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Trabajo de Salud

Concepto: La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y


social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades
Autoestima
“La eficacia personal significa confianza en el funcionamiento
de mi mente, en mi capacidad para pensar y entender, para
aprender, elegir y tomar decisiones; confianza en mi capacidad
para entender los hechos de la realidad que entran en el
ámbito de mis intereses y necesidades; en creer en mí mismo;
en la confianza en mí mismo. El respeto a uno mismo significa
el reafirmarme en mi valía personal; es una actitud positiva
hacia el derecho de vivir y de ser feliz; el confort al reafirmar de
forma apropiada mis pensamientos, mis deseos y mis
necesidades; el sentimiento de que la alegría y la satisfacción
son derechos innatos naturales.”
6 pilares para elevar la Autoestima
1. La práctica de vivir conscientemente: Vivir de manera consciente significa estar
conectado con nuestros actos, nuestras motivaciones, valores y propósitos, y
comportarnos de manera razonable. La acción debe ser adecuada a la consciencia. El
vivir conscientemente es vivir siendo responsable con la realidad, preocuparse, sobre
todo, de distinguir los hechos en sí de las interpretaciones que hagamos sobre ellos o
de las emociones que nos generen. Otro aspecto importante es saber dónde estamos
en relación con nuestros proyectos de vida, si los estamos logrando o estamos
fracasando. Estar dispuesto a ver y corregir nuestros errores. Ser receptivo a los
conocimientos nuevos y estar dispuesto a reexaminar nuestras creencias. Perseverar
en el intento de comprender, pese a las dificultades. Comprometernos con la vida
como si se tratara de un camino de superación y aprendizaje.

2. La práctica de la aceptación de si mismo/a: La aceptación de sí mismo conlleva la idea


de compasión, de ser amigo de mí mismo. Branden lo explica así: “Supongamos que he
hecho algo que lamento, o de lo cual estoy avergonzado y por lo cual me reprocho. La
aceptación de sí mismo no niega la realidad, no afirma que sea en realidad correcto lo
que está mal, sino que indaga el contexto en el que se llevó a cabo una acción. Quiere
comprender el porqué. Quiere conocer por qué algo que está mal o es inadecuado se
consideró deseable o adecuado, o incluso necesario en su momento.”

3. La práctica de la responsabilidad de si mismo/a: Es asumir que uno/a es el artífice de


su propia vida, uno/a es responsable de la consecución de sus propios deseos, de las
elecciones que hace, de las consecuencias de sus actos y de los comportamientos que
asume frente a las demás personas, de la propia conducta, de la forma de jerarquizar
el tiempo del que dispone, de la felicidad personal, de aceptar o elegir los valores
según los cuales vive.

4. La práctica de la autoafirmación: La autoafirmación significa respetar mis deseos,


necesidades y valores, y buscar su forma de expresión adecuada en la realidad.
Significa la disposición a valerme por mí mismo/a, a ser quien soy abiertamente, a
tratarme con respeto en todas las relaciones humanas. Está relacionada con la
autenticidad. Y es la capacidad de abrirse hueco entre los demás con firmeza y buenos
modos, de hablar claro, de aceptar y rechazar.

5. La práctica de vivir con propósito: Vivir con propósito es fijarse metas productivas en
consonancia con nuestras capacidades. Fijarse metas concretas y actuar para
conseguirlas. Para ello es necesario cultivar la autodisciplina, es decir, la capacidad de
organizar nuestra conducta en el tiempo al servicio de tareas concretas y no
procrastinar. Hay que prestar atención al resultado de nuestros actos para averiguar si
nos conducen a donde queremos llegar. Y como dice Jaime Bacás: “completar las
acciones que me acercan a mis objetivos equilibrando mi vida personal y profesional”.

6. La práctica de la integridad personal: Tiene que haber una coherencia entre nuestros
valores, nuestros ideales y la práctica de nuestro comportamiento. Nuestra conducta
debe reconducir a nuestros valores. Significa cumplir con nuestros compromisos, con
nuestra palabra y genera confianza en quienes nos conocen. Es el aspecto moral de la
autoestima del que no se puede prescindir.

