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Capítulo Cuatro.

Presentación y Análisis de los Resultados

El presente capítulo presenta los datos obtenidos en cada una de las categorías

establecidas en la presente investigación, así como su análisis y su valoración.

Categorías

Las categorías que se identificaron para la presente investigación fueron de acuerdo

a la revisión de la literatura y se complementaron con los datos emergentes en las

entrevistas. Las categorías determinadas fueron: Retorno a las aulas, Experiencias, Factores

y recuros disponibles, Retos tras la pandemia, Capacitación y Aspectos positivos

encontrados.

A continuación se presentará cada una de las categorías y la información emanada

de cada una de ellas.

Retorno a las aulas

En esta categoría, se identifica que un elemento común de las profesoras de la

escuela es que había mucho miedo y temor.

Las profesionales de la educación que tuvieron que regresar a las aulas tras la

pandemia, a pesar de las instrucciones de las autoridades educativas y a pesar de la

información derivada de las autoridades santiarias del país, se enfrentaron con grandes

temores.

Los principales temores que los sujetos de estudio manifestaron fueron la

posibilidad de ser expuestos a un contagio ellas mismas, o peor aún, a contagiar a sus

familias.

Esto queda de manifiesto con lo que una de las entrevistadas dijo: “considero que el

regreso a las aulas en su momento fue precipitado. Y regresé con muchísima incertidumbre
y temor, ya que no teníamos las condiciones necesarias para tener un espacio seguro ni para

los niños ni para los docentes”. De igual manera agregó que “tenía mucho temor, mucho

miedo, más que nada, por lo que yo ya había vivido a través de mi familia, miedo de

contagiarme y volver a contagiar a mis seres queridos”.

Complementando, otra de las entrevistadas señaló: “mi retorno a las aulas fue en un

inicio un poco con miedo al no saber a lo que nos íbamos a enfrentar y lo enfrenté llevando

a cabo las medidas preventivas para evitar el contagio, no solo por mi sino por mi familia

que se encontraba conmigo”.

Este temor por la familia la comparte otra entrevistada que afirma que aun ahora,

luego del tiempo que ha pasado desde el retorno, “todavía siento este ese temor de

contagiarme pues yo tengo todavía familiares que tienen dificultades en enfermedades,

enfermarlos y que se agraven, pues ha sido uno de mis temores y mis miedos más grandes”.

Otra participante complementa esto con su respuesta que fue “tuve mucha

incertidumbre mucho miedo de contagiarme y sentía demasiado estrés por todo lo que

estaba sucediendo porque tenía miedo por lo mismo, que tenía miedo de contagiarme, este

quería lavarme las manos a cada rato por todo lo que tocaba”.

Se aprecia que una de las principales situaciones que compartieron las docentes fue

el temor a contagiarse. Había incertidumbre, tristeza, no manifestaban ganas ni ánimos en

regresar a las escuelas. En esos momentos aún la enfermedad estaba en niveles de riesgo,

por tanto el temor fue algo compartido.

Esta preocupación manifestaron igual se daba porque consideraban que los padres

de familia no estaban siempre concientes de los riesgos o no hacían conscientes a los

estudiantes, ya que se encontró que con algunos estudiantes era muy difícil que

mantuvieran y usaran correctamente los cubrebocas. Esto se complementa con lo afirmado


por una entrevistada que dijo que “la comunidad no ayudaba con los cuidados personales es

uso del cubre bocas no les era importante y pues se piensa en la salud de uno como docente

y como madre de familia”.

Otro factor de temor fueron los insumos de limpieza y sanitaros para una mejor

prevención, ya que las entrevistadas manifestaron que la escuela no contaba con los

insumos suficientes para prevenir contagios. Una entrevistada incluso señaló que “la misma

Secretaría (de Educación del Estado) te mandaba un botecito de gel y la escuela tenía que

comprar sus termómetros, tapetes y todo, o sea, los insumos, no había ni eso”.

De igual manera, otro aspecto que fue relevante para las entrevistadas fue la

situación respecto a la logística y organización que se estableció como protocolos de

retorno seguro a las aulas.

