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MANUAL BÍBLICO

Vida Cristiana

Manual bíblico y práctico para el discipulado de los nuevos creyentes de la


iglesia local.
NIVEL 1

POR BILLY SAINT


¡BIENVENIDO!

“Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para


redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de
Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”
2 Timoteo 3:16-17
“Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino.”
Salmos 119:105
“¿Con qué limpiará el joven su camino? ¡Con guardar tu palabra!”
Salmos 119:9

MANUALES BÍBLICOS DE DISCIPULADO Y MENTOREO


La meta del Señor Jesús es que su Iglesia llegue a ser pueblo creciente, que
gane almas, que sepa discipular a los creyentes, formar obreros y enviar a los
que Dios llame a cumplir con su llamado. Ese es el propósito de los
Manuales Bíblicos de Discipulado y Mentoreo, a través de los cuales guiar
a todas las personas de la congregación en su crecimiento espiritual y
ministerial, desde sus primeros pasos en la vida cristiana hasta que llegue a
ser un obrero o líder espiritual.
El material consta de una serie de 3 Manuales:
- Nivel 1: Manual Bíblico de Vida Cristiana
- Nivel 2: Manual Bíblico de Servicio Cristiano
- Nivel 3: Manual Bíblico de Liderazgo Cristiano
El propósito de los Manuales Bíblicos es dar a los creyentes un fundamento
sólido en la Palabra, formar obreros de acuerdo al corazón de Dios y
desarrollar líderes espirituales capaces de dirigir a otros con amor, paciencia
y sabiduría, de tal manera que la iglesia crezca, no sólo en alcance sino
también en profundidad.
MANUAL BÍBLICO DE VIDA CRISTIANA
Transitar por el propósito de Dios y descubrir las riquezas que Dios nos ha
dejado en su Palabra es una de las cosas más apasionantes de la vida y quizás
la más importante. La Biblia es la Palabra de Dios para nosotros hoy, es el
“Manual del usuario” de nuestras vidas, a través de la cual nos muestra cuál
es su voluntad para con nosotros, y cómo debemos vivir la vida de tal manera
que nos vaya bien y gocemos de paz.
Felicitaciones por haber tomado el desafío de crecer en tu vida espiritual, de
avanzar en el propósito que Dios ha preparado para ti. Sin duda a partir de
hoy tu vida cambiará para siempre, en la medida que le des lugar el Espíritu
Santo a trabajar en tu vida, y que estés dispuesto a llevar a la práctica cada
una de los principios que aprenderás a lo largo de estas 18 clases que integran
el Manual Bíblico de Vida Cristiana.
ÍNDICE DE TEMAS

Módulo 1: Valores cristianos


1. Oración y ayuno
2. Estudio de la Biblia
3. Pertenencia a la iglesia local
4. Predicación del Evangelio
5. Servicio a Dios
Módulo 2: Fundamentos de la fe
6. Teología de Dios
7. La persona de Jesucristo
8. La obra de Jesucristo
9. Persona y ministerio del Espíritu Santo
10. Salvación por fe en Jesucristo
11. Justificación y santificación
12. Bautismo y Santa Cena
13. Eventos finales
Módulo 3: Vida Cristiana
14. Prioridades en la vida del creyente
15. El diseño de Dios para la familia
16. Administración del dinero
17. El poder sanador del perdón
18. El poder de las palabras

Lectura extra clase: San Marcos, Hechos de los Apóstoles y Proverbios.


Plan de lectura bíblica
Módulo 1: Valores Cristianos
ORACIÓN Y AYUNO
Versículo clave: 1 Tesalonicenses 5:17, 1 Timoteo 2:1-4
Introducción: La oración es el medio a través del cual nos comunicamos con
Dios. La oración es a nuestro espíritu como el oxígeno para nuestro cuerpo.
¡No podemos vivir sin orar! Un cristiano que no ora está “asfixiando” su
espíritu, y no pasará mucho tiempo hasta que su espíritu muera; sin embargo,
un creyente que dedica un tiempo diario a la oración está fortaleciendo su
espíritu y llenándolo de la vida de Dios.
La oración no consiste en palabras grandes y elocuentes, sino de la sincera
expresión de nuestros pensamientos y sentimientos con Dios, tal como un
hijo lo hace con su padre o su madre. Es la oportunidad para compartir con
Dios nuestros problemas, dudas, proyectos, temores y necesidades. A través
de la oración podemos conocer a Dios en una forma personal, ya que Dios
desea tener relación íntima con nosotros, sus hijos.
Hechos 1:14 dice “todos perseveraban unánimes en oración y ruego” ¡4
palabras importantísimas! Perseverar, unánimes, oración y ruego. Los
discípulos oraron perseverantemente durante 10 días hasta que el Espíritu fue
derramado sobre ellos (Hch 2:1-4). La clave está en la perseverancia y el
fervor. ¡Oración y ruego! (Heb 5:7)
EL PADRENUESTRO, UN MODELO DE ORACIÓN
PROVISTO POR JESÚS
Mateo 6:5-15. Cuando Jesús enseñó el Padrenuestro a sus discípulos no
pretendía que nosotros usáramos exactamente las mismas palabras de esta
oración, ya que eso sería solo repetir sin conciencia, o “vanas repeticiones”,
según Mt 6:7. Él nos lo dio como un modelo o guía de oración. A través de
este modelo de oración Jesús, nos dejó algunas orientaciones sobre cómo
debemos orar nosotros. Veamos algunas de ellas:
Se hace en privado (v6), está dirigida al Padre (v6b, 8,9), honra a Dios (v9),
expresa nuestro deseo de que su voluntad sea hecha en vez de la nuestra
(v10), pide provisión para las necesidades (v11), reconoce la necesidad de
pedir perdón y también de perdonar a los otros (v12,14,15), reconoce la
existencia del mal y pide por nuestra liberación (v13a); y finalmente
concluye con alabanza y adoración a Dios (v13b)
En el Padrenuestro vemos 5 motivos o tipos de oración:
1) Petición: Santiago 1:5; 1 Juan 5:14. Oramos para pedir que Dios supla
alguna necesidad que tenemos. A veces pedimos cosas que no nos
convienen, o que no coinciden con lo que Dios desea para nosotros (Ro
8:26). Un nivel más intenso de este tipo de oración es el clamor (Jeremías
33:3; Salmo 86:7). Esta es una petición con angustia, desesperación, de
vida o muerte. Demuestra total dependencia en Dios. Clamar en voz alta
parece ser clave para una poderosa vida de oración y que ve tremendas
respuestas.
2) Intercesión: (Ez 22:30) Es la oración a favor de otras personas: salvación
de amigos o parientes, las necesidades físicas, por los misioneros,
hermanos de la iglesia o pastores. (Mateo 5:44; Efesios 6:18).
3) Acción de gracias: Es la expresión de nuestro agradecimiento por lo que
Dios hace. Dios manda al creyente a dar “gracias en todo” (1 Tes 5:18). Él
espera de nosotros una actitud de agradecimiento.
4) Alabanza: (Salmos 100:4) Alabanza es la declaración de lo que Dios ha
hecho y lo que es, y una expresión de gratitud. Adoración es rendir honra
y devoción a Dios. Tenemos que adorar a Dios en espíritu y verdad,
conscientes de lo que hacemos y decimos, desinteresadamente, como
resultado de un amor genuino.
5) Confesión: (1 Juan 1:9) Una oración de confesión es arrepentirse y pedir
perdón por los pecados cometidos. Debe hacerse un hábito en la vida de
todo creyente, ya que cada día cometemos faltas. Dios ha prometido
perdonar a todo aquel que esté dispuesto a confesarle su pecado y
apartarse de él.
¿Cómo debemos orar? Veamos algunas actitudes bíblicas al orar:
Con determinación: Debe ser una decisión. No puede depender de las
circunstancias. (Sal 5:3)
Con sinceridad: Ante Dios podemos ser quienes somos y hablar todo
lo que pensamos. (Sal 142:2)
Con fe: Tengamos certeza de que Dios nos recibirá y nos responderá.
(Stg 1:6-7; Heb 10:22 y 11:6)
Con expectativa: Al acercamos a Dios con la actitud correcta
SIEMPRE ALGO SUCEDE. (Sal 5:3)
Con tiempo suficiente: Al dedicar tiempo suficiente a nuestra
intimidad con Dios, Él pueda hablarnos.
Por amor: Intimidad no se trata de pedir, sino con dar. Busquemos a
Dios sólo por amor. (Sal 27:4)
EL AYUNO BÍBLICO
En el sentido práctico es abstenerse de alimentos para enfocarnos en la
búsqueda de Dios a través de la oración y la lectura bíblica. Es una práctica
espiritual (Mateo 4:4). Es negar nuestras necesidades físicas para depender
aún más de Dios. Ayunar sin orar ni enfocarnos en Dios y en su Palabra, sólo
es pasar hambre sin sentido. El ayuno es un acto de humildad, de
dependencia de Dios, alineando nuestro corazón y pensamientos a la voluntad
de Dios.
Propósitos bíblicos del ayuno
Acercarnos a Dios, parecernos más a Jesús. (Mt. 4:1-17, Lc. 4:1-13)
Aumentar la fe. (Mt. 17: 20-21)
Pedir ayuda a Dios en tiempos de crisis. (Esdras 8:21-23, Nehemías
1:4-11)
Buscar la dirección de Dios, pedir su guía, saber su propósito. (Hch.
13:2, Daniel 10:3)
Intensificar la oración. (Marcos 9:17-29, Hch 10:30, 1 Cor. 7:5)
Adquirir pureza espiritual, fortaleciendo nuestro espíritu para resistir la
tentación. (Isaías 58: 5-7)
Aumentar la fortaleza espiritual para resistir la tentación (Lc. 4:2)
Arrepentimiento de pecados. (Jonás 3:8,1 Samuel 14:24, Nehemías 1:4)
Unirse a la tristeza o al duelo de otra persona. (1 Samuel 31:13, 2
Samuel 1:12)
¿Cómo ayunar?
Durante un período determinado de tiempo, abstenerse de comida
sólida y beber sólo agua. Por ejemplo, un ayuno de 24hs, o un día, sería
cenar y luego no comer nada hasta la cena del día siguiente.
Dedicar a la oración y lectura bíblica por lo menos el tiempo que
normalmente dedicas a comer.
Otro tipo de ayuno es el ayuno que hizo el profeta Daniel, comiendo
sólo legumbres y agua. (Dn 1:8-16)
Tener precaución al ayunar, cuidar si hay enfermedad, embarazo, etc.
Consejos prácticos
Es un ejercicio espiritual, por lo tanto planifica junto al Espíritu Santo,
cómo, dónde y cuándo.
Evita comer mucho antes de comenzar el ayuno; por el contrario, ve
bajando raciones.
Elige tiempo, lugar y sobre todo propósito del ayuno.
Evita ayunar en épocas inoportunas (como navidad, cumpleaños) o de
mucho trabajo o estudios.
Comienza de a poco (quizás con sólo una o dos comidas). No debería
sentirse como una carga o castigo.
Que sea algo personal y secreto. No lo andes anunciando a medio
mundo. (Mateo 6: 17-18)
Presenta tu ayuno delante de Dios, dile: “Señor aquí estoy, dame
fuerzas en este periodo de ayuno …”
Finaliza tu ayuno con gratitud, escribe lo que recibiste, medita aquellas
cosas y espera su respuesta.
Contesta las siguientes preguntas, las cuales te ayudarán a afianzar los
principios aprendidos:
1) Lee varias veces Mateo 6:5-18 (si es posible en varias versiones)
2) Según los versículos 5 al 8 ¿Cuáles son algunas actitudes que NO debemos
tener al orar?
3) Según los versículos 5 al 8 ¿Cuáles son algunas actitudes que SÍ debemos
tener al orar?
4) Según el 6:9 ¿A quién deberíamos dirigir nuestra oración? ¿A quiénes
suelen orar los que ignoran esto?
5) ¿A qué se refiere el versículo 10 al decir “Venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad…”?
6) ¿Qué tipo de necesidades están incluidas en la oración según el versículo
11?
7) Según los versículo 12 ¿Con qué actitud debemos acercarnos a Dios en
oración?
8) ¿Qué otros aspectos a tener en cuenta a la hora de orar vemos en el
versículo 13?
9) Según los versículo 12, 14-15 ¿Qué debemos incluir en nuestra oración a
Dios?
10) Según los vs 16-18 ¿Qué es lo que NO debo hacer cuando ayuno? ¿Qué
es lo que SÍ debo hacer al ayunar?
11) Lee varias veces Isaías 58:1-12 ¿Qué lecciones aprendemos de este
pasaje en cuanto al ayuno?
Módulo 1: Valores Cristianos
ESTUDIO DE LA BIBLIA
Versículos clave: Deuteronomio 4:40, 2 Timoteo 3.14-17; Hebreos 4:12, 1
Pedro 2:2, 2 Pedro 2:19-21; Juan 5:39; Salmos 119:9,105; Romanos 15:4;
Hechos 17:11

Las Sagradas Escrituras constituyen la Palabra inspirada e infalible de Dios,


superior a la conciencia y la razón. Tanto el Antiguo como el Nuevo
Testamento, son verbalmente inspiradas por Dios y son la revelación de Dios
para el hombre, la regla infalible, absoluta y autoritaria de fe y conducta.
La Biblia es la Palabra de Dios, es el alimento espiritual que necesitamos para
crecer y renovar nuestra mente, por eso debemos disciplinarnos en su lectura
diaria (Mateo 4:4). Debemos nutrirnos en forma continua con la Palabra para
así lograr cambios significativos en nuestra vida. El hábito de meditar y
estudiar de manera sistemática las Sagradas Escrituras traerá mucho fruto a
nuestra vida. No basta con leerla “a vuelo de pájaro”, sólo cumplir. El Señor
quiere hablarnos y plasmar en nuestro corazón un mensaje nuevo cada día. La
Biblia contiene historia y ciencia, pero no es un libro de historia ni de ciencia.
La Biblia es un libro de salvación, a través de la cual llegamos al
conocimiento de Dios y su voluntad para nosotros. (2 Tim 3:15)
La Palabra de Dios es a nuestro espíritu y alma, lo que el alimento es a
nuestro cuerpo. Es algo así como “el manual del usuario” a través de la cual
Dios nos guía respecto a cómo tenemos que vivir nuestra vida de tal manera
que gocemos de paz y prosperidad, y para que nos vaya bien en la vida.
(Deuteronomio 4:40)
POR QUÉ ES IMPORTANTE LEER Y ESTUDIAR LA
BIBLIA (2 Timoteo 3.14-17)
La Palabra de Dios nos enseña: Lo primero que la Biblia nos enseña es el
camino de la salvación, por medio de la fe en Jesucristo. También cómo vivir
nuestra vida cristiana, tal como Jesús quiere que lo hagamos. La Biblia es el
libro de texto en la escuela de la vida. No se puede ser discípulo de Jesús sin
permanecer en su Palabra y hacer su voluntad (Juan 15:5,10). La Biblia nos
enseña la voluntad de Dios. Dios no nos obliga a nada, sólo nos enseña.
La Palabra de Dios nos redarguye: la palabra redargüir significa usar un
argumento contra la persona que lo empleó con anterioridad, convencer,
reprobar, amonestar. La Palabra tiene poder para convencer y refutar errores.
Convence a los pecadores de su condición. Actúa como una luz roja que
advierte del peligro en que nos encontramos y como una señal de transito que
nos indica la salida adecuada. La Palabra de Dios es el instrumento que el
Espíritu Santo usa para convencernos de pecado (Juan 16:8).
La Palabra de Dios nos corrige: La Biblia es una especia de espejo que
refleja dos realidades. Por un lado, refleja lo que somos y nuestra condición
espiritual y emocional; y por el otro, lado refleja la persona que Dios espera
que seamos. Ese ese contraste lo que nos ayuda a hacer los cambios
necesarios.
La Palabra de Dios nos instruye en justicia: La Palabra nos enseña a
conducirnos en la senda de la justicia y en la vida de la fe. Nos guía en cuanto
a lo que es correcto y lo que no según la voluntad de Dios. Apunta a la
formación moral, intelectual, pero sobre todo a la espiritual. Su instrucción
apunta a la regeneración total de nuestras vidas hasta que lleguemos a la
plenitud de Cristo. (Es 3:19; 4:13)
La Palabra de Dios nos perfecciona: La Biblia es una especie de manual de
instrucciones preparado por nuestro Creador, para que sepamos como
funcionamos, y en consecuencia, vivamos correctamente, para no
estropearnos. Cuando ese manual de instrucciones es dejado de lado, nuestra
vida no alcanza la perfección, es decir, se desajusta. Pero si nos apegamos a
la Palabra, ella nos hace aptos para la vida. (1 Tm 3:17a)
La Palabra de Dios nos capacita para buenas obras: La Biblia nos
capacita para servir a Dios y a los demás. Efesios 2:10 dice que fuimos
“creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de
antemano para que anduviéramos en ellas”. En este contexto, La Biblia es
algo así como un mapa que nos guía para andar en esas buenas obras que
Dios pensó para nosotros, y encaminarnos en el propósito de Dios.
ORIENTACIONES PARA LEER Y ESTUDIAR LA BIBLIA
CON PROVECHO
Cada vez que vamos a leer o estudiar La Biblia, pidamos a Dios
específicamente la iluminación y revelación del Espíritu Santo, de tal
manera que nuestros ojos sean abiertos y podamos comprender lo que
dice y aplicarlo a nuestra vida. (Juan 16:13; Efesios 1:17)
Buscar un lugar tranquilo y un horario fijo para poder dedicarnos a la
lectura de la Palabra sin distracciones, o las menos posibles, con el fin
de ir formando el hábito del estudio bíblico diario.
Elegir una porción específica de la Biblia, que sea interesante para uno
mismo, leerla varias veces, subrayar los versículos que nos llamen la
atención y tomar nota de las enseñanzas que encuentre.
Hoy en día hay varias traducciones de La Biblia, como la Reina Valera,
NVI, NTV, RVA, entre otras. Es recomendable leer el mismo pasaje en
varias traducciones, para tener mayor claridad sobre el mismo. Hay
aplicaciones de celulares o sitios webs en las cuales puedes acceder a
todas ellas fácilmente.
Para entender algunas palabras, conceptos o pasajes bíblicos es muy útil
recurrir a un diccionario o comentario bíblico. Es fascinante cuánta luz
puede arrojar sobre temas de los que conocemos poco.
Comenzar a leer un libro de La Biblia en forma ordenada y sistemática.
A los nuevos creyentes recomendamos empezar con San Marcos, por
ser sencillo y breve.
Para entender algunas historias bíblicas es necesario estudiar los usos y
costumbre de la época.
La meta es leer La Biblia completa al menos una vez, para eso es
necesario un plan de lectura diario.
DATOS INTERESANTES ACERCA DE LA BIBLIA
¿Qué es la Biblia? La Biblia es un conjunto de libros escritos por diferentes
autores inspirados por Dios. El término “Biblia” es de origen griego y
significa “biblioteca”.
¿Cuándo fue escrita la Biblia? La Biblia fue escrita en un proceso de unos
1500 años. Comenzó a escribirse por el año 1250 a.C. y se puso punto final
sólo cien años después del nacimiento de Jesús.
¿En qué idiomas se escribió la Biblia? La Biblia se escribió en tres lenguas
diferentes: hebreo, arameo y griego. En el tiempo de Jesús el pueblo de
Palestina hablaba el arameo en casa, usaba el hebreo en la lectura de la
Biblia y el griego en el comercio y la política.
¿Cuántos libros tiene la Biblia? La Biblia consta de 66 libros, que están
separados en dos: Antiguo Testamento (39 libros) y Nuevo Testamento (27
libros).
¿Quién escribió la Biblia? La Biblia fue escrita por unas 40 personas, y aun
así contiene una unidad temática maravillosa. Sus autores fueron reyes,
profetas, pastores (de ovejas), labradores, pescadores, colectores de
impuestos, doctores, ricos y pobres, educados e indoctos, y sus escritos
poseen una armonía que sería imposible sin la dirección unificadora de Dios.
Conclusión: La Biblia es un libro viviente, actual, poderoso, es el Dios
amoroso hablando a sus hijos. En este nos proporciona principios básicos y
fundamentales, dirección e inspiración para la vida. La Biblia constituye el
mensaje de Dios para la humanidad y un verdadero alimento para el hombre.
Si nos aferramos a la Palabra de Dios todo lo que hagamos dentro de su
voluntad será prosperado. (Josué 1:7,8)
Contesta las siguientes preguntas, las cuales te ayudarán a afianzar los
principios aprendidos:
1) Transcribe el versículo Deuteronomio 4:40.
2) Según Deuteronomio 4:40 ¿Cuál es el propósito de los mandamientos de
Dios?
3) Según 2 Timoteo 3.14-17 ¿Para qué es útil la Palabra de Dios?
4) Lee Hebreos 4:12 ¿Cuáles son las cualidades de la Palabra de Dios
mencionadas en este versículo?
5) ¿Cuáles dos verdades encontramos en 2 Pedro 1:20-21 con respecto a la
Palabra de Dios?
6) Según Juan 5:39 ¿Por qué tenemos que “escudriñar las Escrituras”? ¿Qué
significa “escudriñar”?
7) Según Salmos 119:105 ¿Cómo nos ayuda la Palabra de Dios en nuestra
vida cotidiana?
8) ¿Qué significa el término “Biblia”?
9) ¿Cuántos libros tiene la Biblia y en cuántas partes está dividida?
10) ¿Quiénes escribieron la Biblia? ¿Durante cuánto tiempo se escribió?
11) ¿En qué momento del día lee o comenzará a leer la Biblia? ¿Cuántos
capítulos por día lee o leerá?
Módulo 1: Valores Cristianos
PERTENENCIA A LA IGLESIA LOCAL
Lecturas: Efesios 2:19; Hch 2:44-47, 4:32-35, 9:31, 11:26; Ro 16:16, 12:5; 1
Corintios 1:2; Mateo 28:19-20; Marcos 3:13,14;16:15-20; Romanos 1:1;
Efesios 1:22,23; 4:11,12; Hebreos 5:4; 12:23.

