Está en la página 1de 13

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA


UNIVERSIDAD EXPERIMENTAL “SIMÓN RODRÍGUEZ
NÚCLEO MARISCAL ANTONIO JOSÉ DE SUCRE
EXTENSIÓN CUMANÁ

PENSAMIENTOLATINOAMERCANO

FACILITADOR:
PARTCIPANTES:

Br. Cardozo, Ana


C.I:31.434.897
Br. Flores, Saúl
C.I:
Br. Gudiño, Nathalye
Alejandra
C.I: 30.444.065
Br. Marcano, Franyelis
C.I: 31.334.734
Br. Ortiz Elisa
C.I: 31334.752
Br. Ortiz, Gabriel
C.I: 28.499.611
Br. Pinzon Rogehiry
C.I: 31.104.197
Br. Rodríguez, Lineth
C.I: 30.443.818

CUAMANÁ, JUNIODE 2023


Cuando nos referimos a “América Latina” hablamos de un término que
empleamos para la denominación a los países americanos de habla portuguesa y
española oponiéndose a sus países de origen y culturas anglosajones. Dicha
connotación es sinónimo de Iberoamérica, la cual es impulsada por España y es
usada en los países latinoamericanos en casos en donde hacen referencia a su
relación con la Península Ibérica.

Con mucha frecuencia, tendemos a definir a América Latina en consideración a


su ubicación geográfica. Razón por la cual, muchos resaltan que, está compuesta
por los siguientes países: Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados,
Belice, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Dominica, Ecuador, El
Salvador, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México,
Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, San Cristóbal y
Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Surinam, Trinidad y Tobago,
Uruguay y Venezuela.

De acuerdo con la teoría y crítica del pensamiento latinoamericano se debe


tener como punto de inicio la problemática esbozada, relativa a lo que hemos
llamado a priori antropológico. Esta se centra sobre la noción de sujeto y procura
ser una reflexión sobre el alcance y sentido de las pautas implícitas en la
exigencia fundante de "ponernos para nosotros y valer sencillamente para
nosotros.

No obstante, el pensamiento crítico latinoamericano supone un modo de


abordaje de la realidad social que parte de considerar la particularidad y
naturaleza de la región, está firmemente enraizado en sus tradiciones intelectuales
y conforma una alternativa al pensamiento único que estando de la mano del
neoliberalismo, tiñe el análisis de los diversos planos de la vida social.

Se trata, finalmente, de crear nuevos conceptos y teorías que permitan acelerar


los procesos de innovación auténticamente relevantes para así contribuir a saldar
las deudas con una sociedad que espera la resolución de problemas viejos que
siguen presentes como la desigualdad, pobreza, marginalidad, violencia y de las
nuevas problemáticas que la amenazan de manera creciente como el deterioro de
los recursos naturales, corrupción e integración social.

Es importante aclarar que, los países latinoamericanos comparten una serie de


elementos en común, como lo son la lengua que usan, aunque podemos encontrar
países en donde se habla portugués como lo es claramente Brasil. También cada
uno de estos países presentan características propias, y como todo, presentan
problemas entre sí. Unos de los problemas en común que compartes estos países,
es que a pesar de que existe una marca de Identidad Latinoamericana por la cual
somos reconocidos en todo el mundo, ésta se ha olvidado por el nacionalismo o el
sentido de este, que cada vez se vuelve más fuerte en los países de dicha región .

La cultura latinoamericana tiene varias características como el sincretismo de


culturas muy diversas como, por ejemplo: las culturas nativas de América como la
mexica, la de los mayas, la inca y otras culturas más precolombinas. Las culturas
europeas, en relevancia las que provienen la Península Ibérica siendo de estas la
española, la portuguesa y además la francesa. Y las culturas africanas.

Cuando hablamos de mestizaje latinoamericano, nos referimos a la unión de


raza. En vísperas de la llegada de Colón a tierras americanas, los pueblos
indígenas se encontraban repartidos desigualmente en el territorio. La población
se formó en base de una multitud de diferentes etnias, pero principalmente fueron
3 centros con grado superior de organización social, política y económica. Siendo
su asentamiento en regiones con condiciones más favorables para vivir.

Tras el encuentro entre españoles e indígenas, comenzó a incrementarse


poco a poco el mestizaje y toma importancia a lo largo del siglo XVII. La población
mestiza estaba conformada por hombres y mujeres libres, los cuales por lo
general fueron discriminados por grupos sociales de jerarquía superior, españoles
y criollos, los cuales solo les permitían ejercer labores muy mal remuneradas. Los
mestizos no tenían derecho a acceder a cargos públicos, el ejercimiento a la
profesión de armas o ingresar al sacerdocio.

