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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
San Agustín habló de “el vacío espiritual que hay en el interior todo hombre” como una angustia existencial
que no nos abandonará hasta que nos saciemos en la presencia de Dios, porque esa necesidad es innata y
reclama ser satisfecha. De ahí que cuando ese vacío no se llena con el Creador, el hombre buscará
forzosamente relaciones sucedáneas, que más temprano que tarde lo dejarán insatisfecho y confundido.
con fundido. Una
inmensa mayoría del pueblo que se hace llamar cristiano tiene conciencia de la necesidad de orar, pero al
mismo tiempo vive con la contradicción de no hacerlo.
Ese tiempo de intimidad con nuestro Padre nos elevará a una condición espiritual que nos permitirá entender
un poco del carácter Dios, comprender Su Palabra, discernir Su voluntad particular, experimentar el placer de
la santidad y crecer en una dimensión desconocida. No estoy hablando de teorías que leí en algún libro. Hablo
de mis experiencias espirituales cuando después de estar predicando en muchos auditorios, por más de 30 años
con un éxito que se agotaba en la oratoria; fui confrontado por el mismo Señor de una manera dramática y fue
necesario dar un giro de 180 grados para encontrarme con el Cristo del cual hablaba, pero que ¡no conocía!
Empecé a conocerlo cuando comencé a tener vida de oración.
Es interesante saber que, en el idioma hebreo, quequ e es la lengua dominante en el Antiguo Testamento, el verbo
orar es reflexivo. Por la naturaleza de nuestra gramática no se puede traducir como tal, pero al ser reflexivo en
la lengua original significa que quien ejecuta la acción de orar es forzosamente afectado por el hecho mismo
de orar. L a oraci
or ació
ón es, pues,
pues, una
u na call e de doble
dobl e ví
vía donde
don de Dios
Di os se
se encu
encu entr a con el hombr
h ombr e y el hombr
h ombr e se
se
ncuentr a con D ios. ¿No es maravilloso? Descubrir esta realidad lingüística del Hebreo fue fascinante para
encuentra
nosotros, porque en la práctica la creíamos desde tiempo atrás. Así es como opera la obra del Espíritu Santo,
quien nos revela la naturaleza de su Palabra.
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
Lamentablemente nuestro desconocimiento de la vida de oración y el afán utilitario de las plegarias dificulta la
percepción de la inmensa bendición que significa el que podamos orar como lo hizo el rey Salomón al dedicar
el templo: “…Mas tú mirarás a la oración de tu siervo, y a su ruego, oh Jehová Dios mío, para oír el clamor y
la oración con que tu siervo ora delante de ti. Que tus ojos estén abiertos sobre esta casa de día y de noche,
sobre el lugar del cual dijiste: Mi nombre estará allí; que oigas la oración con que tu siervo ora en este lugar.
luga r.
Asimismo, que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando en este lugar hicieren oración,
or ación, que tú
oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada; que oigas y perdones”. 2da.
2 da. Crónicas 6:19-21.
“Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el e l espíritu
quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”. Salmos 51:16 -17. Él había
comprendido que la religión tiene formas de expresarse que pueden convertirse en prácticas superficiales y
rutinarias, pero estaba seguro de que Dios nunca despreciará un corazón humillado. A Dios no le molesta
nuestra simpleza. Jamás olvidemos que tenemos que ser como los niños; quienes, por su pureza son los dueños
del Reino. “La Ley de la oración, -dice B.J. Willhite- es la más alta ley del universo. Puede vencer todas las
otras leyes autorizando la intervención de Dios. Cuando es usada correctamente, la ley ley de la oración permite
que Dios ejercite su soberanía en un mundo que está dominado por rebeldes en libre voluntad, en un universo
gobernado por leyes naturales”. NoN o te quedes anclado con eso de que “la oración
ora ción cambia las cosas”, eso ya lo
sabemos; más importante es saber que la oración
ora ción te cambia a ti. Es necesario, pues que oremos para
encontrarnos con el Dios que nos transformará.
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
3a Las
L as Posi
Posi bil i dades
dades l a Oració
Oraci ón
Las caídas espirituales, así como las grandes victorias de la vida están relacionadas con la ausencia o
presencia de la vida de oración. Algunas personas que no mantienen una vida devocional suelen
su elen teorizar
mucho acerca de la oración. De manera que, cuando las oímos hablar, sabemos, por el contenido de su
discurso, que no acostumbran estar en el altar de Dios, precisamente por eso que afirmaba Chambers; porque
la oración cambia.
¿Saben qué es lo primero que es transformado al orar? ¡Pues nosotros mismos! Ahora queremos poner de
relieve lo que les ocurre a los cristianos cuando cultivan una vida de oración y también cuando no lo hacen.
¿Cuál es el denominador común entre estos hombres?; ¿Por qué hicieron lo que hicieron?; ¿Por qué fueron
tan exitosos?; ¿Por qué hoy los llamamos “grandes hombres de Dios” y se escriben volúmenes acerca de su
ministerio?; ¿Qué tenían ellos que no tenemos nosotros?; ¿Por qué pudieron invadir el territorio de Satanás?
La verdad es que no contaron con los grandes recursos en términos
tér minos de información mediática de los que hoy
disponemos; de hecho, tenían mucho menos.
menos. El meollo está en que cuando examinamos la vida de estos
hombres surge una categoría que los asemeja: Un respeto impresionante por la vida de oración. Eran hombres
de altar y tienda, como el patriarca Abraham.
Oigamos a uno de ellos, a Juan Bunyan, explicarlo en sus propias palabras: “Hay en la oración el momento de
dejar al descubierto la propia persona, de abrir el corazón delante de Dios, de derramar el alma
afectuosamente en peticiones, suspiros y gemidos como los del salmista: ¿Cuándo vendré y me presentaré
delante de ti?; me acuerdo de estas cosas y derramo mi alma dentro de mí ” (Salmos 42:2,4). A veces, las
mejores oraciones consisten más en gemidos que en palabras, y esas palabras no son más que la mera
representación del corazón, la vida y el espíritu de tales oraciones”.
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
Comenzamos así para ubicarnos, pero jamás una sola persona en situación de caída espiritual nos ha
confesado respeto por el altar de Dios. Las respuestas son siempre las mismas: Ay pastor, yo oro cuando me
voy al trabajo/ Yo no tengo vida de oración/ Yo oro de noche cuando me acuesto/ Hace mucho que no oro etc.
Las respuestas de los líderes, esas personas
pe rsonas que tienen cargos en la iglesia,
iglesia , tienen una variante, porque por su
posición a veces “deben” orar, no porque lo deciden voluntariamente, sino porque su s u oficio los obliga a
hacerlo, lo cual es como si no lo hicieran. Ellos suelen estar ocupados en los menesteres de d e la “obra de Dios”,
haciendo a veces algunas oraciones, pero sin vida de oración; de manera que cuando la tentación llega no
tienen con qué responder y caen en las garras del enemigo para dolor suyo y confusión de los creyentes, que no
pueden entender el porqué de la caída de su líder.
L a prese
presencia
nci a o ause
ausenci
nci a de vida de oraci ón en un cri stiano
ti ano va a determi
determi nar su cre
cr ecimi ento
nt o es tu al. Hay
espir i tual
un arsenal de desarrollo que Dios tiene para los que le buscan. No deben conformarse con una vida religiosa
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inferior, superficial, imprecisa e indefinida. A través de la oración pueden ser libres de pecados, pues su
carácter es afectado por la santidad de Dios.
4a ¡Los
¡L os discí
di scípul
pu l os de Jesús
Jesús no Sabían Or ar !
Cuando leemos el capítulo 11 del evangelio de Lucas nos sorprende la narración de un feliz encuentro entre
uno de los discípulos y Jesús. En ese contexto, el vocablo “discípulos” está referido a todos aquellos que
seguían al Señor. En un momento determinado de su ministerio Jesús denominó “apóstoles” al grupo de doce
que formaban su equipo humano básico. El Hijo de Dios, -como era su costumbre-, se había apartado a orar
en un lugar solitario, y el discípulo, en nombre de un grupo mayor le hace una curiosa petición a Jesús: Señor,
ENSÉÑANOS A ORAR como Juan enseñó a los suyos. suyos .
Este es un incidente demasiado serio, con un valor sustantivo muy denso, el cual merece nuestra máxima
má xima
atención, porque pone en boca de una persona que tiene, al menos, tres características: a) es un adulto; b) es
un judío y; c) es un discípulo de Cristo que está manifestando claramente que él, junto con el grupo que
representa, ¡NO SABEN ORAR!. Si personas con esas credenciales declaran que no saben orar, eso nos
plantea entonces preguntarnos qué era lo que sabían y qué era lo que ignoraban acerca
a cerca de la oración.
¿Cuál fue el aspecto de la oración de Jesús que impactó a los discípulos?, ¿Fue su contenido, o fue acaso su
disciplina?. Esto nos permite hacer una observación pedagógica
de primer orden. Hay una diferencia sustancial entre orar (a secas) y tener vida de oración. Muchísimas
personas en el mundo pueden orar,
orar , pero, en realidad, muy pocos, tienen vida de oración.
Cualquier plegaria que una persona eleve a Dios puede ser considerada una oración. L a vida de oración,
or ación, en
en
cambio, comporta
comport a un compr omiso de disciplin
discipl in a para estar
estar en l a prese
presenci a de Di os en or ación de manera
maner a
consuetu
consuetudin
din ari a; n o como una r uti na sino como un a for ma de vivi vivirr que ademá
además se disfr uta
ut a plenamente,
porqu e, ent
entrr e otras
otr as cosas
cosas,, produce
produ ce tr ansfor macione
macion es en el alma del or ante.
al ma del
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
1. ¿Cuáles eran los elementos religiosos de la oración judía que los discípulos manejaban?
2. ¿Cuándo y por qué los discípulos pidieron a Jesús que los enseñara a orar?
3. ¿Cuál es la diferencia entre orar y tener vida de oración?
4. Si Jesús es Dios, ¿Por qué tenía vida de oración?
5. ¿Tiene Ud. Vida de Oración?
5a M otivación,
otivación, En torn o y ¡Esencia
Esencia de la Oració
Or ación!
n!
Los discípulos habían orado durante toda su vida, pero cuando descubrieron la vida de oración de Jesús eso
les hizo entender que tenían que comenzar de nuevo. ¡No hay que angustiarse por eso!; Puede ser que a
nosotros esté ocurriéndonos lo mismo. Hay personas que han pasado toda la vida en la iglesia y descubren,
después de mucha práctica religiosa, que tampoco saben orar. Con el fin de enseñarles, Cristo indicó a sus
seguidores que había tres valores que
q ue debían considerar: A.- El entorno de la oración, B.- La motivación de la
oración, y C.- La Esencia de la oración. El entorno se refiere al lugar de intimidad en búsqueda de su
presencia y a la idea de apartarnos a solas con Él. La motivación tiene que ver con lo que nos mueve
mue ve realmente
a orar.
Las personas casi nunca hablan ded e sus motivaciones; ellas suelen estar ocultas, a la sombra;
somb ra; son el depósito de
nuestra conciencia. Nos advierte de no orar afectados por la hipocresía porque, en ese caso, la oración estaría
mediatizada por un pecado y perdería así su efectividad y su valor. La esencia es el contenido de nuestra
plegaria. En ese sentido, Jesús dijo “Vosotros,
“Vosotr os, pues oraréis así”: De manera que asombra que la iglesia
cristiana haya concedido tan poca importancia al deseo del Señor. Hemos reducido el Padrenuestro a una
repetición vacía.
¿Cuánto tiempo apartamos durante nuestro día para estar en la presencia de Dios?; ¿Qué lugar tiene la
oración en nuestra vida? Cristo nos habló de tres dimensiones en las cuales podemos articular nuestra
oración: Pedir, buscar y llamar (Lucas 11:9). Es presionantemente triste cómo hemos relacionado la oración
sólo con pedir. Pedir siempre es más fácil. El problema con esa postura es
e s que ignora los elementos más
sublimes de la vida de oración, como lo son, llamar y buscar.
busca r. El salmista nos lo recuerda: “Oh Jehová,
Jeho vá, de
mañana oirás mi voz, de mañana me presentaré delante de ti y esperaré…” Salmos 5:3.
Tenga l a absolu
absolu ta segur
segur idad de que cuando
cuan do se
se ace
acer que a la
l a pr esenci a de Di os en oración
or ación us
u sted va a se
ser
tr ansfor mado, porqu e nadi e se acer
acer ca a Él par a per
per mane
man ecer
cer i gual .
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
Permítame ilustrarle esto con un ejemplo ordinario: ¿Sabe Ud. por qué la grasa se derrite cuando se s e acerca al
fuego? Se derrite porque ante el fuego ella no tiene opciones. Cuando
Cuan do se acerca al calor, la grasa pierde susu
propia naturaleza. El fuego la domina y la cambia. Lo único que puede
pu ede hacer para evitar ser transformada es
no acercarse. Ni ngún
ngún ser
ser hu mano
man o puede acer
acer carse a Di os y per
per manecer
manecer i gual .
No te preocupes por el discurso en la oración; no te angusties por las palabras; no pierdas tiempo midiendo al
tiempo. Orar no es competir con alguien. Si no tienes nada que decir, ¡Por Dios!, no lo digas! Quédate en el
silencio de su augusta presencia y deja que su
s u Espíritu te toque. Tu sollozo, tu silencio, tu llanto, tu gemir, tu
angustia y tu alegría, tu humillación; tu reverencia; ¡todo eso junto es oración!
1.- Explique qué son cada uno de los siguientes valores: Motivación, Entorno y Esencia de la oración.
2.- Jesús mencionó tres dimensiones referidas a la oración. ¿Cuáles son?
3.- ¿Por qué casi siempre relacionamos la oración con pedir algo?
4.- ¿Sabe Ud. por qué la grasa se derrite cuando está cerca del fuego?
5.- ¿Sabe usted orar?
marcas sociales de una religiosidad, pero que no siempre significan intimidad con Dios. Oramos antes de
comer, ir a la cama, al salir de viaje,
viaje, para pedir sanidad, etc. Son, pues, oraciones signadas por el utilitario,
sin que haya necesariamente entrega de la vida.
Jesús habla de la oración privada, íntima, no habla
hab la de la oración casual o impuesta, habla de oración
voluntaria. Habla de un tiempo (no importa si es mucho o poco), que separamos para estar en la presencia de
Dios. Con toda seguridad que Él también oraba en las ocasiones
oca siones tradicionales ya referidas, pero siempre
siempr e tuvo
el especial cuidado de hallar un espacio en su apretada agenda para apartarse y así pasar un tiempo en la
presencia de su Padre. Jesús nunca permitió que el éxito de su ministerio le restara tiempo para dedicarlo a la
oración.
3ra. “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán
oídos.”
oídos.” (Mateo 6:7). Es decir, para Dios, lo importante de nuestra oración no está referido al contenido
elegante y pretencioso de nuestras palabras.
De hecho, las palabras que pretenden ser
s er elegantes, casi nunca son sinceras,
sincer as, porque las palabras sinceras
pocas veces pueden ser elegantes.
elega ntes. Dios considera nuestro corazón por encima de nuestra capacidad de hacerha cer
un discurso. Cuando ore, deje que su corazón hable con las palabras que le le salgan, porque el Espíritu Santo,
es experto en traducirlas.
1. ¿Cuándo los discípulos advirtieron que tenían una crisis con su forma de orar?
2. Jesús hizo a sus discípulos tres advertencias
ad vertencias al enseñarlos a orar. ¿Cuáles
¿ Cuáles fueron?
3. ¿Qué son oraciones utilitarias?
4. ¿Qué enseñó Jesús acerca de nuestra motivación al orar?
5. ¿Qué aprendemos acerca del contenido de nuestras oraciones?
7ª
. ¡Or ar n u n ca ha sido
si do fá
f ácil
ci l !
¿Se ha preguntado alguna vez, cuál es la razón de todos esos acontecimientos? Se lo diré en términos
coloquiales: eso ocurre porque su oración causa terror en el mundo de las tinieblas. Un gran hombre de
oración lo expresó así: “La preocupación principal del diablo es impedir la oración de los cristianos. Él no
teme gran cosa a los estudios; tampoco hace caso a nuestros programas, ni a la religión que se caracteriza por
la falta de oración. ¡Él se ríe de nuestro trabajo, se burla de nuestra sabiduría…Pero TIEMBLA cuando
oramos!
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de Jehová lleno la casa. Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de Jehová, porque la gloria de Jehová
había llenado la casa de Jehová” (2 Crónicas 7:1-2).
La disciplina de la oración produce por sí misma una reacción en el mundo espiritual. Que las fuerzas del mal
no soportan. Esa es la razón por la cual responden con violencia tratando de anularla. Un cristiano tiene
tiene que
saber eso; debe entender cómo funcionan el mundo de Dios y el de Satanás durante
dura nte el proceso de la oración.
Tenemos que aprender que la oración no es simplemente una actividad religiosa”, sino una relación personal
con Dios, que tiene que ser cultivada, porque es la vida misma de un hijo de Dios.
Cornelio, un centurión romano, fue un militar invasor de Israel en el siglo 1. Era de esperarse que fuera
malvado y pagano, pero la Biblia dice que “oraba a Dios siempre”. No sabemos cuándo, cómo y dónde
ocurrió su conversión; lo que sí sabemos es que “oraba” y esa vida de oración convirtió a un pagano , enemigo
del pueblo de Dios en un instrumento para que el glorioso Evangelio de Cristo afectara a todo el mundo gentil.
¿No le parece eso maravilloso? El gran apóstol Pedro vio con sus propios ojos cómo el Espíritu cayó sobre
una congregación de “odiosos gentiles” que Cornelio había reunido.
No se desanime porque orar seas ea con frecuencia una tarea difícil. No puede ser de otra manera. Nunca se
sienta derrotado aun cuando no pueda realizar la oración. No se angustie si no siente gozo, porque debe
deb e ser
más importante lo que cree que lo que siente. Lo que cree es la base de su fe. Dios ha dicho que estará con
nosotros: todos los días hasta el fin”. Nunca se rinda. Detrás de una montaña siempre habrá un valle.
Tenemos muchas dudas acerca de la la oración. Nos sorprenderíamos cómo ellas serían resueltas simplemente si
oráramos. Así de simple.
simple. Porque lo más
más difícil de la oración, es orar. Es curioso que la mayoría de las dudas
que la gente manifiesta acerca de este tema tengan que ver con las formas externas; que son justamente las que
a Dios menos le interesan.
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Cuando hablábamos de la esencia de la oración en lecciones anteriores nos referíamos a lo que la tradición
cristiana ha denominado “El Padrenuestro”; que no es otra cosa que un bosquejo para orar, concebido en el
corazón de Jesús. De manera que no hay especial virtud en repetirlo porque ese no fue su diseño. Si
examinamos con detenimiento ese bosquejo de Jesús, descubriremos que esa estructura es una verdadera
revisión de la vida. Debemos preocuparnos que la iglesia universal no ha obedecido la indicación del Hijo de
Dios cuando nos exhortó: “Vosotros,
“Vosotro s, pues, oraréis así”.
Lo primero que nos impresiona es la palabra “padre” al comenzar la oración. Eso es un novedoso aporte que
hace Jesús. La tradición judía hasta había olvidado el sonido original del nombre de Dios en un esfuerzo
reverente por no tomar en vano el nombre del altísimo. Lo más interesante de esto es que la palabra que
establece Jesús al comienzo de la oración es “padre”, que, usada en el Getsemaní, la cambió por “ Abba”,
Abba”, un
vocablo arameo que representaba la forma más pura e inocente con la que los niños llamaban a su padre. Es
decir, Dios, quien es Rey de reyes, creador y sustentador de todo cuanto hay, es, al mismo tiempo y sin
contradicciones, no solo nuestro padre, sino que además nos invita a poner a un lado el miedo natural que
todos le tenemos a Dios.
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9ª
. L as relaci ones rotas
rot as afectan l a or ación
Es hermoso y gratificante saber que mi Dios es también mi Padre y que q ue me trata como tal. No tenemos que
venir a la presencia del Altísimo como si nos estuviera esperando para castigarnos. Ese no es el carácter de
Dios. El Padrenuestro es una invitación divina a revisar nuestra
n uestra relación con Dios, por lo tanto, no debemos
temer abandonarnos en sus manos. La figura del padre significa, protección, compañía, afecto, seguridad,
provisión. Sin embargo, puede ser que nuestra
nuestr a relación con nuestro padre biológico non o evoque precisamente
esas emociones. En ese caso, debemos confiar en que Dios no es culpable de los errores humanos.
Aprovechemos, pues nuestra relación con Él para sanar todo recuerdo que nos cause dolor.
Esta sanidad es un proceso y debemos insistir en oración hasta que seamos curados; pues no se trata
tra ta de una
carrera de velocidad sino de resistencia. Inmediatamente, la oración de Jesús nos invita a considerar al Padre
como “nuestro”. Esta palabra es interesante y delicada porque implica necesariamente relación. No podemos
negar que las relaciones humanas son, por naturaleza, especialmente difíciles.
A los seres humanos nos es medianamente fácil interactuar con c on Dios, pero se crean muchos ruidos
ru idos cundo se
produce el fenómeno de comunicación entre nosotros.
nosotro s. Nos cuesta aceptar a los demás como ellos son
s on y
tampoco es sencillo mirar dentro de nosotros mismos y ser objetivos. El servicio que prestamos a la obra de
Dios, se ve obstaculizado cuando no entendemos
entende mos cómo funciona el Reino de los Cielos en ese sentido. Al
respecto, el Señor enseña: “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo
contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y
presenta tu ofrenda” Mateo 5:23-24.
5:23-24.
Es claro que la oración se ve afectada cuando intentamos comunicarnos con Dios sin antes resolver
res olver nuestro
asunto con los hombres. El “nuestro” del Padrenuestro está muy lejos de ser
s er una palabra hueca. La dirección
que tenemos en la Palabra de Dios, es que quien ora tiene la carga de la prueba al momento de resolver el
conflicto. Hay muchas razones que nos separan y muchas las causas que nos dividen y nos enfrentan; pero
cuando oramos tenemos que considerar seriamente, que Dios está esperando que podamos tener relaciones
sanas entre nosotros antes de pretender
pr etender tenerlas con Él.
