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I: EL IMPUESTO A LAS ACTIVIDADES ECONOMICAS


Servio Paredes
Un poco de historia
La doctrina más autorizada refiere variados orígenes de este tributo:
Acedo (2000:116), nos remite a la antigua Roma donde existía un impuesto
denominado “vectigalia actum”, que se cobraba en razón de la actividad
económica a los mercaderes y artesanos. Sin embargo, Giuliani (2001:6),
expresa como antecedentes de la antigüedad los tributos de Grecia y
Bizancio, y también en el “tributo general de las compras” del emperador
Augusto que tenía por finalidad satisfacer a sus veteranos, como prueba de
la evolucionada economía monetaria y comercial de la época imperial.
Para Villegas (2001:145), el origen del impuesto que grava las
actividades ejercidas con ánimo de lucro, se remonta a la época medieval.
En esos tiempos, los señores feudales o los soberanos otorgaban una carta
patente, así denominada, que consistía en una autorización para que el
súbdito ejerciera una determinada actividad, ya fuera un comercio, una
industria, o un oficio.
En relación a Venezuela la Constitución Nacional de 1857 en su
artículo 87, ordinal 5º, autorizaba a los Concejos Municipales para
“restablecer impuestos municipales en los respectivos Cantones, para
proveer sus gastos y arreglar el sistema de su recaudación e inversión”. No
obstante, según Ruiz (1993:298), “es en 1865, mediante Decreto Ejecutivo
Nacional del 28 de agosto que el mariscal Juan Crisóstomo Falcón,
establece en el Distrito Federal un impuesto de patente, de similares
características al actual”, el cual viene a constituir el primer antecedente en
Venezuela del tributo que ocupa la atención del presente particular.

Denominaciones
Este impuesto es el mismo que en la entonces Constitución Nacional
de 1961 tenía el nombre tradicional de “patente sobre industria y comercio”.
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La expresión “patente”, que viene desde el derecho medieval español, había


sido criticada porque parece indicar que el municipio autoriza la actividad
lucrativa, cuando siempre ha existido la libertad de industria y comercio
garantizada por la CRBV (1999) en su artículo 112. Por tal razón, el
Constituyente de 1999 prefirió llamarlo “impuesto sobre actividades
económicas de industria, comercio, servicios o de índole similar, aunque
habría sido más corta y más precisa la denominación de impuesto sobre
actividades lucrativas, porque es esa característica la que da lugar al hecho
imponible, tal como lo había resaltado la entonces Corte Suprema de
Justicia, hoy en día Tribunal Supremo de Justicia, hace muchos años.
En la LOPPM (2010) es donde por primera vez se establece una
regulación legal sobre el tributo, y a esos efectos el legislador ha tomado en
cuenta, por una parte, las disposiciones de las ordenanzas municipales y, por
la otra, los criterios sentados por la jurisprudencia, a lo que se añaden
algunas innovaciones que incorpora la doctrina venezolana. A estos
efectos, se hacen mención los elementos que se regulan en la LOPPM
(2010), entre otros: el hecho imponible, la base imponible, la alícuota, la
jurisdicción competente y el periodo de imposición, sin que se deje a un lado
algunos particulares de los estudiosos del Derecho y precisamente en esta
rama.

Características del impuesto a las actividades económicas


De conformidad con los criterios brevemente enunciados en torno al
impuesto en estudio, se pueden establecer las siguientes:
a. Es un impuesto indirecto, ya que la inmediatez del hecho imponible
con la base imponible, y la exigibilidad de la obligación tributaria,
incentivan naturalmente la traslación del gravamen a los precios de los
bienes o servicios, sin perjuicios de las trabas externas que puedan
existir para ello. Sin embargo, Torres (2011:125), afirma que se trata
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de un impuesto directo “por cuanto grava el ejercicio de una actividad


económica lucrativa en una determinada jurisdicción”.
b. Es un impuesto real, porque para su cuantificación, ni la base
imponible, ni la alícuota toman en cuenta las condiciones subjetivas de
los destinatarios legales tributarios, sino tan sólo la actividad que ellos
ejercen con habitualidad, lo cual constituye una manifestación de
riqueza. Igualmente, según Torres (2011:125), ratifica que es real ya
que “no toma en consideración, ni para la cuantificación, ni en la
determinación de las alícuotas aplicables, las circunstancias
personales o la situación del contribuyente, al contrario, recae sobre
los ingresos brutos del contribuyente con ocasión de una actividad
económica”.
c. Es un impuesto territorial, en cuanto recae exclusivamente sobre
aquellas actividades ejercidas en todo o en parte, dentro del ámbito
físico o territorial de la jurisdicción local que lo impone.
d. Es un impuesto periódico, ya que en el presente impuesto, existe
una alícuota constante, que se relaciona con la actividad cumplida
durante el tiempo señalado por la ordenanza respectiva, y que se
proyecta sobre el monto de ingresos correspondientes a ese mismo
lapso.
e. Es un impuesto proporcional, ya que mediante la aplicación de la
alícuota correspondiente, que es constante, se determina el quantum
del tributo en proporción al monto de los ingresos brutos gravados.
f. Es un impuesto de efecto regresivo, porque a diferencia de los
impuestos progresivos, los cuales se establecen con alícuotas
crecientes de acuerdo al aumento de la base imponible, el impuesto
sobre actividades económicas de industria, comercio, servicios, o de
índole similar, funciona a la inversa ya que el efecto de la aplicación
de la alícuota es decreciente a medida que aumenta el monto
imponible.
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Algunos conceptos sobre actividad comercial e industrial


La obligación de pagar el impuesto sobre actividades económicas de
industria, comercio, servicios, o de índole similar nace del ejercicio,
precisamente, de la industria o del comercio, o de ambas a la vez en
jurisdicción de un determinado municipio. Por tanto interesa definir en qué
consisten estas actividades a los fines de conocer cuándo se establece el
ejercicio de las operaciones gravadas por el impuesto que se estudia. En
este orden de idea, Ruiz (1993):

La actividad comercial es toda actividad que tenga por objeto la


circulación y distribución de productos, bienes y servicios entre
productores y consumidores, para la obtención de ganancias o
lucro, y las derivadas de actos de comercio, considerados
objetivos o subjetivamente, como tales por la Legislación
Mercantil, salvo prueba en contrario. p. 303

Igualmente, expresa como actividad industrial a la que es “dirigida a


producir, obtener, transformar o perfeccionar uno o varios productos
naturales o sometidos a otro proceso industrial preparatorio”.

El hecho imponible
Según Torres (2011):
El hecho imponible del impuesto sobre actividades económicas
es el ejercicio habitual, en la jurisdicción del municipio, de
cualquier actividad lucrativa de carácter independiente, aun
cuando dicha actividad se realice sin previa obtención de
licencia, sin menoscabo de las sanciones que por esa razón
sean aplicables. En el mismo sentido, el comercio eventual o
ambulante también está sujeto al impuesto sobre actividades
económicas. p. 125

Ahora bien, la norma municipal considera que una actividad es


realizada sin fines de lucro, cuando el beneficio económico obtenido de esa
actividad es reinvertido en el objeto de asistencia social u otro similar en que
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consista la actividad; y cuando se trate de una persona jurídica, que ese


beneficio no sea repartido entre asociados o socios.
El fenómeno financiero de la tributación deriva del poder de imperio
del ente político – territorial, capaz de exigir de sus subordinados
determinadas prestaciones destinadas a alcanzar fines colectivos.
En atención con el Código Orgánico Tributario COT (2014), el hecho
imponible es el presupuesto establecido por la Ley para tipificar el tributo y
cuya realización origina el nacimiento de la obligación.
En relación al impuesto que se estudia en la presente investigación, el
hecho imponible, según Ramos (1998:33) “es el supuesto de la norma
impositiva a cuya concurrencia o producción se causa el impuesto y lo
constituye toda actividad industrial, comercial, de servicios o de índole similar
con fines de lucro o remuneración”.

Elementos que integran el hecho imponible


a. Ejercicio de la actividad: En este sentido para considerar verificado
el hecho imponible, es necesario que esa actividad objeto del
impuesto tenga carácter industrial, comercial, de servicios o de índole
similar y que sea ejercida efectivamente por el sujeto.
b. La habitualidad en el ejercicio del comercio, industria, en los servicios
o de índole similar, debe estar siempre presente para que pueda
considerarse verificado el hecho imponible.
c. Propósito de lucro: Entre los elementos constitutivos del hecho
imponible encontramos que en la actividad comercial, industrial, de
servicios o de índole similar, está implícito el fin de lucro de quien
ejecuta dichas actividades.
d. Condiciones: (a) “Si la persona natural o jurídica o unidad económica
tiene un establecimiento o sede ubicado, únicamente en el
municipio…, así posea agentes vendedores que recorran otras
jurisdicciones municipales ofreciendo los productos o servicios objeto
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de la actividad que ejerce. (b) Si la persona natural o jurídica tiene


establecimiento o sede ubicada en el municipio… y además posee
sede o establecimientos en otros municipios, o sí tiene en éstos
empresas corresponsables que le sirven de agentes vendedores, la
actividad realizada se dividirá de manera de imputar a cada sede o
establecimiento la actividad y el movimiento económico generado en
la jurisdicción municipal respectiva, y el impuesto en el municipio….,
deberá pagarse por la actividad y sobre el monto del movimiento
económico imputado a la sede o sedes ubicados en el municipio. En
este caso, para la imputación del ejercicio de la actividad y la del
monto del movimiento económico a la o las sedes o establecimientos
ubicados en el municipio…, se tomará en cuenta la forma de facturar y
contabilizar las operaciones y otros aspectos relevantes a éste fin.

