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UNIVERSIDAD CATÓLICA DE TRUJILLO BENEDICTO XVI

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO


EJECUCIÓN DE SENTENCIAS EXTRANJERAS
DOCENTE:

Dra. CABRERA MONCADA, Liliana Carolina

INTEGRANTES: GRUPO 09

ESPINOZA VELI, Medali

FERNANDEZ CULQUI, Ronal

PEZO MALDONADO, Andy

TEQUE CAMPOS, Kattia Jazmin

IPARRAGUIRRE RIVERO, Jose Antonio

ZAPATA SOBRINO, Nallely

TRUJILLO – PERÚ

2023
INTRODUCCION
“ En los últimos años la internacionalización de las relaciones humanas se ha

incrementado vertiginosamente. El avance tecnológico, el desarrollo en las

comunicaciones, la globalización de la economía y las necesidades ilimitadas de

los individuos (entre muchos otros factores) han "reducido" las dimensiones del

mundo. Las relaciones jurídicas no han sido ajenas a este devenir; sino, por el

contrario, sus actuaciones han contribuido al mismo ”. “ Con seguridad, uno de

los temas más estudiados a raíz de estos cambios es el referido al

reconocimiento y ejecución de sentencias extranjeras. De ahí que, nos

permitamos presentar a continuación una jurisprudencia sobre este tópico -

expedida por la Fiscalía y la Corte Suprema de la República- para su análisis.

“ Es a través del proceso de reconocimiento y ejecución de sentencias extranjeras

tradicionalmente denominado exequatur, que se inviste a la sentencia extranjera,

tal como ha sido dictada, de los mismos efectos que tienen las sentencias de los

jueces nacionales, sin necesidad de entrar a la revisión del juicio. Es pues, en

principio, una revisión de formalidades procesales universalmente consagradas,

que garantizan la observancia del debido proceso, reservándose el orden local

un poder de control o de revisión de excepción, antes de prestarle la fuerza para

su cumplimiento, ejerciendo nuestra judicatura una competencia internacional

indirecta. ”.

ANTECEDENTES
“ La Convención Interamericana sobre Arbitraje Comercial Internacional suscrita

en Panamá el 30 de enero de 1975. Suscrita y ratificada por 19 Estados

integrantes de la OEA , a partir del artículo 4 esta Convención dispone sobre la

ejecución o reconocimiento de laudos arbitrales: Artículo 4 Las sentencias o

laudos arbitrales no impugnables según la ley o reglas procesales aplicables,

tendrá fuerza de sentencia judicial ejecutoriada ”.

“ Su ejecución o reconocimiento podrá exigirse en la misma forma que la de las

sentencias dictadas por tribunales ordinarios nacionales o extranjeros, según las

leyes procesales del país donde se ejecuten, y lo que establezcan al respecto

los tratados internacionales”. Artículo 5. Solo se podrá denegar el

reconocimiento y la ejecución de la sentencia, a solicitud de la parte contra la

cual es invocada, si ésta prueba ante la autoridad competente del Estado en que

se pide el reconocimiento y la ejecución ”:

a. Que las partes en el acuerdo estaban sujetas a alguna incapacidad en virtud

de la ley que les es aplicable o que dicho acuerdo no es válido en virtud de la ley

a que las partes lo han sometido, o si nada se hubiere indicado a este respecto,

en virtud de la ley del Estado en que se haya dictado la sentencia; o

b. Que la parte contra la cual se invoca la sentencia arbitral no haya sido

debidamente notificada de la designación del árbitro o del procedimiento de

arbitraje o no haya podido, por cualquier otra razón, hacer valer sus medios de

defensa; o

c. Que la sentencia se refiera a una diferencia no prevista en el acuerdo de las

partes de sometimiento al procedimiento arbitral; no obstante, si las


disposiciones de la sentencia que se refieren a las cuestiones sometidas al

arbitraje, se podrá dar reconocimiento y ejecución a las primeras; o

d. Que la constitución del tribunal arbitral o el procedimiento arbitral no se hayan

ajustado al acuerdo celebrado entre las partes o, en defecto de tal acuerdo, que

la constitución del tribunal arbitral o el procedimiento arbitral no se hayan

ajustado a la ley del Estado donde se haya efectuado el arbitraje; o

e. Que la sentencia no sea aún obligatoria para las partes o haya sido anulada o

suspendida por una autoridad competente del Estado en que, o conforme a cuya

ley, haya sido dictada esa sentencia.

También se podrá denegar el reconocimiento y la ejecución de una sentencia

arbitral si la autoridad competente del Estado en que se pide el reconocimiento

y la ejecución comprueba: a. que, según la ley de este Estado, el objeto de la

diferencia no es susceptible de solución por vía de arbitraje; Que el

reconocimiento o la ejecución de la sentencia sean contrarios al orden público

del mismo Estado.

La normativa internacional

En el ámbito de la ONU

La Convención sobre el Reconocimiento y la Ejecución de las Sentencias

Arbitrales Extranjeras, de 1958, aplicable a las sentencias dictadas por los

árbitros nombrados para casos determinados, y las sentencias dictadas por los

órganos arbitrales permanentes a los que las partes se hayan sometido (Artículo

I.2), dispone en el Artículo III: Cada uno de los Estados Contratantes reconocerá

la autoridad de la sentencia arbitral y concederá su ejecución de conformidad

con las normas de procedimiento vigentes en el territorio donde la sentencia sea


invocada, con arreglo a las condiciones que se establecen en los artículos

siguientes. Para el reconocimiento o la ejecución de las sentencias arbitrales a

que se aplica la 2 presente Convención, no se impondrán condiciones

apreciablemente más rigurosas,… que los aplicables al reconocimiento o a la

ejecución de las sentencias arbitrales nacionales.

El Artículo IV a su vez, determina los requisitos para obtener el reconocimiento

y ejecución:

1. Para obtener el reconocimiento y la ejecución previstos en el artículo anterior,

la parte que pida el reconocimiento y la ejecución deberá presentar, junto con la

demanda:

a) El original debidamente autenticado de la sentencia o una copia de ese original

que reúna las condiciones requeridas para su autenticidad.

b) El original del acuerdo a que se refiere el artículo II, o una copia que reúna

las condiciones requeridas para su autenticidad.

2. Si esa sentencia o ese acuerdo no estuvieran en un idioma oficial del país en

que se invoca la sentencia, la parte que pida el reconocimiento y la ejecución de

esta última deberá presentar una traducción a ese idioma de dichos documentos.

La traducción deberá ser certificada por un traductor oficial o un traductor jurado,

o por un agente diplomático o consular.

En el ámbito Europeo .

El Reglamento (UE) No. 1215/12 de 12 de diciembre de 2012, “relativo a la

competencia judicial, el reconocimiento y la ejecución de resoluciones judiciales

en materia civil y mercantil”, del Parlamento Europeo y del Consejo1 , suprimió


el exequátur como mecanismo para la eficacia de las decisiones judiciales

extranjeras, con excepción de aquéllas relacionadas con materias fiscal,

aduanera, administrativa, o de responsabilidad del Estado por acciones u

omisiones en el ejercicio de su autoridad y los temas relacionados con el estado

y la capacidad de las personas físicas, los regímenes matrimoniales o los que

regulen las relaciones con efectos comparables al matrimonio según la ley

aplicable; la quiebra, los convenios entre quebrado y acreedores, y demás

procedimientos análogos; la seguridad social; el arbitraje; las obligaciones

derivadas de relaciones de familia, de parentesco, de matrimonio o de afinidad;

los testamento y sucesiones, incluidas las obligaciones de alimentos por causa

de muerte.

Para lograr el “objetivo de mantener y desarrollar un espacio de libertad, de

seguridad y de justicia, entre otros medios facilitando el acceso a la justicia, en

particular gracias al principio de reconocimiento mutuo de las resoluciones

judiciales y extrajudiciales en material civil…”, la Unión frente a “ciertas

diferencias en las normas nacionales sobre competencia judicial y

reconocimiento de las resoluciones judiciales que hacen más difícil el buen

funcionamiento del mercado interior…”2 , optó en materia civil y mercantil, por la

eliminación del exequátur, en tanto dispuso:

Artículo 36

1. Las resoluciones dictadas en un Estado Miembro serán reconocidas en los

demás Estados Miembros sin necesidad de procedimiento alguno.

2. Cualquier parte interesada podrá solicitar, de conformidad con el

procedimiento previsto en la subsección 2 de la sección 3, que se dicte una


resolución en la que se declare que no concurren los motivos de denegación del

reconocimiento que se recogen en el artículo 45.

3. Si la denegación del reconocimiento se invoca como cuestión incidental de la

que depende la conclusión de un procedimiento ante un órgano jurisdiccional de

un Estado Miembro, dicho órgano jurisdiccional será competente para conocer

de tal cuestión.

Artículo 37.

1. La parte que desee invocar en un Estado Miembro una resolución dictada en

otro Estado Miembro deberá presentar:

a) una copia de la resolución, que reúna los requisitos necesarios para ser

considerada auténtica, y

b) el certificado expedido conforme a lo dispuesto en el artículo 53.

2. El órgano jurisdiccional o la autoridad ante la cual se invoque una resolución

dictada en otro Estado Miembro podrá, en caso necesario, pedir a la parte que

la haya invocado que presente, de conformidad con el artículo 57, una traducción

o una transcripción del contenido del certificado mencionado en el apartado 1,

letra b), del presente artículo. El órgano jurisdiccional o la autoridad podrá exigir

una traducción de la resolución en lugar de la traducción del contenido del

certificado sin puede continuar sus diligencias sin ella.

Artículo 38

El órgano jurisdiccional o la autoridad ante el que se invoque una resolución

dictada en otro Estado Miembro podrá suspender el procedimiento, en todo o en

parte si:
a) se impugna la resolución en el Estado Miembro de origen, o

b) se solicita una resolución en la que se declare que no existen motivos para

denegar el reconocimiento con arreglo al artículo 45, o una resolución declarativa

de que debe denegarse el reconocimiento por alguno de tales motivos.

