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JOSÉ MANUEL SALGADO

MCU TNA

ANÁLISIS BAJO EL CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


20 0 E E: A A: A A dd A E A O E e A A A E A A E A A A A A E A E A A A A A A A A E A A e A A E A E E A A A E A E A A

LA RELACIÓN LABORAL (SIMULACIÓN DE UN TRABAJO AUTÓNOMO).


INTERPOSICIÓN FRAUDULENTA DE UNA SOCIEDAD INSOLVENTE.
INTERPOSICIÓN FRAUDULENTA DE UNA AGENCIA DE SERVICIOS EVENTUALES.
UTILIZACIÓN FRAUDULENTA DE UNA COOPERATIVA DE TRABAJO.
UTILIZACIÓN FRAUDULENTA DE UN CONTRATO DE PASANTÍA

A
MODELOS
1D O
DE
AAA >= |
|
CARTAS DOCUMENTO hammala(i
ANS JOseE Luis DEPALMA + EDITOR
El fraude laboral
(O Copyright by
editorial hammurabi s.r.!.
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en el mes de junio de 2017
en «Bibliográfika, de Voros S.A.»
Barzana 1263, Buenos Aires - Argentina

Hecho el depósito de ley 11.723


Derechos reservados
Prohibida su reproducción total o parcial

Impreso en Argentina / Printed in Argentina


ISBN: 978-950-741-834-1 (rústica)

Salgado, José Manuel


* El fraude laboral
1* edición, Buenos Aires, Hammurabi, 2017
174 ps., 23x16 cm.
ISBN: 978-950-/41-834-1

1. Derecho laboral. |. Título


CDD 344.01 e Fecha de catalogación: 12/6/2017
JOSÉ MANUEL SALGADO

El fraude laboral
ANÁLISIS BAJO EL CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN

MUS EEE A US SS A E US US UE E AL A ES EL E A A E A E E A E UL E. US E E RS E E. E UL BS US UL E CU. UL RL E E A E: E E RL FS A. FE: FU E US A A SR E A E

LA RELACIÓN LABORAL (SIMULACIÓN DE UN TRABAJO AUTÓNOMO).


INTERPOSICIÓN FRAUDULENTA DE UNA SOCIEDAD INSOLVENTE.
INTERPOSICIÓN FRAUDULENTA DE UNA AGENCIA DE SERVICIOS EVENTUALES.
UTILIZACIÓN FRAUDULENTA DE UNA COOPERATIVA DE TRABAJO.
UTILIZACIÓN FRAUDULENTA DE UN CONTRATO DE PASANTÍA

EN ANEXO |
MODELOS DE
CARTAS DOCUMENTO hammañabi
Y DEMANDAS Jose Luis DEPALMA + EDITOR
Agradecimientos

Agradezco ala prestigiosa EDITORIAL HAMMURABI, y especialmente a FERNANDO


DEPALMA, porque, siendo yo un ignoto y humilde abogado, me dieron la oportu-
nidad de difundir mitrabajo y me trataron con la deferencia y cordialidad que me-
recería un gran autor,
Por supuesto a mi familia, mi más fundamental soporte emocional (VERÓNICA,
JOAQUÍN, PILAR y JAZMÍN).
A varios abogados que me preceden y me dieron siempre el ejemplo de dedica-
ción y honestidad, como mi amiga LUCÍA ANGÉLICA EIGUREN.
A mi amiga MARÍA NOELLA GARCÍA (compañera de catarsis jurídicas), que me le-
vanta la autoestima haciéndome creer que soy un gran abogado.
Palabras previas

A lo largo de los casi veintiocho años de ejercicio de la profesión he compra-


do, leído y consultado un sinnúmero de libros jurídicos, procurando que me sir-
vieran para desempeñar eficazmente mi función en las distintas causas en las
que he defendido los derechos de los trabajadores.
El principal reparo que siempre tuve con respecto a los textos jurídicos en los
que me apoyé, consiste en susobreabundante discurrimiento sobre las distintas
posiciones doctrinarias en relación a cada uno de los temas de que se trate.
Siempre anhelé contar con bibliografía que me permitiera conocer, con una
simple explicación, las posiciones jurisprudenciales sobre lostemas que tuve que
estudiar antes de preparar una demanda, porque, en mi opinión, esa es la mejor
forma de maximizar las posibilidades de éxito.
Sin descuidar el juicio crítico o la opinión propia que se puede tener respecto
delaaplicación delaley o dela leyensí, el conocimiento de la interpretación que
de ella hagan los tribunalesesfundamental a la hora de abogar por los derechos
de los trabajadores.
Fue así que, llegado el momento en que uno puede devolver algo de lo que
se ha aprendido a lo largo de varios años de experiencia en el ejercicio intenso
de la profesión, he escrito el libro que me hubiese gustado tener años atrás,
cuando tuve que leer capítulos enteros para extraer mínimas conclusiones.
Desde mi humilde perspectiva, me sentí satisfecho de escribir este libro por-
que lo considero un aporte útil para aquellos abogados quetengan la necesidad
de resolver algunas de las situaciones que se repiten con mayor frecuencia en el
ámbito de las relaciones laborales, para lo cual, en la vorágine del ejercicio de la
profesión, es preciso contar con conocimientos concisos y claros, más que con el
saber de las diversas posturas doctrinarias o de las soluciones que da el derecho
comparado.
10 PALABRAS PREVIAS

Se trata de una obra claramente dirigida a abogados que ejercen libremente


la profesión, y, más especificamente, a quienes se desempeñan en la defensa de
los derechos del trabajador.
Portodo lo que vengo diciendo, he tratado de encarar cada uno de los temas
desde la óptica de la jurisprudencia de la Justicia Nacional del Trabajo (con algu-
nas referencias alos criterios de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y de la
Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires), más que detenerme
demasiado en la doctrina, ni mucho menos en el derecho comparado.

CAPÍTULO |. LA RELACIÓN LABORAL

En el Capítulo | se intenta aportar los elementos para que el lector sepa dife-
renciar —con la mayor claridad posible— cuándo estamos frente a una relación
de linaje laboral y cuándo frente a un trabajo autónomo.
Teniendo en cuenta que a diario llegan a nuestros estudios trabajadores
dependientes que, no obstante la subordinación a la que se encuentran someti-
dos, figuran inscriptos como trabajadores autónomos y emiten facturas, es pre-
ciso tener bien claros los conceptos que nos permitan defender con eficacia los
derechos que se intentan conculcar con esa fachada.

CAPÍTULO ll. LA SOCIEDAD INTERPUESTA

El gran problema que hogaño debemos afrontar quienes intentamos que los
derechos de los trabajadores no se transformen en meros postulados es el de la
insolvencia del empleador.
Desde mi humilde opinión, la personalidad diferenciada del socio y la socie-
dad es algo contrario a la naturaleza de las cosasy de ahí que cueste tanto expli-
cárselo a nuestros clientes. Se trata de una ficción jurídica pensada para la eco-
nomía de mercado, que prescinde de cualquier consideración humanista del
tema.
Así, aunque al lego le cueste creerlo, nuestro derecho positivo permite que
cualquier sociedad, sin ningún patrimonio, se erija en empleadora de la canti-
dad de trabajadores que le venga en gana.
Esta situación hace imperioso entonces el conocimiento de los escasos recur-
sos que tenemos para lograr la condena solidaria de los socios, directores, socios
gerentes, etcétera, en los supuestos en que aquella ficción jurídica les otorgaría
asus creadores la posibilidad de incumplir impunemente una sentencia conde-
natoria.
PALABRAS PREVIAS 11

CAPÍTULO ll. LA INTERPOSICIÓN FRAUDULENTA


DE LAS AGENCIAS DE SERVICIOS EVENTUALES

Con la finalidad de crear una precarización laboral de facto, muchas empre-


sas recurren a la contratación promiscua de trabajadores por intermedio de
agencias de servicios eventuales, sin que exista una eventualidad que justifique
tal tipo de contratación.
Se trata de una malsana costumbre, hoy por hoy bastante generalizada, que
se sigue utilizando no obstante la casi absoluta uniformidad de criterios juris-
prudenciales a la hora de reprobarla.
Tan generalizado y conocido es este vicio empresarial, que en el ámbito de la
Justicia Nacional del Trabajo el mismo ha dado lugar al dictado de un fallo ple-
nario (el plenario n* 323 del 30/6/10, "Vásquez, María Laura c. Telefónica de Ar-
gentina S.A.") en el que se ha reconocido el derecho del trabajador a percibir la
multa prevista en el art. 8? de la ley 24,013 cuando ha sido contratado por inter-
medio de una agencia de servicios eventuales sin que se encuentre justificada tal
tipo de contratación.
De manera tal que es preciso que el profesional del derecho conozca y utilice
todas las herramientas que están a nuestro alcance para que la víctima de este
fraude —al menos— obtenga una reparación.

CAPÍTULO IV. LA UTILIZACIÓN FRAUDULENTA


DE LAS COOPERATIVAS DE TRABAJO

La creatividad del empresariado argentino también ha dado como resultado


la utilización de las cooperativas de trabajo como herramientas para el fraude.
Se trata de un ardid no tan generalizado como el referido en el punto ante-
rior, pero que también merece ser estudiado.
La situación es la siguiente: con el objeto de evadir obligaciones laborales,
una empresa comercial crea una cooperativa de trabajo (o recurre a la utiliza-
ción de una ya existente) y se vale de los servicios de los "socios cooperativos”,
quienes se desempeñan así sin recibir ninguno de los beneficios que las leyes del
trabajo prevén.
Percatados nuestros legisladores de esta situación, desde tiempo inveterado
se vienen sancionando distintas normas tendientes a prevenir el fraude y apun-
talar así el principio protectorio inherente a nuestra disciplina.
De manera tal que es preciso conocer cuáles son los mecanismos que el orde-
namiento jurídico provee para atacar este flageloy lograr que nuestros clientes
afectados logren, al menos, un condigno resarcimiento.
12 PALABRAS PREVIAS

CAPÍTULO V. LA UTILIZACIÓN FRAUDULENTA


DE UN CONTRATO DE PASANTÍA

Finalmente, se ha abordado asimismo el tema de los contratos de pasantía,


bastante utilizados también para cometer fraude.
Sobre todo con anterioridad a la sanción de la ley 26.427 (cuando no se reco-
nocían a los pasante los beneficios que ahora se les reconocen) era usual la comi-
sión de este tipo de fraude.
Aunque parezca increíble (porque el contrato de pasantía supone la adquisi-
ción por parte del pasante de conocimientos y experiencia relacionados con su
formación académica), este tipo de fraude era usualmente cometido por una
importante empresa de comidas rápidas, la que contrataba “pasantes” para co-
cinar hamburguesas, barrer los pisos o atender al público.
De manera tal que se torna indispensable poder discernir en qué casos estos
contratos deben considerarse contratos de trabajo, y así poder encarar la defen-
sa de los trabajadores afectados.
Índice general

AGRADECIMIENTOS 2222 ]
PALABRAS PREVIAS ] ] ] 9
ABREVIATURAS 222222 17

Capítulo |
La relación laboral

8 1. Introducción 21
8 2. Caracteres esenciales de la relación laboral ____. uN a A 22
a) Lasubordinación 22
b) Laajenidad 25
c) Laprestación personal 22222 22222 26
8 3. Caracteres
no esenciales de la relación laboral __._._._._.._...... sepas 28
0: LACRA NAO. | >= == p=ra rr a 28
b) Lacontinuidad . | 29
5 4. El principio de primacía de la realidad ____._._._._._._._. 2 2 22222222 30
8 5. Lapresunción
del art.23delalCT ________ A A A 32

Capítulo Il
La sociedad interpuesta

5 6. Introducción (concepto de empleador) 222222


222 222 43
5 A SUCIA ADIVOLDTA. —-====3 303 rara is 44
5: 8 ¡ABUSE LOBreChO: corr
rro A A E a TA 47
$ 9. Corrimiento
del velo societario...
2222 50
810. Tesis amplia ! E | ] ) j j | 52
$11. Laresponsabilidad de los administradores —__________
222 2 22222 55
$12. Administradores de sociedades no incluidas en la ley 19.550 62
a) Administradores
de cooperativas 222 2 2 62
b) Administradores de asociaciones civiles | 63
14 ÍNDICE GENERAL

c) Administradores de fundaciones RRA 64


d) La cuestión a partir del nuevo Código Civil y Comercial 65
813. Lajurisprudencia después de «Carballo» y «Palomeque» 66

Capítulo 111
La interposición fraudulenta de las agencias
de servicios eventuales
8 14. Introducción 22222222 2 2 75
815. Interposición vs. intermediación 76
8 16. Interposición. Principio general y excepción a la regla _________________ 76
817, Carácter acumulativo
de los requisitos exigidos porel art. 29, in fine dela LCT _ 78
$18. Análisis de los distintos supuestos de contratación por intermedio de una agencia
de servicios eventuales O 78
a) Licencias de trabajadores estables _ O 79
b) Realización de congresos, conferencias, etcétera A 80
c) Incremento de la actividad de la usuaria 81
d) Eventualidad de la empresa usuaria —______________________ 82
8 19. Carga de la prueba de la eventualidad ______ - AR 82
8 20. Consecuencias quese derivan
de la ausencia de alguno de losrequisitosexigidos por
el art. 29, in fine
de la LCT — O 83
8 21. Forma de conjurar el fraude. Intimación del trabajador AA 86
5822, Situación de despido 86
8 23. Multas de la Ley Nacional de Empleo. _—__________________________ 88
$24. Praxisjudicial 95
m Anexo
— Modelo de carta documento
a la empresa usuaria _______________ 98
— Modelo de carta documento a la AFIP. _—_____________________ 98
- Modelo de carta documento a la agencia _-______________2 2 22 99
— Modelo de demanda contra la empresa usuaria y la agencia __________-_-_ 100

Capítulo IV
La utilización fraudulenta de las cooperativas
de trabajo
825, Introducción 115
826. Cooperativas de trabajo ____________
2 222222 117
a) Tesis que desconoce la relación laboral 118
b) Tesis del socio-empleado 22222222 119
c) Tesis que desconoce la condición de socio-empleado | 121
d) Opinión delautor 2222222222 123
827. Distintos casos de fraude 124
a) Participación en la dirección de la cooperativa ___________________ 125
b) Distribución de excedentes == | 126
c) La cooperativa como proveedora de mano de obra _____________ 127
ÍNDICE GENERAL 15

8 28. interposición de las cooperativas de trabajo 128


m Anexo
Modelo de carta documento a la empresa en la cual el «asociado cooperativo»
DESTA ICON == SS 137
- Modelo de carta documento ala AFIP. 2222222222222 222 2 137
— Modelo de carta documento a la cooperativa ____________________ 138
— Modelo de demanda contra la empresa en la que el «asociado» presta servicios y
contra la cooperativa 138

Capítulo V
La utilización fraudulenta de un contrato
de pasantía

829. Introducción. Finalidad del contrato e A 145


8 30. Convenio Marto. 22-22 147
831. Contrato individual 222222222 149
8 32. Correlación entre los estudios y las tareas __________2_2_2 2222222222 150
8 33. Carga horaria y plazos máximos 22 22 154
534. Cantidad de pasantes | 156
8 35. Tutores y docentes guías 22 2 22 156
$ 36. Beneficios reconocidos a los pasantes 158
a) La asignación estímulo. ______________
222 22222 159
b) Régimen de licencias
y cobertura médica - 160
c) Higiene y seguridad. Cobertura por accidente y enfermedad ___________ 161
mn Anexo
— Modelo de carta documento a la empresa en la cual el «pasante» presta servi-
COS. == A A A E A A SA IZ 162
— Modelo de carta documentoa la AFIP : 163
— Modelo de demanda contra la empresa en la que el «pasante» presta servicios 163

BIBLIOGRAFÍA GENERAL
Abreviaturas

8/88 parágrafo/parágrafos
AA.VV autores varios
AFIP Administración Federal de Ingresos Públicos
ap./aps. apartado/apartados
aro. argumento
art./arts. artículo/artículos
BO Boletín Oficial de la Nación
E contra
CADH Convención Americana sobre Derechos Humanos
(Pacto de San José de Costa Rica)
Cap./Caps. Capítulo/Capítulos
CE Código Civil (ley 340, derogado por ley 26.994)
CCT Convenio Colectivo de Trabajo
CD Carta Documento
ctr.Iconfr. controntar/contróntese
CN Constitución Nacional
CNAT Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo de la Capital
Federal
CNCom. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial
de la Capital Federal
conc./concs. concordante/concordantes
conf. conforme
CP Código Penal
CPACF Colegio Público de Abogados de la Capital Federal
CPBA Constitución de la Provincia de Buenos Aires
CPCCBA Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos
Aires
CPCCN Código Procesal Civil y Comercial de la Nación
CSIJN-Fallos Fallos de la Corte Suprerna de Justicia de la Nación
CSJN Corte Suprema de Justicia de la Nación
CUIL Clave Única de Identificación Laboral
18 ABREVIATURAS

CUIT Clave Única de Identificación Tributaria


decr, -ley decreto ley
decr./ decrs. decreto/decretos
dir./dirs. director/directores
DT Revista Derecho del Trabajo
DUDH Declaración Universal de Derechos Humanos
ED Revista El Derecho
ed. edición/editor
EDL El Derecho. “Suplemento laboral”
fs. fojas
ídem en el mismo lugar, del mismo autor, etcétera
INAC Instrtuto Nacional de Acción Cooperativa
INAES Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social
Inc./Incs. inciso/incisos
IVA Impuesto al Valor Agregado
JA Revista Jurisprudencia Argentina
JNT Juzgado Nacional de Primera Instancia del Trabajo
LCT Ley de Contrato de Trabajo (ley 20.744)
LGS Ley General de Sociedades (ley 19.550 reformada
por ley 26,994),
EL Revista La Ley
LLBA Revista La Ley Buenos Alres
[NE Ley Nacional de Empleo
ENL Revista LexisNexis Laboral
LO Ley Orgánica.
LRT Ley de Riesgos del Trabajo
ESC Ley de Sociedades Comerciales (ley 19.550 antes
de la modif. por ley 26.994)
ME Ministerio de Empleo
MTEySS Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social
de la Nación
n*/nros. número/números
OIT Organización Internacional del Trabajo
pps. página/páginas
párr./párrs. párrato/párratos
PIDCP Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
Res. resolución
S.A. Sociedad Anónima
S.R.L. Sociedad de Responsabilidad Limitada
SCBA Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires
sent. sentencia
supra véase más arriba, en la parte anterior, precedentemente
S.S. Su Señoría
t.o. texto ordenado
t/ts. tomoftomos
versus
ABREVIATURAS 19

V.E. Vuestra Excelencia


v. gr, verbigracia
V.5S. Vuestra Señoría
Capítulo|
La relación laboral
—————

8 1. Introducción

Antes de entrar en el análisis de las formas más comunes de fraude en el dere-


cho del trabajo, conviene repasar algunos conceptos que nos permitan esclarecer
en qué circunstancias cabe considerarse al vínculo que se anuda entre dos volunta-
des como de linaje laboral.
La distinción, aunque en ocasiones resulta sumamente compleja y supeditada a
las circunstancias particulares de cada caso, es fundamental si tenemos en cuenta
que en el ordenamiento jurídico argentino, salvo algunas excepciones, no existen,
como sucede en el derecho comparado, normas que regulen situaciones interme-
dias (de dependencia relativa). La decisión que se adopte respecto del carácter —la-
boral o no— de la relación, hará que a la misma se le aplique toda la normativa tu-
telar que provee el derecho del trabajo, o que, por el contrario, quede absoluta-
mente marginada de su ámbito?.
El art. 21 de la LCT define al contrato de trabajo como aquel en el que ”... una
persona física se obligue a realizaractos, ejecutar obras o prestar servicios en favor
de la otra y bajo la dependencia de esta, durante un período determinado o inde-
terminado de tiempo, mediante el pago de una remuneración ...”.
Como se sabe, la doctrina clásica distingue entre características esenciales y no
esenciales de la relación laboral. Existen algunas características de este vínculo cu-
ya presencia se considera esencial a la hora de determinar si los servicios prestados
quedan comprendidos en la órbita del derecho del trabajo. Se trata entonces de ca-
racteres esenciales de la relación laboral.
Otrascaracterísticas, en cambio (a las que llamaremos no esenciales), pueden con-
tribuir con su presencia a la categorización como laborales de los servicios presta-
dos, aunque su ausencia no autoriza a descartar la naturaleza laboral del vínculo.

| Véase Ackerman, en AA.VV., Tratado de derecho del trabajo, 2005, t. 1, p. 159.


22 JOSÉ MANUEL SALGADO

$ 2. Caracteres esenciales de la relación laboral

a) La subordinación

Para considerarse comprendidos en el ámbito del derecho laboral, los servicios


prestados deben ser subordinados; quiere decir, encontrarse sometidos al poder
de otro. La doctrina clásica distingue tres tipos de subordinación, cada uno de las
cuales posee distintos niveles de importancia a la hora de categorizar alos servicios
prestados: se trata de la subordinación técnica, jurídica y económica, que son casi
siempre nombradas en ese orden aunque, en rigor, en atención a su importancia,
debería mencionárselas como subordinación jurídica, económica y técnica.
La subordinación jurídica es aquella relacionada con el poder que tiene el em-
pleador de dirigir y fiscalizar los servicios prestados por el dependiente, una de cu-
yas expresiones más importantes está dada por la potestad que tiene el empresa-
rio de aplicar sanciones disciplinarias al trabajador o—incluso— disponer su cesan-
tía. También constituye una expresión de la subordinación jurídica la potestad que
tiene el empleador de imponer los horarios de trabajo, el lugar donde lastareas ha-
brán de ser prestadas, etcétera.
El trabajador se incorpora a una empresa total o parcialmente ajena y se some-
te al poder de dirección del empleador, comprometiéndose a acatar las órdenes y
directivas que le impartan las personas encargadas del ejercicio efectivo del poder
de dirección.
La dependencia jurídica es, amén de una nota típica del contrato de trabajo, la
causa de la desigualdad entre las partes del contrato bilateral y, por ende, la justi-
ficación política de la discriminación entre el trabajo protegido y el trabajo en régi-
men de mercado”,
En varios pronunciamientos, la jurisprudencia ha reconocido a lasubordinación
jurídica un rol definitorio a la hora de calificar el vínculo:
1— En el caso de los profesionales universitarios, la dependencia técnica se encuen-
tra algo diluida, mientras que la económica puede o no existir, pero lo revelador,
para saber si hubo relación laboral, está marcado por la subordinación jurídica.
Un profesional que cumplió funciones de supervisióno auditor médico de una em-
presa de prestaciones clínicas respecto de los pacientes internados en ciertos cen-
tros de salud, aunque no concurriera diariamente, cumplía tareas actuando como
representante de dicha empresa ante terceros, lo cual solo podía hacerse por
imperio de órdenese instrucciones que a tal efecto le eran impartidas por la prin-
cipal. [CNAT, Sala IV, 22/3/96, “Hass, Carlos c. Ceprimi S.R.L.”, www.pjn. gov.ar]).
2— Dado que la demandada es una empresa dedicada a la explotación de espectácu-
los artísticos, es claro que en este contexto los servicios profesionales que prestó

¿ Ackerman, en AA.VV., Tratado de derecho del trabajo, 2005, t.l, ps. 148 y 157.
EL FRAUDE LABORAL 23

el actor como “ejecutante de contrabajo” estaban integrados a los medios per-


sonales y materiales de aquella para el logro de sus fines y dentro de su estableci-
miento. Se trataba de shows donde había bailarines, cantantes y orquesta que
eran organizados enteramente por la empresa, apreciándose la subordinación
jurídica que existía entre las partes, donde la accionada dirigía la actividad del eje-
cutante dentro del espectáculo musical que ella llevaba a cabo. [CNAT, Sala V,
30/9/09, "Ferrer, Néstor Guillermo c. Tango EntertainmentS.A.”, www.p¡n.gov.ar|].
3 — El hecho de que el profesional médico pusiera a disposición de la empresa de-
mandada un consultorio con determinadas características, percibiera honorarios
y no cobrara vacaciones, jubilación ni otros beneficios, no resulta suficiente para
indicar de suyo qué tipo de contrato unió a las partes. Lotipificante es la subordi-
nación jurídica con la principal, la integración en su estructura y la sujeción del
personal a directivas de sus superiores. [CNAT, Sala X, 20/11/01, “Segal, Eduardo
Gabriel c. Obra Social de la Actividad de Seguros, Reaseguros, Capitalización y
Ahorro y Préstamos para la Vivienda”, www.pjn.gov.ar].

La subordinación económica se vincula con la posibilidad que tiene el emplea-


dor de aprovechar económicamente los frutos del trabajo, ya que los resultados de
los servicios subordinados pasan a ser de propiedad del empresario, quien los ad-
quiere a cambio del pago de una remuneración.
No empece a la existencia de subordinación económica la circunstancia de que
el dependiente perciba una comisión (un porcentaje de los beneficios de su traba-
jo), ya que, en definitiva, aún en ese caso, será el empleador quien aproveche los
resultados económicos que produzcan tales servicios. Incluso, la remuneración cal-
culada por unidad de obra, comisión individual o colectiva, habilitación, gratifica-
ción, participación en las utilidades o premios se encuentra expresamente con-
templada por la ley (art. 104, LCT).
Tampoco obstan a la presencia de la subordinación económica la importancia
de la retribución que perciba el trabajador, ni la cuantía del beneficio que reciba el
principal, en tanto que el mayor o menor provecho que el empleador obtenga
apropiándose del resultado de los servicios del dependiente hace al riesgo empre-
sario que asume siempre aquel.

Sobre la subordinación económica, la jurisprudencia tiene dicho:


La subordinación económica no pasa por el monto de losingresos del dependiente si-
no por el hecho de trabajar para quien cuenta con los medios de producción, puesto
que de otra manerasealteraría el concepto decontrato detrabajo quesolo podría ser
aplicado a los trabajadores con remuneraciones suficientes para cubrir sus necesida-
des alimentarias. [CNAT, Sala VI, 16/4/09, “Hanselmann, Luisa Elida y otro c. Obra So-
cial del Personal de Dirección de Empresas de Alimentación y Demás Actividades Em-
presarias”, www. pjn.gov.ar].
El hecho de que el actor, médico, trabajara en su propio consultorio, no lleva a con-
cluir que no prestara servicios dependientes para la demandada. No empece ala con-
24 JOSÉ MANUEL SALGADO

clusión expuesta la circunstancia de que el actor percibiera honorarios en la medida


en que atendiera a los pacientes, pues tal denominación no le quita carácter remune-
ratorio, ya que el salario es la retribución del trabajador dependiente que constituye
la ventaja patrimonial (o “ganancia”) que recibe como contraprestación del trabajo
subordinado, por lo que tienen dicho carácter todas aquellas sumas de dinero que lo
beneficien incorporándose a su patrimonio. Este tipo de salario, tal como lo precisa el
art. 104 de la LCT, puede ser considerado como una retribución “por rendimiento”,
circunstancia que lo hace esencialmente variable y subordinado al resultado que
aquel obtenga, pero sin perder por ello su carácter salarial. [CNAT, Sala 111, 29/9/04,
"Beistegui, Mario Rubén c. San TimoteoS.A.”, www. p¡n.gov. ar].
La disposición del tiempo propio al servicio de una actividad que hace al giro normal
de una empresa (en el caso cobranza domiciliaria de sus ventas) efectuada con habi-
tualidad y permanencia, da la pauta de una subordinación jurídica encuadrable en el
derecho laboral, y el hecho de que ese trabajo sea remunerado bajo la forma de una
comisión más que aventar una forma jurídica de tal carácter la califica, pues de acuer-
do con el art. 104 de la LCT la comisión individual es una forma de remunerar el tra-
bajo subordinado por rendimiento de trabajo. [CNAT, Sala Il, 17/11/87, “Organiza-
ción Segura e HijosS.R.L. s/Apelación”, www. pjn.gov.ar].

Deliberadamente dejamos para el final la subordinación técnica, porque, de las


tres (jurídica, económica y técnica), es la que posee menor relevancia a la hora de
establecer si los servicios prestados son o no de carácter laboral.
Lasubordinación técnica se relaciona con la potestad del empleador de disponer
de qué manera deben efectuarse los trabajos. De ahí que, cuando de trabajadores
profesionales se trata, la subordinación técnica suele tener una mínima presencia,
circunstancia esta que no autoriza a descartar el carácter laboral de losservicios. Los
conocimientos técnicos que tiene aquel que realiza las tareas le dan cierta libertad
de acción aunquereciba instrucciones generales que debe acatar. Estamosentonces
frente a una característica no esencial de la relación, aunque su vinculación con los
otros dos tipos de subordinación nos haya llevado a analizarla en este acápite.
Los constantes avances tecnológicos, la creciente concentración económica y la
consecuente proletarización de profesiones tradicionalmente "liberales”, han re-
ducido considerablemente la presencia de la dependencia técnica en las relaciones
de trabajo.
Algunos autores, incluso, califican a la dependencia técnica como una manifes-
tación posible (no siempre presente) de la subordinación jurídica”.

En atención a estas consideraciones, numerosos fallos han restado trascenden-


cia a esta faceta de la dependencia laboral, cuando la justicia del trabajo se ha ocu-
pado de definir los servicios prestados por profesionales universitarios.

3 Ackerman, en AA.VV., Tratado de derecho del trabajo, 2005, t.l, p. 160.


EL FRAUDE LABORAL 25

Los contratos laborales de los profesionales solo se diferencian de los que celebran
otros trabajadores en que aquellos ponen a disposición del empresario su capacita-
ción especializada (fuerza de trabajo preponderantemente intelectual) y, como con-
secuencia de ello, se desdibuja lasubordinación técnica y por ende gozan de cierta au-
tonomía funcional. [CNAT, Sala!!l, 21/12/06, "Feijoo, Sandra Stella c. Ferrocarriles Me-
tropolitanos5.A. y otros”, www.pjn.gov.ar].
Si bien la actora tenía facultades (y las ejercía) para convenir condiciones que garan-
tizaran su desempeño y el cumplimiento de lo pactado entre las partes, imprimién-
dole a la relación escasa subordinación técnica, tal situación no permite desconocer el
carácter laboral del vínculo, en razón de que de todas formas existía subordinación
económica y jurídica. [CNAT, Sala Il, 15/6/89, "Ruiz Guiñazú, María Magdalena c. L.S. 4
Radio Continental”, www.pjn.gov.ar].
Si bien cuandose trata de trabajadores con conocimientos específicos del área que les
compete, como en el caso de los profesionales, suele faltarle fuerza a la nota de de-
pendencia técnica, presente en otros contratos de trabajo, ello no implica, en modo
alguno, que deba descartarse la existencia de una relación laboral. Porque es justa-
mente esa capacidad de desenvolverse con independencia dentro del marco del área
específica de sus conocimientos, uno de los extremos tenidos en cuenta por el emple-
ador a la hora de incorporar a su plantel este tipo de profesionales (en igual sentido
CNAT, Sala IV, SD 70244, del 21/3/94, "Estévez, Marcia c. Inst. Arg. del Riñón y Trans-
plantes s/Despido”; ídem, Sala Il, SD 70294, del 17/7/92, "Fischer, Eduardo c. Transpor-
tes IntercapS.A. s/Despido”). Lo determinante, en estoscasos, es la subordinación con
la empleadora, la integración a su estructura y la sujeción del profesional a las direc-
tivas de sus superiores. [CNAT, Sala X, 26/3/01, “Porcelli, Mariela c. Inder, Instituto Na-
cional de ReasegurosS.E.”, www.pjn.gov.ar].

b) La ajenidad

Como una característica más amplia y abarcadora de la subordinación econó-


mica, se suele mencionar también a la “ajenidad”.
Los servicios que deben considerarse comprendidos en la órbita del derecho la-
boral son aquellos que esencialmente se prestan para otro, quien se beneficia con
los mismos, pero también asume los riesgos propios de la empresa y se comprome-
te al pago de una remuneración.
Los resultados de los servicios prestados en esas condiciones pasan a ser de pro-
piedad del empresario, quien a cambio de ello se compromete al pago de una re-
muneración. De ahí que los riesgos son asumidos por el empleadory no por el tra-
bajador; a este último se le garantiza una remuneración en tanto que aquel asume
el riesgo del resultado económico de la empresa.
Como se dijo antes, la modalidad de liquidar el salario en base al rendimiento
del dependiente no se contradice con la ajenidad de losservicios; el trabajo se pres-
ta para otro, aunque ese otro abone un porcentaje de las utilidades. En definitiva
26 JOSÉ MANUEL SALGADO

las utilidades entran siempre al patrimonio del empleador, aunque luego este re-
parta entre sus dependientes un porcentaje de las mismas.
La diferencia que existe entre un trabajador dependiente y un socio no pasa
tanto por la modalidad de distribuir los beneficios, sino más bien por la presencia
de la subordinación, según ya lo hemos explicado más arriba.
En lo que aquí interesa, los servicios de cuño laboral esencialmente se prestan
para otro. El trabajador, en forma voluntaria, se incorpora a una empresa total o
parcialmente ajena, aportando su trabajo personal e infungible.
La empresa a la que se incorpora el trabajador puede resultar parcialmente aje-
na, porque el ordenamiento laboral contempla la situación del socio empleado
(art. 27, LCT). Jamás, en cambio, podría ser enteramente propia, porque, en tal su-
puesto, desaparecería la ajenidad (esencial para la existencia de una relación de
trabajo) y estaríamos —por ende— ante un trabajo autónomo.
La ajenidad, entonces, ha servido en numerosos precedentes jurisprudenciales
para distinguir un trabajo subordinado de uno autónomo.
Toda vez que la actora, médica de una obra social, se desempeñó en los consultorios
externos de dicha obra social, esto es, dentro del establecimiento de la accionada, im-
plica la prueba directa de la subordinación de los servicios pues estos, en definitiva, se
llevaron acabo en un ámbito sujeto a un poder jurídico de organización y de dirección
ajeno. Además, en el caso, no se ha acreditado que la accionante contara con una au-
to-organización económica que permita calificarla como empresaria de los servicios
que prestó a favor de la obra social. En este sentido, nose ha demostrado que la acto-
ra haya asumido riesgo alguno inherente a la actividad que desplegaba en los esta-
blecimientos de la demandada, y la asunción de riesgos por parte de quien presta un
servicio es definitoria de una actividad por cuenta propia; y por el contrario, la ajeni-
dad en los riesgos de quien ejecuta una determinada tarea es una nota definitoria de
una relación subordinada. [CNAT, Sala Il, 3/5/07, “Koll, Norma Edith c. Dirección de
Obra Social del Servicio Penitenciario Federal”, www. pjn.gov.ar].
El ejercicio de una profesión liberal no es obstáculo para que se perfeccione un con-
trato de trabajo si las tareas tienen habitualidad y continuidad, con incorporación a
una organización de trabajo que le es ajena a quien las presta y da origen a obliga-
cionescon vínculo oblicuo. [CNAT, Sala VII, 4/10/07, “Pérez Guzmán, Horacio Héctor c.
Obra Social del Personal de la Actividad Perfumista”, www. pjn.gov.arl].

c) La prestación personal

Los servicios que cabe considerar incluidos en la esfera del derecho del trabajo
sonesencialmente infungibles. Esto quiere decir que quien hacontratado estetipo
de servicios lo hizo atendiendo a las condiciones personales de quien habrá de
prestarlos.
Por tal motivo, aquel que presta servicios (de aquellos que corresponde consi-
derar incluidos en el ámbito del derecho del trabajo) no puede hacerse reempla-
EL FRAUDE LABORAL 27

zar por otro; debe cumplir personalmentesu prestación. Desde luego que el reem-
plazo que se haga con consentimiento del empleador, cuando este conoce al
reemplazante y aceptó recibir sus servicios (máxime cuando ello ocurre esporádi-
camente), no autoriza a descartar el carácter personal de la prestación, desde que,
en tal supuesto, se habría entablado una relación personal también con el reem-
plazante.
Los servicios que presta el trabajador son infungibles porque el contrato de tra-
bajo se celebra i¡ntuitu personae, más allá de que en algunos casos especiales el em-
pleador consienta que el trabajador se haga reemplazar por otro, quien —gene-
ralmente— cuenta con la previa aprobación del dador de trabajo.

Así, en varios precedentes, la jurisprudencia ha declarado que la circunstancia


de que el trabajador se haya hecho reemplazar por otro para hacer uso de alguna
licencia no empece a la naturaleza laboral del vínculo, máxime cuando el sustituto
goza de la previa aprobación del principal.
Atendiendo al principio de primacía de la realidad, por encima de las opiniones o de
la calificación que las partes le atribuyan a la relación, lo cierto es que en el caso las ta-
reas debían ser prestadas intuítu personae por el médico de cabecera y se hallaban di-
rigidas técnicamente por el Instituto demandado, destacando que, en relación al ho-
rario de trabajo de los actores, si bien este podía ser elegido por el profesional médi-
co, debía ser de los fijados en el anexo del contrato y quedaba sujeto a la aprobación
del Instituto, en tanto que en relación al goce de las licencias la demandada supervi-
saba la elección del reemplazante que eligiera el médico de cabecera, circunstancias
todasestas que acreditan queexistió entrelas partes un contrato de trabajo por cuan-
to se encuentra probada la subordinación jurídica, entendida esta como la prestación
de la actividad que es propia del trabajador en una organización ajena, sujetándose
aquien detenta la función organizadora, directiva e incluso disciplinaria (cfr. arts. 21,
22,25 y 37, LCT). [CNAT, Sala X, 27/4/98, “Conte, Julio y otros c. Instituto Nacional de
Servicios Sociales Para Jubilados y Pensionados”, www. p¡n.gov.ar].
Si bien la facultad del actor de designar a su reemplazante en caso de no poder con-
currir y de pagarle el precio de sus servicios choca claramente con el carácter personal
e insustituible que —como principio—tiene el vínculo laboral, considero que en la es-
pecie (el actor ejecutaba un instrumento musical e integraba un conjunto), teniendo
en cuenta las claras disposiciones de la ley 14.597, debe concluirse que la prestación
del actor estuvo enmarcada en el régimen de la ley de contrato de trabajo. En efecto,
el procedimiento mencionado seguramente tiene la finalidad de facilitar la integra-
cióny el funcionamiento del grupo musical en caso de ausencia de algunos desus inte-
grantes titulares, pues es de suponer que son estos quienes —en virtud de los espe-
ciales conocimientos que se requieren para su prestación y a las relativamente pocas
personas quese hallan preparadas y disponibles para asumirla de inmediato—se en-
cuentran en mejores condiciones para elegira los candidatos idóneos para asumir tal
reemplazo, lo que obviamente redunda en beneficio de la contratante. Esta circuns-
tancia, llevaa considerar queel aspecto en análisis no resulta suficiente enel caso para
28 JOSÉ MANUEL SALGADO

excluir el carácter laboral del vínculo. [CNAT, Sala 111, 10/9/04, “Pagano, Francisco c.
QuetraS.A.”, www.pjn.gov.ar!.

$8 3. Caracteres no esenciales de la relación laboral

a) La exclusividad

La exclusividad no es una condición esencial de la relación laboral. Ello quiere


decir que no queda descartada la condición laboral de las tareas (si se encuentran
presentes las cualidades esenciales de estetipo de vinculación) por la circunstancia
que el trabajador preste, además, servicios para otro o para sí mismo.
Por supuesto que si existe exclusividad (y se dan también los caracteres que he-
mos reseñado utsupra) esta característica —aunque no esencial— servirá como un
elemento más a favor de la naturaleza laboral de las tareas.
Pero lo importante del caso es que la exclusividad no es una característica esen-
cial de la relación de trabajo; máxime cuando no fue estipulada expresamente por
las partes.

Así, la jurisprudencia, en forma pacífica, le ha restado a la falta de exclusividad


aptitud para descartar, por sí misma, la naturaleza laboral del vínculo:
Dado que el accionante no contaba con la libertad de seleccionar asus pacientes y to-
da vez que percibía sus ingresos conforme el valor establecido por el instituto, ello re-
vela de modo innegable el ejercicio del poder de dirección y organización y la exis-
tencia de una relación de dependencia. A lo que cabe agregar que la "exclusividad"
no es una nota esencial para tipificar un contrato de trabajo pues lo que interesa es
determinar si el trabajador, cualquiera sea el área en la que se desempeñe, realiza
funciones y tareas tendientes al logro de los fines de la entidad demandada, circuns-
tancia que en el caso quedó debidamente acreditada. [CNAT, Sala X, 9/8/10, "Gilardi,
Leonardo c. Consolidar Salud S.A. y otros”, www.pjn.gov.ar].
El hecho de que los servicios prestados por el actor —quien se encargaba de desarmar
los equipos musicales, participaba en su traslado al lugar de actuación y en su arma-
do, probaba los sonidos, luces, etcétera para los shows de Ratones Paranoicos— ha-
yan sido discontinuos, no obsta a tener por acreditada la relación laboral, por cuanto
el contrato detrabajo puedeser de prestaciones continuas o discontinuas, más aún en
actividades de la naturaleza de la que desarrollaran las partes puesto que la deman-
dada debía valerse de la tarea del actor cada vez que tenía que organizar y montar un
show, cuya frecuencia estaba sujeta a los requerimientos de terceros. Tampoco resul-
ta impedimento paratener por probada la relación de trabajo el hecho de que el actor
desempeñara otras tareas (ya sea en forma autónoma o subordinada), pues la exclu-
sividad no es una nota típica de la relación laboral. [CNAT, Sala VI, 4/8/03, “Sosa, Oscar
Miguel Anselmo c. Gutiérrez, Juan Sebastián y otro”, www.pjn.gov.ar].
La circunstancia de que el trabajador pueda desempeñarse de manera independien-
te fuera desu horario de trabajo, no excluye que se haya configurado una relación de
EL FRAUDE LABORAL 29

dependencia para con la empresa demandada, ya que la exclusividad no constituye


unanota esencial del contrato detrabajo. [CNAT, Sala V, 22/3/94, “Calviño, Jorge c. Ae-
rolíneas Argentinas”, www. p¡n.gov.ar|].

b) La continuidad

Que los servicios se presten con vocación de continuidad tampocoes definitorio


a la hora de establecer si los mismos resultan abarcados por el derecho del trabajo.
Al respecto, cabe recordar que la legislación laboral prevé distinto tipo de mo-
dalidades (como el contrato de trabajo a plazo fijo o el eventual) en los que se des-
carta la vocación de continuidad (arts. 93 y 99, LCT).
Huelga decir que si tales modalidades están previstas en la legislación laboral,
la ausencia de una vocación de continuidad no sirve para descartar el linaje laboral
de la relación.
Empero, en algunos casos particulares la vocación de continuidad ha sido con-
templada por la jurisprudencia a la hora de inclinarse en favor de la existencia de
una relación laboral.

Se podría decir que la ausencia de vocación de continuidad no alcanza para des-


cartar la naturaleza laboral del vínculo, pero que su presencia puede ser valorada
a los fines de inclinarse en favor de dicho carácter.
La circunstancia de que las prestaciones del trabajador no fueran continuadas puede
justificar la utilización de alguna modalidad contractual (contrato a plazo, contrato
de temporada), pero no basta para excluir su carácter laboral pues una cosa es la de-
pendencia y subordinación, notas determinantes de toda relación laboral y otra la
continuidad ejecutiva, que no necesariamente la acompaña y tipifica. [CNAT, Sala ll,
21/12/06, “Laborda, Fernando Héctor c. Fundación de Ciencias Empresariales y Socia-
les”, www.pjn.gov.ar].
Si se acreditó que el asesor profesional se desempeñó en la empresa demandada en
tareas de colaboración permanente con vínculo continuado y con asistencia diaria y
prolongada cabe concluir que tal vinculación constituye un contrato de trabajo toda
vez que la subordinación jurídica no implica necesariamente que se den órdenes al
trabajador, bastando la posibilidad de que ello ocurra. [CNAT, Sala ll, 17/7/92, “Ficher,
Eduardo c. Transportes Intercap S.A.”, www.pjn.gov.ar].
Cabe concluir que entre la actora y la Superintendencia de Riesgos del Trabajo medió
una relación dependiente, toda vez que la accionante ponía su fuerza de trabajo al
servicio de aquella, se sometía a su poder de dirección, realizaba sus tareas inserta en
una organización que le era ajena, en forma continua, con un horario determinado y
sintomar a su cargo riesgo económico alguno. [CNAT, Sala IV, 30/8/13, “Cuneo, Caro-
lina Laura c. Superintendencia de Riesgos del Trabajo, Secretaría de Seguridad Social,
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación”, www. pjn.gov.ar].
El caso de los actores que, aún cuando fueran propietarios de los vehículos con los que
efectuaron con habitualidad, en forma continua y personal el transporte de los pro-
30 JOSÉ MANUEL SALGADO

ductos exclusivamente elaborados por las empresas demandadas, quienes organiza-


ban, controlaban y observaban su trabajo (subordinación jerárquica), lleva a la con-
clusión de que quedan expuestas las condiciones para definir la relación como de ca-
rácter laboral. [CNAT, Sala V, 8/6/07, "Coniglio, Luis Daniel y otros c. KCK Tissue S.A. y
otro”, www.pjn.gov.arl.

$ 4. El principio de primacía
de la realidad

Pues bien, una vez delineadas las características del vínculo contractual que nos
permitan discernir respecto de su naturaleza jurídica, nostoca ahora introducirnos
en el tema central de esta obra, constituido por las distintas formas de fraude, que
suelen utilizarse con la finalidad de ocultar el carácterlaboral de esa relación o bien
esconder algunas de sus modalidades cuando estas generan mayores derechos al
trabajador.
Como vimos, el art. 21 de la LCT define al contrato de trabajo como aquel en el
que ”... una persona física se obligue a realizar actos, ejecutar obras o prestar ser-
vicios en favor de la otra y bajo la dependencia de esta, durante un período deter-
minado o indeterminado de tiempo, mediante el pago de una remuneración ...”.
Asimismo, la misma norma edicta que el contrato de trabajo existe “cualquiera sea
su forma o denominación”.
Asu vez, los arts. 7” y 12 del mismo ordenamientos establecen el orden público
laboral y la irrenunciabilidad de los derechos que dimanan de la legislación del tra-
bajo, en tanto que el art. 14 establece la nulidad de cualquier contrato por el cual
las partes hayan procedido con simulación o fraude a la ley laboral, sea aparentan-
do normas contractuales no laborales, interposición de personas o de cualquier
otro medio.
La derivación práctica de estas máximas rectoras del derecho del trabajo se co-
noce como principio de “primacía de la realidad”, que se puede resumir diciendo
que el contrato de trabajo es un contratorealidad, donde más interesan los hechos
que verdaderamente ocurren que la formalidad documental o las manifestaciones
que, de buena o mala fe, hayan formulado las partes respecto de la naturaleza del
vínculo o de cualquiera de sus circunstancias.
Vale decir que ninguna virtualidad tendrán las manifestaciones de las partes a
la hora de establecer si los servicios prestados se encuentran comprendidos o no en
la órbita del derecho del trabajo, como tampoco las tendrán cuando corresponda
determinar cuáles fueron las modalidades de esa relación.
Independientemente de que las partes hayan celebrado contratos o firmado
cualquier tipo de documento en el que se pretenda desconocer el carácter laboral
de las tareas, la relación laboral existirá si se dan las características que hemos ana-
lizado ut supra.
EL FRAUDE LABORAL 31

Así, por ejemplo, resulta absolutamente irrelevante que el profesional haya ex-
tendido recibos por “honorarios” si, por las modalidades de la prestación, se des-
prende que cumplió tareas subordinadas.
Tampoco resultará relevante cualquier documento del que surja alguna moda-
lidad de la relación laboral, si la misma no se condice con las verdaderas circuns-
tancias de dicha relación.
Tampocoserárelevante el silencio, por más prolongado que sea, guardado ante
una situación de fraude a las leyes laborales.
Desde que el derecho del trabajo existe, se han creado infinidad de artilugios
para tratar de ocultar el carácter laboral de una relación; de ahí que el de la ” pri-
macía de la realidad” se erija como un principio cardinal para la operatividad de las
normas protectoras del derecho del trabajo.
En la provincia de Buenos Aires, incluso, el principio de primacía de la realidad
posee jerarquía constitucional, encontrándose expresamente previsto en el art.
39, inc. 3” de la Constitución provincial, que textualmente edicta: “En materia la-
boral y de seguridad social regirán los principios de irrenunciabilidad, justicia so-
cial, gratuidad de las actuaciones en beneficio del trabajador, primacía de la rea-
lidad, indemnidad, progresividad y, en caso de duda, interpretación a favor del
trabajador”.
La parte más fuerte de la relación está en condiciones de imponer la “modali-
dad” de contratación y quien solo tiene para ofrecer su capacidad de trabajo no
posee de ordinario más oportunidad que aceptar cualquier instrumentación aun-
que aparezca como perjudicial a sus intereses.
No obstante lo expuesto en el párrafo anterior, la aplicabilidad del principio
que nos ocupa no exige la prueba de la voluntad defraudatoria del empleador;
basta con demostrar cómo fueron los hechos para que estos resulten determinan-
tes, allende lo que surja de la formalidad documental.
Basados en estos principios, como dijimos, la jurisprudencia argentina ha decla-
rado reiteradamente la irrelevancia de la emisión de facturas por parte del traba-
jador, de su inscripción en AFIP como trabajador “autónomo”, del silencio prolon-
gado frente a una situación de fraude, y, en fin, de cualquier declaración de las par-
tes (explícita o implícita) que se contradiga con las reales y comprobadas circuns-
tancias de la relación.

El hecho de que el trabajador presentara facturas por honorarios no altera la natura-


leza jurídica de la relación, ni permite concluir que se trataba de una locación de ser-
vicios, puesto que no interesa la calificación que las partes involucradas den a la rela-
ción, ni la forma en que llamen a la retribución por el servicio prestado, sino que lo re-
levante es la esencia de la vinculación que, en tanto traduzca una subordinación jurí-
dica, es decir, una sujeción actual o potencial a directivas jerárquicas, importa una re-
lación laboral de carácter dependiente. [CNAT, Sala VIII, 24/8/11, "Malvicini, Alfredo
Ricardo c. Belgrano Cargas 5.A.”, www.pjn.gov.ar].
32 JOSÉ MANUEL SALGADO

La suscripción por parte del trabajador de sucesivos contratos de locación de obra


puede constituir una exigencia por parte de los dadores de trabajo cuando se preten-
de simular o disfrazar la existencia de un verdadero contrato de trabajo bajo el ropa-
je de una figura distinta, a efectos de evadirla aplicación tuitiva de la normativa labo-
ral. Pero en este ámbito rige el principio de primacía de la realidad, porel cual la natu-
raleza de una relación debe determinarse por el examen de las características que la
conforman o definen en la realidad de los hechos. [CNAT, Sala VII, 18/11/02, “Zelasco,
José c. Instituto Obra Social del Ejército”, www. pjn.gov.ar].
Cuando de los elementos de juicio se infiere la existencia de una relación laboral, el
hecho de que el actor emitiera facturas o que estuviera inscripto ante la AFIP como
responsable inscripto en IVA, no obsta a tal conclusión. Esto es así porque debe regir
el principio de “primacía de la realidad”. Y válidamente puede concluirse que la en-
trega de dicha documentación así como la mencionada inscripción constituyen exi-
gencias formales de la empleadora para eludir la aplicación de las normas laborales
que resultan indisponibles para las partes. [CNAT, SalalIl, 30/6/06, “Sansoni, Alejandro
Manuel c. Editorial SarmientoS.A.”, www. p¡n.gov.ar].
El hecho que el trabajador haya entregado a su empleadora la libreta de aportes al
fondo de desempleo, no le hace perder su condición de supervisor, ni lo incluye den-
tro del régimen específico de la construcción, pues tal circunstancia puede soslayar, en
su perjuicio, el principio de primacía de la realidad. [CNAT, Sala VII, 25/11/11, “Pared,
Ramón Vidal c. IECSA S.A. y otros”, www.pjn.gov.ar].

$ 5. La presunción del art. 23 de la LCT

Como essabido, las presunciones legales son reglas establecidas por la ley para
dar por probado un hecho ante la prueba de otro hecho distinto. Es decir, se afirma
la existencia de hechos desconocidos fundándose en los conocidos. La prueba de
un hecho autoriza a suponer la existencia de otro, aunque este último no se en-
cuentre probado.
Las presunciones no son pruebas; constituyen consecuencias lógicas dadas por
el legislador que se imponen al juzgador?
Tratándose de una presunción juris tantum (aquella que admite prueba en con-
trario), la misma adquiere importancia solo cuando está ausente la prueba del he-
cho (el hecho objeto de la presunción). Solo habrá de recurrirse a la presunción
cuando no es posible establecer (por ausencia de prueba) la existencia del hecho
objeto de la presunción.
La Ley de Contrato de Trabajo contiene presunciones en varios de sus dispositi-
vos: así, por ejemplo, la falta de exhibición de los libros laborales constituye una

4 Falcón, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Anotado. Concordado. Comenta-


do, 1988, t. ll, p. 146.
EL FRAUDE LABORAL 33

presunción acerca de los hechos afirmados por el trabajador que debieron constar
en tales libros (art. 55), el trabajo se presume oneroso (art. 115), el despido se pre-
sume por causa de embarazo cuando fuese dispuesto dentro del plazo de siete me-
ses y medio anteriores o posteriores al parto (art. 178) o por causa de matrimonio
cuando fuese dispuesto dentro de los tres meses anteriores o seis meses posterio-
res al matrimonio (art. 181), etcétera.
Yendo al tema que aquí nos interesa, el art. 23 de la ley 20.744 presume la exis-
tencia de un contrato de trabajo por el hecho de la prestación de servicios: “El he-
cho de la prestación de servicios hace presumir la existencia de un contrato de tra-
bajo, salvo que por las circunstancias, las relaciones o causas que los motiven, se de-
mostrase lo contrario. Esta presunción operará ¡gualmente aun cuando se utilicen
figuras no laborales, para caracterizar el contrato, y en tanto que por las circuns-
tancias no sea dado calificar de empresario a quien presta el servicio”.
La primera exégesis de la norma nos lleva rápidamente a concluir que, salvo
prueba en contrario, corresponde suponer la existencia de un contrato de trabajo
cuando ha sido probada la mera prestación de servicios.
No obstante, un sector de la doctrina (Justo López, Antonio Vázquez Vialard,
Carlos Etala) interpreta que el sustrato fáctico que se debe acreditar para que se
presuma la existencia de un contrato de trabajo está constituido por la prestación
de servicios en relación de dependencia. Solo los servicios prestados en relación de
dependencia autorizarían a presumir la existencia de un contrato de trabajo.
Se ha formulado una tesis llamada restringida, que interpreta que lo que gene-
ra la presunción legal es la prueba de los servicios prestados en relación de depen-
dencia.
Vázquez Vialard afirma que la prestación de servicios hace presumir la existen-
cia de un contrato que obligaba a la citada prestación, pero que se presuma la exis-
tencia de un contrato no significa que pueda presumirse también la existencia de
un contrato de trabajo; para ello se debe probartambiénsuencuadre jurídico; esto
es, sies dirigido o autónomo”.
Por su parte, Etala distingue la relación de trabajo del contrato de trabajo
y sos-
tiene que para presumir que existe contrato de trabajo debe acreditarse una rela-
ción de trabajof,
En cambio la tesis hoy por hoy mayoritaria considera que la sola prestación de
servicios personales hace presumir la existencia de un contrato de trabajo.
Se trata de una tesis amplia, defendida por autores como Fernández Madrid o
Sardegna, entre otros.