La logística de ingreso a las instalaciones y la logística de asistencia manifestaron

que al inicio fueron complicadas, pero poco a poco fueron adaptándose. Las principales

dificultades que encontraron, fue de inicio el tener el grupo dividido en dos subgrupos. Esto

les disminuyó dificultad al momento de trabajar con los niños en el aula, ya que como

afirmó una entrevistada “se dividieron en dos grupos haciendo que el grupo no fuera muy

cargado”. De igual manera me encontró que la asistencia igual fue condicionada a la

voluntad de los padres, ya que algunos no aceptaron llevar a sus hijos a la escuela, a pesar

de las recomendaciones de las autoridades educativas y sanitarias. Una de las entrevistadas

en este sentido señaló que “la asistencia de los niños era a consideración de los padres de

familia, los que quisieran fueron los que firmaron autorización y ya fue que se armó el

grupo, si fue difícil tanto como para los niños como para los papás”.

Por lo tanto, en la categoría de retorno a la escuela, los principales hallazgos fueron

que las profesoras regresaron con temor, con miedo al contagio, no hubieron los insumos
suficientes ni necesarios, la logística de acceso de las escuelas al inicio fue complicada pero

poco a poco mejoró y finalmente la división del grupo la consideraron adecuada para tener

una mejor distancia entre estudiantes durante las clases.

Experiencias

En la categoría de experiencias al retorno, de los principales elementos

mencionados fueron la dificultad de planear doble, cómo los padres de familia no se

comprometían, las demandas de atención de los padres entre otras.

Iniciando el análisis de la información, se detecta que una de las principales

experiencias que encontraron las docentes fue la dificultad que implicaba el tener al grupo

dividido en dos sub grupos. Si bien en la categoría anterior se mencionó que encontraron

adecuada la división para que haya suficiente distancia entre los alumnos para salvaguardar

la salud, para cuestiones de atención la situación era diferente.

En la entidad, el Gobierno estatal estableció que para el retorno a las aulas se

dividiría al grupo en dos subgrupos, de manera que una parte asistía a la escuela de manera

presencial y la otra mitad estaría en sus casas trabajando. Esto era de manera rotativa, de

manera tal que los estudiantes acudían de manera presencial unos días y otros tenían

actividades a distancia.

Esto último fue lo que las educadoras indicaron fue la mayor dificultad para ellas,

ya que afirman que esta modalidad de trabajo implicaba que tuvieran que planear doble, lo

que trabajaban en el aula, y lo que tenían que hacer los estudiantes a distancia. La autoridad

educativa tenía la intención de que los temas que se trabajaban de manera presencial y a

distancia de manera simultánea no implicaran doble trabajo a los docentes, pero la realidad

que mencionan es lo opuesto.


Una de las entrevistadas afirmó que “lo que encontré más complicado el hecho de

realizar dos actividades diferentes, el planearlas, porque pues en tu planeación ponías

actividades para los que asistían y actividades para los de la casa”.

Con respecto al tipo de materiales que diseñaban las profesoras, se identificó que se

apoyaron con la tecnología, ya que complementando los video audios que ya se mencionó,

otra entrevistada afirmó que “hacía videos dando la clase para los niños”.

Una entrevistada sintetiza perfectamente bien con la afirmación de que “teníamos

niños en presencial y teníamos niños en línea, entonces eso fue uno de los retos más

grandes que tuvimos que vivir”.

Esta situación de la atención a los estudiantes en ambas modalidades (presencial y a

distancia) implicó igual una experiencia que manifestaron complicada con los padres de

familia.

Eso es debido a que las actividades que los niños tenían que realizar en casa, al ser

del nivel de preescolar, los padres tenían mucho mayor injerencia en la realización.

La dificultad del doble diseño, también implicaba a los padres de familia, ya que de

acuerdo a lo afirmado por otra educadora “teníamos que diseñar actividades para los niños

que estaban yendo de manera presencial y diseñar esas mismas actividades para los niños

que estaban a distancia pero tenía que ser muy específica, para que los padres entendieran y

comprendieran la indicación que se les estaba dando y cómo explicárselo a sus hijos

muchas veces tuve que implementar vídeos audios, donde les enseñaba cómo podrían

realizar la actividad con explicaciones más concretas”.

