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Simón García Méndez

UNIDAD 4 – ADQUISICIÓN, EJERCICIO, CONSERVACIÓN Y EXTINCIÓN DE


LAS RELACIONES DE PODER. EFECTOS.
• Punto 1 – Adquisición de las relaciones de poder.

Las relaciones de poder, especialmente la posesión y la tenencia, pueden ser


adquiridas de diversas formas o maneras. Como principio, dispone que el ARTÍCULO
1922 que:

Para adquirir una relación de poder sobre una cosa, ésta debe establecerse
voluntariamente:

a) por sujeto capaz, excepto las personas menores de edad, para quienes es suficiente
que tengan diez años;

b) por medio de un contacto con la cosa, de la posibilidad física de establecerlo, o


cuando ella ingresa en el ámbito de custodia del adquirente.

 REQUISITOS DE LAS RELACIONES DE PODER:

1- Voluntariedad: Para que pueda establecerse una relación de poder debe


haber voluntariedad, es decir, una vinculación querida de la persona con la cosa. Ello
excluye la yuxtaposición porque allí no hay voluntariedad. En materia posesoria se
requiere siempre un animus mínimo, que es la voluntad de poseer, de querer ejercitar
sobre la cosa el poder de hecho propio de la posesión.

2- Capacidad: Es uno de los recaudos para adquirir la relación de poder. Por tal
motivo, pueden adquirirla los que tengan una capacidad natural de entender y de
querer.

Este art. se aplica a las adquisiciones unilaterales de la posesión. En cambio, cuando se


adquiere la posesión por medio de la tradición, en tanto ésta es un acto jurídico, se
exige plena capacidad. Lo mismo sucede en la traditio brevi manu y en el constituto
posesorio.

El art. 1922, inc. a, CCyC establece que el adquirente debe ser capaz, lo que obliga a
correlacionar la materia con los arts. 22 CCyC y ss. A tal fin, se exige una edad mínima
fijada en 10 años. Los menores de esa edad pueden adquirir la posesión por medio de
sus representantes.

Es incapaz la persona declarada como tal por sentencia judicial, en la extensión


dispuesta en esa decisión. Si el adquirente es incapaz o es una persona jurídica, la
relación de poder se adquiere mediante representante legal.

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Por otro lado, el juez puede restringir la capacidad para determinados actos de una
persona mayor de trece años que padece una adicción o alteración funcional
prolongada, de suficiente gravedad.

3- Corpus: Siguiendo a Savigny, para que haya corpus no es necesario el contacto


con la cosa, sino que es suficiente la posibilidad física de tomarla (lo que no requiere
estar en su presencia).

La última parte del inc. b aplica la teoría de la custodia (Savigny),al establecer que la
relación de poder se adquiere por medio de un contacto con la cosa, de la posibilidad
física de establecerlo, o cuando ella ingresa en el ámbito de custodia del adquirente.

 FORMAS DE LAS RELACIONES DE PODER:

Las relaciones de poder se pueden adquirir a titulo universal o a titulo singular.

1- Título universal:

Está previsto en el artículo 2280 del CCYC (interesa el primer párrafo).

ARTICULO 2280. Situación de los herederos. Desde la muerte del causante, los
herederos tienen todos los derechos y acciones de aquél de manera indivisa, con
excepción de los que no son transmisibles por sucesión, y continúan en la posesión de lo
que el causante era poseedor.

Si están instituidos bajo condición suspensiva, están en esa situación a partir del
cumplimiento de la condición, sin perjuicio de las medidas conservatorias que
corresponden.

En principio, responden por las deudas del causante con los bienes que reciben, o con
su valor en caso de haber sido enajenados.

Del artículo surge entonces que desde la muerte del causante, los herederos tienen
todos los derechos y acciones de aquel de manera indivisa, con excepción de los que
no son trasmisibles por sucesión (los derechos personalísimos), y continúan en la
posesión de lo que el causante era poseedor. La posesión del heredero es la misma
posesión que la del causante. Si era un poseedor de mala fe viciosa, el heredero sigue
con la misma posesión, y no hay una nueva calificación, sin importar su convicción, a
diferencia de lo que sucede en la trasmisión a titulo singular.

De esta manera, no se da una nueva adquisición de la posesión por parte del


heredero, sino que continúa la posesión de su causante, es decir, continua a su
persona. En el caso de los herederos legitimarios (ascendientes, desencintes y
cónyuges), la muerte del causante determina la inmediata posesión por parte de los

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herederos. En el caso de los que no son legitimarios (hermanos, sobrinos, etc),


necesitan la declaratoria de herederos para poder entrar en posesión.

2- Título singular:

Las relaciones de poder se adquieren por cada uno de los poseedores que tienen
relación con la cosa. La diferencia entre considerar la posesión un hecho o un derecho,
es que si fuera un derecho la posesión que se adquiere seria exactamente que la que
tiene el que la trasmite, (porque nadie puede transmite un derecho mejor ni más
extenso del que posee). Pero como es una relación de hecho, no hay trasmisión de la
relación, porque no se puede trasmitir el hecho, por ello, las relaciones de poder son
independientes una de la otra y se califican en cada acto de adquisición. Dentro de
estas podremos encontrar conforme a derecho, contra derecho, de buena fe, de mala
fe, pero como cada una es independiente. Sobre una misma cosa, los distintos
poseedor que se suceden no tiene que ser iguales, ya que la relación posesoria es de
hecho con la cosa.

 CLASIFICACIÓN DE LAS RELACIONES DE PODER:

Los modos de adquisición en general pueden ser unilaterales o bilaterales.

Es unilateral si lo solo interviene la persona del adquirente, y es bilateral cuando


interviene otra persona además del adquirente.