A medida que los pueblos indígenas disminuían, el grupo de los mestizos


pasaron a convertirse en la mano de obra de las haciendas de la aristocracia o
prestó servicios domésticos en ciudades. La población indígena fue sometida a los
dictámenes de las autoridades civiles y eclesiásticas, los cuales estaban
encargados de la correcta evangelización y devoción del trabajo.

Como producto de las uniones surgieron las castas como los mulatos: mezclas
de blanco(a) y negro(a); zambos, hijos de un indio(a) y negro(a), entre otros. El
mestizaje es lo que define nuestro ser y quehacer como latinoamericanos. Define
nuestra personalidad y, a la vez, define nuestras posibilidades como pueblos,
nuestra originalidad y poder creador.

Nuestro presente y nuestro futuro están construidos sobre la base del


mestizaje. Las sociedades latinoamericanas son heterogéneas ya que fueron
formadas con personas que llegaron de diferentes partes del mundo, estas
aportaron costumbres, lenguas y tradiciones muy distintas a las que ya se tenían
en nuestro continente. En base a esas diferencias latinoamericanas tenemos
problemas comunes como la pobreza y el bajo nivel de desarrollo económico.

Se puede señalar que, en el ámbito latinoamericano muchos son los


cuestionamientos que nos podemos plantear sobre la constitución y configuración
de un posible sujeto. Podemos comenzar por preguntarnos cuáles son los
problemas que impiden se haga posible. Uno de ellos es la diversidad cultural, de
la cual se considera que no es un problema al que se aboque la filosofía europea
puesto que para ellos el punto culminante de su esfuerzo es reconocer que existen
culturas diferentes.

El diálogo culmina cuando yo expreso a la otra cultura de acuerdo a las


categorías de mi cultura pero no permito que suceda a la inversa. De acuerdo a lo
expresado anteriormente, Sumner (1996), lo aplicó en primer lugar al campo de
las ciencias sociales, definiéndolo como etnocentrismo, este autor lo describía
como “la forma de mirar al mundo en la que el propio grupo es el centro de todo,
de tal manera que el resto de personas y culturas se puntúan utilizándolo como
referencia”. (Pág.14).

Del mismo modo opina que, el etnocentrismo generalmente provoca estados


emocionales como el orgullo y la vanidad. Además, las personas que razonan
habitualmente de esta manera creen que su grupo es superior al resto, y suelen
mostrar desprecio hacia quienes no pertenecen a él. Este fenómeno, si no se
controla, puede acabar provocando la aparición de prejuicios y comportamientos
racistas. Es decir que, dentro de esta doctrina, los seres juzgan a otros grupos
sociales en correlación a su propia cultura o grupo propio, fundamentalmente en lo
relacionado con la lengua, las tradiciones, la religión, las manifestaciones, y sus
creencias.

En la actualidad el desarrollo de las tecnologías de la comunicación y del


transporte ha logrado que la sociedad se oriente hacia un escenario en la que la
coexistencia de personas de diferentes culturas en un mismo lugar y el
intercambio cultural aún desde la lejanía, sobrepasando las barreras de tiempo y
espacio, sean una situación diaria. Es unos de los resultados concluyentes del
fenómeno llamado usualmente como globalización.

Sin embargo Polo (1999), expresa que la mezcla de actitudes antiéticas nunca
será la solución, sino que deberá de originarse a la superación de ambas. El
pluralismo cultural en la fase del evolucionismo antropológico de Federico Engels
consideraba similar en muchas ocasiones con la premisa de una posible
confluencia de las variadas esferas culturales en una Civilización Universal”.
(Pág.3).

Por su parte Bueno (2002), expresa que “es una premisa que se consideraba
como encubriendo un monismo cultural, y aún un etnocentrismo de carácter
europeo, que manifestaba en esta ideología la justificación del colonialismo”. (Pág.
3). Por lo que estos autores consideran, el hecho de que una persona corresponda
a una u otra cultura no perjudica para nada su posición como ser social en la
sociedad, como tampoco hace que deje de pertenecer a la humanidad porque se
compone de una misma naturaleza como los demás entes, podrán constituirse
juicios morales contextualizados, y se conseguirá impedir todo error de
intercambios de conceptos.

Por otra parte, la agenda Alternativa Bolivariana no sólo fue un cúmulo de


acciones programáticas para combatir el neoliberalismo en Venezuela, sino
también en América Latina y el Caribe. Su vertiente filosófica estaba asociada a
las ideas del libertador Simón Bolívar en el sentido de conformar una Gran Patria
que defendiera la soberanía e independencia de las nacientes repúblicas y
contuviera a las grandes potencias. En su vertiente histórico-ideológica, la
revolución y el bolivarismo se asociaron a la justicia social.

