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Unidad 2 - Derechos Reales
Unidad 2 - Derechos Reales
Los derechos reales son derechos patrimoniales y por su naturaleza son derechos
alienables (son enajenables y pueden ser trasmitidos). Sin embargo hay otros
derechos como los personalísimos que no son susceptibles de trasmisión.
A su vez el art 3270 del CC disponía “Nadie puede transmitir a otro sobre un objeto,
un derecho mejor o más extenso que el que gozaba; y recíprocamente, nadie puede
adquirir sobre un objeto un derecho mejor y más extenso que el que tenía aquel de
quien lo adquiere”.
Después se puedo advertir que esta máxima sufrió excepciones y quedo acotado,
respecto fundamente de las cosas muebles, dado que la posesión vale titulo, y
consecuentemente el poseedor de buena fe ha adquirido la propiedad de ella.
Respecto del poseedor de mala fe, o respecto de aquel que adquirió por título gratuito
el principio sigue vigente.
CLASIFICACIÓN.
- Título y modo;
- voluntad de las partes;
- prescripción adquisitiva; y
- sucesión.
Estos son generales, aplicables a la mayoría de los derechos reales. El CCYC prohíbe la
constitución judicial, es decir, que el derecho real sea constituido o impuesto por un
juez.
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Simón García Méndez
A- Por actos entre vivos o mortis cause : El primero está representado por el titulo
y modo, el segundo, es ejemplo el legado de una cosa cierta.
B- A título universal y a titulo singular: Según si lo adquirido fuera de la totalidad
o una parte de los bienes que constituye un patrimonio, o si fuese una cosa
determinada. En el primer caso se trata de la sucesión, y en el segundo caso la
cosa es adquirida por medio de un acto jurídico eficaz para trasmitir el derecho.
C- Originarios y derivados: Originario son las que nacen a partir del derecho que
se constituye de manera originaria y no reconocen un antecesor, ni un derecho
anterior. Es originaria porque la persona llega a ser titular de un derecho en
virtud de la ley (adquisición legal, ministerio legis o ex lege).
En cambio, cuando se adquiere de un titular anterior se dice que es derivado,
y eso trae como consecuencia que el adquirente tendrá la cosa con todas las
cargas, gravámenes y limitaciones que pesaban sobre aquel, además de los que
la ley le imponga, porque le es de aplicación la regla del derecho romano
“nadie puede transferir a otro más derechos que el que él mismo tenga”,
porque el derecho reconoce o se apoya en la entidad del derecho del
antecesor, y este a su vez en el de su antecesor, de modo tal, que para conocer
la virtualidad del derecho y sus peculiaridades se debe acudir al derecho del
transmitente. Cuando es derivado se llama sucesor a quien la recibió. Es
derivada la TRADICION.
El derecho romano primitivo, el derecho civil romano era el derecho que se dedicaba
solo a los ciudadanos romanos. Dentro de esas normas, los derechos reales se
trasmitían a través de dos formas:
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- el acto
- la forma sacramental
- y la prueba del acto. Cuanto más formal es el acto, más fácil o contundente es la
prueba.
Con el tiempo roma dejo de ser una pequeña villa y comenzó a ser la metrópoli de
Occidente. Cuando nace el imperio roma tenía un millón de habitantes, y no todos
eran ciudadanos romanos. Allí las compraventas se complementaban no a través de
estas formas, sino a través de la simple entrega de la cosa, allí apareció la TRADITIO.
- Jurisconsultos romanos:
Gallos sostenía que la tradición era bastante para trasmitir la propiedad y que no
importaba en todo caso cual era la causa por la cual esa cosa se había entregado. Ni
siquiera importaba si esa causa era o no valida.
Paulo sostenía que para que fuere idónea la transmisión necesariamente debía
reconocer como antecedente una justa causa (un título).
-El art 2601 exigía la plena capacidad de ambas partes para intervenir en el acto, que
debía ser de enajenar en el transmitente y de adquirir en el adquirente.
-El art 2602 se establecía la necesidad de que la tradición fuera hecha por título
suficiente para trasmitir el dominio. La necesidad de la justa causa quedo reformada
en el titulo suficiente que sirva de causa para la trasmisión (entrega de la cosa).
-El art 2603 era el que se refería a la legitimación, y era una aplicación puntal de la
regla nemo ius pluris en la tradición, porque decía que los únicos derechos que se
trasmitían por la tradición eran propios de quien la hace.
De esta manera, en el CC se vieron estos dos elementos (título y modo) que eran los
indispensables y únicos para adquirir los derechos reales que se ejercen por la
posesión; la ley 17711 le incorporo un nuevo requisito, que fue, en materia
inmobiliaria la inscripción registral. De esta manera se modificó el 2505 del CC y quedo
consagrado un tercer requisito: título, modo e inscripción para los inmuebles.