Nosotros somos hábiles en adelantarnos con el argumento más universal que existe: “La culpa no es e s mía”
aunque así sea, la norma bíblica está expresada con un verbo en forma de mandato: Deja ahí tu ofrenda…y
reconcíliate con tu hermano”. Pedir perdón nunca es fácil
fácil y menos cuando tenemos la convicción de que no
comenzamos el conflicto. Si queremos tener comunión con Dios Dios debemos estar dispuestos a imitar
imitar a Cristo,
quien nunca pecó, pero fue quien pagó por todos nuestros pecados. Imaginemos que Cristo hubiese dicho:
¿Por qué tengo que morir?, yo no tengo la culpa!, la culpa era nuestra, los pecadores somos nosotros, pero si
Él no se hubiese humillado estaríamos sin esperanza y sin Dios. No espere que vengan a usted; vaya al lugar
donde está el ofensor y humíllese. Si le cuesta hacer esto, la solución está en la oración; pues de eso se trata.
Es sano que nos acostumbremos a leer la Biblia con atención, en quietud de corazón, y no como si
estuviéramos compitiendo con alguien o nos vinieran persiguiendo. Sólo un corazón en paz, podrá percibir
toda la belleza y la exhortación que las Sagradas Escrituras tienen para nosotros.
“Padre nuestro que estás en los cielos…” Muchísimas personas han repetido esta frase sin tener la la más
remota idea de su significado. ¿Cuál es la idea que
que tenemos de eso que llamamos cielo? En la Biblia se usa
esa expresión para referirse a tres esferas marcadamente diferenciadas: En primer lugar está referida a la
atmósfera terrestre inmediata de nuestra tierra; “desciende de los cielos la lluvia y la nieve” Isaías 55:10. En
segundo lugar y en un sentido más amplio,
a mplio, se refiere al espacio exterior (el ambiente del Sol, Luna, estrellas,
firmamento, etc.) “Los cielos cuentan La gloria de Dios y el firmamento anuncia la obraobr a de sus manos” Salmo
19:1. Finalmente, hay un tercer cielo, el Reino de Dios, un hogar preparado para nosotros, del cual el apóstol
Pablo dice: “Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años, si en el cuerpo, no lo sé; s é; si fuera del
cuerpo, no lo sé; Dios sabe, fue arrebatado hasta el tercer cielo…” 2 Corintios 12:2.
Esta variedad de “cielos” puede producir un natural desconcierto acerca de qué es verdaderamente el “cielo”.
Sin embargo, a la luz de la oración del Padrenuestro” se nos permite preguntarnos ¿Será posible que nuestro
Dios esté presente en los campos, en la lluvia, en el Sol, en las flores, en las montañas, en el aire que
respiramos y en la mirada inocente de los niños? No dice acaso la Escritura que “Toda buena dádiva y todo
don perfecto proviene de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”
(Santiago 1:17). La verdad verdadera es que Dios siempre está presente en todas partes!
La expresión “que estás en los cielos” es un recordatorio de que Dios está verdadera y realmente en todas las
circunstancias materiales inmediatas de nuestra vida. Somos muy dados a magnificar la presencia
“espiritual” de Dios, pero nos olvidamos que vivimos en un mundo físico prestado por Él a través de un cordón
umbilical de oxígeno y de luz solar sin los cuales sería imposible vivir. ¿Cuándo fue la última vez que usted le
dio gracias a Dios por una salida o puesta de Sol, o por poder llenar sus pulmones de aire puro en una
montaña, o por admirar la grandeza que hay en la arquitectura divina de un hermoso árbol, o cuando la
oscuridad natural de la noche nos indica que llegó el tiempo para el descanso del cuerpo? ¿Sabe qué?, según
el Salmo 104, esas y muchas otras cosas son bendiciones materiales que podemos tocar. ¡Aleluya!
Tenemos que pedirle perdón al Señor porque la mayoría de nosotros, estamos tan preocupados por nuestros
propios asuntos y nuestro grosero
gros ero materialismo, como para detenernos un poco para percibir la mano de Dios
que nos toca realmente a través de su creación. Si Dios ciertamente nos puede visitar con su presencia y
satisfacer las demandas más sublimes de nuestro espíritu; no menos cierto es que lo podemos “tocar” a través
de la maravillosa manifestación de sus bendiciones recibidas en un universo de favores que percibimos cada
día con nuestros sentidos físicos.
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
Después de considerar
considerar el “Padre” y el “nuestro”, vengamos ante la presencia sublime del Creador para
pa ra
decirle algo así como:
“Señor, perdóname, porque he estado tan ocupado en mis cosas y tan angustiado por mis problemas que no me
había dado cuenta de que yo vivo en tu mundo. Sin tu aire no tendría oxigeno; sin tu sol no sería posible la
vida, sin la noche no habría descanso. Gracias porque cuando veo a los niños correr y jugar y cuando sus ojos
se encuentran con los míos, me acuerdo de la inocencia
ino cencia del hombre en el Jardín del Edén antes del pecado.
Gracias por el canto de los pájaros, gracias por los hijos que nos diste, porque ellos son la prolongación de la
existencia. Gracias por entender lo que significa que tú estás presente en este cielo que puedo ver con los ojos
que tú también, me diste. Gracias por la insondable sabiduría y poder que se manifiestan en el diseño y en la
providencia de tu creación. Amén.
1. Según Mateo 5:23-24, ¿Cuáles son las dos acciones previas a presentar nuestra ofrenda cuando
tenemos conflictos con otros?
2. ¿Cuál es su concepto de cielo?
3. ¿Qué significa la expresión “qué estás en los cielos?
4. Léase con calma el capítulo 104 de Salmos y estará
estar á tocando el cielo en la tierra.
5. Considere la oración que proponemos al final de esta 10ª. Edición.
11ª
. El
E l Padr enues
enu estr
tr o y l a Santi
Sant i dad
De manera que “Santificado sea tu nombre” no es otra cosa que una invitación a que consideremos
consideremo s con mucha
seriedad nuestra santidad personal. Cuando Dios se reveló a Moisés en el Monte Sinaí, fue bien claro y
enfático en lo que se refiere a la naturaleza moral de la nación que estaba formando:
“Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de
Israel. Entonces vino Moisés, y llamó a los ancianos del pueblo, y expuso
expus o en presencia de ellos todas estas
palabras que Jehová le había mandado” Éxodo 19:6-7
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
Es entendido que cuando hablamos de la santidad de Dios, nos referimos a una dimensión absoluta
abs oluta y por lo
tanto perfecta. No así cuando tratamos la santidad de los hombres, pues esta nunca podrá ser absoluta sino
relativa. Nuestra santidad, pues está referida a una decisión de separar nuestra vida de los valores perversos
del mundo, para agradar a Dios.
La santidad ciertamente es un tema muy importante, poco estudiado y menos entendido. Nuestra cultura
cristiana le da más importancia a la enseñanza de la doctrina que a la conducta, por eso es más fácil hablar de
visión, guerra espiritual igle crecimiento, liberación, adoración, finanzas, etc. Lamentablemente, la santidad
no es una postura prioritaria para la iglesia de hoy.
Un sentido de honestidad nos impone reconocer que históricamente hemos lastimado la verdadera santidad al
confundirla con nuestros gustos, disgustos en lo
lo pertinente a usos y costumbres. El apóstol Pablo lo explica
así a los griegos de Colosas:
“Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo ¿Por qué, como si vivieseis en el
mundo, os sometéis a preceptos tales como: no manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformidad a
mandamientos y doctrinas de hombres), ¿cosas que todas se destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la
verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no
tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.”
carne.” Colosenses 2:20-23.
Ese tratamiento anti bíblico no debe ser obstáculo para que miremos de
d e frente a lo que Dios, en su Palabra nos
enseña. De no ser así, Jesús no se hubiera ocupado de dejar bien sentado el lugar de la santidad en la vida del
cristiano, cuando nos entregó el padrenuestro con el orden: “vosotros, pues oraréis así” Mateo 6:9.
…como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teniasis estando en vuestra ignorancia; sino,
como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir, porque escrito
está: Sed santos, porque yo soy santo. 1 Pedro 1:16
16
Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
12ªSin vida
vid a de oraci
or ació
ón no
n o hay santi dad
La vida de santidad que tanto preocupó al divino autor del Padrenuestro, surge como consecuencia
consecuen cia natural de
la vida devocional de oración. Sin vida de oración no hay ni puede haber santidad.
1. ¿Está usted conforme con su santidad?
2. ¿Qué es una manera de vivir?
17
Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
3. ¿Por qué Jesús consideró importante tomar en cuenta la santidad personal cuando nos enseñó a orar?
4. ¿Cuál fue la expresión sobresaliente en la visión del profeta Isaías?
5. ¿Cuál es la diferencia entre condiciones y convicciones cuando hablamos de santidad?
13ª
. Revise
Revi se su ni
n i vel de
d e san
santiti dad
1. Sin santidad: Son aquellos que viven sin Cristo, practicando toda suerte de pecado, y, en todo caso,
alejados de Dios, no tienen relación con Él, no conocen su Palabra y no se plantean la tentación como
un problema. Viven “sin Dios” porque para ellos, pecar es “una manera
manera de vivir”.
2. Cristianos nominales: Estos hacen una vida “religiosa” en la iglesia; tienen algún conocimiento de la
Palabra de Dios, saben lo que es una tentación, pero
p ero por carecer de vida devocional de oración
or ación no
tienen la fortaleza para rechazarla y viven en un proceso recurrente de pecado y arrepentimiento.
3. Cristianos en comunión: Son los creyentes, quienes, por tener una relación de devoción normal,
generalmente logran identificar al enemigo, conocen sus debilidades y vigilan en oración para vencer, y
generalmente vencen la tentación.
4. Cristianos santificados: son aquellos cristianos que cultivan una intensa relación con Dios que les
permite, no solamente rechazar con relativa facilidad la oferta de pecar durante la tentación, sino que,
además, sienten un profundo desprecio y malestar por todo aquello que signifique ofender a Dios y, en
consecuencia, pecar. Son las personas victoriosas de las que nos habla Pablo. “Más ahora que habéis
sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin,
la vida eterna.
eterna. Romanos 6:22.
Consejos:
Establezca quién es el que tiene el control de su vida.
¡Conózcase! Evalué sus pensamientos, emociones, decisiones---Hable con Dios acerca de lo que ha visto en su
vida.
No racionalice la culpa, Ni la transfiera. No justifique ni le eche la culpa a otros de sus decisiones.
Reconozca y aprenda a determinar el problema
pro blema real y llámelo por su nombre.
No busque resultados rápidos y fáciles. Sea perseverante.
Cuídese de los patrones persistentes de pecado, donde tiende a resbalar.
Procure siempre relaciones transparentes
transpa rentes con las personas.
Busque mecanismo de evaluación y cobertura. Rinda cuentas.
Cuide la puerta de entrada de su mente.
¿Cuánto tiempo de televisión, videos, cine se permite?
¿Hace uso explícito de literatura sexual?
¿Tiene usted el control en el uso de la internet?
¿Mantiene usted relaciones peligrosas con personas que le son atractivas?
Cuide lo que sale de su boca.
Sea selectivo con sus relaciones.
Asuma posiciones de compromiso. Daniel 1:8 y Job 31:1,9.
Confiese todo pecado conocido y pida iluminación por los desconocidos.
Repare los daños ocasionados porp or su pecado.
No trabaje tanto para Dios, que no tenga tiempo para estar a solas con Dios y usted.
Comience siempre su día en oración, en alabanza, en tranquilidad, en gratitud, en reflexión, en planificación,
encomendándose a Dios y a la lectura devocional, estudio, memorización y meditación en las escrituras.
Practique las disciplinas espirituales de la alabanza, oración, gratitud,
gra titud, contentamiento, sensibilidad, aprecio
por la palabra, discernimiento, confianza, arrepentimiento, fe y perdón.
Todo lo antes dicho está contenido en la expresión “Santificado sea tu nombre” del Padrenuestro, que fue la
oración señalada por Jesús. Jamás olvide que sin oración no puede haber santidad. Vivir sin orar es vivir sin
Dios.
1. ¿Es posible medir la santidad?
2. Con respecto al manejo de la santidad hay cuatro grupos de creyentes, ¿Cuáles son?
3. ¿Cuál es el único daño espiritual que Satanás puede hacernos?
19
Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
14ª
14 ª
. ¿Qu ées el
el r ein
ei n o de
d e los
l os ci elos?
el os?
Una manera práctica de entender esto sería preguntándonos: ¿Cuánto dominio le permito yo a Dios sobre mis
asuntos?; ¿Cuántas áreas de mi naturaleza he puesto bajo su gobierno?, ¿En cuáles no le he permitido que
intervenga? ¿cuántas puertas de mi corazón están cerradas para Dios? “Y el mismo Dios de paz os santifique
por completo; y todo vuestro ser, espíritu,
esp íritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible
irrepr ensible para la venida de nuestro
Señor Jesucristo”. 1 Tes 5:23.
Cuando Jesús incorpora en la oración la frase “venga tu Reino” no está pensando en su gobierno mesiánico,
sino que está invitándonos implícitamente a establecer su dominio en la esfera de nuestro
nues tro corazón. De manera
que si la oración se hace con sinceridad, se convierte en una petición para que la soberanía divina, el gobierno
de Dios inunde nuestra vida.
El Reino de los Cielos del que aquí se habla no está conformado por un imperio político gobernado por
emociones egoístas, no. Es una condición interior de la mente y del espíritu en la cual permito que mi voluntad
se subyugue a la voluntad de Dios. “El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en
en el
Espíritu Santo” Romanos 14:17.
Es un honor inmensamente noble y elevado que se nos cuente como ciudadanos del Reino. Hay que tener
presente quién es la persona que nos concedió la delicada distinción de ser el pueblo del Señor. La
L a equivocada
conducción de la forma de vivir que hemos exhibido debe hacernos pensar en que es hora de que nos
sintonicemos con el programa de Dios es decir, con
c on su reino.
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
Oración:
“Venga tu reino” es una forma de orar diciendo: “Señor Tú que eres gobernador del cielo y de la tierra; Tú
que eres soberano y a la vez respetuoso; Tú, cuya autoridad es absolutamente suprema en el universo; ven a
establecer tu soberanía también en mi corazón. Renuncio al riesgo de seguir equivocándome y te suplico
humildemente que tomes el rumbo de mi vida. Amén.
4. Explique Romanos 14:17 “El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo
g ozo en el
Espíritu Santo”
15ª
. ¿Cómo
¿Cómo con ocemos l a volu
vol u n tad de Di os?
Hágase tu voluntad, es una de las frases más conocidas del Padrenuestro. Las L as Escrituras son cuidadosas al
exhortarnos que el respeto a la voluntad divina es determinante para ser salvos. “No todo el que me dice:
Señor, Señor, entrarará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los
cielos” Mateo 7:21.
No nos referimos a la voluntad del Señor para el mundo, sino a saber cuál es su voluntad en los asuntos
puntuales y particulares de nuestra vida.
Una cosa es pedir que se realice su deseo en la humanidad y otra es estar dispuestos a que Él intervenga como
quiera en nuestros asuntos personales. Hay muchos creyentes que cuando manifiestan sus deseos, confunden a
Dios con el genio de la lámpara de Aladino, en el cuento de Las Mil y una noches”
No obstante, sería deshonesto negar que hay circunstancias en las cuales necesitamos ayuda
ayud a superior para
decidir qué rumbo tomar. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de
pedir como conviene no lo sabemos. Pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con
c on gemidos indecibles.
Romanos 8:26.
¿Cómo hacemos para conocer particularmente, la voluntad de Dios en nuestra vida? La gente formula esta
pregunta como si la respuesta fuese supremamente complicada o misteriosa.
misterios a. Debe quedarnos bien claro que
lo más difícil que hay en el proceso de hacer la voluntad particular de Dios es estar dispuestos a obedecerla,
21
Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
antes de conocerla. Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su
voluntad, él nos oye. 1 Juan 5:14.
Eso fue exactamente lo que hizo el Hijo de Dios con su Padre, en el momento crucial de su ministerio. Padre,
si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. (Lucas 22:42).
22 :42).
Cuando ora “Hágase tu voluntad” no lo está pidiendo a Dios que bendiga la de usted, sino que le ayude a
someterte a la de Él. Le está diciendo:
Oración:
Señor, ayúdame a encontrar tu plan para mi vida; permite que yo pueda comprenderlo, someterme a el y
cumplirlo; y si no pudiera entenderlo, someterme a él y cumplirlo; y si no pudiera entenderlo, dame la gracia y
la humildad para aceptar en fe que eso es lo mejor que tienes para mi. Amén.
Todo eso y mucho más estaba en el corazón de Cristo cuando nos enseñó a pedir “hágase tu voluntad”
22
Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
16ª
16 ª
. Pedi
P edirr es lo m ás fá
f áci l , per o no
n o l o es todo
to do
E l pan nu estr d án oslo h oy. Esta curiosa frase representa, por extensión, a las peticiones,
estr o de cada día, dá
generalmente de cosas materiales que siempre hacemos.
ha cemos. “Pan”, en este contexto, es una palabra
pa labra simbólica
que agrupa una gran variedad de necesidades que no incluye el orden espiritual. Es necesario tener presente
que Di os no nos
n os concede
concede si empre
mpr e lo qu e le pedimos
pedimos si
si no l o que necesi tamos.
qu e nece
H ay gen
gen te que piensa que las oraci ones
on es son como
com o esas
esas maqui
maqu i n i tas automáti cas que un o le l e mete una mon
m onedaeda
y le ent
entrr egan un r efr esco
esco o un a bolsita
bolsit a de maní
man í. D i os nos
no s conceder
conceder ásólsól o aquell as petici ones
on es que sati
sati sf agan
su volun
vol un tad; porqu
por que
e si
si el Señ
Señ
or n os concedi
concediera
era todo
t odo l o que
qu e le pedi
pedimos
mos habr ía un en el mu ndo.
u n caos en
Pedirle algo a Dios es relativamente fácil. Una impresionante mayoría de cristianos cree que tenemos
ten emos el
derecho inalienable de recibir todo lo que le pedimos a Dios, porque la Biblia dice: Pedid, y se os dará…
(Mateo 7:7). Nadie está negando que la Palabra de Dios enseñe eso; pero en ejercicio de sana interpretación
bíblica, toda doctrina a ser creída debe descansar en el testimonio veraz y total de la Palabra de Dios.
Un cristiano serio debe tomar en cuenta todo lo que la Palabra de Dios dice acerca de cualquier tema que se
considere, antes de asumirlo como una verdad final. Las Escrituras dicen muchas cosas acerca del pecado, de
la fe, de la salvación, de dar, de pedir, etc.; pero la doctrina final debe tomar en cuenta Toda la información
escritural. Debemos recordar que la palabra de Dios también nos enseña: “Si permanecéis en mí, y mis mis
palabras permanecen en vosotros,
vosotros , pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Juan 15:7) 15 :7) Juan lo precisa de
otra manera: “Y esta es la confianza que tenemos en Él, que, si pedimos alguna cosa, conforme a su voluntad,
Él nos oye. (1Juan 5:14). H ay obviament
obvi amente e un a condi ció
ci ón que
qu e Di os establ
establ ece
ece para
par a conceder n uestras
uestr as
peticiones. De manera que lo que expresa Mateo 7:7, es sólo una parte de la información
información de lo que tiene que
ver con pedir. Es muy preocupante que la iglesia no haya comprendido la manera cómo Dios suele responder
a nuestras constantes demandas. E l Señ Señ or no n os con
conce
cede
de todo lo qu e pedi
pedimos
mos porqu e con con f r ecuenci a
exhi bimos un desdesconocimi
conocimi ento i ngenu
ngenuoo de có
cómo f uncionan rein o. “Más buscad
un cionan los prin cipios de su reino.
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas
cos as os serán añadidas” “Mateo 6:33. 6:3 3.
H oy es
estamos
tam os contami
cont aminn ados con un u n espí
espír i tu de pedir cosas
cosas en fun
f un ción de lo que
qu e decl
decl aramos,
ar amos, como si
si n uestr
uestr as
palabr as tuvieran
tuvier an un poder
poder i ntr
nt r ínseco
nseco que estáestápor enci ma de la
l a volun di vin a. Se ha desdibujado al Dios
vol un tad divin
de la Biblia y se lo ha confundido con un mercenario que intercambia sus favores con dineros y otras bisuterías
callejeras. Digamos junto a Jerónimo Savonarola, precursor de la Reforma del siglo XVI:
23
Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
“¡Ese no es Dios!
el Dios en quien yo creo,
Tener no puede el interés del oro
El Dios de verdad,
El Dios a quien yo adoro,
No cambia sus bondades por metal,
Su espíritu gigante no se oculta,
En el recinto estrecho de un sagrario,
El universo entero es su santuario,
Porque es la providencia universal”
D i os N O es
es u n mercade
mer caderr de favor es.
es. ¡D i os es D i os!
os! A cé
r quesel
quesel e para
par a alabar
alab arll o, para bendecir l o, para
par a
agradecer
agradecer l e, para r econoce
econocerr lo, par a decir
decir l e que lo ama, no sólo
sólo par a pedir
pedir l e.
17ª
. El
E l espi
espinn oso probl
pr oblema
ema del per dón
“Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” (Mateo 6:12)
El perdón es una categoría espiritual que está en la base de la pirámide teológica; es, sin duda alguna, una
doctrina capital y distintiva del Evangelio de Cristo. Sin él, no hay paz, ni esperanza, ni salvación, ni cielo, ni
vida eterna, ¡ni nada!
La Sagrada Escritura es especialmente hermosa
hermos a cuando lo describe:
“Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con
Él, perdonándoos todos los pecados, anulando
a nulando el acta de los decretos que había
ha bía contra nosotros, que nos era
contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, …” (Colosenses 2:13-16)
2:13 -16)
Siendo que el perdón tiene un profundo valor esencial, merece que su tratamiento sea objeto de un riguroso
estudio. Se ha dicho que “el perdón viene a ser, entonces, la fuerza poderosa que remueve el obstáculo
espiritual y hace posible que la criatura humana se reconcilie y restablezca su amistad con Dios”
El evangelista Marcos recoge una sentencia lapidaria de Jesús: “Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis
algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras
ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras
ofensas” (Marcos 11:25-26).
11:25-26). Esa es una declaración bíblica demasiado densa.
Dios nos está diciendo con claridad meridiana que cuando se trata de perdonar N o tenemos opcion es, es, a menos
meno s
que decidamos
decidamos renun ciar a nu estr a salvaci ón. Es decir, si no podemos perdonar a otros, Dios tampoco
salvació tampoco nos
perdonará. A las personas les cuesta
cu esta perdonar a otros porque
por que perdonar significa pasar por alto o no cobrar.
cobr ar.
