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GUÍA ROSA

LA ORACIÓN
GUÍA ROSA
LA ORACIÓN
La oración
Escrito por Susana DC

©2022 por Reformadas Ministries, LLC


Publicado por Reformadas Ministries, LLC. 4447 N. Central Expwy, Suite110-403, Dallas, TX 75205

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A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS
AMERICAS (LBLA) ©Copyright1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation. Usadas con permiso.

El texto bíblico que incluye las iniciales RVR60 ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960
Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con
permiso. Reina-Valera 1960TM es una marca registrada de la American Bible Society, y puede ser
usada solamente bajo licencia. Usado con permiso.

El texto bíblico que incluye las iniciales ha sido tomado de la versión Reina Valera Contemporánea ®
© Sociedades Bíblicas Unidas, 2009, 2011. Usado con permiso.

ISBN eBook: 978-1-954916-09-8

Diseño, portada y edición: Reformadas Ministries

No se permite la conversión, adaptación o transformación de este libro en ninguna forma o medio, ni


el ejercicio de otras facultades reservadas sin el permiso previo y escrito del autor. La reproducción
total o parcial solo está permitida bajo el permiso previo y por escrito de Reformadas Ministries.

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Contenido

Introducción
Dios no está lejos 3
Capítulo 1
¿Qué es la oración? 5
Capítulo 2
¿Por qué es difícil orar? 10
Capítulo 3
¿Cómo orar? 14
Capítulo 4
Las oraciones de Pablo 22
Conclusión
Una vida de oración 27
Recursos
Cómo orar la Biblia 33
Frases acerca de la oración 38
Reformadas 42
Reformadas | Guía Rosa | La oración
INTRODUCCIÓN
Dios no está lejos

No sé cuántos libros se han escrito acerca de la oración, puesto que es


un tema importante para la vida de todo cristiano. Han escrito libros
tanto para instruir en lo que bíblicamente es la oración, como para
aprender lo que no es la oración, sobre cuál es el propósito y la
necesidad de la acción de orar.

La Biblia nos dice que hemos sido creadas para la gloria de Dios, esto
significa que tenemos un propósito en torno a Él. Nos ha dejado su
Palabra para conocerlo y hablar sus palabras con Él. El pueblo de Dios
tiene un único lenguaje: la Palabra de Dios. Con este lenguaje nos
relacionamos con Él, a veces en tiempos más prolongados, y a veces en
la cotidianidad de nuestros días; hablamos con Él en nuestros
pensamientos, y todo porque creemos que Él nos escucha.

Hasta aquí, todas afirmaríamos que es así, sin embargo, en el día a día,
esta verdad no se ve tangiblemente en nuestro actuar. Lo cierto es que
las dificultades, el sufrimiento y el pecado nos muestran que somos
débiles y frágiles, que nos distraemos fácilmente, por lo que nuestra fe
necesita crecer más en admirar a Cristo y su obra. Es por ello que
muchas aprendemos a orar a través del sufrimiento, la confusión, la
ansiedad, la desesperación… estas dificultades nos enseñan cuánto
necesitamos de la oración y de aprender a orar a través de una relación
verdadera con Dios, nuestro Padre Celestial.

Si no tenemos una relación con Dios por medio de la fe en Cristo Jesús,


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no podremos orar eficazmente. La perseverancia en hablar con Él es más


importante que la cantidad. Estar anuentes de su presencia continua en
nuestra vida nos recuerda que Él no está lejos, podemos hablarle porque
Él nos escucha, y nosotras podemos escucharlo porque está cercano y

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presente siempre. Nos habla a través de su Palabra, de una hermana, de
una prédica, del Espíritu Santo quien afirma la Biblia en nuestros
corazones. Es por ello que afirmamos que la oración es el resultado de
nuestra relación diaria con Dios.

«Inclina a mí Tu oído, rescátame pronto; Sé para mí roca fuerte, Fortaleza


para salvarme.
¡Oh Tú, que escuchas la oración! Hasta Ti viene todo hombre».
Salmos 31:2; Salmos 65:2

Así que, sigamos orando.


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Capítulo 1
¿Qué es la oración?

¿QUÉ ES LA ORACIÓN?

Por la cultura industrializada e intelectual que hoy vivimos, queremos que


las cosas sucedan rápido, o tener los conceptos claves para movernos a
la acción: «solo dinos qué hay que hacer para obtener lo que te pido». Lo
cierto es que esta forma de pensar pretende tener el control para
determinar el tiempo en que deseamos respuesta. La prisa es la gasolina
de nuestras vidas, pero es el veneno de una vida de oración.

Otro obstáculo de una vida de oración es sabernos tan seguras en


nuestra rutina o en nuestras habilidades. Y es que nuestra cultura nos
distrae al enseñarnos a valorar más lo tangible, el énfasis en los dones,
aquello que pone la atención en nosotras (plataformas, likes, un cuerpo
perfecto, etc.), el dinero que nos provee cierta seguridad y estatus, y, por
eso, orar se vuelve innecesario. Pareciera que tenemos lo que
necesitamos, y cuando no lo tenemos, nos encargaremos de resolverlo.

Sin embargo, la oración se trata de una relación. Una relación basada en


la comunicación. Una comunicación familiar que se traduce en
conversaciones profundas y transparentes sobre la base de confianza,
esperanza, fe y amor entre Dios y tú.

Si la oración se trata de una relación, quiere decir que la oración es una


conversación continua. Ahora bien, ¿cómo sucede esa conversación?
¿Bajo qué formato? ¿Qué palabras o lenguaje se usan? ¿Quién la inicia?
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¿Qué expectativas tengo? ¿Qué propósito hay en esa relación? ¿Para qué
sirve? ¿Realmente me ayuda el orar?

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Para responder estas preguntas, quizás tú y yo hemos partido de la
información que tenemos almacenada en nuestra mente, la cual llega a
estar llena de conceptos. Estos conceptos se vuelven en perspectivas
que luego se trasladan en decisiones que nos llevan a vivir como
vivimos, a pensar como pensamos y a aseverar lo que creemos. Si
respondemos estas preguntas bajo nuestra información sin tomar en
cuenta la Palabra de Dios, entonces nosotras somos la fuente de esas
respuestas. Pero, si la información que tenemos para responder estas
preguntas está llena de la Palabra, podremos comprender con mejor
perspectiva todo lo relacionado a la oración.

Entonces, con esto en mente, ¿qué es la oración? Sencillamente, es una


conversación con Dios por medio de su lenguaje que es la Palabra de
Dios, a través del poder del Espíritu Santo que nos renueva la mente,
cambia los deseos de nuestro corazón para hablar honestamente con
nuestro Padre Dios. Esta es una afirmación para vivir diariamente.

La mucha o poca oración es un reflejo de nuestra relación con Dios. Ten


esto presente mientras lees esta Guía Rosa. Nuestra conversación
sucede por nuestra necesidad de Dios, nuestra alma necesita estar
consciente de que somos nosotras quienes más necesitamos hablar con
Dios. Toda expectativa de conversación con Él debe estar basada en el
carácter de Dios, no en nosotras.

La oración es el medio que Dios nos ha dejado para comunicarnos con


Él. Es en la oración que nos reunimos con Dios para hablar tanto de
aquello que nos lastima, como de aquellas luchas que están mermando
nuestras fuerzas. Es en la oración donde hablamos con Dios sobre
nuestras dudas, sobre nuestros temores y nuestro pecado. Es en la
oración donde pedimos, confesamos nuestro mal obrar y pedimos
perdón para siempre encontrar a un Padre que nos abraza y perdona y,
además, nos restaura. Es en la oración donde exteriorizamos nuestras
dudas y frustraciones para recibir respuesta y sabiduría.

