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República Bolivariana de Venezuela

Universidad Bicentenaria de Aragua

Facultad de Ciencias Sociales y Administrativas

Vicerrectorado Académico

Escuela de Psicología

San Joaquín de Turmero – Estado Táchira

CAMBIOS OCURRIDOS EN LA
INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA

Autora:

Marilin Caceres

30.964.999

Sección T2

San Cristóbal, julio 2023

INTRODUCCIÓN
El desarrollo del niño es un proceso de cambio en el que el niño aprende a
dominar niveles cada vez más complejos de movimiento, pensamiento,
sentimientos y relación con los demás. Además, el desarrollo es un proceso
multidimensional, que abarca todos los aspectos de manera integral, es decir, que
los diferentes elementos del desarrollo del niño están interrelacionados y deben
ser considerados en su conjunto; los cambios que se producen en una dimensión
influyen en el desarrollo de las otras y viceversa. Este a su vez se produce
continuamente, comenzando desde la gestación durante el nacimiento y continúa
a lo largo de la vida, por ello el niño debe verse como parte del desarrollo
humano.

Así mismo, la adolescencia es un periodo que comienza con la pubertad y


termina con la transición a la edad adulta (aproximadamente entre 10 y 20 años).
Los cambios físicos asociados con la pubertad son desencadenados por las
hormonas. Los cambios cognitivos incluyen mejoras en el pensamiento complejo y
abstracto, así como el desarrollo que ocurre a diferentes velocidades en distintas
partes del cerebro y aumenta la propensión de los adolescentes a conductas de
riesgo porque los aumentos en la búsqueda de sensación y la motivación de
recompensa preceden al aumento en el control cognitivo. Las relaciones de los
adolescentes con los padres pasan por un periodo de redefinición en el que los
adolescentes se vuelven más autónomos y aspectos de la crianza de los hijos,
como el monitoreo distal y el control psicológico, se vuelven más sobresalientes.

A continuación, se le invita al lector del presente ensayo a conocer los diversos


factores que componen los cambios ocurren mediante la infancia y la
adolescencia, en el cual se encuentra conceptos precisos para un mejor
aprendizaje.
LACTANCIA Y PRIMERA INFANCIA

Desarrollo Físico: El desarrollo físico en la primera infancia de un niño va a


depender, en gran medida, de la educación nutricional que reciba, y la falta de ella
puede causar un inadecuado desarrollo evolutivo en la infancia. En muchos países
subdesarrollados incluso influye en el aumento de la mortalidad infantil. Una buena
alimentación en los primeros años de vida de una persona es fundamental: sienta
sus bases alimentarias y la protege de enfermedades, algo clave en el desarrollo
evolutivo del niño de 0 a 6 años.

El desarrollo motor en la primera infancia es primordial y dependerá de los aportes


nutricionales que le proporcione al organismo. Por ejemplo, la Organización
Mundial para la salud recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6
meses de edad y comenzar con alimentación complementaria a partir de allí, con
una dieta sana y equilibrada.

Los niños necesitan una atención integral en la primera infancia para tener un
correcto desarrollo de los huesos, dientes, músculos y todo el cuerpo, en general.
Requieren energías proteicas elevadas, más que los adultos. Teniendo en cuenta
que la población infantil es propensa a sufrir desnutrición y malnutrición, deben
alimentarse bien y tener unos hábitos alimenticios sanos.
Desarrollo cognitivo: En el primer año, los bebés aprenden a enfocar la vista, a
estirarse, a explorar y también aprenden sobre las cosas que los rodean. El
desarrollo cognitivo, o cerebral, se refiere al proceso de aprendizaje relacionado
con la memoria, el lenguaje, el pensamiento y el razonamiento. Aprender el
lenguaje es más que balbucear o decir “ma-má” y “pa-pá”. Escuchar, entender y
saber los nombres de personas y cosas son parte del desarrollo del lenguaje.
Durante esta etapa, los bebés también forman lazos de afecto y confianza con sus
padres y otras personas como parte de su desarrollo social y afectivo. La manera
en que los padres abrazan carga a su bebé o juegan con él definirá la forma en la
que el niño interactuará con ellos y con los demás.