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Pero el segundo párrafo decía que estas adquisiciones no serán oponibles a terceros
hasta tanto no estén registradas. Con lo cual quedó plasmada la eficacia de esta
inscripción como medio de publicidad y factor de oponibilidad a terceros.
ARTÍCULO 1892. Título y modos suficientes. La adquisición derivada por actos entre
vivos de un derecho real requiere la concurrencia de título y modo suficientes.
Se entiende por título suficiente el acto jurídico revestido de las formas establecidas
por la ley, que tiene por finalidad transmitir o constituir el derecho real.
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El modo es el acto a través del cual la adquisición tiene lugar para la materialización
de la mencionada posibilidad; es la entrega material de la cosa. Es la tradición donde
se concretiza la adquisición misma del derecho real. El art 577 del CC decía que antes
de la tradición de la cosa el acreedor no adquiere ningún derecho real. Este principio
sigue vigente y esa sostenido por la nueva legislación. La tradición posesoria es modo
suficiente para transmitir o constituir derechos reales que se ejercen por la posesión.
Por otro lado, en ciertos casos especiales (art. 1892), el modo no es la tradición sino la
inscripción registral. Ej. automotores, caballos de pura sangre de carrera. La inscripción
registral es modo suficiente para transmitir o constituir derechos reales sobre cosas
registrables en los casos legalmente previstos; y sobre cosas no registrables, cuando el
tipo del derecho así lo requiera. El primer uso es modo suficiente de adquisición de la
servidumbre positiva.
La tradición es constitutiva del derecho real. El art. 750 sostiene que ‘el acreedor no
adquiere ningún derecho real sobre la cosa antes de la tradición, excepto disposición
legal en contrario.’ Este requisito de raigambre romanista sienta una regla, pero
admite que la ley, por excepción, disponga lo contrario. Esto es lo que sucede en los
casos de traditio brevi manu y constituto posesorio, en los que la tradición ‘no es
necesaria’ (1892).
A) Traditio brevi manu. Art. 1892 tercer párrafo, segunda oración. Este art. prevé las
dos situaciones en que opera la traditio brevi manu:
Tenedor que pasa a ser poseedor. Quien detenta una cosa con calidad de tenedor,
pasa a poseerla como consecuencia de un acto jurídico en el cual las partes han
volcado sus voluntades en tal sentido. Ej. locatario adquiere el dominio del
inmueble alquilado, muta su relación con la cosa, contrato mediante, pasando de
ser tenedor (locatario) a ser poseedor (dueño).
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Tenedor que, poseyendo una cosa a nombre de una persona, pasa a poseerla a
nombre de otra. El tenedor sigue siendo el mismo, pero se produce una mutación
subjetiva en la relación posesoria: cambia la persona que posee la cosa. Ej. el
dueño de un inmueble que, luego de darlo en locación (tenencia actual y
permanente), lo vende a un tercero.
Si bien se requiere que el tenedor sea notificado del cambio de poseedor para que
príncipe a poseer la cosa a nombre del nuevo poseedor, no es necesario su
consentimiento, pues el tenedor es ajeno al acto jurídico que fundamenta la traditio
brevi manu.
B) Constituto posesorio. Art. 1892 tercer párrafo, última oración. Esta figura permite
que quien está poseyendo por sí, transmita la posesión, pero conserve la cosa en su
poder en calidad de tenedor, es decir, constituyéndose en poseedor a nombre del
adquirente.
A fin de evitar maniobras ocultas en perjuicio de los derechos de terceros, toda vez
que éstos puedan ignorar los cambios operados, en razón de la ausencia de publicidad,
la doctrina y jurisprudencia mayoritarias requieren, para el reconocimiento del
constituto posesorio, la concurrencia de dos actos jurídicos distintos e independientes:
uno por el cual se transmita la posesión al adquirente (ej. contrato de compraventa), y
otro que justifique la tenencia de quien se ha desprendido de la posesión (ej. contrato
de locación). Por esta exigencia, el constituto posesorio solo será oponible a terceros si
los actos jurídicos constan en escritura pública o instrumento privado con fecha cierta
y, los derechos de terceros frente a actos fraudulentos quedan resguardados.
Los derechos reales son derechos erga omnes, por lo tanto, requieren de publicidad
para ser conocidos y oponibles a ciertos terceros.
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Los sujetos pasivos de la relación (la sociedad) tienen el deber de respetar los
derechos reales, y es a ese fin que se los da a publicidad.
- Posesión.
La inscripción es constitutiva cuando se la impone aun con referencia a las partes del
acto jurídico fuente de la transmisión, como para la oponibilidad a los terceros.
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Dentro del marco registral, tercero es cualquier persona ajena a los que intervienen
en un negocio jurídico, es decir, aquella que no es parte en el acto y no puede, en
principio, verse perjudicada por los efectos de las relaciones jurídicas de otros (el
contrato solo tiene efecto entre las partes contratantes, excepto disposición legal).
Estos son los terceros desinteresados.