Quizás quede más claro lo que trato de decir si pensamos en lo que no


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es orar.

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¿QUÉ NO ES LA ORACIÓN?

La oración no es una herramienta de gracia dejada por Dios para


sencillamente llenar nuestras actividades ni es de uso exclusivo para
cuando deseamos que Dios conceda una petición en particular.
Recordemos, la oración es comunicación en el contexto de una relación.
Orar es conversar. Conversar es hablar de todo lo que quieras.

Entonces, ¿qué no es orar?

No es una transacción bancaria

Es decir, que solo oras para que Dios te provea, y al momento que lo
recibes, dejas de orar. Y si no lo recibes cuando deseas, puedes llegar a
pensar que de nada sirve orar, o que no tienes suficiente fe. La realidad
es que no quieres a Dios, sino lo que Él te ofrece.

El problema con esta perspectiva acerca de la oración es que te refieres


a Dios como si fuera un banquero con quien realizas una transacción
bancaria, nada más. La implicación es que tener a Dios no es suficiente
para ti ni para tus circunstancias; no disfrutas a Dios en medio de la
espera o la aflicción para alimentar tu fe. Tu relación con Dios se vuelve
una relación a distancia, fría y sin esperanza, por eso terminas viviendo a
medias con Él. En vez de cultivar una vida de oración, cultivas una vida
de ansiedad porque no recibes lo que deseas. El orgullo y enfoque en ti
será más vibrante que tu fe en Cristo.

No es un monólogo
¿No te incomodan las conversaciones donde solo una persona habla de
ella y su situación una y otra vez? Así se tornan las oraciones en las que
solo hablas de ti, de tus situaciones, de lo que no quieres, de lo que
deseas que Dios cambie. Hablar mucho no te ayudará a menos que tu
oyente —Dios— te responda. Dios está para escucharte, pero también
quiere hablarte.
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El problema con esta perspectiva es que no experimentamos el gozo de


escucharlo en la lectura de la Palabra, en el silencio de esperar en Él ni en
la meditación de su carácter a través de las líneas de unos versículos o
de las verdades que el Espíritu Santo trae a nuestra mente, en medio

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de la angustia, aflicción, duda o desánimo. Si oras así, te aburrirás de
escucharte. La oración no se trata de ti, la oración se trata de Él, porque
tu alma necesita escucharlo. Dios ha prometido no solo escucharte, sino
responderte; en ello Dios ejercita tu paciencia, que es una virtud
importante para la madurez cristiana, y además, mientras te responde,
te provee de las bendiciones espirituales que necesitas para esperar,
confiar y tener paz.

No es una lámpara mágica

La oración no es una herramienta mágica. Utilizar palabras como:


“declarar”, “decretar”, “activar” en mi oración para que suceda lo que yo
deseo, al pronunciar “en el nombre de Jesús”, no solo es irrespetuoso,
sino vacío. Eso no es una relación, es una línea de mando donde tú eres
la jefa. Cuando oramos de esta manera, no tomamos en cuenta la
soberanía de Dios, mucho menos su plan predeterminado para su gloria
y el bien de nuestros corazones.

El problema con esta perspectiva es que olvidamos que hablamos con el


Dios Todopoderoso que todo lo ve, que todo lo conoce, y que gobierna
sobre todo sin necesidad de que nosotras le digamos qué hacer. De
hecho, es al revés. ¿Qué pasa si no sucede lo que has declarado? Tu fe se
debilita, o acudes a otras cosas con la motivación de que se haga lo que
tú dices. Si oras así, no creces en el conocimiento de quién es Dios.
Puesto que la oración es el medio por cual que experimentamos a Dios y
nos conectamos con Él, al “mandarlo”, no lo experimentamos, sino que lo
alejamos.

Entonces, la oración no es para realizar transacciones con Dios que se


enfoquen en ti ni en tus circunstancias antes que en Dios; no es una
lámpara mágica que frotas con las palabras correctas para recibir lo
que deseas, como tampoco es un monólogo donde solo tú hablas y no
te detienes a escuchar a Dios. La oración es por medio de un mensaje, y
ese mensaje nos lleva a una acción. Tanto el mensaje —el evangelio—
como la acción —hablar, creer y obedecer— tienen a una persona como
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objeto de adoración: Dios. Oramos a una persona, usando su lenguaje en


el contexto de una relación.

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Aprende
¿Qué es la oración?

Menciona las tres características que nos indican lo que no es la oración.

¿Por qué necesitas salvación?

Vive
Lee el salmo 116 y subraya todas las acciones que realiza el salmista para
dirigirse a Dios.

Luego, ora a Dios con base en lo que aprendiste.

Lidera
Comparte con alguien más lo aprendido.
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Escribe su nombre y la acción que tomarás con ella.

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Capítulo 2
¿Por qué es difícil orar?

La respuesta rápida: porque somos pecadoras. Ampliemos más la


respuesta. La raíz del pecado expone lo que hay en nuestro corazón y las
creencias que tenemos sobre quién es Dios y cómo debe lucir su obra en
nuestras vidas. El pecado es intrínsecamente una rebeldía contra Dios, es
desobediencia abierta contra la Palabra de Dios, y es idólatra en su
esencia porque aprisiona nuestros corazones para adorar aquello que
no es Dios.

Practicar el pecado nos deja a merced de nuestros deseos, agendas,


pensamientos y la ilusión de control que tenemos. Es decir, el pecado nos
engaña al hacernos creer que no necesitamos tener una vida de
oración, sino solo realizar actividades, formar parte grupos, asistir a la
iglesia los domingos, y así nos habituamos poco a poco a solo orar antes
de comer.

La oración es una disciplina que, como tal, se perfecciona con la práctica


diaria. De hecho, la oración es la muerte a nuestra comodidad, a nuestra
pereza, a nuestra vida llena de actividades y a prisa, a nuestros esfuerzos
y control, y, finalmente, a nuestro yo.

Si esto es así, ¡por supuesto que es difícil orar! Pues, ¿quién está en el
centro de tu vida? Tú y yo. Si vemos nuestra vida de oración por medio
de nuestros lentes, no oraremos según lo que Dios dice en su Palabra. Sin
embargo, en la práctica, todo lo que te mencioné en la lista anterior no
simplemente ocurre, sino que, debido a enseñanzas erróneas sobre la
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oración, una falta de disciplina y un desenfoque sobre de quién trata la


oración, también termina drenando nuestro deseo de orar, puesto que
orar no es natural al hombre que aún lucha con pecado.

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Nada expone más nuestro egoísmo e impotencia espiritual como la
oración. Nada expone más nuestro orgullo y corazón vanaglorioso como
lo hace la falta de una vida de oración. Podemos dar excusas sobre
nuestro limitado tiempo, las dificultades de un lugar apropiado o las
constantes distracciones que hay a nuestro alrededor. Sin embargo,
ninguna es justificación para no orar. Jesús enseñó que la oración era
una práctica necesaria para Él, enseñó que era el deseo de su corazón
no hacer nada que no le dijera su Padre.

Es difícil orar porque somos pecadoras, pero, al mismo tiempo, porque


somos pecadoras, necesitamos orar. Y a partir de esto, empezamos a
organizar nuestro tiempo y las prioridades que no tienen a Dios en el
centro. O bien, nuestra fe no está inclinada a Dios, sino a lo que Dios nos
da —a su mano y no a su corazón— y por eso vamos tras sus dádivas y
no tras Él mismo.