- Unilaterales:

1- Apoderamiento. El mismo va a depender de qué tipo de cosa estamos hablando, es


decir, mueble o inmueble. En ambos casos solo interviene la persona y voluntad del
que va a ser poseedor. En materia de cosas muebles el apoderamiento importa la
aprensión de la cosa (se puede dar por cualquiera de los tres modos del corpus- tener
la cosa bajo su poder-tener la posibilidad física de tomarla- o en su esfera de poder-).
Por ejemplo, encuentro un libro en la calle y me lo quedo, en cuyo caso es una
posesión contra derecho. Pero si por ejemplo estuviese en la basura, es conforme a
derecho, porque estaba abandonado y el poseedor se desprendió del animus domini,
es decir, no tiene interés de tener la cosa.

Si es un bien inmueble se da por la ocupación del inmueble.

2- Desposesión. Cosa mueble o inmueble con poseedor. Se toma la posesión contra la


voluntad del anterior poseedor.

- Bilaterales:

o Tradición.

o Traditio brevi manu (2 aspectos).

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o Constituto posesorio.

Tanto en los modos unilaterales como en los bilaterales, se requiere que se


encuentren presentes los requisitos o elementos de la posesión. Esto es, se requiere el
corpus y el ánimus domini.

En lo pertinente, estas reglas son trasladables a la tenencia ya que el código las trata a
ambas relaciones de igual manera.

• Punto 2 – Modos de adquisición en particular.

ARTÍCULO 1923.- “Modos de adquisición. Las relaciones de poder se adquieren por la


tradición.

No es necesaria la tradición, cuando la cosa es tenida a nombre del propietario, y éste


pasa la posesión a quien la tenía a su nombre, o cuando el que la poseía a nombre del
propietario, principia a poseerla a nombre de otro (TRADITIO BREVI MANU), quien la
adquiere desde que el tenedor queda notificado de la identidad del nuevo poseedor.
Tampoco es necesaria cuando el poseedor la transfiere a otro, reservándose la tenencia
y constituyéndose en representante del nuevo poseedor (CONSTITUTO POSESORIO).

La posesión se adquiere asimismo por el apoderamiento de la cosa”.

 APODERAMIENTO (EXPLICADO ARRIBA).

 TRADICIÓN:

• Concepto:

La palabra tradición viene del derecho romano y significa entregar. Es una forma
BILATERAL de adquirir la relación de poder respecto de una cosa que otro posee o
tiene; pero, a diferencia del apoderamiento y desapoderamiento, aquél presta su
consentimiento para que la adquisición se realice. La entrega es la exteriorización del
acuerdo de voluntades.

De acuerdo al ARTÍCULO 1924 hay tradición cuando una parte entrega una cosa a
otra que la recibe. Debe consistir en la realización de actos materiales de, por lo
menos, una de las partes, que otorguen un poder de hecho sobre la cosa, los que no se
suplen, con relación a terceros, por la mera declaración del que entrega de darla a
quien la recibe, o de éste de recibirla.

La tradición no solo tiene relevancia en las relaciones de poder, sino que es el medio
de cumplimiento de las obligaciones de dar; también es el modo de ejecución de los
contratos reales; es un modo de adquirir la tenencia, la posesión y de adquirir el
dominio. A su vez, es un hito que discrimina la responsabilidad civil, porque depende
quien sea el guardián de la cosa, será o no responsable.

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• Naturaleza jurídica:

El hecho de que sea necesario el consentimiento de los participantes permite afirmar


que la tradición es un acto jurídico bilateral y real, ya que se trata de un acto
voluntario lícito.

Por ser un acto jurídico, debe manifestarse por un hecho exterior y, además, requiere
para su realización de la capacidad de las partes (tradens y accipiens).

• Requisitos:

- Para que haya tradición la capacidad del sujeto es uno de los requisitos. Debe ser una
capacidad plena sin vicios (discernimiento, intención y libertad), en el sujeto que
realiza la entrega.

>> Es formal: la voluntaria entrega y recepción de la cosa (tradición) no puede hacerse


de cualquier manera. Debe formalizarse de acuerdo con alguna de las formas
autorizadas por el art. 1924 CCyC. Ello consiste, básicamente, en la realización de
“actos materiales” por parte de ambos o al menos de uno de los interesados con el
asentimiento del otro (“… debe consistir en la realización de actos materiales de, por lo
menos, una de las partes, que otorguen un poder de hecho sobre la cosa…”, dice la
norma), lo que en cualquier caso traduce un acuerdo entre el tradens y el accipiens.

>> Se requiere un acto material. Los actos materiales son la entrega y el recibimiento.

>> La tradición requiere de dos personas: una que entrega y otra que recibe (tradens y
accipiens).

 OTRAS FORMAS DE TRADICIÓN:

De acuerdo al ARTÍCULO 1925 también se considera hecha la tradición de cosas


muebles, por la entrega de conocimientos (por ejemplo, marítimos), cartas de porte
(terrestres), facturas u otros documentos de conformidad con las reglas respectivas, sin
oposición alguna, y si son remitidas por cuenta y orden de otro, cuando el remitente las
entrega a quien debe transportarlas, si el adquirente aprueba el envío.’

Este artículo funciona más que nada para comercio internacional, señalando maneras
por las cuales se puede hacer la tradición, permitiéndole al adquirente tener la cosa a
su disposición, aun cuando no tenga un contacto material efectivo con ella. Se refiere a
las mercaderías que deben transportarse, es decir, que no se entregan en mano. Se
entrega un documento representativo de las mercaderías, mientras éstas viajan. Con
ese documento puede reclamarse la entrega del material o el retiro del mismo.

 RELACIÓN DE PODER VACUA:

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De acuerdo al ARTÍCULO 1926, para adquirir por tradición la posesión o la tenencia, la


cosa debe estar libre de toda relación excluyente, y no debe mediar oposición alguna.

