Está en la página 1de 12

Resumen del libro

Finitud y trascendencia, la existencia humana ante


La religión (Luis Romea Oñate)

Filosofía de la Religión

Presentado Por:
SEM Héctor Danilo Bustos Parada

Presentado A:
PBRO. Sergio Armando Cáceres Blanco

I Etapa Discipular

Seminario Mayor Santo Tomas de


Aquino
Pamplona N.S
2022
El libro de Luis romea Oñate. Llamado finitud y trascendencia, la existencia
humana ante la religión, nos habla de una pregunta que surge en el ser humano,
que es conocer si ¿Dios existe?, como es la finitud y trascendencia desde el ser
humano ante esta pregunta, trataremos de hablar desde el punto de vista de
algunos filósofos sobre Dios, en el caso de Nietzsche que fundamenta la muerte
de Dios y en Heidegger tocará el tema de la ausencia del ser superior.
Desde el nacimiento del ser humano, la persona alrededor del tiempo va creciendo
y entendiendo las cosas, va razonando y aplicando el ente, ese ente en el que
analiza y opina como es el objeto desde el punto de vista, pero llega el momento
en que la persona llega al “sin sentido” en el que deja al ser humano indiferente y
deja un poco de creer, se puede tener la certeza de que el hombre habría cesado
de ser hombre, es decir, el hombre porque ha sido creado y para qué ha sido
creado; y es que Dios ha creado al hombre, para venir al mundo, experimentar los
entes que hay alrededor de él, pero llegando a tener un fin para que el hombre
pueda subir hasta Dios, sea llevado al cielo para que conozca a este ser superior,
el hombre es capaz de conocer y amar a su creador (Tomado de CIC).
El hombre es un problema para sí mismo, porque Dios ha enviado al ser con el
libre albedrío, ha recibido en las manos la propia existencia, ha podido tener
caídas, pero lo que se quiere es, que, el ser humano tenga una creencia exacta
ante la existencia humana en la religión, sobre nuestro ser superior que es Dios, la
visita conduce al viajero a sí mismo, a mantener una fe intacta; en el que este
mundo se tendrá un trayecto que termina en el extremo opuesto en el campo, en
el que ser humano decidirá que edificios puede escoger: una construcción hebrea,
una iglesia protestante y un convento de carmelitas, según la libertad del ser.
Ante esto el evangelista san Juan, en el capitulo sesto, se expresa la situación del
hombre ante la religión: “Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida
eterna”, es el poderoso el que tiene palabras de vida eterna, por eso el nos quiere
demostrar la causa de su existencialismo que ha venido a este mundo para
demostrarnos su amor y hacer obras y grandes maravillas en nosotros; esta frase
del evangelio Se trata de una confesión de fe, en la que se expresa de una forma
muy precisa la actitud religiosa del cristiano, Ante todo, su afirmación manifiesta
confiesa— la propia fe, que consiste en una convicción intelectual que engloba
también la actitud de fondo de la persona en su integridad, ante sí mismo, ante la
realidad y, sobre todo, ante Dios; de ahí que sea un acto eminentemente religioso y
no sólo intelectual o práctico.

Entrando en contesto vamos a profundizar un poco sobre la muerte de Dios,


desde un punto filosófico de Nietzsche, partiendo desde su libro de el
superhombre y la voluntad de poder, este filosofo contempla tres mascaras
que se pueden decir que el ser humano las puede obtener, y en una de ellas
analizamos, observamos la máscara de Zaratustra; donde nos va a hablar del
ser humano y la apariencia que el tiene, donde se la pasa pensando palabras
cognitivas en las que le pueda afectar a el como son: “estoy triste”, “quiero
morirme”, son análisis del mundo contemporáneo, en el que se relaciona con
la realidad que se vive en este mundo, el hombre quiere creer en la nada a no
querer nada; con este filosofo llega a decirnos en pocas palabras que el único
ser nihilista, es el ser humano, partiendo en darle un significado a que en este
mundo no somos nada, donde no se tiene a nadie que nos pueda dar la
energía, solamente es Dios, pero llega con su afirmación Nietzsche a decir:
“Nosotros hemos matado a Dios” solo con nuestros actos lo hemos matado, y
que sin ese Ser superior no podemos seguir adelante que es esa alma en la
que tenemos conectado solo con él.