Desde este ángulo se observó una comunión entre la idea y aspiraciones


bolivarianas y socialistas latinoamericanas, ambas atravesadas precisamente por
la justicia social. Desde luego, la construcción del socialismo del siglo XXI en
Venezuela no se ha debido a un proyecto pre-figurado por completo, sino que se
ha tenido que adecuar a las distintas circunstancias por las que ha ido avanzando
el proceso de la Revolución Bolivariana. Lo que sí se puede ver, en todo caso, es
que hay una idea clara de lo que se combate; el neoliberalismo. En los dos
grandes conceptos mencionados (socialismo y bolivarismo) podemos encontrar
una vertiente adicional que los atraviesa y da sustento.

Además de la justicia social, está el espectro regional y de éste específicamente


la idea histórica de la unidad e integración regional a partir de los valores que le
son inherentes como la solidaridad y la cooperación. Valores que por cierto no
sólo responden al orden histórico interlatinoamericano sino también a los
contextos nacionales de la región. Así la idea revolucionaria del presidente Hugo
Chávez fue entretejiendo de manera dialéctica y recíproca las necesidades
nacionales con las regionales.

Simón Bolívar y José Martí, prócer de la independencia cubana y un arduo


luchador contra el colonialismo e imperialismo, tienen ideas comunes, ambos
aparecen en las intenciones multipolares de Venezuela, anunciadas como parte
de las diez estrategias dadas a conocer por el presidente Chávez en el Taller “El
Nuevo Mapa Estratégico” de 2004.

El socialismo que por cierto proclama el presidente Chávez basado en la


igualdad y la equidad como su centro, recoge un valor supremo de la Revolución
Cubana. De manera general, se puede decir que el proyecto venezolano que
encabezó Hugo Chávez está compuesto por tres elementos fundamentales. El
primero de ellos tiene que ver con la Matriz Bolivariana, el segundo con la
construcción de una sociedad consensual y el tercero con la construcción
precisamente del socialismo del siglo XXI, que incluye el desarrollo venezolano y
la promoción de la unidad e integración de América Latina y el Caribe. La Matriz
Bolivariana precisamente establece como columna vertebral la Agenda Alternativa
Bolivariana que se nutre de la justicia social en el campo de la política y
específicamente en la construcción y establecimiento de la democracia
participativa, que potencia y privilegia la participación política del pueblo; el poder
del pueblo.

Para el gobierno de Venezuela, la promoción de los ideales de Simón Bolívar


cobró cuerpo a partir de la promoción de un mundo multipolar, en contra del
unipolarismo que dejó como herencia la caída del bloque de países con regímenes
socialistas y luego la desaparición de la URSS. El fortalecimiento de América
Latina y el Caribe, se convirtió entonces en un objetivo de la Revolución
Bolivariana y de su socialismo renovado.

La política internacional del presidente Chávez, bajo el cúmulo de ideas y


conceptos tratados, debe partir precisamente del principio de la reciprocidad. Es
decir, bajo la premisa de que la Revolución Bolivariana depende tanto de su
construcción y avance en Venezuela como de la construcción de la alternativa en
América Latina y el Caribe. Desde esta posición, se puede señalar que la política
exterior venezolana no podía haber tenido el impacto que le conocemos sin un
contexto regional que permitiera avanzar a la Revolución Bolivariana.

La Constitución de 1999, estableció los principios de la nueva política


internacional de Venezuela; la libre autodeterminación de los pueblos, la defensa
de la soberanía y la cooperación internacional, sobre todo con América Latina y el
Caribe, y en general con el tercer mundo. La integración y la unidad de la región
también quedaron inscritas en la Constitución. En distintos documentos también
como la Agenda Alternativa Bolivariana y en el Taller “El Nuevo Mapa Estratégico”,
así como en los discursos del presidente Chávez quedó manifiesto el conjunto de
valores, objetivos y principios de la política exterior venezolana así como el
ejercicio diplomático a partir de un nuevo paradigma; el paradigma bolivariano.

Romero, op. cit, parte de la idea de que “el mundo está en clara crisis del
sistema capitalista, cuyas consecuencias en el tercer mundo, pero
específicamente en América Latina y el Caribe, se pueden ver con el descenso de
los niveles de vida en la región.( Pág. 14). El gobierno venezolano señaló que el
modelo neoliberal dejó un vacío teórico y práctico a las naciones subdesarrolladas,
pero también en las desarrolladas, claramente manifestadas con las recurrentes
crisis financieras internacionales.

Efectivamente, entre el Caracazo de 1989 y la llegada al poder del presidente


Chávez en 1999, América Latina y el Caribe vivían una segunda fase de
reacomodo político, económico y social, producto de las políticas de libre mercado
que desde inicios de los años ochenta empezaron a instrumentar bajo el
Consenso de Washington.18 Para finales de la década de los años noventa del
siglo pasado.
La Revolución Bolivariana con sus vertientes no es como se podría pensar, un
proyecto que surgió de manera improvisada. Tampoco surgió de manera aislada
de los acontecimientos en la región. Es en todo caso producto de una situación
mucho más amplia en el que tiene una incidencia insoslayable la crisis del
neoliberalismo.