Desarrollo emocional: Desde el momento en que nacen, los bebés prefieren


observar rostros humanos en comparación con otros estímulos visuales, y
reconocen los rostros de sus padres mejor que los rostros de los extraños. Los
recién nacidos también están más atentos a los sonidos orales que a otros
sonidos ambientales y prefieren escuchar voces familiares. Estas preferencias
visuales y auditivas indican que las personas se convierten en la parte más
destacada del entorno de los bebés desde sus primeros días, y que sus
cuidadores principales juegan el papel más destacado de todos. Las primeras
señales de una relación especial con los cuidadores surgen cuando los bebés
demuestran preferencias y una mayor capacidad de respuesta emocional hacia
una persona. Este es el precursor del apego, el cual florece a los 12 meses. El
apego es un factor protector que ayuda a los niños a resistir el estrés de la vida y
que influye en el desarrollo del cerebro. Los comportamientos de los cuidadores
predicen el tipo de apego que desarrolla el bebé; el mejor predictor de apego
seguro es la atención receptiva y sensible brindada por un adulto.

El desarrollo emocional en la infancia y la niñez temprana progresa a lo largo de


varias dimensiones. Primero, los bebés aprenden a expresar emociones más
complejas, desde alegría e ira hasta orgullo y vergüenza. Segundo, aprenden a
reconocer, interpretar y responder a las emociones de las demás personas.
Tercero, los bebés aprenden las maneras de regular sus propias emociones. Los
comportamientos emocionales de los bebés están influenciados por sus propios
temperamentos. Los niños difieren en sus características, tales como la facilidad
con la que se distraen o se frustran, cuán tímidos o extrovertidos son, o cómo
responden a una situación nueva. Comprender las diferencias individuales en el
temperamento y abordar estas diferencias en las prácticas de cuidado es
fundamental para apoyar el desarrollo socioemocional en los bebés y niños
pequeños.
Desarrollo Social: Estudiar el desarrollo implica describir etapas que abarcan
todo el ciclo vital de una persona. Los momentos más esenciales del desarrollo
social en un niño ocurren desde el nacimiento hasta los 6 años. Lo que pase en
este período influirá positiva o negativamente en el posterior desarrollo integral,
por esto, nos centraremos en estas etapas.

Desde el nacimiento hasta los 3 años:

 Reconocimiento de voces, rostros y de sí mismo.


 Los primeros intercambios sociales son las miradas y sonidos de gorjeo.
 Identifica su figura de apego y aparece la sonrisa social.
 Entre los 8 y los 15 meses, aparecen habilidades sociales sencillas, como
el saludo, además, las relaciones giran en torno a la manipulación de
objetos y a la exploración de su ambiente.
 Al término de los 2 años, el niño amplía el número de relaciones con los
adultos, se auto reconoce claramente, realiza el juego paralelo con sus
pares y asimila hábitos y habilidades básicas sociales.
 Entre los 2 y los 3 años, surge el verdadero interés social por los demás
niños y con los adultos, establece relaciones más activas y desafiantes.
SEGUNDA INFANCIA

Desarrollo Físico: los niños al inicio de la segunda infancia evolucionan con un


crecimiento físico más lento que los años anteriores, sin embargo, los cambios
que presentan son más prevalecientes en el tiempo, se vuelven más fuertes y
rápidos, coordinan sus movimientos con mayor precisión. Al final de este período
ocurren grandes transformaciones en su cuerpo, pegan el estirón típico del
desarrollo puberal y presentan notorios cambios en sus zonas sexuales.

Desarrollo Cognitivo: diferencian el “yo” y los demás, se hacen más conscientes


y responsables de sus acciones, mejora y enriquece su lenguaje, se hacen
capaces de resolver problemas por sí mismos, al igual que pueden planificar y
aprenden el uso de la estrategia, agudizan la memoria, la concentración y el
procesamiento de la información.
Desarrollo Emocional: es capaz de reconocer, expresar y posteriormente
aprende a manejar sus emociones, hace diferencia entre los gustos, las
sensaciones y el placer, comienza a aparecer el desapego físico para su evolución
individual, progresa en su autoconocimiento y autoestima, disminuye el ego
porque comprenden que las cosas se consiguen a través de esfuerzo.

Desarrollo social: comienza a relacionarse con compañeros, realiza de forma


inconsciente comparaciones entre él y los demás, comienza a desarrollar el
afecto, su autoestima, la empatía, la competencia, también presenta actitudes de
rebeldía como medio para reafirmar su personalidad, copia patrones de los
hermanos mayores y los padres.
TERCERA INFANCIA

Desarrollo físico: el desarrollo físico en la etapa de los 6 a 12 años es


considerable, la constitución corporal cambia, la masa muscular aumenta, los
huesos se hacen más fuertes y el niño es capaz de realizar actividades físicas que
requieran más fuerza y destreza.