La esencia de Dios es la causa o fundamento, sin la presencia de Dios, no
podemos seguir avanzando en nuestros días, porque la esencia de todo lo que
hacemos en este mundo es transmitida de Dios hacia cada uno de nosotros,
por eso lo decía la palabra nihilismo es el “no ser nada, sin el ser superior que
creo todas las cosas”, pero este filosofo pone esta premisa es para ver y
sostener la fe en el ser humano.
Este primer capítulo, se engloba o enfatiza sobre la pregunta o cuestionamiento
acerca de la pregunta de Dios, añadiendo el relativismo, que el hombre puede dar
respuesta a la misma pregunta, El pensamiento filosófico no excluye ni
desacredita las restantes disciplinas antropológicas; antes bien, las considera
atentamente para acceder a lo suyo propio de un modo integral; el Nietzsche
de la muerte de Dios es el pensador que intenta elaborar una hermenéutica
del hombre desde la negación de Dios y de lo que se asociaba a él, una ves
bajo el signo de la perdida de Dios, vendrá Martin Heidegger con la dichosa
ausencia de Dios; como lo dice en el libro, lo principal es La comprensión del
hombre como un ser que busca aparece tanto en Occi- dente como en
Oriente, encamina a la búsqueda del hombre “conócete a ti mismo”.
Es un ser que busca intentar arribar a lo que son las cosas y a buscar la
verdad, el hombre es un ser que busca llevarse a cabo en la existencia, frente
a esto lo que se trata de decir en este capitulo es, que, el hombre se conozca
así mismo en las debilidades, dificultades para así tratar de conocer e
indagarse por la pregunta de la existencia de Dios, para que el hombre se
vaya autoconfigurando así mismo a través del tiempo, el hombre se sabe
referido a un Infinito, en relación con el cual, y únicamente así, puede
expresarse plenamente en cuanto hombre libre. Es cuestión de la religiosidad
humana.
Por eso Nietzsche, niega la verdad definitiva para el hombre, de que Dios
existe, pero el asume y anuncia radicalmente la muerte de Dios, desterrando
definitiva- mente del horizonte humano la religión, al menos tal y como él la
combatió.
El hombre, en el tiempo de su historia, ha logrado comprenderse así mismo,
de lo que esta mas allá de lo aferrable, ha sabido valorar cada uno de sus
aspectos, ante la esencia de acercarse a lo divino y la belleza a través de
manifestaciones; la presencia de Dios no es susceptible, Dios no se toma a
mal , incluso cuando ha de ser experimentado como lo es, a través de las
cosas materiales, como lo es el arte, la cultura, las relaciones interpersonales,
todo esto son vías que se posibilitan para poder llegar a tener un acercamiento
con Dios; el hombre religioso llega incluso a mantener que sin la referencia a
Dios, ninguna de ellas alcanza la plenitud a la que apunta su esencia, es decir,
que sin Dios el hombre no va a poder llegar a un feliz término, a su misión
encomendada en este mundo; Pero el saber de Dios no se reduce ni agota en
ninguna de ellas, ni se modaliza según los parámetros que tenga.
