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Ensayo del libro “El poder del ahora- Tolle Eckhart”

Introducción
La mayoría de las personas creemos que nuestro medio, las personas, los lugares
y todo lo que nos rodea forman la totalidad de nuestro universo, ignorando en
muchas ocasiones nuestro interior, más allá de nuestros pensamientos y nuestra
mente, descuidamos muchas riquezas escondidas dentro de nosotros. El autor
menciona al principio del libro, como cambio su vida después de la experiencia
espiritual que tuvo para encontrarse a el mismo, y revela los usuales errores que
cometemos en nuestras vidas, y que nos impiden, sin darnos cuenta, vivirla
plenamente.
El estrés es una de las cosas principales que nos hace perder el objetivo de lo que
en realidad queremos llevándonos a momentos de depresión y de desconformidad
con nosotros mismos, y es allí, cuando empezamos a culpar a los factores o
escenarios externos por cómo nos sentimos o por como sufrimos, cuando en
realidad, todo está dentro de nosotros. No se puede impedir que sucedan las
cosas buenas o malas, pero se puede impedir, que nos afecten, y más aún, se las
puede tomar de una manera positiva.
Desarrollo
“Un mendigo sentado sobre una caja que nunca ha abierto pide dinero a un
hombre, el cual le dice que la abra. Incrédulo, el mendigo la abre y se da cuenta
que estaba llena de oro” Es una parábola utilizada por el autor para explicarnos
como es la vida de muchos de nosotros. Somos el mendigo, pedimos al mundo lo
que nos pueda ofrecer dándole nuestro talento a cambio de sus migajas,
intentando ser felices, y no nos damos cuenta que tenemos una caja llena de oro
en nuestro interior. Muchos son creyentes, de diferentes dioses y religiones, pero
hemos caído en el error de pensar en Dios solo como un ser supremo y ser
egoístas al decir que él es el único Dios y que los otros son falsos. Hemos perdido
el sentido de las antiguas civilizaciones al usar a ese Dios. Resulta que Dios es
más de lo que pensamos, sea Buda o Jesús, se trata de nuestro interior, de la paz
que existe en él, de la felicidad regocijante de nuestros corazones, ese es el
sentido de un Dios.
Nuestra mente es el mayor autoengaño con el que vivimos. Pensamos que
dominamos nuestra mente, pero inconscientemente ella nos domina a nosotros, y
es que, al no poder evitar pensar en muchas cosas a la vez, y al ser muy
complicado dejar de pensar o simplemente pensar en una sola cosa, es la señal
más clara de que somos unos esclavos de ella. Y a la vez, para asentar su
dominio, nos hace pensar que la mente es todo, que no hay más que ella, sin
embargo, es solo un instrumento. Un instrumento dominando todo nuestro ser.
Existe una voz interior que nos dice muchas cosas y a la cual prestamos atención,
esa es la voz que usa la mente para torturarnos en varias ocasiones. Dejar de
obedecer esta voz no es tarea sencilla, pero si necesaria. Es mejor solo
escucharla, sin juzgarla, y así dejamos que la mente ya no mande más en nuestro
ser. Cuando dominamos nuestra mente, empieza a surgir la paz y la tranquilidad
que siempre buscamos, es ahí cuando en lugar de atormentarnos en nuestros
problemas, empezamos a ver las cosas de manera distinta.
Otra forma de quitar el mando a nuestra mente es enfocándonos en el ahora. En
nuestro presente siempre tenemos imágenes mentales que relatan nuestro
pasado y proponemos visiones de cosas muchas veces inservibles y no nos
damos cuenta de lo que está pasando en nuestro presente. Es bueno que en
muchas actividades nos enfoquemos en lo que pasa en ese instante, en el sonido
de nuestra respiración, en cómo nos sentimos en el momento, para que así,
nuestra mente ya no nos controle a su antojo.
Nuestra mente es solo una herramienta, que debe usarse cuando sea necesaria, y
no predominar nuestra conciencia, es decir, tener también muchos espacios No-
mentes para nosotros, para meditar, para crear. Muchos artistas o genios han
confesado que sus creaciones han sido en momentos lejos del pensamiento. Al
elevarnos por sobre nuestro pensamiento, logramos evitar un gran ataque por
parte de nuestra mente, la cual mayormente nos trae pensamientos del pasado o
visiones del futuro, pero jamás se enfoca en el presente. Por ello, al darle más
importancia al presente, estamos dando nuestros primeros pasos dominando
nuestra mente y trabajar una inteligencia mucho más grande que la mente, y que
todos la poseemos.