En cambio, son terceros interesados los que tienen un interés legítimo y pueden
invocar la inoponibilidad del derecho real no inscripto (ej. los titulares de otros
derechos reales, la masa del concurso, acreedores privilegiados); genéricamente, son
terceros interesados los titulares de derechos subjetivos, para cuyo ejercicio no sea
indiferente la registración del derecho real.
Por último, el art. en cuestión exige la registración para los terceros interesados que
además sean de buena fe. Serán de buena fe los terceros que obren con cuidado y
previsión, siendo diligentes y agotando los medios que la ley pone a su disposición
para actuar seguros.
Hay muchos autores que reclamar un sistema constitutivo (nazca el derecho con la
inscripción) similar al del Alemania, y no meramente declarativo como es el nuestro (la
inscripción es al solo efecto de hacer oponibles a terceros la adquisición).
Sistema alemán:
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Ellos también tienen una inscripción registral, pero esa misma es CONSTITUTIVA del
derecho. El derecho real nace con la inscripción. En cambio en nuestro sistema el
derecho real nace con el título y modo.
Nuestro sistema:
En el registro, cuando analiza el título, solo califica las formas intrínsecas del
instrumento, y no en la profundidad del negocio. Solo desestima aquellos títulos que
tengan imperfecciones importantes relativas a las formas (falta de firma en la escritura
pública del escribano, o la falta de sello, etc.), y solo rechaza o desestiman los titulo
que adolecen de vicios susceptibles de nulidades manifiestas (en el CCYC son las de los
actos nulos coincidentes con la nulidad absoluta; antes en el CC había actos nulos y
anulables, nulidad absoluta y nulidad relativa y estas categorías a su vez se
entrecruzaban)
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El art. 2280 dispone que ‘Desde la muerte del causante, los herederos tienen todos los
derechos y acciones de aquél de manera indivisa, con excepción de los que no son
transmisibles por sucesión, y continúan en la posesión de lo que el causante era
poseedor…’
Hay varios modos de adquirir los derechos reales; uno de ellos es la voluntad de la
ley, lo que esta norma afirma y enumera diversos supuestos de adquisición legal.
El CCyC suprimió el usufructo de los padres sobre los bienes de los hijos menores, que
era de origen legal. A su vez, existen nuevos casos de adquisición legal: el condominio
que origina la accesión de cosas muebles inseparables y el derecho real de habitación
de conviviente (CCV preveía solo para el cónyuge).
Además de los casos enumerados en el art. 1894, hay otros, por ej. art. 2166 que
prevé servidumbres forzadas, es decir, impuestas por la ley. Ej2. Art. 1895.
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Respecto de las cosas muebles registrables no existe buena fe sin inscripción a favor
de quien la invoca. Tampoco existe buena fe, aunque haya inscripción a favor de quien
la invoca, si el respectivo régimen especial prevé la existencia de elementos
identificatorios de la cosa registrable y éstos no son coincidentes.’
Cabe inferir que se aplica este precepto a los casos de desprendimiento voluntario,
esto es, cuando el propietario de la cosa intervino. Si el titular del derecho real ni
siquiera participó, el acto le sería inoponible.
Es claro que el verdadero propietario podía intentar una acción de carácter personal
que surge del contrato contra aquel a quien le confió la tenencia de la cosa muebles
(acciones civiles correspondientes por haberla enajenado indebidamente). Pero
cuando la cosa es transmitida por quien estaba obligado a restituir (abuso de
confianza) a un tercero de buena fe, se plantea un conflicto entre dos intereses
incompatibles entre sí, y ambos dignos de protección. Frente a este problema, la ley
debe optar por proteger al verdadero propietario o al tercero de buena fe,
atribuyéndole la propiedad de la cosa muebles y sacrificando el derecho del anterior
propietario. El CCyC opta por esto último, favoreciendo la situación del tercero
adquirente de buena fe.
El art. procura proteger a los subadquirentes que obtienen la cosa mueble de quien
no tenía derecho a transmitirla, en tanto no haya habido hurto o pérdida.
Se trata de una adquisición legal. Es la ley la que hace que el adquirente de buena fe,
que se encuentra en posesión de la cosa, adquiera la propiedad de ella y pueda repeler
las acciones de reivindicación del antiguo propietario, aunque la haya recibido de
quien no era el dueño. La adquisición que realiza el tercero es originaria, porque no se
basa en el contrato que lo liga con el enajenante que no es el dueño, sino en la
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voluntad de la ley. No existe vínculo jurídico entre el tercero y el anterior dueño, por el
contrario, el tercero adquiere a pesar de la voluntad del anterior dueño. Como
consecuencia de ser adquisición originaria, el tercero no adquiere el derecho del
anterior propietario, sino uno nuevo y distintito, por eso, en principio, no debe cargar
con los derechos reales que pudiese haber constituido el anterior propietario sobre la
cosa.