Esto mismo establece otra entrevistada cuando afirma que “la carga administrativa

se duplicó, pues había que planear para los que asisten y los que no asiste con explicaciones
precisas y sencillas para los papás, además de llevar la planeación de docente con

aprendizajes esperados, materiales y tiempo”.

Y para reforzar la importancia del rol de los padres, una profesora afirmó que “a

veces los papás no cumplían con las tareas al momento de estar evaluando tenías que

esperar a que los papás enviaran”.

Con los padres cumplidos “hicimos un calendario donde sabían qué día le tocaba,

cada papá iba por las tareas, les explicábamos las tareas y a la siguiente semana nos

llevaban las tareas realizadas, se las calificábamos, les dábamos retroalimentación”. Sin

embargo, también había casos opuestos, de padres que de entrada no cumplían en tiempo, y

de la misma manera que no respetaban el horario de las profesoras, y consideraban que

tenían derecho de que les atiendan en cualquier hora del día o de la noche. Esto le ocurrió a

las entrevistadas, ya que afirman que “los papás piensan que están en el derecho de exigir y

de que nosotros estamos en el derecho de cumplir a altas horas de la noche” y otra

experiencia de otra entrevistada es muy similar, ya que narra que “había papas que no

consideraban la hora, te fastidiaban hasta altas horas de la noche o fines de semana, por más

que les hicieras conciencia de tu jornada laboral”.

A pesar de esto, una profesora afirmó que “realmente no estaba complicado porque

pues hacíamos la planeación semanal o quincenal y con todas las actividades, una actividad

por día o dos actividades, se le daban al papa, se sacaban copias, se le entregaba todo el

material lo va a pasar y se les explicaba cómo lo iban a trabajar, nos mandaban vídeos, nos

mandaban audios y de esa manera pues fuimos. trabajando con los papás”, lo que quiere

decir que las profesoras, en cuestión de organización no tuvieron mayor problema, ya que

los padres que eran cumplidos propiciaban que las actividades fueran exitosas, y su mayor

dificultad surgió cuando los padres no eran cumplidos. Esto deja evidencia empírica de lo
fundamental que para los niños de preescolar fue la figura de los padres de familia en casa.

Aunque varios autores han afirmado en diferentes momentos la importancia del rol del

padre, esto se comprueba de manera empírica con lo hallado en este estudio. Los padres de

familia fueron los que lograron que sus hijos aprendan o caso contrario fueron los

responsables directos del rezago.

Esto se afirma, ya que, de acuerdo a lo encontrado, hubo padres de familia que con

tan de cumplir y de que sus hijos obtengan una calificación hacían las actividades ellos

mismos y las enviaban a las profesoras, afirmando que sus hijos la hicieron, propiciando

que los niños no aprendan lo esperado. Esto se identificó cuando una entrevistada afirmó

que “a veces los resultados que te enviaban eran así como que volados (sic) porque

realmente cuando los niños se presentaban, no era lo que nosotros esperamos y lo que los

papás te habían mandado no coincidía”. Esto quiere decir que recibían trabajos bien hechos

y cuando ya estaban en el aula presencial se hacía evidente que los niños no habían hecho

las actividades en casa. Esto lo afirma una entrevistada cuando dice que “los padres no

enseñan a sus hijos, les hacen la tarea y las evidencias no eran objetivas”.

A pesar de eso, un elemento a destacar que se encontró fue el profesionalismo de las

profesoras, misma que se ve reflejada en la afirmación de una entrevistada, que dijo que “es

mi responsabilidad en el aula que el niño aprenda que yo como maestra tengo que buscar

los medios posibles para que mis alumnos aprendan lo que mis objetivos son mis

aprendizajes esperados, lo que yo quiero lograr con esos niños independientemente del

papá o a pesar de los papás, los niños en el aula son mi responsabilidad en el aula, yo tengo

que lograr que ese niño tenga un aprendizaje con material sin material, con apoyo o sin

apoyo de sus padres de familia”.


