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Qué es la Salud Mental?

No existe una definición oficial, pero podríamos decir que la Salud Mental es
un...

Estado de equilibrio emocional, cognitivo y conductual que permite al individuo


desenvolverse de manera responsable en su entorno familiar, social y laboral,
así como gozar de bienestar y calidad de vida.

Muchas veces, esta visión de la Salud Mental nos puede parecer alejada de
nuestra experiencia, sobre todo cuando nos encontramos en una situación de
sufrimiento.

Salud Mental útil y al alcance de todos...

La Organización Mundial de la Salud reconoce que no existe una definición


oficial de Salud Mental. Las definiciones varían en función de diferencias
culturales, asunciones subjetivas y teorías profesionales.

No obstante, los teóricos coinciden en que “salud mental” y “enfermedad


mental” no son conceptos opuestos. Es decir, la ausencia de un reconocido
desorden mental no implica que gocemos de una buena calidad de vida. Y al
contrario, que tengamos un trastorno no nos impide gozar de una calidad de
vida razonablemente buena.

La Salud Mental es, pues, una cuestión que nos afecta a todos. No solo es
importante que la cuiden las personas que tienen algún tipo de trastorno
mental, sino que tenemos que tenerla en cuenta todos. Y es que la OMS
advierte de que 1 de cada 4 personas sufrirá alguna patología mental a lo largo
de su vida.

Por todo ello, en Agifes nos hemos animado a crear nuestra propia definición
de Salud Mental. Queremos hacer hincapié en los pequeños avances
cotidianos, y para ello proponemos una visión sencilla, que sea útil y esté al
alcance de todos.

Nuestra visión de la Salud Mental:

 Imagina la Salud Mental como un camino y no tanto una meta.


Imagina que es una actitud. La voluntad de mejorar día a día, las ganas de
sentirnos mejor, por encima de nuestras dificultades.
 Imagina que la Salud Mental es cuidar nuestros pensamientos para
evitar dañarnos. Imagina que consiste en disfrutar de pequeños placeres
cotidianos.
 Imagina que la Salud Mental es compartir momentos de nuestra
vida con los demás y saber que no podemos crecer solos.
 Imagina que la Salud Mental es escuchar a las personas que nos
rodean, intentar entender su dolor y, simplemente, estar a su lado. 

Cualquier paso, incluso el más pequeño, es un avance. Y estos pequeños


gestos, hacia uno mismo y hacia los demás, nos ayudan a vivir mejor.
Salud mental: definición y características según la psicología

Hace relativamente poco tiempo, concretamente el 10 de octubre, se celebraba


a nivel internacional el Día Mundial de la Salud Mental. Si bien para una gran
parte de la población este hecho ha permanecido inadvertido, lo cierto es que
esta celebración permite hablar y visibilizar respecto a muchos aspectos
propios de la psique, a menudo relacionados con la presencia de trastornos
como la esquizofrenia, el TOC, el trastorno bipolar, las fobias, el abuso de
sustancias o los problemas de ansiedad.
Es importante hablar de estos hechos, dado que los problemas de salud mental
se encuentran altamente invisibilizados e incluso hoy en día muchos de ellos
siguen conllevando un importante estigma social.
Asimismo, cabe señalar que aunque la mayoría de personas podría llegar a
identificar o definir al menos por encima lo que es un trastorno mental,
curiosamente no ocurre lo mismo con el concepto aparentemente opuesto. Y
es que... ¿a qué llamamos exactamente salud mental? Vamos a discutirlo a
lo largo de este artículo.

 Artículo relacionado: "Psicología clínica: definición y funciones del


psicólogo clínico"