>> Cosa hurtada o perdida. No puede imputársele culpa al propietario por haber
perdido o haber sufrido el hurto de la cosa, dado que el no intervino en la transmisión,
no hubo un desprendimiento voluntario sino forzoso. Las cosas robadas salen del
poder del dueño contra su voluntad. Las cosas perdidas, son las que se extravían por
caso fortuito/fuerza mayor o negligencia, y salen del poder del dueño sin su voluntad.
Además, quien halla una cosa perdida está obligado a restituirla.
- La necesidad de que las transacciones circulen velozmente llevan a que la ley proteja
ese subadquirente; es la necesidad de facilitar el tráfico de las cosas muebles.
- El fácil desplazamiento que tienen las cosas muebles contribuyen a este estado de
situación.
>> Posesión. El tercero, para poder invocar la regla del art. 1895 debe ser poseedor de
la cosa muebles, no tenedor.
>> Título oneroso. Además de la posesión y la buena fe, se exige el título oneroso en
cabeza del subadquirente, para escapar a la acción reivindicatoria del anterior
propietario. Así, el poseedor de buena fe que haya adquirido a título oneroso, aun
cuando haya recibido la cosa de quien no estaba legitimado para transmitirla, adquirió
por voluntad de la ley el derecho real y puede repeler cualquier acción real que se
intente en su contra.
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Cierto número de años basta para ponerle freno a esa búsqueda hacia atrás y ese
número de años es la prescripción.
Regulación en el CC.
Disponía que la prescripción para adquirir es el medio por el cual el poseedor de una
cosa inmueble adquiere la propiedad por la continuación de la posesión por el
tiempo establecido por la ley. En la nota se decía que era la prescripción de
inmuebles, porque la prescripción de muebles por el CC no tenía lugar, dado que en
estas últimas la posesión vale título. Pero ello fue un error de Vélez, porque esa regla
solo tutelaba al poseedor de buena fe, de una cosa ni hurtada ni perdida, adquirida por
título oneroso; quedaban fuera de ella entonces el poseedor de mala fe, y el
adquirente por título gratuito, de cosas hurtadas o perdidas. Ellos estaban frente a la
acción reivindicatoria del verdadero propietario.
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Hoy la prescripción adquisitiva de cosas muebles está reconocida tanto por la ley
17711 que incorporo el art 4016 bis en el CC y el CCYC.
Tratamiento en el CCYC.
• Sujetos: opera a favor y en contra de todas las personas, excepto disposición legal en
contrario. Acreedores pueden oponerse.
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de prescripción estaba consagrada el art 3999 del CC; en la nota Vélez decía que el
justo título y la buena fe si bien son dos elementos distintos no son independientes,
porque acreditado el justo título, la buena fe se va a presumir.
• Requisitos:
- Justo título: Es el que tiene por finalidad transmitir un derecho real principal que se
ejerce por la posesión, que reviste de todas las solemnidades que la ley establece pero
emana de quien no era capaz o no era el propietario (no tenía legitimación). Este
título está viciado en las circunstancias personales del transmitente. Por ello Vélez dice
que esta prescripción breve no es en rigor una prescripción para adquirir sino para
consolidar una adquisición que ya fue hecha con justo título y buena fe.
El CC en el art 4006 decía que la buena fe era la creencia sin duda alguna del
poseedor de ser el dueño de la cosa. Y en la nota de decía la buena fe consiste en creer
que se adquiere de quien es dueño y podía enajenar, es decir, quién estaban
legitimado y era capaz.
ARTÍCULO 1902.-‘Justo título y buena fe. El justo título para la prescripción adquisitiva
es el que tiene por finalidad transmitir un derecho real principal que se ejerce por la
posesión, revestido de las formas exigidas para su validez, cuando su otorgante no es
capaz o no está legitimado al efecto.
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- Tiempo. El plazo corre desde que se inicia la posesión. Sin embargo, si se trata de
cosas registrables, comienza su cómputo desde la inscripción del justo título en el
Registro que corresponda. Esta última es una presunción iuris tantum, esto es, que la
posesión comenzó antes o después.
>> Situación del sucesor singular del adquirente con justo título. El adquirente con
justo título y buena fe está expuesto a la acción reivindicatoria hasta tanto se consolide
su situación. Es posible que antes de cumplirse el plazo, aquél le enajene la cosa a un
tercero. El subadquirente queda en la misma posición que su antecesor.
>> Situación del subadquirente de cosa mueble con título gratuito. El subadquirente
de buena fe y a título oneroso de una cosa no hurtada ni perdida puede repeler la
acción reivindicatoria del verdadero propietario. Si el reivindicante prueba que la
adquisición fue a título gratuito, puede recuperar la cosa (1895).
Asimismo, el art. 1898 contempla el caso del poseedor de buena fe de cosas hurtadas
o perdidas, con lo que surgen dudas respecto al poseedor de cosas no hurtadas ni
perdidas. En esta situación, cabe inferir que el subadquirente a título gratuito está
incluido aquí. El art. 1898 no hace ninguna distinción entre adquirentes a título
oneroso y a título gratuito.