En este tema de la finitud, entre la inmanencia y trascendencia, es una de las
fuentes de la inquietud que caracteriza a la humanidad, es fruto del
convencimiento, del carácter insuficiente de lo ya alcanzado, que impulsa a
proseguir camino adelante, y es que el ser humano es finito, porque va a tener
un predeterminado fin, en cual no puede determinar si puede morir o no,
porque el que hace que esto suceda es Dios, es por eso, que se habla de la
existencia de Dios, de la pregunta por ese ser infinito, en el cual nos llegara a
conducir a un feliz termino de todas las obras que hemos hecho en el mundo
terrenal, por eso hablaba de que Dios no es susceptible, porque no podemos
llegar a tocarlo, sino es él, el que nos puede tocar, por eso, estos dos términos
de inmanencia y trascendencia, son totalmente distintos, lo inmanente: es
sobre la personalidad del ser, en el que actúa con diversas personas y hace
grandes obras, somos inmanentes en esta tierra, lo trascendente va llevado de
la mano con la religión, ya que es una espiritualidad que la religión tiene forma
de conectarse con la divinidad, es decir el poder ser llevados hacia el cielo,
hacia esa trascendencia divina que es el reino de los cielos.
El valor de lo finito, como ya lo decía, es el hacer obras en el que tendremos
un corto y determinado tiempo para realizarlas, porque va tener un
predeterminado fin, en el que Dios venga a llevar nuestra alma, hacia la
divinidad celestial; Somos finitos, puesto que nuestra existencia en el mundo
tiene un término. Pero la finitud no es la muerte, es su condición; es por
aquello, que Nietzsche crea al superhombre, entendido como un individuo
capas de cultivar sus valores, en un sistema individual con la capacidad de
pensar en si mismo y poderse superar.
La sentencia de Dios, «Dios ha muerto y sigue muerto» priva al hombre del
horizonte que le permitía orientarse; sin él, todo parece precipitar en un vacío,
en la ausencia de sentido que hace tambalear la base misma de la existencia,
por eso el hombre, ha llegado a descubrir el origen oculto de los valores de los
que el antaño creía, de tal modo que ahora no cree en ningún valor, de ahí se
puede descubrir el advenimiento del nihilismo, como se hablaba en el segundo
capítulo del libro del superhombre y la voluntad del poder, en el que el ser
humano no va a llegar a tener una trascendencia en el tiempo y su vida.
El hombre existe en cuanto hombre en la medida en que es creador; sólo así
se afirma y expresa. Sin embargo, la voluntad que crea valores es una
voluntad finita que crea valores finitos, ninguno de ellos definitivo; Por eso es
necesario destruir lo anterior y seguir creando: «quien debe ser un creador, no
puede sino destruir, y ese que puede destruir la maldad es Dios, la existencia
de Él; por tanto, La finitud se experimenta constantemente en la presencia del
dolor que acompaña a la existencia. Una finitud que se afirma sin referirse a
una trascendencia es una finitud que debe decir sí a la vida tal y como es.
El ser humano, se la da la finitud, en la que se hace constantemente la
presencia del dolor, que acompaña a la existencia, puede acontecer
momentos de alegría, tristezas y sufrimientos, por eso, Nietzsche encamina a
una idea, difícil de aceptar como él mismo reconoce, y a la que, sin embargo,
concede una importancia capital: la idea del eterno retorno de lo mismo; A la
idea del eterno retorno se puede acceder desde diferentes perspectivas; en
todas ellas una de sus claves estriba en la finitud. Una creatividad finita no
puede ser cualitativamente infinita en sus creaciones, de ahí que, si lo único
sin fin es el tiempo, lo que acontece ya habrá ocurrido y volverá a tener lugar.
Si lo finito en constante devenir no se dirige hacia una meta, el tiempo no
puede tener una estructura linear sino circular. Una voluntad finita que se
quiere a sí en el tiempo, es una voluntad vuelta sobre sí misma, que vuelve
una y otra vez sobre sí.
