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4° GRADO
I.E. “San Isidro”
Pimentel - Chiclayo
4 de octubre
APRENDIZAJES A DESARROLLAR
LEEMOS Y REFLEXIONAMOS
JESÚS NOS DICE
Evita las preocupaciones y angustias y los pensamientos sobre lo que pueda suceder después. No estropees mis planes,
queriéndome imponer los tuyos. Déjame ser Dios y actuar con libertad. Abandónate confiadamente en Mí. Reposa en
Mí y deja en Mis manos tu futuro. Dime frecuentemente: ¡Jesús, en Ti confío!
Lo que más daño te hace es querer resolver las cosas a tu manera. Cuando me dices: "¡Jesús, en Ti confío!", no seas
como el paciente que le pide al médico que lo cure, pero le sugiere el modo de hacerlo. Déjate llevar en mis brazos
divinos, no tengas miedo... ¡Yo te amo!
Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración, sigue confiando. Cierra los ojos del alma y confía.
Continúa diciéndome a toda hora: ¡Jesús, en Ti confío! Necesito las manos libres para poder obrar. No me ates con
tus preocupaciones inútiles. Satanás quiere eso: agitarte, angustiarte, quitarte la Paz. Confía sólo en Mí, abandónate
en Mi. Así que no te preocupes, confíame todas tus angustias y duerme tranquilamente. Dime siempre: ¡Jesús, en Ti
confío!, y veras grandes milagros. Te lo prometo por mi amor.
Nos Preguntamos
La oración es simplemente hablar con Dios, comunicarse con el Dios vivo y verdadero: el Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo. La oración es un regalo de Dios para nosotros. Como nuestro Padre celestial, a Dios
le encanta saber de nosotros. Él se deleita en nuestras peticiones, acciones de gracias y alabanza, y
siempre está pronto a escuchar nuestro dolor y tristeza. La oración es el misterio por el que se inicia el
trato afectuoso a solas con Dios que sabemos nos ama. Es el impulso, la acción del corazón, la elevación
del alma, la comunicación del hombre con Dios. La oración es un don, una alianza y una comunión con
Dios. La base de la oración está en la humildad. Dios se preocupa por cada uno de nosotros, y promete
que nos responderá cada vez que le hablemos.
La oración no tiene que incluir palabras o frases sofisticadas. De hecho, no se trata más que de una
comunicación sincera que forma parte de una relación sana con Dios.
Dios quiere que permanezcamos en conversación con Él. A veces las oraciones pueden ser formales, pero con
frecuencia son simplemente una conversación, como cuando conversamos con un amigo. A veces son en voz alta,
otras veces hablamos con Dios en nuestros pensamientos, de manera silenciosa. Pero, sean como sean, Dios escucha
nuestras oraciones y se alegra cuando tomamos el tiempo para compartir nuestra vida con Él.
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algo que hizo por nosotros, o para compartir alguna alegría o tristeza que tenemos. Lo mismo sucede con Dios en
nuestra vida de oración. Dios nos invita a que le confesemos nuestros pecados y fracasos, y que le pidamos perdón.
"Te confesé mi pecado; no oculté mi maldad. Me dije: «Confesaré al Señor mi rebeldía», y tú perdonaste la maldad de
mi pecado" (Salmo 32,5). Dios nos hace saber que podemos alabarle por sus grandes obras.
Dios nos invita a expresar nuestro agradecimiento y peticiones. En otras palabras, podemos hablar con él sobre
cualquier cosa; ningún problema es muy grande o muy pequeño para presentárselo a él. Y también podemos pedirle
por los demás, por sus deseos y necesidades, y pedir la bendición de Dios para sus vidas.
"Ante todo, exhorto a que se hagan oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y
por todos los que ocupan altos puestos, para que vivamos con tranquilidad y reposo, y en toda piedad y honestidad.
Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos
y lleguen a conocer la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, que es Jesucristo
hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo" (1 Timoteo
2,1-6). Jesús dijo: "Pero yo les digo: Amén a sus enemigos, bendigan a los que los maldicen, hagan bien a los que los
odian, y oren por quienes los persiguen" (Mateo 5,44).
2. LA MEDITACIÓN.
Es una búsqueda, en la que la persona trata de comprender el por qué y cómo de la vida cristiana para responder a lo
que el Señor le pide. La meditación hace intervenir al pensamiento, la imaginación, la emoción y el deseo. Esta
movilización es necesaria para profundizar en las convicciones de fe, suscitar la conversión del corazón y fortalecer la
voluntad de seguir a Cristo. La oración cristiana se aplica preferentemente a meditar "los misterios de Cristo", como
en la lectio divina o en el Rosario. Esta forma de reflexión orante es de gran valor, pero la oración cristiana debe ir más
lejos: hacia el conocimiento del amor del Señor Jesús, a la unión con Él.
3. LA ORACIÓN CONTEMPLATIVA.
Es la expresión más sencilla del misterio de la oración. Es un don, una gracia; no puede ser acogida más que en la
humildad y en la pobreza. La oración contemplativa es una relación de alianza establecida por Dios en el fondo de
nuestro ser. Es comunión: en ella, la Santísima Trinidad conforma al hombre, imagen de Dios, "a su semejanza".
La oración contemplativa es también el tiempo fuerte por excelencia de la oración. En ella, el Padre nos concede "que
seamos vigorosamente fortalecidos por la acción de su Espíritu en el hombre interior, que Cristo habite por la fe en
nuestros corazones y que quedemos arraigados y cimentados en el amor" (Ef 3, 16-17).La oración contemplativa es
unión con la oración de Cristo en la medida en que ella nos hace participar en su misterio. El misterio de Cristo es
celebrado por la Iglesia en la Eucaristía; y el Espíritu Santo lo hace vivir en la contemplación para que sea manifestado
por medio de la caridad en acto.