Ahora bien, es necesario corregir una
un a postura anti bíblica que pregona que perdonar
perdo nar es olvidar. El olvido no
es un acto que el hombre pueda manejar voluntariamente; el perdón si lo es. Por otra parte, no es preciso
olvidar la ofensa para que el perdón se verifique. Lo necesario es comportarse con el ofensor como si
hubiéramos olvidado el agravio. El olvido es un accidente, el per
per dón
dón es un acto voli tivo,
ti vo, es decisión. El
es una decisión
perdón es algo que nosotros no merecemos. Fluye del amor de Dios y no lo podemos ganar. Un cristiano que
no perdona no ha entendido el Evangelio. No hay que “sentir” algo especial para perdonar; sólo hay que
pasar por alto la ofensa, sin olvidarnos que también hemos pecado muchas veces contra otros.
Si tenemos dificultades para perdonar a otros, vengamos con humildad y temor en oración y roguemos por esas
personas, aunque no sintamos hacerlo,
hacer lo, aunque no las amemos. Digámosle al Señor con nuestras propias
palabras qué es lo que n os molesta y seamos perseverantes en el altar hasta que
qu e las cadenas sean rotas. Tal es
el significado de la frase “Y perdónanos nuestras deudas…” El milagro se realizará después que vengas a su
presencia, porque allí, todo es más fácil.
1. ¿Qué es perdonar?
2. ¿Por qué el perdón es una doctrina capital del Evangelio?
3. La doctrina del perdón presupone tres premisas básicas, ¿Cuáles son?
4. Para usted perdonar es ¿Fácil
¿Fá cil o difícil? Explique esta reflexión.
5. ¿Qué pasa con nosotros si no perdonamos a los demás?
6. ¿Puede usted manejar el olvido de las ofensas recibidas a su antojo? ¿por qué no?
25
Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
18ª
. La
L a oraci
or ació
ón n eutr ali
al i za la tentaci
t entaci ón
Un cristiano responsable tiene que poner en el presupuesto de su vida la ocurrencia de la tentación. Si hay una
debilidad crónica en un área de nuestra vida que nos ha producido caídas recurrentes, el Padrenuestro de
Jesús nos recuerda que hay
h ay que traer esa carga a la presencia de Dios en el altar devocional para llenarnos
llenarn os de
su poder. Cuando un cristiano ora, de hecho, está
es tá declarándole la guerra al diablo, porque
por que él tiembla cuando
usted ora.
Cuando en nuestra vida persisten situaciones de pecaminosidad, es porque el yo y las viejas pasiones, la vieja
naturaleza, los antiguos deseos ejercen el control antes que el Espíritu de Gracia. Por eso debemos entregarle
a Dios, mediante un acto consciente de nuestra voluntad, todas las aristas de nuestra vida. Si no lo hacemos
estamos permitiendo que nuestro enemigo establezca una cabecera de playa desde donde nos atacará con
26
Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
ventaja. Si la oración no acaba con los pecados, los pecados acabarán con la oración. No lo permita. Usted
puede vencer, no está solo. Señor: No nos dejes caer: Amén.
1. ¿Qué es la tentación?
2. Comete la siguiente frase: “las tentaciones son la prueba de nuestra libertad”.
3. ¿Puede Satanás obligarnos a pecar?
4. ¿Cuál es la estrategia bíblica para no caer en tentación?
5. Explique la siguiente expresión: Si la oración no acaba con los pecados, los pecados acabarán
acabar án con la
oración”.
19ª
. L íbr anos
an os del mal
ma l i gno
gn o
Pecar, es el título de un hermoso poema del bardo mexicano Francisco Estrello. Oigámoslo: En la armonía
eterna, pecar es disonancia, pecar proyecta sombras en la blancura astral. El justo es una música y un verso,
una fragancia y un cristal. En la madeja santa de luz de los destinos, pecar es negro nudo, tosco nudo aislador.
Pecar es una piedra tirada en los caminos del amor…Es
am or…Es evidente que entre las expresiones del Padrenuestro,
Padr enuestro,
líbranos del mal ha sido una de las menos
menos estudiadas. Acaso sea porque está referida a una de las menos
estudiadas. Acaso sea porque está referida a una de las menos estudiadas. Acaso sea porque está está referida a
un problema modular del corazón humano como es la comisión de pecados.
El idioma original del Nuevo Testamento, así como el contexto en que se encuentra
encuen tra la expresión, abonan la
idea de que sin violentar el texto bíblico, se puede traducir líbranos del maligno; con lo cual se configura a la
persona de Satanás como el principal instigador de la tentación quequ e nos conduce a pecar.
En todo hecho de pecado concurren inexorablemente tres elementos tan íntimamente entrelazados que es muy
difícil separarlo: a. Satanás, b. Nuestro yo y c. El hecho pecaminoso en sí mismo. Dicho de otra manera: El
enemigo, apelando a nuestra propia concupiscencia, influye sobre nosotros para hacernos pecar.
Es necesario que seamos conscientes ded e que el pecado solo ocurre cuando, de una manera triangular, una
persona, viola la ley de Dios. Es decir para que eso que llamamos pecado
pecad o sea realmente pecado, tiene que
estar afectado Dios, por un hombre que irrespeta su Palabra.
A veces se nos advierte que hay ocasiones en que nuestro enemigo nos ataca sin que se trate de una tentación
en el orden moral. Es cuando Satanás trata de hacernos daño gratuitamente en atención a su naturaleza de
malignidad: “Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A Él sea la
gloria por los siglos de los siglos. Amén” (2 Timoteo 4:18).
4:18 ). En la segunda
segunda carta universal del apóstol Pedro,
se reafirma lo mismo “…y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta
con ducta de los malvados” (2 Pedro
2:7).
Ciertamente el Señor nos puede librar del maligno; siempre y cuando respetemos las reglas del Reino de Dios.
No debemos jugar con el pecado, porque quien
q uien juega con la candela se quema. Las Escrituras son
inalterables: “…Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su
gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro
nu estro Salvador; sea gloria y majestad, imperio y potencia,
ahora y por todos los siglos. Amén” (Judas 1:23-24).
1:23-24).
1. ¿Qué es para usted pecar?
2. ¿En cuál circunstancia ocurre el pecado?
3. Pecar es una decisión. Explique esta reflexión.
4. Aparte de la tentación, ¿Puede Satanás hacernos daño? Razónelo.
5. En el lenguaje del Padrenuestro, ¿Qué significa “Líbranos
“Líbrano s del maligno”?
20ª
. U n a sín tesis
tesi s del Padr
Pad r enu estr
estr o
Con la lección anterior concluimos una sucinta y apretada síntesis de la oración enseñada por Jesús, que la
tradición cristiana denominó el Padrenuestro; que es como una escalera para orar. Es necesario hacer un
resumen pedagógico que nos permita apreciar panorámicamente toda la plenitud de esa hermosa enseñanza
que salió del mismo corazón del hijo de Dios.
Llamar “Padre” a Dios es una oración era una innovación inconcebible, por irreverente, para el pensamiento
judío. Es precisamente Jesús quien incorpora esta
es ta posibilidad al colocar la esencia por encima de las formas
culturales cuando se ora. El Nazareno va más allá y propone una palabra aramea muy familiar, “abba”, para
restaurar la confianza sin lastimar la reverencia, que se traduce en una revelación que descubre el corazón de
Dios. Él es nuestro papá.
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
Dios está en los cielos. Él está “en” su creación. Toda la maravilla de la naturaleza que nos rodea y nos
bendice porque hace posible nuestra vida física, forma parte de ese ciclo donde Él está. Sin Él no podríamos
respirar. ¿No es hermoso?
Que su Reino, su dominio, su gobierno, venga a nosotros, debe significar que toda nuestra vida, todas las
aristas de nuestra existencia se sometan a su dirección. Que no haya áreas de nuestro corazón manejadas solo
a nuestro arbitrio. Que Él sea el Señor de “toda” nuestra vida.
“Hágase tu voluntad” es un recurso a nuestra disposición para estar seguros de ser asertivos en los momentos
difíciles de nuestra vida. Con frecuencia tomamos decisiones equivocadas. Si buscamos conocer su voluntad
voluntad
en cualquier asunto complejo y nos disponemos a obedecerla, aunque no la comprendamos; tendremos
asegurado el éxito.
El perdón es una doctrina capital del pensamiento cristiano. Sin perdón no hay cielo. Nuestra salvación se
hizo posible porque Cristo proveyó nuestro perdón. En consecuencia, no tenemos razón para retener o negar el
perdón a nuestros ofensores. Si no perdonamos, tampoco podremos ser perdonados.
“No es posible prohibir que los pájaros vuelen sobre nosotros, pero si podemos evitar que construyan un nido
en nuestra cabeza”. La tentación es la prueba de nuestra libertad, y solo es una invitación. Dios no la
produce, solo la permite. Todas las posibilidades de ser vencedores están a nuestra disposición
disposici ón solamente;
tenemos que usarlas.
En el orden de nuestra relación con Dios, hay tres elementos que nunca debemos olvidar: 1. ¿Quién
¿ Quién es Dios?;
2. ¿Quién es nuestro enemigo?; y 3 ¿Quiénes somos nosotros? Dios es esencialmente bueno y justo; no anda
haciendo cacería de pecadores. El ámbito de su amor y su justicia
justicia tienen su tiempo y en eso Él es
irremediablemente soberano. Nuestro enemigo es malo sin retorno. “Vino a matar, a hurtar y a destruir”.
Seríamos insensatos si esperamos otra cosa de él. Y nosotros ¿Acaso nos conocemos? ¿Usted sabe cuál es la
debilidad que lo ha derrotado de manera recurrente? Pues, bien amigos: En esas condiciones nuestro Dios nos
puede librar del maligno. ¡Claro que puede!
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
21ª
. Orar
Or ar n o es
es u na acti vidad n atu r al
Me quedé estupefacto cuando personas de las la s cuales se supone que tienen conocimiento
cono cimiento de Dios y su Palabra,
“creen”
creen” __entre otras curiosidades teológicas__ que qu e alguien pueda “orar”, en el sentido bíblico del vocablo, a
otro ser ¡distinto a Dios.! En fin, esas son algunas de las caprichosas veleidades con las que nos tropezamos en
los pasillos académicos de la iglesia. Una prueba más, pues, de lo mucho que tenemos que aprender cuando
hablamos de oración.
Cuando enseñamos que orar no es una actividad natural estamos alertándolo para que entienda que el mundo
en que vivimos, un mundo sin Dios, se opone con muchísima fuerza para que usted ore. La prueba más
evidente de ello lo constituyen las diferentes oposiciones e interrupciones naturales, que surgen
inmediatamente en su entorno, cuando usted decide que va a pasar unos momentos en la presencia de dios.
Usted podrá comer, bañarse, dormir, divertirse, descansar, hacer cualquier cosa con naturalidad; pero cuando
va a orar usted ofende al mundo de las tinieblas y eso tiene un costo. Por eso orar no es natural, porque la
oración no se adapta a las normas de un mundo que anda a contrapelo de la voluntad de Dios.
Sin embargo, ¡tenemos buenas noticias para usted, ¡Cuando se atreva a orar, todo el poder sobrenatural del
cielo estará a su disposición! ¿Sabe por qué? Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos
atentos a sus oraciones…1 Pedro 3:12. Usted debe saber que la comunión más íntima que una persona puede
tener con Dios es a través de la oración. No se equivoque, no confunda oración con plegarias distraídas, ni
con peticiones caprichosas. Cuando ora tiene que rendirse ante la evidencia de que Dios no es sólo su
Salvador sino que es también su SEÑOR!
30
Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
Este es el momento para que venga ante su Dios. No tiene que sentir nada especial: no es cuestión de tener
ten er
ganas o no. Es un principio, simplemente, venga. La promesa de Dios para usted es esta: Si se humillare mi
pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y orare,
or are, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos
caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. Ahora estarán
abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar” 2 Crónicas 7:14-15.
7:14 -15. ¿Se atreve a venir? Él
siempre le espera.
22ª
. L as dos caras
car as de la oraci
or ació
ón
Cuando usted ora está caminando hacia el trono de la presencia de Dios y cuando eso ocurre, Dios camina
hacia usted. Acercaos a Dios y Él se acercará a vosotros. Santiago 4:8.
Sería ingenuo no advertir que el enemigo común de Dios y de nosotros se siente afectado por ese acercamiento
mutuo y reacciona para que esa reunión espiritual finalice. Reconozcamos que muchas veces lo logra.
En nuestra cultura predomina con mucha fuerza la l a idea errática, por cierto, de que la oración es una
u na actividad
más. Ese sentimiento hace que menoscabemos la importancia de la oración, practicándola apresuradamente,
como para salir de paso o cumplir con Dios, como si el Altísimo necesitara de nuestro concurso. Nuestra
preocupación está centrada en que cuando oremos
o remos alguien en la tierra pueda medirlo y aceptarlo.
ac eptarlo. En otras
palabras, nos preocupa más el juicio de la gente que
q ue la opinión de Dios.
31
Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
La parábola alusiva de Jesús debe retumbar en nuestros oídos y cambiar definitivamente esa perversaperve rsa manera
de pensar: “Dos hombres subieron al templo a orar: uno era era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en
pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias
g racias porque no soy como los demás hombres,
ladrones, injustos, adulteras, ni aun como este publicano: ayuno dos veces a la semana, doy diezmo de todo lo
que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el
pecho, diciendo: Dios, se propició a mí, pecador:
pecado r: os digo que este descendió a sus u casa justificado antes que el
otro, porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.
enaltecido. Lucas 18:10-14.
Si nos tocara medir con la óptica humana la actitud de estos dos hombres tenemos que concluir que estaban
haciendo lo correcto en el lugar correcto: estaban orando en el templo. Uno era un erudito de la religión y el
otro era un supino ignorante espiritual, que representaba a los parias morales de la nación. Desde lo más
recóndito de su alma se humilló ante Dios; las palabras “Se propicio a mí, pecador” era todo lo que el Señor
necesitaba oír y por eso lo absolvió, mientras que el fariseo salió con el corazón vacío. Los dos se acercaron a
Dios; pero las intenciones íntimas, que solo las puede percibir
per cibir el Señor, establecieron la diferencia cuando el
juicio divino acerca de los dos tuvo que ser revelado,
rev elado, porque la verdad finalmente siempre triunfa: solo el
publicano fue justificado.
Corolario: ni orando podemos engañar a Dios. Orar es pelear con las fuerzas del adversario. Abandone todas
las posturas cosméticas y artificiales que solemos usar para impresionar a nuestro Padre y a los hombres.
Nunca olvidemos que “Los sacrificios de Dios son el espíritu
esp íritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no
no
despreciarás tú, oh Dios” Salmo 51:17
23ª
. Or ar n o es l o mi smo que
qu e tener
tener vida
vi da de oraci ón !
Ese fue, justamente, el cambio colosal que introdujo Jesús y que provocó
pro vocó que sus seguidores entendieran
entend ieran que, a
pesar de que manejaban la tradición de las formalidades del judaísmo,
ju daísmo, estas no eran otra cosa que el
el
envoltorio cultural de la oración. Esa equivocación sigue dolorosamente presente en la iglesia de hoy. El
utilizar la oración adolece de una ignorancia supina. Las preguntas más frecuentes y enjundiosas de la gente
acerca de la oración tienen que ver con esas formas: cuántas veces; cuál postura física, qué tono de voz,
cuánto tiempo, en cuál lugar, etc.
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
Todas estas no son más que variables de las cuales disponemos, pero no pueden constituirse en la esencia de la
oración. Tienen su importancia en el concierto de la vida religiosa
religiosa de la iglesia; pero si sustituyeran la esencia
medular de lo que es realmente oración cometeríamos el mismo error de una persona que se nutre con “comida
chatarra” y cree que está bien alimentada
alimentada porque se siente llena. Por favor, ¡No nos equivoquemos con las
apariencias!, el estuche jamás podrá ser más importante que la prenda.
Surge entonces así el concepto natural de vida de oración, en el cual hemos insistido tanto, para separarlo de
orar, a secas, que es lo que equivocadamente hemos manejado siempre.
El Hijo de Dios ha decidido elevar la oración aun nivel que pueda reparar
repara r la razón de la queja del Dios Padre
Padr e
al profeta Isaías: Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo, cuando
multipliquéis la oración, yo no oiré…. Isaías 1:15. Por eso, sin irrespetar las formas externas de
d e la tradición,
Cristo entiende que más que una práctica religiosa, orar es un a for ma de vivir que prpr oduce e in corpora
cambios en
en l a vida de qui
qui en l o hace.
Es vital que nos demos cuenta con agudeza de que
q ue Jesús comienza a enseñar la oración con su vida, más que
con su discurso. Por eso, ellos sintieron que necesitaban aprender a orar., no cuando lo
lo vieron hablando, sino
cuando lo vieron orando.
Tenemos que sacar de la maleta de nuestro equipaje cultural religioso la idea simplista y equivocada de que la
oración existe para obtener “cosas de Dios”. Esa es una concepción superficialmente materialista.
materialista.
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
24ª
. L a vi da de or aci ón de
d e Jesús
Jesús
Eso significa que no utilizó su divinidad para hacer más fácil su ministerio terrena l. Cuando tenía que comer,
comía; cuando tenía que dormir, dormía y cuando tenía que orar, pues oraba.
Él se
se comportó como un ser humano normal con la única excepción de que jamás pecó. “al que no conoció
pecado, por nosotros lo hizo pecado, para
p ara que nosotros fuésemos hechos justicia de dios en Él. 2 Corintios
5:21. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda
pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno
que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. Hebreos 4:15.
“y se agolpó de nuevo la gente, de modo que ellos ni aún podían comer pan”. Marcos 3:20. “
“Él les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban
y venían de manera que ni aun tenían tiempo para comer. Y se fueron solos en una barca a un lugar luga r desierto”.
Marcos 6:31-32.
“Y dijo a sus discípulos que le tuviesen siempre lista la barca, a causa del gentío, para que
qu e no le oprimiesen.
Porque había sanado a muchos; de manera
man era que, por tocarle, cuantos tenían plagas caían
c aían sobre Él. Y los
espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de Él, y daban voces, diciendo: Tu eres el hijo de Dios”.
Marcos 3:9-11
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
“Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. Y le
buscó Simón, y los que
que con él estaban; y hallándole, le dijeron: todos te buscan” Marcos 1:35-37.
1:35 -37.
Lo que nos queda claro es que la oración
or ación marcó toda su vida. Buscó lugares y momentos para estar solo y
poder orar con libertad y entrega. Nadie oró como Él, nadie enseñó de la l a oración como Él lo hizo. Si algo
podemos aprender de su vida es que
qu e Jesús nunca permitió, que el portentoso resultado
res ultado de su ministerio lo
sacara de la vida de oración. Por eso se levantaba de madrugada
madrugad a y salía buscando la soledad, para
entregarse consuetudinariamente a estar en la presencia de su Padre.
Hoy, las crisis y los fracasos en las vidas de los creyentes se explican por la indiferencia con la que tratamos a
la oración. Apenas eso que llaman “éxito” asoma nuestra vida, lo primero que archivamos
archivamos es la devoción
porque estamos ocupados en “cosas
“cos as del ministerio”. Cuidado, ¡Jesús jamás cometió ese craso error!
erro r!
Obviamente Jesús no oraba como Dios, porque Dios no necesita orar; lo hacía como hombre y por la misma
razón que debemos hacerlo nosotros. Las preguntas que debemos hacernos son: ¿Por qué Jesús tenía tanto
respeto por la vida de oración? ¿Por qué nosotros, aquí y ahora somos tan descuidados con nuestra devoción?
¿Será que tenemos que aprender algo de Él?
25ª
. L a vida
vi da de Or ació
aci ón no es u n accidente
acciden te
Conocer a Dios requiere una decisión voluntaria. No nos convertimos en personas de santidad e integridad
por accidente. La vida de oración requiere de un desarrollo sustentado en la disciplina. Un poco de grama se
puede obtener en unas semanas,
semanas , pero si queremos obtener un roble, entonces
entonc es tendremos que esperar muchos
mucho s
años.
“George Muller, fue un misionero alemán considerado uno de los hombres de fe más notables de su época.
Sacudió la tibieza victoriana de la iglesia británica cuando la “religión” formaba parte de la estructura social
europea que estaba a espaldas de las necesidades de la gente desposeída. Fue marcado por la oración devota
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
de las horas quietas de la mañana y así lo expresaba: “encontré que la cosa más importante que tenía que
hacer era entregarme a la oración y a la lectura de la Palabra de Dios, para hallar primero alimento para mi
propia alma”
“Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba”.
Marcos 1:35.
Cuando venga a su presencia no se apresure; recuerde con quién está tratando y ríndale primero toda la
adoración y la alabanza de la cual es digno, como lo hacía David:
“Mi corazón está dispuesto, oh Dios; cantaré y entonaré salmos; esta es mi gloria. Despiértate, salterio y
arpa; despertaré al alba. Te alabaré, oh Jehová, entre los pueblos; a ti cantaré salmos entre las naciones.
Porque más grande que los cielos es tu misericordia,
miserico rdia, y hasta los cielos tu verdad…” Salmo 108:1-4.
108:1-4.
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
26ª
. L a vida de oración
or ación pr oduce
odu ce cambi os
Antes de seguir en propiedad con el análisis de la oración y la vida de oración, es necesario que consideremos
cómo esta incidió notablemente para transformar las vidas y los ministerios de personas que cambiaron al
mundo y que, en términos de tiempo estuvieron más cerca de nosotros que todos los personajes bíblicos.
Teníamos necesidad de saber por qué esos hombres pudieron realizar obras gigantescas. A ellos los llamamos
hoy “los grandes hombres de Dios”. Pero, ¿por qué razón fueron grandes?
No eran más inteligentes que nosotros. No tenían más información de la que disponemos; de hecho, tenían
menos. No contaban con la colosal tecnología de comunicación de nuestros días. Cuando buscamos las
razones, encontramos, para bendición de nuestra alma, que el patrón común entre estos cristianos de excepción
no era otra cosa que el absoluto respeto por la vida devocional de oración.
Juan Bunyan: ¿Cómo se explica el éxito de Juan Bunyan, el orador, el escritor, el predicador, el maestro, e
padre de familia, el humilde latonero sin ninguna instrucción? ¿Cómo puede
p uede una persona inculta predicar
como él predicaba? La única explicación de su éxito es que era un hombre que estaba en constante comunión
con Dios. Sufrió prisión por más de doce años por predicar el Evangelio y es el autor, entre otras obras de “El
progreso del Peregrino”, un clásico de literatura universal cristiana que es ícono de la iglesia reformada.