La base imponible

El artículo 212 de la LOPPM (2010) pauta que:

La base imponible del impuesto sobre actividades


económicas está constituida por los ingresos brutos
efectivamente percibidos en el periodo impositivo
correspondiente por las actividades económicas u
operaciones cumplidas en la jurisdicción del municipio o que
deba reputarse como ocurridas en esa jurisdicción del
municipio…

La base imponible que se toma para la determinación y liquidación del


impuesto, lo constituye el movimiento económico del ejercicio anterior,
representado por los ingresos brutos generados por las actividades
económicas u operaciones ejercidas en jurisdicción de cada municipio.
A tales efectos se presentan a continuación, algunos de los elementos
que se consideran representativos del movimiento económico, en aras de
cuantificar la base imponible, los cuales son los siguientes:
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a. El monto de los ingresos brutos de los establecimientos


industriales, comerciales o conexos.
b. El monto de los ingresos brutos de los establecimientos que
realicen operaciones bancarias, de capitalización y de ahorro y
préstamo, el monto de los ingresos brutos de los intereses,
descuentos, cambios, comisiones, explotación de servicios y
cualquier otro ingreso accesorio, incidental o extraordinario,
provenientes de actividades realizadas por ellos.
c. Para las empresas de seguros, el monto de las primas recaudadas
netas, de devoluciones, el producto de sus inversiones, la
participación en las utilidades de las reaseguradoras, intereses
provenientes de operaciones financieras, los salvamentos de
siniestros y otras percepciones por servicios.

Ingresos brutos
En cuanto a los ingresos brutos, le componen todos los recursos que
de manera regular, accidental o extraordinaria, recibe una persona natural,
jurídica, colectividades que constituyen una unidad económica,
establecimiento o empresa que ejerza actividad comercial, industrial o de
índole similar, por cualquier causa relacionada con las actividades
comerciales, industriales o conexas a que se dedique, siempre que su
origen no comporte la obligación de restituirlos, en dinero o en especie, a las
personas de quienes las haya recibido o a un tercero y que no sean
consecuencia de un préstamo de otro contrato semejante, ni provengan de
actos de naturaleza esencialmente civil.
Para mayor comprensión de lo aludido, en el artículo 216 de la
LOPPM (2010) se determinan siete (07) categorías de ingresos que no
forman parte de la base imponible, es decir, que no se consideran ingresos
brutos. Entre ellos, en primer lugar, el impuesto al valor agregado ni sus
reintegros, cuando sean procedentes en virtud de la Ley.
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En el artículo 217 de la LOPPM (2010) se excluyen de los ingresos


brutos, los bienes devueltos o los ingresos que correspondan a contratos
anulados, cuya venta se había reportado.
Todas estas disposiciones destinadas a precisar la base imponible
están investidas de un innegable espíritu de justicia, porque generalmente
cuando se aludía a los ingresos brutos se aplicaba el concepto sin haber
excepciones, y se entendía como la totalidad de las sumas que el empresario
percibía, sin tomar en cuenta que en algunos casos una parte de esos
recursos debían ser entregados a la Administración Tributaria Nacional. Así
ocurría, por ejemplo, en el caso del impuesto sobre alcoholes y especies
alcohólicas que pagaba el productor al fisco nacional y que trasladaba a los
mayoristas. En ese caso la capacidad económica del productor -que podía
por tanto ser gravada- estaba representada por las sumas que le ingresaban,
más no por las cantidades que debía enterar a la Administración Fiscal
Nacional. El productor actuaba como un agente de percepción, aunque
técnicamente no era tal, sino un contribuyente.
En virtud de lo expuesto, las normas sobre la base imponible lo que
persiguen es que ésta se conforme con los ingresos efectivamente
percibidos por el contribuyente y a estos efectos se le da una interpretación
restringida al concepto de ingreso bruto.

La alícuota
De igual manera, en cuanto a las alícuotas de la entonces “patente de
industria y comercio” estaban fijadas originalmente en las ordenanzas, en el
mejor de los casos, en “un tanto por mil”, es decir, eran bajas, dado que no
se admitían deducciones por ningún concepto. Con el tiempo, las alícuotas
pasaron a establecerse en “un tanto por ciento”, “en un tanto en equivalente
al valor de la unidad tributaria”, en un proceso progresivo que algunos
autores han llamado de “voracidad fiscal de los municipios, a que antes se
aludió, y que se manifestó claramente en algunos municipios del oriente del
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país, incluyendo también al estado Trujillo, con respecto a los operadores


privados de actividades petroleras. En esa época se discutió sí, mediante
Ley, se podía poner un límite a las alícuotas, y para muchos autores ello no
era posible porque se trataba de un tributo consagrado en la Constitución,
esto es, que formaba parte del poder tributario originario de los municipios.
Ante esta situación, en la actual CRBV (1999), específicamente en el
artículo 179, ordinal 2º, se le asignó competencia al poder público nacional
para dictar Leyes destinadas a limitar los tipos impositivos o alícuotas de los
tributos estadales y municipales.

Sujetos pasivos
Se entiende por sujetos pasivos o contribuyentes a las personas
naturales o jurídicas, así como, las personas jurídicas que constituyan una
unidad económica, que, directamente o a través de un tercero, ejerzan una
actividad industrial, comercial, de servicios o conexa con las anteriores, sea
cual fuere su naturaleza.
Los contribuyentes, dadas las características de las actividades que
realizan en la jurisdicción del municipio, son residentes, transeúntes,
eventuales y ambulantes. En este orden de ideas, se consideran
contribuyentes residentes los que reúnan cualquiera de las condiciones
siguientes: (a) Tener como domicilio comercial el municipio donde se
establezca. (b) Llevar los libros y registros contables referentes a las
actividades y operaciones que se vinculen con la actividad ejercida. (c) Tener
oficinas, sucursales o agencias en jurisdicción del municipio. Se consideran
transeúntes a los contribuyentes que ejerzan actividades económicas, en
jurisdicción del municipio y que no cumplan con ninguno de los requisitos
establecidos anteriormente. Y, por último, se considera comercio eventual el
que es ejercido en determinadas épocas del año, o en instalaciones
removibles o temporales, colocadas en vías o lugares públicos autorizados
por la alcaldía.
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Ahora bien existen sujetos pasivos en calidad de contribuyentes y en


calidad de responsables:
a. Sujetos pasivos en calidad de contribuyentes: Es toda persona
natural o jurídica, entidades o colectividades, que constituya una
unidad económica y que ejerza una actividad comercial, industrial
conexa o de índole similar con fines de lucro o remuneración, en
jurisdicción del municipio.
b. Sujetos pasivos en calidad de responsables: (a) Personas
naturales o jurídicas que sean propietarias o responsables de
empresas o establecimientos que ejerzan actividades comerciales,
industriales o conexas, con fines de lucro o remuneración. (b) Los
distribuidores, agentes, representantes, comisionistas, consignatarios
y las personas que ejerzan en nombre o por cuenta de otros, las
actividades respecto de la obligación tributaria que se genere para la
persona en cuyo nombre actúan, sin perjuicio de su condición de
contribuyente por el ejercicio de las actividades que realicen en
nombre propio.

Registro de contribuyentes
A los fines de recaudar en forma adecuada el presente impuesto y
evitar la evasión fiscal, es necesario establecer el registro de contribuyentes,
el cual consiste en que todos aquellos que ejerzan alguna actividad
industrial, comercial, económica o de índole similar en jurisdicción del
municipio, deben estar inscritos en el registro de contribuyentes, llevado por
el respectivo municipio, los cuales, según criterio de Paredes (2015) deberán
actualizarse permanentemente, con intervalos de cada dos (2) años, por
medio de fiscalizaciones periódicas sobre los nuevos contribuyentes o los
que se encuentran suspendidos, registro catastral, censo de contribuyentes
por sectores, suscriptores de servicios públicos, o registro de organismos
oficiales entre los que cuenta, a manera de ejemplo el registro que
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sistemáticamente lleva el SENIAT, pare de este modo hacer más objetivo la


precisión del contribuyente en torno al pago del impuesto municipal.

Clasificación de las actividades económicas


Como parte integrante de la ordenanza, debe establecerse un
clasificador de actividades comerciales, Industriales o similares, anexo a la
misma, con las tarifas a ser aplicadas a las actividades económicas que
ejerzan los contribuyentes del municipio, señalándose el monto mínimo del
tributo en relación a los supuestos establecidos.

Declaración jurada y liquidación del impuesto


La declaración jurada, es la que efectúa el contribuyente en la división,
departamento o cualquier otro organismo de fiscalización que se cree al
efecto, donde presentará el balance general, estado de ganancias y
pérdidas, rendición de ingresos brutos y operaciones efectuadas en el
ejercicio anterior, y hasta la declaración del impuesto sobre la renta, a los
fines de la clasificación de la actividad económica que lleva a efecto cada
contribuyente con el objeto de determinar y liquidar el monto del impuesto.
De igual manera es necesario expresar que es frecuente que en las
ordenanzas que establecen y regulan este tipo de tributo se establezca el
trimestre como periodo de la imposición, pero también se encuentran casos
que en dicho periodo es de un semestre o de un mes.
En el primer aparte del artículo 207 de la LOPPM (2010) se dispone
que “El periodo impositivo de este impuesto coincidirá con el año civil y los
ingresos gravables serán los percibidos en ese año, sin perjuicio de que
puedan ser establecidos mecanismos de declaración anticipada sobre la
base de los ingresos brutos percibidos en el año tributable consistente en un
impuesto fijo, en los casos en que así lo señalan las ordenanzas.”

