Está en la página 1de 4

1

LA NOVELA DESDE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX HASTA 1939

La transición del siglo XIX al XX se caracteriza en Europa por una honda crisis espiritual, se produce un
rechazo a la sociedad y el arte burgueses, lo que se añade a la conciencia del atraso económico, científico y
cultural. En España, a esto se suma la derrota en Cuba frente a Estados Unidos. Por ello, en los primeros años
del siglo XX se produce el regeneracionismo que pretende encontrar una solución a los “males de la patria”.
En ese ambiente, una serie de autores y autoras (Ganivet, Unamuno, Azorín, Maeztu, Machado y Valle-
Inclán, y mujeres como Carmen de Burgos “Colombine”, Consuelo Álvarez “Violeta” y Concha Espina), la
denominada Generación del 98, manifiestan, junto a angustia existencial y su protesta y afán de reformas,
las costumbres decadentes de la sociedad española y un deseo de modernidad y europeización.

Características del grupo de 98:


Las características literarias más importantes de sus obras narrativas y en prosa en cuanto
a la temática son: la preocupación social, reflejada en su interés por el llamado “problema de
España”, con una intención crítica e influjo regeneracionista, y una visión centrada en Castilla como
símbolo de España; y las inquietudes religiosas y existenciales, así como el conflicto fe-razón, el
paso del tiempo, la lucha por la vida... Hay, por tanto, una renovación de la novela, que supera el
modelo realista y naturalista, por lo que adopta un antirretoricismo, método impresionista,
lenguaje sobrio y asequible, sencillez y claridad, etc.

CARACTERISTICAS DE LA NOVELA:
 Se produce un rechazo del realismo y del racionalismo positivista.
 Articulación de la trama en torno a un único personaje, la acción se
centra alrededor de la mentalidad del protagonista en lugar de
alrededor de sucesos externos.
 El orden cronológico es sustituido por la lógica interna del recuerdo
o la divagación de la conciencia.
 Este enfoque psicológico y subjetivo de la novela se debe a las
nuevas preocupaciones e intereses de la época como consecuencia
de la crisis del positivismo y del desarrollo de la psicología y del
psicoanálisis.
 Se atiende a las sensaciones y se hace un uso abundante del
impresionismo literario. Los escritores noventayochistas reproducen
las sensaciones que causa en ellos la realidad.

Todos los miembros del grupo, salvo Antonio Machado, escriben novelas:
➢ Unamuno (Niebla, San Manuel Bueno, mártir) trata temas como la tradición, la intrahistoria, la
conciencia trágica de la existencia y el conflicto entre fe y razón. Sus “nivolas” se caracterizan por
la sobriedad narrativa, la importancia del diálogo y la ausencia de trama o hilo argumental.
➢ Baroja (El árbol de la ciencia, Zalacaín el aventurero) es el novelista por excelencia del grupo,
cuyas novelas son una mezcla entre el pesimismo existencial más radical y el vitalismo
individualista de algunos de sus personajes. En sus novelas desarrolla generalmente un esquema
de aprendizaje vital de los protagonistas. Baroja concibe la novela como «un saco donde cabe
todo» y su aspiración es «escribir con sencillez»..
➢ Azorín (La voluntad) tiene un estilo minucioso, lento, casi impresionista, con fuertes dosis de
lirismo;. Sus novelas presentan un desarrollo fragmentado, con gran abundancia de descripciones
y un cierto tono lírico; la trama argumental es mínima.
2

➢ Valle-Inclán presenta también en el género narrativo la misma evolución de su obra


dramáticas: una etapa de modernismo inicial (Sonatas), una fase de transición y la definitiva
etapa esperpéntica, subgénero dramático basado en la burla aparente, la crítica profunda y la
animalización de los caracteres se lleva también a la narrativa, con el ciclo de novelas de “El ruedo
ibérico”, entre las que destaca Tirano Banderas.
➢ Carmen de Burgos destaca más como periodista que como novelista, su pensamiento va
dirigido hacia una postura regeneracionista (La misión social de la mujer, Puñal de claveles).
➢ Concha Espina comienza su andadura en el periodismo también y en la narrativa más tarde,
cuya novela está impregnada de lirismo y su obra alejada de las preocupaciones sociales
noventayochistas, y presenta rigor estético. Importancia de los personajes femeninos, que a veces
se debaten entre el deber y el deseo. (Altar mayor, La luz de Luzmela, La esfinge maragata.)