Hay en la oración _decía_ el momento de dejar al descubierto su propia persona, de abrir el corazón
cora zón delante
de Dios, de derramar el alma afectuosamente en peticiones, suspiros y gemidos como los del salmista:
¿Cuándo vendré y me presentaré delante de ti? Me acuerdo de estas cosas y derramo mi alma dentro de mi”
Salmo 42:2,4. A veces, las mejores oraciones consisten más en gemidos que en palabras, y esas palabras no
son más que la mera representación del corazón,
cor azón, la vida y el espíritu de tales oraciones.
insaciable de la presencia de Dios. Así lo relata él mismo: eran cerca de las tres de la
la mañana y nosotros
continuábamos perseverando en nuestras oraciones, cuando nos sobrevino el poder de Dios, de tal manera que
exclamamos impulsados
impulsados por un gozo. Muchos de los presentes cayeron al suelo. Luego, cuando pasó un poco
el temor y la sorpresa que sentimos en presencia de la majestad de Dios exclamamos a una sola voz: ¡Te
alabamos Oh, Dios, te aceptamos como nuestro Señor!”.
Wesley es el reformador de la Reforma, el catalizador de la doctrina de la santidad, el hombre que impulsa la
gran revolución en la iglesia anglicana de la Inglaterra decimonónica. Creo que el testimonio de vida de
oración de estos tres padres de la iglesia contemporánea se forjó en el ejemplo dado por Jesús, la persona que
más amó la vida de oración:
27ª
. L a oraci
or ació
ón debe
d ebe ser
ser u n a relaci
r elaci ón
Estamos hablando del concepto utilitario que desafortunadamente ha marcado todo lo que entendemos por
oración. Lo malo de lo utilitario en la oración es que no nos permite conocer a Dios como debe ser conocido,
pues estamos “obnubilados”
obnubilados” con la cara del Dios que me da, sin importarme cuáles son sus demandas para mí.
cambiado! Por eso, Dios está esperando que vengamos a Él como lo hizo el salmista, quien intuye
intuye que Dios lo
conoce más de lo que él mismo se conoce y que en esa franja oscura de su vida puede haber cosas
desagradables que le hacen clamar: “Examíname oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis
pensamientos; y ve si hay en mi camino de perversidad,
pervers idad, y guíame en el camino eterno.” Salmo 139:23-24.
139:23-24.
Tenemos que aprender a dejar de darle órdenes a Dios como si Él fuera nuestro subalterno. Permítame
hacerle una pregunta: ¿Cómo es su vida de oración? Observe que no estoy interesado en saber cuál es el
contenido de su plegaria, ni las formas exteriores que son su envoltorio, no; estoy preguntándole por su
motivación y su disciplina (lo que usted no expresa verbalmente) porque eso, finalmente, es lo que al Señor le
interesa para cambiarlo a usted.
Usted debe aprender a venir a la presencia de Dios en oración con la disposición de pasar tiempo con Él. No
se preocupe por “medir” ese tiempo. No se angustie si ese tiempo no es “largo”,
“largo ”, porque no se trata de una
competencia. Venga a Él sin importarle si lo siente o no; si tiene deseos o no; si tiene fe o no; si tiene
necesidad o no. ¡Por el amor de Dios, simplemente
simplemente venga!
¿Podría acaso usted escuchar silenciosamente esta voz?
Tu diestra me ha sostenido.
28ª
. L a or ació
aci ón es devoció
devoci ón pur
pu r a
La Biblia es la historia de Dios y su trato con la humanidad. En cada una de sus páginas aparecen de alguna
manera las condiciones de esa relación y las consecuencias que se derivan de nuestra desobediencia. Es
evidente que no nacemos nada más que para vivir. Esa relación deseada por Dios, se concreta en lo que
llamamos “vida devocional”; que no es otra cosa que permitir que Dios reine en todas las áreas de nuestra
vida. Es decir, que debemos tener momentos en los cuales nos apartemos del ruido de la vida para estar en su
presencia quietos; no en un tiempo que nos sobre,
sob re, sino en actitud de dedicación expresa,
expresa , en el entendido de que
no es Dios quién necesita de nosotros; sino que la necesidad es nuestra porque vivimos en un mundo suyo, que
Él, misericordiosamente nos presta.
La oración es, con absoluta seguridad, la manifestación más elocuente de una devoción. Partamos de la base
de que al orar está descontado que amamos, respetamos, y obedecemos al Dios a quien dirigimos nuestras
plegarias.
En tr ar abr uptame
upt ament
ntee a la pre
pr esencia
nci a de Di os vocif er ando un a li sta de neces
necesidades,
idades, no pare
par ece un a actitu d
espiritual.
Si en su vida, hay situaciones de pecado, no deje por eso de venir a Dios; porque de eso se trata la oración.
Tenga presente al publicano que oró a pesar de sus antecedentes. “Ciertamente no hay hombre justo en la
tierra, que haga el bien y nunca peque” Eclesiastés 7:20. Seguramente se sentirá incómodo porque hay
personas que lo hacen mejor que usted; no se preocupe por eso, no está
es tá en un concurso de consagración.
consag ración. Al
Señor solo le importa la sinceridad de su corazón.
Tampoco debe permitir que su sentir esté por encima de su creer. Nada de lo que sintamos cambia la
naturaleza de Dios. Él es inmutable. Nuestros sentimientos están mediatizados por nuestro estado de ánimo;
40
Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
de manera que lo que sentimos no es necesariamente verdadero. La tristeza, el desánimo, la la angustia, la falta
de fe, todas ellas
ellas son variables normales de la vida de cada uno de nosotros. Dios, en cambio, no es afectado
por lo que ocurre a su alrededor. Nada de lo que suceda disminuye el profundo amor que profesa por
nosotros. Sienta lo que sienta, vaya a su altar. Tenga la seguridad de que, si lo hace, jamás va a ser
rechazado. “todo lo que el padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no lo hecho fuera” Juan 6:37.
29ª
. L o má
m ás impor
im por tan te de la
l a or ació
aci ón es or ar
El libro de los Hechos nos relata la historia de un oficial romano que produjo
prod ujo inesperadamente una revolución
espiritual en la iglesia naciente:
¿Cómo un hombre educado para la guerra feroz y para conquistar por la fuerza naciones y pueblos, puede ser
al mismo tiempo “piadoso” y temeroso
temeroso de Dios? Toda esa contradictoria información acerca de su vida se
explica con una frase lapidaria de las Sagradas Escrituras: “Oraba a Dios siempre” Hechos 10:2b.
Cornelio no era “cristiano”, por lo menos en el sentido en que lo entendemos hoy día.
día . No se congregaba, no
había sido discipulado, no formaba parte integral de lo que conocemos como “iglesia local”. Sin embargo,
hacia algo que mucha gente de la iglesia no hace: “oraba
“oraba a Dios siempre”.
Por alguna razón que desconocemos, este hombre se conectó con Dios a través de la práctica de venir a su
presencia en oración, y fue en esa circunstancia
circun stancia cuando el Señor le escogió para provocar el más colosal
cambio que la iglesia iba a experimentar en el siglo I; es decir, que la salvación era, no sólo para Israel, sino
para toda la humanidad. ¡Tremenda revelación!
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
El líder principal de la iglesia tuvo que reconocer asombrado que ese personaje por quien no debía sentir
se ntir
aprecio, se había convertido en la punta de lanza para que el mundo entendiera que la gracia de Dios no
estaba reservada para un pueblo, sino para toda la humanidad. Todo ese milagro fue posible gracias a la vida
de oración de Cornelio, un hombre que no parecía cristiano. “…Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En
verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y
hace justicia”. Hechos 10:34-35.
10:34-35.
¿Sabe por qué es difícil tener vida de oración? Porque hay un ejército enemigo de la iglesia que está
constantemente activo, trabajando con todo su arsenal para que no venga al altar o para que salga de él. La
iglesia jamás podrá ser vencedora sin oración. “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el
Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”. Efesios 6:18. Ningún
creyente por más preparación que tenga podrá ser victorioso si no dedica tiempo para orar.
30ª
. D i f i cul tades de nu estr
estr as oracio
ora ciones
nes
En la lección 26ª. Quisimos acercarnos al testimonio de tres de los hombres que han contribuido a enseñarnos
enseña rnos
con su vida la categoría de la oración devocional. Obviamente hay muchos más, y es necesario que
consideremos su vida y su obra. Estudiar esa historia arrojará una luz que nos permitirá entender por qué
somos como somos. Para nosotros es un punto de honor,
h onor, dejar claro que lo que los hizo sobresalientes,
s obresalientes, no fue
otra cosa que su absoluto respeto y entrega por una práctica que cada día se ve más amenazada en la iglesia
de la post modernidad: la vida de oración.
Cuando oramos estamos remontando la cuesta de nuestra propia vida. La vida de oración es afectada por
nuestro intelecto y por
por nuestras emociones. Todo el mundo sabe que “debe orar”. Es casi imposible encontrar
un creyente que no tenga un concepto honroso de la
la oración. Entonces, ¿Por qué nos cuesta tanto hacerlo? Es
lógico que la oración ocupa con fuerza un lugar en el mundo espiritual. La oración es incongruente con la
naturaleza de los hijos de Adán. “Vino luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No
has podido velar una hora? Velad y orar, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está
dispuesto, pero la carne es débil” Marcos 14:37-38.
espiritual, que generalmente es solapada por “actividades de oración”, que responden a las estructuras
eclesiásticas y a nuestros programas e intereses y no a los de Dios. El apóstol Santiago lo explicó muy bien:
“codiciáis,
“codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo
que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” Santiago
4:2-3. ¡Qué forma tan dramática de describir una crisis espiritual!
El Espíritu Santo nos está diciendo a través de esta palabra que sencillamente tenemos un problema conceptual
con la oración. No nos hemos dado cuenta de que al orar sacamos a la luz nuestra pobre relación con Dios,
pues no advertimos que mezclamos obras de la carne como la codicia y la envida con el pedir a través
tra vés de la
oración (que se supone que es una obra del espíritu,) con el agravante de que hasta pedimos mal por la
motivación equivocada de nuestro corazón.
Lo primero que tenemos que corregir es el concepto errado de que orar es sinónimo de pedir. Esa es una
lamentable formación que ha presidido y dominado nuestra religiosidad evangélica.
El pedir ocupa un lugar en la oración, pero non o lo es todo. Jesús lo explicó de una manera muy pedagógica:
p edagógica:
“Yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide,
recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”. Lucas 11:9-10.
11:9-10.
Cristo habla además de buscar y de llamar como elementos componentes de la oración y tiene el cuidado de
ubicar el pedir dentro de condiciones muy concretas qe solemos olvidar: Si permanecéis en mí, y mis palabras
permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho” Juan 15:7.
1 5:7.
Amigos: no nos confundamos; aunque el Señor siempre nos bendice, es vital que entendamos llanamente
llanam ente que
dios no existe para complacer nuestras peticiones, somos nosotros quienes existimos para complacer y hacer su
voluntad.
1. ¿Por qué se dice que cuando oramos remontamos la cuesta de nuestra propia vida?
2. ¿Por qué nos cuesta tanto orar?
3. ¿Cuál es el planteamiento central de Marcos 14:37-38)?
4. Explique el problema conceptual que tenemos con la oración.
ora ción.
5. Además de pedir, ¿Ha considerado el buscar y el llamar cuando ora?
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
31ª
. Pedir
Pedi r , buscar
bu scar y ll
l l amar
Por ejemplo, hay una diferencia sustancial entre pedir una casa para vivir y pedir un corazón
coraz ón limpio. ¿Por qué
son diferentes, Pues porque en un caso una casa suple una necesidad en esencia, pasajera y un corazón limpio
__lo cual casi nadie pide: __se focaliza en la necesidad de agradar a Dios?
Ocurre entonces, que cuando pedimos cosas y no la recibimos, entramos en crisis, porque no hemos leído el
contrato completo, en el cual Dios nos enseña que “pedir” algunas cosas tiene una serie de variables como
son: a) pedir sin considerar la voluntad de Dios; b) pedir para gastar en deleites; c)
c ) pedir algo que, aunque no
lo sabemos, no nos conviene, etc.
desestimando el hecho de que en nuestras oraciones le podamos solicitar al Señor bendiciones materiales,
espirituales, o de cualquier orden. Lo que si estamos haciendo es ubicar el contenido de la oración en su
perspectiva correcta. Igualar la oración a una petición es teológicamente incorrecto y espiritualmente
inaceptable, porque desconoce su esencia natural. Toda petición en oración va a estar absolutamente
condicionada por Dios en Su palabra: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo
que quieran y se les concederá.” Juan 15:7.
Es la comunicación del corazón con Dios mediante el auxilio del Espíritu Santo.
“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad: pues qué hemos de pedir como conviene, no lo
sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros
noso tros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los
corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los
santos”.
santos”. Romanos 8:26-27.
Y la oración es, además, para el creyente, la verdadera vida del Espíritu, pues sin esta relación filial, nadie
puede ser verdaderamente cristiano.
Tenemos que superar la actitud materialista de acercarnos a Dios para recibir solo lo que nos interesa en el
orden humano. Nuestro corazón debe estar dispuesto a una rendición, a un quebrantamiento, a una
humillación. A Dios le entristecen los formatos religiosos con los que tratamos de arrinconarlo. (Isaías 1:10-
20).
De hecho, tampoco le interesa una religión que no produce cambios. El Señor es tan hermoso que solo por p or
venir a su presencia, ya nos garantiza una bendición. Tengamos siempre presente que, en las palabras de
Jesús, orar es, pedir, buscar,
busca r, y llamar.
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
32ª
. N u estr
estr os moti
mot i vos de oraci
or ació
ón
Si revisáramos nuestros motivos de oración, veríamos cuán superficiales somos al orar. No es fácil cambiar
esa mentalidad cuando por años lo que la oración ha significado para nosotros es una tabla de salvación para
resolver un problema puntual; algo así como un alumno que solo estudia para pasar un examen, no para saber.
Betty S. Constance nos ha enseñado que la oración es la vida misma del cristiano. Un creyente nos manifestó
un día que se levantaba a las cuatro de la mañana para orar. Me llamó la atención esa confesión e indagué un
poco y entonces explicó: ¡Claro, lo primero que uno hace cuando se levanta es e s orar y dar gracias a Dios!
Dios !
Entendí que esa persona se levantaba a las 4:A.M.
4 :A.M. para irse a trabajar y en ese momento
mom ento también hacia una
oración, rutinaria. ¡Su motivación al levantarse a esa hora no era la oración, era el trabajo! Es muy
muy fácil
solapar nuestras motivaciones. El problema con eso es que Dios conoce por po r qué hacemos lo que hacemos; y al
final eso es lo que cuenta.
Una de las más grandes manifestaciones personales de Dios a un ser humano, la constituye la revelación de
parte de dios que experimentó el centurión romano Cornelio
C ornelio en los albores de la iglesia, cuando él ve al ángel
entrando en el lugar donde estaba: El mirándole fijamente , y atemorizado, dijo: ‘Qué es, Señor? Y le dijo: Tus
oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios. Hechos10:4.
Dios utiliza a un hombre que ni siquiera forma parte de la iglesia en el sentido
sen tido local del término, para revelarle
que la salvación es un don universal. Algo que ¡ni los discípulos de Jesús habían comprendido! Todo eso
ocurrió porque ese hombre era “…piadoso y temeroso de d e Dios con toda su casa, y que hacía muchas
mucha s limosnas
al pueblo, y oraba a Dios siempre”. Hechos 10:2. Las de Cornelio no eran plegarias distraídas, no eran
oraciones rutinarias que se hacen mientras pensamos en otras cosas; sus motivos eran elevados, estaban
conectados con la presencia de Dios; de otra manera el Señor no hubiera usado a ese hombre para taer a la
tierra una revelación universal de esas dimensiones.
Tenemos que experimentar un intenso proceso de transformación interior para comprender que la oración en
realidad es lo que nosotros somos. De manera que nuestro andar con Dios debe ser una vida de oración.
Para llegar a eso no hay que convertirse
conver tirse en un místico contemplativo ni estar a tiempo completo, en un
ministerio. Hay muchos momentos de nuestros días que podemos disponer para venir a la presencia de Dios, y,
simplemente, no lo hacemos” porque sentimos que en esas ocasiones
o casiones no tenemos nada que pedir o nadie por
quién interceder.
Hemos querido meter a la oración en una metodología que q ue no nos funciona. Podemos estudiar la oración, leer
libros acerca de ella, acudir a talleres alusivos, enseñar a otros; convertirnos en reconocidos intercesores.
Todo eso lo podemos hacer sin tener vida de oración y no nos sirve de mucho ¿Sabe por qué? Porque lo más
importante en el proceso de la oración es encontrarse
encontrarse con Dios. Nadie puede aprender a torear en un curso
por correspondencia. ¡Hay que enfrentarse con el toro!
Todas las actividades que rodean a la oración son menos importantes que decidir venir a estar en la presencia
de dios sin que para ello nos convoque una tradición religiosa, una costumbre, una crisis, una necesidad
puntual.
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
creer! Las vestiduras de Jesús resplandecieron tan blancas como la nieve y de repente aparecen ante sus
desorbitados ojos nada menos que el gran profeta Elías y Moisés, el gran legislador. Uno representaba a los
profetas y el otro representaba la Ley. Conversaban
Conver saban acerca de los cercanos padecimientos de Cristo. Entonces
Pedro, en un momento tan solemne, no se le ocurre
ocurr e otra idea que interrumpir la conversación,
conversación , de manera muy
entusiasta, para pedirle al Maestro
Maestro que construyeran tres enramadas para quedarse en el monte. Por supuesto
que la respuesta de Cristo fue absolutamente negativa. Ese monte representaba solo un momento de la vida, la la
visión era algo efímero, pero su lugar estaba abajo, el ministerio
ministerio estaba entre la gente. ¿Se da cuenta? Una
petición espiritual, noble, buena, santa, pero profundamente equivocada.
equivo cada. Fue así como inmediatamente se
acabó la gloria, y los discípulos aterrizaron. El buen Jesús simplemente dijo: No, y tenía toda
toda la razón para
hacerlo.
En otra ocasión, esta vez no estaba Pedro,
Pedr o, pero si Santiago y Juan. El relato nos lo entrega el evangelista en
Marcos 10:35-45. Se les ocurre pedirle a Jesús que les conceda a reservación
reserva ción VIP, nada menos que en la
gloria venidera. Hacen esta petición que en el fondo es buena; no están pidiendo
p idiendo gloria humana, están
deseando la gloria de dios, pero lo hicieron a espaldas de sus diez compañeros de equipo, quienes, cuando lo
supieron se enojaron. Santiago y Juan se olvidaron de un detalle: no hay
ha y corrupción en el Reino de Dios. La
respuesta de Jesús no pudo se r sino un rotundo no. Aprendamos algo:
Nuestras peticiones pueden ser erradas
errada s aun cuando nosotros creamos
crea mos que es lo mejor que podemos pedir.
Los hombres solemos ser analfabetos de d e corazón porque con frecuencia somos
so mos incapaces para leer los
interscticios de nuestras reales motivaciones.
motivaciones. Si los discípulos de Cristo se equivocaron, no tiene nada de
extraño que lo hagamos nosotros. La diferencia es que en nuestro caso contamos dos milenios de Escrituras y
de experiencia que ellos o tenían.
tenían. Nosotros tenemos un manual de Instrucciones en la Palabra de Dios. Solo
tenemos que usarlo.
Usted puede ser un líder que desea crecer ministerialmente. Quiere ser un evangelista o un pastor de una
notable iglesia. Quiere que su ministerio sea conocido y eso, en esencia es bueno, a menos que con absoluta
trasparencia permita que el Espíritu Santo escanee su corazón para descubrir lo que está solapado, es decir,
cuál es su verdadera motivación. Si esta no es sana, Dios responderá con un misericordioso y rotundo no.
He allí el drama de las peticiones equivocadas.
1. ¿Reconoce usted haber hecho una petición equivocada?
2. ¿Por qué Jesús no se quedó en la montaña con sus tres discípulos?
3. ¿Es pecado hacer una petición equivocada?
4. ¿Por qué Dios se reserva la decisión de respondernos como Él quiere?
5. ¿Se ha enojado alguna vez con Dios porque no le concedió una petición?
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
34ª
. N o tengo
t engo ti
t i empo para
par a or ar
No tengo tiempo para orar, es el título de un maravilloso libro que usted
us ted debe leer. Fue escrito por el
reverendo Bill Hybels, pastor de Willow
Willow Creek Community Church, en Chicago. Un notable hombre de Dios
que confiesa con humildad que la oración nunca había sido el fuerte de su vida. Hasta que en una encrucijada
de angustia se arrojó suplicante a los brazos del Señor.
No tener tiempo para orar, se ha convertido en una
un a crisis que explica la razón de la tibieza espiritual y el
fracaso de millones de cristianos. Mientras hablaba con los participantes de una conferencia de vida de
oración que dictaba a un grupo de pastores de un concilio, se me acercó un joven ministro, pastor asociado de
una congregación de varios miles de personas en una capital latinoamericana. Él estaba muy interesado por lo
que yo había enseñado, y me dijo sin ambages que no había dedicado mucha atención al asunto de la oración
porque sus tareas ministeriales se lo impedían. Le respondí sin rodeos. Si no tienes tiempo para orar, tampoco
tendrás tiempo para ser cristiano. Pasado un tiempo me enteré que estaba liderando con éxito éxito un importante
movimiento de oración en su congregación.
Una jornada de oración crucial ha caracterizado algunas avalanchas angustiantes de la gente que ora solo
porque se da cuenta de que no hay
h ay otro camino. “Mientras oraba Esdras y hacia confesión, llorando,
llorando , y
postrándose delante de la casa de Dios, se juntó a él una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y
niños; y lloraba el pueblo amargamente”
amargamente”. Esdras 10:1.
Dios no está interesado en que aprendamos con dolor, pero nos ama tanto, que a veces
ve ces no le queda otro
recurso que vernos pasar por un túnel oscuro para que entendamos lo que en circunstancias normales de la
vida no haríamos.
Hay una curiosa división de personas en la iglesia. Uso cuantos creyentes son
s on conocidos como personas de
oración ¿Qué pasa con los demás? que por cierto son la mayoría. ¿Es acaso la oración el privilegio de unos
cuantos predestinados que decidieron ser espirituales? ¡Por supuesto que no! Usted decide
decide entrar al altar de
la presencia de Dios cuando quiera, nadie lo obliga; nadie se lo impide.
Los resultados de ambos tipos de vidas deben
deb en decirnos algo concreto: la oración ha sido, es y será siempre la
llave para tener acceso al maravilloso poder de Dios en su vida. Los discípulos decidieron pedirle al Señor
que los enseñara a orar por que fueron impactados por la practica devocional y por la vida de oración del
maestro. Cuando la tente ora, cambia. Cuando no ora también cambia; solo que los cambios son al revés.