Salud mental: definición del concepto

El término de salud mental puede ser en apariencia sencillo, pero lo cierto es


que en el fondo es un concepto altamente complejo para la cual no hay una
única definición global. Y es que depende de quien la haga y desde la disciplina
y perspectiva biológica y cultural desde la que se parta lo que se entiende
como salud mental puede ser muy diferente.
De una manera general es posible definir la salud mental como el estado de
bienestar subjetivo en el que la persona es capaz de hacer frente a las
demandas psicosociales del día a día, es consciente de sus capacidades y
puede gracias a ellas adaptarse e integrarse de manera efectiva en el mundo
que le rodea.
Estaríamos ante un estado de equilibrio entre la persona y el mundo tanto
cognitivo como emocional y como conductual, en el cual la primera se siente y
es capaz de funcionar adecuadamente, y puede no solo satisfacer sus
necesidades sino sentirse bien y realizado. Asimismo se debe tener en cuenta
de que la salud no es considerada como un objetivo per se, sino como algo
que forma parte de nuestra vida diaria y que nos permite llevar a cabo
nuestras aspiraciones. Dentro del concepto de salud mental se incluye también
la capacidad de realizar las conductas necesarias para mantener y promover la
propia salud tanto física como mental.
Es importante tener en cuenta que salud mental y trastorno mental no son
opuestos, ya que no es suficiente con no tener ningún tipo de patología para
poder considerar estar sano.
No se trata pues de no tener enfermedades o trastornos físicos o
mentales, sino también de gozar de un equilibrio biopsicosocial que nos
permita mantenernos en buenas condiciones, ser capaces de adaptarnos al
medio y disfrutar de nuestro día a día. Dicho de otra manera, es necesario
tener un buen estado de bienestar psicológico para poder considerar una
buena salud mental.

Críticas a este concepto

En el ámbito de la psicología, no todo el mundo considera útil el concepto de la


salud mental. Esto ocurre sobre todo en el paradigma del análisis de la
conducta, en el que se ve de un modo crítico la tendencia a ver los
problemas psicológicos como problemas de salud. Por ello, desde este
punto de vista el objetivo de la psicología aplicada al bienestar no es tanto
potenciar algo llamado salud mental, sino centrarse en las conductas
inadecuadas en sí, y promover otras más adaptativas.

El bienestar psicológico: ¿que implica?

Tal y como hemos visto la salud mental implica un estado de bienestar, no solo
a nivel físico también psicológico. En este sentido, entendemos como bienestar
psicológico al conjunto de sensaciones positivas derivadas de un
funcionamiento mental en el que prevalece la autorrealización y la capacidad
para hacer frente o adaptarse a las situaciones y demandas ambientales.
El bienestar subjetivo se configura principalmente, según el modelo de Carol
Ryff, por la presencia de una elevada auto-aceptación o capacidad para validar
tanto lo bueno como lo malo de uno mismo de tal modo que se esté satisfecho
con quien es uno mismo, la búsqueda y mantenimiento de relaciones positivas
y profundas con el entorno, la capacidad de influir en el entorno y la percepción
de dicha capacidad, la existencia de capacidad para elegir de manera
independiente y tomar las propias decisiones en función de las propias
creencias, la posibilidad de crecer y desarrollarse personalmente de tal modo
que podamos optimizarnos al máximo posible y, por último y no menos
importante la existencia de propósitos vitales o metas a conseguir.
A todo ello puede añadirse la existencia en el día a día de una elevada
proporción de afecto positivo y baja de negativo, satisfacción y sensación de
coherencia, integración, aceptación social. Además, también influye la
percepción de ser útil y generar algo a la comunidad.

Principales características

Son muchos los aspectos que hay que considerar a la hora de valorar la salud
mental. En este sentido puede ser interesante señalar y subrayar diferentes
características a tener en cuenta en lo que respecta a lo que implica la
existencia de salud mental. Entre ellas podemos encontrar las siguientes.

1. No solo es ausencia de trastorno

Tal y como hemos ido viendo, cuando hablamos de salud mental no estamos
hablando de la mera ausencia de trastornos o problemas mentales sino de un
estado de bienestar general que permite un buen funcionamiento y
participación en el mundo y una correcta relación para con uno mismo.

2. Incluye cognición, emoción y conducta

A menudo cuando hablamos de salud mental solemos imaginar a alguien con


algún tipo de problemática vinculada a la existencia de problemas cognitivos.
Sin embargo, dentro de la salud mental también encontramos elementos
emocionales y motivacionales e incluso conductuales: la salud mental no solo
implica tener una forma de pensar concreta, sino también de sentir y hacer.

3. Se va desarrollando a lo largo de la vida

El estado de salud mental de cada uno no aparece de la nada, sino que es


producto de un largo proceso de desarrollo en el cual factores biológicos,
ambientales y biográficos (las experiencias y aprendizajes que hacemos a lo
largo de la vida) van a influir en gran medida.
La vivencia de un estado de bienestar o de la falta de este puede variar en gran
medida de una persona a otra, y dos personas diferentes o incluso una misma
en dos momentos vitales distintos puede llegar a tener una consideración
diferente respecto a su estado de salud mental.