Los retos que enfrentan tanto el proyecto venezolano como el proceso de


integración y unidad de toda la región, son amplios y se pueden afectar
mutuamente. En el caso venezolano, la desaparición física de Hugo Chávez
implica cierta debilidad para el actual gobierno, pues no sólo está el hecho de la
acción de la derecha en ese país y el apoyo que recibe de Estados Unidos que
pueden revertir el avance que se ha registrado en los últimos 14 años, sino
además la falta de organización social y la afectación que puede tener para la
consolidación de los consejos comunales, situaciones que pueden acabar con los
propósitos del ex mandatario.

El proceso venezolano iniciado por Chávez no logró consolidar una plena


concientización social y política entre la población, una tarea que le corresponde al
gobierno del presidente Maduro, en condiciones políticas especialmente difíciles.
Mientras que para el proceso de integración regional, el cúmulo de problemáticas
puede ser mucho mayor. Hay problemas históricos no resueltos entre los 33
países de la región, como la delimitación de sus territorios y mares, las diferencias
político-ideológicas, las disputas de liderazgo, la diferencia en el tamaño de sus
economías y capacidades productivas, y sobre todo sus niveles de dependencia
hacia Estados Unidos.

Un país que sin duda, seguirá reforzando sus políticas de divisionismo entre los
países. Su amplia presencia militar en la región, la importancia de sus inversiones
y de sus empresas trasnacionales, así como su necesaria ayuda para combatir el
narcotráfico y la delincuencia organizada, resultan en ataduras para muchos
países que a la postre pueden descarrillar los esfuerzos integradores y unionistas
de América Latina y el Caribe. El futuro no es nada fácil para Venezuela y para la
región en su conjunto, mucho dependerá de la toma de decisiones políticas y de la
capacidad de participación social que se logre promover. En tanto, Chávez hizo y
dejó su esfuerzo, habrá que ver qué tanto infundió el chavismo en Venezuela y en
la región.

Para finalizar, se torna necesario saber que gran parte de nuestras


construcciones teóricas tienen un epicentro en el viejo mundo, y que son a la vez
indispensables e inadecuados para la realidad latinoamericana. No debemos
subestimar los complejos procesos históricos que se han dado en América Latina,
desde las luchas por la Independencia a principio de 1800, hasta la Revolución
cubana, las revueltas estudiantiles y obreras, los levantamientos de las mujeres y
los indios, todos son parte de un proceso que han hecho posible que un indio, una
mujer o un obrero hoy sean presidentes, con los mismos derechos a acertar y a
equivocarse que los varones blancos.

Lo opuesto del pensamiento crítico es el conformismo, cínico o resignado, y la


ideología que emana de los poderosos y de sus dependencias. Pero existen
momentos de la conciencia social latinoamericana que respaldan una voluntad del
cambio social, con una crítica al orden capitalista que abre posibilidades para una
superación de las relaciones de explotación y subalternidad existentes. Por ello se
vuelve necesario trascender las fronteras de pensamiento, transformando los
horizontes del debate y los límites convencionales; es necesario articular lo social
con una nueva política contextualizada en América Latina.

Hace miles de años que los autoproclamados responsables del orden mundial
decidieron el camino del resto. Y en eso estamos, condenados por la tierra, pero
nunca reconociendo que es consecuencia del hombre y el sistema que lo
respalda. Era inevitable pensar que cuando la visión totalizadora colapsara
deberían surgir nuevos paradigmas.
Partiendo de la base de que no es posible concebir las Relaciones
Internacionales como una disciplina autónoma, sino más bien sumamente
compleja, debemos repensar hacia dónde apuntarán las transformaciones en las
ciencias sociales porque eso explicará también el devenir de la sociedad. Y en esa
dirección cuestionarnos si reproduciremos un viejo orden que no solo muestra
falencias sino también la imposibilidad de responder a cuestiones locales, o
lograremos irrumpir con propuestas trascendentes.

lugar
BIBLIOGRAFIAS

Bueno, G. (2002). Etnocentrismo cultural, relativismo cultural y pluralismo cultural.


Consultado 03 de Junio 2023. Disponible en:
http://www.nodulo.org/ec/2002/n002p03.htm

Polo, L. (1999). Antropología trascendental (Tomo I): La persona humana.


Pamplona: EUNSA.

Sumner, W. G. (1996). Folkways. En Dover Encyclopedia of Cultural Anthropology

(404). New York: Henry Holt.

También podría gustarte