Artículo 39

Las resoluciones dictadas en un Estado Miembro que tengan fuerza ejecutiva en

él gozarán también de esta en los demás Estados Miembros sin necesidad de

una declaración de fuerza ejecutiva…

La “Convención de Montevideo” de 8 de mayo de 1979

El 5 de agosto de 1979, en la ciudad de Montevideo, Uruguay, se suscribió

la Convención Interamericana sobre Eficacia Extraterritorial de las

Sentencias y Laudos Arbitrales Extranjeros, como un instrumento de

cooperación judicial, para efectos de asegurar la eficacia extraterritorial

de las sentencias y laudos arbitrales dictados en sus respectivas

jurisdicciones territoriales.

Como países signatarios se encuentran: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile,

Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras,

México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y

Venezuela. No obstante, la citada convención determinó que estaba

sujeta a ratificación y a que los documentos de ratificación fueran

depositados en la Secretaría General de la OEA. Sólo Argentina, Bolivia,

Brasil, Colombia, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela

cumplieron con este mandato.


Se acordó que esa convención se aplicaría a las sentencias judiciales y

laudos arbitrales dictados en procesos civiles, comerciales o laborales

dictados en uno de los Estados Partes.

Como requisitos que deben reunir las sentencias, laudos arbitrales y

resoluciones jurisdiccionales exige los siguientes:

a. Que vengan revestidos de las formalidades externas necesarias para

que sean considerados auténticos en el Estado de donde proceden;

b. Que la sentencia, laudo y resolución jurisdiccional y los documentos

anexos que fueren necesarios según la presente Convención, estén

debidamente traducidos al idioma oficial del Estado donde deban surtir

efecto;

c. Que se presenten debidamente legalizados de acuerdo con la ley del

Estado en donde deban surtir efecto;

d. Que el juez o tribunal sentenciador tenga competencia en la esfera

internacional para conocer y juzgar del asunto de acuerdo con la ley del

Estado donde deban surtir efecto;

e. Que el demandado haya sido notificado o emplazado en debida forma

legal de modo sustancialmente equivalente a la aceptada por la ley del

Estado donde la sentencia, laudo y resolución jurisdiccional deban surtir

efecto;

f. Que se haya asegurado la defensa de las partes

g. Que tengan el carácter de ejecutoriados o, en su caso, fuerza de cosa

juzgada en el Estado en que fueron dictados;

h. Que no contraríen manifiestamente los principios y las leyes de orden

público del Estado en que se pida el reconocimiento o la ejecución.


La “Convención de Montevideo” de 8 de mayo de 1979 El 5 de agosto de 1979,

en la ciudad de Montevideo, Uruguay, se suscribió la Convención Interamericana

sobre Eficacia Extraterritorial de las Sentencias y Laudos Arbitrales Extranjeros,

como un instrumento de cooperación judicial, para efectos de asegurar la eficacia

extraterritorial de las sentencias y laudos arbitrales dictados en sus respectivas

jurisdicciones territoriales. Como países signatarios se encuentran: Argentina,

Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala,

Haití, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana,

Uruguay y Venezuela. No obstante, la citada convención determinó que estaba

sujeta a ratificación y a que los documentos de ratificación fueran depositados

en la Secretaría General de la OEA. Sólo Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia,

Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela cumplieron con este

mandato.

Se acordó que esa convención se aplicaría a las sentencias judiciales y laudos

arbitrales dictados en procesos civiles, comerciales o laborales dictados en uno

de los Estados Partes.

Como requisitos que deben reunir las sentencias, laudos arbitrales y

resoluciones jurisdiccionales exige los siguientes:

a. Que vengan revestidos de las formalidades externas necesarias para que

sean considerados auténticos en el Estado de donde proceden;

b. Que la sentencia, laudo y resolución jurisdiccional y los documentos anexos

que fueren necesarios según la presente Convención, estén debidamente

traducidos al idioma oficial del Estado donde deban surtir efecto;


c. Que se presenten debidamente legalizados de acuerdo con la ley del Estado

en donde deban surtir efecto;

d. Que el juez o tribunal sentenciador tenga competencia en la esfera

internacional para conocer y juzgar del asunto de acuerdo con la ley del Estado

donde deban surtir efecto;

e. Que el demandado haya sido notificado o emplazado en debida forma legal

de modo sustancialmente equivalente a la aceptada por la ley del Estado donde

la sentencia, laudo y resolución jurisdiccional deban surtir efecto;

f. Que se haya asegurado la defensa de las partes;

g. Que tengan el carácter de ejecutoriados o, en su caso, fuerza de cosa juzgada

en el Estado en que fueron dictados;

h. Que no contraríen manifiestamente los principios y las leyes de orden público

del Estado en que se pida el reconocimiento o la ejecución.

Así mismo, incluye el listado de los documentos que se requieren para que se

pueda llevar a cabo la comprobación para solicitar el reconocimiento de estas

decisiones judiciales y arbitrales, en los siguientes términos: a. Copia autentica

de la sentencia o del laudo y resolución jurisdiccional. b. Copia auténtica de las

piezas necesarias para acreditar que se ha dado cumplimiento a los incisos e) y

f) del artículo anterior. c. Copia auténtica del auto que declare que la sentencia

o el laudo tiene el carácter de ejecutoriado o fuerza de cosa juzgada. En cuanto

al procedimiento y la competencia de los órganos judiciales, se dejó a la ley de

cada Estado en el que se solicite el cumplimiento, la regulación con miras a

asegurar la eficacia de las sentencias, laudos arbitrales y resoluciones

jurisdiccionales.
RECONOCIMIENTO Y EJECUCION DE SENTENCIAS EXTRANJERAS

El sistema de Derecho internacional privado determina efectos propios para las

sentencias procedentes de ordenamientos jurídicos extranjeros que han de

aplicarse en una determinada jurisdicción. De este modo, cada país determina

libremente cuáles son las condiciones y requisitos para que una sentencia

extranjera produzca efectos dentro de su territorio. Una

sentencia extranjera adquiere "eficacia" en otro país por medio de su

reconocimiento o ejecución judicial por los tribunales del mismo.

Sentís Melendo expresa «lo que se examina, no es, pues, el litigio, sino la

sentencia; mejor dicho la materia litigiosa en el juicio de reconocimiento es la

propia sentencia.»

El reconocimiento y ejecución de sentencias extranjeras es un tema de

interesante discusión jurídica, que ha merecido un tratamiento distinto en el

tiempo y en las principales legislaciones rectoras del Derecho Internacional

Privado. En el caso peruano, la legislación civil y procesal civil han sufrido

notables cambios en esta materia, particularmente en lo relativo al estado y

capacidad de los nacionales. Así, podemos observar que en cuanto a las normas

sobre jurisdicción, el derogado Código de Procedimientos Civiles, en su artículo

1158°, establecía que no tienen fuerza en la República las resoluciones dictadas

por un tribunal extranjero, que estatuyen sobre la condición civil, capacidad

personal o relaciones de familia de peruanos o de extranjeros domiciliados en el

Perú.
En el caso de los nacionales, la competencia de los tribunales peruanos era

exclusiva, por cuanto el factor de conexión nacionalidad excluía cualquier

posibilidad de conocimiento por parte de otro Estado de asuntos de esta materia,

mientras que en el caso de los extranjeros la exclusividad sólo operaba en tanto

domiciliaran las partes en el país.

Para Quintero y Prieto (2000), la sentencia en el acto jurisdiccional por

excelencia, en el cual se materializa el poder esencial de la jurisdicción. Para la

posición doctrinaria dominante, existe tres clases de sentencias: declarativas,

constitutivas y de condena o prestación.

Las sentencias (y laudos arbitrales), válidamente expedidos en el extranjero

deben ser reconocidos y ejecutados en los demás países. El procedimiento que

declara ejecutable en el país las sentencias extranjeras han recibido el nombre

de exequátur. Según Chiovenda, (citado por Vescoci, 2006), este es la

nacionalización de la sentencia extranjera.

La cuestión del efecto del reconocimiento de los juicios extranjeros, nos dice Adir,

plantea dos series de consideraciones. De una pare, es deseable reconocer

estas decisiones a fin de que termine los litigios. El juicio extranjero emana de

una autoridad soberana y es susceptible de ser reconocido en otros Estados. Un

nuevo proceso puede conducir a decisiones incompatibles que irían a en contra

de la armonía de las soluciones, que constituyen el imperativo fundamental del

DIP. Por otra parte, sin embargo, no se puede admitir sin control los efectos de

una decisión obtenida en condiciones en las cuales el Estado del foro no ha

tenido ninguna participación.


IMPORTANCIA RECONOCIMIENTO Y EJECUCIÓN DE SENTENCIAS

EXTRANJERAS

(CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA SALA CIVIL

PERMANENTE), expresa en la apelación Nº.4395-2018, “Para que las

sentencias extranjeras sean reconocidas en el Perú se requiere, entre otras

garantías que se haya citado al demandado conforme a la ley del lugar del

proceso; que se le haya concedido plazo razonable para comparecer; y que se

le hayan otorgado garantías procesales para defenderse.”

(Carmen Julia Cabello Matamala) El reconocimiento y ejecución de sentencias

extranjeras es un tema de interesante discusión jurídica, que ha merecido un

tratamiento distinto en el tiempo y en las principales legislaciones rectoras del

Derecho Internacional Privado Y expresa dicho autor que en el caso peruano, la

legislación civil y procesal civil han sufrido notables cambios en esta materia,

particularmente en lo relativo al estado y capacidad de los nacionales.

Por ende a lo mencionado podemos observar que en cuanto a las normas sobre

jurisdicción, el derogado Código de Procedimientos Civiles, en su artículo 1158°,

establecía que «No tienen fuerza en la República las resoluciones dictadas por

un tribunal extranjero, que estatuyen sobre la condición civil, capacidad personal

o relaciones de familia de peruanos o de extranjeros domiciliados en el PerÚ».

En el caso de los nacionales, la competencia de los tribunales peruanos era

exclusiva, por cuanto el factor de conexión nacionalidad excluía cualquier

posibilidad de conocimiento por parte de otro Estado de asuntos de esta materia,

mientras que en el caso de los extranjeros la exclusividad sólo operaba en tanto

domiciliaran las partes en el país, como puede advertirse, la posición nacional


era bastante restrictiva para la admisión de los exequatur, los que en su mayoría

eran declarados de plano improcedentes.

Normalmente, solemos dividir a las sentencias en declarativas, constitutivas y de

condena. Las primeras dos pueden ser reconocidas, pero no ejecutadas,

mientras que las sentencias de condena pueden ser reconocidas y ejecutadas.