Desarrollo cognitivo: alrededor de los siete a los 12 años, el niño se encuentra


en la etapa de las operaciones concretas. Los niños son menos egocéntricos que
antes y más hábiles en tareas que requieren de un razonamiento lógico, como
pensamiento espacial, comprensión de la causalidad, categorización,
razonamiento inductivo y deductivo, conservación y trabajo con números. Sin
embargo, su razonamiento se limita en gran medida al aquí y ahora. La
experiencia cultural, así como el desarrollo neurológico, parecen contribuir a la
frecuencia del desarrollo de las habilidades piagetianas de conservación y de otro
tipo.

La función ejecutiva que incluye habilidades de atención, memoria y planeación


mejora durante la tercera infancia como resultado de la poda de neuronas en la
corteza prefrontal. La velocidad de procesamiento, el control inhibitorio, la atención
selectiva, la capacidad de la memoria de trabajo, la meta memoria, la
metacognición y el uso de estrategias mnemotécnicas son habilidades específicas
que mejoran durante los años escolares.

Desarrollo Emocional: a medida que los niños crecen, están más conscientes de
sus sentimientos y de los de otras personas. Pueden regular mejor sus emociones
y pueden responder a la angustia emocional de los demás. De los 6 a los 8 años
la familia sigue siendo muy importante para él y ahora también lo empiezan a ser
los amigos y profesores. Se forman los primeros grupos de amigos y son
frecuentes a los juegos en equipo. Son relaciones frágiles que se pueden romper
por cualquier pequeño contratiempo.
Desarrollo Social: La tercera infancia se considera como una época en la que se
combinan muchas competencias distintas. Las aptitudes para aprender y analizar,
para expresar emociones y para hacer amistades se han puesto en evidencia
desde la primera infancia, pero ahora se conjuntan de una forma mucho
más centrada y consistente, configurando una personalidad mucho más fuerte,
unificada y segura de sí misma.
Uno de los elementos clave que forman parte del desarrollo psicosocial de los
niños en edad escolar es un importante avance en la cognición social, es decir, en
la comprensión de las demás personas y grupos de personas. La idea de los niños
sobre ellos mismos se desarrolla con rapidez durante la tercera infancia, además,
al ampliarse sus redes sociales es quizás el sistema que mayor influencia ejerce
en el niño en edad escolar y en el cual éste desarrolla su autoestima es el grupo
de compañeros, un grupo de individuos de aproximadamente la misma
edad y situación social, que juegan, trabajan y aprenden juntos. Los
niños se hacen cada vez más dependientes de sus compañeros, no
sólo para disfrutar de su compañía, sino también para la autovalidación
y para recibir consejos. Las relaciones entre los compañeros también
proporcionan oportunidades únicas para el desarrollo de la comprensión de uno
mismo y de la capacidad para relacionarse con los demás
DESARROLLO ADOLESCENTE
Desarrollo físico: La adolescencia es un periodo de la vida con intensos cambios
físicos, psíquicos y sociales, que convierten al niño en adulto. Se inicia con la
pubertad y termina cuando cesa el desarrollo bio-psicosocial. La Organización
Mundial de la Salud considera adolescencia entre los 10 y los 19 años, y juventud
entre los 19 y 25 años. La Sociedad Americana de Salud y Medicina de la
Adolescencia la sitúa entre los 10 y 21 años, distinguiendo 3 etapas: inicial, media
y tardía. Los cambios tienen una amplia variación dentro de la normalidad. Es útil
conocerlos para poder diferenciar las variaciones normales, de las anomalías en el
desarrollo físico y psicosocial.

Cambios físicos en la mujer

 Crecimiento de las mamas y ensanchamiento de caderas.


 Cambios en la vagina, el útero y los ovarios.
 Inicio de la menstruación y la fertilidad.
 Cambio en la forma pélvica, redistribución de la grasa corporal.
 Crecimiento de vello púbico y axilar.
 Aumento de estatura.
 Olor corporal fuerte, cambios en la piel y acné.

Cambios físicos en el hombre

 Desarrollo de la musculatura.
 Crecimiento de los testículos, y alargamiento del pene.
 Crecimiento del vello corporal (púbico, axilar, bigote, barba).
 Aparecen las primeras erecciones y la primera eyaculación.
 Empiezan las eyaculaciones nocturnas (poluciones).
 Crece en el cuello una protuberancia conocida como la manzana de Adán.
 Aumento de estatura.
 La voz cambia y se hace más gruesa.
 Aumento de sudoración, olor corporal fuerte y acné.