En el rechazo del cristianismo, se ha percibido grandes problemáticas en el
ser humano, en que la finitud implica sobre todo esto, El pensamiento y la
libertad pueden hacer caso omiso durante un cierto tiempo de las preguntas
que plantea el carácter finito de la realidad propia y ajena; el problema que se
percibe es, La problematicidad que recibe el hombre ante la conciencia de la
finitud se agudiza cuando cae en la cuenta que finitud no significa únicamente
carácter fraccionado y fugacidad; este filosofo quiere dar a conocer es, que, el
hombre es el supuesto conocedor de la finitud, que sabe cuando se va a morir,
pero no lo es así, sino que, el ser humano no sólo es vulnerable como
cualquier otro ente de la realidad, sino que, además, puede hacerse cargo,
mental y emotivamente, de su situación vital; Las experiencias del dolor, del
sufrimiento del inocente, de las catástrofes o de las injusticias cometidas y
padecidas, de la muerte, etc. nos hablan de una realidad que es finita no
solamente porque todo en ella está dotado de confines temporales y formales,
por otra parte, este filosofo, nos viene a hablar del sufrimiento en la cruz, que
es el mal para la humanidad, Dios en la cruz, es una maldición a la vida del
ser humano, sin embargo el resucitado, mas sin embargo el resucitado, es el
que ofrece al hombre una nueva vida que ya empieza a ser realidad desde el
nacimiento; es revelación y que ama hasta el extremo de la cruz, que ha
querido nosotros para la salvación de nuestros pecados, en lo que se
demuestra en su crucifixión, muerte y resurrección, lo que nos ha dejado, para
tener sufrimientos, pero, para después tener una gozosa alegría en el cielo,
suficientemente divino para ello. El cristiano niega la suerte más gozosa sobre
la tierra: él es débil, pobre, lo suficientemente desheredado como para sufrir
en toda forma todavía en vida.
En este segundo tema, nos presenta “la ausencia de Dios”, desde el punto
filosófico de Martin Heidegger, en el primer tema se hablaba de la negación de
Dios, ahora se presenta desde la ausencia, que el ser superior falte en nosotros,
se siente el vacío de la existencia de él.
Se toma sobre la sentencia nietzscheana, en el que aparece el hombre loco, en el
testo citado de este filosofo “Busco a Dios”, Martin Heidegger, considera que Dios
debe ser buscado, no en un sentido eufemista, que sustituye la muerte, sino un
ser superior que hace grandes obras, esta ausencia de Dios, se manifiesta como
la muerte del ser superior; en esa ausencia se enraíza la menesterosidad de la
época en la que culmina la Modernidad; el titulo “la ausencia de Dios” significa que
no hay ese alguien que visible y claramente reúna a todos los hombres, las cosas,
para que disponga la permanencia en ellas; El tiempo de la noche del mundo es
un tiempo indigente, porque es cada vez más indigente. Es ya de tal modo
indigente, que no es capaz de advertir la ausencia de Dios como ausencia». Dios
ha desaparecido y, sin embargo, el hombre aún no ha entendido la lección
nietzscheana: el tema de Dios se ha tornado irrelevante, es decir, el tiempo
indigente es un tiempo corto, un tiempo en el que no podemos controlar y que
puede llegar a solo actuar nuestro subconsciente, que muchas veces no puede
llegar a tener esa presencia o existencia, del algo trascendental como lo es Dios;
El camino que permite empezar a remontar la pobreza de este tiempo de
indigencia es el que conduce a percibir la ausencia como ausencia.
Heidegger, ha dedicado varios años en su carrera universitaria, a meditar el
pensamiento de Nietzsche en su obra de “ser y tiempo”, el nuevo rumbo que se ha
caracterizado, pero Heidegger ha sido puesto repetitivamente a su versión, pero
analizándolo desde lo mas profundo, e implicando buscar un nuevo sendero de
vida, en el que, el ser humano pueda transitar, solo es accesible si se ha recorrido
el camino que anduvo el primer Heidegger, A este respecto, declaraba Heidegger:
«Para el pensamiento de la edad moderna, el modo en que el ente ‘es’ se basa en
la objetividad de los objetos.