Recuerda: «Aprender a orar no le ofrece una vida menos atareada; le


ofrece un corazón menos atareado». —Paul Miller

NUESTRO CORAZÓN INCLINADO A NOSOTRAS

Si el enfoque de nuestra vida somos nosotras y nuestras necesidades


externas antes que las internas (el corazón), nuestra oración expondrá lo
preocupadas que estamos por nosotras mismas y revelará nuestras
dudas. Jesús nos da un nuevo corazón cuando nos salva, porque es en
nuestros corazones donde el cambio ocurre. Ser cristianas no se
confirma por lo que tenemos material, por la fama, por el éxito, ni por
tener una vida “color de rosa”. Ser cristianas es parecernos a Cristo, y esa
semejanza solo puede ser hecha en un corazón nuevo.

Estamos estropeadas de adentro hacia afuera, lo que más necesitamos


es pedirle a Dios que nos ayude a funcionar con el nuevo corazón que
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nos ha dado para transformar nuestros pensamientos, palabras, deseos


y acciones que nos llevan a tomar buenas decisiones y proveen la
motivación correcta para obedecer a Dios: el amor.

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El autor Paul Miller escribe en su libro Una vida de oración: «mientras
usted llega a conocer a su Padre celestial, llegará a conocer también su
propio corazón. A medida que desarrolla una relación con Él, usted será
cambiado. El verdadero cambio es a nivel del corazón antes que de las
circunstancias».

Así que ve a Dios con tus problemas. Ve a Dios abrumada por la vida. Ve
a Dios con lo que tienes en la mente. Ve a Dios con tus dudas y quejas.
Pero, no te quedes allí, ten fe y confía en que Dios no solo te escucha, sino
que está dispuesto a ayudarte. Tu verdadero yo tiene que encontrarse
con el verdadero Dios, quien es, además, tu Padre. Cuando vemos la
oración como un medio para recibir nuestros deseos, nuestro corazón se
ensancha de falsas esperanzas en nosotras, en nuestras ofrendas
materiales o de activismo religioso, en vez de encontrar esperanza en las
promesas que apuntan al carácter fiel de Dios.

El enfoque de la oración no somos nosotras ni la pronta resolución de


nuestras situaciones. El enfoque de la oración es Dios y sus recursos de
gracia para ayudarnos por medio del Espíritu Santo que mora en
nosotras. La visión de la oración es pobre si se limita solo a nosotras, pero
es rica si se amplía a conocer a Dios en su Palabra para que obre en
nuestros corazones primeramente.

Nuestro corazón necesita la poda del Señor, la cual Dios revela en


nuestros tiempos de oración. Es allí donde lloramos, donde clamamos y
donde nos entregamos a Él, el bendito Espíritu Santo se hace presente
para fortalecernos, convencernos de pecado, infundirnos ánimo,
recordarnos la esperanza que no perece, recordarnos las promesas
firmes y las palabras de Jesús.

Ve a Dios con un corazón que busca de Él. Ve al trono de la gracia


porque seguro encontrarás oportuno socorro (Heb 4:16). Aunque tus
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lágrimas y emociones tienen un lugar en tu tiempo de oración, no


esperes que sea la experiencia lo que te mantenga de rodillas, sino tu fe
en quién es Dios y lo que Él ya ha hecho en Cristo Jesús en la cruz y
resurrección.

Entonces, ¿cómo orar?

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Aprende
Según lo leído, ¿por qué es difícil orar?

Vive
Lee Filipenses 4:4-9 y escribe en tus palabras aquellas cosas por las que
te afanas y qué piensas de ellas.

Luego, escribe el contraste de lo que estos pasajes te dicen sobre qué


debes pensar.

Pídele a Dios que transforme tu corazón en uno confiado y no en uno


afanado.

Lidera
Comparte con alguien más lo aprendido.

Mediten juntas sobre aquellas razones por las que les es difícil orar y
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dediquen un tiempo de oración para entregárselas a Dios.

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Capítulo 3
¿Cómo orar?

Jesús necesitó orar. Si hasta aquí has considerado que tu vida de


oración es inexistente o mal enfocada, es decir, que no puedes vivir la
vida por tu cuenta, entonces la oración es de gran necesidad para tu
vida, así como lo fue para Jesús.

La oración, como todo en la vida, requiere práctica, constancia y un


corazón despojado de sí mismo. Realmente, la oración es un modo de
vida. En cualquier momento puedes orar porque Dios siempre está
presente. ¡Él mora en ti! Sin embargo, la intención con la que apartas un
tiempo para orar es definitivamente el reto humano.

Ciertamente, cuando pensamos en la oración, pensamos en un tiempo


largo, o quizás un tiempo donde vas a experimentar emociones o
sentimientos fuera de lo normal. Lo cierto es que no se trata de la
cantidad de tiempo, sino de que hagas un tiempo mayor que
únicamente decir «Gracias Dios por este día». No hay una medida de
tiempo que la Biblia enseñe, de hecho, no encontramos un
mandamiento en la Biblia acerca del tiempo que debemos tomar para
orar, lo que sí encontramos son ejemplos del contenido de una oración y
las circunstancias alrededor de ellas.

He aquí algunas circunstancias relatadas en la Biblia por las que


hombres y mujeres de Dios oraron:

En angustia: Juan 16: 33


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En arrepentimiento: Salmos 50:1-5


Por la proclamación del evangelio: Colosenses 4: 3-4
Para ser llenos de amor, conocimiento y sabiduría: Colosenses 1: 9
Por todo: Filipenses 4: 6

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Para recordar las obras de Dios a nuestro favor: Éxodo 15: 1-5
Para clamar misericordia cuando has fallado: Deuteronomio 3: 24-25
Para protección y cuidado: 2 Samuel 22: 1-7
Para confiar en Dios: Salmos 16: 1-5
Para aceptar la voluntad de Dios: Marcos 14: 35-36
Por la unidad de la Iglesia: Juan 17: 11, 20-21
Por sabiduría: Efesios 1: 17-19
Para interceder: 2 Tesalonicenses 1: 11
Para alabar a Dios por quien es Él: Apocalipsis 4: 11

El pueblo de Dios oró siempre porque estaba consciente de cuánto lo


necesitaba. Así como de su ayuda, de su perdón y restauración. A esto le
llamamos relación. Este es el propósito de orar, de por qué oramos y
cómo orar, porque la brillante idea de nuestro Dios de misericordia y
gracia es reconciliarnos con Él para estar unidos a Él. Es solo por la vida,
muerte y resurrección de Cristo que podemos acercarnos al Padre para
ser aceptadas, amadas y perdonadas, de manera que recibamos su
amor en el contexto de una relación, como hijas.

LA ORACIÓN DEL PADRE NUESTRO

No podemos hablar de la oración sin mencionar la oración que Jesús


enseñó a sus discípulos: el Padre Nuestro. Es interesante que los
discípulos no pidieron a Jesús que les enseñara cómo expulsar
demonios, ni estuvieron intrigados sobre cómo resucitar o sanar a una
persona. Uno de los discípulos pidió a Jesús que le enseñara a orar (Lc
11:1).

Jesús explica a todos sus discípulos esta misma oración en el Sermón


del Monte para contrastarla con la forma en la que los fariseos oraban,
esto es, de forma pública y con vanas repeticiones que no provenían de
un corazón que amaba al Señor. Ellos eran el tipo de personas que
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estaban tan seguros de su comportamiento y activismo que orar solo


era parte de su tradición.

Así pues, volvemos a afirmar que la falta de oración es un asunto del co-

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Así pues, volvemos a afirmar que la falta de oración es un asunto del
corazón, justo así lo enseñó Jesús en este sermón, puesto que la oración
no es para impresionar a Dios o recibir un favor extra de Él, como ya
hemos visto. Jesús disfrutaba de una relación con su Padre, por ello
oraba, y por eso lo enseñó a sus discípulos para que no fueran como los
hipócritas (Mt 6:5), sino como Él. Jesús les dijo:

«Ustedes, pues, oren de esta manera:


“Padre nuestro que estás en los cielos,
Santificado sea Tu nombre.
Venga Tu reino.
Hágase Tu voluntad,
Así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy el pan nuestro de cada día.
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros
hemos perdonado a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del mal. Porque
Tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre. Amén”»
Mateo 6:9-13.