3 VázquezVialard, cit. por Candal, en Ley de Contrato de Trabajo comentada y concordada,


Vázquez Vialard (dir.) - Ojeda (coord.), 2005, t. |, ps. 3184319,
6 VéaseEtala, Contrato de Trabajo, 2008, p. 91.
34 JOSÉ MANUEL SALGADO

Para Fernández Madrid la tesis amplia esla que mejor sintoniza con el principio
protectorio?.
Sardegna, incluso, sostiene que la prueba de la excepción (de que los servicios
prestados no fueron subordinados) debe resultar diáfana, porque la misma ley se
encarga de afirmar la presunción que progresará aunque se hayan utilizado for-
mas no laborales para caracterizar el contrato?,
La interpretación del art. 23 de la LCT tampoco ha resultado pacífica para la ju-
risprudencia. En el ámbito de la justicia nacional del trabajo se registran fallos que
receptan la tesis amplia y otros, actualmente minoritarios, que adoptan la tesis res-
tringida.

Como ejemplos de la tesis restringida, podemos citar los siguientes pronuncia-


mientos:
Para que pueda invocarse la presunción del art. 23 de la LCT es menester que los ser-
vicios prestados por un tercero sean de indole dependiente, pues dicha presunción
cae cuando se demuestra que no lo son. [CNAT, Sala |, 28/2/02, "Ramírez, Ramona c.
López, Castro, Ferrari y Asociados, Soc. Civil y otros”, www.pjn.gov.ar].
El art. 23 de la LCT debe ser entendido en el sentido en que los servicios hagan a la acti-
vidad empresaria pero, además, que dichos servicios tengan una reiteración y una
continuidad tal como para que nazca la presunción legal de que existió un contrato
de trabajo sobre la base de la existencia de una prestación personal que demuestre
que eltrabajador integró los medios personales de la empresa y quelosingresos obte-
nidos a través de dicha prestación, colocando al trabajador en relación de dependen-
cia económica, a partir de su incidencia en la economía particular de este. [CNAT, Sala
IV, 23/6/92, “Genazzini, Luis Oscar c. Wildcat S.A.”, www. pjn.gov.ar].

Decididamente enrolados en la tesis amplia de interpretación del art. 23 de la


LCT, podemos citar los siguientes pronunciamientos:
Reconocida por la demandada la prestación de servicios por parte de la actora —en el
caso, reconoció que aquella realizó algunas tareas en forma alternada durante suem-
barazo—, se crea una presunción favorable al dependiente queinvoca protección de
las leyes laboralesy por aplicación del art. 23 de la LCT debe presumirse la existencia
de un contrato de trabajo, pesando sobre la accionada la carga de demostrar que la
actora no era una empleada en relación de dependencia sino que era otra la vincula-
ción que los ligaba, o que podría calificarse de empresaria a quien prestó el servicio.
[CNAT, Sala X, 5/10/06, “Consoli, Andrea c. MapatS.R.L.”, www.p¡n.gov.arl].
La presunción prevista en el art. 23 de la LCT responde a la naturaleza de las cosas y
contempla el principio protectorio que rige en materia de derechos del trabajo. Si el
empleador admite la prestación de servicios corresponde aplicar la presunción con-

/ Véase Fernández Madrid, Tratado práctico de derecho del trabajo, 1989, ps. 626 a 632.
$ Sardegna, Ley de Contrato de Trabajo. Comentada y anotada, 3* ed., 1988, p. 92.
EL FRAUDE LABORAL 35

tenida en el art. 23 de la LCT mientras que, a los efectos de desvirtuarla, debe consi-
derarse insuficiente que el actor haya percibido el fondo de desempleo hasta una de-
terminada época si se demuestra que se encontraba prestando servicios “en negro”.
Corresponde aplicar la presunción del art. 23 de la LCT cuando la empresa accionada
admite la prestación de servicios del actor, toda vez que recae en cabeza de aquella
probar las circunstancias eximentes de la norma mencionada. [CNAT, Sala X, 7/7/04,
"Arrieta, Sergio c. Air Dispatch S.R.L. y otro”, www. pjn.gov.ar].
Siel demandado en un juicio por despido arbitrario desconoció la relación laboral pe-
ro admitió la prestación de servicios, alegando la existencia de una causa jurídica aje-
na a un contrato de trabajo, le incumbe la carga de demostrar que dicha prestación
no se realizó en relación de dependencia, sin que el actor deba acreditar la configu-
ración de subordinación técnica, jurídica y económica ni de exclusividad y permanen-
cia. [CNAT, Sala X, 25/2/04, "Rumi Arabehety, María c. Serra Lima, María Marta y
otros”, www. pjn.gov.ar].

Una variante de estas dos corrientes considera que la presunción bajo análisis
no resulta aplicable cuando de profesionales universitarios se trata.
Para fundar esta posición se ha sostenido que el título universitario o, en gene-
ral, cualquier habilitación especial para el ejercicio de una profesión, constituye un
medio inmaterial que permite asimilar al concepto de “empresa” a aquella perso-
na que es titular de esa habilitación.

Con ese criterio de interpretación se ha resuelto:


En principio, la presunción del art. 23 de la LCT no es aplicable cuando el sujeto que se
asigna el status de trabajador es un profesional universitario, pero esto no significa
que no pueda celebrar contrato de trabajo en ejercicio de su autonomía, ni que sin
que medie acto expreso en ese sentido, se tenga por existente una relación de traba-
jo en cuanto resulte del comportamiento de las partes. El profesional universitario y,
en general, toda persona que posee una habilitación especial para el desempeño de
alguna actividad sujeta a reglamentación, matriculación, licencia u otra restricción
posee, fuera de su persona, un medio inmaterial —el título, la habilitación, la matrí-
cula o la licencia, definitorios de una aptitud cuasi monopólica— que, en los términos
del art. 5? de la LCT es elemento constitutivo de una empresa. [CNAT, Sala VIII, 12/3/03,
"Farini Duggan, Héctor c. Swiss Medical GroupS.A.”, www. pjn.gov.ar].

También se ha sostenido que si la presunción bajo análisis constituye un atajo


que, frente a un hecho probado (la prestación de servicios) permite suponer lo que
sucede en la generalidad de los casos (que existe un contrato detrabajo), dicha pre-
sunción no debe aplicarse a los profesionales universitarios, desde que los mismos
no suelen vincularse por un contrato de esta categoría. En el caso de los profesio-
nales universitarios, para esta corriente, la regla es la autonomía en el ejercicio de
las incumbencias propias de sus respectivas especialidades, no la asunción de la ca-
lidad de trabajador dependiente a través de un contrato de trabajo.
36 JOSÉ MANUEL SALGADO

En este sentido se ha resuelto:


El tipo que el art. 23 contempla es el del trabajo prestado para empresas —industria-
les, comerciales o de servicios—en las que, como resulta de la observación de la reali-
dad, los sujetos recurren, regularmente, al contrato de trabajo para, respectivamen-
te, obtener el derecho a la utilización del factor trabajo en el proceso productivo —el
empleador—y para, cediendo a este la utilización de su fuerza de trabajo y la apro-
piación originaria de los frutos del trabajo a cambio de la remuneración que le per-
mita proveer a su subsistencia y la de su familia —el trabajador—, que, por carecer de
instrumentos de producción, solo puede insertarse en el proceso económico a través
de una empresa ajena. Es através de este razonamiento que se llega a presumir, fren-
te a la prestación de servicios en las condiciones anotadas, que las partes se han vin-
culado, típicamente, mediante un contrato de trabajo “salvo que por las circunstan-
cias, las relaciones o las causas que lo motiven, se demostrare lo contrario”. En los ca-
sos en que los sujetos que prestan sus servicios personales son profesionales universi-
tarios no concurre la nota de tipicidad, ya que la regla es la autonomía en el ejercicio
de las incumbencias propias de sus respectivas especialidades, no la asunción de la
calidad de trabajador dependiente a través de un contrato de trabajo. [CNAT, Sala
VIII, 21/12/04, "Mazzitelli, Patricia A. y otro c. A.C.A.R.A. Ente Cooperador Ley 23.283
y 23.412”, www.pjn.gov.arl].

En el mismo sentido (negando también la aplicación de la presunción legal que


dimana del art. 23 de la LCT cuando de profesionales universitarios se trata) se han
dictado los siguientes pronunciamientos:
En los casos de profesionales universitarios, no rige la presunción del art, 23 de la LCT,
ya que siendo exteriormente idénticos los comportamientos de quienes prestan ser-
vicios en virtud de un contrato de trabajo, uno de locación de obra y/o servicios o uno
de mandato, no existe el modelo de conducta social que justifique —tal como ocurre
en el caso de los trabajadores industriales— presumir que la prestación de trabajo
personal en una empresa ajena, reconoce como fuente a un contrato de trabajo váli-
do. [CNAT, Sala VI, 17/2/94, “Pianko, Mónica c. Pami”, www.pjn.gov.ar].
La presunción del art. 23 de la LCT no es operativa cuando quien alega la condición de
trabajador es un profesional universitario ya que en esa hipótesis nose dan las razones
que permiten erigir al contrato de trabajo como modelo normal de contratación, des-
de que tales profesionales pueden comprometersusserviciostanto a través de contra-
tos de trabajo, como de locación de obra o de servicios, como de mandato y ello deter-
mina la inexistencia de un modelo al que remitirse en los casos ambiguos. [CNAT, Sala
VI, 26/7/91, “Zerega, Alicia c. SBA Subterráneos de Buenos Aires”, www.pjn.gov.ar].
Los profesionales universitarios pueden vincularse con empresas tanto mediante con-
tratos de trabajo como de locaciones de obra o servicios, en ejercicio de su libre pro-
fesión. El orden público no se encuentra comprometido en relación con la libre elec-
ción de las alternativas contractuales. Porlotanto, no rige la presunción del art. 23 de
la LCT cuando uno de los sujetos es profesional universitario. [CNAT, Sala VI, 18/2/91,
"Persico, Liberato c. Sucesión de Pablo Lino Subizarreta Ward”, www. pjn.gov.ar].
EL FRAUDE LABORAL 3/

Se ha aplicado, en cambio, la presunción legal, aún en favor de profesionales


universitarios, en los pronunciamientos que seguidamente se transcriben:
La circunstancia de que el profesional de la medicina demandante poseyera cierta elas-
ticidad funcional en el cumplimiento de sus tareas —en el caso facultad para designar
a quien cubriera sus vacaciones—, no empece a la existencia de un contrato de traba-
jo entre las partes, por aplicación del art. 23 de la LCT, dado que esa capacidad de de-
senvolverse con independencia dentro del área específica de su especialidad —médi-
cocardiólogo de guardia—es uno de los extremos tenidos en cuenta por el empleador
ala hora deincorporar a su plantel a este tipo de profesionales. [CNAT, Sala X, 29/11/04,
"Pérez, Raúl c. Hospital Privado Modelo S.A. y otros”, www. pjn.gov.ar].
Cabe presumir la existencia de un contrato de trabajo si la demandada admitió la par-
ticipación del actoren un programa deportivo de su propiedad —en el caso, como pa-
nelista de manera habitual y regular—, sin que para hacer juzgar la presunción del
art.23 dela LCTsea menester probar, además, la existencia de una relación de depen-
dencia. [CNAT, Sala X, 30/9/03, “García Blanco, Horacio c. Torneos y Competencias
S.A.”, www.pjn.gov.ar].
La presunción del art. 23 de la LCT tendiente a determinar la existencia de una rela-
ción laboral dependiente es aplicable a los profesionales —en el caso, médico vincu-
lado a una obrasocial mediante un contrato de locación de servicios—, estando a car-
go del demandado la demostración de que lastareas realizadas responden a una cau-
sa distinta de la laboral. [CNAT, Sala X, 29/9/03, “Reich, Cristian c. Obra Social del Per-
sonal de la Construcción”, www. p¡n.gov.arl].
Si el establecimiento del demandado, por sus características, posee un sistema asis-
tencial, la incorporación de profesionales en el arte de curarse involucra con el desen-
volvimiento desu propio giroempresario. Enconsecuencia, el trabajo prestado ental
marco debe considerarse, en principio, incorporado al desarrollo de la actividad nor-
mal y habitual, y el profesional que lo cumple, está integrado como trabajador, salvo
quese pruebe otrotipo de vínculo jurídico que desplace esta calificación que surge de
proyectar el art. 23 de la LCT. [CNAT, Sala ll, 31/3/92, “Pellegrini, Silvia c. Iglesias Blan-
co, José”, www. pjn.gov.arl].
Corresponde aplicar la presunción establecida en el art. 23 de la LCTa fin de determi-
nar la existencia de la relación de empleo entre el médico de guardia y la entidad de
servicios médicos de urgencia, ya que dicho texto legal es aplicable a los profesiona-
les universitarios y además debido a que la demandada ha sido declarada rebelde
quedaron probadas las tareas que el actor prestaba para la misma. [CNAT, Sala VI,
19/2/04, “"Deugenio, Carlos c. Socorro Médico Privado S.A. Vital”, www.pjn.gov.ar].
La calidad de profesional universitario no obsta a la posibilidad de existencia de una
relación de trabajo subordinado. El hecho de ser profesional universitario, no solo no
empece a la posibilidad de establecer una relación laboral de tipo dependiente, sino
que tampoco es óbice para que rija la presunción del art. 23 de la LCT, ya que aún las
profesiones consideradas como liberales han sufrido sensibles modificaciones en su
desenvolvimiento o inserción en el campo social, pudiendo afirmarse que la excep-
cionalidad que antes se asignaba al desempeño como dependiente de personas con
38 JOSÉ MANUEL SALGADO

esa capacitación o habilitación, hoy ya es un fenómeno común. Si bien cuando se tra-


ta de trabajadores con conocimientos específicos del área que les compete, como en
el caso de los profesionales, suele faltarle fuerza a la nota de dependencia técnica,
presente en otros contratos de trabajo, ello no implica, en modo alguno que deba
descartarse la existencia de una relación laboral, porque es justamente esa capacidad
para desenvolverse con independencia dentro del marco del área específica de sus co-
nocimientos, uno de los extremos tenidos en cuenta por el empleador a la hora de in-
corporar a su plantel este tipo de profesionales. [CNAT, Sala IV, 31/3/09, “Cortese,
Eduardo Mateo c. Clínica Bazterrica”, www. pjn.gov.ar].
La circunstancia de que el actor fuese un profesional de la medicina universitario no
obsta a la aplicación de la presunción contenida en el art. 23 de la LCT pues las men-
tadas y tradicionales profesiones liberales han sufrido sensibles modificaciones en su
desenvolvimiento e inserción en el campo social, pudiendo afirmarse que la excep-
cionalidad que antes se asignaba al desempeño como dependiente de personas con
esa capacitación o habilitación, hoy ya es un fenómeno común, por lo que la sola cir-
cunstancia de que el accionante sea un profesional del arte de curar no permite infe-
rir, por esa sola condición, que no haya podido estar bajo las órdenes de la demanda-
da. [CNAT, Sala!l, 21/9/09, “Hornes, José Marcelo c. LaraiS.A. y otros”, www.pjn.gov.ar].

En algunas decisiones judiciales se le ha dado cierta importancia a la coinciden-


cia del tipo de tareas desarrolladas por el profesional con aquellas que son norma-
lesy habituales de la empresa; considerando que la presunción legal prevista en el
art. 23 de la LCT rige, aunque de profesionales universitarios se trate, cuando ellos
prestan tareas que son parte de la actividad ordinaria de la empresa, pero no cuan-
do desempeñan tareas distintas.
En general, esta Sala ha sostenido que la presunción del art. 23 de la LCT no es aplica-
ble cuando quien pretende obtener el reconocimiento de un status laboral —gene-
ralmente luego de agotada la relación y con vistasa obtener las prestaciones que deri-
van de su extinción— es un profesional universitario. Se trata de una regla flexible,
que cede cuando los servicios propios de las incumbencias del prestador, son de la mis-
ma naturaleza de los que la empresa en cuestión ofrece en el mercado —aquí la situa-
ción se acerca a la aprehendida por el art. 23, cuyo modelo son las relaciones labora-
les en la industria o el comercio—. [CNAT, Sala VI!!, 21/5/04, "Panozzo Zenere, Sandra
c. Silver Cross América Inc.S.A.”, www. p¡n.gov.ar].
El servicio médico organizado por una empresa de la industria de la alimentación no
es propio de la actividad del establecimiento. La contratación de un médico especia-
lista para atender consultas del personal una vez por semana, no está alcanzado por
la presunción del art. 23 de la LCT. A ello no obsta que el actor se haya desempeñado
como médico a cambio de una retribución que, en las facturas que emitía, denomi-
nara “honorarios”. Tratándose de un profesional universitario, juega la regla del ejer-
cicio libre de las incumbencias propias de su título, porque en general, toda persona
que posee una habilitación especial para el desempeño de alguna actividad sujeta a
reglamentación, matriculación, licencia u otra restricción, posee, por lo menos, un
EL FRAUDE LABORAL 39

medio inmaterial —el título, la habilitación, la matrícula o la licencia— que en los tér-
minos del art. 5? de la LCT, es elemento constitutivo de una empresa. [CNAT, Sala VIII,
29/9/06, “Feijoo, José Alberto c. Cadbury Stain 5.A.”, www.pjn.gov.ar|].

Una suerte de tesis ecléctica parece haber intentado adoptar la Suprema Corte
de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, desde que este tribunal, por un lado, ha
dicho reiteradamente que solo los servicios prestados en relación de dependencia
hacen presumir la existencia de un contrato detrabajo, en tanto que, por otrolado,
ha expresado también que si la demandada admitió el hecho de la prestación de
servicios, pero negó la existencia de una relación laboral, argumentando una de
distinta naturaleza, a ella le incumbia la prueba de la particular vinculación alega-
da —en virtud de lo dispuesto por el art. 375 del CPCCN—y no habiéndola acredi-
tado, rige la presunción de que los trabajos se efectuaron en relación de depen-
dencia.
Siguiendo los lineamientos referidos en primertérmino, la Suprema Corte pro-
vincial ha dictado los siguientes pronunciamientos en los que adhirió sin reservasa
la tesis restringida, disponiendo que la mera ejecución de tareas por el accionante
no autoriza a que se tenga por demostrada la existencia de una relación de linaje
laboral respecto de la accionada, si no se acredita que talestareas fueron prestadas
en forma subordinada.
En ese sentido, olvida el recurrente que la mera ejecución de tareas por el accionante
no autoriza a que se tenga por demostrada la existencia de una relación de linaje la-
boral respecto de la accionada si no se comprueba que lo fueron a favor de esa perso-
na yen formasubordinada (conf. causas L. 42.478, sent. del 15/8/89; L.51.031, sent. del
13/4/93; L. 54.725, sent. del 29/12/94; L. 66.918, sent. del 13/4/99), circunstancia que en
la especie no fue acreditada. [SCBA, 29/12/03, "Martínez, Carlos c. Itar S.R.L.”, L.
79.831, www. juba.scba.gov.ar].
Olvida el recurrente que la mera ejecución de tareas no autoriza a que se tenga por
demostrada la existencia de una relación de linaje laboral con el accionado si no se
acredita que fueron prestadas en favor de esa persona y en forma subordinada (conf.
causa L. 63.142, sent. del 9/6/98). [SCBA, 2/5/02, "Lezcano, Osvaldo Gregorio c. Eichen-
blatt, Martín”, L.73.653, www.juba.scba.gov.arl.
Es doctrina reiterada de esta Corte que la mera ejecución de tareas por el accionante
no autoriza a que se tenga por demostrada la existencia de una relación laboral con
el demandado si nose comprueba que lo fueron a favor de esa persona y en forma su-
bordinada (conf. causa L. 66.918, sent. del 13/4/99). [SCBA, 18/7/01, “Díaz, Carlos Al-
berto c. Fundacc”, L. 72.672, www.juba.scba.gov.ar!.
Olvida el recurrente que la mera ejecución de tareas por el accionante no autoriza a
quesetenga por demostrada la existencia de una relación de linaje laboral con el de-
mandado si no se comprueba que lo fueron a favor de esa persona y en forma subor-
dinada (conf. causas L. 42.478, sent. del 15/8/89, L. 51.031, sent. del 13/4/93). [SCBA,
13/4/99, “Liberto, Vito c. Heladerías Tucán S.R.L.”, L.66.918, www.juba.scba.gov.ar].
40 JOSÉ MANUEL SALGADO

Empero, en otros pronunciamientos la Suprema Corte parece abrazar la tesis


amplia, al disponer que rige la presunción del art. 23 de la LCT cuando el deman-
dado reconoció la prestación de servicios pero invocó una relación no laboral y no
acreditó los presupuestos de su defensa.
Tiene dicho esta Corte al respecto que, negada en la contestación de demanda la rela-
ción laboral pero admitida la prestación de servicios, alegando que lo fue por causas
extralaborales, corresponde a la accionada acreditar que los servicios no se prestaron
en razón de un contrato de trabajo y no habiéndolo hecho, rige la presunción de que
las tareas se efectuaron en relación de dependencia (art. 23, LCT; conf. causas L.
46.051, sent. del 28/5/91; L. 50.928, sent. del 7/9/93; L. 55.207, sent. del 9/5/95; L.
65.987, sent. del 22/12/98; L. 75.821, sent. del 18/12/02; L. 80.713, sent. del 11/8/04).
[SCBA, 21/11/07, "C., A.H.c.H., C.A.y otro”, L. 81.998, www.juba.scba.gov.ar].
Lo decidido sobre el particular por el tribunal de origen, se adecua ala doctrina de es-
ta Corte. Dentro de este orden de ideas, tiene establecido este tribunal, que si la de-
mandada admitió el hecho de la prestación de servicios, pero negó la existencia de
una relación laboral argumentando una de distinta naturaleza (en el caso, tareas oca-
sionales de albañil y de carga y acopio de bolsas), a ella incumbia la prueba de la par-
ticular relación alegada —en virtud de lo dispuesto por el art. 375 del CPCCBA—y no
habiéndolo hecho, rige la presunción de que lostrabajos se efectuaron en relación de
dependencia (art. 23, LCT; conf. causas L. 32.808, sent. del 29/5/84; L. 33.119, sent. del
10/8/84; L. 41.849, sent. del 28/11/89). [SCBA, 11/8/04, “Ávila, Hugo G. c. Nuestra Hue-
llaS.A.”, L. 80.713, www.juba.scba.gov.ar].
Es doctrina reiterada de esta Corte que negada por el accionado la relación laboral,
como aconteció en el caso, pero reconocida la prestación de servicios invocando que
lo fue por una causa jurídica ajena a un contrato de trabajo, pesaba sobre el acciona-
do demostrar que dicha labor ha sido realizada bajo la relación fáctica y jurídica invo-
cada por él, circunstancia no verificada en autos (conf. causas L. 63.142, sent. del
9/6/98; L. 72.996, sent. del 20/6/01). [SCBA, 19/2/02, "Tenuta, Antonio F c. Clínica Pri-
vada BruzzoneS.A.”, L. 73.699, www. juba.scba.gov.arl].
Reiteradamente esta Corte ha establecido que negada por el accionado la relación
laboral, como aconteció en el caso, pero reconocida la prestación de servicios invo-
cando que lo fue por una causa jurídica ajena a un contrato de trabajo, pesabasobre
el accionado demostrar que dicha labor no ha sido realizada bajo relación de de-
pendencia (conf. causa L. 55.653, sent. del 12/9/95). Y es desde esta óptica que el tri-
bunal a quo debió examinar el tema en discusión, circunstancia no cumplida en la
especie. [SCBA, 13/12/00, “Bentron, Héctor Mario c. Club Villa Mitre”, L. 71.368,
www. juba.scba.gov.ar].

Parecería que si el demandado solo niega la relación laboral (aunque reconoz-


ca la prestación de los servicios) recae sobre el actor la carga de acreditar el carác-
tersubordinado delos mismos, en tanto quesiel accionado, además de negar el ca-
rácter laboral de la relación, invoca una de distinta naturaleza, asume la carga de
la prueba de esta vinculación y no logrando acreditarla, rige la presunción que es-
EL FRAUDE LABORAL 41

tamos estudiando, aunque no se haya demostrado el carácter subordinado de los


servicios.
En mi opinión, la Suprema Corte provincial no ha llegado a una posición ecléc-
tica, sino contradictoria.
En efecto, porque si para este tribunal, ante la invocación por parte del accio-
nado de una relación distinta a la laboral —que no pudo ser acreditada—rige la
presunción del art. 23; deberíamos entonces aplicar el criterio —del mismo tribu-
nal— por el cual dicha presunción rige solo cuando se probaron los servicios pres-
tados en relación de dependencia.
Entonces la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires, para ser coherente
con sus propios pronunciamientos, debería volver a la tesis restringida, aunque el
demandado alegue y no pruebe una vinculación de naturaleza no laboral.
En definitiva, por mi parte considero que la tesis amplia es la única que se ade-
cua a la letra clara y al espíritu de la ley.
En efecto, si consideramos que el art. 23 de la LCT no alude a servicios subordi-
nados, sino, simplemente, a “servicios”, fácil resulta concluir que la tesis restringi-
da introduce un requisito adicional, no previsto por la norma, que desnaturaliza a
todas luces el sentido y la utilidad de tal disposición.
Adviértase que el art. 21 del digesto laboral define al contrato de trabajo como
aquel en virtud del cual una persona se obliga a prestar servicios subordinados en
favor de otra, de donde se colige que si al actor se le exigiera acreditar la prestación
de servicios subordinados no existiría presunción alguna que aplicar, desde que ya
quedó acreditado un contrato de trabajo,
A mayor abundamiento, como bien lo señala Fernández Madrid, la tesis amplia
es la que mejor se adapta al principio protectorio.
De lege ferenda, para que exista una verdadera presunción, respetuosa del
principio protectorio y que, a la par, despeje los temores de cualquier exceso, con-
sidero que el equilibrio podría buscarse exigiendo, para la operatividad de la pre-
sunción, que exista coincidencia entre el tipo de servicios personales prestados y la
actividad que desarrolle el beneficiario de estos o que el prestador se encuentre in-
serto en una empresa ajena.
Así, la presunción podría declararse operativa ante la mera prestación de servi-
cios, cuando los mismos correspondan a la actividad normal y habitual del benefi-
ciario o cuando sean prestados en el ámbito de una empresa ajena.
Para finalizar, no me parece válidoformular alguna distinción entre losservicios
prestados por un obrero, administrativo o profesional universitario, porque (como
bien lo señala el doctor Capón Filas al dar su voto en la causa “Deugenio c. Socorro
Médico”) esta distinción, amén de carecer de sustrato normativo, ha perdido vi-
gencia en un mercado donde la proletarización de las profesiones liberales crece
cada vez más y los trabajadores necesitan cada vez mayor capacitación y desarrollo
intelectual.
Capítulo ll
La sociedad interpuesta
-————

$ 6. Introducción (concepto de empleador)

Como sabemos, el art. 26 de la LCT define al empleador como ”... la persona físi-
ca o conjunto de ellas, o jurídica, tenga o no personalidad jurídica propia, que
requiera los servicios de un trabajador”.
De una primera lectura del art. 26 de la LCT se desprende entonces que la posi-
bilidad de que una persona jurídica (un ente ideal) asuma la condición de emplea-
dor es un hecho indiscutible.
Sinembargo, merced a la permanente interposición de personas jurídicas abso-
lutamente insolventes, conviene determinar cuándo el ente ideal es quien verda-
deramente requiere los servicios del trabajador y cuándo se erige en una pantalla
para ocultar la identidad del verdadero empleador.
Porque puede suceder que una o más personasse obliguen de buenafe a”... rea-
lizar aportes para aplicarlos a la producción o intercambio de bienes o servicios,
participando de los beneficios y soportando las pérdidas...” (art. 19, ley 19.550,
texto según pto. 2.2. del Anexo ll de la ley 26.994); pero también puede suceder que
el olosverdaderos dueños de la empresa constituyan una sociedad comercial, o de
otrotipo, con la exclusiva finalidad de minimizar el riesgo empresario y resguardar
sus bienes frente a la eventualidad del reclamo de algún trabajadoro de cualquier
otro acreedor.
En el primer caso, habrá una verdadera sociedad que será empleadora cuando
requiera losservicios de un trabajador. En el segundo, habrá una interposición con
fines defraudatorios.
El empresario puede lograr así, mediante un simple ardid, que su patrimonio
permanezca incólume, aún ante la existencia de importantes deudas con sus tra-
bajadores.
Se trata de un viejo y conocido ardid, que constituye, además, la causa mástre-
cuente por la que los trabajadores ven a diario frustradas sus posibilidades de co-
bro.
44 JOSÉ MANUEL SALGADO

87. Sociedad insolvente

A mi modo de ver, no obstante la gravedad de la situación, este tema jamás ha


sido objeto de un adecuado tratamiento legislativo; de ahí que, comose dijo, la in-
solvencia de la sociedad “empleadora” se erija en la principal causa de frustración
para los trabajadores que han ocurrido ante la justicia.
Liminarmente, cabe expresar que los perjuicios que al trabajador le provoca la
interposición de una sociedad insolvente, claramente pueden ser conjurados me-
diante la aplicación de los arts. 14 y 29 de la LCT.
Comosesabe, mediante el primero de tales dispositivos se puede declarar la nu-
lidad de la interposición y merced al segundo se puede condenar al verdadero em-
pleador, sin perjuicio, claro está, de la responsabilidad solidaria de la persona inter-
puesta.
Ahora bien, lo que la ley no dice con la claridad y contundencia que, a mi juicio,
la gravedad dela situación amerita, esen qué circunstancias debe considerarse que
la sociedad es solo una persona interpuesta y no el verdadero empleador.
En ese contexto, frente a la absoluta insolvencia de una persona de existencia
ideal "empleadora”, el trabajador despedido o accidentado podrá quedar absolu-
tamente desamparado si las normas aplicables no se interpretan en armonía con lo
dispuesto porel art. 14 bisde la CN, en cuanto establece que el trabajo en sus diver-
sas formas gozará de la protección de las leyes, y en conformidad con tratados in-
ternacionales con jerarquía constitucional como la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre, en cuanto establece el derecho de toda persona a
ser protegida contra las consecuencias de la desocupación (art. XVI) y la Declara-
ción Universal de Derechos Humanos, en cuanto edicta que toda persona tiene de-
recho a la protección contra el desempleo (art. 23, inc. 19).
Adviértase que toda la legislación tutelar sancionada a lo largo de la historia de
nuestro país en beneficio de los trabajadores, podría resultar ineficaz si las normas
en juegose aplican restrictivamente, defendiendo a ultranza el principio de la per-
sonalidad jurídica diferenciada, aún frente a la presencia de sociedades que no son
más que sellos de goma.
Se trata de una paradoja que aún hoy no ha sido legislativamente zanjada, no
obstante los esfuerzos de un sector de la justicia a la hora de interpretar algunas
normas, cuya correcta exégesis, en línea con el principio protectorio, podría apor-
tar alguna solución.
A mi modo de ver, sencillamente, cuando estamos frente a una sociedad absolu-
tamente insolvente, cabe presumirse, salvo prueba en contrario, que su constitu-
ción tuvo una finalidad espuria. Sobre todosilaempresa que está registrada a nom-
bre de esa persona de existencia ideal arrojó permanentes e importantes dividen-
dos, que fueron capitalizando siempre a los socios pero jamás a la sociedad.
Vale decir que si, no obstante el éxito de la empresa, quienes se repartieron
sus ganancias jamás se ocuparon de capitalizar a la sociedad, cabe presumirse
EL FRAUDE LABORAL 45

que la persona jurídica no es más que una mera pantalla; un recurso para violar
la ley.
Si, a pesar del éxito del negocio, la sociedad “empleadora” permaneciera siem-
preinsolvente, nose lograría comprender el motivo porel cual (si el ente fuera real-
mente el verdadero dueño de la empresa y el acto constitutivo de aquel hubiese
sido realizado de buena fe) quienes formaron la sociedad y lucran con ella jamás se
ocuparon de capitalizarla.
Ses lógico presumir lo que ocurre de ordinario, cabe suponer que la sociedad
que no es una mera pantalla se vaya capitalizando a medida que van dando sus fru-
tos la producción y/o intercambio de bienes y/o servicios.
Si la persona jurídica es la dueña del negocio, es lógico inferir que aquella irá
creciendo a medida que este arroja dividendos.
Así las cosas, cabe presumir que la sociedad es una mera pantalla cuando jamás
se le ha incorporado patrimonio alguno, no obstante que la empresa arrojó impor-
tantes ganancias, que fueron capitalizando siempre a los socios pero jamás a la so-
ciedad.
En apoyo de esta postura, el art. 154 del CCCN establece que: “La persona jurí-
dica debe tener un patrimonio...”
El art. 154 del CCCN exige que la persona jurídica deba tener un patrimonio y es-
tablece que este constituye un elemento esencial de la misma?.
Vale decir que la sociedad que no posee patrimonio alguno no debe conside-
rarse como una verdadera persona de existencia ideal y, por ende, su personalidad
jurídica no resulta oponible a los trabajadores que aparezcan prima facie como sus
“dependientes”.
La insolvencia de la sociedad no es un dato irrelevante, sino que, además de eri-
girse en condición de la inoponibilidad de su personalidad jurídica, constituye la
más elocuente prueba de la maniobra; máxime cuando la empresa arrojó siempre
importantes dividendos que fueron capitalizando siempre a lossocios pero nunca
ala sociedad.
Sobre el tema, Nissen ha expresado: “La limitación de responsabilidad de los
accionistas de una sociedad anónima (o de los socios de una sociedad de responsa-
bilidad limitada) no constituye un principio absoluto en nuestro derecho ni es con-
temporáneo con el origen de las sociedades comerciales y constituye una excep-
ción al principio general de la unidad y universalidad del patrimonio consagrado
por nuestro Código Civil. Este excepcional beneficio solo puede tener vigencia
cuandose presentan lossiguientes requisitos: a) que lasociedad seencuentre sufi-
cientemente capitalizada, esto es, que el capital social, concebido como garantía

1 Véase Massot, en Código Civil y Comercial de la Nación. Analizado, comparado y concor-


dado, Alberto ]. Bueres (dir.), 2014, t. 1, p. 167.
46 JOSÉ MANUEL SALGADO

de los acreedores, guarde relación con el pasivo de aquella o con el nivel de gastos
de la compañía; b) que toda la actuación de la sociedad esté enderezada a la con-
secución de fines societarios, entendidos estos como la obtención de ganancias a
través de la producción e intercambio de bienes y servicios —arts. 1? y 54, ley
19.550—(...) la harto criticable exigencia prevista en el art. 186 de la ley 19.550 que
requiere un capital mínimo absurdo para las sociedades anónimas ($ 12.000), de
manera alguna justifica la existencia de sociedades infracapitalizadas, pues tal
capital social solo podrá servir para las sociedades que tengan un nivel de gastos
equivalente, pero de ninguna manera tal norma predica que basta con contar con
esa mínima cifra para que resulte operativa la limitación de la responsabilidad de
los socios cuando el pasivo o el nivel de gastos de la empresa sea superior. En otras
palabras, no resulta suficiente para eludir el riesgo empresario el solo recurso de
integrar sociedades anónimas con tan insuficiente capital, pues las consecuencias
que deja tal proceder son desoladorassociedadesen quiebra sin dinero para afron-
tar siquiera los gastos del procedimiento falencial, pero con accionistas cuyo patri-
monio personal ni siquiera ha sido afectado”?.
En el mismo sentido se ha expresado el doctor Candal: “En este caso, no hay
dudas de que el grado de solvencia de la sociedad resulta un dato relevante, pues-
to que ese extremo será a un tiempo la medida del perjuicio y la prueba de la ma-
niobra ...” 3.
Las sociedades anónimas infracapitalizadas constituyen una burda caricatura
de lo que debe entenderse por sociedades anónimas y se convierten en instrumen-
to de fraude para los terceros!,
Alguna jurisprudencia, si bien no ha llegado al punto de considerar que la sola
insolvencia del ente alcanza para presumir que se trata de una persona interpues-
ta, se ha ocupado de hacerfoco en el estado patrimonial de la sociedad a la hora de
determinar si corresponde extender la condena a sus socios y/o controlantes.

En esa dirección se han dictado los siguientes pronunciamientos:


La aplicación de la “teoría de la penetración” implica, fundamentalmente, la exis-
tencia de un abuso que causa un agravio a la justicia o a la equidad en perjuicio de al-
guien, por lo que, en el caso concreto de situaciones producidas en el derecho del tra-
bajo, esrequisito indispensable que lasociedad “pantalla” del empleador real sea in-
solvente, ya que si no no habría razón para aplicar el remedio, pues no se produciría
una utilización abusiva de la misma. [CNAT, Sala VIII, 20/5/89, "Aguirre, Simeón c. Sar-
delick, Antonio”, www. pjn.gov.arl.

2 Nissen, en “Práctica y Actualidad Societaria”, n* 31, feb, 2000, ps. 1 y 2.


3 JNTn*26, 19/9/08, “Musso, Marcelo Alejandro c. Medical Power S.A. y otros”, www.pjn.
gov.ar; sent. confirmada por la Sala VII de la CNAT.
4 — Hierrezuelo - Núñez, Responsabilidad solidaria en el contrato de trabajo, 2004, p. 402.
EL FRAUDE LABORAL 47

Toda vez que los socios actuaron en una clara actitud de fraude laboral y con la finali-
dad de insolventar a la sociedad ya que había sido constituida con un ínfimo capital
social insuficiente para afrontar el giro comercial que llevaba a cabo, dada la inexis-
tencia del domicilio de la sede social de la sociedad, sumado al cierre del estableci-
miento que explotaba dicha sociedad sin recurrir al procedimiento de disolución y li-
quidación de la misma, pretendiendo “desaparecer” del ejercicio del comercio sin
afrontar las consecuencias de sus deudas impagas, resultan acreditados los extremos
quetornan aplicable el art. 54, párr. 3? de la Ley de Sociedades para responsabilizar en
forma solidaria e ilimitada a sus socios, quienes no solo han frustrado los derechos de
terceros a través de su actuación societaria, sino que además no han cumplido con el
standard de conducta marcado por el art. 59 de la ley 19.550, por lo que resultan res-
ponsables en lostérminos de lo normado por el art. 157 de aquel cuerpo legal. [CNAT,
Sala!, 26/5/11, "Ardusso, Aldo Irineo c. FerrosS.A, y otros s/Despido”, www.pjn.gov.ar].

En definitiva considero que la absoluta insolvencia de una sociedad que apa-


rezca como "“empleadora” debe, cuanto menos, erigirse en presunción ¡uris tan-
tum de su carácter de persona interpuesta; máxime cuando la empresa que supues-
tamente le pertenece ha arrojado dividendos con los que jamás el ente fue capita-
lizado”.
Esta presunción, como vimos, encuentra su apoyatura legal en los arts. 154 del
CCCM (art. 1” de la ley 19.550, sise trata de una sociedad de alguno de los tipos pre-
vistos por dicha norma) y 14, 26 y 29 de la LCT.
De lege ferenda, podría morigerarse la frustración que, en los tribunales de tra-
bajo, a diario provoca la insolvencia societaria, estableciéndose una obligación de
capitalizar (en forma proporcional a sus dividendos) al ente que se erige en emplea-
dor y la consecuente eliminación de la limitación de la responsabilidad de los socios
—frente a los créditos de naturaleza laboral— cuando no se ha respetado aquella
obligación.
Si no queremos que con una simple maniobra se pueda trasladar el riesgo em-
presario a los trabajadores, tenemos que propiciar reglas más claras que impidan
el abuso de la personalidad jurídica de entes absolutamente insolventes.
Sin perjuicio de lo expuesto, como se verá seguidamente, la constitución de una
sociedad absolutamente insolvente constituye un abuso del derecho que, como
tal, losjueces no deberían convalidar.

$8. Abuso del derecho

En efecto, si bien es cierto que el derecho de “asociarse con fines útiles” posee
raigambre y tutela constitucional (art. 14, CN), no menos cierto es que la constitu-

2 Ensentido similar véase Hierrezuelo - Núñez, Responsabilidad solidaria en el contrato de


trabajo, 2004, p. 445.
48 JOSÉ MANUEL SALGADO

ción de una sociedad absolutamente insolvente, a la que, no obstante la rentabili-


dad del negocio, jamás se le incorpora algún patrimonio, constituye un palmario
abuso del derecho que la justicia no puede ni debe convalidar.
Porquesi bien, por un lado, la personalidad diferenciada de la sociedad y sus so-
cios constituye el eje sobre el que se asienta la normativa sobre las sociedades, co-
mo asimismo una herramienta que el ordenamiento jurídico provee al comercio
como uno de los relevantes motores de la economía?, por otro lado, a mi modo de
ver, también resulta evidente que la constitución de una sociedad destinada a per-
manecer insolvente configura un palmario abuso del derecho.
Como se sabe, se considera que el ejercicio del derecho resulta abusivo cuando
el mismo es contrario a la finalidad que el ordenamiento jurídico tuvo en miras al
reconocer tal derecho o al que excede los limites impuestos por la buena fe, la mo-
ral o las buenas costumbres. Este criterio “finalista” estaba ya previsto por el art.
1071 del CCy fue conservado por el art. 10 del CCCNM. El último de tales dispositivos,
en su tercer párrafo, establece asimismo que el juez debe ordenar lo necesario para
evitar los efectos del ejercicio abusivo y procurar la reposición al estado de hecho
anterior al mismo. En esa inteligencia, no cabe duda entonces de que, cuando se ha
considerado abusiva la constitución y/o utilización de una sociedad "empleadora”,
deberá correrse el velo societario y responsabilizar directamente a quienes la for-
maron y utilizaron.
La inoponibilidad de la personalidad jurídica de la sociedad que fue constituida
en abuso del derecho, constituye un criterio interpretativo respecto del cual la ju-
risprudencia resulta casi unánime.
Sin embargo, esta exégesis ha sido utilizada casi siempre para desestimar el co-
rrimiento del velo societario; no para fundamentarlo.

En ese sentido, se han dictado numerosos pronunciamientos:


No corresponde proyectar la responsabilidad solidaria emergente del art. 54 de la ley
19.550 cuando no se ha demostrado la existencia de una sociedad ficticia o fraudu-
lenta constituida en abuso de derecho y con el propósito de violar la ley, tal como lo
sostuviera la Corte Suprema en autos: "Palomeque c. Benemeth S.A.” del 2/4/03, toda
vez que los criterios determinados por el más Alto Tribunal deben ser lealmente aca-
tados (CSJN, 25/8/88, “Rolón Zapa, Victor”, R. 586 XXI). [CNAT, Sala IX, 15/7/03, "Ace-
vedo Troncoso, Ana c. Geriátrico Vivencias S.R.L. y otro”, www.pjn.gov.ar].
La Corte Suprema a partir del caso "Palomeque, Aldo c. Benemeth S.A. y otro” (fallo
del 3/4/03), adhirió al dictamen del procurador fiscal, doctor Obarrio por el que limi-
tó, dentro del marco de la personalidad diferenciada de la sociedad y sus integrantes,
la eficacia del art. 54 de la ley 19.550, a los supuestos en los que se trate de una socie-

S CSJN, 3/4/03, "Palomeque, Aldo René c. Benemeth S.A. y otro”, www.pjn.gov.ar.


EL FRAUDE LABORAL 49

dad ficticia o fraudulenta, constituida en abuso de derecho y con el propósito de vio-


lar la ley, que prevaleciéndose de dicha personalidad, afecta el orden público laboral
o evade normas legales, esto es, como resulta en la causa "Cingiale, María c. Polledo
AgropecuariaS.A.” (fallo del 5/3/02) que haya mediado utilización ilegal del contra-
to de sociedad y no ilegalidad de ciertos actos por ella realizados. [CNAT, Sala VIII,
30/4/04, "Paiz, Julio c. BuroS.A. y otros”, www.p¡n.gov.ar|].

La Corte Suprema en el caso “Tazzoli, Jorge c. FibracementoS.A. y otro” (4/7/03, LNL,


año 2003, p. 1004) reiteró el principio general relativo a que la personalidad jurídica
no debe ser desestimada sino cuando se dan circunstancias de gravedad institucional
que permitan presumir fundadamente que la calidad de sujeto de derecho fue obte-
nida al efecto de generar el abuso de ella y violar la ley, debiendo ser aplicado restric-
tivamente y solo en caso de existir pruebas concluyentes de que la actuación de la
sociedad encubre fines extrasocietarios. [CNAT, Sala V, 20/2/04, "Lissa, Rubén c. An-
gluis S.A. y otro”, www. pjn.gov.ar].
La Corte Suprema en el fallo “Palomeque, Aldo c. Benemeth S.A. y otro” (3/4/03) limi-
tó la eficacia del art. 54 de la ley 19.550 a los supuestos en los que se trate de una socie-
dad ficticia o fraudulenta, constituida en abuso del derecho y con el propósito de vio-
lar la ley, que prevaleciéndose de dicha personalidad, afecta el orden público laboral
o evade normas legales, esto es, como resulta del voto de los doctores Moliné O'Con-
nor y López en la causa “Cingiale, María c. Polledo Agropecuaria S.A.” (5/3/02), que
haya mediado utilización ilegal del contrato de sociedad y no, ilegalidad de ciertos ac-
tos por ella realizados. [CNAT, Sala VIII, 30/6/03, “Gómez, Beatriz y otrosc. Clínica Dus-
saut S.R.L. y otro”, www. pn.gov.ar].

Como se vio, si bien la jurisprudencia casi unánime considera que la personali-


dad jurídica diferenciada de la sociedad constituida en "abuso del derecho” mere-
ceser descartada, el problema radica en determinar cuándo debe estimarse que un
ente ha sido constituido en tales circunstancias.
A mi modo de ver, como ya se dijo, siguiendo los lineamientos trazados por los
arts. 154 del CCCN y 1? de la ley 19,550, cuando se constituye una sociedad absolu-
tamente insolvente, a la que jamás se le incorpora patrimonio alguno, no obstan-
te que el negocio quesesupone desu pertenencia arrojósiempre importantes divi-
dendos, debe presumirse que ha sido creada en abuso del derecho; que ha sido
constituida con un objetivo que es contrario al que el ordenamiento jurídico pre-
vió al reconocer tal derecho (art. 10, CCCM).
Por otro lado, resulta a todas luces contrario a la buena fe y a la moral que un
trabajador no pueda hacer efectivo algún crédito (por su origen, de naturaleza ali-
mentaria), merced a la insolvencia de la sociedad que figuró como su empleadora,
cuando los socios del ente han recibido sustanciosas ganancias gracias a la rentabi-
lidad del negocio que se supone pertenecía a esasociedad.
Vemos entonces que la constitución y utilización de una sociedad que perma-
nece siempre insolvente, no obstante la rentabilidad del negocio que se supone le
50 JOSÉ MANUEL SALGADO

pertenece, es un acto contrario a la buena fe, a la moral y a las buenas costumbres


y que, comotal, justifica la intervención de la justicia para procurar la reposición al
estado de hecho anterior (art. 10, CCCN); esto quiere decir, en el supuesto que esta-
mos analizando, nada menos que correr el velo societario y declarar inoponible la
personalidad jurídica de lasociedad “empleadora” frente al trabajador despedido
o accidentado.

$ 9. Corrimiento del velo societario

Pues bien, en los puntos precedentes hemos visto que la insolvencia de una so-
ciedad permite presumir que no es más que un mero sujeto interpuesto y que, asi-
mismo, la constitución y la actuación de un ente absolutamente insolvente consti-
tuyen actos realizados en abuso del derecho.
Pasaremos ahora a analizar si frente a la comisión de ciertos actos ilícitos corres-
pondeo no declarar la inoponibilidad de la personalidad jurídica y extender la res-
ponsabilidad a lossocios y/o controlantes que hicieron posibles tales actos.
Como se sabe, según la definición que hogaño contiene el art. 141 del CCCN:
“Son personas jurídicas todos los entes a los cuales el ordenamiento jurídico les
confiere aptitud para adquirir derechos y contraer obligaciones para el cumpli-
miento de su objeto y los fines de su creación”.
Ya se dijo, asimismo, que, según la definición dada por el art, 1? de la ley 19,550:
“Habrá sociedad si una o más personas en forma organizada conforme a uno de los
tipos previstos en esta ley, se obligan a realizar aportes para aplicarlos a la produc-
ción o intercambio de bienes o servicios, participando de los beneficios y sopor-
tando las pérdidas ...”.
En cuanto a la responsabilidad de lossocios, el art. 39 del CCestablecía: "Las cor-
poraciones, asociaciones, etcétera, serán consideradas como personas enteramen-
te distintas de sus miembros. Los bienes que pertenezcan a la asociación, no perte-
necen a ninguno de sus miembros y ninguno de sus miembros, ni todos ellos, están
obligados a satisfacer las deudas de la corporación, si expresamente no se hubie-
sen obligado como fiadores, o mancomunados con ella”,
De manera más o menos coincidente el art. 143 del CCCN dispone que... “Laper-
sona jurídica tiene una personalidad distinta de la de sus miembros. Los miembros
no responden por las obligaciones de la persona jurídica, excepto en los supuestos
que expresamente se prevén en este Título y lo que disponga la ley especial”.
Lossupuestos previstosen la ley especial quese exceptúan de la regla general son
aquellos contemplados por la ley 19.550 (ahora denominada Ley General de Socie-
dades a tenor de las reformas introducidas por la ley 26.994) para ciertos socios de
algunos tipos sociales, hoy prácticamente en desuso; como el socio de la sociedad
colectiva (art. 125), elsocio comanditado en lasociedad comandita simple (art. 134),
el socio capitalista en la sociedad de capital e industria (art. 141), o para el socio de
EL FRAUDE LABORAL 51

la sociedades irregulares o de hecho previstas por el art. 21 de la ley 19.550, Tales


casos especiales escapan a la regla general porque en esos supuestos los socios res-
ponden con su patrimonio.
Además, tanto el Código Civil y Comercial como la Ley General de Sociedades
19.550 establecen excepciones que se vinculan con determinados actos de sussocios
o controlantes, los que —justamente— serán objeto de estudio en este acápite.
Entraremos entonces de lleno en el análisis de la teoría de la desestimación de
la personalidad jurídica propiamente dicha.
El «disregard of legal entity» tuvo su origen en los Estados Unidos de América a
partir de algunos pronunciamientos judiciales en los que se responsabilizó direc-
tamente a lossocios frente al abuso de la utilización de la personalidad jurídica con
perjuicio para terceros.
En nuestro país, esta doctrina se conoce con el nombre de teoría de la desesti-
mación de la personalidad jurídica, o teoría de la penetración de la personalidad
jurídica y constituye un remedio legal mediante el cual se responsabiliza alossocios
y/o controlantes por su accionar contrario a las leyes, al estatuto, al orden público
o a la buena fe, o que haya causado agravio a terceros. Se trata de correr el velo de
la personalidad jurídica para imputar la responsabilidad directamente a los socios
o controlantes de la sociedad.
La teoría de la desestimación de la personalidad jurídica, en nuestro país, ha si-
do receptada por algunos pronunciamientos judiciales aún antes de su consagra-
ción legislativa.
Así, por ejemplo, en el caso conocido como “Swift - Deltec” ? la Corte Suprema
de Justicia de la Nación responsabilizó a la multinacional Deltec por las deudas con-
traídas por su subsidiaria en Argentina, Swift de la Plata. Ello, no obstante que en
el concurso de Swift de la Plata, su controlante Deltec pretendía erigirse en acree-
dora de aquella y así pasaría a tener ingerencia en la homologación del acuerdo
preventivo. Ensu sentencia de primera instancia, a la postre confirmada por la Cor-
te Suprema, el magistrado doctor Salvador María Lozada describió la situación que
se había planteado expresando: “Es como si una persona dijera no voy a pagar to-
das mis deudas porque mi brazo, cabeza o mi rodilla es acreedor de mí mismo”.
En lo que respecta al fuero del trabajo, se puede citar el caso “Aybar”8, como el
más importante antecedente jurisprudencial anterior ala consagración legislativa
de la teoría de la penetración de la personalidad jurídica. En dicho precedente se
desconoció la personalidad jurídica de la sociedad Viturro S.R.L. frente a la comi-

7 CSJN, 4/9/73, “Compañía Swift de La Plata 5.A.”, ED, 51-223.


8 CNAT, Sala ll, 9/5/73, “Aybar, Rubén Ernesto y otro c. Pizzería Viturro S.R.L. y otros”, ED,
50-172.
52 JOSÉ MANUEL SALGADO

sión de distintas irregularidades cometidas por sus socios, como la falta de pago de
los aportes previsionales del personal, y el despido de los trabajadores que no fue-
ron indemnizados, desapareciendo la empresa sin dejar bienes que respondan por
sus deudas. Si bien se reconoció que la sociedad Viturro S.R.L. había sido constitui-
da con un fin lícito (la explotación de una pizzería), su utilización para encubrir ac-
tos contrarios a la ley justificó el corrimiento del velo societario y la condena soli-
daria de los socios que fueron demandados.
En este contexto, luego de varios precedentes judiciales en los que se trató esta
problemática, fue sancionada la ley 22.903 (BO, del 15/9/83), que introdujo un ter-
cer párrafo al art. 54 de la ley 19.550, el que quedó redactado entonces de la si-
guiente forma: “El daño ocurridoa la sociedad por dolo o culpa de socios o de quie-
nes no siéndolo la controlen constituye a sus autores en la obligación solidaria de
indemnizar sin que puedan alegar compensación con el lucro que su actuación
haya proporcionado en otros negocios.
El socio o controlante que aplicará los fondos o efectos de la sociedad a uso o
negocio de cuenta propia o de tercero está obligado a traera la sociedad las ganan-
cias resultantes siendo las pérdidas de su cuenta exclusiva.
La actuación de la sociedad que encubra la consecución de fines extrasocieta-
rios, constituya un mero recurso para violar la ley, el orden público o la buena fe o
para frustrar derechos de terceros, se imputará directamente a los socios o a los
controlantes que la hicieron posible, quienes responderán solidaria e ¡limitada-
mente por los perjuicios causados”.
A partirentonces de la nueva redacción dada al art. 54 de la ley 19.550 porel art.
19 de la ley 22.903, se sucedieron numerosos pronunciamientos judiciales que han
dado origen a la que es sin dudas una de las más fervorosas e importantes contro-
versias en el seno de la doctrina y la jurisprudencia laboralistas.
Parasimplificar el análisis, podemos dividir a las distintas posiciones que existen
sobre el tema de la interpretación que debe darse al art. 54 de la ley 19.550 en dos
grupos. Una tesis amplia, para la cual —básicamente— la comisión de actos ilícitos
justifica la aplicación del disregardy otra restringida, la cual considera que a tales
fines es preciso demostrar que la constitución misma de la entidad ha sido prevista
para la comisión de fines ilícitos.