La ejecución implica el reconocimiento, pero el reconocimiento no va seguido de

una ejecución cuando de sentencias declarativas o constitutivas se trata.

El reconocimiento y ejecución de una sentencia extranjera es el proceso que

permite que una sentencia o laudo arbitral dictados en el extranjero tenga efectos

en nuestro país similares a los que tendría una sentencia o laudo arbitral dictado

en nuestro país.

(Juan Ayas) Una sentencia extranjera adquiere eficacia en el país por medio de

su reconocimiento o ejecución judicial. Los requisitos exigidos para reconocer y

ejecutar una sentencia extranjera son generalmente los mismos.

En el reconocimiento el juez acepta un derecho consagrado por la sentencia,

como por ejemplo la existencia de un divorcio; en la ejecución el titular del

derecho consagrado por la sentencia extranjera exige el concurso de la fuerza

pública local por intermedio del juez para obtener la satisfacción material, como

por ejemplo la ejecución de bienes promovida por un acreedor. El procedimiento

de exequátur busca otorgar el mismo nivel de validez a una sentencia extranjera

que el que tiene una sentencia local.

El trámite preparatorio para el reconocimiento de una sentencia extranjera que

culmina con el exequátur, puede ser definido como la declaración en cuya virtud

se acuerda a aquélla la misma eficacia que revisten las sentencias dictadas por
los jueces nacionales. Ese trámite se halla constituido por un breve proceso de

conocimiento cuyo objeto no es la relación jurídica substancial litigiosa sino la

sentencia extranjera, a cuyo respecto sólo se trata de comprobar si reúne los

requisitos a los que el ordenamiento interno supedita sus efectos ejecutivos.

EXIGENCIAS EXTRÍNSECAS A LA SENTENCIA EXTRANJERA

El régimen legal peruano coloca el reconocimiento y ejecución bajo reserva del

cumplimiento de condiciones que son, en realidad, exteriores a la sentencia

materia de reconocimiento. Así, en defensa de la soberanía nacional, se

establece una exigencia atenuada de reciprocidad. Seguidamente, en

salvaguardia del orden jurídico peruano, se descarta el exequatur cuando la

sentencia extranjera versa sobre algún asunto revestido de competencia

exclusiva

1. Principio de reciprocidad: El origen del principio de reciprocidad -

invocado base en tanto garantía de la soberanía e igualdad entre

Estados- se encuentra en la doctrina de Comitas gentium o Comity.

En este caso, una decisión de justicia -acto de poder de Estados

soberanos- sólo puede surtir efectos en el territorio de otro Estado

soberano si ambos Estados se comprometen a realizarse

mutuamente esa concesión. Así la reciprocidad (o reconocimiento

mutuo) fue consagrada en tanto principio por la Corte Suprema

Americana en 1895.

En el Derecho Internacional Privado peruano, siguiendo la tradición

convencional latinoamericana, la eficacia extraterritorial de las sentencias

se subordina al cumplimiento del principio de reciprocidad tanto


contractual como legislativa. En virtud de la primera, las sentencias

extranjeras tienen en territorio peruano la fuerza que les reconoce el

tratado respectivo.

En la materia, Perú ha ratificado los Tratados de Montevideo (1889), el

Código Bustamante (1928) y la Convención interamericana sobre eficacia

extraterritorial de las sentencias y laudos arbitrales extranjeros (1979). En

segundo término, se establece la reciprocidad afirmativa o legislativa. Es

decir, de no existir tratado con el Estado de origen, para que una sentencia

extranjera produzca efectos debe proceder de un país que dé

recíprocamente cumplimiento a los fallos que emanan de los tribunales

peruanos. “Droit pour droit », decía Niboyet..

En la eventualidad de que la sentencia proceda de un país en el que no

se da cumplimiento a los fallos de los tribunales peruanos, el art. 2103 del

Código Civil descarta expresamente que pueda tener fuerza alguna en el

territorio peruano. Sin embargo, el tratamiento recíproco se presume. No

corresponde al solicitante del exequatur sino, a quien se opone al

reconocimiento aportar la prueba de la ausencia de reciprocidad. La

disposición facilita el reconocimiento, pues deja de lado la dificultad de

probar que en el país de origen no se reconoce a las sentencias peruanas.

Más allá, cabe remarcar el carácter fuertemente controvertido de la

exigencia de reciprocidad.

Esta aparece, más bien, como un criterio de naturaleza política,

completamente desvinculado de la sentencia y de los derechos

individuales allí consagrados. Diversos países la han eliminado de su

sistema jurídico. Es el caso, por ejemplo, de España, Suiza o Francia. En


Estados Unidos, sólo rige en unos pocos estados, entre ellos Georgie y

Massachusetts. Contrariamente en Florida o Texas, el magistrado

dispone de la facultad de evaluar su aplicación. Explica Battifol, sobre el

particular, que es preferible que el derecho ignore el principio de

reciprocidad pues “resulta lamentable que los derechos de las personas

dependan de prescripciones que aparecen como medidas de represalia”.

De su lado Goldman señala también que la idea de la reciprocidad,

tratándose del exequatur, es algo “absurdo”, “extremadamente peligroso”

y, subraya el autor, puede desembocar en “deplorables resultados”.

En efecto, no condice con un sistema protector de derechos individuales.

Cuando un Estado se niega a reconocer los fallos que provienen de otros

países en razón de la ausencia de reciprocidad, obvia tomar en

consideración que las consecuencias prácticas de la falta de tratamiento

recíproco afectan directamente a los particulares. Estos últimos se ven

privados de los derechos subjetivos válidamente adquiridos en país

extranjero.

Es lo que se constata en una sentencia de la Corte Suprema que

desestima el exequatur precisando que “al no existir tratado de Derecho

Internacional Privado entre ambos países, se debió demostrar la

reciprocidad en casos análogos, y probar la existencia de resoluciones

emitidas por los tribunales de Florida-Estados Unidos, que tengan la

misma fuerza jurídica y legal solicitada, en aquellos casos en los que el

Estado peruano, haya emitido sentencia sobre derechos de familia” Se

advierte, en el caso citado, que la denegatoria del exequatur fundada


exclusivamente en esta causal, contraria derechos fundamentales y

debería ser considerada inconstitucional.

En primer lugar, marca una situación discriminatoria respecto de aquellos

que, habiendo obtenido ese mismo derecho en otro país, pueden hacerlo

valer gracias a la existencia de un convenio internacional, beneficiándose

así de mayor protección. En segundo lugar, la exigencia de la reciprocidad

constituye un requisito exorbitante para el acceso a la jurisdicción pues

está totalmente desligado de los intereses en causa. Más que un requisito

para el reconocimiento aparece como una causal de denegación de

acceso a la jurisdicción que transgrede el principio de tutela juridicial

efectiva.

En realidad, la eficacia de un derecho no se refiere únicamente a la

capacidad de los justiciables de hacer valer sus derechos ante el juez de

origen sino también a ejecutar la decisión en el estado requerido. En esa

línea de pensamiento se pronuncia el Tribunal Constitucional peruano

cuando señala que el principio de tutela jurisdiccional efectiva implica el

“derecho a la ejecución de resoluciones judiciales” y también la correlativa

“obligación que este derecho genera en los poderes públicos.

El derecho a la ejecución de resoluciones judiciales no se limita

obviamente a aquellas sentencias emanadas de una jurisdicción interna

sino engloba igualmente a aquellas que provienen de países extranjeros.

Desde 1948, la Declaración Universal de Derechos Humanos, precisa que

toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e

internacional en el que los derechos y libertades se hagan plenamente

efectivos.
Puede entenderse así, como la obligación a cargo de los Estados de

establecer los procedimientos que garanticen la ejecución de las

sentencias. Ciertamente, el derecho a la tutela judicial efectiva no se agota

cuando el magistrado emite un dictamen fundado en derecho que

resuelva el fondo de la pretensión, engloba también el derecho a la

ejecución de lo decido. Y aquello independientemente del origen nacional

o extranjero del fallo.

En este último caso, el reconocimiento debería subordinarse

estrictamente al examen de las condiciones intrínsecas de la sentencia de

cara a las exigencias del sistema jurídico del foro requerido. Respeto de

las competencias exclusivas. Una causa de denegación del

reconocimiento prevista en la generalidad de sistemas jurídicos se refiere

a la vulneración del respeto de las competencias exclusivas.

En Perú, al igual que tratándose de derechos reales sobre predios, el

sistema revestía de privilegio de jurisdicción a los asuntos relativos al

estado, capacidad y relaciones familiares. Fundado en el criterio

nacionalidad, el derogado artículo 1158 del Código de Procedimientos

Civiles, excluía expresamente fuerza ejecutoria a las sentencias

extranjeras en la materia. Desde 1984, el artículo 2062 del actual Código

Civil, invirtiendo el método conflictual, consagra un forum legis y subordina

la competencia de los jueces nacionales al hecho de que la norma de

conflicto designe la competencia del derecho sustantivo peruano al fondo

del asunto. Implícitamente se deriva entonces que la competencia de los

tribunales peruanos en la materia es de carácter facultativo, lo cual


permite el reconocimiento de sentencias extranjeras relativas a acciones

personales.

Así, cualquier juez extranjero siempre que su competencia se funde en un

vínculo estrecho con el litigio, puede emitir una decisión susceptible de

ser reconocida, no solamente sobre la ruptura del vínculo conyugal, sino

también sobre los asuntos relativos a la patria potestad, tenencia,

alimentos de los hijos, entre otros. Contrariamente, reiterada

jurisprudencia nacional rechaza el reconocimiento del extremo en el cual

la sentencia extranjera de divorcio se pronuncia sobre los bienes

conyugales ubicados en el territorio nacional invocando una supuesta

exclusividad de la competencia.

Al respecto, conviene resaltar que la atribución de competencia exclusiva,

conforme al artículo 2058 del Código Civil, se restringe a acciones o

pretensiones auténticamente “reales” que recaen sobre predios. “No así

cuando se planteen pretensiones de naturaleza personal”, como

claramente anota la profesora Ariano. Entonces, cae por su propio peso,

que la disolución de la sociedad de gananciales es de competencia

facultativa de los tribunales peruanos y que el reconocimiento de

sentencias extranjeras no debería ser desestimado.