4. Influencia cultural

Tal y como ya hemos visto anteriormente, el concepto de salud mental puede


ser complejo de definir de manera universal debido a que diferentes culturas
tienen diferentes concepciones de lo que es o no es sano. Del mismo
modo, se utiliza por lo general la comparación con el grupo de referencia para
valorar el propio estado de salud mental: algo es considerado sano si se ajusta
a lo que la sociedad considera como tal. Así, un mismo sujeto puede
considerarse mentalmente sano en un contexto y no en otro.
Por poner un ejemplo, en un país individualista se hará más énfasis en la
autonomía y la autodeterminación mientras que en uno colectivista será
considerado como más sano aquel que sea capaz de pensar más en el grupo o
la comunidad. Otro ejemplo lo encontramos en el manejo y consideración
de las emociones: algunas culturas o países tienden a buscar esconder o
suprimir las negativas, mientras que otras buscan una mayor aceptación y
validación de éstas.
5. Salud mental como algo dinámico y trabajable

Al igual que ocurre con la salud física, el estado de salud mental puede variar a
lo largo de la vida en base a los diferentes patógenos y vivencias que
tengamos a lo largo de nuestra vida. En este sentido es posible trabajar por
mejorar la salud mental: los problemas de salud mental puede tratarse y la
situación de cada individuo puede llegar a mejorar en gran medida.
Asimismo, podemos establecer estrategias y medidas que contribuyen a
mejorar nuestro estado de salud mental y prevenir posibles problemas.
Por otro lado, también es posible que ante determinadas situaciones una
persona con un buen nivel de salud mental llegue a padecer algún tipo de
problema o patología.

6. Interrelación cuerpo-mente

Otra idea que es necesario tener en cuenta cuando hablamos de salud mental
es el hecho de que no es posible entender por completo el funcionamiento de
la mente sin el cuerpo o del cuerpo sin la mente.
La presencia de enfermedades y alteraciones médicas supone un factor a tener
en cuenta a la hora de explicar el estado de salud mental, y viceversa. Resulta
fácilmente visible si pensamos en los efectos que pueden generar en nuestra
psique enfermedades graves, crónicas o muy peligrosas: el estrés, miedo y
sufrimiento que pueden conllevar problemas tan importantes como un
cáncer, un infarto, una diabetes o una infección por VIH.
En este sentido hay que tener en cuenta tanto la posible afectación de la
enfermedad en el estado de salud mental (por ejemplo una intoxicación puede
generar alteraciones mentales) como la que genera la percepción de
enfermedad. Esto no quiere decir que no se pueda preservar la salud mental
pese a tener una enfermedad, pero sí que puede suponer un hándicap o una
dificultad para mantener un estado de bienestar mental.
Asimismo, la práctica de deporte y el mantenimiento de hábitos de vida
saludables favorece la salud mental, el equilibrio y el bienestar. Del mismo
modo, la salud mental tiene un efecto sobre la salud física: una buena salud
mental favorece que el cuerpo se mantenga sano, mientras que si existe algún
problema es más fácil que se sucedan cansancio, malestar, dolor físico, bajada
del sistema inmune, somatizaciones… y ello puede llevar a padecer
enfermedades.

Referencias bibliográficas:

 American Psychiatric Association (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y


estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana.
 Clariana, S.M. y De los Ríos, P. (2012). Psicología de la salud. Manual
CEDE de Preparación PIR, 04. CEDE: Madrid.
 National Collaborating Centre for Mental Health. Depression. (2009). The
treatment and management of depression in adults (updated edition). National
Clinical Practice Guideline Number 90. London: British Psychological Society
and Royal College of Psychiatrists.
 Öhman A (2000). "Fear and anxiety: Evolutionary, cognitive, and clinical
perspectives". In Lewis M, Haviland-Jones JM (eds.). Handbook of emotions.
New York: The Guilford Press. pp. 573 - 593.
 Organización Mundial de la Salud (2013). Salud mental: un estado de
bienestar. [Online]. Disponible en:
https://www.who.int/features/factfiles/mental_health/es/
 Ryff, C. (1989). Happiness is everything, or is it? Explorations on the
meaning of psychological well-being. Journal of Personality and Social
Psychology, 57, 1069-1081.
 Sylvers, P.; Lilienfeld, S.O.; LaPrairie, J.L. (2011). Differences between
trait fear and trait anxiety: implications for psychopathology. Clinical Psychology
Review. 31(1): 122 - 137.

16 TRASTORNOS MAS COMUNES

Los trastornos mentales son diagnosticados de manera habitual en nuestros


días, y todo el mundo conoce en menor o mayor medida lo que significa
depresión, trastorno de ansiedad, bulimia, etcétera. Sin embargo, algunos
son más frecuentes que otros, lo cual hace que aquellos que están más
extendidos merezcan un grado extra de atención.
Las psicopatologías afectan a gran cantidad de personas. De hecho, los
expertos aseguran que una de cada tres personas sufren o sufrirán algún tipo
de trastorno mental durante su vida.