$ 10. Tesis amplia

Luego de la sanción de la ley 22.903 que agregó el párr. 3” del art. 54 de la ley
19.550, con sustrato en este dispositivo, se dictaron distintos pronunciamientos en
el fuero del trabajo, declarando la inoponibilidad de la personalidad jurídica de la
sociedad frente a la comisión de actos ilícitos por parte de sus socios.
Recordemos que, en lo que aquí interesa, la norma establece: ”... La actuación
de la sociedad que encubra la consecución de fines extrasocietarios, constituya un
EL FRAUDE LABORAL 93

mero recurso para violar la ley, el orden público o la buena fe o para frustrar dere-
chos de terceros, se imputará directamente a los socios o a los controlantes que la
hicieron posible, quienes responderán solidaria e ¡limitadamente por los perjuicios
causados”.
Quienes se enrolan en una interpretación amplia del dispositivo bajo análisis
consideran que no resulta menester demostrar que la constitución misma de la so-
ciedad fue prevista con fines espurios, sino que basta que con su actuación se pre-
tenda encubrir ciertos actos (como la consecución de fines extrasocietarios, la vio-
lación a la ley, al orden público o a la buena fe, o la frustración de derechos de ter-
ceros) para que se produzca el corrimiento del velo societario y se puedan imputar
directamente a los socios y/o controlantes las consecuencias de tales actos.

Vale decir que la norma prevé tres supuestos de aplicabilidad de la desestima-


ción de la personalidad jurídica:
a) La actuación del ente que encubre la consecución de fines ajenos al objeto
social (extrasocietarios).
b) Laactuación de la sociedad que constituye un recurso para violar la ley, el or-
den público o la buena fe.
c) La actuación de la sociedad que constituye un recurso para violar derechos
de terceros.

Para esta tesis “amplia”, a la que suscribo plenamente, no es preciso que la so-
ciedad haya sido constituida con fines defraudatorios, sino que basta quecon su ac-
tuación se pretendan encubrir actos de los enumerados precedentemente.
Tampoco resulta menester, a losfines de la aplicación delsupuestoseñaladocon
la letra a), que toda la actuación de la sociedad se encuentre direccionada a la con-
secución de fines ilícitos y ajenos al objeto social, el que, en definitiva, no es otro
que la obtención de gananciasa través de la producción o intercambio de bienes o
servicios (art. 1?, ley 19.550). Ello por cuanto, en el terrenofáctico para el que la nor-
ma fue sancionada, resulta absolutamente imposible de imaginar una persona ju-
rídica cuyo objeto sea la comisión de actos ilícitos; el fin último de toda sociedad es
la ganancia y lo que la ley pretende abarcar es la actuación encaminada a obtener-
la mediante actos que son contrarios a su objeto. No obstante lo expuesto, la apli-
cación de la desestimación de la personalidad jurídica podría igualmente quedar
comprendida por lossupuestos individualizados con las letras b) y c), aún en el caso
que se considere que el primero de ellos solo debiera ser aplicado cuando la socie-
dad persigue un objeto ilícito.
Una mirada integradora de la ley nos permite ratificar estas conclusiones, en
tanto que la nulidad de la sociedad de objeto ilícito está prevista en otro dispositi-
vo distinto.
54 JOSÉ MANUEL SALGADO

En efecto, conforme lo previstoenelart. 18 de la ley 19.550: “Las sociedades que


tengan objeto ¡lícito son nulas de nulidad absoluta (...) Los socios, los administra-
dores y quienes actúen como talesen la gestión social responderán ilimitada y soli-
dariamente por el pasivo social y los perjuicios causados”.
De manera tal que el tercer párrafo del art. 54 de la LGS resultaría a todas luces
sobreabundante si se interpretara como aplicable solo a los casos de sociedades
constituidas con fines defraudatorios, en tanto que este supuesto ya se encontra-
ba abarcado por el art, 18 de dicha ley.

En tal sentido, se ha expresado:


No cabe interpretarse el art. 54 ya citado, como lo hiciera la Corte Suprema en autos
"Palomeque”, en el sentido que puede aplicarse solo cuando la sociedad sea ficticia o
fraudulenta, constituida en abuso de derecho y con el propósito de violar la ley —lo
cual supone intencionalidad en el momento de la constitución—y que prevaliéndo-
se de la personalidad, afecte el orden público laboral oevada normas legales. Ello por
cuanto se deja de lado la “actuación” del ente a que alude la norma mencionada sin
distinguir que una cosa es la nulidad por objeto ilícito en que es adecuado hablar de
desestimación "propiamente dicha” y otra la inoponibilidad o ineficacia de la socie-
dad frente a un acto o actos determinados la que denomina “desestimación limitada
o parcial”. [CNAT, Sala X, 6/10/05, “Siegfried, Emmert c. Ciccone Calcográfica S.A. y
otros”, www.pjn.gov.ar].

Además, la norma es clara al establecer que lo que provoca la i¡noponibilidad de


la personalidad jurídica esla actuación del ente en ciertas condicionesy no su cons-
titución.
No resulta ocioso señalar, asimismo, que la prueba de la intencionalidad defrau-
datoria en el momento de la formación de la sociedad constituye una prueba dia-
bólica, esto es, imposible de producir; en tanto que la finalidad de tal acto jamás se
registra o documenta, quedando reservada, justamente, en el espíritu de quienes
la pergeñaron.
Una sociedad puede constituirse con fines legítimos pero desvirtuarse posterior-
mente su actuación cuando se la pretende utilizar para encubrir actos ilegítimos.
Sencillamente, lo que la ley prevé es que los actos de lasociedad se presumen le-
gítimos y que cuando no lo son se los debe imputar directamente a las personasfísi-
cas que los hicieron posibles.
En otro orden, resulta menester destacar que la ley dirige suimputación no sola-
mente a aquellos que fueron autores de tales actos, sino atodos quienes “hicieron
posible” esa actuación, con lo que, claramente, está incluyendo a aquellos que fue-
ron protagonistas por acción y a aquellos que teniendo la obligación de formular
oposición no lo hicieron.
Siguiendo estos lineamientos, se dictó el primer pronunciamiento que en el fue-
ro laboral hizo aplicación de la teoría de la desestimación de la personalidad jurí-
EL FRAUDE LABORAL 95

dica ("Delgadillo Linares, Adela c. ShatellS.A. y otros”), en el que, mediante el voto


del doctor Ricardo Alberto Guibourg, se expuso:
El fallo llega firme a esta instancia en el punto referido, por lo que debe tenerse por
cierto que, tal como lo invocara la parte actora en su demanda, la demandada incu-
rría en la práctica de no registrar ni documentar una parte del salario efectivamente
convenido y pagado, práctica comunmente denominada “pago en negro” y prohibi-
da por el art. 140 de la LCT, y por el art. 10 de la LNE. La conducta asumida por la emple-
adora constituye un típico fraude laboral y previsional, ya que tiene normalmente por
objeto y efecto disminuir en forma ¡legítima la incidencia del salario normal en las
prestaciones complementarias oindemnizatorias y en los aportes al sistema de segu-
ridad social. El pago en negro perjudica al trabajador, que se ve privado de aquella
incidencia, al sector pasivo, que es víctima de la evasión, y a la comunidad comercial
en cuanto, al disminuir los costos laborales, pone al autor de la maniobra en mejor
condición, para competiren el mercado, que la reservada a otros empleadores respe-
tuosos de la ley. Ahora bien, el art. 54 de la ley 19.550, en el último párrafo agregado
por la ley 22.903, dispone: “La actuación de la sociedad que encubra la consecución
de fines extrasocietarios, constituya un mero recurso para violar la ley, el orden públi-
co O la buena fe o para frustrar derechos de terceros, se imputará directamente a los
socios y a los controlantes que la hicieron posible, quienes responderán solidaria e ili-
mitadamente por los perjuicios causados”. No podrá decirse que el pago en negro
encubre en este caso la consecución de fines extrasocietarios, puesto que el principal
fin de una sociedad comercial es el lucro; pero sí que constituye un recurso para violar
la ley (las normas antes citadas), el orden público (el orden público laboral expresado
en los arts. 7?, 12, 13 y 14, LCT), la buena fe (que obliga al empresario a ajustar su con-
ducta a lo que es propio de un buen empleador, art. 63, LCT) y para frustrar derechos
deterceros (a saber, el trabajador, el sistema previsional, los integrantes del sector pa-
sivo y la comunidad empresarial, según ya se ha indicado). De acuerdo, pues, con la
opinión expresada por el procurador general del trabajo, no caben dudas de que en el
presente caso es aplicable la norma transcripta. No obsta a esta solución el hecho —in-
vocado por los demandados Hahn y Lipnik— de que la actora haya trabajado para la
sociedad anónima Shatell y no para los socios directivos de esta en forma individual.
La demanda contra los socios no se funda en un inexistente contrato de trabajo con
ellos, sino en la responsabilidad de estos por los hechos y deudas de la sociedad cuan-
do se aplica a esta la cláusula de desestimación de la personalidad prevista en el cita-
do art. 54 dela ley 19.550. [CNAT, Sala III, 11/4/97, “Delgadillo Linares, Adela c. Shatell
S.A. y otross/Despido”, www.pjn.gov.ar|].

$ 11. Laresponsabilidad de los administradores

Deliberadamente, he querido dar un tratamiento diferenciado al tema de la


responsabilidad de los administradores societarios, en tanto que, como se verá,
aquí nose trata de la aplicación de la teoría de la desestimación de la personalidad
jurídica, sino de algo más sencillo, como lo esel deber de responder que la leyimpo-
ne alos administradores frente a la comisión de determinados actos.
56 JOSÉ MANUEL SALGADO

El tema se encuentra comprendido por el art. 59 de la ley 19.550 y por los arts.
157 y 274 de la misma ley. Estos dos últimos prevén la responsabilidad, respectiva-
mente, de los socios gerentes de una sociedad de responsabilidad limitada y de los
directores de una sociedad anónima.
El art. 59 de la LGS establece: “Los administradores y los representantes de la
sociedad deben obrar con lealtad y con la diligencia de un buen hombre de nego-
cios. Los que faltaren a sus obligaciones son responsables, ilimitada y solidaria-
mente, por los daños y perjuicios que resultaren de su acción u omisión”.
Luego, el art. 274 de la referida disposición legisla en materia de responsabili-
dad de los directores de las sociedades anónimas estableciendo lo siguiente: “Los
directores responden ilimitada y solidariamente hacia la sociedad, los accionistas y
los terceros, por el mal desempeño de su cargo, según el criterio del art. 59, así co-
mo por la violación de la ley, el estatuto o el reglamento y por cualquier otro daño
producido por dolo, abuso de facultades o culpa grave.
Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo anterior, la imputación de responsa-
bilidad se hará atendiendo a la actuación individual cuando se hubieren asignado
funciones en forma personal de acuerdo con lo establecido en el estatuto, el
reglamento o decisión asamblearia. La decisión de la asamblea y la designación de
las personas que han de desempeñar las funciones deben ser inscriptas en el Regis-
tro Público de Comercio como requisito para la aplicación de lo dispuesto en este
párrafo.
Queda exento de responsabilidad el director que participó en la deliberación o
resolución o que la conoció, si deja constancia escrita de su protesta y diera noticia
al síndico antes que su responsabilidad se denuncie al directorio, al síndico, a la
asamblea, a la autoridad competente, o se ejerza la acción judicial”.
Porsu parte, la obligación de responder de los gerentes de las sociedades de res-
ponsabilidad limitada, está prevista por el art. 157 de la ley 19.550en los siguientes
términos: “La administración y representación de la sociedad corresponde a uno o
más gerentes, socios o no, designados por tiempo determinado o indeterminado
en el contrato constitutivo o posteriormente. Podrá elegirse suplentes para casos
de vacancia.
Sila gerencia es plural, el contrato podrá establecer las funciones que a cada ge-
rente compete en la administración o imponer la administración conjunta o cole-
giada. En caso de silencio se entiende que puede realizar indistintamente cual-
quier acto de administración.
Los gerentes tienen los mismos derechos, obligaciones, prohibiciones e incom-
patibilidades que los directores de la sociedad anónima. No pueden participar por
cuenta propia o ajena, en actos que importen competircon la sociedad, salvo auto-
rización expresa y unánime de los socios.
Los gerentes serán responsables individual o solidariamente, según la organi-
zación de la gerencia y la reglamentación de su funcionamiento establecidas en el
EL FRAUDE LABORAL >

contrato. Si una pluralidad de gerentes participaron en los mismos hechos genera-


dores de responsabilidaa, el juez puede fijar la parte que a cada uno corresponde
en la reparación de los perjuicios, atendiendo a su actuación personal. Son de apli-
cación las disposiciones relativas a la responsabilidad de los directores cuando la
gerencia fuere colegiada ...”.
Como se desprende de la letra de los dispositivos transcriptos, el tema de la res-
ponsabilidad de los administradores no resulta —o al menos no debería resultar—
tan controversial como el de la desestimación de la personalidad jurídica, porque
aquí no se trata de correr el velo societario, sino, sencillamente, de deslindar res-
ponsabilidades, de acuerdo a la actuación que haya tenido cada uno de los admi-
nistradores societarios, cuando ha existido mal desempeño, violación a la ley, al es-
tatuto o al reglamento o cuando se ha provocado un daño por dolo, abuso de facul-
tades o culpa grave.
La cuestión, como se dijo, resulta mucho más simple que aquella analizada en
los dos puntos precedentes, porque aquí no solamente la letra de las normas invo-
lucradas resulta mucho más clara, sino que —asimismo— no se encuentra compro-
metida la existencia de uno de los principales motores de la economía, en tanto
que no se discute la personalidad diferenciada de la sociedad y de los socios, sino,
simplemente, la responsabilidad que les cabe a quienes no se han comportado
como manda la ley.

Esta distinción ha sido reconocida por numerosos pronunciamientos judiciales:


La desestimación de la personalidad jurídica de una sociedad comercial constituye un
remedio a aplicar cuando esta ha sido creada y/o utilizada para cometer actos ilícitos
o bien cuando refleja solo una apariencia de auténtica sociedad resultando que, en
realidad, se ha tratado de una mera fechada o construcción aparente para disimular
el actuar personal directo de una o más personas. Este recurso, incluso, está previsto
en la ley laboral, pues el art. 14 de la LCT permite neutralizar cualquier construcción
simulada o fraudulenta que sea interpuesta entre el verdadero empleador y los tra-
bajadores.
Sinembargo, los arts. 59 y 274 de la LSCregulan un supuesto distinto del normado por
el art. 54 del mismo cuerpo legal, en tanto disponen que los miembros de los órganos
directivos serán solidariamente responsables de la gestión administrativa durante el
término de su mandato y ejercicio de sus funciones, salvo que existiera constancia fe-
haciente de su oposición al acto que perjudique los intereses de la asociación. [CNAT,
Sala!l, 8/4/09, “Flores, Claudia María c. Medical PowerS.A. y otros”, www.pjn.gov.ar].

Adviértase que la norma directriz en esta materia (art. 59, ley 19.550) no se refie-
re, como lo hace el art. 54 del mismo dispositivo, a lainoponibilidad de la actuación
de la sociedad, que según esta última norma “se imputará directamente a los so-
cios”, sino que establece una obligación de responder “por los daños y perjuicios
que resultaran de su acción u omisión”.
58 JOSÉ MANUEL SALGADO

Dicho de otro modo, mientras que el art. 54 habla de la imputación directa de la


actuación de la sociedad, el art. 59 se refiere a la obligación de resarcir los daños
provocados.

En este marco, los arts. 59, 157 y 274 de la ley 19.550 han dado origen a distintos
pronunciamientos que, sin tantos pruritos, extendieron la responsabilidad a los
administradores societarios:
Maniobras tales como el encubrimiento de la relación laboral o la disminución de la
antigúedad real en el empleo o bien el ocultamiento de la real remuneración, más allá
deser un típico incumplimiento de indole contractual, configuran maniobras defrau-
datorias de las que resultan inmediata y directamente responsables las personas físi-
cas que las pergeñan. Cuando una sociedad realiza actos simulatorios ilícitos ten-
dientes con tales características, resulta pertinente extender la responsabilidad patri-
monial de la entidad a los directores por vía de lo dispuesto por el art. 274 de la LSC
que contempla ciertos casos en los cuales los directivos de una sociedad incurren en
maniobras delictuales o cuasidelictuales que pueden llegar a determinar su respon-
sabilidad solidaria. [CNAT, Sala 1, 11/9/02, “Calderón Kusulas, Rafael c.!. R. Internacio-
nal Resort S.A. y otros”, www.pjn.gov.ar].
Los casos en los que la Ley de Sociedades Comerciales prevé la responsabilidad directa y
personal de los directores o gerentes, no tienen relación directa con la doctrina del dis-
regard, sino con la comisión de ciertos ilícitos que van más allá del incumplimiento de
obligaciones legales o contractualesy para cuya concreción se aprovecha la estructura
societaria. En estos casos, el fin constitutivo de la sociedad es lícito, pues su existencia no
fue planteada para encubrir una responsabilidad personal (de allí que no resulte viable
descorrer el velo); pero si sus directivos, no solo hacen que la entidad incumpla sus obli-
gaciones sino que, además, incurren en actos o maniobras dirigidas a defraudar a ter-
ceros (trabajadores, sistema de seguridad social, etcétera) o a burlar la ley, quienes ocu-
pan cargos de dirección resultan responsables directamente, más allá de que también
comprometen económicamente al ente. No es lo mismo omitir el pago del salario o no
efectuarel depósito de los aportes y contribuciones en tiempo y forma (que son típicos
incumplimientos de índole contractual) que urdir maniobrastendientesa encubrir una
relación laboral o a disminuir la antigúedad real o a ocultar parte de la remuneración,
más allá del incumplimiento que estos actos suponen, configuran maniobras defrau-
datorias de las que resultan directa e inmediatamente responsables las personas físicas
que las pergeñan porque sus actos, más allá de constituir un ilícito delictual o cuaside-
lictual en el ámbito civil (art. 1072 y ss., CC) podrían llegar a encuadrar, incluso, en tipi-
ficaciones propias del derecho punitorio (arts. 172, 173 y conc., CPy ley 23.771). [CNAT,
Sala ll, 29/5/06, “Costa Núñez, Analía c. G 8: CSalud S.A. y otros”, www. pjn.gov.ar].
El carácter de socio gerente en la sociedad empleadora, porsísolo, no desplaza el régi-
men de responsabilidad societario, ya que la persona de los socios y directores de la
sociedad comercial empleadora no se confunde, en lo que conciernea imputación jurí-
dica, con la persona de existencia ideal codemandada. Tal extremo se produce solo
cuando se invoca y se acredita eficazmente que ha mediado una utilización fraudulen-
EL FRAUDE LABORAL 59

ta de la personalidad societaria, o que se ha desviado su objeto con el propósito de


encubrir un mero instrumento para violar la ley, el orden público o la buena fe (arg. art.
54, ap. 39, LSC). Si bien de las constancias de la causa no se advierten configurados tales
extremos, ello cobra virtualidad ineludible en la órbita del art. 274 de la ley 19.550, el
cual referido alos directores (en el caso socio gerente) de una sociedad comercial, esta-
blece que responden ¡limitada y solidariamente por el mal desempeño de su cargo,
según el criterio del art. 59, así como por la violación de la ley y por cualquier otro daño
producido por dolo, abuso de facultades o falta grave (art. 274, ya citado). La retención
de aportes sin efectivización concreta ante los organismos pertinentes durante varios
meses constituye una violación de la ley, la cual atendiendo a las pautas del ap. 2” del
artículo mencionado y a la calidad de socio gerente de una sociedad de responsabilidad
limitada (art. 157, LSC), se exhibe como una actuación individual que le es imputable.
[CNAT, Sala Il, 21/12/05, "Barrios, Ricardo c. Defence S.R.L. y otro”, www. pjn.gov.arl.
Cuando una sociedad anónima realiza actos simulatorios ilícitos tendientes a encubrir
un contrato de trabajo, resulta pertinente extender la responsabilidad patrimonial de
la entidad a los directores por vía de lo dispuesto por el art. 274 de la LSC; pero no por-
que deba caer el velo societario sino porque estos organizaron maniobras que no solo
estaban dirigidas a incumplir las obligaciones contractuales sino, además, a causar
lesiones en el patrimonio del trabajador y en sus derechos previsionales, a defraudar-
los personalmente y a defraudar al sistema de la seguridad social (conf. CNAT, Sala VII,
6/9/01, "Díaz, Ricardoc. Distribuidora NorteS.A. y otros”, DT, 2001-B-2311, con nota de
Pirolo, Miguel, Aspectos procesales de la responsabilidad solidaria, EDL, 2001-297).
[CNAT, Sala VI, 4/11/05, "Layampa, Amanda c. E MeuS.R.L. y otros”, www.pjn. gov.ar].
El armónico juego de los arts. 59 y 274 de la LSC, es muy claro en cuanto contempla la
responsabilidad personal, solidaria e ¡limitada de los administradores, representan-
tes y directores que através de sus conductas u omisiones, al margen de su comporta-
miento en relación a la normativa interna del ente societario, violen la legislación vi-
gente. Dicho accionar queda comprendido en una categoría de dolo, cuando, en una
de sus tres acepciones contempladas en el derecho común se admite que como causa
de incumplimiento contractual, compromete la responsabilidad del deudor moroso,
habida cuenta de que posee la intención deliberada de no cumplir, sin que sea nece-
sario acreditar la intención de producir el daño. En igual sentido el art. 521 del CC, ha-
bla de “inejecución maliciosa” que ha sido interpretada por la doctrina mayoritaria
como la inejecución configurativa del dolo en el incumplimiento contractual. La figu-
ra excluye la necesidad de la prueba de la intención de daño a los efectos de la confi-
guración del dolo. [CNAT, Sala VII, 24/11/09, “Romano, Irene Etelvina c. Campos, Ser-
gio Javier y otros”, www.pjn.gov.ar].

Va de suyo que la circunstancia que, en los supuestos comprendidos por los arts.
59, 1576274 dela LGS, nose desconozcala personalidad jurídica del ente, trae apa-
rejada como contrapartida la necesidad de determinar cuáles son los perjuicios
que con su actuar contrario a derecho provocó cada administrador. Así, en estos ca-
sos, no corresponde extender automáticamente la responsabilidad, sino en la me-
dida del perjuicio concreto ocasionado.
60 JOSÉ MANUEL SALGADO

Dicho de otro modo, el juez llamado a determinar la responsabilidad de cada


administrador, deberá establecer el nexo causal que existe entre el actuar contra-
rio a derecho endilgado y cada uno de los rubros respecto de los cuales se declare
la solidaridad.
Adviértase que el art. 59 de la LGS establece claramente que los administrado-
res que faltaren a sus obligaciones responderán por los daños y perjuicios que
“resultaren de su acción u omisión”. Refuerza este concepto la letra del art. 274 de
la referida ley, en cuanto dispone que ”... la imputación de responsabilidad se hará
atendiendo a la actuación individual cuando se hubieren asignado funciones en
forma personal de acuerdo con lo establecido en el estatuto, el reglamento o deci-
sión asamblearia ...”.
Vale decir que el supuesto de la responsabilidad de los administradores con-
templado por los arts. 59, 157 y 274 de la ley 19.550 prevé una obligación de res-
ponder en función de la actuación de cada uno de ellos y por los daños que se rela-
cionen con aquella actuación.

Esta exégesis ha sido receptada por diversos pronunciamientos:


Resulta responsable el codemandado, en su carácter de administrador de la sociedad
con sustento en los arts. 59 y 274 de la LSC, ya que no podía ignorar la seria irregulari-
dad que representaba la existencia de pagos no registrados (retenciones de aportes y
falta de ingreso oportuno a los organismos pertinentes), pero solo respecto de los
perjuicios que sean consecuencia de esa ¡licitud que, en el caso, están representados
por la indemnización derivada de la irregularidad registral, es decir la del art. 1? de la
ley 25.323. En cambio, no hay razón para hacerlo personalmente responsable por los
otros rubros reclamados (indemnización por despido, vacaciones, sueldo anual com-
plementario, etcétera), pues estos créditos tienen su origen en la prestación del tra-
bajo, o en simples incumplimientos contractuales, pero no en una actuación fraudu-
lenta de los socioso administradores. [CNAT, Sala 1!, 8/11/05, “Villalba, Evelina c. Akhe-
sa S.A. y otro”, www. pjn.gov.ar]).
La conducta dolosa y en violación a la ley, por parte de los administradores de una so-
ciedad, que los hace pasibles de la extensión de la responsabilidad, en los términos
de los arts. 54, 59 y 274 de la LSC, encuentra su limitación en los perjuicios que sean
consecuencia de tal ilicitud que, en el caso, están representados por las indemniza-
ciones derivadas de las irregularidades registrales y de la ruptura del contrato —mo-
tivada por la negativa de la demandada a subsanar tales irregularidades—. Ello es
así, porque la acción de responsabilidad contra los directores está sujeta a los presu-
puestos de la teoría general de la responsabilidad civil, entre los que se encuentra la
adecuada relación de causalidad entre la inconducta y el daño causado (CNCom.,
Sala E, 18/3/98, “Industrias Record S.A. c. Calvo, Marta”, LL, ejemplar del 31/8/98).
Este último requisito cumple la finalidad de precisar el alcance de la reparación ya
que el daño esindemnizable solo en la medida en que responde al hecho generador
como consecuencia jurídicamente atribuible al responsable (CNCom., Sala A, 8/9/04,
"Meza de Ruíz Días, Telma c. Transporte el Trébol y otros”, LL, ejemplar del 24/11/04).
EL FRAUDE LABORAL 61

[CNAT, Sala IV, 16/11/05, “Colman Rivera, Aníbal c. Geotécnica Cientec S.A. y otro”,
www. pjn.gov.ar].

No obstante, algunos fallos han atribuido responsabilidad a los administrado-


res societarios con fundamento en los arts. 59, 157 ó 274 de la ley 19.550, sin reali-
zar distinción alguna entre los diversos rubros que formaban parte del reclamo del
trabajador.

En esa dirección, se han dictado los siguientes pronunciamientos:


Conforme las disposiciones contenidas en la Ley Comercial, tanto los administradores
como los representantes del ente societario deben obrar con lealtad y con la diligen-
cia de un buen hombre de negocios. El incumplimiento de este deber por parte de los
primeros, los hace responder ¡limitada y solidariamente ante la sociedad, los accio-
nistas y los terceros por el mal desempeño de su cargo así como por la violación de la
ley, el estatuto o el reglamento y por cualquier otro daño producido por dolo, abuso
de facultades o falta grave (arts. 59 y 274, LSC). Por lo tanto, si en la gestión del nego-
cioincurren, por lo menos, con culpa grave deben responder ante el tercero (en el caso
el trabajador) que, como consecuencia del incumplimiento, sufre un daño. En el caso,
la accionada, pese a las retenciones efectuadas en el salario durante el período abril/di-
ciembre/01, no efectuó pago alguno a los organismos en concepto de aportes y con-
tribuciones. Tal conducta constituye un típico fraude laboral y previsional toda vez que
perjudica al sistema de seguridad social, al trabajador, al sector pasivo y ala comunidad
comercial y hace pasible la extensión de la condena a quienes se desempeñaron en con-
dición de presidente y gerente general de la firma demandada. [CNAT, Sala X, 31/5/04,
"Méndez, Reinaldo y otros c. San Sebastián S.A. y otros”, www. pjn.gov.arl.
En los supuestos de trabajo no registrado, no se verifica un incumplimiento aislado,
sino que existe un verdadero concilio de fraude destinado a ocultar hechos y conduc-
tas con la finalidad de sustraer al empleador del cumplimiento de sus obligaciones le-
gales. En este supuesto se advierte una metodología de gestión y administración em-
presarial destinada claramente a eludir la leyy las cargas fiscales correspondientes, a
través de las cuales, en definitiva, se pretende ocultar el verdadero desenvolvimiento
económico de la sociedad (art. 274, LSC). Por ello, comprobada la maniobra dolosa y
violatoria de la ley, y la participación directa y personal de la socia gerente en su con-
figuración cabe responsabilizar a esta última en los términos de los arts. 59, 157 y 274
de la ley 19.550. [CNAT, Sala 11, 21/2/07, “Vaisbuj, Bettina Cinthia c. Prieto, Ana Esther
y otro”, www.pjn.gov.ar].
En lossupuestos de trabajo parcialmente registrado, nose verifica un mero incumpli-
miento aislado, como podría ser el retraso en el pago de los salarios o su adeuda-
miento, sino que existe un verdadero concilio de fraude destinado a ocultar hechos y
conductas con la finalidad de sustraer al empleador del cumplimiento de sus obliga-
ciones legales. En el caso se advierte una metodología de gestión y administración
empresarial destinada claramente a eludir la ley y las cargas fiscales correspondientes
a través de las cuales, en definitiva, se pretende ocultar el verdadero desenvolvi-
miento económico de la sociedad (art. 274, LSC). En tal orden de saber, comprobada
62 JOSÉ MANUEL SALGADO

la maniobra dolosa y violatoria de la ley, y la participación directa y personal de la co-


demandada, en su carácter de socia gerente de la sociedad, corresponde responsabi-
lizar a dicha persona física en su calidad de administradora y representante de la so-
ciedad empleadora en los términos de lo normado en los arts. 59, 157 y 274 de la ley
19.550, en la medida que ha ocasionado perjuicios al trabajador afectado por su ac-
tuar ilícito. [CNAT, Sala Il, 7/2/13, “Tacla, Linda Graciela c. D'Urbano S.R.L. y otro”,
www.pjn.gov.ar|.

8 12. Administradores de sociedades


no incluidas en la ley 19.550

En lo que respecta a la responsabilidad que les cabe a los administradores de


personas jurídicas no incluidas en la ley 19.550, el tema resulta algo más complejo,
habida cuenta de la diversidad de normas que entran en juego.
Antes de entrar en el análisis de la responsabilidad que les cabe a estos adminis-
tradores, es preciso anticipar que el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación con-
tiene un dispositivo que, como se verá más adelante, debería interpretarse como la
consagración legal de una posición amplia en materia de responsabilidad de admi-
nistradores de personas jurídicas no comprendidas en la Ley General de Sociedades.
En efecto, el art. 144 del CCCN prevé, en términos similares al art. 54 de la ley
19.550, la inoponibilidad de la personalidad jurídica de la sociedad frente a la ac-
tuación que esté destinada a la consecución de fines ajenos a la persona jurídica,
constituya un recurso para violar la ley, el orden público o la buena fe o para frus-
trar derechos de cualquier persona.
Este dispositivo, entonces, permite ampliar la aplicación de la teoría de la deses-
timación para responsabilizar directamente a todas aquellas personas físicas que
hicieron posible esa actuación desviada, en las sociedades no incluidas en la ley
19.550. Sobre el tema se volverá más adelante (infra, punto d).
Pues bien, lo cierto es que, con el soporte legal anterior al Código Civil y Comer-
cial de la Nación, la jurisprudencia se mantuvo dividida en lo que respecta a la res-
ponsabilidad de los administradores de sociedades no comprendidas en la Ley
General de Sociedades 19.550.
Además, estas sociedades no comprendidas en la ley 19.550 se rigen por leyes
especiales, algunas de las cuales, no todas, prevén ciertos supuestos de responsa-
bilidad de sus administradores.

a) Administradores de cooperativas

Así, por ejemplo, la ley 20.337 de Cooperativas establece que, para estas socie-
dades ”... rigen supletoriamente las disposiciones del Capítulo II, Sección V, de la
Ley 19.550, en cuanto se concilien con las de esta ley y la naturaleza de aquellas”
(art. 118).
EL FRAUDE LABORAL 63

Vale decir que todo el articulado de la Sección V del Capítulo Il de la ley 19.550,
quese refiere alassociedades anónimas y que, por supuesto, comprende al art. 274
de dicha ley, debería aplicarse a las cooperativas, en cuanto resulte compatible con
este tipo de sociedades.
Y como nose advierte que la responsabilidad de los directores prevista en el art.
274 de la ley 19.550 pueda resultar incompatible con el régimen de las cooperati-
vas, es evidente que los miembros del consejo de administración del ente coopera-
tivo deberían responder como los directores de las sociedades anónimas.

En esa línea, se han dictado algunos pronunciamientos:


Si bien la cooperativa demandada tenía un objeto determinado y no había sido creada
para cometer irregularidades, el hecho de que la trabajadora percibiera su remunera-
ción en negro y la relación de trabajo se hubiera disfrazado como una locación de ser-
vicios, con pleno conocimiento del responsable principal de la cooperativa, lo hace res-
ponsable solidariamente respecto de las indemnizaciones derivadas del despido. El
fundamento normativo de dicha extensión surge de lo previsto en el art. 118 de la ley
20.337 que remite en forma supletoria a lo dispuesto en el Capítulo Il, Sección V de la
ley 19.550, o sea que resulta aplicable —al no existir norma que se le contradiga en la
Ley de Cooperativas—el art. 274 de la ley 19.550. [CNAT, Sala l, 19/9/00, “Torre, María c.
Cooperativa de Vivienda, Crédito y Consumo Dielmar Ltda. y otro”, www.pjn.gov.ar.

b) Administradores de asociaciones civiles

En cuanto a las asociaciones civiles, algunos pronunciamientos consideraron


aplicables, por analogía, las normas de la ley 19.550 que legislan en materia de res-
ponsabilidad de los administradores societarios, en tanto que otros fallos conside-
raron que resultaba procedente extender la responsabilidad a los administradores
por mal desempeño, aplicando para ello la figura del mandato, con sustrato en lo
dispuesto por el art. 1700 del CC, en cuanto establecía que: “Los administradores
de la sociedad, y los socios que la representan en cualquier acto administrativo,
tendrán las mismas obligaciones y derechos que el mandatario respecto del man-
dante, no habiendo en este Título disposición en contrario”. Luego, por aplicación
de las reglas del mandato, el mandatario (o administrador en el caso que estamos
analizando) responde frente a terceros cuando se ha excedido en los límites del
mandato (art. 1930, CC).

En este sentido se han dictado algunos pronunciamientos:


Habiéndose establecido la existencia de actos dolosos por parte de la asociación civil
accionada, no cabe duda acerca de que su presidenta debe responder solidariamen-
te, aplicando por analogía las disposiciones del Código Civil referentes a las obliga-
ciones del mandatario, esto es arts. 1933, 1935 y 1936 del CC. [CNAT, Sala VI, 17/12/07,
"Toledo, Juan Carlos c. Asociación Civil Tupa Rape y otro s/Despido”, www.pjn.gov.ar].
64 JOSÉ MANUEL SALGADO

Por supuesto que otros fallos desconocieron —lisa y llanamente—-la posibilidad


de extender la responsabilidad a los administradores de una asociación civil, en au-
sencia de una norma específica que establezca esa posibilidad.
En ese sentido, se han dictado varias sentencias:
No existe norma que contemple la responsabilidad solidaria de los integrantes del ór-
gano directivo de las asociaciones civiles frente a terceros y no corresponde aplicar en
forma analógica las disposiciones que la ley 19.550 establece al respecto. Ello es así,
pues las sociedades comerciales tienen por objeto obtener alguna utilidad apreciable
en dinero, mientras que las asociaciones civiles se caracterizan por ser personas jurí-
dicas que se constituyen con un objeto de bien común (conf. art. 33, CC) y sin propósi-
to de lucro. [CNAT, Sala IV, 30/10/07, “Ipes, Hugo Alfredo c. Asociación Civil Nuevas
Olimpíadas Especiales Argentinas y otro”, www.pjn.gov.ar].
La condición de organizaciones civiles sin fines de lucro (no comerciales), excluye la
posibilidad de aplicárseles una normativa referida a la ley de sociedades comerciales;
ni es trasladable analógicamente ese marco normativo para establecer supuestos de
responsabilidad previstos para otras situaciones y ámbitos, porque salvo convención
en particular, la solidaridad solo puede ser impuesta legalmente. [CNAT, Sala X,
3/2/115, “Pascuales, Susana Beatriz c. Asociación Civil Movimiento de Acción Comuni-
taria y otro”, www.pjn.gov.ar].

c) Administradores de fundaciones

Las fundaciones, por su parte, poseen una normativa específica —la ley
19.836— cuyo art. 19 establece lo siguiente: “Los derechos y obligaciones de los
miembros del consejo de administración serán regidos por las reglas del mandato,
en todo lo que no esté previsto en esta ley, en el estatuto o en las reglamentacio-
nes. En caso de violación de las normas legales o estatutarias, los miembros del con-
sejo de administración se harán pasibles de la acción por responsabilidad que po-
drá promover la fundación o la autoridad administrativa de control, sin perjuicio
de las sanciones de indole administrativa y medidas que esta última pueda adop-
tar respecto de la fundación y de los integrantes de dicho consejo”.
Del texto claro de la ley se desprende, a mi modo de ver sin ninguna hesitación,
que quienes dirigen una fundación, conforme a su normativa específica, deberían
responder en forma personal por actos cometidos en violación a la ley, desde que
dicha consecuencia se encuentra comprendida en las reglas del mandato, que ex-
presamente se declaran aplicables en el art. 19 de la ley 19.836.

Además, algunos pronunciamientos han declarado aplicables también, por


analogía, las normas contenidas en la ley 19.550 que legislan en materia de res-
ponsabilidad de los miembros del directorio de una sociedad anónima.
En atención a que el coaccionado integró el órgano de dirección de la entidad emple-
adora (erasocio fundador y presidente vitalicio) y, en la medida en que esta mantuvo
EL FRAUDE LABORAL 65

la relación en forma marginal —sin la adecuada registración— es indudable que re-


sulta procedente la extensión de la responsabilidad a la persona física codemandada,
en virtud de lo establecido en los arts. 59 y 274 dela LSC, analógicamente aplicables a
la responsabilidad de los administradores y directores de las entidades civiles por vía
de los dispuesto en losarts. 11 de la LCTy del art. 16 del CC. [CNAT, Sala ll, 22/4/08, "Ha-
gen, Guillermina Sara c. Fundación Buenas Ondas y otros", www. pjn.gov.ar].

Sin embargo, algunos pronunciamientos, desconocieron la posibilidad de res-


ponsabilizar al presidente de una fundación, aduciendo que la norma específica
(art. 19, ley 19.836) no prevé la responsabilidad frente a terceros, sino respecto de
la fundación misma, o que las normas de la Ley General de Sociedades 19.550 no
pueden ser aplicadas analógicamente, máxime cuando se trata de sociedades sin
fines de lucro.
Las fundaciones, al ser organizaciones civiles sin fines de lucro (no comerciales), con
un objeto institucional de bien común, excluye la posibilidad de aplicarle una norma-
tiva referida a la ley de sociedades comerciales; nies trasladable analógicamente ese
marco normativo para establecer supuestos de responsabilidad previstos para otras
situaciones y ámbitos, porque salvo convención en particular, la solidaridad solo pue-
de ser impuesta legalmente (o sea, por una norma expresa). [CNAT, Sala X, 20/4/12,
"Fundación Universidad de Belgrano Dr. Avelino Porto c. Núñez, Néstor Fabián s/Con-
signación”, www.pjn.gov.ar].

d) La cuestión a partir del nuevo Código Civil y Comercial

Pues bien, finalmente, como se lo anticipó ut supra, la cuestión vino a quedar


zanjada porel nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, en tanto que su art, 144
dispone: “La actuación que esté destinada a la consecución de fines ajenos a la per-
sona jurídica, constituya un recurso para violar la ley, el orden público o la buena fe
o para frustrar derechos de cualquier persona, se mputará a quienes a título de so-
cios, asociados, miembros o controlantes directos o indirectos, la hicieron posible
guienes responderán solidaria e ¡limitadamente por los perjuicios causados. Lo dis-
puesto se aplica sin afectar los derechos de terceros de buena fe y sin perjuicio de
las responsabilidades personales de que puedan ser pasibles los participantes en
los hechos por los perjuicios causados”.
El texto de la normanos permite extraer dos conclusiones muy importantes; una
evidente y la otra no tan ostensible.
La primera y más fácil conclusión que se extrae del texto de la norma es que ya
no puede discutirse si la doctrina del disregard societario es aplicable —o no—alas
sociedades no comprendidas en la Ley General de Sociedades 19.550.
Tal como se expresa en los fundamentos del Anteproyecto de Código Civil y Co-
mercial de la Nación, el art. 144 reconoce que la utilización desviada de la perso-
nalidad jurídica de la sociedad es susceptible de producirse en cualquiertipodeen-
66 JOSÉ MANUEL SALGADO

tidad, y de ahí la necesidad de contar con una norma general que brinde la plata-
forma jurídica necesaria para echar a andar este eficaz remedio anti fraude.
La segunda conclusión que corresponde extraer del texto de la norma es que
esta opera en el terreno de la actuación de la persona jurídica (no de su creación),
por lo que la responsabilidad solidaria e ilimitada de socios, asociados, miembros o
controlantes no requiere la existencia de una persona jurídica creada para violar la
ley, el orden público o la buena fe, o para frustrar derechos, sino que será la actua-
ción desviada la que impondrá el descorrimiento?.

8 13. Lajurisprudencia después de «Carballo»


y «Palomeque»
En fecha 31/10/02, la Corte Suprema de Justicia de la Nación descalificó uno de
los tantos pronunciamientos dictados por la justicia nacional del trabajo en el que
se había declarado la responsabilidad solidaria del presidente de una sociedad
anónima, con argumentos que, comose verá más adelante, fueron luego asumidos
por muchos de los tribunales inferiores como una directriz trazada por el cimero
tribunal de la Nación para la interpretación restrictiva de los arts. 54, 59, 157 y 274
de la Ley General de Sociedades 19.550.
En efecto, en la fecha señalada (31/10/02), la Corte Suprema de Justicia de la Na-
ción se pronunció en la causa "Carballo, Atilano c. Kanmar S.A. (en liquidación) y
otros”, disponiendo revocar lo decidido por la Sala IX de la Cámara Nacional de
Apelaciones del Trabajo, en cuanto había decidido extender la responsabilidad al
presidente de la entidad empleadora con relación a las indemnizaciones por des-
pido adeudadas al trabajador.
En su lacónico pronunciamiento, la Corte no hace más que adherir al dictamen
—también escueto—del procurador fiscal, doctor Felipe Daniel Obarrio, en el que,
lejos de realizar un profundo análisis de la normativa aplicable y su correcta exé-
gesis, se alude a la falta de pruebas que permitan la aplicación de una causal de res-
ponsabilidad en materia societaria que tiene carácter excepcional.

En el dictamen del procurador fiscal, que la Corte hace suyo, textualmente se


expresa:
"Si bien lo atinente a la interpretación y aplicación de normas de derecho común es,
en principio, ajeno a la vía excepcional del art. 14 de la ley 48, reiterada jurispruden-
cia de la Corte ha establecido que es condición de validez de los pronunciamientos
judiciales que ellos sean fundados y constituyan derivación razonada del derecho
vigente con aplicación a las circunstancias comprobadas de la causa, así como que

2 Massot, en Código Civil y Comercial de la Nación. Analizado, comparado y concordado,


Alberto J, Bueres (dir.), 2014,t. 1, p. 158.
EL FRAUDE LABORAL 6/

ellostomen debidamente en cuenta las alegaciones decisivas formuladas por las par-
tes (CSJN -Fallos, 303:1148).
Estimo que la sentencia de autos no cumple dichos recaudos toda vez que ha vulne-
rado las garantías constitucionales invocadas por el recurrente, relativas al derecho
de propiedad y de defensa en juicio, entanto se ha extendido al director de una socie-
dad anónima la condena dictada contra la empresa, subvirtiendo las reglas sobre car-
ga probatoria aplicables en la materia.
Es que los jueces laborales han hecho aplicación de una disposición de la Ley de Socie-
dades que no constituye una derivación razonada del derecho vigente, pues se con-
trapone con principios esenciales del régimen societario. Han prescindido de consi-
derar que la responsabilidad diferenciada de la sociedad y sus administradores cons-
tituye el eje sobre el quese asienta la normativasobre sociedades anónimas y que esta
conforma un régimen especial que se explica porque aquellas constituyen una herra-
mienta que el orden jurídico provee al comercio como uno de los principales motores
de la economía. Desde esa perspectiva, resulta irrazonable que el simple relato del
actor sin mencionar el respaldo de otras pruebas producidas en la causa, tenga la vir-
tualidad de generar la aplicación de una causal de responsabilidad en materia socie-
taria que tiene carácter excepcional, sin la debida justificación.
A mi modo de ver, cabe en consecuencia hacer lugar a los agravios vinculados a que la
sentencia ha omitido el tratamiento de cuestiones conducentes para la adecuada
solución de la causa (B.213.XXV, autos 'Behrensen G. E. c. Ferrocarriles Argentinos
s/Daños y perjuicios", del 30/11/93, CSIN-Fallos, 316:2602; 5.418.XXl, autos 'Samuel,
Santiago Ponciano y Tiburci c. Gobierno Nacional", del 8/9/87, CSIN-Fallos, 310:1764),
toda vez que aquella no se hizo cargo de las objeciones del apelante relativas a la fal-
ta de acreditación de los extremos que tornen aplicable el art. 59 de la Ley de Socie-
dades”.

Como se ve, el fallo del cimero tribunal de la Nación, que solo se apontoca en el
dictamen transcripto, no se sostiene, en tanto que se contradice con doctrina de la
propia Corte al inmiscuirse en el análisis de cuestiones de derecho común y prue-
bas, sin siquiera invocar la doctrina de la arbitrariedad, ni mucho menos demostrar
que se ha formulado una absurda o irrazonable valoración de los elementos pro-
batorios agregados a la causa.
Cabe puntualizar, atodo evento, que la doctrina de la arbitrariedad es de carác-
terexcepcional y no autoriza al tribunal a sustituir el criterio de los jueces de las ins-
tancias ordinarias por el suyo propio en la decisión de cuestiones no federales, y
exige para su procedencia un apartamiento inequívoco de las normas que rigen el
caso o una absoluta falta de fundamentación
?0-
Si la Corte Suprema entrara a conocer el fondo de un litigio con el propósito de
fijar la recta interpretación de la ley común aplicable y conseguir, porese medio, la

10 CSIN-Fallos, 320:1546; 322:1690; 326:297, entre muchos otros.


68 JOSÉ MANUEL SALGADO

uniformidad jurisprudencial sobre el punto, ejercería una facultad ajena al recur-


so extraordinario federal??.
La intervención de la Corte Suprema de Justicia de la Nación notiene por obje-
to sustituira los jueces de la causa en temas que lesson privativos, ni corregir fallos
equivocados, o que se reputen como tales. Si así no fuera, la Corte podría encon-
trarse en la necesidad de rever los fallos de todos los tribunales de toda la Repúbli-
ca en toda clase de causas, asumiendo una jurisdicción más amplia que la que le
confieren los arts. 100 y 101 de la CN, y 3? y 6? de la ley 4055. De ahí que la inter-
vención de la Corte, en el excepcionalísimo supuesto de arbitrariedad de sentencia
se circunscribe a descalificar los pronunciamientos que, por la extrema gravedad
de sus desaciertos u omisiones, no pueden adquirir validez jurisdiccional ??,
Pero lo más importante del caso es que, tratándose de una cuestión de derecho
común, la decisión adoptada no puede jamás fijar una doctrina interpretativa que
pueda considerarse vinculante para los jueces inferiores.
Además, el fallo se apontoca en cuestiones de prueba propias de esa causa, las
que, huelga decirlo, no pueden erigirse en una directriz exegética sobre las normas
en juego.
Posteriormente, en fecha 3/4/03, la Corte Suprema de Justicia de la Nación sen-
tenció en los autos caratulados: "Palomeque, Aldo René c. Benemeth S.A. y otros”,
revocando lo decidido por la Sala X de la Cámara Nacional de Apelaciones del Tra-
bajo, que había condenado, en forma solidaria, a quienes fueron socios y directo-
res del ente empleador.
Otra vez el más Alto Tribunal de la Nación dictó un lacónico fallo, el que exclusi-
vamente se fundó en el dictamen del procurador fiscal, doctor Felipe Daniel Obarrio.
En su dictamen, el procurador fiscal de la Nación basó su opinión en cuestiones
de prueba propias de esa causa sin mencionar —mucho menos fundamentar— que
se hayan alterado las reglas de la lógica o que se haya incurrido en absurdo.
Así, se expuso en el mencionado dictamen: "En el caso, estimo que la sentencia
no cumple dichos recaudos, en tanto que no ha quedado acreditado que estemos
en presencia de una sociedad ficticia o fraudulenta, constituida en abuso del dere-
cho y con el propósito de violar la ley (v. fs. 45), que, prevaliéndose de dicha perso-
nalidad, afecta el orden público laboral o evade normas legales, extremo al que se
añade que tampoco se advierte —en rigor, no lo ha postulado así el decisorio de la
Sala— que estén reunidos los elementos necesarios para considerar que entre los
co- demandados a título personal y el actor existía un contrato de trabajo (fs. 451).

11. CSJN, 22/12/09, “Benítez, Horacio Osvaldo c. Plataforma Cero S.A. y otros”, www. pjn.
gov.ar.
12 CSJN, 22/12/09, “Benítez, Horacio Osvaldo c. Plataforma Cero S.A. y otros”, www.pjn.
gov.ar; del voto de la doctora Carmen María Argibay.
EL FRAUDE LABORAL 69

En el marco precedentemente descripto, aprecio que los jueces han prescindido


de considerar que la personalidad diferenciada de la sociedad y sus socios y admi-
nistradores constituye el eje sobre el que se asienta la normativa sobre sociedades
anónimas y que esta configura un régimen especial porque aquellas constituyen
una herramienta que el orden jurídico provee al comercio como uno de los rele-
vantes motores de la economía. Desde esta perspectiva, no alcanzo a advertir que,
el contexto probatorio del caso, posea virtualidad suficiente como para generar la
aplicación de una causal de responsabilidad en materia societaria de orden excep-
cional, sin la suficiente y concreta justificación; ni que los motivos expresados pro-
vean del debido sustento a la inteligencia conferida al precepto en examen”.
Del dictamen, que la Corte hace suyo, como único sustrato de su decisión, se des-
prende que el cimero tribunal de la Nación se ha constituido en una suerte de ter-
cera instancia, al revisar el análisis de las pruebas efectuado por el tribunal a quo,
sin anteponer ningún otro argumento, más que su propio criterio respecto de la
evaluación de tales pruebas.
Ergo, se ha dictado un fallo que, contrariamente a losostenido por algunos pro-
nunciamientos de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo posteriores a
“Carballo” y “Palomeque”, no posee (o mejor dicho no debería poseer) ningún ti-
po de carácter vinculante para el resto de los tribunales inferiores.
No solamente porque ambas sentencias remiten a cuestiones de prueba propias
de cada una de tales causas, sinotambién porqueresuelven sobre cuestiones de de-
recho común, cuya naturaleza obsta a la obligatoriedad de aquellos fallos para los
tribunales inferiores.
Ello es así, porque el recurso extraordinario federal, en nuestro sistema, no tie-
ne como finalidad unificar la interpretación jurisprudencial contradictoria de las
leyes nacionales de carácter común, o de derecho local, respecto de situaciones de
hecho similares, razón por la cual no resulta pertinente extender la autoridad de
los fallos de la Corte Suprema de la Nación a otros temas que no sean constitucio-
nales o federales?”.
Es más, fue la propia Corte quien se ha encargado de descalificar pronuncia-
mientos de tribunales inferiores que solo se apoyaron en un supuesto criterio del
más Alto Tribunal de la Nación en cuestiones de derecho común, sin fundamentar
debidamente en la ley la decisión adoptada.

Así, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha resuelto:


La decisión del a quo, en tanto no se apoya en un criterio propio sobre la interpreta-
ción y alcances del antedicho precepto, sino quese reduce a un estricto apego ala doc-
trina mayoritaria de “Rodríguez, Juan Ramón c. Compañía Embotelladora Argentina

13 Hitters, Técnica de los recursos extraordinarios y de la casación, 1984, ps. 236 y 237.
70 JOSÉ MANUEL SALGADO

S.A. y otro” (CSIN-Fallos, 316:713), debe ser dejada sin efecto con el objeto de que la
cuestión litigiosa sea nuevamente resuelta en la plenitud jurisdiccional que le es pro-
pia a los jueces de la causa. [CSJN, 22/12/09, “Benítez, Horacio Osvaldo c. Plataforma
Cero S.A. y otros”, www.pjn.gov.arl.

No obstante lo expuesto, seguramente en virtud del efecto inercial que produ-


cen decisiones del más alto tribunal de la Nación y la natural tendencia a la como-
didad de resolver conforme a conocidos precedentes, muchos pronunciamientos
han desestimado la responsabilidad de los socios, controlantes y administradores
societarios, argumentando solamente que, conforme lo resuelto en “Carballo” y
“Palomeque”, las normas que extienden la responsabilidad a “terceros” deben ser
interpretadas restrictivamente y que dicha extensión solo resulta procedente
cuando se demuestra que la sociedad ha sido constituida (desde su misma génesis)
con fines defraudatorios.
Es decir que muchos tribunales han visto en “Carballo” y “Palomeque”, a mi jui-
cioequivocadamente, una directriz relativa a la exégesis de las normas involucradas.

En esa línea, se han dictado los siguientes pronunciamientos:


El depósito con atraso de los aportes previsionales y el no pago de los mismos duran-
te el último período de la relación no constituyen razón suficiente para hacer exten-
siva la condena a los integrantes de la sociedad demandada, pues no se puede pres-
cindir de considerar la personalidad diferenciada de la sociedad y sus socios y admi-
nistradores, a menos que se acredite que la sociedad esficticia o fraudulenta y que fue
constituida en abuso de derecho y con el propósito de violar la ley, prevaleciéndose de
dicha personalidad (cfr. CSJN, in re "Carballo, Atilanoc. KanmarS.A.”, JA, 2003-1, supl.
fasc. 8, p.86y "Palomeque, Aldo c. Benemeth 5.A.”, sent. del 3/4/03). Si bien es cierto
que las sentencias del Superior Tribunal no tienen la obligatoriedad de un fallo ple-
nario y que solo deciden en los procesos concretos que le son sometidos, los tribuna-
les inferiores tienen el deber de conformar sus decisiones a aquellos (CSJN-Fallos,
307:1094). Ello es así, por cuanto por disposición de la Constitución Nacional y de la co-
rrespondiente ley reglamentaria, la Corte Suprema tiene autoridad definitiva para la
justicia de la República (arts. 116, CN y 14, ley 48, CSIN-Fallos, 212:51). [CNAT, Sala 1,
27/10/05, "Rey Castro, José c. San Sebastián S.A. y otro”, www.pjn.gov.ar].