REGULARIDAD INTRÍNSECA DE LA SENTENCIA EXTRANJERA

La concesión de la ejecución de sentencia exige igualmente la verificación

de la regularidad intrínseca de la sentencia; es decir, que haya sido

proferida por un tribunal internacionalmente competente y que tenga el


carácter de cosa juzgada. Competencia internacional del tribunal

extranjero.

El control de la competencia del juez de origen, llamada por Bartin

“competencia internacional indirecta”, constituye un requisito esencial, al

cual la generalidad de sistemas jurídicos subordina el reconocimiento. El

Código Civil peruano, apartando cualquier duda relativa a las reglas a

utilizarse para esta evaluación, consagra expresamente los criterios

mediante los cuales se debe verificar la competencia del juez de origen;

simultáneamente, con el ánimo de reforzarlos prevé en el art. 2104, inc.

2, dos niveles de verificación.

En primer lugar, la evaluación se realiza, no mediante la trasposición de

las reglas peruanas de competencia judicial internacional, sino de acuerdo

a las reglas de competencia del tribunal de origen. En efecto, el artículo

art. 2104, inc. 2, establece que “el tribunal extranjero haya sido

competente para conocer el asunto, de acuerdo a sus normas de Derecho

Internacional Privado”.

Esto significa, que el examen de la competencia del tribunal extranjero

exige la verificación del cumplimiento de las reglas de competencia

judicial internacional previstas en el país de donde procede el fallo cuyo

reconocimiento se solicita. Obviamente, cada Estado regula

unilateralmente las condiciones y los requisitos para atribuir o retirar

competencia a sus tribunales.

Así, el juez extranjero se reconoció competente para conocer el litigio en

aplicación de su propio sistema de derecho internacional privado, sin

considerar que la sentencia que emitiría posteriormente sería objeto de


una demanda de reconocimiento en otro país. Si bien, conforme al

derecho nacional, el criterio que funda la competencia del órgano

jurisdiccional emisor puede basarse en conexiones distintas a las

establecidas en la ley peruana; esas reglas deben condecir con los

principios generales de competencia procesal internacional. Ciertamente,

la ley peruana ordena, en segundo lugar, admitir el exequatur si los

criterios de atribución de competencia consagrados en la ley extranjera

satisfacen estándares universales.

El mismo Código Civil, art. 2104 inc. 2, decreta que la verificación de la

conformidad de la elección del foro de origen se evalúe en aplicación de

los “principios generales de competencia procesal internacional”. De

donde se desprende que el reconocimiento no será concedido si la norma

de competencia judicial del tribunal de origen, se funda en un criterio de

naturaleza exorbitante o desproporcionado. La remisión a conexiones

equivalentes o similares a las imperantes en el ámbito internacional evoca

la idea de la necesaria existencia de un vínculo estrecho entre el litigio y

el Estado de origen.

Así, el exequatur debería denegarse si el divorcio es emitido en una

jurisdicción cuya competencia se fundó en un criterio diferente al principio

“actor sequitur fórum rei” y que, en adición, no presente punto de contacto

alguno con la causa. Naturalmente el objetivo consiste en evitar el fórum

shopping; es decir, garantizar que la elección del foro no haya sido

fraudulenta. Sin embargo, conviene relevar paralelamente la imprecisión

que rodea la expresión “principios generales de competencia procesal


internacional”. En defecto de numerus clausus que identifique esos

principios, se descubre cierta inseguridad jurídica..

Si bien podemos decir que el juez del domicilio, juez natural del demando,

constituye un criterio de competencia universalmente admitido; el

problema radica en que no existe una sola definición de domicilio, menos

aún de domicilio conyugal. En algunos sistemas el domicilio conyugal se

identifica, simplemente, con el domicilio del marido. Contrariamente en

otros países, fundados en el principio de igualdad de los conyugues como

en el sistema peruano, se establece que la facultad fijar y mudar el

domicilio conyugal corresponde a ambos cónyuges.

Con todo, creemos que en lugar de referirse a los “principios generales de

competencia procesal internacional”, sería más apropiado, para descartar

una elección arbitraria del foro o la incertidumbre que rodea el término,

especificar que la competencia del juez extranjero se funde en un vínculo

estrecho u objetivo con la relación jurídica. Una pluralidad de elementos

puede demostrar conexión suficiente entre el litigio y el tribunal de origen.

El reciente Convenio de La Haya sobre reconocimiento y ejecución de

sentencias extranjeras en materia civil o comercial de julio de 2019, cuyo

ámbito de aplicación no comprende los asuntos relativos a la familia o

divorcio, establece criterios que podrían ser tomados en consideración.

Prevé, por ejemplo, como presupuestos del reconocimiento (art. 5), que

la persona contra la cual se solicita el reconocimiento tenga su residencia

habitual en el Estado de origen o sea quien presentó la demanda que dio

lugar a la sentencia cuyo reconocimiento se solicita. Incluye igualmente la


hipótesis que el demandado haya aceptado expresamente la competencia

del tribunal de origen o haya presentado argumentos relativos al fondo

durante el transcurso del procedimiento en el que se dictó la sentencia,

entre otros.

La necesidad de un “vínculo suficiente” es igualmente invocado por la

jurisprudencia francesa, en el caso del reconocimiento de sentencias de

divorcio. Una célebre sentencia de la Corte de Apelaciones de Paris del

10 de noviembre de 1971 precisó que el control de la competencia del

juez extranjero puede realizarse invocando criterios liberales, siendo

suficiente para que el tribunal extranjero sea reconocido competente que

el litigio se vincule de manera suficiente al país a cuyos tribunales se

recurre; es decir, que la elección de la jurisdicción no sea arbitraria, ni

artificial ni fraudulenta.

Igualmente, la Corte de Casación exige un “vínculo característico” entre

el litigio y el país a cuyos tribunales se recurre. Sin embargo, surgen

interrogantes alrededor de su apreciación. Así, se preguntan algunos

autores si el vínculo característico debe apreciarse en función de la

naturaleza del litigio o si el criterio se limita a exigir una proximidad, al

margen de la materia litigiosa. Más allá, también en materia de divorcio,

rige en Francia un conjunto de reglas jerarquizadas para establecer la

competencia judicial.

A saber, primero el tribunal donde se encuentra la residencia de la familia;

en defecto de residencia común, el tribunal del lugar donde reside el

esposo con quien viven los hijos menores; en los demás casos, el tribunal

del domicilio del demandado. Con todo fluye la dificultad de establecer


numerus clausus todos los criterios que demuestren vinculación

suficiente. Si bien diversas circunstancias pueden revelar la proximidad al

foro de origen o el defecto de vinculación, creemos que se trata de una

materia que exige una apreciación in concreto, caso por caso. Sobre el

particular, el Tribunal Supremo español considera que acreditan una

“vinculación suficiente” criterios como el domicilio de ambas partes en el

extranjero, la nacionalidad extranjera de una de las partes asimismo el

lugar de celebración del matrimonio en el extranjero, entre otros.

En efecto, el sistema común español, exige en el art 46.1 c) de la Ley de

Cooperación Jurídica Internacional en materia Civil (LCJIMC) que la

competencia del tribunal de origen obedezca a una “conexión razonable”.

Agrega al respecto que se “presumirá la existencia de una conexión

razonable con el litigio cuando el órgano jurisdiccional extranjero hubiere

basado su competencia judicial internacional en criterios similares a los

previstos en la legislación española”. De donde se desprende que, si bien

el régimen español somete el control de la competencia judicial

internacional del juez de origen a una regla de alcance general, basada

en el sistema de contactos razonables con el litigio36, matiza la exigencia

consagrando una presunción de vinculación razonable. Es decir, basta la

concurrencia de criterios no iguales a los previstos en la legislación

española sino únicamente similares a los mismos. Como lo advierte

autorizada doctrina estamos frente un ““enfoque flexible” que se adapta

correctamente a la diversidad de legislaciones en el mundo”.

AUTORIDAD DE COSA JUZGADA


El carácter de cosa juzgada de las sentencias es una garantía

fundamental de la administración de justicia. Según Ulpiano, “res iudicata

pro veritate habetur”. El aforismo consagra el principio de cosa juzgada

material según el cual se presume que “la cosa juzgada se tiene por

verdad”. En consonancia, el fallo extranjero debe ser una resolución que

pongan fin a la instancia en el país emisor.

Es decir, que no puede ser recurrido mediante recurso impugnatorio

alguno. Como lo advierte la Corte Suprema peruana, es una decisión

“inmutable, vinculante y definitiva”, siempre por supuesto, de acuerdo a la

norma procesal extranjera.

El reconocimiento exige, por lo tanto, que se compruebe que el dictamen

es firme y que puede ser ejecutado en el país donde tuvo lugar el proceso.

En efecto, si el reconocimiento tiene por finalidad revestir de fuerza

ejecutoria la sentencia extranjera, esa cualidad debe de preexistir en el

país de origen. Es obvio, sin embargo, las dificultades para controlar el

respeto de las reglas procesales de otros países. Más aún si se advierte

que no en todos los sistemas jurídicos la interposición de recursos

impugnatorios se sujeta a un sistema rígido de plazos como es el caso de

Inglaterra y otros países del Common Law.

En la práctica, corresponde al demandante acreditar que el procedimiento

judicial extranjero ha concluido mediante sentencia firme. En ese sentido

se pronuncia la Corte Suprema respecto a una solicitud de reconocimiento

de disolución del vínculo matrimonial emitida en Estados Unidos. En este

caso, los magistrados peruanos deniegan el reconocimiento debido al


hecho de que el demandante no había aportado la prueba que acredite la

calidad de cosa juzgada de la resolución.

La Corte Suprema justifica la denegatoria precisando que el actor, no

acompañaba documento o medio probatorio alguno, que constate que,

para la justicia norteamericana, esa sentencia había adquirido “la calidad

de cosa juzgada mediante resolución o certificación de no haber sido

apelada”.

LA REGULACION EN EL PERU SEGÚN EL CODIGO CIVIL EN LAS

SENTENCIAS EXTRANJERAS.

En el Código Civil del Perú se reglamenta el reconocimiento y ejecución de

sentencias y fallos arbitrales, así:

Principio de Reciprocidad exeº. Las sentencias pronunciadas por tribunales

extranjeros tienen en la República la fuerza que les conceden los tratados

respectivos. Si no hay tratado con el país en el que se pronunció la sentencia,

tiene ésta la misma fuerza que en aquel país se da a las sentencias pronunciadas

por los tribunales peruanos.

