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TIPOS DE SUELOS:

Cuando leemos las descripciones de algún vino, por lo general se menciona el tipo de suelo del
viñedo. ¿Por qué es importante esta información? Bueno, porque podemos darnos una idea de
antemano de las características generales de las uvas que se obtienen en ese lugar en
particular. El tipo de vino que se obtenga dependerá de muchos factores, como el clima, el tipo
de poda, los métodos de vinificación, pero sin duda, el tipo de suelo es muy importante. En
este blog vamos a hacer una introducción a los cinco tipos de suelo principales y cómo influyen
en los vinos que se obtienen en cada zona.

Comenzaremos diciendo que la geología estudia más de 1000 tipos diferentes de suelos, pero
son solo 5 los que son los mejores para el cultivo de la vid. El tipo de suelo que la vid prefiere
es uno que tenga muy buena capacidad de filtración, y que permita el crecimiento de las raíces
sin mucho esfuerzo. También necesita una serie de minerales para poder mantenerse sana y
produciendo uvas en cada temporada, entre otros el calcio, hierro, magnesio, nitrógeno, y
potasio.

1. Suelos arenosos:

Este tipo de suelo, parecido al de las playas, presenta una textura gruesa hasta los 50 cm de
profundidad, por lo que no son buenos reteniendo nutrientes ni humedad, pero sí retienen el
calor, lo que los hace ideales en zonas templadas o de gran altitud. También tienen la ventaja
de ser resistentes a las plagas. Muchos viñedos utilizan abonos orgánicos para mantener la
salud de las vides.

En este tipo de suelo se obtienen vinos aromáticos, de color pálido y poca cantidad de taninos.
Este suelo es preferido para el cultivo de las variedades cabernet sauvignon y zinfandel.
2. Suelos arcillosos:

A diferencia de los suelos arenosos, los arcillosos retienen muy bien la humedad y disipan el
calor., manteniéndose frescos, pero tienen la desventaja que pueden retener demasiada agua
en temporadas de lluvias, promoviendo enfermedades en las raíces e invasión de plagas. Por lo
general, en este tipo de suelo se obtienen vinos robustos, con sabores muy definidos y colores
profundos. Las variedades merlot y sangiovese crecen muy bien este este tipo de suelo.

3. Suelos calcáreos:

Este suelo está presente en las mejores zonas vinícolas de todo el mundo. La composición de la
piedra caliza es el resultado de la fosilización de organismos marinos, y tiene la versatilidad de
escurrir bien el agua en temporada de lluvias y retenerla en temporada seca. Al cultivar vides
en suelos calcáreos se obtienen vinos con altos niveles de acidez. Las variedades que mejor se
adaptan al suelo calcáreo son chardonnay, pinot noir y sauvignon blanc.
4. Suelos francos:

También se les conoce como suelos margosos. Están compuesto de roca sedimentaria,
producto de la erosión de piedras por desgaste mecánico o cambios térmicos. Tienen la
característica de contar con una composición de arcilla, limo, arena y materia orgánica, o
humus, casi en la misma proporción. Debido a que estos suelos son muy fértiles, se obtienen
vinos con poco sabor y color. Los viñedos deben mantener un régimen riguroso de poda para
aumentar la producción de uvas. La variedad de uva pinot noir se cultiva muy bien en los
suelos francos.

5. Suelo limoso:

Este tipo de suelo mantienen muy bien la humedad y el calor. Las características de estas zonas
producen vinos redondeados y con menor acidez. La uva grüner veltliner se desarrolla bien en
este tipo de suelo.

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