Evidentemente, si la verdad del ente es lo que se manifiesta en la idea clara y
distinta en el concepto transparente para la razón, entonces, lo verdaderamente
ente es lo delimitable, El planteamiento moderno de la verdad del ente y del ente
verdadero implica que la razón impone sus propias condiciones al ser, en la
medida en que una pretendida racionalidad pura, a priori, demarca el ámbito de la
verdad, y decide y discrimina lo que puede ser enjuiciado como verdadero.
En otro capitulo encontramos sobre el silencio de Dios, nos habla de las trazas y
señas que Dios nos da, El planteamiento moderno de la verdad del ente y del
ente verdadero implica que la razón impone sus propias condiciones al ser, en
la medida en que una pretendida racionalidad pura, a priori, demarca el ámbito
de la verdad, y decide y discrimina lo que puede ser enjuiciado como
verdadero; es decir pocos son los que saben que Dios espera la
fundamentación de la verdad en el ser, pero no debe ser así, sino que,
debemos ser nosotros que esperemos a ese Dios, quien es, el que nos va a
recompensar a cada uno de nosotros, en las pocas obras que realicemos en
este mundo terrenal.
El ser requiere ser pensado porque ha sido mistificado por la metafísica de la
razón, frente a eso se puede decir que, el hombre hace parte de la esencia
divina, hace parte de lo trascendental, porque, es fuente de todo sentido de lo
existente que hay en este mundo, puede mover cosas, tomar decisiones etc;
es fuente principal de la vida; el ser, ha accedido a representaciones y
demostraciones en el mundo, en efecto, Heidegger, en el libro de “ser y
tiempo” tratan de plantear sobre el cuestionamiento del ser, en mirar cada uno
de sus aspectos en saber como es la creencia y el conocimiento que tiene el
ser humano sobre Dios, reponiendo una palabra clave que tiene el ser
humano que lo identifica a él, es, el concepto de “Verdad”, es esa palabra, en
el que, el ser humano saca a la luz y ostenta el ente, por eso es importante
que este ser, haga presencia en cada uno de los entes, que es conocido como
cosa, que tiene existencia real o imaginaria.
Hay tres insuficiencias, que son muy fundamentales en la persona del ser, en
las cuales va caracterizando la relación del ser con el mundo, en sus
conocimientos propios, estas insuficiencias llegan a lograr su pensamiento y el
cuestionamiento sobre Dios; la primera insuficiencia que se nos presenta es:
El rechazo de las grandes reflexiones de la tradición metafísica, es decir, la
metafísica, ha buscado lograr comprender varias cuestiones del ser sobre
Dios, en saber como puede obtenerse el ente en la humanidad, que a través
de la creación del universo, del cosmos, ha hecho que se oculté la existencia
de Dios, que no se considera tan importante, y es por eso, que se ha tenido el
rechazo de la tradición en la metafísica “el estudio de las causas primeras”.
Otra de las insuficiencias es, la que va de la mano con santo tomas de Aquino,
para así poder comprender el conocimiento de la verdad, un tratamiento
significativamente amplio, al indicar que debe ser enfocada según tres
direcciones: 1) como declaración, manifestación u ostentación, 2) como lo
propio del ser y 3) como apertura acontecida (adecuada) del hombre al ser,
una manifestación del ser para el mundo, su propia cultivación de los valores
del ser, sosteniendo esa gran existencia de Dios en la humanidad y saber
demostrar al ser de que la presencia de Dios es real, que es infinito en todo,
que es el único que puede mirarnos pero que no podemos tocar, por eso, se
nos hablaba que Dios no era un ser susceptible.