Nota algo importante, la oración inicia con el Padre y termina con el


Padre. Justo como es nuestra vida con Dios. Quiere decir que al llamarlo
«Padre» afirmamos estar en la fe y ser compradas por Cristo. Dios está
en los cielos porque es Dios, es decir, lo honramos de tal manera que
santificamos su nombre. Anhelamos su reino y vivir de acuerdo a su
reino. Afirmamos que deseamos que su voluntad sea hecha, y no la
nuestra; que podemos pedir por nuestra necesidad de pan diario porque
Él es un fiel proveedor (Mt 6:24-34).

Y por último, esta oración afirma que, si hemos comprendido el


evangelio, no podemos vivir en libertad sin perdonar y pedir perdón, así
como pedimos que nos libre de la tentación, que nos ayude en medio de
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ella, es decir, porque aún pecamos, necesitamos de su poder para


vencer esas tentaciones, ya que aseveramos que de Él es el poder y la
gloria por siempre.

16
¿Puedes ver cómo esta oración afirma lo que mencionamos acerca de lo
que no es una oración?

Jesús era un hombre de oración, sus discípulos podían afirmar que era
así, y como los evangelios narran, era una disciplina continua. Otra vez, si
para Jesús fue importante y necesario orar, ¿cuánto más lo es para
nosotras? Sabemos que caminamos con Jesús por la relación que
tenemos con Él; justo era esa la relación entre Jesús y su Padre que
llamaba tanto la atención de los discípulos para pedir que les enseñara
sobre la oración.

Jesús modeló la oración de manera que, cuando Él estaba por ir a la


cruz, hace su última y más larga oración entre Él y su Padre. En ella, nos
deja saber lo que Él, como nuestro intercesor, pide por nosotras. La
puedes leer en Juan 17. Es una oración hermosa, pero mayormente Jesús
pide esto a su Padre:

«Yo les he dado Tu palabra y el mundo los ha odiado, porque no


son del mundo, como tampoco Yo soy del mundo. No te ruego que
los saques del mundo, sino que los guardes del maligno. Ellos no
son del mundo, como tampoco Yo soy del mundo. Santifícalos en la
verdad; Tu palabra es verdad. Padre, quiero que los que me has
dado, estén también conmigo donde Yo estoy, para que vean Mi
gloria, la gloria que me has dado; porque me has amado desde
antes de la fundación del mundo. Oh Padre justo, aunque el mundo
no te ha conocido, Yo te he conocido, y éstos han conocido que Tú
me enviaste. Yo les he dado a conocer Tu nombre, y lo daré a
conocer, para que el amor con que me amaste esté en ellos y Yo en
ellos». Juan 17:14-17, 24-26.

¿Y sabes qué? Esta oración es una promesa para nosotras hoy. Una
hermosa promesa llena de bendiciones celestiales que nadie nos puede
quitar, porque nada ni nadie nos puede arrebatar de su mano ni de su
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amor. En este mundo tendremos aflicción (lo cual es una aseveración),


pero confíen, dijo Jesús, porque yo he vencido este mundo (Jn 16:36). Y es
que no somos de este mundo, por lo tanto, los recursos que necesitamos
son espirituales. ¿No son maravillosas sus promesas? ¿Las conoces?

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LAS PROMESAS EN LA BIBLIA

Una de las razones por las que necesitamos orar es para recordar las
promesas de Dios. Cuando mencionamos que el lenguaje que usamos
para hablar con Dios es su Palabra, también incluye las preciosas
promesas que Él nos ha dado, las cuales no arrebatamos ni decretamos,
como hemos explicado, sino que las creemos por fe, pues en Cristo son sí
y amén (2 Co 1:20).

Orar las promesas de Dios es una manera de ejercitar nuestra fe en Él, en


su fidelidad y en los recursos que tenemos en Cristo por medio de su
obra en el poder del Espíritu Santo. Ahora bien, las promesas de Dios son
las que Él ha descrito en su Palabra para todo su pueblo, no son las
promesas que alguien nos dice o lo que nosotras deseamos que Dios
haga.

Sus promesas son espirituales. Si comprendemos que lo que más


necesitamos es que Dios obre en nuestro corazón, un cambio de adentro
hacia afuera, naturalmente, lo que más necesitamos son promesas que
fortalezcan nuestro corazón, —la parte espiritual que todos tenemos.

Dios ha prometido salvarnos para siempre: Romanos 5:8-10; Juan


10:27-29.
Dios ha prometido perfeccionarnos: Filipenses 1:6.
Dios ha prometido ayudarnos en nuestra santificación o
transformación: Filipenses 2:12-13.
Dios ha prometido que las palabras de la Biblia obrarán para bien:
Isaías 55:9-11.
Dios ha prometido que toda circunstancia, buena y difícil, colaborará
para el bien nuestro: Romanos 8:28.
Dios ha prometido que no nos faltará la comida, la bebida y la ropa:
Mateo 6:24-34.
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Dios ha prometido que Él no nos dejará: Salmos 94:14.


Dios siempre nos perdona cuando nos arrepentimos: 1 Juan 1:7.9.
Dios ha prometido que en nuestra debilidad y dificultades su gracia
nos ayuda: 2 Corintios 12:9-10.

18
Dios ha prometido que Cristo ya venció al mundo: Jn 16:33.
Dios ha prometido la vida eterna: Juan 17:1-3.
Dios ha prometido que nada nos separa de su amor: Romanos 8:38-
39.
Dios ha prometido que en Cristo somos vencedores en medio de la
tribulación: Romanos 8:35-38.
Dios ha prometido que ya somos bendecidos con toda bendición
espiritual: Efesios 1:3-6.
Dios ha prometido que somos coherederos de la gracia: Romanos
8:17.
Dios ha prometido que Jesús está intercediendo todos los días por
nosotras: Romanos 8:34; 1 Juan 2:1.
Dios ha prometido resucitarnos en el día postrero: Efesios 1:19-20.
Dios ha prometido que en la eternidad no habrá dolor ni escasez:
Juan 2:25-26.
Dios ha prometido darnos sabiduría abundante: Santiago 1:5.
Dios nos ha prometido que estamos completas y unidas a Cristo:
Colosenses 2:10-12.
Dios ha prometido que encontraremos ayuda al acudir a su trono de
gracia: Hebreos 4:14-16.
Dios nos ayuda con nuestras tentaciones: 1 Co 10:13.
Dios promete que nunca nos dejará ni nos abandonará: Hebreos 13:5.
Dios nos promete hacernos más como Cristo: Romanos 8:29.
Dios ha prometido que regresará: Lucas 12:40.
Dios ha prometido que, aunque pasemos por el agua y el fuego, no
nos ahogaremos ni nos quemaremos: Isaías 43:2.
Dios ha prometido enseñarnos paciencia: Romanos 15:4-5; 2 Pedro
1:5:10.

¿Estas promesas son valiosas para ti? Estas promesas son seguras y
firmes. ¿Te das cuenta de que tienen mucho más que decir acerca de
quién es Dios y cómo nos está santificando que de resolver nuestras
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circunstancias? ¡Claro que Dios lo puede y quiere hacer! Pero, primero, Él


va por nuestro corazón e imparte sabiduría, fe, confianza y paz.

