro continuo de la depresión desde los síndromes leves de corta duración hasta
los trastornos graves, crónicos/recurrentes e incapacitantes.

Existen subtipos del trastorno de Depresión Mayor


- Depresión ansiosa: cuando los pacientes con depresión experimentan síntomas como
inquietud, la tensión, la excesia preocupación o miedo frente a la angustia. Este es un
subtipo relativamente frecuente.
- Depresión mixta: Los pacientes que, además de reunir los criterios de la depresión,
muestran también síntomas de estado de ánimo elevado, grandiosidad, habla apresurada,
pensamientos rápidos, aumento de la energía, asunción de riesgos y descenso de la
necesidad de dormir (sin cumplir criterios completos de hipomanía o manía). Tienen mayor
riesgo de sufrir un trastorno bipolar I/II.
- Depresión melancólica: Son aquellos pacientes muy deprimidos que son incapaces de
experimentar placer (anhedonia) o que pierden la respuesta emocional normal a las
experiencias positivas.
- Depresión atípica: Se caracteriza por una reactividad alta del estado de ánimo (definida
como una capacidad de responder temporalmente a experiencias positivas) acompañada de
sensibilidad al rechazo, hipersomnia, hiperfagia y astenia física intensa (parálisis plúmbea,
con sensaciones de pesadez en los brazos y las piernas).
- Depresión psicótica: sufren delirio o alucinaciones además de depresión. El contenido de
los síntomas psicóticos es habitualmente congruente con el estado de ánimo (es decir,
consistente en temas depresivos de culpa, nihilismo, castigo merecido), pero también puede
ser incongruente con él (p. ej., delirios y alucinaciones persecutorios o autorreferenciales
sin un contenido afectivo). La depresión psicótica suele acompañarse de una disfunción
cognitiva significativa.
- Depresión catatónica: La catatonía se define como las anomalías en el movimiento y la
conducta que surgen como consecuencia de un estado mental alterado. Las manifestaciones
catatónicas son el estupor (con una falta de movimiento/respuesta de movimiento al
ambiente), la alteración postural (mantenimiento de una postura contra la gravedad), el
negativismo (resistencia inmotivada a todas las instrucciones), la estereotipia
(movimientos repetitivos sin propósito), los manierismos (mueca
extraña/peculiar/circunstancial de movimientos/acciones normales), la ecolalia (imitación
del habla de otra persona) y la ecopraxia (imitación de las acciones de otra persona).
- Depresión periparto: Se caracteriza por su inicio durante el embarazo o en las 4 semanas
precedentes al parto. Los síntomas no difieren generalmente de los episodios depresivos
fuera de este período; sin embargo, son relativamente frecuentes las manifestaciones
psicóticas (como delirios negativos que implican al recién nacido). Otros síntomas
frecuentes son las fluctuaciones del estado de ánimo, la ansiedad intensa, las crisis de
angustia, las ideas suicidas, el llanto espontáneo, el insomnio y un desinterés general por
el niño.
- Depresión estacional: En este subtipo de depresión recurrente, el comienzo se produce en
una época particular del año, sobre todo el otoño o el invierno. Las remisiones también
muestran un patrón estacional, es decir, un paciente con depresiones recurrentes durante el
otoño, que a menudo remitirán en la primavera. La depresión estacional es más frecuente
en las latitudes más altas; se cree que la falta de luz de día es un factor etiológico
importante.

Otros trastornos depresivos


- Otras categorías de trastornos depresivos enumerados en el DSM-5 son: trastorno de
desregulación disruptiva del estado de ánimo, trastorno disfórico premenstrual, trastorno
depresivo inducido por sustancias/medicamentos, trastorno depresivo debido a otra
afección médica, otro trastorno depresivo especificado y otro trastorno depresivo no
especificado.
La ansiedad es una respuesta emocional compleja, potencialmente adaptativa y
fenomenológicamente pluridimensional, en la que coexisten una percepción de amenaza al
organismo, con una activación biológica orientada a reaccionar ante tal percepción.