Todas ellas son posibles, en cuanto dimensión trascendental del ente que
hace referencia a la inteligencia; una de las ultimas insuficiencias que se nos
presentaba, es, la comprensión del hombre como ser personal, supremo,
omnipotente y omnisciente, nos dice que, el hombre es quien vive en la
cercanía del ser, es Dios, quien vive al lado de cada uno de nosotros, es el
hombre que constituye esa casa del ser, es el hombre, el que empieza a hacer
hijo de ese Ser supremo que es Dios, que nos custodia a todos nosotros;
donde debemos tener la relación interpersonal con todos, pero es primero esa
relación a la que debemos estar cerca al ser supremo, que el hombre nunca
sea instrumentalizable, que no sea primero para amar a la humanidad, sino
que podamos cumplir ese primer mandamiento que es “amar a Dios sobre
todas las cosas”, que es, Dios, el que ha enviado a su hijo Jesucristo, en el
que ha muerto en una cruz, para la salvación de nuestros pecados y el bien de
las almas; debemos saber diferenciar que, la insuficiencia no es la misma
ausencia, esa insuficiencia de lo que se esta hablando, es poder llegar al
fondo de la cuestión que el ser humano se hace o pregunta. Las señas de
Dios, con las que se manifiesta al hombre, empiezan por eso que se ha
denominado acción creadora. El Dios creador es el Dios personal y
trascendente que dona el ser por amor, que dona a su hijo Jesucristo, para
enviarnos su amor a nosotros.
Ahora pasamos a un cuarto tema, donde se nos va hablar de la libertad en la
existencia y la religión, donde se nos va a presentar algo muy importante en el
que surge esta pregunta: ¿se puede vivir la existencia sin pensarla?, pues, la
existencia significa suprimirla en su esencia; el hombre empieza a existir, se
encuentra, surge en el mundo, empieza a relacionarse con las personas, pero
después de haber realizado y disfrutado varios momentos, es que empieza a
definir la esencia de las cosas, porque, debe experimentar primero esa
esencia, en la que Dios nos ha dejado para vivirlo y asumirlo de la mejor
manera, que después vendrán los resultados para el ser humano. Por eso el
filósofo Kierkegaard lo viene afirmar “que el hombre no es nunca un hombre
en general, sino un yo, un tú, un él, «cada uno por sí mismo”; es el hombre en
el que puede realizar las cosas por si mismas, puede tomar decisiones,
escoge la creencia por si mismo, es cada uno, el que tiene la fuerza y la
constancia de realizar cada una de las cosas, según sea el ente, imaginario o
existencial.
La visión del hombre que se presenta en Ser y tiempo es de carácter
dinámico. El hombre es un ser que se relaciona consigo mismo, como ponen
de manifiesto la experiencia de decidir sobre uno mismo y la autoconciencia.
La relación consigo mismo, fundamenta que el hombre pueda afirmar de sí
que su ser es siempre suyo, que él es un sí mismo; contemporáneamente, su
modalidad de autorrelación lleva consigo que, en su existencia, su mismo ser
esté en juego, frente a esto ya lo decía, que, el ser toma sus propias
decisiones, es esa persona la que defiende su vida, su propio existir ante un
mundo, estará en juego su propia vida; porque, es un ser en el mundo que
convive con otros hombres, ocupándose de los asuntos o actividades
cotidianas, por eso se resume como el “ser ahí”, que se proyectara hacia un
futuro, haciendo la posibilidad real en asumir la propia situación.
Tenemos a nuestro Dios, un ser supremo, omnipotente, pero que también es
trascendente en todas sus cosas, destinadas para el ser humano, que
conocemos solo a Dios, como un carácter personal, que a partir de la
creación, se conoce en él su relación personal, como lo trascendente en lo
divino, que él ha creado y ha dejado con absoluta libertad, para que cuidemos
cada una de ellas, que se quiere ir a tener un profundo conocimiento sobre la
existencia y la esencia de nuestro ser supremo; Reconocer a un Dios
personal, siendo característico de la persona la relacionalidad con el otro,
hace que el existente empiece a tener conciencia, de que Dios no es un
fundamento para la humanidad, sino que es ese fundamento, en el que, ha
dejado a su hijo Jesucristo, lo ha enviado a la humanidad, ha muerto en una
cruz para la salvación de nuestros pecados, a veces como persona uno se
hace esta pregunta: ¿Cuál será el destino que Dios nos tiene para nosotros?,
pero no debe preocuparse por ello, porque, hay alguien mas que nosotros que
tiene esa respuesta, no lo dará ahora, sino ya en nuestro destino final que es
morir.