Introducción: Dios nos hizo seres sociales, todos necesitamos amar y ser
amados, dar y recibir afecto, sentirnos necesitados. Como hijos de Dios
fuimos llamados no sólo a creer en Dios, sino a pertenecer a la familia de
Dios. La iglesia fue un invento de Dios, no del hombre. La iglesia es la
familia de Dios.
La palabra “iglesia” proviene del vocablo griego “ekklesia”, que significa
“asamblea de llamados fuera” ó “congregación”. La iglesia no es el edificio
en sí mismo, sino el grupo de creyentes, quienes han aceptado a Jesús como
su Salvador y Señor de sus vidas, se han bautizado y se han determinado a
vivir una vida que agrade a Dios. Vemos en el libro de los Hechos que Jesús
instauró a través de los apóstoles “la iglesia de Dios”, o la iglesia universal,
que está compuesta por todos los cristianos alrededor del mundo, sin
distinción de raza, idioma, cultura o país. (Santiago 1:1; Judas 1 – “a todos
los creyentes”)
1. LA IGLESIA LOCAL
Entendemos que la iglesia local es el instrumento adecuado, eficaz y
providencial de Dios para la edificación de los creyentes y la extensión del
reino de Dios sobre la tierra (Mt. 28:19-20).
En el Nuevo Testamento había iglesias en diferentes ciudades pastoreadas por
los apóstoles o ancianos que ellos mismos designaban (Ro 1:1,7; 1 Co 1:2;
Gal 1:1-2; Ef 1:1; Fil 1:1; 1 Ts 1:1; 1 Pe 1:1). De la misma manera hoy
millones de cristianos alrededor del mundo están agrupados en miles y miles
de iglesias locales.
La Iglesia es el cuerpo de Cristo, la morada de Dios por el Espíritu Santo, con
el encargo divino de llevar a cabo su gran comisión. Todo creyente, nacido
del Espíritu Santo, es parte integral de la asamblea general e iglesia de los
primogénitos, que están inscritos en los cielos (Efesios 1:22, 23; 2:22;
Hebreos 12:23).
Los creyentes en Jesucristo que viven en la misma localidad, deben
congregarse para constituir iglesias locales, o congregaciones locales (Hch.
9:31; Mt. 18:20; He. 10:25).
2. OBJETIVOS DE LA IGLESIA LOCAL
Adorar a Dios en espíritu y verdad, en compañía de otros creyentes
(Jn 4:23-24; He 13:15; Sal 100).
Instruirse y profundizar en el conocimiento de la Palabra de Dios,
procurando así el desarrollo de su fe y la práctica de la santidad (1ra. P.
3:18; 1ra. P. 2:1-2; 2da. Ti. 3:14-17; 1ra. P. 1:13-19), siendo un canal
para edificar a un cuerpo de santos a la imagen de su Hijo (Ef 4:11–16;
1 Cor 12:28; 14:12).
Difundir el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo en todas partes,
por medio de la predicación de la Biblia y el testimonio personal de
cada creyente (Mt. 28:19; Mr. 16:15; Hch. 1:8).
Servir a la comunidad mediante la orientación y ayuda espiritual,
moral, educacional y sociocultural, destacando los valores que
contribuyen a la dignificación, afirmación, desarrollo y bienestar del
individuo y de la familia cristiana (Mt. 5:13-16; 1ra. P. 2:9-18; Fil.
2:12-16). A tal fin podrá crear y establecer centros educativos,
asistenciales, filantrópicos, de bien social y otros semejantes, con los
mismos objetivos.
Muchos creyentes tienen la mala costumbre de no asistir a ninguna iglesia
local (o a muchas a la vez) con la excusa de que no la necesitan, que tienen su
propio culto en el hogar, o que oran siempre en su casa, pero en la mayoría de
los casos, los creyentes que se niegan a pertenecer a una iglesia local es
porque les molesta la idea de darse a conocer a otros, amar o soportar a otros,
sujetarse a la autoridad y rendir cuentas a los pastores.
Escoger una congregación local a la cual pertenecer es una decisión
sumamente trascendente, y no debe tomarse a la ligera. Debemos procurar la
guía de Dios a la hora de entrar o salir de una congregación, ya que
básicamente estoy escogiendo a las personas que me influenciarán a mí y a
mi familia todo el tiempo que pertenezca a ella, y será el lugar en el cual me
desarrollaré como cristiano y serviré a Dios con mis talentos, donde aprenda
a conocer a Dios y posiblemente donde conozca a la persona con la cual
formaré una familia, yo o mis hijos.
3. BENEFICIOS DE PERTENECER A UNA
CONGREGACIÓN LOCAL
Cobertura espiritual y contención emocional. (He 13:17)
Consejería pastoral y bíblica en momentos de crisis o decisiones
importantes. (Sal 32:8; Pr 11:14)
Posibilidad de servir a Dios descubriendo y ejercitando los talentos que
Dios nos da. (Hch 13:2-3)
Compañerismo con otros miembros de la iglesia y sentido de
pertenencia. (He 10:24-25)
Recibir instrucción en la Palabra de Dios para toda la familia. (Pr 22:6)
Recibir disciplina y corrección cuando erramos, para así vivir como
agrada a Dios. (He 12:5-11)
4. RESPONSABILIDADES DEL MIEMBRO DE UNA
CONGREGACIÓN LOCAL
Asistir fielmente a los cultos generales y a las actividades especiales.
Informar cuando visite otras iglesias o cuando me ausente por tiempo
prolongado.
Mantener siempre y en todo lugar una conducta cristiana, en casa, barrio,
trabajo, etc. (Mt. 5:16)
Ser fiel en los diezmos y ofrendas a la iglesia local.
Testificar regularmente de su fe en Jesús a conocidos, invitarles a ser
salvos y asistir a la iglesia. (Mr 16:15)
No murmurar de los demás miembros de la iglesia, especialmente de los
líderes y pastores. (Mt. 18:15-18)
5. ¿CÓMO ESTÁ COMPUESTA (por lo general) LA IGLESIA
LOCAL?
Pastores: Responsable final de trasmitir la visión a la iglesia, así como
velar por su salud espiritual.
Líderes: Personas que ayudan al pastor en el gobierno y dirección de la
iglesia en diferentes áreas.
Obreros: Personas que colaboran con el funcionamiento de la iglesia y
en tareas prácticas.
Miembros: Personas que han sido bautizadas y asisten fielmente a la
iglesia cada semana
Asistentes: Personas que aún no han
sido recibidas como miembros, pero
asisten con regularidad.
6. NIVELES DE
COMPROMISO
Una de las ventajas más
sobresalientes de la iglesia local es
que nos da la posibilidad de crecer
en la fe y conocimiento de Dios, y
poder así ayudar a otros a que
también puedan desarrollar su fe.
Todos tenemos la posibilidad de crecer, pero ese crecimiento siempre estará
íntimamente relacionado y será proporcional con nuestro compromiso ante
Dios, el pastor y la congregación. Hay 5 niveles de compromiso por los que
todo creyente debería avanzar para lograr la madurez espiritual: visita,
asistente, miembro, obrero y líder.
Tomado del libro “Una iglesia con propósito” (Rick Warren)
Contesta las siguientes preguntas, las cuales te ayudarán a afianzar los
principios aprendidos:
1) ¿De dónde viene el término “iglesia” y qué es lo que significa?
2) ¿Qué tienen en común los siguientes versículos? Romanos 1:7; 1 Corintios
1:2; Gálatas 1:1-2; Efesios 1:1
3) ¿Qué enseñanzas nos deja Hebreos 10:24-25? ¿Cómo nos beneficia
congregarnos con frecuencia?
4) ¿Cuáles son los objetivos de la iglesia local? Escríbelos a continuación:
5) ¿Por qué es tan importante ser guiados por Dios a la hora de escoger o salir
de una iglesia local?
6) Menciona al menos tres beneficios de ser miembros de una iglesia local.
7) Menciona al menos tres responsabilidades de todo miembro de una iglesia
local.
8) Según lo visto en el manual ¿Cómo está compuesta por lo general la
iglesia local? ¿Qué piensas al respecto?
9) ¿Qué aprendemos de Efesios 2:19? ¿Cómo afecta esta verdad nuestra vida
personal?
10) ¿Cuáles son los 5 niveles de compromiso con la iglesia local? Escríbelos.
¿En cuál de ellos estás tú?
Módulo 1: Valores Cristianos
PREDICACIÓN DEL EVANGELIO
Versículos clave: Marcos 16:15-16, Mateo 28:19-20, 2 Corintios 5:19-20,
Mateo 4:23

Introducción: La iglesia existe para ganar almas. Según Hechos 1:8, el poder
del Espíritu es para ganar almas: “me seréis testigos…” La salvación de
almas es el propósito más elevado que tenemos como iglesia de Cristo. No
hay otra tarea ni propósito más importante para la iglesia que ganar almas. Si
como cristianos no predicamos, no hemos entendido nuestra razón de ser
como iglesia; como la sal que se desvanece y pierde su sabor… “no sirve
más para nada” (Mt 5:13) Somos más parecidos a Jesús predicando que
haciendo cualquier otra cosa para Dios (Mt 4:23). La Gran Comisión suele
ser la “Gran Omisión”, por lo que debe ser una revelación a cada creyente. El
evangelismo es tan personal como la salvación.
En la Gran Comisión Jesús nos expresa claramente su deseo de que hablemos
a todas las personas posibles acerca de Cristo y lo que él ha hecho en nuestra
vida; nos desafía a predicar el evangelio y establecer así el Reino de Dios en
nuestro entorno: familia, barrio, trabajo, estudios y donde podamos.
“Testificar es una conversación entre un cristiano y un no
creyente acerca de Jesús.”

UN LLAMADO A TODO CRISTIANO


Hechos 1:8 relata una ocasión en la que Jesús, luego de haber resucitado y
antes de ir al Padre, se encontró con todos, o la mayoría de los discípulos que
había en ese momento, que eran unos 500 (1 Co 15:6) y les mandó una vez
más a ser sus testigos en “Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo último de la
tierra”, prometiéndoles además el poder del Espíritu Santo, quien los
capacitaría para llevar adelante semejante tarea que tenían por delante.
VEMOS AQUÍ CUATRO COSAS IMPORTANTES:
Jesús se refirió a todos los cristianos, no sólo a los apóstoles. Por alguna
razón hay entre los cristianos una idea errónea que el evangelismo es sólo
para los pastores, líderes y evangelistas, cuando en realidad es un mandato
para todos los cristianos. Todos debemos compartir nuestra fe, sin importar el
cargo que tengamos en la iglesia, ni cuánto tiempo hace que conocemos al
Señor.
En Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra. Debemos
comenzar siendo testigos en nuestra “Jerusalén”, es decir, nuestro entorno
más familiar o social (familia y barrio), y luego ir extendiéndonos
simultáneamente hacia otros barrios, ciudades, provincias y países.
El Espíritu Santo nos capacita. Jesús no sólo nos encomendó una misión
desafiante, sino que también nos proveyó el poder para llevarla a cabo a
través del bautismo en el Espíritu Santo, manifestado por primera vez en
Hechos 2:1-4. Si para la primera iglesia fue imprescindible este poder,
¡cuánto más para nosotros hoy! Por eso busquemos cada día la llenura del
Espíritu Santo. (Lucas 24:49)
Nuestra función es testificar. Se espera de un testigo que simplemente relate
lo que ha visto u oído. De igual manera, testificar acerca de Jesús se trata de
compartir con otros lo que hemos vivido con Cristo, el cambio y los milagros
que él ha hecho en nuestra vida o en la vida de otros. No tenemos que
convencer a nadie, sólo contar nuestra experiencia. El Espíritu Santo es quien
se encarga de convencer a las personas de arrepentirse y volver a Cristo (Juan
16:8). Es un trabajo en equipo: nosotros predicamos a Cristo y el Espíritu
Santo las acerca a Cristo.
AGENTES DE CAMBIO
Mateo 10:1,5,7-8. Según los Evangelios y el libro de Hechos de los
Apóstoles, el evangelismo debería ser un hábito normal en la vida de todo
cristiano: milagros, sanidades y almas ganadas para Dios por medio de la
predicación diaria del Evangelio. Debería haber un antes y un después de un
cristiano en cada escuela, fábrica, empresa, universidad, oficina, etc.
¡Vivamos de tal manera que produzcamos cambios para bien en cada lugar al
cual Dios nos lleve! La gente está esperando alguien que se atreva a
compartir esperanza en medio de una sociedad en la que todos “predican”
pobreza, muerte, mentira y negativismo. (Romanos 8:19)
Nosotros, como la iglesia de Dios, somos la única respuesta de Dios para una
sociedad que gime, somos la única vía de salvación para este mundo. Somos
el plan de Dios para nuestra familia, ciudad y país.
Jesús nos llamó a ser “sal y luz” de este mundo (Mateo 5:13-16), es decir, a
ejercer una fuerte influencia moral.
Somos la sal. Una de las funciones de la sal es evitar la podredumbre. De
igual manera, la iglesia está puesta en la sociedad para conservar la moral y
para detener la corrupción y el desenfreno.
Somos la luz. La luz sirve para alumbrar, por eso como cristianos debemos
predicar de Cristo todas las veces que pueda a todas las personas que pueda,
para salvación de ellos. (Ro 1:14, 1 Co 9:16-23)
CAPACITADOS Y ENVIADOS PARA LLEVAR
SALVACIÓN
Dios nos ha salvado, nos ha bautizado con el poder del Espíritu Santo y nos
ha enviado para afectar a nuestro entorno para bien, para llevar salvación a
donde vayamos a través de la predicación del Evangelio, acompañada de
milagros, prodigios, sanidades y liberación de oprimidos.
Textos para leer, compartir y debatir: 1 Corintios 5:18-20, Juan 14:12, Mateo
10:7-8, Hechos 18:9.
TODOS TENEMOS UN MENSAJE QUE COMPARTIR
Al compartir nuestra fe con otros podemos hablar de los siguientes temas:
1. La verdad del Evangelio (El “Plan de salvación” o las “Cuatro leyes
espirituales”)
1. Jesús te ama incondicionalmente (Juan 3:16)
2. El pecado nos separa de Dios (Romanos 3:23)
3. Jesucristo es el único mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo
2:5)
4. Debes arrepentirte de tus pecados y aceptar a Jesús como tu Salvador
y Señor (Juan 1:12)
2. Tu testimonio: Cómo eras antes de conocer a Cristo, cómo fue que
conociste a Cristo y cómo es tu vida a partir de conocer a Cristo. ¡Nadie
más puede contar tu historia mejor que tú!
3. Testimonios de milagros y sanidades en ti o en otros.
4. Las maravillas y el carácter de Dios: ¡Contar que Dios sana, perdona,
consuela, provee, hace milagros!