Forma de determinación del impuesto


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El impuesto se determina de las siguientes formas:


a. Fijando una cantidad de bolívares, representado para su actualización
permanente en Unidades Tributarias (UT), como monto único del
impuesto, sin tomar en cuenta la magnitud, clase o características de
la actividad comercial o industrial del contribuyente.
b. Fijando el monto del impuesto mediante un cálculo proporcional con
base al volumen financiero de la respectiva actividad comercial o
industrial.
Para fijar este cálculo proporcional, los municipios toman en cuenta
diversos criterios como base imponible: el volumen bruto de las ventas, la
cantidad total de los ingresos obtenidos durante un determinado periodo, el
monto de las operaciones globales de la empresa, siempre en base a los
ingresos brutos. La utilización de uno u otro criterio va a depender del tipo
de actividad de que se trate, pues mientras que, con respecto a ciertos
contribuyentes, es posible atenerse al volumen total de las operaciones, en
otros casos resulta necesario tomar en cuenta el monto bruto de las ventas.
De allí que los municipios en algunas ocasiones, combinan los dos sistemas
enunciados y establecen una cantidad fija básica y mínima, cualquiera que
sea el volumen de las operaciones, ventas o ingresos del contribuyente, a la
cual se deben añadir, cuando sea pertinente, porcentajes calculados u otro
de los factores mencionados.
Una vez tenida la base imponible, según el criterio acogido por la
ordenanza para calcular el impuesto, bastará aplicarle la tarifa porcentual
contenida en el clasificador de actividades económicas, anexo a la
ordenanza. De tal manera, que el impuesto ha de ser una cantidad
porcentual de la base imponible considerada en la declaración; pudiendo ser
también, como ya se señaló, en los casos establecidos en la ordenanza, un
monto fijo o una cantidad fija como mínimo tributable.
Esta determinación del monto del impuesto es plasmada en un
formulario suministrado por el municipio al contribuyente y que es
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denominado “Declaración de Buena Fe o Declaración Jurada”, en la cual se


indica el tipo de negocio a que éste se dedica como el volumen de sus
operaciones, ingresos o ventas obtenidas durante un periodo previamente
determinado en la Ordenanza que suele ser de un año, a objeto de
racionalizar el cálculo del impuesto correspondiente.
Luego que es elaborada la declaración de buena fe, debe ser enviada
a la dirección de liquidación de rentas municipales, la cual notifica al
contribuyente mediante resolución, acerca del impuesto a pagar. Esta
resolución identificada en el argot municipalista con la denominación de
“Boletín”, tiene por finalidad clasificar el monto del impuesto anual que
pagará el contribuyente en el año siguiente con base a los datos
suministrados por el municipio, en la mayoría de los casos, entre el 15 de
noviembre y el 1º de diciembre de cada año, correspondiendo al
contribuyente la obligación de retirarlo de la dependencia municipal.

Exenciones y Exoneraciones
Las exenciones y las exoneraciones se refieren a conceptos que están
incluidos en la imposición como principio general, pero que la Ley los excluye
por razones que en cada caso aprecia el legislador y que suelen ser de
índole política, social, económica, entre otros.
La exención ha sido definida como la dispensa total o parcial del
cumplimiento de la obligación tributaria, otorgada por la Ley. En cambio, la
exoneración es la dispensa total o parcial del cumplimiento de la obligación
tributaria, concedida por el ejecutivo nacional, estadal o municipal, siempre
en los casos autorizados por la Ley.
Como podrá notarse la exención se diferencia de la exoneración por el
hecho, que es otorgada en forma definitiva por la Ley, mientras que la
exoneración es concedida a los contribuyentes por el ejecutivo nacional,
estadal o municipal en virtud de la facultad que a éste le otorga la Ley.
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La mayoría de las ordenanzas sobre el impuesto en estudio


establecen que están exentos de dicho pago: Los institutos autónomos
nacionales o municipales, los vendedores ambulantes de periódicos,
revistas, libros y billetes de loterías; los inválidos que ejerzan eventualmente
el comercio, quienes exploten pensiones familiares para un grupo pequeño
de huéspedes que fijará la respectiva Ordenanza y quienes ejerzan
actividades artesanales.

La licencia
Es un acto administrativo emitido por el municipio, que tiene por objeto
autorizar la instalación y ejercicio en un inmueble determinado de actividades
económicas de tipo industrial, comercial o de índole similar, bajo las
condiciones y horario establecido en la ordenanza respectiva.
La licencia es expedida en un documento que debe ser conservado en
el local o inmueble donde se ejerza la actividad y exhibirse en un sitio
fácilmente visible y en condiciones legibles. La inobservancia de esta
obligación es considerada infracción es un deber formal, que acarrea
sanciones de multa.

Requisitos para la obtención de la licencia


La licencia deberá solicitarla el interesado por escrito, con sujeción a
los requisitos y datos contenidos en el modelo de solicitud que suministrará
la alcaldía a través de la dependencia municipal correspondiente, en los
cuales se expresará:
a. El nombre, firma personal o razón social bajo el cual funcionará el
establecimiento o se ejercerá la actividad.
b. La clase o clases de actividades.
c. La ubicación y dirección exacta del inmueble donde va a funcionar el
establecimiento, con indicación del número de catastro.
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d. El área total del inmueble o de la parte a ser ocupada por el


establecimiento.
e. El capital y número de obreros, empleados y el horario de trabajo.
f. Estimación de ingresos brutos anuales para el primer ejercicio, si fuera
el caso.
g. La distancia a que se encuentra el establecimiento de los más
próximos bares, clínicas, hospitales, dispensarios, institutos
educacionales, funerarias, estaciones de servicios, si fuere el caso.
h. Cualesquiera otras exigencias previstas en la ordenanza o en otras
disposiciones legales.

Ahora bien, es criterio doctrinario, tal como lo apunta Torres


(2011:127), que con la solicitud de licencia, el solicitante deberá presentar los
siguientes recaudos o documentos:
a. Copia de la inscripción en el registro correspondiente y copia del acta
constitutiva y estatutos de la persona jurídica, si fuere el caso.
b. Constancia de cancelación de la tasa.
c. Constancia de que el propietario del inmueble o local, donde se
ejercerá la actividad o se instalará el establecimiento, está solvente
por concepto de impuesto inmobiliario urbano del inmueble respectivo,
si fuere el caso.
d. Constancia expedida por la alcaldía a través de la dependencia
correspondiente, certificando que en el inmueble en el cual se
desarrollará la actividad tiene un uso compatible con la misma, según
las disposiciones de zonificación, urbanismo y arquitectura vigentes
(conformidad de uso).
e. Constancia de que el solicitante no es deudor del fisco municipal por
concepto tributario alguno.
f. Número de inscripción en el registro de información fiscal (RIF).
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g. Certificación de conformidad ambiental, en caso de ser una actividad


potencialmente contaminante.
h. Estudio de seguridad en caso de ser actividad que implique riesgo a la
seguridad del público.
i. Cualesquiera otros documentos previstos en las ordenanzas.

Casos de negativa de la licencia:


Igualmente, según lo pautado en la mayoría de las ordenanzas
existentes sobre el impuesto en estudio, el otorgamiento de la licencia debe
ser negado cuando la instalación del contribuyente o el ejercicio futuro de sus
actividades, por su índole o situación pudieran:
a. Alterar el orden público.
b. Presentar alto grado de peligrosidad o índice de riesgo en materia de
seguridad pública o siniestro.
c. Ser contaminante o degradar el ambiente.
d. Perjudicar la salud.
e. Perturbar la tranquilidad de los vecinos o constituir amenaza para la
moral pública o la paz social.
f. Estar en contravención con las disposiciones sobre zonificación o
cuando infrinjan otras disposiciones legales vigentes; y,
g. Representar un obstáculo para la ejecución de obras públicas.

Casos de suspensión de la licencia


Igualmente, Torres (2011:140) expresa, entre otros particulares que la
suspensión de la licencia debe proceder conjuntamente con el cierre
temporal del establecimiento, lo cual no eximirá al contribuyente sancionado
de pagar cuanto adeudase al fisco municipal por concepto de impuesto,
multa o recargo e intereses. En este orden, los supuestos de hecho son:
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a. Cuando los contribuyentes no ajustan su actividad comercial,


industrial, de servicios o de índole similar a la indicada en la licencia
que le fuere concedida.
b. Cuando se violen precios máximos de venta fijados para el expendio
de productos en los mercados municipales, si se trata de
adjudicatarios de puestos o locales de esos establecimientos.
c. Cuando el establecimiento fuere vendido, traspasado o enajenado, en
cualquier forma, sin estar solvente con los impuestos municipales,
mientras no se haga efectivo el pago correspondiente.
d. En caso de incumplimiento en el pago de dos o más bimestres de
liquidación consideradas definitivas y firmes, mientras no se haga
efectivo el pago correspondiente.
e. Cuando estén pendientes el pago liquidaciones complementarias del
impuesto, consideradas definitivas y firmes, producto de revisiones
fiscales, mientras no se haga efectivo el pago correspondiente.
f. En caso de producirse las causales de negativa de la licencia, vistos
en el punto anterior.
g. Cuando hubiese violación de disposición contenida en ordenanzas,
decretos, resoluciones y acuerdos.