Los trastornos mentales que afectan a más personas


Pero, ¿cuáles son los trastornos más comunes? ¿Cuáles son aquellos
trastornos que afectan a una mayor cantidad de personas?

1. Trastornos de Ansiedad
La ansiedad es una reacción normal de las personas ante situaciones de
estrés e incertidumbre. Ahora bien, un trastorno de ansiedad se diagnostica
cuando varios síntomas ansiosos provocan angustia o algún grado de
deterioro funcional en la vida del individuo que lo sufre.
A una persona con un trastorno de ansiedad le puede resultar difícil funcionar
en distintas áreas de su vida: relaciones sociales y familiares, el trabajo, la
escuela, etc. Existen distintos tipos de trastornos de ansiedad:

a) Ataque de pánico
Un ataque de pánico es la aparición intensa y repentina de temor o terror, a
menudo asociada a sentimientos de muerte inminente. Los síntomas incluyen
falta de aire, palpitaciones, dolor en el pecho y malestar.

b) Trastornos fóbicos

Muchas personas admiten que sienten miedo a las serpientes o las arañas,
pero pueden tolerar ese miedo. Los individuos que padecen una fobia, por el
contrario, no son capaces de tolerar ese miedo. Éstos experimentan un miedo
irracional cuando se encuentran frente a al estímulo fóbico, ya sea un objeto,
un animal o una situación, y esto suele acabar en un comportamiento de
evitación.
Hay distintos estímulos fóbicos que desencadenan este miedo irracional:
volar con un avión, conducir un vehículo, los ascensores, los payasos, los
dentistas, la sangre, las tormentas, etc. Algunos de los más habituales son:

c) Fobia Social

La fobia social es un trastorno de ansiedad muy habitual, y no debe


confundirse con la timidez. Es un fuerte miedo irracional hacia situaciones de
interacción social, pues la persona que padece este trastorno siente ansiedad
extrema al ser juzgado por otros, al ser el centro de atención, por la idea de ser
criticado o humillado por otros individuos e, incluso, al hablar por teléfono con
otras personas.
Por tanto, es incapaz de realizar presentaciones en público, comer en
restaurantes o delante de alguien, ir a eventos sociales, conocer gente nueva...

d) Agorafobia

La agorafobia, de manera habitual, suele definirse miedo irracional a los


espacios abiertos, como las grandes avenidas, los parques o los entornos
naturales. Pero esta definición no es del todo cierta.
El estímulo fóbico no son los parques o las grandes avenidas, sino la situación
de tener un ataque de ansiedad en estos lugares, donde puede ser difícil o
vergonzoso escapar, o donde no es posible el recibir ayuda.

e) Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT)

El Trastorno por Estrés Postraumático se manifiesta cuando la persona ha


sido expuesta a una situación traumática que le ha provocado al individuo
una experiencia psicológica estresante, lo que puede ser incapacitante. Los
síntomas incluyen: pesadillas, sentimientos de ira, irritabilidad o fatiga
emocional, desapego hacia los demás, etc., cuando la persona revive el hecho
traumático.
De manera frecuente, la persona intentará evitar las situaciones o actividades
que le traen recuerdos del evento que provocó el trauma.

f) Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC)

El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) es una condición en la cual el


individuo experimenta pensamientos, ideas o imágenes intrusivas. Es un
trastorno de la ansiedad, y por lo tanto se caracteriza por estar asociado a
sensación de temor, angustia y estrés continuado de tal forma que supone un
problema para el día a día y repercute negativamente sobre la calidad de vida
de la persona.
Los pensamientos que causan malestar (obsesiones), provocan que la persona
realice ciertos rituales o acciones (compulsiones) para reducir la ansiedad y
sentirse mejor.
Las obsesiones incluyen: miedo a contaminarse, sentimientos de duda (por
ejemplo, ¿habré apagado el gas?), pensamientos de hacer daño a alguien,
pensamientos que van en contra de las creencias religiosas de la persona,
entre otros. Las compulsiones incluyen: comprobaciones, contar, lavarse,
organizar repetidamente las cosas, etcétera.

g) Trastorno de Ansiedad Generalizada

Preocuparse de vez en cuando es un comportamiento normal, pero cuando


preocuparse y sentir ansiedad de manera continuada afecta e interfiere en
la normalidad de la vida de un individuo es posible que esa persona sufra
el Trastorno de Ansiedad Generalizada.
Por tanto, el trastorno se caracteriza por preocupación y ansiedad crónica. Es
como si siempre hubiera algo de lo que preocuparse: problemas en los
estudios, el trabajo, o la relación de pareja, tener un accidente al salir de casa,
etcétera. Algunos de los síntomas son: náusea, fatiga, tensión muscular,
problemas de concentración, problemas de sueño, y más.