CONCLUSIÓN
Ocupémonos de vivir según nuestro propósito como cristianos, para que no
perdamos nuestra razón de ser como iglesia en medio de nuestra sociedad.
¡Arriesguémonos a orar por los enfermos, a reprender demonios, a predicar
el evangelio! Y entonces veremos el Reino de Dios establecerse en nuestras
escuelas, universidades, fábricas, oficinas, barrios, ciudades y todo lugar al
que Dios nos lleve para hablar de su Palabra.
Contesta las siguientes preguntas, las cuales te ayudarán a afianzar los
principios aprendidos:
1) ¿Cuál es el mandato que el Señor nos dio en Marcos 16:15?
2) ¿Cuáles son las señales que siguen a los que creen y predican el evangelio
según Marcos 16:17-18,20?
3) Según Hechos 1:8 ¿Qué papel juega el Espíritu Santo en cuanto al
mandato de Jesús de ser testigos?
4) Según 2 Corintios 5:18-20 ¿Cuál es la misión que el Señor nos encargó
como cristianos?
5) En Mateo 5:13-16 Jesús nos dice que somos “sal de la tierra y luz del
mundo”. ¿A qué se refiere?
6) Escribe a continuación las 4 verdades del Evangelio (o el Plan de
Salvación) y sus versículos:
7) A continuación redacta brevemente tu testimonio:
¿Cómo era tu vida antes de conocer a Cristo?
¿Cómo fue que conociste a Cristo?
¿Cómo cambió tu vida después de conocer a Cristo?
Módulo 1: Valores Cristianos
SERVICIO A DIOS
Versículo clave: Efesios 2:10; 1 Corintios 3:5; Romanos 12:6-8.
Introducción: Así como un electrodoméstico es diseñado para responder a
una necesidad específica, Dios nos creó con un propósito y nos dotó de
características especiales para llevarlo a cabo. El propósito determina la
“forma”. No somos producto de la casualidad. Somos el producto de un
sueño y un diseño de Dios. Dios nos pensó, nos imaginó, soñó con cómo
seríamos y qué haríamos…
PROPÓSITO GENERAL Y PROPÓSITO ESPECÍFICO
La Biblia dice que Dios nos creó a todos con propósitos generales como
adorarle y predicar el Evangelio a todas las personas (Marcos 16:15). Pero
También la Biblia nos enseña que cada uno tiene un propósito específico de
parte de Dios (Efesios 2:10). Nuestra meta averiguar cuál es el que Dios me
ha dado, desarrollarlo y ponerlo al servicio de Dios. Y aquí viene la pregunta
del millón: ¿Cómo descubro mi propósito? Algunas orientaciones:
Tiene que ver con la necesidad de tu entorno: llamado es ver la
necesidad y hacer algo al respecto.
Tiene que ver con tus habilidades naturales.
Tiene que ver con lo que te apasiona.
Tiene que ver con tu personalidad.
Tiene que ver con tus experiencias vividas, especialmente las dolorosas.
Las respuestas a esas preguntas te dan la pauta de lo que Dios quiere que
hagas para Él. Veamos más detenidamente estos indicios, los cuales nos
ayudarán a descubrir cuál es el propósito de Dios para nuestra vida, con la
meta de poder encaminarnos en él y así llevar fruto para Dios.
1. LAS NECESIDADES QUE VES EN TU ENTORNO
No todas las personas vemos lo mismo, aunque lo tengamos frente a nuestros
ojos. Cada uno se fija en algo en particular, y que a la vez otro no lo nota. Lo
que estás notando que está haciendo falta o que se podría mejorar tiene que
ver con lo que Dios quiere que hagas. ¡Arremángate y hazlo! Dios te usará
poderosamente.
2. TUS HABILIDADES NATURALES
Hay personas que son muy buenas para hablar, otras son buenos atletas, otros
se destacan en matemáticas, música, mecánica, dibujo, construcción,
medicina, administración, liderazgo, entre cientos de otras habilidades y
oficios. Todas esas cosas que nos salen bien naturalmente, Dios las ha puesto
en nosotros con el propósito de que las descubramos, desarrollemos y
pongamos al servicio de los demás. Las opciones son ilimitadas, y todos
tenemos al menos una habilidad. Solo hay que saber descubrirlas y
desarrollarlas. Tus habilidades naturales son señales fuertes de lo que Dios
quiere que hagas con tu vida. ¿Qué sabes hacer bien? (Éxodo 4:2) Ponlo al
servicio a Dios. Quizás se requiera algo de creatividad, en caso de que no
exista en la iglesia aún. ¡Adelante! (1 Pe 4:10)
3. AQUELLO QUE TE APASIONA
Todos tenemos cosas que disfrutamos mucho hacer, ¡y que nos encantan! Eso
también fue diseñado por Dios de acuerdo al propósito que él tiene para ti, de
tal manera que servirle sea un motivo de alegría. Instintivamente ponemos
más atención a ciertas cosas que a otras, y Dios quiere que usemos esas
pasiones para servirle. Cuando sirves a Dios con todo tu corazón hay
entusiasmo y fruto. Si podemos servir a Dios combinando nuestros talentos y
nuestras pasiones, ¡esa combinación es dinamita en el reino de Dios!
4. TU PERSONALIDAD
A Dios le gusta la variedad, por eso creó a cada uno con una combinación
única de atributos personales. Las principales personalidades o
temperamentos que podemos encontrar son:
Melancólico: Sensible, analítico, tierno, reflexivo, depresivo y
pesimista. Introspectivo, amigo sacrificado y leal. Crítico severo y
perfeccionista. Más teórico que práctico.
Flemático: Confiable y equilibrado, de buen carácter y fácil de
congeniar, alegre y apacible. Sin autoconfianza, temeroso. Su compañía
es agradable, tiene muchas amistades.
Colérico: Es seguro y firme en sus decisiones, voluntarioso y tenaz.
Porfiado e insensible. Poco emocional y frío. Es un líder lleno de
firmeza. Le cuesta perdonar y es vengativo.
Sanguíneo: Es carismático y conversador, disfruta de todo. Llora con
facilidad, es impredecible, tiene ataques de enojo y amor, es impulsivo.
Es desorganizado e impuntual.
5. TUS EXPERIENCIAS DE VIDA
Este indicio tiene que ver con nuestra historia, nuestra vida familiar y
experiencias personales. Nuestra manera de ver la vida ha sido formada a
través de nuestras experiencias, muchas de ellas fuera de nuestro control.
Dios permitió todas ellas con el propósito de moldearte. Hay varios tipos de
experiencias:
Familiares: tipo de familia, integrantes, personalidades, nivel
socioeconómico, relaciones.
Formación académica y vocación: estudios universitarios, profesión,
oficio, desarrollo laboral.
Espirituales: tu relación y experiencias con Dios, iglesias a las que
asististe y pastores que tuviste.
Ministeriales: tu servicio a Dios, áreas de las que has sido parte,
evangelismo y enseñanza.
Dolorosas: Problemas, pruebas, enfermedades, muertes, necesidades e
injusticias. Éstas son las que Dios más usa con el fin de prepararte para
tu servicio a él. El ministerio más fructífero surgirá de tu dolor más
grande. Dios intencionalmente permite que atravieses por experiencias
dolorosas, con su promesa de acompañarnos y sostenernos (Sal 23:4),
con el fin de equiparte para ministrar a otros.
¿POR QUÉ SERVIR A DIOS?
El servicio genuino a Dios es el resultado del amor y la gratitud hacia él. No
le servimos por obligación, sino porque sentimos alegría y profundo
agradecimientos por lo que ha hecho en nuestras vidas. Luego de conocer a
Dios y tener una relación íntima con él, nace un deseo de servirle y contribuir
en su Reino. (2 Cor 5:14-15)
CÓMO COMENZAR A SERVIR A DIOS SEGÚN TU
PROPÓSITO
Involucrarse en el servicio a Dios es el inicio de un proceso. Comienza a
servir en un área específica de acuerdo a lo visto anteriormente, para así
tomar contacto y experiencia con la función. Prepárate en lo teológico y en el
talento u oficio que demande el ministerio (aprender un instrumento,
enseñanza). Ora para que Dios te prepare y permita crecer para poder ser útil.
Invierte en tu relación con Dios. Toma decisiones en función al propósito:
carrera, pareja, trabajo, lugar de residencia, etc. Y recuerda: Dios no llama a
los capaces; capacita a los llamados.
Conclusión: La mejor manera de descubrir tus dones y habilidades es
experimentando en la diferentes áreas de servicio. Pregúntate: ¿Qué es lo que
realmente disfruto hacer? Anímate a experimentar cosas nuevas. Sirve a Dios
en cualquier área en la que tengas oportunidad. Pon tus talentos al servicio de
Dios.
Contesta las siguientes preguntas, las cuales te ayudarán a afianzar los
principios aprendidos:
1) Transcribe Efesios 2:10.
2) ¿Cuál es la diferencia entre el propósito general y el propósito específico?
3) ¿Menciona los 5 indicios vistos en la clase para descubrir tu propósito?
4) Transcribe 1 Corintios 3:5.
5) ¿Podrías mencionar algunas necesidades que ves en tu entorno (barrio,
iglesia, etc.)?
6) Menciona algunas de las habilidades que ya sabes que tienes:
7) ¿Con cuál/es de los temperamentos mencionadas te identificas más?
8) Transcribe Romanos 12:6-8.
9) ¿Podrías redactar una o dos experiencias en tu vida que te hayan marcado?
10) Teniendo en cuenta lo visto, ¿De qué manera crees que podrías servir a
Dios?
Módulo 2: Fundamentos de la Fe
TEOLOGÍA DE DIOS:
SU CARÁCTER Y ATRIBUTOS
Lecturas: Romanos 1:19-20; Juan 4:24; Éxodo 6:2-3; Levítico 11:44; Deut
6:4; Gn 17:1; 1 Pedro 1:16
Teología es el estudio de Dios y de las cosas o hechos relacionados con Dios.
Es el intento del hombre de estudiar y conocer a Dios. Es la ciencia que trata
de Dios y del conocimiento que el ser humano tiene sobre él.
Conocer a Dios y todo lo que Dios ha revelado acerca de sí mismo es la
búsqueda más elevada de la vida. Proverbios 9:10 dice, “El temor de Jehová
es el principio de la sabiduría y el conocimiento del santo es entendimiento.”
Para eso Jesús vino al mundo, para que pudiéramos conocer a Dios.
Conocer a Dios no sólo es la búsqueda más elevada del hombre sino que
también es el propósito más elevado que Dios tiene para con nosotros. No
solo él quiere que lo conozcamos, sino que él ha tomado la iniciativa de darse
a conocer a nosotros revelándose de diferentes maneras. Dios desea que lo
conozcamos. (Oseas 4:6, 6:6)
Ahora, ¿cómo podemos conocer a Dios? Jeremías 29:13 dice "Me buscaréis y
me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón". La respuesta es:
buscándolo. Dios está cerca de nosotros, procurando siempre encontrarse con
nosotros (Hch 17:27, Ap 3:20). Alguien dijo que Dios está a tan solo una
oración de distancia.
¿Cómo es Dios? Dios es definido para nosotros en la Biblia en términos de
ciertos atributos o características. Los únicos que podemos conocer e intentar
explicar son los que él ha decidido revelar en las Escrituras.
ATRIBUTOS DE DIOS
Nota: Usa las líneas al lado de cada cita bíblica para redactar una frase breve
que resuma lo dicho en el versículo.
1. DIOS ES SANTO
La santidad es su atributo más significativo. La santidad el atributo el cual
Dios quiere que su pueblo tenga más presente que algún otro. Comprendemos
claramente la santidad de Dios al compararla con el pecado. El profeta Isaías
tuvo un encuentro con Dios que le reveló su santidad (Is 6:1-8).
Isaías 6:3
1 Pedro 1:15
Apocalipsis 4:8
La santidad de Dios está dada por su absoluta pureza moral. Él no puede
pecar ni aceptar pecado. La palabra “santo” significa “separado, apartado”.
Dios está separado del hombre respecto a su naturaleza y carácter. Mientras
que Dios es perfecto y divino, el hombre es imperfecto y humano. La
santidad de Dios está directamente relacionada con la divinidad de Dios.
Habacuc 1:13
Sólo Dios es santo en sí mismo, y cuando hablamos de personas u objetos
santos, es porque Dios los ha separado, los ha apartado para que le sirvan; es
decir, Dios los ha santificado para servir en su obra.
2. DIOS ES ETERNO
Eterno significa que no tiene principio ni fin. Para Dios, no hay sucesión de
tiempo, ni medición de duración. Para Dios hay sólo un “eterno presente”.
Dios simplemente “es”. En Éxodo 3:14-15, Dios se presenta a Moisés como
“Yo soy el que soy”, en seguida nos dice que “Yo Soy” es su nombre “para
siempre”.
Salmos 90:2
Apocalipsis 1:8
Habacuc 1:12
Hebreos 13:8
3. DIOS ES INMUTABLE
Asimismo, por ser eterno es inmutable, es decir que no cambia nunca. Este
atributo de inmutabilidad de Dios es una verdad consoladora para el creyente,
ya que podemos descansar confiados en él.
Malaquías 3:6
Santiago 1:17
1 Samuel 15:29
Apoyados en estos pasajes bíblicos afirmamos que Dios absolutamente no
tiene cambio alguno en su naturaleza ni en su carácter, y es justamente por
esto que el hombre tiene esperanza en Dios.
4. DIOS ES TRINO Y UNO
Hay un solo Dios (Dt 6:4; Is 45:21-22; 1 Co 8:5-6; Ef 4:6; 1 Tim 2:5) que
manifestado en tres personas (Mt 28:19; 2 Co 13:14; 1 Pedro 1:2; Juan
14:16,17): El Padre (Jn. 6:27; 1 P. 1:2), el Hijo (Jn. 1:1; Rom. 9:5; Heb. 1:8)
y el Espíritu Santo (Hch. 5:3-4; 1 Cor. 3:16). Cada una de estas personas es
plenamente divina, igual a las otras dos; pero no son tres dioses, sino un solo
Dios. Aunque la palabra “trinidad” no se encuentra literalmente en la Biblia
tal cual, está en plena armonía con ella y está expresada de diferentes
maneras.
La doctrina de la trinidad es claramente una doctrina revelada, y no una
concebida por la razón del hombre. Sin embargo podemos comprenderlo con
algunos ejemplos: el triángulo, que tiene tres lados y tres ángulos; el ser
humano, que es cuerpo, alma y espíritu. Mt. 3:16-17; 28:19; 2 Cor. 13:14; 1
Jn. 5:7; Hch. 7:55-56; Jn. 16:13.
Cristo enseñó sobre las tres personas en la deidad en términos específicos de
relación, como Padre, Hijo y Espíritu Santo (Lucas 1:35; 1 Corintios 1:24;
Mateo 11:25-27; 28:19; 2 Corintios 13:14; 1 Juan 1:3-4). Por lo que el Padre
es el engendrador; el Hijo es el engendrado; y el Espíritu Santo es el que
procede del Padre y del Hijo. Así que, por cuanto estas tres personas de la
deidad están en un estado de unidad, existe un solo Señor Dios todopoderoso
y tiene un solo nombre (Juan 1:18; 15:26; 17:11, 21; Zacarías 14:9).
El Padre no procede del Hijo, sino el Hijo procede del Padre, en lo que
respecta a autoridad. El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, en
cuanto a naturaleza, relación, cooperación y autoridad. Por tanto, ninguna de
las personas de la deidad existe ni opera separada o independientemente de
las otras (Juan 5:17-30,32,37; 8:17,18).