Resiliente
una persona resiliente o personas resilientes como aquellas que son capaces de
afrontar situaciones adversas y de, incluso, salir beneficiado de ellas. Las personas
que encajan en esta descripción tienen mucho camino avanzado tanto a nivel personal
como profesional. Como Nelson Mandela cuando decía «yo nunca pierdo; o gano o
aprendo», las personas resilientes muestran que pueden salir ilesos de momentos
difíciles y además poner en valor el aprendizaje de las malas experiencias.

Asertividad
El asertividad se define como la habilidad que permite a las
personas expresar de la manera adecuada, sin hostilidad ni
agresividad, sus emociones frente a otra persona. Las personas
que poseen esta cualidad expresan de manera directa y adecuada
sus opiniones y sentimientos, tanto positivos como negativos.

Hábitos de vida saludable


La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como “un estado de
completo bienestar físico, mental y social”, lo que supone que este concepto va
más allá de la existencia o no de una u otra enfermedad. En consecuencia,
más que de una vida sana hay que hablar de un estilo de vida saludable del
que forman parte la alimentación, el ejercicio físico, la prevención de la salud, el
trabajo, la relación con el medio ambiente y la actividad social.
Desde esta perspectiva se puede determinar que los hábitos necesarios para
llevar una vida saludable son los siguientes:

• Dieta equilibrada: una alimentación saludable se rige por incluir todos los
alimentos contemplados en la pirámide nutricional, pero en las proporciones
adecuadas y en la cantidad suficiente (no más) para mantener las necesidades
nutricionales del organismo en función del consumo energético que éste realiza
con la actividad diaria. El valor energético diario de la dieta debe ser de 30-40
kilocalorías por hilo de peso. Los hidratos de carbono deben ocupar un 50-55%
de los nutrientes, con no más de un 10% de azúcares simples. Las grasas han
de ser un 30% del valor energético total, repartiéndose del siguiente modo: un
15-20% de grasas monoinsaturadas, un 5% de poliinsaturadas y no más de un
7-8% de saturadas. Las proteínas consumidas no deben superar el 10% de la
dieta. Finalmente, se debe aportar al organismo unos 20-25 gramos de fibra
vegetal.

• Hábitos tóxicos: el tabaco, el alcohol y las drogas inciden de forma muy


negativa sobre la salud. La única tolerancia se refiere exclusivamente al vino o
la cerveza, de los que incluso se recomienda el consumo del equivalente a una
copa diaria.

• Ejercicio físico: las recomendaciones generales determinan unos 30 minutos


diarios de actividad física, siendo suficiente caminar a paso rápido durante este
tiempo. Ello permite quemar las calorías sobrantes y fortalecer músculos y
huesos, pero también ayuda a controlar la tensión arterial, el colesterol y los
niveles de glucosa en sangre, además de contribuir a la eliminación del estrés y
ayudar a dormir mejor, adquirir un estado de relajación y evitar cambios de
humor, mejorar la autoestima y el estado de satisfacción personal. También
puede ser un buen medio para desarrollar una saludable actividad social
cuando el ejercicio se hace en compañía.

• Higiene: una higiene adecuada evita muchos problemas de salud: desde


infecciones a problemas dentales o dermatológicos. El concepto de higiene no
sólo se refiere al aseo y limpieza del cuerpo, sino que afecta también al ámbito
doméstico.
• Productos tóxicos: son muchos los productos a los que la exposición del
organismo, puntual o continuo, puede resultar en un serio riesgo para la salud.
La contaminación ambiental de las ciudades está considerado como uno de los
factores de riesgo más importantes para la salud.

• Equilibrio mental: no se refiere a la existencia de enfermedades mentales,


sino al estado de bienestar emocional y psicológico, necesario para mantener y
desarrollar las capacidades cognitivas, las relaciones sociales y el
afrontamiento de los retos personales y profesionales de la vida diaria. El
estrés, el cansancio, la irascibilidad, la ansiedad son, entre otros, algunos de
los signos que indican que el estado mental no es del todo saludable.

• Actividad social: las relaciones sociales son un aspecto fundamental para la


salud del ser humano y, en consecuencia, para un envejecimiento saludable. El
aislamiento social puede llevar a un deterioro gradual e irreversible de las
capacidades físicas y mentales, incluso a la incapacidad física y la demencia.

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