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LA NOVELA DE 1939 A 1975

1. La novela del exilio


Hasta hace pocos años se desconocía casi todo de los novelistas españoles
exiliados tras la Guerra Civil. A este desconocimiento contribuyen factores
como la incomunicación lógica entre la Península (franquismo) y los exiliados
(republicanos), la dispersión geográfica de los exiliados y la prohibición que
sobre los novelistas exiliados existía en la España de la posguerra. Pero la
cosa es que los autores que tuvieron que abandonar España al terminar la
guerra continuaron escribiendo en otros países. Todos abandonaron la
narrativa intelectualizada, y volvieron a los temas éticos y humanos. En sus
obras hablaron de la experiencia de la guerra y de la nostalgia de la patria
perdida.

Algunos autores importantes son:

- Francisco Ayala, que destaca por su novela de vanguardia y sus relatos


centrados en la Guerra Civil, así como por su labor de ensayista,
dedicada al análisis de autores como Unamuno, Cervantes o Galdós, y
obras como el Lazarillo de Tormes.

- Max Aub, narrador, poeta y dramaturgo exiliado en México, que parte


también de una estética de vanguardia y evoluciona hasta un tono de
compromiso social e ideológico.

- Rosa Chacel, escritora de novelas, obras biográficas y ensayos. Su


obra tiene un carácter intelectual e intimista. Con claras influencias de
Joyce y Proust, destacó por su dominio del tratamiento del tiempo.

- Arturo Barea, exiliado en Inglaterra. Su trilogía La forja de un rebelde,


de tintes autobiográficos, está considerada la gran novela del exilio,
junto con las nueve novelas cortas que constituyen Crónica del alba, de
Ramón J. Sender y la secuencia de seis novelas El laberinto mágico,
de Max Aub.

2. La novela de la inmediata posguerra.


La novela existencialista (1942 – 1954)

En un principio, la novela después de la Guerra Civil reflejó la ideología del


bando vencedor. Eran obras con tinte propagandístico, o en su defecto,
narraciones idealistas que intentan hacer olvidar el conflicto, prescindiendo de
la guerra como tema central.

Pero hay dos tipos de novela que destacaron en los años 40, alejadas del
triunfalismo oficialista: la novela existencial y la novela tremendista.

- Durante estos años, surgieron escritores jóvenes que exploraron temas


existenciales en sus novelas, como Carmen Laforet con "Nada"
(ganadora del premio Nadal en 1945) y Miguel Delibes con "La sombra
del ciprés es alargada" (ganadora del Nadal en 1947) y "El camino".
Desde sus propias experiencias, estos autores expresaron la miseria y
la sordidez de la época, abordando temas como la frustración, la
inadaptación, la angustia y la muerte. Sus obras buscaban reflexionar
sobre el sentido de la existencia en un contexto desafiante y absurdo,
como la España de aquellos años, utilizando técnicas narrativas
tradicionales influenciadas por Baroja.

- En 1942, Camilo José Cela inauguró la corriente del tremendismo con la


publicación de "La familia de Pascual Duarte". Esta tendencia no busca
representar la realidad fielmente, sino mostrar un mundo casi aberrante
que llama la atención y retrata una España muy distinta de la que
aparecía en las novelas de los "vencedores". Cela afirmó que "lo
tremendo no es la novela, sino la realidad", refiriéndose a la España de
la época. Los rasgos distintivos de este tipo de novela incluyen un
enfoque temático en la España contemporánea que resalta sus
aspectos más negativos, una crítica hacia el presente, una visión
amarga de la vida, personajes primitivos y marginados con raíces en la
picaresca y el Naturalismo, un lenguaje crudo y directo a veces violento,
y el uso de recursos intensificadores y deformantes que pueden acercar
estas novelas a la caricatura.

3. La novela del realismo social (1954 – 1962)

La novela social se desarrolló al mismo tiempo que la poesía social. Los


novelistas de la década de los 50 intentaron reflejar con máxima objetividad
sus recuerdos de la guerra, la pobreza, miseria y desigualdades de la España
de su tiempo, los problemas del trabajo, la vida cotidiana, etc. Se abandona,
por tanto, la visión existencial para pasar a las preocupaciones sociales. El
tema común a todas estas novelas será la sociedad española (la dureza de la
vida en el campo, la banalidad de la vida burguesa). Se trata de novelas con
un estilo sencillo con el que se quiere llegar a un público numeroso.

Este objetivismo a la hora de retratar el realismo social implicará una


perspectiva neutral desde el que la novela tan solo es un testimonio de la
época.

Ejemplos de este tipo de novela son El Jarama, Rafael Sánchez Ferlosio y,


especialmente, La Colmena de Camilo J. Cela. En esta última tenemos
muchas de las características definitorias de este tipo de novelas: el
personaje colectivo (la sociedad madrileña funciona como un enjambre); la
condensación temporal (dos días de invierno de 1942), un narrador
distanciado, casi desaparecido, etc. Es en suma un testimonio de la
insolidaridad, impotencia, y alienación del pueblo.

Aparte de Ferlosio y Cela, otros autores destacables de esta novela social


son Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos o Alfonso Grosso.

4. La renovación narrativa y experimentalista (1962 – 1975)

La publicación en 1962 de Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, inicia


una nueva etapa en la narrativa española. Se vuelve a la introspección en la
conciencia de los narradores y al tema existencial. Es en lo formal donde se
produce el gran cambio, ya que los argumentos no están tan alejados de la
tendencia anterior. En el desarrollo de esta nueva narrativa inciden diversos
factores: la influencia de los renovadores extranjeros, el éxito de la novela
hispanoamericana y el poder creciente de las editoriales (que ayuda a una
mayor difusión de las obras publicadas).

En Tiempo de silencio se reúnen muchos de los rasgos característicos de la


novela experimental o estructural:

● Explora personajes con conflictos de identidad en busca de razones


para su angustia existencial.
● Crítica una época anterior que influye en los protagonistas.
● La trama desaparece en favor de secuencias.
● Presenta una estructura complicada, reemplazando los capítulos por
secuencias.
● Utiliza el punto de vista múltiple y la técnica del contrapunto para
ofrecer una visión fragmentada.
● Se favorece el monólogo interior sobre el diálogo directo.
● Rompe linealidad temporal con constantes saltos pasado-futuro,
empleando flashbacks.
● Renueva el lenguaje literario con neologismos, extranjerismos y
coloquialismos, mezclando diversos niveles de lengua.

Otros autores significativos son: Gonzalo Torrente Ballester, Juan Benet, Juan
Marsé y los hermanos Juan y Luis Goytisolo.

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