De esta manera, para tener por satisfecho el acto traditivo, el CCyC exige una relación
de poder vacua. Esto es libre de personas y/o cosas que evidencien una ocupación
preexistente y continua.

Es que, si ello aconteciere, el accipiens no habrá tomado la posesión o la tenencia


porque, precisamente, existe otra persona que se opone a que ello tenga lugar.
Coexistirían, en tal caso, distintas relaciones de poder sobre una misma cosa, extremo
que no admite la ley (art. 1913).

No cualquier ocupante constituye un obstáculo a la realización de la tradición. Debe


ser un “contradictor”, es decir, alguien que se encuentra ejerciendo la relación que se
pretendió transmitir.

 RELACION DE PODER SOBRE UNIVERSALIDAD DE HECHO:

La universalidad refiere a un conjunto de cosas que es tratado por el derecho como si


fuera una unidad (por ejemplo, una biblioteca, una pinacoteca, entre otras). En tal
caso, es preciso que la ley determine cómo habrá de ejercerse la posesión o la
tenencia sobre ese conjunto de cosas que, individualmente considerado, es pasible de
posesión o tenencia.

De acuerdo al ARTÍCULO 1927, la relación de poder sobre una cosa compuesta de


muchos cuerpos distintos y separados, pero unidos bajo un mismo nombre, como un
rebaño o una piara, abarca sólo las partes individuales que comprende la cosa.

Por lo tanto, verificándose una universalidad de hecho, la posesión o la tenencia


existen no en relación al conjunto, sino a cada una de las cosas que la componen. No
se tiene entonces posesión respecto de la “totalidad”, es decir, de la universalidad.

 ACTOS POSESORIOS:

El CCyC sienta una serie de presunciones, a fin de facilitar la prueba de la posesión. En


el caso la presunción funciona de este modo: la realización de los actos a los que se
hace referencia es indicativa de que se está en presencia de actos posesorios.

En este sentido, el ARTÍCULO 1928, dispone que constituyen actos posesorios sobre la
cosa los siguientes: su cultura, percepción de frutos, amojonamiento o impresión de
signos materiales, mejora, exclusión de terceros y, en general, su apoderamiento por
cualquier modo que se obtenga.

 ADQUISICION POR MEDIO DE REPRESENTANTE :

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Puede adquirirse por sí o a través de un representante, ya sea este voluntario, legal, o


por un tercero (gestor de negocios).

 EXCEPCIONES:

De acuerdo al artículo 750, el acreedor no adquiere ningún derecho real sobre la


cosa, antes de la tradición, excepto disposición legal en contrario. Esto último es lo que
sucede en los casos de traditio brevi manu y el constituto posesorio.

A) Traditio brevi manu.

El tenedor pasa a ser poseedor de la cosa. Ello comprende dos supuestos:

A- *Cuando la cosa es tenida a nombre del propietario (tenedor) y este, por un


acto jurídico, pasa el dominio a su nombre: En este caso hay un cambio en la
causa de la detentación, es decir, una interversión de título. Una persona
cambia su carácter de relación con la cosa; por ejemplo, locatario adquiere el
dominio del inmueble alquilado, mutando su relación con la cosa, contrato
mediante, pasando de ser tenedor a poseedor. Pero como ya tenía
materialmente la cosa el locatario, el que se la vende no se la tiene que
entregar nuevamente, entonces, el locatario, no le devuelve la cosa, y el
poseedor se la vuelva a entregar; por lo tanto se abrevia mediante este
instituto y se cambia la causa de la detentación y no hay acto material (no se la
vuelve a entregar).

*Cuando alguien posee la cosa a nombre del propietario y pasa a poseerla por otro.
El tenedor sigue siendo el mismo, pero se produce una mutación subjetiva en la
relación posesoria: cambia la persona que posee la cosa. Ej. Dueño de un inmueble
(antigua posesión) que, luego de darlo en locación (tenencia actual), lo vende a un
tercero (nueva posesión). Como la cosa está en poder del locatario, una tradición
normal sería que el locatario se la devuelva al poseedor, el poseedor se la de al nuevo
propietario, y luego que se la devuelvan al locatario; pero para evitar ello, le hacen una
notificación al locatario de que se ha producido la venta y tiene la posesión el nuevo
propietario desde que se notifica al locatario.

B) Constituto posesorio.

Poseedor pasa a ser tenedor. Esta figura, de indiscutida naturaleza contractual,


permite que quien está poseyendo por sí, transmita la posesión, pero conserve la cosa
en calidad de tenedor. Es el caso en el cual la persona que posee la cosa, se la vende a
un tercero, y el que antes poseía se queda en la cosa por una relación personal, por
ejemplo, por un contrato de comodato, o locación. La abreviación, es que no le
entrega la cosa al tercero, y luego el tercero se la da de nuevo.

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El transmitente, no obstante mantener la relación material con la cosa, desciende de


la categoría de poseedor a la de tenedor.

Para que se conforme el constituto posesorio se requieren 2 actos jurídicos: uno por
el cual el poseedor transmite la cosa al nuevo poseedor (dejando de ser el primero
poseedor, por ejemplo, compraventa); otro que permite adquirir la tenencia a quien
ha dejado de ser poseedor; este último a su vez debe tener fecha cierta esta
instrumentada, y oponibilidad.

• Punto 3 – Adquisición por vía judicial. La acción de adquirir. Naturaleza jurídica.


Procedimiento. El interdicto de adquirir. Reglas procesales.

(Acción para adquirir la posesión o la tenencia).

ARTICULO 2239. “Acción para adquirir la posesión o la tenencia. Un título válido no da


la posesión o tenencia misma, sino un derecho a requerir el poder sobre la cosa. El que
no tiene sino un derecho a la posesión o a la tenencia no puede tomarla; debe
demandarla por las vías legales”.