El art. 54 de la Ley de Sociedades, para la procedencia de la condena solidaria alos so-


cios, hace expresa referencia a los fines extra societarios, osea ajenos al objeto social,
por lo tanto ilícitos. El incumplimiento de las obligaciones legales, aunque las mismas
causen daño auntercero (trabajador), no puede afirmarse que tienen como causa efi-
ciente el uso indebido de la sociedad. En el caso, nose había acreditado válidamente
la utilización de la persona jurídica con fines extra societarios, sino que existieron in-
cumplimientos contractuales que obligan al ente social, pero no asus socios, toda vez
que no se acreditó la actuación de una sociedad ficticia o fraudulenta, constituida en
abuso del derechoy con el propósito de violar la ley. A ello cabe agregar que en el mis-
mo sentido se ha pronunciado la Corte Suprema en cuanto entendió improcedente
EL FRAUDE LABORAL 21

extender la responsabilidad a los socios y/o administradores a título personal en la me-


dida en que “no ha quedado acreditado que estemos en presencia de una sociedad fic-
ticia o fraudulenta, constituida en abuso de derecho y con el propósito de violar la ley
que, prevaliéndose de dicha personalidad, afecta el orden público laboral o evade nor-
mas legales” (CSJN, "Palomeque, Aldo c. BenemethS.A. y otro”, del 3/4/03). [CNAT, Sala
Y, 17/11/04, "Vicente, Sergio c. Satelital Trust S.A. y otros”, www.pjn.gov.ar].
No corresponde hacer lugar al pedido de responsabilidad solidaria de la socia geren-
te de un instituto de enseñanza privada, toda vez que como tiene resuelto la Corte
Suprema de Justicia de la Nación en el precedente "Palomeque c. Benemeth 5.A.” no
es operativa la norma del art. 54 de la Ley de Sociedades mientras no se acredite la
existencia de una sociedad ficticia o fraudulenta, constituida en abuso del derecho y
con el propósito de violar la ley, y que, prevaleciéndose de dicha personalidad afecte
el orden público laboral. La irregularidad registral citada por el actor no constituye
uno de los supuestos de procedencia de la norma, ya que resulta claro de la causa el
objetivo comercial del emprendimiento y su efectiva actuación en el ámbito educati-
vo, prestando los servicios propios de su objeto y no pudiéndose inferir que el ente so-
cietario haya sido creado con la finalidad prevista en el citado art, 54 de la ley 19.550.
[CNAT, Sala VIII, 30/6/05, “Miño, Daniel Rolando c. Instituto Saint Exupery S.R.L. y
otro”, www.pjn.gov.ar].
Resulta insoslayable que del contrato social nace una persona jurídica distinta de la
persona de los socios y administradores (art. 2”, ley 19.550), no pudiéndose prescindir
de considerar que”... la personalidad diferenciada de la sociedad y sus socios y admi-
nistradores constituye el eje sobre el que se asienta la normativa sobre sociedades
anónimas y que esta configura un régimen especial porque aquellas constituyen una
herramienta que el orden jurídico provee al comercio como uno de los relevantes mo-
tores de la economía...” —dictamen del procurador general, in re "Palomeque, Aldo
c. Benemeth S.A. y otro” que compartiera la Corte Suprema (3/4/03) —. Si no seinvocó
ni se probó que la persona jurídica en cuestión fue constituida en abuso de derecho y
con el propósito de violar la ley, y que prevaleciéndose de dicha personalidad afecta-
ra el orden público o evadiera normas legales, no corresponde extender la responsa-
bilidad a los socios frente a los créditos reconocidos a la accionante. [CNAT, Sala 1X,
11/12/03, “Quintero de Moreno, Dalmacia c. Industrias Metalúrgicas Imperio S.A. y
otro”, www.pjn.gov.ar].

En sentido similar, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires


también se ha inclinado por una postura restrictiva a la hora de extender la res-
ponsabilidad a los socios de una persona jurídica frente a la actuación de la socie-
dad enmarcada en la hipótesis prevista en el art. 54 de la ley 19.550.
En esesentido se han dictado diversos pronunciamientos del cimero tribunal de
la Provincia de Buenos Aires:
Se inhibe la aplicación indiscriminada de la desestimación de la personalidad jurídica
del ente societario, en aquellos supuestos en que solo se comprueba la falta o irregu-
lar registración de datos relativos al empleo, por cuanto el ordenamiento laboral ha
72 JOSÉ MANUEL SALGADO

fijado genuinos instrumentos para combatir y contrarrestar la evasión y el fraude la-


boral del denominado trabajo “en negro” (...) El instituto de la inoponibilidad de la
personalidad jurídica societaria opera cuando el o los actosilicitos aislados cometidos
por la sociedad son, en rigor, actos cometidos por los socios valiéndose de la sociedad
como instrumento, situación que no se configura cuando una entidad regularmente
constituida, con auténticos fines, en su actividad social comete actos ilegales sancio-
nados expresamente por la ley, como es el caso del empleo no registrado o deficien-
temente registrado, toda vez que en dicho supuesto no se utilizó la sociedad como un
instrumento para la comisión de dichas irregularidades. [SCBA, 31/8/05, “Ávila, Carlos
Alberto c. Benjamín Gurfein S.A. y otros”, L. 81.550, www.juba.scba.gov.ar!.

Sin embargo, el mismo tribunal se encargó de dejar establecido que el carácter


restrictivo que —según un declamado acatamiento a los precedentes de la Corte
Suprema ya citados— correspondía atribuirle a la exégesis del art. 54 de la ley
19.550, no comprendía al supuesto de la extensión de responsabilidad a los admi-
nistradores societarios.

Así, como lo expuso con claridad el doctor Juan Carlos Hitters al dar su voto en
el precedente señalado en párrafos anteriores, quedó excluida del análisis del tri-
bunal la responsabilidad que dimana de los arts. 274 y 157 de la Ley General de So-
ciedades 19.550.
Importa por ende resaltar que, de las normas citadas por el recurrente, solo la viola-
ción del art. 54 de la Ley de Sociedades (en concordancia con los arts. 14y 29, LCT) pue-
de ser objeto de tratamiento en esta instancia. Ello así, dado que no hubo postulación
orientada a la aplicación del instituto de la responsabilidad solidaria de los directores
de la sociedad anónima (art. 274, LSC), sino directamente al “corrimiento del velo” so-
cietario (art. 54, cuerpo citado) —del voto del doctor Juan Carlos Hitters—. [SCBA,
31/8/05, "Ávila, Carlos Alberto c. Benjamín Gurfein S.A. y otros”, L. 81.550,
www.juba.scba. gov.arl.

En mi opinión, como ya se dijo, no existe una verdadera doctrina emanada de la


Corte Suprema de Justicia de la Nación a la hora de interpretar el alcance que debe
reconocerse a las normas que establecen supuestos de responsabilidad de los so-
cios, controlantes o administradores societarios (arts. 54, 59, 157 y 274, ley 19.550).
En ese sentido, se destaca un fallo de la Sala X de la Cámara Nacional de Apela-
ciones del Trabajo, cuyas conclusiones, a mi modo de ver, lucen conciliables con el
sustrato normativo vigente y también —como vimos— con jurisprudencia de la
propia Corte (CSJN, "Benítez, Horacio Osvaldo c. Plataforma Cero S.A. y otro”, del
22/12/09), en cuanto establece que sus decisiones noson vinculantes cuando se tra-
ta de la interpretación de normas de derecho común.
La práctica de no registrar ni documentar parte del salario efectivamente convenido
y pagado al trabajador, comúnmente denominada “pago en negro” y prohibida por
EL FRAUDE LABORAL 73

los arts. 140 de la LCTy 10 de la ley 24.013, constituye un típico fraude laboral cuyas
consecuencias perjudican al trabajador y a la comunidad toda, correspondiendo se
extienda la responsabilidad a los directores de la sociedad anónima demandada en
virtud de lo dispuesto por el art. 274 de la ley 19.550, No obsta a esta conclusión lo re-
suelto por la Corte Suprema en los precedentes "Carballo, Atilano c. KanmarS.A. (en
liquidación)” y “Palomeque, Aldo c. Benemeth S.A.”, del 3/4/03, toda vez que no con-
tienen una referencia a la norma antescitada. Por otra parte, setrata de precedentes no
vinculantes para los tribunales inferiores ya que siendo una norma de derecho común,
tanto la Constitución (arts. 75, inc. 12, 116 y 117) como la ley (art. 15, ley 48), impiden el
acceso del Alto Tribunal a la interpretación o aplicación de ese tipo de disposiciones.
[CNAT, Sala X, 13/8/03, “Daverio, Gabriela c. Seven SeasS.A. y otros”, www.pjn. gov.ar].
Capítulo Ill
La interposición fraudulenta
de las agencias de servicios eventuales
———

8 14. Introducción

Comoessabido, son numerosas las empresas que contratan trabajadores porin-


termedio de agencias de servicios eventuales para el cumplimiento de tareas que
no reúnen las características que justifican tal tipo de contratación.
Algunas empresas, incluso, mantienen durante años a varios trabajadores de-
sempeñándose en esas condiciones, no obstante que, en tales casos, resulta pal-
maria la falta de eventualidad que exige la ley.
Lasrazones por las cuales algunas empresas apelan a este tipo de contratación,
haciendo un uso indebido de ella, son variadas. Algunas utilizan la interposición
de una agencia de servicios eventuales como una forma de extender, en los he-
chos, el plazo legal del contrato de trabajo a prueba (art. 92 bis, LCT); así el ingre-
so de trabajadores nuevos se canaliza por conducto de una agencia y luego se
efectiviza al trabajador solo cuando se considera sobradamente comprobado que
tiene las cualidades que se buscan para cubrir ese puesto de trabajo. Otras —inclu-
so— mantienen un importante porcentaje de sus trabajadores contratados por
agencias por motivos sindicales (o mejor dicho antisindicales) para restarle capa-
cidad de acción alsindicato que represente alos trabajadores de la empresa. Están
también las que simplemente prefieren organizar y dirigir el trabajo con mayor
discrecionalidad, apelando a la mayor predisposición a la sumisión que tendrán
los trabajadores contratados por intermedio de una agencia, merced a su absolu-
ta falta de estabilidad. En definitiva, el abuso de esta forma de contratación cons-
tituye un típico fraude destinado a precarizar las condiciones de trabajo de quie-
nes son objeto de la misma, pero también del resto de los trabajadores, por efec-
to de la división que se produce en el ámbito de una empresa (entre trabajadores
efectivos y "por agencia”) y la consecuente pérdida de capacidad negocial que
genera esta división.
Además, los empresarios que recurren a este tipo de fraude saben que frente a
una demanda judicial, y no obstante la solidaridad prevista por el art. 29 de la LCT,
76 JOSÉ MANUEL SALGADO

será la agencia quien, por motivos comerciales, tratará de buscar algún tipo de
acuerdo con el trabajador, de cuyos gastos se hará cargo, o bien afrontará la even-
tual condena solidaria que se imponga a ambas (agencia y usuaria), con la eviden-
te finalidad de mantener la relación con el cliente (la empresa usuaria) y en gene-
ral no exponerse a una pérdida de prestigio en el mercado.
En este capítulo analizaremos cuáles son los casos en los que se comete el frau-
de, y cuáles son las herramientas que se pueden utilizar para conjurarlo.

$ 15. Interposición vs. intermediación

Antes de abordar de lleno el tema central de este capítulo (el fraude que se co-
mete con la interposición de las agencias de servicios eventuales) corresponde deli-
mitar el concepto de “interposición” y distinguirlo del de “intermediación”, por-
que nose trata de sinónimos y, como se verá, el primero de ellos ya está sugiriendo
la idea del fraude.
Mientras que el intermediario es alguien que vincula a dos personas y allí ter-
mina su gestión, quien se interpone asume un rol permanente; destinado a per-
manecer entre ambos sujetos de la relación.
Intermediario es quien media entre dos o más personas para arreglar un nego-
cio?, mientras que la persona interpuesta es quien permanece entre ambos, asu-
miendo, generalmente, un rol que no le compete. Persona interpuesta es quien se
presta para realizar un acto o un negocio jurídico como si fuera propio, pero que
en realidad afecta a otra persona, verdadera interesada en el asunto?.

$ 16. Interposición. Principio general y excepción a la regla

El art. 29 de la LCT establece que: “Los trabajadores que habiendo sido contra-
tados por terceros con vista a proporcionarlos a las empresas, serán considerados
empleados directos de quien utilice su prestación.
En tal supuesto, y cualquiera que sea el acto o estipulación que al efecto con-
cierten, los terceros contratantes y la empresa para la cual los trabajadores presten
o hayan prestado servicios responderán solidariamente de todas las obligaciones
emergentes de la relación laboral y de las que se deriven del régimen de la seguri-
dad social.
Los trabajadores contratados por empresas de servicios eventuales habilitadas
por la autoridad competente para desempeñarse en los términos de los arts. 99 de

' Ossorio, Diccionario de ciencias jurídicas, políticas y sociales, 2? ed., 1974, p. 530,
¿ Ossorio, Diccionario de ciencias jurídicas, políticas y sociales, 2% ed., 1974, p. 749.
EL FRAUDE LABORAL 17

la presente y 77a 80 de la Ley Nacional de Empleo, serán considerados en relación


de dependencia, con carácter permanente continuo o discontinuo, con dichas em-
presas”.
La interposición se encuentra entonces sancionada por el art. 29 de la LCT, que,
para el supuesto de trabajadores contratados para que presten sus servicios a favor
de un tercero, declara la solidaridad de quien contrata y de quien utiliza tales ser-
vicios, portodas las obligaciones emergentes de la relación laboral y las que se deri-
ven del régimen de la seguridad social.
Esta norma, además, establece que los trabajadores contratados en tales con-
diciones serán considerados como empleados directos de quien utilice sus servi-
cios, circunstancia que se deriva también del principio de primacía de la realidad
(art. 14, LCT) y que no obsta a la responsabilidad solidaria del sujeto interpuesto,
en tanto que así lo establece expresamente el citado art. 29 de la LCT. Sin desco-
nocer que el verdadero empleador es el usuario de los servicios, la norma impone
también un mayor recaudo en beneficio del trabajador (la solidaridad del sujeto
interpuesto).
Si bien el principio general —como se vio— establece que se considera como
verdadero empleador a quien se vale de los servicios del trabajador, la parte final
del art. 29 de la LCT establece una excepción a esta regla, para el caso de los traba-
jadores contratados por intermedio de empresas de servicios eventuales habilita-
das por la autoridad competente y que además hayan sido contratados para de-
sempeñarse en las condiciones previstas por el art. 99 de la misma ley. Vale decir,
trabajadores que hayan sido contratados para la satisfacción de resultados con-
cretos, en relación a servicios extraordinarios determinados de antemano o exi-
gencias extraordinarias y transitorias de la empresa, explotación o establecimien-
to, toda vez que no pueda preverse un plazo cierto para la finalización del contra-
to o cuando el vínculo empieza y termina con la realización de la obra, la ejecución
del acto o la prestación del servicio para el que fue contratado el trabajador (conf.
art. 99, ley 20.744).
Dosson entonces los requisitos que se exigen para que se configure esta excep-
ción ala regla general: a) que la contratación del trabajador se haya realizado por
intermedio de una empresa habilitada por la autoridad competente para funcio-
nar como agencia de servicios eventuales, y b) que las tareas para las cuales fue
contratado el trabajador se encuentren comprendidas en la hipótesis prevista por
el art. 99 de la LCT. Asimismo, el art. 6* del decr. 1694/06 determina también cuáles
son los casos en los que se puede contratar por intermedio de una agencia (sobre
este tema volveremos en el 8 18).
En el caso que se cumplan entonces estos requisitos, se configura la excepción a
la regla. Ergo, el trabajador ya no será considerado como dependiente de quien
utilice sus servicios sino de la agencia, con la cual se vincula mediante una relación
permanente y discontinua.
78 JOSÉ MANUEL SALGADO

8 17. Carácter acumulativo de los requisitos exigidos


por el art. 29, «in fine» de la LCT
La ausencia de uno solo de los dos requisitos referidos en el punto anterior al-
canza para que la excepción a la regla general no quede configurada y, por ende,
se considere a la empresa usuaria de losservicios como el verdadero empleador del
trabajador.
Es decir que ambos requisitos son acumulativos y deben estar presentes para
que se considere conformada la excepción que a la regla general prevé la parte fi-
nal del ya citado art. 29 de la LCT.

En este sentido, la jurisprudencia es unánime y así, por ejemplo, se ha resuelto:


Quien invoca la existencia de un contrato de trabajo eventual debe demostrar en qué
consisten las necesidades extraordinarias y transitorias, cuál es la razón por la que se
necesita contratar trabajadores eventuales, cuál es el resultado concreto perseguido
y cuáles son los servicios extraordinarios determinados de antemano. Si nose acredi-
tan tales extremos, aunque la empresa de servicios eventuales cumpla con las exigen-
cias del decr. 342/90, no podría encuadrarse la relación como trabajo eventual y co-
rrespondería la aplicación del art. 29 de la LCT. [CNAT, Sala |, 30/6/08, “Ávila, Lucas c.
Short Time S.R.L. y otro”, www.pjn.gov.ar].
Dado que los requisitos establecidos por el art. 29 de la LCT son acumulativos y no al-
ternativos, al no haberse probado la existencia de uno de ellos, en el caso la existen-
cia de un ente habilitado por la cartera laboral para funcionar como proveedora de
trabajadores destinados a cumplir tareas eventuales resulta inconducente analizar si,
además, losservicios prestados por el accionante merecían o no el calificativode even-
tuales. [CNAT, Sala X, 20/6/06, “González, Víctor c. Río de las Vueltas S.R.L. y otro”,
www.p¡n.gov.ar|].
Conforme el art. 90 dela LCT, el principio generales el del contrato detrabajo portiem-
po indeterminado, ante lo cual no resulta razonable excepcionar de tal principio a las
empresas de servicios eventuales por el solo hecho de serlo, a menos que acrediten que
las modalidades de las tareas o la actividad justifiquen la eventualidad de la contrata-
ción. [CNAT, Sala IX, 30/6/98, "Alfonzo, Nicanor c. SipemS.R.L.”, www. pjn.gov.ar].

$ 18. Análisis de los distintos supuestos de contratación por intermedio


de una agencia de servicios eventuales

Por su parte, el decr. 1694/06, mediante su art. 6” (como lo hacía también su pre-
decesor decr. 342/92 mediante su art. 3”), aporta algunos ejemplos de situaciones
que justifican la contratación de trabajadores por intermedio de una agencia de
servicios eventuales, como la ausencia de un trabajador permanente, durante ese
período (inc. a); el caso de licencias o suspensiones legales o convencionales (du-
rante el período que se extiendan), salvo cuando la suspensión sea producto de
EL FRAUDE LABORAL 79

una huelga o por fuerza mayor o disminución de trabajo (inc. b); cuando se tratase
de un incrementoenla actividad de laempresa usuaria querequiera, en forma oca-
sional y extraordinaria, un mayor número de trabajadores (inc. c); cuando la em-
presa usuaria deba organizar o participar en congresos, conferencias, ferias, expo-
siciones o programaciones (inc. d'); o cuando se requiera la ejecución inaplazable
de un trabajo para prevenir accidentes, por medidas de seguridad urgentes o para
reparar equipos del establecimiento, instalaciones o edificios que hagan peligrar a
los trabajadores o a terceros, siempre que las tareas no puedan ser realizadas por
personal regular de la empresa usuaria (inc. e).
Finalmente, mediante el inc. f) del art. 6* del decr. 1694/06, queda aclarado que
con los anteriores incisos se ha formulado una enunciación meramente ejemplifi-
cativa, al establecerse que este tipo de contrataciones puede justificarse “en gene-
ral” cuando por necesidades extraordinarias o transitorias deban cumplirse tareas
ajenas al giro normal y habitual de la empresa usuaria.
En mi opinión, la casuística que contiene el art. 6” del decr. 1694/06 (incs. a, b, c,
dy e) no resulta demasiado útil porque, en definitiva, será el juez quien analice ca-
da caso concreto.
Incluso, algunos de los supuestos específicos previstos por el art, 6* del decr.
1694/06 pueden llegar a considerarse como no justificativos de este tipo de con-
tratación cuando las circunstancias del caso permiten determinar que eltrabajador
no viene a cubrir necesidades extraordinarias y transitorias de la empresa usuaria.
Otros supuestos, asimismo, deben estar acompañados de otros recaudos para
que puedan considerarse como justificativos de este tipo de contratación.

a) Licencias de trabajadores estables

Así, por ejemplo, en el supuesto de contratación de mano de obra por interme-


dio de una agencia de servicios eventuales para cubrir ausencias o licencias legales
o convencionales de trabajadores estables de la empresa usuaria (art. 6%, incs. a y b,
decr. 1694/06), deberá celebrarse con el trabajador reemplazante un contrato por
escrito en el que se deberá consignar el nombre de quien se supone habrá de reem-
plazar (conf. art. 69, ley 24.013). Ello, por cuanto, si al reincorporarse aquel traba-
jador que gozaba de licencia, continuare prestando servicios quien fue contratado
por intermedio de la agencia, la relación con este se transformará en una por tiem-
po indeterminado (conf. art. 69, ley 24.013). Lo mismo sucederá si finalizara la li-
cencia del trabajador reemplazado y el que fue contratado por agencia continua-
ra prestando servicios, aunque aquel (quien ha sido reemplazado) no se reincor-
porara (art. 69, ley 24.013).
Además, tratándose de las vacaciones, la jurisprudencia mayoritaria considera
que una empresa debe contar con empleados suficientes como para cumplir ade-
cuadamente su actividad comercial ordinaria, lo que incluye poder relevar al per-
80 JOSÉ MANUEL SALGADO

sonal que goza de licencias ordinarias con trabajadores estables de la misma orga-
nización.
Así, se ha decidido que:
No cabría calificar de eventual la prestación de servicios ordinarios de un ente cuando
estosno pueden ser cumplidos porel personal permanente debido al goce de las corres-
pondientes vacaciones ordinarias. Se supone que una organización debe contar con
suficientes empleados para cumplir adecuadamente su actividad comercial ordinaria,
de modo que no necesita recurrir a trabajadores eventuales sino en supuestos de servi-
ciosextraordinarios onecesidadesextraordinariasy transitoriasen la medida en que no
puede preverse un plazo cierto para su cumplimiento. En síntesis, la simple circunstan-
cia de que los empleados de la organización gocen de sus vacaciones ordinarias en
determinado período del año no justifica contratación de personal eventual. [CNAT,
Sala IV, 31/10/07, “González, Diego c. Bank Boston N.A. s/Despido”, www. pjn.gov.ar].

En mi opinión, alos fines de establecer si las vacaciones del personal estable jus-
tifican—o no—la contratación de personal eventual, por intermedio de una agen-
cia de servicios eventuales, habría que estar a las dimensiones de la empresa. No es
lo mismo, verbigracia, una pequeña empresa de tres empleados (donde la ausen-
cia de uno de ellos implica una considerable reducción de la capacidad operativa)
que otra de dimensiones tales como las del banco demandado en los autos en los
que se dictó el fallo recientemente transcripto.
Pero lo más importante del caso es que la empresa que pretenda reemplazar
personal estable (en uso de una licencia) con trabajadores eventuales contratados
por intermedio de una agencia, deberá celebrar con estos un contrato escrito en el
que se deberá consignar el nombre del trabajador reemplazado (conf. art. 69, ley
24.013). Además, si se tratase de un plazo cierto, huelga decir que deberá asimis-
mo consignar la fecha en la que se producirá su vencimiento como consecuencia de
la reincorporación del trabajador reemplazado.

b) Realización de congresos, conferencias, etcétera

Porotro lado, tampoco estaría justificada la contratación de personal porinter-


medio de este tipo de agencias por el solo hecho de que la empresa usuaria deba
organizar o participar en congresos, conferencias, ferias, exposiciones o progra-
maciones (art. 6%, inc. d, decr. 1694/06) si el objeto de tal empresa es, justamente, la
organización de este tipo de eventos. Ello, claro está, salvo que, además, se justifi-
quen necesidades extraordinarias o transitorias por las que deban cumplirse tare-
as ajenas a las exigencias normales y habituales de la empresa usuaria.
En tal inteligencia, la jurisprudencia ha resuelto:
La circunstancia de que la actividad laboral del actor haya sido desplegada para
cubrir los denominados “eventos” que se llevan a cabo en el establecimiento de la
EL FRAUDE LABORAL 381

demandada (Alvear Palace Hotel), no implica en modo alguno que las necesidades
que satisfacía la empleadora a través de la prestación del actor hayan sido “even-
tuales” (es decir extraordinarias, transitorias u ocasionales), cuando de los propios
términos del responde y de las pruebas reunidas en la causa surge claramente que la
organización y atención de reuniones sociales y/o culturales (a las que se denomina
eventos) forma parte de su actividad ordinaria, normal y habitual. La circunstancia
de que exista cierto alea en la realización o no de eventos y en su cantidad mensual,
no evidencia que se trate de servicios o exigencias extraordinarias y transitorias como
las descriptas por el art. 99 de la LCT porque es obvio que, independientemente de su
número, la concreción de eventos es una exigencia ordinaria y normal del giro empre-
sario. [CNAT, Sala Il, 16/8/07, “Leitón, Gabriel c. Compañía de Servicios Hoteleros",
www. pjn.gov.ar].

c) Incremento de la actividad de la usuaria

Otra situación que merece aclararse es aquella prevista en el inc. c), que justifi-
ca la intervención de una agencia de servicios eventuales cuando se trate de un in-
cremento en la actividad de la empresa usuaria que requiera, en forma ocasional y
extraordinaria, un mayor número de trabajadores. Frente a esta situación, es fun-
damental tener en cuenta que el incremento en la actividad de la empresa usuaria
debeser, además de extraordinario, “ocasional”, excluyéndose las necesidades ex-
traordinarias pero estacionales, para cuyo caso la usuaria deberá contratar traba-
jadores de temporada, con quienes, como sabemos, se anuda una relación que,
aunque discontinua, es permanente (no eventual).

Al respecto, se ha dicho:
Las empresas de servicios eventuales solo se encuentran autorizadas para proveer
personal a terceros, para cumplir en forma temporaria servicios determinados de an-
temano, o responder a exigencias extraordinarias y transitorias de la empresa, toda
vez que no puede preverse un plazo cierto para la finalización del contrato. Pero si el
actor fue contratado en una fábrica de chocolates debido a un pico de trabajo esta-
cional que siempre se da desde pascua hasta la primavera, tal situación podría encua-
drarse en un contrato de temporada. [CNAT, Sala V, 13/2/07, "Jiménez, Patricia c. Apo-
yo Laboral S.R.L.”, www. pjn.gov.ar].
El caso de un trabajador que ha sido contratado para atender tareas de caráctertem-
porario motivadas por un aumento estacional de la producción (en el caso, estufas,
cocinas, termotanques para el hogar) y destinadas a satisfacer una necesidad estacio-
nal y extraordinaria, no se trata de un supuesto de trabajo eventual, sino de un tra-
bajo de temporada, ya que se repite cada ciclo y tiene una duración determinada de
antemano (conf. art. 96, LCT, texto conf. ley 24.013). Al no tratarse de servicios even-
tuales, cabe concluir que la empresa que recibió la prestación del accionante resulta
la empleadora directa y ambas demandadas son solidariamente responsables en los
términos del art. 29 de la LCT. [CNAT, Sala 111, 30/11/07, “Monserrat, Raúl Marcial c.
EmegeS.A. y otro”, www.pjn.gov. ar].
82 JOSÉ MANUEL SALGADO

d) Eventualidad de la empresa usuaria

Aunque parezca evidente, conviene agregar que la eventualidad que justifica


laexcepción al principio general del art. 29 de la LCT debe estar relacionada con las
necesidades extraordinarias de la empresa usuaria, no de la agencia. Así, la agen-
cia jamás podría contratar trabajadores eventuales para ser destinados a las em-
presas usuarias, aunque estas le generen una demanda extraordinaria.
Las agencias se encuentran autorizadas a contratar trabajadores eventuales
únicamente para que presten servicios en su propia sede (conf. art. 4*, párr. 19, decr.
1694/06) siempre y cuando —claro está— concurran los motivos previstos por los
arts. 99 de la LCTy 6? del decr. 1694/06.
Es que en la eventualidad, justamente, radica la razón de ser de las agencias y,
por ende, no cabe que la utilicen para eludir el cumplimiento de lo establecido en
el art. 4” del decr. 1694/06, cuyo párr. 2” dispone que “los trabajadores que la em-
presa de servicios eventuales contrate para prestar servicios bajo la modalidad de
trabajo eventual, serán considerados vinculados a la empresa de servicios even-
tuales por un contrato de trabajo permanente discontinuo”.

En tal sentido se ha resuelto:


Para que una empresa de servicios eventuales pueda cumplirsu función, debe contar
con una organización y personal al que le encomienda la realización de los servicios
que ha contratado. La eventualidad se refiere a la de la empresa que solicita se le pro-
vea “personal temporario” y no a la que lo suministra. [CNAT, Sala 111, 27/3/87, "Car-
nuccio, Lucía Beatriz c. Laboratorios Beta S.A. y otro s/Despido”, www.pjn.gov.ar].
El art. 29, párr. 39de la LCT establece que “lostrabajadores contratados por empresas
de servicios eventuales (...) serán considerados en relación de dependencia, con ca-
rácter permanente y continuo o discontinuo, con dichas empresas”. Así, el legislador
ha partido de la base de considerar que, si bien los trabajos que realiza el dependien-
te son extraordinarios para la empresa usuaria, no lo serían para la de servicios even-
tuales, ya que la provisión de empleados para este tipo de trabajos hace asu giro nor-
mal y habitual. [CNAT, Sala IV, 29/9/06, “Ramírez, Osvaldo Guillermo c. Employs S.A. y
otros/Despido”, www.pjn.gov.ar|].

$ 19. Carga de la prueba de la eventualidad

Pues bien, como vimos, la excepción que prevé la parte final del art. 29 de la LCT
a la regla general establecida por la primera parte del mismo dispositivo y por el
art. 90 del citado ordenamiento, solo se configura cuando ambos requisitos (la in-
tervención de una empresa debidamente autorizada por la autoridad de aplica-
ción para funcionar como agencia de servicios eventuales y la eventualidad de los
trabajos) estén presentes.
En tal caso —entonces—nose puede hablar de una interposición de la agencia de
servicios eventuales, desde que esta no está asumiendo un rol que no le compete.
EL FRAUDE LABORAL 83

Encontrándose presentes ambos requisitos, cabe considerar a la agencia como


el verdadero empleador del trabajador, con quien entabla una relación perma-
nente pero discontinua, que puede suspenderse hasta noventa días por año (conf.
art. 5, inc. a, decr. 1694/06).
La agencia, en tal caso, cede temporalmente alguno o algunos de sus trabaja-
dores permanentes a la empresa usuaria.
Ahora bien, frente al reclamo que eventualmente formule el trabajador, no ca-
be duda alguna de que la carga de la prueba de la eventualidad de las tareas se en-
cuentra siempre a cargo de quien la invoque (la agencia de servicios eventuales y/o
la empresa usuaria). Ello así por expreso mandato del art. 99 de la LCT, al que remi-
te el art. 29 del mismo ordenamiento.
Esta distribución de la carga de la prueba, no es más que derivación del carácter
excepcional que reviste el trabajo eventual.
Si el contrato de trabajo se presume celebrado por tiempo indeterminado (art.
90, LCT), será quien invoque la eventualidad el que deba probar que corresponde
la aplicación de una excepción a la regla.

En este sentido, se ha resuelto:


El art. 29, in fine de la LCT impone a quien invoca una contratación de carácter even-
tual la carga de acreditar que la actividad del trabajador se ejerce bajo la dependen-
cia del empleador para la satisfacción de resultados concretos, tenidos en vista por
este, en relación aservicios extraordinarios determinados de antemano, o exigencias
extraordinarias y transitorias de la empresa, explotación o establecimiento. [CNAT,
Sala 111, 28/11/07, “Lancini, Diego Hernán c. Spell S.A. y otro”, www.pjn.gov.ar].
La prueba de la eventualidad de los servicios se halla a cargo de las demandadasy no
basta con argumentar la existencia de necesidades extraordinarias, o con recurrir a
una empresa de servicios eventuales habilitada, para liberarse de las consecuencias
que prescribe el art. 29, párrs. 1* y 2? de la LCT, ya que para ser legítima la mediación
de aquellas empresas debe ser la contratación de trabajadores bajo la modalidad de
trabajo eventual (art. 77, ley 24.013). [CNAT, Sala VI, 17/5/06, “Sosa, Cintia c. Carrefour
Argentina S.A. y otro”, www.pjn.gov.ar].

8 20. Consecuencias que se derivan de la ausencia de alguno


de los requisitos exigidos por el art. 29, «in fine» de la LCT

Ahora bien, la principal consecuencia que se deriva de la ausencia de uno solo


de estos dos requisitos (la autorización para funcionar como tal de la agencia de
servicios eventuales otorgada por la cartera laboral y/o la eventualidad de los ser-
vicios que preste eltrabajador) consiste en el carácter de empleadordirecto y exc/u-
sivo que asume la empresa usuaria, sin perjuicio, claro está, de la solidaridad que le
cabe a la agencia de servicios eventuales, de conformidad con lo expresamente
previsto por el art. 29 de la LCT.
84 JOSÉ MANUEL SALGADO

Recordemos que según esta norma: “Los trabajadores que habiendo sido con-
tratados por terceros con vista a proporcionarlos a las empresas, serán considera-
dos empleados directos de quien utilice su prestación ...”. Luego, la parte final de
tal dispositivo establece una excepción a la regla para el supuesto de los trabaja-
dores contratados por intermedio de agencias de servicios eventuales en las condi-
ciones del art. 99 de la LCT, pero, como vimos, esta excepción no se configura cuan-
do no se cumple alguno de los dos requisitos que ya se han analizado.
Ergo, si la excepción no se configura cuando no se cumple alguno de ambos re-
quisitos, rige el principio general en virtud del cual los trabajadores se consideran
empleados directos de quien utilice sus servicios. Huelga decir que en tal supuesto
la relación laboral ya no será permanente y discontinua (como lo es entre la agencia
y los dependientes de esta que son enviados a desempeñarse en empresas usuarias
en las condiciones previstas por la ley), sino permanente y continua, por aplicación
de la regla general de la indeterminación del plazo que prevé el art. 90 de la LCT.
En cuanto al carácter de único empleador que cabe atribuirle a la empresa usua-
ria cuando no están presentes los dos requisitos exigidos por el art. 29, in fine de la
LCT, adviértase que la primera parte detal dispositivo es clara y no erige a la empre-
sa usuaria en una suerte de coempleador, sino de empleador directo de aquellos
que le prestan servicios.
En efecto, el carácter de empleador directo que asume la empresa usuaria
(cuando no se cumple alguno de los requisitos de la parte final del art. 29, LCT) le
incumbe solo a esta, exclusivamente. Esto, como se verá, tendrá una influencia di-
recta en relación al tema de la registración del vínculo laboral que es dable exigir,
en este supuesto, a la empresa usuaria.
Cabeseñalartambién que esta consecuencia (la asunción del carácter de verda-
dero empleador) es la principal que se deriva de la ausencia de alguno de los requi-
sitos analizados, porque la solidaridad de la empresa usuaria por todas las obliga-
ciones laborales y de la seguridad social viene impuesta por el art. 29 bis de la LCT,
aún en el caso de que se encuentren reunidos los apuntados requisitos.
Dicho de otro modo, seencuentren presenteso no los requisitos previstos por la
parte final del art. 29 de la LCT, tanto la agencia como la empresa usuaria deberán
responder por los créditos salariales y de la seguridad social.
Sinembargo, cuando ambos o uno solo de los requisitos exigidos por la parte fi-
nal del art. 29 de la LCT no se hayan verificado, la empresa usuaria asume el carác-
ter de directo y único empleador, circunstancia esta que, como se verá, se encuen-
tra estrechamente vinculada con el tema de la registración que debe exigirse a la
empresa usuaria y la consecuente aplicación de los arts. 8” y 15 de la ley 24.013 (véa-
se infra, 8 23).
En efecto, porque si su empleador ya no esla agencia sino la empresa usuaria, el
trabajador tendrá derecho a intimar a esta para que lo registre y le brinde ocupa-
ción (en el caso de que se la hubiera negado).
EL FRAUDE LABORAL 85

Esimportante reiterar que en el caso que venimos analizando (cuando nose en-
cuentran reunidos los requisitos previstos por la parte final del art. 29, LCT) la em-
presa usuaria asume el carácter de empleador directo y exclusivo. No se da una si-
tuación de pluralidad de empleadores porque, si así fuera, sería —al menos— dis-
cutible la procedencia de la intimación que el trabajador cursara a la empresa usua-
ria para que proceda a registrar el vínculo.
A mi modo de ver, la letra clara del art. 29 de la LCT no admite otra exégesis, des-
de que establece sin ambages que los trabajadores contratados por terceros para
ser proporcionados a las empresas serán considerados empleados directos de
quien utilice su prestación (de nadie más), para luego imponer la solidaridad de
quien se interpuso (en nuestro ejemplo la agencia de servicios eventuales) como un
mayor recaudo en beneficio del trabajador.

Sobre el tema, se ha establecido:


Las modificaciones introducidas al art. 29 de la LCT no permiten considerar que la em-
presa de servicios eventuales y la usuaria deben ser considerados un sujeto empleador
pluripersonal, cuando la usuaria utiliza personal provisto por la agencia para cubrir
una vacante o necesidad no eventual. El hecho de que el esquema legal responsabili-
ce solidariamente al sujeto intermediario, al que cabe reputar de “interpuesto”, con
quien la ley juzga como empleador, noimplica reconocerle el rol de coempleador y se
justifica plenamente ya que la maniobra objetivamente fraudulenta de interposición
de sujetos que el art. 29, párr. 1? procura desbaratar, no se podría verificar sin el con-
curso de intermediarios. La responsabilidad adicional solidaria de los sujetos inter-
puestos entre los trabajadores y quienes deben ser considerados sus auténticos em-
pleadores se justifica por su intervención en la maniobra que la ley reputa objetiva-
mente fraudulenta y no por considerarlas coempleadoras. [CNAT, Sala Il, 25/9/08,
"Vásquez, María Laura c. Telefónica de Argentina S.A."”, www.p¡n.gov.ar].
La empresa de servicios eventuales y la usuaria no deben ser considerados un sujeto
empleador pluripersonal cuando la usuaria utiliza personal provisto por la agencia
para cubrir una vacante o necesidad no eventual. El art. 29 de la LCT descarta al suje-
to intermediario para considerar que el empleador es solo aquel que pidió la provi-
sión del personal, lo incorporó a su estructura empresarial, lo dirigió y aprovechó los
frutos de tal trabajo. El hecho de que el esquema legal responsabilice solidariamente
al sujeto intermediario, al que en estas hipótesis cabe reputar de “interpuesto”, con
quien la ley juzga como empleador, noimplica reconocerle el rol de coempleador y se
justifica plenamente ya que la maniobra objetivamente fraudulenta de interposición
de sujetos que el art. 29, párr. 1* procura desbaratar no se podría verificar sin el con-
curso de los intermediarios. [CNAT, Sala 1l, 14/6/07, “Natali, Nadia c. Citibank N.A. y
otro”, www.pjn.gov.ar].

Aellocabe adunarse que el art. 26 de la LCT define como empleadora aquel que
requiere los servicios del trabajador, y no lo es quien solo se interpuso entre ambos
sujetos de la relación con el fin de participar en la comisión de un fraude.
86 JOSÉ MANUEL SALGADO

En tal sentido, se ha establecido:


Puesto que la eventualidad de los servicios requeridos por la usuaria es la que delimi-
ta el campo de acción de la empresa de servicios temporarios, cuando lo que se sumi-
nistra es la prestación por parte del trabajador de servicios que en sí mismos no son
eventuales, sino permanentes, la relación cae bajo el principio general que rige la sub
empresa de mano de obra: se establece una relación directa y permanente con el em-
presario que utilizó losservicios del trabajador, sin perjuicio dela responsabilidad soli-
daria del intermediario. [CNAT, Sala X, 13/11/03, “Sonderegger, Fabián c. American
Express Argentina S.A. y otro s/Despido”, www.pjn.gov.ar; ídem, 29/9/00, “Cedeira,
Nancy c. Edenor S.A. y otro s/Despido”, www.pjn.gov.ar].

$ 21. Forma de conjurar el fraude. Intimación del trabajador

Sentado entonces que cuando no se da alguno de los requisitos del último pá-
rrafo del art. 29 de la LCT esla empresa usuaria el verdaderoy único empleador del
trabajador, no puede desconocerse entonces el derecho que este tiene de exigirle
que registre la relación laboral y que le brinde ocupación efectiva, si es que la mis-
ma le ha sido negada.
No empece a ello que la vinculación de trabajo se encuentre registrada por la
agencia porque, en el supuesto que venimos analizando, la misma no es más que
un sujeto interpuesto, ajeno a la relación laboral.
Recordemos que para el trabajador no resulta indiferente la interposición de la
agencia desde que con ella mantendría una relación permanente pero disconti-
nua, en la que podría verse obligado a tolerar suspensiones de hasta noventa días
al año, cambios de destinos, de horarios, etcétera.
Entonces, si —por mandato del art. 29, L[CT—cuando nose verifica alguno de los
requisitos exigidos por la parte final de tal dispositivo, el verdadero y único emplea-
dor es la empresa usuaria, nadie puede negar el derecho del trabajador a intimar-
la para que registre la relación laboral y le brinde ocupación efectiva, si es que la
misma le hubiese sido negada.
La intimación, cabe reiterar, debe estar dirigida a la empresa usuaria (no a la
agencia), sin perjuicio de anoticiar a esta, atento su carácter de solidaria, que se ha
cursado intimación al verdadero empleador, que no es otro que el receptor de los
servicios brindados por el trabajador.

$ 22. Situación de despido

Pues bien, así como el trabajador tiene derecho a intimar asu verdadero emple-
ador para que lo registre y le brinde ocupación, huelga decir, tendrá derecho tam-
bién a considerarse despedido si es que la empresa usuaria niega la relación labo-
ral que, como vimos, quedó anudada frente a la ausencia de alguno de los requisi-
tos previstos por la parte final del art. 29 de la LCT.
EL FRAUDE LABORAL 87

Y en este sentido, es bueno mencionar que jamás puede considerarse antojadi-


za la decisión del dependiente de elegir permanecer bajo la dependencia de la em-
presa usuaria, porque esta le debe garantizar ocupación efectiva y continua, en
tanto que, como se vio, con la agencia mantendría una vinculación permanente
pero discontinua, que puede sersuspendida durante tres meses en el año (conf. art.
5”, inc. a, decr. 1694/06). Además, los límites del ¡us variandison más elásticos cuan-
do la relación se anuda con una agencia de servicios eventuales, desde que esta
puede variar tanto el horario de trabajo (con la salvedad de que el trabajador no
está obligado a aceptar un trabajo nocturno, insalubre o a tiempo parcial o total,
sino lo hizo anteriormente), como así también el lugar de prestación de los servi-
cios, hasta un radio de treinta kilómetros del domicilio del trabajador (conf. art. 5*,
incs. c y d, decr. 1694/06). Ello, sin mencionar los beneficios que en el plano psicoló-
gicoy emocional adquiere el trabajador cuando logra cierta estabilidad en un mis-
mo empleo.
La injuria que se propina a un trabajador al intentar someterlo a un régimen
que no es aquel que corresponde de conformidad con la modalidad de las tareas
desempeñadas, es obvia, porque el dependiente vinculado por una relación per-
manente y continua tiene derecho a mantenerse ocupado sin intervalos, en tanto
que aquel contratado por una agencia de servicios eventuales (para desempeñar-
se en empresas usuarias con necesidades extraordinarias y transitorias) puede ser
suspendido sin goce de sueldo hasta noventa días en un año (art. 5%, inc. a, decr.
1694/06). Además, hace a la dignidad del trabajador el mantenerse ocupado en
una misma empresa, porque esa es la única forma de adquirir mayor capacitación
y de poder ascender en la escala jerárquica de la misma. Ni hablar de los beneficios
que en el plano social trae aparejada la circunstancia de permanecer en un mismo
lugar de trabajo, y así entablar un vínculo de amistad con sus pares, imposible de
lograr por quien debe cambiar permanentemente de empresa.
No empece al derecho del trabajador a considerarse despedido, frente al des-
conocimiento de la relación laboral por parte de la empresa usuaria, la circunstan-
cia de que la agencia de servicios eventuales le haya ofrecido una nueva ocupación,
porque, como ya se ha dicho, su verdadero empleador es la empresa usuaria y con
ella tendrá derecho a entablar una vinculación permanente y continua.
En esa dirección, se han dictado diversos pronunciamientos:
En la medida en que las normas relacionadas con la “interposición
y mediación” —tan-
to las de los arts. 29 y 29 bis de la LCT como las de la ley 24.013 y el decr. 342/92—.están
puestas a favor del trabajador, este se encuentra legitimado para desdeñar la posibi-
lidad de nueva ocupación con la empresa de servicios eventuales, y dirigirse única-
mente a la usuaria para que continúe ocupándolo. [CNAT, Sala VIII, 19/7/01, “Suárez,
Néstor c. Olisten Ready Office S.A. y otro”, www.pjn.gov.ar].
Cuando el intermediario es una empresa de servicios eventuales inscripta en el regis-
tro ad hoc, se invierten los roles, manteniéndose la solidaridad, siempre que la asig-
88 JOSÉ MANUEL SALGADO

nación del trabajador al usuario se encuentre justificada por un requerimiento even-


tual del giro empresario o tenga por objeto el reemplazo de un trabajador en uso de
licencia (art. 39, decr. 342/92). En el caso, si bien la relación transcurrió formalmente
entre el trabajador y el contratista quien registró, le abonó los salariosy actuó como
empleador, aquel se encontraba legitimado por la regla ya citada para requerir direc-
tamente al usuario que asumiera el rol de verdadero empleador. Si el ususario, inti-
mado en tal sentido, no cumplió con su obligación, tal situación pudo ser razonable-
mente invocada por el actor como justa causa de denuncia. [CNAT, Sala VIII, 11/5/07,
"Lobo, Miguel c. Gestión Laboral S.A. y otro”, www. pjn.gov.ar].
Resulta irrelevante, a los efectos de analizar la existencia de injuria laboral, que la em-
presa de servicios eventuales haya ofrecido al actor un nuevo trabajo con posteriori-
dad a su desvinculación de la usuaria, toda vez que aquella no es más que un tercero
respecto al vínculo laboral que verdaderamente existió entre el trabajador y la em-
presa usuaria. [CNAT, Sala IV, 31/10/07, “González, Diego c. Bank Boston N.A. y otros”,
www.pjn.gov.ar|].

En general el desconocimiento de la relación laboral constituye la peor injuria


que puede propinar un empleador a su dependiente, porque implica mantenerlo
al margen del marco protector que brindan las leyes laborales.
En el caso que estamos analizando, si bien es cierto que el trabajador se encuen-
tra registrado por la agencia y, por ende, nose encuentra al margen del plexo legal
laboral, no menos cierto es que al desconocerse su verdadero status se lo está pri-
vando de varios derechos (ver lo expuesto supra, en este mismo punto).
De manera tal que deviene indiscutible la legitimidad de la denuncia del con-
trato frente a la negativa de la relación laboral por parte de la empresa usuaria.

$ 23. Multas de la Ley Nacional de Empleo

Si, como vimos, el trabajador tiene derecho a intimar a la empresa usuaria para
que registre la relación laboral y lo reconozca como su dependiente, nadie puede
negar que esta intimación puede formularse en los términos del art. 11 de la ley
24.013.
En efecto, en el supuesto que venimos analizando, en tanto que la empresa
usuaria no ha registrado la relación laboral, es obvio que la intimación a la que he-
mos aludido en el punto anterior podrá ser formulada en los términos de la Ley
Nacional de Empleo.
Sobre este punto, es válido recordar que solo cabe tener por registrada a la vincu-
lación cuando el empleador hubiese inscripto al trabajador en el libro del art. 52 de
la LET—O en la documentación laboral que haga sus veces—y lo hubiera declarado
ante el sistema de la seguridad social (conf. arts. 7*, ley 24.013, y 2*, decr. 2725/91).
Y si la obligación de registrar al trabajador en las condiciones previstas por los
arts. 7? de la ley 24.013 y 2? del decr. 2725/91 es del empleador, no de un tercero,
EL FRAUDE LABORAL 89

ninguna relevancia tiene que el trabajador haya sido registrado por la agencia,
quien, como vimos, no es su empleador cuando no se encuentran reunidos los re-
quisitos previstos por la parte final del art. 29 de la LCT.
De manera tal que si el trabajador intima a su verdadero empleador, respetan-
do las formas impuestas por el art. 11 de la ley 24.013, y la empresa usuaria de sus
servicios (que lo contrató por intermedio de una agencia sin que se verificara algu-
no de los requisitos previstos por la parte final del art. 29 de la LCT) se niega a regis-
trar la relación laboral, no caben dudas, a mi entender, que deberá responder por
la multa prevista en el art. 8” de la LNE. Y si además desconoce la relación, obligan-
do al trabajador a colocarse en situación de despido, deberá responder también
por la multa establecida en el art. 15 de la mencionada ley.
Si, conforme lo que hasta aquí se ha expuesto, la intimación para que se regis-
tre la relación laboral es válida (porque su verdadero empleador no lo ha registra-
do) y, además, el desconocimiento de la relación laboral constituye una injuria sufi-
ciente para formular denuncia del contrato de trabajo, conclusión lógica de ello es
que corresponde condenar a la empresa usuaria (y a la agencia por la solidaridad
prevista en el art. 29 de la LCT) al pago de las multas establecidas en los arts. 8? y 15
de la ley 24.013 cuando el trabajador intimó a quien debe considerarse su verda-
dero empleador en lostérminos del art. 11 de la LNEyse colocó en situación de des-
pido frente al desconocimiento de la relación laboral formulado por este.
Es claro que si el trabajador tiene derecho a intimar a quien es su único y verda-
dero empleador para que registre la relación laboral y le brinde ocupación (cuan-
do se la hubiese negado) e inclusotiene derechoa considerarse en situación de des-
pido cuando no se cumplen sus requisitorias, tendrá derecho también a que se le
abonen las multas de la ley 24.013.
Es que, a mientender, aquellos dispositivos de la Ley Nacional de Empleo que fa-
cultan al trabajador aintimar a su empleador para que registre la relación o subsa-
ne alguna irregularidad de su registración, fueron concebidos como un instru-
mento o herramienta que el trabajador puede utilizar en su propio interés, amén
de los beneficios que tal intimación pueda reportar también al sistema de la segu-
ridad social.
Sila clandestinidad laboral a quien más perjudica es al propio trabajador (quien
en tales condiciones se encuentra al margen del marco protector que brindan las
leyes laborales), no cabe duda alguna de que los artículos de la Ley Nacional de Em-
pleo que le permiten intimar a su empleador para que registre la relación laboral,
bajo apercibimiento de ser sancionado severamente, fueron concebidos en su be-
neficio. Ello, no obstante que la acción del trabajador tenga también, indirecta-
mente, consecuencias favorables para el sistema previsional, para el resto de los
empresarios del ramo respetuosos de la ley, etcétera.
Si así no fuera, si tales dispositivos de la Ley Nacional de Empleo solo hubiesen
sido previstos como una forma de incrementar la recaudación previsional, habría
90 JOSÉ MANUEL SALGADO

que concluir que el legislador ha pretendido utilizar a los trabajadores como agen-
tes fiscales que trabajen gratuitamente para el Estado. Y como no cabe suponer
que el legislador haya pretendido engañar alostrabajadores, haciéndolessuponer
que son poseedores de una herramienta con la que pueden defender sus derechos,
cuando —en rigor— con la misma solo habrán de trabajar desinteresadamente
para el Fisco, forzoso es concluir que la Ley Nacional de Empleo ha sido sancionada
en el interés de los asalariados y que, por ende, habrá de resultar operativa cuan-
do el interés del trabajador haya justificado la intimación.
Conclusión de lo hasta aquí expuesto es que las intimaciones formuladas en los
términos de los arts. 8? y 11 de la LNE producen los efectos jurídicos allí previstos,
allende la circunstancia de que se encuentren o no ingresados los aportes previsio-
nales del trabajador, cuando la registración no se ha realizado como lo disponen el
art. 7” de la mencionada ley y el art. 2* del decr. 2725/91.

Así se lo ha resuelto en el plenario 323 de 2010; "Vásquez, María Laura c. Tele-


fónica de Argentina S.A. s/Despido”:
Cuando de acuerdo con el párr. 1? del art. 29 de la LCT se establece que el trabajador
ha sido empleado directo de la empresa usuaria de sus servicios, procede la indemni-
zación prevista en el art. 8? de la ley 24.013 aunque el contrato de trabajo haya sido
inscripto solamente por la empresa intermediaria.

Llama la atención la utilización del vocablo “aunque” porque a la conclusión a


la que arribó la Cámara del Trabajo no se llega a pesar de que (o “aunque”) la rela-
ción se encuentre únicamente registrada por la intermediaria, sino —justamen-
te— porque la relación se encuentra únicamente registrada por la intermediaria.
El vocablo “aunque” expresa una objeción que no impide arribar a la conclusión,
pero en el caso que estamos analizando no se trataría de una objeción sino —todo
lo contrario— de una circunstancia que conduce directamente a esa conclusión. La
registración del trabajador solo por parte de la agencia (y la consecuente ausencia
de registración por parte de la empresa usuaria) es justamente lo que nos conduce
a la aplicación de las multas de la Ley Nacional de Empleo.
Asimismo, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, se ha
pronunciado en favor de la aplicación de las multas de la ley 24.013 en supuestos
como los que estamos analizando, casando, incluso, decisiones de los tribunales in-
feriores que habían resuelto en sentido contrario.