Casos de cancelación de la licencia


La licencia quedará sin efectos en los casos que se enumeran a
continuación:
1. Cuando haya cesado el ejercicio de la actividad industrial,
comercial, de servicios o de índole similar por cualquier causa y
se haya producido la respectiva notificación al municipio.
2. Cuando hubiere reincidencia en la violación de las
disposiciones contenidas en las ordenanzas, el Alcalde podrá
ordenar la cancelación de la misma.
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La jurisdicción competente para exigir el tributo


Conforme al artículo 11 del Código Orgánico Tributario, COT (2014)
“Las normas tributarias tiene vigencia en el ámbito espacial sometido a la
potestad del órgano competente para crearlas”. Pero la cuestión no es sólo
la promulgación de ordenanzas de impuestos sobre actividades económicas,
sino la posibilidad real de efectuar la recaudación, sobre todo cuando la
persona que realiza la actividad económica no tiene un establecimiento
permanente dentro de los límites del municipio, al cual se pueden imputar los
ingresos. Con este motivo y con otros similares a juicio de Rachadell
(2005:433), “se han presentado numerosos litigios y en la LOPPM (2010) se
incluye un conjunto de normas que recogen tanto los criterios
jurisprudenciales como las innovaciones del Legislador, destinadas a
establecer mecanismos justos para los municipios y para los contribuyentes
y, sobre todo, para evitar los conflictos ínter jurisdiccionales”.

La solvencia
Con regularidad los municipios emiten certificaciones del estado o
situación en que se encuentran los contribuyentes respecto a los tributos
municipales. Estas certificaciones han sido denominadas con el calificativo
de solvencias, las cuales han adquirido la importancia de convertirse en
requisito previo para la realización de ciertos actos; en particular de actos de
transmisión de propiedad.
Respecto a estas certificaciones, la jurisprudencia patria se ha
pronunciado al calificarlas de actos con valor provisional frente a la
administración, hasta tanto no sea verificada la exactitud de la declaración
del contribuyente, mediante la respectiva fiscalización de su contabilidad.
Comúnmente los requisitos que exigen los municipios a los contribuyentes, a
los fines de emitir la solvencia relacionada con el impuesto a las actividades
económicas, son los siguientes:
a. Solicitud debidamente llenada conforme al formulario de rigor.
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b. Informe de la unidad de auditoria del municipio, relacionada con las


posibles multas aplicadas al contribuyente.
c. Original y copia de la solvencia más reciente y recibos de pagos del
impuesto correspondiente a los periodos cubiertos.
d. Constancia de cancelación de las multas.
e. Copia del boletín de industria, comercio, servicios o de índole similar
emitido por la municipalidad o en su defecto, copia de la última
declaración jurada debidamente sellada y aforada por la unidad de
auditoría.
f. Cancelación de la tasa respectiva.

El periodo de imposición
En la LOPPM (2010) se dispone que el periodo impositivo de este
impuesto coincidirá con el año civil y los ingresos gravables serán los
percibidos en ese año, sin perjuicio de que puedan ser establecidos
mecanismos de declaración anticipada sobre la base de los ingresos brutos
percibidos en el año anterior al gravado.
Sobre el aspecto sustentado en la LOPPM (2010), la doctrina más
novedosa sobre el particular opina Rachadell (2005), que:
El periodo de un año para recibir la recaudación es muy largo
para los municipios, los cuales tienen la necesidad de recibir
recursos en varios momentos del ejercicio fiscal para atender a
sus necesidades financieras. La figura del anticipo, tomando
como base para fijarlo la recaudación del año anterior, permite
alcanzar ese propósito, pero en todo caso, las sumas que
reciba el municipio deben ser consideradas como un pago a
cuenta, pues es al final del ejercicio anual cuanto se determina
el monto final a pagar por el contribuyente. p. 435

El mínimo tributable es una figura diferente: el municipio puede hacer


la determinación de acuerdo a los ingresos brutos reales del contribuyente,
pero hay casos en que la fiscalización es difícil o costosa, particularmente
cuando se trata de ingresos brutos correspondiente a actividades de menor
20

significación, en cuyo caso se establece en la ordenanza un mínimo


tributable, generalmente en unidades tributarias, por cada unidad de medida
(por ejemplo, por cada mesa de billar), lo que a menudo libera a la
administración tributaria de hacer la determinación sobre una base cierta.
En esta norma lo que se hace es establecer que el mínimo tributario sea
anual, y que se puedan prever anticipos en las ordenanzas respectivas.

Las notificaciones
La notificación es requisito necesario para la eficacia de los actos
emanados de la Administración Tributaría. La misma debe contener el texto
íntegro del acto, e indicar si fuere el caso, el recurso que procede contra él,
con expresión del término para ejercerlo y del órgano o tribunal ante el cual
debe interponerse.
En este orden de ideas, las notificaciones se practicarán
personalmente, entregándola contra recibo al contribuyente, su
representante o cualquiera de sus trabajadores. También se podrá hacer por
correspondencia postal o telegráfica certificada dirigida al interesado a su
domicilio o a la dirección señalada en el registro de contribuyentes, con
acuse de recibo.
Cuando resulte impracticable la notificación en, la forma prescrita, se
procederá a la publicación del acto en la gaceta municipal y, en este caso, se
entenderá notificado el interesado cinco (5) días continuos después, de la
publicación, circunstancia que se advertirá en forma expresa.

Formulaciones para reflexionar un poco:


Una vez abordado de manera básica el impuesto a las actividades
económicas, inserto en la potestad tributaria del municipio, se hace
propicia la oportunidad para formularles las siguientes preguntas:
1. ¿A juicio de ustedes, se trata de una patente o de un impuesto
realmente?, favor explique su posición.
21

2. ¿Qué particulares constituyen la base imponible, colide con lo que


se ha visto en relación con el impuesto sobre la renta?
3. ¿Consideran ustedes establecer alícuotas en bolívares o es mejor en
otra denominación?
4. ¿Reflexionen sobre la importancia o no de un registro de
contribuyentes actualizado?

II: IMPUESTO SOBRE INMUEBLES URBANOS


Servio Paredes
Un poco de historia para comprender el presente
A decir de Giannni, citado por Villegas (2005), el impuesto inmobiliario
urbano es el más antiguo de los impuestos directos. En razón que “la tierra
era la principal fuente de riqueza y por eso era la preferida entre los diversos
objetos de imposición. A esto se agrega la circunstancia de que la tierra
ofrecía una base estable y segura para la realización y cobro del tributo”.
El impuesto en referencia, de acuerdo con el referido autor se ajustaba
también, a la idea de que “el Estado tenía un derecho originario sobre todo el
suelo sujeto a su poder; por lo que se consideró lógico que participara en
cierta medida en los frutos de la tierra en consecuencia el gravamen era
consustancial, y tal era el fundamento del impuesto, que se consideraba una
“carga real” de los inmuebles”.
En este orden de particulares, según Ruiz (2000), en Venezuela los
antecedentes normativos del impuesto inmobiliario urbano, arrancan de la
ordenanza del 28 de mayo 1875 del entonces Distrito Federal, actualmente
está vigente, en el ahora municipio Libertador del Distrito Capital en la
ordenanza de impuesto sobre inmuebles urbanos del 30 de octubre de 1990,
publicada debidamente en Gaceta Municipal número extraordinario del 31 de
octubre del mismo año.

El carácter urbano del impuesto


22

Este es otro vocablo que respecto a su interpretación jurídica ha


sufrido distorsiones que por parte de los municipios. Sin embargo, la doctrina
más autorizada vincula el carácter “urbano” de los inmuebles objeto del
gravamen municipal con el proceso de urbanización y con la posibilidad de
que los inmuebles puedan recibir servicios públicos de la municipalidad, para
lo cual se hace necesaria la determinación previa del perímetro urbano.
A juicio de Torres (2012), “El carácter Urbano obedece, pues, a una
realidad objetiva reconocida por la autoridad municipal, y lógicamente, no
basta para conferirle tal carácter una decisión municipal que no se ajuste a
esa realidad objetiva”. De conformidad con las notas que anteceden, el
carácter urbano de un inmueble se determinará entonces por oposición a lo
rural, o a lo rustico, y alude a la condición de área acondicionada para la
realización de actividades propias de la vida urbana, o susceptible de tal
condicionamiento en forma inmediata. Desde el punto de vista jurídico
formal, la determinación de aéreas urbanas debe hacerse mediante acto de
autoridad que defina o delimite geográficamente tales aéreas, con lo cual las
zonas excluidas de tal determinación no podrán gozar del calificativo de
urbanas y por consiguiente, no son susceptibles de soportar los efectos que
tal condición genera, sean favorable o no.
Destaca en los precedentes judiciales antes reproducidos, en sus
partes pertinentes, que la jurisprudencia de nuestro máximo tribunal ha
concluido lo siguiente:
a. El impuesto sobre inmuebles urbanos, atribuidos a los municipios, no
debe gravar a los inmuebles rurales, porque la eventual gravabilidad
de estos últimos corresponde al poder nacional de conformidad con la
entonces denominada Ley Orgánica de Régimen Municipal, hoy
ratificada en la LOPPM (2010), quedando a los municipios el derecho
de participar en el producto de este “impuesto predial”.
b. Corresponde a los municipios determinar el área urbana sujeta al
impuesto, sin embargo, esta determinación no es discrecional si no
23

que debe hacerse y cumplirse con base a criterios objetivos de


naturaleza técnica, siempre que se cuente con al menos los servicios
básicos: agua, energía eléctrica, servicio de cloacas, entre otros.
c. El carácter “urbano” se define a partir del significado común del
vocablo en el lenguaje usual, es decir como todo lo que es
“perteneciente a la ciudad”, pero con la connotación de que debe
tratarse de inmuebles situados en áreas acondicionadas para la
realización de actividades urbanas o susceptibles de tal
acomodamiento en forma inmediata, como son los planes de
urbanismo nacional y locales, las regularizaciones urbanísticas y la
capacidad de prestación de servicios públicos municipales.
Con los criterios expuestos la jurisprudencia patria dio cabal
interpretación a los avances jurídicos de los vocablos “inmuebles” y
“urbanos”, dando fin así a una permanente fuente de conflictos entre los
contribuyentes y los municipios.