Reciprocidad negativa Artículo 2103º.- Si la sentencia procede de un país en el

que no se da cumplimiento a los fallos de los tribunales peruanos, no tiene fuerza

alguna en la República.

Están comprendidas en la disposición precedente las sentencias que proceden

de países donde se revisan, en el fondo, los fallos de los tribunales peruanos.


Requisitos para Execuátur Artículo 2104º. Para que las sentencias extranjeras

sean reconocidas en la República, se requiere, además de lo previsto en los

Artículos 2102º y 2103º.

1.-Que no resuelvan sobre asuntos de competencia peruana exclusiva.

2.- Que el tribunal extranjero haya sido competente para conocer el asunto, de

acuerdo a sus normas de Derecho Internacional Privado y a los principios

generales de competencia procesal internacional.

3.- Que se haya citado al demandado conforme a la ley del lugar del proceso;

que se le haya concedido plazo razonable para comparecer; y que se le hayan

otorgado garantías procesales para defenderse.

4.- Que la sentencia tenga autoridad de cosa juzgada en el concepto de las

leyes del lugar del proceso

5.- Que no exista en el Perú juicio pendiente entre las mismas partes y sobre el

mismo objeto, iniciado con anterioridad a la interposición de la demanda que

originó la sentencia.

6.- Que no sea incompatible con otra sentencia que reúna los requisitos de

reconocimiento y ejecución exigidos en este título y que haya sido dictada

anteriormente.

7.- Que no sea contraria al orden público ni a las buenas costumbres.

8.- Que se pruebe la reciprocidad. Sentencia extranjera en materia de quiebra

Artículo 2105º.- El tribunal peruano que conoce del reconocimiento de una

sentencia extranjera de quiebra, puede dictar las medidas preventivas

pertinentes desde la presentación de la solicitud de reconocimiento.


El reconocimiento en el Perú de una sentencia extranjera de quiebra debe

cumplir con los requisitos de notificación y publicidad previstos en la ley peruana

para las quiebras de carácter nacional.

Los efectos de la quiebra decretada en el extranjero y reconocida en el Perú, se

ajustarán a la ley peruana en lo que respecta a los bienes situados en el Perú y

a los derechos de los acreedores.

El juez procederá de acuerdo a lo establecido en la ley peruana en cuanto a la

formación, administración y liquidación de la masa en el Perú, satisfaciendo los

derechos de los acreedores domiciliados y las acreencias inscritas en el Perú,

según la graduación señalada en la ley de quiebras. Si no hay acreedores

domiciliados ni acreencias inscritas en el Perú, o si, después de satisfechos éstos

conforme a los párrafos precedentes, resulta un saldo positivo en el patrimonio

del fallido, dicho saldo será remitido al administrador de la quiebra en el

extranjero, previo exequátur ante el juez peruano de la verificación y graduación

de los créditos realizados en el extranjero.

EJECUCIÓN DE SENTENCIA EXTRANJERA

Artículo 2106º.- La sentencia extranjera que reúna los requisitos establecidos en

los Artículos 2102º, 2103º, 2104º y 2105º puede ser ejecutada en el Perú a

solicitud del interesado.

Formalidad de la solicitud de ejecución de sentencia extranjera

Artículo 2107º.- La solicitud a que se refiere el Artículo 2106º debe ir

acompañada de copia de la sentencia íntegra, debidamente legalizada y

traducida oficialmente al castellano, así como de los documentos que acrediten

la concurrencia de los requisitos establecidos en este título.


Trámite para declaración de ejecutoria de sentencia extranjera

Artículo 2108º.- El trámite para la declaración de ejecutoria se ajusta a lo

establecido en el Código de Procedimientos Civiles. Cumplido el trámite, la

sentencia extranjera tendrá la misma fuerza ejecutoria que tienen las sentencias

nacionales. Las sentencias extranjeras que versen sobre asuntos no

contenciosos de jurisdicción facultativa no requieren de exequátur.

Valor probatorio de sentencia extranjera legalizada Artículo 2109º.- Las

sentencias extranjeras debidamente legalizadas producen en el Perú el valor

probatorio que se reconoce a los instrumentos públicos, no requiriendo para ese

efecto del exequátur

Valor probatorio de la sentencia extranjera Artículo 2110º.- La autoridad de cosa

juzgada de una sentencia extranjera puede hacerse valer dentro de un juicio si

cumple con los requisitos establecidos en este título, sin necesidad de someterla

al procedimiento del exequátur.

APLICACIÓN SUPLETORIA

Artículo 2111º. Lo dispuesto en este título rige, en cuanto sea aplicable, también

para resoluciones extranjeras que ponen término al proceso y, especialmente,

para las sentencias penales en lo referente a la reparación civil. Tratándose de

laudos arbitrales, serán de aplicación exclusiva las disposiciones de la Ley

General de Arbitraje.

Por otra parte, el Código Procesal Civil de Perú, establece:

Artículo 837. Competencia. - El proceso que se refiere el Título IV del Libro X del

Código Civil, se interpone ante la Sala Civil de turno de la Corte Superior en cuya
competencia territorial tiene su domicilio la persona contra quien se pretende

hacer valer. Se aplican al proceso de reconocimiento de laudos arbitrales

extranjeros las Disposiciones Generales de esta Sección, en todo lo que no se

oponga a la Ley General de Arbitraje.

Artículo 838. Presunción relativa. - Se presume que existe reciprocidad respecto

a la fuerza que se da en el extranjero a las sentencias o laudos pronunciados en

el Perú. Corresponde la prueba negativa a quien niegue la reciprocidad.

EL EXEQUÁTUR

Exequátur palabra latina que significa “ejecútese” muy a menudo utilizada en la

forma exequátur, es el conjunto de reglas conforme a las cuales el ordenamiento

Jurídico de un Estado verifica si una sentencia judicial emanada de un tribunal

de otro Estado reúne o no los requisitos que permiten reconocimiento u

Homologación.

De la misma forma se denomina a la autorización que otorga un jefe de Estado

a agentes extranjeros para que en su territorio puedan ejercer funciones propias

de sus cargos y asimismo, en el contexto de las relaciones entre Iglesia y Estado

propias del Antiguo Régimen, era el término utilizado para designar el pase que

daba la autoridad civil de un Estado a las bulas y otras disposiciones pontificias

para que fueran observadas dentro de su territorio.

Si nos referimos al Perú la definición sería el proceso tendiente a obtener el

reconocimiento por Tribunales peruanos de una Resolución judicial expedida en

el extranjero. En conclusión, podemos decir que, es el proceso judicial que tiene


como finalidad reconocer las sentencias o laudos arbitrales firmes expedidos en

el extranjero para que puedan ser reconocidas y/o ejecutadas en el Perú.

Titularidad del exequátur

El titular del exequátur es:

a) Toda persona en cuyo favor se dictó la sentencia;

b) Toda persona a quien la sentencia extranjera le ocasione un perjuicio o le

impida un beneficio que sólo la declaración puede hacer cesar.

PROCEDIMIENTO DE EXEQUÁTUR

Para que sea procedente el exequátur se requiere, al menos, el cumplimento de

los siguientes principios:

1. Verificación de tratado: Es decir si existen tratados al respecto con el

Estado del cual emana la sentencia. De existir se debe atener a estos. En

caso contrario, se aplica el principio de reciprocidad.

2. Reciprocidad: Si hay reciprocidad con el país de origen de la sentencia,

es decir, si el Estado del cual emana la sentencia le otorga valor a las

emanadas del Estado ante quien se tramita el exequátur.

3. Regularidad internacional de los fallos: La compatibilidad de la sentencia

con las leyes del país donde se solicita que sea reconocida.

Especialmente está referido a:

• Que no contenga nada contrario a la legislación del país donde se

tramita.
• Que no se oponga a la jurisdicción del país donde se tramita.

• Que la parte contra quien se invoca la sentencia haya sido

notificada conforme a derecho.

• Que la sentencia se encuentre ejecutoriada conforme a la ley del

Estado de donde se otorgó.

Marco legal del exequatur

Esta figura se encuentra regulada por varias leyes:

✓ Ley Orgánica 19/2003 de modificación de la Ley Orgánica del Poder

Judicial.

✓ La Ley Orgánica 6/1985 del Poder Judicial, sobre extensión y límites de

la jurisdicción.

✓ Ley 29/2015 de cooperación jurídica internacional en materia civil, que

determina el procedimiento y ejecución de resoluciones judiciales y

documentos públicos extranjeros, más precisamente el procedimiento del

exequátur.

✓ La Ley 62/2003 de Medidas Fiscales, Administrativas y del Orden Social.

✓ Ley 1/2000 de Enjuiciamiento Civil, sobre fuerza ejecutiva en España de

los títulos ejecutivos extranjeros.

Ámbito de aplicación del exequatur

Por norma general, los documentos que pueden ser sometidos al exequatur son:

• Sentencias extranjeras firmes, procedentes de un órgano jurisdiccional

del orden contencioso, incluso las que deriven de acciones colectivas.


• Sentencias extranjeras definitivas adoptadas en un procedimiento de

jurisdicción voluntaria.

• Medidas extranjeras cautelares y provisionales únicamente cuando la

denegación del reconocimiento implique una vulneración de tutela judicial

efectiva y siempre que se hubieran acordado en audiencia con la parte

contraria.

• Documentos públicos extranjeros.

• Laudos o resoluciones arbitrales.

OBJETO DE LA SOLICITUD DE EXEQUATUR

En relación con el primer tema relativo a la homologación de sentencias

extranjeras con carácter de cosa juzgada, es necesario precisar el alcance

terminológico de la expresión sentencia, Sentencia o decisión judicial extranjera

son los términos que usualmente se emplean para señalar a la materia del

procedimiento de exequatur.

Como bien lo define la Convención de la Haya en su artículo 2°; se entiende

como decisión judicial a la que sea reconocida y declarada ejecutoria en el país

requerido, y que a la vez no puede ser objeto de un recurso extraordinario en el

país de origen. Surge entonces la necesidad de distinguir la sentencia extranjera

y el auxilio judicial internacional.