Este concepto ya estaba en el CC de Vélez, pero ahora en el nuevo CCYC se agrega la


tenencia.

Es así que para adquirir la posesión o la tenencia pueden intentarse las siguientes vías
legales:

a) Acción por cumplimiento de contrato: Si la cosa se encuentra en poder del obligado


contractualmente a la transmisión, quien pretende que se cumpla con la tradición que
le es debida, podrá demandar la entrega de la cosa con base en el acuerdo.

b) Acción real reivindicatoria: Si la cosa inmueble adquirida por una persona mediante
un contrato de compraventa pasado por escritura pública (título suficiente) está en
poder de un tercero, el adquirente podrá hacer uso de la acción reivindicatoria para
hacerse de la posesión, pese a no ser aún dueño de la cosa.

c) Interdicto de adquirir: Un interdicto es un procedimiento judicial sumario y de


tramitación sencilla, cuyo objetivo es atribuir la posesión de una cosa a una
determinada persona física o jurídica a otra.

En los casos en los que el vendedor era remiso en entregar la cosa objeto de la
relación de poder, muchos doctrinarios creían ver la posibilidad de accionar por un
interdicto de adquirir para finalmente obtener la tenencia o posesión.

Sin embargo esto no era posible debido al contenido del art 607 en donde se
encontraba regulado. El art 607 establece que: “Para que proceda el interdicto de
adquirir se requerirá:

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1) Que quien lo intente presente título suficiente para adquirir la posesión o la


tenencia con arreglo a derecho. (ej.: una escritura pública).

2) Que nadie tenga título de dueño o usufructuario de la cosa que constituye el


objeto del interdicto.

3) Que nadie sea poseedor o tenedor de la misma cosa

El inc. 2 de este art es el obstáculo por el cual el interdicto no rige como acción legal
para adquirir la posesión o tenencia. Primero porque es imposible que algo no tenga
dueño: si es un bien inmueble el dueño va a ser una persona física y sino la cosa va a
pertenecer al estado. por otro lado, si es una cosa mueble también va a tener dueño, y
en caso de no tener dueño y ser una cosa abandonada, no es necesario un interdicto
de adquirir, sino que basta con la simple apropiación.

De esta forma, si bien el interdicto de adquirir es una figura legal regulada por el
CPPBA, es de escasa aplicación.

• Punto 4 – Conservación y pérdida de las relaciones de poder.

 CONSERVACIÓN DE LAS RELACIONES DE PODER:

ARTÍCULO 1929.- ‘Conservación. La relación de poder se conserva hasta su extinción,


aunque su ejercicio esté impedido por alguna causa transitoria.’

La adquisición de la posesión requiere la reunión del corpus y el animus domini. Si


falta alguno de estos elementos, no hay posesión. Pero, una vez adquirida, no es
imprescindible estar siempre en contacto material con la cosa, ni ejercer
permanentemente actos posesorios sobre ella, sino que es suficiente con la intención
o ánimo de conservarla.

En este sentido es que el art 1929 dispone que la relación de poder se conserva hasta
su extinción, aunque su ejercicio esté impedido por alguna causa transitoria.

Solo se mantiene el animus porque nuestro ordenamiento adhiere a lo que pensaba


Savigny, es decir, una vez adquirida la posesión se mantiene por inercia. Mientras no
se exteriorice una voluntad contraria, es decir de perder la posesión, por inercia se
mantiene esa posesión.

En cambio, para Ihering, en el momento que deja de comportarse como dueño deja
de ser poseedor. Por ejemplo, si un sujeto tiene un campo y no se ocupa, no se
comporta como un dueño y pierde la posesión; le faltaría el corpus, ya que no tiene
poder sobre la cosa. Pero nuestro ordenamiento adopta la posesión de Savigny.

Surge del artículo que la relación de poder se conserva hasta su extinción, aunque su
ejercicio este impedido por alguna causa transitoria.

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De esta manera, puedo no tener la posibilidad de acceder a la cosa por una causa
definitiva o transitoria, es decir, puede faltar el corpus de manera transitoria o
definitiva (el animus sigue estando). Si la falta del corpus es transitoria, la posesión se
conserva. Se da por ejemplo en el caso de la pérdida de un objeto, mientras sea
razonable la facultad de volver a encontrarlo; otro ejemplo es perder a un perro,
siempre que esa pérdida sea transitoria y el perro vuelva.

Si la falta del corps es definitiva se pierde la posesión. En el ejemplo del perro, si el


animal muere, se extingue definitivamente el corpus.

 PRESUNCIÓN DE CONTINUIDAD.

ARTÍCULO 1930.- ‘Presunción de continuidad. Se presume, a menos que exista prueba


en contrario, que el sujeto actual de la posesión o de la tenencia que prueba haberla
ejercitado anteriormente, la mantuvo durante el tiempo intermedio.’

Este artículo no estaba en el CC, pero se consideraba este principio por la doctrina y
jurisprudencia.

La presunción de continuidad implica que si un sujeto prueba haber ejercitado la


posesión o la tenencia anteriormente, y actualmente está poseyendo, el tiempo
intermedio que se sucedió siguió poseyendo la misma persona, es decir, hubo una
continuidad de la posesión. Esto mismo puede servir para el instituto de la prescripción
adquisitiva o usucapión.

Sin embargo, esta presunción admite prueba en contrario. Es decir, que aquel que
considere que la posesión se perdió deberá demostrarlo.

 EXTINCIÓN.

De acuerdo al ARTÍCULO 1931 la posesión y la tenencia se extinguen cuando se


pierde el poder de hecho sobre la cosa. Esto es por falta de corpus en todos los casos
en que el titular se halla en la imposibilidad de disponer físicamente de la cosa, en
tanto esta imposibilidad sea definitiva, y no transitoria, de modo que su intención no
sea suficiente para conservarla.

