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LIT. Tema 8.

La narrativa española posterior a 1936

TEMA 8: LA NARRATIVA ESPAÑOLA POSTERIOR A 1936: TENDENCIAS, RASGOS PRINCIPALES, AUTORES Y OBRAS MÁS
SIGNIFICATIVAS.
8.1. La novela en los años cuarenta: novela nacionalista, novela tremendista (Camilo José Cela) y novela existencial (Carmen
Laforet).
8.2. La novela de los cincuenta: novela del realismo social (Camilo José Cela y Rafael Sánchez Ferlosio…).
8.3. La novela de los sesenta y principios de los setenta (Luis Martín-Santos, Miguel Delibes…).

8.1. La novela en los anos cuarenta: novela


nacionalista, novela tremendista (Camilo Jose
Cela) y novela existencial (Carmen Laforet)
Tras la guerra desaparecieron casi todos los tipos de novela que se estaban publicando
antes de la contienda: obviamente, se esfumó la novela comprometida, pero también la novela
experimental más o menos deshumanizada, la novela intelectual y lírica del novecentismo y la
novela filosófica unamuniana. En general, se regresó al realismo decimonónico e incluso al mero
costumbrismo.

Mención aparte merecen, sin embargo, los escritores exiliados cuya narrativa está
marcada por la distancia y el deseo de regreso. Dentro de una tendencia realista y
comprometida del exilio destacamos a Ramón J. Sender con Crónica del alba o Réquiem por un
campesino español; en una línea más experimental sobresalieron Francisco Ayala con Los
usurpadores y Max Aub con Los campos donde recrea las consecuencias de la guerra civil.

8.1.1. NOVELA NACIONALISTA


Durante los primeros años del franquismo aparecieron bastantes novelas
propagandísticas que exaltaban la guerra y el régimen surgido de ella desde los valores
ideológicos -Dios, patria y familia- de los vencedores. Hay que destacar a algunos autores como:

➢ Concha espina con Princesas del martirio, donde nos presenta a tres enfermeras en
el dominio de la España republicana.
➢ Rafael García Serrano, autor de La fiel infantería, que recibió el premio José Antonio
y recrea las experiencias vividas por el autor durante el conflicto.
➢ Agustín de Foxá que recrea de forma esperpéntica la vida en la capital antes y
después de la contienda en Madrid, de corte a checa.

Paralelamente a estas novelas nacionalistas, se desarrolló una novela de evasión que utilizaba
el humor o la fantasía para olvidar los horrores vividos. En esta línea destacan Wenceslao
Fernández Flórez con obras como Una isla en el mar y El bosque animado, probablemente la
mejor novela fantástica española, Jardiel Poncela y los relatos fantásticos de Álvaro Cunqueiro.

8.1.2. NOVELA TREMENDISTA Y EXISTENCIAL


Constituyen el tipo de novelas más interesantes publicadas en la década de los 40.

1 I.E.S Hernán Pérez del Pulgar.


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• Temas. Temáticamente estas novelas reflejan con amargo realismo la vida cotidiana del
país, por lo que giran en torno a la soledad, la incertidumbre de los destinos humanos,
la frustración de las ilusiones, la incomunicación, el desarraigo de los personajes en una
sociedad vulgar y miserable, la violencia y la presencia constante de la muerte; en
resumen, tratan del sinsentido de la existencia.
• Estilo. Son novelas de aprendizaje bastante clásicas con profunda influencia realista y
naturalista. Predomina en ellas la narración autobiográfica cuyos protagonistas,
normalmente individuos desarraigados, oprimidos, indecisos o agresivos, viven en un
universo hostil en que el malestar social trasciende al plano individual. El tratamiento
del tiempo suele ser lineal y el lenguaje muy cuidado y rico poético y a la vez popular.

Destacan dos autores: Camilo José Cela y Carmen Laforet.

➢ CAMILO JOSÉ CELA


Camilo José Cela nació en Iria Flavia (A Coruña), de padre gallego y madre inglesa. En
1925, la familia se trasladó a Madrid; allí comenzó varios estudios, sin terminar ninguno. Al
estallar la guerra, escapó a la zona sublevada. Colaboró con el Cuerpo de Investigación y
Vigilancia, y fue censor durante los primeros años del régimen. Desde 1954 vivió en Palma de
Mallorca, donde fundó la revista Papeles de Son Armadans, fundamental en la recuperación de
las voces del exilio. En su trayectoria recorre (como Delibes y Torrente Ballester) todas las etapas
de la narrativa española de posguerra: la novela tremendista (La familia de Pascual Duarte), el
paso de lo existencial a lo social (La colmena) o la novela experimental (San Camilo, 1936; Oficio
de tinieblas, 5). En la última etapa de su vida obtuvo numerosos premios (el Nobel en 1989, el
Cervantes en 1995), que refrendan el valor indiscutible de su obra.