ARTÍCULO 1899.- ‘Prescripción adquisitiva larga. Si no existe justo título o buena fe, el
plazo es de veinte años.
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También adquiere el derecho real el que posee durante diez años una cosa mueble
registrable, no hurtada ni perdida, que no inscribe a su nombre, pero la recibe del
titular registral o de su cesionario sucesivo, siempre que los elementos identificatorios
que se prevén en el respectivo régimen especial sean coincidentes.’
Fundamento.
2) Razones económicas. La ley se inclina por aquel que durante un tiempo importante
la explotó económicamente, la hizo rendir. Esto interesa a toda la sociedad, ya que la
propiedad tiene una función social.
>> Caso especial del adquirente de cosa muebles registrable (3º párrafo). Es poseedor
de mala fe, ya que la ignorancia del derecho no es excusable. Para ser de buena fe hay
que estar persuadido de la legitimidad de la adquisición. El CCyC pone un plazo de 10
años. Ej. automotores: el comprador recibe la posesión y paga el precio, pero no
inscribe en el Registro. Para que este plazo especial sea aplicable hay dos condiciones:
a) el poseedor debe haber recibido la cosa del titular registral o de su cesionario
sucesivo; b) los elementos identificatorios deben ser coincidentes (por ej. que no haya
diferencias entre la numeración del chasis y del motor).
En cualquier otro caso (ej. cosa hurtada o perdida), solo queda el plazo de 20 años.
Posesión exigible:
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ARTÍCULO 1900.- ‘Posesión exigible. La posesión para prescribir debe ser ostensible y
continua.’
- Ostensible (pública): cuando no es clandestina. El titular del derecho real debe tener
la posibilidad de conocer la posesión que se ejerce en su contra.
- La posesión si bien la ley no lo dice, la posesión debe ser inequívoca: Algunos autores
dicen que una posesión es equivoca cuando una situación puede ser explicada de dos
maneras; si hay más de una manera para explicar una misma situación quiere decir
que la situación genera equívocos porque puede haber más de una interpretación.
La posesión para dar lugar a la prescripción debe ser inequívoca, el carácter exclusivo
y excluyente debe ser categórico, manifiesto.
Unión de posesiones:
- Que estén unidas por un vínculo jurídico, es decir, que esas posesiones sean legales y
estén unidas por un nexo jurídico, que acrediten que hubo una trasmisión.
En la larga no era posible que las posesiones sean viciosas. Porque es no es apta para
prescribir, si la posesión de mala fe simple.
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Sin embargo de la prescripción larga nada no dice nada. Kipper dice que en la
prescripción larga basta que le dé tradición de la cosa.
>> Sucesión universal. Los herederos continúan la persona del difunto, es decir,
continúan la posesión de su autor, y la conservan con las mismas condiciones y
calidades (ej. buena fe). Acaecida la muerte del poseedor, el heredero continúa la
persona del causante, y la posesión se le transmite con todas las ventajas y vicios. La
buena o mala fe de la posesión se determina por la condición del causante, sin
importar la posesión del sucesor (sucesión de la posesión).
Esta posibilidad, no es obligatoria sino facultativa. Ej. a quien poseyó el inmueble por
quince años, puede convenirle sumar su posesión a la de su antecesor para completar
los veinte años, sin importar la buena o mala fe de su autor. El tema reviste interés
cuando se trata de usucapión breve, donde es necesario para la unión de dos
posesiones, que ambas sean de buena fe.
Que proceda la una de la otra inmediatamente. Se permite más de una unión ya que
el art. usa el plural, pero debe haber un encadenamiento sucesivo. En la prescripción
breve, deben estar ligadas por un vínculo jurídico (el justo título).
Comienzo de la posesión.
Según este art., si el poseedor actual presenta en apoyo de su posesión justo título, se
presume que ha poseído desde la fecha del título. Para evitar dificultades probatorias,
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presume que ambas cosas sucedieron al mismo tiempo. Es una presunción iuris
tantum, ya que el poseedor puede haber comenzado su posesión antes o después de
la fecha consignada en el título. En definitiva, el interesado tendrá la carga de la
prueba contra la presunción.
Sentencia.
La sentencia que declara la prescripción breve (no ocurre en la larga), tiene efecto
retroactivo al momento que comenzó la posesión, que será el de la fecha del justo
título o de la registración, según el caso. La retroactividad aniquila todos los eventuales
derechos que se hubieran constituidos durante esos diez años respecto de la cosa,
porque solo así produce efectos saneatorios.
El proceso de prescripción adquisitiva debe ser contencioso, esto es, que debe
garantizarse el derecho de defensa del posible perjudicado. La demanda se dirige
contra quien figure como titular del dominio en el Registro de Propiedad del Inmueble.
Los jueces, además del certificado de dominio, suelen pedir la minuta de inscripción,
que es un extracto del acto que consta en la escritura pública (este documento se
acompaña al presentar la demanda).