En la causa L. 74.675 del 2/10/02, “Fernández, Mario Maximiliano c. Mastellone


HermanosS.A. y otra”, mediante el voto del doctor Héctor Negri, al cual adhirieron
el resto de los magistrados, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos
Aires sentó la siguiente doctrina:
El trabajador, que no desconocía el carácter en que fue contratado ni el hecho de que
la empresa AtentaS.R.L. fuera quien abonara sus haberes y obligaciones previsiona-
EL FRAUDE LABORAL 91

les, no reclamó una doble registración como entendió el a quosino una correcta regis-
tración a cargo de su real empleador, el cual amparándose en normas legales previs-
tas para circunstancias diferentes a las constatadas en autos pretendió eludir las res-
ponsabilidades que la ley le impone.
La conclusión del tribunal de grado que lo llevó a considerar que, no obstantetodas las
irregularidades que mediaron y que efectivamente fueron por él constatadas, el em-
pleador del accionante fue la empresa de servicios eventuales y no la usuaria, eviden-
cia un apartamiento de uno de los principios que inspira el derecho del trabajo: el de
primacía de la realidad, según el cual deben prevalecerlos hechos verificadosen lacau-
sa sobre las formalidades o apariencias, más allá de lo que las partes hayan pactado o
entendido convenir o de la calificación que estas hayan formulado acerca de las notas
típicas de la vinculación que las uniera (conf. causas L. 59.292, sent. del 10/6/97; L.
50.911, sent. del 3/8/93). Principio este que a partirde la reforma constitucional de 1994
se incorporó a la Constitución de la Provincia de Buenos Aires en su art. 39, inc. 3%, in
fine, para ser aplicado en el ámbito del derecho del trabajo y de la seguridad social.
En consecuencia de las constancias que se tuvieron por probadas en el fallo y en el
marco de la interpretación de la normativa aplicable al caso antes expuesta y frente a
la intimación que efectuó el trabajador para lograr su correcta registración, la nega-
tiva de la existencia de una relación laboral por tiempo indeterminado por parte de
quien sin dudas era su real empleador, Mastellone Hermanos 5.A., configuró injuria
suficiente para justificar la extinción del vínculo, deviniendo por ello la medida rup-
turista de Fernández, comunicada por CD del 9/10/97, legítima (art. 242, LCT).
Con arreglo entonces a las conclusiones precedentes, corresponde hacer lugar al re-
curso deducido y revocar el fallo impugnado, haciendo lugar a la demanda incoada
por Mario Maximiliano Fernández contra Mastellone Hermanos S.A. por el cobro de
indemnizaciones sustitutiva del preaviso y por antigúedad e integración mes del des-
pido, haberes meses agosto, septiembre de 1997, como así también a las reclamadas
según las previsiones de los arts.8”y 15delaLNE. Condenando solidariamente a Aten-
ta S.R.L. dado que su intermediación en la relación laboral la coloca como solidaria-
mente responsable por las consecuencias del distracto (arts. 29, párr. 1? y 29, 99, 231,
232, 233, 242, 245 y 246, LCT; 8” y 15, ley 24.013). [www.juba.scba.gov.ar!].

Algunos autores han visto en el cumplimiento del art. 13 del decr. 1694/06 un es-
collo a la imposición de las multas de la ley 24.013, en los casos de intermediación
fraudulenta de agencias de servicios eventuales autorizadas para funcionar como
tales por la autoridad de aplicación.
El citado art. 13 del decr. 1694/06 establece: “Las empresas usuarias y de servicios
eventuales deberán llevar una sección particular del libro especial del art. 52 de la Ley
de Contrato de Trabajo n* 20.744 (t.o. 1976) y sus modificaciones, que contendrá:
1. Empresas usuarias:
a) Individualización del trabajador que preste serviciosa través de una em-
presa de servicios eventuales.
b) Categoría profesional y tareas a desarrollar.
92 JOSÉ MANUEL SALGADO

c) Fecha de ingreso y egreso.


d) Remuneración denunciada por la empresa de servicios eventuales o el
importe total de la facturación.
e) Nombre, denominación o razón social, número de CUIT, número de ha-
bilitación y domicilio de la empresa de servicios eventuales a través de la
cual fue contratado el trabajador.
2. Empresa de servicios eventuales:
a) Individualización del trabajador que preste servicios bajo la modalidad
de contrato de trabajo eventual.
b) Categoría profesional y tareas a desarrollar.
c) Fecha de ingreso y egreso en cada destino.
d) Remuneración.
e) Nombre, denominación o razón social, número de CUIT y domicilio de
las empresas usuarias donde fuera destinado el trabajador.

Lasregistraciones que se realicen de conformidad con las exigencias de este ar-


tículo, además de las que efectúe la empresa de servicios eventuales de conformi-
dad con lo dispuesto en el art. 7? de la ley n* 24.013 y sus modificaciones, respecto
de los trabajadores que prestan servicios en las empresas usuarias, en todos los ca-
sossurtirán plenos efectos, respecto de estas últimas, en lo que hace a la obligación
de registración”.

Frente a la redacción del último párrafo de la norma transcripta, algunos auto-


res han señalado que, si la empresa de servicios eventuales se encuentra debida-
mente autorizada por la cartera laboral y ambas (la agencia y la usuaria) llevan en
debida forma las registraciones a las que se refiere la norma, no procedería la con-
dena al pago de las multas bajo análisis, sin declararse la inconstitucionalidad de
este dispositivo, en cuanto el Poder Ejecutivo Nacional se habría excedido en susfa-
cultades de reglamentar (alterando el espíritu de la ley) al establecer que tales re-
gistros surtirán plenos efectos en lo que hace a la obligación de registrar”,
En mi opinión, el cumplimiento a lo dispuesto en el art. 13 del decr. 1694/06, en
modo alguno es óbice a la aplicación de las multas de la Ley Nacional de Empleo.
Ello, por varios órdenes de razones.
En primer lugar, considero que una correcta exégesis del decr. 1694/06 ensucon-
junto (y en sintonía con las demás normas involucradas) nos permite concluir que
su art. 13 cobra operatividad siempre que se encuentren reunidos los requisitos
sustanciales que justifican este tipo de contratación (el reconocimiento de la agen-

3 Véase Hierrezuelo, La regulación de las empresas de servicios eventuales después del de-
creto 1694/2006, en "Revista Derecho Laboral y Seguridad Social”, 2008-A, p. 189.
EL FRAUDE LABORAL 93

cia para funcionar como tal por parte de la cartera laboral y la eventualidad de los
servicios prestados por el trabajador). Adviértase que, por imperio del art. 6? del
decr. 1694/06, lalegitimidad de todo el sistema está supeditada al cumplimiento de
una condición sustancial ineludible: Que, en general, ”... por necesidades extraor-
dinarias o transitorias deban cumplirse tareas ajenas al giro normal y habitual de la
empresa usuaria ...”.
De manera tal que no es lógico suponer que el propio decreto autorice a deso-
bedecerse a sí mismo (un artículo autoriza a inobservar al otro), desnaturalizando
asítodo el sistema, mediante el mero cumplimiento de un requisito formal. Este re-
quisito formal, asimismo, está previsto para brindarle mayores garantías al traba-
jador y no para autorizar a las empresas a cometer un fraude.
Frente a la exigencia (en una misma norma) de dos requisitos; uno vinculado al
aspecto sustancial del sistema (que hace a la razón de ser del mismo) y el otro que
tiene que ver con las formas, es lógico suponer que este ha sido concebido en fun-
ción de aquel y no para permitir que se altere o desvirtúe la esencia misma de todo
el sistema.
En segundo lugar, podemos agregar que si la propia norma —art. 13, decr.
1694/06— alude al art. 7? de la LNE, estableciendo que la registración se considera-
rá completa y surtirá plenos efectos cuando la empresa usuaria tenga al trabajador
registrado en la sección particular de su libro especial y la empresa de servicios even-
tuales haya cumplido con tal dispositivo (art. 7”, ley 24.013); está suponiendo que el
empleador no es otro que la agencia; vale decir, está suponiendo que la situación
fáctica cae dentro de las previsiones del último párrafo del art. 29 de la LCT.
Ahora bien, cuando el principal requisito (aquel que justifica todo el sistema) se
encuentra ausente; vale decir, cuando el trabajador es contratado por intermedio
de una agencia para cubrir necesidades ordinarias de la empresa usuaria, como ya
vimos, esta debe ser considerada como el verdadero empleadory aquella se trans-
forma en un mero sujeto interpuesto.
De manera tal que, cuando la agencia deja de ser empleador para transformar-
se en un sujeto interpuesto, jamás podría considerarse que se ha cumplido con la
obligación de registrar si es esta quien ha registrado al trabajador como propio,
desde que el art. 7” de la LNE establece con claridad que la relación se considera
registrada cuando el empleador (no un tercero) hubiese inscripto al trabajador en
el libro del art. 52 y en el sistema previsional.
Por lo expuesto, y sin perjuicio de que la buena praxis judicial aconseje formular
subsidiariamente el planteo de inconstitucionalidad del art. 13 del decr. 1694/06
cuando se reclamen las multas de los arts. 8? y 15 de la ley 24.013, entiendo que el
cumplimiento de los requisitos previstos por aquel dispositivo en modo alguno em-
pece a la imposición de tales multas, cuando no queden debidamente acreditados
los motivos extraordinarios que llevaron ala contratación del trabajador porinter-
medio de una agencia.
94 JOSÉ MANUEL SALGADO

No obstante lo expuesto en el párrafo anterior, como se dijo, es conveniente


plantear —en forma subsidiaria— la inconstitucionalidad del art. 13 del decr.
1694/06 para el supuesto en que el magistrado considere que dicho dispositivo es
aplicable en todos loscasos (aunque nose encuentre acreditada la eventualidad de
las tareas). En tal hipótesis (si es que fuera menester considerar al art. 13 del decr.
1694/06 aplicable a todos los supuestos) resultaría evidente que el Poder Ejecutivo
nacional se habría excedido en sus facultades de reglamentary habría alterado, en
consecuencia, el espiritu de la norma reglamentada.
En efecto, porque, en tal hipótesis, si interpretáramos a la norma como com-
prensiva de todos los supuestos (sin salvedades), al sancionarla, el Poder Ejecutivo
nacional habría excedido a todas luces su potestad reglamentaria, contrariando la
letra y el espíritu de normas laborales dictadas por el Poder Legislativo. Se habría
violado, en tal supuesto, el art. 99, inc. 2? de la CN,
Adviértase que el Poder Legislativo de la Nación ha puesto, claramente, en ca-
beza del empleador, no de un tercero interpuesto, la obligación de registrar al tra-
bajador, pretendiendo así evitar el fraude y apuntalar el principio protectorio.
Mediante diversas normas, como el art. 52 de la LCTy el art. 7* de la ley 24.013,
el legislador ha intentado evitar el fraude poniendo, palmariamente, la obligación
de registrar en cabeza del empleador, no de otro.
Obsérvese que el art. 52 de la LCT, que legisla en materia de registración labo-
ral, comienza diciendo que los empleadores deberán llevar un libro especial, para
luego enumerar los datos que tales libros deben contener. En términossimilares, el
art. 7? de la LNE define el concepto de registración laboral estableciendo que la
misma se da cuando el empleador haya inscripto al trabajador en el libro del art. 52
de la LCT y en los organismos de la seguridad social.
Advertimos entonces que, con meridiana claridad, el legislador ha querido im-
poner la obligación de registrar al empleadory no a otro. La finalidad de tal inten-
ción es obvia; si se permitiera la registración por un tercero, se estaría convalidan-
do el fraude y se privaría al trabajador de la protección que dimana de su recono-
cimiento como dependiente por parte de aquel para quien presta sus servicios.
De manera tal que, al disponerse que la inscripción del trabajador en una sec-
ción particular del libro especial del art. 52 de la LCT sirve para cumplir —en todos
los casos— con las obligaciones apuntadas, se está desconociendo la voluntad del
legislador, alterando la letra y el espíritu de las normas señaladas.
Ello es así porque la inscripción que se realice del trabajador en la referida sec-
ción particular del libro especial no lo es a título de empleado, sino como depen-
diente de otro. Entonces, en los casos en que la contratación por intermedio de una
agencia no reúne los requisitos sustanciales que la harian procedente; es decir,
cuando el verdadero empleador del trabajador es la empresa usuaria y no la agen-
cia, se altera el espíritu de la legislación protectora plasmada en dispositivos como
los arts. 52 de la LCTy 7” de la LNE si se pretende cumplida la obligación de registrar
EL FRAUDE LABORAL 95

cuando quien lo hace es un tercero interpuesto y el verdadero empleador lo regis-


tra pero no como su dependiente, sino como si fuera dependiente de otro.

$ 24. Praxis judicial

Pues bien, ante la demanda que promueva el trabajador reclamándole a la em-


presa usuaria de sus servicios (y a la agencia de servicios eventuales por la solidari-
dad prevista en el art. 29 de la LCT) el pago de las multas previstas en la Ley Nacio-
nal de Empleo y demás rubros emergentes del distracto, ambas accionadas alega-
rán —sin dudas— que la contratación del actor se encontró justificada frente a ne-
cesidades extraordinarias y transitorias de la empresa usuaria.
Si acaso ninguna de ambas demandadas explicaran, concretamente, cuáles fue-
ron esas necesidades extraordinarias y transitorias, la suerte de la litis estaría echa-
da, en tanto que, como ya se vio, la carga de la prueba de la eventualidad se en-
cuentra a cargo de quien la invoca (véase supra, 8 19) y porque (por aplicación del
principio de congruencia) el juez no puede valorar lo que la parte interesadajamás
invocó (conf. art. 163, inc. 6%, CPCCN).

Sobre este tema se ha dicho:


Sien lacontestación de demanda nose explicitaron las causas que llevarona la empre-
sa a la contratación eventual de la actora, el hecho de que hayan declarado testigos
en la causa sobre los presuntos motivos que originaron tal contratación constituyen
alegaciones extemporáneas que contrarían el principio de congruencia y de defensa
enjuicio y no pueden producir efecto probatorio. Esto es así porque el método de sus-
tanciación adoptado por nuestro sistema legal exige una narración completa y deta-
llada de todos los hechos y omisiones relevantes y cuyo olvido impide que sean obje-
to de prueba (arts. 360 y 364, CPCCM). [CNAT, Sala X, 13/7/00, "Pípolo, Andrea c. Soft-
ware de JuegosS.A. y otross/Despido”, www.pjn.gov.ar].

Ahora bien, en el supuesto de que alguna de las demandadas alegare concreta-


mente algún motivo previsto por la ley como justificativo de este tipo de contrata-
ción (por intermedio de una agencia de servicios eventuales) y no obstante que la
carga de la prueba de la eventualidad se encuentra a cargo de quien la invoca, ato-
do evento, conviene tomar algunos recaudos.
Porque, como todos sabemos, la justicia que nos toca vivir a diario (no la que se
ve por los medios masivos de comunicación) no suele reprimir el delito de falso tes-
timonio y esta es una gran ventaja que tienenlosempresarios inescrupulosos, quie-
nes pueden utilizar a sus empleados más obsecuentes como testigos de favor.
Las dificultades que tiene siempre el trabajador para conseguir testigos, no las
tiene el empresario. Porque, en la generalidad de los casos, los testigos propuestos
por el demandado son sus propios empleados, para quienes comparecer a pedido
96 JOSÉ MANUEL SALGADO

de su empleador no representa ningún inconveniente, sino, todo lo contrario, la


posibilidad de congraciarse con este.
Por el contrario, el trabajador deberá buscar testigos entre sus excompañeros
de trabajo que ya no estén en la empresa, en tanto que rara vez quienes sigan tra-
bajando accederían a declarar a propuesta del actor. Además, los testigos que pue-
da conseguir el trabajador suelen estar menos familiarizados con estas cuestiones
y, porende, están más propensos a equivocarse, a expresarse incorrectamente, et-
cétera.
Pues bien, frente a tal panorama, y, reiteramos, no obstante que la carga de la
prueba de la eventualidad es de quien la invoca (art. 99, LCT), no resulta ocioso
ofrecer algunas pruebas que podrian contrarrestar lo que eventualmente pudiera
declarar algún testigo de favor con respecto a los motivos por los cuales el trabaja-
dor fue contratado.
Así, por ejemplo, si la empresa usuaria y/o la agencia alegaran que el trabajador
fue contratado para cubrir una vacancia, para lo cual —necesariamente— deberí-
an individualizar a la persona reemplazada, en oportunidad de contestar el trasla-
do previsto por el art. 71 de la LO (si se tratara de un juicio que tramita en el ámbi-
to de la Capital Federal) se podrá solicitar que el perito contador informe, confor-
me lo que surja de los recibos de sueldo de dicha persona y de los libros de la empre-
sa, si, durante el período del supuesto reemplazo, al trabajador reemplazado se le
liquidaron salarios correspondientes a la licencia de que se trate. Recordemos, asi-
mismo, que, de conformidad con lo normado por el art. 69 de la LNE, la empresa
que pretende reemplazar personal estable, en uso de una licencia, con trabajado-
res eventuales contratados por intermedio de una agencia, deberá celebrar con
estos un contrato por escrito en el que se debe consignar el nombre del trabajador
reemplazado (véase supra, $ 18, punto a). Así, si se alegara este supuesto, podría
solicitarse a la empresa usuaria que exhiba tales contratos en los términosy bajo el
apercibimiento previstos por el art. 388 del CPCCN.
Por otro lado, si la empresa usuaria y/o la agencia alegasen que la primera expe-
rimentó una necesidad extraordinaria y transitoria de personal, por el motivo que
fuere, podría solicitarse al perito contador que informe, conforme lo que surja de la
sección particular del libro especial de la empresa usuaria (art. 13, decr. 1694/06),
cuántos trabajadores contratados por intermedio de agencias de servicios eventua-
les mantuvo la misma en cada mes, durante un período de tiempo que comience
mucho antes del ingreso del actory finalice mucho después del egreso del mismo.
Así, si la cantidad de trabajadores contratados por intermedio de agencias de
servicios eventuales se hubiera mantenido siempre estable, aún antes del ingreso
del actor y aún después del egreso del mismo, quedará desbaratada la excusa de la
necesidad extraordinaria como justificativo de la contratación del demandante.
Asimismo, en el caso de que al actor le hayan sido negadas sus tareas, resultaría
sumamente esclarecedor que el experto contable informe, concretamente, si, con
EL FRAUDE LABORAL 97

posterioridad al egreso del accionante, la empresa usuaria contrató nuevos traba-


jadores por intermedio de cualquier agencia de servicios eventuales. La respuesta
afirmativa permitirá descartar la eventualidad de los servicios prestados por el de-
mandante; o, cuanto menos, permitirá descartar que esa supuesta “eventualidad”
finalizó cuando lo pretendió la parte demandada (cuando le fueron negadastare-
as al trabajador).
Lamentablemente, en el ámbito de la justicia capitalina, en la gran mayoría de
los juzgados laborales, y salvo honrosas excepciones, imperan criterios cerrados,
poco analíticos y lineales a la hora de evaluar la procedencia de las pruebas. Por
ello, y porque no se debe tolerar que se trasladen al trabajador las consecuencias
negativas de la falta de recursos de la justicia, la buena praxisjudicial aconseja recu-
rrir las resoluciones judiciales que desestimen pruebas conducentes por conside-
rarlas ajenas a la cuestión litigiosa.
Habrá que tratar de explicar que la “eventualidad” (o la falta de ella) son con-
ceptos que hacen a la cuestión que se discute y cuyo análisis excede, necesaria-
mente, los límites temporales de la vinculación laboral del actor con la empresa
usuaria. Así, por ejemplo, si se pretende demostrar que no existió una necesidad
extraordinaria y transitoria porque la empresa usuaria acostumbra mantener
siempre a un determinado porcentaje de sus trabajadores contratados por agen-
cias, habrá que producir pruebas que, inexorablemente, exceden del límite tem-
poral dado por la vinculación laboral con el actor y habrá que ir, asimismo, más allá
de lo estrictamente vinculado con esa relación. Nadie puede negar, sin embargo,
quese trata de una cuestión vinculada con el objeto de la litis, entanto que la even-
tualidad es —ni más ni menos— que el meollo decisional del pleito. Además, la cir-
cunstancia de que la carga de la prueba de un determinado hecho se encuentre a
cargo de una de las partes, no puede erigirse en excusa para negarle a la otra par-
te la posibilidad de probar la inexistencia de ese hecho, siempre que se trate de un
hecho conducente a la solución del litigio.

Convendrá expresar, en el recurso que se deba impetrar, que, encontrándose


comprometido el derecho de defensa en juicio del trabajador, en caso de duda, de-
berá estarse por la producción de la prueba, sin perjuicio de la valoración que de la
misma haga el magistrado a la hora de sentenciar.
Si la prueba quese intenta producir noes notoriamente improcedente, en caso de du-
da, corresponde recibirla, sin perjuicio de la valoración que se haga de los elementos
aportados al proceso, en oportunidad de dictarse sentencia (CNCiv., Sala A, 4/7/67, LL,
127-1161, 15.870-S; ídem, Sala D, 23/4/65, LL, v. 119, p. 1001, 12.444-5)*.

* — Morello - Sosa - Berizonce, Códigos procesales en lo civil y comercial de la provincia de Bue-


nos Aires y de la Nación. Comentados y anotados, 2* ed., 1994, t, V-A, ps. 104 y 105.
98 JOSÉ MANUEL SALGADO

Si aún en caso de duda cabe estar por la producción de las pruebas, con mayor
razón deberá ordenarse su producción tratándose de pruebas ofrecidas por el tra-
bajador, de quien jamás se puede sospechar que lo inspire algún ánimo de entor-
pecero dilatar el normal desarrollo del proceso, y quien se supone sujeto de mayor
protección (art. 14 bis, CN).

ANEXO *

= Modelo de carta documento a la empresa usuaria

Buenos Aires, ...


Sr. Representante Legal de ... [razón social de la empresa usuaria]:
De conformidad con lo normado por los arts. 8?y 11 de la ley 24.013, intímole, plazo
treinta días corridos contados a partir de la recepción de la presente, proceda a regis-
trar adecuadamente la relación laboral que me vincula con la empresa que usted
representa. Ingresé atrabajar para ... [razón social de la empresa usuaria], en el esta-
blecimiento que esa empresa posee en la calle ..., el día ..., realizando tareas de ..., en
el siguiente horario: ...; percibiendo actualmente una remuneración mensual de $ ...
Permite calificar a la inscripción como defectuosa la circunstancia que, en contra de lo
normado por los arts. 99 de la LCT, 77 y concordantes de la ley 24.013, y 6? del decr.
1694/06, me encuentro registrado por una agencia de servicios “eventuales” (...)
[razón social de la agencia], que no es mi verdadero empleador, ya que noexisteeven-
tualidad o motivo extraordinario alguno que justifique tal tipo de contratación (por
intermedio de una agencia de servicios “eventuales”). Formulo la presente intima-
ción bajo apercibimiento de accionar judicialmente reclamando el pago de las multas
previstas en la normativa legal citada (arts. 8” y 11 de la ley 24.013).
Desde ya le hago saber que procederé a considerarme despedido por su culpa en el
supuesto de desconocimiento de la relación laboral, y/o de sus reales circunstancias,
y/o de una negativa expresa o implícita a registrar debidamente el vínculo. Ello así,
habida cuenta de los perjuicios que al suscripto ocasionaría el eventual desconoci-
miento de laidentidad de miverdadero empleadory la consecuente pretensión deso-
meterme a un régimen (permanente pero discontinuo), que no se condice con las rea-
les circunstancias de la relación.

= Modelo de carta documento a la AFIP

Buenos Aires, ...


Sr. Director de la AFIP:
De conformidad con lo normado porel art. 11 de la ley 24.013, le hago saber que, en
el día de la fecha, he remitido a mi verdadero empleador (...) [razón social de la

* Loescrito entre corchetes no es parte de los modelos; es instructivo para su uso.


EL FRAUDE LABORAL 99

empresa usuaria], CUIT ...... ¿con domicilio en ...... , carta documento con el siguien-
te texto:
“De conformidad con lo normado por los arts. 8? y 11 de la ley 24.013, intímole, plazo
treinta días corridos contados a partir de la recepción de la presente, proceda a regis-
trar adecuadamente la relación laboral que me vincula con la empresa que usted re-
presenta. Ingresé a trabajar para ... [razón social de la empresa usuaria], en el estable-
cimiento que esa empresa posee en la calle ..., el día ..., realizando tareas de ..., en el
siguiente horario: ...; percibiendo actualmente una remuneración mensual de $ ...
Permite calificara la inscripción como defectuosa la circunstancia que, en contra de lo
normado por los arts. 99 de la LCT, 77 y concordantes de la ley 24.013, y 6* del decr.
1694/06, me encuentro registrado por una agencia de servicios “eventuales” (...)
[razón social de la agencia], que no es miverdadero empleador, ya que no existe even-
tualidad o motivo extraordinario alguno que justifique tal tipo de contratación (por
intermedio de una agencia de servicios “eventuales”). Formulo la presente intima-
ción bajo apercibimiento de accionar judicialmente reclamando el pago de las multas
previstas en la normativa legal citada (arts. 8* y 11 de la ley 24.013).
Desde ya le hago saber que procederé a considerarme despedido por su culpa en el su-
puesto de desconocimiento de la relación laboral, y/o de sus reales circunstancias, y/o
de una negativa expresa o implícita a registrar debidamente el vínculo. Ello así, habi-
da cuenta de los perjuicios que al suscripto ocasionaría el eventual desconocimiento
de la identidad de mi verdadero empleador y la consecuente pretensión de someter-
mea un régimen (permanente pero discontinuo), que no se condice con las reales cir-
cunstancias de la relación”.

= Modelo de carta documento


ala agencia

Buenos Álres, ...


Sr. Representante Legal de ... [razón social de la agencia]:
Resultando la agencia que usted representa, de conformidad con lo normado por el
art.29 de la LCT, solidariamente responsable por todas las obligaciones (actuales y/o
futuras) emergentes de la relación laboral anudada entre el suscripto y ... [razón so-
cial de la usuaria], le hago saber que, en el día de la fecha, he remitido a mi verdade-
ro empleador (...) [razón social de la empresa usuaria], carta documento con el si-
guiente texto:
“De conformidad con lo normado por los arts. 8* y 11 de la ley 24.013, intímole, plazo
treinta días corridos contados a partir de la recepción de la presente, proceda a regis-
trar adecuadamente la relación laboral que me vincula con la empresa que usted
representa. Ingresé a trabajar para ... [razón social de la empresa usuaria], en el esta-
blecimiento que esa empresa posee en la calle ..., el día ..., realizando tareas de ..., en
elsiguiente horario: ...; percibiendo actualmente una remuneración mensual de $ ...
Permite calificara la inscripción como defectuosa la circunstancia que, en contra de lo
normado por los arts. 99 de la LCT, 77 y concordantes de la ley 24.013, y 6* del decr.
1694/06, me encuentro registrado por una agencia de servicios “eventuales” (...)
100 JOSÉ MANUEL SALGADO

[razón social de la agencia], que no es miverdadero empleador, ya que no existe even-


tualidad o motivo extraordinario alguno que justifique tal tipo de contratación (por
intermedio de una agencia de servicios “eventuales”). Formulo la presente intima-
ción bajo apercibimiento de accionar judicialmente reclamando el pago de las multas
previstas en la normativa legal citada (arts. 8” y 11 de la ley 24.013).
Desde ya le hago saber que procederé a considerarme despedido por su culpa en el
supuesto de desconocimiento de la relación laboral, y/o de sus reales circunstancias,
y/o de una negativa expresa o implícita a registrar debidamente el vínculo. Ello así, ha-
bida cuenta de los perjuicios que al suscripto ocasionaría el eventual desconocimien-
to de la ¡identidad de mi verdadero empleador y la consecuente pretensión de some-
terme a un régimen (permanente pero discontinuo), que no se condice con las reales
circunstancias de la relación”.

= Modelo de demanda contra la empresa usuaria


y la agencia

PROMUEVE DEMANDA POR DESPIDO

Señor Juez:
JOSÉ MANUEL SALGADO, letrado inscripto en la matrícula respectiva (CPACFT" 39 F*
961, DNI 16.777.158, CUIT 20-16777158-1, IVA responsable inscripto), constituyendo
domicilio procesal material en ...

|. PERSONERÍA: ...

II. OBJETO:
En el carácter utsupra indicado, y siguiendo expresas instrucciones de mi mandante,
vengo por la presente a promoverformal demanda por despido, cobro de pesos y cer-
tificados de trabajo contra las siguientes personas jurídicas:
1) ... [razón social y domicilio de la empresa usuaria].
2) ... [razón social y domicilio de la agencia].

Ello, en base a los hechos y el derecho que paso a exponer:

III. LOS HECHOS:


Liminarmente cabe aclarar que, habiendo resultado la empresa usuaria el verdadero
empleador del actor, en adelante la misma será designada como “demandada”, "ac-
cionada” o términos de ¡gual significación. Luego, toda vez que la agencia de servi-
cios “eventuales” no fue más que un sujeto interpuesto entre la usuaria (verdadera
empleadora de mi mandante) y el actor, en adelante llamaremos a aquella (a la agen-
cia) como "codemandada”, "coaccionada”, o términos del mismo significado.
Pues bien, mi mandante comenzó a trabajar para la demandada en fecha ..., mante-
niéndose el vínculo laboral, sin solución de continuidad, para la misma empresa, en el
mismo lugar de trabajo (el establecimiento sito en ...), hasta el día ... (conforme el
EL FRAUDE LABORAL 101

carácter recepticio de la notificación rescisoria), cuando el actor se consideró despe-


dido por culpa de la accionada, quien siempre fue su verdadero empleador.
Vale decir que mi representado trabajó para la demandada, sin solución de continul-
dad, durante...
Realizó siempre el accionante tareas de ..., en el siguiente horario: ...
Al tiempo del distracto, percibía el actor una remuneración mensual de $ ...
Siempre se desempeñó el demandante en el establecimiento que la demandada po-
see en la calle ...
Merced a la actividad de la demandada (verdadero empleador del actor), los trabajos
desempeñados por mi comitente se encuentran comprendidos en el CCT ...
Como ya se anticipó, las tareas cumplidas por el demandante eran las concernientes
al giro normal y habitual de la accionada.
Teniendo en cuenta tanto las necesidades de la demandada, como el tipo de tareas
desempeñadas por el actor, no existió motivo alguna que justifique su contratación
por intermedio de una agencia de servicios “eventuales” (conf. arts. 99 de la LCT, 77 y
concordantes de la ley 24.013 y 6* del decr. 1694/06).
Es más, como se demostrará con la pericia contable a producirse en autos, el verdade-
ro empleador del actor (la demandada) mantiene en forma permanente a un impor-
tante porcentaje de sus empleados contratados por intermedio de agencias de servi-
cios “eventuales”.
Se trata de una forma de fraude direccionada a precarizar de facto la situación en la
quese encuentra gran parte delostrabajadores del establecimiento, como una herra-
mienta eficaz para mantenerlos absolutamente sometidos, sin posibilidad de discutir
ninguna de las condiciones laboralesa las que son sujetos.
No obstante lo expuesto ut supra, el salario del actor era abonado por la codemanda-
da, quien, asimismo, entregaba a mi mandante duplicados de recibos de haberes.
Con la finalidad de evitar la obligación de indemnizar ante un eventual despido, el
verdadero empleador del actor (la demandada) recurrió al fraude laboral y omitió re-
gistrara su dependiente, manteniendo la vinculación al margen de la ley; registrada
por una interpósita persona.
El actor, quien no desconocía la identidad de su verdadero empleador, reclamó a la
demandada, reiteradamente, en forma verbal primero, la adecuada registración del
vínculo.
Tales reclamos resultaron infructuosos, por lo quese inició el intercambio telegráfico
que seguidamente será reseñado: ...

Enel sub lite, el desconocimiento de la relación laboral por parte de su verdadero em-
pleador constituyó para el demandante una injuria de gravedad tal que justificó ple-
namente la denuncia de la relación dispuesta por el actor.
La injuria que se propina al trabajador al intentar someterlo a un régimen que no es
aquel que corresponde de conformidad con la modalidad de las tareas desempeña-
das, en el sub lite, es obvia, porque el actor tenía derecho a mantenerse ocupado en
forma continua, en tanto que el régimen al que se lo intentaba someter permite sus-
pensiones anuales sin goce de sueldo de hasta noventa días (art. 5*, inc. “a”, decr.
1694/06). Además, hace a la dignidad del trabajador el mantenerse ocupado en una
102 JOSÉ MANUEL SALGADO

misma empresa, porque esa es la única forma de adquirir mayor capacitación y de


poder ascender en la escala jerárquica de la misma. Ni hablar de los beneficios que en
el plano social trae aparejada la circunstancia de permanecer en un mismo lugar de
trabajo, y así entablar un vínculo de amistad con sus pares, imposible de lograr por
quien debe cambiar permanentemente de empresa. En definitiva, el actor quiso ser
reconocido y registrado por su verdadero empleador, porque tenía derecho a ello y
porque, comose vio, se trata de un derecho que trae aparejados varios beneficios que
tienen que ver con el bienestary la dignidad del trabajador.
De tal suerte que la negativa de la relación laboral formulada por su verdadero em-
pleador no dejó otro recurso al demandante que denunciar el contrato de trabajo.
Así las cosas, adeudan la demandada (y la codemandada en virtud de la solidaridad
prevista por el art. 29 de la LCT) al actor las sumas que serán liquidadas en el capítulo
siguiente:

IV. LIQUIDACIÓN:
LJ

V. MULTAS DE LA LEY NACIONAL DE EMPLEO - RECLAMO SUBSIDIARIO:


Como seguramente las demandadas argumentarán que no correspondela aplicación
de la Ley Nacional de Empleo, toda vez que la relación se encontraba “registrada”, ca-
be adunar a ello que, conforme pacífica e inveterada jurisprudencia del fuero, corres-
ponde la condena a las multas sub-examen cuando la relación se encuentra registra-
da por quien no es el verdadero empleador; por una persona interpuesta.
En efecto, en varios precedentes de aristas similares al sub-examen, se resolvió en
favor del reclamo de las multas de la Ley Nacional de Empleo, cuando la relación labo-
ral nose encontraba registrada por el verdadero empleador.
Finalmente, cualquier discusión relativa al tema que nosocupa quedó zanjadaen esta
jurisdicción mediante el dictado del plenario 323 de 2009; “Vásquez, María Laura c.
Telefónica de Argentina S.A. s/Despido”, en el cual se resolvió a favor de la proceden-
cia de las multas que nos ocupan en aquellos supuestos como el subexamen, en los
que el trabajador se encuentra registrado por una interpósita persona.
Adviértase que el actor reclamó, con resultado infructuoso, a su verdadero emplea-
dor, el adecuado registro de la vinculación en los términos previstos por los arts. 8? y
11 de la LNE y que, el mismo día de la remisión de dicha intimación, envió copia a la
AFIP de la misma. Nótese asimismo que —finalmente— el despido tuvo relación cau-
sal con dicha intimación.
Destaco, al respecto, que el verdadero empleador del trabajador siquiera registró al
actor en la sección particular de su libro especial, conforme lo impone el art. 13 del
decr. 1694/06.
Atodoevento, enlo que respecta alo normado por el art. 13, último párrafo del decr.
1694/06, me remito a lo expuesto infra con relación a su evidente inconstitucionali-
dad.
Subsidiariamente, esto es, para el hipotético y poco probable supuesto que no se con-
sideren aplicables los dispositivos de la ley 24.013, deberá condenarse a las demanda-
das (en forma solidaria) a abonar al actor la multa establecida por el art. 1? de la ley
EL FRAUDE LABORAL 103

25.323, toda vez que la relación laboral habida con el demandante no se encontraba
regularmente registrada.
Ello asi porque, no obstante que la multa del art. 1” de la ley 25.323 no resulta acu-
mulable con aquellas previstas en la LNE, procede reclamarla en forma subsidiaria;
esto es, para el supuesto que, por el motivo que fuere, V.S. considere inaplicable la
ley 24.013.
Atento lo manifestado, solicito expresamente que, en el hipotético y poco probable
supuesto que se consideren inaplicables los arts. 8? y/o 15 de la ley 24.013, se condene
a las demandadas (en forma solidaria) al pago de la multa prevista en el art. 1* de la
ley 25.323.

VI. MULTA DEL ART. 29 DE LA LEY 25.323 E INTERESES DEL ART. 9% LEY 25.013:
Mi parte reclama expresamente se condene a las demandadas (en forma solidaria) a
abonar al actor la multa prevista en el art. 2? de la ley 25.323.
Adviértase que, luego de extinguido el vínculo y de fenecido el plazo previsto por el
art. 255 bis de la LCT, el accionante reclamó —telegráficamente y con resultado in-
fructuoso— el pago de las indemnizaciones surgentes del distracto.
En referencia a este dispositivo, se ha dicho: “El objetivo de la norma no es otro que
fortalecer lasrelacionesdetrabajo con vocación de permanencia, obligando a losem-
pleadores a ser más prudentes en el ejercicio de sus potestades rescisorias y a no espe-
cular con la morosidad tribunalicia” (Carlos Pose, Ley de Contrato de Trabajo, Buenos
Aires, abril 2001, p. 380).
Por su parte, el art. 9? de la ley 25.013, crea una presunción en favor del trabajador,
que permite declarar temeraria y maliciosa la conducta del empleador que incurre en
mora respecto del pago de indemnizaciones por despido, preaviso e integración.
Con respecto a la multa prevista por el art. 2? de la ley 25.323 y los intereses estableci-
dos por el art. 9* de la ley 25.013, cabe manifestar que ninguna distinción correspon-
de formular con relación a si se trata de un despido directo o indirecto.
En efecto, ninguna diferencia puede existiren cuanto a que el despido sea directo o
indirecto, porque si se reconocieran distintos efectos al despido directo de aquel dis-
puesto porel trabajador, seestariatransformando ala norma en letra muerta, al otor-
garle al empleador una herramienta eficaz para eludirel cumplimiento de la sanción,
omitiendo despedir en forma directa a su dependiente, pero injuriándolo al extremo
de obligarlo a colocarse en situación de despido.
Asimismo, cabe manifestar también que ambos dispositivos no son incompatibles y
que corresponde condenar a las legitimadas pasivas al pago de la multa prevista por
el art. 2? de la ley 25.323, con los intereses establecidos en el art. 9? de la ley 25.013
sobre el total de los rubros adeudados.
En el sub lite, no existe una doble imposición para una misma conducta, en tanto que
se trata de dos dispositivos que sancionan distintas conductas y de distinta forma. En
el caso del art. 2? de la ley 25.323 se sanciona la conducta de quien obliga al trabaja-
dor a ocurrir a la justicia o a una instancia previa obligatoria y se la castiga con una in-
demnización adicional, en tanto que el art. 9? de la ley 25.013 sanciona la falta de pa-
go en término de las indemnizaciones por despido, castigando dicha conducta con la
aplicación de intereses especiales.
104 JOSÉ MANUEL SALGADO

Además, a todo evento, el principio non bis in idem, previsto para el derecho penal,
noes aplicable a esta disciplina, en la que deben primarlos principios protectorio, de
progresividad y el in dubio pro obrero en caso de duda sobre la interpretación de las
normas.
A mayor abundamiento, y a todo evento, aunque se tratara de dos sanciones distin-
tas para una misma conducta, correspondería la aplicación de ambas, si ninguna nor-
ma establece expresamente que las mismas resultan “incompatibles”. De lo contrario
se estaría cometiendo una seria y flagrante violación al principio republicano de go-
bierno, arrogándose el juzgador facultades que competen a otro Poder del Estado,
como es el Legislativo.
Adviértase que, deliberadamente, el legislador mantuvo vigente el art. 9? de la ley
25.013, no obstante que mediante el art. 41 de la ley 25.877 se derogaron varios de los
artículos de aquella, luego de haberse sancionado la ley 25,323.
En efecto, cuando se derogaron varios de los artículos de la ley 25.013 (mediante la
sanción de la ley 25.877, art. 41) se mantuvo vigente el art. 9” de aquella, no obstante
que ya se había sancionado el art. 2? de la ley 25.323.
En otras palabras, la voluntad clara e inequívoca del legislador fue que ambos dispo-
sitivos (art. 9" de la ley 25.013 y art. 2? de la ley 25.323) convivieran.
De manera tal que, si la ley no lo establece expresamente, el juzgador no puede, sin
violar el principio republicano de gobierno, declarar que ambos dispositivos resultan
“incompatibles”, debiendo aplicarlos conjuntamente cuando, como en el sub lite, el
supuesto fáctico bajo análisis se encuentra comprendido bajo la órbita de los dos.
Así las cosas, solicito se condene a las demandadas (en forma solidaria) al pago de la
multa prevista en el art. 2? de la ley 25.323 y de los intereses establecidos por el art. 9?
de la ley 25.013 sobre el total de los créditos del actor.

VII. TEMERIDAD Y MALICIA:


Sin perjuicio que, como se expuso ut supra, en el sub líte deviene de aplicación lo nor-
mado por el art. 9” de la ley 25.013, corresponde considerar también que la conducta
de las demandadas encuadra en las previsiones del art. 275 de la LCT.
En efecto, porque las demandadas han negado la existencia de la relación laboral con
plena conciencia de su propia sinrazón, en tanto que jamás se ha invocado en autos
(concreta y debidamente) una “eventualidad” que justificara la contratación del ac-
tor por intermedio de una agencia de servicios “eventuales”.
Atento lo expuesto, corresponde —y así formal y expresamente lo solicito— declarar
la conducta de ambasaccionadastemeraria y maliciosa y condenarlas, porende, al pa-
go del máximo de los intereses previstos en el art. 275 de la LCT.

VIII. CERTIFICADO DE TRABAJO Y MULTA:


Asimismo, solicito se condene a las demandadas (en forma solidaria) a entregar al ac-
tor los certificados previstos por el art. 80 de la LCT, en los que se deberá consignar la
verdadera identidad del empleador, las indicaciones sobre el tiempo real de presta-
ción de servicios, naturaleza de estos (relación permanentey continua), constancia de
los sueldos efectivamente devengados y de los aportes y contribuciones efectuados
con destino a los organismos de la seguridad social.
EL FRAUDE LABORAL 105

Sin perjuicio de todo lo anterior, solicito se condene a las accionadas (en forma soli-
daria) a abonar a mi poderdante la multa prevista por el art. 80 de la LCT (texto según
art. 45 de la ley 25.345).
Adviértase que —en un todo conforme con lo normado porel art. 3? del decr. 146/01 —
el actor intimó la entrega de los certificados de marras (con resultado infructuoso), res-
petando los plazos previstos en el dispositivo señalado.
Sin perjuicio de destacar que en el sub lite las demandadas jamás entregaron a mi
mandante certificado alguno, seseñala también que la obligación prevista por el art.
80 de la LCT solo podría considerarse como cumplida silasaccionadas hubieran entre-
gado al actor, en tiempo y forma, los certificados reclamados, consignándose en los
mismos los datos verdaderos de la vinculación, especialmente que se trató de una re-
lación permanente y continua.
Atento lo manifestado, solicito se condene a ambas demandadas en forma solidaria,
al pago de la multa prevista por el art.80 de laLCT y ala entrega de los certificados dis-
puestos por tal dispositivo.
"Cuando la sentencia determina el carácter de empleadora de la empresa usuaria, des-
de el momento que aplica la previsión del art. 29 de la LCT, esta es la relación 'auténtica'
que reconoce el fallo por oposición a la 'aparente' modalidad elegida por la patronal,
que fuera desestimada. Su obligación en cuanto a la entrega de los certificados de tra-
bajo es directa y emerge del art. 80 de la LCT, en su carácter de empleador, sin perjuicio
de la condena solidaria a la empresa de servicios eventuales, dadas las previsiones del
art. 29ya citado” (CNAT, Sala VII, 16/8/06, “Scafidi, Danielc. SeresS.A.
y otro s/Despido”).
"Cabe hacer lugar a la multa del art. 45 de la ley 25.345 por la falta de entrega de los
certificados de trabajo, los cuales, en definitiva deberán ser extendidos por la empre-
sa empleadora, sin perjuicio de su imposición solidaria a la agencia de servicios even-
tuales que actuó como intermediaria fraudulenta en la contratación del actor” (CNAT,
Sala 1, 20/7/07, "Acciari, Javier Alejandro c. Juan Cincotta S.A. y otro s/Despido”).

IX. INTERESES MORATORIOS:


De conformidad con lo establecido en el Acta 2601 del 21/5/14, solicito se condene a
ambas demandadas (en forma solidaria) a abonar al actor los intereses que cobra el
Banco de la Nación Argentina al otorgar préstamos de libre destino, desde la mora y
hasta el efectivo pago.

X. INTERESES ESPECIALES:
Sin perjuicio de los intereses moratorios peticionados en el capítulo anterior, y de con-
tormidad con lo normado por el art. 804 del CCCN, pido que la sentencia que recaiga
en autos establezca, para el supuesto de incumplimiento de la condena, intereses
conminatorios especiales y adicionales a los moratorios que corresponde aplicar des-
de la mora (conf. SCBA, L. 80.710 del 7/9/05; “Rodríguez, Jorge Daniel c. Celulosa
Argentina S.A.s/Dañosy perjuicios”).

XI. ACTUALIZACIÓN MONETARIA:


Asimismo, para el supuesto que la inflación que pudiera haber (desde la mora de las
demandadas y hasta el efectivo pago de las sumas adeudadas al actor) provoque un
106 JOSÉ MANUEL SALGADO

considerable deterioro del valor real; esto es, del poder adquisitivo de los montos re-
clamados, esta parte deja planteada la inconstitucionalidad de los arts. 7? y 10 de la
ley 23.928 (modificados por el art. 4? de la ley 25.561) en cuanto prohíben la actuali-
zación monetaria —aún de las sumas reclamadas judicialmente y aún ante la existen-
cia de mora— toda vez que, en la hipótesisseñalada, se vería vulnerado el derecho de
propiedad del demandante (art. 17 de la CN) y se provocaría un enriquecimiento ilíci-
to de quienes se encontraban en mora, en perjuicio de los créditos alimentarios exis-
tentes a favor de mi representado,
En efecto, si se perdiera el poder adquisitivo de las sumas nominales adeudadas al ac-
tor (supuesto que acontecería si los intereses devengados desde la mora y hasta el
efectivo pago resultaran inferiores al índice inflacionario registrado en el mismo perí-
odo), se produciría un avasallamiento al derecho de propiedad de mi mandante, ha-
bida cuenta que el valordel dinero se encuentra exclusivamente vinculado asupoten-
cialidad para adquirir bienesy servicios.
Dicha hipótesis, como dije, sucedería si los intereses aplicables (desde la mora y hasta
el efectivo pago), resultaran inferiores a los índices inflacionarios registrados en el
mismo período.
En tal supuesto, se produciría, además de un serio menoscabo al derecho de propie-
dad del actor, un enriquecimiento ilícito de las accionadas, desde que, ante una even-
tual inflación, no tendrían impedimento legal alguno para incrementar sus ingresos
(por vía de un aumento del valor de los productos y/o servicios que venden) y verían li-
cuado su pasivo, al quedar este sujeto a las restricciones impuestas por las normas
cuestionadas.
En síntesis, una eventual inflación afectaría a mi mandante, quien —ley de converti-
bilidad mediante— vería atado su crédito a la nominalidad impuesta por dichas nor-
mas (arts. 7” y 10), en tanto que beneficiaría a las legitimadas pasivas, quienes no en-
contrarían impedimento legal alguno para aumentar sus ingresos.
Vale decir que, en la hipótesis que venimos analizando, se produciría, además de un
menoscabo al derecho de propiedad del legitimado activo, una flagrante violación al
derecho de igualdad previsto por el art. 16 de la CN.
Enelsentido que propongo, se haexpresado la Cámara de Apelaciones del Trabajo de
la Provincia de Córdoba, Sala Décima, en los autos “Rodríguez, Pedro E. c. Carlos A.
Meana y otro s/Despido", sentencia del 22/3/02.
En idéntico sentido también ha resuelto el Trib. Trab. n* 1 de Mar Del Plata, con fecha
28/6/02, en autos “González, Juan P.c. Luna, Eduardo A.” (LLBA, agosto 2002, p. 975):
"Resultan inconstitucionales el art. 4” de la ley 25.561 y arts. 7”y 10 de la ley 23.928 en
cuanto prohíben la utilización de mecanismos indexatorios o de actualización mone-
taria, pues habiéndose producido la devaluación de la moneda nacional frente al dó-
lar, con el consecuente aumento de precios y de la inflación, dicha prohibición afecta
principios consagrados por la carta magna, como el de propiedad y el de igualdad”.
Más recientemente, se ha pronunciado también el Tribunal de Trabajo n* 3 de Lomas
de Zamora, declarando la inconstitucionalidad de las normas que prohíben la actua-
lización por índice de precios: “En base a lo expuesto, a la inflación registrada en los
primeros cuatro meses del año en curso y en el incierto panorama social y económico
en que estamos inmersos, estimo que solo los intereses a las tasas que aplica el tribu-
EL FRAUDE LABORAL 107

nal en la forma reseñada, por insuficientes, no resultan eficaces ni equitativos para


mantener el valor económico real del crédito del acreedor frente al desajuste opera-
do por el proceso inflacionario que ya padecemos, en la magnitud aludida preceden-
temente, y si bien no se me escapa que la declaración de inconstitucionalidad de una
norma es un acto de suma gravedad institucional, la u/tima ratio del orden jurídico,
estoy convencido que el art. 4? de la ley 25.561, es violatorio de los arts. 14, 17, 28 y 33
de la Constitución Nacional; 19, 2”, 10, 15 de la Constitución de la Provincia, lo que me
inclina decididamente a declarar su inconstitucionalidad, propiciando la repotencia-
ción del crédito del actor” (autos: “Palomo, Luis Alberto c. Provincia ART S.A. s/Acci-
dente”, del 2/7/09).
Advierta 5.5. que la prohibición de indexar tiene hogaño más excepciones que su-
puestos en los que se aplica (v. gr., arts. 19, ley 26.417; 89, ley 26.773; 70, ley 26.844, et-
cétera). A ello debemos adunar que no se encuentran afectadas por la prohibición de
indexar las llamadas deudas de valor, por lo que, en definitiva, la prohibición de inde-
xar parece actualmente aplicable únicamente a lasindemnizaciones por despido im-
pagas, por lo que la situación, claramente, resulta contraria al principio constitucio-
nal previsto en el art. 14 bis de la Carta Magna.
Conforme lo expuesto, en la hipótesis referida, pido —desde ya— se omita la aplica-
ción de los arts. 7? y 10 de la ley 23.928, declarándose la inconstitucionalidad de los
mismos y ordenándose actualizar el crédito del actor conforme el IPC, nivel general,
por todo el período comprendido desde la mora y hasta su efectivo pago.
Para el caso que se desestime la petición impetrada, en el supuesto referido, y toda
vez que de esa forma se verían afectadas garantías constitucionales de mi instituyen-
te, hago expresa reserva del caso federal, a los fines de acudir a la Excma. Corte Supre-
ma de Justicia de la Nación, por vía del recurso extraordinario previsto en el art, 14 de
la ley 48.

