Emil Nolde (Burkal, 7 de agosto de 1867 - Seebüll, Nordfriesland, 15 de abril de
1956) fue uno de los más destacados pintores expresionistas alemanes. De las obras de Emil Nolde destacan aquellas de personajes deformados, grotescos y fantasmagóricos donde la radicalidad en el uso del color y la distorsión de las formas le valieron su consagración. Vasili Vasílievich Kandinski (1866-19449) Pintor ruso que también teorizó sobre arte. Se lo ha considerado erróneamente el precursor del arte abstracto en pintura. Se consideró durante muchos años que con él comienzan la abstracción lírica y el expresionismo. Tomó clases de música y dibujo antes de ir a la Universidad de Moscú a estudiar Derecho y Economía. Él tiene un periodo que se denomina El jinete azul (Der Blaue Reiter), que además de ser un cuadro es un grupo de artistas expresionistas alemanes que fundó Kandisnky con Franz Maurer en 1911. George Grosz, de nombre real Georg Ehrenfried Groß (Berlín, 26 de julio de 1893- Berlín Oeste, 6 de julio de 1959). pintor comprometido ideológicamente, un agitador que usaba el arte como arma en la convulsa Alemania de las primeras décadas del siglo XX. Desde sus dibujos caricaturescos evolucionó a visiones urbanas apocalípticas y retratos de la violencia, en ocasiones muy politizados. Esto acabó denominándose «Neue Sachlichkeit» (Nueva Objetividad) y retrató con gran eficacia la Alemania de entreguerras. Otto Dix (Untermhaus, cerca de Gera, Alemania, 2 de diciembre de 1891-Singen (Hohentwiel), id, 25 de julio de 1969). Fue un pintor de la Nueva Objetividad y el Expresionismo alemanes. Su trabajo pictórico abarca una gran diversidad de estilos, aunque el gran público conoce, principalmente, sus pinturas sobre la guerra. Dibujante excepcional, dejó 500 bocetos y diversos retratos, además de lienzos y acuarelas, que evocan la época renacentista. Franz Moritz Wilhelm Marc (Múnich, 8 de febrero de 1880-Braquis, 4 de marzo de 1916), conocido simplemente como Franz Marc, fue un pintor representante del expresionismo alemán del siglo XX. Es conocido por los retratos de animales realizados durante su periodo expresionista, los cuales se caracterizan por la brillantez de sus colores primarios. Su estilo evolucionó del impresionismo al simbolismo, pasando por el cubismo, el futurismo y el expresionismo, llegando finalmente a una sobria abstracción. Su interés primario como artista era plasmar su veneración mística del mundo animal, del cual sentía especial predilección por caballos y cuervos; despreciando al ser humano, el cual no considera digno de retratarse. Oskar Kokoschka (1 de marzo de 1886 - 22 de febrero de 1980) fue un pintor y poeta de origen austríaco, conocido principalmente por sus retratos y paisajes expresionistas. Paul Klee (Münchenbuchsee, 18 de diciembre de 1879 - Muralto, 29 de junio de 1940) fue un pintor alemán nacido en Suiza,1 cuyo estilo varía entre el surrealismo, el expresionismo y la abstracción. El Blaue Reiter (jinete azul) En 1912, Vasili Kandinski y Franz Marc fundaron en Múnich un grupo artístico vinculado al expresionismo. Paul Klee no era oficialmente miembro de esta asociación, pero, aun así, se sentía muy unido al círculo de artistas que la integraban y participó en sus exposiciones. Entre los miembros del Blaue Reiter, como se llamaba el grupo, se contaban August Macke, Gabriele Münter y Marianne von Werefkin. Todos compartían un interés por el arte gótico y primitivo y por los movimientos modernos del fovismo y el cubismo. El nombre del grupo deriva de una obra pictórica de Kandinsky de 1903 que a partir de 1912 sirvió de ilustración para los títulos de un anuario con ese mismo nombre. Marianna Vladímirovna Verióvkina (Марианна Владимировна Верёвкина) (Tula, Imperio ruso, 10 de septiembre de 1860 - Ascona, Suiza, 6 de febrero de 1938) fue una pintora expresionista rusa. Su obra se organiza en tres periodos. El primero comienza en 1906, cuando vuelve a pintar después de la década apoyando a su marido, de la que se conservan bocetos y