• Auxilio judicial internacional «Las cartas rogatorias constituyen el ruego y

apoderamiento que dirige un juez o tribunal de otro país para que realice

determinados actos procesales. (Ej.: notificación de una decisión, interrogatorio


de un testigo, etc.)»; Le compete señala que «los exhortos o comisiones

rogatorias son las diligencias mediante las cuales los jueces se suplican entre sí

para llevar a cabo ciertas actuaciones judiciales como notificaciones, práctica de

pruebas, etc; ya sea dentro del territorio del estado en el cual administran justicia

o hacia los que ejercen jurisdicción en otros, de lo que se colige que a pesar de

que sean emitidos por un órgano con poder jurisdiccional no son materia de

reconocimiento, al tratarse meramente de actos judiciales de carácter

administrativo.

¿EN ESTE ASPECTO PODRÍAN SER OBJETO DE EXEQUATUR LAS

RESOLUCIONES EXPEDIDAS EN PROCESOS NO CONTENCIOSOS, DE

JURISDICCIÓN VOLUNTARIA?

• Resoluciones judiciales expedidas en procesos no contenciosos Lagarmilla

dice «que en los actos de jurisdicción voluntaria no se trata de contradecir

derecho alguno, ni de obligar a terceros sino que se va a la autoridad judicial a

autenticar un acto unilateral, en el que no se concibe la existencia de parte

demandada, tratándose de procedimientos judiciales»(Cj Mortara) señala: «la

providencia de jurisdicción voluntaria no es, en realidad, un acto de función

jurisdiccional soberana; por lo mismo, no puede adquirir autoridad de cosa

juzgada y no puede ser ejecutada forzosamente sobre los bienes o contra la

persona de quien se oponga a ello.»

(PIERO CALAMANDREI), afirma que «la llamada jurisdicción voluntaria no es tal

jurisdicción sino que es administración ejercida por órganos judiciales.» De ahí

que nuestra ley expresamente en el segundo párrafo del artículo 2108° del

Código Civil señale que las sentencias extranjeras que versen sobre asuntos no

contenciosos de jurisdicción facultativa no requieren exequatur.


POSIBILIDADES PARA EL RECONOCIMIENTO Y LA EJECUCIÓN DE

SENTENCIAS JUDICIALES EXTRANJERAS EN EL PERÚ

El primer requisito en todo proceso de reconocimiento y ejecución de una

sentencia extranjera en el Perú (en adelante exequatur) apunta a la competencia

jurisdiccional. El juez peruano para otorgar el reconocimiento debe examinar que

la sentencia extranjera que se pretende ejecutar no invada terreno de jurisdicción

peruana exclusiva y que el tribunal foráneo haya sido competente según su ley

y los principios generales de competencia procesal internacional (ver el artículo

2104 incisos 1 y 2 del Código Civil). Este tema trae consigo dos factores de

análisis: el primero está referido a la competencia del juez del lugar donde se

quiere ejecutar la sentencia foránea; el segundo a la competencia del tribunal

extranjero para pronunciarse sobre un caso concreto.

El primer punto es bastante sencillo: el juez competente para conocer un proceso

de homologación de sentencia extranjera es el que determina la legislación local.

En nuestro caso, será competente la Sala Civil de la Corte Superior del domicilio

de aquella persona contra la que se pretende hacer valer la sentencia foránea

(artículo 837 del Código Procesal Civil).

El segundo punto es más delicado: si no existe un tratado entre los países

involucrados en la homologación de la sentencia que fije la jurisdicción

internacional y por lo tanto la competencia del tribunal extranjero para

pronunciarse sobre tal o cual situación, esta competencia será determinada de

acuerdo a la opción legislativa del país donde quiera ejecutarse la sentencia

foránea. Afortunadamente, nuestro país es permeable en este aspecto; mientras


la sentencia extranjera no toque asuntos de jurisdicción peruana exclusiva, el

tribunal que la emitió será competente, siempre que esta competencia se halle

respaldada por las disposiciones internas de aquel país.

Como señala Roberto Mac Lean: "lo único que exige la legislación peruana es

que el tribunal extranjero no invada la legislación nacional y que el tribunal

extranjero debe considerarse a sí mismo competente". En resumen, las Cortes

Superiores del Perú son competentes para reconocer y ejecutar cualquier

sentencia extranjera, salvo los casos de jurisdicción peruana exclusiva, que de

conformidad con el artículo 2058 del Código Civil son: a) Cuando se traten

acciones reales sobre predios situados en el Perú.b) Cuando se traten acciones

civiles derivadas de delitos o faltas perpetradas o cuyos resultados se hayan

producido en el Perú.c) Cuando las partes se sometan expresa y tácitamente a

la jurisdicción peruana.

El Código Procesal Civil señala con relación al reconocimiento de resoluciones

judiciales y laudos expedidos en el extranjero, que el proceso al que se refiere el

Título IV del Libro X del Código Civil, se interpone ante la Sala Civil de turno de

la Corte Superior en cuya competencia territorial tiene su domicilio la persona

contra quien se pretende hacer valer (Art. 837°).

Se establece así el criterio de competencia en razón del territorio, turno y materia,

dispositivo cuya aplicación aislada podría restringir el derecho de quienes

domiciliando en el país pretenden homologar una sentencia extranjera en la que

el otro cónyuge domicilia en el extranjero, por cuya razón, además de esta

norma, debe contemplarse la aplicación de los criterios generales de

competencia del Código Procesal Civil, que comprende la prórroga convencional

o tácita, posibilitándose el accionar en supuestos como el descrito.


EFICACIA EN EL PERÚ DE LA SENTENCIA EXTRANJERA

(MARÍN LÓPEZ) Con relación al tercer tema vinculado a la efectividad del fallo

extranjero en el país, es necesario precisar algunos alcances respecto a la

naturaleza procesal de la acción de exequatur y de la sentencia de exequatur,

En principio, respecto al carácter de la acción, se trata de una acción autónoma,

la materia litigiosa a diferencia de la sentencia extranjera no lo constituye la

relación jurídica sustancial sobre la cual se ha pronunciado el fallo extranjero; en

el caso del exequatur, la materia litigiosa está constituida por la misma sentencia

independiente de la litis que le ha dado origen.

La acción se fundamenta en el principio de soberanía nacional que establece el

efecto territorial de los fallos, razón por la cual es necesario que el juez

nacionalice la sentencia extranjera, convirtiéndola en un elemento jurídico

nacional, luego de verificado los requisitos que la ley establece para estos

efectos.

DIFERENCIA ENTRE RECONOCIMIENTO Y EJECUCIÓN DE SENTENCIAS

EXTRANJERAS

Weinberg señala que; «en el reconocimiento, el juez acepta un derecho

consagrado por la sentencia, como, por ejemplo, la existencia de un divorcio; en

la ejecución, el titular del derecho consagrado por la sentencia extranjera exige

el concurso de la fuerza pública local por intermedio del juez para obtener la

satisfacción material, como por ejemplo, la ejecución de bienes promovida por

un acreedor».

La diferencia entre ambos términos surge precisamente del carácter de las

sentencias o decisiones, de aquellos que no necesitan ejecución por ser


declarativas o constitutivas. Un sector de la doctrina considera innecesario el

procedimiento de exequatur, en el caso de las sentencias declarativas y

constitutivas porque el reconocimiento debería operar ipso jure, mientras que

otros sostienen que se requiere del exequatur si existe oposición de los

particulares o funcionarios para la ejecución de la sentencia en mención.

DEBIDO PROCESO

Asimismo, del artículo 2104.3 del Código Civil se desprende una doble

obligación de los órganos judiciales.

La primera referida a la obligatoriedad de que toda persona debe ser informada

inmediatamente y por escrito de la causa o las razones de su detención, así

como de los fundamentos jurídicos fácticos por los cuales se emite un auto de

enjuiciamiento y se le procesa. Solo de esta manera puede garantizarse que el

acusado pueda estructurar y planificar su defensa en forma efectiva para poder

afrontar el debate contradictorio.

La segunda exigencia se plasma en el derecho de todo justiciable de

comunicarse personalmente con un defensor de su elección y a ser asesorado

por él desde que es citado o detenido por cualquier autoridad, con lo que se

garantiza que la persona tenga pleno conocimiento de los aspectos jurídicos que

conforman el principio acusatorio y que pueda organizar de manera eficiente y

oportuna su defensa.

COMPATIBILIDAD TEMPORAL DE LA SENTENCIA EXTRANJERA CON UN

EVENTUAL PROCESO O FALLO ANTERIOR.


Con la finalidad de preservar tanto la coherencia del sistema como los derechos

precedentemente adquiridos, la concesión del reconocimiento se subordina a la

compatibilidad temporal de la sentencia cuyo exequatur se pretende de cara a

otra eventual decisión previa sobre un mismo asunto y entre las mismas partes,

sea en el foro peruano (1) sea en el extranjero (2).

Ante dos procesos, de igual o similar naturaleza entre las mismas partes por el

mismo objeto y causa, que se desarrollan paralelamente, en el foro peruano y

ante un tribunal extranjero, la ley se inclina por el criterio de la “prioridad

temporal. A pesar de encontrarse aun en trámite, se confiere primacía al juicio

iniciado con anterioridad en el territorio peruano y se excluye el reconocimiento

de la sentencia foránea firme.

Para impedir que prospere el reconocimiento basta acreditar que el proceso ante

el foro nacional se inició con antelación a la interposición de la demanda que

originó la sentencia sometida a exequatur.

En ese sentido se pronuncia una resolución de la Corte Suprema de octubre

2008. En esta ocasión, la propia actora había interpuesto en Perú, con

anterioridad a la demanda en Norteamérica, una pretensión por las causales de

separación de hecho, violencia psicológica e imposibilidad de hacer vida en

común. Los magistrados declaran improcedente el reconocimiento del divorcio

pronunciado en Estados Unidos107, subrayando que no se había cumplido con

el requisito formal de la ausencia de juicio pendiente iniciado con anterioridad

ante un órgano Jurisdiccional Peruano.

En adición añaden que el proceso tramitado en el extranjero debió suspenderse

mediante la oportuna interposición de una excepción de litispendencia. Se


advierte por otra parte que la disposición tiende a evitar un eventual fraude.

Podemos suponer que, dado el particularismo de los sistemas de derecho

internacional privado, que recogen factores de conexión diferentes, el cambio

voluntario a una jurisdicción extranjera podría buscar la aplicación de una ley

diferente, que desemboque a su vez un fallo diverso (fórum shopping).

Igualmente, una demanda formulada en el extranjero, cuando prexiste un

proceso abierto en Perú, podría tener como propósito exclusivo obstaculizar la

ejecución de la sentencia peruana.