XIl. INCONSTITUCIONALIDAD DEL ART. 13 DECR. 1694 DE 2006:


Mi parte sostiene que la empresa usuaria (en rigor, el verdadero empleador del actor)
no lleva, en sus libros laborales, la sección particular prevista por el art. 13 del decr.
1694/06, en la cual, como se sabe, se deben inscribir a los trabajadores que han sido
contratados por intermedio de una agencia de servicios eventuales, consignando la
individualización del trabajador, su categoría profesional, las tareas a desarrollar, su
fecha de ingreso y egreso, las remuneraciones denunciadas por la empresa de servi-
cios eventuales y la razón social, el número de CUIT, el número de habilitación y el
domicilio de la agencia de servicios eventuales.
Ahora bien, a todo evento, para el hipotético y poco probable supuesto que la de-
mandada (verdadero empleador del actor) lleve en debida forma la referida sección
particular de su libro especial, vengoa plantear formalmente la inconstitucionalidad
de la parte final del art. 13 del decr. 1694/06, en cuanto establece que: “Las registra-
ciones que se realicen de conformidad con las exigencias de este artículo, además de
las que efectúe la empresa de servicios eventuales de conformidad con lo dispuesto
en el art. 7? de la ley 24.013 y sus modificaciones, respecto de los trabajadores que
prestan servicios en las empresas usuarias, en todos los casos surtirán plenos efectos,
respecto de estas últimas, en lo que hace a la obligación de registración”.
108 JOSÉ MANUEL SALGADO

Liminarmente, considero que una exégesis correcta e integral del decreto de marras
nos lleva a concluir que la norma bajo análisis (art. 13, in fine) debe ser interpretada
en el sentido que la misma está referida a los casos de trabajadores contratados para
algunos de los supuestos previstos en el art. 6” de la referida norma, y/o en los arts. 99
de la LCT y/o arts. 77 y concs. de la ley 24.013.
Vale decir que solo se considerará cumplida la obligación de registrar cuando la em-
presa usuaria y la agencia tengan inscripto al trabajador (en la sección particular y en
el libro especial respectivamente) que ha sido contratado para cubrir necesidades ex-
traordinarias.
De lo contrario, si, como en el subexamen, se ha cometido fraude, porque el trabaja-
dor cubría necesidades normalesy permanentes de la explotación, jamásse puede te-
ner por cumplida la obligación que nos ocupa si la empresa usuaria no lo registró co-
mo empleado propio, sino como dependiente de un tercero interpuesto.
Ahora bien, en el supuesto que V.S. considere que —en todos los casos— con la regis-
tración del trabajador en la sección particular del libro especial de la empresa usuaria
se cumple con la obligación de registrar, corresponde entonces declarar la inconstitu-
cionalidad de la parte final del art. 13 del decr. 1694/06.
En efecto, porque, en tal hipótesis (si interpretáramos a la norma como comprensiva
de todos los supuestos, sin salvedades), el Poder Ejecutivo nacional, al dictar la parte
final del art. 13 del decr. 1694/06, se habría excedido en su potestad reglamentaria,
contrariando la letra y el espíritu de normas laborales sancionadas por el Poder Legis-
lativo de la Nación.
Se habría violado entonces (en tal supuesto) el art. 99, inc. 2? de la Constitución de la
República.
En efecto, porque el Poder Legislativo de la Nación, claramente, ha puesto en cabeza
del empleador, no de un tercero interpuesto, la obligación de registrar al trabajador,
pretendiendo así evitar el fraude y apuntalar el principio protectorio.
Mediante diversas normas, como el art. 52 de la LCTy 7? de la ley 24.013, el legislador
nacional ha intentado evitar el fraude poniendo, claramente, la obligación de regis-
trar en cabeza del empleador, no de otro.
Adviértase que el art. 52 de la LCT, que legisla en materia de registración laboral, co-
mienza diciendo que los empleadores deberán llevar un libro especial, para luego
enumerar los datos que tales libros deben contener. Entérminossimilares, el art. 7? de
la LNE define el concepto de registración laboral estableciendo que la misma se da
cuando el empleador haya inscripto al trabajador en el libro del art. 52 de la LCTy en
los organismos de la seguridad social.
Se desprende de lo expuesto, con meridiana claridad, que el legislador ha querido im-
ponerla obligación de registrar al empleador y noa otro.Lafinalidad de tal intención
es obvia; si se permitiera la registración por un tercero, se estaría convalidando el
fraude y se privaría al trabajador de la protección que dimana de su reconocimiento
como dependiente de aquel para quien presta sus servicios.
De manera tal que, con la pretensión de establecer que con la inscripción del trabaja-
dor en una sección particular del libro especial del art, 52 de la LCT, se cumple con las
obligaciones apuntadas, en casos como el sub-examen (en el que no existen necesi-
dades extraordinarias que justifiquen la contratación por intermedio de una agen-
EL FRAUDE LABORAL 109

cia), se está desconociendo la voluntad del legislador, alterando la letra y el espíritu


de las normas apuntadas.
Elloesasí porquela inscripción quese realice del trabajador en la referida sección par-
ticular del libro especial noloesatítulo deempleado, sinocomo dependiente de otro.
Entonces, en los casos, como el sub lite, en el que el verdadero empleador del traba-
jador es la empresa usuaria y no la agencia (porque no se dan las necesidades extra-
ordinarias previstas por los arts. 6* del decr. 1694/06, 99 de la LCT o 77 y concordantes
de la ley 24.013) se altera el espíritu de la legislación protectora plasmada en disposi-
tivos como los arts. 52 de la LCTy 7? de la LNE, si se pretende cumplida la obligación de
registrar cuando quien lo hace es un tercero interpuesto.
En tal sentido, se ha sostenido: “Lo que no se tiene en cuenta es que no lo inscribe co-
mo un trabajador propio sino justamente como trabajador de un tercero, razón por
la cual, de acreditarse que utilizó esta modalidad para la contratación de tareas nor-
males y permanentes de la explotación, el decreto, al tener por reunidos los extremos
previstos en la norma que regula la registración de la relación laboral, estaría vali-
dando el comportamiento fraudulento orquestado por las partes para evadir las nor-
mas protectorias. En este sentido, considero que constituiría un exceso de reglamen-
tación, por cuanto se estaría validando el fraude pergeñado por ambas empresas,
porque la registración efectuada por la usuaria en el libro especial del art. 52 de la LCT
no lo sería como empleadora, por lo que no se cumpliría la formalidad prevista en el
art.7”delaLNE, sin perjuicio de destacar que en los demás registros previstos en el inc.
b de este artículo quien realmente registró la relación laboral no fue su empleadora,
sino la deudora solidaria” (Hierrezuelo, Ricardo D., La regulación de las empresas de
servicios eventuales después del decreto 1694/2006, en "Revista de Derecho Laboral
y Seguridad Social”, Abeledo - Perrot, 2008-A-189).
Conforme todo lo manifestado, para el hipotético y poco probable supuesto que el
verdadero empleador del actor (la demandada) pretenda tener por cumplida la
obligación de registrar, exhibiendo la inscripción del demandante en lasección par-
ticular de su libro especial (prevista por el art. 13, inc. 1? del decr. 1694/06) solicito se
declare la inconstitucionalidad de la parte final de tal dispositivo, en cuanto esta-
blece que con esa registración se tiene por cumplida la mencionada obligación, sin
formular la salvedad de que el registro en la sección particular no alcanza para tener-
la por cumplida (a la obligación de registrar) cuando, como en el subexamen, el tra-
bajador ha sido contratado para cubrir necesidades normales y permanentes de la
explotación.

XIII. INCONSTITUCIONALIDAD DEL CARÁCTER “NO REMUNERATIVO”:


Como no escapará al elevado criterio de S.S., se entiende por remuneración a la con-
traprestación que recibe el trabajador como consecuencia del contrato de trabajo
(art. 103, LCT). A suvez, la remuneración puede ser satisfecha en dinero o en especie
(art. 105 del mismo régimen).
En este orden, el art. 1? del Convenio 95 de la OIT sobre protección del salario (ratifi-
cado por nuestro país mediante el decr.-ley 11.594/56) establece claramente que “el
término salario significa la remuneración o ganancia, sea cual fuere su denominación
o método de cálculo, siempre que pueda evaluarse en efectivo, fijada por acuerdo o
110 JOSÉ MANUEL SALGADO

por la legislación nacional, y debida por un empleador a un trabajador en virtud de


un contrato de trabajo, escrito o verbal, por el trabajo que este último haya efectua-
do o deba efectuaro por servicios que haya prestado o deba prestar”.
Con sustento en estos postulados, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha decla-
rado en forma reiterada la inconstitucionalidad de todas aquellas normas que pre-
tendieron asignarle carácter “no remunerativo” a cualquiera de las contraprestacio-
nes que percibe el trabajador con motivo de sus servicios.
Así, en autos "Pérez, Aníbal Raúl c. Disco S.A.” (CSJN, del 1/9/09) el cimero tribunal de
la Nación declaró la inconstitucionalidad del inc. c) del art. 103 bis de la LCT (actual-
mente derogado), en cuanto pretendió negarle naturaleza salarial a los vales para
consumo de alimentos.
Asimismo, la misma Corte Suprema de Justicia de la Nación ha resuelto que violan el
art. 14 bis de la CN (en cuanto garantiza la protección contra el despido arbitrario)
aquellas normas que pretenden excluir de la base de cálculo de las indemnizaciones
derivadas del distracto a un determinado rubro que el trabajador percibe como con-
secuencia de su desempeño personal (“González, Martín N. c. PolimatS.A. y otro”, del
19/5/10). En dicho pronunciamiento, el máximotribunal de la Nación declaró la incons-
titucionalidad de los decretos del Poder Ejecutivo nacional 1273/02, 2641/02 y 905/03,
en cuanto pretendieron asignar carácter “no remunerativo” a los aumentos que allí se
establecieron.
Más recientemente, en la causa “Díaz, Paulo Vicente c. Cervecería y Maltería Quil-
mes” (CSJN, del 4/6/13), el cimero tribunal de la República volvió a ratificar estos prin-
cipios declarando la inconstitucionalidad del ya derogado inc. c) del art. 103 bis de la
LCTy de una cláusula convencional mediante la cual se pretendió asignarle carácter
“no remunerativo” al aumento salarial que allí se estableció.
Pues bien, en virtud de los principios sentados por el cimero tribunal de la Nación y
aquellos que, aunque omitidos en el presente capítulo, sean conocidos por S.S. (conf.
CSJN, “Mill de Pereyra, Rita Aurora y otros c/ Corrientes, Pcia. de”, del 21/9/01) corres-
ponde, y así formal y expresamente lo solicito, declarar la inconstitucionalidad y con-
secuente inaplicabilidad al sub lite de cualquier norma, de cualquier rango, con la que
pretenda sostenerseel carácter “no remunerativo” de cualquier rubro abonado al ac-
tor o devengado a favor del mismo.
Ello así, el crédito de mi mandante deberá calcularse sobre la base de todas las remu-
neraciones efectivamente percibidas o devengadas a favor del mismo.

XIV. DERECHO:
Fundo la presente demanda en lo normado por las leyes 20.744, 24.013, 25.013,
25.323, 25.345, decr. 1694/06, art. 804 del CCCN, doctrina y jurisprudencia aplicables.

XV. ACORDADA:
Declaro bajo juramento no haber iniciado demanda anterior por los mismos hechos
que motivan la presente litis. Declaro bajo juramento también (y lo acredito con la
constancia adjunta) que se ha agotado el procedimiento previsto por la ley 24.635 sin
haberse logrado acuerdo alguno.
EL FRAUDE LABORAL 111

XVI. PRUEBA:
Ofrezco la siguiente:

A) Documental:
Se acompañan los siguientes documentos:
(+0)
B) De informes:
Solicito se libren los siguientes oficios:
1) Al Correo Oficial, a los fines de que se expida sobre la autenticidad de las cartas
documento y telegramas adunados (los que en copia serán agregados al respectivo
oficio), debiendo informar, asimismo, acerca de las correspondientes fechas y horas
de emisión y recepción de cada una de tales comunicaciones.
En el caso que alguna de las cartas documento y/o telegramas acompañados no haya
sido efectivamente recibido por su destinatario, el Correo Oficial deberá informar los
motivos concretos por los que ello ha ocurrido y cuál fue el procedimiento seguido
porel cartero encargado de dicha entrega, en tal oportunidad.
2) Al INDEC, a los fines de que informe cuál fue el porcentual del aumento del índice
de precios al consumidor, nivel general, registrado desde el distracto del actor y has-
ta la fecha de su informe.
3) Ala Dirección de Estadísticas y Censos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a
los fines de que informe cuál fue el porcentual del aumento del índice de precios al
consumidor, nivel general, registrado desde el distracto del actor y hasta la fecha de
su informe.

C) Confesional:
Solicito se cite al representante legal de cada una de las demandadas a absolver posi-
ciones, bajo el apercibimiento previsto en el art.86 de la LO.

D) Pericia contable:
Solicito se designe perito contador único de oficio, quien, revisando la documenta-
ción en poder de las demandadas, así como también las constancias de autos, deberá
expedirse acerca de los siguientes puntos de pericia:
D.1) Sobre los libros de la demandada:
1) Informe el señor perito si la demandada lleva en legal tiempo y forma el libro pre-
visto por el art. 52 de la LCT.
2) Señale el señor perito si el libro de sueldos y jornales de la accionada cuenta con la
sección particular prevista por el art. 13, inc. 1? del decr. 1694/06.
3) En su caso, señale el perito si el actor se encuentra comprendido en dicha sección
particular.
4) En el supuesto afirmativo (si la demandada llevara la sección particular prevista por
el art. 13, inc. 1? del decr. 1694/06
y si el actor se encontrase registrado en la misma), indi-
que el experto, conforme lo que surja de dicha sección particular: categoría laboral del
accionante, tareas desempeñadas, fecha de ingreso y egreso, remuneración denuncia-
112 JOSÉ MANUEL SALGADO

da por la agencia de servicios “eventuales”, e identificación de la empresa de servicios


“eventuales”, con número de CUIT, número de habilitación y domicilio.
5) Conforme lo que surja del libro de sueldos y jornales y su respectiva sección parti-
cular que eventualmente llevara la demandada, señale el experto cuántos trabaja-
dores, en total (reconocidos como tales ocontratados por intermedio de una agencia
de servicios “eventuales”) se desempeñaron en la planta en la que laboró el actor du-
rante cada uno de los meses que se sucedieron a lo largo de la relación laboral.
6) Conforme lo que surja de la sección particular del libro de sueldos y jornales de la
demandada (art. 13, inc. 1” del decr. 1694/06), indique el señor perito cuántos traba-
jadores contratados por intermedio de cualquieragencia deservicios “eventuales” se
desempeñaron en el establecimiento en el que laboró el actor durante cada uno de
los meses que se sucedieron a lo largo de la relación laboral.
7) Conforme lo que el experto informe al responder los dos puntos de pericia prece-
dentes, señale el señor perito qué porcentaje (respecto del total de trabajadores que
se desempeñaron para la demandada en el ya mencionado establecimiento) repre-
sentaron aquellos contratados por intermedio de cualquier agencia de servicios
“eventuales” (que también se hayan desempeñado en el señalado establecimiento)
durante cada uno de los meses que se sucedieron a lo largo de la relación laboral.
8) Asimismo, conforme lo que surja de la referida sección particular (art. 13, inc. 1*,
decr. 1694/06) que eventualmente lleve la accionada, señale el experto si, durante los
tres meses posteriores al envío de la primera Carta Documento que la demandada
remitió al actor desconociendo la relación laboral, la accionada contrató trabajado-
res nuevos por intermedio de cualquier agencia de servicios “eventuales” para de-
sempeñarse en la misma planta en la que laboró mi representado. Ensucaso, indique:
nombres completos de cada uno de esos nuevos trabajadores, fecha de ingreso de
cada uno de ellos, categoría laboral revestida y tareas desempeñadas por cada uno de
tales dependientes.
D.2) Sobre los libros de la codemandada:
9) Informe el señor perito si la codemandada lleva en legal tiempo y forma el libro
previsto por el art. 52 de la LCT.
10) Señale el señor perito si el libro de sueldos y jornales de la codemandada cuenta
con la sección particular prevista por el art. 13, inc. 2? del decr. 1694/06.
11) Ensucaso, señale el perito si el actor se encuentra comprendido en dicha sección
particular.
12) Enelsupuesto de responderse afirmativamente el interrogante anterior, confor-
me lo que surja de la referida sección particular del libro especial de la codemandada,
indique el experto cuál fue la empresa usuaria en la que laboró el actor.
13) Conforme lo que surja de la sección particular del libro especial de la codeman-
dada (art. 13, inc. 2?, decr. 1694/06), realice el señor perito un listado de todos los tra-
bajadores que la misma destinó a la demandada durante los meses que se sucedieron
alo largo de la relación laboral habida con el actor, señalando sus respectivas fechas
de ingreso y egreso, como así también las tareas desempeñadas y la categoría laboral
ostentada por cada uno de ellos.
EL FRAUDE LABORAL 113

14) Asimismo, conforme lo que surja de la referida sección particular (art. 13, inc. 2"
del decr. 1694/06) que eventualmente lleve la codemandada, señale el experto si,
durante los tres meses posteriores al envío de la primera Carta Documento remitida
por la demandada al actor en la cual aquella le negó a este la existencia de la relación
laboral, la codemandada envió trabajadores nuevos para desempeñarse en el esta-
blecimiento de la accionada en el que laboró mi mandante. En su caso, indique: nom-
bres completos de cada uno de esos nuevos trabajadores, fecha de ingreso de cada
uno de ellos para la demandada, categoría laboral revestida y tareas desempeñadas
por cada uno de tales dependientes en el referido establecimiento.
D.3) Sobre los libros de ambas accionadas:
15) Practique el experto liquidación por todos los rubros reclamados en la presente
demanda, con más los intereses devengados (conforme acta 2601 del 21/5/14) desde
la mora y hasta la fecha de su informe. La liquidación practicada deberá contener, asi-
mismo, los intereses por temeridad y malicia reclamados (dos veces y media la tasa ac-
tiva del Banco de la Nación Argentina), portodo el período comprendido entre el cese
y la fecha de su informe.
Todo ello, claro está, a pedido de mi parte, y sin perjuicio de que, al igual que sucede
con todos los demás rubros reclamados, será V.S. quien decidirá respecto de la proce-
dencia o no de tales réditos.
Se deja constancia, asimismo, que la base de cálculo de todos los rubros reclamados
por esta parte deberá incluir tanto los conceptos que se hayan establecido como re-
munerativos, como asítambién aquellos quesean considerados prima faciecomo “no
remunerativos”. Ello así, toda vez que mi parte introdujo oportuno planteo de in-
constitucionalidad contra cualquier norma que pretenda negarle carácter remune-
rativo a cualquier rubro abonado al trabajador o devengado a favor del mismo.
E) Testimonial:
Solicito que, por intermedio del juzgado, sean citadas a prestar declaración testimo-
nial las siguientes personas: ...

XVII. PETITORIO:
Por todo lo expuesto, a 5.5. respetuosamente solicito:
1) Metenga por presentado, por parte a mi mandante, por denunciado su domici-
lio real y por constituido el procesal (físico y electrónico) indicado.
2) Ordene correr traslado de la presente demanda, por el plazo y bajo apercibi-
miento de ley.
3) Tenga por ofrecida la prueba dela parte actora y, oportunamente, ordene su pro-
ducción.
4) Ordene la reserva de la documental original adjunta.
5) Ensuhora, condene a las demandadas (en forma ¡limitada y solidaria) al pago de
lassumas reclamadas, con más sus intereses, multas y recargos, actualización mo-
netaría en su caso, y los gastos, costos y costas de la presente litis.
6) Condene a las demandadas (en forma solidaria también) a entregar al actor los
certificados de trabajo pedidos, bajo apercibimiento de astreintes.
114 JOSÉ MANUEL SALGADO

7) Asimismo, solicito que la sentencia que recaiga en autos establezca, para el su-
puesto de incumplimiento de la condena, intereses conminatorios especiales y
adicionales a los moratorios que corresponde aplicar desde la mora (conf. art.
804, CCCN).

Proveer de conformidad
SERÁ JUSTICIA.
Capítulo IV
La utilización fraudulenta
de las cooperativas de trabajo
————

8 25. Introducción

Una cooperativa es el resultado de una asociación voluntaria de personas que,


sin fines de lucro, persigue la obtención de bienes y servicios en las condiciones más
favorables para el progreso económico y social de sus miembros, con el respaldo
del esfuerzo propio y la ayuda mutua de cada asociado?.
La Alianza Cooperativa Internacional (federación de cooperativas que reúne,
representa y sirve a cooperativas de todo el mundo), durante su segunda asamblea
general realizada en la ciudad de Manchester, Inglaterra, en 1995, aprobó una de-
claración en la que se define a una cooperativa como ”... una asociación autóno-
ma de personas que se han unido voluntariamente para hacer frente a sus necesi-
dades y aspiraciones económicas, sociales y culturales comunes por medio de una
empresa de propiedad conjunta y democráticamente controlada”,
Se persigue la satisfacción más ventajosa de una necesidad que es común ato-
dos sus miembros, sin privilegios ni jerarquías; como pueden ser, por ejemplo, la
venta o distribución de lo que cada asociado produce, la satisfacción del consumo,
el acceso al crédito o a una vivienda, el acceso a la educación, la incorporación de
nueva tecnología, etcétera.

En nuestro país, el régimen legal de las cooperativas está comprendido por la


ley 20.337 (publicada el 15/5/73), cuyo art. 2” establece:
“Las cooperativas son entidades fundadas en el esfuerzo propio y la ayuda mutua pa-
ra organizar y prestar servicios, que reúnen los siguientes caracteres:
1) Tienen capital variable y duración ¡limitada.
2) No ponen límite estatutario al número de asociados ni al capital.

| Véase Junyent Vélez - Bertossi, La cooperativa, 1987, p. 20.


116 JOSÉ MANUEL SALGADO

3) Conceden un solo voto a cada asociado, cualquiera sea el número de sus cuotas
sociales y no otorgan ventaja ni privilegio alguno a los iniciadores, fundadores y
consejeros, ni preferencia a parte alguna del capital.
4) Reconocen un interés limitado a las cuotas sociales, si el estatuto autoriza aplicar
excedentes a alguna retribución al capital.
5) Cuentan con un número mínimo de diez asociados, salvo las excepciones que ex-
presamente admitiera la autoridad de aplicación y lo previsto para las cooperati-
vas de grado superior.
6) Distribuyen los excedentes en proporción al uso de los servicios sociales, de con-
formidad con las disposiciones de esta ley, sin perjuicio de lo establecido por el
art. 42 para las cooperativas o secciones de crédito.
7) No tienen como fin principal ni accesorio la propaganda de ¡ideas políticas, reli-
giosas, de nacionalidad, región o raza, ni imponen condiciones de admisión vin-
culadas con ellas.
8) Fomentan la educación cooperativa.
9) Prevén la integración cooperativa.
10) Prestan servicios a sus asociados y a no asociados en las condiciones que para este
último caso establezca la autoridad de aplicación y con sujeción a lo dispuesto en
el último párrafo del art. 42.
11) Limitan la responsabilidad de los asociados al monto de las cuotas sociales sus-
criptas.
12) Establecen la irrepartibilidad de las reservas sociales y el destino desinteresado
del sobrante patrimonial en casos de liquidación.
Son sujeto de derecho con el alcance fijado en esta ley”.

De la normatranscripta se desprende que los principios cooperativosson, entre


otros, la adhesión abierta y voluntaria, la igualdad entre sus miembros, el control
democrático por parte de sus asociados, la autonomía e independencia, la partici-
pación económica de sus integrantes, la neutralidad en cuestiones políticas, racia-
les y religiosas, la educación e información en materia de cooperativismo, la coo-
peración entre cooperativas, el compromiso con la comunidad, etcétera,
Si bien ninguno de los incisos del art. 22 transcripto lo dice de forma expresa, to-
dos los autores coinciden en que la ausencia de lucro es esencial a la existencia mis-
ma de las cooperativas.
Ello no quiere decir que los asociados no busquen un fin económico; pero ese
fin económico está dado, no por una acumulación de riquezas en las arcas de la
cooperativa, sino por la posibilidad de generar un ahorro de gastos a los asocia-
dos, de vender mejor los bienes que cada uno produce, de distribuirlos, de acce-
der al crédito, de evitarintermediarios, de lograr mejores condiciones para el con-
sumo, etcétera.
EL FRAUDE LABORAL 117

La cooperativa no persigue utilidades para sí, sino que ayuda a sus asociados a
obtener el mejor éxito en las actividades que le son propias?.
Los asociados aúnan sus esfuerzos con espíritu de solidaridad para incrementar
sustuerzas y posibilidades de obtener cualquiera de las ventajasseñaladas, perono
buscan que la cooperativa acumule riquezas para que la “inversión” de cada aso-
ciado se capitalice. De ahí que la ley prohiba expresamente la distribución de las re-
servas sociales y del sobrante patrimonial en el caso de liquidación (art. 2, inc. 12,
ley 20.337).
Lo que se trata de evitar es que los asociados que se retiren debiliten a la coo-
perativa y hagan imposible el cumplimiento del objeto cooperativo.
En la prohibición subyace la idea de que en la cooperativa debe haber un equi-
librio entre sus ingresos y egresos, habida cuenta de la ausencia de fines de lucro
que la caracteriza y la necesidad de servir al bien común de sus asociados.
De ahí que, producida la liquidación de la cooperativa, el sobrante patrimonial
que resultara quedará en las arcas del INAES (Instituto Nacional de Asociativismo y
Economía Social) o del Fisco provincial, según el domicilio de la cooperativa, con
destino a la promoción del cooperativismo.

8 26. Cooperativas de trabajo

Una cooperativa de trabajo es una asociación de personas que se reúnen con el


fin de enfrentar por su propia cuenta diferente tipo de actividades, creando así
fuentes de trabajo o manteniendo las ya existentes.
Si bien la existencia de cooperativas de trabajo data de tiempo inveterado, en
los últimos años han proliferado las empresas recuperadas por sus trabajadores,
quienes, adoptando el tipo social de una cooperativa, continúan con la explota-
ción de la empresa en la que ya se desempeñaban, luego de decretada su quiebra
o de abandonada la explotación por sus dueños, por cualquier otra causa.
En la cooperativa de trabajo, los asociados aúnan sus esfuerzos y con espíritu de
colaboración y solidaridad se dedican a la producción de bienes o servicios, distri-
buyéndose luego el producido de la empresa “en proporción al trabajo efectiva-
mente prestado por cada uno” (art. 42, inc. 5%, ap. b, ley 20.337).
En las cooperativas de trabajo los excedentes repartibles o retornos (la diferen-
cia entre los ingresos y egresos), se distribuyen una vez al año.
Empero, como la finalidad de estas cooperativas es la de procurar trabajo a sus
asociados, quienes así podrán satisfacer sus necesidades y las de su grupo familiar,
los excedentes repartibles o retornos se anticipan a los asociados mensualmente.
Es lo que se denomina anticipo de retornos.

2 Junyent Vélez - Bertossi, La cooperativa, 1987, p. 38.


118 JOSÉ MANUEL SALGADO

Pues bien, una cooperativa de trabajo, como todas las cooperativas, debe orga-
nizarse fijando reglas de conducta y eligiendo a sus autoridades. Conforme lo nor-
mado por el art. 68 de la ley 20.337, la cooperativa debe elegir un consejo de admi-
nistración, quien será el encargado de dirigirla dentro del marco previsto por la ley
y el estatuto.
En las cooperativas de trabajo, entonces, los asociados realizan un aporte que
consiste en un trabajo planificado y dirigido, tanto por el estatuto de la entidad,
como por los reglamentos internos y por sus autoridades.
Se ha planteado entonces, desde la existencia misma de estas cooperativas, si
este trabajo, personal y dirigido, que prestan los asociados a la entidad, constituye
—o no— una relación de dependencia laboral que se anudaría entre el asociado y
la cooperativa.

a) Tesis que desconoce


la relación laboral

La mayoría de los autores, y de las decisiones judiciales que abordaron el tema,


considera que el trabajo que prestan los asociados no sería otra cosa que el aporte
necesario que estos hacen para el sostenimiento de la cooperativa.
Si la cooperativa de trabajo es una asociación de personas que se reúnen con el
fin de enfrentar por su propia cuenta diferente tipo de actividades, es obvio que el
trabajo personal de cada asociado debería entenderse como el aporte que este
realiza a la cooperativa y que no podría existir una relación de dependencia que
vincule al asociado consigo mismo, en tanto que cada asociado es parte de la coo-
perativa misma.
Por otro lado, quienes, directa o indirectamente, organizan y dirigen el trabajo
de los asociados son las autoridades que fueron elegidas democráticamente por
aquellos. Son estas autoridades quienes en definitiva representan la voluntad de
los asociados (conf. cap. VII, ley 20.337).
El trabajo prestado por los asociados a favor de la cooperativa, resultaría enton-
ces, según la opinión mayoritaria, un acto cooperativo.
Ello, huelga decirlo, salvo el supuesto que se alegue y demuestre la comisión de
un fraude; esto es, que no se trataría de una verdadera cooperativa de trabajo sino
de una pantalla utilizada para ocultar el linaje laboral de la relación.

Siguiendo esta línea argumental, se han dictado numerosos fallos que negaron
la existencia de una relación laboral entre el asociado y la cooperativa de trabajo.
En todo grupo incumbe a alguien la función de ordenar las tareas, pues de lo contra-
rio aquel podría llegar a desquiciarse, pero esta circunstancia no alcanza por sí para
atribuir a la tarea personal realizada por el socio cooperativo el carácter de efectua-
da en relación de dependencia, ya que se trata de un aporte social. [CNAT, Sala 111,
16/4/86, "Cappetta, Eduardo Ricardo c. Impa Cooperativa Ltda.”, www.p¡n.gov.ar].
EL FRAUDE LABORAL 119

No corresponde asimilar la subordinación que caracteriza al contrato de trabajo, con


la obligación del socio cooperativo de acatar las instrucciones necesarias del ordena-
miento interno requerido para el cabal cumplimiento del trabajo conjunto y de las fi-
nalidades económicas de la empresa común, ya que en este último caso la prestación
del servicio se hace como acto cooperativo, mientras que en el primero se configura
una relación de empleo. [CNAT, Sala VIII, 23/4/87, “Cooperativa de Trabajo Textil y
Anexos Carmen Ltda. s/Impugnación”, www.pjn.gov.ar].
La relación que une al socio con la cooperativa de trabajo no resulta alterada por el
hecho de que aquel deba acatar directivas respecto de las tareas que ha de cumplir,
que debatrabajaren determinado horario o quesea controlado en la ejecución de sus
tareas, puestodo ello es necesario para el funcionamiento de cualquier organización.
[CNAT, Sala |, 20/7/01, “Mendoza, Orlando y otros c. Cooperativa de Trabajo Patagó-
nica Ltda.”, www. pjn.gov.ar!.
Desde ningún punto de vista se puede pretender que el asociado de una cooperativa
detrabajotenga la condición de empleado por cuanto trabaja con sujeción a horario,
disciplina, etcétera, sin advertir que precisamente por cumplir esas condiciones es
asociado. Desde que el objetivo claro y preciso de una cooperativa de trabajo es la
ayuda mutua para la realización de trabajos con el consiguiente “retorno” enfunción
de las labores desempeñadas, no puede hablarse de relación de dependencia entre
aquella y sus integrantes, sino de una estructura jurídica sostenida por los socios para
lograr trabajos e ingresos para cada uno de ellos, sin que la entidad tenga fines de lu-
cro. [CNAT, Sala VI, 27/8/03, “Benavídez, Luis Abelardo c. Cooperativa de Trabajo Lin-
ce Seguridad Ltda.”, www. pjn.gov.arl.

b) Tesis del socio-empleado

Otra corriente minoritaria considera que, en todos los casos (haya o no fraude),
el trabajo personal, dirigido e infungible prestado por los asociados a una coope-
rativa de trabajo, con sujeción a órdenes, horarios, etcétera, constituye una rela-
ción laboral. La condición de asociado a la cooperativa de quien presta estos servi-
cios, para esta corriente, no alcanzaría para descartar la existencia de una relación
laboral, sino, entodo caso, para transformarlo en un socio empleado (art. 27, LCT).
Quienes apoyan la doctrina del “socio empleado” argumentan que el art. 27 de
la LCT solo exceptúa de sus previsiones a las sociedades de familia y que, por ende,
las cooperativas de trabajo nose encuentran exentas detener un “socio empleado”.

Recordemos que la norma citada establece:


Art. 27. — “Las personas que, integrando una sociedad, prestan a esta toda su activi-
dad o parte principal de la misma en forma personal y habitual, con sujeción a las ins-
trucciones o directivas que se le impartan o pudieran impartirseles para el cumpli-
miento de tal actividad, serán consideradascomo trabajadores dependientes de la so-
ciedad a los efectos de la aplicación de esta ley y de los regímenes legales o conven-
cionales que regulan y protegen la prestación de trabajo en relación de dependencia.
120 JOSÉ MANUEL SALGADO

Exceptúanse las sociedades de familia entre padres e hijos. Las prestaciones accesorias a
que se obligaren los socios, aún cuando ellas resultasen del contrato social, si existieran
las modalidades consignadas, se considerarán obligaciones de terceros con respecto a
la sociedad y regidas por esta ley o regímenes legales o convencionales aplicables”.

Luego, los defensores de esta corriente doctrinaria sostienen que el art. 2? de la


ley 20.744 tampoco excluye, ni explícita ni implícitamente, a los asociados coope-
rativos de la aplicación del Régimen de Contrato de Trabajo, en tanto que dicha
norma solo condiciona la aplicabilidad de aquel a que ”... resulte compatible con
la naturaleza y modalidades de la actividad de que se trate y con el específico régi-
men jurídico a que se halle sujeta ...”.
En tanto que el art. 14 bis de la CN prevé para lostrabajadoresen general el con-
trol en la producción y la colaboración en la dirección de las empresas, quienes apo-
yan esta tesis, tampoco visualizan en los principios de control democrático por par-
te de sus asociados, o en la autonomía e independencia de la cooperativa de tra-
bajo, un obstáculo a la existencia de la relación laboral. Lo mismo cabe decirse con
relación a la participación en los beneficios, toda vez que también se encuentra
prevista en el art. 14 bis de la Carta Magna.
En definitiva, para esta corriente minoritaria, aunque se trate de una coopera-
tiva de trabajo genuina (aunque no se alegue la existencia de fraude) quien, como
asociado, presta un servicio personal, infungible y dirigido, revestiría como socio
empleado del ente.

En tal sentido, se ha expresado:


Se ha dicho mucho con relación al tema de las cooperativas de trabajo y su exclusión
de la ley de contrato pero no existe ninguna norma jurídica que lleve a no aplicar la fi-
gura delsocio empleado legislada enel art. 27 de la LCT cuando la persona física ha pres-
tado su actividad laboral en forma personal y habitual con sujeción a las instrucciones y
directivas que se le impartían para el cumplimiento de la actividad. [CNAT, Sala IV,
30/11/94, “Rossi, Gabriel c. Cooperativa de Trabajo Lugano Ltda.”, www.pjn.gov.ar].
Comparto la posición que reiteradamente ha sostenido esta Sala en relación a que, la
existencia de una cooperativa no obsta la aplicación de las normas que regulan el
Contrato de Trabajo y también las que regulan el trabajo en subordinación, ya que el
art.27 dela LCTnolasexcluye expresamente. La aplicabilidad del derecho laboral de-
be compaginarse con lo que dice el art. 2? de la LCT, norma esta que solo condiciona
su aplicabilidad a que resulte compatible “con la naturaleza y modalidades de la acti-
vidad de que se trate y con el específico régimen jurídico a que se halle sujeta”. [CNAT,
Sala VII, 28/9/04, "Frías, Ángela c. Cooperativa Trabajo Ltda. y otros”, www.p¡n.gov.ar!.
No existe ninguna norma jurídica que lleve a no aplicar la figura del socio empleado
legislada en el art. 27 de la LCT cuando la persona física ha prestado su actividad en
forma personal y habitual, con sujeción a lasinstrucciones o directivas que se le impar-
tían, para el cumplimiento de la actividad (CNAT, Sala IV, “Rossi c. Cooperativa de Tra-
EL FRAUDE LABORAL 121

bajo Lugano Ltda. s/Despido", SD 72004, del 30/11/94; ídem, Sala ll, DT, 1968-605).
[CNAT, Sala X, 10/11/05, “Cabrera, Walter Daniel c. Cooperativa de Trabajo General
Don José de San Martín Ltda.”, www. pjn.gov.arl].
Actualmente, y por aplicación del último párrafo del art. 27 de la LCT, aunque la pres-
tación del trabajo personal sea impuesta por el contrato, se considera al socio (inclui-
do el de una cooperativa de trabajo) como trabajador dependiente, siempre que
preste a la sociedad toda su actividad o parte principal de la misma en forma personal
y habitual, y sujeto a las instrucciones o directivas que se le imparten o pudieren im-
partírsele para el cumplimiento de tal actividad. El artículo citado constituye un claro
dispositivo antifraude que, fundado en el principio de primacía de la realidad, apre-
hende una situación jurídica claramente configurativa de una relación de trabajo su-
bordinada, con prescindencia de las formas jurídicas que los sujetos intervinientes le
hubieran dado. La cooperativa de trabajo puede estar legítimamente constituida y
corresponder a una auténtica relación societaria, pero dados los supuestos mencio-
nados en la norma se aplica el derecho del trabajo. Es decir, la aplicación del dispositi-
vo no está condicionada a la discordancia entre la forma jurídica en su totalidad —la
sociedad y la realidad regulada— ni mucho menos a la intención fraudulenta de los
sujetos intervinientes; basta que en el caso concreto el socio revista, además, la cali-
dad de trabajador dependiente, para que le sea aplicable la normativa laboral. La
cooperativa de trabajo es una empresa en el sentido del art. 5* de la LCT. La participa-
ción en la gestión y dirección de la empresa no es incompatible con la condición de tra-
bajador dependiente; si lo fuera, no podría pensarse en la participación de los trabaja-
doressubordinados que, sin embargo, contempla el art. 14 bis de la CN. Por otro lado la
participación en los resultados, no solo no es incompatible con la remuneración, sino
que puede ser una forma de ella (art. 14 bis, CN). Toda vez que de la prueba testimonial
resulta probada la existencia de una relación laboral entre la actora y la Cooperativa
demandada, se concluye que apartar al socio-trabajador de una cooperativa de traba-
jo del ámbito del derecho laboral en el que se encuentra el común de los trabajadores,
configura una irritante discriminación arbitraria y una desprotección normativa injusti-
ficada de aquellos, en clara contradicción a lo dispuesto en los arts. 14 bis, 16 y 75, incs.
22 y 23 de la CN; 7? de la DUDH; 24 de la CADH y 26 del PIDCP. [CNAT, Sala V, 12/4/07,
“Arraztoa, Norma Beatriz / Dedamil S.A. y otro”, www.pjn.gov.ar].
La condición de asociado de una cooperativa de trabajo no obsta a la calidad de traba-
jador dependiente por aplicación del art. 27 de la LCT. [CNAT, Sala V, 30/8/13, “López,
Carlos Adolfo c. Cooperativa de Trabajo Lince Seguridad Limitada”, www. pjn.gov.ar].

c) Tesis que desconoce la condición


de socio-empleado

Otros precedentes jurisprudenciales han descartado la posibilidad de que el


asociado cooperativo revista, a la vez, la condición de trabajador dependiente, ar-
gumentando que, en tanto que el trabajo personal del asociado constituye preci-
samente el aporte que el mismo realiza para el sostenimiento de la cooperativa,
jamás podría hablarse de una obligación de terceros. Por otro lado, el trabajo per-
122 JOSÉ MANUEL SALGADO

sonal del asociado constituye, a la vez que el aporte a la sociedad, la utilización de


los beneficios perseguidos; del objeto cooperativo.
Las disposiciones del art. 27 de la LCT no resultan aplicables a las cooperativas de tra-
bajo, salvo el supuesto de simulación, ya que el cumplimiento de tareas en este tipo
de sociedades constituye precisamente el uso que los socios hacen de la estructura ju-
rídica común. [CNAT, Sala ll, 28/4/89, “Schlishting, Alberto c. Cooperativa de Trabajo
Distribuidora de Diarios y Revistas Devoto Hurlingham”, www. pjn.gov.ar].
Si bien el art. 27 de la [CT reconoce la relación laboral del socio empleado que realiza
tareas ajenas asu calidad de socio, el caso de las cooperativas de trabajo, salvo el caso
de simulación, esdiferente: el cumplimiento de tareas constituye precisamente el uso
que los socios hacen de la estructura jurídica común a la vez que un aporte necesario
para el sostenimiento de esta; y la dación de trabajo es el servicio que la cooperativa
presta a sus asociados; no existe pues la posibilidad de considerar al trabajocomo una
obligación de terceros ya que sin ella la cooperativa carecería de objeto. Por ello, en
una cooperativa de trabajo genuina la calidad de socio excluye la de trabajador de-
pendiente. [CNAT, Sala IV, 13/11/88, "Sarobe, Manuel c. Cooperativa de Trabajo Sila
Ltda. y otro”, www.pjn.gov.ar].
La fuerza de trabajo de los asociadosa una cooperativa constituye el objeto mismo de
la sociedad y el aporte que aquellos comprometen al constituirla o adherirse, hace
que se torne improcedente la aplicación del art. 27 de la LCT en esas entidades. Claro
está que la situación fáctico-jurídica varía cuando se percibe un cuadro de fraude a la
ley y se aparenta la condición de asociado de un verdadero trabajador, a efectos de
violar el orden público laboral. [CNAT, Sala VII, 6/11/09, “Sateriano, Antonio Leonar-
do c. Edesur S.A. y otro”, www.pjn.gov.ar].

La Corte Suprema de Justicia de la Nación, en la causa “Lago Castro, Andrés Ma-


nuel c. Cooperativa Nueva Salvia Limitada y otros” (24/11/09) prima facie parece
haberse inclinado por la inaplicabilidad del art. 27 de la LCT al caso del asociado a
una cooperativa de trabajo que presta un servicio personal y dirigido para la mis-
ma cooperativa.

En dicho precedente, el cimero tribunal de la Nación estableció:


Que en cuanto a la determinación imperativa de la calidad de empleado del socio de
una cooperativa de trabajo y a la inexistencia de norma que torne inaplicable el cita-
do art. 27, predicadas por el juzgador, surge con nitidez que tales asertos no pudieron
ser sostenidos válidamente con prescindencia de todo examen concerniente al senti-
do y esencia del tipo societario al que se adecuan las cooperativas de trabajo y al régi-
men legal establecido por la ley 20.337. En efecto, ninguna consideración han mere-
cido los caracteres y conceptos de estas entidades, “fundadas en el esfuerzo propio y
la ayuda mutua para organizar y prestar servicios” (ley cit., art. 29); sus particulares
formas de constitución; las condiciones de ingreso y los derechos de los “asociados”,
así como las modalidades de retiro y, sobre todo, de exclusión de estos (ídem, arts. 23
y 62); la formación del capital; las cuotas sociales; los caracteres de los bienes aporta-
EL FRAUDE LABORAL 123

bles; el régimen de gobierno, de administración y de representación del ente, y la fis-


calización pública a la que este se encuentra sometido. Otro tanto cabe decir acerca
de lo atinente a los “actos cooperativos” (idem, art. 49), a los principios democráticos
y de igualdad entre los asociados (por ejemplo, ídem. art. 2.3) y, muy especialmente,
a que el grueso de los llamados "excedentes repartibles”, en una cooperativa de tra-
bajo, está destinado aser distribuido en “concepto de retorno” entre los asociados en
proporción al trabajo efectivamente prestado por cada uno de estos (ídem, art. 42.5).

Empero, en la causa referida, el más alto tribunal de la Nación dejó sin efecto la
sentencia dictada por la Sala X de la CNAT, por entender que resultó descalificable
como acto judicial, sin que ello suponga abrir juicio sobre el resultado definitivo de
la causa.
Esta salvedad que se ha destacado en cursiva en el párrafo anterior permite
inferir que la Corte no ha fijado un criterio interpretativo acerca de las normas en
juego que pudiera considerarse como vinculante para los tribunales inferiores.
Estose veratificado, asimismo, conlo expuesto por el propio Tribunal Cimero cuan-
do descalifica el fallo recurrido por su dogmatismo, por la falta de respuesta a los
planteos conducentesformulados porla parte demandada, y porla valoración par-
cializada del material jurídico y probatorio de entidad suficiente para influir en la
solución final de la litis (conf. consid. 29).

d) Opinión del autor

En mi opinión, la cuestión relativa a la aplicabilidad del art. 27 de la LCT debe


analizarse a la luz de lo normado porel art. 2? del mismo ordenamiento. Según este
último dispositivo, el Régimen de Contrato de Trabajo regirá en la medida que la
aplicación de sus disposiciones resulte compatible con la naturaleza y modalidades
de la actividad de que se tratey con el específico régimen jurídico a quese halle su-
jeta dicha actividad.
Siguiendo esa directriz, considero insoslayable concluir en que, cuando de una
cooperativa de trabajo genuina se trata, la naturaleza y modalidades de los servi-
cios prestados por el asociado resultan incompatibles con la aplicación de la LCT.
El régimen de la ley 20.744 deviene incompatible porque, a diferencia de lo que
sucede con el socio-empleado de una sociedad comercial, el asociado a una coope-
rativa de trabajo que presta servicios personales dirigidos, en forma normal y habi-
tual, no tiene un doble carácter (el propio del derecho comercial y el de un tercero
con respecto a la sociedad), en tanto que esos servicios son inescindibles de la con-
dición de asociado.
El aporte que hace el asociado a una cooperativa de trabajo es, justamente, la
prestación de un servicio que necesariamente debe ser organizado y dirigido. En-
tonces, si, para determinar si existe —o no— un vínculo laboral entre el asociado y
la cooperativa, resultara menester analizar las características de la prestación de
124 JOSÉ MANUEL SALGADO

estos servicios a la luz del derecho del trabajo, la existencia misma de este tipo de
asociaciones se pondría en jaque, en tanto que resultaría imposible sostener los
principios que las gobiernan.
Al menos de la forma como están previstas de acuerdo al régimen de la ley
20.337, las cooperativas de trabajo resultarían inviables. La autonomía, indepen-
dencia y autogestión quedarían reemplazadas por el órden público laboral y el es-
píritu de solidaridad y cooperación quedaría reemplazado por la puja de intereses
de cada asociado contra el conjunto al cual pertenece.
Si bien la Constitución Nacional mediante su art. 14 bis garantiza a los trabaja-
dores la participación en las ganancias de las empresas, con control de la produc-
ción y colaboración en la dirección, queda claro que en el régimen de la LCT existen
dos partes bien diferenciadas; una que dirige la empresa y asume los riesgos, y otra
que brinda un servicio personal y dirigido a cambio del pago de una remuneración.
Por el contrario, entre el asociado y la cooperativa de trabajo no existe tal distin-
ción, porque ambos conceptos se confunden; los asociados prestan un servicio per-
sonal, pero, a la vez, son los únicos que asumen los riesgos y reciben los beneficios
de lo que produce la entidad.
Resulta evidente entonces que todo el régimen laboral es contrario al espíritu
cooperativo, en tanto que no es lógico someter a la cooperativa al cumplimiento
de normas de orden público que fueron previstas para un modelo capitalista, en el
cual es preciso poner límitesa la codicia del empresario, proteger al más débil de la
relación sinalagmática garantizando derechos fundamentales del hombre.
Bajo el régimen del cooperativismo desaparecen algunas distinciones que son
propias del capitalismo (empleado-empleador) y, al igual que sucede con las leyes
laborales, se intenta poner a la economía al servicio del hombre, pero no por el ca-
mino de los límites a la avaricia del empresario, sino através de un sistema que, pre-
cisamente, convierte al trabajador en su propio empleador,
Desde este punto de vista es evidente que jamás el trabajo personal, normal y ha-
bitual, prestado por un asociado en favor de la cooperativa puede ser considerado
como “obligaciones de tercerosrespecto de la sociedad”, al decir del art. 27 de la LCT.
Ello, claro está, dejando a salvo los casos de fraude que seguidamente pasare-
mos a analizar.

8 27. Distintos casos de fraude

Ahora bien, está claro que cuando la cooperativa no es más que una pantalla
con la que se intenta evadir normas del derecho del trabajo, rigeel art. 14 de la LCT,
en cuya virtud la relación caerá bajo la órbita de este régimen.
Los casos de fraude mediante la utilización de cooperativas de trabajoson varia-
dos pero en todos se apela, como denominador común, a la necesidad de los asa-
lariados quese incrementa en épocas de mayor desocupación.
EL FRAUDE LABORAL 125

Existen empresarios que constituyen cooperativasdetrabajo pero quejamásin-


forman debidamente alostrabajadores respecto de los derechos que los asisten de
elegir democráticamente a las autoridades, ni de revisar balances, ni, enfin, de nin-
guno de los mecanismos previstos por la ley 20.337 para que los asociados accedan
auna verdadera distribución de los excedentes repartibles.
Bajo la apariencia de una cooperativa de trabajo, reclutan gente para trabajar
al margen del marco protector que brindan las leyes laborales, a quienes se les hace
firmar documentos en blanco con los cuales, eventualmente, se intentará demos-
trar el cumplimiento de las normas del cooperativismo.
Hay empresas que, incluso, han creado su propia cooperativa de trabajo, para
que le provea el personal que trabajará así bajo la apariencia de un acto coopera-
tivo y al margen de la regulación laboral.
Pues bien, frente ala necesidad de conjurar este tipo de fraude, es preciso tener
en cuenta que el mismo deberá ser concreta y prolijamente alegado y demostrado.
Porque si bien es cierto que en materia laboral rige el principio de primacía de
la realidad, no menos cierto es que, en general, quien alega que las formas no se
corresponden con la realidad debe demostrarlo.
Así se ha resuelto reiteradamente en materia de fraude laboral cometido me-
diante la utilización de la figura cooperativa.
En una cooperativa de trabajo auténtica, el socio cooperativo no funciona como su-
bordinado, supuesto básico para que se apliquen al caso las leyes que presuponen el
trabajo subordinado. Ello es así pues el trabajo realizado es el concreto aporte social
al que se ha comprometido, lo que impide separar trabajador y empresa. Ahora bien,
existen empresas fraudulentas que bajo el manto de cooperativas de trabajo funcio-
nan como reales empleadores de auténticos trabajadores velados como socios coo-
perativos. Cuando dicho fraude se presenta, cede la máscara formal y aparece la rela-
ción laboral. Para ello, el trabajador subordinado debe denunciar el fraude en la de-
manda y, además, probarlo. [CNAT, Sala VI, 14/5/97, “Lucero, Isabelino Julio c. Inter-
national Flavors € Fragances S.A.”, www.pjn.gov.arl].
Quien haya laborado para una cooperativa de trabajoy pretenda la aplicación de las
normas laborales, corre con la carga probatoria de acreditar que la entidad incurrió
enactos fraudulentoso que abusó de la personalidad otorgada para enmascarar rela-
ciones laborales típicas, vale decir, prestaciones personales bajo relación de depen-
dencia. [CNAT, Sala VIII, 14/12/07, “Palladino, Osvaldo Miguel c. Pretor Cooperativa de
Trabajo Limitada”, www. pjn.gov.ar].

a) Participación en la dirección de la cooperativa


Como se dijo, para consumar el fraude el empresario inescrupuloso deberá evi-
tar, por cualquier medio, que los trabajadores asuman la dirección de la cooperati-
va. Entonces, una de las formas de conjurar esta simulación será demostrando que
el trabajador jamás intervino en la vida democrática de la entidad.
126 JOSÉ MANUEL SALGADO

Laimportancia de participar en la vida democrática de la cooperativa y de haber


tenido —o no— injerencia en su voluntad, ha llevado a la jurisprudencia a recono-
cer el linaje laboral del vínculo cuando se trató de trabajadores reclutados sin reci-
bir la más mínima información y negarlo cuando se trató del reclamo formulado
por un asociado fundador o miembro del consejo de administración del ente.
El simple cumplimiento de recaudos formales tales como la debida inscripción de la
cooperativa ante los órganos correspondientes, el hecho de que ella lleve sus regis-
tros conforme a derecho, de que cumpla las normas tributarias destinadas a este tipo
de sociedades, de que sus asociados estén inscriptos como autónomos ante los orga-
nismos de recaudación y perciban sus ingresos en concepto de “anticipo de retorno”
y de que periódicamente se lleven a cabo asambleas, no resulta suficiente para des-
cartar la posibilidad de que la verdadera naturaleza del vínculo haya sido laboral. En
tales casos la controversia debe ser dilucidada considerando fundamentalmente si el
trabajador tuvo efectiva injerencia en las asambleas que correspondía convocar para
tales fines, ya que esta es una característica esencial del vínculo cooperativo que no
halla su correlato en el derecho del trabajo. [CNAT, Sala lIl, 30/6/06, “González, Lean-
dro Rubén c. Pretor Cooperativa de Trabajo Limitada y otro”, www.pjn.gov.ar].
El simple cumplimiento de los recaudos formales tales como la debida inscripción de
la cooperativa ante los órganos correspondientes, registros conforme a derecho, per-
cepción de ingresos en concepto de “anticipo de retorno”, o realización periódica de
asambleas, no resulta suficiente para descartar la posibilidad de que la verdadera na-
turaleza del vínculo haya sido laboral, en aquellos casos —como el presente— en los
que el trabajador no ha tenido efectiva injerencia en la formación de la voluntad so-
cial mediante su participación en las asambleas convocadas a tal fin, característica
esencial del vínculo cooperativo. [CNAT, Sala VI, 30/8/13, “Rasquela, Ariel Omarc. Em-
presa Distribuidora Sur S.A. y otro”, www.pjn.gov.arl].
No existe una relación laboral dependiente del actor para con la cooperativa deman-
dada porque, si bien brindó de manera personal y habitual su fuerza de trabajo, lo
concreto es que no estaba sujeto a instrucciones o directivas, ya que el actorsiendoso-
cio fundador de la misma, tenía integración accionaria y participaba de las decisiones
que tomaba la demandada. [CNAT, Sala VII, 30/12/12, "Pirillo, Antonio Rafael c. Coo-
perativa de Vivienda, Crédito y Consumo Surikata Ltda. y otros”, www.pjn.gov.ar|].
Resulta contradictoria la pretensión del actor, quien revistaba como presidente de la
Cooperativa de Trabajo Transportistas Área Energía Oeste Limitada, de endilgarle a
dicha cooperativa una vinculación de carácter laboral en ocasión de haber prestado
servicios de transporte de personal, materiales y herramientas para Edesur S.A.; ello
por aplicación de la teoría de los actos propios. [CNAT, Sala X, 11/11/11, “Fiaño, Gui-
llermo Osvaldo c. Edesur S.A. y otros”, www.pjn.gov.ar].

b) Distribución de excedentes

Otra nota típica del fraude que conviene demostrar a los fines de conjurarlo es la
falta de correspondencia entre el producido de la actividad económica de la coope-
EL FRAUDE LABORAL 127

rativa y el reparto (ya sea por anticipos de retornos o por la distribución de los ex-
cedentes repartibles) que se haya efectuado de dicho producido entre los asocia-
dos a la entidad.
Es obvio que el empresario que haya constituido una cooperativa para burlar la
ley laboral habrá eludido también las normas cooperativistas que tienen que ver
con la distribución del resultado económico de la empresa, en tanto que de lo con-
trario el fraude no tendría ningún sentido.
De manera tal que una buena forma de aportar elementos de convicción res-
pecto de la comisión de este tipo de fraude será la demostración de la falta de co-
rrespondencia entre el resultado económico de la empresa y la distribución que se
haya realizado entre los asociados a la cooperativa.

En tal sentido, la jurisprudencia ha expresado:


La solicitud presentada por el actor y aceptada por el Consejo de Administración de
una cooperativa de trabajo no es suficiente para tener por acreditado que los servi-
cios que prestaba el trabajador obedecían a un verdadero vínculo societario. Es nece-
sario, además, que se acredite aunque sea en forma sumaria, el quantum de los exce-
dentes repartibles entre los socios y que la suma abonada al actor obedecía a un efec-
tivo retorno. [CNAT, Sala Il, 13/6/89, “Labrador, Vicente c. Cooperativa de Trabajo Sila
Ltda. y otra”, www. pjn.gov.arl].
El objeto de la cooperativa de trabajo es la eliminación de la ganancia ya que el tra-
bajador se apropia, mediante este tipo de relación, del producido íntegro de su tra-
bajo. Por este motivo, para que ella excluya la aplicación de las normas laborales debe
ser genuina, lo que implica la democratización de la estructura empresaria cuya orga-
nización y jerarquía es el resultado de la voluntad colectiva de los asociados y el cum-
plimiento del art. 2.6 de la regla estatal n” 20.337 en cuanto a la distribución de exce-
dentes. Si no hay excedentes repartidos igualitariamente en relación al esfuerzo y
existen quienesse quedan con un porcentaje superior nose puede hablar de unarela-
ción cooperativa sino de uno de los modos de apropiación de la fuerza de trabajo con
su correlativo desequilibrio trabajo-producto. En el caso no se ha demostrado ningu-
no de estos supuestos, por lo que no es posible descartar sin razón suficiente que la
prestación de servicios obedeció a causas no laborales. [CNAT, Sala V, 21/5/12, “Díaz,
Claudio Omar c. Cazadores Cooperativa de Trabajo Ltda.”, www. pjn.gov.arl].

c) La cooperativa como proveedora


de mano de obra

Otro caso registrado de fraude cometido mediante una cooperativa de trabajo


es aquel en el que una empresa, aunque legalmente constituida como una socie-
dad comercial, crea una cooperativa de trabajo con la finalidad de que le provea de
personal,
La cooperativa de trabajo se transforma entonces en una especie de agencia de
colocación que funciona exclusivamente para la empresa que la ha creado.
128 JOSÉ MANUEL SALGADO

Es un supuesto burdo de fraude que quedará fácilmente demostrado acredi-


tándose quetodos los asociados a la cooperativa se desempeñan en una mismaem-
presa (que no es precisamente la propia cooperativa). En algunossupuestos, inclu-
so, podría existir identidad de sujetos entre socios y/o autoridades de la sociedad
comercial y asociados fundadores y/o autoridades de la cooperativa de trabajo.
Una misma persona (o varias) podría revestir como socio y/o autoridad de la socie-
dad comercial y ala vez asociado fundador y/o autoridad de la cooperativa.