dibujos a lápiz. Un año después, Werefkin compone su primera obra expresionista bajo la influencia de Edvard Munch. En este tiempo trabaja influida por el neo-impresionismo y la iconografía de cafés y teatros. Finalmente, el periodo que abarca de 1908 a 1913, se acerca a la abstracción, con el predominio de las líneas y los colores por encima de cualquier otro elemento. Paula Modersohn-Becker (Dresde, 8 de febrero de 1876-Worpswede, 21 de noviembre de 1907), fue una pintora alemana, pionera del movimiento expresionista alemán. "Pese a que vivía en una sociedad muy jerárquica, no aceptaba la autoridad". Fue así como, decidida a convertirse en pintora, se marchó a estudiar a la colonia de artistas de Worpswede, en el norte de Alemania, que en aquellos inicios del siglo XX reunía a la vanguardia del país. También una pionera del "selfie". "Hay autorretratos de Paula que jamás había visto en la historia del arte, con miradas y perspectivas que recuerdan mucho al 'selfie' de hoy... Especialmente un autorretrato de París. Edvard Munch: (Løten, 12 de diciembre de 1863-Oslo, 23 de enero de 1944) fue un pintor y grabador noruego. Sus evocativas obras sobre la angustia influyeron profundamente en el expresionismo alemán de comienzos del siglo xx. Sus obras han sido consideradas como variaciones constantes sobre la gran sinfonía de la existencia humana en sus lados diurnos, pero aún más, como es congruente con la sensibilidad finisecular, en los nocturnos. El amor y el odio, el deseo y la angustia, las pasiones y las emociones son elevados a arquetipos de la vida anímica del hombre moderno o, incluso, de la propia condición humana. El pintor decía de sí mismo que, del mismo modo que Leonardo da Vinci había estudiado la anatomía humana y diseccionados cuerpos, él intentaba diseccionar almas. Por ello, los temas más frecuentes en sus obras fueron los relacionados con los sentimientos y las tragedias humanas. El expresionismo, pues, tal como se articuló dentro de la historia del arte moderno, aparece como el movimiento más rico y complejo de todos. Es un movimiento que va más allá de los límites programáticos que cualquier artista o grupo de artistas haya querido marcarle. Acaso se podría decir que gran parte del arte moderno está inmerso en una “condición expresionista”, ya que la mayor parte de los artistas contemporáneos, y los más valiosos en particular, sintieron y sienten los temas del expresionismo como propios. En efecto, tales temas están muy lejos de estar agotados; continuarán formando parte de la problemática del arte de hoy mientras dure la alienación del hombre. La evasión y la protesta son dos términos fundamentales de esta problemática, términos de los que las diversas soluciones expresionistas nos ofrecen ejemplos variados, sin excluir la transformación de la protesta en lucha activa. Realmente, son pocos los artistas que no hayan sido conquistados por tales instancias del expresionismo. Picasso, en un determinado momento, quedó literalmente cautivado por ellas. La fuerza de este movimiento se deriva del hecho de que nos esquivó los problemas que los últimos años del siglo pasado había dejado en herencia al nuevo siglo. En suma, la problemática del expresionismo, cualesquiera que fueran las soluciones que se intentó darle, era una problemática auténtica, la única auténtica que se planteaba a los artistas europeos de comienzos de siglo. Por tanto, el movimiento expresionista en su conjunto no fue movimiento “formalista” sino de “contenido” y por lo menos en una parte de él palpitan con fuerza, algunos de los motivos de fondo de la historia de nuestro tiempo. El primero que resumió eficazmente el sentido de estas observaciones, tratando de dar al mismo tiempo una primera explicación de la poética expresionista, fue Hermann Bahr, en su ensayo publicado en 1916: “Nosotros ya no vivimos –escribía–; hemos vivido. Ya no tenemos libertad, ya no sabemos decidirnos; el hombre ha sido privado del alma; la naturaleza ha sido privada del hombre [...] Nunca, hubo