➢ La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela, inicia la corriente denominada


tremendismo, al profundizar el relato en los aspectos más crudos de la realidad:
miseria, violencia, etc. La novedad consiste en un argumento truculento, con
lenguaje rural pero cuidado que- pesar de la acumulación de crímenes- resulta
verosímil. La historia gira en torno a Pascual Duarte, un criminal que escribe sus
memorias en primera persona antes de ser ejecutado, con intención de descargar
su conciencia. Pascual se presenta como víctima de un origen familiar y social
miserable que determinará su carácter y sus abominables actos.
Así, el motivo central es el determinismo ejercido por las circunstancias sociales
y familiares que da lugar a una violencia incontrolable.
En cuanto al lenguaje en La familia de Pascual Duarte se incluyen términos
populares, ruralismos, localismos y vulgarismos tras los que el protagonista se
disculpa (“con perdón”).

Son múltiples las influencias en las novelas tremendista como esta de la


picaresca española, del humor desgarrado de Quevedo y Valle-Inclán, el pesimismo
de Baroja y la truculencia del naturalismo.

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➢ CARMEN LAFORET
Carmen Laforet empezó su andadura literaria muy joven, pues con 23 años ya había ganado el
premio Nadal con su novela Nada. Siguieron a esta novela otros éxitos como La isla y los
demonios donde evoca su infancia en Canarias, La mujer nueva, en la que cuenta su reconversión
al catolicismo y La insolación. Tras un periodo de frecuentes depresiones, Carmen Laforet fue
alejándose cada vez más de la vida pública. No obstante, nunca dejó de escribir.

➢ Nada, su obra más representativa, directamente emparentada con el


existencialismo europeo, narra en primera persona las vivencias de Andrea que llega
a Barcelona para estudiar en la universidad. El ambiente sórdido y asfixiante de los
familiares con los que convive se convierte en fuente de amargas decepciones.
Tampoco le resulta atractiva la vida universitaria ni el arte o la música, motivos
frecuentes, lo que lleva a la protagonista a preguntarse por el sentido de la
existencia y a afirmar que “nada” vale la pena.
Nada es una novela de aprendizaje, de estructura clásica y con una prosa directa
y espontánea que contrastaba con el estilo retórico de la época y que insufló a la
narrativa un soplo de aire fresco.

➢ MIGUEL DELIBES
La sombra del ciprés es alargada (1948) y Aún es de día (1949) , las primeras novelas de
Delibes se ajustan al realismo convencional decimonónico, pero el análisis introspectivo y el
protagonista insolidario que defiende su individualidad en un ambiente hostil la hacen una
auténtica novela existencial. La metafórica muralla de Ávila es el marco opresivo donde se
desarrolla la vida de Pedro desde su infancia, marcada por la educación pesimista que recibe de
su tío-maestro, hasta que se hace marino.

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8.2. La novela de los cincuenta: novela


del realismo social (Camilo Jose Cela
y Rafael Sanchez Ferlosio…)
8.2.1. DEFINICIÓN DE REALISMO SOCIAL, VARIEDADES Y
TEMAS

Lo peor de la posguerra remite a comienzos de los cincuenta. El régimen franquista sale


parcialmente de su aislamiento. Los intelectuales y los universitarios adoptan posturas cada vez
más críticas. El pesimismo existencialista de los años 40 se transmuta en los 50 en una visión
crítica de la sociedad que los rodea; los escritores se van a atrever a mostrar con fidelidad la
sociedad española real, su falta de libertad, sus desigualdades sociales y su miseria con el
objetivo de contribuir a la transformación social, si no mediante la denuncia abierta – no
permitida por la censura- sí mostrando los problemas reales. En su conjunto, a esta concepción
estética se la llama realismo social, aunque en la novela se suelen distinguir dos variedades: el
objetivismo y el realismo crítico.

a) El realismo objetivista o novela neorrealista; características:


➢ Se reduce al mínimo la presencia del autor, que se limita a narrar lo que ocurre sin
comentar.
➢ Se limita el protagonismo de los personajes, no hay héroes ni antihéroes; más que
el personaje predomina la situación, el contexto.
➢ Se elimina la introspección y el análisis psicológico, los personajes se definen por lo
que hacen y por lo que dicen, el argumento consiste en acumulación de pequeñas
situaciones, hay sencillez estructural y estilística, y concentración temporal y
espacial. La obra pionera es Los bravos de Jesús Fernández Santos; también destaca
El Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio.
➢ Concentración temporal y espacial.
➢ Disolución del argumento en una sucesión de anécdotas.
➢ Sencillez estructural y estilística.
b) El realismo crítico no se limita a reflejar la sociedad, sino que tiene ánimo de denuncia.
Características: mayor intencionalidad crítica y utilización de personajes
representativos de una clase social. La mina de López Salinas o Central eléctrica de
Jesús López Pacheco son buenos ejemplos de realismo crítico.

• TEMAS
Las novelas del realismo social se centran en los problemas sociales contemporáneos
relacionados con la injusticia, la pobreza, la falta de esperanza, por lo que el foco de atención se
desplaza de lo individual a lo colectivo. Algunas novelas tratan el vacío y el egoísmo de la
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burguesía como Juegos de manos de Juan Goytisolo y Tormenta de verano de Juan García
Hortelano; otras se centran en la dura y mísera vida del campo, como Los bravos de Jesús
Fernández Santos; la explotación del proletariado tal como se aprecia en La mina de López
Salinas o Central eléctrica de Jesús López Pacheco; el mundo urbano se observa en La colmena
de Camilo José Cela y La noria de Luis Romero.

8.2.2. AUTORES DEL REALISMO SOCIAL

➢ CAMILO JOSÉ CELA


El primer impulso en el Realismo Social lo proporciona otra vez Camilo José Cela
(1916-2002) con La Colmena (1951). Es una novela sin apenas argumento: en el Madrid
de posguerra, más de trescientos personajes nos muestran, a través de múltiples y
pequeños fragmentos, su vivir cotidiano, lleno de miseria y de penurias. Su estructura y
perspectiva narrativa adelantan algunas innovaciones posteriores: el protagonista
colectivo, la ausencia de un final preciso, el alcance existencial y social de la obra; el
desorden cronológico de los capítulos divididos en secuencias y, en parte, el objetivismo
conductista de la perspectiva narrativa.
El tema principal es la vida de la ciudad, la colmena; pero hay un sinfín de temas
secundarios: el hambre, el sexo, la hipocresía, el miedo, la enfermedad, los recuerdos
de la guerra… Recoge dos días y medio en la vida de personajes muy diversos (clase
media, proletariado) que se diseminan en distintos ambientes del Madrid del 42: cafés,
pensiones, antros prostibularios de medio pelo, burdeles refinados…
La gran novedad estilística de La colmena es que introdujo las técnicas de la
novela objetivista sin llegar a lograrlas del todo debido a su otra gran virtud: el lenguaje
del narrador, que no deja de ser omnisciente y se sale continuamente de su condición
de “fotógrafo” para valorar situaciones y personajes, unas veces con crueldad y otras
con comprensión y delicadeza. Otra innovación de esta novela sería el tratamiento de
las mujeres como víctimas de la miseria y el machismo.

➢ RAFAEL SÁNCHEZ FERLOSIO


El Jarama (1955) de Ferlosio es la novela emblemática del realismo social
español en su vertiente más objetivista. Tiene una línea argumental mínima: un grupo
de jóvenes pasa once horas de un domingo a las orillas del río Jarama. Al final, después
de no haber sucedido nada emocionante en más de 300 páginas, una chica se ahoga en
el río. La narración reproduce con una fidelidad extrema los movimientos y, sobre todo,
los intrascendentes diálogos de los personajes. Es prácticamente una novela dialogada,
sin apenas presencia de narrador. A diferencia de Cela, que nunca dejaba de estar
presente en La colmena, aquí la técnica objetivista es llevada al extremo: el autor elude
todo análisis introspectivo de los personajes, a los que conocemos solo por lo que dicen
y hacen, sin opinión o comentario del narrador.