2. Trastornos del Estado de Ánimo


Existen distintos tipos de trastornos del estado de ánimo o trastornos
afectivos y, como su nombre indica, su principal característica subyacente
sería una alteración del estado de ánimo del individuo. Los más habituales
son los siguientes:

a) Trastorno Bipolar
El trastorno bipolar puede afectar a cómo se siente una persona, piensa y
actúa. Se caracteriza por cambios exagerados en el estado de ánimo,
desde manía a la depresión mayor.
Por tanto, va más allá de los simples cambios de humor, es decir, la
inestabilidad emocional: de hecho, afecta a muchos ámbitos de la vida, y
además de ser uno de los trastornos más comunes es frecuente que se dé
junto a la obesidad. Los ciclos del trastorno bipolar duran días, semanas o
meses, y perjudican seriamente al trabajo y las relaciones sociales de la
persona que lo sufre.
El trastorno bipolar raramente puede tratarse sin medicación, pues es
necesario estabilizar el estado de ánimo del paciente. Durante los episodios de
manía, la persona puede incluso dejar su trabajo, aumentar sus deudas, y
sentirse lleno de energía a pesar de dormir solamente dos horas al día.
Durante los episodios depresivos, la misma persona puede incluso no salir de
la cama. Existen distintos tipos de trastorno bipolar, y, además, existe una
versión leve de este trastorno, llamado ciclotimia.
b) Trastorno Depresivo

Muchas personas se sienten deprimidas en algún momento de sus vidas. Los


sentimientos de desaliento, frustración e incluso la desesperación, son
normales ante una decepción y pueden durar varios días antes de desaparecer
de manera gradual. Ahora bien, para algunas personas, estos sentimientos
pueden durar meses y años, provocando problemas serios en su día a
día.
La depresión es una psicopatología seria y debilitante, y afecta a cómo un
individuo se siente, piensa y actúa. Puede provocar síntomas tanto físicos
como psicológicos. Por ejemplo: problemas de ingesta, problemas de sueño,
malestar, fatiga, etc.

TIPOS DE DEPRESION: SINTOMAS CAUSAS Y CARACTERISTICAS

Es habitual sentir algún bajón de vez en cuando o sentirte triste por algún
acontecimiento que puede haber sucedido en tu vida. La tristeza forma parte de
la vida, una emoción que no resulta patológica en sí, aunque la asociemos al
displacer y tratemos de evitarla.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que no todas las formas en las que se
experimenta malestar son iguales, y en ocasiones aquello que creemos que es
la tristeza intrínseca al modo "normal" de vivir la vida puede ser uno de los
varios tipos de depresión que existen.
En este artículo nos centraremos justamente en ese tema: los principales
tipos de depresión que ha ido perfilando la investigación científica en salud
mental.
La depresión, un trastorno multifactorial

Si el sufrimiento es persistente, estás triste la mayoría del tiempo y afecta a tu


vida diaria, puede que sufras depresión, un trastorno del estado del ánimo
que puede afectar gravemente a nuestra vida y que además va de la mano del
riesgo de intentar darse muerte.
Además, la depresión es un fenómeno muy complejo, dado que no se sabe qué
es exactamente qué la produce; la hipótesis más aceptada es que tiene un
origen multifactorial, por lo que tiene tanto un componente comportamental (es
decir, proveniente del modo en el que interactuamos con el entorno y
percibimos lo que nos ocurre) como biológico (sobre todo, basado en
predisposiciones genéticas).
No siempre es fácil saber cuándo este fenómeno ha hecho mella en nosotros,
ya que existen varios tipos de depresión y por lo tanto las maneras en las que
se puede identificar su presencia varían. Veamos, pues cuáles son las
características de estos tipos de depresión para saber, en cada caso, a qué
nos estamos enfrentando.
Tipos de depresión y sus características