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Puesto que no se nos ha prometido resolución de todas nuestras
circunstancias terrenales, Dios sí nos promete que no nos ahogaremos ni
nos quemaremos (Is 43:2). La esperanza es que nuestro Dios es quien
dice que es y que lo que ha prometido para su pueblo es y será lo que Él
dice. ¡Él es fiel! La garantía de esto es la primera venida de Jesucristo que
obró para nuestra salvación. Desde el momento que eres salva, todas
estas promesas son tuyas, son verdaderas y fieles para que
experimentes una relación con Dios, de manera que sean el lenguaje por
el cual hablas con Él.
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20
Aprende
Escribe en tus palabras cómo debes orar.

Vive
Escoge uno de los pasajes de las circunstancias por las que hombres y
mujeres oraron, léelo, escribe el contexto de esa oración, y por último, tu
reflexión para que puedas orar sobre ella.

Lidera
Comparte con alguien más lo aprendido. Escribe su nombre y la acción
que tomarás con ella.
Reformadas | Guía Rosa | La oración

21
Capítulo 4
Las oraciones de Pablo

Esta es una Guía Rosa que quiere empaparte de la Palabra de Dios para
tu vida y disciplina diaria de oración. Por eso, es importante que
aprendamos sobre la vida de oración del apóstol Pablo, quien nos dejó
escrito el contenido de sus oraciones, que también nos deja entrever su
corazón.

En toda la Biblia tenemos ejemplos de oraciones. No solo nos


ejemplifican la vida de oración de nuestros hermanos y hermanas, sino
que podemos conocer el contenido de esas oraciones como fuente de
inspiración de Dios para nosotras.

Pablo creía que la oración era poderosa, efectiva y necesaria (Fil 1:19).
Pablo sabía que, cuando oramos por alguien en el ministerio, nos
unimos a ellos en el ministerio (Ro 15:30).
Pablo oraba para servir y tener comunión con la Iglesia (Ro 15:30-32).
Pablo oraba para que sus lectores proclamaran el evangelio (1 Co
15:3; Ef 6:19; Col 4:2; 2 Tes 3:1; Ro 1:8-10; 2 Tes 3:1-5).
Pablo oraba para que sus lectores recordaran el amor de Dios (Ef 3).
Pablo oraba para ser rescatado de los hombres que perturban el
evangelio (2 Co 11:25-28; Ro 15:30-33).
Pablo oraba por la unidad de la iglesia (Ef 2).
Pablo sometió sus peticiones a la voluntad de Dios (Ro 8:28).
Pablo oraba por salvación (Ro 10:1).
Pablo oraba para descansar en la sabiduría de Dios (Ro 11:33-36).
Pablo oraba por gozo (Ro 12:2).
Reformadas | Guía Rosa | La oración

Pablo oraba por paciencia y consolación entre cristianos (Ro 15:5-6; 2


Co 1:3-7).
Pablo oraba por abundar en esperanza (Ro 15:13).

22
Pablo oraba por perseverar en el evangelio a pesar del pecado (1 Co
1:4-9).
Pablo oraba por la gracia del Señor (1 Co 16:23; Gal 6:18; Fil 4:23; 1 Tes
5:28; 2 Ti 4:22; Ti 3:15b; Fil 25).
Pablo oraba en agradecimiento a la victoria de Jesús en la cruz (2 Co
2:14-16).
Pablo oraba para que abundara el servicio entre los cristianos, de
unos a otros (2 Co 9:12-15).
Pablo oraba para que la gracia del Señor fuera suficiente en las
tribulaciones (2 Co 12-7-9).
Pablo oraba por la perfección de los creyentes en medio de las
pruebas (2 Co 13:7-9).
Pablo oraba por los creyentes para que recuerden el evangelio y los
recursos que tienen en Cristo (Ef 1:3-23).
Pablo oraba para que otros oraran por él en su misión evangelística
(Ef 6:19-20; 1 Ti 1:12).
Pablo hacía saber que oraba por otros y su perseverancia en la vida
cristiana (Fil 1:3-6; 1:19; Col 4:2-4; 1 Tes 3:9-13; 2 Ti 1:16-18; Fil 4-7).
Pablo oraba para que los creyentes crecieran en el conocimiento
verdadero (Fil 1:9-11).
Pablo oraba por la paz de los creyentes en medio de la ansiedad (Fil
4:6-7; 2 Tes 3:16).
Pablo oraba para animar a los creyentes por su buena labor (1 Tes
1:2-3).
Pablo oraba por agradecimiento de lo que otros creyentes están
haciendo para proclamar el evangelio (1 Tes 2:13-16).
Pablo oraba para que los creyentes se guarden de este mundo hasta
la venida de Cristo (1 Tes 5:23-24).
Pablo oraba para que los creyentes crecieran en su fe (2 Tes 1:3-17).
Pablo oraba para rendir toda gloria a Dios (1 Ti 1:17).
Pablo oraba por las autoridades (1 Ti 2:1-6).
Pablo oraba por los ministros que predican el evangelio (2 Ti 1:3-7).
Reformadas | Guía Rosa | La oración

23
Estudiar las oraciones de Pablo llena de gran alivio nuestro corazón en la
verdad de que no estamos solas en nuestras luchas diarias, que
tenemos esperanza y tenemos recursos en el Señor para recibir su
ayuda. Además, conocemos más sobre el carácter de Dios al leer lo que
Pablo pedía a Él por los creyentes. De igual forma, nosotras podemos
tomar estas oraciones y orar a nuestro Padre que está en los cielos, pues
Él nos escucha, Él responde conforme a sus riquezas en gloria a nuestras
necesidades, Él responde en su tiempo, Él responde al traer consuelo y
paz a nuestros corazones que se acercan en humildad a Él.

NUESTRO CORAZÓN INCLINADO A DIOS

Por eso, la oración forma un corazón inclinado a Dios. La rendición


absoluta no es de una postura física, sino de un corazón «contrito y
humillado» que Él no rechaza jamás (Sal 51:17). Un corazón inclinado a
Dios se somete a la voluntad de Dios y depende de la obra del Espíritu
Santo, pues el clamor de su alma es: lléname del poder del Espíritu Santo
para caminar en fe, aun cuando no comprenda lo que estás haciendo.

El corazón que está inclinado a Dios tiene a Dios como su prioridad y por
eso lo busca ardientemente. La dependencia de Jesús hacia su Padre es
la que fortaleció su ser para obedecer y, en consecuencia, para obtener
victoria en la cruz. Así nosotras necesitamos ese fortalecimiento para
obedecer su Palabra, porque la victoria de Cristo ya es nuestra.

Hasta aquí puedes preguntarte: ¿Cómo sé que Dios me escucha y cómo


me responderá? De alguna forma lo he respondido en toda la guía. Sin
embargo, quiero responder puntualmente a estas dudas que todas
hemos tenido, pues como es por fe, no hay una regla general o puntos a
seguir. No obstante, la Biblia nos afirma que Dios tiene su oído presto
para escucharte siempre. Aun si has pecado, aun si estás enojada con
Dios o alejada de Él, siempre te escucha, porque Él no es como nosotras.
Reformadas | Guía Rosa | La oración

El castigo que mereces ya lo recibió Cristo. Siempre habrá


consecuencias de nuestras acciones, pero estas no suceden para
apartarnos de Dios, sino para acercarnos a Él, pues Él siempre escucha.