Las personas que no oran non o se conectan con la presencia de Dios.
No debemos atribuirles la culpa a las circunstancias de
d e nuestra debilidad espiritual sino usamos las armas que
Dios ha dejado para fortalecernos. Perseverad en la oración, velando
v elando en ella con acción de gracias.
Colosenses 4:2. No existe un problema tan grande que el Señor no lo pueda manejar, ni tan pequeño que no le
interese.
Todos tenemos tiempo para orar, igual que lo tenemos para comer, descansar, o dormir. Todos tenemos
tiempo para orar porque todos disponemos de 24 horas al día. Lo que hacemos con nuestro tiempo es nuestra
decisión. El problema reside en las prioridades. Todo lo que hacemos en la vida produce un resultado. Si un
estudiante es diligente y pasa tiempo con los libros, aprobará con notas excelentes; mientras que aquellos que
no son disciplinados llegan al momento del examen a inventar y son reprobados. En esas circunstancias no
tienen la honestidad de reconocer su responsabilidad personal y tratan de endosar la culpa al maestro.
La palabra de Dios es sentenciosa y nos advierte
ad vierte mientras estamos en este mundo: Muchos me dirán en aquel
día: Señor, Señor ¿No profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Mateo 7.22-23.
Tenemos que aprender a examinarnos con sinceridad, la oración es precisamente eso: una revisión de la vida
en todos sus órdenes. No nos sirve de mucho saber cosas acerca de la oración si finalmente no oramos. Los
diagnósticos no curan a la gente; solo indican el mal. Separe tiempo sin angustia y sin prisa para orar, con el
pensamiento del apóstol Pablo: Gozosos en la esperanza,
esper anza, sufridos en la tribulación, constantes en la oración”
Romanos 12:12. Lo invito a que haga la prueba. Usted siempre tendrá tiempo, porque eso depende solo del
lugar en que usted ha puesto a Dios en las prioridades de su vida.
1. ¿Tiene usted tiempo para orar?
2. Comente esta verdad: Dios no está interesado en que aprendamos con dolor
3. ¿Por qué cuando la gente ora cambia?
4. ¿Ha cambiado usted como resultado de la oración?
5. ¿Cuáles cambios desearía experimentar en su vida?
35ª
. H ay que
qu e esfor
esfor zarse para
par a or ar
Esforzarse en este contexto significa “hacer esfuerzos con algún fin”. Es una inflexión verbal complicada por
dos razones: primero porque pone de relieve la voluntad humana y no la del Dios que me ayuda (lo cual nos
gusta tanto), y segundo, porque es un verbo
verb o reflexivo, en el cual, el sujeto que ejecuta la acción del verbo,
también la recibe.
Un esfuerzo es una actitud en la cual la persona decide usar su voluntad, vigor y ánimo para conseguir algo
venciendo resistencias y dificultades. El éxito que han de tener en nuestra experiencia personal la oración y la
vida de oración, pasan justamente
justamente por esforzarnos. Es sumamente importante puntualizar lo del esfuerzo
personal porque nos cuesta entender cómo interactúa Dios con nosotros en este sentido.
s entido. Todo lo que Dios
quería hacer con nosotros va a pasar forzosamente por nuestra voluntad. Es decir, nosotros somos los únicos
seres de la creación que nos podemos
po demos oponer a Dios.
En ese caso, Él respeta nuestras decisiones,
decisiones , que pueden tener consecuencias
consecuencia s nefastas. El Señor llamó a Jonás
para que le predicara a los Ninivitas; el profeta decidió no hacerlo
ha cerlo y trató de esconderse. Finalmente tuvo que
obedecer después de una e experiencia traumática, la la cual hubiera evitado simplemente obedeciendo. Los
caminos de Dios siempre son los mejores que los nuestros.
Observe con cuidado que Dios le dice a Josué que nunca lo va a abandonar, pero que tiene que esforzarse. Es
como si le dijera: te garantizo que yo te ayudaré, pero tú tienes que poner tu parte. Nadie te podrá hacer frente
en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.
Esfuérzate y se valiente; porque tu repartirás
repar tirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres
que la daría a ellos”. Josué
Josué 1:5-6.
La práctica de la oración tiene varias aristas, una de
d e ellas es el contenido en si, otra es la forma corporal
corpor al que
tanto preocupa a la gente; otra es el tiempo
tiempo de duración o la frecuencia de la plegaria, etc. No obstante, todo
eso está supeditado a una variable de capital importancia y es la de esforzarse para orar.
Por eso hemos repetido y lo haremos hasta
h asta la saciedad que orar es una decisión.
dec isión. Es necesario esforzarse
esforzars e
porque la práctica de la oración está reñida con la naturaleza humana. Siempre que oramos estamos
remontando la cuesta de nuestra propia humanidad. Nosotros vivimos huyendo de Dios y para eso usamos el
trabajo, los estudios, las diversiones y hasta la religión que se caracteriza por la falta de oración.
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
36ª
. H aga un compr omis
omi so para
par a orar
or ar
No escogimos hablar de la oración porque sea un tema fácil o popular. Creemos, con fe de carbonero,
carbonero , que es
un tema necesario y lo vamos a repetir hasta la saciedad. Nos sentimos como Pablo cuando bajo el rigor de la
guardia pretoriana que lo custodiaba en la cárcel le escribió a la iglesia más antigua de Europa, la de Filipos:
Filipos :
“…A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro”. Filipenses 3:1. Lo que el
apóstol está diciendo es: tengo una gran carga en el corazón que me impele a decirles esto, y eso a ustedes
definitivamente les conviene.
Inquieta que en la iglesia seamos diligentes en mantener una serie
s erie de actividades tradicionalmente religiosas
en menoscabo de la oración. Si la oración ocupara el lugar de todas esas prácticas, habría una revolución en
el mundo cristiano. Por eso cada creyente debe tomar por su cuenta la necesidad de rescatar la oración
privada del closet en donde la hemos tenido secuestrada.
secue strada.
Los cristianos debemos tratar a la oración con
co n especial esmero en atención a las dificultades inherentes que
tiene su práctica. Hoy vemos con preocupación a las personas en la iglesia haciendo toda clase de pactos,
algunos de ellos absurdos y contrarios a la Palabra de Dios. Si algo merece pactar, en el sentido de activar
una auto disciplina, es la oración. No hablo de pactar para que Dios nos dé algo; hablo de pactar para darnos
nosotros mismos a Dios.
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
Hablamos de prometernos e involucrar a Dios en una decisión que nos permita separar cada c ada día un momento
sagrado, a la hora que usted pueda, los minutos que usted pueda y en el lugar que usted pueda para pasar
tiempo con Dios. Si usted no se disciplina, la oración no llega sola, porque, como hemos repetido
insistentemente, el momento de orar se nos escapa y casi sin darnos cuenta llega el final del día cuando ya
estamos muy cansados para orar y así sucesivamente. Por eso debemos pactar, es decir, prometer ante
nosotros y ante Dios y respetar esta promesa.
Las promesas se deben cumplir; no obstante, si por alguna debilidad no las cumplimos, no se auto condene, ni
deje de orar, simplemente comience de nuevo hasta que la promesa y la repetición ayuden a establecer el
hábito.
Saque de este esquema las oraciones marcadas por nuestra etiqueta social religiosa; cono son orar antes de
comer, antes de acostarse a dormir, antes de viajar. Eso es otra cosa. Estamos hablando de derramar nuestra
alma en la presencia del Eterno, sin modelaje; sin maquillajes; sin tratar de ocultar o disfrazar la verdad con
palabras.
Nadie se convierte en una persona de oración rápidamente. No olvide que ora es nadar contra la corriente.
Haga un pacto para orar diariamente por un tiempo razonable. Si son diez o quince minutos, esto está bien, no
se preocupe si el tiempo es corto, porque eso se
s e resuelve solo, sin que usted se dé cuenta. Un día se encontrará
orando por una hora y usted se sorprenderá y a además lo disfrutará. No compita en cantidad con nadie, no se
trata de un concurso sino de salir de una crisis.
Imite a Jesús y apártese para estar en su presencia, sin preocuparse si la oración es larga o corta. No permita
que ninguna actividad, ni siquiera las obligaciones eclesiásticas lo aparten del altar de su presencia. Nada de
lo que usted hace es más importante que orar: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es
invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los
cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. 2 Crónicas 7.14.
Hay un elemento de su tiempo de oración que merece especial
es pecial consideración. Me refiero a lo que pasa cuando
usted ora. Con frecuencia, la mente de los cristianos está dominada por las emociones másmás que por la fe. La fe
es lo que usted cree, eso no es negociable; eso es la Palabra de dios; eso no cambia.
Las emociones son el conjunto de todo aquello
aqu ello que sentimos. Nuestra vida espiritual no depende de las
emociones sino de la fe. Puede ser que un día usted venga a orar y no sienta nada; eso no significa
significa que no
pasó nada, sino que usted No lo sintió. Puede ser también que esté triste, pero eso no
n o altera su fe. La fe me
ayuda a creer lo que la Palabra de Dios declara, aunque yo no lo sienta. Dios es real, aunque yo no lo sienta.
De manera que en tiempo de oración no deje que la emoción domine
do mine su fe. Las emociones son accidentales,
pero la fe no lo es. Creemos lo que creemos porque Dios lo dice y punto.
Si mis emociones no me ayudan, de agarro de la fe. Fe es creer esto “yo estoy con vosotros todos los días
hasta el fin del mundo. Amén”. Mateo 28:20. Lo creemos porque lo dice Dios, aunque mis emociones digan
otra cosa. Someta sus emociones a su fe. Siempre que venga a orar pasará algo en su vida, aunque usted no lo
sienta.
1. ¿Está usted de acuerdo en que insistamos en obtener una disciplina de oración? ¿Por qué?
2. ¿Ha hecho usted alguna vez promesas para orar? ¿Cuál ha sido el resultado?
3. ¿Tiene usted un tiempo diario de oración? ¿Cuánto tiempo?
4. ¿Se ha sentido frustrado alguna vez en su tiempo de oración? ¿Por qué?
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
37ªD esar
esar r oll
ol l e el
el h ábito
bi to de or ar
El hábito de la vida de oración es algo que debemos desarrollar. En este sentido hemos advertido dos posturas
postur as
extremas que se aplican cuando los creyentes pretenden algunos otros logros espirituales: una es creer a pie
juntos en reglas y recetas rígidas y repetitivas, que se
s e convierten en una camisa de fuerza, como si
estuviéramos en una cárcel de la cual os cuesta mucho salir; pues son actuaciones de modernos fariseos que
desarrollan tan odioso orgullo espiritual, que algunos creyentes hasta esperan que fracasen. La otra está
representada por quienes andan en la onda del espíritu y piensan que no necesitan guía de nadie. Ellos tienen
conexión directa con el cielo. Desde luego que pensar así es igualmente dañino, porque todos los extremos son
peligrosos.
No podemos crecer sin pautas. A nadie en su sano juicio se le ocurriría sentarse a esperar, por ejemplo,
perder peso, sin hacer algo concreto para
p ara lograrlo. Ese logro no puede ser un producto
pro ducto ilegítimo del azar sino
el resultado de entender principios después de que desarrollamos hábitos de vida.
Si hemos decidido que es importante aprender a orar debemos buscar las disciplinas necesarias y ejercitarlas
en forma sistemática. Cuando los discípulos se dieron cuenta de que en materia de oración tenían la brújula al
revés, sin ninguna vergüenza le pidieron al Señor que los enseñara a orar, porque pedir eso no es vergonzoso.
Si queremos lograr nuestras metas de oración, tenemos que domar nuestro estado de ánimo, porque la lista de
razones que acuden, sin que nadie las invite, a nuestra mente, para desanimarnos es larga:
Estoy cansado, Dios no quiere sacrificios, no hay que ser tan religioso, está lloviendo, hace frio, no tengo
ganas, Dios conoce todas las cosas,
cosas , Dios conoce mi corazón, tengo sueño, estoy
es toy muy ocupado, no me puedo
concentrar, Dios no se va a enojar porque yo me salte la oración en el día de hoy. Tengo demasiados
problemas en la mente ahora mismo, etc.
Orar es algo serio que exige que usted le hable a su mente y le ordene: voy a orar, aunque no tenga ganas.
El desarrollo de un hábito no es un hecho milagroso,
milagro so, es el producto de una serie de decisiones
de cisiones realizadas en el
tiempo. En la vida diaria no siempre tenemos ganas de hacer nuestros deberes, pero lo hacemos porque esa es
la arquitectura moral de la vida; de lo contrario entraríamos a una crisis existencial. De manera que,
disciplinadamente hay que apartar tiempo para orar y crear la conciencia de hábito y necesidad.
El hábito de la oración nos ayuda a permanecer constantemente
c onstantemente sintonizados con la presencia de dios y eso
cambia sustancialmente nuestra vida. Ana derramó su alma ante la presencia de Dios en oración y el Señor le
regaló un hijo: al profeta Samuel, el más grande líder de la nación de Israel
Isr ael en tiempo de crisis. “Por este
niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva,
serán de Jehová. Y adoró allí a Jehová. 1 Samuel 1:27-28.
1:27-2 8.
Notará que estamos hablando de compromiso. Es necesario precisar esto porque
por que hay quienes desean recibir
mediante la oración las bendiciones de Dios, pero no están interesados en las demandas de Dios.
Dios. Para ellos la
oración es solo como la palanca de Arquímedes que sirve para mover cualquier cosa.
Orar a dios implica que aceptamos que Dios invada la totalidad de nuestra vida. Ana le pidió un hijo y le le
prometió a dios, como contrapartida, que ella lo dedicaría a su servicio
se rvicio y así fue. Entonces, Dios, sin negociar
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
con ella y sin prometerle nada, le dio además de Samuel, otros hijos; porque Él siempre nos da más de lo que
esperamos. Una persona que ora de esa manera es alguien para quien la oración no es nada más que una
herramienta para conseguir, sino un camino para entrar a la presencia de Dios y hacer su voluntad, lo cual
nos transforma. La oración para ella era un hábito adquirido en las luchas de la vida espiritual. Y aquel que
es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el
poder que actúa en nosotros, a él
é l sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de
los siglos. Amén. Efesios 3:20-21.
Es, por lo menos, ingenuo, pretender que el Señor nos va a bendecir dándonos
dán donos lo que le pedimos; pero al
mismo tiempo haremos con nuestra vida lo que nos venga en gana. No hay que olvidar que la oración es una
relación. Las relaciones se cultivan, se construyen, hay que dedicarles tiempo. En esto tenemos que
sincerarnos. La verdadera bendición de dios implica su verdadero
ver dadero señorío en nosotros.
Cuando el rey David se arrepintió de su pecado de adulterio, entendió que más allá del acto de oración de
arrepentimiento, se requería una actitud del corazón que estaba por encima del acto formal de presentar
sacrificios. El salmista entendía que para el Señor era más importante la intención de santidad constante de un
corazón, que la manera religiosa, particular y puntual de expresar pesar por un pecado. Para Dios siempre es
más importante lo que somos que lo que hacemos.
“Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu
quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, Oh Dios.” Salmos 51:16-17.
Pecar es un hábito, nacemos con una tendencia
tenden cia heredada que nos impele a caminar a contrapelo
contra pelo de la
voluntad de Dios.
Por eso, el Evangelio es la respuesta que nos liberta de ese yugo habitual y nos invita a arroparnos
arrop arnos con el
hábito del Espíritu; pero requiere de una decisión que solo la podemos tomar nosotros.
Si queremos descubrir los tesoros espirituales de Dios, tenemos que aprender a navegar en otras aguas.
Quienes nadan en las orillas, jamás disfrutarán las bendiciones de las profundidades. “Los que descienden al
al
mar en naves, y hacen negocio en las muchas aguas, ellos han visto las obras de Jehová, y sus maravillas en las
profundidades” Salmo 107:23-24.
107:23-24.
Parece un contrasentido, pero orar es como correr con paciencia. Dios es muy respetuoso con nosotros,
noso tros, sabe
todo lo que somos, pero actúa solamente sobre aquello que confesamos. Ábrale su corazón sin miedo y
permítale cambiar todo lo que él quiera cambiar; hasta sus hábitos.
há bitos. ¡Sea su nombre bendito!
1. ¿Tiene usted el hábito de orar, o lo hace circunstancialmente?
2. ¿Cuáles son las razones con las cuales su mente se opone cuando decide orar?
3. ¿Por qué el desarrollo de un hábito no es un hecho milagroso?
4. La oración implica también darse. ¿Cuál es su opinión al respecto?
5. Explique el siguiente concepto: Orar es como correr
corr er con paciencia.
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
38ª
. Si se acerca
acer ca a D i os, Él l o tr
t r ansf
an sfor
or mar
ma r á
La idea de que cuando oremos seremos transformados o experimentaremos algún tipo de cambio, forma parte
de una tradicional esperanza cultural y estadística del cristianismo. Eso, en principio es cierto, pero debemos
tejer fino para no acomodar en nuestro equipaje doctrinal ideas contrarias a lo que la Palabra de Dios, nos
enseña. Las personas que oran estarían felices si alguien pudiera garantizarles que su oración significará, con
toda seguridad, que su situación cambiará porque la oración tiene poder para eso.
La verdad es que Dios tiene todo el poder para realizar milagros de cualquier naturaleza; siempre
s iempre y cuando la
ocurrencia de ese milagro esté dentro del ámbito de su voluntad perfecta.
¿Por qué?, bueno, porque con muchísima frecuencia solemos pedirle al Señor cosas que creemos buenas y no
son tales; es decir, pedimos mal. En ese caso, el milagro
milagr o esperado no ocurre, no porque
porq ue Dios es caprichoso,
sino porque es inmensamente bueno y no nosno s concedería lo que nos haría daño,
da ño, aunque nosotros no lo veamos
de esa manera.
Ahora bien, lo que podemos afirmar con certeza es que siempre que alguien se acerque
acerqu e a Dios en oración, va a
cambiar intrínsecamente, aunque su situación no cambie como pidió.
Estamos hablando del cambio de la gente; no del cambio de sus circunstancias.
c ircunstancias.
¿Se ha preguntado alguna vez, cuál es la razón por la cual la mantequilla se derrite cuando está cerca del
fuego, o por qué el agua se evapora con co n el calor? Ambas ceden sus condiciones
con diciones naturales para que el fuego le
imponga las suyas; saben que con el fuego no tienen opciones. ¡Tienen que cambiar y cambian! La razón es
que el calor tiene la facultad inalienable de derretir la grasa y cambiar el estado físico del agua. Dicho de otra
forma: la mantequilla no puede resistirse al poder transformador
trans formador del calor, ni el agua tampoco. La naturaleza
del calor obliga a la grasa a cambiar su viscosidad y al agua a modificar su estado físico. Ninguna de las dos
puede hacer algo para resistirse
resis tirse al cambio, a menos que se alejen del calor. Pues, así como la grasa y el agua
no se pueden resistirse al calor, las personas tampoco pueden resistirse al cambio si deciden acercarse a Dios.
No nos referimos a los cambios que pedimos en oración o ración que muchas veces son
s on peticiones ambiguas (Señor,
cámbiame, transfórmame, quítame, ponme…que
ponme…que ¿cambie qué?), sino a cambios que ocurren cuando nuestra
naturaleza pecaminosa se encuentra con la santidad de Dios.
El cambio sobrenatural que se produjo entre los hijos de Israel cuando dedicaron el templo no fue solicitado
por el rey Salomón; fue el resultado de un encuentro
encuen tro de dos mundos:
“cuando el monarca “acabó de orar”; descendió fuego de los cielos y consumó el holocausto y los sacrificios,
y la gloria de El Señor llenó la Casa. Y los sacerdotes no pudieron entrar en la Casa del Señor, porque la
gloria de Él Señor había llenado la casa de Él Señor. Y todos los hijos de Israel, al ver descender el fuego y la
gloria de Él Señor sobre la Casa, se inclinaron rostro a tierra sobre el pavimento, y postrándose,
postrándos e, dieron
gracias a Él Señor; diciendo: Porque Él es bueno,
bu eno, porque para siempre es sus u misericordia” 2 Crónicas 7:1-3
7:1-3
No son cambios súbitos que solicitamos a la carta, son cambios que
q ue ocurren en nosotros porque
por que decidimos
unilateralmente venir a dios en oración. Son producto de un acercamiento, aunque no haya peticiones.
Nunca permaneceremos iguales después de estar en su presencia, siempre seremos
s eremos transformados.
El cambio que produce esa cercanía con Dios trae
tra e una sensibilidad para percibir nuestros
nues tros pecados
“respetables y evangélicos; una iluminación del espíritu para entender la Palabra de dios y una guía para
discernir asuntos espirituales. ¡Todo eso ocurre sin pedir nada! Es solo el producto de estar en el altar. De
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
manera pues, que es obvio que si persistimos en no acercarnos es lo mismo que decidir que no queremos ser
transformados.
Por otra parte, aunque oiga de personas que oran durante horas, no caiga jamás en la tentación de orar contra
reloj. Cuando la oración va siendo fluida experimentará progresivamente la gloria de su presencia y eso lo
hará olvidar el tiempo.
tiempo. No haga esfuerzo por orar largo; no es así como funciona, simplemente ore y espere,
así aprenderá.
La práctica de la vida de oración incorporara
incorporar a cambios en su vida que usted siquiera imagina. Cuando entre en
la dimensión de la oración se va a derretir porque cuando se acerca a Dios no se puede permanecer como
usted es. No espere más, busque su propio momento; y cuando se apague el ruido de la gente, póstrese en su
presencia.
Si no tiene palabras, no hable. Su silencio también es oración. Si solo salen lágrimas, deje
deje que ese llanto
exprese los latidos de un corazón que se quebranta en la
la augusta presencia del altísimo. Venga; Él lo espera
para bendecirlo.
1. ¿Por qué somos transformados cuando nos acercamos a Dios en oración?
2. ¿Por qué a veces pedimos mal?
3. ¿Qué pasa con los cambios, si usted no se acerca a Dios?
4. ¿Ha experimentado cambios, solo por venir a la presencia de Dios? ¿Cuáles?
5. Mencione algunos de esos cambios que ses e producen en nosotros al orar.
orar .
39ªD i os si
si empr e respon
responde
de la or ación
La mayor parte de las oraciones que hacen
hac en las personas están presididas por un sentido que valora
exageradamente la utilidad; por eso, al hacer oraciones, generalmente buscamos un beneficio de cualquier
naturaleza. Es como si creyéramos que Dios está en el cielo solo para complacernos. La oración tiene buena
fama en la tradición de la humanidad. Se entiende que la oración es buena; muchos de nuestros amigos no
creyentes nos piden oración por sus necesidades, y Dios es tan bueno que las suple. Él no lo hace porque la
gente es buena, sino porque Él es bueno. Sin embargo, algunos creyentes se sienten
s ienten frustrados cuando no
reciben lo que desean.
