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ESTRATEGIAS PARA ELABORAR UN DUELO

No hay una fecha de caducidad para trabajar un duelo, ni un tiempo estimado para transitar
una pérdida. Normalmente, un duelo se vive en el momento posterior, pero no todo el mundo puede
afrontarlo de inmediato. Siempre hay tiempo para cerrar un duelo.

Erróneamente, en ocasiones buscamos evitar los duelos, seguir con nuestra vida como si nada
hubiera pasado, creyendo que si no contactamos con la realidad, no nos hará daño. Esto es un
“parche”, pero no sana la herida. Los duelos no vividos, no transitados, se enquistan.

El duelo requiere atención y esfuerzo. No hay que enterrarlo porque tarde o temprano,
volverá a aparecer. No importa cuán desgarradora sea la contemplación del duelo, la negación es un
engaño, una trampa de la mente para no conectar con las emociones. Toda lágrima es terapéutica.
El dolor por un duelo puede ser intenso pero no hay que evitarlo. Las experiencias de pérdida
requieren un proceso de asimilación y aceptación. Hay una entrada, un contacto y una retirada. Lo
crucial es que se produzca una relación con el duelo.

Al vivirlo, sanamos y desbloqueamos emociones que de otro modo quedarán reprimidas. Si


uno no transita un duelo por una pérdida, éste queda almacenado como una cuenta pendiente.

No hay que comparar los duelos; cada dolor es único. No es beneficioso, ante una pérdida,
sacar el medidor de sufrimiento, expresando que lo pasas peor que los demás… Tampoco los demás
deben pretender darte aliento, suponiendo que lo tuyo “no es para tanto”. Los duelos no se
comparan; cada uno de nosotros es distinto y lo vive a su manera… haciendo lo que puede respecto
de lo que le pasa.

¿QUÉ PODEMOS HACER?


La base para transitar y sanar un duelo es pasar por las emociones. Así, nos desbloqueamos.
Aunque parezca que nos hundimos, después del dolor y la tristeza vienen otras emociones. Si
negamos “sentir” lo que parece que nos perjudica, generamos zonas ciegas en nuestra personalidad,
nos desconocemos, perdemos el sentido, no sabemos ni por qué ni para que estamos vivos.

Es importante también, no tener cuentas pendientes, ni arrepentimientos por lo que pudiste


hacer. Para ello es esencial tomar conciencia de la inminente pérdida y verbalizar nuestros
sentimientos. Hemos de aprender a despedirnos. Muchas veces no elaborar un duelo es porque no
queremos soltar a quien ya no está.

- Ritualizar el duelo: Una de las mejores maneras de cerrar una pérdida, es mediante una
despedida. El rito permite lo simbólico, un reconocimiento y toma de conciencia sobre la
pérdida, que es real por más de que a veces nos cueste verla. Puede ser: visitar un lugar
determinado, enterrar un objeto, escribir una carta de despedida, de agradecimiento por lo
vivido, despedirse de los círculos de personas que lo rodeaban.
- Adaptarse al medio en el que la persona no está: Para ello hay que cambiar tanto la rutina
como plantearse nuevos objetivos, siendo flexible y reinventarse, para que la vida adquiera
un nuevo sentido. Organizar los espacios personales según gustos e intereses, redescubrir las
propias costumbres dejando atrás las de la otra persona, entre otras cosas.
- Recolocar emocionalmente a la persona que ya no está a nuestro lado y continuar viviendo:
No consiste en hacer de cuenta que no existió, si no, reconocer los aspectos positivos y
negativos que rodearon la relación y entender qué nos ayudó a crecer y a mejorar. Esto es
separarse de una manera adaptativa, aunque cierta tristeza es inevitable hasta que poco a
poco el dolor por el recuerdo se desvanezca.

TAREAS ESPECÍFICAS DE ELABORACIÓN:

- Escribe una carta dirigida a esa persona, con todas las cosas que quieras decirle en relación a
lo vivido, no es necesario que lo entregues.
- Escribir aquello que siempre querrás recordar, pensar en las mejores cosas o en lo valioso (a
pesar de que estés enojado, triste o decepcionado). La “marca” que te dejó.
- El milagro: Imaginar que todo el dolor ha desaparecido y que ya no hay malestar, ya sea por
no encontrarse con esa persona o por extrañarla. ¿Cómo estás en ese pensamiento?, ¿Qué
es lo que te imaginas sintiendo? ¿Cómo sería una versión tuya ideal?
- Dejar Post – it (mensajes) por tu hogar y tu casa. Escribir frases, personales o reconocidas con
mensajes positivos hacia tu cambio y hacia una mejor versión de vos. Distribuirlas por los
espacios en los que te encuentras.
- Cambio 360°. Cuando aparezca el problema que te entristece, o un pensamiento que invade
y trae consigo dolor, por favor, realizá algo diferente a lo que estás acostumbrado, de manera
que se rompa con el círculo que te lleva a cómo estás hoy.
- Las tres preguntas para una vida feliz: Cuando termine el día, pregúntate… ¿Qué pequeña
cosa he hecho hoy de la cual estoy satisfecho?; ¿Qué pequeña cosa ha hecho hoy alguien por
mi de la cual estoy satisfecho?, ¿De qué forma mi reacción hace más probable que lo repita?
- El plan de emergencia: Cuando te encuentres bien, escribe un plan de cosas que puedes hacer
cuando te invada el malestar o la tristeza… e inmediatamente cuando ocurra, tratar de
cumplirlo para focalizar tu atención en ello.

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