5. DIOS ES OMNIPRESENTE
Este atributo de Dios significa que no está limitado por la distancia o por el
espacio. Él se encuentra en todo tiempo y lugar a la vez. Cuando hablamos de
la omnipresencia de Dios, nos referimos a su presencia vista en relación con
sus criaturas. Dios está en todas partes a la vez, lo abarca todo.
Génesis 28:15
Hechos 7:49
Salmos 139:7-10
6. DIOS ES OMNIPOTENTE
Dios es omnipotente o todopoderoso. Significa que todo lo puede, que no hay
nada imposible para él (Lc 1:37; 18:27). La omnipotencia de Dios se refiere
tanto a la libertad y poder que tiene para hacer todo lo bueno y lógico, ya que
Dios no hará cosas contrarias a su naturaleza santa y carácter, como por
ejemplo mentir (Nm 23:19) o tentar (Stg 1:13). También la omnipotencia de
Dios se refiere al control y soberanía que ejerce o puede ejercer sobre todo lo
hecho o lo que puede ser hecho. Sólo Dios es todopoderoso. Ni aún Satanás,
“príncipe de este mundo”, puede hacer algo sin el consentimiento de Dios
(Job 1-2)
Lucas 18:27
Génesis 17:1
Apocalipsis 19:6
7. DIOS ES OMNISCIENTE
Dios todo lo sabe, nada le queda oculto. Él conoce todo y nada se les escapa.
El conocimiento de Dios es perfecto. No es un conocimiento gradual. El
conoce en forma instantánea todo, tanto lo pasado, presente y lo futuro. Por
eso es que los creyentes podemos estar seguros que nuestro Padre conoce
todas nuestras necesidades aun antes que se las Mencionamos.
Mateo 6:8
Proverbios 15:3
Hebreos 4:13
1 Juan 3:20
Conclusión: Como mencionamos al principio, el conocimiento de Dios es la
meta y el propósito más elevado del ser humano. Es maravilloso que Dios,
siendo un ser tan majestuoso y enorme esté interesado en nosotros, seres tan
frágiles y a la vez tan soberbios; que Dios tenga continuamente la iniciativa
de acercarse a nosotros y darse a conocer a través de la creación, de su
Palabra, y de muchas otras maneras.
De igual manera, vamos conociendo a Dios de manera gradual de acuerdo al
grado de intimidad. Recordemos que en la Biblia “conocer” tiene que ver con
“relación”, no con mera información.
Módulo 2: Fundamentos de la Fe
LA PERSONA DE JESUCRISTO
Lecturas: Colosenses 1:15-20; Juan 1:1; Hebreos 1:1-4,9; 4:14-15; 2
Corintios 5:21; Filipenses 2:9-11
Colosenses 1:15-19 es un fragmento muy importante de la Escritura, que
habla del Dios de los cielos revelado como el Hijo. Es la esencia misma de
todo lo que creemos y el fundamento de nuestra fe. Es el campo de batalla
con todas las religiones que quieren sacar al cristianismo su elemento vital; y
ese es el tema de la deidad del Señor Jesucristo. Este es un pasaje vital aún
para la evidencia a favor de toda la cristiandad. Esta es una tremenda
declaración, una afirmación trascendental para la comprensión de la fe
cristiana y para eliminar cualquier confusión sobre quién es realmente nuestro
Señor Jesucristo.
En todo sentido, la Biblia es la historia de Cristo (Lc 24:27). En el Antiguo
Testamento está la preparación para la venida de Jesús. En los Evangelios se
encuentra la presentación de Cristo, Él ha venido. En los Hechos está el
anuncio, es proclamado el mensaje de la salvación en Cristo. En las Epístolas,
estudiamos la personificación, es decir, para mí la vida es Cristo o cómo
Cristo -que ha muerto y resucitado de entre los muertos- vuelve a vivir en Su
pueblo; y en Apocalipsis encontramos su predominio sobre toda la tierra.
El apóstol Pablo, en su carta a los Colosenses, está atacando a una herejía
particular sobre que Cristo sería sólo una “emanación” de Dios, pero no sería
Dios, que más tarde se convirtió en lo que conocemos como “gnosticismo”
(Col 2:8), enfatizando la deidad de Cristo y Su suficiencia total como
Salvador (Col 2:9).
En Colosenses 1, la palabra “imagen” significa una copia exacta; una réplica.
Cristo es la réplica perfecta, inmaculada, de Dios. Y no es solo un bosquejo,
está completo. Colosenses 2:9: “En Él habita corporalmente toda la plenitud
de la Deidad.” Colosenses 1:19: “Por cuanto agradó al Padre que en Él
habitase toda plenitud”. Jesús es, entonces, la revelación final, completa,
única de Dios a la cual nada le falta; y pensar cualquier cosa menos de
Jesucristo es una blasfemia contra Dios; idolatría, como hemos visto.
LA NATURALEZA DEL SEÑOR JESUCRISTO
Acerca de la deidad (o divinidad) del Señor Jesucristo y su encarnación
sobrenatural, La Biblia declara:
a. Fue concebido por el Espíritu Santo. (Mateo 1.18-23)
b. Fue nacido de una virgen llamada María. (Isaías 7.14, Lucas 1.27-
31,35, Mateo 1:23)
c. No cometió ningún pecado en toda su vida. (1 Pedro 2.22; Hebreos
7:26)
d. Es mayor que los ángeles en cuanto a honra y autoridad. (Hebreos 1.4)
e. Fue y es 100% Dios (Juan 1.1, Romanos 9.5, Timoteo 2.13, 1 Juan
5.20, Filipenses 2.6)
f. Fue 100% hombre, pero sin pecado. (Hebreos 4.15, 7.26, 13.16; 1 Tim.
2.5, 1 Juan 4.2)
g. Sus milagros (Hechos 2:22; 10:38).
h. Su obra vicaria en la cruz (1 Corintios 15:3; 2 Corintios 5:21).
i. Su resurrección corporal de entre los muertos (Mateo 28:6; Lucas
24:39; 1 Corintios 15:4).
j. Su exaltación a la diestra de Dios (Hechos 1:9, 11; 2:33; Filipenses 2:9-
11; Hebreos 1:3)
El Señor Jesucristo, Dios eterno, increado (no creado)
Jesús, el Hijo de Dios no fue creado. Él mismo dijo en Juan 8:58: “Antes que
Abraham fuese, Yo soy”. Apocalipsis 1:8 lo llama “el que era, el que es y que
ha de venir”. Algunas religiones afirman que Jesús fue un ser creado. No, no
fue creado, y en la Biblia encontramos suficiente evidencia para ello.
Colosenses 1:15 dice “el primogénito de toda creación” Algunos se apoyan
en este versículo para afirmar que Jesús fue creado, y por lo tanto no es Dios.
Ahora, para comprender mejor a lo que se refería el apóstol Pablo es
necesario ir al origen. La palabra “primogénito” fue traducida del griego
“Prototokos”, término que se refiere a la posición. Se refiere a rango, derecho
de autoridad, primacía, no a cronología. El primogénito es el que tiene los
derechos de herencia. Cristo es el Honrado, el privilegiado, el prestigioso, el
heredero del Padre.
El Señor Jesucristo, Dios con nosotros
El Señor Jesucristo, en lo que respecta a su naturaleza divina y eterna, es el
verdadero y unigénito (único) Hijo del Padre, pero en lo que respecta a su
naturaleza humana, es el verdadero Hijo del Hombre. Por lo tanto, se le
reconoce como Dios y hombre; quien por ser Dios y hombre, es “Emanuel”,
es decir, “Dios con nosotros” (Mateo 1:23; 1 Juan 4:2,10,14; Apocalipsis
1:13,17).
2 Corintios 4:4 dice “en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento
de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la
gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. ¿Quién es “el dios de este
siglo”? Es Satanás. Él no quiere que la gente sepa Él es la imagen de Dios.
Satanás no quiere que la gente sepa Él es el único que tiene el derecho de
gobernar en el mundo. Satanás no quiere que ellos lo sepan, por lo que sus
mentes están cegadas por la incredulidad. Este es un buen versículo para
mostrar a alguien cuando dicen que Cristo no es Dios; y usted podría
explicarles por qué creen eso.
El Señor Jesucristo, la cabeza de la Iglesia
En Colosenses 1:18 vemos a Jesús en relación con la Iglesia: “Y Él es la
cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de
entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia.”
Primero, Jesucristo es la Cabeza del Cuerpo, la iglesia. La iglesia es llamada
el Cuerpo de Cristo. Hay muchas metáforas utilizadas para la iglesia. Somos
llamados una familia, un reino, un viñedo, un rebaño, un edificio, una novia.
En segundo lugar, en el cuerpo hay diversidad, a pesar de que hay una sola
mente; y unidad en respuesta a la Cabeza, que es Cristo; al mismo tiempo,
está la diversidad de los dones diferentes y ministerios diferentes y
operaciones diferentes. En tercer lugar, hay mutualidad en el cuerpo, es decir,
el ministerio común de un miembro del cuerpo al otro miembro. Esto es vital.
Por lo tanto, somos el Cuerpo y Cristo es la Cabeza. Y en cuarto lugar, para
que en todo tenga la preeminencia. Y lo que le dio la preeminencia es el
hecho de que Él fue resucitado de entre los muertos. Debido a que Él murió
en la cruz y resucitó de entre los muertos, el Padre le exalta. Él tiene la
preeminencia.
Exaltación de Jesucristo como Señor
El Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo, después de limpiarnos del pecado
con su sangre, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, sujetándose a
El ángeles, principados, y potestades. Después de ser hecho Señor y Cristo,
envió al Espíritu Santo para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla y
confiese que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios el Padre hasta el fin,
cuando el Hijo se sujete al Padre para que Dios sea todos en todo (Hebreos
1:3; 1 Pedro 3:22; Hechos 2:32-36; Romanos 14:11; 1 Cor 15:24-28).
Conclusión: Es a través de Jesucristo que nosotros tenemos acceso al Padre.
Él se hizo hombre, se humilló a sí mismo, se hizo como nosotros para que
pudiéramos conocer y relacionarnos con el Padre.
Contesta las siguientes preguntas, las cuales te ayudarán a afianzar los
principios aprendidos:
1) ¿Por qué el apóstol Pablo le escribe a los Colosenses acerca de la divinidad
de Cristo?
2) ¿Qué es el “gnosticismo”? Investiga y responde.
3) En Colosenses 1:15 ¿qué quiere decir Pablo con que “Cristo es la imagen
misma del Dios invisible”?
4) Según Colosenses 1:15 ¿qué significa que Cristo es “el primogénito de
toda creación”?
5) Mateo 1:23 ¿Qué significa el nombre “Emanuel” y cómo se relaciona ese
nombre con Jesús?
6) ¿Qué verdad acerca de Jesús se nos presenta en estos dos textos bíblicos:
Juan 8:58 y Apocalipsis 1:8?
7) Según Colosenses 1:18 ¿Qué es Jesús con referencia a la Iglesia?
8) En Colosenses 1:18 ¿Con qué se compara a la Iglesia y cuáles son sus
características en esta metáfora?
9) Según Hebreos 1:4-14 ¿Cómo se diferencia Jesús de los ángeles? 10)
Según Hebreos 1:4 y 1 Pedro 3:22 ¿Qué sucedió con Jesucristo después de
resucitar de los muertos?
Módulo 2: Fundamentos de la Fe
LA OBRA DE JESUCRISTO
Lecturas: 1 Pedro 2:24-25; Lucas 24:47; Juan 3:3,16; Romanos 10:13-15;
Efesios 2:8; Tito 2:11; Isaías 53:4-5
Cristo realizó muchas obras, pero su obra por excelencia fue morir por los
pecados del mundo (Mateo 1:21; Juan 1:29). En esta obra expiatoria están
comprometidas: la muerte como paga por nuestros pecados, la resurrección
para darnos vida junto a él, y la ascensión para abogar por nosotros ante el
Padre (Romanos8:34; 4:25; 5:10)
LA MUERTE DEL SEÑOR JESUCRISTO
1 Corintios 15:3 dice “Cristo murió por nuestros pecados”. La muerte
expiatoria de Cristo es la característica única, que hace a la religión cristiana
la única manera de alcanzar la salvación, ya que el problema de la humanidad
es el pecado y Jesucristo pagó por ellos en la cruz. Jesucristo es el autor de
salvación eterna (Hebreos 5:9), es decir, de la salvación final. (Juan 10:18)
Originalmente el hombre fue creado amigo de Dios, en inocencia, pero a
causa del pecado original, no sólo el hombre se ha alejado de Dios y se
diferencia de Dios en carácter, sino que hay un obstáculo tan grande que con
sus propias fuerzas, iniciativas o justicia no puede sortearlo. Ese obstáculo es
el pecado, o más bien la culpabilidad, que es el pecado asignado por Dios
contra el pecador.
Romanos 3:23 dice “Por cuanto todos pecaron, están destituidos de la gloria
de Dios”. El hombre no puede remover ese obstáculo. Como sólo Dios puede
hacerlo, él mismo tomó la iniciativa para salvar al hombre de su propio
pecado. El Hijo de Dios descendió del cielo a la tierra, se hizo hombre, habitó
entre nosotros para hacer posible la reconciliación del hombre con Dios (2
Corintios 5:18-19).
Jesucristo quitó la barrera que nos separaba de Dios, soportó sobre sí lo que
nosotros debíamos haber soportado, realizó por nosotros lo que éramos
incapaces de hacer por nuestros propios medios. Esta es la esencia de la obra
expiatoria (Hebreos 9:26).
LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR JESUCRISTO
La resurrección de Cristo es el hecho sobre el cual se basa toda la fe cristiana.
Es el milagro por excelencia del cristianismo, que lo diferencia de otros
profetas, mártires o autoproclamados dioses a lo largo de la historia, y sobre
el cual se sustenta o se desploma toda la fe cristiana (1 Corintios 15:12-20).
Tanto La Biblia como la ley civil dicen que por boca de 2 testigos se decidirá
todo asunto (2 Cor 13:1). Jesucristo tuvo muchos testigos de su resurrección.
Primero dice la Biblia que se presentó a María Magdalena (Jn 20:11), luego a
los 11 discípulos, con los cuales comió y bebió, y quienes incluso lo tocaron
(Jn 20:19-29); luego a 7 de sus discípulos en la playa (Jn 21:1-14), luego a 2
creyentes en el camino hacia Emaús (Lc 24:13-35) y finalmente a más de 500
personas a la vez (1 Cor 15:6). ¡Hay suficiente evidencia de que Jesucristo
resucitó de los muertos!
La resurrección de Cristo tiene varios significados. Primero, significa que
Jesús es todo lo que afirmó ser, Hijo de Dios, Salvador y Señor (Ro 1:4).
Segundo, que la muerte expiatoria de Cristo fue una realidad a través de la
cual el hombre puede hallar perdón de sus pecados y paz con Dios (Ro 4:25).
Tercero, significa que tenemos un Sumo Sacerdote en los cielos que intercede
por nosotros delante del Padre, habiendo previamente vivido nuestra vida,
sufrido nuestros dolores y padecido nuestras debilidades (Ro 8:34; He 7:25).
Cuarto, podemos saber que hay una vida eterna y venidera. (1 Tes 4:14; 1
Cor 4:14; Jn 14:19)
LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR JESUCRISTO
El Hijo de Dios que había descendido, ahora volvía a donde estaba antes,
pues habiendo concluido su obra aquí en la tierra había llegado el momento
de retornar a la derecha al Padre (Ro 8:34; Hch 7:56). De la misma manera
que su entrada al mundo fue sobrenatural (nacimiento virginal), también lo
fue su partida.
De manera que la ascensión se convierte en la línea divisoria de dos períodos
en la vida de Cristo –y de la humanidad-: desde el nacimiento hasta la
resurrección es el Cristo de la historia humana. Desde la ascensión, es el
Cristo de la experiencia espiritual, que vive en el cielo y toca a los hombres
por medio del Espíritu Santo.
Por haber asumido nuestra naturaleza y muerto por nuestros pecados, Jesús es
Mediador entre Dios y el hombre (1 Tim 2:5). Pero el Mediador es también
Intercesor, y la intercesión va un paso más allá de la mediación, ya que
expresa una palabra a favor de la persona a la cual representa. Este es un
ministerio muy importante del Cristo ascendido (Ro 8:34), y forma el punto
culminante de sus actividades salvadoras: Él murió por nosotros, resucitó por
nosotros, ascendió por nosotros y ahora intercede por nosotros.
¿QUE GANÓ CRISTO PARA NOSOTROS A TRAVÉS DE
SU OBRA EN LA CRUZ?
Vida nueva y abundante. 2 Corintios 5:17, Juan 10:10; Romanos 6:4
Jesús ganó para nosotros una vida nueva y abundante en él. No podemos
permitirnos continuar viviendo bajo las mismas limitaciones, enfermedades,
temores y vicios de nuestra vieja vida. Tenemos que renunciar a nuestra vida
sin Cristo, cambiar nuestra mente y comenzar a vivir la vida de Cristo
(Efesios 4:22-24).
Sanidad divina. Isaías 53:4-5; Mateo 8:16, 17; Santiago 5:14-16; Lc 4:18
La sanidad divina es una parte integral del evangelio. La liberación de la
enfermedad ha sido provista en la expiación y es el privilegio de todos los
creyentes. Si Jesús cargó con mi enfermedad, no tengo por qué llevarla yo.
Dios tiene el poder y la compasión para sanar al enfermo tanto en el cuerpo
como en el alma.
Paz y reconciliación con Dios. Romanos 5:1; 2 Corintios 5:18-19; Juan
14:27; Gálatas 5:22
Por la obra de Cristo en la cruz es que gozamos de una paz que sólo Jesús
puede dar, nada tiene que ver con la “paz” ficticia que pueden dar las
vacaciones, un spa, las pastillas o el yoga. Es una paz que viene únicamente
como consecuencia de habernos reconciliado con Dios y como fruto del
Espíritu Santo.
Derecho de pertenecer a la familia de Dios. Efesios 2:19
Cuando aceptamos a Jesús y su obra redentora, comenzamos a ser parte de la
Familia de Dios. Por eso dice la Biblia que ya no somos más extranjeros ni
extraños, sino miembros de la familia de Dios.
Victoria sobre Satanás. Lucas 9:1; Colosenses 2:15; Santiago 4:7; 1 Juan
2:14; Romanos 8:1
Dios ha puesto a nuestro enemigo bajo nuestros pies. Por supuesto que eso no
ha sido mérito nuestro, sino de Jesús. Jesús nos ha delegado autoridad sobre
todos los demonios. ¡Vivamos de esa manera!
Libre acceso al Padre. Hebreos 10:19-20; 4:16
Jesús quitó el velo que nos separaba de Dios, la Ley y el pecado, y nos ha
dado libre acceso al Padre. Gracias a Jesús podemos acercarnos a Dios con
confianza, para alcanzar misericordia y socorro.

Conclusión: Jesús nació, vivió, murió, resucitó y ascendió para que nosotros
gocemos de vida plena y abundante. Jesús ya hizo todo lo necesario. Ahora
depende de nosotros vivir y disfrutar de la vida plena y abundante que él
ganó para nosotros mediante su muerte y resurrección.
Contesta las siguientes preguntas, las cuales te ayudarán a afianzar los
principios aprendidos:
1) Transcribe 1 Pedro 2:24-25.
2) Según Romanos 3:23 ¿De qué manera el pecado nos perjudicó con
respecto a Dios?
3) Transcribe Hebreos 9:26.
4) ¿De qué manera la muerte de Jesús en la cruz solucionó el problema del
pecado?
5) Transcribe 1 Corintios 15:20.
6) ¿Cuáles son los significados que tiene la resurrección de Cristo?
7) Transcribe Romanos 8:34.
8) ¿De qué manera nos ayuda Cristo estando al lado del Padre?
9) Transcribe Isaías 53:4-5.
10) Menciona algunos beneficios que Jesús ganó para nosotros a través de su
obra redentora.
Módulo 2: Fundamentos de la Fe
PERSONA Y MINISTERIO DEL
ESPÍRITU SANTO
Versículos clave: Lucas 24:49; Hechos 1:8; Juan 14:16-17; Juan 16:7-14.
El inicio de la iglesia fue dado por el Bautismo del Espíritu Santo en
Pentecostés, y sigue siendo el plan de Dios para nosotros como iglesia hoy en
día. Dependemos del Espíritu Santo. La Biblia nos enseña que Dios existe en
3 personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. En esta ocasión quisiera hablarles
sobre el Espíritu Santo, su persona, su obra y su poder a favor del creyente.
LA PERSONA Y DIVINIDAD DEL ESPÍRITU SANTO
El Espíritu Santo es Dios, porque posee atributos divinos: Eterno (He
9:14), Omnipresente (Sal 139:7-10) Santo (Ro 1:4), Omnisciente (Jn
14:26, 16:13) Omnipotente (Lc 1:35).
El Espíritu Santo es una persona, no una energía cósmica o una
fuerza impersonal. Vemos en La Biblia que el Espíritu Santo tiene
emociones (Ef 4:30), tiene voluntad (Hch 16:6), y habla (Jn 16:13).
LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO EN EL CREYENTE
a. El Espíritu Santo nos consuela (Jn 14:16, 2Co 1:3-4)
b. Nos convence de pecado (Jn 16:8)
c. Nos guía (Jn 16:13, 14.26; Ro 8.14) a tomar las decisiones correctas en
la vida diaria.
d. Nos santifica (Ro 1:4, 16:16, 2 Co3:18; Gál 5.22-23; 1Pe 1:2) nos
moldea para ser como Cristo.
e. Nos ayuda (Ro 8:26) en todas nuestras debilidades, tentaciones, falta de
fe, carácter, etc.
f. Nos da poder para ser testigos (Hch 1:8, Lc 24:49, 1Ts 1:5)
g. Nos da fortaleza en nuestras luchas y adversidades (Efesios 3:16; 1
Tesalonicenses 1.5)
h. Nos abre las puertas a lo sobrenatural de Dios y los dones espirituales
(1 Co 12:7)
i. Nos regenera (Juan 3.5, Tito 3.5, Juan 3.6)
j. Da seguridad (Romanos 8.16, Efesios 4.30)
k. Mora en el creyente (Romanos 8.9, Juan 14.17, 1ª Corintios 3.16-17, 1
Corintios 6.19, 2 Cor 13.5)
l. Ayuda al creyente en la adoración y en la oración (1 Corintios 14.15,
Efesios 6.18, Romanos 8.26)
m. Nos vivifica (Romanos 8.11)
n. Nos adopta (Romanos 8.15-16)
o. Tiene comunión con el creyente (Filipenses 2.1, 2 Corintios 13.14)
p. Nos sella como una señal de que pertenecemos a Cristo (2 Corintios
1:22, Efesios 1:13)
EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO
Según Lucas 24:49, el bautismo en el Espíritu Santo es una investidura de
poder, y la señal física inicial de haber recibido el bautismo en el Espíritu
Santo hablar en otras lenguas. Ver Hechos 2:4; 8:18; 10:46; 19:6.
El bautismo del Espíritu Santo es parte del plan de Jesucristo para la Iglesia.
Hechos 1:5 dice que Jesús “les mandó que… esperasen la promesa del
Padre”. No fue una sugerencia o un consejo. Fue una orden. Jesús quiere que
cada creyente reciba la promesa del Espíritu Santo, ya que esta experiencia:
Nos capacita para predicar en el poder del Espíritu con señales (Mr
16:15-20; Hch 4:29-31; Heb 2:3,4)
Lleva nuestra adoración y relación con Dios a una nueva dimensión (1
Cor 2:10–16, 1 Cor 12–14)
Nos capacita para responder a la plena manifestación del Espíritu Santo
en la expresión de frutos, dones y ministerios como en los tiempos del
Nuevo Testamento para la edificación del cuerpo de Cristo (Gálatas
5:22–26; 1 Corintios 14:12; Efesios 4:11, 12; 1 Corintios 12:28;
Colosenses 1:29).
Todos los creyentes tienen el derecho de recibir y deben buscar
fervientemente la promesa del Padre, el bautismo en el Espíritu Santo y
fuego, según el mandato del Señor Jesucristo. Esta era la experiencia normal
y común de toda la primera iglesia cristiana. Con el bautismo viene una
investidura de poder para la vida y el servicio y la concesión de los dones
espirituales y para el ministerio (LC 24:49; Hch 1:4, 8; 1 Cor 12:1-31).
El bautismo de los creyentes en el Espíritu Santo se evidencia con la señal
física inicial de hablar en otras lenguas como el Espíritu los dirija (Hechos
2:4). El hablar en lenguas en este caso es esencialmente lo mismo que el don
de lenguas (1 Corintios 12:4-10, 28), pero es diferente en propósito y uso.
LA IMPORTANCIA DEL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU
PARA EL CREYENTE
Jesús dio instrucciones claras a sus discípulos de que no movieran ni un solo
dedo sin antes recibir la promesa del Padre (Lucas 24:49; Hechos 1:4). Es
que sabía que por sus propios medios no soportarían semejante adversidad y
persecución. Hoy en día como cristianos y como iglesia debemos continuar
dependiendo del Espíritu Santo para poder llevar una vida santa, victoriosa y
fructífera.
Esta experiencia es distinta a la del nuevo nacimiento y subsecuente a ella
(Hechos 8:12–17; 10:44–46; 11:14–16; 15:7–9). Con el bautismo en el
Espíritu Santo el creyente recibe experiencias como la de ser lleno del
Espíritu (Juan 7:37–39; Hechos 4:8), una reverencia más profunda para Dios
(Hechos 2:43; Hebreos 12:28), una consagración más intensa a Dios y
dedicación a su obra (Hechos 2:42) y un amor más activo para Cristo, para su
Palabra y para los perdidos (Marcos 16:20).
El propósito más importante del Bautismo en el Espíritu Santo es
capacitarnos para ser testigos (Hch 1:8), pero también para ser mejores
cristianos, mejores ciudadanos, mejores personas, padres, esposos e hijos. El
bautismo es un don, pero mantenerse lleno del Espíritu es resultado de la
búsqueda personal del Espíritu
CÓMO RECIBIR EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO
Arrepentirse de todo pecado conocido y renunciar a todo contacto con
la brujería u ocultismo.
Pedírselo al Padre: (Lucas 11:13) Tenemos que anhelarlo, desearlo y
buscarlo con todo el corazón.
Perseverar en oración y en búsqueda (Hechos 1:14, 2:1-6)
Estar expectante, tal como ocurrió en pentecostés, puede suceder “de
repente”.
CÓMO DAR LUGAR AL ESPÍRITU SANTO EN MI VIDA
Hablar y cantar en lenguas (1Co 14:15)
Hacer caso a su guía y no ignorarlo (1 Ts 5:19)
Procurar agradarlo con mi forma de ser (Ef 4:30)
Hablar con él y adorarlo, pasar tiempo, consultarlo, pedir su ayuda y su
guía.
Procurar siempre la llenura del Espíritu Santo (Ef 5:18)
Conclusión: El Espíritu Santo ha sido enviado por Dios para ayudarte a
vencer la tentación, a abandonar el pecado, llevar una vida santa y victoriosa,
predicar con valentía el evangelio y llevar mucho fruto. No pretendas ser
santo o servir a Dios por tus propios medios, porque no es el plan de Dios
para tu vida. ¡El bautismo del Espíritu Santo es el plan de Dios para nosotros
hoy!
Contesta las siguientes preguntas, las cuales te ayudarán a afianzar los
principios aprendidos:
1) ¿Cómo sabemos que el Espíritu Santo es una persona? ¿Cuáles son sus
características?
2) ¿Cómo sabemos que el Espíritu Santo es Dios? ¿Cuáles son algunos de sus
atributos?
3) Menciona al menos 5 funciones del Espíritu Santo en la vida del creyente.
4) ¿Qué es el Bautismo en el Espíritu Santo según Lucas 24:49?
5) Transcribe Hechos 1:8.
6) Según lo mencionado en este apunte ¿Qué 3 beneficios da al creyente el
bautismo en el Espíritu Santo?
7) Según la Palaba de Dios, ¿quiénes pueden recibir el bautismo en el
Espíritu Santo?
8) Según Hechos 1:8 ¿Cuál es el propósito principal del Bautismo en el
Espíritu Santo?
9) Transcribe Lucas 11:13.
10) ¿Cómo recibir el bautismo del Espíritu Santo?
Módulo 2: Salvación
SALVACIÓN POR FE EN JESUCRISTO
Versículos clave: Efesios 2:1-10; Juan 1:12; 1 Juan 1:6-9; Romanos 3:23-25;
6:1-7; 6:17-23, 10:9-10; 1 Pe 2:9

