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 FRUTOS DE LA ORACIÓN

 La oració n nos pone en contacto directo con Dios, principio y fin de nuestra existencia, y da sentido a nuestras obras de
cada día. Nos permite crecer en el conocimiento y en el amor de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Nos ayuda a descubrir
la Voluntad de Dios, en las diversas circunstancias de nuestra vida.
 La oració n nos comunica paz, seguridad, confianza. Nos ayuda a crecer en la fe y en nuestra adhesió n a Jesucristo. Nos da
fuerzas para luchar contra el mal. Nos hace abiertos y disponibles para Dios.
 La oració n nos ayuda a soportar con paciencia las dificultades y las penas. Nos permite estar atentos y vigilantes y nos
enseñ a a superar las tentaciones.
¿Por qué nos desanimamos en la oración? - Algunas veces podemos desanimarnos en la oració n, porque creemos que estamos
orando, pero lo que hemos hecho no es propiamente oració n
 LO QUE NO ES ORACIÓN
 Si no se dirige a Dios, no es propiamente oració n
 Si no buscamos una comunicació n con Dios, sino ú nicamente una tranquilidad y una paz interior, no estamos orando, sino
buscando un beneficio personal
 -Si no interviene la persona con todo su ser (afectos, inteligencia y voluntad) no es oració n
 -Si no hay humildad y esfuerzo no es oració n. Para orar es necesario reconocer que necesitamos de Dios
 -Si no hay un diá logo con Dios, no es oració n
 -Cuando retamos o exigimos a Dios tampoco estamos orando
 -Si no nos sentimos poco a poco má s identificados con Jesucristo no hemos hecho oració n
 -Si no tenemos un fruto de má s amor a Dios, al pró jimo y a nosotros mismos, no hemos hecho oració n.
 CUANDO SENTIMOS QUE NUESTRA ORACIÓN NO ES ESCUCHADA
Muchas veces nos quejamos de que nuestra oració n no es escuchada por Dios; que oramos con fe y con constancia, y sin
embargo Dios no nos da lo que le pedimos. Esta queja nos hace pensar en dos cosas muy importantes:
 En primer lugar, se trata de ver cuá l es la imagen de Dios que tenemos, ¿Dios es para nosotros un medio para conseguir
cosas? ¿O es un Padre que nos ama y en quien confiamos plenamente?. Dios debe ser para nosotros, mucho má s que un
“dueñ o de una tienda”, que está esperando que lleguen los compradores a pedirle un producto, para satisfacer
inmediatamente sus necesidades.
 segundo lugar, lo que nos dice San Pablo: “Nosotros no sabemos pedir para orar como conviene” (Romanos 8, 26). Es
evidente que muchas veces pedimos só lo bienes materiales, y no pedimos lo que realmente es importante para nuestra
vida, lo que nos lleva a ser mejores, má s humanos, má s cristianos.
 QUE ES LA ORACIÓN
La oració n es un encuentro misterioso y profundo – que se realiza en la fe – entre Dios y el hombre; un encuentro en el que
nosotros tomamos conciencia de nuestra condició n de criaturas y experimentamos la necesidad de la ayuda y la fuerza de
Dios, porque somos incapaces de alcanzar por nosotros mismos, la plenitud de nuestra existencia y de nuestra esperanza.
En la oració n nuestra vida espiritual crece, madura y se fortalece.
En la oració n aprendemos a tratar a Dios como Padre amoroso rico en misericordia. Recibimos la fuerza del Espíritu Santo que
nos conduce a buscar y preferir el bien y la verdad. Llenamos nuestro corazó n con los sentimientos de Jesú s que nos permiten
mirar el mundo con sus ojos y actuar como El en favor de nuestros hermanos.
En muchas circunstancias de nuestra vida, la oració n es lo ú nico que puede salvarnos de la desesperació n, de la soledad, del
abandono, y enriquecer nuestros sufrimientos, llevá ndolos a Dios, y permitiéndonos colaborar con el mundo y sus necesidades, y
contribuir a nuestra salvació n y a la salvació n de nuestros hermanos.
 Para orar, es necesario querer orar
 La oració n es buscar a Dios, es ponernos en contacto con Dios, es encontrarnos con Dios, es acercarnos a Dios
 Orar es llamar y responder. Es llamar a Dios y es responder a sus invitaciones. Es un diá logo de amor
 Quien tiene el há bito de orar, en su vida ve la acció n de Dios en los momentos de má s importancia, en las horas difíciles, en la
tentació n, etc
 En cambio, si no oramos con frecuencia, vamos dejando morir a Dios en nuestro corazó n y vendrá n otras cosas a ocupar el
lugar que a Dios le corresponde
 CONSEJOS PARA LA ORACIÓN
 Cuando comencemos a orar es muy conveniente hacer un ejercicio de reflexió n para preparar nuestro corazó n. Consiste
en detenernos un momento a pensar que es lo que estamos haciendo, con quién estamos hablando
 Dedicar cada día unos minutos a la oració n personal. Así como dormimos, comemos, trabajamos y descansamos, la
oració n debe formar parte de nuestra vida diaria.