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propietario anterior pierde su derecho de dominio ante el usucapiente. Por eso, el juez
dispone la inscripción de la sentencia en el Registro de Propiedad Inmueble, y la
cancelación de la inscripción anterior.
- Mariani de Vidal y Kiper: la sentencia que declara la adquisición del dominio por
usucapión es oponible desde la fecha de su inscripción en el RPI, pero, puede suceder
que la adquisición se consuma por haber operado el plazo de prescripción, y la
registración de la sentencia se haga mucho después. En ese caso, el prescribiente, no
obstante su adquisición, puede verse desprotegido por no contar con la inscripción del
dominio a su nombre. Por ello, estos autores sostienen que el interesado debe solicitar
judicialmente al promover la demanda o antes, alguna medida cautelar que advierta a
los terceros de la situación, para que puedan conocer registralmente el estado jurídico
real del inmueble.
De acuerdo al ARTÍCULO 1906 “Todos los derechos reales son transmisibles, excepto
disposición legal en contrario”.
Aquí rige el principio “nemo plus iuris” en virtud del cual nadie es capaz de traspasar
a otros más derechos (ni más extensos ni mejor) de los derechos con los que cuenta. Es
una regla indiscutible por su lógica, tiene excepciones (legales).
Sin embargo, como se establece, el derecho real es trasmisible, siempre que no exista
disposición legal en contrario. Así, entonces, el derecho de habitación no lo es. El
usufructo si es transmisible, pero no se extiende más allá de la vida del usufructuario
cedente.
En algún caso la extinción de la cosa puede ser jurídica, no física. Ej. si pasa al dominio
público del Estado, en cuyo caso no puede ser objeto de un derecho real.
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Consolidación en los derechos reales sobre cosa ajena : Se produce cuando una
misma persona reúne la titularidad de ambos derechos, ya que si alguien es dueño
no tendría sentido que mantenga un derecho real sobre su propia casa. Ej.
usufructuario que compra el inmueble. También en el derecho de superficie se
prevé la consolidación.
Otros modos: Este art. menciona causales generales que en principio abarcan a
todos los derechos reales, pero no son las únicas. En la regulación de los distintos
derechos reales se encuentran causas especiales de muchos de ellos. Ej. el
usufructo se extingue por el no uso.
Además, aquí se prevén causas de extinción absolutas (el derecho real se extingue
para todas las personas). Hay otras relativas, ej. persona vende un inmueble,
extinguiéndose el derecho real para el vendedor, pero continúa en cabeza del sucesor
particular. La enajenación, transformación, accesión y prescripción adquisitiva son
formas relativas de extinción del derecho, porque la cosa sigue existiendo en cabeza de
otro.
Como vemos, el art. 1907 del CCYC establece que, sin perjuicio de los medios de
extinción de todos los derechos patrimoniales y de los especiales de los derechos
reales, éstos se extinguen, por la destrucción total de la cosa si la ley no autoriza su
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En algún caso la extinción de la cosa puede ser jurídica, en lugar de física. Ello
ocurriría, por ejemplo, si pasa al dominio público del Estado, en cuyo caso no puede
ser objeto de un derecho real.
b) Abandono.
Si se trata de inmuebles, debe ser formalizado por escritura pública, ya que según el
artículo 1017, inc. a, deben ser otorgados por escritura pública los contratos que
tienen por objeto la adquisición, modificación o extinción de derechos reales sobre
inmuebles. Si se trata de cosas registrables, el abandono deberá ser registrado, ya sea
la inscripción declarativa o constitutiva. Los inmuebles sin dueño pertenecen al
dominio privado del Estado (art. 236, inc. a). Las cosas muebles abandonadas pueden
ser adquiridas por apropiación.
La renuncia del condómino a su parte acrece a los otros condóminos (art. 1989).
El abandono, si se trata de obligaciones propter rem (art. 1937) libera a quien lo hizo;
caso contrario no hay liberación.
La consolidación se produce en los derechos reales sobre cosa ajena cuando una
misma persona reúne la titularidad de ambos derechos, ya que si alguien es dueño no
tendría sentido que mantenga un derecho real sobre su propia cosa (ej. usufructuario
que compra el inmueble). Cabe advertir que también en el derecho de superficie se
prevé la consolidación (art. 2124). La consolidación no puede operar en perjuicio de
terceros, cuyos derechos reales deben subsistir.
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Otros modos: como bien aclara el artículo 1907, se trata de causas generales que en
principio abarcan a todos los derechos reales, pero no son las únicas. En la regulación
de los distintos derechos reales se encuentran causas especiales de muchos de ellos.
Así, por ejemplo, el usufructo se extingue por el no uso, lo que no es aplicable al
dominio.