Es lo que se puede entrever de un caso en el cual se reconoce el divorcio, pero

se deniega la homologación del extremo que fijaba los alimentos, precisamente

por existir en Perú un proceso sobre la misma materia pendiente de ejecución.

Aquí, el actor pretendía hacer prevalecer la pensión alimenticia establecida en la

sentencia expedida por el Juzgado Civil de Basilea – Suiza afirmando que se

trataba de un proceso ya concluido. Sin embargo, los magistrados ponen en

relieve que se había “faltado a la verdad al sustentar la acción” pues la sentencia

proferida por el tribunal peruano era anterior a aquella que se quería hacer valer.

Esta situación era, además, de pleno conocimiento del accionante quien había

contestado dicha demanda. Lógicamente lo que se intenta eludir en el caso

citado es la decisión que debía recaer en el foro peruano. Así, se invoca una

sentencia extranjera, aparentemente regular, con el único propósito de impedir

que se emita una decisión relativa a un litigio previo. Estamos ante un fraude, no

a la ley aplicable, sino específicamente al fallo que deben emitir los magistrados

peruanos.

Como lo resaltan Mayer et Hauser, “el fraude es visible y frecuentemente

observado”. No es raro que se recurra a un juez extranjero para demandar la


separación de cuerpos cuando un exequatur de divorcio había sido ya iniciado

en las jurisdicciones de otro país. En el foro extranjero. Esta exigencia tiende a

preservar “la paz judicial y la coherencia del orden jurídico”.

Ante dos sentencias extranjeras entre las mismas partes provenientes de dos

países diferentes, la ley ordena optar por la sentencia más antigua, aunque “no

sea ejecutoriada”. Ciertamente, como lo señala el profesor García Calderón el

reconocimiento se excluye en la hipótesis de “existir una sentencia previa, aun

cuando no se hubiere iniciado en el Perú el procedimiento de exequátur”.

Corresponderá al magistrado evaluar que dicha resolución reúne las condiciones

para su reconocimiento.

Es decir, que se trata de una sentencia potencialmente reconocible. Conviene

observar que la norma se limita a precisar que las resoluciones extranjeras

deben ser incompatibles. No exige que ambas resoluciones tengan el mismo

objeto y causa. El objetivo, nuevamente, es evitar dos sentencias contradictorias

sobre un mismo asunto cuyas consecuencias se excluyan entre sí. Es el caso

por ejemplo de una sentencia de nulidad de matrimonio, cuando en otro país ya

se había obtenido la disolución del vínculo conyugal. O también la hipótesis de

una sentencia de separación de cuerpos que trate de impedir el reconocimiento

del divorcio pronunciado anteriormente. Desde otro punto de análisis, se observa

también la voluntad implícita del legislador de levantar barreras que obstaculicen

un posible fraude en la elección del tribunal extranjero con el exclusivo propósito,

por ejemplo, de impedir el reconocimiento.

En efecto, una sentencia cuyo “origen es malsano, es decir, internacionalmente

irregular”, debe ser privada de eficacia normativa en los demás países.

Finalmente, a partir del análisis de la jurisprudencia nacional podemos constatar


el recurso a argumentos artificiosos o antojadizos para cuestionar la

competencia de la jurisdicción extranjera. Así luego de haber obtenido el divorcio

en USA, la demandada pretendía oponerse al reconocimiento invocando la

incompetencia del juez norteamericano debido al hecho de que el último

domicilio conyugal había sido el Perú.

Aquí, en sentencia del 18 de agosto de 2015, la Suprema Corte resalta que el

argumento de la recurrente era “insostenible” y que contraviene un principio de

lógica jurídica elemental. No es factible cuestionar la competencia jurisdiccional

cuando de motu propio se ha concurrido a dicho órgano para demandar el

divorcio. «Venire contra factum propium non valere».

EJEMPLO DE EJECUCIÓN DE SENTENCIAS EXTRANJERAS EN NUESTRO

PERÚ

Corte Suprema estableció los requisitos para que las sentencias extranjeras

sean reconocidas por el ordenamiento jurídico peruano. Entérate cuáles son

aquí. [Apelación Nº4395-2018-Lima Norte]

(CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA SALA CIVIL

PERMANENTE); Para que las sentencias extranjeras sean reconocidas en el

Perú se requiere, entre otras garantías, que se haya citado al demandado

conforme a la ley del lugar del proceso; que se le haya brindado un plazo

razonable para comparecer; y que se le hayan otorgado garantías procesales

para su defensa. Pues el caso Se impugna una resolución que declaró fundada

una demanda de reconocimiento de resolución judicial extranjera. Que, en

consecuencia, otorga fuerza legal de sentencia peruana, a la sentencia de


divorcio emitida por la Corte Superior del Estado de Nueva Jersey-Estados

Unidos.

Tenemos presente El exequátur o procedimiento judicial para la homologación

de sentencias extranjeras, tiene por finalidad darle fuerza ejecutiva en el Perú al

fallo pronunciado en el extranjero para así evitar la duplicidad judicial, aplicando

el principio internacional de la reciprocidad, también denominado de “Cortesía

Internacional”,

Por ende, este procedimiento no tiene como objeto el reexamen de lo ya juzgado,

ni el análisis del proceso mismo, sino la verificación del cumplimiento formal de

los requisitos de homologación que la ley peruana establece para que sea

concedido. Como todo proceso tenemos el debido proceso, Asimismo, del

artículo 2104.3 del Código Civil se desprende una doble obligación de los

órganos judiciales.

• La primera referida a la obligatoriedad de que toda persona debe ser informada

inmediatamente y por escrito de la causa o las razones de su detención, así

como de los fundamentos jurídicos fácticos por los cuales se emite un auto de

enjuiciamiento y se le procesa. Solo de esta manera puede garantizarse que el

acusado pueda estructurar y planificar su defensa en forma efectiva para poder

afrontar el debate contradictorio.

• La segunda exigencia se plasma en el derecho de todo justiciable de

comunicarse personalmente con un defensor de su elección y a ser asesorado

por él desde que es citado o detenido por cualquier autoridad, con lo que se

garantiza que la persona tenga pleno conocimiento de los aspectos jurídicos que
conforman el principio acusatorio y que pueda organizar de manera eficiente y

oportuna su defensa.

Además, dichas obligaciones son extensibles a toda clase de procesos, en los

cuales se discutan derechos de los involucrados en los mismos. Por lo tanto,

estas obligaciones necesitan ser cumplidas para que cualquier sentencia

extranjera se entienda por válida en el Perú.

EJEMPLOS DE SENTENCIAS EXEQUATUR EN NUESTRO PAÍS

Para que las sentencias extranjeras sean reconocidas en el Perú se requiere,

entre otras garantías que se haya citado al demandado conforme a la ley del

lugar del proceso; que se le haya concedido plazo razonable para comparecer;

y que se le hayan otorgado garantías procesales para defenderse.

• (Corte Suprema de Justicia - Sala Civil Permanente, 2020) Decisión de Corte

Suprema de Justicia - Sala Civil Permanente de 01/09/2020 (Expediente:

004395- 2018)

• (Corte Suprema de Justicia - Sala Civil Permanente, 2018) Decisión de Corte

Suprema de Justicia - Sala Civil Permanente de 26/04/2018 (Expediente:

004502-2017)

• (Corte Suprema de Justicia - Sala Civil Permanente, 2020) Decisión de Corte

Suprema de Justicia - Sala Civil Permanente de 21/07/2020 (Expediente:

004457- 2018)
CASO PERUANO DONDE SE APLICÓ EL RECONOCIMIENTO Y
EJECUCION DE SENTENCIAS EXTRANJERAS:

CONSULTA N° 5415-2018 CALLAO

RECONOCIMIENTO DE SENTENCIA EXTRANJERA

Lima, catorce de noviembre de dos mil diecinueve. -

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE


LA REPÚBLICA: vista la causa número cinco mil cuatrocientos quince dos mil
cientos cincuenta y siete - dos mil dieciocho, en audiencia pública llevada a cabo
en la fecha, producida la votación con arreglo a ley, de conformidad con el
Ministerio Público, emite la siguiente sentencia de vista:

I. ASUNTO

Es materia de consulta la resolución de primera instancia1 , expedida por la


Primera Sala Civil Permanente de la Corte Superior del Callao, con fecha
veintiocho de agosto de dos mil dieciséis, que resuelve declarar fundada la
solicitud interpuesta por Enzo Francescoly Ghersi Pineda, sobre
Reconocimiento de Sentencia de divorcio expedida por el Tribunal Décimo
Quinto de Municipio, Ordinario y Ejecutor de Medidas de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas con fecha quince de mayo de dos
mil catorce, sobre disolución del vínculo matrimonial; en consecuencia, esta
sea RECONOCIDA Y EJECUTADA en nuestro país; MANDARON: Inscribir
la misma en el Registro de Identificación Nacional y Estado Civil (RENIEC) y
ante el Consulado General de Perú en Venezuela, para cuyo efecto deberán
cursarse los partes respectivos.

II. II. ANTECEDENTES

1.- DE LA DEMANDA:
1.1.- Mediante escrito de fecha dieciséis de junio de dos mil dieciséis , Enzo
Francescoly Ghersi Pineda, solicita el reconocimiento en el país de la
sentencia expedida por el Tribunal Décimo Quinto de Municipio, Ordinario y
Ejecutor de Medidas de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas con fecha quince de mayo de dos mil catorce, sobre disolución del
vínculo matrimonial, seguido con Gabriela María Ghersi Alzaibar, señalando
que: a) Con fecha veintidós de julio de dos mil once, el recurrente y Gabriela
María Ghersi Alzaibar, contrajeron matrimonio en la Oficina de Registro Civil
de la Parroquia El Cafetal Municipio Baruta del Estado Bolivariano de
MirandaRepública Bolivariana de Venezuela, conforme consta del Acta de
matrimonio expedido por la RENIEC3 , habiendo fijado como domicilio
conyugal el bien ubicado en la Avenida Circunvalación del Sol, Residencias
Santa Clara, Piso 4, Apartamento 4-8, Santa Paula, Parroquia El Cafetal,
Municipio Baruta, Estado Bolivariano de Miranda- Caracas- Venezuela. b)
Luego de tres años de casados, ambos cónyuges de mutuo acuerdo
solicitaron la separación de cuerpos ante el Tribunal del Décimo Quinto
Municipio, Ordinario y Ejecutor de Medidas de la Circunscripción Judicial del
área Metropolitana de Caracas. Recayendo sobre dicha demanda la
sentencia definitiva con fecha quince de mayo de dos mil catorce, sobre
disolución del vínculo matrimonial. c) La referida sentencia se encuentra firme
por resolución del doce de junio de dos mil catorce, así como convalidada su
autenticidad y certificación por el coordinador del consulado nacional, así
como se ha cumplido con legalizarla ante las autoridades competentes.