La poligonal urbana
El termino poligonal, de conformidad con el diccionario de la real
academia española (DRAE) significa: “línea formada por segmentos rectos
no alineados, que se clasifican en poligonal abierta, si el primer y último
segmento no están unidos; y poligonal cerrada, si cada segmento está unido
a otros dos”.
Una vez conceptualizado el término poligonal, se hace entonces
necesario conocer sobre la poligonal urbana. En este orden de ideas, la
poligonal urbana usualmente se encuentra definida en un plan de urbanismo,
que según diferentes ordenamientos jurídicos se encuentra ubicada como
competencias de algunos órganos de la Administración Pública.
En este orden de ideas, la CRBV (1999) en su artículo 178 establece
que “Son competencia del municipio…1.- la ordenación territorial y
urbanística…”. Ante tal mandato de orden constitucional, el municipio a los
24

efectos de ordenar el territorio, se hace posible la elaboración de la poligonal


urbana, para enmarcar el área urbana, incorporando de manera potestativa
el suelo urbanizable y suelo de reserva urbana, siempre que se cumplan
algunas condiciones o requisitos concurrentes para tales efectos: (a) acceso
de vehículos: veredas, calles, carreteras; (b) dotación y abastecimiento de
agua potable; (c) servicio para aguas servidas; y, (d) suministro e instalación
de energía eléctrica.

Caracteres generales del impuesto sobre inmuebles urbanos


1. Es un impuesto local (municipal de carácter directo), pues el
artículo 179 de la CRBV (1999) atribuye la potestad tributaria del
impuesto sobre inmuebles urbanos a los municipios, con lo cual el
constituyente, no hizo otra cosa que continuar la tradición histórica
que asignaba esta fuente tributaria a ese poder público, dada la
estrecha relación de los inmuebles como objeto de imposición con
las entidades territoriales locales.
2. Es un impuesto real, porque se centra en las cualidades mismas
del inmueble, sin tener en consideración las condiciones
personales del contribuyente, lo cual no debe difundirse con la
obligación tributaria que siempre es personal, ya que en efecto, la
obligación debe pagar el impuesto no es de los inmuebles si no de
las personas. Es un tributo eminentemente objetivo que se vincula
esencialmente a la propiedad o tenencia permanente del inmueble,
así como también a los derechos que sobre esa situación jurídica
recaen, como son los derechos reales sobre cosas ajenas.
3. Es un impuesto al capital, pues ha sido concebido por el
constituyente como tributo sobre la renta inmobiliaria, no obstante
que algunos expertos en finanzas públicas hayan considerado que
en forma indirecta busca gravar dicha renta. De modo que, dentro
de la clasificación tradicional que divide a los tributos según su
25

objeto, es decir, según que graven la renta, el patrimonio o el


gasto, está claro que el impuesto sobre inmuebles urbanos es un
tributo al patrimonio.
4. Es un impuesto proporcional, porque es mediante la aplicación de
la alícuota, que siempre es constante, que se determina en el
quantum del tributo. Esta característica le ha hecho merecedor de
severas críticas respecto a su incidencia desde el punto de vista de
la equidad la justicia tributaria, lo cual como ya se ha señalado, ha
obligado a ciertas legislaciones a subjetivisar su efecto mediante la
progresividad de sus tarifas.
5. Es un impuesto de carácter directo, que grava una manifestación
inmediata de capacidad contributiva como lo es la situación jurídica
de propietario o titular de un derecho real.

El hecho imponible
El hecho generador del tributo consiste en la situación jurídica del
propietario o del titular de un derecho real que permita el disfrute de la renta
(usufructuario, enfiteuta, poseedor del título de dueño, entre otros) de un
bien inmueble urbano. Vale decir que la circunstancia generadora de la
obligación tributaria es el hecho de tener la disposición económica del
inmueble como propietario o haciendo las veces de tal.
El hecho imponible del impuesto sobre inmuebles urbanos consiste en
tener derechos de propiedad, u otros derechos reales, sobre bienes
inmuebles urbanos ubicados en la jurisdicción municipal; o también ser
beneficiario de concepciones administrativas sobre los mismos bienes.
Sujetos del tributo
Son los que intervienen en la determinación tributaria, se clasifican en:
1. Sujeto activo: es, sin duda alguna, el municipio en cualquiera de sus
formas, por estar investido de la potestad tributaria para crear y
percibir este tributo.
26

2. Sujeto pasivo: son las personas naturales o jurídicas propietarias de


inmuebles en su condición de titulares de ese derecho, siendo éstos
los contribuyentes obligados al pago del impuesto y al cumplimiento
de las disposiciones establecidas en la respectiva ordenanza.

La base imponible y su determinación


La base imposición o de cálculo del impuesto sobre inmuebles
urbanos es la evaluación fiscal del bien, que surge como consecuencia de la
operación de la dirección de catastro. Esta evaluación suele ajustarse
mediante los coeficientes de actualización que se fijen en forma periódica.
A tal efecto, el municipio contará con la colaboración de los
contribuyentes, a los cuales, a los fines de ajustar el valor de su propiedad
inmobiliaria, están obligados a notificar a la oficina municipal de catastro,
cualquier circunstancia que varié el valor de su propiedad inmobiliaria;
además como deber formal tienen que representar ante la referida Oficina,
en los meses de octubre y noviembre de cada año bisiesto, una declaración
jurada que contenga los datos siguientes:
a. Ubicación y linderos del inmueble.
b. Área y valor en que se estima el terreno.
c. Área y valor en que se estima la construcción
d. Uso y destino actual del inmueble.
e. Detalles sobre bienhechurías y edificaciones.
f. Justiprecio y regulaciones oficiales, si las hubiere.
g. El valor de la última operación de registro traslativo de propiedad.
No obstante, cuando los contribuyentes no presentan en su debida
oportunidad esta declaración, la oficina municipal de catastro elabora de
oficio el avaluó del inmueble, el cual suficientemente motivado, es remitido
inmediatamente a la dirección general de hacienda pública municipal, quien
procede al cálculo del monto del impuesto inmobiliario urbano, a pagar por
27

parte de los contribuyentes, tomando como base el avalúo suministrado por


la oficina de catastro.

Cuota o alícuota impositiva


La cuota o alícuota impositiva del impuesto inmobiliario urbano es el
porcentaje que se aplica sobre el valor del inmueble para establecer o
calcular el impuesto a pagar.
Suelen ser porcentajes bajos, toda vez que se causa
independientemente de que el inmueble produzca o no rendimiento.
Las cuotas pueden ser fijas; no obstante, es cada vez mayor la
tendencia a aplicar tasas progresivas o crecientes juntamente con tasas
discriminatorias, según el uso a que se destine el inmueble, conforme a los
criterios de política fiscal de cada municipio.
La alícuota se refiere al porcentaje que es aplicado al valor total del
inmueble, partiendo del valor catastral, para determinar el impuesto a pagar
al municipio. En algunos municipios por ejemplo, la alícuota aplicable al valor
fiscal del inmueble son de 0,20%. Se establece tomando en cuenta la
zonificación del terreno y el uso del inmueble, esta alícuota es más baja
cuando se trata de vivienda familiar y es más alta cuando se trata de
inmuebles destinados a uso industrial o comercial.
Los porcentajes para el establecimiento y pago del impuesto
inmobiliario urbano, a juicio de Crespo (2012), “son fijados por las
autoridades municipales de acuerdo a su política fiscal, resultando ser muy
elevados debido a que no se toma en cuenta para su fijación, la tasa
de productividad del inmueble. La tendencia actual es la aplicación de una
alícuota proporcional, de acuerdo al uso o destino del mismo”.

Recaudación
El impuesto se fija por anualidades, cuya liquidación será efectuada el
primero (1) de enero de cada año y los contribuyentes deberán efectuar el
28

pago trimestralmente. Por lo general, a los contribuyentes que cancelen la


anualidad completa durante los primeros noventa (90) días de cada año, los
municipios les otorgan, como sanción premial, un descuento desde el 15%
hasta el 20% sobre el total del monto del impuesto a pagar, en aras de la
captación temprana de los recursos que viabilicen de una manera mejor el
gasto público, sea de inversión o de funcionamiento.
El impuesto en estudio se ajusta y revisa periódicamente, tomando en
consideración las mejoras urbanas, nuevas construcciones o cualquier otra
circunstancia, siempre en la búsqueda de la justicia distributiva y del
bienestar colectivo.