24
Ahora bien, también dice la Biblia que Él nos responde. Debido a las
falsas enseñanzas que imperan en este mundo y que van tras los
cristianos, necesitamos tener cuidado de lo que alguien nos dice que
Dios le dijo que nos dijera. Aun si está de acuerdo con tu petición, lee
Deuteronomio 13:1-10, donde Él dice que incluso puede cumplirse la
palabra de aquel profeta, pero Él lo permite para probar dónde está tu
corazón. Entonces, Dios te responderá cambiando tus circunstancias de
maneras que no lo imaginaste; Dios te responderá sacando de un
trabajo que, aunque amabas, no es lo que en su plan te conviene; Dios te
responderá por medio del dolor, como lo hizo con María, puesto que ella
sabía que Jesús es el Hijo de Dios que debía morir, y lo que ella más
deseaba era a su Señor. Dios te responderá a través del consejo de una
hermana, a través de escuchar una predicación, a través de el Espíritu
Santo llevando a tu mente verdades, sabiduría e ideas; Dios te
responderá en el silencio de tu mente para tomar decisiones.

Su voz no es una experiencia, su voz son palabras escritas con las que el
Espíritu Santo ilumina tu mente en forma de recordatorio como Jesús lo
afirma del ministerio del Consolador para la gloria de Cristo (Jn 14:26).
Este es el fin de todos los cristianos: la gloria de Dios (Ef 1:4-12).

La verdadera adoración a Dios no es la que haces sumergida entre tanta


actividad, es la que haces cuando lo buscas, en el silencio de tu corazón
para escucharlo y en el uso de tus palabras para conversar con Él. Dios
siempre responde, incluso si es para decir «no», como lo dijo a Jesús
cuando estaba en el Getsemaní a punto de ser crucificado; aun cuando
en nuestro lamento parece que nos ha abandonado, su luz
resplandecerá en «¿Por qué lloras mujer? Al que buscas ha resucitado»
(Jn 20:15).
Reformadas | Guía Rosa | La oración

25
Aprende
¿Por qué estudiamos las oraciones de Pablo?

Vive
Escoge dos oraciones de Pablo, escríbelas, estúdialas, y luego
reescríbelas con tus palabras de acuerdo a tus circunstancias.

Comparte con otras, o bien, ora lo que aprendiste.

Lidera
Aprovecha este capítulo para enseñar a otras sobre la oración y el
cambio que Dios hace en el corazón para anhelar una relación con Él.
Reformadas | Guía Rosa | La oración

26
Conclusión
Una vida de oración

Puede que tu vida no se parezca a la vida de oración de Jesús o de


Pablo, o de otros en la Biblia, pero eso no quiere decir que es un asunto
perdido. Estamos llamadas a orar porque tenemos una relación con Dios
Padre y, en ella, hablamos con Él usando su lenguaje diariamente. Si
nunca has tenido una vida de oración, no lo postergues más, empieza
hoy.

No tiene que ser algo demasiado estructurado, tampoco esperes el


momento indicado para hacerlo o que sientas hacerlo. Determina tu
corazón a la búsqueda del rostro del Señor, tu vida no será la misma, tu
corazón será cambiado y experimentarás una relación real con tu Padre.

La oración es un estilo de vida, y como tal, necesita ser practicado para


volverte dependiente de ella. Mi anhelo es que la oración sea como la
comida, como la bebida, que no puedas vivir sin ella. Porque Dios no
necesita tus oraciones, eres tú quien las necesita porque eres tú quien
necesita de Dios y su consejo.

Sin embargo, es poco a poco que empiezas a cultivar una vida de


oración al tener un plan de oración, un tiempo específico, un lugar y un
corazón para llevarlo a cabo. La meta es que empieces ya y no lo dejes.
El Espíritu Santo te ayuda cuando tu corazón se acerca a Dios. Recuerda
que la oración no se trata de que recibas lo que pides, se trata de tu
relación con el Padre para conocerlo más.
Reformadas | Guía Rosa | La oración

CÓMO LUCE UNA VIDA QUE ORA

Una vida de oración trata más sobre lo interno que lo externo. Aunque lo
externo también ayuda. Para que una disciplina tenga éxito, necesitas
ser intencional, organizarte y, por supuesto, orar.

27
Tiempo

Puedes orar antes de ir a dormir. Algunos terminamos rendidos del arduo


trabajo del día, por lo que orar antes de dormir no es una alternativa.
Otros, madrugan tan temprano que no encuentran el tiempo para orar
por la mañana. ¿Qué hacemos con esto?

Podemos orar en todo momento «orar sin cesar» dice Pablo, porque
tienes una relación con Dios, puedes hablar con Él todo el tiempo. Sin
embargo, es importante que apartes un tiempo específico para
conversar con Dios, es decir, escucharlo, hablarle, esperar y meditar en Él.
Nunca habrá un tiempo adecuado, porque, o es el cansancio del día, o
son las actividades de la casa o los pendientes del trabajo. Empieza por
hacer un tiempo para el Señor y disciplínate en hacerlo.

Este es un tiempo con el Señor. Puedes orar a cada momento durante el


día, pero este tiempo es especial con Él, así que enseña a tu mente, a tus
emociones y, sobre todo, a tus preocupaciones, que justo es el lugar
para que ellas sean traídas a Él, no para intentar arreglarlas mientras
oras a Él.

Así que, planifica en qué momento tomarás un tiempo de oración. Si es


por la mañana, coloca una alarma. Si es por la noche, acompáñalo con
música de manera que, si estás muy cansada, no te quedes dormida. La
mañana y la noche van unidas, de modo que lo que haces en el día
afecta tu noche, y lo que haces en la noche, afecta tu día.

Si oras en la mañana, no lo hagas en tu cama, mejor levántate. Si te


ayuda, prepárate un café. Y recuerda, estamos hablando de un tiempo
específico, sin embargo, durante el día puedes continuar orando a Dios
todo el tiempo. No te compares con alguien que ya tiene una vida de
oración, ¡aprende de ella! Pero empieza a mortificar tu carne con 10
Reformadas | Guía Rosa | La oración

minutos, luego con 20, y hasta el tiempo que puedas. Lo más importante
es perseverar en hacerlo, más que en cuánto tiempo sea.

28
Lugar

Esto nos lleva al lugar. No tendremos lugares sin distracciones. ¡Nuestra


mente se distrae internamente! Lo que a veces lees o ves en fotografías
en las redes sociales no siempre aplica a nuestra situación. Así que, con
lo que Dios te ha dado, haz el tiempo y el lugar. Si es al ras de tu cama,
en tu mesa de noche, en la mesa del comedor, en un clóset, en el jardín,
donde sea, haz un lugar especial para ese tiempo con el Señor, con tu
Biblia, y lleva hojas para anotar aquello que has concluido de tu tiempo
con Él.

Aparta un lugar en tu casa para orar, no tiene que ser un lugar


demasiado grande, ni que se parezca a las fotos de Instagram de tu
influencer favorita, más bien, que sea un lugar donde tengas luz, puedas
colocar tu Biblia, y una silla o una alfombra si quieres estar en tus rodillas

Corazón

Prepara tu corazón (mente, emociones y voluntad) para la lectura,


reconociendo que tus palabras son espirituales, pero que también
necesitas el lenguaje escrito de Dios. Si aún no tienes el hábito de orar y
no sabes por dónde empezar, quizás puedes iniciar leyendo un salmo,
una oración de las que aquí te compartimos, y a partir de ahí, tendrás
palabras para orar. No necesitas decir palabras extravagantes, de
hecho, este es el mejor momento para ser tú, la persona que Dios conoce
y ve todos los días.

Una vida de oración luce en un corazón dependiente en medio del


sufrimiento. Una vida de oración luce en un corazón fuerte y firme en las
promesas de Dios. Una vida de oración luce en una confianza inamovible
en el carácter de Dios. Una vida de oración luce en una fe que está
informada por la obra y persona de Jesucristo. Una vida de oración luce
Reformadas | Guía Rosa | La oración

en los labios que proclaman más gratitud que queja. Una vida de
oración luce en pensamientos firmes en la verdad de Cristo más que en
pensamientos ansiosos de escenarios que no sabes que pasarán.