Hacia 1914 se percibe el agotamiento de la Generación del 98, y un nuevo grupo toma el relevo:
la Generación del 14 o Novecentismo. El Novecentismo se caracteriza ante todo por su
intelectualismo: hay que desterrar lo sentimental de la literatura. Los miembros del grupo tienen
una importante actividad política, basada en ideales europeístas y progresistas. En el grupo
novecentista destacan en especial los ensayistas Gregorio Marañón, Manuel Azaña, Ortega y
Gasset..., si bien hay importantes novelistas como Gabriel Miró (El obispo leproso), en cuyas
novelas líricas: Predominio de la forma sobre el contenido, son novelas melancólicas y esteticistas
(sensorialidad de sus descripciones: sinestesias, musicalidad, plasticidad…), Ramón Pérez de Ayala
(A.M.D.G., Belarmino y Apolonio), caracterizado por su intelectualismo y su estilo academicista y
el predominio del humor como crítica y reflexiones, Ironía y pesimismo y Ramón Gómez de la
Serna, introduce y promueve la Vanguardias en España. Sus novelas no corresponden a la
definición tradicional del género. (El incongruente)

En la década de los 20, en superposición con el Novecentismo, se produce la entrada y desarrollo


de las vanguardias en España. Aunque su campo de expresión será preferentemente la poesía,
existen ejemplos de narrativa vanguardista: Benjamín Jarnés, Rosa Chacel, Ramón Gómez la
Serna... Finalmente, en los años 30 se produce, en todos los géneros literarios, una
rehumanización de la literatura como respuesta a las circunstancias históricas. Se escribe
entonces una novela comprometida, de carácter social e incluso abiertamente político, cuyo
representante más destacado es Ramón J. Sender y Luisa Carnés. Todos culminan sus obras al
exilio.

- Novelas deshumanizadas no se centran en los problemas del ser humano, e, igual que
las novelas novecentistas, se basan en las vanguardias europeas.
- Autores:
- Rosa Chacel: obra destacada: Memorias de Leticia Valle
- Fracisco Ayala: obra destacada: Muertes de perro
- Max Aub: obra destacada: Campos

- Novelas sociales: se centran en los problemas del ser humano.


Autores:
- Ramón J. Sender obra destacada: Réquiem por un campesino español
Luisa Carnés: obra destacada: Mujeres obreras
3

LA NOVELA DESDE 1939 HASTA LOS AÑOS 70

La Guerra Civil irrumpe en un momento en que la novela se decanta hacia posturas sociales y
comprometidas, abandonando las experiencias vanguardistas anteriores. La propia guerra
acentúa ese carácter ideológico, de manera que la mayoría de los novelistas escriben en
defensa de sus ideales: republicanos (Sender, Arconada) o nacionales (Foxá, García Serrano).
Tras la guerra, en los años cuarenta muchos de los escritores partidarios de la República o, en
cualquier caso, enemigos del nuevo régimen, se exilian. Esto supondrá en ellos desarraigo,
nostalgia y el recuerdo de España como tema central de su obra. Los principales novelistas
exiliados son Ramón J. Sender (Crónica del alba, Réquiem por un campesino español), Max
Aub (El laberinto mágico), Francisco Ayala (Muertes de perro, El fondo del vaso), Rosa Chacel
(Memorias de Leticia Valle), donde continúan su labor literaria, afectada a la nueva situación
en la que viven. La novela del exilio, Recuerdo de la Guerra Civil y la España que tuvieron que
abandonar Presencia de los nuevos países en los que viven. Carácter narrativo poco innovado y
búsqueda del sentido de la vida y de la existencia.

En España, los novelistas se enfrentan a un panorama desolador: la tradición inmediata se ha


visto interrumpida, no hay acceso a las tendencias europeas, ni modelos propios. En este
ambiente, se desarrolla especialmente una novela triunfalista, patriótica y de exaltación del
régimen o, en el mejor de los casos, justificativa (Gironella). Sin embargo, la publicación de La
familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela y de Nada de Carmen Laforet, abre un nuevo
camino a la novela española, la narrativa existencial y tremendista, en la que los problemas
sociales y políticos, que no pueden abordarse directamente a causa de la censura, aparecen
como trasfondo de la problemática personal de los personajes. A esta línea se adscriben
autores como Delibes (La sombra del ciprés es alargada) o Torrente Ballester. Se dan también
otras tendencias, como la novela fantástica y humorística (Wenceslao Fernández Flórez: El
bosque animado) o el realismo clásico (Ignacio Agustí: Mariona Rebull)

 NARRATIVA TREMENDISTA  Camilo José Cela: La familia de Pascual Duarte


- Muestra la vida sin obviar aspectos sórdidos
- Personajes violentos, incluso criminales
- Vivencia en primera persona de los horrores de la Guerra Civil