Las emociones son una ampliación de los pensamientos, que usa la mente para
dominarnos. Se trata de una conexión del cuerpo con la mente, pero a la vez
perturban nuestro ser, e intentan agredirnos espiritualmente. El amor, la alegría y
la paz no son emociones, son algo más que eso, son estímulos directos de
nuestra conciencia cuando aprendemos a dominar el No-ser. Las emociones nos
suelen traer momentos de “alegría”, “amor” y “paz” falsos que luego
desencadenan sufrimiento. Por eso es también importante observar nuestras
emociones, así como nuestros pensamientos.
La mente esta aliada al tiempo, por eso huye del presente, al dominarnos nos
hace ver cosas del pasado y del futuro a su antojo, haciéndonos olvidar lo que
está pasando en el ahora. Empezamos a vivir nuestra vida, cuando empezamos a
vivir nuestro presente. Por eso, la mente hace que veamos al presente como algo
terrible, para así, ayudarla a alejarnos de él y mantener su dominio.
El pasado provoca dolor y sufrimiento, por eso es una de las armas más efectivas
de la mente para controlarnos, un cuerpo de dolor puede parecer una persona
común, y tener una vida cien por ciento activa sin saber que es totalmente infeliz.
Un cuerpo de dolor conlleva a violencia, que puede ser muy inofensiva o muy
destructiva, llegando en casos extremos al suicidio o a hacer daño a los que nos
rodean. Pero si observamos nuestro interior y nos damos cuenta a tiempo,
podemos evitar y dominar el dolor del pasado.
El futuro también provoca sufrimiento, solo que, de otra manera opuesta al
pasado, con el miedo. No aquel que sientes cuando ves una película de terror o
aquel que evitas que te lances a un precipicio, es el miedo a lo que vendrá en el
futuro. Temer que pasará, si fracasaremos en nuestros sueños, preocuparse por
cosas que aún no suceden. Todos los miedos al futuro nos alejan de la felicidad y
la paz interior porque atormentan mas o igual que lo hacen los dolores del pasado,
causando inseguridad y desviando la atención al presente, a la paz interior.
La inseguridad de sí mismos, el creer que no somos lo suficiente buenos, nos
aleja de la paz interior y del control sobre nuestra mente, el querer perseguir
riquezas y cosas materiales para compensar los vacíos en nuestro interior hacen
que nos alejemos del verdadero sentido de la vida, y luego cuando lo
conseguimos todo, nos damos cuenta de que ese vacío sigue allí y que nada de lo
que perseguía lo llenaría.
Para dominar a la mente, no podemos usar la mente, sería inútil. La forma de
detener el dominio absoluto de la mente sobre nosotros es separarla de su más
efectivo aliado, el tiempo. Separar el tiempo de la mente se refiere a impedir que el
tiempo forme parte de nuestra consciencia, es decir no dejar que el pasado o el
futuro intervengan en nuestro presente, el tiempo es solo una ilusión, que nos lleva
a recordar cosas vividas y a plantearnos cosas bonitas que quisiera que nos
pasaran, distrayéndonos de nuestro presente, que es el más importante.
Enfocarse en el presente puede compararse al momento en que un paracaidista o
un montañista realizan sus hazañas, no tienen nada más que pensar que no sea
el ahora. Pero esos deportes solo ofrecen un presente momentáneo, pero para
evadir al futuro y al pasado en nuestros pensamientos, debemos enfocarnos
siempre en la pregunta: ¿Qué está sucediendo en este momento?, y de esa
manera traemos toda nuestra conciencia a observar nuestro presente, y
empezamos a dominar nuestra mente.
Una estrategia para que la mente nos desvíe del ahora es hacernos pensar que es
imposible alejarnos del tiempo en una sociedad que depende del mismo, pero al
alejarnos del tiempo no se refiere a alejarnos de la sociedad, simplemente es vivir
plenamente cada segundo y disfrutar cada momento sin que algo que no está
pasando en ese instante nos distraiga de la paz y la felicidad, cuando llegamos a
eso, hemos alejado al tiempo de nosotros.
La inconsciencia ordinaria consiste en sentirnos incómodos con nosotros, con
nuestro presente, con nuestra vida, y lo intentamos evadir con vicios o quehaceres
inútiles, al darle cuerda a esta arma de la mente provocamos la consciencia
profunda, que se convierte en una pesadilla. Para evitar la consciencia ordinaria,
se debe preguntar si está o no conforme en ese momento, y como se siente
ahora, así damos paso al presente que derriba totalmente toda ansiedad,
inseguridad e incomodidad.