Es ahí, donde el ser supremo, nos da a cada uno de nosotros para escoger lo
que queremos en nuestra vida, a través de la libertad, teniendo una infinita
libertad de elección, si no, que también es llegado a la posibilidad de hacer
sus obras realidad. El hombre es espíritu, pero, ¿cuál es ese espíritu?, ese
espíritu del que nos habla Kierkegaard, es el del “Yo”, como ya se nombraba
anteriormente “relacionarse consigo mismo”, es el que se autodetermina en
las decisiones que toma cada uno.
Por otro lado, en la existencia y la religión, nos va a fundamentar un poco
sobre, el decidir hacer o realizar algo el ser humano, para el beneficio de él o
ella; En la decisión por Dios reaparece la conciencia de la propia finitud, ahora
como certeza de la imposibilidad de realizar por sí mismo la aspiración a
unirse con Dios. La unión de que ahora se trata no es el mero ser consciente
de la existencia de Dios; no estamos considerando el reconocimiento teórico,
especulativo, Allí se afirma que lo más grande que se puede hacer por un ser
consiste en hacerlo libre, que sea un ser omnipotente, “que tiene bondad”, la
bondad de darnos la libertad para poder hacer libres, poder realizar cosas
buenas para beneficio nuestro, como lo cita en este libro de finitud y
trascendencia, “porque solamente la Omnipotencia puede retomarse mientras
se da, y esta relación constituye la independencia de quien recibe. La
Omnipotencia de Dios se identifica, por esto, con su Bondad; porque la
Bondad es el donar completamente, pero de tal modo que, retomándose a sí
mismo de un modo omnipotente, se hace independiente al que recibe. Por eso
la oración tiene sentido, cuando la persona, ha intentado a reconocer a Dios, a
través de su creencia en su existencia, como nos lo cita en el salmo 141 “suba
a ti señor mi oración, como incienso en tu presencia”, que elevemos nuestra
oración ante Dios, que a través de su existencia escucha nuestra suplica, para
ayudarnos y librarnos del mal, y poder hacer gratos sacrificios ante él.
Entrando en el ultimo tema, que nos habla de la existencia finita y el
cristianismo, donde se nos hablara que: “Cristo es capaz de revelar al hombre
de un modo pleno quién es el hombre. Cristo lo hace”, lo vemos en el nuevo
Adán y la nueva Eva, es la primera figura del hombre, del que había de venir,
nuestro señor Jesucristo, en la misma revelación del misterio del padre y de su
amor, nos manifiesta la sublime vocación, nos hemos revestido del pecado, en
el que se nos purifica, porque a través de cristo que murió en la cruz, ha
querido hacerlo por el amor y el perdón, para llegar a la salvación del reino de
los cielos, es el ser, quien llama al hombre a la comunión con él. Jesucristo
quiere llegarnos a dar una respuesta intelectual, de poder llegar al camino que
nos introduce al plan salvífico de Dios, donde llegaremos a concluir con ese
plan que Dios nos tiene para nosotros.
Debemos saber que, para llegar a una conclusión definitiva de conocer sobre
la existencia de Dios, se necesitaba hacer encajamientos o preguntas sobre la
cuestión del ser supremos, para poder tener un final y único objetivo en el que
Dios ha enviado a su hijo a este mundo, para cumplir siempre una misión
específica para cada uno de nosotros, que es, la revelación divina de
Jesucristo para la humanidad que ya concluyendo con este resumen, se va a
reflexionar sobre este fin ultimo que él ha dejado.