En particular, hay extinción cuando:

a) Se extingue la cosa: Esta extinción debe ser definitiva, y no una perdida transitoria.
A su vez puede ser física, por ejemplo destrucción total de la cosa. Si quedan restos, la
destrucción es parcial, y la relación continúa sobre el objeto deteriorado. Para que se
pierda totalmente es necesario que sea imposible utilizarla desde el punto de vista
económico. Sí se trata de cosa animada, con la muerte se extingue la posesión de la
cosa primitiva, pero ella continúa sobre los restos.

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También hay otro tipo de extinción jurídica en donde la cosa sigue extiendo
físicamente, pero ya no es objeto de posesión y no hay posibilidad de poseerla, por
ejemplo, porque esta puesta fuera del comercio; si por ejemplo, un terreno lo expropia
el estado para hacer una plaza (la tierra sigue existiendo), pasa a ser un bien del
dominio público.

b) Otro priva al sujeto de la cosa: Se termina la posesión si un tercero priva de la


posesión. Implica un desapoderamiento, porque el sujeto quería seguir teniendo la
cosa (animus), pero ya no hay más corpus. Por ejemplo, en caso de hurto. Al ser
desapoderados el código da acciones para defender la posesión, que son las
denominadas acciones posesorias. La posesión del ladrón será ilegitima y viciosa.

Por ende, cabe interpretar, que esto sucede cuando se obtiene la cosa poseída o
tenida por otro, sin su consentimiento, contra su voluntad. Si el sujeto se resiste y
conserva una parte de la cosa solo habrá desapoderamiento parcial.

Aunque la norma no lo dice, para que se pierda la relación es indispensable que quien
priva a otro de la cosa lo haga con intención de desapoderar. Ej. si una persona tiene la
intención de dañar el inmueble de otro, y a causa de ello el poseedor está obligado a
salir de él, no habrá desposesión en tanto falta el ánimo de poseer.

c) El sujeto se encuentra en la imposibilidad física perdurable de ejercer la posesión


o la tenencia: No se habla de la imposibilidad física del poseedor, sino de la
imposibilidad de ejercer un poder sobre la cosa, es decir, tener contacto con la cosa de
modo definitivo. De esta manera, la cosa sigue existiendo, pero hay una imposibilidad
de acceder a ella de modo perdurable o permanente. Ej. Cosas caídas en lugares
inaccesibles, como ocurre cuando caen al mar. También sería el supuesto del inc. d.

d) Desaparece la probabilidad razonable de hallar la cosa perdida: La pérdida de la


cosa no siempre implica la extinción; el límite se encuentra en la existencia, o no, de la
probabilidad razonable de encontrarla. Mientras exista esta probabilidad se conserva
la relación, ya que existe una imposibilidad transitoria de ejercer actos, pero si ella
desaparece, el ánimo no tiene relevancia ante la falta absoluta de corpus.

La determinación de cuando existe la probabilidad razonable es una cuestión de


hecho de difícil solución, por los subjetivo de su apreciación. No obstante, debe
valorarse en función de pautas objetivas, es decir, si se justifica tal creencia, en función
de lo que apreciaría el común de la gente, de acuerdo a estándares social. Hay que
valorar cada situación con criterios generales.

Cuando se pierde una cosa y subsiste la probabilidad razonable de encontrarla, el


tercero que la encuentra debe restituirla; sino, cometerá un desapoderamiento.

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Una consecuencia de este art. es que, si la persona recupera la cosa perdida, como
nunca perdió la relación de poder, hay que reputarlo poseedor aun durante el período
en que existió la posibilidad de recobrar dicha cosa.

e) El sujeto hace abandono expreso y voluntario de la cosa: En el abandono el sujeto


se desprende materialmente de la cosa (cesa el corpus), y dicho desprendimiento debe
ser voluntario, sino habría desapoderamiento.

El abandono se da cuando el poseedor o tenedor, intencionalmente, se desprende de


la cosa con el objeto de privarse de su disponibilidad física y de no ejercer más sobre
ella actos posesorios. Hay un principio que dice que si la cosa es de algún valor se
presume que es perdida, y por lo tanto tiene dueño y no que fue abandonada (1947
inc b).

No hay abandono cuando alguien se ausenta temporalmente de la casa de campo,


pues su ocupación en períodos alternados es la forma natural de su utilización. En tal
caso, la relación se mantiene por inercia.

Con el abandono, la cosa puede ser poseída en adelante por cualquier persona, e
incluso la posesión puede ser retomada por quien la abandonó, mientras no haya sido
adquirida por un tercero.

El abandono, para que haga perder la posesión, debe ser realizado por el verdadero
poseedor. Además, para que el abandono sea tal, debe ser expreso: no alcanza con la
mera manifestación de desprenderse de la cosa, sino que el desprendimiento material
debe ser efectivo.

>> Otros modos. Aunque el art. no lo menciona, los modos bilaterales de adquirir las
relaciones de poder también son causas de extinción. Tal es lo que ocurre con la
tradición, la traditio brevi manu y el constituto posesorio (mientras alguien adquiere la
posesión, la pierde el transmitente).

• Punto 5 - Efectos de las relaciones de poder.

Dentro de los efectos de las relaciones de poder hay algunos que son genéricos, es
decir, para todas las relaciones de poder. Sin embargo, hay efectos que son para la
posesión específicamente.

 Derechos inherentes a la posesión:

ARTÍCULO 1932.- ‘Derechos inherentes a la posesión. El poseedor y el tenedor tienen


derecho a ejercer las servidumbres reales que corresponden a la cosa que constituye su
objeto. También tienen derecho a exigir el respeto de los límites impuestos en el
Capítulo 4, Título III de este Libro.’