 Lugar: Escoger un lugar específico para orar. No importa cuá l sea, mientras nos ayude a obtener el silencio interior que
necesitamos
 Horario: Revisar nuestro horario y escoger para la oració n un momento en el que nos encontremos en paz y no tengamos
muchas ocupaciones y que tampoco nos encontremos muy cansados. Procurar que esta hora sea siempre la misma y
mantenerla fija lo má s que se pueda
 Postura: La postura es importante, mas no indispensable. La oració n no es cuestió n de ejercicios físicos, es algo espiritual.
Cada quien puede adoptar la postura que quiera, ya que cada persona experimenta las cosas de manera distinta. Nos
pueden ayudar algunos ejercicios de relajació n y de respiració n, pero sin convertirse en el fin de nuestra meditació n.
 Los caminos de la oració n son muchos. Se puede orar de varias formas. Existen muchos modos de entrar en contacto con
Dios. Cada quien elegirá el suyo de acuerdo a su personalidad, a sus circunstancias personales, a lo que le llene má s
espiritualmente en cada momento determinado.
 MODOS DE ORAR
Hay tres modos de orar, o tres clases de oració n: la oració n vocal, la meditació n, y la oració n contemplativa.
1. LA ORACIÓ N VOCAL: Es la expresió n exterior de la oració n, generalmente ajustada a una fó rmula o un texto escrito. La
oració n vocal má s perfecta es el Padre nuestro. Se puede hacer en soledad, en familia, y en comunidad.
2. LA LECTURA MEDITADA: Un libro nos puede ayudar mucho en el camino a encontrarnos con Dios. No se trata de leer un
libro para adquirir cultura, sino de tener un contacto má s íntimo con Dios y el libro puede ser una ayuda para conseguirlo.
No se trata de aprender cosas nuevas, sino de platicar con Dios acerca de las ideas que nos inspire el contenido del libro.
Hay que leer hasta que encontremos una idea que nos haga entrar en contacto con Dios y ahí frenar la lectura
“saboreando” el momento. Es así como se profundiza en las ideas del libro para escuchar a Dios.
3. CONTEMPLACIÓ N DEL EVANGELIO: Consiste en leer un pasaje del Evangelio, contemplarlo, saborearlo y compararlo con
nuestra vida, tratando de ver qué es lo que debo cambiar para vivir de acuerdo a los criterios de Cristo. Al leer el
Evangelio nos vamos a familiarizar con los gestos y las palabras de Cristo, y a comprender su sentido. Poco a poco iremos
cambiando nuestra mentalidad y nuestra conducta de acuerdo a los criterios del Evangelio
4. ORACIÓ N SOBRE LA VIDA COTIDIANA: Dios está presente en nuestra vida. Los acontecimientos de la vida son un camino
natural para entrar en contacto con Dios. Hacer las cosas con amor.
5. LA ORACIÓ N CONTEMPLATIVA: Se le conoce también como silencio en presencia de Dios. Este es el punto donde
culminan todos las formas de orar de las que hemos hablado con anterioridad. Es el momento en que se interrumpe la
lectura, o se deja la reflexió n sobre un acontecimiento, una idea o un pasaje del Evangelio. Se da cuando ya no hay deseos
de seguir lo demá s, se ha encontrado al Señ or con toda sencillez, después de recorrer un camino
Es un don de Dios; consiste en “estar con Dios”; es una oració n de quietud, en la que el alma “siente” la presencia de
Dios, y se “entrega” a ella; ama a Dios y se deja amar por él, en silencio, en actitud de escucha, con la mirada puesta “en su
rostro y en su corazó n amorosos”. Es la oració n de los místicos, pero todos podemos alcanzarla con la ayuda divina.
 FUENTES DE LA ORACIÓN
Son fuentes de la oració n, es decir, manantiales de donde brota la oració n:
1. LA PALABRA DE DIOS: La Iglesia nos recomienda insistentemente que leamos la SAGRADA ESCRITURA y oremos con ella,
meditá ndola, para que por su medio alcancemos el conocimiento de Dios.
2. LA LITURGIA DE LA IGLESIA: Es decir, la celebració n sacramental del Misterio Pascual de Jesú s, en la Eucaristía y en los
sacramentos, es también para nosotros fuente de oració n. En ella nos unimos con todos los demá s creyentes, y juntos
elevamos nuestro corazó n a Dios Padre, con Jesú s, y por el Espíritu Santo, para darle gracias por nuestra salvació n y
suplicarle su permanente presencia entre nosotros.