1.2.- Mediante Resolución número uno de fecha veinticuatro de junio de dos


mil dieciséis, la Primera Sala Civil Permanente de la Corte Superior del
Callao, declaró inadmisible la solicitud de reconocimiento de sentencia
extranjera, al considerar que: i) Deberá de acompañar el certificado negativo
de inscripción del Registro Personal expedido por la Oficina Registral de Lima
y Callao, que acredite que en el Perú, los ex cónyuges no tiene juicio
pendiente de divorcio y/o separación respecto a su vínculo matrimonial,
iniciado con anterioridad a la interposición de esta demanda.

ii) Deberá adjuntar arancel judicial por concepto de exhorto al extranjero, por
la suma de S/ 197.50.
iii) Deberá señalar casilla electrónica.

1.3. Mediante Resolución número dos de fecha treinta de junio de dos mil
dieciséis, se admitió a trámite la demanda en la vía de proceso no
contencioso, señalándose fecha de audiencia de actuación y declaración
judicial. Así como se ordenó librar exhorto consular para notificar a la
demandada Gabriela María Ghersi Alzaibar.

1.4.- Al haber sido devuelto el exhorto consular sin diligenciar, por resolución
número siete del dos de abril de dos mil dieciocho, se dispuso notificar por
edictos, a Gabriela María Ghersi Alzaibar, bajo apercibimiento de
nombrársele curador procesal. Por resolución número nueve del dieciocho de
junio de dos mil dieciocho, se nombra curadora procesal de la precitada
emplazada, quien contesta la demanda mediante escrito del ocho de agosto
de dos mil dieciocho

2.- SENTENCIA : En Audiencia de Actuación y Declaración Judicial de fecha


veintiocho de agosto de dos mil dieciocho, La Primera Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia del Callao, declaró fundada la solicitud interpuesta por
Enzo Francescol y Ghersi Pineda, sobre reconocimiento de sentencia de
divorcio expedida por el Tribunal del Décimo Quinto Municipio, Ordinario y
Ejecutor de Medidas de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas con fecha quince de mayo de dos mil catorce, sobre disolución del
vínculo matrimonial.

III.- CONSIDERANDO:

PRIMERO: El exequátur o procedimiento judicial para la homologación de


sentencias extranjeras, tiene por finalidad darle fuerza ejecutiva en el Perú al
fallo pronunciado en el extranjero con el objeto de evitar la duplicidad judicial,
en aras del principio internacional de la reciprocidad, también denominado de
“Cortesía Internacional”, es a través de este proceso que “se enviste a la
sentencia extranjera, tal como ha sido dictada, de los mismos efectos que
tienen las sentencias de los jueces nacionales, sin necesidad de entrar a la
revisión del fondo del proceso, es pues, en principio, una revisión de
formalidades procesales universalmente consagradas que garantizan la
observancia del debido proceso, reservándose el orden local un poder de
control o de revisión de excepción, antes de prestarle la fuerza para su
cumplimiento, ejerciendo nuestra judicatura una competencia internacional
indirecta. Por lo tanto, este procedimiento no tiene como finalidad el
reexamen de lo ya juzgado, ni el análisis del proceso mismo, sino la
verificación del cumplimiento formal de los requisitos de homologación que la
Ley Peruana establece para su concesión. Así también, Enrique Falcón
refiere que “… el proceso de reconocimiento, que es un proceso especial, se
llama normalmente: exequátur, que quiere decir técnicamente: “es
ejecutable”. Aunque la traducción no sea la que refleje con exactitud el
concepto de proceso, es el exequátur, en consecuencia, un juicio de
reconocimiento que tiene por objeto otorgarle a la sentencia extranjera, la
eficacia de nacional. No puede variar el contenido de la sentencia, a la que
solo le agrega la fuerza necesaria para su cumplimiento. Pero las relaciones
sustanciales controvertidas no pueden ser atacadas, ni el efecto de la cosa
juzgada modificado” (FALCON, 1978:341).

SEGUNDO: En ese sentido, las normas que regulan el reconocimiento de


sentencia extranjera se encuentran contenidas en el artículo 2104 del Código
Civil (que establece las condiciones generales para el reconocimiento de las
sentencias extranjeras, dentro del territorio nacional); los artículos 2102 y
2103 del mismo Código (que prescriben lo concerniente a la validez de las
sentencias extranjeras y al principio de reciprocidad entre Estados) y el
artículo 837 del Código Procesal Civil (que establece la competencia de
procesos cuya materia sea el reconocimiento de resoluciones judiciales y
laudos expedidos en el extranjero).

TERCERO: De la lectura de los dispositivos aludidos se advierte que la Sala


Superior solo debe verificar los aspectos formales de la sentencia cuyo
reconocimiento se pretende, esto es el cumplimiento de los dispuesto en el
artículo 2104 del Código Civil, específicamente lo dispuesto en su inciso 3:
“Que se haya citado al demandado conforme a la ley del lugar del proceso;
que se le haya concedido plazo razonable para comparecer; y que se le
hayan otorgado garantías procesales para defenderse”, siendo ello así, se
verifica el cumplimiento del mismo, por cuanto, tal como se ha detallado en
el numeral 1.4 de la presente resolución, al haber sido devuelto el exhorto
consular sin diligenciar, por resolución número siete del dos de abril de dos
mil dieciocho, se dispuso notificar por edictos, a Gabriela María Ghersi
Alzaibar, bajo apercibimiento de nombrársele curador procesal y por
resolución número nueve del dieciocho de junio de dos mil dieciocho, se
nombra curadora procesal de la precitada emplazada, quien contesta la
demanda mediante escrito del ocho de agosto de dos mil dieciocho, sin
formular contradicción, por lo que, el derecho de defensa de esta parte, se
encuentra suficientemente garantizado.

CUARTO: Asimismo, de la lectura de la sentencia de divorcio de fecha quince


mayo de dos mil catorce, se aprecia con claridad que la demanda de divorcio
fue interpuesta por Gabriela María Ghersi Alzaibar y el demandante Enzo
Francescoly Ghersi Pineda, siendo resuelta por el Tribunal del Décimo Quinto
Municipio, Ordinario y Ejecutor de Medidas de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas, recayendo sobre dicha demanda la
sentencia definitiva de disolución de vínculo matrimonial de fecha veintidós
de julio de dos mil once; sentencia que quedó firme por resolución del doce
de junio de dos mil catorce, emitida por dicho Tribunal.

QUINTO: Por tal motivo, habiendo cumplido la demanda de Reconocimiento


de Sentencia Extranjera con los requerimientos previstos en los artículos 751
y 837 del Código Procesal Civil, debidamente corroborados por la Sala
Superior, corresponde aprobar la venida en consulta por ajustarse a derecho.

IV.- DECISIÓN: Por estas consideraciones:

APROBARON la sentencia materia de consulta dictada en la Audiencia de


Actuación y Declaración Judicial cuya acta obra de páginas doscientos siete,
de fecha veintiocho de agosto de dos mil dieciocho, que declaró fundada la
solicitud interpuesta por Enzo Francescoly Ghersi Pineda, sobre
reconocimiento de sentencia de divorcio expedida por el Tribunal del Décimo
Quinto Municipio, Ordinario y Ejecutor de Medidas de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas; y los devolvieron. Ponente, el
Señor Juez Supremo Hurtado Reyes.
SS

CONCLUSIONES

• El sistema jurídico peruano permite el reconocimiento y la ejecución de

sentencias extranjeras, exigiendo como filtro previo un proceso de

homologación, conocido como exequatur.

• El exequatur es el conjunto de reglas conforme a las cuales el

ordenamiento jurídico de un Estado verifica si una sentencia judicial

emanada de un tribunal de otro Estado reúne o no los requisitos que

permiten reconocimiento u homologación.

• Sólo requieren exequatur, las sentencias extranjeras nacidas de un

proceso contencioso de jurisdicción facultativa. De tratarse de un hecho

de jurisdicción peruana exclusiva no procederá el exequatur, tanto si la

sentencia proviene de un proceso contencioso como de uno no

contencioso.

• El reconocimiento y ejecución de una sentencia extranjera es el proceso

que permite que una sentencia o laudo arbitral dictados en el extranjero

tenga efectos en nuestro país similares a los que tendría una sentencia o

laudo arbitral dictado en nuestro país.

• Las sentencias en declarativas, constitutivas y de condena. Las primeras

dos pueden ser reconocidas, pero no ejecutadas, mientras que las

sentencias de condena pueden ser reconocidas y ejecutadas. La

ejecución implica el reconocimiento, pero el reconocimiento no va seguido


de una ejecución cuando de sentencias declarativas o constitutivas se

trata.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

✓ GOLDSCHMIDT, Werner (2002) Derecho internacional privado. Novena


Edición. Buenos aires: Editorial Depalma.

✓ GÓMEZ, Ángel. 1989. “El derecho a una resolución motivada y


congruente en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional.

✓ MARTÍNEZ-SIMANCAS SÁNCHEZ, Julián y ARAGÓN REYES, Manuel


(coords.), La Constitución y la práctica del Derecho. Pamplona: Sopec.

✓ GUTIÉRREZ DE CABIEDES, Eduardo. 1975 “Tratamiento procesal del


derecho extranjero en el Título Preliminar del Código Civil”. Anuario de
Derecho Internacional. Navarra, volumen II, pp. 43-83. Consulta: 20 de
noviembre de 2016.

✓ Ministerio de Relaciones Exteriores. (s.f.). Consulado General del Perú


en Barcelona.
http://www.consulado.pe/es/Barcelona/Tramite/Paginas/Otros-
Tr%C3%A1mites/Reconocimiento-Sentencias-Extranjeras.aspx

✓ MONROY, Juan(2009) Teoría General del Proceso. Lima: Communitas.

✓ MORELLO, Augusto. 2003 Los hechos en el proceso civil. Buenos Aires:


La ley.

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