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Este art. se refiere a los principales derechos inherentes a la posesión y a la tenencia


de una cosa (derechos que tiene una persona por el hecho de ser poseedor o tenedor
de una cosa determinada). Estos derechos y obligaciones no gravan ni competen a una
o más personas determinadas, sino indeterminadamente al poseedor o tenedor de
una cosa determinada.

La cosa puede ser mueble o inmueble: las reglas son las mismas. No obstante, el art.
se refiere a derechos propios de cosas inmuebles (servidumbres y límites al dominio).

De dicho artículo surten los siguientes derechos:

1) El poseedor y el tenedor tienen derecho a ejercer las servidumbres reales que


corresponden a la cosa que constituye su objeto: Es decir, tienen derecho a
beneficiarse de las servidumbres (es un tipo real previsto en el numero clausus del
CCYC, por ejemplo, los fundos; tenemos un campo y otro campo, y esta la ruta 2, el
derecho de servidumbre es aquel que se constituye cuando un fundo, dominante,
tiene derecho a poder pasar para tener salida a la ruta por el campo a, por el cual el
fundo sirviente debe permitir el paso al titular del dominio, poseedor y/o tenedor,
para poder acceder a la vía pública).

El titular del predio sirviente está obligado a tolerar el ejercicio de los derechos que le
incumben al poseedor del inmueble beneficiado por la servidumbre, pudiendo éste
acudir al uso de la acción confesoria en caso contrario.

2) Tienen derecho a exigir el respeto de los límites impuestos en el Capítulo 4, Título III
de este Libro: El otro efecto tiene que ver con el respeto que a los limites que se
imponen en función de las relaciones de vecindad. Estos límites se imponen a todos los
titulares de las relaciones de poder. El titulo 4 se refiere a los límites del dominio.

 Deberes inherentes a la posesión y tenencia.

Otro de los efectos está previsto en el ARTÍCULO 1933.- ‘Deberes inherentes a la


posesión. El poseedor y el tenedor tienen el deber de restituir la cosa a quien tenga el
derecho de reclamarla, aunque no se haya contraído obligación al efecto.

Deben respetar las cargas reales, las medidas judiciales inherentes a la cosa, y los
límites impuestos en el Capítulo 4, Título III de este Libro.’

Tanto el poseedor como el tenedor tienen la obligación de restituir la cosa sobre la


que ejercen el poder de hecho. Ej. el usufructuario debe devolverle la cosa al dueño
cuando acabe el usufructo. No siempre existe el deber de restituir la posesión, ello
depende del tipo de derecho que se ejerza y de la calidad del poseedor. En cambio,
cuando se trata de la tenencia siempre existe esa obligación (art. 1940 inc. c).

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La obligación de restituir existe aun cuando ‘no se haya contraído la obligación al


efecto’. Este deber es inherente a la posesión o a la tenencia, al margen de cualquier
contratación. Ej. Quien encuentra una cosa perdida está obligado a devolverla.

La restitución debe ser hecha a ‘quien tenga el derecho de reclamarla’. Si el poseedor


o el tenedor obligados a restituir no saben quién tiene derecho a ella, cabe interpretar
que puede consignar judicialmente la cosa para evitar problemas mayores.

Otro de sus efectos es el de soportar las cargas reales que también surge del art
1933. El hecho de que la cosa se encuentre gravada con un derecho real (ej.
servidumbre), impone que quien posea la cosa deba respetarlo. Es una consecuencia
del ius persequendi característico de los derechos reales, y de su oponibilidad erga
omnes. Se trata de cargas reales, esto es el derecho real sobre cosa ajena visto desde
el lado pasivo, es decir, quien lo soporta.

Si sobre la cosa pesa alguna medida judicial, ésta debe ser respetada por los
poseedores o tenedores de ella. Ej. si se trabó alguna medida cautelar. Otro caso
podría darse si un interesado consiguiese una orden judicial que obligase al poseedor a
exhibir la cosa mueble.

 Frutos y mejoras:

ARTÍCULO 1934.- ‘Frutos y mejoras. En este Código se entiende por:

a) fruto percibido: el que separado de la cosa es objeto de una nueva relación


posesoria. Si es fruto civil, se considera percibido el devengado y cobrado;

b) fruto pendiente: el todavía no percibido. Fruto civil pendiente es el devengado y no


cobrado;

c) mejora de mero mantenimiento: la reparación de deterioros menores originados por


el uso ordinario de la cosa;

d) mejora necesaria: la reparación cuya realización es indispensable para la


conservación de la cosa;

e) mejora útil: la beneficiosa para cualquier sujeto de la relación posesoria;

f) mejora suntuaria: la de mero lujo o recreo o provecho exclusivo para quien la hizo.’

>> Frutos y productos:

- Frutos son los objetos que un bien produce, de modo renovable, sin que se altere o
disminuya su sustancia. 

- Productos son los objetos no renovables que separados o sacados de la cosa alteran
o disminuyen su sustancia.

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Simón García Méndez

>> Clasificación de los frutos. Surge del art. 233:

a- Frutos naturales. Son las producciones espontáneas de la naturaleza, es decir


aquellos que se generan sin el hecho del hombre.

b- Frutos industriales. Son aquellos que se producen por la industria del hombre o la
cultura de la tierra. Es indispensable para su generación el actuar del hombre.

c- Frutos civiles. Son las rentas que la cosa produce, las que provienen del uso o goce
de la cosa que se ha concedido a otro y también las que provienen de la privación del
uso de la cosa, y los salarios del trabajo. Tienen carácter de accesorios (a diferencia de
los a y b).

A su vez, el fruto puede ser percibido o pendiente:

a) Fruto percibido: el que separado de la cosa es objeto de una nueva relación


posesoria. Si es fruto civil, se considera percibido el devengado y cobrado;

b) Fruto pendiente: el todavía no percibido. Fruto civil pendiente es el devengado y no


cobrado;

>> Mejoras (art. 751 y ss.).Mejora es el aumento del valor intrínseco de la cosa. Las
mejoras pueden ser:

1) Naturales: Los acrecentamientos originados por hechos de la naturaleza en ningún


caso son indemnizables.