29
Una vida de oración luce en una mujer que ama al Señor y que, por ende,
sabe que necesita de Él y de sus recursos de gracia para vivir como
extranjera en este mundo. Las mujeres que oran son mujeres fuertes
desde su interior para obedecer la Palabra de Dios. De lo contrario, no
podrían. Solo la fortaleza que proviene del Espíritu Santo que está
transformando el corazón de una mujer a la imagen de Jesucristo
reconoce que, apartada de Él, nada puede hacer (Jn 15.5b).

Una vida de oración luce coherente por dentro con lo que hace afuera.
No desperdicies esta disciplina espiritual tan importante que Dios nos ha
dejado. La recompensa de una vida de oración es que lo tienes a Él casi
tangiblemente. Acostumbra a tu corazón a orar, a esperar en Él, a
alabarlo en las buenas y en las malas, a darle gracias, a glorificarlo, y a
reconocerlo en todos tus caminos. El mundo anda de prisa, el mundo te
hace creer que lo que es más rápido es mejor, que aquello que te exalta
a ti es verdadero éxito; no, no es así.

La vida de toda cristiana, de cualquier edad, no puede vivirse sin una


relación con Dios. Así que, no vivas a medias, vive la vida abundante que
Cristo ha prometido y te da, que significa: vívelo a Él. Ora más, quéjate
menos. Ora más, preocúpate menos. Ora más, sé menos autosuficiente.
Ora más, controla menos. Pon tus ojos en las cosas de arriba, donde está
Cristo sentado a la diestra del Padre porque tu vida está escondida con
Él y en Él puedes vivir en paz.
Reformadas | Guía Rosa | La oración

30
Aprende
¿Cuál es la conclusión que aprendiste sobre la oración?

Vive
Describe cómo luce hoy tu vida de oración. Haz una lista de aquellas
cosas que necesitas cambiar, coloca fechas, días, y lleva un registro de
cada día.

Compártelo con alguien más para rendir cuentas de tu progreso (sin


condenación; persevera). Y por supuesto, ora por esto.

Lidera
Comparte con alguien más tu plan de oración para que otras se unan a
tu misión.
Reformadas | Guía Rosa | La oración

31
Recursos
¿Cómo orar la Biblia?

¿Sabes qué podemos orar de la Biblia? Como hemos explicado a lo largo


de esta Guía Rosa, es necesario enseñar de la oración porque somos
propensos a distraernos, a poner nuestra mente en las cosas de la tierra,
o quizás a repetir una breve oración aprendida. Orar no es natural para
nosotras, o al menos no lo es hasta que tomamos conciencia de nuestra
necesidad. Además, orar la Biblia te da las palabras de la Biblia, es decir,
orar el lenguaje de Dios.

Es por eso que queremos enseñarte cómo orar cualquier pasaje de la


Biblia. En esta ocasión, aprendamos cómo orar uno de los salmos más
conocidos, pero no por eso menos importante. Hay tanta riqueza en el
salmo 23.

Primero

Ora: «Amado Padre, gracias porque me puedo acercar a ti


confiadamente. Bendito Espíritu Santo, ilumina mis ojos para comprender
las verdades de tu Palabra, anhelo conocerte más y enseñar a mi
corazón lo que debe cambiar para tu gloria, amén». (Esto es un ejemplo).

Segundo

Lee todo el salmo. Es mejor si lo lees en voz alta, si puedes.

«El Señor es mi pastor,


Reformadas | Guía Rosa | La oración

Nada me faltará.
En lugares de verdes pastos me hace descansar;
Junto a aguas de reposo me conduce.
Él restaura mi alma;

32
Me guía por senderos de justicia
Por amor de Su nombre.
Aunque pase por el valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo;
Tu vara y Tu cayado me infunden aliento.
Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos;
Has ungido mi cabeza con aceite;
Mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de
mi vida,
Y en la casa del Señor moraré por largos días».
Salmos 23

Tercero

Subraya los atributos de Dios y lo que Él promete a su pueblo. Puedes


subrayar las palabras de contraste, también. A esto le llamamos análisis
y contexto.

Cuarto

Reflexiona acerca de qué implicaciones tiene que Él es tu Pastor; por qué


Dios afirma al salmista que nada le faltará y que no temerá. ¿Qué hace
un pastor? ¿Por qué restaura su alma? ¿Qué es lo que Dios promete
hacer en medio del temor? ¿Qué es lo que nunca me faltará? ¿Por qué y
por quién puedes morar por largos días en la casa del Señor? ¿Quién es
el Pastor en la Biblia? (Puedes leer Juan 10). A esto le llamamos
significado.

Quinto

Piensa en esas respuestas acerca de tu vida, de tu situación, de quién es


Reformadas | Guía Rosa | La oración

Dios para ti, de qué necesitas, y escríbelo. También puedes subrayar y


escribir en una tarjeta el versículo que deseas memorizar porque iluminó
tu corazón. A esto le llamamos aplicación y reflexión.

33
Sexto

Convierte en una oración lo que escribiste y meditaste. Puede ser algo


así:

«Señor, gracias porque eres mi pastor. Gracias porque no estoy


sola, pues no solo me pastoreas, sino que me alimentas, me cuidas
y estás conmigo. Creo en ti, Señor, que eres proveedor y nada me
faltará de las bendiciones que has prometido; no me faltará la
comida, no me faltará el vestido ni la bebida, no me faltará tu
presencia ni tu sabiduría, por esto puedo descansar en la morada
de tu Espíritu, donde también me restauras.

Perdóname, Señor, porque he pecado contra ti en (escribe tu


pecado). Me arrepiento. Señor, y por eso necesito que restaures mi
alma para que te atesore más a ti, para que te anhele más a ti.
Pues fuera de ti, nada más quiero, solo tú me guías por senderos de
justicia, no de mi justicia, porque te amo, Señor, aun cuando a
veces no lo siento, mi corazón por fe pregona que te ama.

En este tiempo he estado pasando el valle de sombra y de muerte,


tú lo sabes, Señor, por eso te pido que me ayudes con el temor, la
ansiedad, la preocupación, la frustración y confusión que esta
situación me ha causado. La verdad es que tú has prometido estar
conmigo para alentarme, para hacer justicia, aun si no sucede
inmediatamente, aun si no lo veo, sé que tú eres justo y me
guardarás de mis enemigos.

Soy tuya, Señor. Me has sellado con el Espíritu Santo, ungida estoy, y
la copa de mi Señor Jesús está rebosando por la salvación que me
Reformadas | Guía Rosa | La oración

ha otorgado, por eso, ayúdame en mi fe para no desmayar, para


recordar en este día que no me faltará tu misericordia, ni tu favor,
pues soy tuya para siempre.

34
Alabo tu nombre, que se haga tu voluntad, amado pastor de mi
alma, ayúdame con (escribe tus peticiones). Te pido por (escribe
los nombres). Sea hoy un día donde todo lo que haga sea para tu
gloria. Ayúdame, Señor, a venir otra vez mañana aquí, y sigamos
hablando durante el día, Padre. En Jesús, amén».

Esto solamente es un ejemplo, hay mucho más que podemos aprender


de este salmo. El objetivo de orar la Biblia es precisamente que la Biblia
te da palabras para hablar con Dios, y el Espíritu Santo te ayuda a ver tu
corazón, a ver aquellas cosas por las que temes, aquellas cosas por las
que reemplazas a Dios, aquellas cosas que controlas, que te dañan, que
te confunden o que son una tentación, así como pedir su ayuda para
esto y todo lo que necesitas. Él siempre te escucha.

Después de esta oración, puedes escribir en tus hojas lo que creas que el
Espíritu Santo ha traído a tu mente ha pensar, renovar y hacer. Por
ejemplo: puedes pedir perdón a alguien que, por tu impaciencia, le
gritaste. Todo lo que necesitamos es verdaderamente creer que lo que Él
dice es verdad y disponer nuestro corazón para escucharlo.