 NARRATIVA EXISTENCIAL  Carmen Laforet: Nada


- Refleja la miseria moral de la posguerra
- Presenta personajes desorientados, con actitud pesimista ante la vida
- Uso de la primera persona y el subjetivismo

En los años cincuenta, al hilo de los tímidos cambios sociopolíticos, de la influencia de


tendencia realista en Europa y Estados Unidos, y de un mayor distanciamiento de la guerra
civil, una nueva generación de novelistas se suma a los anteriores para escribir una novela más
abiertamente social y con una visión crítica de su entorno. Los conflictos sociales
son el tema central, se caracterizan por un estilo coloquial, cercano al habla cotidiana y
accesible para el lector, y por un realismo objetivista en el que un narrador externo da cuenta
de situaciones socialmente injustas para crear conciencia. Este cambio, iniciado de nuevo por
Cela con La colmena (1952), atraviesa por dos etapas: una primera en la que siguen
predominando los enfoques personales, cercanos a la novela existencial anterior, donde cabe
mencionar a Ana María Matute (Los niños tontos), Carmen Martín Gaite (Entre visillos),
Ignacio Aldecoa (El fulgor y la sangre), Rafael Sánchez Ferlosio (El Jarama) o Camilo José Cela(
La colmena); una segunda de carácter más social y hasta político con López Pacheco y García
Hortelano, entre otros
4

CARACTERISTICAS:
- Denuncia de las injusticias sociales a través del reflejo de la realidad
- Ambientada en: el mundo de la ciudad, el mundo del campo, el mundo obrero, la vida
burguesa (se critica)
- Temas: lo cotidiano, soledad e incomunicación, visión crítica del pensamiento y la
cultura de la época
- Sencillez del lenguaje y de la estructura del relato
- Abundancia de diálogos
- Concentración de la acción en pocos escenarios y poco tiempo
- Personaje colectivo y personaje representativo (de una clase social)
- Objetivismo narrativo, "técnica de al cámara cinematográfica": solo transmite cuanto
se ve y se oye.

A partir de los sesenta comienzan a verse los primeros signos de cansancio del realismo que
hasta entonces había dominado la novela española. Este agotamiento, unido a la influencia
cada vez más notable de las innovaciones de la narrativa extranjera y, sobre todo, de la nueva
novela hispanoamericana, llevará a los autores de esta época a explorar nuevas formas
narrativas. Es, por tanto, una etapa de novela formalista o experimental. La novela se hace
más abierta, y el lenguaje abandona el prosaísmo y el compromiso militante para optar a una
crítica más personal. Esta nueva narrativa implica transformaciones en todos sus elementos:
acción, personajes, punto de vista, estructura, técnicas... La obra clave es Tiempo de silencio,
de Luis Martín Santos –más el gran impacto que supuso La ciudad y los perros, de Vargas
Llosa– Otros títulos importantes son Señas de identidad de Juan Goytisolo, Cinco horas con
Mario de Miguel Delibes, Volverás a Región de Juan Benet y Últimas tardes con Teresa de
Juan Marsé. Algunas características son: incorporación del punto de vista múltiple, narración
también en segunda persona, uso del monólogo interior, ruptura del tiempo cronológico,
fusión de géneros literarios, límites difusos entre lo real y lo ficticio, estructura interna:
contrapunto, desorden cronológico o novela abierta, sin desenlace; protagonista en conflicto,
existe una renovación estilística: usan distintos registros, se incorporan elementos ajenos a lo
narrado (informes, expedientes, anuncios, textos periodísticos...), aparecen el humor e ironía
como recursos de distanciamiento, emplean artificios tipográficos (ausencia de puntuación,
disposición especial de párrafos o líneas, distintos tipos de letra, etc.). las descripciones cobran
valor por sí mismas, a veces son incluso metafóricas o simbólicas; y el lector de este tipo de
novela hade participar en el relato, como sucede en La saga/fuga deJ.B.

La experimentación continúa en los años setenta, aunque se suaviza debido al desencanto


(fracasa el ideal de mayo del 68) y se vuelve a ciertos aspectos de la novela tradicional, como a
contar historias, en las que reaparecen las preocupaciones individuales y existenciales, a veces
desde perspectivas irónicas o humorísticas, así La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo
Mendoza, Luis Goytisolo: Antagonía, Francisco Umbral: Mortal y rosa y Manuel Vázquez
Montalbán: Los mares del sur . Por otro lado, se da importancia a géneros hasta el momento
considerados marginales como la ciencia ficción, el policíaco o de aventuras y sus temas son: el
desencanto, preocupaciones existenciales y sentimientos íntimos, desde posturas irónicas a
meramente lúdicas.

También podría gustarte