2) Artificiales: Provienen del hecho del hombre. Se clasifican en:

- De mero mantenimiento: reparación de deteriores menores originados por el uso


ordinario de la cosa;

- Necesarias. Son aquellas sin las cuales la cosa no podría ser conservada, son
indispensables.

- Útiles. El deudor no tiene derecho a reclamar indemnización por éstas, pero puede
retirarlas si no deterioran la cosa. Son de manifiesto provecho para cualquier poseedor
de la cosa. Ej. cocheras. Suben el valor o renta de la cosa.

- De mero lujo, recreo o suntuarias. El deudor no tiene derecho a reclamar


indemnización por éstas, pero puede retirarlas si no deterioran la cosa. No contribuyen
a la conservación de la cosa ni incrementan su valor o renta, sino que sirven solo para
adorno o recreo.

 Indemnización y pago de mejoras:

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Simón García Méndez

ARTÍCULO 1938.-‘Indemnización y pago de mejoras. Ningún sujeto de relación de


poder puede reclamar indemnización por las mejoras de mero mantenimiento ni por las
suntuarias.

Estas últimas pueden ser retiradas si al hacerlo no se daña la cosa. Todo sujeto de una
relación de poder puede reclamar el costo de las mejoras necesarias, excepto que se
hayan originado por su culpa si es de mala fe. Puede asimismo reclamar el pago de las
mejoras útiles, pero sólo hasta el mayor valor adquirido por la cosa. Los
acrecentamientos originados por hechos de la naturaleza en ningún caso son
indemnizables.’

Mejoras de mero mantenimiento: Si el sujeto (poseedor o tenedor) realizó gastos de


mero mantenimiento, no puede reclamar su reembolso.

Mejoras necesarias: se puede reclamar su costo, excepto que se hayan originado por
su culpa si es de mala fe.

Mejoras útiles: Reclamar el pago de las mejoras útiles, pero sólo hasta el mayor valor
adquirido por la cosa.

Mejoras suntuarias: tampoco son resarcibles. El poseedor puede llevárselas si no


causa perjuicio a la cosa.

Los acrecentamientos originados por hechos de la naturaleza en ningún caso son


indemnizables.

ARTÍCULO 1935.- ‘Adquisición de frutos o productos según la buena o mala fe. La


buena fe del poseedor debe existir en cada hecho de percepción de frutos; y la buena o
mala fe del que sucede en la posesión de la cosa se juzga sólo con relación al sucesor y
no por la buena o mala fe de su antecesor, sea la sucesión universal o particular.

El poseedor de buena fe hace suyos los frutos percibidos y los naturales devengados no
percibidos. El de mala fe debe restituir los percibidos y los que por su culpa deja de
percibir. Sea de buena o mala fe, debe restituir los productos que haya obtenido de la
cosa.

Los frutos pendientes corresponden a quien tiene derecho a la restitución de la cosa.’

En el sistema de la percepción de frutos, la buena o mala fe se califica en cada hecho


de percepción, sin ser suficiente la buena fe inicial. Cada acto de percepción constituye
un hecho aislado, independiente de las percepciones anteriores.

De esta manera la buena o mala fe del que sucede en la posesión de la cosa se juzga
sólo con relación al sucesor y no por la buena o mala fe de su antecesor, sea la
sucesión universal o particular.

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Simón García Méndez

El poseedor de buena fe hace suyos los frutos percibidos y los naturales devengados
no percibidos. El de mala fe debe restituir los percibidos y los que por su culpa deja de
percibir. Sea de buena o mala fe, debe restituir los productos que haya obtenido de la
cosa.

Los frutos pendientes corresponden a quien tiene derecho a la restitución de la cosa.

 Responsabilidad por destrucción según la buena o mala fe:

ARTÍCULO 1936.- ‘Responsabilidad por destrucción según la buena o mala fe. El


poseedor de buena fe no responde de la destrucción total o parcial de la cosa, sino
hasta la concurrencia del provecho subsistente. El de mala fe responde de la
destrucción total o parcial de la cosa, excepto que se hubiera producido igualmente de
estar la cosa en poder de quien tiene derecho a su restitución.

Si la posesión es viciosa, responde de la destrucción total o parcial de la cosa, aunque


se hubiera producido igualmente de estar la cosa en poder de quien tiene derecho a su
restitución.’

El poseedor de buena fe, en principio, no responde por la destrucción o deterioro


total o parcial de la cosa. Esto se explica porque al ser de buena fe, se entiende que
está convencido de ser el legítimo propietario de la cosa. Si es condenado
judicialmente a restituir la cosa, cumple entregándola en el estado en que se halle.

No responderá por hechos que sean el ejercicio regular del derecho de propiedad, y
tampoco por los originados en su negligencia, pero sí deberá hacerlo cuando se
advierta una conducta abusiva (art. 10).

Existe una excepción: ‘sino hasta la concurrencia del provecho subsistente’, hay una
limitación de responsabilidad. Se configura cuando hubiese obtenido algún provecho,
valor que determinará el límite hasta el que deberá responder.

>> Mala fe simple. El de mala fe responde de la destrucción total o parcial de la cosa,


excepto que se hubiera producido igualmente de estar la cosa en poder de quien tiene
derecho a su restitución. Responde por ruina o deterioro de la cosa, la haya causado él
o un tercero.

>> Mala fe viciosa. Su responsabilidad es la misma que la del poseedor de mala fe


simple, con la diferencia de que lo priva del beneficio de liberarse de ella concurriendo
ciertas circunstancias de excepción (responde, aunque la destrucción se hubiera
producido igualmente de estar la cosa en poder del que tiene derecho de restitución).