Procedimiento de recaudación de los inmuebles de uso residencial


El propietario del inmueble cancela trimestral o anualmente una tarifa
que fijan los montos impositivos a recaudar a cada tipo de inmueble, que se
clasifican por sectores, según el uso al cual están destinados: residencial,
comercial e industrial.
En la práctica se observa que de manera lamentable y triste se paga
el impuesto sobre inmuebles urbanos cuando el propietario de los mismos
necesita realizar una operación de compra - venta, donde la dirección de
catastro efectúa el cálculo correspondiente de dicho inmueble liquidándose el
impuesto de los últimos cuatro años, para obtener de esta manera la
solvencia municipal.

Procedimiento de recaudación del impuesto sobre los inmuebles de uso


comercial e industrial:
En atención a Torres (2011), “Los inmuebles de uso comercial e
industrial cancelaban el impuesto sobre inmuebles urbanos como uso
residencial, pero desde el año 2003, en la mayoría de los municipios del
país, se están realizando los avalúos individuales, aun cuando la mayoría de
las ordenanzas establecen que el avalúo debe realizarse cada cuatro años”.
29

De lo visto, se evidencia que es apenas desde ese momento que se viene


cancelando la totalidad del impuesto según su clasificación; con avalúos,
según Paredes (2012) “muy lentos por cuanto la dirección de catastro no
cuenta con suficiente talento humano calificado y capacitado para tales
menesteres, ni mucho menos recursos materiales, equipos y financieros para
emprender y desarrollar dicha labor”. Una vez realizado el avalúo fiscal, se
envía un reporte del monto del impuesto que los contribuyentes deben
cancelar mensualmente, con el propósito de cumplir con las actividades
impuestas por la administración tributaria en beneficio de
los objetivos propuestos.

El catastro municipal
La palabra “catastro” deriva la locución latina “capistatrum” que
proviene a su vez de “caput”, que significa “cabeza “porque se consideraba
que era un inventario por cabeza cada uno de los inmuebles de una
comunidad.
El catastro es una de los instrumentos o medios que viabilizan la
organización y ordenación del ámbito geográfico, por medio de tres grandes
funciones: (a) inventario físico, donde se deben describir los aspectos físicos
del inmueble, tales como medidas, ubicación, elementos de construcción,
tiempo de construcción, entre otros; (b) inventario jurídico, donde se estudia
la tradición legal de la propiedad; y, (c) inventario económico, donde
partiendo de los dos aspectos anteriores y en base a una tabla de valoración
de la tierra y de la construcción se le asigna el valor en bolívares del
inmueble.

Agentes de recaudación
La administración tributaria municipal, mediante convenio podrá
contratar con personas naturales o jurídicas, públicas, privadas o mixtas, de
reconocida solvencia moral y económica, a los fines de obtener una segura y
30

eficaz recaudación a un menor costo, mediante el pago de una comisión que


se estipule en el convenio de rigor, todo esto sin vulnerar la potestad del
municipio en el ámbito tributario.

Obligaciones del contribuyente


Las obligaciones del contribuyente del impuesto en estudio es el pago
del tributo a tiempo, así como la prestación de la mayor colaboración posible
a la administración tributaria municipal para verificar las declaraciones
cuando lo considere conveniente, suministrándole toda
la información posible, mediante la exhibición de escrituras y documentos de
propiedad del inmueble.

Exenciones y exoneraciones
Tanto las exenciones como las exoneraciones son beneficios que se
le otorgan a los contribuyentes en relación con los tributos. En el caso de los
primeros, vale decir en cuanto a las exenciones, son dispensas establecidas
por la ley (ordenanza), donde de manera clara se identifican los agraciados
por tal beneficio tributario; en cuanto a las exoneraciones, para recibir la
dispensa de rigor, el contribuyente puede solicitarla por ante el alcalde, quien
la remitirá al concejo municipal para su estudio, el cual podrá acordarla
parcial o totalmente con el tiempo que fije la ley local, o simplemente negarla
con los motivos conducentes.
En lo que atañe a las exenciones, la mayoría de las ordenanzas sobre la
materia en estudio, acostumbran beneficiar a los contribuyentes sobre los
siguientes inmuebles:
1. Los inmuebles que pertenezcan al dominio público o privado de la
República o cualquier ente público y que sean utilizados para
actividades de servicio público. No se aplicará esta exención cuando se
encuentren arrendados o formando parte de una concesión por la cual
31

dicha entidad perciba ingresos. Tales inmuebles serán gravados en la


misma forma que los de propiedad privada.
2. Los que sean de propiedad del municipio y sus institutos autónomos.
3. los templos religiosos de libre acceso al público.
4. Las embajadas o misiones diplomáticas.
5. Los de propiedad privada dedicada al deporte y los parques
de recreación sin fines de lucro.
6. Los inmuebles ocupados por institutos educacionales, siempre y cuando
se encuentren inscritos en los ministerios con competencia en
educación, incluyendo la universitaria.
7. Los destinados a fines benéficos, corporaciones científicas y religiosas.
8. Las sedes de los partidos políticos legalmente inscritos y
los sindicatos de trabajadores.
9. Los inmuebles de propiedad particular afectados por decretos de
expropiación por causa de utilidad pública o social.
10. Se estila también a los de propiedad privada, cuyo propietario tenga una
edad igual o superior a los 65 años, que constituya su vivienda principal
y estén ocupados por ellos, extendiéndose, en la mayoría de los casos
como deber ser tales beneficios a los jubilados o pensionados mayores
de 55 años.

Los recursos
En un Estado de Derecho es indispensable, entre otros particulares o
derechos, contar con recursos que permitan expresar y defender los
derechos que le asisten a las personas. En este orden de ideas, Los
recursos que tiene el contribuyente en contra de las sanciones por concepto
de este tributo son los siguientes:
1. El recurso contra los actos administrativos de efectos particulares
emanados del municipio, en aplicación a lo establecido en la ordenanza
del impuesto sobre inmuebles urbanos, lo cual se rige por lo dispuesto
32

en la ordenanza de procedimientos administrativos y se interpondrán en


los lapsos, términos y condiciones ahí establecidos.
El recurso jerárquico se interpone por ante el funcionario que dictó el
acto y es el alcalde quien lo decide.
2. Contra los actos de la administración tributaria de efectos particulares
relacionados con la obligación tributaria, tal como la determinación, la
liquidación del tributo, reparo, inspecciones, o incumplimiento de los
deberes formales que afecten los derechos de los administrados,
podrán ser impugnados por quien tenga interés legítimo, personal y
directo, mediante la interposición del recurso jerárquico por ante el
funcionario que dictó el acto administrativo.
3. El recurso contencioso tributario establecido en el artículo 259 ejusdem,
el cual procederá: (a) contra los mismos actos de efectos particulares
que pueden ser objeto de impugnación mediante el recurso jerárquico,
sin necesidad del previo ejercicio de dicho recurso. (b) contra los
mismos actos a que se refiere el numeral anterior, cuando habiendo
mediado recurso jerárquico éste hubiere sido denegado tácitamente (c)
contra las resoluciones en las cuales se deniegue total o parcialmente el
recurso jerárquico interpuesto contra actos de efectos particulares.

Las solvencias
El certificado de solvencia es el acto que emite el municipio,
acreditando el cumplimiento de la obligación tributaria relativa al impuesto
inmobiliario urbano.
Debe ser expedida por cada inmueble, por lo que se aparta de las
naturalezas del tributo de las ordenanzas municipales que refieren dicho
certificado, a la totalidad de los inmuebles poseídos por un contribuyente a al
cumplimiento de otro ramo impositivo, en la jurisdicción del municipio pues
cada inmueble debe tener su cuenta individual.
33

Igualmente no debe regarse el certificado de solvencias, cuando el


contribuyente tenga pendiente un recurso administrativo, siempre que
continúe cancelando el impuesto fijado en el ejercicio anterior.
Así mismo se establece que los deudores morosos que hayan llegado
a arreglarlos de pago con el municipio, por la totalidad de su obligación
derivada del impuesto inmo0biliario, podrán obtener el certificado de
solvencia; siempre y cuando el saldo del impuesto sea afianzado por un
instituto bancario o de seguros.

Formulaciones para reflexionar un poco:


Una vez abordado de manera básica el impuesto sobre inmuebles
urbanos, inserto en la potestad tributaria del municipio, se hace propicia
la oportunidad para formularles las siguientes preguntas:
1. ¿A juicio de ustedes, se trata de un “derecho de frente” o de un
impuesto donde se tienen que tomar en consideración otros
particulares para ser gravados?
2. ¿Qué efectos produce el establecimiento de la poligonal
urbana?
3. ¿Para la elaboración de la poligonal urbana se deben estudiar el
cumplimiento o factibilidad de los servicios públicos?
4. ¿Cuáles son las estrategias que se pudiesen diseñar para que el
municipio capte debidamente el impuesto sobre inmuebles
urbanos?
5. ¿La oficina de catastro tiene un papel importante en la
determinación del impuesto sobre inmuebles urbanos?
III: EL IMPUESTO SOBRE VEHICULOS
Servio Paredes

El impuesto sobre vehículos era conocido desde la Constitución


Nacional de 1961 como “patente de vehículo”, lo cual generó disputas
relacionadas con la calificación del tributo, pues un sector de los estudiosos
del Derecho sostenían que era una tasa lo que se tendría que pagar a
34

cambio de la licencia o patente otorgada después de alguna revisión, aunque


los tribunales venezolanos se habían encargado de aclarar, que se trataba
de un impuesto cuyo hecho generador era la propiedad de vehículos
destinados al uso, transporte o circulación habitual de personas o cosas. La
CRBV (1999) al referirse al tributo en referencia lo agrupo en la categoría de
los impuestos, tomando en cuenta la posición doctrinaria de la extinta Corte
Suprema de Justicia, hoy en día Tribunal Supremo de Justicia.
El impuesto sobre vehículos reúne las características de los tributos ya
estudiados: es real porque no toma en cuenta las circunstancias personales
del sujeto pasivo, esto es su capacidad contributiva; es indirecto ya que para
su determinación toma en cuenta una manifestación indirecta de la
capacidad contributiva, como lo es el uso, peso y carga de los vehículos; y es
un impuesto periódico, porque su determinación y pago es por anualidades.