Cierto grado de ansiedad es necesario para la vida y la supervivencia del ser humano. Sin embargo,
cuando pierde su función de adaptación al medio deja de ser beneficiosa y se convierte en un
problema e incluso en enfermedad, que suele deteriorar la vida de la persona precisando con
frecuencia atención médica (Sempere E, 2017).

En cuanto a la epidemiología, los trastornos de ansiedad son más frecuent4s en las mujeres. Según
la OMS, un hombre tiene la mitad de riesgo que una mujer de sufrir ansiedad a lo largo de su vida.
La edad de inicio de esta patología está entre los 20 y 40 años, y la posibilidad de padecerla
disminuye a medida que la edad aumenta.

Los síntomas pueden ser (Ferre F, 2011):

• Emocionales: la ansiedad se manifiesta por una sensación de inquietud psíquica,


nerviosismo, desasosiego, vivencias amenazantes, aprensión, sentirse atrapado o al borde
de un peligro, miedo o pánico, temores difusos, inseguridad, sensación de vacío,
presentimientos de la nada y disolución del yo.

• Cognitivos: los síntomas cognitivos se traducen en preocupaciones excesivas sobre


circunstancias reales o imaginarias del presente o del futuro inmediato (expectación
aprensiva), anticipación del peligro, o de que algo va a pasar, hipervigilancia.

• Conductuales: aparece inquietud psicomotora, tendencia al llanto como consecuencia


de sentimientos de impotencia, así como una exageración de la respuesta de alarma.

• Motores: temblores, sobresalto, sacudidas musculares, cefaleas, cansancio fácil,


incapacidad para relajarse.

• Somáticos: debido a hiperactivación autonómica aparecen síntomas cardiovasculares,


respiratorios, sensoriales, digestivos, vegetativos (febrícula, sofocaciones, escalofríos,
oleadas de calor, sudoración, sequedad de mucosas, manos frías y húmedas, poliuria,
tenesmo).

Los trastornos de ansiedad son susceptibles de valoración y ordenamiento según criterios


diagnósticos operativos que pueden utilizarse tanto en la investigación como en la clínica. Las
dos clasificaciones más importantes son DSM-5 (Manual de diagnóstico y estadística de los
Trastornos Mentales de la American Psychiatric Association) y la CIE-10 (Clasificación
Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud).

El trastorno de ansiedad por separación y el mutismo selectivo, antes incluidos en los trastornos
con inicio habitual en la infancia, la niñez o la adolescencia, se incluyen dentro de esta entidad,
ya que se considera que pueden tener su inicio más allá de los 18 años.

El trastorno por angustia y la agorafobia se erigen como diagnósticos independientes que se


codifican por separado. (Fisterra 2020)
• Trastorno de pánico: ataques de pánico recurrentes e inesperados, en ausencia de
desencadenantes. Preocupación persistente acerca de los ataques y/o cambios adaptativos
en la conducta relacionados con los ataques.

• Fobia específica: ansiedad importante, miedo irracional ante una situación. Evitación
activa de la situación temida (Matteis M, 2015).

• Trastorno de ansiedad generalizada: es un trastorno persistente y común, en el cual el


paciente tiene una preocupación y ansiedad desenfocadas que no están relacionadas con
eventos estresantes recientes, aunque puede agravarse en ciertas situaciones. Este
trastorno es dos veces más común en mujeres que en hombres (Tyrer P, 2006).

• Trastorno por estrés postraumático: presencia intrusiva de uno o más síntomas


relacionados con la reviviscencia del suceso traumático. Evitación persistente de
recuerdos asociados al trauma. Incapacidad para recordar un aspecto importante del
evento traumático. Estado emocional negativo persistente. Comportamiento irritable
(Crespo Generelo, 2019).

• Trastorno obsesivo-compulsivo: pensamientos intrusivos y recurrentes (obsesiones),


usualmente acompañados por conductas repetitivas sin aparente propósito
(compulsiones), que el paciente reconoce como carentes de sentido y ego-distónicas
(Schlatter J, 2011).