Para sintetizar, las experiencias principales de las docentes en el retorno, fue la

dificultad del trabajo híbrido, donde tenían que atender una cantidad de alumnos

presenciales y otros a distancia de manera rotativa; el diseño de materiales para quienes

estaban en casa; la implicación de trabajar con los padres y depender de ellos para

potencializar los aprendizajes de los niños; la pretensión de los padres de familia de que se

les atienda en cualquier hora o día y el rol fundamental de los padres en el aprendizaje de

los niños.

Factores y recursos disponibles

Las entrevistadas afirmaron que los principales recursos que necesitaron fueron

tecnológicos y materiales didácticos para trabajar con los niños en el aula.

De la misma manera, un factor que todas consideraron fundamental fue el apoyo

mutuo y el trabajo en equipo.

La mayoría de las entrevistadas coincidió que los recursos tecnológicos más

indipensables fueron computadoras e internet. Esto es debido al material que tenían que

diseñar y el medio para la búsqueda de información y para el envío de las actividades.

Con relación a los recursos tecnológicos, una profesora indicó que “de manera

personal la mayoría de mis niños estaban en línea, por lo que yo necesitaba recursos como

computadora como impresoras, como un buen escáner, como un buen internet y no

teníamos absolutamente nada de eso en la escuela. De hecho, nunca lo tuvimos ni lo

tenemos aún trabajamos con recursos propios, a contra turno, más bien, a todas horas

tuvimos que dar mucho más de nuestro tiempo, tuvimos que dar muchísimo más de

nuestros recursos económicos para poder solventar, ya que la Secretaría en ningún

momento nos apoyó ni con el internet, ni con computadoras ni con nada, pero si nos pedía
que debíamos de trabajar de esa manera”. Esto manifiesta el descontento de que por parte

oficial no había apoyos de recursos tecnológicos a los docentes, aunque desde el inicio de la

pandemia la misma Secretaría había establecido la importancia de las computadoras e

internet, sin embargo, les dejó a los profesores del país la responsabilidad de resolver esta

situación. Como afirma la maestra, ni siquiera en la escuela se contaba con esos recursos de

manera confiable, por tanto, los profesores del país se vieron obligados a absorber los

gastos que estos recursos les generaron. Esto lo reconfirma una profesora que dijo que “la

escuela no contaba con equipos para poder continuar en clases en línea ni tampoco los

recursos para poder realizarlas”.

A pesar de las carencias, las profesoras manifestaban una buena actitud hacia el

trabajo, como lo hace evidente una entrevistada que afirmó que “considero que el contar

con una computadora me ayudó desde que empezó la pandemia para mi trabajo diario para

poder planear, enviar archivos y hacer mis expedientes de mis niños”.

Al estar trabajando de manera presencial propició que se volviera a generar el

trabajo colaborativo entre las profesoras, ya que una entrevistada afirmó que “somos un

equipo, y la forma de trabajar ayudó mucho que nos dábamos sugerencias, ideas, la

directora en ciertos momentos, pues ha sido muy accesible en la manera de trabajar”.

El compañerismo se hace muy evidente, ya que a pesar de que como se mencionó

antes, había gran temor al contagio, el ánimo de apoyarse mutuamente fue mayor al temor,

ya que una docente afirmó que “nos compartimos materiales, si yo necesito un material y

otra maestra lo tiene, me lo presta o viceversa, nos apoyamos en cuanto todas las

planeaciones, en cuanto a sí necesito un material y alguna compañera lo tiene, ella me lo

presta, o si alguien necesita material y yo lo tengo lo presto”.


Retos

En la categoría de retos, el principal mencionado fue el trabajo a distancia y el uso

de la tecnología, así como dar continuidad al trabajo de los alumnos combinando

presencialidad y distancia.