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➢ MIGUEL DELIBES
Otro representante de esta novela social es Miguel Delibes (1920-2010), autor
de El camino (1950), en la que emplea un estilo sobrio y sencillo para retratar el mundo
rural castellano. Esa misma sencillez se encuentra en Mi idolatrado hijo Sisí (1953), La
hoja roja (1959) o Las ratas (1962), surgidas de la observación de la realidad. En estas
obras refleja la extinción de la cultura rural y denuncia el desarraigo de la pujante vida
urbana.

➢ OTROS AUTORES
Juan Goytisolo: Juegos de manos, Fiesta y Señas de identidad. Ignacio Aldecoa:
El fulgor y la sangre. Carmen Martín Gaite: Entre visillos. Armando López Salinas: La
mina. Jesús Fernández Santos: Los bravos. Ana María Matute: Primera memoria. José
Caballero Bonald: Dos días de septiembre. Juan García Hortelano: Tormenta de verano.
Alfonso Grosso: La zanja. Jesús López Pacheco: Central eléctrica.

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8.3. LA NOVELA DE LOS SESENTA Y


PRINCIPIOS DE LOS SETENTA
Tanto la vertiente objetivista como la vertiente crítica del realismo social de los 50
tuvieron una vigencia muy breve. Los propios autores, ante la evidencia de que ni llegaban al
público obrero ni lograban la reacción social esperada y ante el cansancio de unas fórmulas
estéticas tan estrechas, vieron la necesidad de buscar otros cauces narrativos que admitiesen, por
ejemplo, la fantasía y, por supuesto, los valores artísticos del lenguaje. A ello contribuyó la llegada
a España de la nueva narrativa hispanoamericana, tan fantástica como realista, y el mejor
conocimiento de los autores europeos y americanos de principios de siglo: James Joyce, Kafka,
Faulkner… El detonante del cambio fue la novela Tiempo de silencio de Luis Martín Santos (1962).
La disidencia de esta novela afecta al contenido y a la forma y revolucionó no sólo la novela, sino
el resto de los géneros.

➢ Temas
- Estas novelas no abandonan la crítica social, sino que en general la intensifican, pero
también dan cabida a lo onírico, la ironía, el humor y las reflexiones sobre la condición
humana (la infancia, el paso del tiempo, la memoria, la guerra).
- Abandonan el protagonista colectivo y se centran en el conflicto agónico entre un
protagonista complejo y su entorno, con sus desigualdades y sus absurdos. Eso implica
personajes contradictorios y desorientados, condenados por una sociedad castrante y
opresora a la incomunicación, el silencio, la locura o incluso la muerte. No son héroe,
sino supervivientes.

➢ Técnicas y estilo

➢ Se experimenta con la narración desde perspectivas novedosas: Punto de vista múltiple,


es decir, compartido por varios personajes (perspectivismo) como en Tiempo de
Silencio; enfoque desde la perspectiva de un personaje único como la narración en 2ª
persona de Cinco horas con Mario.
➢ Monólogo interior y estilo indirecto libre. Los personajes expresan libre y
desordenadamente su pensamiento.
➢ Limitación de la importancia del argumento. Lo principal es cómo se narra.
➢ Estructura compleja. Desorden cronológico, saltos temporales, retrocesos del presente
al pasado (flash-back). El contrapunto (varias historias contadas simultáneamente,
relacionadas o no entre sí) o en la estructura caleidoscópica (múltiples historias
cruzadas).
➢ Estilo y lenguaje. Se experimentan nuevas posibilidades: frases de gran extensión,
ausencia de puntuación, presencia de fragmentos no literarios (informes, textos
periodísticos o publicitarios), mezcla de registros cultos y vulgares, etc.

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8.3.1. Autores de la novela experimental

➢ Luis Martín-Santos (1924-1964) Nació el 11 de noviembre de 1924 en Larache


(Marruecos). Hijo de militar, siendo niño se trasladó a vivir a San Sebastián en donde
transcurrió la mayor parte de su vida. Cursó estudios de Medicina, doctorándose en
la Facultad de Madrid como psiquiatra.

De su actividad como psiquiatra y su interés por la filosofía existencialista, se


destacan la tesis sobre Dilthey, Jaspers y la comprensión del enfermo mental (1955)
y el ensayo Libertad, temporalidad y transferencia en el psicoanálisis existencial
(1964).

En 1951 gana por oposición la plaza de director del Psiquiátrico de San Sebastián.
Militó en el Partido Socialista, lo que le ocasionó tres detenciones, llegando a ser
miembro de la Comisión Ejecutiva.