La depresión es frecuente en los tiempos que corren, y es habitual que la gente


recurra a los fármacos para aliviar el dolor que se siente con esta patología.
El prozac (fluoxetina), también llamado la droga de la felicidad, se consume de
forma habitual en sociedades desarrolladas. 
El tratamiento con fármacos solo es aconsejable en casos muy graves, y
siempre es mejor recurrir a la terapia psicológica para un tratamiento correcto,
ya que el riesgo de sufrir efectos secundarios es mucho menor. Es importante
entender que los psicólogos pueden, además, ayudarte a superar la depresión
utilizando sus técnicas y métodos para que adoptes nuevos hábitos que
debiliten los síntomas de este trastorno y favorezcan su desaparición, y todo
esto sin necesidad de consumir ningún psicofármaco.
La depresión forma parte de los trastornos del estado ánimo y afecta a
nuestro bienestar, nuestra interacción social, nuestro apetito y deseo sexual.
Ya que existen muchos tipos de depresión y cada uno con sus características,
a continuación verás una explicación resumida acerca de estas diferentes
variantes.
1. Depresión mayor

La  depresión mayor es el tipo de depresión más grave. 


Se caracteriza por la aparición de uno o varios episodios depresivos de mínimo
2 semanas de duración. Suele comenzar generalmente durante la adolescencia
o la adultez joven. La persona que sufre este tipo de depresión, puede
experimentar fases de estado de ánimo normal entre las fases depresivas que
pueden durar meses o años. 
Se clasifica dentro de los episodios unipolares puesto que no hay fases de
manía, y puede producir problemas muy serios para el paciente si no es tratado
de manera eficaz. De hecho, la ideación suicida puede llevar a la muerte si
pasa a traducirse en acciones efectivas para terminar con la propia vida.
Síntomas de la depresión mayor

Estos son algunos de los síntomas de la depresión mayor según el


manual DSM-IV-TR:
 Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi todos los días (1)
 Pérdida de interés en las actividades que antes eran gratificantes (2)
 Pérdida o aumento de peso
 Insomnio o hipersomnia
 Baja autoestima
 Problemas de concentración y problemas para tomar decisiones
 Sentimientos de culpabilidad
 Pensamientos suicidas
 Agitación o retraso psicomotores casi todos los días
 Fatiga o pérdida de energía casi todos los días

Según el DSM-IV, debe existir la presencia de cinco (o más) de los síntomas


anteriores durante un período de 2 semanas, que representan un cambio
respecto a la actividad previa; uno de los síntomas debe ser (1) estado de
ánimo depresivo o (2) pérdida de interés o de la capacidad para sentir placer.
Tipos de depresión mayor

Dentro de la depresión mayor, existen diferentes tipos de depresión mayor:


1. Depresión con episodio único: causado por un acontecimiento único
en la vida y la depresión solo tiene esa aparición.
2. Depresión recidivante: Aparición de síntomas depresivos en dos o más
episodios en la vida del paciente. La separación entre un episodio debe ser de
al menos 2 meses sin presentar los síntomas.

2. Distimia

Dentro de los tipos de depresión, la distimia es menos grave que la


depresión mayor. Es un tipo de depresión unipolar (no incluye síntomas
maníacos) e interfiere en el funcionamiento normal y el bienestar del individuo
que lo sufre.
La característica esencial de este trastorno es que el paciente se siente
depresivo durante la mayor parte del día, la mayoría de los días durante al
menos 2 años. No necesariamente tiene por qué experimentarse una fuerte
tristeza, sino que muchas veces lo más común es que exista un sentimiento de
falta de propósito y de motivación, como si nada importase.
Muchas personas con distimia también pueden padecer de episodios
depresivos severos en algún momento de su vida.
Síntomas de la distimia

Los síntomas de la distimia son:


 Pérdida o aumento de apetito
 Insomnio o hipersomnia
 Falta de energía o fatiga
 Baja autoestima
 Dificultades para concentrarse o para tomar decisiones
 Sentimientos de desesperanza

3. Depresión maníaca

Este tipo de trastorno, también llamado Trastorno bipolar se clasifica como un


tipo de trastorno del estado de ánimo. Pese a que podemos incluirlo dentro
de los tipos de depresión, combina estados depresivos con estados de manía,
es decir, existen altibajos extremos. El trastorno bipolar es una patología seria,
y no debe confundirse con un estado inestabilidad emocional. 
El tratamiento es distinto al de una depresión mayor, y requiere estabilizadores
de humor (como el litio), así como un acompañamiento profesional a través de
la psicoterapia y la atención al entorno familiar de los pacientes.
Síntomas de la depresión maníaca

Los síntomas depresivos pueden incluir:


 Sentimientos persistentes de tristeza
 Sentimiento de desesperanza o desamparo
 Baja autoestima
 Sensación de ineptitud
 Culpabilidad excesiva
 Deseos de morir
 Pérdida de interés en las actividades habituales o que antes se
disfrutaban
 Dificultad en las relaciones
 Perturbación del sueño (por ejemplo, insomnio, hipersomnia)
 Cambios del apetito o del peso
 Disminución de la energía
 Dificultad para concentrarse
 Disminución de la capacidad de tomar decisiones
 Pensamientos suicidas o intentos de suicidio
 Molestias físicas frecuentes (por ejemplo, dolor de cabeza, dolor de
estómago, fatiga)
 Intentos o amenazas de escaparse del hogar
 Hipersensibilidad ante el fracaso o el rechazo
 Irritabilidad, hostilidad, agresión

Los síntomas maníacos pueden abarcar:


 Autoestima exagerada
 Menor necesidad de descanso y sueño
 Mayor distracción e irritabilidad
 Excesiva participación en actividades placenteras y de alto riesgo que
pueden provocar consecuencias dolorosas, por ejemplo comportamiento
provocativo, destructivo o anti-social (promiscuidad sexual, conducción
imprudente, abuso del alcohol y de drogas).
 Aumento de la locuacidad (por ejemplo aumento en la velocidad del
habla, cambios rápidos de tema, intolerancia a las interrupciones)
 Sentimientos de "excitación" o de euforia
 Marcados cambios de estado de ánimo, por ejemplo inusitadamente feliz
o tonto, extrañamente enojado, agitado o agresivo
 Mayor deseo sexual
 Mayor nivel de energía
 Escaso sentido común en personas sensatas

4. Trastorno depresivo estacional (SAD)

Este estado depresivo recibe el nombre de  Trastorno depresivo estacional


(SAD) y se caracteriza por ocurrir durante una cierta época del
año, generalmente durante el invierno. 
Los síntomas generalmente se intensifican de manera lenta a finales del otoño
y en los meses de invierno. Estos síntomas son muy parecidos a los que se
presentan en otros tipos de depresión:
 Desesperanza
 Aumento del apetito con aumento de peso
 Aumento del sueño (el poco sueño es más común con otras formas de
depresión).
 Menos energía y capacidad para concentrarse
 Pérdida de interés en el trabajo y otras actividades
 Movimientos lentos
 Aislamiento social
 Tristeza e irritabilidad

También existe otra variante del SAD y que lo sufren algunas personas en
verano:
 Falta de apetito
 Pérdida de peso
 Insomnio
 Irritabilidad y ansiedad
 Inquietud

5. Depresión psicótica

La depresión psicótica es un subtipo de depresión mayor el cual se


presenta cuando una enfermedad depresiva severa incluye algún tipo de
psicosis. A diferencia de los demás tipos de depresión, se caracteriza por la
presciencia de síntomas psicóticos: alucinaciones y/o delirios que alteran
cualitativamente el modo en el que se percibe la realidad.
6. Depresión posparto

Dentro de los tipos de depresión, podemos incluir la depresión posparto. Se


caracteriza porque puede ocurrir poco después del parto.
Este tipo de depresión puede presentarse hasta un año más tarde de que la
mujer haya dado, pese a que es habitual que ocurra dentro de los primeros tres
meses después del parto.
Causas de la depresión posparto

Algunas de las causas de la depresión postparto, son las siguientes:


 Cambios a nivel corporal del embarazo y el parto (por ejemplo, debido al
cambio hormonal)
 Cambios en las relaciones laborales y sociales
 Tener menos tiempo y libertad para sí misma
 Cambios el ciclo sueño-vigilia debido al nacimiento
 Preocupaciones acerca de su capacidad para ser una buena madre

3. Trastornos de la Conducta Alimentaria

Existen distintos tipos de trastornos de la alimentación. Los más comunes


son los que siguen:
a) Anorexia Nerviosa

La anorexia se caracteriza por una obsesión por controlar la cantidad de


comida que se consume. Uno de sus síntomas más característicos es la
distorsión de la imagen corporal.
Las personas que sufren anorexia restringen la ingesta de alimentos haciendo
dieta, ayuno e incluso ejercicio físico excesivo. Casi no comen, y lo poco que
ingieren les provoca un intenso sentimiento de malestar.
b) Bulimia Nerviosa