Sobre el primer reto, que fue el trabajo a distancia, hubo una coincidencia en lo que

se mencionó, ya que algunas afirmaciones fueron “aprendí a trabajar a distancia. Realmente

sí, fue un reto al principio”; “implementar recursos tecnológicos”; “la falta de los insumos

como las computadoras no tanto para mí como para los papás”; “las clases híbridas eran

una situación que desconocíamos, pero a la cual nos tuvimos que enfrentar y tratar de sacar

lo mejor de nosotras”. Como se puede apreciar fue una constante la afirmación, y llama la

atención que una profesora menciona que igual para los padres fue un reto el poder

adaptarse a esta forma de trabajar. Aunque como ya se mencionó anteriormente en otra

categoría, una profesora menciona que “los padres de familia nos llevaban trabajos

perfectos, nos enviaban vídeos perfectos que distan demasiado de la realidad. Entonces

siento que esta modalidad no fue la mejor que pudimos tener”, lo que hace evidente que no

había mucha confianza por parte de los docentes sobre los logros de los estudiantes

derivados del trabajo a distancia.

Durante la recogida de información, surgió un comentario, que, aunque fue aislado,

se considera sumamente enriquecedor y clarificador, de cómo un reto para muchas

profesoras fue la combinación del trabajo con la familia. La profesora en cuestión

mencionó que “combinar mi trabajo con el cuidado de mi familia, fue muy, muy duro, tuve

que enfrentar la enfermedad de mis familiares y tener que estar planeando actividades para

mis niños, sobre todo que estábamos, primero a distancia y después ya en manera híbrida o

sea el estar preparando la clase para los niños que iban a la escuela y tener que atender,
preparar clases y atender las dudas de los padres de familia y a distancia, también en ese

momento el tener que atender a mi familia que estaba a mis familiares que estaban

enfermos. Fue desgastante. Muy desgastante emocional y física (sic)”.

Capacitación

Curiosamente en esta categoría la respuesta fue unánime. Se estableció como

categoría a priori considerando la revisión de la bibliografía donde hablaba de la

importancia de la capacitación. De la misma manera, a lo largo de la pandemia las

autoridades educativas tanto federales como estatales ofrecieron multiplicidad de opciones

de capacitación en línea y/o a distancia. Se ofrecieron recursos por medio de repositorios en

internet, se dotó de cuentas con soporte de Google y herramientas de las plataformas de

Google for Education, se ofrecieron webinars y seminarios virtuales, y, sin embargo, a

pesar de todo eso, la percepción generalizada de las profesoras fue que no recibieron

capacitación para el regreso a las aulas.

La generalidad fue tajante al afirmar que no. Las diferentes visiones se reflejan en lo

que afirmaron cada una de ellas: “Para nada, no recibimos ningún apoyo para las clases nos

apoyamos nosotras, nos fuimos apoyando sobre todo entre las maestras del mismo grado

para el diseño de las actividades de los materiales, etc.”; “en cuanto a capacitación, yo creo

que capacitación como tal no la recibimos. Considero que no hubo”; “¿capacitación en sí?

no hubo. Fue más bien autoayuda a entre nosotras no qué podemos hacer, cómo lo podemos

hacer, qué cuidados hay que tener todo”; “no tuvimos ningún tipo de capacitación para dar

clases híbridas simple y sencillamente nos dijeron que debíamos de darlas. Pero no, no

recibimos capacitación”; “no que yo sepa no que yo recuerde, no hemos recibido ninguna

capacitación y apoyo para impartir clases híbridas”.


Queda muy claro que la percepción generalizada de las profesoras es que no fueron

debidamente capacitadas para el retorno. Es de recalcar que ninguna mencionó las opciones

que les dieron a lo largo de la pandemia, ni relacionaron las temáticas que fueron abordadas

en las diferentes opciones formativas a lo largo de dos años, lo que lleva a inferir que

cuando participaban en los diferentes programas formativos a distancia lo hacían ya sea por

cumplir el requisito o por obedecer instrucciones de superiores y no relacionaron los temas

abordados con su trabajo en el trabajo al regreso al ala de manera híbrida tras la pandemia.