El hecho imponible
El hecho imponible, según Torres (2011) “es la propiedad de vehículos
de tracción mecánica, cualesquiera sean su clase o categoría y sean
propiedad de una persona natural residente o una persona jurídica
domiciliada en el municipio”, por tanto grava solo los vehículos de tracción
mecánica no los vehículos propulsados por tracción humana.

El sujeto pasivo: contribuyentes o responsables


El sujeto pasivo es el propietario del vehículo de tracción mecánica
sea una persona natural residente o una persona jurídica domiciliada en el
municipio. La norma establece como sujeto residente, aquella persona
natural propietaria o asimilada, que tenga en el municipio su vivienda
principal; presumiendo que ese domicilio será el declarado para la inscripción
en el registro automotor permanente. Por otro lado, será sujeto domiciliado
35

quien siendo persona jurídica propietaria o asimilada, ubique en el municipio


un establecimiento permanente al cual destine el uso del referido vehículo.
Para abordar el siguiente particular, se hace necesario establecer que
el sujeto pasivo puede darse en cualidad de contribuyente y en su carácter
de responsable. En este sentido, en atención a los dictados de la gran
mayoría de las ordenanzas en el país, relacionadas con el impuesto sobre
los vehículos, se tiene a lo siguiente:

Contribuyentes
Son sujetos pasivos en calidad de contribuyentes, las personas
naturales o jurídicas residentes o domiciliadas en el municipio, así como las
entidades que la Ley asimila a alguna de estas personas, que ejerzan
debidamente la titularidad de la propiedad de algún vehículo.

Responsables
Son sujetos pasivos en calidad de responsables, según Torres (2011)
y en atención al criterio expuesto en la mayoría de las ordenanzas en
Venezuela sobre el impuesto en estudio, los siguientes:

1. El usufructuario, residente o domiciliado en el municipio, si al


momento de causarse el impuesto se encuentra en el ejercicio del
derecho de usufructo sobre el vehículo respectivo. 2. El
arrendatario con opción a compra de un vehículo, si fuere
residente domiciliado en el municipio, si al momento de causarse
el impuesto se encuentra vigente el contrato de arrendamiento. 3.
Los concesionarios y consignatarios de vehículos cuyos
establecimientos se encuentren ubicados en jurisdicción del
municipio, con respecto a los vehículos en consignación que
tengan al momento de causarse el impuesto. 4. Los distribuidores,
agentes, representantes y comisionistas, residenciados o
domiciliados en el municipio, respecto de los impuestos
generados por la propiedad de los vehículos pertenecientes a los
terceros en cuyo nombre actúen.
36

En el mismo sentido, se consideraran domiciliadas en el municipio, las


concesiones de rutas otorgadas por el municipio para la prestación del
servicio del transporte urbano dentro de ese ámbito espacial. De acuerdo al
criterio de algunos legisladores, expuestos en el Derecho Positivo, el cual
comparte el investigador del presente trabajo, tal como lo establece el
Concejo del municipio San Cristóbal del estado Táchira, establecen en
referencia a la titularidad de la propiedad del vehículo lo siguiente:

1. Cuando se tenga en el municipio el asiento principal de los


negocios o intereses, o se tenga situada en el mismo la sede o
administración. 2. Cuando se tenga en jurisdicción del municipio,
establecimientos tales como: sucursales, agencias o similares, a
los cuales estén asignados vehículos para su utilización por
dichos establecimientos. 3. Cuando se trate de vehículos
destinados al transporte público de personas o de cosas, cuyo
terminal o centro de operaciones se encuentre ubicado en
jurisdicción del municipio San Cristóbal. 4. Cuando se trate de
concesionarios de rutas de transporte público de personas,
otorgadas por el municipio, respecto a los vehículos utilizados
para cubrir el servicio de la ruta respectiva. 5. Cuando se trate de
propietario de vehículos dados en consignación, usufructo o
arrendamiento a cualquiera de las personas previstas en el
artículo siguiente. 6. Cuando el propietario esté residenciado en el
municipio San Cristóbal.

La base imponible
La base imponible del impuesto sobre vehículos se determina en la
ordenanza respectiva, todo de conformidad con el principio de legalidad, y
varía dependiendo de los criterios que asuma el municipio. Normalmente la
base imponible se establece considerando las siguientes variables: tipo de
vehículo, capacidad de carga, uso, peso, cilindrada, año, entre otros.
De conformidad con el criterio de algunos legisladores locales, como
es el caso del Concejo del municipio San Cristóbal del estado Táchira,
expresan en la Ordenanza del Impuesto sobre Vehículos que la base
imponible:
37

La determina la capacidad de desgaste de las vías públicas del


municipio, ocasionado por el tránsito y tráfico vehicular,
cuantificable en dinero, tomando como base de cálculo el peso y
número de ejes del vehículo en los términos establecidos en esta
Ordenanza.

A los efectos de cuantificar la base imponible, entendida como la


magnitud que resulta de la medición del hecho imponible, y hacer la
correspondiente liquidación anual del impuesto sobre vehículos se deben
tomar en cuenta los siguientes elementos: “(i) el peso del vehículo en
toneladas; (ii) el número de ejes; (iii) modelo año; (iv) uso del vehículo”.

Determinación del impuesto


En atención a los criterios doctrinarios, entre ellos el de Torres (2011),
“la determinación de oficio procederá en aquellos casos en que el
contribuyente o responsable omita la inscripción en el registro, o suministre
información incorrecta o incompleta relativa a las características del
vehículo”. En atención a los aportes de los estudiosos del Derecho, muchas
veces plasmados en las ordenanzas de rigor, orientan que “la determinación
de oficio se debe practicar conforme a los procedimientos que a tales efectos
pauten las Ordenanzas de Hacienda y Procedimientos Tributarios”.
Si de la verificación que practique la Administración Tributaria
Municipal, resultare que el contribuyente ha pagado menos del impuesto
correspondiente al período gravable, la Administración expedirá la respectiva
planilla de liquidación complementaria; y si hubiere pagado demás, se harán
la rectificaciones y ajustes necesarios y se reconocerá, mediante acto
individual expreso, el derecho del contribuyente a rebajar en sus próximas
declaraciones, el monto pagado en exceso.

Consideraciones sobre el registro de contribuyentes


38

En uso de los criterios doctrinarios expuestos por los estudiosos del


Derecho Administrativo y Derecho Tributario, acogidos por los legisladores
municipales en el momento de la elaboración de las Ordenanzas del
impuesto sobre vehículos, se consagra como estrategia e instrumento de
suma importancia la elaboración y actualización del registro de
contribuyentes. En este orden de apreciaciones se tiene a los siguientes
particulares:
A. La obligación de los contribuyentes de inscribir los vehículos de su
propiedad en el registro, generalmente así consagrado dentro de los 90 días
continuos siguientes a la fecha de adquisición, o del establecimiento de la
residencia o domicilio de su propietario en el municipio; con la actualización
obligatoria de las modificaciones en las características del vehículo y en la
propiedad del mismo o en el domicilio o residencia del contribuyente o
responsable, la cual deberá ser informada a la administración tributaria
municipal, generalmente estatuida, en la mayoría de las Ordenanzas sobre el
particular, dentro de los 30 días hábiles siguientes a la fecha en que se
produjo la modificación.
B. Para la inscripción del vehículo se estila el cumplimiento de algunas
formalidades: (i) solicitud por escrito, en los formularios especiales que
suministrará la Dirección de Hacienda Pública Municipal; (ii) La solicitud
deberá acompañarse de la copia del título de propiedad del vehículo.
C. Cuando por cualquier título o causa se produzca la transmisión de la
propiedad del vehículo inscrito, el contribuyente deberá comunicarlo a la
Administración Tributaria Municipal, con el fin de efectuar el cambio de
titularidad en el registro, o la desincorporación del vehículo.