También este supuesto ha sido objeto de pronunciamientos judiciales:


Ferrocom Ltda. fue constituida con la finalidad de que sus integrantes —obreros ma-
quinistas o conductores de trenes—realizarantareasde conducción de trenes de pro-
piedad de la empresa Ferrocarril Belgrano S.A., aprovechando la capacidad técnica
demostrada por lostrabajadores/asociados a la cooperativa, y conviniéndose la exclu-
sividad del servicio de cooperativa. Al haberse utilizado esta última para la provisión
de la mano de obra, compuesta por exempleados de la empresa ferroviaria estatal,
tercerizándose así los servicios, no puede hablarse en rigor de una real cooperativa, o
de una entidad creada para cumplir con fines mutuales y cooperativos por medio de
la asociación o el concurso de personas que se incorporan para prestar sus servicios di-
rigidos a esa finalidad común. [CNAT, Sala V, 28/2/11, * Ávila, Osvaldo Domingo c.Em-
presa Ferrocarril General BelgranoS.A. y otro”, www.pjn.gov.ar].
En el caso a la actora se la hacía figurar como socia de la cooperativa Vivir Ltda. cuan-
do en realidad trabajó en relación de dependencia directa con la demandada Socie-
dad Italiana de Beneficencia de Buenos Aires. Del informe del INAES surge que el art.
5" del Estatuto Social de la Cooperativa de Trabajo de Promoción del Plan de Salud Vi-
virestablece como único objetivo de la cooperativa el asumir “la promoción de la sus-
cripción de Planes de Salud del Hospital Italiano de esta ciudad, conforme convenio
con la Sociedad Italiana de Beneficencia de Buenos Aires”. Asimismo los testigos que
declararon a instancias de la accionante sostuvieron que el pago por laslaboresse rea-
lizaba por el Hospital Italianoa través de la Cooperativa en una caja de ahorro abier-
ta enla Banca Nazionale del Lavoro, en la sucursal que se encuentra dentro del mismo
Hospital. Todo esto, sumado a que la prestación de tareas de la actora fue entodo mo-
mento realizada bajo la dirección de las autoridades del Hospital Italiano, llevan a te-
ner por acreditado que el caso encuadra dentro de lo previsto por el art. 29 de la LCT,
toda vez que la cooperativa se comportó como una mera proveedora de mano de
obra. [CNAT, Sala VII, 29/11/11, “Lovell, Elisa c. Sociedad Italiana de Beneficencia de
Buenos Aires”, www. p¡n.gov.ar].

$ 28. Interposición de las cooperativas


de trabajo

Lo expuesto en el punto anterior nos conduce al tema de la interposición frau-


dulenta de una cooperativa de trabajo; al supuesto de una cooperativa de trabajo
que funciona como agencia de colocación o servicios eventuales, entanto que pro-
EL FRAUDE LABORAL 129

vee de personal a una empresa comercial para que estostrabajadores se desempe-


ñen en la misma, pero al margen del marco regulatorio laboral.
No estamos refiriéndonos ahora al caso de una cooperativa de trabajo creada
exclusivamente para proveer personal a una empresa determinada, sino de una
cooperativa que, aunque haya sido creada con fines legítimos, funciona prove-
yendo personal a terceros.
Este tipo de fraude, hogaño bastante generalizado, ha motivado el dictado de
distintas normas.
En efecto, el fraude laboral que vienen protagonizando algunos empleadores,
con la complicidad de “cooperativas de trabajo” que proveen personal a aquellos,
permitiéndoles bajar sus costos laborales a expensas de los derechos de sus traba-
jadores, no ha pasado inadvertido a las autoridades de nuestro país.
Se trata de una maniobrailícita, mediante la cual algunos empleadoresse bene-
fician porque bajan sus costos laborales en desmedro de los derechos de los traba-
jadores, que son contratados por intermedio de “cooperativas de trabajo”, que
funcionan así como agencias de colocación, sin cumplir con ninguna de las obliga-
ciones que las leyes laborales prevén.
Se logra mediante ese ardid bajar costos laborales, a despecho de los derechos
de los trabajadores, quienes, así contratados, se desempeñan sin recibir ninguno
de los beneficios (léase aguinaldo, vacaciones, horas extras, licencias por enferme-
dad, etcétera) establecidos por las leyes laborales.
Fue así que, advertidas nuestras autoridades de la existencia de este tipo de ma-
niobras fraudulentas (cada vez más generalizadas) se dictó el decr. 2015/94 que
prohibió —lisa y llanamente— el funcionamiento de “cooperativas de trabajo”
creadas para proporcionar mano de obra aterceros.
Así lo establece expresamente el art. 1? del referido dispositivo:
“El Instituto Nacional de Acción Cooperativa, organismo dependiente de la Secretaría
de Industria del Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos de conformidad con
las facultades que le otorga el art. 106 de la ley 20.337 no autorizará, a partir de la pu-
blicación del presente decreto, el funcionamiento de cooperativas de trabajo que, pa-
ra el cumplimiento de su objeto social, prevean la contratación de los servicios coope-
rativos por terceras personas utilizando la fuerza de trabajo de sus asociados”.

En sintonía con este dispositivo, y como consecuencia del dictado del mismo, el
INAES (por aquel entonces INAC) dictó la Res. 1510/94 que dispuso no conceder au-
torización para funcionar a las cooperativas de trabajo que pretendan ejercer acti-
vidades propias de una agencia de colocación, limpieza, seguridad, distribución de
correspondencia y servicios eventuales. Así lo estableció expresamente el art. 1? de
la citada resolución:
"Decláranse comprendidas en el art. 1? del decr. 2015/94 las solicitudes de autoriza-
ción para funcionar como cooperativa de trabajo que se vinculen con las siguientes
130 JOSÉ MANUEL SALGADO

actividades: Agencias de Colocaciones, Limpieza, Seguridad; Distribución de Corres-


pondencia y Servicios Eventuales.
Asimismo, se considerarán comprendidos aquellos casos en que la descripción del
objeto social contenida en los estatutos revele que se trata de la venta de fuerza de
trabajo o mano de obra a terceros para dedicarlas a las tareas propias o específicas
del objeto social de los establecimientos de estos últimos, de tal manera que dicha
fuerza de trabajo o mano de obra constituya un medio esencial en su producción
económica”.

Posteriormente, se dictó también la ley 25.250, cuyo art. 4” ratificó esta prohi-
bición, disponiendo textualmente lo siguiente:
“Sin perjuicio de las facultades propias de la autoridad de aplicación de fiscalización
pública en materia cooperativa, los servicios de inspección del trabajo están habilita-
dos para ejercer el contralor de las cooperativas de trabajo a los efectos de verificar el
cumplimiento de las normas laborales y de la seguridad social en relación con los tra-
bajadores dependientes a su servicio, así como a los socios de ella que se desempeña-
ren en fraude a la ley laboral. Estos últimos serán considerados trabajadores depen-
dientes de las cooperativas a los efectos de la aplicación de la legislación laboral y de
la seguridad social.
Si en el ejercicio de sus funciones, esos servicios comprobaren que se ha incurrido en
una desnaturalización de la figura cooperativa con el propósito de sustraerse total o
parcialmente a la aplicación del ordenamiento laboral, deberán, sin perjuicio del
ejercicio de su facultad de constatar las infracciones a las normas laborales en que de
tal modo se hubiere incurrido y de procedera su juzgamiento ysanción, denunciar esa
circunstancia a la autoridad específica de fiscalización pública a los efectos del art. 101
y concs. de la ley 20337.
Las cooperativas de trabajo no podrán actuar como empresas de provisión de servi-
cios eventuales, ni de temporada, ni de cualquier otro modo brindar servicios propios
de las agencias de colocación”.

Posteriormentesesancionó la ley 25.877 (cuyo art. 1? derogó la ley 25.250), pero


que en su art, 40 ratificó también la señalada prohibición, disponiendo textual-
mente lo siguiente:
“Los servicios de inspección del trabajo están habilitados para ejercer el contralor de
las cooperativas de trabajo a los efectos de verificarel cumplimiento de las normas la-
borales y de la seguridad social en relación con los trabajadores dependientes a su ser-
vicio asícomo a los socios de ella que se desempeñaren en fraude a la ley laboral.
Estos últimos serán considerados trabajadores dependientes de la empresa usuaria
para la cual presten servicios, a los efectos de la aplicación de la legislación laboral y
de la seguridad social.
Si durante esas inspecciones se comprobare que se ha incurrido en una desnaturali-
zación de la figura cooperativa con el propósito de sustraerse, total o parcialmente, a
la aplicación de la legislación del trabajo denunciarán, sin perjuicio del ejercicio de su
EL FRAUDE LABORAL 131

facultad de constatar las infracciones a las normas laborales y proceder a su juzga-


miento y sanción, esa circunstancia a la autoridad específica de fiscalización pública a
los efectos del art. 101 y concs. de la ley 20.337.
Las cooperativas de trabajo no podrán actuar como empresas de provisión de servi-
cioseventuales, ni de temporada, ni de cualquier otro modo brindar servicios propios
de lasagencias de colocación”.

Vale decir que, ya desde 1994, solo se autoriza el funcionamiento de cooperati-


vas de trabajo para el desarrollo de emprendimientos propios, no así para propor-
cionar mano de obra a terceros, dentro o fuera de sus establecimientos.
El motivo de tal prohibición es obvio: todas las “cooperativas” que funcionan
proporcionando mano de obra a empresas distintas, son cómplices de un fraude a
la ley laboral, en virtud del cual la empresa usuaria abarata sus costos en desmedro
de aquellos trabajadores que deben prestar servicios en un estado de total desam-
paro, al margen del marco protector que brindan las leyes laborales.
Con la complicidad de estas cooperativas, la empresa usuaria baja sus costos en
desmedro del patrimonio, la integridad psicofísica y la dignidad de sus trabajado-
res.
Por otra parte, se advierte que las cooperativas que así funcionan ningún bene-
ficio reportan a la sociedad, desde que no crean nuevos puestos de trabajo, sino
que, en el mejor de los casos, estarían colocando a sus “asociados” en puestos de
trabajo ya existentes.
Entonces, desaparecido este tipo de cooperativas, los puestos de trabajo que de
todas maneras ya existían (porque no fueron creados por la cooperativa), deberán
cubrirse con trabajadores que se encuentren amparados por la legislación laboral
vigente.
En rigor, desaparecida la interposición fraudulenta de las cooperativas que así
funcionan, la empresa usuaria deberá reconocerle a quienes se les había endil-
gado la condición de “asociados” de una “cooperativa de trabajo" el status jurí-
dico de trabajador, con todas las garantías que dimanan de la legislación laboral
vigente.
El espíritu del decr. 2015/94, de la Res. 1510/94 del INAC y de los arts. 4” de la ley
25.250y 40 de la ley 25,877 es entonces el de evitar el fraude y apuntalar el princi-
pio protector o tuitivo que inspira a toda la legislación laboral.
Como vimos en el 8 26 precedente, corresponde descartar la existencia de un
vínculo de linaje laboral cuando, si bien el asociado presta un servicio personal y
dirigido, dicho servicio constituye el aporte mismo que este hace a la cooperativa.
Empero, cuando ese aporte ya nose hace a la cooperativa sino a un tercero, ya no
podemos hablar del aporte comprometido por el asociado y, por ende, la situa-
ción deja de resultar incompatible con el Régimen de Contrato de Trabajo (art. 2*,
ley 20,744).
132 JOSÉ MANUEL SALGADO

Cuando una cooperativa de trabajo actúa como proveedora de personal, se


desvirtúan los principios cooperativos y el resultado es disvalioso para toda la so-
ciedad, porque el ahorro que estetipo de contratación representa para lasempre-
sas es directamente proporcional a la pérdida de beneficios que experimentan los
trabajadores.
La interposición de una cooperativa constituye para las empresas una forma
sencilla de eludir el cumplimiento de las leyes laborales, que ha sido advertida y ve-
dada por el derecho positivo vigente.
La empresa que necesite la prestación de un servicio personal (que precise de los
servicios de un trabajador), no debe buscarlos en una “cooperativa de trabajo”. Si
la necesidad es estable, debe, lisa y llanamente, contratar al trabajador y cumplir
con las leyes laborales; si la necesidad es eventual, le queda también la posibilidad
de procurárselo por intermedio de una agencia de servicios eventuales.
Lo que nunca debe hacer un empleador es torcer la letra de la ley y abaratar sus
costos a costillas de la pauperización de la clase trabajadora.

Inspirados en estas consideraciones se han dictado diversos pronunciamientos


judiciales que reconocieron el status de trabajador dependiente a quienes, como
“asociados” auna “cooperativa”, se desempeñaban en empresas distintas:

Las cooperativas de trabajo no pueden actuar como las empresas de servicios even-
tuales, es decir como colocadores de personal en terceros establecimientos, pues esta
es una forma sencilla de alterar toda la estructura de la ley laboral y de privar de la tu-
tela respectiva al personal so pretexto de la existencia de actos cooperativos entre el
trabajador y la empresa donde presta servicios. [CNAT, Sala VI, 23/6/94, “Roldán, Quin-
tinc. ViorS.R.L.”, www. pjn.gov.ar|].
Las cooperativas de trabajo no pueden actuar como colocadoras de personal en ter-
ceros establecimientos, pues es una forma sencilla de alterar toda la estructura de la
ley laboral y privar de la tutela respectiva al personal, so pretexto de la existencia de
actos cooperativos entre el trabajador y la empresa donde presta servicios, y en tal
caso, setorna aplicable lo normado por el art. 29 de la LCTy por ello, el trabajador
será considerado empleado directo de quien utilice su prestación. Además, ello evi-
dencia la existencia de una interposición fraudulenta, que justificaría la responsabi-
lidad solidaria de la cooperativa por todas las obligaciones derivadas de dicha rela-
ción laboral. [CNAT, Sala l, 3/12/01, “Alfano López, María Cristina c. La Prensa S.A.”,
www.pjn.gov.ar].
El objeto social de la cooperativa, consistente en el montaje de sistemas de seguridad
y vigilancia en residencias, edificios, countries, fábricas, bancos, entidades crediticias
y establecimientos comerciales, impide considerar legítima la pretensión de encua-
drar al reclamante como un mero socio de la cooperativa de trabajo instrumentada
para llevar adelante ese objeto societario, por cuanto del mismo se extrae que era una
mera intermediaria, proveedora de personal a terceros, por lo que cabe encuadrarla
dentro del art. 29 de la LCT. [CNAT, Sala X, 29/6/07, "Herrlein, José R.c. Cooperativa de
EL FRAUDE LABORAL 133

Trabajo Lince Seguridad Limitada”, en "Revista de Derecho Laboral y Seguridad So-


cial”, mar. 2009, Abeledo - Perrot, ps. 445 y 446],
La prestación de servicios por parte de “socios” de una cooperativa a terceros ajenos
en tareas que son normales y habituales a ese tercero y que hace a su objeto social y
no de la propia cooperativa —violando el decr. 2015/94— constituyen la existencia de
una relación de trabajo encubierta. [CNAT, Sala VIII, 28/12/07, "Guzmán, Ramón Rosa
c. Cooperativa de Trabajo Ferroviaria Unión Ltda. y otros”, www.pjn.gov.arl].
La interposición de una cooperativa de trabajo entre el actor y la empresa codeman-
dada con el fin de disimular la existencia de un verdadero contrato de trabajo, es un
caso típico de fraude a la ley. Ello así, en virtud de lo dispuesto por los arts. 14 y 29 de
la LCT, en el art. 40 de la ley 25.877 y el decr. 2015/94 que prohíben el funcionamiento
de las cooperativas de trabajo cuya actividad, en aras del cumplimiento de su objeto
social, consista en la contratación de servicios cooperativos por terceras personas uti-
lizando la fuerza de trabajo de sus asociados. El último párrafo del art. 40 de la ley
25.877 es claro y preciso al vedar la posibilidad de que una cooperativa actúecomo co-
locadora de personal con el fin de evitar que se configure fraude al ordenamiento le-
gal o se vulneren derechos a terceros. La misma limitación se encuentra dispuesta en
la Res. 1510/94 del Instituto Nacional de Acción Cooperativa. [CNAT, Sala VI, 24/8/09,
"Camelli, Fulvio Waldemar c. Car GroupS.A. y otro”, www.p¡n.gov.ar|].
La Cooperativa de Trabajo y Mantenimiento Integral Porteros Ltda. actúa de manera
cabal en la intermediación laboral, o sea proveyendo de encargados a los consorcios
que los necesitan. Por ello se impone una mirada crítica a una actuación que, bajo el
ropaje del cooperativismo, no guarda diferencias, en la realidad, con la mera inter-
mediación que describe el art. 29 de la LCTy lo cierto es que el ordenamiento positi-
vo, más allá de su vigencia temporal, veda actuaciones como la aludida, y es claro lo
que surge de la Res. 1510/94 que declara incluidas en la prohibición de funcionar co-
mo cooperativas de trabajo “a las agencias de colocación, limpieza, seguridad, distri-
bución de correspondencia y servicios eventuales” (del dictamen del fiscal general).
[CNAT, Sala VII, 18/3/10, "Cooperativa de Trabajo Mantenimiento Integral Porteros
Ltda. c. Sindicato Unico de Trabajadores de Edificios de Rentas y Propiedad Horizon-
tal s/Nulidad de resolución”, www. p¡n.gov.ar].
Enel caso, un hotel contrató personal de vigilancia con una cooperativa de trabajo. El
decr. 2015/94 establece que las cooperativas no están autorizadas a funcionar como
colocadoras de asociados en terceras personas (art. 1? del decr. 2015/94 y la Res.
1510/94 del INAC). Dicha previsión, no hace más que abortar una forma sencilla de al-
terar toda la estructura de la ley laboral y privar de la respectiva tutela al personal, so
pretexto de la existencia de actos cooperativos entre el trabajador y la empresa, en la
que efectivamente se prestan lastareas. [CNAT, Sala lll, 16/8/12, “Báez, Eduardo Maxi-
miliano c. Cazadores Cooperativa de Trabajo Ltda. y otro”, www.pjn.gov.arl.

En mi opinión, cuando se da el supuesto que estamos analizando (un asociado


auna cooperativa de trabajo que se desempeña para un tercero), no hace falta de-
mostrar ningún otro extremo para que resulte aplicable la legislación laboral. Esta
134 JOSÉ MANUEL SALGADO

hermenéutica se desprende de lo normado por el art. 40 de la ley 25.877, En dicho


dispositivo, si bien con una redacción no del todo clara, se establece que los aso-
ciados que se desempeñen en fraude a la ley laboral serán considerados depen-
dientes de la empresa usuaria para la que presten servicios. Al referirse ala "empre-
sa usuaria” es válido deducir que el fraude al que se refiere el artículo es, justa-
mente, aquel al que alude la norma en su último párrafo; cuando establece que las
cooperativas de trabajo no pueden actuar como empresas de provisión de servicios
eventuales.
Vale decir que, de conformidad con lo previsto por el art. 40 de la ley 25.877, bas-
ta con demostrar que el asociado se desempeña en una empresa distinta para que
resulten operativas y aplicables las disposiciones de la Ley de Contrato de Trabajo.
Dicho de otro modo, cuando el asociado a la cooperativa de trabajo se desem-
peñe en una empresa distinta, serán aplicables las normas laborales, allende la cir-
cunstancia de que se trate de una cooperativa genuina; aunque se trate de una
cooperativa dirigida por autoridades democráticamente elegidas y que distribuye
sus excedentes entre todos sus asociados.
Ratifica lo expuesto la letra clara del art. 29 de la LCT, en cuanto establece que
en caso de interposición el empleador no será otro que el usuario de los servicios
del trabajador. Luego, si el usuario jamás puede alegar un vínculo asociativo con el
trabajador, porque en todo caso este lo tendría con la cooperativa, no existe óbice
alguno para que se considere al beneficiario de los servicios (al usuario) como el
verdadero empleador.
Se podría replicar que para que el art. 29 de la LCT resulte aplicable previamen-
te debería acreditarse la existencia de una relación laboral y que, por lo tanto, di-
cha norma noserviría para fundamentar la existencia de tal relación. Empero, este
argumento se desvanece si tenemos en cuenta que (como ya se dijo), cuando el tra-
bajo del asociado ya no puede considerarse como el aporte que este hace a la coo-
perativa, porque trabaja para un tercero, la relación cae bajo la órbita de la Ley de
Contrato de Trabajo, por mandato del art. 2* de la citada norma.
Tampoco, a mi modo de ver, resulta menester que el “asociado” cooperativo se
desempeñe en tareas concernientes a la actividad normal y específica propia de la
empresa usuaria de sus servicios. Ello así, en tanto que en el supuesto que estamos
analizando deviene de aplicación el art. 29 de la LCT y no el 30 de dicho régimen.
En efecto, conforme lo previsto en el art. 29 de la LCT: “Los trabajadores que ha-
biendo sido contratados por terceros con vista a proporcionarlos a las empresas,
serán considerados empleados directos de quien utilicesu prestación ...”.Por su par-
te, el art. 30 del mismo ordenamiento contempla la situación de quienes ”... contra-
ten o subcontraten (...) trabajos o servicios correspondientes a la actividad normal y
específica propia del establecimiento”, a quienes impone una serie de cargas, bajo
apercibimiento de resultar responsables por las obligaciones emergentes de la rela-
ción laboral osu extinción con relación a los trabajadores que hayan ocupado.
EL FRAUDE LABORAL 135

Mientras que el art. 29 atribuye el carácter de empleador al usuario de los servi-


cios del trabajador, el art. 30 solo lo declara solidariamente responsable. La distin-
ción se justifica porque el art. 30 contempla el caso de un empresario real, que
cuenta con una organización, patrimonio, instrumentos y maquinaria propios;
que asume el riesgo y mantiene su poder de dirección sobre el trabajador que ha
sido destinado a cubrir las necesidades de otro empresario. Por el contrario, el art.
29 contempla el caso de quien se limita a contratar al trabajador con el fin de po-
nerlo a trabajar para otro y así, quien contrata, no necesita contar con ninguna or-
ganización, maquinaria, instrumentos, etcétera; le basta la estructura mínima ne-
cesaria para entrevistar y contratar personal”,
Porlo expuesto (porque el empleador, en el caso del art. 29 de la LCT, será quien
utilice los servicios del trabajador, en tanto que en el supuesto del art. 30 seguirá
siendo quien lo ha contratado), el art. 29 dela LCT no distingue entre el tipo de ser-
vicios que preste el trabajador al que se refiere; mientras que el art. 30 dispone que
debe tratarse de trabajos o servicios propios de la actividad normal y específica del
empresario beneficiario de tales servicios.
De manera tal que en el caso de interposición de una cooperativa de trabajo, no
resulta menester que el “asociado” cooperativo desempeñe tareas vinculadas a la
actividad normal y específica propia de la empresa usuaria de sus servicios.
Es que el empleador, no será otro que la empresa usuaria, porque así lo estable-
ce expresamente el art. 40 de la ley 25.877 alo que cabe adunar lo normado por el
art. 29 de la LCT.
Desde mi punto de vista, resulta entonces desacertado sostener que, en el caso
de interposición de una cooperativa de trabajo, el asociado cooperativo debe ser
considerado como un trabajador dependiente de la empresa usuaria de sus servi-
cios, solo cuando desempeñe tareas vinculadas a la actividad normal y específica
propia de esta.

No obstante, algunos fallos aislados han fundamentado la responsabilidad soli-


daria de la empresa usuaria de losservicios del asociado cooperativo en la prestación,
por parte de este, de servicios propios de la actividad normal y específica de aquella.
Losservicios de vigilancia, tanto de las partes
y cosas comunes del edificio como de las
personas que habitan en él, constituye una actividad normal y específica propia del
consorcio de propietarios de la ley 13.512, una de cuyas finalidades consiste en arbi-
trar los medios tendientes a que la vida comunitaria sea segura para los consorcistas,
tanto en el plano personal como en el patrimonial. Por ello, el consorcio de propieta-
rios demandado por quien prestara tareas de vigilancia en el edificio debe responder

3 Véase Hierrezuelo - Núñez, Responsabilidad solidaria en el contrato de trabajo, 2004, ps.


102
y 103,
136 JOSÉ MANUEL SALGADO

solidariamente junto con la cooperativa proveedora del vigilador, en los términos del
art. 30 de la LCT. [CNAT, Sala VIII, 17/4/12, “Sena, Martín Sebastián c. Cazadores Coo-
perativa de Trabajo Ltda. y otro”, www. pjn.gov.ar].
Resulta de aplicación el art. 30 de la LCT en lo referente a la responsabilidad en caso
de despido frente al personal subcontratado, ante el caso de un hotel que contrató
personal de vigilancia a una cooperativa y lo incorporó dentro de la estructura de se-
guridad con que ya contaba. [CNAT, Sala I1l, 16/8/12, “Báez, Eduardo Maximiliano c.
Cazadores Cooperativa de Trabajo Ltda. y otro”, www.pjn.gov.ar].

En mi opinión, por lo que venimos diciendo, es, asimismo, un error considerar


que, en el supuesto que estamos analizando, la vinculación laboral se anuda entre
el asociado y la cooperativa, como lo han resuelto algunos pronunciamientos
judiciales:
Las personas enviadas por una cooperativa detrabajo a prestar servicios para terceros
se encuentran ligados a esta por una relación de tipo laboral (art. 27, LCT) y no pue-
denser considerados socios. Se trata de una formalidad sin contenido real puesto que
norealizan aportedetrabajo alguno alacooperativa, sino que lo hacen para otra per-
sona física o jurídica y como contraprestación reciben un pago de carácter salarial por
la realización detareascomotrabajador, pero no en carácter de socios (conf. esta Sala,
"Alegre, Marcelino c. Comar Coop. de Trabajo Ltda. s/Despido”, sent. 2153 del 29/8/97).
[CNAT, Sala X, 26/11/97, "Adrián, Raúl c. Tab Transportadora de Caudales S.A.”,
Wwww.pjn.gov.arl.

Es que el art. 29 de la LCT es claro al determinar que los trabajadores que se de-
sempeñen en las condiciones que estamos analizando “serán considerados emple-
ados directos de quien utilice su prestación”, sin perjuicio, claro está, de la respon-
sabilidad solidaria de la empresa interpuesta que establece el mismo dispositivo.
La apuntada distinción no es meramente académica, en tanto que determina
cómo deberá efectuarse una correcta intimación en los términos de la ley 24.013.
A mi criterio, cuando un “asociado” a una cooperativa de trabajo se encuentre
prestando servicios para una empresa distinta, es a esta última a quien deberá inti-
marse para que registre la relación laboral en los términos de la Ley Nacional de
Empleo, sin perjuicio, claro está, de remitirtambién copia a la cooperativa hacién-
dole saber de la intimación que se ha cursado a quien se considera el verdadero
empleador.
Luego, siguiendo la misma línea argumental, el desconocimiento de la relación
laboral por parte de la empresa usuaria de los servicios del asociado cooperativo
justificará la denuncia del contrato que pueda efectuar este.
En síntesis, en los casos de interposición de una cooperativa de trabajo, la sola
circunstancia de que el “asociado” se desempeñe para una empresa distinta justi-
fica considerar que entre esta y aquel se ha anudado un vínculo de linaje laboral
(conf. arts. 40, ley 25.877 y 29, LCT).
EL FRAUDE LABORAL 137

ANEXO *

= Modelo de carta documento a la empresa


en la cual el «asociado cooperativo» presta servicios

Buenos Aires, ...


Sr. Representante Legal de ... [razón social de la empresa]:
Conformelo previsto por los arts. 8? y 11 de la ley 24.013, lo intimo para que, en el pla-
zo de 30 dias corridos contadosa partir de la recepción de la presente, proceda aregis-
trar adecuadamente la relación laboral que me vincula con la empresa que usted
representa. Ingresé a trabajar para ... [razón social de la empresa], en el estableci-
miento que esa empresa posee en la calle ..., el día ..., realizando tareas de ..., en el
horario de: ...; percibiendo actualmente una remuneración mensual de $ ... De acuer-
do alo dispuesto por el art. 11 de la citada ley, le hago saber que permite calificar a la
inscripción como defectuosa la circunstancia que, en contra de lo normado por los
arts. 4” in fine de la ley 25.250
y 40 in fine de la ley 25.877, se me hahecho figurar como
"asociado" a una “cooperativa de trabajo” (...) [nombre de la cooperativa] para, no
obstante ello, remitirme a trabajar para la empresa que usted representa. Mediante
el referido ardid, me encuentro trabajando para la empresa que usted representa
(subordinado técnica, jurídica y económicamentea ella) sin que se efectúen mis apor-
tes previsionales, se me entreguen recibos de haberes, se me abonen aguinaldos; vale
decir, sin recibir, en fin, ninguno de los derechos que dimanan de mi verdadera condi-
ción de dependiente. Formulo la presente intimación bajo apercibimiento de accio-
nar judicialmente, reclamando el pago de las multas previstas en la normativa legal
citada (arts. 8*y 11 de la ley 24.013).
Le hago saber que procederé a considerarme despedido por su exclusiva culpa en el
supuesto de desconocimiento de la relación laboral, y/o de sus reales circunstancias,
y/o de una negativa expresa o implícita a registrar debidamente el vínculo, aun antes
de expirado el plazo previsto por el citado art. 11. Ello así, en atención a los perjuicios
que al suscripto ocasionaría su eventual pretensión de mantenerme al margen del
marco protector que brindan las leyes laborales.
Sin perjuicio de lo anterior, lo intimo para que, en el plazo de dos (2) días hábiles, me
abone los aguinaldos devengados durante todo el transcurso de la relación laboral
(todos impagos), bajo apercibimiento de considerarme despedido por su culpa.

= Modelo de carta documento a la AFIP

Buenos Álres, ...


Sr. Director de la AFIP:
Atento lo normado por el art. 11 de la ley 24.013, le hago saber que, en el día de la
fecha, he remitido a mi verdadero empleador (...) [razón social de la empresa usuaria

* Loescrito entre corchetes no es parte del modelo; es instructivo para su uso.


138 JOSÉ MANUEL SALGADO

de los servicios del “asociado”], CUIT ..., con domicilio en ..., carta documento con el
siguiente texto:

[transcribir el texto de la carta documento remitida a la empresa usuaria de los servi-


cios del "asociado"]

= Modelo de carta documento a la cooperativa

Buenos Álres, ...


Sr. Representante Legal de ... [razón social de la cooperativa]:
Resultando la cooperativa que usted representa, de conformidad con lo normado por
el art. 29 de la LCT, solidariamente responsable por todas las obligaciones (actuales y/o
futuras) emergentes de la relación laboral anudada entre el suscripto y ...... [razón
social de la empresa usuaria de losservicios del “asociado”], le hagosaber que, en el día
de la fecha, he remitido a mi verdadero empleador (...) [razón social de la empresa
usuaria de los servicios del “asociado”], carta documento con el siguiente texto:

[transcribir el texto de la carta documento remitida a la empresa usuaria de los servi-


cios del “asociado”]

= Modelo de demanda contra la empresa en la que el «asociado»


presta servicios y contra la cooperativa

PROMUEVE DEMANDA POR DESPIDO

señor Juez:

JOSÉ MANUEL SALGADO, letrado inscripto en la matrícula respectiva (CPACF T? 39, F*


961, DNI 16.777.158, CUIT 20-16777158-1, IVA responsable inscripto), constituyendo
domicilio procesal material en ...

|. PERSONERÍA:
Lei)

II, OBJETO:
En el carácter ut supra indicado, y siguiendo expresas instrucciones de mi mandante,
vengo por la presente a promoverformal demanda por despido, cobro de pesos y cer-
tificados de trabajo contra las siguientes personas jurídicas:
1) ... [razón social y domicilio de la empresa en la cual se desempeñó el “asociado"'].
2) ... [razón social y domicilio de la cooperativa].

Ello, en base a los hechos y el derecho que paso a exponer:

III. LOS HECHOS:


Liminarmente cabe aclarar que, habiendo resultado la empresa usuaria de los servicios
del actor su verdadero empleador, en adelante la misma será designada como “deman-
dada”, “accionada” o términos de igual significación. Luego, toda vez que la coopera-
EL FRAUDE LABORAL 139

tiva no fue más que un sujeto interpuesto entre la empresa usuaria (verdadero emple-
ador de mi mandante) y el actor, en adelante llamaremos a aquella (a la cooperativa)
como “codemandada”, “coaccionada”, o términos del mismo significado.
Pues bien, mi mandante comenzó a trabajar para la demandada en fecha ..., mante-
niéndose el vínculo laboral, sin solución de continuidad, para la misma empresa, en el
mismo lugar de trabajo (el establecimiento sito en ...), hasta el día... (conformeel carác-
ter recepticio de la notificación rescisoria), cuando el actor se consideró despedido por
culpa de la accionada, quien siempre fue su verdadero empleador.
Vale decir que mi representado trabajó para la demandada, sin solución de continui-
dad, durante...
Realizó siempre el accionante tareas de ..., en el siguiente horario: ...
Al tiempo del distracto, percibía el actor una remuneración mensual de $ ...
Siempre se desempeñó el demandante en el establecimiento que la demandada
posee en la calle ...
Merced a la actividad de la accionada (verdadero empleador del actor), los trabajos
desempeñados por mi comitente se encuentran comprendidos en el CCT ...
Como ya se anticipó, las tareas cumplidas por el demandante lo fueron siempre en
favor de la demandada.
Así las cosas, de conformidad con lo normado por los arts. 4? in fine de la ley 25.250,
40 in fine de la ley 25.877 y 29 de la LCT, el accionante debe ser considerado depen-
diente de la empresa para la cual prestó servicios (la demandada), no obstante haber
tenido que suscribir el actor distintos documentos que lo harían aparecer como un
“asociado” a una “cooperativa de trabajo”.
Adviértase, a mayor abundamiento, que la resolución 1510/94 del INAES (por aquel
entonces INAC), en sintonía con lo normado por el art. 1? del decr. 2015/94, lisa y lla-
namente prohibió el funcionamiento de las cooperativas de trabajo que pretendan
ejercer actividades propias de una agencia de colocación, limpieza, seguridad, distri-
bución de correspondencia y servicios eventuales.
Las cooperativas de trabajo solo están autorizadas a desarrollar emprendimientos
propios (única forma de cumplir su finalidad social), pero no a proporcionar mano de
obra aterceros, en tanto que estos deben respetar las leyes laborales, reconociendo a
quienes les brindan un servicio personal e infungible, su condición de trabajador
dependiente.
De lo contrario, estamos frente a una forma de fraude direccionada a precarizar de
facto la situación en la que se encuentra quien, como supuesto “asociado” a una
"cooperativa de trabajo”, presta servicios para un tercero, quien logra así bajar sus
costos laborales, a expensas de los derechos de dicho trabajador.
El actor, quien no desconocía la identidad de su verdadero empleador, reclamó a la
demandada, reiteradamente, en forma verbal primero, la adecuada registración del
vínculo.
Tales reclamos resultaron infructuosos, por lo quese inició el intercambio telegráfico
que seguidamente será reseñado:
(...)
140 JOSÉ MANUEL SALGADO

En el sub lite, el desconocimiento de la relación laboral por parte de su verdadero


empleador constituyó para el demandante una injuria de gravedad tal que justificó
plenamente la denuncia de la relación dispuesta por el actor.
La injuria que se propina al trabajador al desconocerse su condición de tal es eviden-
te, porque se intenta así mantenerlo al margen del marco protector que brindan las
leyes laborales.
A ello cabe adunarse que la demandada también injurió al actor al negarse ilegítima-
mente a abonarle un importante crédito salarial de naturaleza alimentaria.
De tal suerte que la negativa de la relación laboral formulada por su verdadero
empleador, y la falta de pago de los haberes adeudados, no dejó otro recurso al
demandante que denunciar el contrato de trabajo.
Así las cosas, adeuda la demandada (y la codemandada en virtud de lasolidaridad pre-
vista por el art. 29 de la LCT) al actor las sumas que serán liquidadas en el apartado
siguiente:

IV. LIQUIDACIÓN:
las)

V. MULTAS DE LA LEY NACIONAL DE EMPLEO - RECLAMO SUBSIDIARIO:


[Véase modelo de demanda correspondiente al Capítulo !11].

VI. MULTA DEL ART. 22 DE LA LEY 25.323 EINTERESES DEL ART. 9? DE LA LEY 25.013:
[Véase modelo de demanda correspondiente al Capítulo 111].

VII, TEMERIDAD Y MALICIA:


Sin perjuicio de que, como se expuso ut supra, en el sub lite deviene de aplicación lo
normado por el art. 9” de la ley 25.013, corresponde considerar también que la con-
ducta de las demandadas encuadra en las previsiones del art. 275 de la LCT.
En efecto, porque las demandadas han negado la existencia de la relación laboral con
plena conciencia de su propia sinrazón, en tanto que el supuesto “asociado” a una
"cooperativa de trabajo” se desempeñó siempre para una empresa distinta, no obs-
tante la prohibición expresa contenida en los dispositivos ya señalados (art. 4? ín fine,
ley 25.250 y art. 40 ín fine, ley 25.877).
Cabe recordar que el desconocimiento de la relación laboral se encuentra expresa-
mente previsto en el art. 275 de la LCT como una típica conducta temeraria y malicio-
sa, a lo que corresponde adunar también que, en el sub lite, se puso en marcha toda
una ingeniería jurídica direccionada al fraude.
Atento lo expuesto, corresponde —y así formal y expresamente lo solicito— declarar
la conducta de ambas accionadas temeraria y maliciosa y condenarlas, por ende, al
pago del máximo de los intereses previstos en el art. 275 de la LCT.

VIII. CERTIFICADO DE TRABAJO Y MULTA:


[Véase modelo de demanda correspondiente al Capítulo 111].
EL FRAUDE LABORAL 141

IX. INTERESES MORATORIOS:


[Véase modelo de demanda correspondiente al Capítulo 111].

X. INTERESES ESPECIALES:
[Véase modelo de demanda correspondiente al Capítulo 111].

XI. ACTUALIZACIÓN MONETARIA:


[Véase modelo de demanda correspondiente al Capítulo 111].

XIl. DERECHO:
Fundo la presente demanda en lo normado por las leyes 20,744, 24,013, 25.013,
25.250, 25.323, 25.345, 25.877, decr. 2015/94, res. 1510/94 del INAC, art. 804 del CCCN,
doctrina y jurisprudencia aplicables.

XIII. ACORDADA:
[Véase modelo de demanda correspondiente al Capítulo 11].

XIV, PRUEBA:
Ofrezco la siguiente:

A) Documental:
Se acompañan los siguientes documentos:
(...)
B) Deinformes:
Solicito se libren los siguientes oficios:
1) Al Correo Oficial, a los fines que se expida acerca de la autenticidad de las cartas
documento y telegramas adunados (los que en copia serán agregados al respectivo
oficio), debiendo informar, asimismo, respecto de las correspondientesfechas y horas
de emisión y recepción de cada una de tales comunicaciones.
En el caso que alguna de las cartas documento y/o telegramas acompañados no haya
sido efectivamente recibido por su destinatario, el Correo Oficial deberá informar los
motivos concretos por los que ello ha ocurrido y cuál fue el procedimiento seguido
porel cartero encargado de dicha entrega, en tal oportunidad.
2) Al Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), a los fines que
informe si la cooperativa demandada (...) se encuentra regularmente inscripta y si,
conforme sus estatutos, posee autorización para proporcionar mano de obra a ter-
ceros.
3) AlINDEG, alos fines que informe cuál fue el porcentual del aumento del índice de
precios al consumidor, nivel general, registrado desde el distracto del actor (...) y has-
ta la fecha de su informe.
4) Ala Dirección de Estadísticas y Censos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a
los fines que informe cuál fue el porcentual del aumento del índice de precios al con-
142 JOSÉ MANUEL SALGADO

sumidor, nivel general, registrado desde el distracto del actor (...) y hasta la fecha de
su informe.

C) Confesional:
Solicito se cite al representante legal de cada una de las demandadas a absolver posi-
ciones, bajo el apercibimiento previsto en el art. 86, LO.

D) Pericia contable:
Solicito se designe perito contador único de oficio, quien, revisando la documenta-
ción en poder de las demandadas, así como también las constancias de autos, deberá
expedirse acerca de los siguientes puntos de pericia:

D.1) Sobre los libros de la empresa demandada:


1) Informe el señor perito si la demandada lleva en legal tiempo y forma el libro pre-
visto por el art. 52 de la LCT. Si el mismo se encuentra rubricado, en qué fecha y ante
qué autoridad.
2) En su caso, señale el experto si el actor se encuentra comprendido en el libro de
sueldos y jornales de la demandada.
3) En el supuesto afirmativo, informe, fecha de ingreso del actor, categoría laboral
registrada, tareas desempeñadas, y salarios percibidos por el demandante durante el
último año de la relación laboral.

D.2) Sobre los libros de la cooperativa:


4) Conforme lo que surja de la documentación societaria obrante en poder de la coo-
perativa codemandada, señale el señor perito si la misma se encuentra debidamente
inscripta en el INAES y, en su caso, si de su estatuto surge que se encuentre autorizada
para proveer mano de obra a terceros.
5) Informe el señor perito si la cooperativa codemandada lleva en legal forma los
registros previstos en el art. 38 de la ley 20.337 y si los mismos se encuentran debida-
mente rubricados; en qué fecha y ante qué autoridad.
6) En su caso, señale si el actor se encuentra incluido en el registro de “asociados”
(art. 38, inc. 1? de la ley 20.337) y desde qué fecha,
7) Indique el experto la cantidad de “asociados” que la cooperativa codemandada
mantuvo durante cada uno de los meses que se sucedieron a lo largo de la relación
laboral habida con el actor.
8) En el caso que la codemandada lleve en legal forma el registro de asambleas pre-
visto en el art. 38, inc. 2? de la ley 20.337, señale el experto cuántas asambleas ordina-
rias y/o extraordinarias celebró la cooperativa durante la vigencia de la relación labo-
ral del actor; debiendo señalar, expresamente, la cantidad de asistentes a cada una de
tales asambleas.
9) Conforme lo que surja de las registraciones de la cooperativa codemandada, indi-
que el experto, mes por mes, el monto de los anticipos de retorno percibidos por el
actor, debiendo señalar también si percibió excedentes repartibles anuales; en su
caso, monto de cada uno de ellos.
EL FRAUDE LABORAL 143

D.3) Sobre los libros de ambas accionadas:


10) Practique el experto liquidación por todos los rubros reclamados en la presente
demanda, con más los intereses devengados (conf. acta 2601 del 21/5/14) desde la
mora y hasta la fecha de su informe. La liquidación practicada deberá contener, asi-
mismo, los intereses por temeridad y malicia reclamados (dos veces y media la tasa
activa del Banco de la Nación Argentina), por todo el período comprendido entre el
cese y la fecha de su informe.
Todo ello, claro está, a pedido de mi parte, y sin perjuicio que, al igual que sucede con
todos los demás rubros reclamados, será V.S. quien decidirá respecto de la proceden-
cia o no de tales réditos.

E) Testimonial:
Solicito que, por intermedio del Juzgado, sean citadas a prestar declaración testimo-
nial las siguientes personas:
(...)

XV, PETITORIO:
Por todo lo expuesto, a 5.5. respetuosamente solicito:
1) Me tenga por presentado, por parte a mi mandante, por denunciado su domicilio
real y por constituidos los procesales (físico y electrónico) indicados.
2) Ordene correr traslado de la presente demanda, por el plazo y bajo apercibimien-
to de ley.
3) Tenga por ofrecida la prueba de la parte actora y, oportunamente, ordene su pro-
ducción.
4) Ordene la reserva de la documental original adjunta.
5) En su hora, condene a las demandadas (en forma ilimitada y solidaria) al pago de
las sumas reclamadas, con más sus intereses, multas y recargos, actualización mone-
taria en su caso, y los gastos, costos y costas de la presente litis.
6) Condene a las demandadas (en forma solidaria también) a entregar al actor los
certificados de trabajo pedidos, bajo apercibimiento de astreintes.
7) Asimismo, solicito que la sentencia que recaiga en autos establezca, para el
supuesto de incumplimiento de la condena, intereses conminatorios especiales y adi-
cionales a los moratorios que corresponde aplicar desde la mora (conf. art. 804,
CCCN).

Proveer de conformidad
SERÁ JUSTICIA.
Capítulo V
La utilización fraudulenta
de un contrato de pasantía
———

8 29. Introducción.
Finalidad del contrato

El contrato de pasantía es aquel que se celebra entre un estudiante mayor de


dieciocho años de la educación superior, de la educación permanente para jóve-
nes y adultos o de la educación técnico profesional y una empresa privada u orga-
nismo público, con intervención de la institución educativa en la que el pasante cur-
sa sus estudios (art. 1*, ley 26.427). Vale decir que pueden revestir como pasantes
estudiantes de la educación media o superior, pero siempre mayores de dieciocho
años.
En lo que respecta a las empresas privadas u organismos públicos que pueden
incorporar pasantes, conforme lo establece la norma citada (art. 1, ley 26.427),
quedan excluidas únicamente las agencias de servicios eventuales.
El contrato de pasantía tiene para el pasante una finalidad formativa, en cuan-
to debe estar destinado a la adquisición de práctica, experiencia y/o mayor perfec-
cionamiento, relacionados con su educación y formación.
Se trata de brindar al pasante una experiencia práctica complementaria de la
formación teórica, que lo capacite en el área vinculada con sus estudios, formán-
dolo en diversos aspectos —básicamente relacionados con la práctica— que serán
de su utilidad para su posterior búsqueda laboral.

Conforme lo establece el art. 3 de la ley que regula a este tipo de contratos


(26.427) los objetivos del sistema de pasantías son lograr que los pasantes:
”...a) Profundicen la valoración del trabajo como elemento indispensable y dignifi-
cador para la vida, desde una concepción cultural y no meramente utilitaria;
b) Realicen prácticas complementarias asu formación académica, que enriquez-
can la propuesta curricular de los estudios que cursan;
c) Incorporen saberes, habilidades y actitudes vinculados a situaciones reales del
mundo del trabajo;
146 JOSÉ MANUEL SALGADO

d) Adquieran conocimientos que contribuyan a mejorar sus posibilidades de in-


serción en el ámbito laboral;
e) Aumenten el conocimiento y manejo de tecnologías vigentes;
f) Cuenten con herramientas que contribuyan a una correcta elección u orienta-
ción profesional futura;
g) Se beneficien con el mejoramiento de la propuesta formativa, a partir del vincu-
loentre lasinstitucioneseducativasy los organismos y empresas referidos en el
art. 1? de la presente ley;
h) Progresen en el proceso de orientación respecto de los posibles campos espe-
cificos de desempeño laboral”.

Aunque, comose verá más adelante, el pasante recibe una retribución —sin ca-
rácter remunerativo— que la ley denomina “asignación estímulo” (art. 15, ley
26.427), la finalidad de estos contratos no es esencialmente económica; ni para el
pasante, ni para el empresario u organismo donde aquel efectúa su práctica edu-
cativa. De ahí que se limite la carga horaria del pasante y la duración de la pasantía
(art. 13); que las empresas u organismos no puedan ocupar al pasante en tareas
desvinculadas de la formación académica de este (art. 19); y, lo más importante,
que el contrato de pasantía —en las condiciones previstas por la ley— no genere
ningún tipo de relación laboral entre el pasante y la empresa u organismo recep-
tor, ni mucho menos entre el pasante y la unidad educativa a la que pertenece (art.
12, ley 26.427).
Creemos, sin embargo, que, sobre todo en el caso de las empresas privadas, es
válido que el desempeño del pasante les reporte a aquellas algún beneficio. De lo
contrario, la demanda de pasantes quedaría supeditada a la existencia de empre-
sarios filántropos, interesados en hacer el bien sin recibir nada a cambio. Desde
que, en el sistema actual, la empresa en la que el pasante se desempeña se encuen-
tra obligada a abonar una asignación estímulo equivalente al salario de convenio
del personal dependiente que realiza tareas similares (art. 15, ley 26.427), deviene
inconcebible que las tareas que el pasante cumple no representen algún beneficio
para el empresario que celebra este tipo de contratos.
De todos modos, este beneficio económico que para el empresario representa
el desempeño del pasante y para este la percepción de la asignación estímulo, no
constituyen el objeto principal del contrato. La finalidad primordial de la pasantía,
como ya se dijo, es la formación del pasante.
Ahora bien, teniendo en cuenta que en incontables oportunidades el contrato
de pasantía ha sido utilizado para encubrir una verdadera relación laboral, pasa-
remos a examinar los requisitos formales y sustanciales que deben reunir estos con-
tratos, analizando —asimismo— cómo —frente al incumplimiento de algunos de
tales requisitos— la vinculación se considera (según las referencias jurisprudencia-
les que se formularán) un verdadero contrato de trabajo.
EL FRAUDE LABORAL 147

Al respecto, cabe puntualizar que, frente al incumplimiento de algunos de los


requisitos formales o sustanciales previstos por la normativa, la consecuencia se en-
cuentra expresamente prevista en el art. 19 de la ley 26.427, en cuanto establece:
"El Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social ejercerá el contralor del cumpli-
miento de la presente ley con relación a las empresas y organismos para que no se al-
teren sus objetivos. En caso de incumplimiento por parte de la empresa de alguno de
los requisitos o características que tipifican a esta especial relación, la pasantía edu-
cativa perderá el carácter de tal y será considerada contrato laboral por tiempo inde-
terminado. En dicho caso, regirán todas las sanciones e indemnizaciones que corres-
pondan para la relación laboral no registrada...”

Consideramos que una correcta hermenéutica de la norma transcripta permite


concluir que no cualquier incumplimiento produce los efectos previstos por el art.
19 precedentementetranscripto. La distinción no pasatanto por la naturaleza (for-
mal o sustancial) del requisito o “característica” que haya sido omitido o alterado, si-
no, más bien, por la desnaturalización de la esencia del instituto que produzca —o
no— tal omisión o modificación.
Conformese verá más adelante, la jurisprudencia acuñada entorno a esta cues-
tión, aunque mayoritariamente basada en el régimen anterior de la ley 25.165 ac-
tualmente derogada, ha ido precisando cuáles son los presupuestos fácticos cuya
presencia permite determinar que se ha anudado entre las partes una relación la-
boral. En rigor, el art. 19 de la ley 26.427 no es más que la consagración legislativa
de tal jurisprudencia, la que se fue construyendo al amparo de la legislación ante-
rior, aún en ausencia de una norma específica.

8 30. Convenio marco

En tanto que la finalidad de los contratos de pasantía es la adquisición, por par-


te del pasante, de práctica, experiencia y/o mayor perfeccionamiento, relaciona-
dos con su educación y formación, lo primero que debe existir para que se celebre
un contrato de pasantía válido, es un convenio marco entre la institución en la cual
los futuros pasantes cursan sus estudios y la empresa u organismo que pretenda la
incorporación de aquellos.
De conformidad con lo normado por el art. 6” de la ley 26.427, en estos contra-
tos marco se deben consignar, además de la individualización de las partes (insti-
tución educativa y empresa u organismo receptor de los pasantes), los objetivos
pedagógicos de las pasantías educativas en relación con los estudios que cursan
los postulantes; derechos y obligaciones de las entidades receptoras y de las insti-
tuciones educativas; características y condiciones de las actividades que serán
objeto de las pasantías; perfil de los pasantes; cantidad y duración de las pasantí-
as propuestas; régimen de asistencia y licencias por examen, enfermedad y acci-
148 JOSÉ MANUEL SALGADO

dentes para los pasantes; régimen de la propiedad intelectual de las creaciones e


innovaciones que resulten de la actividad de los pasantes; régimen de la cobertura
médica para los pasantes a cargo de la empresa u organismo; aseguradora de ries-
gos del trabajo que estará a cargo de las obligaciones que impone la ley 24.557;
planes de capacitación a cargo de un tutor designado por la entidad receptora de
los pasantes; plazo de vigencia del convenio; condiciones de revisión, prórroga O
caducidad del mismoy nómina de las personas autorizadas (en representación de
la empresa u organismo y de la institución educativa) para suscribir los contratos
individuales de pasantía.
Estos contratos marco deberán ser registrados y conservados por la entidad
educativa y por la empresa u organismo receptor de los pasantes, estableciéndose,
para estos últimos, un plazo obligatorio mínimo de conservación de cinco años
contados a partir de la finalización de la pasantía (art. 11, ley 26.427).
En este contrato marco, el pasante no es parte sino tercero; sin perjuicio de lo
cual, como se vio, este convenio fija las bases del acuerdo individual que deberá
suscribir posteriormente el pasante con la entidad receptora (empresa u organis-
mo) y la institución educativa.
Una vez celebrado el contrato marco, queda a cargo de la entidad educativa su
difusión, así como la elección de los estudiantes que se hayan postulado a cubrir las
vacantesestablecidasen el convenio (conf. arts. 7*, ley 26.472 y 5%, Res. conjunta del
Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación y del Ministerio de
Educación de la Nación, del 30/9/09, nros. 825/09 y 338/09 respectivamente).
La elección de los pasantes, a cargo de la entidad educativa, debe basarse en
pautas objetivas y garantizar la igualdad de oportunidades entre los estudiantes
(conf. art. 7%, ley 26.472).
La falta de un convenio marco entre la institución educativa ylaempresa uorga-
nismo receptor impide que se formalice válidamente un contrato de pasantía. Por
lo tanto, ante la ausencia de un contrato marco, la relación entre el pretendido pa-
sante y el receptor (en este caso empleador) será considerada un contrato de tra-
bajo por tiempo indeterminado (art. 19, ley 26.427).

Al respecto, la jurisprudencia es unánime al establecer que no existe una verda-


dera pasantía cuando no se ha celebrado el convenio marco que estamos anali-
zando:
El sistema delaley 25.165 está orientado aestudiantes de educación superior y docen-
tes del Sistema Educativo Nacional (arts. 1? y 22). Para que pueda predicarse quesu de-
sarrollo se ajusta a derecho es necesario que estén cumplidas las exigencias que, de
modo preciso, fija su preceptiva. En ese orden, debe existir un contrato marco de pa-
santía, del que el pasante no es parte sino tercero, aunque beneficiario final eintere-
sado (art. 504, CC), contrato que ha de ser celebrado por lossujetos autorizados por la
ley (art. 49), contener una serie de elementos mínimos (art. 6*) y estar registrado. Fren-
te a la ausencia de ese contrato, la existencia de la situación de pasantía no es reco-
EL FRAUDE LABORAL 149

nocida como tal (art. 59). [CNAT, Sala 1, 31/8/05, “La Morgia, Luciana c. Universidad de
Buenos Aires”, www.pjn.gov.arl.
Es de primordial importancia, para ampararse en el régimen excepcional de "pasan-
tía” quese acredite la suscripción de un convenio con la entidad educacional a la cual
pertenecía el actor y que dicha entidad controlara y fiscalizara el cumplimiento de los
objetivos de la pasantía para adquirir conocimientos dentro del área propia de la for-
mación e instrucción que venía recibiendo el pasante. [CNAT, Sala VII, 23/8/06, "lramaz,
Virgilio c. Sistemas Electrónicos de Registración S.A.”, www.pjn.gov.arl.
El contrato de pasantía requiere, para ser operativo, de la intervención y fiscalización
de una entidad educativa, sien el caso concreto la misma no existió, la relación no pue-
de calificarse como “pasantía” en lostérminos del decr. 340/92. [CNAT, Sala!lV, 6/10/00,
"Wasserman, Alejandro c. Prada Fernández, Manuel”, www. p¡n.gov.ar].