Desarrollo cognitivo: el desarrollo cognitivo es el crecimiento de la capacidad


para pensar y razonar de un niño. Este crecimiento se produce de forma diferente
entre los 6 y los 12 años y entre los 12 y los 18 años.

La edad de los 12 a los 18 años se llama adolescencia. Los niños y los


adolescentes de este grupo de edad tienen un pensamiento más complejo. Este
tipo de pensamiento también se conoce como operaciones lógicas formales.
Incluyen capacidades como las siguientes:
 Pensamiento abstracto. Esto significa pensar en posibilidades.
 Razonar a partir de principios conocidos. Esto significa elaborar nuevas
ideas o preguntas propias.
 Considerar muchos puntos de vista. Es decir, comparar o debatir ideas u
opiniones.
 Pensar en el proceso del pensamiento. Esto significa ser consciente del
acto del proceso de pensamiento.

Desarrollo emocional: el desarrollo emocional en los adolescentes implica la


adquisición gradual de un sentido de identidad consistente dentro del contexto de
las relaciones con las demás personas, más el aprendizaje de estrategias para
lidiar con el estrés y manejar las emociones.

1. Sentido de identidad
La identidad no se limita a cómo los adolescentes se perciben a sí mismos en
este período, también hace referencia a su “yo posible”: lo que cada uno de ellos
podría llegar a ser, así como el individuo en el que les gustaría convertirse. La
identidad personal a su vez se vincula con dos elementos importantes.

2. Cambios emocionales
La adolescencia es un momento de turbulencia emocional como consecuencia
directa de los cambios experimentados a distintos niveles, así que ocurren
muchos estallidos y altibajos en sus emociones. Dada la incapacidad de los
jóvenes para controlar estos cambios, con frecuencia se encuentran de mal
humor.
Cabe mencionar que en varias ocasiones las experiencias y el entorno influyen
más en su mal humor que los cambios hormonales en sí. Aunado a lo anterior, los
cambios sufridos durante la pubertad suelen asociarse con un incremento en las
emociones negativas.

3. Autoestima

La autoestima no sólo se relaciona con la identidad, como lo hemos sugerido,


también es un factor clave en el desarrollo emocional de los adolescentes. Cada
adolescente la cimenta de una manera singular y cada uno vive diferentes
experiencias que impactan positiva o negativamente en ella.

Además, los estados emocionales también pueden influir de una forma


significativa en la autoestima. Asimismo, las opiniones ajenas, en particular de los
padres y los compañeros, reflejan valoraciones que algunos adolescentes
incorporan como parte de su identidad y su nivel de autoaceptación.

La alta autoestima en la adolescencia es un claro indicador de un desarrollo


emocional positivo. Sin embargo, la incidencia de eventos traumáticos puede
resultar en una baja autoestima.

Los aspectos que aquí enumeramos han sido identificados por


investigadores como asociados con baja autoestima en los adolescentes:

 Sentirse deprimido
 Falta de energía
 Desdeñar la apariencia propia y rechazar los cumplidos
 Sentirse inseguro o inadecuado la mayor parte del tiempo
 Mantener expectativas poco realistas sobre uno mismo
 Tener dudas preocupantes acerca el futuro
 Ser excesivamente tímido y rara vez expresar el propio punto de vista
 Conformarse con lo que los demás quieren y asumir una subdivisión
Postura misiva en la mayoría de las situaciones
Por su parte, es común que la autoestima baja se vincule con problemas como
la depresión, los trastornos alimentarios y dificultades de adaptación. Es crucial
que los profesionales sepan identificar estas características para ayudar a los
jóvenes a recibir todo el apoyo que necesiten y poder reforzar su autoestima.

Desarrollo social: El desarrollo social en esta etapa se caracteriza por una


disminución de la influencia del grupo de pares, cuyos valores se hacen menos
importantes a medida que el adolescente se siente más cómodo con sus propios
principios e identidad. Las amistades se hacen menos y más selectivas.
CONCLUSIÓN
Para concluir, el desarrollo emocional, social y físico de un niño pequeño tiene
un impacto directo en su desarrollo general y en el adulto en el que se convertirán.
Por esto es muy importante comprender la necesidad de invertir en los niños

pequeños, ya que así se maximiza su bienestar en el futuro.

La adolescencia es una etapa necesaria e importante para hacernos adultos.


Pero esencialmente es una etapa con valor y riqueza en sí misma, que brinda
infinitas posibilidades para el aprendizaje y el desarrollo de fortalezas.

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