La manera como lo expresan es: El Señor no me responde, hace tiempo que le estoy orando por esto y no me ha
contestado. Se asombrarían si Dios les dijera: Hijo, ¡claro que te respondí, hace mucho tiempo te dije que no.!
¿De dónde sacamos la idea de que Dios siempre responde con un sí? Acerquémonos a las Sagradas Escrituras
y oigamos hablar al Señor: Pedís, y no recibís,
re cibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros
vuestr os deleites. Santiago
4:3.
Dios nos está diciendo que muchísimas veces hacemos
hac emos peticiones pueriles que obviamente, como el Padre
Pad re
amoroso que Él es, no puede complacer, porque nos harían daño y nosotros ni siquiera nos damos cuenta de
que no nos convienen. Nunca dude de la bondad y la misericordia de Dios. Sería injusto decir
decir entonces, que
dios no nos respondió. El NO de Dios, también es una respuesta y, créalo, es su mejor
mejor respuesta. Así como los
niños no entienden siempre el No de los padres; tampoco los padres entendemos siempre el No de Dios. Es en
esta parte de la historia cuando percibimos que la oración es algo más que dispara peticiones al Reino de los
Cielos. Un creyente serio y maduro debe entender el verdadero sentido de la oración. Jesús fue muy preciso
cuando lo enseñó: “Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” Lucas
Lu cas 11:9.
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
porque el rey del mal hace todo lo posible para que nos alejemos del altar. En ese sentido, es necesario no
olvidar la experiencia del profeta Daniel.
“Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. Y me
dijo. Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie, porque a ti he sido
enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando. Entonces me dijo: dijo: Daniel, no
temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu
Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se
me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y
quede allí con los reyes de Persia”. Daniel 10:10-13.
10:10-13.
Nótese que el profeta no se desanimó por lo que
q ue sintió mientras oraba en condiciones tan críticas. Permaneció
sin vacilar en la trinchera y a su debido tiempo vino la respuesta
respu esta divina que le revelo que, aunque la situación
que vivía no era para nada gratificante; finalmente Dios tenía el control después de batallar con huestes
demoniacas, enemigas de la humanidad, con las que hay que luchar perseverantes di deseamos obtener la
victoria. Si queremos que se produzcan cambios en nuestro entorno o en nuestra vida, tendremos que aprender
a esperar el tiempo de Dios, el Kairos, que es distinto a nuestra medición del tiempo, el Kronos.
Nos encanta la idea de entrar en el lugar santísimo, mientras oramos.
ora mos. Los testimonios acerca de hermosos
hermo sos
momentos de éxtasis espiritual que han salido de labios de los hombres y mujeres de oración son fascinantes.
Pero jamás los disfrutaremos sin pagar el precio.
pre cio. El mundo espiritual es complejo y activo, tiene sus leyes. Es
difícil gozar de una experiencia plena con Dios en oración si no aprendemos que a veces para llegar al cielo
hay que pasar por el infierno. Un antiguo principio latino de Vegecio lo enseñaba: “Si vis pacem, para
bellum” (Si quieres paz, prepárate para la guerra)
Una frase muy evangélica es: la oración cambia todas las cosas. Es curioso como podemos manejar
paradigmas salidos de nuestra cultura religiosa. Hablamos de la oración que cambia como si fuera un
detergente que sirve para todo. Casi creemos que la oración es un producto mágico. Hay que tener presente
que el primer cambio que se produce cuando oramos es aquel que nos afecta primero a nosotros.
Si venimos a la presencia de idos en oración, ya eso nos cambia. Nadie se acerca a dios sin ser cambiado.
Esas transformaciones no siempre se ven
v en a corto plazo. A veces ni siquiera se esperan, pero no puede
p uede ser de
otra manera, porque estar con Dios lo llena de Dios; y, aunque no se lo proponga; sus valores, sentimientos,
emociones, gustos, su vocabulario; todo comienza a cambiar, sencillamente porque se está entregando en las
manos del Supremo Sacerdote de su vida. Todo aquel que se atreva a acercarse a dios será transformado,
porque eso es un principio del Reino de Dios. “Acercaos
“Ac ercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores,
limpiad
limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones” Santiago 4:8.
Ese cambio que produce la cercanía con Dios en oración, se va a convertir en el motor que va a generar
g enerar la
provisión de todo lo que nosotros necesitamos. Hemos percibido con preocupación
preo cupación cómo los creyentes se
acercan a Dios como el proveedor, pero no como el Señor.
La relación con Dios se fundamenta con base en principios
p rincipios espirituales superiores establecidos por el Creador.
Los cuales no debemos ignorar. La manifestación más fehaciente de esa verdad
verda d está constituida por las
palabras lapidarias de Jesús:
“Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas
todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os
afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. Mateo
6:33-34.
58
Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
Su Señor está dispuesto a cambiar todo lo que usted necesita que cambie, pero, primero lo quiere cambiar a
usted. Pruébelo. Hay un milagro en sus rodillas.
1. ¿Por qué la oración produce un sismo en el mundo espiritual?
2. ¿Qué aprendemos de la conducta del profeta Daniel mientras oró?
3. ¿Qué significa para usted la oración cambia todas las cosas?
4. ¿Ha cambiado usted solo por venir ante Dios en oración?
5. ¿Cuál es la diferencia que hay entre Dios como Señor y Dios como Salvador?
41ªCons
Con str uya su vida
vi da devocion
devocion al
Una vida devocional privada no es una vida religiosa, de eso ya hay bastante. La religión se agota en la
norma y el control externo, mientras que la devoción es íntima, privada, quieta, silenciosa. La primera lección
que Jesús les dio a sus discípulos cuando le pidieron que los enseñara a orar fue precisamente incorporar el
sentido de la devoción privada para lo cual hay que
qu e apartar un tiempo que debe ser sagrado.
sagrad o.
No es algo pasajero, materialista ni superficial; es contemplación íntima y profunda.
pro funda. Más que recibir un favor,
es percibir su presencia: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que
está en secreto, y tu padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Mateo 6:6
Casi todas las personas tienen un buen concepto de la oración y saben que orar es bueno, pero no oran. Esa
antinomia se explica si entendemos que creer las cosas no es, necesariamente, hacer las cosas. Los seres
humanos tendemos a dejar de lado todo aquello que nos resulta difícil. A oración y el estudio devocional
privado de la Palabra de Dios requieren del sentido de
d e la disciplina. Todas las fuerzas del mal se activarán
para que usted no ore así. Ninguna actividad de su vida va a ser bombardeada
bombar deada espiritualmente por las
tinieblas de este mundo como lo es el momento del altar. Eso ocurre porque la oración es, en esencia una
batalla espiritual.
Cuando separa tiempo para estar en oración, como pidió Jesús, usted se convierte en una amenaza para
Satanás. Su reino retrocede en su vida y empieza a convertirse en vencedor. Si mantiene ese ritmo, lala vida del
espíritu gobernará su corazón y todo lo que significa el pecado y la vida de la carne cederán su lugar al
gobierno de dios en usted.
La oración tiene que ir más allá de ser una actividad religiosa que
qu e llena la liturgia tradicional de la
congregación. No podemos seguir conformándonos con hacer oracioncitas de emergencia, como cuando
llamamos a los bomberos para que os saquen de un aprieto. Orar devocionalmente debe convertirse en un
estado de vigilancia constante que evite que caigamos en el foso de la rutina espiritual. La oración ha sido muy
poco trabajada en la iglesia. Casi siempre nos encontramos que lo que la gente entiende y practica como
oración, tiene que ver con una estructura o una actividad que a veces tenemos el atrevimiento de llamar
devocional; en la cual orar y leer la Palabra son cosas que están incluidas.
incluidas. Aunque nuestra mente se presta
para seguir con facilidad pasos metodológicos, como,
co mo, por ejemplo: los siete pasos para sers er exitosos o cómo
orar durante una hora, o hacer una exhibición de nuestras oraciones contestadas, etc., no es así como funciona
la oración.
Tenemos que aprender a experimentar momentos de asombro y adoración ante la presencia del Señor en
oración. ¿Oramos para conseguir algo de Dios o lo hacemos para entrar en su presencia? Pues la verdad es
que las dos cosas son ciertas, pero generalmente la primera nos domina. Acompañemos al salmista pro
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
excelencia; un gran hombre que nos enseñó mucho de esta hermosa relación:
“Escucha, oh Jehová mis palabras; Considera mi gemir. Está atento a la voz de mi clamor; Rey mío y Dios
mío, porque a ti oraré. Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti y
esperaré” Salmos 5:1-3.
5:1-3.
Retírese de la bulla que produce su propia vida, de los conceptos religiosos que ha generado
genera do la esclerosis de
una liturgia que ni el Señor soporta, y entre con suavidad en su presencia, de nuevo con las palabras de David:
“Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz” Salmo 55:17
Debemos estar claros en que casi nunca vamos a tener ganas de orar devocionalmente.
de vocionalmente. Vivimos en un mundo
que nos rodea y nos envuelve con sus valores. Es necesario desarrollar hábitos y disciplinas que nos lleven a
la presencia de Dios. Nuestra devoción ha estado demasiado teñida por la precedencia de lo que sentimos
sobre lo que creemos. Dios está siempre con nosotros, sin importar cómo nos sintamos. Él está con nosotros
cuando estamos deprimidos, tristes, desempleados, con hambre solos, cuando nadie nos toma en cuenta.
Tenemos que aprender que su compañía no depende de ninguna circunstancia exterior. Él está con nosotros
siempre porque Él lo ha prometido:
“He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” Mateo 28:20.
Así que su presencia no depende de
d e lo que nosotros somos o sentimos, son de
d e lo que él es.
Jamás debemos olvidar que las dificultades que tiene la práctica de la oración,
oraci ón, se derivan de que la oración
misma es una verdadera fuente de poder en contra del mundo espiritual que se opone a Dios.
Dios. Siempre seremos
cambiados cuando oramos, aunque esos cambios no sean percibidos con la inmediatez que nos gusta.
De manera que, jamás termine su tiempo de oración con sensación de derrota, ¡aunque
¡aun que eso sea justamente lo
que sienta! Dios no es lo que usted siente que es; Él es quien es a pesar de lo que usted crea o sienta. Estamos
inmersos en una realidad espiritual dinámica que la biblia llama mundo, con la idea de sistema que se opone a
Dios.
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está
en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la
vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de
Dios permanece para siempre” 1 Juan 2:15
2 :15-17
-17
Pues bien, la oración en esencia se opone
opon e a todo eso que Dios rechaza y por
p or esa razón ese mundo presidido
pres idido por
Satanás se defiende de su enemigo natural. Es entonces, cuando surge la estrategia de la disciplina para
madrugarle a nuestro enemigo.
El mismo Jesús tuvo que apelar a ella. Cuando las horas del día se le complicaban porque
por que la gente lo acosaba
debido al éxito de su ministerio, el Maestro sencillamente se adelantaba a los quehaceres del día. ¿Qué hacía?
Se levantaba de madrugada. ¿Cómo se llama eso?, pues se llama disciplina. Es una práctica que se opone a
nuestra naturaleza. Nosotros quemamos demasiado tiempo útil en cosas inútiles. Se nos olvida que Dios nos
pedirá cuenta de todo lo que nos dio. El tiempo es un recurso no renovable y hay que
qu e usarlo con inteligencia.
Comience a comprometerse a pasar breves momentos de intimidad con Dios en oración a la hora del día en
que usted pueda. Notará que independientemente de cualquier petición que hiciere, lo más importante es que
la presencia de Dios lo invadirá lentamente. Aprenda a estar en humillación ante Dios para poder estar de pie
ante las demandas del mundo. Hágase esa promesa ¡Ahora mismo! Antes de desplegar su lista de peticiones
peticiones y
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
anhelos, guarde silencio reverente ante el Señor y deje que su Espíritu le hable en la quietud de su presencia,
en el entendido de que orar es estar en consonancia y armonía con la voluntad de Dios. “Y esta es la confianza
que tenemos en él, que, si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye
en cualquiera
cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho”. 1 Juan 5:14,15.
Tenemos que aprender a asaltar con disposición
disposición muy irme nuestro tiempo devocional. Si no lo hacemos,
perderemos la batalla en el primer round.
Vengamos a la presencia de Dios, ¡aunque el mundo se queme! Si nos distraemos en las trampas evasivas, la
devoción perderá la competencia. La dinámica de la vida diaria trata de arroparnos para hacer difíciles esos
momentos con Dios. A veces sentirá que acudió a la cita en el altar y aún, así se sentirá vacío.
Cuídese de que ese sentimiento subalterno sea más importante que su fe; porque pase lo que pase en su altar,
Dios siempre lo acompañará, aunque se sienta solo.
s olo. El cultivar la vida devocional le traerá sorpresas
sorpres as y en
ocasiones la presencia de Dios lo llenará cuando menos lo espere.
1. ¿Qué entiende usted como vida devocional privada?
2. ¿Entiende usted por qué es difícil (no imposible) construir una vida devocional)
3. ¿Cuál es la diferencia entre la devoción congregacional y la devoción privada?
4. El éxito de la vida devocional está relacionado con: ¿Lo que usted siente o lo que usted cree? Explique
esta reflexión.
5. ¿Qué aprendemos de la vida devocional de Jesús?
42ª
. No
N o le
l e oramos
oram os a un j uez in j u sto
No le oramos a un juez injusto, hemos estado insistiendo con
co n vehemencia acerca del lugar que tiene el pedir en
el ámbito de nuestra oración. La razón de ese detalle obedece a que la acción de pedir algo al Señor ha
dominado el escenario de la oración, lo cual no es sano, porque desfigura sensiblemente la doctrina de la
oración.
En el panorama de la Palabra de Dios, la oración ocupa
o cupa un lugar de eminencia. Las páginas de la Sagrada
Escritura están saturadas, no solamente de oración,
or ación, sino de interesantes enseñanzas
enseñ anzas para su mejor provecho.
Para amillones de personas, tener un Dios a quien
q uien pedirle algo parece ser la finalidad de acudir a su trono.
tr ono.
Obviamente la biblia nos insta a pedir; pero sería por lo menos deshonesto, que no descorriéramos el velo
completo de esa enseñanza, para poder participar de la sublime grandes a que permite a la oración convertirse
en el mayor acto de comunión con Dios al que algún mortal pueda aspirar.
La parábola de la viuda y el juez injusto en el capítulo 18 de Lucas,
Lu cas, se ha convertido en una punta de lanza
para quienes, en desconocimiento de una sana,
s ana, y sencilla hermenéutica, ven en esta parábola
p arábola la figura de la
insistencia como un elemento de presión para que Dios nos de lo que pedimos. Tenemos que aprender a leer y
a estudiar la palabra de Dios, para que percibamos lo que se nos dice en ella; no lo que nosotros queremos que
nos diga.
Dejemos, pues que sea el pasaje quien hable por sí mismo:
“También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no de smayar; diciendo: Había
en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. Y Él no quiso por algún tiempo; pero
después de esto dijo dentro de sí: aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta
viuda me es molesta. Le haré justicia, no sea que, viniendo
viniendo de continuo, me agote la paciencia. Y dijo el Señor:
Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche?
¿Se tardará en responderles?” Lucas 18:1-7.
18:1-7.
Lo primero que debemos considerar es que estamos ante una parábola (que no es otra cosa que una
comparación). La parábola es un símil bastante elaborado, en la que el relato, a pesar de ser ficticio, es
absolutamente posible de ocurrir, lo cual no pasa con las fábulas. A las parábolas las encontramos también en
el Antiguo Testamento, y sabemos que Jesús las usaba con frecuencia como una estrategia pedagógica, para
dar a entender verdades espirituales en un lenguaje llano y comprensible a su auditorio.
Es evidente que, en este caso, el valor supremo
sup remo de esta aplicación de Cristo, no pudo ser la insistencia
in sistencia
achacosa como herramienta para conseguir algo de Dios; porque es claro que la enseñanza allí es por
contraste y no por analogía. ¡Tengamos cuidado al interpretar! El juez de de la parábola no representa a Dios.
Por qué? Porque Dios no es un juez injusto.
injus to. La justicia es, precisamente, uno de sus atributos. De hecho, el
juez ni siquiera temía a Dios, y, además, tampoco respetaba a los hombres.
Este juez impío accedió a cumplir con su deber porque
porqu e la viuda le era molesta; la razón de su respuesta
res puesta no
descansa en la misericordia, sino en el fastidio de una mujer atormentada.
Muy distinta es la verdadera naturaleza de Dios ante nuestras
nuestr as oraciones, la cual se pone de manifiesto en la
parábola con dos preguntas retóricas:
retóricas : “¿Y acaso Dios, no hará justicia a sus escogidos,
es cogidos, que claman a Él día y
noche? ¿Se tardará en responderles?
Dios siempre hace justicia y sus respuestas siempre
siempr e son oportunas. Eso no significa que en cada ocasión
satisfagan siempre nuestro particular deseo de lo que entendemos por justicia, ni de lo que entendemos por
po r
respuesta oportuna. Él siempre nos da lo que a su juicio
juicio necesitamos; no necesariamente lo que esperamos.
El pueblo de Israel pidió un rey porque quería ser como las demás naciones. Esa no era la voluntad de Dios
para ellos, Él tenía un plan mejor; sin embargo, ellos insistieron. El Señor les advirtió cuáles serían las
consecuencias, pero en su voluntad permisiva accedió, porque tampoco era pecado que tuvieran un rey. La
historia demostró la equivocación de Israel. Con honrosas excepciones, la mayoría de sus reyes indujo a la
nación a pecar, con las dolorosas consecuencias que eso les trajo.
La razón de ser de la parábola fue “sobre
“ sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar”; no fue la de intentar
torcerle el brazo a Dios para que, de tanto insistir, nos dé lo que le pedimos.
Lo que Dios nos concede siempre es lo mejor, porque
por que nos ama profundamente. Hay mucha gente en la iglesia
que viene buscando las cosas de Dios, pero no les interesa el Dios de las cosas. Confunden al Creador del
Universo con el genio del cuento de la Lámpara de Aladino, en el el cuento de Las Mil y una noches. Dios nos
protege revisando nuestras peticiones, porque,
por que, aunque pedir es muy fácil, la verdad verdadera
verda dera es que nosotros
no sabemos ni siquiera pedir, y por eso, muchas veces no recibimos. No recibimos porque Él, amablemente
corrige la orden antes de que llegue al trono de la gracia.
Esta verdad nos lleva entonces a revisar con gran honestidad nuestras motivaciones. Estemos claros en algo:
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
43ª
. Cr i sis por l as or acion
aci ones
es n o contestadas
con testadas como usted
u sted esper
esperaba
aba
En la nomenclatura devocional evangélica existe una especie desconcertante,
des concertante, que la cultura eclesiástica ha
bautizado como oraciones no contestadas. Si creemos que una oración en particular no ha sido contestada,
contestada, de
hecho, estamos acusando a quien esperamos deba contestarla; es decir, sometemos a Dios a un juicio; y eso es,
desde luego, un problema muy serio, porque de esa manera ponemos al señor en el banquillo de los acusados.
Si acudimos a la Biblia, la Palabra de Dios, nos sorprenderá las innumerables veces que Dios promete
responder nuestras oraciones; pero nos sorprenderá más aún, las pocas y contadas veces que Él promete que
no va a oír ni mucho menos responderlas, porque está haciendo un juicio por la desobediencia y el pecado de
la gente. Revisemos cada uno de los siguientes pasajes en su contexto:
“Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la
oración, yo no oiré: llenas están de sangre vuestras manos”. Isaías 1:15
“Porque ofreciendo vuestras ofrendas, haciendo pasar vuestros hijos por el fuego, os habéis contaminado con
todos vuestros ídolos hasta hoy; ¿Y he de responderos yo, casa de Israel? Vivo yo, dice Jehová el Señor; que no
os responderé”. Ezequiel 20:31
“Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí yo traigo sobre ellos mal del que no podrán salir; y clamarán a mi, y
no los oiré” Jeremías 11:11
“Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración; porque yo no oiré en el día que en
su aflicción clamen a mí” Jeremías 11:14
“Cuando ayunen, yo no oiré su clamor, y cuando ofrezcan holocausto y ofrenda, no lo aceptaré, sino que los
consumiré con espada, con hambre y con pestilencia” Jeremías 14:12
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
Dios es bueno, por eso nos da siempre lo mejor. Que nosotros lo entendamos o no, es otra o tra cosa. No siempre
sabremos las razones por las que Dios escoge una dirección distinta a la de nuestras
nues tras prioridades. Nuestra
relación es con un ser infinitamente superior a quien no podemos conocer en su totalidad por nuestra finitud y
pequeñez. “¡Oh, profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son
sus juicios, e inescrutables sus caminos! Romanos 11:33. Dios no sería Dios si lo pudiéramos
pudiér amos comprender,
analizar y categorizar como quisiéramos. Estemos claros: la oración no está diseñada como una fórmula
mágica para eximirnos de la lucha, el dolor, y el sufrimiento. La bendita oración es un puente de comunicación
con el Dios insondable, quien, en la expresión del Apóstol de los Gentiles. “…Es poderoso para hacer todas las
cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos…” Efesios 3:20. 3:20 . Puede ser que, al
contrario de lo que usted piense, eso que le pide, es precisamente lo que Él no quiere para usted; y jamás se lo
va a conceder porque es su padre y lo ama profundamente. ¿No sería mejor que le preguntáramos al Señor
antes de solicitarle algo? Sufriríamos menos y seríamos más felices.
1. ¿Ha tenido usted conflicto con oraciones a su entender no contestadas?
2. De acuerdo a la Biblia, ¿Por qué Dios decide a veces
ve ces no responder algunas oraciones?
ora ciones?
3. ¿Ha recibido usted un No, como respuesta divina? ¿Cómo reaccionó?
4. ¿Cómo contestó Dios la petición de Jesús en el Getsemaní?
5. Revise sin pasión todas sus oraciones que según usted no fueron contestadas.
44ª
. Or ació
aci ón versus
versu s decl
declar
ar ació
aci ón
Hay una tendencia algo perniciosa que hemos percibido
pe rcibido entre los cristianos de hoy; nos referimos a declarar,
en oración, situaciones que nos favorecen, como si el hecho de hacerlo así fuese una garantía suprema de qué,
en efecto va a ocurrir.