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¿CUÁNTOS TIPOS DE ORACIÓN HAY?
Las cinco formas principales de oración son la bendición, la adoración, la oración de petición y de intercesión, la oración
de acción de gracias y la oración de alabanza. Con cualquiera de ellas elevamos nuestro espíritu a Dios según nuestras
necesidades.
1.- La Bendición.
Es una oración que pide la bendición de Dios sobre nosotros. Toda bendición procede únicamente de Dios. Su bondad,
su cercanía, su misericordia son bendición. La fórmula más breve de la bendición es "El Señor te bendiga".
Todo cristiano debe pedir la bendición de Dios para sí mismo y para otras personas. Los padres pueden trazar sobre la
frente de sus hijos la señal de la cruz. Las personas que se aman pueden bendecirse. Además, el presbítero, en virtud
de su ministerio, bendice expresamente en el nombre de Jesús y por encargo de la Iglesia. Su oración de bendición es
especialmente eficaz por medio del sacramento del Orden y por la fuerza de la oración de toda la Iglesia.
2.- La Adoración.
Toda persona que comprende que es criatura de Dios reconocerá humildemente al Todopoderoso y lo adorará. La
adoración cristiana no ve únicamente la grandeza, el poder y la Santidad de Dios. También se arrodilla ante el amor
divino que se ha hecho hombre en Jesucristo.
Quien adora verdaderamente a Dios se pone de rodillas ante Él se postra en el suelo. En esto se muestra a verdad de
la relación entre Dios y el hombre: él es grande y nosotros somos pequeños. Al mismo tiempo el hombre nunca es
mayor que cuando se arrodilla ante Dios en una entrega libre. El no creyente que busca a Dios y comienza a orar puede
de este modo encontrar a Dios.
3.- La Petición.
Dios, que nos conoce completamente, sabe lo que necesitamos. Sin embargo, quiere que "pidamos": que en las
necesidades de nuestra vida nos dirijamos a Él, le gritemos, le supliquemos, nos quejemos, le llamemos, que incluso
"luchemos en la oración" con él.
Ciertamente Dios no necesita nuestras peticiones para ayudarnos. La razón por la que debemos pedir es por nuestro
interés. Quien no pide y no quiere pedir, se encierra en sí mismo. Sólo el hombre que pide, se abre y se dirige al origen
de todo bien. Quien pide retorna a la casa de Dios. De este modo la oración de petición coloca al hombre en la relación
correcta con Dios, que respeta nuestra libertad.
4.- La Intercesión.
Del mismo modo que Abraham intercedió a favor de los habitantes de Sodoma, así como Jesús oró por sus discípulos,
igualmente los cristianos piden siempre por todos; por las personas que, sin importantes para ellos, por las personas
que no conocen e incluso por sus enemigos. Cuanto más aprende un hombre a rezar, tanto más profundamente
experimenta que pertenece a una familia espiritual, por medio de la cual la fuerza de la oración se hace eficaz. Con
toda mi preocupación. por las personas a las que amo, estoy en el centro de la familia humana, puedo recibir la fuerza
de la oración de otros y puedo suplicar para otros la ayuda divina.
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6.-La alabanza
Es una oración que simplemente ensalza a Dios por ser Dios, no en referencia a ningún beneficio específico o favor
recibido. La celebración de la Eucaristía es llamada a menudo "el sacrificio de alabanza".Dios no necesita de ningún
aplauso. Pero nosotros necesitamos expresar espontáneamente nuestra alegría en Dios y nuestro gozo en el corazón.
Alabamos a Dios porque existe y porque es bueno. Con ello nos unimos ya a la alabanza eterna de los ángeles y los
santos en el cielo.
AHORA, TE RETO
A REALIZAR LO
SIGUIENTE
RETO DE ESTA Redacta una oración en donde puedas comunicarte y escuchar a Dios, para
fomentar una alimentación saludable física, espiritual y emocional.
SESIÓN
ME COMPROMETO
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RETROALIMENTACION
ACTIVIDADES DE EXTENSION
1.Reflexiona y responde:
¿Cómo contesta Dios las oraciones?
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Si Dios nos dijo “Si” a mi oración ¿Por qué no oro lo suficiente?
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¿Cómo puedo escuchar a Dios?
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¿Qué pasa si no sé qué decir o estoy demasiado molesto para orar?
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CONCLUSIONES
Orar es hablar con Dios, como le hablamos a un padre o a un consejero. Orar a Dios no consiste tan
solo en pedirle sino en adorarle y agradecerle sus beneficios. Tampoco consiste en repeticiones de
palabras aprendidas y recitadas sin entendimiento ni sentimiento alguno. Es decirle lo que sale de
nuestra propia mente con el deseo ferviente de ser escuchados y con la actitud correcta de humildad
y reverencia.
No necesitamos estar en un lugar especial, Dios escucha en todas partes a los que le buscan de todo
corazón. Jesús enseñó la oración del Padrenuestro como un modelo de oración, no para ser repetida
innumerables veces, pensando que de esta manera seremos escuchados por Dios. En la oración del
Padrenuestro tenemos una sección de alabanza y reconocimiento de la soberanía de Dios (Mateo
6,9-10); también una sección de peticiones materiales y espirituales y de nuevo la adoración y
reconocimiento del poder de Dios (Mateo 6,13).
CELEBRAMOS
Amén