El hecho de que Jesús resucitó de entre los muertos es más que una primicia
histórica. La resurrección de Jesucristo se trata del único medio por el que las
personas pueden entrar en el cielo y escapar del infierno.
Efesios 2:5 es el texto más detenidamente: "Aun estando nosotros muertos, Él
nos dio vida". Este es el significado de la resurrección de Jesucristo. La
esencia de la fe cristiana. El Evangelio de Jesucristo.
Apartados de Dios, todos los hombres están muertos. El problema del hombre
es que está muerto, muerto por completo. Está alejado de la vida de Dios
(Efesios 4:18). Está muerto espiritualmente. Él no puede conocer a Dios, es
insensible a Dios, no puede tener una relación con Dios, no puede hacer la
voluntad de Dios, y es por eso que no puede disfrutar del amor de Dios. El
hombre incrédulo no está simplemente enfermo, está muerto. ¿Y qué es la
muerte? La incapacidad para responder a estímulos. No puede responder a
Dios.
Podemos hablarle a un muerto acerca del cielo, no le interesa. Podemos
hablarle acerca del infierno, no tiene miedo. Ahora bien, las personas en un
estado de muerte espiritual no necesita transformación, expiación,
restauración: necesitan resurrección. Necesitan vida, porque están muertas.
Ahora bien, este estado de muerte en vida puede entenderse fácilmente con
seis palabras descriptas en Efesios 2:1-3. Analicémoslas a continuación:
La primera palabra: pecado, que literalmente significa error fatal, o errar al
blanco. La mayoría de la gente piensa en pecadores, ladrones, asesinos,
pedófilos, violadores y delincuentes. Pero el pecado tiene más que ver con lo
que el hombre no puede hacer que con lo que sí hace. Inclusive un hombre
moral, que alcanza el nivel de bondad humana, fracasa en el modelo perfecto
de Dios de santidad absoluta.
La segunda palabra es la palabra delitos, que significa deslizarse o salirse del
camino. Significa perder el camino. Así pues, estas dos palabras describen de
un modo simple al hombre en su estado de muerte.
La tercera palabra Satanás. En el versículo 2 lo describe como el “príncipe
de la potestad del aire”, también llamado “el espíritu que ahora opera”. El
hombre, estando muerto para Dios, sólo puede responder a su entorno
terrenal, detrás del cual hay un poder diabólico orquestando todo. Aquí, se
llama el príncipe de la potestad del aire. El aire es el reino, el entorno en el
que viven los muertos que caminan, y él es el príncipe que gobierna. Satanás
también es llamado “el dios de este mundo” (2 Corintios 4:4).
La cuarta palabra es desobediencia. El “el espíritu que ahora opera en los
hijos de desobediencia”. Cuando La Biblia dice que ellos son hijos de
desobediencia, no es un problema menor. Simplemente dice que se
caracterizan por ser y estar en contra de Dios. No pueden obedecer a Dios
(Romanos 8:7). Son desobedientes.
La quinta palabra es lujuria. Solíamos vivir en los deseos de nuestra carne,
haciendo la voluntad de la carne y de la mente. Esta es la naturaleza humana
corrupta, controlada e impulsada por sus pasiones internas, que trata de
existir y sentirse realizada totalmente separada de Dios.
La sexta palabra es ira: “Éramos por naturaleza hijos de ira”. Ahí es donde
todo concluye. Es su naturaleza ser destruidos. Nacen para ser condenados
(Juan 3:18). De ese modo son todas las personas. Todos llegamos al mundo
de esa manera. Y lo que los muertos necesitan es resurrección.
A partir del vers. 4 la historia cambia. Inicia diciendo: “Pero Dios”. Tenía
que ser iniciativa de Dios, porque los muertos no pueden resucitarse. Eso es
exactamente lo que necesitábamos. Los muertos espiritualmente, pueden
venir a la vida. Podemos cobrar vida. Dice en el versículo 5: “Él nos dio
vida”. Versículo 6: “Y nos resucitó”.
Seis palabras clave definen esta vida así como seis palabras clave definen la
muerte:
La palabra número uno es misericordia. “Pero Dios, que es rico en
misericordia...” ¿Qué es la misericordia? Misericordia es no dar a los
pecadores el castigo que se merecen, aplacando lo que debería venir (Salmo
103:10). La misericordia habla de lo que Dios no nos hace, aunque lo
merezcamos.
La segunda palabra es gracia: “por gracia sois salvos”. Por misericordia se
compadece y contiene, y la gracia perdona y libera. La misericordia no nos da
lo que merecemos, la gracia nos da lo que no merecemos.
Sin embargo, Dios acude a los pecadores con misericordia y gracia. ¿Por
qué? El versículo 4 nos introduce a la tercera palabra, amor: “por Su gran
amor con que nos amó”. Se trata de un amor que está más allá de nuestra
comprensión. Este es el tipo de amor que nos es extraño. Es inexplicable.
Dios nos amó cuando aún éramos enemigos. Él demostró su amor para con
nosotros cuando todavía éramos pecadores (Romanos 5:8). Dio a su Hijo a
morir por nosotros (Juan 15:13).
La cuarta palabra es resurrección. “Aun estando nosotros muertos... nos dio
vida”. Él nos resucitó. Eso es lo que necesitábamos. ¿Qué clase de
resurrección? ¿Qué clase de muerte? Muerte espiritual. Así que nos dio la
resurrección espiritual. Una muerte espiritual significa que éramos
insensibles a Dios, la resurrección espiritual significa que nos volvimos
sensibles a Él. Nos despertó, en términos de nuestra capacidad de comprender
a Dios, de conocerlo, de estar en comunión con Él, de escucharlo, servirlo y
ser bendecidos por Él. Él les da vida. Les infunde vida. ¿Qué tipo de vida?
Vida espiritual y vida eterna.
La siguiente palabra es Cristo. ¿Cómo lo hizo? 2:5: “Él nos dio vida
juntamente con Cristo”. 2:6: “Juntamente con Él nos resucitó”. Ahora
estamos vislumbrando lo que la resurrección significa. Jesús dijo: “Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan
11:25). Lo que la Escritura dice es que Jesús no sólo murió por nuestros
pecados, sino que resucitó para darnos vida. Éramos objeto de la ira de Dios
(“hijos de la ira”). Pero Dios tomó su ira, la desvió lejos de los pecadores y
la derramó sobre Cristo en la cruz, que murió bajo la ira de Dios. Su muerte
fue aplicada a nosotros, su resurrección se aplica a nosotros. Junto a Cristo -
eso es lo que significa, junto con él (Romanos 6:4-5).
Hay una sexta palabra, celestiales (2:6). Cuando fuimos levantados de entre
los muertos por el poder de la resurrección de Cristo, fuimos sentados en los
lugares celestiales. ¿Qué significa eso? Significa que de repente, estuvimos
vivos para Dios. Hasta ahora habíamos estado muertos para Él. De repente,
conocimos a Dios, comprendimos quién era, le amamos. De repente,
deseamos servirle y conocerle, tener comunión con Él y adorarle y alabarle.
Y de repente, su palabra tuvo sentido para nosotros y anhelamos hacer su
voluntad y seguir su camino y cumplir su propósito. Esos son los lugares
celestiales.
¿Cómo pasar de muerte espiritual a vida espiritual? La respuesta está en los
versículos 8 y 9. “Por medio de la fe. Y esto no de vosotros. No es un trabajo
que usted hace, pues es don de Dios; no es por obras para que nadie se
gloríe”. No hay lugar para el esfuerzo propio, el logro humano; no es por
obras, dice que es por medio de la fe.
Somos salvos, es decir, pasamos de muerte a vida al entender que Dios nos
ama incondicionalmente, arrepintiéndonos de nuestros pecados y aceptando a
Jesús como nuestro único y suficiente Salvador y Señor. Mantenemos nuestra
salvación a través de una vida de arrepentimiento y búsqueda de Dios. ¡No
descuidemos nuestra salvación! Por el contrario, cuidémosla y valorémosla
como el bien más preciado (Fil 2:12).
Contesta las siguientes preguntas, las cuales te ayudarán a afianzar los
principios aprendidos:
1) Transcribe y memoriza Juan 1:12.
2) Transcribe y memoriza 1 Timoteo 2:5.
3) Luego de haber leído la clase ¿Cómo se relaciona la resurrección de Cristo
con nuestra salvación?
4) Transcribe Romanos 6:23.
5) ¿Por qué las personas que no conocen a Dios no pueden hacer la voluntad
de Dios ni relacionarse con él?
6) Transcribe Romanos 3:23.
7) Transcribe Romanos 8:5.
8) ¿Cómo se lo llama a Satanás en Efesios 2:2? ¿Por qué crees que se lo
llama así?
9) Transcribe 1 Juan 1:9.
10) Según La Biblia ¿Cómo podemos alcanzar la salvación, pasar de muerte
espiritual a vida espiritual?
Módulo 2: Fundamentos de la Fe
JUSTIFICACIÓN Y SANTIFICACIÓN
Versículos clave: 1 Tes 4:1-8; Romanos 5:18-21; Hebreos 12:14; 2 Corintios
7:1; Deut 7:6; Ap. 22:11.

Desde que Adán y Eva pecaron, el ser humano es por naturaleza pecaminosa.
Por naturaleza tenemos a desviarnos de la voluntad de Dios. La mayoría de
las personas no comprenden su necesidad de ser salvas, porque no
comprenden lo qué es el pecado. Por eso necesitamos comprender la
naturaleza del pecado y sus efectos para poder combatirlo en nuestra vida y
en nuestro ministerio. Pecado no es sólo lo que la gente hace. El pecado es
más profundo que eso. La Biblia lo describe como “enfermedad del alma”,
“rechazo de Dios”, y “errar el blanco”. Lee Génesis 8:21 y Marcos 7:20-23.
Es por eso que necesitamos una nueva naturaleza (Gálatas 5:16-25).
Necesitamos ser regenerados, justificados y santificados por Dios.
Las palabras justificación y santificación son términos muy similares, pero a
la vez cada uno tiene su aplicación específica en la vida del cristiano y van
siempre de la mano.
Justificación se refiere instante en el cual pasamos de la injusticia a la justicia
(Ro 3:23-24, 1 Co 6:11), en el momento que nos arrepentimos de nuestros
pecados y aceptamos a Jesús en nuestro corazón como Salvador y Señor. La
justificación por medio de la fe en Cristo significa que aunque éramos
deudores (pecadores) y debíamos pagar por nuestros pecados, Cristo pagó
nuestra deuda a través de su muerte en la cruz, y gracias a ese sacrificio
somos hechos justos, sin culpa, sin deuda, como si nunca hubiéramos pecado.
Santificación se refiere más bien al proceso de desarrollo de nuestro carácter,
a través del cual nos vamos pareciendo cada vez más a Cristo. Este proceso
lleva toda la vida y está a cargo del Espíritu Santo, y para que podamos ser
santos, debemos cooperar con su obra en nuestra vida.
El apóstol Pablo se refiere a este proceso y cooperación del creyente a través
de expresiones tales como: “sigue la justicia” (1 Ti. 6:11), “andemos en vida
nueva” (Ro. 6:4), “transformaos” (12:2), “perfeccionando la santidad” (2
Co. 7:1), “crezcamos en... Cristo” (Ef. 4:15), “prosigo a la meta” (Fil. 3:12-
15), “sobreedificados en él [Cristo]” (Col. 2:7), “completos en todo lo que
Dios quiere” (4:12), peleando “la buena batalla de la fe” (1 Ti. 6:12),
participando “de la naturaleza divina” (2 P. 1:4), “creciendo en la gracia”
(3:18), etc. Mediante la justificación recibimos al Señor Jesucristo, y por la
Santificación aprendemos a andar de acuerdo a su voluntad.
SANTIDAD Y SANTIFICACIÓN
El término santificación tiene que ver con separación de todo lo pecaminoso
(Col 3:5), dedicación a Dios para ser usados sólo por él (Ro 6:6-13), y
purificación constante y progresiva de la mente y las intenciones.
Santidad es semejanza a cristo. (Gal 5:22)
Santidad es un proceso de toda la vida. (2 Co 7:1)
Santidad es posible con la ayuda del Espíritu Santo. (1 Pe 1:2, Ro 1:4)
Santidad es un mandato de Dios para todo cristiano. (1 Pe 1:15-16)
Santidad es una condición para ser usados por Dios (2 Tm 2:21)
En La Biblia vemos que Dios espera y demanda santidad por parte de su
pueblo. Este es su sello, la marca inconfundible de todo cristiano verdadero.
Santidad no es lo que hacemos, es lo que somos. Santidad no es lo que
decimos, sino lo que pensamos. La santidad no se evidencia en público, sino
en privado. La santidad es la credencial que nos permitirá acceder a los más
grandes designios y sueños de Dios para mi vida. La santificación se logra a
través de la obra de Cristo, la obra del Espíritu Santo y la Palabra de Dios.
LA SANTIFICACIÓN POR MEDIO DE LA OBRA DE
CRISTO
La única manera en que el ser humano puede llegar al perdón de pecados y a
la santificación es mediante la obra regeneradora de Cristo al morir en la cruz
y resucitar al tercer día. De ninguna manera podríamos haber llegado al
perdón y mucho menos a la santificación, a menos que Cristo hubiera vivido
en santidad y ofrecido su vida en un sacrificio perfecto por nuestros pecados.
Versículos para compartir: Ro 6:4-7, 2 Cor 5:17, Ro 3:27, Fil 2:13.
LA SANTIFICACIÓN POR MEDIO DE LA OBRA DEL
ESPÍRITU SANTO
La Biblia nos enseña en 2 Corintios 3:18 que es el Espíritu Santo el que nos
moldea y transforma para que podamos parecernos cada día a nuestro Señor
Jesucristo. Eso es a lo que llamamos “santificación”. Antes de morir, Jesús
les dijo a sus discípulos que el Espíritu Santo continuaría y completaría su
obra en la tierra. Jesús mismo dijo “les conviene que yo me vaya” (Jn 16:7)
porque así podría venir el Espíritu Santo para acompañar y perfeccionar a los
cristianos en su caminar con Cristo (Jn 14:26, 16:13)
El Espíritu Santo es quien nos santifica (Gal 5:22-23, 1 Pe 1:2), nos convence
de pecado (Jn 16:8), nos guía (Jn 16:13, Ro 8:14) y nos regenera (Jn 3:5-6, Ti
3:5).
LA SANTIFICACIÓN POR MEDIO DE LA PALABRA DE
DIOS
Sal 119:9 dice “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar su
palabra”. A través de la Palabra de Dios, sus mandamientos, consejos y
promesas es que el cristiano descubre cómo agradar a Dios y vivir una vida
santa.
Hechos 20:32 nos enseña que la Palabra de Dios tiene poder para hacernos
crecer en nuestra vida espiritual, de tal manera que lleguemos a ser como
Cristo, “a la medida de la fe y la estatura del Hijo de Dios” (Ef 4:13)
Hebreos 4:12 dice que la Palabra de Dios es “viva y eficaz”, o sea, ¡funciona!
“Viva” significa que está siempre al día, siempre actual, siempre oportuna y
que el mismo versículo puede hablarnos una y otra vez en base a las
diferentes experiencias y vivencias del cristiano.
LA SANTIFICACIÓN POR MEDIO DE LAS PRUEBAS
Santiago 1:2-4, Lucas 22:28, Jeremías 20:12; Deuteronomio 8.2. Las pruebas
son permitidas por Dios, y tienen por fin moldear nuestro carácter, para
hacernos más como Cristo, y fortalecer nuestra fe. ¡Cuando nos hallemos en
una prueba, en vez de renegar de ella, aferrémonos a Dios y crezcamos a
través de ella!
LA SANTIFICACIÓN POR MEDIO DE LAS
TENTACIONES VENCIDAS
2 Tim 2:22; 1 Cor 6:18; 10:12-13. La tentación es enviada por Satanás con el
objetivo de alejarnos de Dios y destruirnos (Jn 10.10). La tentación no es un
pecado en sí misma, pero nos lleva hacia él. La Biblia dice que jamás
seremos tentados por Dios. Es Satanás quien nos tienta (Stg 1:13). De la
tentación yo tengo que huir. Cuando yo venzo la tentación, entonces crezco,
soy más fuerte. No nos confiemos, ¡velemos! (Jer 17:9-10)
Conclusión: Hemos sido llamados a ser santos en toda nuestra manera de
vivir, y será esa la única manera de que logremos a gradar a Dios (Hebreos
12:15), por eso es necesario que como cristianos nos determinemos a llevar
vidas santas, que hagan feliz a Dios y a través de la cual podamos dar gloria a
Dios con nuestras actitudes, gestos, palabras y pensamientos.
Contesta las siguientes preguntas, las cuales te ayudarán a afianzar los
principios aprendidos:
1) Transcribe 1 Tesalonicenses 4:3.
2) ¿A qué se refiere el término “justificación”?
3) ¿Cómo definirías el concepto de “santificación”?
4) Transcribe Deuteronomio 7:6.
5) ¿De qué manera somos santificados por la obra de Cristo?
6) ¿De qué manera somos santificados a través del Espíritu Santo?
7) Transcribe 2 Corintios 3:18.
8) ¿Cómo La Biblia nos ayuda en el proceso de santificación?
9) ¿Podemos ser santificados a través de la tentación? ¿De qué manera?
10) ¿Cómo pueden las pruebas ayudarnos en nuestra santificación?
Módulo 2: Fundamentos de la Fe
BAUTISMO EN AGUA Y SANTA CENA
Versículos clave: Romanos 6:4; Mateo 28:19; Lucas 22:14-16; 1 Corintios
11:23-26; 2 Pedro 1:4