El Cód. Civil, en el capítulo V del Título V, dedicado al dominio de las cosas y los
modos de adquirirlo, dedicaba los arts. 2578 (ex 2604) a 2584 (ex 2610) regulaba la
extinción del dominio. Con una redacción distinta, y refiriéndose al derecho de
propiedad, el art. 2578 (ex 2604) Cód. Civil rezaba: ‘’El derecho de propiedad se
extingue de una manera absoluta por la destrucción o consumo total de la cosa que
estaba sometida a él, o cuando la cosa es puesta fuera del comercio’’.
El Cód. Civ. y Com. establece que los derechos reales se extinguen por la destrucción
total de la cosa, si la ley no autoriza su reconstrucción.
La doctrina que se ocupó del tema en relación al Cód. Civil, era frecuente que
clasificara las causas de extinción del dominio en absolutas y relativas. Absolutas serían
aquellas que implican la extinción del dominio no sólo para el propietario, sino
también para cualquiera, porque hacen a la cosa objeto del derecho en sí misma que
son los supuestos contemplados por los arts. 2578 (ex 2604) y 2579 (ex 2605(46)) Cód.
Civil. Relativas serían aquellas en las cuales el derecho se extingue para el propietario
porque lo adquiere otra persona, que comprende las restantes hipótesis contempladas
en el Capítulo: arts. 2580 (ex 2606) al 2594 (ex 2610) Cód. Civil.
Con relación al abandono, se dudaba sobre ubicarlo dentro de las causales absolutas
o relativas, ya que, si bien es cierto que el derecho se extingue para el propietario, la
cosa queda sin titular, y es posible que otro adquiera el dominio de ella.
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Se ha sostenido, sin embargo, que el hecho de carecer de otro dueño exigiría una
prueba más contundente que la sola manifestación del titular registral, habida cuenta
del efecto meramente declarativo de la inscripción y el principio de "no convalidación"
de nuestra ley registral. Y como en la hipótesis de inscribirse aquella manifestación de
voluntad el Registro debería cancelar el asiento dominial del abdicante y colocar al
Estado en su lugar, dicho Registro estaría obligado a sustanciar un proceso
administrativo de investigación, de dudoso valor jurídico, para descartar otros posibles
titulares (por error en la registración o por adquisición por usucapión).
Por ello, esta doctrina concluye en que en el actual derecho vigente, en materia de
inmuebles, será necesaria —a los fines de instrumentar un abandono— la intervención
judicial que declare producido el abandono y ordene al mismo tiempo la cancelación
del asiento registral y la consignación de quien resulta el nuevo titular dominial del
inmueble abandonado (arg. art. 12, ley 17.801).
- Originarios: Aquí, la adquisición es, como decían los romanos, ex novo, lo que
quiere decir que es nueva. Si yo voy por la playa, y veo una piedra que no es de
nadie, me la puedo apropiar, y adquirir el dominio de la misma, al no reconocer
otro derecho anterior.
Como principio, nadie puede transmitir a otro un derecho mejor o más extenso que el
que tiene. Esta regla es solo aplicable en materia de adquisiciones derivadas.
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Simón García Méndez
La tradición no era siempre traslativa del derecho real (ej. podía tratarse de un
préstamo). Para que lo fuera, necesitaba de una causa antecedente que fuera idónea,
una iusta causa.
Hoy en día, con el Código Civil y Comercial, las adquisiciones derivadas, para ser
válidas, deben contar con título y modo.
Tal título debe ser idóneo para poder transmitir el derecho real en cuestión. A veces,
el título, en sentido sustancial, carece de idoneidad para ello (ej. locación, comodato,
depósito), por lo que, si bien hay una entrega de la cosa, no hay transmisión de
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Simón García Méndez
derecho real. Se diferencian así, entonces, los títulos traslativos de derechos reales, de
los no traslativos.
Además del título, se requiere del modo, esto es, de la tradición, que, en simples
palabras, implica la entrega de la cosa, el desplazamiento de la misma de la esfera de
poder de un sujeto hacia la esfera de poder de otro sujeto.
Indica la primera parte del artículo 1892 del CCyC: “La adquisición derivada por actos
entre vivos de un derecho real requiere la concurrencia de título y modo suficientes…”.
¿Qué es la suficiencia del título y qué es la suficiencia del modo? Continúa el mismo
artículo: “… Se entiende por título suficiente el acto jurídico revestido de las formas
establecidas por la ley, que tiene por finalidad transmitir o constituir el derecho real.”
Entonces, es el conjunto del aspecto sustancial con el aspecto formal de los títulos,
sumado a su idoneidad para transmitir o constituir derechos reales (ej. compraventa,
permuta, donación, dación en pago).
Decía Allende que la tradición es un acto jurídico bilateral y real, algo que da a
entender la noción de materialidad física, de desplazo de la cosa. Importa un
despliegue de energía que posibilita ello.
Fernández León decía que la tradición es como un envase vacío, cuyo contenido lo
llena el acto antecedente. Díez-Picazo sostenía que ello era un acto incoloro, cuyo
color era aportado por tal acto mencionado.