¡Ahora hazlo tú!


Escoge un pasaje de la Biblia
Ora
Lee el pasaje
Escribe los atributos de Dios, ideas o contrastes.
Escribe tu reflexión acerca de las implicaciones que ves
para tu vida.
Piensa en cómo responder a ellas y escríbelo.
Reformadas | Guía Rosa | La oración

Convierte en una oración lo que meditaste y escribiste.

35
Reformadas | Guía Rosa | La oración

36
Mi oración
Querida hermana, lo más importante es que perseveres. No te des por
vencida. Puedes hacer un grupo de oración que les motive y en el cual
encuentren apoyo para vivir esta maravillosa disciplina espiritual. Incluso
puedes hacer un calendario para el mes acerca de los pasajes en los
cuales meditarán. Nosotras te sugerimos uno junto con esta Guía Rosa.

“La palabra de Dios es el alimento por el cual la oración


es nutrida y se hace fuerte”. —E. M. Bounds.

Te deseo que tengas una vida de oración como la que Dios, tu Padre, te
ha dado. ¡Aprovéchala hoy!
Reformadas | Guía Rosa | La oración

37
RECURSOS
Frases acerca de la oración

Estas frases que hombres y mujeres de fe han orado por siglos pueden
ayudarnos a meditar más acerca de la importancia de la oración. Quizás
puedes hacer tarjetas impresas, o tú misma escribirlas en tarjetas que
puedes pegar en algún lugar visible en toda tu casa, en tu cuarto de
oración, o donde sean estratégicamente importante que las veas.

«La oración es un ejercicio de pasión; no de indiferencia». —R.C. Sproul

«Si te amó, cuando estabas lleno de corrupción; ¿no escuchará tus


oraciones ahora que te ha hecho heredero del cielo?»
—Charles Spurgeon

«La oración no es para cambiar los planes de Dios. Es para confiar y


descansar en Su soberana voluntad». —Martín Lutero

«En la oración admitimos nuestra pobreza y la prosperidad de Dios,


nuestra bancarrota y su liberalidad, nuestra miseria y su misericordia».
—John Piper

«No olvides orar hoy porque Dios no olvidó despertarte esta mañana».
— Oswald Chambers

«Si no permanecemos en la oración, vamos a permanecer en la


tentación». — John Owen
Reformadas | Guía Rosa | La oración

«Cuanto más entendemos la soberanía de Dios, nuestras oraciones son


llenadas con agradecimiento». — R.C. Sproul

38
«En la oración es mejor tener un corazón sin palabras que tener palabras
sin un corazón». —John Bunyan

«Si Dios hubiera contestado todas las oraciones tontas que he hecho en
mi vida, ¿dónde estaría yo ahora?» —C.S. Lewis

«Orar no nos pone en forma para el gran trabajo; orar es el gran trabajo».
—Oswald Chambers

«Si realmente supiéramos quien es Dios y todo lo que nos ha dado en


Cristo, nuestras vidas de oración serían muy diferentes que lo que son
ahora». — R.C. Sproul

«Si solo oras cuando estás en problemas… estás en problemas».


— Anónimo.

«Nada es muy grande o muy pequeño para traer ante Dios en oración».
— R.C. Sproul

«La oración es la respuesta espontánea del corazón que cree a Dios».


— John MacArthur

«La persona orgullosa es una persona de poca oración». — Wayne Mack

«Si Dios sabe lo que voy a decir antes de que lo diga, Su conocimiento, en
vez de limitar mi oración, aumenta la belleza de mi adoración».
— R.C. Sproul

«Uno de los grandes usos del Facebook y Twitter será demostrar en el


último día que la falta de oración no fue por falta de tiempo».
—John Piper.
Reformadas | Guía Rosa | La oración

«La oración nunca puede ser un exceso» —Charles Spurgeon

«Para la mayoría de nosotros la oración del Getsemaní es el único


modelo. Mover montañas puede esperar» —C.S. Lewis.

39
«Tengo tantas cosas que hacer, que pasaré las primeras tres horas
orando». —Martin Lutero

«Nosotros oramos cuando no hay nada que podamos hacer, pero Dios
quiere que oremos antes de toda cosa que hagamos».
—Oswald Chambers

«Si solo estudias la Biblia y no oras, te convertirás en alguien con el


corazón duro. Y si solo oras pero no estudias la Biblia, te convertirás en un
sentimentalista que será arrastrado por cualquier viento de doctrina».
— Paul Washer

«Esperar la respuesta a una oración es con frecuencia parte de la


oración». —John Blanchard

«La oración cambia las cosas, y nos cambia a nosotros». —R.C. Sproul

«Debemos orar con nuestros ojos en Dios, no en las dificultades».


— Oswald Chambers

«Dime cuáles son las oraciones de un hombre y te diré cuál es el estado


de su alma. La oración es el pulso espiritual». —J. C. Ryle

«El secreto de la oración es orar en secreto». —Leonard Ravenhill

«La oración es donde estamos de acuerdo con Dios en que Él es lo que


dice que es y en que nosotros somos lo que Él dice que somos».
—Jonathan Parnell

«La oración es un acto de amor a Dios, quien nos ha salvado para que
podamos hablar con Él» —S.D.C.
Reformadas | Guía Rosa | La oración

«Desnuda tu alma ante el Dios que te la ha dado, nadie más te conoce


como Él, búscalo en la oración, Él siempre está sentado en Su Trono»
—S.D.C.

40
«La oración es el encuentro de la sed de dios y de la sed del hombre».
—San Agustín

«La oración no cambia a Dios, pero sí cambia a quien ora».


—Soren Kierkegaard

«Preséntate ante la Palabra con un apetito santo y un corazón dispuesto


a aprender. Siéntate bajo la Palabra atentamente, recíbela con
mansedumbre y mézclala con la fe. Luego retén la Palabra, ora en ella, y
practícala y habla de ella con los demás». —Thomas Watson

«Cuanto más conoce de la Palabra de Dios, más querrá orar».


—William Gurnall
Reformadas | Guía Rosa | La oración

41
Somos un ministerio en línea conformado por mujeres apasionadas por
Cristo.

Nuestra visión
Ver a la mujer cristiana latina florecer y prosperar en su iglesia local a fin
de que viva el evangelio y transforme su comunidad para Cristo.

Nuestra misión
Crear y promover recursos bíblicos prácticos y accesibles para la mujer
cristiana latina.

En qué creemos
Nuestro ministerio está basado en cinco solas de la Reforma.

La Biblia
La Palabra de Dios es la única palabra viva, eficaz y autoritaria para la
vida del creyente.

La fe
Recibimos la salvación únicamente cuando ponemos nuestra fe en
Cristo.

La gracia
La salvación es un regalo de gracia por parte de Dios.

Cristo
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La salvación se encuentra únicamente en Cristo.

La gloria de Dios
Nuestro propósito en la vida es glorificar a Dios.

42
Nuestros recursos

Aprende
Enseñamos a las mujeres de nuestra comunidad a ser lectoras
activas de la Biblia para que aprendan el verdadero evangelio.

Vive
Buscamos que las mujeres latinas practiquen la verdad de Dios en su
vida diaria.

Lidera
Animamos a nuestras lectoras a compartir el evangelio en su vida
diaria con la gente que las rodea.

Transforma
Queremos que nuestra comunidad esté preparada bíblicamente para
transformar al mundo con el evangelio

Nuestros recursos tienen como fundamento absoluto la Biblia. Cualquier


persona que tenga la Biblia como autoridad y fundamento de fe
encontrará útil este material.

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