Adaptación

De manera generalizada, los aspectos que las educadoras manifiestan tuvieron

mayor necesidad de adaptación, fue a las formas de trabajo nuevas que se les presentaron

derivadas de tener a dos sub grupos, de la logística de asistencia y envíos de tareas. En los

aspectos personales se mencionaron muy pocas situaciones.

Para la adaptación fue necesaria la comunicación y organización de la escuela, y en

esto fue factor clave el sentido de pertenencia a un equipo, ya que una de las entrevistadas

afirmó que “una vez que nos organizábamos junto con la directora y tomábamos los

acuerdos, todas cumplíamos con ello y fue un trabajo fácil de sobrellevar una vez

organizado”.

Sin embargo, para que esta organización pudiera ser efectiva, tuvieron primero que

nada que informarse de qué pasaba en otros lugares y con base en ellos platicar y tomar

acuerdos. Esto queda demostrado con la afirmación de una de las educadoras que dijo que

“al principio si buscábamos y te decían se tiene que trabajar de esta forma, entonces

escuchabas de otras escuelas, de otras compañeras que hacían ellas que no hacían que

debíamos de hacer entonces ya al final como escuela el organizarnos nos ayudó mucho a
saber cómo íbamos a atender a los papás, a los niños, cómo íbamos a rescatar las

evidencias”.

Uno de los factores que se identificó como fundamentales para una adecuada

adaptación fue la manera paulatina como la escuela retomó las actividades presenciales. Se

comentó que debido a trabajos de construcción en el edificio el retorno presencial se

demoró más que en otras escuelas, lo que propició que una vez que la escuela recibió a los

primeros estudiantes de manera presencial, ya habían indagado antes de cómo fue el retorno

en otros centros educativos. Esto lo afirma una docente que comentó que “esta adaptación y

adecuación a la nueva modalidad fue más light (sic) para nosotros como centro de trabajo,

debido a las a las circunstancias que se estaban viviendo, o sea, no fue directo como en

otras escuelas, sino que fue paulatino unos meses estuvimos con solo tutorías, con los papás

y ya luego se integró un grupo, luego otro subgrupo, ya eran dos subgrupos, ya luego se

empezó a que vinieran más niños, como que fue paulatino, entonces nos dio tiempo de

irnos adaptando también a nosotras como maestras con los niños”.

El factor clave del éxito del retorno y la adecuada adaptación tanto del personal

educativo como de los estudiantes y padres de familia, fue la organización de la escuela de

manera global. Esto se sintetiza con el comentario de una entrevistada que afirmó que “toda

esa organización previa que hubo, pues nos ayudó mucho a que poco a poco nos vayamos

sintiendo más tranquilas, más en confianza más relajadas”.

Un elemento que es importante destacar, es, como se ha mencionado en otras

categorías, el compromiso y el profesionalismo del personal de la escuela factor

fundamental para la atención de los estudiantes y el logro de los propósitos educativos. Esto

se enfatiza en la afirmación de una de las educadoras que señaló que “nos dimos cuenta que

realmente si nos hacía falta, nos dimos cuenta que era muy importante estar en las escuelas.
Nos dimos cuenta de que, pues la educación es en las aulas y que pues teniendo todas las

precauciones, todos los cuidados, cumpliendo con todos los protocolos, pues esto se iba a ir

en relajando y se iba a ir resolviendo en el día a día”. Este compromiso con sus estudiantes

las ayudó a sobrellevar los miedos y los temores, ya que (aunque en el factor de retorno se

mencionó) una entrevistada hizo énfasis en que “al principio para todas fue muy estresante

tener que cuidar que los niños respetarán las normas de cuidado de su salud. Y el miedo a

contagiarnos, pero al paso de los meses tenemos más seguridad y confianza al estar

trabajando ante el grupo”, lo que infiere que, mientras más tiempo pasó y no hubo

contagios, fue mayor y mejor la adaptación al regreso a las aulas.

Aspectos positivos

Como última categoría se presentan los elementos que las profesoras manifiestan

que fueron positivos en la experiencia vivida en el retorno a las aulas tras la pandemia del

COVID 19. Es importante señalar que a pesar de los miedos e incertidumbres fue

generalizado que se encontraron aspectos positivos a recalcar de la experiencia.