No obstante, hay casos en los que la tradición implica la entrega de una cuota ideal
(ej. 33% de la propiedad de un barco). En tales casos, no hay un desplazamiento físico,
pues ello es imposible. Allí, tal tradición se encuentra circunscripta en el acto jurídico
(ej. contrato de compraventa).
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Simón García Méndez
- Constituto previsorio.
A veces se firma un boleto que no es título suficiente para transmitir el derecho real
por no cumplir las solemnidades requeridas por la ley para ello. En sentido formal, no
habría título (algunos autores dicen que tampoco lo habría en sentido sustancial, pues
se trataría de una promesa de celebrar un contrato).
Pero en tales casos, puede suceder que la entrega de la cosa ya se haya realizado. No
obstante, no se configura todavía la transmisión del derecho real de dominio.
2 supuestos:
a) “Cuando la cosa es tenida a nombre del propietario, y éste por un acto jurídico
pasa el dominio de ella al que la poseía a su nombre”.
Ej. locatario compra el inmueble que alquila, al locador, quien era el propietario. No es
necesario restituir la cosa, para luego volver a tenerla.
Ej. Locador, como propietario del inmueble, le vende el mismo a un tercero. Este
adquirente, no tendrá la cosa, hasta que finalice el contrato de locación que se
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Simón García Méndez
- Constituto previsorio.
Deberá haber un acto que justifique esta tenencia actual sobre la cosa del antiguo
poseedor. Sino, podría tratarse este acto de una simulación o un fraude.
Debe tener el acto fecha cierta. Ejemplos: certificación de firmas, firma de persona
fallecida (escuchar bien esta parte).
Artículo 1926. Relación de poder vacua. “Para adquirir por tradición la posesión o la
tenencia, la cosa debe estar libre de toda relación excluyente, y no debe mediar
oposición alguna.”
En el resto de los derechos reales que se ejercen por la posesión, si se cumplía con la
tradición, entonces ella permitía un nacimiento de una nueva publicidad en cabeza del
adquirente. A ello se llama publicidad posesoria.
En fin, la inscripción registral (sistema recogido por el Código vigente) tiene como fin
la publicidad, y así, la oponibilidad a terceros. Esta inscripción es declarativa (solo en
muy pocos casos es constitutiva, ej. transferencia de automotores “Si el modo
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Simón García Méndez
Quien participó de un acto, aun sin ser parte, no puede desconocerlo por aun éste no
estar inscripto en el registro correspondiente. No obstante, De Rosa entiende que la
segunda parte del artículo, la que hace referencia al conocimiento sobre el título, es
errónea, al no incluir un posible conocimiento sobre el modo. Obviamente que no
siempre la tradición implica la transferencia de un derecho real, pero la persona que
conoció su existencia, entonces tendrá cierto conocimiento sobre ello, por lo que ya no
podría invocar la buena fe para defenderse. Sería ilógico pensar que conocer el título
genera una obligación de respeto, pero que conocer el modo no genera lo mismo.
“La oponibilidad no recae sobre la validez o invalidez de los actos, sino sobre sus
efectos” (Japiot, autor francés). Oponer implica la posibilidad de hacer valer un acto
ante terceros, pudiendo así, en el marco de un proceso judicial, utilizarlo para
defenderse. Es por ello que, para poder oponer un derecho real, es necesario que
todas las personas tengan la posibilidad de conocerlo, de forma que lo conocerán (o
tendrán la posibilidad de hacerlo) con su publicidad registral.
a) Publicidad registral.
b) Publicidad posesoria.
- A compra una casa, y luego se muda a otra provincia. B usurpa la casa, y pasa a
poseer la cosa. A publicita registralmente, B publicita con su posesión.
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Entonces, lo que sucederá, es que se aplicará la máxima prior in tempo potior in iure,
pero con un ingrediente: la buena fe. Siempre tendrá mejor derecho quien haya
llegado primero en el tiempo, siempre que fuera de buena fe.
El Código de Vélez decía que “la culpa del deudor en el cumplimiento de la obligación
consiste en la omisión de aquellas diligencias que exigiere la naturaleza de la
obligación, y que correspondiesen a las circunstancias de las personas, del tiempo y del
lugar.” Así, en el segundo ejemplo, el banco que otorgaría el crédito a A, podría haber
practicado una diligencia de constatación, a través de un escribano. Nadie puede
alegar su propia torpeza (Nemo auditur propriam turpitudinem allegans).
Si todos los vendedores fueran realmente propietarios de las cosas que venden,
fueran realmente capaces de venderlas, si aquellos que dicen ser únicos herederos
realmente lo fueren, entonces el derecho podría circular de manera muy aceitada
sobre los carriles de la lógica. Pero por no ser así, es que el derecho no siempre puede
abarcar todas las soluciones posibles, y es en esos casos en que está la figura del
intérprete, de la doctrina y de la jurisprudencia. Por ello, no basta con saber el texto de
la ley.
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