• Trastorno adaptativo: aparece tras un cambio biográfico significativo o un


acontecimiento vital estresante (duelo, separación, problema médico, problemas
económicos, emigración…) y presenta alteraciones emocionales que interfieren con la
actividad social. El acontecimiento guarda una relación clara con la circunstancia
estresante (American Psychiatric Association, 2014).

Diferencias y similitudes

Según Pérez, hay algunas similitudes entre ambos trastornos son:

Podemos encontrar algunos síntomas como la indefensión, el miedo al fracaso y a la evaluación


negativa, como elementos centrales en ambos. A nivel cognitivo, aparecen dificultades en la
atención, concentración y memoria. A nivel mental, existe una distorsión en el procesamiento de
la información.

Para los dos casos, las consecuencias son que los síntomas afectivos, cognitivos, conductuales,
motivacionales y fisiológicos pueden ser tan intensos que causan dificultades en la esfera
familiar, laboral y social. En amos contextos, la persona tiende al aislamiento. Las personas
pueden tener pérdida del control, ya que los pensamientos y emociones pueden dirigir la vida de
la persona, en lugar de que ellos mismos tomen sus decisiones de forma consciente.

Alteraciones en el sueño y apetito, la persona puede padecer de insomnio o hipersomnia. El


apetito puede tender a disminuir en la ansiedad y aumentar en la depresión, en ambos casos,
suele alterarse.
A nivel neuroquímico, en ambas situaciones, hay una disminución de los niveles de serotonina y
adrenalina.

Por otro lado, en cuanto a las diferencias, tanto la ansiedad como la depresión son formas de
reaccionar ante eventos externos o internos: si a un evento se lo interpreta como una amenaza, se
dispara el sistema de alerta o ansiedad, mientras que, si al evento se lo percibe como una pérdida
o un fallo, es probable que se active el sistema de conservación de energía, que dará lugar a la
depresión.

En la depresión, la persona se centra en el pasado, analizando y culpándose por sus acciones en


el pasado, quedándose anclado a él, bloqueando el avance hacia el futuro.

En la ansiedad, el miedo se focaliza en el futuro y anticipando los posibles peligros con los que
puede encontrarse, con el temor de que sucedan las predicciones negativas que ha interpretado.

En cuanto al estado de ánimo, en la depresión, éste puede variar mucho a lo largo del día, en la
ansiedad, suele ser más estable a lo largo del día.

Los síntomas emocionales, en la depresión, la emoción principal es la tristeza, la persona suele


aislarse del mundo intentando no conectar con lo externo. En la ansiedad, la emoción principal es
el miedo, puede aislarse, aunque suele estar pendiente de lo externo para intentar controlar y
prevenir un posible peligro.
Bibliografía

DeSelm, T. M. (2018). Trastornos del estado de ánimo y trastornos de ansiedad. Tintinalli.


Medicina de urgencias (8th ed., pp. 1511–1528). McGraw Hill Medical. Acceso: 9 de
octubre 2023, de
https://accessmedicina.mhmedical.com/content.aspx?bookid=2329&sectionid=203854314

Fava, M., & Cassano, P. (2018). Trastornos del estado de ánimo: trastornos depresivos (trastorno
de depresión mayor). In S. D. Østergaard (Ed.), Massachusetts General Hospital. Tratado
de Psiquiatría Clínica (2nd ed., pp. 324–329). Capitulo, Elsevier España, S.L.U. Acceso
octubre 9, 2023, de https://www-clinicalkey-es.bibliotecavirtual.udla.edu.ec.

Ferre F, Camarillo L. Estado actual del tratamiento de la ansiedad. Medicine. 2013;11(46):2747-


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FISTERRA (Ed.). (2020, June 10). Trastornos de ansiedad. Clinical Key. https://www-
clinicalkey-es.bibliotecavirtual.udla.edu.ec/#!/content/guides_techniques

Pérez, R. (2021, November 22). Ansiedad y depresión: similitudes y diferencias. Promethea


Centro de Psicología. https://www.centropromethea.com/2021/11/22/

Sempere E, Vicens, C, Mut del Río F, Salazar J. Criterios de utilización de los medicamentos
para tratar la ansiedad aguda y crónica. FMC. 2017;24(2):91-9.

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