Muchas veces nos sentimos inconformes con nuestro trabajo o nuestra situación,
pero es simplemente una forma de evadir nuestro presente. No podemos disfrutar
nuestro presente si lo evadimos reclamando sobre él, el pensar en el presente no
indica que reclamemos a él por nuestra inconformidad sino más bien vivir y poner
atención a todo lo que él nos brinda.
Dar importancia al presente es evaluar cada acción y cada situación que estamos
viviendo en ese momento, es darnos cuenta de que estamos realizando sin pensar
en cosas pasadas y futuras que no nos ayuden para nada.
El ser no debe de buscarse ser interpretado, sino más bien, debe vivirse. Se
refiere a al Yo soy, al presente, al vivir plenamente sin pensamientos malos.
Cerrar los ojos y pensar en todo lo que está pasando sin dejar que nuestra mente
nos invada con cosas vanas o con el tiempo.
Al estar bien con nuestro cuerpo, todo lo físico empieza a funcionar mejor. Nuestro
sistema inmunológico se fortalece, y podemos usar de manera creativa la mente.
Es bueno meditar, de diez a quince minutos, de esa manera tenemos un contacto
más profundo con el cuerpo, a escuchar el silencio en el exterior, el cual ayuda a
que exista silencio en el interior, y a la vez, puede escuchar el más pequeño
sonido del exterior sin invadirnos con pensamientos o voces vanas. Lo importante
de cerrar los ojos en la meditación es para alejarse del espacio tangible y
adentrarnos al espacio interior, la mente interferirá para buscar un algo en la nada,
es decir poner objetos en nuestros ojos para alejarnos de la meditación, eso es lo
que se debe evitar. Debemos morir, no físicamente, pero si nuestro falso ser, al
dejar las ilusiones a un lado y vivir el presente pasamos por la única muerte y
pasamos a la verdadera vida.
La salvación, es la que nos lleva a ser felices. Es la que nos libera del sufrimiento,
de la preocupación, de lo malo, y de ese falso pensamiento de que la felicidad
depende de cuan rico seamos o de cuantos bienes materiales vayamos
consiguiendo en nuestras vidas. Es alejarse de la adicción y de los falsos
sentimientos y emociones que nuestra mente nos muestra.
A veces juzgamos las cosas como positivas o negativas cuando en realidad no lo
son. Se las puede ver solo como positivas o simplemente, las cosas como son,
porque cuando no disfrutamos de ellas, entonces aprendemos una valiosa lección
de estas, que nos ayudarán de mucho, sin embargo, ante hechos de desgracia
que suceden en nuestra vida como la muerte de alguien querido, no se puede
estar feliz, pero si en paz, es decir, tranquilos con nosotros mismos.
Al “ser” no experimentamos todos los ciclos de la vida, lo bueno y lo malo, pero sin
cambiar drásticamente nuestra consciencia, simplemente, fue. Al abandonar la
negatividad, abandonamos la infelicidad y debilitamos al ego, al cual la mente
alimenta con nuestra negatividad, porque esa es la mejor manera para sentirnos
inseguros e infelices.
AL encontrar el ser, también nos acercamos más a la realidad de aquellos que nos
rodean, los vemos más similares a nosotros que antes, porque al final, lo somos.
Empezamos a experimentar la compasión, que a diferencia de la lástima, es
aquella que nos lleva a identificarnos más con nuestro prójimo y a vincularnos más
con su ser interior, inclusive, ayudarlo a llegar a encontrar su ser, así como ya lo
hemos conseguido.
La entrega consiste en dar todo nuestro esfuerzo y nuestra energía para el
presente. Se trata de no resignarnos con una situación en la que nos encontramos
sino más bien dedicarnos a tomar de la manera más positiva, y enfrentarlo con
nuestro Ser, alejados de la intención de nuestra mente de crear odio y violencia en
nuestro interior.
Conclusiones
El poder del ahora se refiere a dedicar nuestro presente en el ahora, es decir no
dejar que el pasado o el futuro nos desvíen de lo importante que es conocer
nuestro ser y nuestro presente. La mente es el mayor enemigo cuando se trata de
dominar una situación para ser felices y vivir en paz. La mente es una herramienta
para ser usada por la conciencia, pero siempre quiere dominar nuestras vidas
creando inseguridades e infelicidad. Cuando nos enfocamos en el presente y en el
ahora, es más fácil resolver nuestras vidas y los problemas que tenemos, y al
controlar nuestro ser y dominar a nuestra mente, somos capaces de practicar la
compasión con nuestro prójimo. El secreto de todo está en la entrega.

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