8 31. Contrato individual

Una vez celebrado el convenio marco entre la institución educativa y la empre-


sa u organismo receptor, y elegidos los postulantes por parte de aquella, el pasan-
te debe suscribir un convenio individual con la empresa u organismo en el que ha-
brá de insertarse. En este contrato individual, es parte también la institución edu-
cativa en la que el pasante cursa sus estudios.
En el contrato individual se establecerán las condiciones específicas de la pasan-
tía, pero siempre dentro de las previsiones del acuerdo marco (art. 8%, ley 26.427).
En este acuerdo individual, además de la individualización las partes con espe-
cial mención a la personería que ostentan quienes representan a los contratantes
institucionales, se deberán consignar los derechos y obligaciones de las partes; el
plan de pasantía educativa para lograr los objetivos pedagógicos; la duración, ho-
rarios y sede de realización de la pasantía educativa; monto, fecha y lugar de pago
de la asignación estímulo; enumeración de las tareas asignadas al pasante; régi-
men de asistenciay licencias por examen, enfermedad y accidente para el pasante;
régimen de la propiedad intelectual de las creaciones e innovaciones que resulta-
ren de la actividad del pasante y la individualización de los tutores y docentes guí-
as asignados por la empresa u organismo receptor y la institución educativa, res-
pectivamente.
Alaluzde lo expresamente establecido por el art. 19 de la ley 26.427, ante lafal-
ta de celebración del contrato individual se considerará a la relación como un con-
trato de trabajo por tiempo indeterminado.
La suscripción del contrato individual es un requisito formal cuya omisión, se-
gún lo normado expresamente por el art. 19 de la ley 26.427 y lo decidido pacífica-
mente por la jurisprudencia, convierte a la relación en un contrato de trabajo por
tiempo indeterminado.
La jurisprudencia que se ha ido acuñando en torno a este tema, durante la vi-
gencia de las distintas normas que regularon el contrato de pasantía, es pacífica en
150 JOSÉ MANUEL SALGADO

considerar que la ausencia del contrato individual que estamos analizando permi-
te considerar que se ha anudado una relación de linaje laboral:
El contrato de pasantía tiene como objeto primordial la adquisición de experiencia
por parte del estudiante mediante prácticas complementarias a su formación acadé-
mica aumentando la propuesta curricular de los estudios que cursa con el propósito
de lograr una mayor inserción en el mercado laboral. Este régimen se encuentra suje-
to a controles estrictos y al cumplimiento de exigencias formales; debe ser instru-
mentado por escrito y contener datos muy precisos vinculados a las características de
la actividad a realizar; su relación con los estudios que curse el estudiante; la jornada,
el estímulo asignado y el tiempo de duración. También debe responder a un diseño
pedagógico integral de pasantíasa nivel institucional, aloque se agrega la obligación
de control y fiscalización por parte de los profesores guías, tutores así como de la ins-
titución educativa y de los organismos administrativos. [CNAT, Sala |, 29/2/12, "Mel-
nitzky, Ezequiel Fabián c. Liberty ART S.A.”, www.pjn.gov.ar].
Dado que ambas partes se encuentran contestes en que el actor se desempeñó para
la demandada, desde el 1/1/04 hasta el 25/10/05 y esta no acompañó el supuesto con-
trato de pasantía ni acreditó haber cumplido con los recaudos que impone la Res.
13.255/97 en el Anexo! ptos. c), d), e) y f), referidos al control y evaluación de la pasan-
tía a cargo de las partes contratantes, a la supervisión y designación de un tutor para
la orientación, coordinación y el contro! del trabajo del pasante, entre otros, noresul-
ta posible considerar válidamente la existencia de una pasantía ni aun cuando ha sido
reconocida por el trabajador, puestal reconocimiento carece de valor ante las normas
imperativas que conforman el orden público laboral (arts. 12 y 58, LCT). Por ende, se
torna operativa la presunción contenida en el art. 23 de la LCT acerca de la existencia
de un contrato de trabajo en el período reclamado, que la demandada no logró rever-
tir. [CNAT, Salal, 14/11/12, “Tecera, Luis Adriánc. Arcos DoradosS.A.”, www.pjn.gov.ar].

8 32. Correlación entre los estudios y las tareas

Uno delos principales requisitos sustanciales que debe estar presente en el con-
trato de pasantía esla correspondencia que debe existirentre losestudios cursados
por el pasante y las tareas que el mismo desempeña para la empresa u organismo
receptor.
La utilización de pasantes para el cumplimiento de tareas típicas y corrientes de
la empresa (similares a las que desempeñan quienes son reconocidos como depen-
dientes por la misma) constituye la prueba más evidente del fraude que se lleva a
cabo utilizando la cobertura de una pasantía, cuando lastareas desempeñadas por
el pasante no le aportan a este ningún conocimiento que contribuya a su forma-
ción y educación.
Sobre todo durante la vigencia del régimen anterior a lasanción de la ley 26.427
(en donde las obligaciones a cargo del receptor eran inferiores a las actuales), era
frecuente la utilización de pasantes para desempeñar tareas que requerían un mí-
EL FRAUDE LABORAL 151

nimo aprendizaje y que ninguna relación tenían con los estudios cursados por
aquellos.
En el régimen de la ley 25.165 no existía la obligación de abonar al pasante una
asignación estímulo equivalente al salario básico del convenio colectivo de trabajo
aplicable, ni de abonar una cobertura por riesgos del trabajo, ni una obra social. De
ahí que en el régimen anterior la utilización de la pasantía como una cobertura para
disfrazar una relación laboral resultaba mucho más tentadora para los empresarios.
En ese marco, la cobertura de los contratos de pasantía ha sido utilizada en
nuestro país —increíblemente— hasta por empresas internacionales de comidas
rápidas, con la finalidad de bajar sus costos laborales inherentes a la contratación
de trabajadores cuyas tareas consistían en la elaboración de hamburguesas, aten-
ción al público, o —incluso—la limpieza del establecimiento.
Huelga decir que este burdo abuso del instituto que estamos analizando no pa-
sóinadvertido paralajusticia, y asíse dictaron diversos pronunciamientos en los que
se pusieron las cosas en su lugar, declarando el carácter laboral de tales vínculos.
Así, verbigracia, se han dictado los siguientes pronunciamientos:
La inserción de un pasante en el ámbito de la empresa que contrata con una entidad
educativa bajo el sistema de pasantías, se vincula con la oportunidad que el empresa-
rio le da de aprender, es decir, que por parte de la empresa hay carencia de finalidad
económica. Pero si los pasantes efectúan trabajos típicos y corrientes de la empresa,
bajo condiciones de contratación que los ponen en un pie de igualdad con los traba-
jadores dependientes, sin que se respete su objetivo de formación y sin un adecuado
seguimiento de la entidad educativa que ha mediado en la contratación, todo pasa a
ser una ficción legal a través de la cual la empresa obtiene un beneficio injustificado,
burlando un instituto que ha pretendido ser tuitivo y útil, porque se lo convierte en
un instrumento más que conduce, en definitiva y fraudulentamente, a la más pro-
nunciada precarización del empleo, teniendo en cuenta, especialmente, la gratuidad
que implica. [CNAT, Sala Il, 22/6/05, "Ciechanowski, Gladys Andrea c. Arcos Dorados
S.A.”, www.pjn.gov.ar!].
Tal comose derivaba de la ley 25.165 —vigente a la fecha de la contratación de la acto-
ra—, lo decisivo para verificar si se encuentra justificada la contratación bajo el régi-
men de pasantías, teniendo en cuenta su excepcionalidad —especialmente porque
implica la realización de una tarea de carácter voluntaria y gratuita—, más allá de los
requisitos formales, finca en determinar si se cumple con su objetivo, que es, a su vez,
lo único que le da su razón de ser y lo excluye del ámbito de la LCT, y es precisamente
sila actividad involucrada a cargo del pasante puede reputarse una práctica quese re-
lacione consu educación y formación, de acuerdo ala especialización que recibe, que
lo habilite en el ejercicio de la profesión u oficio elegido. [CNAT, Sala l, 9/8/11, “Martí-
nez, Gisela Soledad c. Arcos Dorados Argentina S.A.”, www.pjn.gov.ar].

Desde que el contrato de pasantía tiene para el pasante una clara y primordial
finalidad formativa (la adquisición de práctica, experiencia y/o mayor perfecciona-
152 JOSÉ MANUEL SALGADO

miento, relacionados con su educación y formación), la desconexión entre sus estu-


diosy las tareas quese le asignen trae aparejada la desnaturalización del sistema y,
por ende, este excepcional régimen se desvanece quedando al descubierto la ver-
dadera relación laboral que vincula a las partes.
Al respecto, el art. 12, inc. b) de la Resolución conjunta ya citada (del Ministerio
de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación y del Ministerio de Educación
de la Nación, del 30/9/09, nros. 825/09 y 338/09 respectivamente) establece que el
primero de tales ministerios deberá verificar: “Que la actividad del pasante se vin-
cule directamente con la necesidad específica de formación prevista en el contrato
y con el nivel particular de capacitación que posee al inicio de la relación”.
A su vez, debe existir también una directa relación entre el tipo de conocimien-
tos cuya adquisición justifica la pasantía y la duración de la misma.
En efecto, toda vez que la pasantía no tiene para la empresa u organismo recep-
tor una finalidad primordialmente económica, esta relación no puede extenderse
mucho más allá del tiempo necesario que el pasante necesite para adquirir los co-
nocimientos que hacen al objetivo del sistema.
Es decir que, sin perjuicio del plazo máximo que, como se verá, se encuentra ex-
presamente establecido para el régimen de pasantías, también debe existir una
adecuada relación entre la duración de la misma y el tiempo que sea necesario para
adquirir los conocimientos que hacen a su finalidad.
Así las cosas, tanto en el caso en el que el pasante realice tareas desvinculadas
de su formación y estudios, como en el supuesto en el que la pasantía se extienda
mucho más allá del tiempo necesario para adquirir los conocimientos que hacen a
su finalidad, debe interpretarse que se ha anudado entre el pasante y la empresa u
organismo receptor un verdadero contrato de trabajo.

Al respecto, numerosos fallos han establecido reiteradamente que el incumpli-


miento de los requisitos sustanciales bajo análisis impide considerar a la relación
como un contrato de pasantía y la transforma en una de linaje laboral:
El art. 2? de la ley 25.165 define a la pasantía como ”... la extensión orgánica del siste-
ma educativo en el ámbito de empresas u organismos públicos o privados, en los cua-
les los alumnos realizarán sus residencias programadas u otras formas de prácticas
supervisadas relacionadas con su formación y especialización, llevadasa cabo bajo la
organización y control de las unidades educativas que lo integran y a las que ellos per-
tenecen, según las características y condiciones que se fijan en los convenios bilatera-
les estipulados en la presente ley”. Un presupuesto ineludible para la consideración
de un contrato de pasantía es que brinde experiencia práctica complementaria de la
formación teórica elegida, que habilite al pasante para el ejercicio de su profesión y
lo forme en aspectos que serán de utilidad en su posterior búsqueda laboral (art. 3*,
ley 25.165). En el caso en análisis la demandada ocupó a la contratada como “pasan-
te” en tareas propias de su giro empresarial, ya que atendía los reclamos del "112",
actividad que no requiere capacitación especial y que ninguna ventaja comportaba a
EL FRAUDE LABORAL 153

quien se encontraba en la carrera de psicología. En consecuencia, por aplicación del


principio de “primacía de la realidad” debe considerarse que el vínculo que unió a
las partes fue un contrato de trabajo por tiempo indeterminado regido por la LCT.
[CNAT, Sala X, 24/11/04, "Bessio, Julia c. Telecom Argentina - Stet France Telecom
S.A.”, www.pjn.gov.ar].
En el caso de alegarse la contratación bajo el régimen de pasantías, de conformidad
con el decr. 340/92 y teniendo en cuenta su excepcionalidad, resulta decisivo saber si
la “actividad” involucrada a cargo del pasante puede reputarse una “práctica” que
se relaciona con su educación y formación, que lo habilita en el ejercicio de la profe-
sión u oficio elegido y que justifica su exclusión del ámbito de la Ley de Contrato de
Trabajo. En el caso, las tareas de limpieza de pisos y baños, la atención al público del
local de comida rápida, la preparación de sándwiches y ensaladas, etcétera, no cons-
tituyen una práctica relacionada con la educación y formación de la actora (alumna
del último año de un bachillerato con orientación de Economía y Gestión de las
Organizaciones), por lo que, más allá de su cobertura formal, el vínculo escapa a las
previsiones del decr. 340/92 y constituye una verdadera relación de trabajo (arts. 14,
21, 22 y concs., LCT). [CNAT, Sala IV, 4/12/06, "Buriñigo, Adriana c. Fripesa 5.A."”,
www. pjn.gov.ar|].
Resulta evidente que las tareas llevadas a cabo por el actor a favor de la demandada
en el servicio del número 112” para la atención de los reclamos de los clientes de la
empresa de servicio telefónico no cumplen una finalidad formativa acorde a sus estu-
dios de licenciatura en Economía, tal como la define el art. 2? de la ley 25.165 al preci-
sar que la pasantía debe obrar como una ”... extensión orgánica del sistema educati-
vo en el ámbito de empresas u organismos públicos o privados, en los cuales los alum-
nos realizarán residencias programadas u otras formas de prácticassupervisadas rela-
cionadas con su formación y especialización, llevadas a cabo bajo la organización y
control de las unidades educativas quelo integran y alas que aquellos pertenecen, se-
gún las características y condiciones que se fijan en convenios bilaterales estipulados
en la presente ley”. Por ende, dado que la norma establece como presupuesto inelu-
dible para la consideración de un contrato de pasantía el brindar una experiencia
práctica complementaria de la formación teórica elegida, que habilite al pasante pa-
ra el ejercicio de su profesión y formar al estudiante en aspectos que serán de utilidad
en su posterior búsqueda laboral (art. 3, ley 25.165) y, en el caso, la demandada ocu-
pó al actor como “pasante” en tareas propias de su giro empresarial —puesto que la
atención de reclamos del número “112” constituye una actividad que no requiere ca-
pacitación especial y que ninguna ventaja comporta a quien cursa la carrera de licen-
ciatura en Economía—, no se configuran los presupuestos sustanciales que habiliten
esa modalidad contractual. [CNAT, Sala IV, 30/4/13, "Benavídez, Juan Martín c. Tele-
fónica de ArgentinaS.A. y otro”, www. pjn.gov.ar].
La tarea rutinaria invocada en estos actuados (asustar a los participantes de losjuegos
del parque) no resulta ser un apoyo pragmático de la formación teórica del alegando
pasante, sino, en el mejor de los casos, podría ser considerada como una mera prácti-
ca inicial de la carrera artística de aquel y que debido a la simplicidad de ese desem-
peño se agota en sí misma, no pudiendo sostenerse válidamente que dicha práctica
154 JOSÉ MANUEL SALGADO

contribuyó durante los meses que se extendió la relación a la formación educacional


del actor. Ello forma convicción que el pretensor desempeñó labores típicas y corrien-
tesen la empresa, que lo colocaba en un pie de igualdad respecto del resto del perso-
nal, lo cual desvirtuaba la alegada configuración de una pasantía educativa, dado
que se aprecia el distanciamiento habido entre la situación fáctica creada y la forma-
lidad elegida para darle continuidad y contenido aparentea la vinculación. [CNAT, Sa-
la IX, 31/10/13, "Ibarra, Diego Leonardo c. Parque de la CostaS.A.”, www.pjn.gov.ar].

8 33. Carga horaria y plazo máximos


De conformidad con lo normado por el art. 13 de la ley 26.427 la duración de la
pasantía debe tener correlación con las características y complejidad de las activi-
dades a desarrollar (conforme lo expuesto en el punto anterior). Además, su dura-
ción no puede ser inferior a los dos meses ni superior al año y medio (un año que
puede prorrogarse por seis meses más).
El régimen anterior a la sanción de la ley 26.427 fijaba un excesivo plazo máxi-
mo de cuatro años (conforme lo establecía el art. 11 de la ley 25.165 que fue susti-
tuido porel art. 7* del decr. 487/00). Dicho plazo, no se compadecía con la finalidad
formativa del instituto, ni con la ausencia de finalidad económica del mismo.
El sistema actual, establece, asimismo, con acierto, que si el pasante, una vez fi-
nalizada la pasantía, es incorporado como dependiente por la empresa u organis-
mo, estos no podrán hacer uso del período de prueba previsto en el art. 92 bis de la
LCT, lo que deviene a todas luces razonable, teniendo en cuenta que las condicio-
nes personales del pasante —que se transforma en empleado— son, en ese caso,
bien conocidas por el receptor de la pasantía devenido luego en empleador (art.
12, ley 26.427).
En cuanto a la carga horaria, el pasante jamás puede desempeñarse durante
más de veinte horas semanales (conf. art. 13, ley 26.427), las que deben ser distri-
buidas de lunesa viernes en jornadas diurnas, salvo que por las características de la
actividad las tareas solo puedan cumplirse los fines de semana y/o en jornadas noc-
turnas, en cuyo caso las empresas u organismos deberán solicitar autorización
expresa a la Secretaría de Trabajo del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad
Social de la Nación (conf. art. 7”, Res. conjunta MTEySS y ME, del 30/9/09).
Por otra parte, conforme lo establece el art. 7” de la citada Res. conjunta, cada
jornada de pasantía no podrá superar las seis horasy media.
En ningún caso, asimismo, los pasantes podrán desarrollartareas calificadas co-
mo penosas, riesgosas o insalubres (art. 7” ya citado).
En el caso de violación a cualquiera de estas limitaciones, la pasantía educativa
perderá el carácter de tal y será considerada contrato de trabajo por tiempo inde-
terminado (conf. art. 19, ley 26.427).
Es que tanto la carga horaria, como así también el plazo de la pasantía se rela-
cionan estrechamente con la finalidad formativa que tiene este instituto, en tanto
EL FRAUDE LABORAL 155

que, como ya se vio, no debe prevalecer una finalidad económica ni para el pasan-
te ni para la empresa u organismo en el que se desarrolla la pasantía.
Así, es evidente que un exceso en la carga horaria o en la duración de la pasan-
tía desnaturaliza al instituto, en tanto que si se sobrepasara el tiempo necesario
para adquirir los conocimientos prácticos, experiencia y/o el perfeccionamiento de
que se trate, la finalidad económica pasaría a adquirir una preponderancia que no
se condice con la finalidad de la pasantía.

Al respecto, la jurisprudencia ha establecido reiteradamente que el desempeño


en exceso de la jornada legal prevista para el pasante convierte a la relación en un
contrato de trabajo por tiempo indeterminado. Lo mismo sucede cuando se exce-
de el plazo máximo de duración del contrato de pasantía:
La regulación de una jornada especial y la evaluación permanente del estudiante son
requisitos que tipifican la pasantía educativa y no pueden ser desconocidos, por tra-
tarse de una modalidad particular que tiene por objeto la formación del estudiante.
Por lo demás, la participación de la accionante en la celebración del contrato de pa-
santía no incide en la calificación de la naturaleza del vínculo que unió a las partes,
pues esta depende de las condiciones en que el vínculo se desarrolla y, en particular,
de la existencia de una relación de dependencia (subordinación jurídica y económica,
aparte de la técnica). [CNAT, Sala 111, 28/3/06, "Gómez, María Isabel c. Telecom Perso-
nal S.A.”, www.p¡n.gov.ar].
Ni la mera anotación “pasantía” en una factura de la facultad de agronomía de la
UBA ni la solicitud de búsqueda laboral, ni el horario de 8:00a 18:00, que excede la jor-
nada diaria para este tipo de contratación, cumple con los requisitos que establecía la
Ley 25.165 para el contrato de pasantia educativa y, al no haberse acreditado el cum-
plimiento de los recaudos formales y sustanciales que establecía dicha ley (derogada
porla ley 26.427) en los arts. 2”, 59,8”, 11, 20,21 yconcs., en la especie, existió una rela-
ción de empleo privado (arts. 1?, 49, 59, 6%, 21, 22, 23, 25, 26 y ss., LCT). [CNAT, Sala VIII,
28/6/10, “Brandi, Nicasio Pablo c. lllarietti, Héctor Luis”, www.pjn.gov.ar].
Cuando el contrato de pasantía suscripto por las partes excedió el término de doce
meses previsto por la ley 25.165, aplicable al caso por la fecha en quese celebró dicho
convenio, sumado a que también se extendió indebidamente el horario de labor del
actor (a siete horas diarias en vez de cuatro, como lo establecía el art. 11 de la ley
25.165), tal situación constituyó un fraude a la legislación vigente, razón por la cual
debe considerarse que se transformó en un contrato de trabajo por tiempo indeter-
minado (art. 90, LCT). [CNAT, Salal, 31/8/10, “Quintana, Rafael Hernán c. Empresa Dis-
tribuidora y Comercializadora Norte S.A.”, www.pjn.gov.ar].
De acuerdo con la ley 25.165 la extensión de las pasantías oscila entre un mínimo de
dos meses y un máximo de cuatro años, por lo que ante la existencia de sucesivas pró-
rrogas de un contrato de pasantía que lleven a que su duración supere el máximo pre-
visto por la ley, sin razón objetiva que pudiere justificar dicha extensión, debe supo-
nerse la configuración de un fraude (art. 14, LCT). [CNAT, Sala VI, 17/10/07, “Magur-
no, Analía Paula c. EdenorS.A.”, www.pjn.gov.ar].
156 JOSÉ MANUEL SALGADO

8 34. Cantidad de pasantes

La cantidad de pasantes de la que una empresa u organismo público puede va-


lerse varía de conformidad con su cantidad de empleados.
Así, el art. 21 de la ley 26.427 establece que: “Las empresas y organismos ten-
drán un cupo máximo de pasantes, que el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguri-
dad Social fijará a través de la reglamentación correspondiente, cupo que será pro-
porcional al tamaño de la empresa y a la cantidad de tutores que la misma asigne”.
En cuanto al número de tutores, como se verá más adelante (conf. art. 14, inc. b,
Res. conjunta MTEySS y ME, del 30/9/09), la empresa u organismo receptor de los
pasantes debe designar un mínimo de un tutor por cada diez pasantes, salvo que el
convenio colectivo de trabajo aplicable disponga lo contrario.
Por su parte, el art. 14 de la referida Resolución conjunta establece que en las
empresas que posean hasta doscientos trabajadores con contratos de trabajo por
tiempo indeterminado se podrá designar a un pasante por cada diez empleados.
En las empresas que posean más de doscientos empleados permanentes el núme-
ro de pasantes podrá ser equivalente al 7% del total de trabajadores contratados
por tiempo indeterminado.
Las personas con discapacidad que trabajen en la empresa u organismo recep-
tordelos pasantes noserán computadas alos fines de establecer la cantidad de em-
pleados que poseen aquellos. Tampoco serán computados, para contabilizar la
cantidad máxima de pasantías prevista por la resolución, los pasantes con discapa-
cidad (art. 14 ya citado).
A los fines de definir el concepto de discapacidad, la norma remite al art. 2? de
la ley 22.431 que textualmente establece: “A los efectos de esta ley, se considera
discapacitada a toda persona que padezca una alteración funcional permanente o
prolongada, física o mental, que en relación a su edad y medio social implique des-
ventajas considerables para su integración familiar, social, educacional o laboral”.
Creemos que las empresas u organismos que excedan la cantidad de pasantes
autorizada por la ley están haciendo un uso indebido del instituto, dándole pree-
minencia a una finalidad económica que no debeser prioritaria. Ental caso, encon-
secuencia, la pasantía educativa debería perder el carácter de tal y ser considerada
contrato de trabajo por tiempo indeterminado (conf. art. 19, ley 26.427).

$ 35. Tutores y docentes guías


Conforme lo edicta el art. 10 de la ley 26.427, ala institución educativa le incum-
be la tarea de supervisar el cumplimiento de los planes de pasantías, a cuyo fin de-
ben nombrar docentes guías quienes (conjuntamente con los tutores nombrados
por la empresa u organismo en el que el pasantese desempeña) elaborarán un plan
de trabajo que permita al estudiante alcanzar losobjetivos pedagógicos que hacen
a la esencia de la pasantía (art. 17 de la citada ley).
EL FRAUDE LABORAL 157

El desempeño de la función de docente guía es incompatible con cualquier car-


go rentado en la empresa u organismo donde se desarrolla la pasantía (art. 10, in
fine).
Comose anticipó utsupra, la empresa u organismo donde el pasante efectúa su
práctica educativa debe, a su vez, nombrar tutores que tengan capacidad y expe-
riencia para planificar, implementar y evaluar propuestas formativas (art. 11, ley
26.427), los que elaborarán, juntamente con los docentes guías, el plan de trabajo
referido en el art. 17.
El tutor debe cumplir sus funciones en el mismo sector en el que se desempeña
el pasante al que asiste y cada empresa u organismo en el que se desarrolla la pa-
santía debe nombrar, como mínimo, un tutor cada diez pasantes (conf. art. 14, inc.
b, Res. conjunta MTEySS y ME, del 30/9/09).
Se establece también en el art. 14 de la citada Res. conjunta que el tutor debe
estar presente en el sector en el que se desempeña el pasante al que asiste duran-
te todo el horario en el que se desarrolla la pasantía.
Evidentemente, la ausencia de docentes guías, de tutores, de un adecuado plan
de trabajo o de la debida supervisión del mismo hace operativa la previsión del art.
19 de la ley 26.427 y la pasantía será considerada como un verdadero contrato de
trabajo por tiempo indeterminado.
Se trata de requisitos que hacen a la esencia misma de la pasantía, en tanto que
nose logra su finalidad educativa sin el control y supervisión de las personas encar-
gadas de la adecuada formación del pasante.

Así, la jurisprudencia ha negadoreiteradamente el status de contrato de pasan-


tía a los casos en los que se incumplió la obligación de designar tutores y/o docen-
tes guías, y/o cuando el aprendizaje no fue debidamente supervisado:
La inexistencia de tutor o coordinador así como de la supervisión del aprendizaje son
suficientes como para considerar que existió la utilización simulada de una figura no
laboral para actuar en fraude a la ley, pues el objeto didáctico no existió (esto lo de-
muestra la desidia de ambas partes en el control pedagógico de la prestación). [CNAT,
Sala V, 12/7111, "Hlawatsch, Andrés Fernando c. Ente Nacional de Obras Hídricas y Sa-
neamiento”, www.pjn.gov.ar|].
En el caso, las tareas que realizaba el actor, relacionadas con el área de atención al
cliente no contribuyeron a su formación profesional ni constituyeron prácticas que
pudieran relacionarse con las carreras a las que pertenecía como estudiante de Recur-
sos Humanos y Abogacía de la UADE. Además, el accionante se desempeñó para la de-
mandada durante la vigencia de dos normas que regularon las pasantías y, en ambos
casos se incumplió con los recaudos que la ley 25.165, entre otros, exige en sus arts. 20
y 21 y la ley 26.427 en sus arts. 11 y 18 referidos al control y evaluación de la pasantía
a cargo de las partes contratantes y a la designación de un tutor que tiene a su cargo
la orientación, coordinación y el control del trabajo del pasante y lo cierto es que no
quedó acreditada lasupervisión que da cuenta la ley, menos aún la orientación y coor-
158 JOSÉ MANUEL SALGADO

dinación del actor como pasante. Tampoco se produjeron losinformes periódicos de


evaluación que debían realizarse durante la pasantía y al finalizar la misma, pues la
demandada ningún instrumento acompañó al respecto, violándose así lo dispuesto
por los arts. 20 de la ley 25.165 y 18 de la ley 26.427. Por ende, los convenios acompa-
ñados por la parte demandada fueron utilizados fraudulentamente por la accionada
en violación a las normas de orden público laboral, por lo que se impone su nulidad
conforme lo normado por el art. 14 de la LCTy la relación habida entre las partes en la
que el actor prestó sus servicios a cambio de una retribución constituyó un contrato
de trabajo en los términos del art. 21 de la LCT. [CNAT, Sala |, 29/2/12, “Melnitzky, Eze-
quiel Fabián c. Liberty ART. S.A.”, www.pjn.gov.ar].
Todo “contrato de pasantía”, según lo estipulado en el art. 2? de la ley 25.165, impone
ineludiblemente a la institución educativa interviniente en el convenio a corroborar de
manera específica —respecto de cada pasante—, la adecuación de las tareas llevadas a
cabo en beneficio de la empresa con la formación propia de la carrera universitaria. Por
ende, no puede inferirse válidamente que la mera atención de reclamos telefónicos de
pacientes de OSECAC y derivados de la Superintendencia de Salud se adecuaba —ni
siquiera minimamente—.en dirección a cumplimentarlos objetivos estipulados en los
aludidos contratos. Por otra parte, la falta de control sobre la regularidad de estudios
de la pasante, cuya última materia en la carrera de abogacía fue cursada en el mes de
diciembre de 2003, coincidente con la fecha en la que comenzó a desempeñarse para
la demandada, denota la pérdida del requisito de “regularidad” exigido a los pasan-
tessegún lo estipulado en el contrato marco suscripto por las partes y, sumado a ello la
deficiente (casi nula) participación de la tutora académica y del responsable de la em-
presa en lo atinente a la confección de informes que debían realizarse (solo se agrega-
ron dos durante un período de dos años y cuatro meses) denotan que, en el caso, se
actuó con simulación a la ley laboral, en tanto se utilizó el régimen implementado en
la ley 25.165 de "pasantías educativas” con el objetivo de ocultar una verdadera rela-
ción de dependencia, circunstancia que, por imperio de lo normado por el art. 14 de
la LCT, torna nulos los respaldos documentales utilizados para la prosecución de tales
fines. [CNAT, Sala IX, 25/2/09, "Trillo, Sabrina c. GMSS.A.”, www. pjn.gov.ar].

$ 36. Beneficios reconocidos a los pasantes


Como se anticipó utsupra, con el régimen actual delineado por la ley 26.427y la
Res. conjunta MTEySSy ME, del 30/9/09 (que reglamenta a aquella) se han estable-
cido mayores beneficios para los pasantes, sin que por ello resulte procedente con-
siderar que el fin primordial de la pasantía eseconómico, ni para el pasante, ni para
la empresa u organismo en el que se desarrolla la pasantía.
Estos mayores beneficios, además de encontrarse direccionados a una más am-
plia protección del pasante, han contribuido a desalentar la utilización de este ins-
tituto para esconder una relación laboral, en tanto que se ha acortado la brecha
que existía entre los gastos inherentes a la incorporación de un dependiente y
aquellos que conlleva la contratación con un pasante.
EL FRAUDE LABORAL 159

En el régimen actual, sin perjuicio de que la finalidad de la pasantía, como ya lo


hemos dicho, es formativa, los pasantes gozan del beneficio de recibir una asigna-
ción estímulo y del derecho a gozar de licencias por examen, enfermedad, acci-
dente y embarazo.

a) La asignación estímulo

Como se anticipó supra, la asignación estimulo ya se encontraba prevista en el


régimen de la ley 25.165. Empero, en la anterior legislación este beneficio no tenía
un piso como lo tiene hogaño por virtud del art. 15 de la ley 26.427,

Dicho dispositivo, en su parte pertinente, establece textualmente:


“Los pasantes reciben una suma de dinero en carácter no remunerativo en calidad de
asignación estímulo, que se calculará sobre el salario básico del convenio colectivo
aplicable a la empresa, y que será proporcionala la carga horaria de la pasantía. En ca-
so de haber más de un convenio aplicable, se tomará en cuenta el más favorable para
el pasante.
Para el caso de actividades que no cuenten con convenio colectivo, se aplicará para el
cálculo de la asignación estímulo, el salario mínimo, vital y móvil, en forma propor-
cional a la carga horaria de la pasantía....”.

A su vez, el art. 9? de la Res. conjunta MTEySS y ME, del 30/9/09, dispone tex-
tualmente:
“En las empresas privadas y en las empresas y organismos públicos en las que resulte
de aplicación la Ley de Contrato de Trabajo n* 20.744 (t.o. 1976), la asignación estí-
mulo prevista en elart. 15 dela leyn*”26.427 deberá calcularse proporcionalmente so-
bre la base de los valores establecidos para la categoría asimilable del convenio colec-
tivo de trabajo declarado conforme lo establece el art. 6” del presente. A tal efecto se
tomará como mínimo el valor vigente previsto en el convenio colectivo para la cate-
goría aplicable a las tareas que desarrolla el pasante, incluyendo los adicionales que
resulten compatibles con la naturaleza de la pasantía.
Cuando los trabajadores de la entidad en la que deba cumplirse la pasantíaseencuen-
tren bajo el régimen de remuneraciones variables, el cálculo de la asignación estímu-
lo será proporcional a ellas y se efectuará sobre la base del promedio de las sumas li-
quidadas a los trabajadores, en relación de dependencia de la entidaa, de la catego-
ría correspondiente a las tareas que desarrolle el pasante, calculadas sobre los tres
meses inmediatos anteriores a la fecha de pago de la asignación.
Se podrán pactar regímenes de estímulos mayores para alumnos avanzados en sus
respectivas carreras y para aquellos que obtengan calificaciones superiores a los es-
tándares fijados por las respectivas casas de estudio”.

Como se desprende del espíritu tuitivo de las normas aplicables y, asimismo, de


la letra del art. 9? de la Res. conjunta MTEySS y ME, del 30/9/09, en cuanto estable-
ce que ”... se tomará como mínimo el valor vigente previsto en el convenio colecti-
160 JOSÉ MANUEL SALGADO

vo para la categoría aplicable a las tareas que desarrolla el pasante ...”, considero
que nada empece a que la empresa u organismo en el que se desarrolla la pasantía
opte por abonar, en concepto de asignación estimulo, sumas mayores a las que sur-
gen del cálculo previsto por la ley.
No se desnaturaliza el instituto por la circunstancia de que el pasante reciba al-
gún dinero adicional mientras que la finalidad primera de la pasantía continúe
siendo la adquisición de experiencia, conocimientos y/o perfeccionamiento rela-
cionados con su educación y formación.
En esa inteligencia, en mi opinión, el pago de una asignación estimulo mayor a
la que surge del cálculo que prevé la norma no produce los efectos establecidos por
el art. 19 de la ley 26.427, en cuanto dispone que, en caso de desnaturalización del
instituto, la pasantía será considerada contrato laboral por tiempo indeterminado.
Considero también quetampoco se desnaturalizaría el instituto y, por ende, no
cabe concluir que la pasantía ha perdido el carácter de tal, si la empresa u organis-
mo en el que se desarrolla incumple con el pago de la asignación estímulo (ya sea
porque lisa y llanamente no la paga o porque la abona en cantidades inferiores),
en tanto que en tales supuestos, quizás de manera más evidente en lo que respec-
ta al pasante, el fin primordial de la pasantía continúa siendo educativo.
En tales supuestos, sin perjuicio de las acciones que pudieran derivarse del con-
trato de pasantía, estimo que no debe juzgarse a la pasantía como un contrato de
trabajo por tiempo indeterminado.

b) Régimen de licencias y cobertura médica

En cuanto al régimen de licencias de los pasantesy a la cobertura médica que se


les debe otorgar, la parte final del art. 15 de la ley 26.427 establece textualmente:
”...Los pasantes reciben, conforme a las características de las actividades que reali-
cen, todos los beneficios regulares y licencias que se acuerden al personal según se
especifique en la reglamentación.
Asimismo, se debe otorgaral pasante una cobertura de salud cuyas prestaciones serán
las previstas en la ley 23.660 —Ley de Obras Sociales—”.

A su turno, el art. 3? de la Res. conjunta MTEySS y ME, del 30/9/09, en su parte


pertinente, textualmente dispone:
“El régimen de asistencia y licencias por examen, enfermedad y accidente para pasan-
tes a preveren los convenios previstos en el art. 6% inc. f), de la ley 26.427, deberá con-
templar como mínimo ¡iguales derechos para los pasantes que para los trabajadores
titulares de las entidades en las que realicen sus actividades formativas, ya sea de
fuente legal, reglamentaria, convencional y de las prácticas empresariales, en tanto
resulten compatibles con la naturaleza no laboral de la pasantía.
Los acuerdos individuales no podrán rescindirse por causa de enfermedad o acciden-
te, ya sea inculpable o las previstas en la ley 24.557, ni por causa de maternidad. Las
EL FRAUDE LABORAL 161

pasantías de las alumnas se suspenderán en el período comprendido entre los cua-


renta y cinco días anteriores al parto y hasta cuarenta y cinco días posteriores al mis-
mo. Durante dicho período no percibirá la asignación estimulo del empleador, más
tendrá garantizada su reincorporación a la pasantía una vez cumplidos los plazos an-
tedichos”.

La norma no es clara por cuanto (con la sola excepción de la licencia por emba-
razo), establece que los pasantes deben gozar de iguales licencias que los trabaja-
dores dependientes de la empresa u organismo en el que se desarrolla la pasantía,
pero luego agrega que ello será así en tanto que tales licencias “resulten compati-
bles con la naturaleza no laboral de la pasantía”. Si ya se encuentra exceptuada la
licencia por embarazo y en caso de accidente o enfermedad laboral el pasante de-
be gozar de la cobertura de una aseguradora de riesgos del trabajo (conforme se
verá más adelante), no se logra comprender cuál podría ser una licencia incompa-
tible con el instituto de la pasantía.
Luego, el art. 11 de la citada resolución conjunta dispone:
“Los beneficios regulares y licencias que se acuerden al personal previstos en el art. 15
de la ley 26.427 y que deberán recibir los pasantes, serán aquellos que emerjan de los
convenios colectivos de trabajo y de las prácticas empresariales, en tanto resulten
compatibles con la naturaleza no laboral de la pasantía”.

En lo que respecta a un eventual incumplimiento por parte de la empresa u or-


ganismo en el que se desarrolla la pasantía, relacionado con el régimen de licencias
o con la cobertura médica que se le debe brindar al pasante, considero (al igual que
sucede con la asignación estímulo) que sin perjuicio de las acciones que pudieran
derivarse del contrato de pasantía, tales incumplimientos no generan la desnatu-
ralización del instituto y, por ende, no autorizan a concluir que entre las partes se
ha anudado una relación laboral.

c) Higiene y seguridad. Cobertura por accidente y enfermedad

En cuanto a las normas de higiene y seguridad en el trabajoy a la cobertura que


se debe brindar al pasante para el supuesto de accidente de trabajo o enfermedad
laboral, el art. 14 de la ley 26.427 establece:
“Las actividades de las pasantías educativas se llevan a cabo en las Instalaciones de las
empresas u organismos, o en los lugares que estas dispongan según el tipo de labora
desarrollar. Dichos ámbitos tienen que reunir las condiciones de higiene y seguridad
dispuestas por la ley 19.587 —Ley de Higiene y Seguridad del Trabajo— y sus normas
reglamentarias.
Además, las empresas u organismos deben incorporar obligatoriamente a los pasan-
tes al ámbito de aplicación de la ley 24.557 —Ley de Riesgos del Trabajo— y sus nor-
mas reglamentarias y acreditarlos ante la unidad educativa correspondiente”.
162 JOSÉ MANUEL SALGADO

Por su parte, el art. 8” de la Res. conjunta MTEySS y ME, del 30/9/09 textualmen-
te dispone:
“El régimen de contratación de la cobertura prevista en la ley 24,557, enunciado en el
art. 14 de la ley 26.427, deberá ajustarse a lo dispuesto por el art. 39 del decr. n*491 de
fecha 29 de mayo de 1997 y sus normas complementarias”.

El art. 3 del decr. referido por la norma transcripta precedentemente (decr.


491/97) establece que deben incluirse obligatoriamente al ámbito de aplicación de
la Ley de Riesgos del Trabajo (como trabajadores vinculados por relaciones nolabo-
rales), entre otros, a los pasantes.
Considero que un eventual incumplimiento por parte de la empresa u organis-
mo en el que se cumple la pasantía, vinculado con las normas de higiene y seguri-
dad en el trabajo o con la inclusión del pasante en el régimen de la Ley de Riesgos
del Trabajo no desnaturalizaría a este instituto.
Por ende, el incumplimiento a las obligaciones que estamos analizando no pro-
duciría los efectos previstos en el art. 19 de la ley 26.427, sin perjuicio de las accio-
nes que pudieran derivarse del contrato de pasantía y sin perjuicio también de la
responsabilidad de la empresa u organismo receptor de la pasantía que no incluyó
al pasante en el régimen de la LRT, frente a un eventual accidente o enfermedad
profesional sufrido por este (conf. art. 28, ley 24.557).
En consecuencia, tales incumplimientos, a micriterio, no autorizan a considerar
al vínculo como un contrato de trabajo por tiempo indeterminado.

ANEXO *

= Modelo de carta documento a la empresa


en la cual el «pasante» presta servicios

Buenos Aires, ...


Sr. Representante Legal de ... [razón social de la empresa]:
Enatención alo normado por losarts. 8”y 11 de la ley 24.013, lointimo por este medio,
para que, en el plazo de 30 días corridos contados a partir de la recepción de la pre-
sente, proceda a registrar adecuadamente la relación laboral que me vincula con la
empresa que usted representa. Ingresé a trabajar para... [razón social dela empresa],
en el establecimiento que esa empresa posee en la calle ..., el día ..., realizando tare-
asde... enelhorario queva de: ...; percibiendo actualmente una remuneración men-
sual de $... Permite calificar a la inscripción como defectuosa la circunstancia que, en
contra de lo normado por los arts. 2* y 3?de la ley 26.427, me desempeño en tareas que

* Loescrito entre corchetes no es parte del modelo; es instructivo para su uso.


EL FRAUDE LABORAL 163

son típicas y corrientes de la empresa, que no me aportan ningún conocimiento y/o


experiencia vinculados con mi formación educativa y/o profesional; vale decir, en
tareas que se encuentran desvinculadas de mi formación académica. Bajo la pantalla
de un contrato de “pasantía”, me encuentro entonces trabajando para la empresa
que usted representa (subordinado técnica, jurídica y económicamente
a ella) sin que
se efectúen mis aportes previsionales, se me entreguen recibos de haberes, se me abo-
nen aguinaldos; vale decir, sin gozar de la mayoría de los derechos que dimanan de mi
verdadera condición de dependiente. Formulo la presente intimación bajo apercibi-
miento de accionar judicialmente reclamando el pago de las multas previstas en la
normativa legal citada (arts. 8?y 11 de la ley 24.013).
Le hago saber, asimismo, que procederé a considerarme despedido por su exclusiva
culpa en el supuesto de desconocimiento de la relación laboral, y/o de sus reales cir-
cunstancias, y/o de una negativa expresa o implícita a registrar debidamente el víncu-
lo; atento los perjuicios que al suscripto le ocasionaría su eventual pretensión de man-
tenerme al margen del marco protector que brindan las leyes laborales.
Por otro lado, lo intimo, para que, en el plazo de dos (2) días hábiles, me abone los
aguinaldos devengados durantetodo el transcurso de la relación laboral (todos impa-
gos), bajo apercibimiento de considerarme despedido por su culpa.

= Modelo de carta documento a la AFIP

Buenos Aires, ...


Sr. Director de la AFIP:
Habida cuenta de lo normado por el art. 11 de la ley 24.013, le hago saber que, en el
día de la fecha, he remitido a mi empleador (...) [razón social de la empresa usuaria de
los servicios del "pasante"], CUIT ..., con domicilio en ..., carta documento con el
siguiente texto:

[transcribir el texto de la carta documento remitida a la empresa usuaria de los servi-


cios del "pasante"]

= Modelo de demanda contra la empresa


en la que el «pasante» presta servicios

PROMUEVE DEMANDA POR DESPIDO

Señor Juez:

JOSÉ MANUEL SALGADO, letrado inscripto en la matrícula respectiva (CPACFT* 39 F*


961, DNI 16.777.158, CUIT 20-16777158-1, IVA responsable inscripto), constituyendo
domicilio procesal material en ...

l. PERSONERÍA:
..)
164 JOSÉ MANUEL SALGADO

Il. OBJETO:
En el carácter utsupra indicado, y siguiendo expresas instrucciones de mi mandante,
vengo por la presente a promoverformal demanda por despido, cobro de pesos y cer-
tificados de trabajo contra: . .
Ello, en base a los hechos y el derecho que paso a exponer:

III. LOS HECHOS:


El actor comenzó a trabajar para la demandada en fecha ..., manteniéndose el vín-
culo laboral, sin solución de continuidad, para la misma empresa, en el mismo lugar
de trabajo (el establecimiento sito en ...), hasta el día ... (conforme el carácter recep-
ticio de la notificación rescisoria), cuando el actor se consideró despedido por culpa
de la accionada.
Vale decir que mi representado trabajó para la demandada, sin solución de continui-
dad, durante ...
Realizó siempre el accionante tareas de ..., en el siguiente horario: ...
Al tiempo del distracto, percibía el actor una remuneración mensual de $ ...
Siempre se desempeñó el demandante en el establecimiento que la demandada
posee en la calle ...
Merced a la actividad de la accionada, los trabajos desempeñados por mi comitente
se encuentran comprendidos en el CCT ...
El legitimado activo se desempeñó siempre en tareas típicas y corrientes de la empre-
sa, que no le aportaron ningún conocimiento y/o experiencia vinculados con su for-
mación educativa y/o profesional; vale decir, en tareas que se encuentran desvincula-
das totalmente de su formación académica.
Conforme loexpuesto, y no obstante las formalidades con las que la demandada pre-
tendió disfrazar el vínculo, aparentando un contrato de pasantía, entre el actor y la
accionada se anudó una verdadera relación de linaje laboral.
Desde que el contrato de pasantía tiene para el pasante una clara y primordial finali-
dad formativa (la adquisición de práctica, experiencia y/o mayor perfeccionamiento,
relacionados con su educación y formación), la desconexión entre sus estudios y las
tareas que se le asignen trae aparejada la desnaturalización del sistema y, por ende,
este excepcional régimen se desvanece, quedando al descubierto la verdadera rela-
ción laboral que vincula a las partes.
Al respecto, el segundo párrafo del art. 19 de la ley 26.427 establece que: “En caso de
incumplimiento por parte de la empresa de alguno de los requisitos o características
que tipifican a esta especial relación, la pasantía educativa perderá el carácter de tal
y será considerada contrato laboral por tiempo indeterminado”.
A mayor abundamiento, el último párrafo del citado art. 19 establece que “en caso de
duda se entenderá que la relación habida entre el alumno y la empresa u organismo
esde naturaleza laboral, aplicándose el régimen de la ley 20.744 y complementarias”.
Así las cosas, micomitente reclamó a la demandada, reiteradamente, en forma verbal
primero, la adecuada registración del vínculo,
EL FRAUDE LABORAL 165

Tales reclamos resultaron infructuosos, por lo que se inició el intercambio telegráfico


que seguidamente será reseñado:
(...)

En el sub lite, el desconocimiento de la relación laboral constituyó para el deman-


dante una injuria de gravedad tal que justificó plenamente la denuncia de la relación
dispuesta por el actor.
La injuria que se propina al trabajador al desconocerse su condición de tal es eviden-
te, porque se intenta así mantenerlo al margen del marco protector que brindan las
leyes laborales.
A ello cabe adunarse que la demandada también injurió al actor al negarse ilegítima-
mente a abonarle un importante crédito salarial de naturaleza alimentaria.
De tal suerte que la negativa de la relación laboral formulada por su empleador, y la
falta de pago de los haberes adeudados, no dejó otro recurso al demandante que
denunciar el contrato de trabajo.
Así las cosas, adeuda la demandada al actor lassumas que serán liquidadas en el apar-
tado siguiente:

IV. LIQUIDACIÓN:
(52)

V. MULTAS DE LA LEY NACIONAL DE EMPLEO - RECLAMO SUBSIDIARIO:


[Véase modelo de demanda correspondiente al Capítulo 111].

VI. MULTA DEL ART. 22 DE LA LEY 25.323 EINTERESES DEL ART. 92 DELA LEY 25.013:
[Véase modelo de demanda correspondiente al Capítulo 111].

VII. TEMERIDAD Y MALICIA:


Sin perjuicio que, como se expuso ut supra, en el sub lite deviene de aplicación lo nor-
mado por el art. 9” de la ley 25.013, corresponde considerar también que la conducta
de la demandada encuadra en las previsiones del art. 275 de la LCT.
En efecto, porque la accionada ha negado la existencia de la relación laboral con ple-
na conciencia de su propia sinrazón, en tanto que el supuesto “pasante” se desempe-
ñó siempre en tareas que ningún aporte le significaron para suformación académica.
Cabe recordar que el desconocimiento de la relación laboral se encuentra expresa-
mente previsto en el art. 275 dela LCTcomo una típica conducta temeraria y malicio-
sa, alo que corresponde adunar también que, en el sub lite, se puso en marcha toda
una ingeniería jurídica direccionada al fraude.
Atento lo expuesto, corresponde —y así formal y expresamente lo solicito— declarar
la conducta de la legitimada pasiva temeraria y maliciosa y condenarla, por ende, al
pago del máximo de los intereses previstos en el art. 275 de la LCT.
166 JOSÉ MANUEL SALGADO

VIII. CERTIFICADO DE TRABAJO Y MULTA:


[Véase modelo de demanda correspondiente al Capítulo 11].

IX. INTERESES MORATORIOS:


[Véase modelo de demanda correspondiente al Capítulo 111].

X. INTERESES ESPECIALES:
[Véase modelo de demanda correspondiente al Capítulo 111).

XI. ACTUALIZACIÓN MONETARIA:


[Véase modelo de demanda correspondiente al Capítulo 111].

XIl. DERECHO:
Fundo la presente demanda en lo normado por las leyes 20.744, 24.013, 25.013,
25.323, 25.345, 26.427, art. 804 del CCCN, doctrina y jurisprudencia aplicables.

Xill ACORDADA:
[Véase modelo de demanda correspondiente al Capítulo 111].

XIV. PRUEBA:
Ofrezco la siguiente:
A) Documental:
Se acompañan los siguientes documentos:
(+1)
B) De informes:
Solicito se libren los siguientes oficios:
1) Al Correo Oficial, a los fines que se expida sobre la autenticidad de las cartas docu-
mento y telegramas adunados (los queen copia serán agregados al respectivo oficio),
debiendo informar, asimismo, acerca de las correspondientes fechas y horas de emi-
sión y recepción de cada una de tales comunicaciones.
En el caso que alguna de las cartas documento y/o telegramas acompañados no haya
sido efectivamente recibido por su destinatario, el Correo Oficial deberá informar los
motivos concretos por los que ello ha ocurrido y cuál fue el procedimiento seguido
por el cartero encargado de dicha entrega, en tal oportunidad.
2) ALINDEC, a los fines que informe cuál fue el porcentual del aumento del índice de
precios al consumidor, nivel general, registrado desde el distracto del actor (...) y has-
ta la fecha de suinforme.
3) Ala Dirección de Estadísticasy Censos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a
los fines que informe cuál fue el porcentual del aumento del índice de precios al con-
sumidor, nivel general, registrado desde el distracto del actor (...) y hasta la fecha de
su informe.
EL FRAUDE LABORAL 167

C) Confesional:
Solicito se cite al representante legal de la demandada a absolver posiciones, bajo el
apercibimiento previsto en el art. 86 de la LO.

D) Pericia contable:
Solicito se designe perito contador único de oficio, quien, revisando la documenta-
ción en poder de la demandada, así como también las constancias de autos, deberá
expedirse acerca de los siguientes puntos de pericia:
1) Informe el señor perito si la demandada lleva en legal tiempo y forma el libro pre-
visto por el art. 52 de la LCT; si el mismo se encuentra rubricado, en qué fecha y ante
qué autoridad.
2) En su caso, señale el experto si el actor se encuentra comprendido en el libro de
sueldos
y jornales de la demandada.
3) En el supuesto afirmativo, informe, fecha de ingreso del actor, categoría laboral
registrada, tareas desempeñadas, y salarios percibidos durante el último año de la
relación laboral.
4) Practique el experto liquidación por todos los rubros reclamados en la presente
demanda, con más los intereses devengados (conf. acta 2601 del 21/5/14) desde la
mora y hasta la fecha de su informe. La liquidación practicada deberá contener, asi-
mismo, los intereses por temeridad y malicia reclamados (dos veces y media la tasa
activa del Banco de la Nación Argentina), por todo el período comprendido entre el
cese y la fecha de su informe.
Todo ello, claro está, a pedido de mi parte, y sin perjuicio que, al igual que sucede con
todos los demás rubros reclamados, será V.S. quien decidirá respecto de la proceden-
cia o no de tales réditos.

E) Testimonial:
Solicito que, por intermedio del Juzgado, sean citadas a prestar declaración testimo-
nial las siguientes personas:
(...)

XV. PETITORIO:
Por todo lo expuesto, a S.S. respetuosamente solicito:
1) Me tenga por presentado, por parte a mi mandante, por denunciado su domicilio
real y por constituidos los procesales (físico y electrónico) indicados.
2) Ordene correr traslado de la presente demanda, por el plazo y bajo apercibimien-
to de ley.
3) Tenga por ofrecida la prueba de la parte actora y, oportunamente, ordene su pro-
ducción.
4) Ordene la reserva de la documental original adjunta.
5) Ensuhora, condene a la demandada al pago de las sumas reclamadas, con más sus
intereses, multas y recargos, actualización monetaria en su caso, y los gastos, costosy
costas de la presente litis.
168 JOSÉ MANUEL SALGADO

6) Condene a la accionada también a entregar al actor los certificados de trabajo pe-


didos, bajo apercibimiento de astreintes.
7) Asimismo, solicito que la sentencia que recaiga en autos establezca, para el su-
puesto de incumplimiento de la condena, intereses conminatorios especiales y adi-
cionales a los moratorios que corresponde aplicar desde la mora (conf. art. 804 del
CCCM).

Proveer de conformidad
SERÁ JUSTICIA.
Bibliografía general

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