A menudo sucede que creyentes se bautizan sin tener un pleno conocimiento


acerca de lo que el bautismo significa a nivel espiritual y a nivel público. Esto
produce que la persona bautizada no haya realizado ningún acto espiritual,
sino que simplemente “la sumergieron en agua”, pero no hubo ninguna
transformación ni mucho menos una determinación de cambiar. Tanto el
bautismo en agua por inmersión como la Cena del Señor como ordenanzas de
Cristo, y deben ser llevadas a cabo en obediencia y comprensión espiritual.
BAUTISMO EN AGUAS
Definición: Es el acto espiritual en que una persona convertida a Cristo es
sumergida en señal de que ha muerto a su vieja vida y ha resucitado a una
nueva vida con Cristo. (Ro 6.1-6) La palabra “bautismo” deriva del término
griego “baptizo”, que significa literalmente “sumergir”. El bautismo es un
acto externo en el cual afirmamos nuestro deseo de seguir a Jesús en este
camino interior.
Las Escrituras establecen la ordenanza del bautismo en agua por inmersión.
Todos los que se arrepienten y creen en Cristo como Salvador y Señor deben
ser bautizados. De esta manera declaran ante el mundo que han muerto con
Cristo y que han sido resucitados con El para andar en nueva vida (Mateo
28:19; Marcos 16:16; Hechos 10:47-48; Romanos 6:4).
De acuerdo con La Biblia, a través del bautismo el creyente muere y nace a
una nueva vida con Cristo, por lo tanto suceden tres cosas en su vida: (1) Su
vieja naturaleza muere con Cristo; (2) resucitan con Cristo para convertirse
en una nueva criatura; y (3) son incorporados a su nueva vida con una
comunidad viva que espera la venida del Señor (Romanos 6:1-11). El
bautismo cristiano debe necesariamente requerir una decisión responsable de
aceptar a Jesucristo como Señor y Salvador, y por lo tanto, debe ser retrasada
hasta tener uso de razón o discreción (conocer lo bueno y lo malo dentro de la
perspectiva de Dios).
¿ES NECESARIO EL BAUTISMO PARA LA SALVACIÓN?
El bautismo no es un acto que nos da entrada al cielo: es la fe en Jesucristo
como Señor y Salvador lo que nos da esa seguridad. El bautismo es un acto
de obediencia que debe ser una parte inmediata de nuestra aceptación del
regalo de gracia ofrecido por Jesucristo. Pero eso no significa que alguien que
le dé verdaderamente su corazón a Jesús en su lecho de muerte, en el fragor
de la guerra, o en un avión a punto de estrellarse, no será admitido en el cielo
porque no se bautizó. El ladrón en la cruz al lado de Jesús no tuvo tiempo de
ser bautizado antes de morir, pero tuvo la oportunidad de creer en Jesús y
puso su confianza en Él, y Jesús le dijo: “De cierto te digo que hoy estarás
conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43).
La fe verdadera en Jesucristo y su trabajo en la cruz por nuestros pecados es
suficiente para la salvación. Cristo ya lo ha hecho todo. Por definición, su
gracia no requiere ninguna obra adicional por parte nuestra. Dicho esto,
Jesucristo nos manda a bautizarnos, y por lo tanto, todos los creyentes
deberían bautizarse apenas tenga oportunidad. Inmediatamente después del
mandamiento de Cristo, el libro de los Hechos describe la práctica de bautizar
a casi todos los grupos o individuos que creyeron el mensaje del Evangelio de
los apóstoles (Hechos 2:37-41; 8:5-13; 8:35-39; 9:10-18; 10:34-48; 16:13-15;
16:30-33; 18:8; 19:1-6).
La importancia del bautismo radica en que:
Es un mandamiento de Dios y por lo tanto todo cristiano debe hacerlo.
(Mr. 16.16)
Jesucristo fue bautizado, dándonos así el ejemplo. (Mt. 3.13-17)
Nos hace parte del Cuerpo de Cristo y miembro de la iglesia local.
(Hch. 2.41-42)
¿Cuál es la forma bíblica del bautismo?
El bautismo debe ser hecho por un ministro de la iglesia y en el
contexto de la familia de Dios, no por cualquier persona ni aislado de la
iglesia (Hechos 2:41-42; Hechos 8:38; Hechos 19:4-7)
El bautismo bíblico es por inmersión, es decir con suficiente agua para
sumergir todo el cuerpo en ella. La Biblia no da instrucciones para el
bautismo, pero podemos deducirlas de los bautismos mencionados: Mt.
3.16 “subió del agua”; Jn. 3.23 “muchas aguas”; Hch. 8.36-38
“descendieron al agua”.
Se hace en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mt.
28.19).
SANTA CENA
La Santa Cena es uno de los sacramentos de la iglesia de Jesucristo, es la
ceremonia en que los miembros de la iglesia participan del partimiento del
pan y de la copa anunciando, conmemorando el sacrificio que Jesús hizo en
la cruz del Calvario por nuestra salvación y, sobretodo, su resurrección. La
ceremonia se compone de dos elementos: pan y vino. (1 Co. 11.23-26). La
Santa Cena es el sacramento que expresa nuestra participación de la
naturaleza divina de nuestro Señor Jesucristo (2 Pedro 1:4); un recordatorio
de sus sufrimientos, su muerte y su resurrección (1 Corintios 11:26); de la
profecía y promesa de su segunda venida (1 Corintios 11:26); y un mandato
para todos los creyentes: “hasta que él venga”.
Participan de la Santa Cena los creyentes en Cristo Jesús, después de analizar
su condición espiritual, arrepintiéndose de sus pecados, con la intención de
cambiar el comportamiento, y también comprendiendo el sentido e
importancia espiritual del sacramento. El sacrificio de Jesús en la cruz del
Calvario no sólo tiene que ver con la redención del espíritu, alma y cuerpo,
por medio de salvación, sino también provee sanidad divina, de acuerdo a
Isaías 53:5.
Algunos aspectos importantes a tener en cuenta al participar de la Santa
Cena:
Al participar de la Santa Cena tenemos que examinarnos y
arrepentirnos de pecado (1 Co. 11:28)
Ni el pan ni el vino se transforman literalmente en carne y sangre: Es
un acto simbólico y espiritual.
No es un nuevo sacrificio de Cristo, ya que él murió una vez y para
siempre, siendo suficiente para el perdón de nuestros pecados. (He. 6.6;
10.12)
Es un acto espiritual, que se lleva a cabo con gran reverencia, recibido
en fe, confiando en la manifestación de la sanidad, ya sea como un
milagro instantáneo o como una sanidad progresiva.
Es perjudicial para la salud física y espiritual del creyente participar de
la Santa Cena con una actitud irreverente o indigna, es decir,
permaneciendo en pecado, falta de perdón, etc. (1 Co. 11.27-32).
Hay iglesias que sólo permiten participar de la Santa Cena a quienes
han sido bautizados. Aunque no hay nada malo con eso, lo cierto es que
no hay base bíblica que lo respalde. El único requisito, como vimos en
los puntos anteriores, es estar a cuentas con Dios a través del sincero
arrepentimiento.
Cuando celebramos la Santa Cena, anunciamos “la muerte del Señor hasta
que él venga” en compañerismo con los que están unidos por medio de la
misma fe. Nuestro corazón se llena de gozo anticipando el momento gozoso y
glorioso en que Cristo venga otra vez para llevar a su pueblo.
Contesta las siguientes preguntas, las cuales te ayudarán a afianzar los
principios aprendidos:
1) Transcribe Mateo 28:19.
2) Transcribe Romanos 6:4.
3) ¿Qué es lo que entendemos por bautismo de acuerdo a la Palabra de Dios?
4) ¿Cuáles son las tres cosas que suceden en la vida del creyente que toma la
decisión de bautizarse?
5) Según lo que hemos visto, ¿cuál es la relación entre el bautismo y la
salvación?
6) ¿Por qué es importante que nos bauticemos?
7) ¿Cuál es la forma bíblica para la realización del bautismo?
8) ¿Qué es la Santa Cena y qué es lo que conmemoramos cada vez que
participamos de ella?
9) Transcribe 1 Corintios 11.26-27.
10) ¿Cuál es la actitud correcta que debo tener al participar de la Santa Cena?
Módulo 2: Fundamentos de la Fe
EVENTOS FINALES:
Resurrección de los santos, arrebatamiento
de la iglesia y juicio final.
Versículos clave: 1 Tes 4:13-5:11; Ro 8:23; Tito 2:13; Mateo 24:3-(24-
31)-42; Ap. 20; Jn 5:25-29.
Introducción: ¿Cómo pudieron los cristianos del primer siglo mantenerse
fieles al Señor frente a la feroz persecución y muerte? La respuesta es simple:
tenían esperanza. Aunque el mundo que les rodeaba era hostil y con
frecuencia parecía estar ganando la batalla, estos cristianos podían
mantenerse firmes porque conocían el final de la historia: Jesucristo y sus
santos resultarían victoriosos.
Dios ha revelado a través de su Palabra su plan redentor para la Iglesia de
Jesucristo. Varios profetas del Antiguo Testamento como Daniel y Zacarías
profetizaron acerca de los eventos finales. Jesucristo mismo en los evangelios
habló de las señales antes del fin. Varios de los apóstoles, en especial Pablo y
Juan, nos brindan revelación más específica respecto a los sucesos finales, y
el plan de Dios para la humanidad, para Israel, para la Iglesia de Jesucristo, y
para Satanás y sus demonios.
En el momento dispuesto por Dios, Jesucristo regresará en gloria y se
manifestará al mundo entero como Señor soberano. Los que lo aman se
alegrarán; los que no, tendrán miedo porque estarán aliados a Satanás en una
guerra condenada al fracaso. Finalmente, Jesucristo los derrotará y anunciará
su reino eterno. El libro de Apocalipsis pone el punto final a la extraordinaria
narración de la Biblia acerca de Dios y la humanidad.
SECUENCIA DE SUCESOS EN APOCALIPSIS
1. Cristo viene por sus santos.
2. En el cielo: El Tribunal de Cristo (1 Co 3:10-15) y las Bodas del
Cordero (Ap 19:9-10) (Ap 4 al 19)
En la tierra: La Tribulación: 7 sellos (6-7) y la Gran Tribulación: 7
trompetas (8-11) y 7 copas (16)
3. Cristo viene con sus santos.
4. Apresamiento de Satanás, la bestia y el falso profeta.
5. El milenio junto a los santos. Mil años de paz bajo el gobierno de
Cristo.
6. Liberación Satanás (Ap 20:7), batalla de Armagedón (Gog y Magog) y
juicio final de Satanás.
7. El juicio del gran trono blanco, o el juicio final (Ap 20:11-15)
8. Cielo nuevo y tierra nueva.
LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS Y
ARREBATAMIENTO DE LA IGLESIA
Romanos 8:23; 1 Tesalonicenses 1:10; 4:16-17; Tito 2:13; Romanos 8:23; 1
Corintios 15:51-52; Ap. 20.12-13
La Biblia dice claramente que Jesucristo vendrá por segunda vez a buscar a
su Iglesia. ¿Quiénes forman parte de la iglesia? Aquellos que lo hayan
aceptado como su Señor y Salvador, y procuran una vida en arrepentimiento
y santidad. Su primera venida fue como cordero, con el propósito de ser
sacrificado en paga por los pecados de la humanidad; pero la segunda vez
vendrá como Rey y Juez. La resurrección de los que han muerto en Cristo y
su arrebatamiento junto con los que estén vivos cuando sea la venida del
Señor es la esperanza inminente y bienaventurada de la Iglesia. Esta es la
primera etapa de la segunda venida de Cristo.
EL JUICIO FINAL Y DESTINO ETERNO DE LOS
INJUSTOS
Apocalipsis 19:20; 20:10-15; 21:8; Mateo 25:46; Marcos 9:43–48; Mt 16.27-
28, Ro. 2.5-6, 16; He 9.27-28.
El juicio final es el gran momento al fin de los tiempos en que Dios juzgará a
todos los incrédulos, sacando a luz todos los pecados y condenará a todos
aquellos que no creyeron en Jesús. Los inscritos en el Libro de la Vida serán
recompensados para morar por siempre con Cristo en el cielo. Algunos
aspectos a tener en cuenta:
Será después de la segunda venida de Cristo y resurrección de los
muertos. Jn 5.29; 2 Pe 3.7; 2 Ts 1.7-8.
No habrá acepción de personas. El juicio será perfectamente justo e
imparcial. Mt 12.36; Lc 12.2-3.
Cristo será el Juez. Juan 5.22-27; Hechos 17.31
Los impíos serán atormentados eternamente (no serán aniquilados). 2 P.
3:6; Sal. 78:45; Heb. 2:14.
En La Biblia no hay purgatorio. Es una invención del Catolicismo
Romano. Lc. 16:22,26; Mt. 25:41, 46.
El lago de fuego como castigo eterno para los impíos, Satanás y los ángeles
caídos. Habrá un juicio final en el que los pecadores muertos serán
resucitados y luego juzgados según sus obras. Todo aquel cuyo nombre no se
halle en el Libro de la Vida, será condenado a sufrir castigo eterno en el lago
que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda, junto con el diablo y
sus ángeles, la bestia y el falso profeta. La Biblia es muy clara en cuanto al
destino final de los malvados. El infierno existe.
VIDA ETERNA Y DESTINO FINAL DE LOS JUSTOS
Los santos heredaremos la vida eterna junto a Jesucristo:
El destino final de los redimidos es el cielo, y finalmente la tierra
nueva.
En el cielo disfrutaremos de: vida eterna (Mt. 25:46), gloria (2 Cor.
4:17), descanso (Heb. 4:9), conocimiento pleno de Dios (1 Cor.
13:8,10), santidad (Apoc. 21:27), servicio a Dios (Apoc. 22:3),
adoración (Apoc. 19:1), amor (Heb. 12:23), comunión perfecta con
Dios (Apoc. 21:3; Jn. 14:1-3).
Diferentes grados de recompensa: Lc. 19:17-19; 1 Cor. 3:14-15; Apoc.
3:12; 22:15; 2 Cor. 5:10.
Tres etapas: 1) Descanso o “el seno de Abraham” (Lc. 16:25). 2)
Tribunal de Cristo, Bodas del Cordero y el Milenio (2 Cor. 5:10; Apoc.
20), y finalmente 3) el Cielo (Apocalipsis 21).
LA SEGUNDA VENIDA VISIBLE DE JESUCRISTO PARA
ESTABLECER SU REINO MILENIAL EN LA TIERRA.
Zacarías 14:5; Mateo 24:27,30; Romanos 11:26,27; 2 Tesalonicenses 1:7;
Apoc. 1:7; 19:11–14; 20:1-6.
La segunda venida de Cristo incluye el rapto o arrebatamiento de los santos,
seguido por el regreso visible de Cristo con sus santos para reinar sobre la
tierra por mil años. Este reino milenario traerá la salvación de Israel como
nación (Ezequiel 37:21, 22; Sofonías 3:19,20; Romanos 11:26,27) y el
establecimiento de una paz universal (Isaías 11:6–9; Salmo 72:3–8; Miqueas
4:3, 4), mediante el gobierno perfecto y justo de Jesucristo.
El Cielo como morada eterna de los salvos: Juan 14:2; 1 Corintios 2:9-10;
Apocalipsis 21:22
Los Cielos Nuevos y la Tierra Nueva: 1 Pedro 3:13; Apocalipsis 21:1-4,
21:22-22:5
Conclusión: Tanto Daniel como Apocalipsis nos cuentan el “final de la
película” y nos sirven de aliento y esperanza, al saber que un día Cristo
reinará sobre todo, y todo el sufrimiento se cambiará en gozo eterno. Es por
eso que no nos deprimimos ni dejamos vencer, sino que creemos, confiamos
y perseveramos. Llegará un día en que todo sufrimiento acabará, y Jesucristo
mismo enjugará toda lágrima y ya no habrá más dolor ni tristeza.
Contesta las siguientes preguntas, las cuales te ayudarán a afianzar los
principios aprendidos:
1) Transcribe 1 Tesalonicenses 5:1-2.
2) Menciona la secuencia de sucesos en Apocalipsis:

1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
3) Según 1 Tes. 4:15-17 ¿qué dos acontecimientos importantes sucederán en
la segunda venida de Cristo?
4) Transcribe Apocalipsis 21:8.
5) ¿Cuál es el destino eterno que le espera a los hijos de Dios que viven en
arrepentimiento y santidad?
6) ¿Cuál es el destino eterno que le espera a los que rechazaron a Jesucristo
como Señor y Salvador?
7) Transcribe Apocalipsis 22:12-13.
8) Según Mateo 24:42-44 y 1 Tes 5:6-11 ¿Con qué actitud debemos esperar
el regreso de Jesucristo?
Módulo 3: Vida Cristiana
LAS PRIORIDADES EN LA VIDA DEL
CREYENTE
Versículos clave: Salmos 32:8; Efesios 5:15-17; Eclesiastés 3.1-8,11; Lucas
10:27; 2 Tes 3:6-13; Heb 10:24-25.
Introducción: El tiempo es el bien de mayor valor que tenemos. Es el único
bien que no podemos ahorrar ni guardar, sólo podemos aprovecharlo bien.
Nuestra vida básicamente se describe en términos de “tiempo”, por lo tanto el
éxito en nuestra vida dependerá de cuán sabios seamos en administrar bien el
tiempo que nos ha sido asignado a cada uno, y la manera de hacerlo es
estableciendo las prioridades correctas, y como veremos, la Biblia también
nos ayuda en este aspecto tan importante de nuestra vida.
1 Crónicas 12 nos relata la historia cuando David fue reconocido por las 12
tribus como el rey de Israel, y cómo se le fueron sumando soldados de todas
las tribus, hasta que pudo conformar un ejército poderosísimo, por muchos
años invencible. En el versículo 32 nos habla de una tribu muy especial, la
tribu de Isacar. No eran muchos, y no dice que eran muy fuertes físicamente,
pero su fortaleza era sumamente importante: eran “entendidos en los tiempos,
y sabían lo que Israel debía hacer”. ¡Sin duda fueron de gran ayuda para
David!
Todos tenemos el tiempo para lo que tenemos que hacer. Eclesiastés 3:1 dice
“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su
hora”. 1 Corintios 14:40 dice “hágase todo decentemente y con orden”. Pero
requiere que ordenemos nuestro tiempo y nuestras prioridades.
TIEMPO KRONOS Y TIEMPO KAIROS
La Biblia usa dos vocablos diferentes para referirse al concepto de tiempo:
“kronos” y “kairos”. El tiempo humano o temporal y el tiempo oportuno. El
tiempo “kronos” se refiere al tiempo regido por el reloj, a las horas, al día a
día. El tiempo “kairos” se refiere al “tiempo oportuno”, etapas de la vida o
períodos de tiempo.
El kairos habla de las estaciones de la vida, el kronos habla de la hora de
reloj, el momento actual, el tiempo medible. Por ejemplo, en mi kronos tengo
39 años, tengo una esposa y 1 un hijo… ¿pero mi kairos? Tiene que ver con
lo que Dios ha pensado para mi vida en esta etapa de ella. En el kronos hay
una realidad física, familiar, económica, pero en el kairos está la intervención
y la revelación de Dios. Kairos es oportunidad, momento que se aprovecha.
Kairos es el tiempo de Dios que irrumpe en mi kronos. Kairos es tiempo de
decisiones…
DEFINIENDO PRIORIDADES SEGÚN LA PERSPECTIVA
DE DIOS
Para tener una vida saludable y en crecimiento constante, es necesario
organizarla de acuerdo a las prioridades que Dios nos enseña en su Palabra.
Si bien en la Biblia no hay algo tal como “los diez mandamientos para la
administración del tiempo”, sí podemos encontrar orientaciones prácticas
para organizar nuestra vida de acuerdo a prioridades. Por eso en esta lección
propondremos un orden de prioridades el cual entendemos está expresado en
las Escrituras:
Prioridad #1: DIOS (Lucas 10:27, Lucas 14:26)
El principal secreto para una vida próspera es poner a Dios en primer lugar en
nuestra vida. Ahora, ¿Qué significa “poner en primer lugar a Dios”? Tiene
que ver con priorizar los valores de Dios, la voluntad de Dios, el propósito de
Dios, el llamado de Dios para nuestra vida. Todo esto no tiene que ver con
una prioridad de tiempo, sino con una prioridad de la mente y de la voluntad.
Por eso el Gran Mandamiento dice “amarás al Señor con todo tu corazón,
con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”. La idea es que
a la hora de tomar decisiones tengamos muy en cuenta la voluntad de Dios
para nosotros en ese momento específico de nuestra vida. Hay veces que la
voluntad de Dios está claramente expresada en su Palabra, pero hay otras en
las que necesitaré invertir tiempo en oración y ayuno para descubrir la
voluntad de Dios.
Cuando yo tengo claro cuál es el propósito de Dios para mi vida, eso me
ayuda a tomar decisiones que van de acuerdo a la voluntad de Dios, y eso trae
como consecuencia el favor y bendición de Dios. Decisiones tales como
cambiar de trabajo, cambiar de iglesia, ponerme de novio, casarme, escoger
una carrera; afectarán enormemente mi vida y mi familia. No puedo tomarlas
ignorando la voluntad de Dios.
Prioridad #2: MI RELACIÓN CON DIOS (Job 8:5-6; 2
Crónicas 7:14-15)
Esto sí tiene que ver con una prioridad de tiempo, ya que se refiere al tiempo
de calidad que yo dedico a buscar a Dios a través de la oración y la lectura de
la Palabra. La oración es al espíritu como el oxígeno al cuerpo. La lectura
bíblica es al espíritu como el alimento al cuerpo. Jesús dedicó muchísimas
horas a la oración. En varias ocasiones pasó la noche entera buscando al
Padre en oración (Lucas 6:12). La dependencia de Dios que demostremos,
será directamente proporcional al éxito o al fracaso que experimentemos en la
vida.
Prioridad #3: MI RELACIÓN CON LA FAMILIA (1 Tim 3:12;
Ex 20:12; Col 3:18-21)
La familia fue la primera asignación que Dios le dio al hombre, allá en
Génesis 2:24. Fue la primera institución creada por Dios, muchísimo antes
que la iglesia. Para quienes estén casados y/o sean padres de familia, nada es
más importante que su núcleo familiar. Un error muy común es descuidar la
familia, ya sea por el trabajo o por las actividades de la iglesia; cuando en
realidad las circunstancias de la vida pueden llevarnos a cambiar de ciudad,
trabajo o iglesia; pero nunca podremos cambiar de familia. Nuestros hijos no
podrán tener otro padre u otra madre. Nuestros padres no van a cambiar de
hijos. El tiempo dedicado es la mejor y mayor manera de expresar amor a
nuestros seres queridos, por lo cual asegurémonos de dedicar tiempo a
nuestro cónyuge, hijos, hermanos y padres, porque sea que nos llevemos bien
o mal, ellos son los que siempre van a estar presentes. Dentro de la familia,
mi primer prioridad es mi cónyuge, y en segundo lugar, los hijos.
Prioridad #4: ESTUDIOS Y/O TRABAJO (2 Tes. 3:6-13; 1
Timoteo 5:8; Pr 22:29)
Dependiendo la etapa de la vida en la que estemos, tendremos que
organizaros con respecto a estos dos aspectos de la vida. En la sociedad en la
que vivimos es necesario que los jóvenes estudien una carrera universitaria o
al menos aprendan un oficio. Los padres de familia deben trabajar para
proveer a los suyos, y los jóvenes solteros deben trabajar para sostenerse a sí
mismos y aportar en su casa. Esto trae dignidad y respeto por parte de los
demás. Todos los discípulos estaban trabajando “en lo secular” cuando fueron
escogidos por Jesús. Es importante que seamos prudentes y guiados por Dios
en este aspecto, para lograr un equilibrio sano entre trabajar, estudiar, pasar
tiempo con mi familia y servir a Dios, ya que siempre será una tentación
dedicar al trabajo más tiempo de lo que corresponde. Eso es todo un desafío,
pero se puede.
Prioridad #5: CONGREGARME Y SERVIR A DIOS EN LA
IGLESIA (Heb 10:24-25; Ef 2:19)
Congregarme tiene que ver con pertenecer a un cuerpo, asistir fiel y
regularmente a la iglesia, servir a Dios según los talentos que Dios nos haya
dado y la tarea que nos ha sido confiada por los pastores. Aquí nos
encontramos con dos extremos potencialmente negativos, por un lado ir a la
iglesia muy de vez en cuando y descuidar mi vida espiritual; y por el otro
lado ir a la iglesia todos los días de la semana y descuidar a mi familia. El
desafío es congregarme y servir a Dios con fidelidad, a la vez que cumplo
con las prioridades anteriores.
Prioridad #6: AMIGOS Y ESPARCIMIENTO (Proverbios
18:24, 27:10; Ecl 3:4)
¡Qué bien que nos hace divertirnos y juntarnos con amigos! También
debemos planificar tiempo para todo aquello que nos hace bien, que nos gusta
y que nos entretiene: hacer algún deporte, salir al cine en familia, leer un
buen libro, ir al gimnasio, hacer natación, viajar, etc.
¿Qué lugar ocupa el Descanso? (Éxodo 20:8-10)
Es muy saludable y recomendable tomar vacaciones cada año o cada tanto.
Nuestro cuerpo necesita ese tiempo para reponer fuerzas. Además de eso, el
descanso debe cortar transversalmente a todas las prioridades. Es decir, debe
estar distribuido equilibradamente a lo largo de toda nuestra vida y en nuestra
agenda, ya sea durmiendo lo suficiente cada día, separando un día a la
semana para descansar, hacer un paseo en familia, etc.
Conclusión: Seamos diligentes en evaluar nuestras prioridades cada tanto, y
hagamos los cambios necesarios cuando así se requiera. Ser sabios con
nuestro tiempo. ¿Qué hora es? No vivas pendiente sólo del tiempo kronos,
sino también del kairos. El tiempo en el que Dios obre en tu vida, en el cual
seas usado por Dios, en el cual Dios haya preparado una tarea para ti, o para
avanzar como nunca antes en diferentes áreas de tu vida.
Contesta las siguientes preguntas, las cuales te ayudarán a afianzar los
principios aprendidos:
1) Transcribe Eclesiastés 3:1
2) ¿Cuál es la diferencia entre el tiempo Kairos y el tiempo Kronos?
3) ¿Qué significa en términos prácticos “poner a Dios en primer lugar”?
4) ¿Por qué mi relación con Dios debe ser una prioridad importante en mi
vida?
5) ¿Por qué debemos asegurarnos de dedicar tiempo de calidad a nuestra
familia?
6) Transcribe 1 Timoteo 5:8.
7) ¿Cuán importante es congregarnos y servir al Señor en la iglesia? ¿Cuál es
el desafío en este aspecto?
Módulo 3: Vida Cristiana
EL DISEÑO DE DIOS PARA LA
FAMILIA
Versículos clave: Efesios 5:21-6:1-4, Colosenses 3:18-21, Deuteronomio
6:5-9, Tito 2:1-6.
Introducción: Hoy, para tener una hermosa familia hace falta mucho más
que suerte, se requiere sabiduría y guía de Dios. Las siguientes estadísticas
nos dan un panorama de la realidad de las familias en Argentina:
Uno de cada dos matrimonios se divorcia. El modelo de familia tradicional
“padre-madre-hijos” es la minoría. Los hombres dedican un promedio de 16
horas semanales a la familia y más de 50 horas al trabajo. Muchas madres
trabajan jornadas completas, por lo que el 65% de los niños de 3 y 4 años
concurre a una institución educativa.
Dios fue quien diseñó e instituyó la familia, y en su Palabra nos ha dejado
orientaciones para poder formar y mantener una familia sana, amorosa, unida
y próspera. Aunque hoy en día eso parezca una utopía, es posible. Veamos lo
que Dios pide y espera de cada uno de los miembros de la familia:
LO QUE DIOS PIDE A LOS HIJOS (Efesios 6:1-3)
Obedecer a sus padres en todo, porque es lo que corresponde ante el
Señor (Ef 6:1-3). Obedecer “en el Señor” significa obedecerlos de
acuerdo a la voluntad de Dios. Este mandamiento por supuesto no se
aplica a hijos adultos, que ya son independientes o que ya tienen su
propia familia.
Honrar al padre y a la madre. Esto no tiene que ver con la edad, o el
hecho de que estén vivos o hayan fallecido. ¿Qué es honrar? Honrar es
hablar bien de ellos, respetarlos, ayudarles, no insultarlos. Este
mandamiento no se aplica sólo a los padres que son dignos de honra,
sino también a aquellos que son difíciles de honrar. Cuando yo honro a
mis padres me estoy haciendo un favor a mí mismo: ¡Me irá bien!
LO QUE DIOS PIDE A LOS SOLTEROS (1 Corintios 7:32-35)
Que aprovechen su soltería para servir a Dios con todas sus fuerzas
(1Co 7:32-35).
Aprovechar bien el tiempo para estudiar, trabajar, ahorrar, hacer buenas
inversiones (Ef 5:15-17).
Los varones en especial deben prepararse para afrontar el desafío de
mantener a una familia, es decir, conseguir y mantener un buen empleo,
comprar un terreno, construir la casa, un auto, etc. Muchos solteros
malgastan mucho dinero, y cuando llega el momento de formar una
familia, tienen que alquilar.
Que al pensar el ponerse de novio lo hagan con personas que amen a
Dios (1 Co 6:14-15).
Los que aún viven con sus padres deben sujetarse a ellos, honrarlos y
obedecerles (Ef 6:2).
Que huyan de la fornicación, practicando la abstinencia y pureza sexual
(1Co 6:18; Ef 5:3).
LO QUE DIOS PIDE A LOS CÓNYUGES (Pr 5:15-23, 6:32; Ef
5:25-33, Col 3:18-21)
Que sean fieles el uno al otro en mente, alma y cuerpo (Pr 5:15-23; Mt
5:27; 1Co 7:2). Un hombre casado no tiene por qué estar a solas con
una mujer que no es su esposa. Lo mismo sucede con la mujer. Nuestro
cónyuge debería ser siempre nuestro mejor amigo, nuestro mayor
confidente.
Mantenerse unidos con determinación y por propósito, a pesar de todas
las dificultades (1Co 7:10-11).
Dejar a sus padres para unirse a su cónyuge (Ef 5:31). Ambos deben
independizarse emocional y económicamente de sus padres, y hacer lo
posible para tener su propia vivienda.
Tener intimidad sexual con frecuencia. Es una manera de amar y a la
vez evitar la tentación (1Co 7:3-5).
Estar atento y huir rápidamente de la fornicación y cualquier tentación
sexual (Pr 6:32-35; 1Co 6:18).
Poner el bienestar del matrimonio por encima de sus intereses o
derechos personales.
AL ESPOSO (Efesios 5:25,28,33)
Que ame a su esposa como a sí mismo (Col 3:19, Ef 5:25,28,33) ¿Qué
es amar? Decirle con frecuencia que la ama, tener gestos de cariño,
pasar tiempo con ella, escucharla, tenerla en cuenta. Amar a su esposa
con amor sacrificial, tal como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por
ella (Efesios 5:25).
Honrar y respetar a su esposa como a vaso más frágil que él (1 Pedro
3:7).
Ser tiernos con ellas, en el trato verbal, físico y sexual, no tratarlas con
aspereza (1 Pe 3:7; Col 3:19).
Las esposas, por lo general, con gusto se sujetarán a un hombre que las
ama, las respeta, las defiende y provee, pero les va a costar sujetarse a
un hombre que no se gana su respeto.
A LA ESPOSA (1 Pedro 3:1-6)
Que sea ayuda idónea para su esposo (Gn 2:18), es decir, apoyarlo,
ayudarle, orar por él.
Esforzarse por ser buena esposa y madre, atendiendo bien su casa y a
los suyos (Pr 31:10-31)
Que se sujete a él con sabiduría (Col 3:18, Ef 5:22,24; 1Pe 3:1).
Sujetarse no significa someterse, sino que es una decisión personal y
voluntaria de quien decide hacerlo.
Esta es una manera de ganar para Cristo a los maridos no creyentes, por
su castidad y respeto.
Ocuparse más de su temperamento que de su apariencia externa:
espíritu tierno y serenidad.
Vestirse con decoro: no con ostentación ni por seducción. (1 Pedro 3:3)
LO QUE DIOS PIDE A LOS PADRES (Deuteronomio 4:1-9;
Efesios 6:4)
Vivir una vida conforme a la voluntad de Dios, siendo ejemplo para sus
hijos (Dt 4:1,6,9)
Amar a Dios con todo el corazón (emociones), alma (voluntad) y
fuerzas (servicio) (Dt 6:5)
Que la Palabra de Dios estén en su corazón, es decir, que le den mucho
valor e importancia (Dt 6:6)
Enseñar a sus hijos la Palabra de Dios constantemente (Dt 6:5-9). Esto
no es tarea de la iglesia, sino de los padres. La iglesia sirve de apoyo en
esta tarea, pero los principales responsables son los padres.
No provocar a ira ni exasperar a sus hijos. (Col 4:21, Ef 6:4). Exasperar
es exigirles demasiado. A veces tenemos expectativas demasiado altas
con ellos, y eso hace que se frustren tratando de alcanzar nuestras
expectativas. Algunos padres proyectan sus frustraciones en los hijos,
esperando que sus hijos logren lo que ellos no pudieron. Ponerlos
nerviosos, burlarse de ellos continuamente, ridiculizarlos o humillarlos
en público, ser demasiado severos en los castigos... Todo esto hace que
nuestros hijos se desanimen.
Corregir y disciplinar a los hijos a tiempo, con firmeza y amor (Pr
19:18, 22:15, 23:13-14, 29:15)
LO QUE DIOS PIDE A LOS ABUELOS (Tito 2:2-5)
Las ancianas deben enseñar a las más jóvenes a ser buenas mujeres,
esposas y madres (Ti 2:4).
Instruir a los nietos en el camino del Señor, como lo hizo Loida con
Timoteo (2 Tim 1:5). Especialmente cuando los padres de los nietos no
son cristianos o son creyentes flojos.
La influencia de los abuelos en los nietos es enorme. ¡Usen esa
influencia para acercarlos a Dios!
Orar por sus nietos, leerles historias de la Biblia, ayudar a pagarle los
retiros espirituales, etc.
Abuelos: deben ser sobrios, serios, prudentes, sanos en fe, amor y
paciencia. (Ti 2:2)
Abuelas: deben tener buen comportamiento, ser buenos ejemplos para
las mujeres más jóvenes.
Conclusión: Los mandamientos de Dios han sido puestos para nuestro
bienestar y felicidad. Aunque el egoísmo, la inmoralidad y la tentación
acechen violentamente a la familia, con la ayuda de Dios es posible
mantenerse unidos como matrimonio y criar hijos sanos y en el camino de
Dios.
Contesta las siguientes preguntas, las cuales te ayudarán a afianzar los
principios aprendidos:
1) Transcribe Génesis 2:24.
2) Transcribe Efesios 6:1-2.
3) ¿Qué significa que los hijos deben obedecer “en el Señor” a sus padres,
según Efesios 6:1-2?
4) Menciona al menos tres cosas que Dios pide y espera de los que son
solteros.
5) Menciona al menos tres cosas que Dios pide y espera de los cónyuges.
6) Transcribe Proverbios 6:32.
7) ¿Qué cosas pide Dios a los esposos (maridos)?
8) ¿Qué es lo que Dios espera de las esposas?
9) Menciona al menos tres cosas que Dios pide y espera de los padres hacia
sus hijos.
10) ¿Cuáles son algunas cosas que Dios espera de los abuelos y abuelas?
Módulo 3: Vida Cristiana
ADMINISTRACIÓN DEL DINERO
Versículos clave: Mateo 25:14-30, 6:33; Lucas 14:28-33; 2 Corintios 9:6-8;
Mal 3:8-12; Prov. 13:23, 6:6-8
La mayoría de las personas utiliza el dinero sea cual fuere su forma (tarjetas,
cheques, efectivos, etc.) para realizar todo tipo de transacciones. El dinero
está tan presente en nuestras vidas que trabajamos entre 4 y 12 horas
promedio por día para obtener dinero a cambio de nuestro trabajo, por lo
tanto es una locura no conocer el propósito y el modo de administrar
sabiamente el dinero.
El dinero puede ayudarnos a avanzar o hacernos retroceder; todo depende de
cómo lo administremos. En este aspecto podríamos decir que hay dos clases
de cristianos, los de fe integrada y los de fe segregada.
Los cristianos de fe integrada son aquellos que basan todos los aspectos de su
vida conforme a los principios de la palabra. Su fe es el eje y el centro de su
vida, y a través de ella filtran todas sus decisiones.
Los cristianos de fe segregada, en cambio, son aquellos en los cuales la fe es
sólo un aspecto más de su vida, la cual puede ocupar una mayor o menor
proporción respecto a todas las aéreas de su vida.
A partir de esta perspectiva, el objetivo es que vivamos una fe integrada en
todos las áreas. El asunto que nos compete en esta clase es: las finanzas.
Con la ayuda de Dios debemos ser cristianos con inteligencia financiera.
¿Qué es eso? Es esa parte de nuestra inteligencia que utilizamos para resolver
problemas de dinero, donde no es tan importante cuánto ganamos, sino cómo
administramos lo que ganamos.
DUEÑOS DE NADA, ADMINISTRADORES DE TODO
Debemos vivir este principio en nuestras vidas, que todo lo que poseemos
Dios nos lo confió para que lo administremos fielmente y sabiamente. A
través de una parábola en Mateo 24:14-30, Jesús nos enseña 4 verdades: 1)
Dios es dueño de Todo, 2) Cada uno de nosotros hemos recibido de él
recursos, conforme a nuestras capacidades. 3) Cada uno de nosotros debemos
administrar fielmente lo que se nos otorgó, y 4) Sí somos fieles para
administrar lo poco que se nos ha dado, no hay duda que se nos confiará
mucho más de lo que hoy tenemos.
¿Cómo administrar correctamente nuestro dinero?
¿Conoces a alguien que haya dicho alguna vez “Si tuviera más plata no
tendría tantas deudas”? Pues solemos pensar, que la plata es nuestra gran
salvación, pero comúnmente las personas siguen un patrón suicida, ganar
gastar, ganar gastar, y cuanto más ganan más gastan. Es importante que
puedas planificar, organizar, controlar y dirigir tus finanzas sabiamente.
Alguien dijo: “Cuando tu administras correctamente tu dinero, tú no te
preguntas donde se fue el dinero, sino que lo mandas a donde debe ir”
LA IMPORTANCIA DEL PRESUPUESTO
El presupuesto es una herramienta previsora de los gastos e ingresos previstos
para un determinado período de tiempo. Lucas 14:28-33 nos enseña algunas
cosas importantes al respecto. Para la administración familiar o de un
negocio, es recomendable hacer un presupuesto al final de cada mes,
proyectando así cuánto dinero ingresará y cuáles serán los gastos que tendré.
Así podremos achicar algunos gastos o postergando algunas inversiones en
caso de que los ingresos no sean suficientes, o ahorrando en caso de haber
superávit. A la vez llevar un registro diario de los gastos e ingresos.
PRINCIPIOS DE PROSPERIDAD ECONÓMICA QUE LA
BIBLIA NOS ENSEÑA
Dios quiere que seamos prósperos en todas las áreas de la vida, incluyendo el
área económica. La Biblia nos enseña que Dios nos bendice y prospera
económicamente es la medida que nosotros aprendemos a dar de lo que
recibimos, primeramente a Dios y luego a los demás. Veamos algunos
principios bíblicos:
Ofrendas: Es una expresión material que refleja la adoración y gratitud
hacia Dios (2 Cor 9:6-8). Por gratitud le damos a Dios una parte de lo
que hemos recibido de su mano (1 Cr 29:14). Además es una forma de
honrar a Dios con nuestros bienes, una forma de reconocerlo en nuestra
vida (Prov 3:9).
Diezmo: Es el 10% de las ganancias por algún trabajo o negocio que
hagamos. En Malaquías 3, Dios nos desafía a traer los diezmos al
“alfolí” (al templo), para que “haya alimento en mi Casa”, es decir, para
que la iglesia pueda avanzar económicamente, comprar lo necesario,
etc. Dios nos desafía a probarlo en el área económica, dándole los
diezmos de nuestras ganancias y las ofrendas. Dios promete
bendecirnos en abundancia, reprender por nosotros al devorador de
nuestra economía (remedios, accidentes, cosas rotas), y nos hará
prósperos, de tal manera q los demás lo notarán (Dt 28:11-13).
Robamos a Dios cuando no damos los diezmos (que le pertenecen) ni
las ofrendas (por gratitud), lo cual acarrea maldición sobre nosotros.
(Malaquías 3:10; Levítico 27:30-32 y Números 18:21,24-28)
Primicias: Consistía en la parte de la cosecha que maduraba más
temprano. Era la más escogida. Era entregada a los sacerdotes como
adoración a Dios (Éxodo 34:26). Hoy serían las “primeras ganancias”.
Limosna: Es toda dádiva voluntaria a los necesitados (Mateo 19:21;
Hebreos 13:16).
AHORRO: UN HÁBITO MUY INTELIGENTE
Proverbios 6.6-8 habla de la hormiga, cuyo ejemplo nos enseña un principio
que podemos aplicar en nuestras vidas: Ahorrar. La hormiga en el verano
almacena para el invierno, pero ojo come su porción en el verano, pero es allí
cuando ella aplica el buen hábito de ahorrar una parte para el invierno
(tiempo de escasez). Ahorrar es invertir en uno mismo. Es invertir en ti
mismo en algo que te permita crecer más adelante, es invertir una parte de tu
dinero en sembrar las semillas que más adelante cosecharás. Aconsejamos
formar el hábito de ahorrar no menos del 10% de lo que ganamos. Es un
hábito más que una regla, de separar tu parte para que ese dinero luego
trabaje para ti. ¿Para qué ahorrar? Para la compra de una casa, educación.
Para imprevisto, situaciones de emergencia. Para ocio, vacaciones, viajes.
Para la adquisición de activos o inversiones.
¿CÓMO GANAR DINERO?
Ante la pregunta ¿cómo ganar dinero?, la mayoría contesta de manera
automática: "Trabajando". Aunque es cierto, no es la única manera de
hacerlo. Veamos otras opciones:
Ingreso ganado: Es el dinero ganado brindando un servicio. Si vas a
obtener dinero trabajando para otros, te recomiendo que lo hagas de la
mejor manera. (Proverbios 22.29)
Ingreso pasivo: Es el dinero que te ingresa cuando no realizas ningún
esfuerzo. Por ej: alquileres, venta y reproducción de libros, canciones.
Ingreso portafolio: Es el dinero que ingresa por acciones, inversiones,
regalías, etc.
La clave o la meta es que el dinero ganado, te permita acceder al ingreso
“pasivo” y al “portafolio”.
Consejos finales: Determina tus ingresos. Haz un presupuesto partiendo de
la realidad presente. Determina tus gastos mensuales. Aprende a vivir dentro
de tu presupuesto. Determina prioridades y necesidades. Haz planes a corto y
largo plazo. Se fiel en dar tus diezmos al Señor. Ahorra el 10% de tus
ingresos. Minimiza los préstamos. Reduce las deudas. Practica el dominio
propio.
Contesta las siguientes preguntas, las cuales te ayudarán a afianzar los
principios aprendidos:
1) ¿Cómo aplicarías a tu vida el versículo de Mateo 6:33?
2) ¿Cuál es la diferencia entre los cristianos de fe integrada y los de fe
segregada?
3) ¿Qué es la inteligencia financiera y qué es lo importante según ella?
4) ¿Qué nos enseña Mateo 24:14-30 con respecto a la administración del
dinero?
5) ¿Qué es el presupuesto y cómo nos ayuda en la economía personal o
familiar?
6) ¿Qué nos enseña la Biblia acerca de las ofrendas?
7) ¿Qué es el diezmo y qué nos enseña la Biblia al respecto? ¿Qué piensas tú?
8) ¿Tienes el hábito de ahorrar? ¿Qué aprendiste al respecto en esta clase?
9) ¿Cuáles son las diferentes maneras de ganar dinero? ¿Cuál es la tuya
actualmente?
10) ¿Cuál de los consejos finales deberías comenzar a implementar?
Módulo 3: Vida Cristiana
EL PODER SANADOR DEL PERDÓN
Versículos clave: Mateo 6:12-15 y 18:15-22; Efesios 4:31-32; 2 Corintios
2:5-11; Job 11:16; Hebreos 12:15
¿Cómo calmar el dolor de mis heridas?
El perdón es lo que nos hace libres del dolor del pasado.
Definición: El perdón es la acción por la que una persona disculpa (no culpa)
o pasa por alto una ofensa recibida por parte de otra persona, renunciando a
vengarse, o reclamar un justo castigo o restitución, optando por no tener en
cuenta la ofensa en el futuro. Perdonar es liberar o dejar ir a una persona que
nos ha ofendido. Es soltar a la persona que nos causó daño. Es cancelar una
deuda pendiente que alguien tiene con uno. El perdón es un acto de voluntad
y no está basado en emociones.
¿POR QUÉ PERDONAR A LAS PERSONAS QUE ME HAN
LASTIMADO?
1) Porque Dios nos nada a perdonar. Tenemos que basar nuestra relación
con otros sobre el mismo criterio que Dios utiliza como base para
relacionarse con nosotros: amor, aceptación y perdón. (Mt 6:14-15 y 18:21-
35)
2) Porque perdonar nos ayuda a sanar las heridas del alma. Lo que se
gana con el perdón es la libertad. Pablo escribió en Efesios 4:31-32:
“Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y
toda malicia. Antes sed benignos unos a otros, como Dios también los
perdonó a vosotros en Cristo.” No perdonar es como tomar un trago de
veneno y esperar que el otro muera. ¡No tienen sentido! Obviamente los más
afectados y perjudicamos somos nosotros al no perdonar.
El perdón que extendemos es un acto inmerecido. La persona a la que
perdonamos no tiene por qué merecer nuestro perdón, así como tampoco
nosotros merecemos que Dios perdone nuestros pecados. Aunque quien nos
hirió no merezca ser perdonado, nosotros sí merecemos perdonar; ya que el
acto valiente y sincero de perdonar produce alivio, y trae paz y libertad.
Perdonar es como sacarnos una piedra enorme de nuestra espalda.
3) Porque perdonar es necesario para evitar ser atrapados por Satanás.
La falta de perdón es un portón abierto para la entrada de demonios a nuestra
vida. Pablo animó el perdón mutuo: “Y al que vosotros perdonáis, yo
también... para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no
ignoramos sus maquinaciones.” (2 Corintios 2:10-11). Al no perdonar
estamos invitando abiertamente al diablo para que ocupe u oprima nuestras
vidas. Pero por el contrario, si nos atrevemos a perdonar, entonces cerramos
la puerta a Satanás y le permitimos al Espíritu Santo sanarnos.
4) Porque si no perdono, dice la Biblia que tengo consecuencias
negativas:
Nuestras oraciones son estorbadas (Marcos 11:25; 1 Pedro 3:7).
Dios no recibe nuestras ofrendas (Mateo 5:23).
Impedimos que Dios nos perdone y nos lleva a sufrir el castigo
merecido (Mateo 18:35).
LO QUE NO ES EL PERDÓN:
Perdonar no es olvidar. El olvido puede ser una consecuencia del
perdón a largo plazo, pero no es ni el medio ni el síntoma del perdón.
Lo que sí sucederá al perdonar, es que aunque no olvidemos la ofensa
recibida, la recordaremos sin dolor alguno. (Job 11:16)
Perdona no significa que debamos exponernos gratuitamente a la
ofensa. Si una persona nos lastima una y otra vez, la mejor decisión
será tomar distancia de esa persona. En el caso de que fuere imposible,
deberemos ponernos en guardia para protegernos de heridas futuras.
Perdonar no es buscar venganza por las ofensas sufridas. Debemos
cederle a Dios nuestra sed de venganza y arrepentirnos de ella, para que
él pueda aplicar su justicia. Dios es el juez justo que finalmente hará
todo en forma justa (Romanos 12:19). No podemos enmendar la falta,
el daño ya se hizo. Las cosas no van a volver a ser como eran antes de
que fueras lastimado, pero es nuestra decisión vivir en la libertad del
perdón o en la esclavitud de la amargura y el rencor.
El perdón no es un acuerdo entre dos personas. El perdón es una
decisión unilateral que se toma personalmente ante Dios y con su
ayuda. No es necesario que vayamos a la persona que nos ofendió y le
digamos en la cara “te perdono”. El perdón se lleva a cabo en nuestro
corazón y mente, delante de Dios.
LO QUE SÍ ES EL PERDÓN:
El perdón es una decisión, no un sentimiento. Si así fuera no podríamos
perdonar nunca, ya que nadie siente ganas de perdonar a alguien que lo ha
herido profundamente. Por el contrario, es un compromiso de obedecer a
Dios y a su Palabra, y también de estar en paz con uno mismo y con los
demás. Aunque el perdón no se basa en sentimientos, sí se torna en un
sentimiento de paz al final.
Perdonar es dejar libre al cautivo y entender que no perdonar también nos
hace cautivos. No perdonamos a los demás para el bien de ellos; lo hacemos
por nuestro propio bien. No esperemos que al soltar perdón, la persona
perdonada cambie de actitud. Más bien ora por ellos para que también
encuentren la libertad de perdonar.
LA RAÍZ DE AMARGURA
Vemos en Hebreos 12:14-15, que una de las principales consecuencias de la
falta de perdón es la amargura. La amargura es un estado de angustia del
alma; es estar triste, desanimado y en desesperación; es sufrir una decepción
y sentirse sin esperanza. Es la manera en que se siente el alma por
circunstancias que nos sobrecogen; es tener una profunda tristeza y
resentimiento, acompañada de hostilidad e ira reprimida.
La amargura es un resentimiento que viene a ser el veneno del alma y va
contaminando todo hasta que destruye la vida de Dios en nosotros. Como la
amargura es un resentimiento que tiene raíces, éstas se van arraigando cada
vez más en lo profundo del corazón del propio hombre. Crecen hasta ahogar
el alma, ya que su crecimiento es interno.
La amargura es el resultado final de un proceso que se inicia con una ofensa
no resuelta en nuestro interior. Inicia como enojo, luego resentimiento
(volver a sentir el mismo dolor), luego rencor, después odio, y finalmente
amargura. Lo más sabio es perdonar en el momento mismo de haber recibido
la ofensa (Efesios 4:26).
La amargura es la causante de muchas enfermedades físicas, también
llamadas “enfermedades psicosomáticas”. Muchas de las enfermedades que
las personas padecen en su cuerpo no son por razones realmente físicas, sino
que están originadas en un alma enferma de amargura que exterioriza esto en
un desbalance físico. Algunos ejemplos son: La artritis, las úlceras, el cáncer,
el insomnio, la migraña y los dolores de espalda. (Salmos 32:3-5)
Conclusión: Debemos pedirle al Señor que nos muestre a qué personas
tenemos que perdonar, ya sea que sigamos relacionándonos con ellas o no, o
que estén vivas o ya hayan muerto. Reconocer delante de Dios
específicamente el daño que nos hicieron y tomar la decisión de perdonar. Si
lo hacemos, Dios sanará nuestras heridas y nos ayudará a superar los traumas.
A veces la herida es tan profunda que soltar perdón se hace muy difícil. En
ese caso pide ayuda a un líder espiritual o creyente maduro, a que te ayude en
el proceso del perdón.
Contesta las siguientes preguntas, las cuales te ayudarán a afianzar los
principios aprendidos:
1) Redacta con sus propias palabras la definición de perdón.
2) Transcribe Mateo 6:14.
3) ¿Cuáles son las razones por las cuales es importante que perdone a quienes
me han herido?
4) Transcribe Efesios 4:32.
5) ¿Cuáles son algunas de las consecuencias de no perdonar?
6) ¿Qué actitudes NO tienen que ver con el perdón?
7) Transcribe Job 11:16.
8) ¿Qué actitudes SÍ tienen que ver con el perdón?
9) ¿Qué es la raíz de amargura y cómo es el proceso por el cual se produce?
10) Transcribe Hebreos 12:15.
Módulo 3: Vida Cristiana
EL PODER DE LAS PALABRAS
Versículos clave: Colosenses 3:16-17; 4:6; Efesios 4:29; 5:3-4; 5:19-20;
Santiago 3:1-12; Proverbios 16:24; 18:21
Introducción: El rey Salomón, autor de la mayor parte de Proverbios
escribió lo siguiente sobre el poder de las palabras en Proverbios 18:21 “La
muerte y la vida están en poder de la lengua”. Las palabras tienen el
potencial de producir consecuencias positivas y negativas (v.20): dar vida
mediante el ánimo y la sinceridad, o aplastar y matar con mentiras y
murmuración. ¿Cómo podemos estar seguros de expresar palabras buenas
que tengan resultados beneficiosos? La única manera es cuidar
diligentemente nuestro corazón: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu
corazón; porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23).
El Espíritu Santo puede transformar nuestro corazón para que nuestras
palabras sean lo mejor en cada situación. Eso requiere que disciplinemos, con
la ayuda del Señor, nuestra manera de hablar.
PALABRAS CON PODER PARA DESTRUIR
Mentira y calumnia: Mateo 5.34-37; Juan 8.44; Prov 10.18; Mateo 15.19; 2
Cor 12.20.
La mentira es una afirmación que una persona hace consciente de que no es la
verdad, o lo es a medias. Esto incluye medias verdades, exageración y ocultar
la verdad. La calumnia es una acusación o imputación falsa hecha contra
alguien con la intención de causarle daño o de perjudicarle.
Murmuración y chisme: Prov 11:13; 16:28; 18:8; 20:19; 26:20,22; Lev
19:16; Fil 2:14; 1 Pe 4:9; 1 Co 10:10; Nm 12:1-11. Murmurar es hablar mal
de una persona que no está presente en la conversación, manifestando una
queja o un disgusto por alguna cosa, aunque lo que diga sea verdad. ¡La
murmuración es algo muy grave! El chisme es un comentario una noticia no
verificada que circula entre la gente, generalmente de carácter negativo.
Pesimismo y quejas: Éxodo 22.27; Números 13.27-33; 14:24-27; Filipenses
2.14; 1 Pedro 4.9.
El pesimismo es la tendencia a ver y a juzgar las cosas en su aspecto más
negativo. La queja, por otro lado es un reclamo o protesta que se hace ante
una autoridad a causa de un desacuerdo o inconformidad.
Insultos o durezas: Efesios 4.31-32; Prov 14:29; 2 Timoteo 1:7; Colosenses
3:19.
Se trata de dirigir contra alguien palabras, expresiones o gestos ofensivos, los
cuales no necesariamente tienen que ser malas palabras. Dios nos ha dado
espíritu de dominio propio. No podemos permitir que nuestro enojo haga que
lastimemos a nuestros seres queridos. Aunque nos arrepintamos luego, las
heridas que hemos producido en los otros, quedan ahí y seguirán haciendo
daño a la persona que las recibió.
Crítica negativa: Mateo 18.15- Fil 2.14
Por definición, crítica es “examinar y juzgar una cosa, especialmente para
determinar su bondad, verdad o belleza”. No hay nada de mal con la crítica
en sí misma. El problema es cuando la motivación no es la correcta. Otro
significado es “expresar opiniones o juicios negativos y contrarios sobre una
persona o una cosa”.
Preguntémonos: ¿Mi crítica es constructiva y ayudará a los demás? ¿Hago yo
también aquello que estoy criticando acerca de otra persona? ¿Quién soy yo
para juzgar? ¿No sería mejor a tratar de entender antes que a criticar?
Burla: Sal 1.1; 2 Re 2:23-24; Prov 3:34, 9:7-12, 14:6, 15:12, 19:29, 21:11,
21:24, 22:10, 24:9, 29:8; Is 29:20.
Acción, gesto o dicho cuya finalidad es denigrar a una persona o una cosa. La
burla tiene el potencial de causar heridas de por vida en quien la recibe. Por
otro lado, el burlador mismo se hace daño a sí mismo haciéndose odioso a los
demás, e incluso se gana la burla del Todopoderoso (Proverbios 3:34)
Necedades y vanidades: Mat 12:36; Ef 4:29, 5:14, Ecl 2:13, 6:11; Prv 10:19;
12:23, 13:16, 14:29, 15:14, 22:15, 26:4,11, 27:22. Necedad es la
demostración de poca inteligencia. Falta de inteligencia y de acierto en las
acciones o en las palabras. Hay personas que tienen la tendencia de pensar y
hablar sonseras y vanidades todo el tiempo. Disciplinemos nuestra manera de
hablar para que lo que digamos deje algo positivo en quienes nos oigan.
Vulgaridades: Efesios 4:29, 5:3; Proverbios 17:27.
Palabras impropias, de doble sentido, obscenas, demasiado picarescas, o
burlescas sobre sexualidad, etc. Efesios 4:29 dice “Ninguna palabra
corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria
edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”. Esforcémonos para hablar
debidamente, como hijos de Dios.
PALABRAS CON PODER PARA EDIFICAR (Efesios 4.29;
Isaías 58.9)
Compartir el Evangelio con quienes no conocen a Jesús: Mateo 18:19-20;
1 Pedro 4:11.
Jesús delegó a sus seguidores la tarea de predicar el Evangelio a toda criatura.
Por eso debemos asegurarnos de hablar de Jesús y compartir el mensaje de
salvación en nuestras conversaciones con nuestros conocidos.
Elogios: Efesios 5:19; Colosenses 3:16.
Por definición, elogio es el reconocimiento de los méritos o cualidades de una
persona o de una cosa mediante expresiones o discursos favorables. ¡Qué
hermoso es recibir un elogio! ¡Y no cuesta nada! Por eso asegurémonos de
continuamente elogiar a los que nos rodean por los pequeños logros o
cualidades que veamos.
Gratitud: Efesios 5:20; 1 Tesalonicenses 5:18.
Sentimiento de estima y reconocimiento que una persona tiene hacia quien le
ha hecho un favor o prestado un servicio, por el cual desea corresponderle. La
gratitud nos abre puertas para nuevos favores.
Palabras de aliento y consuelo: Santiago 5:16, 2 Corintios 1:3-7; 2
Corintios 7:6
Aliento: Fuerza moral y energía del ánimo que impulsan a la actividad.
Consuelo: Sensación que experimenta una persona al sentirse consolada.
Asegurémonos de ser instrumentos de consuelo.
Expresiones de amor: Romanos 12:15.
Hay personas que les cuesta horrores decir “te amo”. Por lo general se debe a
que no han recibido eso en su infancia. Con la ayuda de Dios comencemos a
expresar amor con nuestras palabras a los demás.
Corrección en amor: Hebreos 12:11.
Cualquiera puede corregir a otro. El desafío es hacerlo con amor, y de tal
manera que edifique, no que destruya. Dios nos ama y nos corrige, por lo
tanto usará a personas que nos amen y nos encaminen, y también nos usará a
nosotros para hacer lo mismo con otras personas.
Palabras de fe y confianza en Dios: Lucas 6:45; 2 Pedro 1:4.
Dios nos ha dado magníficas promesas de protección, provisión y sanidad.
Por lo tanto debemos asegurarnos de declarar continuamente las promesas de
Dios, con fe y esperanza; más allá de la realidad que nos rodea.
Oración por otros: Santiago 5:16; Lucas 22:31-32.
¡Qué hermoso es saber que alguien está orando y que se interesa por
nosotros! Es uno de los gestos de amor e interés que demuestra un hijo de
Dios por otros, para bendecirlos. ¡Hay poder en la oración!
Conclusión: Permitámosle a Dios transformar nuestra forma de hablar,
llenando nuestro corazón con la Palabra de Dios y disciplinando nuestra
mente para pensar en todo lo que es honesto, agradable a Dios y perfecto de
acuerdo a la perspectiva divina. De esa manera seremos de bendición y
edificación para quienes nos oigan y rodean, en especial nuestra propia
familia.
Contesta las siguientes preguntas, las cuales te ayudarán a afianzar los
principios aprendidos:
1) ¿Cuáles son las palabras o los gestos con los que te han lastimado alguna
vez?
2) ¿Qué gestos o palabras tuviste hacia otras personas, con los cuales te diste
cuenta que los lastimaste?
3) ¿Qué hiciste al respecto? ¿Qué deberías haber hecho, según lo que has
aprendido en esta lección?
4) Transcribe Proverbios 16:24.
5) ¿En qué actitudes o palabras que destruyen deberías trabajar
personalmente para quitarlas de tu vida?
6) Transcribe Efesios 4:29.
7) ¿Qué gestos o palabras deberías poner en práctica más seguido con tus
seres queridos?
8) Transcribe Proverbios 14:29.
9) ¿Qué versículo, pasaje o historia te llamó la atención de todo lo leído?
¿Por qué?
10) Escribe una oración de perdón hacia aquellos que te hirieron, y pide al
Espíritu Santo que te ayude:
PLAN DE LECTURA BÍBLICA
Una de las claves de una vida cristiana saludable es tener una buena “dieta
espiritual” de la Palabra de Dios. Por eso te proponemos un plan de lectura
bíblica diaria para las próximas semanas: El Evangelio según San Marcos,
Hechos de los Apóstoles y Proverbios. Al finalizar la lectura diaria marca la
casilla correspondiente:

Día 1: Marcos 1
Día 2: Hechos 1
Día 3: Proverbios 1
Día 4: Marcos 2
Día 5: Hechos 2
Día 6: Proverbios 2
Día 7: Marcos 3
Día 8: Hechos 3
Día 9: Proverbios 3
Día 10: Marcos 4
Día 11: Hechos 4
Día 12: Proverbios 4
Día 13: Marcos 5
Día 14: Hechos 5
Día 15: Proverbios 5
Día 16: Marcos 6:1-29
Día 17: Hechos 6
Día 18: Proverbios 6
Día 19: Marcos 6:30-56
Día 20: Hechos 7:1-29
Día 21: Proverbios 7
Día 22: Marcos 7
Día 23: Hechos 7:30-60
Día 24: Proverbios 9
Día 25: Marcos 9:1-25
Día 26: Hechos 8
Día 27: Proverbios 10
Día 28: Marcos 9:26-50
Día 29: Hechos 9
Día 30: Proverbios 11
Día 31: Marcos 10:1-31
Día 32: Hechos 10
Día 33: Proverbios 12
Día 34: Marcos 10:32-52
Día 35: Hechos 11
Día 36: Proverbios 13
Día 37: Marcos 11
Día 38: Hechos 12
Día 39: Proverbios 14
Día 40: Marcos 12
Día 41: Hechos 13
Día 42: Proverbios 15
Día 43: Marcos 13
Día 44: Hechos 14
Día 45: Proverbios 16
Día 46: Marcos 14:1-25
Día 47: Hechos 15
Día 48: Proverbios 17
Día 49: Hechos 16
Día 50: Proverbios 18
Día 51: Marcos 14:26-50
Día 52: Hechos 17
Día 53: Proverbios 19
Día 54: Marcos 14:51-72
Día 55: Hechos 18
Día 56: Proverbios 20
Día 57: Marcos 15:1-20
Día 58: Hechos 19
Día 59: Proverbios 21
Día 60: Marcos 15:21-46
Día 61: Hechos 20
Día 62: Proverbios 22
Día 63: Marcos 16
Día 64: Hechos 21
Día 65: Proverbios 23
Día 66: Hechos 22
Día 67: Proverbios 24
Día 68: Hechos 23
Día 69: Proverbios 25
Día 70: Hechos 24
Día 71: Proverbios 26
Día 72: Hechos 25
Día 73: Proverbios 27
Día 74: Hechos 26
Día 75: Proverbios 28
Día 76: Hechos 27
Día 77: Proverbios 29
Día 78: Hechos 28
Día 79: Proverbios 30
Día 80: Proverbios 31

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