El problema con esa postura es que refleja un desconocimiento
de sconocimiento supino de cómo Dios se comporta. Esas
Es as
manifestaciones son modas tendenciosas que se ponen en boga en los corrillos de la iglesia, acicateadas por la
influencia de algún predicador importante que las enseña. Son ideas graciosas que invitan a las personas a
creer que tienen un poder ilimitado de obtener cosas y favores de Dios, por el solo hecho de expresarlo
oralmente, como si la palabra humana tuviera por sí misma, un poder mágico capaz de producir cualquier
milagro, ignorando la voluntad, y la soberanía de Dios. Es preciso entender que nuestras declaraciones
carecen de autoridad a menos que Dios esté de acuerdo con ellas.
Vamos a comenzar por el principio para no confundirnos: Dios es soberano; Él es amor, quiere bendecirnos,
quiere que le pidamos, y también quiere que hagamos su voluntad revelada en su Santa Palabra, y confirmada
a través de su Santo Espíritu. Absolutamente no es verdad que el Señor nos va a conceder todo lo que le
pidamos, a menos que esa petición satisfaga lo que Él quiere para nosotros. Veamos como lo dice la Sagrada
Escritura: “Y esta es la confianza que
que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él
nos oye”. 1 Juan 5:14
Es necesario que reconozcamos con honestidad que tenemos problemas con co n nuestras peticiones. Ya nos lo dijo
el Señor: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” Santiago 4:3.
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
Comprendamos que todas nuestras peticiones tienen una motivación que puede no ser sana; o puede no
convenirnos y, en consecuencia, el Señor no nos la concede, ¡aunque lo declaremos! Justamente, porque Él es
bueno.
La voluntad soberana de Dios va a estar siempre
siempr e por encima de nuestros gustos, deseos,
d eseos, anhelos, e incluso de
nuestra fe. En el Getsemaní, Jesús le pidió al Padre algo de tal naturaleza, que, si Dios se lo hubiese
concedido, nosotros no fuésemos salvos.
“Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodilla oró, diciendo: Padre, si
quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Lucas 22:41-42.
22:41 -42.
La voluntad de Dios, en este caso, pasaba por el indescriptible sufrimiento moral de Jesús para que nosotros
pudiésemos entrar a su Reino. En esa crucial circunstancia Cristo no declaró nada. Él simplemente se sometió
a la voluntad del Padre, porque eso era lo mejor.
Muchas de nuestras plegarias están teñidas
teñida s de un tono inmediatista y utilitario. Parece que percibimos a Dios
como un ser que está a nuestra disposición para darnos cualquier cosa que le solicitemos, sin condiciones. Es
decir, el Señor espera que nosotros le hagamos preguntas en nuestras plegarias, Él desea que consideremos-tal
como lo hizo Jesús-qué es lo que Él como nuestro Padre desea darnos, porque podríamos estar pidiendo algo
que nos gusta, pero no nos conviene. Podríamos estar haciendo peticiones pueriles, y Él, como el amante Dios
que es, interviene para evitarnos un dolor que nosotros, por nuestra miopía espiritual, no vemos venir.
El apóstol Santiago, con esa pluma punzante y aguda nos
no s advierte: ¡Vayamos ahora! Los
L os que decís: Hoy y
mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que
será mañana. Porque ¿Qué es nuestra vida? Ciertamente es neblina
n eblina que se aparece por un poco de tiempo, y
luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o
aquello”. Santiago 4:13-15.
4:13-15.
Lo que Dios tiene para nosotros es mucho mejor de lo que nos imaginamos, porque el Señor nos ama mucho
más de lo que nos amamos a nosotros mismos. Es fácil poner en nuestros oídos lo que queremos oír, eso puede
ser bueno, pero Dios es nuestro Padre, siempre quiere lo mejor. No se angustie, repose, confíe, espere,
es pere, adore.
Jamás alguien lo amará como lo ama el Señor.
En otro orden de ideas, los cristianos sí
s í podemos hacer declaraciones obvias del
d el poder de Dios. Podemos
declarar con absoluta seguridad que Satanás esta vencido por Cristo; que pase lo que pase, Jesucristo es y
será el Señor. Que, la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado.
pecado . Que nada ni nadie nos arrebatará
arrebatar á de las
manos del Cristo. Que, si respetamos la vida de oración, seremos más que vencedores ante los embates de la la
tentación. Declaramos que el señor está con nosotros aquí y ahora porque Él lo dice.
Los cristianos podemos declarar las verdades
verd ades gloriosas del evangelio reveladas a nosotros como lo hizo Pedro
en pentecostés cuando se puso de pie y alzando la voz exclamó:
Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once,
onc e, alzó la voz y les habló diciendo: Varones Judíos, y todos los
que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. Porque estos no están ebrios, como vosotros
suponéis, puesto que es la hora tercera
tercer a del día. Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros
días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán,
vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán
soñarán sueños”. Hechos 2:14-17.
2:14-17.
No pongamos en boca de Dios lo que Él no ha dicho.
dicho . Jamás nuestras demandas ni nuestros deseos caprichosa
y carnales tendrán el poder de alterar los designios
d esignios del Señor. El No que a veces recibimos del cielo como
respuesta debe ser aceptado sin altivez. Podemos decirle al Señor que no entendemos lo que nos está pasando,
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
o que no nos gusta, tal como se registra muchas veces en los Salmos. Su respuesta será siempre paciente y
dulce. La historia ha demostrado que la opinión de Dios es la mejor.
Oigamos orar a David:
“Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la
desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca
cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová” Salmos 40:1-3.
40:1 -3.
No hay en esta oración declaraciones arrogantes,
arr ogantes, ni deseos de que Dios haga
hag a lo que yo quiero; solo hay
humillación; el único lenguaje con el que podeos acercarnos al Altísimo. Podemos entrar ahora mismo, pero
sin olvidarnos de que el Reino de Dios no está en oferta.
1. ¿Cuál es la diferencia entre declarar y orar?
2. ¿Cuál es la implicación de declarar sin conocer la voluntad de Dios?
3. En el Getsemaní Cristo hizo: ¿Una declaración o una oración?
or ación? Explique esta reflexión.
4. ¿Por qué el Señor no nos concede todo lo que pedimos, aunque lo declaremos?
5. ¿Podemos los cristianos hacer declaraciones? Explique esta reflexión.
45ª
. I gles
gl esii as que
qu e oran
or an
Uno de los líderes de mayor peso en el mundo evangélico de hoy es el reverendo David Yonggi Cho, quien
pastorea la congregación protestante más grande
gr ande del mundo. Corea del Sur es un país
pa ís de cultura budista
ubicado en la franja geográfica que los misioneros denominan la ventana 10-40, que está caracterizada porque
los países que la conforman presentan diversas formas de resistencia a la predicación del evangelio y porque,
además contiene la zona de mayor pobreza en el planeta. Etnias no alcanzadas.
El Reverendo Cho, estuvo en Latinoamérica al comienzo de la década
dé cada de los 80, específicamente en Caracas,
Venezuela, invitado como orador principal del Congreso Evangélico de Venezuela. Cuando llegó al Poliedro
de Caracas, y vio aquel escenario, totalmente lleno de gente que conversaba animadamente antes de comenzar
el culto, hizo esta observación. “Ya sé cuáles son los problemas que ustedes tienen, es que ustedes no oran, y
añadió: En este preciso momento hay 700 mil personas en Corea orando por este evento y ustedes están
conversando”. Eso no fue todo; luego, mientras predicaba dijo algo perturbador: Si usted es un ministro del
Evangelio y no puede orar por dos horas diarias, retírese del ministerio.”
No pude evitar recordar la pregunta
pregunta de Cristo a Pedro en uno de los momentos más cruciales de su vida; “vino
luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿Duermes? ¿No has podido velar una hora?” Marcos
14:37.
Debo confesar que en ese momento la expresión del pastor coreano me pareció
pare ció exagerada, hasta que en los
vaivenes de la vida ministerial aprendimos con lágrimas y dolor la monumental verdad de esa aseveración.
Fue así como entendí por qué la mayor congregación
congrega ción y el más alto nivel de crecimiento evangélico estaban
contra viento y marea en Corea del Sur. Es por la oración.
En su libro, Oración, la clave del avivamiento, Cho explica los secretos extraordinarios de la iglesia más
grande en el mundo. “Hemos aprendido no sólo a orar sino a vivir nuestra vida de oración. Jesús nos ordenó
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
que orásemos sin cesar. Para los que no están interesados en el avivamiento esto es imposible, pero si su
corazón anhela que las almas se salven y su corazón se vuelva a Dios, entonces la vida de oración es un
requisito indispensable.
“El tiempo de oración, no sólo en nuestra iglesia, sino en la mayoría de las iglesias de Corea comienza a las
cinco de la madrugada, todos los días. Normalmente oramos durante una o dos horas y después de ese periodo
de comunión, empezamos las tareas normales del día; ya que lo más importante en nuestra vida cristiana es la
oración. Los viernes en la noche pasamos la noche entera orando; y muchos visitantes se asombran al ver a
nuestra iglesia atestada de gente para una vigilia de oración.”
Las declaraciones del pastor coreano
corea no me obligan a hacer comparaciones, porque en esta parte del mundo,
donde la sociedad tiene profundas raíces cristianas la vida de oración de la iglesia agoniza en terapia
intensiva.
Por estos lados del mundo, un culto matutino de oración es una u na rareza, a la cual asiste un minúsculo número
de creyentes comprometidos con la presencia de Dios y las vigilias de oración son reuniones con mínima
asistencia de la iglesia local. Por cierto, los líderes ministeriales, no frecuentan los tiempos de ayuno y
oración, y si se convocara vigilia, tampoco asisten. Sin embargo, si usted les preguntara a los pastores cuál es
la actividad más importante de su iglesia, o el culto más importante, ellos le responderán que es la oración,
pero esa es una respuesta institucional,
ins titucional, porque en la realidad no es así. __No por
p or ellos, sino por la membresía
__ Lo que pasa es que no se atreven a ir en contra de la buena fama de la oración y ensayan ens ayan esa respuesta
folclórica.
Eso es lo que Peter C. Wagner, en su libro iglesias que
q ue oran, llama la diferencia entre oración y Retórica Y
oración activa, de la cual participa el 95% del pastorado.
Con razón John Maxwell afirma: “Todo se sostiene o se cae en el liderazgo”. Finalmente, Wagner se atreve a
decirlo con gran valentía: El ministerio de oración de la iglesia local se sostendrá o sucumbirá en base a la
función de liderazgo del pastor.
Los pastores de la iglesia de Jerusalén fueron iluminados por el Espíritu Santo para que entendieran la
importancia de la oración en su ministerio. Cuando surgió la primera crisis de la iglesia no se fueron por las
ramas, ellos sabían cuál era el problema y sabían también cuál es la solución: entonces los doce convocaron a
la multitud de los discípulos y dijeron: no es justo que nosotros dejemos la Palabra de dios, para servir a las
mesas…y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra” Hechos 6:2,4.
En nuestros hogares tenemos vajillas de porcelana,
por celana, cubiertos de plata, y copas de cristal que solo sacamos
s acamos
cuando vienen invitados a comer. De lo contrario, comemos donde sea, con cubiertos de acero inoxidable y
platos de melanina. La iglesia: Los líderes y los creyentes en particular, tenemos que aprender a sacar
saca r la
oración del “mueble”
mueble” en donde la hemos tenido encerrada para exhibirla solo cuando viene visita. Hay un
milagro muy cerca de nosotros. La oración es un milagro
milagro y ella produce milagros. El Señor, como se lo dijo a
Pedro, nos está esperando para
pa ra que velemos con Él. La vida de oración retórica con la que soñamos,
so ñamos, debe
convertirse en oración activa. ¡Es tiempo de darle a la oración el lugar que corresponde!
1. ¿Cuál es la razón del crecimiento de la congregación más grande del mundo?
2. ¿Cuál fue el reclamo de Jesús a sus discípulos cuando los halló durmiendo?
3. ¿Asiste usted a cultos matutinos de oración o a vigilias en su congregación?
4. ¿Cuál fue la postura de los apóstoles ante la primera crisis de la iglesia de Jerusalén?
5. Explique los conceptos de “oración retórica” y “oración activa”
68
Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
46ª
. Cu l tos
to s de oraci
or aci ones
on es
Un avance muy significativo en nuestra debida comprensión de lo que es oración, lo constituye el poder
diferenciar con claridad
claridad que orar no es tanto una actividad como una relación. Para que las relaciones
funcionen bien, tienen que ser cultivadas. Nadie puede pretender conocer a Dios a menos que decida pasar
tiempo con Él. Hay que sacar a la oración de los vacíos esquemas religiosos que ha llevado a las
las
congregaciones a creer que Dios existe para conceder, sin más, cada una de nuestras peticiones.
En mi memoria permanece como un recuerdo frescofr esco los recuerdos del niño que solía asistir
as istir a los cultos de
oración que se hacían en la iglesia donde me forme. Llegábamos los martes a las siete de la noche,
cantábamos un himno y cada quien se apartaba a orar a solas, a su manera, de rodillas, de pie, sentado,
caminando, etc. Así estábamos hasta las nueve de la noche cuando el servicio terminaba. Extraño esos cultos
que no eran de oraciones, sino de oración. Cuando el pastor terminaba de cantar el himno nos invitaba a que
pasáramos al altar individualmente sin que nadie interrumpiera nuestra
nuestr a comunión con actividades o listas que
la mayoría de las veces tienen la función de hacer que se consuma el tiempo.
Allí, durante años presencié como las personas se s e entregaban a experimentar momentos sublimes en la
presencia de Dios. Era un niño cuando me iba a casa ca sa a tratar de repetir a escondida lo que había aprendido
apr endido
en la iglesia. Por eso lo extraño. Los cultos de oración pasaron de moda; lo que queda son algunas reuniones
de oraciones, pero eso es otra cosa.
El apóstol Pablo le explica a su discípulo Timoteo que los diferentes formatos de oración s e fundamentan en la
naturaleza de Dios, porque finalmente a Él le agrada que su santa voluntad se cumpla entre las naciones.
“Exhorto, ante todo, a que se hagan rogativas,
rog ativas, oraciones, o peticiones y acciones de gracias,
gra cias, por todos los
hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta, y reposadamente en
toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador; el cual quiere
que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.” 1 Timoteo 2:1-4.
En nuestra oración tenemos la oportunidad de conocer a Dios y además de entender cómo es que Él nos
conoce a nosotros. Esto no podría realizarse con plegarias utilitarias, interesadas y distraídas. No es un
galimatías; la diferencia es abismal, porque cuando hablamos de
d e oraciones, en plural, aludimos a clamores
particulares, que cualquier individuo puede hacer,
hacer , más cuando hablamos de oración, surge
s urge la idea de esencia,
de vida de oración. Es absolutamente necesario que aprendamos a desarrollar la capacidad de convertir los
momentos de oración en hermosas oportunidades de estar en la presencia del Señor.
El rey David, un hombre que conocía la vida de oración,
or ación, lo expresó así.:
“Suba mi oración delante de ti como el incienso, el don de mis manos, como la ofrenda de la tarde” Salmo
141:2
Más que para conseguir cosas de Dios, debemos orar para conseguir a Dios mismo. Todos nosotros podemos
vencer en esa lucha tenaz que se produce en nuestro interior cuando separamos tiempo para estar en oración si
mantenemos claramente el objetivo y la visión de la la oración: orar para conocer a dios. Para que la cercanía a
su presencia nos toque como tocó al profeta Isaías
Is aías y para que su santidad inherente nos produzca cambios
sustanciales como se los produjo a él. Isaías
Isa ías 6
Nuestra oración produce movimientos significativos en el mundo espiritual. Somos privilegiados porque el
Señor permite que a a través de nuestra plegaria seamos actores considerados en el mundo donde Él gobierna:
veamos cómo esta verdad se aprecia en las Escrituras:
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
“Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar; con un incensario de oro, y se le dio mucho incienso
in cienso para
añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y de la mano
del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos. Y el ángel tomó el
incensario, y lo llenó del fuego del altar; y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un
terremoto”. Apocalipsis 8:3-5
8:3-5
Pecaríamos de deshonestidad si tratáramos
tratár amos de convencerlo de que orar es fácil.
fác il. No lo es, nunca lo ha sido y
jamás lo será.
La vida de oración va a necesitar disciplina, tal como la practicó
pra cticó Jesús apartándose de sus múltiples
ocupaciones. El Señor está esperando que usted salga de sus programas religiosos y entre a su mundo.
Cuando lo haga se enamorará tanto, que nunca querrá salir de él. ¿Quiere entrar?
1. Explique la oración como actividad y como relación.
2. ¿Asiste usted a cultos de oración?
3. ¿Ha percibido usted con claridad la diferencia que hay entre orar en grupo y hacerlo en intimidad?
4. ¿Cuáles han sido sus experiencias personales cuando está a solas con Dios en oración?
5. ¿Se reúne usted con alguna frecuencia con otros creyentes para orar fuera de la iglesia?
47ª
. L a i gl esi
esi a debe
d ebe enseñ
ar n os a or ar
El Dr. C. Peter Wagner, reconocido escritor, teólogo y misionero,
mision ero, escribió hace unos años una obra de
naturaleza polémica: 7 principios poderosos que no aprendí en el seminario. Oigamos en sus propias palabras
lo que dice en cuanto a la oración:
“¿Qué me enseñaron en el seminario acerca de la oración? Francamente, no recuerdo mucho acerca de eso.
Sé que el seminario no brindaba cursos sobre oración mientras estaba allí. Me enseñaron cómo predicar;
bautizar y servir la comunión; pero no recuerdo ninguna lección acerca de cómo orar o incluso de cómo
conducir una reunión de oración. Se suponía que la oración era importante; pero también se asumía que todos
ya sabíamos orar bastante bien. Aprenderíamos a orar por nuestra
n uestra propia cuenta”.
¡Qué interesante! Hace 59 años que estoy en la iglesia y puedo decir lo mismo.
mismo. Conocí, eso sí, hombres y
mujeres excepcionales porque por alguna razón sobresalían por ser gente de oración. ¡Eso era lo que los
diferenciaba del resto de la iglesia, aunque ellos nunca lo dijeron!
dijeron! Esa postura les cubría con un manto de
respeto. Eran personas a quienes queríamos imitar. Pero en ninguna de las instancias educativas de las
iglesias que conocí, hubo alguna vez un lugar para enseñar a la gente a orar. ¿saben por qué? Por los
supuestos equivocados que todos tenemos.
Un buen día Jesús escuchó de boca de uno de sus discípulos una petición que era una necesidad de muchas
más personas:
“aconteció que estaba Jesús orando en un lugar; y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor,
enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos” Lucas 11:1
Esta petición solapaba una queja hacia la institución religiosa que los había
ha bía educado desde niños en todos los
oficios y en la liturgia del judaísmo; pero que adolecía de la carencia de una enseñanza en una estructura
espiritual que tenía que ver con relación íntima con Dios.
De manera que es por lo menos, preocupante,
preo cupante, que después de más de dos
d os milenios de cristianismo, y a pesar de
las enseñanzas de Cristo, la iglesia exhiba hoy el mismo desconocimiento de los discípulos del primer siglo,
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
como para que un doctor en teología como Wagner y un ministro que nació en las faldas del templo sientan que
la oración y su enseñanza han estado engavetadas, oxidándose en los archivos de la iglesia.
¡A nadie se le ocurre enseñar lo que se supone que todo el mundo sabe! Sin embargo, la verdad es que:
¡francamente, no sabemos orar! No porque sea complicado aprender, sino porque tradicionalmente hemos
manejado conceptos equivocados de lo que es oración.
Hay millones de personas en la iglesia que quieren orar
o rar sin tener relación con Dios. El Señor habló de eso:
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!
hipócritas ! Porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto
hacéis
hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación” Mateo23:14. La gente sencilla sentía respeto
ignorante por estos líderes, pero el Señor los fustigó. El pueblo no percibía las motivaciones de unos dirigentes
espirituales que se habían agotado en las formas religiosas y estaban usando la oración con intenciones
distorsionadas.
Hoy es necesario reformular la enseñanza
enseña nza de la oración y dejar de asumir que sabemos
sa bemos lo que ciertamente no
sabemos, y debemos aprender. Hay que sacar a la oración de esa quincallería
q uincallería religiosa que la disminuye y la
iguala a un rezo con visos de magia, para ubicarla donde corresponde, es decir, una expresión divina
entregada por dios a la humanidad para establecer una relación personal con Él.
El objetivo de nuestra oración tiene que superar el simplismo de pedir, porque
p orque al hacerlo brota nuestra
naturaleza humana con las debilidades que la caracterizan cuando esperamos que alguien nos dé algo:
“codiciáis,
“codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar, combatís y lucháis, pero no tenéis lo
que deseáis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. Santiago
4:2-3.
Es preciso superar esta casuística
casuís tica postración tradicionalista de la oración que nos ha permitido vivir años en
la iglesia, desconociendo las riquezas que están esperándonos en el manantial de la presencia de Dios. La
iglesia debe asumir la enseñanza de la oración y los cristianos debemos ser diligentes en aprender a orar. No
estamos hablando de posturas corporales, de palabras específicas, ni de horas especiales. Todo eso es
solamente envoltura cultural pasajera y, en consecuencia,
conse cuencia, adjetiva.
Si deseamos continuar como estamos, entonces no tenemos nada que aprender. Pero si queremos dar un salto
de la religiosidad a la relación personal, es preciso devolvernos para rescatar esa joya de la oración que ha
estado cubierta de polvo en los rincones eclesiásticos de nuestra fe.
fe. Una oración debe significar primeramente
un cambio que comienza en nuestro corazón; lo demás viene solo; el resto lo hace DIOS.
C. Peter Wagner tiene razón: cuando en su libro “7 Verdades que no me enseñaron en el seminario” nos dice
que efectivamente no lo enseñaron a orar. Los discípulos del siglo I, también la tenían.
1. ¿Cuáles enseñanzas acerca de la oración ha recibido usted en su iglesia?
2. ¿A qué atribuye usted que la iglesia no haya considerado enseñar a orar?
3. ¿Cómo es eso de pretender orar sin tener relación con Dios?
4. ¿Ha sentido usted la necesidad de que le enseñen a orar?
5. ¿Ha experimentado algún cambio atribuido a su vida de oración?
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
48ª
. Un
U n apóstol
apóstol de la
l a or ació
aci ón
Edward Mckendrie Bounds (1835-1913),
(1835-191 3), mejor conocido como E. M. Bounds, es un nombre que usted no debe
olvidar. Hombres de esta estatura deben tener un lugar señero enen el ámbito de la iglesia de hoy. Escribió 9
libros, de los cuales 7 fueron acerca de la oración. No pierda de vista su trayectoria, fue un varón de Dios que
vivió para orar, para enseñarnos a orar y para develar las profundidades y los misterios de la oración.