La bulimia es un trastorno de la conducta alimentaria que se caracteriza por


pautas de alimentación anómalas, con episodios de ingesta masiva de
alimentos seguidos por maniobras que buscan eliminar esas calorías (inducirse
al vómito, consumir laxantes, etc.). Tras estos episodios, lo habitual es que el
sujeto se sienta triste, de mal humor y tenga sentimientos de autocompasión.
La bulimia nerviosa, además de ser uno de los trastornos más comunes,
está asociado a alteraciones en el cerebro. Entre ellas se encuentra la
degradación de la materia blanca (que es por donde pasan los gruesos
conjuntos de axones neuronales) en la corona radiata, que está relacionada
entre otras cosas al procesamiento de los sabores.

c) Trastorno por Atracón

El trastorno por atracón es un trastorno grave en el que el individuo que lo


sufre consume con frecuencia grandes cantidades de comida y siente que
ha perdido el control durante el atracón. Después de la sobre ingesta, la
angustia severa o preocupación por el peso suele aparecer.

4. Trastornos psicóticos

Los trastornos psicóticos son psicopatologías graves en los que las


personas pierden el contacto con la realidad. Dos de los síntomas
principales son delirios y alucinaciones. Los delirios son falsas creencias, tales
como la idea de que alguien está siguiendo. Las alucinaciones son
percepciones falsas, como escuchar, ver o sentir algo que no existe.
A diferencia de los delirios, que son creencias erróneas de la realidad sobre un
hecho u objeto existente, es decir, una distorsión de un estímulo externo, las
alucinaciones son totalmente inventadas por la mente y no son producto
de la distorsión de ningún objeto presente, se percibe algo sin tener en
cuenta los estímulos externos. Por ejemplo, escuchar voces que salen de un
enchufe. Los trastornos psicóticos más comunes son:
a) Trastorno delirante

El trastorno delirante o paranoia es un trastorno psicótico caracterizado por


una o varias ideas delirantes. Es decir, que estas personas están totalmente
convencidas de cosas que no son ciertas. Por ejemplo, que alguien les
persigue para lastimarles.

b) Esquizofrenia

La esquizofrenia es otro trastorno psicótico, pero, en este caso, la persona


sufre alucinaciones y pensamientos perturbadores que le aísla de la
actividad social. La esquizofrenia es una patología muy seria, y a pesar de no
existir cura, sí que hay tratamientos efectivos para que los pacientes con esta
alteración puedan disfrutar de su vida.

5. Trastornos de personalidad

Un trastorno de personalidad es un patrón rígido y permanente en el


comportamiento de una persona que le genera malestar o dificultades en
sus relaciones y en su entorno. Los trastornos de la personalidad tienen su
inicio en la adolescencia o al principio de la vida adulta. Los más frecuentes
son:

a) Trastorno Límite de la Personalidad (TLP)

El trastorno límite de la personalidad o borderline se caracteriza porque las


personas que lo sufren tienen una personalidad débil y cambiante, y dudan
de todo. Los momentos de calma pueden convertirse, al instante y sin previo
aviso, en momentos de ira, ansiedad o desesperación. Estos individuos viven
sus emociones al máximo, y las relaciones amorosas son intensas, pues
suelen idolatrar a la otra persona hasta el extremo.
Algunos de sus síntomas son: ira intensa e incapacidad de controlarla,
esfuerzos frenéticos por evitar el abandono, real o imaginario, alternancia entre
extremos de idealización y devaluación en las relaciones interpersonales,
autoimagen marcadamente inestable, y sentimientos crónicos de vacío.

b) Trastorno antisocial (TASP)

El individuo que sufre este trastorno (mal conocido con etiquetas


como psicopatía o sociopatía) se caracteriza por su tendencia a no
relacionarse en sociedad, evitando cualquier interacción. Los diferentes
síntomas y conductas que caracterizan el TASP incluyen: robos, agresividad,
tendencia a la soledad, violencia, mentiras…
Además, las personas afectadas por el TASP tienden a ser tímidas, depresivas
y tienen ansiedad social. Este último punto se debe a su temor a ser
rechazadas. A pesar de ello, la terapia psicológica es muy efectiva a la hora
de manejar los inconvenientes del trastorno antisocial.

Referencias bibliográficas:
 Metter, L. (2013). White matter integrity is reduced in bulimia nervosa.
The international journal of eating disorders, 46(3), pp. 264 -273.
 Veale, D. (2014). Obsessive-compulsive disorder.British Medical Journal,
348, 348:g2183.
 Weeks, J. (2013). Gaze avoidance in social anxiety disorder. Depression
and anxiety, 30(8), pp. 749 -756.
 Zhao, Z. (2016). The potential association between obesity and bipolar
disorder: A meta-analysis. Journal of affective disorders, 202, pp. 120 -123.

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