El registro de contribuyentes y el sistema de apoyo


De conformidad con la experiencia desarrollada por los municipios en
Venezuela, en la cual se incluye las adelantadas por los Concejos de los
municipios Iribarren en Barquisimeto estado Lara, Libertador en el estado
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Mérida, Chacao en el estado Miranda y San Cristóbal del estado Táchira, se


precisan las siguientes consideraciones de relevancia a juicio del presente
investigador:
A. El registro de contribuyentes referido al impuesto sobre vehículos debe
contar con un sistema que debe ser organizado de manera que posibilite,
entre otros beneficios la determinación del número de contribuyentes,
identificación, domicilio y residencia; la clasificación de los vehículos a los
fines de la determinación y recaudación del impuesto; el establecimiento de
los controles para el seguimiento del pago del impuesto; la viabilidad de la
fiscalización y registro de los vehículos propiedad de las empresas que
ejercen actividades en el municipio; la identificación de las personas que
hayan perdido la condición de contribuyentes o responsables, entre otros.
B. El sistema relacionado con el impuesto sobre vehículos deberá
mantenerse permanentemente actualizado e incorporársele en forma
inmediata las modificaciones que se produzcan.
C. Es necesario la realización anual de la revisión y actualización del
sistema relacionado con el impuesto sobre vehículos, mediante los ajustes
contables correspondientes. Para su actualización, se aconseja la realización
de censos, inspecciones y fiscalizaciones; como también el cruce de datos y
registros con organismos nacionales, estadales y municipales.
En armonía con los particulares anteriores relacionados con el registro
de contribuyentes en el impuesto sobre vehículos, la mayoría de las
legislaciones locales en Venezuela, entre ellas las señaladas anteriormente,
en aras del aseguramiento de la debida actualización, se hace necesario las
siguientes consideraciones o recomendaciones:

a. A los distribuidores, consignatarios y agentes vendedores de


vehículos, domiciliados en el municipio o que tengan agencias o
sucursales en él, el envío mensual de la información relativa a las
enajenaciones o arrendamientos con opción a compra de
cualquier tipo de vehículo y la relación que contenga precios de
venta, marcas, modelos, seriales, placas identificadoras y otros
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detalles pertinentes, así como la identificación y dirección


completa del adquiriente o del arrendatario con opción a compra.
b. A las Notarías, el envío mensual de la información relativa a
traspasos de la propiedad de los vehículos. c. A los Tribunales de
Justicia, copia de las actas de remates, daciones en pago y
cualquier otro acto procesal que implique traspaso de propiedad
de vehículos automotores.

El pago del impuesto


La autoliquidación
Quienes sean sujetos pasivos del impuesto sobre vehículos, de
conformidad con la Ordenanza que regule la materia, todo en atención del
principio de legalidad que debe prevalecer, abordado anteriormente, deben
estar obligados a autoliquidar el impuesto correspondiente, y a pagarlo
anualmente según el procedimiento y en los plazos establecidos en la
misma.
La autoliquidación tendrá lugar en el momento de la inscripción en el
sistema relacionado con el impuesto en estudio y su registro de
contribuyentes, tal como se describió en los particulares anteriores. Para los
años subsiguientes, el impuesto será liquidado en forma automática con
base en los datos contenidos en el enunciado registro. En este orden de
apreciaciones, la autoliquidación del impuesto para el año de inscripción del
vehículo en el registro se practicará en el formulario que al efecto será
suministrado por la administración tributaria municipal.

La recaudación del impuesto


Declaración y pago
El impuesto se fija por anualidades, aunque regularmente se cobra
habitualmente por trimestres; validando de alguna manera la expresión
popular de muchos años bajo la denominación de los “trimestres del
vehículo”.
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Por último, el legislador a través de la LOPPM (2010) estableció


algunas reglas de control fiscal para ese tributo, a los fines de que los
municipios puedan crear y mantener actualizado un “registro de vehículos”.
En tal sentido, la normativa contempla:
A. Que los jueces, notarios y registradores cuyas oficinas se encuentren
ubicadas en la jurisdicción del municipio correspondiente, deben colaborar
con la Administración Tributaria Municipal para el control del cobro de ese
impuesto. A esos fines, cuando deban presenciar el otorgamiento de
documentos de venta o arrendamiento financiero de vehículos que sean
propiedad de residentes o domiciliados en ese municipio, deberán exigir
comprobante de pago del impuesto previsto en la Ordenanza, sin perjuicio de
la colaboración que pueda requerirse a oficinas notariales o registrales
ubicadas en jurisdicciones distintas.
B. El Ejecutivo Nacional deberá suministrar a los gobiernos locales la
información relativa a la ubicación, por municipios, del domicilio o residencia
de los propietarios de vehículos aptos para circular por vías terrestres, según
conste en el sistema nacional de registro de tránsito y transporte terrestre.
Al contribuyente que cancele el impuesto sobre vehículos se le
otorgará una calcomanía para ser adherida al vehículo, no siendo ella sola la
prueba de cancelación del impuesto en referencia, pues, a luz de la
tecnología, pudiese ser fácilmente copiada, burlando en consecuencia al
erario público municipal.
Para la cancelación del impuesto sobre vehículos el contribuyente
debe estar solvente con las sanciones administrativas impuestas por
infracciones en la Ordenanza respectiva, a la Ley de Tránsito y Transporte
Terrestre y su Reglamento y cualquier otra norma que regule el tránsito
terrestre.
Se instruye en las Ordenanzas que debe ser obligatoria la
presentación del certificado de solvencia por concepto del impuesto sobre
vehículos ante los Notarios Públicos, y Registradores, cuando se pretenda la
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enajenación del vehículo; y, en aquellos casos en que, para fines de control


fiscal, así lo establezca el Alcalde mediante Decreto, todo a los efectos de
asegurar el pago correspondiente; con la advertencia que las autoridades
nacionales de tránsito no podrán registrar ni expedir placas identificadoras de
vehículos cuyos propietarios no estén solventes con el municipio; con la
adición de impedir la circulación por las vías de transito de su jurisdicción.
La Ordenanza creadora del tributo debe establecer, además de los
aspectos estudiados, los recursos administrativos de impugnación, la
tipificación de las infracciones y sanciones y el cumplimiento de un conjunto
de deberes formales.

Incentivos fiscales
En la mayoría de las legislaciones locales en el país se acostumbran
establecer incentivos fiscales, denominados también sanciones premiales a
quienes efectúen el pago del impuesto por anualidades, con la obtención de
descuentos tales como: (i) antes del 31 de enero el 25%; (ii) antes del 28 de
febrero un 15%; y, (iii) antes del 31 de marzo un 10%. No obstante, si el pago
se efectuare después del 31 de diciembre, comenzaran a correr los intereses
moratorios, a la rata establecida en el COT (2014), que serán aplicados a la
deuda neta por concepto del impuesto.
Las exenciones son dispensas o beneficios que por ley, en este caso
por medio de la Ordenanza de rigor se le conceden a ciertos sujetos para
eximirlos del pago correspondiente. De manera general son aquellos
supuestos en que alguna actividad o alguna persona no soportan realmente
la carga económica que por aplicación estricta de las normas impositivas,
habría de corresponderles. Son supuestos en los que a pesar de realizarse
el hecho imponible no nace la obligación de contribuir.
Generalmente las Ordenanzas de los municipios en Venezuela,
tienden y así lo establecen, exenciones para el pago del impuesto sobre
vehículos: (i) Los que sean propiedad de la República, los estados de la
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unión o federados y municipio; (ii) a los vehículos de las instituciones de


carácter público o de sus entes descentralizados; (iii) Los que sean
propiedad de misiones o de funcionarios diplomáticos o consulares de
aquellos Estados que otorguen igual beneficio a las misiones y funcionarios
diplomáticos o consulares venezolanos; (iv) Los que sean propiedad de
personas discapacitadas, previa comprobación de su discapacidad; (v) Los
pensionados y jubilados del municipio con respecto al vehículo de uso
particular.
En este orden de ideas relacionadas con los incentivos fiscales, se
encuentran las exoneraciones, concebidas por el COT (2014) como
dispensas o beneficios de manera total o parcial del pago la obligación
tributaria, concedida por el Poder Ejecutivo en los casos autorizados por la
ley. A tales efectos, la mayoría de las Ordenanzas en el país, en relación con
el impuesto sobre vehículos, dispensan a los siguientes: (i) los vehículos
propiedad de los institutos de beneficencia pública; (ii) Los vehículos
destinados exclusivamente para uso religioso; (iii) Los vehículos propiedad
de instalaciones culturales, ateneos y similares; con el entendido que para
tales beneficios, el Alcalde, deberá estar autorizado por la Concejo Municipal,
mediante acuerdo aprobado por las 2/3 partes de sus miembros de
conformidad con lo dispuesto en la LOPPM (2010).

Las sanciones
A los efectos de asegurar el debido cumplimiento de los
mandamientos establecidos en las diversas Ordenanzas relacionadas con el
impuesto sobre vehículos, se estilan las sanciones que se describen a los
siguientes supuestos de hecho: (i) para los que no inscriban los vehículos en
el registro dentro del lapso previsto en la Ordenanza; (ii) para quienes no le
comuniquen a la Administración Tributaria Municipal los cambios sufridos por
el vehículo en sus datos de identificación, de transmisión de la propiedad del
mismo, del cambio de domicilio del propietario o de desincorporación del
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vehículo de la circulación; (iii) para los que se nieguen a suministrar la


información requerida por la Administración Tributaria Municipal, a mostrar
los documentos que se les exijan, o falseen los datos de la declaración o los
presentaren incompletos; (iv) para los que no envíen la información requerida
para la actualización de los datos conforme a lo ya explicado anteriormente;
(v) las compañías de seguro, distribuidoras, consignatarias y agencias
vendedoras de vehículos que no cumplan con el deber de cooperar con el
registro de contribuyentes.

Formulaciones para reflexionar un poco:


Una vez abordado de manera básica el impuesto sobre vehículos,
inserto en la potestad tributaria del municipio, se hace propicia la
oportunidad para formularles las siguientes preguntas:
1. ¿A juicio de ustedes, se trata de una patente o de un impuesto
realmente?
2. ¿Cuáles serían las estrategias para captar el impuesto sobre
vehículos en cada uno de los municipios?

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