En su faceta como escritor destaca su gran obra central, Tiempo de silencio (1962),
que supera la estética de la novela social y, recuperando tópicos de la Odisea de
Homero, se vale de las nuevas técnicas, como el uso de la segunda persona y el
monólogo interior, lo que le valió ser comparado con Joyce. La continuación, Tiempo
de destrucción, quedó inconclusa.

El final de su corta vida fue trágico. En 1963 murió su mujer, Rocío, con la que se
había casado diez años antes, a consecuencia de un escape de gas. Un año más tarde,
el 21 de enero de 1964, un fatal accidente de circulación acabó con la vida de Luis
Martín Santos en Vitoria.

▪ Tiempo de silencio. Aunque el contenido es de carácter social, se incluyen


grandes novedades. La ironía y el humor son los medios empleados para
mostrar los problemas de la sociedad española. El tono existencial y la carga
simbólica reflejan una existencia vacía. La riqueza léxica junto al empleo de
un vocabulario culto y científico choca con la realidad que presenta.

Tiempo de silencio, del psiquiatra y escritor Luis Martín Santos, se


ambienta en el Madrid de posguerra. Pedro, un prometedor médico que
investiga el cáncer en las ratas que le trae su ayudante de una barriada de
chabolas, se ve involucrado en un aborto clandestino. Es detenido por ello y
pierde su puesto como investigador. Paralelamente, inicia una relación con
Dorita, hija de la dueña de la pensión donde se hospeda. Cartucho, el novio
de la chica que murió en el aborto, busca venganza y acuchilla a Dorita en
una verbena. Derrotado por las circunstancias, Pedro toma un tren rumbo a
una existencia anodina como médico de provincias.

El fracaso vital de Pedro representa, en realidad, la claudicación de todo


el país, abocado a aceptar con resignación el opresivo y mediocre “tiempo

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de silencio” que le ha tocado vivir. El subdesarrollo, el encanallamiento


moral, el retraso de la ciencia, la hipocresía y el deseo de medrar de las clases
medias configuran un retrato desolador de la sociedad de la época.

Esta renovación continuará en dos generaciones de escritores:

a. Los autores de la primera promoción de posguerra

➢ Camilo José Cela: San Camilo, 1936, largo monólogo ambientado en la semana
precedente a la guerra civil, en el que el autor reflexiona sobre la existencia humana con
el trasfondo de la sociedad de Madrid.
➢ Miguel Delibes: Cinco horas con Mario, con monólogo interior, lenguaje coloquial y
reiteraciones, narra la historia de Carmen que vela el cadáver de su marido y “conversa
con él” durante una noche y le reprocha su forma de comportarse. Carmen resulta ser
una mujer ultraconservadora de clase media alta; su marido, Mario, catedrático de
instituto, un intelectual progresista y comprometido. Se recrean así los problemas de la
falta de comunicación en el matrimonio, la España provinciana de la época y el conflicto
entre las “dos Españas”.
➢ Gonzalo Torrente Ballester (1910-1999): pasa de la trilogía de carácter social, Los gozos
y las sombras, a la confusión entre realidad y fantasía en su novela más experimental y
vanguardista: La saga/fuga de J.B. (1972).

b. Los novelistas de la generación de medio siglo

➢ Juan Goytisolo (1931), de teórico y cultivador de la novela social, pasa a defender la


renovación narrativa con la publicación de Señas de identidad (1966), obra en la que
aparece el narrador en segunda persona que es en realidad un desdoblamiento del
propio autor; la ruptura lineal del tiempo y la alternancia de historias son otros de los
rasgos más significativos.
➢ Juan Benet (1927-1993) se inició en las corrientes experimentalistas y manifestó su
oposición al realismo social. Volverás a Región (1967) tiene una estructura muy
compleja en la que los personajes y acciones se introducen de forma desordenada.
➢ Juan Marsé (1933) publica en 1966 su primera novela, Últimas tardes con Teresa, visión
crítica de la burguesía catalana, en la que cuenta las relaciones entre un delincuente y
una estudiante de familia burguesa, pero superando la tendencia de la novela social y
empleando técnicas narrativas experimentales como el perspectivismo (presentar un
acontecimiento desde el punto de vista de distintos personajes) y la alternancia del
narrador en tercera, primera, e incluso, segunda persona.

9 I.E.S Hernán Pérez del Pulgar.

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