Perteneció a esa clase de personas que
q ue pasan por el mundo y dejan huellas indelebles sin hacer
h acer ruido. De él se
ha dicho: “No hay hombre, de los que han vivido desde el tiempo de los apóstoles, que le haya sobrepasado en
las profundidades de su maravillosa búsqueda dentro de la vida de oración”.
La primera vez que un libro suyo cayó en nuestras manos percibimos de inmediato
in mediato que estábamos delante de
un apóstol, un especialista de la oración; porque cuando un hombre ha estado en la presencia de Dios en
oración como él lo estuvo, forzosamente transmite esa presencia, tal como sucedía con Moisés:
“Y cuando acabó Moisés de hablar con ellos, puso un velo sobre su rostro. Cuando venía Moisés delante de
Jehová para hablar con Él, se quitaba el velo hasta
has ta que salía; y saliendo, decía a los hijos de Israel lo que
qu e le
era mandado. Y al mirar los hijos de Israel el rostro de Moisés, veían que la piel de su rostro era
resplandeciente; y volvía Moisés a poner el velo sobre su rostro, hasta que entraba a hablar con Dios” Éxodo
34:33-35.
En los escarceos de los viajes ministeriales, mientras curioseábamos
cu rioseábamos libros de la biblioteca de un pastor
pa stor
anfitrión en el norte de México, nos encontramos con una de las joyas de Bounds: El predicador y la oración.
La sensación de estar delante de un hombre
hombr e excepcional fue estremecedora. ¡Qué maravilloso es que la obra
de estos grandes cristianos transfiera la presencia de Dios aun después de muertos, como pasó con el profeta
Eliseo!
En las páginas tersas y amarillentas de aquel librito, que finalmente me obsequió el
e l pastor, leí estupefacto: lo
que la iglesia necesita hoy día, no es más o mejor mecanismo, no nuevas organizaciones o más modernos
métodos; sino hombres a quienes el Espíritu Santo de Dios pueda usar; hombres de oración, hombres
poderosos en oración. El espíritu Santo no fluye a través de los métodos, sino
s ino a través de los hombres. El no
desciende sobre los mecanismos, sino sobre los hombres. El no unge planes, sino hombres. Hombres de
oración.
La confrontación del Espíritu Santo nos empujó hacia la humillación. Las palabras ungidas de Bounds, un
hombre que dejó este mundo hace un siglo, estaban volviendo añicos toda nuestra esclerosada teología.
Podemos andar por años en los pasillos
pas illos de la iglesia sin conocer verdaderamente a dios y lo que es peor:
¡pretendiendo vanamente que lo conocemos! El Señor se complace en transformarnos a su manera.
Estábamos allí, en llanto silencioso, asistiendo al funeral obligado de esquemas estereotipados q ue
impresionan al intelecto, pero que dejan ileso el corazón de las multitudes
multitudes que nos oyen predicar. Teníamos
que entender, aunque fuese con un tibio baño de lágrimas, que antes que oradores, éramos predicadores del
Evangelio de Jesucristo. Nuestra misión no es satisfacer
sa tisfacer los razonamientos de los hombres, sino ser
instrumentos de dios para quebrantar los recodos más oscuros de sus corazones. Continua Bounds: la oración
es una obra humillante. Abate el intelecto y el orgullo; crucifica
crucifica la vanagloria y señala nuestra bancarrota
espiritual. Todo esto es, para la carne, duro de soportar. Es más fácilfácil no orar que soportar la humillación.
Este hombre singular pudo percibir por el Espíritu
Esp íritu Sano y con meridiana claridad, que cuando decidimos
deci dimos orar
nos estamos abandonando en las manos de nuestro Sumo Sacerdote. ¡Tenemos que poner las cosas en orden!
El reino de Dios tiene que ser nuestra prioridad.
prioridad . Seremos vencedores sobre
sobr e las tinieblas de nuestra vida
cuando aprendamos _como lo hizo Bounds _ que Dios no debe estar en otro lugar de nuestra vida que no sea el
primero. Lo demás,
demás, dice la Palabra de Dios, “vendrá por añadidura”
añadidura” Mateo 6:33
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
Una importante editorial nos ha regalado la bendición de publicar en un solo volumen toda la obra literaria de
este santo de Dios, en la serie Grandes Autores de la Fe, con el Título de “Lo mejor de Edward M. Bounds”.
Creemos que todo líder que se respete debe tener el interés de estudiar a este autor a quien Dios, en su gracia
le reveló sublimes verdades de la oración que no pueden ser producto elaborado de la mente humana.
Saludamos agradecidos este trabajo que rescata para la iglesia la Palabra de Dios revelada aun hombre que
vivió para estar en su presencia, y que nos bendice a través del tiempo y del espacio, traído por las ondas
fresca del Espíritu Santo. Bendito sea el milagro de la oración y sea bendito el dios Altísimo.!
1. ¿Quién fue Edward Mckendrie Bounds?
2. Indague los títulos de los siete libros acerca de la oración
o ración que él escribió.
3. Explique el siguiente concepto de Bounds: “La oración es una obra humillante”
4. Mencione algunas personas que lo hayanhay an influenciado a usted con su vida de oración.
5. ¿Ha sido confrontado usted alguna vez por una lectura similar?
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
nuestra voz en la voz de los salmistas del Salterio. Nos dice además que cristo cantó y sigue cantando los
Salmos de tres maneras.
Con su voz; con su vida y ahora con su cuerpo, que somos nosotros, los que creemos en Él y nos unimos a su
propia oración de intercesión y de alabanza al Padre.
Padr e.
No estamos ubicados en la postura de hacer rezos
r ezos con los Salmos, sino en acercarnos
acercar nos a ellos como
composiciones espirituales de quien se acerca a Dios para aprender a expresar los diferentes estados en los
que un alma se acerca al señor. Es difícil que exista alguien que no haya encontrado seguridad y esperanza
con David, cuando en las duras batallas de la vida nos contagia con el himno de esperanza por antonomasia:
“Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de
reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre”Salmo
nombre” Salmo
23:1-3.
A veces los juicios de los Salmos desentonan con las
la s ideas que hoy tenemos los hombres y las mujeres acerca
de la gracia. Se nos olvida que quienes los escribieron no manejaban el perdón que se desencadena desde la
cruz del Calvario, porque estaban inmersos en la revelación progresiva y por tanto perentoria de la ley
mosaica, que era en la expresión paulina, “un ayo” para traernos a la revelación superior que sería Cristo.
Por eso retiñen en nuestros oídos las inquisiciones del salmista por excelencia:
“No odio, oh Jehová a los que te aborrecen, y me enardezco contra tus enemigos? Los aborrezco por completo;
los tengo por enemigos” Salmo 139:21-22.
139:21-22.
No es rabia arrebatadora, es celo por dios desde la única óptica que le estaba permitido visualizar.
visual izar.
La gracia, y el milagro de la oración es para nosotros
nos otros un encuentro con el mundo de Dios; pues bien, los
Salmos tienen mucho de ese encuentro personal con los que debemos nutrir nuestra experiencia devocional:
“Escucha, oh Jehová, mis palabras; considera mi gemir: Está atento a la voz de mi clamor, rey mío y Dios mío,
porque a ti oraré. Oh Jehová, de mañana oirás mi voz, de mañana
mañan a me presentaré a ti y esperaré” Salmo
S almo 5:1-3.
5:1-3.
Los Salmos nos enseñarán la variedad de temas que alimentarán nuestra oración según
se gún las diversas
circunstancias de la vida. Hay verdaderos reclamos de un alma desesperada que no puede suavizar su mezcla
de dolor y duda:
“Despierta: ¿Por qué duermes Señor? Despierta, no te alejes para siempre ¿Por qué escondes tu rostro, y te
olvidad de nuestra aflicción, y de la opresión nuestra? Porque nuestra alma está agobiada hasta el polvo, y
nuestro cuerpo está postrado hasta la tierra. Levántate para ayudarnos, y redímenos por causa de tu
misericordia. Salmo 44:23-26.
Los Salmos os guiarán a la bendición de la oración de escuchar a Dios y de saber que
qu e Él a su vez nos escucha.
Sigamos las palabras de David cuando mudó su semblante delante del rey Aquis (Abimelec):
“Busqué a Jehová, y Él me respondió, y me libró de todos mis temores” Salmo 34:4
Observé que las palabras de este Salmo son como una narración personal, porque la angustia es tan vieja
como universal. ¿Ha sentido usted angustia alguna vez? Esas palabras forman parte de la vida moderna.
Estos viejos Salmos no envejecen porque retratan los conflictos del mismo hombre de todas las épocas.
El capítulo 69 del Salterio, por cierto, es un grito de angustia y clamor por juicio para los enemigos de Israel, y
también una muestra elocuente de los llamados Salmos imprecatorios que nos revelan la distancia moral que
hay desde la construcción del tabernáculo hasta el momento cuando el velo del lugar santísimo se dividió en
dos:
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
“sea su convite delante de ellos por lazo, y lo que es para bien, por tropiezo. Sean oscurecidos sus ojos para
que no vean, y haz temblar continuamente sus lomos. Derrama sobre ellos tu ira, y el furor de tu enojo los
alcance…” Salmo 69:22-24
69:22-24
Cuando nos acercamos a Dios tenemos que ser auténticos. Si lo que hay en el alma es es rabia, pues, Hay que
confesarla! Si hay tristeza, Dios no nos obliga a sonreír. Tenemos la oportunidad de expresar cualquier
emoción con la autenticidad de un corazón que reconoce al creador en el llanto y en la risa. El panorama de
los salmos contiene una abigarrada colección de alabanza, suplicas, gritos de aflicción, dudas, reclamos,
adoración, fe, silencio, angustia y aplausos, como una expresión de oración a Dios por encima de todo.
También en tu oración puedes gritar, escuchar o simplemente callar. A veces, se vive la noche oscura del
clamor sin respuesta aparente.
“Dios mío, Dios mío, ¿Por que me has desamparado? …clamo de día y no respondes; y de noche y no hay para
mi reposo” Salmo 22: 1-2
Sin embargo, la fe en la proximidad del Señor a quien se clama, se conserva en medio de la prueba: “Cercano
“ Cercano
está el Señor de los que lo invocan…escucha sus gritos y los salva” Salmo 145:18-19.
La oración en los Salmos es el ancla en la seguridad
segurid ad de que pase lo que pase, Dios siempre tendrá
tend rá control:
“La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron. La verdad brotará de la tierra, y
la justicia mirará desde los cielos” Salmo 85:10-11.
Los Salmos se convierten en una fuente de respiración
res piración espiritual del alma que ora y busca a Dios. No
permitamos que una rutina superficial mate en nosotros la oración nacida de los Salmos.
En su obra “Los Salmos en mi vida” el teólogo Yves Congar,
Cong ar, nos asombra con su prosa:
pros a:
¡Salmos, mis queridos salmos,
Pan cotidiano de mi esperanza,
Voz de mi servicio y de mi amor a Dios,
Alcanzad en mis labios vuestra plenitud:
Queridos Salmos, no envejecéis,
sois la oración que no se desgasta,
Asumís, en la fe, toda la experiencia humana.
Si ocupáis este lugar en mi vida
Es porque la expresáis ante Dios…
Como la verdad, refrescáis los labios del corazón
De quienes os cantan!”
cantan!”
En sus momentos devocionales sumérjase en las páginas del Salterio y déjese llevar por la oración de los
patriarcas que supieron encontrar a Dios en la rosa y en la espina.
1. ¿Cuál ha sido su experiencia con la lectura de los Salmos?
2. ¿Se ha sentido usted presionado por las formas religiosas de la oración?
3. ¿Por qué se nos dificulta la interpretación de algunos Salmos?
4. Cuando nos acercamos a Dios, debemos ser auténticos. Explique esta reflexión.
5. ¿Qué le dice a usted el Salmo 85:10-11?
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
hay en la cara de un niño. Gracias por vivir en tu mundo prestado. Papá, podría pasarme la vida dándote
gracias porque tu presencia está viva en toda tu creación. gracias porque estás en esos cielos.
Santificado sea tu nombre:
Señor, tu santidad absoluta corona todo el panorama de tu Palabra. Los seres celestiales siempre la han
proclamado. Tu nos has pedido que seamos santos en toda nuestra manera de vivir. Papá tengo que
confesarte que no estoy conforme con mi santidad. Cada día lucho con mis pecados respetables, con mis
hábitos, y cuando me comparo contigo siento vergüenza. Tengo una lista de cosas que quiero cambiar.
Ayúdame para que, al venir a ti cada día en mi oración devocional,
d evocional, tu presencia me inunde de tal manera, que
tu santidad me arrope y en lugar de sentir deseos de pecar, sienta malestar por la sola idea de ofenderte.
Venga tu reino:
Papá, entiendo que tu Reino es tu gobierno en mi vida. He tomado decisiones sin consultarte y los resultados
han sido desastrosos. Ahora me devuelvo por el camino de tu presencia. Te suplico que tomes el control de mi
vida. Reina en cada una de las áreas de mi ser. Señor, que no haya un espacio de mi corazón donde Tú no
tengas el control. Que mi carácter pueda reflejar a la persona que siempre has querido que yo sea.
Hágase tu voluntad
Padre bueno, debo tomar decisiones difíciles y tengo temor de equivocarme;
equ ivocarme; pero también me inquieta que
quieras algo distinto a lo que yo espero y termine desobedeciéndote, porque ya me ha pasado antes. No te pido
solamente que me reveles tu voluntad, sino que prepares
pr epares mi corazón para cumplirla, aunque no sea lo que yo
había esperado. Pongo ante tu altar todo lo que yo deseo, y te prometo que no tomaré la decisión final hasta
que no esté seguro de que es lo que quieres para mí. Sé que tu voluntad es agradable y perfecta y que no seré
verdaderamente feliz hasta que no haga lo que a ti te agrada.
El pan nuestro de cada día:
Señor, gracias por cuidar de que mis necesidades fuesen cubiertas desde que fui
fui concebido. Gracias por
proveerme de todo lo material cuando carecía de los medios. Gracias porque cuando no había recursos
recur sos tu
provisión siempre llegó y, además, fue abundante. Gracias por preparar los corazones
coraz ones de las personas que
usaste para bendecirme, de manera que nunca me faltara lo necesario. No te estoy pidiendo el pan diario; te
estoy dando las gracias porque ya me lo diste y es mucho más de lo que esperaba. Gracias.
Perdónanos:
Señor Jesús, perdóname por todos aquellos pecados que cometo, especialmente por esos que por tener entrada
franca en la tradición de la iglesia, no nos asustan. Señor, Tú sabes que hay
ha y pecados que tienen licencia para
entrar en nuestro corazón sin que nos sintamos inquietos, porque un mundo sin Dios no los considera pecados.
Dios, solo me importa lo que Tú dices; no lo que dicen los demás.
demás . Ahora te confieso todo aquello que te
ofende, con la seguridad de que el poder de tu sangre redentora es suficiente para limpiarme, gracias, porque
sin tu perdón no tendríamos ninguna posibilidad de salvación.
No nos metas en prueba:
Señor, mi corazón reconoce sus debilidades. Estoy consciente de que vivo en un mundo en el cual abundan la
adversidad, la maldad, la intriga y el dolor. Cuando miro a mi alrededor me abruma una sociedad que no te
considera y que me invita con violencia a desconocerte. Papá, no permitas que esas pruebas me alcancen. Tú
me conoces y sabes bien cuáles son mis fortalezas, así que te ruego que me cubras con tu misericordia. No
quiero que mi corazón se acomode a los patrones del mundo. No permitas que yo sucumba a eso y que
ninguna adversidad me dañe.
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
51ª
. L os pel
pel i gros
gr os de n o tener un a vida
vi da de oración
ora ción
Si preguntáramos a un grupo de creyentes si saben orar, probablemente se sorprenderían y responderían: ¡por
supuesto que sabemos, todos los cristianos
cr istianos saben cómo hacerlo! Pero si nos sentamos con calma a examinar
las distintas experiencias de oración de cada uno, descubriríamos un arsenal de dudas e indefiniciones. En
ese universo variopinto de personas habrá muchos que lo que conocen como oración es la memorización de
una plegaria aprendida en los predios del hogar o de la iglesia, para asegura la cobertura de Dios en asuntos
tan domésticos como salir de casa, bendecir la comida o encomendarse antes de un viaje. Otro grupo
representará a quienes hacen oraciones de emergencias solo cuando tienen una necesi9dad y se acuerdan de
Dios y, finalmente aparecerá algún miembro de esa especie rara de creyentes que se s e destacan por tener respeto
por una vida devocional de oración. Tener o no tener vida devocional es unau na decisión que tiene que asumir un
discípulo de Jesús. En el sermón del monte, el señor nos muestra tres
tres perspectivas de la oración (pedir, buscar
y llamar) que están muy lejos de esa rutina esclerosada
escleros ada que hoy nosotros en la iglesia tenemos el atrevimiento
atrevim iento
de llamar oración.
En la palabra de Dios no hay indicación alguna de que mantener una vida de oración sea una tarea fácil. La
vida de un verdadero cristiano implica compromisos que están mucho más allá de lo que se hace en nuestros
servicios y cutos. De hecho, la verdadera vida de un creyente
creyen te se desarrolla fuera de los predios de la iglesia.
Uno no puede asumir la vida cristiana solamente realizando lo que hacemos cuando estamos reunidos.
Nuestra vida real va mucho más allá de esos escarceos
esca rceos y por eso es necesario
neces ario entender muy bien cuáles son los
peligros a que nos enfrentamos cuando no desarrollamos una verdadera vidavi da de oración.
En el capítulo 73 de Salmos aparece la crisis de Asaf, director
dir ector musical, interprete y compositor en Israel.
Había sido formado en las faldas del templo. Vivió rodeado de la cultura religiosa de adoración y alabanza,
alabanz a,
pero, el mismo declara que estuvo a punto de caer
cae r cuando no comprendió algunos detalles de la vida de los
impíos que lo rodeaban, y eso lo amargó tanto que consideró que no tenía ningún sentido servirle a Dios, hasta
que “entrando en el santuario de Dios” pudo entender cómo es que Dios funciona. Fue la experiencia
experiencia de altar
la que incorporo a su vida la revelación justa y clara a la que no había tenido acceso por tener una relación
superficial con Dios. La vida de oración es la que puede detectar
d etectar lo que el creyente promedio no puede. Con
frecuencia nos involucramos en múltiples tareas sin oración,
ora ción, en nuestras propias fuerzas y fracasamos
fra casamos sin
entender ¿por qué?
Los cristianos tenemos que entender de una vez por todas, quiénes somos,
somos , dónde estamos y contra quién
luchamos. Nuestro enemigo es peligroso e inteligente y le encanta pasar desapercibido, pero la Biblia enseña
que anda “como león rugiente buscando a quién devorar”. La lucha comienza en la mente, que es un campo
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Una cita en el altar…aprendiendo a orar para desarrollar una vida de oración Nestor A. Blanco S.
de batalla. El Espíritu Santo, nuestro consolador y guía, también actúa en la mente; de manera que uno de los
dos tendrá nuestra atención y eso sí que es una decisión unilateral en la que sólo nosotros somos actores.
Satanás ataca ferozmente todo lo que se le parezca a oración, porque él no tiene defensa alguna contra ella. El
diablo hará todo lo que pueda para sacarnos del altar. No se molestará con nuestros rezos distraídos ni con
oracioncitas para salir del paso y calmar la conciencia religiosa; pero atacará siempre y cuando decidas pasar
tiempo ante el Señor, porque sabe que así es como te acercas a la fuente de todo poder. Dios libera su energía
a través de la oración. Cuando pasas tiempo con Dios se desarrolla en ti la capacidad de entender lo que
normalmente escapa a la percepción humana. Cuando oras te mentes en el mundo de Dios y él él desarrolla la
paciencia y el carácter necesarios en ti, para percibir
per cibir la diferencia entre su tiempo y el nuestro _el kairos y el
kronos- que con frecuencia no coinciden.
Debemos aprender que el conocimiento de la Palabra
Palab ra sin vida de oración no es suficiente para salir
s alir airosos en
las batallas de la vida. Los fracasos espirituales no ocurren por falta de conocimiento de los lineamientos de la
palabra, sino por carencia de la fortaleza que se
s e produce en la devoción del altar. Podemos
Pod emos tener la seguridad
de que ganaremos todas nuestras batallas en oración. La santidad y la integridad no pueden existir en un
individuo cristiano que carezca de vida de oración. Si usted no ora es un candidato que está listo para la
derrota. La orden divina es: “Orad sin cesar” 1 Tesalonicenses 5:17.
La dificultad que comporta la disciplina de la oración se debe básicamente a que nos exponemos
espiritualmente en una batalla que forma parte de una guerra muy antigua. Cuando oramos, las fuerzas
espirituales, a cuyo mando está Satanás, reaccionan porque sienten que estamos invadiendo su reino, ¡lo cual
es absolutamente cierto! La vida de oración no forma parte de la religiosidad controlada, es una intimidad
intimidad
decidida desde el corazón. La vida de oración no está referida a un acto devocional accidental y puntual, sino
a una forma de vivir, hay muchos riesgos y peligros en la vida de un cristiano que no tiene una vida de oración.
Lo que puede ocurrir cuando carecemos de una vida de oración:
Tenemos dificultad para escuchar la voz de Dios.
Nos quedamos a la deriva de nuestras maneras
ma neras y métodos de enfrentar los problemas.
pro blemas.
Somos como los pámpanos despegados de la vid.
Confundimos la religión con la relación.
Confundimos la presencia de Dios con las actividades y programas de la iglesia.
Solo tenemos convicciones, pero sin condiciones espirituales.
Nos quedamos como Eli, buscando el Arca en medio
med io de la derrota.
No podemos reconocer cuando
cuand o estamos en la presencia de Dios.
Un antiguo tratado evangélico decía: “El corazón del hombre
hombr e es un templo del Espíritu Santo o un taller de
Satanás”.
Ningún ser humano vive en un vacío espiritual. Si no cultivamos una vida de oración, estamos cultivando otra
vida. Jamás podremos ser neutrales. Cristo lo dijo de otra forma: “El que conmigo no recoge, desparrama”
Lucas 11:23.
1. ¿Usted ora ocasionalmente o ha desarrollado una vida de oración?
2. ¿Por qué Satanás ataca tanto la vida de oración?
3. ¿En qué consistió la crisis espiritual de Asaf, en el Salmo 73?
4. Explique el siguiente comentario: “Si usted no ora es un candidato
can didato que está listo para la derrota”
5. Mencione algunas de las cosas que pueden experimentarse por carencia de vida de oración.
o ración.
Fin.
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