época más turbada por la desesperación y por el horror de la muerte. Nunca un tan sepulcral silencio ha reinado en el mundo. Nunca el hombre fue tan pequeño. Nunca estuvo más inquieto. Nunca la alegría estuvo tan ausente y la libertad más muerta. Y he aquí gritar la desesperación: el hombre pide gritando su alma; un solo grito de angustia se eleva de nuestro tiempo. También el arte grita en las tinieblas, pide socorro e invoca al espíritu: es el expresionismo. Nunca había sucedido que una época se reflejase con tan nítida claridad, como la era del predominio burgués se reflejó en el impresionismo [...] El impresionismo es el despego del hombre del espíritu; el impresionista es el hombre degradado a la condición de gramófono del mundo exterior. Se ha reprochado a los impresionistas que no “terminaban” sus cuadros. En realidad no terminan algo más: el acto de ver, ya que en la sociedad burguesa el hombre no lleva nunca a términos su vida, llegando sólo a la mitad de la misma, exactamente allí donde comienza la contribución del hombre a la vida, del mismo modo que el acto de ver se detiene en el punto en que el ojo debe responder a la pregunta que le ha sido hecha. “El oído es mudo, la boca es sorda –dice Goethe–, pero el ojo oye y habla.” El ojo del impresionista sólo oye, no habla. Recibe la pregunta pero no responde; en vez de ojos, los impresionistas tienen dos pares de orejas, pero no tienen boca. Ya que el hombre de la edad burguesa no es más que oído, escucha al mundo, pero no le lanza su aliento. No tiene boca: es incapaz de hablar del mundo, de expresar la ley del mundo. Y he aquí que el expresionista le vuelve a abrir la boca al hombre. Demasiado ha escuchado el hombre en silencio: ahora quiere que el espíritu responda”.
Pero un elemento aún más
decisivo fue la presentación del segundo catálogo, en el que aparecían por primera vez enunciadas algunas ideas típicamente kandinskianos: "En una hora indeterminada, de una fuente hoy para nosotros conocida, ineluctablemente viene al mundo la obra de arte. Frío cálculo, manchas que estallan en desorden, construcción matemáticamente exacta (clara o recóndita), dibujo silencioso o vocinglero, elaboración escrupulosa, fanfarrias de color o pianissimo de superficies amplias, tranquilas, desmenuzadas. ¿No es ésta la Forma? ¿No es éste el Medio? Almas dolientes, inquietas y atormentadas, con un desgarrón provocado por el choque de lo espiritual con lo material. Lo que se ha hallado. Lo que vive de !a naturaleza viva y de la naturaleza muerta. La consolación de los fenómenos del mundo-exterior-interior. Presagio de gozo. Llamar. Hablar de lo recóndito a través de lo recóndito. ¿No es esto el contenido? ¿No es esto el consciente e inconsciente fin del incoercible impulso creativo? ¡Ay de aquel que tiene el poder de poner en la boca del arte las palabras necesarias y no lo hace! ¡Ay de aquel que aparta de la boca del arte su oído espiritual! El hombre habla al hombre de lo sobrehumano, el lenguaje del arte.”
Marc dice: Muy pronto sentí al hombre
como “bruto”; el animal me parecía más hermoso, más puro; pero también descubrí en él mucho de repugnante y de bruto, hasta el punto de que mis representaciones, de un modo instintivo y por necesidad interior, se fueron haciendo cada vez más esquemáticas, cada vez más abstractas. Arboles, flores, tierra, todo, a medida que pasaban los años, me mostraban cada vez más aspectos feos y repugnantes al sentimiento, hasta que sólo ahora, de repente, tengo plena conciencia de la fealdad de la naturaleza y de su impureza [...]. ¿Qué es lo que esperamos del arte abstracto? Es la tentativa de hacer hablar al mismo mundo en vez de a nuestra alma excitada por la imagen del mundo.
Un eco de este hecho, además de la angustia de la guerra, casi parece
leerse en algunas líneas del diario de Kandinsky: “Cuanto más espantoso se vuelve este mundo (como lo es precisamente el mundo de hoy), tanto más el arte se vuelve abstracto, mientras que un mundo feliz crea un arte realista”.