A continuación, se enumeran los que emergieron de la entrevista.

El principal aspecto positivo que se identificó fue que debido a las circunstancias de

la pandemia, las profesoras tuvieron un acercamiento a la tecnología y a aprender a utilizar

diversas formas y modalidades para el trabajo y el aprendizaje a distancia. Esto se hace

evidente con las afirmaciones de entrevistadas que afirmaron que “aprendimos a utilizar

métodos de enseñanza innovadoras, así como las tics que hoy en día son los más utilizados

por las nuevas generaciones. Así como también como docentes, el poder actualizar nos,

aprender a utilizar programas digitales”; “aprendí más el uso de las tecnologías, por

ejemplo, el poder hacer un video, el poder pasar videos, el poder hacer audios y que los
niños hagan audios, el centrarme en lo más importante, cómo y qué hacer de acuerdo al

programa, que quiero que aprenda a mis alumnos”; “aprendimos a utilizar métodos de

enseñanza innovadoras, así como las tics que hoy en día son los más utilizados por las

nuevas generaciones. Así como también como docentes, el poder actualizar nos, aprender a

utilizar programas digitales”; “la plataforma con sugerencias de actividades de aprende en

casa. A mí me ayudó mucho aunque estaban diseñadas para un día, si me ayudaron mucho

con diversos materiales que proponían vídeos, imágenes, etcétera”. Se aprecia que una

generalidad considera positivo el acercamiento a la tecnología y a la variedad de recursos

que se pueden incluir en las clases, no importa la modalidad que sea.

Otro aspecto positivo que es muy importante señalar es que consideran que lograron

tener éxito en el aprendizaje de sus estudiantes, a pesar de las circunstancias. Esto es hace

claro cuando una profesora explica que “el poder definir que a través de este aprendizaje o

de esta actividad, puedo lograr que el niño aprenda varias cosas, el poder de tener esa

capacidad de qué elegir o definir actividades generales que pueda lograr más aprendizajes

en mis niños”, se fortalece la inferencia con la afirmación de otra entrevistada que dijo que

“podemos ver los avances de los niños y estar seguras que nuestro trabajo tiene fruto y no

solo lo que según las mamás dicen que sus hijos saben”.

Para cerrar con este aspecto positivo, es interesante la afirmación de una educadora

que interpretó cómo aprendieron juntos docentes y alumnos: “para poder construir junto

con nuestros niños conocimientos, respetando sus habilidades, respetando sus tiempos,

siendo empático con ellos, teniendo muy en cuenta que eran niños que nunca habían salido

a la de la casa y, sobre todo, que venían con temores muy grandes, igual o más grandes que

las que los docentes teníamos”.


Y finalmente, para cerrar el análisis de las categorías y de la información recabada,

es importante hacer énfasis de que un aspecto metafísico más alla de lo observable o

medible que se pueda tener, es que la pandemia fortaleció el sentido de la propia percepción

del ser humano, con un fortalecimiento de un aspecto intangible pero que cada persona

puede sentir: el sentido de humanidad.

Esto se afirma presentando la afirmación de una de las entrevistadas que se

considera representativa, no solo de la población estudiada, sino de gran parte de los

sobrevivientes de la pandemia y que sintetiza el fortalecimiento del espíritu humano:

“Considero que en muchos aspectos la pandemia sacó lo mejor de nosotros, nos enseñó a

valorar lo que tenemos, pero nos enseñó también a que somos capaces de modificar, de

enfrentarnos a cambios y de salir victoriosos, de demostrarle a todo el mundo que si

hacemos un gran equipo podemos lograr grandes cosas. Nos enfrentamos a una situación

totalmente inusual, nos enfrentamos a retos que jamás imaginamos. Sin embargo, considero

que salimos hasta este momento victoriosos. Que buscamos opciones, que encontramos

recursos, que nos hicimos fuertes, que buscamos apoyo y que tratamos de hacer lo mejor

que nosotras teníamos, que tratamos de dar lo mejor de cada una para poder salir adelante”.

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