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Una de las claves para disfrutar nuestro presente es la aceptación de toda nuestra

historia. Mirar atrás debe ser para tomar impulso… no para estancarse. Revisar el pasado no
es una pérdida de tiempo, y vivir el presente no debe convertirse en una huida.

Qué duda cabe que el pasado ya no existe, pero para bien o para mal lo que eres
actualmente se lo debes a tu pasado. Todas las decisiones que has tomado, cada camino que
has dejado atrás y cada experiencia que has vivido te han convertido en la persona que eres
hoy. Algunas situaciones han propiciado aprendizajes valiosos, pero es probable que otros
hechos te hayan lastimado y continúen determinando cómo desarrollaste tu
comportamiento y tu personalidad, aunque no seas plenamente consciente de ello.Tu
cerebro guarda tu experiencia emocional.

Mirar atrás, es importante siempre que al revisar el pasado te liberes del peso que representan
algunos problemas no resueltos o las creencias limitantes.

Heridas emocionales: Cuando el pasado aún es presente

Es cierto que no puedes cambiar el pasado, pero puedes cambiar la visión que tienes de los
hechos, de las experiencias que atravesaste y de puedes lograr que dejen de causarte daño
y, sobre todo, puedes impedir que se conviertan en un obstáculo que te impida seguir
adelante.

Si hemos vivido situaciones desagradables o dolorosas, las emociones toman el mando y


dificultan pensar con claridad. Ese bloqueo emocional te impide analizar la situación con
objetividad, y si sientes que la situación te sobrepasa, eres incapaz de aceptarla y ese recuerdo
continúa generando emociones negativas que condicionan las relaciones que estableces con
los demás o contigo mismo.

De hecho, cuando no logras interiorizar las consecuencias de determinadas situaciones, el


pasado vuelve una y otra vez, pero no siempre como un recuerdo, sino que adopta la forma de
miedos, inseguridades y recriminaciones, son las heridas emocionales que tu cerebro todavía
no ha cicatrizado y que “disfraza” con corazas que te has puesto para no atravesar situaciones
dolorosas.

Creo que merece la pena dedicarle un tiempo a “limpiar de basura emocional” nuestro
cerebro, e identificar también las emociones que han ido aconteciendo en nuestra vida y que
no logramos registrar.

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