3. Y EL “HOY” DE LA HISTORIA: Finalmente, los acontecimientos del mundo y las circunstancias de nuestra vida: las
tristezas, las alegrías, las necesidades propias y ajenas, son fuente y motivo de oració n de alabanza, de acció n de gracias,
de petició n y de intercesió n, porque en ellos encontramos a Dios que nos habla por los SIGNOS DE LOS TIEMPOS, y nos
llama a un diá logo permanente con él, en la bú squeda continua y perseverante de su Voluntad salvadora.
 CARACTERÍSTICAS DE LA VERDADERA ORACIÓN
De las palabras y el ejemplo de Jesú s, podemos deducir, que nuestra oració n debe ser siempre:
1. LA FE: Estar seguro que la oració n se dirige a Dios.
2. DIALOGANTE: Hay que dejar que dios nos hable (silencio meditado) 15 minutos en compañ ía de Jesú s sacramentado
3. HUMILDE: Es decir, sin pretensiones ante Dios, ni vanagloria ante los hombres, como fue la oració n del publicano en el
templo: “El publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho
diciendo: ‘¡Oh Dios,! ¡ten compasió n de mí, que soy pecador’” (Lucas 18, 13).
4. COMPROMETEDORA debe estar precedida del perdó n: Má s que de los labios: “Cuando vayas a orar, entra en tu aposento y,
después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará ”
(Mateo 6, 5).
5. CONFIADA: en la bondad del Padre: “Pidan y se les dará ; busquen y encontrará n; llamen y se les abrirá . Porque todo el que
pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama se le abre…” (Mateo 7, 7-8). Han habido muchos imposibles
conseguidos por la oración.
6. INSISTENTE (Perseverante): Hasta la importunidad: “Velen y oren para que no caigan en tentació n, porque el espíritu está
pronto pero la carne es débil” (Mateo 26, 41).
7. CONSTANTE, con la paciencia que da la fe: “Todo cuanto pidan con fe en la oració n, lo recibirá n” (Mateo 21, 22).
8. PIDIENDO COSAS BUENAS, como por ejemplo el Espíritu Santo: “Si, pues, ustedes, siendo malos, saben dar cosas buenas a
sus hijos, ¡cuá nto má s el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!” (Lucas 11, 13).
Nos dice el apó stol Santiago en su Carta: “Si alguno de ustedes está falto de sabiduría, que la pida a Dios, que da a todos
generosamente y sin echarlo en cara, y se la dará . Pero que la pida con fe, sin vacilar… ” (Santiago 1, 5). Y añ ade: “Piden y no
reciben, porque piden mal, con la intenció n de malgastarlo en sus pasiones… Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes.
Purifíquense (…), las manos; limpien los corazones… Lamenten su miseria, entristézcanse y lloren… (…) Humíllense ante el
Señ or y él los ensalzará ” (Santiago 5, 3. 7-10).
Si nuestro corazó n está lejos de Dios, si vivimos nuestra vida al margen de su amor y de sus enseñ anzas, ¿có mo queremos
obtener lo que pedimos?
La realidad es que Dios siempre nos escucha, y que aunque no recibamos exactamente lo que pedimos, nuestra oració n ha
sido oída y nuestra petició n correspondida con infinidad de dones y de gracias que Dios nos va dando a lo largo de nuestra
vida, aú n sin que nos demos cuenta de ello. Como dice el refrá n popular: “Má s tiene Dios que darnos que nosotros qué pedirle”.
 LA PRIORIDAD DE LA ORACIÓ N
La prá ctica de la oració n no es una opció n o algo importante, ú til o urgente sino es algo “necesario” (“También les refirió
Jesú s una pará bola sobre la necesidad de orar siempre…”). Necesario significa: “Que hace falta indispensablemente para algo”
(DLE).
El fracaso de muchos de nosotros como seres humanos tiene que ver con pasarnos la vida ocupados en cosas urgentes,
ú tiles o importantes pero no en las necesarias, actuamos como si fuéramos bomberos, es decir, centrados en lo urgente,
apagando pequeñ os y grandes fuegos, nos distraemos realizando lo que otros pueden hacer o que podemos delegar.
Jesú s en sus enseñ anzas, enfatizaba lo necesario, por ejemplo, hablando de necesidades econó micas, nos ordena: “No os
afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles (no creyentes en Dios)
buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas, má s buscad primero (lo
necesario) el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os será n añ adidas”. Mateo 6: 33-34.
También le dijo a una de sus amigas y seguidoras cuando esta se quejó porque su hermana se quedaba escuchando a Jesú s
en vez de ayudarle a ella en las labores domésticas: “Marta, Marta, afanada y turbada está s con muchas cosas. Pero só lo una
cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”. Lucas 10: 41-42.
Muchas veces dejamos la oració n de lado por estar ocupados en muchas cosas que pueden ser importantes, ú tiles o
urgentes pero no necesarias para nuestro mayor propó sito como hijos de Dios: tener una relació n personal con él.

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