La finitud no remite al Infinito únicamente desde el punto de vista del origen y
del fin del ser del hombre; el hombre es consciente de que la consecución de
su fin es algo a lo que se abre y que recibe, y no algo que conquista o
produce, ese fin a lo que se abre y recibe hablar de llegar a la eternidad; La
revelación y acción salvífica de Cristo hacen referencia a las tres dimensiones
que hemos desarrollado. En primer lugar, por cuanto respecta a la identidad
constitutiva, Cristo nos revela que el amor originario del Padre nos crea para
que seamos hijos en Él. La creaturalidad (filiación meramente en cuanto ser
personal creado) es elevada al rango de la filiación en el Hijo (filiación divina
sobrenatural). Esta es la verdad constitutiva definitiva del hombre en la
realidad completa (creatura-sobrenatural) del proyecto de Dios. En segundo
lugar, con referencia a la identidad definitiva, la resurrección y ascensión de
Cristo nos abren el acceso a la relación con Dios, y el envío del Espíritu Santo,
con el que el cristiano se incorpora a Cristo, nos concede empezar a poseer
ya lo que será definitivo en el momento escatológico. En tercer lugar, con
respecto a la identidad que el hombre constituye en su existencia, Cristo, al
asumir en su encarnación lo humano y redimirlo, otorga a todo lo humano su
valor y sentido definitivo. Veámoslo someramente. Cristo, en cuanto Hijo
unigénito del Padre, nos manifiesta el amor de Dios de un modo definitivo y
con una intensidad que supera el horizonte de la oración natural del hombre,
Cristo nos revela con su palabra y con sus hechos el infinito amor del Padre
para con los hombres, que tanto amó al mundo que le entregó a su propio
Hijo.
Por último, al enviar el Padre en su nombre al Espíritu que es Amor, nos indica
que todo ese amor trinitario se derrama en nuestro interior para que también el
hombre pueda participar del amor en la misma intimidad de Dios, como hijos
en el Hijo gracias a la acción del Espíritu; La encarnación del Verbo da sentido
a toda la existencia humana ya que en ella Dios asume lo humano. De este
modo, la referencia a Dios que a lo largo de la existencia se pone de
manifiesto como necesidad metafísica y existencial, se lleva a cabo de un
modo insospechado. Cristo asume todo lo humano (menos el pecado, que
redime), le ofrece su criterio de autenticidad (bienaventuranzas, etc.) y le
confiere sentido; hasta el dolor y la muerte.
Su finalidad en la que se llega, es conocer el designio del padre, que el
hombre percibe se realiza con la muerte en la cruz y la resurrección. De este
modo, Cristo carga con el pecado del hombre y alcanza su perdón con su
obediencia hasta la cruz, desde que nacimos con el pecado, lo hemos
recordado en su crucifixión, en el que se entrego por todos los hombres, por
eso lo recuerda en la ultima cena “este es mi cuerpo que será entregado por
ustedes”; cuando entregó su cuerpo por nosotros, el nos ha dado un sentido
definitivo, en el sufrimiento humano, hasta en la misma muerte, por eso es el
verbo divino, el guía que nos ayuda en el caminar, para poder llegar a la
salvación, en el misterio encarnado, logrando a que sean todos una misma
comunión de la iglesia, como se recita en la profesión de fe, mas conocido
como el credo de los apóstoles, esa comunión de hermanos, que tenemos la
esperanza de ir algún día al reino de los cielos, que ha resucitado, para darnos
a nosotros la vida eterna que tanto anhelamos.
De ahí el hombre, empezaba a cuestionarse por Dios, pero es el fin último, la
meta, en el que llegamos a obtener el plan de salvación a través de su amor
infinito.

También podría gustarte