 Transmisión de obligaciones al sucesor.

ARTÍCULO 1937.- ‘Transmisión de obligaciones al sucesor. El sucesor particular sucede


a su antecesor en las obligaciones inherentes a la posesión sobre la cosa; pero el

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Simón García Méndez

sucesor particular responde sólo con la cosa sobre la cual recae el derecho real. El
antecesor queda liberado, excepto estipulación o disposición legal.’

Las obligaciones reales toman de los derechos personales el contenido del vínculo y
de los reales la circunstancia de que tal vínculo no se establece entre personas
determinadas. No constituyen una situación intermedia entre ambos derechos (como
dicen algunos autores), sino que se ubican dentro de los derechos subjetivos, porque
son obligaciones.

A estas obligaciones se las llama PROPTER REM porque van adheridas a la cosa: es la
titularidad de ésta la que designa al sujeto pasivo de la deuda. Son obligaciones
inherentes al derecho real o a la posesión.

El deudor se libra de estas obligaciones con la enajenación y el abandono. En cuanto a


la garantía, el deudor responde frente a ellas con todo su patrimonio. En cambio, el
sucesor responde ‘solo con la cosa sobre la cual recae el derecho real’.

 Efectos propios de la posesión:

ARTÍCULO 1939.- ‘Efectos propios de la posesión. La posesión tiene los efectos


previstos en los artículos 1895 y 1897 de este Código.

A menos que exista disposición legal en contrario, el poseedor debe satisfacer el pago
total de los impuestos, tasas y contribuciones que graven la cosa y cumplir la obligación
de cerramiento.’

La posesión, esté acompañada o no del derecho real, por sí sola produce efectos. Este
art. menciona dos:

- la adquisición legal de cosas muebles no hurtadas ni perdidas (caso de subadquirente


art 1895 de bolilla 2). .

- la posibilidad de adquirir el derecho real por usucapión. La prescripción para adquirir


es el modo por el cual el poseedor de una cosa adquiere un derecho real sobre ella,
mediante la posesión durante el tiempo fijado por la ley (art 1897).

En los arts. anteriores se ven otros efectos, tales como la posibilidad de hacer propios
los frutos percibidos, el derecho de reembolso de ciertas mejoras, posibilidad de
defensa extrajudicial, etc.

Pago de impuestos. Salvo disposición legal en contrario, el poseedor debe atender a


los impuestos, tasas y contribuciones.

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Simón García Méndez

• Punto 6 - Tenencia: concepto. Clases. Efectos propios de la tenencia.

Es una de las posibles relaciones que se puede entablar entre una persona y una cosa.
Si un sujeto están contacto con una cosa, y la tiene bajo su poder, pero reconoce que
otro tiene un poder mayor que el de él hay tenencia (hay corpus pero falta el animus).
Por ejemplo, el locatario, que está en la cosa, y por ende tiene corpus pero no tiene
animus (no se comporta como dueño); el comodatario; un depositario que tiene la
cosa bajo su poder y tiene contacto con la misma; mandatario.

ARTICULO 1910.- Tenencia. Hay tenencia cuando una persona, por sí o por medio de
otra, ejerce un poder de hecho sobre una cosa, y se comporta como representante del
poseedor.

Tiene por objeto las cosas. Se diferencia con la posesión en cuanto a sus efectos.

>> Los derechos y deberes son los mismos.

>> La prescripción adquisitiva, que permite adquirir el dominio de la cosa por el


transcurso del tiempo fijado en la ley. Ello en materia de tenencia no existe.

>> Otro efecto de la posesión son las defensas posesorias. Alguna acción también se
extiende a los tenedores.

ARTÍCULO 1940.- ‘Efectos propios de la tenencia. El tenedor debe:

a) conservar la cosa, pero puede reclamar al poseedor el reintegro de los gastos;

b) individualizar y comunicar al poseedor de quien es representante si se lo perturba en


razón de la cosa, y de no hacerlo, responde por los daños ocasionados al poseedor y
pierde la garantía por evicción, si ésta corresponde;

c) restituir la cosa a quien tenga derecho a reclamarla, previa citación fehaciente de los
otros que la pretenden.’

- Deber de conservar la cosa. Debe conservar la cosa de acuerdo a la naturaleza de la


relación material y dentro de los límites marcados por el título en virtud del cual se
constituyó tenedor.

- Derecho de ser indemnizado por gastos y mejoras necesarias. Tiene derecho a ser
reembolsado por los gastos o mejoras que, indispensables para el buen
mantenimiento de la cosa, hubiere tenido que afrontar. Siempre y cuando los gastos
no se hayan originado por su culpa.

- Derecho de retención: ante la negativa del poseedor de pagar los gastos o mejoras
necesarias, el tenedor tiene derecho a retener la cosa hasta ser indemnizado.

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Simón García Méndez

- Deber de nombrar al poseedor: dado que el tenedor representa la posesión de otro,


cuando fuere demandado en razón de la cosa cuya tenencia ejerce (ej. por
reivindicación), deberá denunciar al verdadero poseedor. Si no lo hace, queda
alcanzado por los efectos de la acción, responde por los daños ocasionados al
poseedor y pierde la garantía por evicción, si ésta corresponde. También debe
comunicar al poseedor de cualquier perturbación.

- Deber de restitución: deriva de la propia naturaleza de la figura, pues el tenedor


reconoce un señorío superior en otro sujeto, por lo que está obligado a devolver la
cosa cuando llegue el momento. La obligación de restituir es característica de la
tenencia. El tenedor debe restituir la cosa a la persona de quien la recibió, ya sea el
propietario u otro tenedor (ej. sublocatario devuelve a locatario), previa citación
fehaciente de los otros que la pretenden

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