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Vicerrectorado Académico
Escuela de Psicología
CAMBIOS OCURRIDOS EN LA
INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA
Autora:
Marilin Caceres
30.964.999
Sección T2
INTRODUCCIÓN
El desarrollo del niño es un proceso de cambio en el que el niño aprende a
dominar niveles cada vez más complejos de movimiento, pensamiento,
sentimientos y relación con los demás. Además, el desarrollo es un proceso
multidimensional, que abarca todos los aspectos de manera integral, es decir, que
los diferentes elementos del desarrollo del niño están interrelacionados y deben
ser considerados en su conjunto; los cambios que se producen en una dimensión
influyen en el desarrollo de las otras y viceversa. Este a su vez se produce
continuamente, comenzando desde la gestación durante el nacimiento y continúa
a lo largo de la vida, por ello el niño debe verse como parte del desarrollo
humano.
Los niños necesitan una atención integral en la primera infancia para tener un
correcto desarrollo de los huesos, dientes, músculos y todo el cuerpo, en general.
Requieren energías proteicas elevadas, más que los adultos. Teniendo en cuenta
que la población infantil es propensa a sufrir desnutrición y malnutrición, deben
alimentarse bien y tener unos hábitos alimenticios sanos.
Desarrollo cognitivo: En el primer año, los bebés aprenden a enfocar la vista, a
estirarse, a explorar y también aprenden sobre las cosas que los rodean. El
desarrollo cognitivo, o cerebral, se refiere al proceso de aprendizaje relacionado
con la memoria, el lenguaje, el pensamiento y el razonamiento. Aprender el
lenguaje es más que balbucear o decir “ma-má” y “pa-pá”. Escuchar, entender y
saber los nombres de personas y cosas son parte del desarrollo del lenguaje.
Durante esta etapa, los bebés también forman lazos de afecto y confianza con sus
padres y otras personas como parte de su desarrollo social y afectivo. La manera
en que los padres abrazan carga a su bebé o juegan con él definirá la forma en la
que el niño interactuará con ellos y con los demás.
Desarrollo Emocional: a medida que los niños crecen, están más conscientes de
sus sentimientos y de los de otras personas. Pueden regular mejor sus emociones
y pueden responder a la angustia emocional de los demás. De los 6 a los 8 años
la familia sigue siendo muy importante para él y ahora también lo empiezan a ser
los amigos y profesores. Se forman los primeros grupos de amigos y son
frecuentes a los juegos en equipo. Son relaciones frágiles que se pueden romper
por cualquier pequeño contratiempo.
Desarrollo Social: La tercera infancia se considera como una época en la que se
combinan muchas competencias distintas. Las aptitudes para aprender y analizar,
para expresar emociones y para hacer amistades se han puesto en evidencia
desde la primera infancia, pero ahora se conjuntan de una forma mucho
más centrada y consistente, configurando una personalidad mucho más fuerte,
unificada y segura de sí misma.
Uno de los elementos clave que forman parte del desarrollo psicosocial de los
niños en edad escolar es un importante avance en la cognición social, es decir, en
la comprensión de las demás personas y grupos de personas. La idea de los niños
sobre ellos mismos se desarrolla con rapidez durante la tercera infancia, además,
al ampliarse sus redes sociales es quizás el sistema que mayor influencia ejerce
en el niño en edad escolar y en el cual éste desarrolla su autoestima es el grupo
de compañeros, un grupo de individuos de aproximadamente la misma
edad y situación social, que juegan, trabajan y aprenden juntos. Los
niños se hacen cada vez más dependientes de sus compañeros, no
sólo para disfrutar de su compañía, sino también para la autovalidación
y para recibir consejos. Las relaciones entre los compañeros también
proporcionan oportunidades únicas para el desarrollo de la comprensión de uno
mismo y de la capacidad para relacionarse con los demás
DESARROLLO ADOLESCENTE
Desarrollo físico: La adolescencia es un periodo de la vida con intensos cambios
físicos, psíquicos y sociales, que convierten al niño en adulto. Se inicia con la
pubertad y termina cuando cesa el desarrollo bio-psicosocial. La Organización
Mundial de la Salud considera adolescencia entre los 10 y los 19 años, y juventud
entre los 19 y 25 años. La Sociedad Americana de Salud y Medicina de la
Adolescencia la sitúa entre los 10 y 21 años, distinguiendo 3 etapas: inicial, media
y tardía. Los cambios tienen una amplia variación dentro de la normalidad. Es útil
conocerlos para poder diferenciar las variaciones normales, de las anomalías en el
desarrollo físico y psicosocial.
Desarrollo de la musculatura.
Crecimiento de los testículos, y alargamiento del pene.
Crecimiento del vello corporal (púbico, axilar, bigote, barba).
Aparecen las primeras erecciones y la primera eyaculación.
Empiezan las eyaculaciones nocturnas (poluciones).
Crece en el cuello una protuberancia conocida como la manzana de Adán.
Aumento de estatura.
La voz cambia y se hace más gruesa.
Aumento de sudoración, olor corporal fuerte y acné.
1. Sentido de identidad
La identidad no se limita a cómo los adolescentes se perciben a sí mismos en
este período, también hace referencia a su “yo posible”: lo que cada uno de ellos
podría llegar a ser, así como el individuo en el que les gustaría convertirse. La
identidad personal a su vez se vincula con dos elementos importantes.
2. Cambios emocionales
La adolescencia es un momento de turbulencia emocional como consecuencia
directa de los cambios experimentados a distintos niveles, así que ocurren
muchos estallidos y altibajos en sus emociones. Dada la incapacidad de los
jóvenes para controlar estos cambios, con frecuencia se encuentran de mal
humor.
Cabe mencionar que en varias ocasiones las experiencias y el entorno influyen
más en su mal humor que los cambios hormonales en sí. Aunado a lo anterior, los
cambios sufridos durante la pubertad suelen asociarse con un incremento en las
emociones negativas.
3. Autoestima
Sentirse deprimido
Falta de energía
Desdeñar la apariencia propia y rechazar los cumplidos
Sentirse inseguro o inadecuado la mayor parte del tiempo
Mantener expectativas poco realistas sobre uno mismo
Tener dudas preocupantes acerca el futuro
Ser excesivamente tímido y rara vez expresar el propio punto de vista
Conformarse con lo que los demás quieren y asumir una subdivisión
Postura misiva en la mayoría de las situaciones
Por su parte, es común que la autoestima baja se vincule con problemas como
la depresión, los trastornos alimentarios y dificultades de adaptación. Es crucial
que los profesionales sepan identificar estas características para ayudar a los
jóvenes a recibir todo el apoyo que necesiten y poder reforzar su autoestima.